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DERECHO CIVIL

LAS UNIDADES MÍNIMAS DE CULTIVO


EN LA LEGISLACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN
teodora Felipa torres García
catedrático de derecho civil
universidad de valladolid

La Unidad mínima de cultivo surge íntimamente unida con la llamada Con-


centración parcelaria, con el fin de que las parcelas resultantes de esta tuvie-
ran el carácter de indivisibles o, no siéndolo, si su división originaba una
parcela de extensión inferior a aquella se sancionara ese acto con la no vali-
dez. Las sucesivas leyes de concentración parcelaria a ella se fueron refirien-
do, y lo hacen tanto agronómica como jurídicamente. La Ley de Unidades
Mínimas de Cultivo (LUMC) de 15 de julio de 1954 extiende el concepto a to-
da propiedad rústica, dejándose la determinación de la extensión de la Uni-
dad mínima a normas de carácter administrativo.
La Ley 14/1990, de Concentración Parcelaria de Castilla y León, responde a
las directrices tradicionales de esta legislación, si bien en nuestro caso limi-
tada por la falta de competencias en «legislación civil» (artículo 149.1.8.ª de
la CE), por lo que necesitará de un acomodo con la Ley 19/1995, de 4 de ju-
lio, de Modernización de Explotaciones Agrarias (LMEA), toda vez que en ella
se recoge el régimen de las Unidades mínimas de cultivo: La protección que
les otorga el ordenamiento jurídico adquiere especial relevancia en la no ins-
cripción en el Registro de la Propiedad de la segregación o división realizada
si no cumple con los parámetros de los artículos 78 a 80 de las Normas Com-
plementarias del Reglamento Hipotecario (NCRH), aprobadas por Real De-
creto 1093/1997, de 4 de julio, sobre Inscripción de Actos de Naturaleza
Urbanística, siendo este último el que remite a la Administración agraria tan-

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to la comprobación de la extensión de la parcela segregada como de la ex-


cepción a dicha extensión en los casos en que esta proceda, lo que se verifi-
cará si se cumple con las medidas de la Legislación Urbanística de Castilla y
León [artículos 24.2, 97.t) y 104 de la Ley 5/1999, de Urbanismo de Castilla
y León, y 288.2.b) y 309 del Reglamento de Urbanismo de Castilla y León de
2004], en las que se residencia la efectividad de los actos de división o segre-
gación tradicionalmente abocados a un fin en concreto. La apreciación de su
propia normativa por la Dirección General de los Registros y del Notariado y
su mutante posición ante la figura del silencio administrativo —artículo 80 de
las NCRH— es el punto de partida de esta reflexión.

SUMARIO

1. PlanteaMiento.
2. las unidades MíniMas de cultivo: su conFiGuración en la coMu-
nidad autónoMa de castilla y león. ley 14/1990, de 28 novieMBre
de concentración Parcelaria.

2.1. estructura formal de la ley.


2.2. contenido sustantivo.

2.2.1. dividir o segregar: limitación de las facultades dispositivas del titular.


2.2.2. Ámbito de protección de las unidades mínimas de cultivo.

2.2.2.1. dualidad legislativa.


2.2.2.2. la nulidad como sanción.
2.2.2.3. excepciones legales: aporía urbanística.

2.2.3. régimen específico para el acceso al registro de la propiedad.

2.2.3.1. actuación de la administración agraria: acuerdo previo.


2.2.3.2. silencio administrativo: su operatividad.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

listado de abreviaturas utilizadas:


adc anuario de derecho civil. lucl ley de urbanismo de castilla y león.
cc código civil. lucM ley de unidades Mínimas de cultivo.
ccjc cuadernos civitas de jurisprudencia civil. ncrh normas complementarias del reglamen-
to hipotecario.
ce constitución española.
rcdi revista crítica de derecho inmobiliario.
eacyl estatuto de autonomía de castilla y león.
rdaa revista de derecho agrario y alimentario.
lar ley de arrendamientos rústicos.
rdGrn resolución de la dirección General de los
lcP ley de concentración Parcelaria. registros y del notariado.
lcPcl ley de concentración Parcelaria de cas- rdl real decreto-ley.
tilla y león.
rh reglamento hipotecario.
lh ley hipotecaria.
rja repertorio de jurisprudencia aranzadi.
lMea ley de Modernización de explotaciones
agrarias. rucl reglamento de urbanismo de castilla y
león.
lrda ley de reforma y desarrollo agrario.
stc sentencia del tribunal constitucional.
lrjaP-Pac ley de régimen jurídico de las admi-
nistraciones Públicas y del Procedimiento sts sentencia del tribunal supremo.
administrativo común.
trlsou texto refundido de la ley sobre régimen
ls ley de suelo. del suelo y ordenación urbana.

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1. PLANTEAMIENTO

las unidades mínimas de cultivo nacen íntimamente ligadas con la denominada


concentración parcelaria, no en vano la primitiva ley de concentración Parce-
laria (lcP) de 20 diciembre de 1952 (1), de carácter experimental, así lo señala
en su exposición de Motivos, y en el artículo 9 establece: «Una vez realizada la
concentración parcelaria las fincas de extensión igual o inferior a la fijada para las
unidades mínimas de cultivo, tendrán la consideración de cosas indivisibles y la
parcelación de predios de extensión superior a la dicha unidad solo será válida
cuando no dé origen a parcelas de extensión inferior a ella», unidad mínima fija-
da para cada término municipal, con extensión diferente según que la finca rús-
tica sea de secano o regadío, así como su ubicación geográfica, ya que su
determinación se hace administrativamente previo informe de los órganos com-
petentes de las diversas provincias afectadas. este sistema, aunque se prevé
para unas fincas en concreto que son las fincas de reemplazo resultantes de un
proceso de concentración parcelaria, se extiende no obstante a todo el territorio
nacional por la ley de 15 de julio de 1954 (2), de unidades Mínimas de cultivo
(luMc), que como su nombre indica a ellas se refiere. en el preámbulo así lo jus-
tifica: «parece aconsejable dictar medidas complementarias para evitar que se
continúe produciendo la atomización de la propiedad en las zonas no concen-
tradas, ya que de no ser así se extendería un problema en cauce de solución…».

1. vid. Boe de 23 de diciembre de 1952, núm. 358, pp. 6305 y ss. también en su disposición adicional se
añade: «… La Comisión propondrá asimismo en el indicado proyecto de Ley todas aquellas medidas legales
que directa e indirectamente sirvan al fin propuesto o eviten la parcelación de la propiedad por debajo de lími-
tes convenientes».
2. vid. Boe de 16 de julio de 1954, núm. 197. la ley se estructura en ocho artículos. se centra en la finca
indivisible, que según el artículo 2 de la luMc será la igual o inferior a la extensión de la uMc pero también,
aunque sea superior, no se puede dividir si no es respetando tal límite. sobre el ámbito de aplicación de esta
legislación vid. PeÑa Bernaldo de Quirós, M.: «la conservación de las unidades agrarias», en Derecho
Civil: Estudios, Comentarios y Notas, t. ii. ed. centro de estudios Financieros/colegio de registradores de la
Propiedad y Mercantiles de españa, Madrid, 2009, pp. 1213 y ss.

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Posteriormente el desarrollo normativo ha sido a través de diversas leyes que


tenían entre sus objetivos la concentración parcelaria (3), terminando este pro-
ceso con el traslado de su régimen jurídico a la ley 19/1995, de 4 de julio, de
Modernización de las explotaciones agrarias (lMea), dedicándose a ello los
artículos 23 a 27; el primero de los citados con el carácter de legislación bá-
sica de acuerdo con el artículo149.1.13.ª de la ce, lo que sin más supuso la
derogación por la mencionada ley del régimen jurídico contenido en los ar-
tículos 43 a 48 de la ley de reforma y desarrollo agrario aprobada por de-
creto 118/1973, de 12 de enero (4), incardinándose en este contexto la ley
14/1990, de 28 de noviembre, de concentración Parcelaria de castilla y león.
dos cuestiones ha planteado el régimen de las unidades mínimas de cultivo:
una desde la titularidad del propietario de la finca rústica que ve limitado su po-
der de disposición —no puede dividir, ni segregar parte de su finca, si no es ate-
niéndose a la extensión fijada legalmente para la unidad mínima de cultivo—;
la otra, íntimamente ligada con la anterior, consiste en determinar la sanción al
acto que contraviene la normativa específica para estos supuestos estableci-
da —no proceder a su división por debajo de ella—. sobre este punto podemos
adelantar que no ha habido unanimidad sobre la sanción correspondiente a la
infracción, habiendo esta vacilado de lo más —nulidad de pleno derecho del ac-
to dispositivo y la ineficacia como título para transmitir el derecho— a lo menos
—derecho de adquisición de los dueños de fincas colindantes con las parcelas
que resulten de extensión inferior a la unidad mínima de cultivo cualquiera que
fuere su poseedor por el justo precio, caducando el derecho por el transcurso
de los cinco años desde la segregación o división indebida— (5).
tampoco ha existido unanimidad ni sobre a qué propiedad rústica debían apli-
carse las limitaciones dispositivas dimanantes del régimen de la unidad mínima

3. vid. decreto de 10 de agosto de 1955, por el que se aprueba el texto refundido de las leyes de con-
centración Parcelaria (Boe de 26 de septiembre de 1955, núm. 269, p. 5522), ley 3/1962, de 14 de abril, com-
plementaria de la concentración parcelaria (Boe de 16 de abril de 1962, núm. 91, p. 5095) y ley de
concentración Parcelaria, texto refundido de 8 de noviembre de 1962 (Boe de 10 de noviembre de 1962, núm.
270, p. 15953) en la que bajo la rúbrica de la conservación de la concentración parcelaria los artículos 72 a 76
regulan la materia de las unidades Mínimas de cultivo.
4. vid. GóMeZ y GóMeZ jordana, F.: «líneas Generales de la ley de reforma y desarrollo agrario», Comen-
tarios a la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, 3.ª ed., Ministerio de agricultura-iryda, Madrid, 1975, pp. 77 y ss.
5. vid. corral dueÑas, F.: «régimen de las parcelaciones en suelo rústico», en Revista Crítica de De-
recho Inmobiliario, núm. 679 bis, año lXXiX, en homenaje a Francisco corral dueÑas, p. 839, critica du-
ramente esta sanción tan débil al acto así realizado.

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de cultivo; no había duda de que esta afectaba a la propiedad rústica concen-


trada, teniendo en este caso especial incidencia sobre las denominadas fincas
de reemplazo —artículos 230 y 239 de la lrda (6)— o sobre toda finca rústica
cuya titularidad no ha sido atribuida en un proceso de concentración parcelaria;
mi opinión es que afecta a todo tipo de titularidad rústica; pues bien, a pesar de
esta afirmación no hay que olvidar a un sector doctrinal (7) que entendió que no
eran aplicables a la división o segregación de fincas de reemplazo las conse-
cuencias que a la división ilegal el artículo 3 de la luMc, de 15 de julio de 1954,
arbitró para toda clase de fincas rústicas: «Tendrán el derecho de adquirirlas por
su justo precio los dueños de las fincas colindantes con las parcelas que resul-
ten de extensión…» Pero tampoco ha habido unanimidad sobre el alcance de-
rogatorio que tuvo la disposición final derogatoria de la ley de reforma y
desarrollo agrario, texto refundido de 12 de enero de 1973. ¿se limita esta a
las disposiciones individualmente nominadas todas ellas normas legales o por el
contrario se extiende también a aquellos actos normativos que no teniendo el
valor de ley sin embargo completan el alcance de la ley derogada? Me estoy re-
firiendo en concreto a dos normas que seguían vigentes hasta la ley de refor-
ma y desarrollo agrario, ya que completaban la legislación de unidades mínimas
de cultivo: los decretos de 25 de marzo y 22 de septiembre de 1955 y la orden
de 27 de mayo de 1958 (8). su vigencia ha sido mantenida en cuanto que normas
sectoriales posteriores a ella contenían referencia a su extensión para la adqui-
sición preferente de un determinado derecho (así se fijaba en el caso de ser va-
rios los arrendatarios en el artículo 93.1.º de la lar (9) (ley 83/1980, de 31

6. vid. torres García, t.F.: «efectos registrales de la concentración Parcelaria», Estudios en homenaje
a Manuel Amorós Guardiola, vol. ii, ed. colegio registradores de la Propiedad y Mercantiles de españa, Ma-
drid, 2006, p. 2892. ibíd. corral Gijón, c.: La protección Registral del Suelo Rústico, ed. servicio de estu-
dios del colegio de registradores, Madrid, 2005, pp. 227 y ss.
7. vid. GóMeZ GóMeZ, a.: «acerca de la ley de unidades Mínimas de cultivo», Revista Crítica de Dere-
cho Inmobiliario, 1955, pp. 445 y ss.
8. vid. díeZ-PicaZo GiMÉneZ, l.M.ª: La derogación de las Leyes, ed. civitas, año 1990, pp. 107 ss. ibíd.
García ruBio, M.ª P.: Introducción al Derecho Civil, ed. cálamo. colección Manuales Básicos, Barcelona,
2002, pp. 133 y ss., donde se hace una erudita exposición de los diferentes criterios mantenidos para fijar el al-
cance derogatorio de las normas.
9. vid. la sts de 10 de marzo de 1986, rja 1173. Ponente: excmo. sr. don cecilio serena velloso: «…
mas no existe la condición que se alega ya que el Decreto de 25 de marzo de 1955, establecía únicamente los
límites máximos y mínimos que en las diversas provincias habían de asignarse a las Unidades Mínimas de Cul-
tivo… que es justo lo que efectuó la Orden de 1958… derogación operada por la Ley 1973 y que afecta única-
mente… gozando de la vigencia que le reconoce la sentencia…».

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diciembre, de arrendamientos rústicos). en el caso contrario ¿cuál hubiera si-


do la extensión superficial a aplicar a estas fincas y poder determinar su coinci-
dencia con la unidad mínima de cultivo si la extensión superficial de esta no
estaba fijada ni con alcance general —por la derogación general en la ley de
1973— ni por la comunidad autónoma correspondiente? el mantener su no de-
rogación (10) encontró respaldo legislativo, ya que las comunidades autónomas
empiezan a fijar la extensión de la conocida como unidad mínima de cultivo
—entre ellas castilla y león lo hace por decreto de 16 de agosto de 1984—;
otras expresamente remiten a la referida orden de 27 de mayo de 1958, bien por-
que no la habían señalado todavía o bien porque aún no tienen fijada la exten-
sión (11), de suerte que la permanencia de la vigencia de la orden de 1958 ha sido
una realidad, y lo es en aquellas comunidades autónomas que todavía no la
han fijado, ya que a tenor del artículo 23.2 de la lMea «Corresponde a las Co-
munidades Autónomas determinar la extensión de las Unidades Mínimas de Cul-
tivo para secano y para regadío…» (12).
a esta problemática no ha sido ajeno el real decreto 1093/1997, de 4 de julio,
por el que se aprueban las normas complementarias del reglamento para la
ejecución de la ley hipotecaria para la inscripción de actos de naturaleza ur-
banística (13). en el artículo 80 de las ncrh, bajo la rúbrica de «Fincas de di-
mensión inferior a la parcela mínima de cultivo» contiene el siguiente tenor:
«Cuando se trate de actos de división o segregación de fincas inferiores a la uni-
dad mínima de cultivo, los Registradores de la Propiedad remitirán copia de

10. vid. torres García, t.F.: «comentario a sts de 10 de marzo de 1986 (rja 1173), en CCJC, núm. 11,
p. 3572, donde se recogen las razones de su no derogación.
11. vid. delGado de MiGuel, F.j.: Instituciones de Derecho Privado, t. ii, Reales, vol. i, ed. consejo General
del notariado-civitas, Madrid, 2002, pp. 245, 258; en sus páginas se refleja la situación de las unidades Mínimas
de cultivo en las diversas comunidades autónomas. ibíd. carretero García, a.: Empresa Agraria y profe-
sionales de la Agricultura en el Derecho Español y Comunitario, ed. comares, Granada, 2003, pp. 162 y ss.
12. vid. dGrn de 2 de noviembre de 2004 (Boe de 24 de diciembre de 2004, núm. 309, p. 41744), que man-
tiene la vigencia de la orden de 1958 en castilla-la Mancha. ibíd. doMínGueZ luelMo, a.: Tanteo y Retracto
de colindantes en la Ley 19/1995, de Modernización de las Explotaciones Agrarias, ed. la ley, Madrid, 2000,
pp. 42 y ss.
13. vid. Boe de 23 de julio de 1997, núm. 175. Fue la disposición adicional décima de la ley del suelo de 25
de julio de 1990, la que recomendaba al Gobierno la aprobación de las modificaciones del reglamento hipoteca-
rio necesarias para su desarrollo, señalando un plazo de 6 meses para ello. si bien el plazo se superó con creces
y el reglamento se hizo esperar hasta 1997, aunque en ese periodo se aprobó el texto refundido de la ley sobre
régimen del suelo y ordenación urbana, rdl 1/1992, de 26 de junio, y la importante sentencia del tribunal
constitucional de 20 de marzo de 1997 (Boe de 25 de abril de 1997, suplemento núm. 99, pp. 3 y ss.).

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

los documentos presentados a la Administración Agraria competente, en los


términos previstos en el apartado 5 del artículo anterior. Si dicha Administración
adoptase el acuerdo pertinente sobre nulidad del acto o sobre apreciación de
las excepciones de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 23 y 24 de la Ley
19/1995, remitirá al Registrador certificación del contenido de la resolución re-
caida. En el caso de que transcurran cuatro meses desde la remisión o de que
la Administración agraria apreciase la existencia de alguna excepción el Re-
gistrador practicará los asientos solicitados o denegará la inscripción si la re-
solución citada declarase la nulidad de la división o segregación» (14). la
cuestión se plantea porque el acto de división o segregación ha dado lugar a
una parcela cuya extensión resulta contraria a la normativa sobre unidades mí-
nimas de cultivo, y la sanción que tal acto lleva consigo, a tenor del artículo
24.2 de la lMea, es «la nulidad y no producción de efectos transmisivos ni en-
tre partes ni frente a terceros» (15), a no ser que se estuviera ante alguna de las
excepciones enumeradas en el propio texto —artículo 25 de la lMea— que
permitiera su división o segregación, y además porque no deja de ser un or-
ganismo administrativo, administración agraria competente, la que bien positi-
vamente de manera expresa o por silencio positivo o, negativamente, la que
decidirá en la actuación que el registrador deberá llevar a efecto (16).

2. LAS UNIDADES MÍNIMAS DE CULTIVO:


SU CONFIGURACIÓN EN LA COMUNIDAD AUTÓNOMA
DE CASTILLA Y LEÓN
la ley de concentración Parcelaria, ley 14/1990, de 28 de noviembre
(lcPcl) (17), supuso la consagración legislativa de esa competencia exclusi-

14. vid. cuesta sÁenZ, j.M.ª de la: «la unidad Mínima de cultivo y el registro de la propiedad», Estudios en
homenaje a Manuel Amorós Guardiola, vol. i, ed. colegio de registradores de la Propiedad y Mercantiles de es-
paña. Madrid, 2006, p. 911, donde se muestra muy crítico con esta intervención en el proceso de inscripción.
15. vid. cosialls uBach, M.: «la transmisión de finca inferior a la unidad mínima de cultivo». revista crí-
tica de derecho inmobiliario, núm. 707, año 2008, p. 1073. ibíd. lóPeZ FernÁndeZ, l.M.: «legislación ur-
banística e inscripción registral a través de la doctrina de la dirección General registros y notariado». ed.
civitas-thomson, Madrid, 2009, pp. 97 y ss.
16. vid. la rdGr de 10 de junio de 2009 (Boe de 29 de junio de 2009, núm. 158, p. 54102), ante la negati-
va a inscribir de la registradora se «declaro la no inscripción vía artículo 80 de las ncrh al ser negativa la re-
solución de la administración agraria (consejería de agricultura) en la …que declara nulo el acto de división.
17. vid. Boe de 1 de febrero de 1991, núm. 28.

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va que el artículo 148.7.ª de la ce otorga a nuestra comunidad autónoma y


que resulta plasmada en el anterior estatuto de autonomía de castilla y león
aprobado por ley orgánica 4/1983, de 25 febrero, en su artículo 26.1.9
(eacyl) (18). ley que tiene entre sus finalidades la ordenación de la propiedad
rústica con vistas a dotar a las explotaciones de una estructura adecuada…
artículo 3 de la lcPcl, completando dicho precepto con el traslado a éste del
contenido del artículo 173 de la lrda, de 1973, todo ello bajo la armonización
del derecho de propiedad y su función social, de acuerdo con lo establecido
en la constitución española, según dicta el artículo 1.º de la lcPcl.
desde su entrada en vigor, la ley 14/1990, de 28 de noviembre, ha sido ob-
jeto de varias reformas (19), si bien ninguna de ellas afectó al título ii referido
al régimen de las unidades mínimas de cultivo, como tampoco lo hizo la stc
de 2 de julio de 1998 (20), que resolvió el recurso de inconstitucionalidad inter-
puesto contra determinados preceptos —artículos 7.1.º, 66, 94 y 100 letra b)—
por ser contrarios al texto constitucional.
son los artículos 9 a 15 de la lcPcl, bajo la rúbrica «Régimen de unidades
mínimas de cultivo en las zonas concentradas», los dedicados a regular esta
materia, si bien a ellos debe añadirse la remisión que en la disposición tran-
sitoria 2.ª se hace al decreto 76/1984, de 16 de agosto, por el que se fija la su-
perficie de la unidad mínima de cultivo a efectos de lo dispuesto en el artículo
9 de esta ley (21). Fijación que se extiende a cada uno de los términos muni-
cipales que integran la comunidad autónoma de castilla y león —artículo 1.º
del decreto 76/1984, de 16 de agosto—.

18. Por la ley orgánica 14/2007, de 30 noviembre, se aprueba la reforma del estatuto de castilla y león,
residenciando en su artículo 70 y como competencia exclusiva: «13.º Desarrollo rural»; «14.º Agricultura, ga-
nadería…, de acuerdo con la ordenación general de la economía», y «16.º Tratamiento especial de las zonas
de montaña».
19. vid. ley 4/2005, de 23 de mayo, de modificación de las leyes 14/1990, de 28 de noviembre, y 11/2005,
de 24 de noviembre, por la que además de modificar ciertos aspectos de la ley se añade una nueva disposi-
ción transitoria, la 3.ª ambas leyes fueron dictadas con el único fin de mejorar la ley 14/1990.
20. vid. (rtc, recurso 1998/150) Pleno. Ponente: excmo. sr. d. rafael MendiZÁBal allende, además
de declarar inconstitucionales y nulos los preceptos sometidos a la inconstitucionalidad añade… «de peligrosa
técnica legislativa adquirida al reproducir legislación estatal». sobre ello, vid. «la proliferación legislativa: un
desafío para el estado de derecho». dir. Prof. aurelio MenÉndeZ MenÉndeZ. ed. thomson-civitas, Madrid,
2004, p. 47.
21. vid. Bocyl de 27 de agosto de 1984, núm. 36. vid. vattier FuenZalida, c. y esPín alBa. i.: Dere-
cho Agrario, ed. reus, Madrid, 2005, pp. 44 y ss.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

2.1. ESTRUCTURA FORMAL DE LA LEY

la regulación en el título ii de la ley 14/1990, lcPcl, del régimen jurídico


de las unidades mínimas de cultivo responde al esquema más clásico en
su formulación. esta calificación afecta no solo a su denominación sino
también a la referencia a un tipo de titularidad de fincas rústicas: fincas de
reemplazo.
en relación con lo primero —unidades mínimas de cultivo— recoge una ex-
presión de rancio abolengo histórico con procedencia en el derecho italiano,
en concreto los artículos 846 a 849 del Codice Civile —Minima unità coltura-
le— hoy derogados (22); en ellos se definía «como aquella extensión de terre-
no necesario y suficiente para el trabajo de una familia agrícola y para poder
desarrollar en ella un cultivo conveniente según las reglas de la buena técni-
ca agraria» (23). la denominación es recibida en la ley de 15 de julio de 1954,
luMc, residiendo su preocupación en definirlas según sean de secano o re-
gadío pero no de fijar su extensión, que se dice será por decreto —artículo
1— (23). sin embargo, y aunque se puede no estar de acuerdo en que su im-
plicación lo es solo en relación con las fincas rústicas en la actualidad también
se ha extendido a otros tipos de propiedad el mensaje de las unidades míni-
mas. en este sentido la ley 3/2009, de 6 de abril, de Montes de castilla y
león (24), en su disposición adicional séptima señala, bajo la rúbrica «Límite a
la divisibilidad de la propiedad forestal»: «Las extensiones de montes iguales
e inferiores a veinticinco hectáreas tendrán la consideración de indivisibles y
les serán de aplicación las disposiciones establecidas para las Unidades Mí-
nimas de Cultivo en los artículos 24 y 25 de la LMEA y los artículos 11 y 12 de
la Ley 14/1990, de 28 de noviembre, de Concentración Parcelaria de Cas-
tilla y León». con su excepción a la extensión señalada y en esta dirección de-
be enunciarse la orden ayG 29/2008, de 4 de febrero, en la que se establecen

22. vid. decreto legislativo de 29 de marzo de 2004, núm. 99, «Disposición in materia di soggetti e attivitá,
Integritá aziendale e semplificazione amministrativa in agricultura, a norma dell’articolo 1, comma 2, lettere d),
f), l) e e) della legge 7 marzo 2003, n 38» (G.u. n 94 del 22 aprile 2004. se incorpora al artículo 5 del dl 18
maggio 2001 un artículo 5 bis cuyo núm. 10 dice: «Gli articoli 846, 847 e 848 del Codice Civile sono abrogati».
23. vid. MartíneZ de Bedoya, i.: «observaciones sobre la fijación de unidades Mínimas de cultivo», Re-
vista Crítica Derecho Inmobiliario, 1955, p. 163.
24. vid. Bocyl de 16 de abril de 2009. suplemento del núm. 71, año XXvii, p. 18. ibíd. la ley de Montes
43/2003, de 21 de noviembre, en sus artículos 5.3.ª y 26 de la lM, a ellas se refiere.

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las unidades mínimas de cultivo agroambientales en la comunidad de casti-


lla y león (25).
lo segundo se solventa con la propia expresión: régimen de las unidades
Mínimas de cultivo en las Zonas concentradas, lo que lleva consigo la ex-
clusión en su aplicación de aquellas fincas rústicas que no sean resultado de
una concentración parcelaria (26). como consecuencia, la ley 14/1990 sigue
el modelo instaurado en el artículo 9 de la lcP de 1952, en su consideración
como cosas indivisibles a las fincas de reemplazo, y que alcanza su total con-
sagración en el texto refundido de la ley de 8 de noviembre de 1962, sobre
concentración Parcelaria. en ella, bajo el título de conservación de la con-
centración, les dedica los artículos 72 a 76 (27), destacándose la llamada con-
servación agronómica e instaurando la nulidad absoluta si se originaban
divisiones de fincas inferiores a la unidad mínima de cultivo y la legitimación
al servicio de concentración Parcelaria para instar judicialmente la nulidad de
tales actos. al optar por esta solución, nuestra ley se aparta de la estructu-
ra y del fin que se persiguió con la ley de reforma y desarrollo agrario
118/1973, de 12 de enero, en la que derogando la normativa anterior (tanto
la ley de 15 de julio de 1954 como la de 8 de noviembre de 1962; la prime-
ra de unidades mínimas de cultivo de aplicación general a todas las fincas
rústicas, la segunda de concentración parcelaria y en consecuencia aplicable
a las fincas resultantes de esta), pretendió que su normativa fuera de aplica-
ción general, sin distinción del origen de la titulación de las fincas; para ello
ubica el régimen jurídico de las unidades mínimas de cultivo en los artículos
43 a 48 (28), en el libro ii de la lrda, que bajo la rúbrica «Adquisición, re-
distribución y régimen de tierras» —normas de derecho de colonización—

25. vid. Bocyl de 12 de febrero de 2008, núm. 29, p. 2461.


26. vid. valencia i sancho, e.: «la concentració Parcellària en el Marc constitucional i comunitari», Re-
vista Catalana de Dret Privat, vol. 9, 2008, Barcelona, 2009, p. 118, donde se aboga por un nuevo concepto de
concentración parcelaria y de la extensión de las fincas concentradas.
27. vid. corral dueÑas, F.: El Registro de la Propiedad y la Legislación Social Agraria, ed. centro de es-
tudios hipotecarios. Madrid, 1977, p. 96, donde distingue entre conservación agronómica y conservación jurí-
dica, siendo los notarios y registradores los encargados de ella; el artículo 70 de la lcP de 1962 regula
minuciosamente su actuación.
28. tales preceptos fueron derogados por la disposición derogatoria única de la ley 19/1995, de 4 de julio,
de Modernización de las explotaciones agrarias, y lo fue de manera expresa el título iii del libro ii de la
lrda, aprobada por decreto 118/1973, de 12 de enero.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

pero lo suficientemente alejadas de la concentración Parcelaria, artículos


171 a 239 de la lrda, lo que supuso la unificación del régimen de unidades
mínimas de cultivo, rescatando eso sí figuras que estaban en la ley de 1954,
así «la sanción a la infracción al acto en contra de lo revisto en el artículo 44
LRDA» —parcelas inferiores a la unidad mínima de cultivo—, como la con-
cesión a los dueños de las fincas colindantes, el derecho de adquirirlas… —ar-
tículo 45 de la lrda— (29).
Por ello, al volver la ley 14/1990 al sistema anterior de las leyes regulado-
ras de la concentración parcelaria fue recibida positivamente por parte de la
doctrina (30), aunque esto suponga al menos en ese momento la existencia de
dos regímenes jurídicos en este aspecto: uno para las fincas concentradas, y
para las no concentradas la regulación general —artículos 24 a 26 de la
lMea (31) —, la cual por otra parte también introduce soluciones que a su vez
rescata de la ley de 1954.

2.2. CONTENIDO SUSTANTIVO

comienza la ley de concentración Parcelaria de castilla y león definiendo


qué entiende por unidad mínima de cultivo, pero lo será a efectos de esta ley,
artículo 9, ya que en cuanto a su extensión no aporta nada nuevo, pues rige
el decreto 76/1984, de 16 de agosto (32). en relación a los actos que pueden

29. la crítica al régimen de las unidades mínimas de cultivo tal y como se reguló en la lrda fue casi unáni-
me. corral dueÑas, F.: «régimen de las parcelaciones en suelo rústico», ob. cit., p. 888, critica el régimen
en ella establecido; ineficaz retracto en ella recogido, que además se hacía extensivo también a las fincas con-
centradas.
30. vid. de los MoZos y de los MoZos j.l.: «el régimen de las unidades Mínimas de cultivo: estado
actual de la cuestión y referencia al decreto de la junta de castilla y león», RDAA, núm. 9-10, año 1987, p. 59
y ss.; ibíd. arniches Barrón, P.: «el régimen de indivisibilidad de las unidades Mínimas de cultivo en la
ley 19/1995, de 4 julio, de Modernización de las explotaciones agrarias», Anuario Jurídico de La Rioja, núm. 3,
año 1997, pp. 187 y ss.
31. vid. carretero García, a.: Empresa Agraria y Profesionales de la Agricultura, en el Derecho Espa-
ñol y Comunitario, ob. cit., pp. 162 y ss. ibíd. corral Gijón, M.c.: La Protección Registral del Suelo rústico,
ob. cit., pp. 227 y ss.
32. vid. cuesta, j.M.ª de la: «régimen de las unidades Mínimas de cultivo», Anuario Jurídico de La Rioja,
núm. 3, año 1997, pp. 50 y ss. ibíd. García ruBio, M.ª P.: Plurilegislación, Supletoriedad y Derecho Civil, li-
bro homenaje a d. Manuel albaladejo García, t. i, ed. colegio de los registradores y Mercantiles de españa,
Madrid, 2004, p. 1939.

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dar origen a la infracción recoge los tres tradicionales: dividir, segregar y toda
partición hereditaria, incluso la llevada a cabo por el propio testador —artícu-
lo 1056 del cc (33)—. la conservación jurídica de las parcelas de reemplazo
cuando se pretende su división o segregación por debajo de la unidad míni-
ma se les atribuye a los notarios y registradores de la Propiedad —artículos
11 y 13 de la lcPcl—, llamados a ejercitar una función de control preventi-
vo para que se ejecute la legalidad vigente. también se aparta, en sus artícu-
los 10 y 11, de la sanción que en el artículo 44 de la lrda se establecía para
la infracción de lo previsto en su contenido —solo será válida—, ya que a con-
tinuación el artículo 45 de la lrda establecía que «cuando de algún modo se
infrinja lo previsto en el artículo 44, se concede al dueño de finca colindante
el derecho de adquirirla…»; sin duda, en la línea del artículo 3 de la ley de 15
de julio de 1954, frente a la declaración de no validez «… ni producirán efec-
to entre las partes ni con relación a terceros, los actos o contratos sean o no
de origen voluntario…» que normativiza nuestra ley 14/1990, en clara con-
sonancia con lo preceptuado, artículos 73 y ss. de la ley de 8 de noviembre
de 1962, de concentración Parcelaria (34). teniendo idéntica procedencia la
legitimación que el artículo 14 de la lcPcl atribuye a la consejería de agri-
cultura y Ganadería para pedir judicialmente la declaración de nulidad de los
actos y contratos que infrinjan la unidad Mínima de cultivo.

2.2.1.    Dividir o segregar: Limitación de las facultades dispositivas


del titular

de la denostada definición que del derecho de propiedad nos ofrece el ar-


tículo 348 del cc se desprende que entre las facultades que configuran su
contenido debe contarse con la facultad de disposición: «La propiedad es el
derecho de gozar y disponer de una cosa sin más limitaciones que las esta-

33. vid. Busto laGo, j.M.: «la división judicial de Patrimonios: aspectos sustantivos y procesales. as-
pectos sustantivos de las operaciones Particionales de la herencia», Cuadernos del Poder Judicial, i, año 2004,
pp. 407 y ss.
34. vid. GóMeZ y GóMeZ jordana, F.: «Problemas jurídicos de la concentración parcelaria». ed. Minis-
terio de agricultura. servicio de concentración Parcelaria, núm. 3, Madrid, 1963, p. 27; ibíd. sanZ jar-
Que, j.j.: «legislación y procedimiento de concentración Parcelaria». ed. Ministerio de agricultura. servicio
de concentración Parcelaria y ordenación rural, núm. 5, Madrid, 1963, pp. 14 y 69 y ss.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

blecidas en las leyes» (35), por ello no ha sido infrecuente que estas por diver-
sos motivos —ahora la conservación de las unidades agrarias con la extensión
suficiente para que utilizando los medios normales de producción se obtenga
una rentabilidad satisfactoria— impidan el fraccionamiento de las fincas rústi-
cas de reemplazo, señalando la sanción para caso de contravención: «no va-
lidez del acto y no producción de efectos entre las partes ni entre terceros».
Pero además nos encontramos ante un límite que afecta al propio objeto so-
bre el que recae la titularidad, ya que solamente podrá transmitirse si tienen
una extensión superior a la señalada como unidad mínima y la finca matriz
permanece con extensión superior a la señalada. límite por tanto a la movili-
dad de la tierra rústica por la que tanto se luchó e intento consagrar por me-
dio de importantes actuaciones legales desde el siglo XiX; a ello responden las
leyes de desvinculación de 11 de octubre de 1820 y sus leyes complementa-
rias (36), así como la desarmotización —ley de Mendizábal, año 1835, y tam-
bién de Madoz, año 1855— (37), y aunque en la ley hipotecaria de 1861 se
mantienen las llamadas prohibiciones de disponer, las constituidas a título gra-
tuito lo son con las condiciones en ella establecida. en el código civil, para las
sustituciones fideicomisarias en él reguladas, artículos 781-785 del cc, se im-
pide cualquier limitación de las que a la libre circulación de los bienes inmue-
bles históricamente habían imperado.
Poco se puede añadir a lo ya reseñado sobre el derecho de propiedad del ar-
tículo 348 del cc (38), a no ser la amplitud del concepto, así como la noción de

35. vid. alonso PÉreZ, M.: «la propiedad en el código civil», en Historia de la propiedad en España. Si-
glos xv-xvI», coord. por s. de dios, j. inFante, r. roBledo y e. torijano, ed. centro de estudios re-
gistrales, Madrid, 1999, pp. 473 y ss. ibíd. rivero hernÁndeZ, F.: «idea General de la Propiedad en la era
precodicial», Centenario del Código Civil, vol. ii, ed. aPdc-cera, Madrid, 1990, p. 1728, en especial la dis-
cusión ideológica que suscita la propiedad en la etapa inmediata al código civil.
36. vid. sÁncheZ roMÁn, F.: Estudios de Derecho Civil, Derecho de Sucesión mortis causa, t. vi, vol. 2.º,
2.ª ed., ed. estudio tipográfico rivadeneyra. Madrid, 1910, p. 1550. ibíd. ÁlvareZ caPerochiPi, j.a.: La
propiedad en la formación del Derecho Administrativo. (Ensayo sobre la concepción liberal de la propiedad pri-
vada como origen y fundamento del Derecho público, Pamplona, 1983, pp. 62 y ss.
37. vid. Peset reiG, M.: «acerca de la propiedad en el code», Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, año
1972, p. 125. ¿cómo es posible, se pregunta el autor, que los liberales regulasen sus relaciones con los viejos
códigos tan distantes de ellos? ibíd. nieto, a.: Los primeros pasos del Estado Constitucional, ed. ariel, de-
recho, Barcelona, 1996, p. 521. ibíd. MaluQuer i Motes, c.: La fundación como persona jurídica en la Co-
dificación civil: De vinculación a persona, ed. euB, Barcelona, 1983, pp. 93 y ss.
38. vid. de PaBlo contreras, P.: Curso de Derecho Civil, iii, Derechos Reales. 2.ª ed., ed. colex, Ma-
drid, 2008, p. 129: «a nuestro juicio, el precepto —artículo 348 del CC— sigue describiendo con sustancial pre-

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esas «limitaciones establecidas en las leyes». y aunque en principio el régi-


men de las unidades mínimas de cultivo podemos decir que es preconstitu-
cional —años 1952 a 1973—, la constitución de 1978 cierra una fase en lo que
a la historia de la propiedad rústica se refiere (39).
es en el artículo 33 de la ce donde se sientan las bases del concepto consti-
tucional de la propiedad privada con este tenor:

«1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia.


2. La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo
con las leyes.
3. Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos, sino por causa de uti-
lidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización
y de conformidad con lo dispuesto por las leyes».

Precepto que debe completarse con el artículo 53.1 de la ce; de acuerdo con
él: «Solo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, po-
drá regularse el ejercicio de tales derechos». de ambos artículos resulta ser
la ley el instrumento normativo necesario para proceder no solo a la delimita-
ción del contenido sino al ejercicio del derecho de propiedad (40) ley que en
ningún caso debe ser orgánica por quedar excluida esta materia de la previ-
sión del artículo 81 de la ce. la novedad que supuso el contenido del artícu-
lo 33 de la ce entre la doctrina hizo que las posiciones doctrinales al respecto
no se hicieran esperar; estas se extienden no solo al propio concepto consti-

cisión al Derecho de propiedad como Derecho real pleno sobre el que se asienta todo el Derecho privado pa-
trimonial». ibíd. sts de 13 de octubre de 1998 (rja 7562). Ponente: excmo. sr. d. ignacio sierra Gil de
la cuesta. ibíd. sts, sala 3.ª, de 15 de octubre de 1998 (rja 7823). excmo. sr. d. F. hernando san-
tiaGo. derecho de Propiedad: artículo 33.3 de la ce, «pero no establece que esa correspondiente indemni-
zación sea la que estime su propietario».
39. la constitución de 1931 en su artículo 44 estableció que «Toda la riqueza del país sean quienes fuere su
dueño está subordinada a los intereses nacionales», declaración que obtuvo desarrollo en la ley de Bases de
la reforma agraria de 15 de septiembre de 1932. aplicado después en leyes concretas. vid. Madrid, a.:
Constitución Agraria de España. Reforma Agraria, ed. nuevas Gráficas, Madrid, 1933, pp. 17 y ss.; ibíd. al-
calÁ ZaMora, n.: Los defectos de la Constitución de 1931. Tres años de experiencia Constitucional, ed. ci-
vitas, Madrid, 1981, pp. 282 y ss.
40. vid. MuÑoZ Guijosa, M.a.: «el derecho de Propiedad del suelo: de la constitución a la ordenación
urbana». ed. thomson.r-civitas, navarra, 2009, pp. 40 y ss., donde inicia una retrospectiva de la propiedad
codificada a la constitucional.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

tucional sino también a la determinación del tipo normativo por el que se pue-
de delimitar su contenido (41), en concreto si es la función social la que modu-
la el ejercicio y contenido de la propiedad en especial cuando esta recae sobre
fincas rústicas (42). cuestión que por otra parte ya había sido abordada por el
legislador en diversos textos con ella relacionados —artículos 1 y 2 de la lr-
da, de 1973, la cual, como texto refundido que es, incorpora los artículos 1.1
y 2.1 de la ley 27/1971, de 21 de julio, de comarcas y Fincas Mejora-
bles (43)—, siendo en la actualidad unánime su inclusión en las leyes que tie-
nen como fin la reforma de las estructuras agrarias: artículos 1 y 3 de la ley
8/1984, de 3 de julio, de reforma agraria andaluza y artículo 1 de la ley
14/1990, de 28 de noviembre, de concentración parcelaria de castilla y león.
la stc 37/1987, de 26 de marzo (44), por la que se resuelve el recurso
685/1984 contra determinados artículos de la ley del Parlamento de andalu-
cía 8/1984, de 3 de julio, de reforma agraria, contiene importantes precisio-
nes que se refieren al concepto de la propiedad privada, a la función social de
la propiedad constitucionalmente consagrada y al tipo normativo por el que
puede desarrollarse su contenido. y se hace con el siguiente tenor: «En lo
que afecta al Derecho de propiedad los tres apartados del artículo 33 de la CE
no pueden ser artificiosamente separados en tanto revelan la naturaleza del
Derecho a la Propiedad en su formulación constitucional. Se trata de un de-
recho reconocido desde la vertiente institucional y desde este último punto de
vista un derecho subjetivo que cede. Que la propiedad privada concebida en
esta última dimensión impide ser hoy presentada como una figura jurídica re-
conducidle exclusivamente al tipo abstracto descrito en el artículo 348 del CC.

41. vid. díeZ-PicaZo, l.: «algunas reflexiones sobre el derecho de propiedad privada en la constitución»
en Estudios sobre la Constitución Española en Homenaje al Prof. García de Enterría, t. iii, De los Derechos y
Deberes fundamentales, ed. civitas, Madrid, 1991, p. 1258.
42. vid. Montes Penades, l.v.: La propiedad privada en el Sistema del Derecho Civil Contemporáneo. Un
estudio evolutivo desde el Código Civil hasta la Constitución de 1978, ed. civitas, Madrid, 1980, pp. 135 y ss.;
ibíd. lóPeZ y lóPeZ, a.: La disciplina constitucional de la Propiedad. Temas clave de la Constitución Espa-
ñola, ed. tecnos, Madrid, 1988, pp. 39 y ss.
43. vid. Ballarín Marcial, a.: «el deber de cultivar y mejorar», en Comentarios a la Ley de Reforma y De-
sarrollo Agrario, estudios Monográficos, núm. 3, ed. Ministerio de agricultura-iryda, Madrid, 1975, p. 199.
ibíd. «las últimas leyes agrarias españolas», Rivista di Diritto Agrario, año 1962, pp. 245 y ss.
44. rtc 1987/57. Ponente: excmo. sr. d. jesús leGuina villa. ibíd. huerta troleZ, a.: Instituciones
de Derecho Privado, t. ii, Reales, vol. 1.º, coord. por delGado de MiGuel, j.F., ed. consejo General del no-
tariado-civitas, Madrid, 2002, pp. 52 y ss.

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De ahí que venga reconociendo en general aceptación doctrinal y jurispru-


dencial la flexibilidad actual del dominio que se manifiesta con la existencia de
diferentes tipos de propiedad dotados de estatutos jurídicos distintos de acuer-
do con la naturaleza de los bienes sobre los que cada derecho de propiedad
recae» (45). Por el contrario la constitución reconoce un derecho de propiedad
privada que se configura y protege ciertamente como un haz de derechos y
obligaciones establecidas de acuerdo con las leyes en atención a valores e in-
tereses de la colectividad. Por ello la fijación del «contenido esencial» de la
propiedad privada no debe hacerse desde la consideración subjetiva del de-
recho o de los intereses individuales, sino que debe incluir igualmente la ne-
cesaria referencia «a la función social» entendida no como nuevo límite externo
a su definición, sino como parte integrante del derecho mismo. unidad indivi-
dual y función social definen el contenido del derecho de propiedad sobre ca-
da categoría o tipo de bienes. y en relación con el tipo normativo, artículo
53.1.º de la ce, no puede comprenderse referido sólo a la ley del estado, por
lo que resulta posible en principio que por ley autonómica se regulen tales
derechos, entre ellos el de propiedad privada (46), pues la consideración de es-
ta ni es, ni ha sido nunca, cuestión únicamente de derecho civil, y en conse-
cuencia no cae dentro de «la legislación civil del artículo 149.1.8.a de la CE, y
aunque el Estado tiene reservada competencia en materia de legislación civil
ello no impide que las Comunidades Autónomas puedan regular el ejercicio y
contenido del derecho de propiedad privada» (47). de suerte que no solo es la

45. vid. rodota, s.: El Terrible Derecho. Estudio sobre la propiedad privada, trad. y prólogo de l. díeZ-
PicaZo. ed. civitas, Madrid, 1987, pp. 86, 187, donde se plantea la cuestión de la unidad o pluralidad en el
dominio con la consiguiente consolidación de varios estatutos de la propiedad. ibíd. Barnes vÁZQueZ, j.:
La propiedad Constitucional. Un Estatuto jurídico del Suelo Agrario, ed. civitas, Madrid, 1988, pp. 81 y 489 y
ss. ibíd. de PaBlo contreras, P.: Curso de Derecho Civil. III. Derechos reales, ob. cit., p. 134.
46. vid. sts de 22 de mayo de 1991 (sala 3.ª) (rj 4286). Ponente: excmo. sr. d. Francisco j. delGado
Barrio «la reserva de ley en materia de propiedad ha sido flexibilizado por el artículo 33.2 de la ce que in-
dica que la regulación de esta figura jurídica ha sido llevada a cabo de acuerdo con las leyes. Pero no solo de
esta sino también los productos normativos de la constitución y más concretamente los Planes, pueden con-
tribuir a determinar el contenido del derecho de Propiedad. vid. García García, j.a. «reserva de ley y de-
recho civil», La función de las normas reglamentarias en el Derecho Civil, ed. thomson-civitas, Madrid, 2006,
pp. 99 y ss.
47. vid. MuÑoZ Guijosa, M.a.: «el derecho de Propiedad del suelo: de la constitución a la ordenación ur-
bana», ob. cit., pp. 93 y ss. ibíd. MenÉndeZ seBastiÁn, e.M.: «la función social de la propiedad y su re-
percusión en los supuestos indemnizatorios de la ley 8/2007, de suelo y los espacios naturales protegidos».
Justicia Administrativa, enero de 2008, ed. lex nova, valladolid, 2008, pp. 35 y ss.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

ley formal sino aquellas disposiciones normativas producidas por la adminis-


tración, siempre que estas se limiten a desarrollar la regulación legal.
como consecuencia la doctrina pasó de calificar a este derecho de propiedad
privada del artículo 33 de la ce como derecho fundamental (48) —consideración
que muy poco tiene que ver con la posición del Prof. leGuina villa (49) en
la stc 1987/37— hacia una apreciación como derecho de propiedad deva-
luada (50), sin olvidar su configuración como derecho constitucional o, ya más
implicado en su conceptuación tradicional de derecho subjetivo, como derecho
de todos los ciudadanos (51).
en relación con el tipo normativo, este ha resultado flexibilizado, de suerte que
la reserva de ley no debe identificarse con ley formal y emanada del estado,
sino también por ley de comunidades autónomas cuando se trate de regular
el ejercicio y contenido del derecho de propiedad.
la consecuencia de este pronunciamiento hace que la limitación a la facul-
tad de disponer del titular —no puede dividir ni segregar su finca si la que re-
sulta lo hace con una extensión inferior a la unidad mínima de cultivo— ya se
encontraba impuesta con anterioridad al texto constitucional como integran-
te del estatuto de la propiedad rústica, propiedad en un principio concentra-
da y basada en el cumplimiento de los deberes sociales que la propiedad
está llamada a cumplir; tal limitación se inserta en nuestra legislación de con-
centración parcelaria y posteriormente es la lMea, ley 19/1995, de 4 de ju-
lio (52), la que en su artículo 24 determina la indivisibilidad de aquellas parcelas
rústicas cuya extensión sea inferior a la unidad mínima de cultivo. «La divi-
sión o segregación de una finca rústica solo será válida cuando no dé lugar

48. vid. rey MartíneZ, F.: La Propiedad Privada en la Constitución, ed. Boe-cec, Madrid, 1994, p. 121.
su posición acerca de su calificación como derecho fundamental es clara: en contra araGón, M.: Prólogo, XX,
en la misma obra se inclina por la querencia entre artículos 33 y 38 de la ce.
49. rtc 37/1987, Fundamentos jurídicos de la stc de 26 de marzo de 1987.
50. vid. rey MartíneZ. F.: «el devaluado derecho de propiedad privada», Persona y Derecho. veinticinco
años de Jurisprudencia Constitucional, vol. 55, Pamplona, 2006, p. 959. ibíd. stc 46/2005. Ponente: excma.
sra. dña. emilia casas BaaMonde, en Teoría y Realidad Constitucional, ed. uned-cera, Madrid, 2005,
p. 397, para quien la causa se centra en la consideración de la propiedad, prototípicamente la urbana, como
un derecho de exclusiva configuración legislativa…
51. vid. Montes Penades, l.v.: La propiedad privada en el sistema del Derecho Civil Contemporáneo.
Un estudio evolutivo desde el Código Civil hasta la Constitución de 1978, ob. cit., pp. 140 y ss.
52. vid. Boe núm. 165, de 5 de julio de 1995. ley de Modernización de las explotaciones agrarias.

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a parcelas de extensión inferior a la unidad mínima de cultivo»: la semejan-


za que plantea el supuesto contemplado con el del artículo 10.1.º de la
lcPcl no deja lugar a dudas; los actos materiales son la división o segre-
gación, ¿pero son idénticos u ofrecen algún matiz? la ley de concentración
Parcelaria de 1952, en su artículo 9, no se refería a ellos sino que utilizaba
el de «parcelación de predios» siendo la ley de 15 de julio de 1954 de uni-
dades mínimas, la que en su artículo 2 alude primero a la división de predios
de extensión superior… pero es el párrafo segundo del mencionado precep-
to donde se menciona la segregación con este tenor: «… podrán segregar-
se, en todo caso, parcelas sobre las que vaya a efectuarse cualquier género
de edificaciones o construcción permanente». la utilización de una u otra ex-
presión no creo que tenga relevancia jurídica aunque sí desde el ámbito re-
gistral, ya que se opera de diferente manera: el artículo 46 del reglamento
hipotecario acoge la división de finca inscrita, y el artículo 47 la segregación
de parte de una finca inscrita o cuando no están inscritas todas las segrega-
ciones escrituradas (53). en cuanto a la legislación urbanística, el artículo 17.2
del texto refundido aprobado por real decreto legislativo 2/2008, de 20 de
junio, de la ley de suelo (ls) remite a la «legislación aplicable» si con la di-
visión o segregación de una finca para dar lugar a dos o más diferentes ca-
da una de las resultantes reúne las características exigidas por la legislación
aplicable y la ordenación territorial y urbanística (54). en consecuencia la le-
gislación autonómica de igual naturaleza, sirviéndose de la misma termino-
logía que el artículo 80 de las ncrh, de 4 de julio de 1997, sobre inscripción
en el registro de la Propiedad de actos de naturaleza urbanística, lo hace
con el siguiente tenor: «Cuando se trate de actos de división o segregación
de fincas inferiores a la Unidad». desde este aspecto, la división o segrega-
ción opera sobre fincas rústicas; en cambio no se alude al término parcela-
ción, bien por no ser sinónimo de dividir o segregar o bien porque su

53. vid. artículo 50 del rh: «Todas las operaciones de agrupación, división, agregación y segregación se
practicarán en el Registro en virtud de escritura pública…». Precepto común para las operaciones de agrupa-
ción, división y segregación de fincas, según reza el título que comprende, artículos 45 a 50 del rh. ibíd.
esPinosa inFante, j.M.: La Modificación de Entidades Hipotecarias, ed. dykinson, año 2008, pp. 274 y ss.
54. vid. GonZÁleZ PÉreZ, j.: Comentarios a la Ley del Suelo: Ley de 28 de mayo de 2007. Ley 8/2007,
vol. i, ed. civitas-thomson, Madrid, 2007, pp. 807 y ss., la referencia a la legislación aplicable —artículo 17.2
de la ls— así como a las fincas permite la remisión tanto a la legislación administrativa… como a la agraria.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

utilización no siempre es la de dividir fincas rústicas (55). Basta con acudir a


la doctrina de la sts de 24 de diciembre de 1990 (56). en ella establece que
la parcelación es una operación técnica de división del suelo que como ejer-
cicio del derecho de propiedad es lícita con arreglo a las normas de derecho
común, pero en cuanto con estas operaciones de división de finca se puede
dar lugar a constituir un núcleo de población, como aquí sucede, la parcela-
ción recibe el nombre de urbanística, definida por la jurisprudencia como
«operación técnico-jurídica sujeta a intervención Administrativa» (57) y con es-
te sentido es recogida en el artículo 24.2 de la ley 4/2008, de Medidas so-
bre urbanismo y suelo de castilla y león: «En suelo rústico quedan
prohibidas las parcelaciones urbanísticas… con el fin manifiesto o implícito de
urbanizarlos o edificarlos total o parcialmente», y el artículo 104.1 de la lucl:
«Serán indivisibles y por tanto no se podrán conceder licencia urbanísticas
para su segregación, división o parcelación, originándose una remisión al ar-
tículo 24.2 de la LUCL, así como a la unidad mínima de cultivo, cuando no se
señale una parcela mínima por el planeamiento». lo anterior permite seguir
manteniendo la diferencia entre un concepto general de parcelación, ejerci-
cio del derecho de propiedad, de un concepto específico, el de parcelación
urbanística, que se origina cuando los actos de parcelación se dirigen a cre-
ar un núcleo de población. ambos conceptos son también recibidos en el ar-
tículo 79.3 de las ncrh, en el que se afirma que «ante la existencia de
peligro de formación de núcleo urbano o de posible parcelación ilegal, se de-
negará la inscripción de las operaciones solicitadas» (58). tampoco se pue-
den identificar acto de segregación con lo que la doctrina de alguna resolución

55. vid. roca-sastre. r. y roca sastre-Muncunill, l.: Derecho Hipotecario, iii, ed. Bosch, Barce-
lona, 1979, p. 423, para quien la parcelación es una actividad privada; es un acto realizado directamente por
particulares a los que corresponde normalmente la titularidad registral. la rúbrica del título X es «Inscripción
de actos de parcelación».
56. sala 3.ª, sección 6.ª, rja 10.190. Ponente: excmo. sr. d. j. Barrio-iGlesias. ibíd. sts de 13 de ma-
yo de 1990 (sala 3.ª, sección 6.a, rj núm. 1963). Ponente: excmo. sr. d. j. Barrio iGlesias. en estas
ssts se diferencian los dos aspectos de la parcelación.
57. el artículo 20 de la ley 4/2008, de 15 de septiembre de 2008 (Bocyl núm. 181, suplemento) de Medi-
das sobre urbanismo y suelo modifica las previsiones del artículo 24.2 de la ley 5/1999, de 8 de abril, de ur-
banismo de castilla y león (Bocyl de 18 septiembre de 2008. suplemento al núm. 181).
58. vid. GutiÉrreZ-alviZ y conradi, P. y roMero candau, P. a.: Las Parcelaciones en el Derecho
Español, ed. consejo General del notariado-comares, Granada, 1993, p. 125. ibíd. herrero oviedo, M.:
La Inmatriculación por Documento público, ed. consejo General del notariado-dykinson. Madrid, 2006, p. 372.

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de la dGrn, de 26 de octubre de 1935 y 8 de febrero de 1936 (59), denomina


separación, pues aunque registralmente exigen las mismas formalidades, no
pueden confundirse. estas operaciones de división o segregación pueden
presentarse de forma aislada o acompañadas de otros actos o negocios ju-
rídicos susceptibles de inscripción, si bien es suficiente la primera actuación
para considerar infringida la normativa de unidades mínimas de cultivo si el
resultado es esa finca de extensión inferior a lo señalado para estos actos di-
visorios. Por ello no es de extrañar que frente a la parcelación con la especi-
ficidad señalada, artículo 259 del texto refundido de la ley del régimen del
suelo y ordenación urbana (trlsou), ahora en el artículo 17 del trls de
2008, según la tabla de correspondencia en ella fijada, la capacidad suficiente
para llevar a cabo el acto de fraccionamiento será la requerida para realizar
el acto de división o segregar, o para efectuar la partición de la herencia si el
supuesto es el comprendido en el artículo 1056 del cc, esta es la de testar,
artículos 663 y 688 del cc, o para modificar el asiento registral por el titular
si el supuesto es uno de los previstos en el artículo 94.2 del rh (60); cuestión
distinta será si va acompañada de acto dispositivo o como operación diviso-
ria específica en la que también se incluye a la partición de la herencia que
como consecuencia de «sucesión testada o intestada» deberá respetar lo es-
tablecido en la presente ley en lo que afecta a la unidad mínima de cultivo.
con ello se quiere no reanudar el antaño axioma de que la partición de la he-
rencia junto con el sistema legitimario habían sido uno de los causantes del
excesivo fraccionamiento de la propiedad en castilla y león y el origen directo
del minifundio, artículos 807, 808, 1060, 1061 del cc, y artículos 1056 a 1058
del cc, dedicados a las formas de partición de la herencia, y en consecuen-
cia esta legislación supondrá una limitación para los derechos que tanto el
testador como los herederos tienen en la partición de los bienes heredita-
rios (61). tal posición quedó plasmada en el artículo 4 de la ley de 15 de julio
de 1954, donde se regulaba por primera vez la necesidad de conservar las

59. rja 2054, 1935 y rja 517, 1936. ibíd. rdGrn de 8 de mayo de 1999 (rja, 3255): inscripción de actos
y derechos inscribibles. segregación de Finca.
60. vid. García García, j.M.: Legislación Hipotecaria y del Registro Mercantil, ed. civitas-thomson, Ma-
drid, 2008, pp. 208 y ss.
61. vid. castro y Bravo. F. de: «el derecho agrario en españa», Anuario Derecho Civil, vii, 1954, p. 381.
ibíd. Busto laGo, j.M.: «la división judicial de Patrimonios: aspectos sustantivos y Procesales. operacio-
nes particionales» ob. cit., pp. 495 y ss.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

fincas rústicas con una extensión «lo suficientemente útil» para garantizar la
rentabilidad del trabajo en ellas realizado, una vez formalizada la partición, y
el artículo 11.2 de la lcPcl así lo establece: «Toda partición hereditaria de-
rivada de sucesión testada o intestada deberá respetar lo establecido en la
presente Ley» (62), y todavía con mayor claridad el artículo 464-8.3 del libro
cuarto del código civil de cataluña (ley 10/2008, de 10 de julio) señala que
«La partición de la herencia debe respetar los límites a la propiedad en inte-
rés público y privado especialmente la legislación urbanística, forestal y agra-
ria, incluido el régimen de las Unidades Mínimas de cultivo» (63).
¿cómo debe entenderse lo establecido en materia de partición en el número 3
del artículo 24 de la lMea al remitir al código civil sobre las cosas indivisibles
por naturaleza y por ley y sobre la adjudicación de ellas a falta de voluntad del
testador o de convenio de los herederos? la cuestión no ofrece dificultades de
interpretación al efectuarse la remisión al código civil, ya que en castilla y le-
ón, aunque la partición opera en este supuesto sobre fincas concentradas, el có-
digo civil rige en su totalidad, al carecer nuestra comunidad autónoma de
competencias sobre legislación civil vía artículo 149.1.8.a de la ce, y a determi-
nar este alcance la disposición adicional 2.ª de la ley 19/1995, de 4 de julio, se
dedica: «son de aplicación plena… los artículos 24, 25… y se aplicarán en de-
fecto de las normas civiles, forales o especiales allí donde existan… de acuer-
do con su competencia estatutaria en materia de Derecho Civil» (64). la validez
de la partición hereditaria depende de que no se adjudique finca rústica de ex-
tensión inferior a la unidad mínima de cultivo como consecuencia del acto par-
ticional y para el caso de que la finca rústica adjudicada tuviera ya la condición
de indivisible se seguirán en su atribución las normas previstas por los artículos
1061 y 1062 del cc, no ofreciendo ninguna excepción si la forma de realizar la
partición es o la del artículo 1056 o la de los artículos 1057 y 1058 del cc.

62. vid. sts de 10 de mayo de 1980 (rja, 1792): Ponente: excmo. sr. d. j.a. seijas MartíneZ, impug-
nación de operaciones particionales por distribución de fincas dividiéndolas sin tener en cuenta disposiciones
legales sobre mínimos de cultivo. en ella se mantuvo la derogación de la oM de 27 de mayo de 1958. vid. Re-
vista Crítica de Derecho Inmobiliario, año 1981, p. 186.
63. vid. Garrido Melero, M.: Código Civil de Cataluña. Libro Iv, relativo a Sucesiones (Ley 10/2008, de
10 de julio), ed. la notaría-colegio de notarios de cataluña, Barcelona, 2008, p. 483. ibíd. cosialls uBach.
a.M.: «la transmisión de finca inferior a la unidad mínima de cultivo», ob. cit., pp. 1100 y ss.
64. vid. García ruBio, M.ª P.: «Plurilegislación, supletoriedad y derecho civil», en Libro homenaje al Prof.
don Manuel Albaladejo García, i, ob. cit., p. 1939.

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2.2.2.    Ámbito de protección


de las unidades mínimas de cultivo

en el propio título de protocolización del acta de reorganización de la propie-


dad de la zona concentrada se hace mención de la extensión de la finca de re-
emplazo, así como de si esta es inferior a la de la unidad mínima de cultivo
fijada para el municipio, y en este caso su carácter de indivisible.
como primera medida protectora que establece la ley 14/1990, lcPcl, en su
artículo 11, para el acto de división, segregación o adjudicación de bienes he-
reditarios contraviniendo el carácter indivisible de la finca es la no producción
de aquellos efectos que la naturaleza del acto o contrato, de haber sido con-
forme al ordenamiento jurídico, estarían llamados a producir. esta protección
opera en diversas fases: en primer lugar ni entre las partes ni en relación con
terceros los efectos se originan, ya que al carecer el acto de validez no pue-
de servir como título para adquirir. tampoco los tribunales, autoridades y fun-
cionarios reconocerán efecto alguno, cada uno dentro de su competencia, a
los referidos actos y contratos. igualmente los notarios no deberán autorizar
actos o contratos referentes a fincas rústicas si la división o segregación lle-
vada a cabo resulta que infringe la extensión de la unidad mínima de cultivo,
bien por ser la finca indivisible o porque siéndolo no es de superficie suficien-
te para llevar a cabo la división o segregación. esta comprobación la deberán
realizar antes de autorizar el documento previa presentación de un croquis
que refleje la alteración física proyectada o la certificación donde se refleje la
modificación que se pretende llevar a cabo, expedido por el servicio territo-
rial de agricultura y Ganadería.
Basta con volver a la ley de concentración Parcelaria de 10 noviembre de
1962 y en concreto a su artículo 73 para comprobar que todas estas medidas
tendentes a la conservación de la extensión de las fincas de reemplazo esta-
ban ya propuestas con la misma literalidad. a su vez la ley de reforma y de-
sarrollo agrario, artículo 235, bajo la rúbrica «Régimen de la propiedad
concentrada», en su regla 2.ª contiene las referidas medidas protectoras pa-
ra conservar las fincas de reemplazo con la misma extensión con que se in-
matriculan en la adjudicación al dueño al finalizar el proceso de concentración.
el artículo 236 de la lrda la extiende al notario autorizante de actos o con-
tratos, y el artículo 237 prevé la necesaria coordinación entre el catastro de

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

rústica y el registro de la Propiedad (65). se completan estas medidas pro-


tectoras con lo previsto en el artículo 13 de la lcPcl, que niega el acceso al
registro de la Propiedad de todo título que implique alteración en el períme-
tro de la finca afectada —bien por división o segregación— si no va acompa-
ñada de un croquis en papel transparente a la misma escala que el plano que
obre en el registro… el origen de este artículo está en el 75 de la ley de 8
de noviembre de 1962, de concentración Parcelaria, e idéntico al artículo 238
de la lrda, que establece igual práctica. con ello se está dando relevancia
a esa parte del r-1 del título que debidamente protocolizado se inscribe en el
registro de la Propiedad y que aunque su presentación en este es por persona
distinta del interesado, artículo 6 de la lh, Pau Pedrón (66) mantiene su ca-
rácter voluntario, y además porque esa modificación de la finca registral, ins-
cripción en cuanto a la superficie presentada, supondrá una excepción a la
superficie inscrita que figura como extensión en la inscripción matriz artículo
—15 de la lcPcl— y que como elemento de toda inscripción debe figurar en
el asiento la superficie de la finca rústica, además de otros datos —artículo 9
de la lh y artículo 51 del rh—.

2.2.2.1. dualidad legislativa

ahora bien, la constancia del régimen de las unidades Mínimas en estos ar-
tículos 9 a 15 en la ley 14/1990, lcPcl, nos lleva a mantener una primera
consecuencia y es la de primar la vigencia de una dualidad de regímenes ju-
rídicos de la propiedad rústica: uno que actuara sobre fincas de reemplazo
incluyendo las fincas reservadas no así las excluidas que se mencionan en
el artículo 187 de la lrda y el otro, sobre aquellas que no tienen su proce-

65. vid. torres García, t.F.: «efectos registrales de la concentración Parcelaria», vol. ii, ob. cit., p.
2889; ibíd. doMínGueZ luelMo, a.: Tanteo y Retracto de Colindantes en la Ley 19/1995, de Moderniza-
ción de las explotaciones agrarias, ob. cit., pp. 40 y ss. ibíd. corral dueÑas, F.: «la concentración par-
celaria en su consideración registral», Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, núm. 675 bis. número
extraordinario en homenaje a d. Francisco corral dueñas, año 2003, pp. 739 y ss. en el año 1990 solo el real
decreto de 3 de mayo de 1980 contenía normas coordinadoras entre el registro y catastro. ibíd. herrero
oviedo, M.: La Inmatriculación por título público, ob. cit., p. 428, donde lleva a cabo un estudio profundo de
esta coordinación.
66. vid. Elementos de Derecho Hipotecario, ed. universidad de comillas, Madrid, 2003, p. 98, y artículos 39
y 40 del rh.

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dencia en un proceso de concentración parcelaria y su regulación se en-


cuentra en la ley 19/1995, de 4 de julio (lMea), artículos 24 a 27 (67). coin-
ciden ambas regulaciones en la sanción al acto o contrato que infringe lo
dispuesto sobre la extensión superficial que la división o segregación puede
ocasionar, artículo 24 de la lMea y artículos 10 y 11 de la lcPcl, se in-
corpora el artículo 26 de la lMea con su juego para las fincas no concen-
tradas y para castilla y león la ley amplía la legitimación impugnatoria en
el artículo 14 de la lcPcl a favor de la consejería de agricultura y Gana-
dería.
llegados a este punto quizá deberíamos al menos reflexionar sobre la relación
entre ley autonómica y ley estatal en la regulación de un supuesto concreto:
limitación de las facultades dispositivas del titular de una finca rústica cuando
por división o segregación de aquella se obtiene una superficie inferior en ex-
tensión a la llamada unidad mínima de cultivo. ¿convivencia entre ambas o
inaplicación sin más por el posible conflicto entre ellas?
en el artículo 26.1 del anterior estatuto de autonomía, bajo la rúbrica «Com-
petencia exclusiva», establece: «La Comunidad de Castilla y León tiene com-
petencia…», sin perjuicio de lo establecido en el artículo 149 de la ce, y en
su número 9 decía: «Agricultura…», y con estas bases se aprueba la ley
14/1990, de 28 de noviembre, de la lcPcl. no hay duda de que se ha legis-
lado sobre una materia en que la comunidad autónoma tiene competencia, y
en consecuencia aprobada la ley como tal válidamente aunque con la limita-
ción que en el propio artículo 149.1.8.a de la ce se contiene: «legislación ci-
vil». Pues bien, castilla y león carece de ella. también lo es que, como señaló
el sr. Magistrado Ponente de la stc 150/1998, de 2 de julio, referida a cier-
tos preceptos de la mencionada ley (68): «Es reiterada la Jurisprudencia de es-
te Tribunal sobre las normas de las Comunidades Autónomas que reproducen
la legislación estatal careciendo de la competencia correspondiente en la ma-

67. vid. PeÑa Bernaldo de Quirós, M.: «la conservación de las unidades agrarias en la ley de re-
forma y desarrollo agrario», Comentarios a la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, estudios Monográficos,
núm. 3, ed. Ministerio de agricultura-iryda, Madrid, 1975, pp. 100 y ss.
68. vid. recurso de inconstitucionalidad promovido por el Presidente del Gobierno, artículo 161 de la ce,
contra determinados preceptos de la ley 14/1990, lcPcl. las declaraciones expuestas sirven para declarar
inconstitucional al artículo 94.1 por incompetencia, precepto de marcado carácter hipotecario y por ende de
derecho civil. Materia sobre la que carece de competencia —artículos 26.1 del ea y 149.1.8.a de la ce—.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

teria de que se trate». «Dicha jurisprudencia declara la inconstitucionalidad


de la normativa autonómica reproductora de la legislación Estatal». valga la
cita de la stc 162/1996, en su Fundamento 3.º (69).
la ley de Modernización de explotaciones agrarias en su disposición adi-
cional 2.ª de nuevo mantiene el carácter de aplicación plena del contenido de
los artículos 24 y 25 de la lMea, los cuales tendrán el carácter de legislación
civil estatal aplicable vía artículo 149.1.8.a de la ce, con lo que parece que la
cuestión alcanza solución, y ello aunque la disposición adicional primera de la
ley 14/1990, lcPcl, establezca la supletoriedad de la normativa estatal en
esta materia (70). ¿a qué se está refiriendo? no hay duda de que en la regula-
ción de la concentración parcelaria y castilla y león no ha sido una excepción,
conviven normas de carácter administrativo con otras de derecho civil (71). co-
mo recordó la citada stc 150/1998, de 2 de julio, hay carencia de competen-
cia en materia de legislación civil (artículo 94), y en consecuencia llama a la
aplicación del régimen jurídico de los artículos 24 a 26 de la lMea (72); ley
que por otra parte no es de concentración parcelaria. no obstante una llama-
da a la convivencia al menos en el texto legal nos la proporciona la disposi-
ción adicional séptima de la ley 3/2009, de 6 de abril, de Montes de castilla
y león: «… serán considerados indivisibles y le serán de aplicación lo esta-
blecido para la unidad mínima de cultivo en los artículos 24 y 25 de la Ley de
Modernización de Explotaciones Agrarias y los artículos 11 y 12 de la Ley
14/1990, de Concentración Parcelaria de Castilla y León».

69. vid. García García, j.a.: «reserva de ley y derecho civil», ob. cit., p. 151, sobre la reserva de ley y
el derecho civil en la constitución española de 1978.
70. vid. hinojosa MartíneZ, e.: «la inaplicación judicial de las leyes autonómicas por prevalencia del de-
recho del estado [comentario a la sentencia del tribunal supremo de 9 diciembre 2008 (rja 458, 2009)]», Re-
vista Aranzadi Doctrinal, núm. 2, mayo de 2009, pp. 45 y ss. ibíd. sts de 9 de diciembre de 2008, sala 3.ª,
sección 5.ª Ponente: excmo. sr. d. eduardo calvo rojas (rja núm. 458, 2009) en su totalidad.
71. vid. GóMeZ reiMóndeZ. a.: «el régimen jurídico de la concentración Parcelaria», Revista Urbanismo
y Edificación, núm. 5, Monográfico, ed. aranzadi, 2002, pp. 155 y ss. ibíd. sts de 18 de marzo de 2009 (rja,
1652) Ponente: excmo. sr. d. corBal FernÁndeZ: «operando como complementaria la legislación auto-
nómica».
72. vid. sts de 19 de noviembre de 2008 (rja, 392, año 2009). Ponente: excmo. sr. d. Francisco Marín
castan: consecuencias civiles de la vulneración de las normas administrativas. Modificación de la doctrina
jurisprudencial según la cual no se mantiene la irrelevancia civil de la infracción de normas administrativas. ibíd.
laso MartíneZ, j.l.: «ilicitud administrativa y validez civil», Estudios jurídicos en Homenaje a Tirso
Carretero, Publicaciones del centro de estudios hipotecarios. Madrid, 1986, p. 1169, con otros planteamientos.

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2.2.2.2. la nulidad como sanción

la protección que el ordenamiento jurídico otorga frente a los actos por los
que el titular de la finca rústica lleva a cabo su segregación o división dan-
do lugar a fincas con extensión inferior a la unidad mínima de cultivo se lle-
va a cabo a través de dos actuaciones diferentes: una de ellas consiste en
declarar nulo el acto o negocio jurídico sea o no de origen voluntario, por
cuya virtud se produzca la división de dichas fincas —artículo 24 de la
lMea—; la otra, la no inscripción en el registro de la Propiedad de la se-
gregación realizada según los parámetros del artículo 80 de las ncrh. a
ellos podíamos agregar las excepciones que el artículo 25 de la lMea regula
al señalar que se permite la división o segregación en los siguientes su-
puestos a), b), c) y d) que luego desarrolla.
existen en la doctrina escasas discrepancias en la calificación como limita-
ción legal de la facultad de disposición del propietario (73) prevista en el artículo
24 de la lMea (74), en especial por las consecuencias jurídicas a que se anu-
da su contravención: «Solo será válida cuando no dé lugar a parcelas de ex-
tensión inferior… y en consecuencia serán nulos y no producirán efectos entre
las partes ni con relación a terceros…» (75). desde este punto de vista pode-
mos añadir que es una sanción «de lo más» y así fue recibida por la doctri-
na (76), que frente a la crítica que se efectúa a la solución que adopta el artículo
44 de la lrda siguiendo al artículo 3 de la ley de 15 de julio de 1954, de uni-
dades Mínimas de cultivo, al fin se vuelve a la sanción prescrita en la legisla-
ción de concentración parcelaria que resulta refundida en la ley de 12 de

73. vid. diferencias con los límites legales. sts de 19 de julio de 2006 (rja 4731). Ponente: excmo. sr. d.
ignacio sierra Gil de la cuesta, limitaciones del dominio por razón de vecindad; ibíd. sts de 21 de no-
viembre de 2006 (rja núm. 8076). Ponente: excmo. sr. d. Xavier o’callaGhan. ibíd. laso MartíneZ, j.l.:
«las prohibiciones de disponer y el cumplimiento de los deberes sociales de la propiedad», Libro Homenaje al
Prof. Manuel Amorós Guardiola, i, ed. centro de estudios Financieros, Madrid, 2006, pp. 994 y ss., quien di-
ferencia entre límites y limitaciones del derecho de propiedad. tres notas las califican frente a los límites.
74. vid. la exposición de Motivos de la ley 19/1995 (vi, párrafo segundo) «mientras que otras imponen cier-
tos límites al contenido y ejercicio de las facultades dominicales y derechos patrimoniales sobre tierras dedicadas
a la agricultura deducibles de su función social, artículo 33.2 de la CE». ibíd. de PaBlo contreras, P.:
Curso de Derecho Civil. Derechos Reales (III), ob. cit., pp. 169 y ss.
75. vid. artículo 10 de la ley 14/1990, lcPc.
76. vid. corral dueÑas, F.: «régimen de parcelaciones en suelo rústico», ob. cit., p. 834; ibíd. corral
Gijón, c.: La protección Registral del Suelo Rústico, ob. cit., pp. 227 y ss.

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enero de 1973, lrda, en concreto el artículo 72 de la lcP, de 8 de noviem-


bre de 1962, donde se establecía.
la cuestión que procede ante tal fijación es la de precisar qué tipo de nulidad
es la sanción que debe acompañar al acto o negocio jurídico infractor, así co-
mo si debe mantenerse la producción de efectos civiles cuando en realidad
son normas de carácter administrativo las que resultan infringidas según la
anterior doctrina, posicionamiento que en este caso concreto no tiene rele-
vancia: no sólo basta con recordar el carácter de «legislación civil» que tiene
atribuido todo el artículo 24 de la lMea donde se ubica esta sanción de nuli-
dad, sino que incluso aunque se trajese a discusión una doctrina jurispruden-
cial añeja que mantuvo la no incidencia de las sanciones administrativas sobre
la validez civil del acto (77), el tribunal supremo (78) mantiene ahora distinta po-
sición: la relevancia civil de la infracción de normas administrativas.
no obstante varias son las cuestiones que nos hacen inclinarnos por la nulidad
absoluta del acto o negocio jurídico cuya consecuencia de la división o segre-
gación es una finca rústica de extensión inferior a la unidad mínima de cultivo,
y ello a pesar de la parquedad con que se refiere el precepto: «Serán nulos» y
reforzando la expresión «no producirán efecto entre las partes…», ya que de la
calificación por la que optemos dependerá tanto la legitimación como las con-
secuencias jurídicas. a favor de ella podemos aducir la naturaleza de la norma
«prohibitiva» cuyo precepto específico —artículo 24 de la lMea— impone es-

77. vid. sts de 17 de octubre de 1987 (rja 7293), Ponente: excmo. sr. cecilio serena velloso. Far-
macia. «Es claro que las irregularidades administrativas… no son bastante a producir la nulidad que se pre-
tende», por cuanto «la levedad del caso así lo permite», o sts de 22 de julio de 1997 (rja 5807). Ponente:
excmo. sr. d. alfonso villaGóMeZ rodil. administración de loterías. normas jurídicas. nulidad: «Sanción
no aplicable a supuestos de vulneración de normas administrativas», dicha norma administrativa ni por su ran-
go ni por su naturaleza ni por ser aportada. ibíd. sts de 13 de mayo de 1980 (rja 1924). Ponente: excmo. sr.
d. jaime santos BriZ: «los preceptos del CC relativos a la división de la cosa común no están modificados
o limitados por preceptos de carácter administrativo y menos…».
78. aunque el camino se inicia con la sts de 10 de septiembre de 2008 (rja 5687), Ponente excmo. sr. d.
Francisco Marín castÁn y con anterioridad es la solución que acoge la sts de 17 de julio de 2008 (rja
5660), Ponente: excmo. sr. d. j.a. seijas Quintana, es la sts de 19 de noviembre de 2008 (rja 2009) Po-
nente: excmo. sr. d. Francisco Marín castÁn, donde se cambia el criterio de la sanción por vulneración de
las normas administrativas. vid. carrasco Perera, a.: «sentencia de 17 de julio de 2008. arrendamiento
de servicios. infracción de normas administrativas de compatibilidad», CCJC, núm. 80, ed. civitas, 2009,
pp. 639 y ss. ibíd. carrasco, a.-lycZKoWsK, K.: «sentencia de 17 de julio de 2008, arrendamiento de ser-
vicios. resolución unilateral injustificada. infracción de normas administrativas. causa ilícita», Actualidad Jurí-
dica Aranzadi, núm. 781, p. 1.ª ibíd. PeÑa Bernaldo de Quirós. M.: «la conservación de las…», ob. cit.,
p. 1233.

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ta sanción civil, la calificación como tal de la norma afecta al derecho de pro-


piedad (artículo 348 del cc), y en concreto a su facultad de disposición, que es
la que se limita por exigencia de su función social (artículo 33.2 de la ce), así
como por las razones que imponen este régimen jurídico: es el interés general
el que late en la indivisibilidad de las fincas rústicas así decretada y prohíbe su
fraccionamiento. incluso cuando estas tienen la calificación de fincas de reem-
plazo podíamos adicionar también los fines que se persiguen con la concentra-
ción parcelaria, tanto jurídica como social o económica, e incluso fijación de
población (79). la legitimación de la consejería de agricultura y Ganadería para
pedir judicialmente la declaración de nulidad de los actos y contratos que impli-
quen división o segregación de fincas en contra de lo señalado en el artículo 14
de la lcPcl ahonda en esta dirección (80). la legitimación para impugnar cuan-
do el acto es contrario a una expresa norma prohibitiva no se limita a las partes
contratantes sino a cualquier interesado, y sin duda uno de ellos será la con-
sejería a través de la cual se efectúan las concentraciones parcelarias (81), si
bien se precisa ser parte contratante para pedir la restitución de las prestaciones
(artículo 1303 del cc) y ello aunque ambas partes no puedan negar el conoci-
miento de la ilicitud, ya que como señala la sts de 18 de marzo de 2009 (82) «no
cabe mantener la idea de que no puede invocar la nulidad la parte contractual
que voluntariamente ha creado la causa no es aplicable al caso porque en el mis-
mo la sanción de nulidad responde a una expresión legal específica, artículo
24.2 de la LMEA. La nulidad radical es la sanción procedente en la segregación

79. vid. Bonet correa, j.: «los actos contrarios a las normas y su sanción», Anuario de Derecho Civil,
año 1976, p. 313. ibíd. MoXo ruano, P.: «Propiedad limitada. Prohibición de disponer», en Propiedad y Ma-
trimonio. Conferencias, 1948, ed. imprenta sabater Bros, Barcelona, 1956, pp. 30 y ss. la clasificación de los
actos contrarios a la ley en tres grupos en sts de 17 de octubre de 1987 (rja 7293). ibíd. sÁncheZ jordÁn,
M.e.: «los actos de Parcelación contrarios a la normativa», Anuario de Derecho Civil, 2007, pp. 1.168 y ss.
80. es la ley de concentración Parcelaria de 8 de noviembre de 1962, en su artículo 76, donde se encuen-
tra el antecedente del artículo 14 de la lcPcl. ibíd. sÁncheZ jordÁn, e., «los actos de parcelación con-
trarios…», ob. cit., p. 1199.
81. vid. delGado echeverría, j. y Parra lucÁn, M.ª a.: Las Nulidades de los Contratos. En la Teo-
ría y en la práctica, ed. dykinson, Madrid, 2005, p. 155, donde hablan de acciones de nulidad absoluta, legiti-
mación, acción imprescriptible…
82. rja 1652, Ponente: excmo. sr. d. j. corBal FernÁndeZ: segregación y venta de finca rústica de ex-
tensión inferior a la unidad mínima de cultivo. limitación legal de la facultad de disponer establecido en la ley
19/1995, artículo 24.1 de la lMea. «conciencia de la ilicitud de la operación por ambas partes». ibíd. castro
y Bravo, F. de: El Negocio jurídico, ed. instituto nacional de estudios jurídicos-csic, Madrid, 1971, pp. 474
y ss.

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y venta de la finca rústica de extensión inferior a la unidad mínima de cultivo».


Posición que debería matizarse ante los postulados del artículo 80 de las ncrh.

2.2.2.3. excepciones legales: aporía urbanística

desde la ley de unidades Mínimas de cultivo, de 15 de julio de 1954, ha si-


do habitual que a la sanción prevista para el supuesto de división o segrega-
ción de finca rústica dando lugar a una de extensión inferior a la unidad mínima
de cultivo, la acompañara la provisión de una serie de excepciones —lo que
valió para que se excluya el acto divisorio de la nulidad absoluta—, las cua-
les, partiendo de la objetividad de la división, el ordenamiento las sustraía de
la sanción correspondiente: así, el artículo 10 de la lcPcl y el artículo 25 de
la lMea. de las excepciones así previstas sin duda es la contemplada en la
letra b) del artículo 25 de la lMea la que ofrece ciertas peculiaridades, y con
independencia de la claridad de su texto no se puede olvidar que su conteni-
do ha sido en parte superado por las exigencias de la legislación urbanística,
así como de una específica regulación registral de la inscripción en el regis-
tro de la Propiedad de actos de esta naturaleza.
la excepción que prevé el artículo 25.b) de la lMea responde en su primera
parte a los dictados del artículo 44.2.b) de la lrda: «si la porción segregada
se destina de modo efectivo dentro del año siguiente a cualquier género de
edificación o construcción permanente, a fines industriales o a otros de ca-
rácter no agrario…». no hay duda de que ésta está claramente consagrada ya
que se está permitiendo —si se cumplen los demás requisitos— que en te-
rrenos no urbanizables se pueda edificar; requisitos no obstante que a la por-
ción segregada le impone el propio artículo 25.b) de la lMea, como son los
derivados de la legislación urbanística, y además será la administración com-
petente la que determine si nos encontramos ante una de las excepciones
previstas en el artículo 25 de la lMea (83).
entre los primeros se requiere que la porción segregada se destine de modo
efectivo a cualquier clase de edificación o construcción permanente, ejem-

83. vid. carretero García, a.: Empresa Agraria y profesionales de la agricultura en el Derecho español
y Comunitario, ob. cit., pp. 179 y ss.

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plificando que sean a fines industriales o a otros de carácter no agrario; con


ello se está dando un cambio al significado de la prohibición del artículo 24
de la lMea en cuanto que será suficiente que sobre la parcela segregada
de extensión inferior a la unidad se construya o edifique, con independencia
de que sea con destino industrial o no agrario de manera efectiva y perma-
nente; se está primando la edificación incorporada en el suelo y los fines con-
templados en la norma; se exige también que se cumpla unos plazos: el de
un año a contar desde que se efectúa el acto de división o segregación re-
querido para realizar el cambio de destino ejecutando la obra o construcción.
¿se entiende comprendido dentro de él el de la concesión de la licencia pre-
vista en la legislación urbanística?: además deberá acreditarse la finalización
de la edificación o construcción en el plazo que establezca la correspondiente
licencia urbanística. la novedad que supuso frente a la normativa anterior
fue la consagración de un doble control para no vulnerar la legislación agra-
ria —artículo 25.b), parrafo 2, de la lMea—: uno previo a la edificación o
construcciones con fines no agrarios, que es la licencia, y otro posterior a la
terminación de la obra, que es la constancia por nota marginal de que ésta
se ha realizado, dando así la oportuna publicidad de legalidad a la división o
segregación (84).
sin embargo aunque la cuestión no ofrecía muchas dudas en la interpreta-
ción de los artículos 24 y 25.b) de la lMea en cuanto a que su procedencia
así lo era, ahora la cuestión se complica por la necesidad de aplicar, para ins-
cribir en el registro de la Propiedad, actos de división o segregación de fincas
rústicas cuyo resultado haya sido una parcela de extensión inferior a la unidad
mínima de cultivo.
el resultado en la actualidad se presenta por una parte a través de la regla-
mentación relativa a la inscripción de actos de naturaleza urbanística, espe-
cialmente lo relativo a actos de parcelación, artículos 78 a 80 de las ncrh;
por otra, la legislación urbanística de las comunidades autónomas, en con-
creto castilla y león, con su ley 5/1999, de 8 de abril, de urbanismo de cas-

84. en el momento en que entró en vigor la ley 19/1995, de 4 de julio, regían en este punto al remitirles el ar-
tículo 25.b), párrafo 2, de la lMea, el artículo 16 del rdl 1/1992, de 26 de junio, del trlrsou («no podrán
efectuarse fraccionamientos en contra de lo dispuesto en la legislación agraria») y los artículos 35, 37.2 y 242.2
del trlrsou (hoy este último vigente por la tabla de correspondencia de la disposición adicional única del
rdl 2/2008, de 20 de junio).

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tilla y león (85) y la modificación operada por la ley 4/2008, de 15 de sep-


tiembre, de Medidas sobre urbanismo y suelo. Precede a ambas regulacio-
nes la stc de 20 de marzo de 1997 (86), resultado de los recursos de
inconstitucionalidad planteados por varias comunidades autónomas contra
la ley 8/1990, de 25 de julio, de reforma urbanística y el posterior texto re-
fundido de la ley régimen del suelo y ordenación urbana, real decreto le-
gislativo 1/1992, de 26 de junio. el resultado del recurso podemos centrarlo
en el Fundamento jurídico dieciséis.b) de la stc de 20 de marzo de 1997:
«Ha de admitirse que el artículo 16.1 del TRLS entra en el ámbito de la le-
gislación civil (artículo 149.1.8 de la CE) al prohibir que a resultas del tráfico
jurídico privado puedan producirse fraccionamientos en el suelo no urbani-
zable en contra de lo establecido en la legislación agraria respectiva en pun-
to a las extensiones mínimas». en otras palabras, la facultad de disposición
puede quedar delimitada en aras de la función social (artículos 33.2 y
149.1.8.a de la ce) impidiendo que se produzcan actos contrarios a la legis-
lación sectorial. a su vez, se mantiene la vigencia del artículo 259 del trl-
sou, la cual subsiste por la disposición adicional única del real decreto
legislativo 2/2008, de 20 de junio, donde se establece una tabla de corres-
pondencia del articulado de los tres textos legales —1992, 2007 y 2008—,
manteniendo en vigor el referido precepto, en cuyo número 3 establece que:
«Los Notarios y Registradores de la propiedad exigirán para autorizar e ins-
cribir, respectivamente, escrituras de división de terrenos que se acredite el
otorgamiento de la licencia o la declaración municipal de innecesariedad, que
los primeros deberán testimoniar en el documento».
esta norma es recibida por el artículo 78 de las ncrh en el que se incluyen
los actos de segregación que no figuraban en el anterior artículo 259, en cam-
bio su referencia va dirigida «a los Registradores de la propiedad, que exigi-
rán para inscribir…». ¿es o no exigible la licencia previa para las parcelaciones

85. ley que se modifica por ley 10/2002, de 19 julio (Bocyl de 12 julio), y a la que acompaña un importan-
te reglamento. ibíd. Merino esPinar, B.: «el registro de la Propiedad en el reglamento de urbanismo de
castilla y león», Revista Jurídica de Castilla y León, núm. 5, 2005, p. 210.
86. Boe de 26 de abril de 1997, suplemento 99; establece claramente la nulidad de las normas que el esta-
do dicte con el único propósito de crear derecho supletorio en materias que sean de exclusiva competencia de
las comunidades autónomas y hayan sido asumidas con un amplio grado de homogeneidad, y declara in-
constitucionales y nulos una gran parte de los preceptos del texto refundido, por considerar que el estado se
ha extralimitado invadiendo el título competencial autonómico.

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en suelo rústico cuando la parcela resultante sea inferior en extensión a la uni-


dad mínima de cultivo?
Premonitoriamente el tema no fue unánime en la doctrina: arnaiZ eGu-
ren (87) consideró no aplicable el requisito de la licencia de parcelación, ar-
tículo 78 de las ncrh, en aquellos supuestos en los que no existe el peligro
de formación de núcleos de población, y en consecuencia solo debe requerir-
se su existencia en los casos de suelo urbanizable y no urbanizable. otros
autores consideran que en suelo no urbanizable no es exigible la licencia de
parcelación por entender que en estos casos debe aplicarse la legislación
agraria (88). Frente a ambas posiciones la dirección General de los registros
y del notariado exige en todo caso la correspondiente licencia para parcelar
con el fin de impedir el fraccionamiento ilegal de los terrenos y mantener el
destino agrícola del suelo rústico (89).
la ley de urbanismo de castilla y león (lucl), ley 5/1999, de 8 de abril, ar-
tículo 97.1.f), establece el requisito de la licencia urbanística (artículo 98, el
ayuntamiento concedente) para cualquier acto de segregación, división y par-
celación de terrenos. Pero al igual que se ha hecho en otras legislaciones au-
tonómicas con el fin de salvar alguna posible contradicción, la ley 5/1999
acude al concepto de indivisibilidad de las fincas y así fijar los límites a las li-
cencias de parcelación. en el artículo 104.1.º de la lucl así lo establece:
«Serán en todo caso indivisibles y por tanto no se podrán conceder licencias
urbanísticas para su segregación, división o parcelación: a) La parcela igual o
inferior a la mínima…». en suelo rústico, cuando el planeamiento no señale
una parcela mínima se aplicará lo relativo a la unidad mínima de cultivo, sien-
do en el número 3 con la remisión a lo establecido en el artículo 24.2 de la
lucl, redactado conforme a las previsiones de la ley 4/2008, de 15 de sep-

87. vid. Registro de la propiedad y Urbanismo. Estudio sobre la inscripción de actos y negocios de naturale-
za urbanística, ed. centro de estudios regístrales de cataluña-Marcial Pons, Madrid, 2001, 2.ª ed., pp. 548,
563 a 567, en el que aboga por una interpretación matizada sobre la exigencia de que se aporte la licencia ur-
banística o su no necesariedad en el momento de otorgar la escritura pública e inscribir en el registro…
88. vid. corral dueÑas, F.: «el régimen de las parcelaciones en suelo rústico», ob. cit., pp. 864 y ss.; ibíd.
corral Gijón, c.: La protección Registral de Suelo rústico, ob. cit., pp. 272 y ss.
89. vid. sts de 19 de enero de 1987 (sala 3.ª) (rja 429), Ponente: excmo. sr. d. Paulino Martín Martín,
y sts de 8 de julio de 1989, sala 3.ª (rja 5592), Ponente excmo. sr. d. javier delGado Barrio: «… en
este punto será de recordar que la licencia urbanística es un acto administrativo de autorización por cuya vir-
tud se lleva a cabo un control previo… siendo regla general en nuestro Derecho…».

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tiembre, donde se establece la excepción a la indivisibilidad por debajo de la


unidad mínima de cultivo: Bajo la rúbrica de deberes y limitaciones en suelo
rústico establece: «En suelo rústico está prohibido las parcelaciones urbanís-
ticas… A tal efecto en los supuestos en los que la legislación agraria u otras
normas sectoriales permitan divisiones o segregaciones sin respetar la uni-
dad mínima de cultivo con finalidad constructiva, esta quedará subordinada al
régimen establecido en esta Ley con el fin de mantener la naturaleza rústica
de los terrenos y no poder dar lugar a la formación de nuevos núcleos de po-
blación»; su la actual redacción (90) somete a esta ley «aquellos supuestos en
los que la legislación agraria u otra norma sectorial permite divisiones o se-
gregaciones sin respetar la Unidad mínima de cultivo». Previsiones que en
términos generales tienen sentido o bien para que no se entienda vulnerada
la legislación agraria aunque la porción segregada sea inferior a la extensión
de la unidad mínima de cultivo, artículo 25.b) de la lMea, o cuando se trata
de evitar con la segregación la formación de esos núcleos de población.

2.2.3.    Régimen específico para su acceso


al Registro de la Propiedad

la adaptación de toda esta normativa se intenta llevar a través de los artícu-


los 79 y 80 de las ncrh del real decreto 1093/1997, sobre inscripción de ac-
tos de naturaleza urbanística. en ambos preceptos el acto o negocio de
división o segregación da lugar a parcelas de extensión inferior a la unidad
mínima de cultivo, si bien el artículo 79, número 1.º, establece que, si a pesar
de haberse autorizado la escritura pública tuviesen la duda fundada a que se
refiere el número anterior y no se aportase la licencia correspondiente remiti-
rán copia del título o títulos presentados al ayuntamiento que corresponda…
en cambio es el artículo 80 de las ncrh el que, por las dificultades que ori-
gina su contenido con la reglamentación vigente, ha sido objeto de críticas ge-
nerales por parte de la doctrina. unas dirigidas directamente a la inexactitud

90. vid. artículo 20 de la ley 4/2008, de 15 de septiembre de 2008, de Medidas sobre urbanismo y suelo, que
da nueva redacción al artículo 24.2 de la lucl. y esto es también lo que el artículo 79 de las ncrh intenta
evitar. ibíd. hernÁndeZ-Gil Mancha, j.l.: «la división de fincas rústicas después del real decreto
1093/1997. el caso de castilla y león», la notaría, junio de 2000, p. 94.

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teodora Felipa torres García

de las remisiones que en él se hacen; así, para García García (91) el apar-
tado 5 del artículo 79 debe entenderse referido al apartado 1.º del mismo ar-
tículo o en el tema de las excepciones estas no se contemplan en los artículos
23 y 24 de la lMea, sino en el artículo 25 de la misma norma. otros se refie-
ren al principio de jerarquía normativa (artículo 9 de la ce) para rechazar es-
ta regulación, ya que se acude a una norma reglamentaria —artículo 80 de las
ncrh—, para modificar lo previsto en el artículo 25 de la ley 19/1995, de 4
de julio (92).
también se han criticado desde un punto de vista comparatista las solucio-
nes ofrecidas por el referido real decreto 1093/1997, de 4 de julio, entre la
solución del artículo 79.3 de las ncrh se dice que para quienes infringen la
normativa urbanística donde se da audiencia al interesado y nadie se atreve
a declarar nulo nada y lo dispuesto en el artículo 80 de las ncrh, en el que
en ningún momento el titular de esa finca presentada al registrador para su
inscripción, este se ve obligado a remitirlo a la administración agraria com-
petente, la que en todo caso será la que decida sobre su inscripción o no, pe-
ro en ningún momento del procedimiento a diferencia del supuesto anterior
hay audiencia del interesado. Qué diferencia entre lo rústico y lo urbano y
qué discriminación, termina su análisis el Profesor de la cuesta (93). Pero
no hay duda de que lo verdaderamente llamativo, según el Profesor doMín-
GueZ luelMo (94), es la decisión de esa administración sobre si el acto es
o no nulo y los efectos del silencio administrativo que permiten al registra-
dor practicar los asientos solicitados. ¿Pero no es al registrador de la Pro-
piedad a quien corresponde la función calificadora atribuida por el artículo 18
de la lh?
aun cuando se reconoce que el artículo 80 de las ncrh es uno de los pre-
ceptos del real decreto 1093/1997 que más polémica han levantado desde

91. vid. Derecho Inmobiliario Registral, t. v, Urbanismo y Registro, ed. civitas, Madrid, 1999, p. 584, «con-
viene subsanar unos errores materiales del mismo, que son varios».
92. vid. delGado de MiGuel, j.F.: Instituciones de Derecho Privado, ii, Reales, vol. 1.º, ed. consejo Ge-
neral del notariado-civitas, Madrid, p. 248.
93. vid. «la unidad mínima de cultivo y el registro de la Propiedad», i, ob. cit., p. 916.
94. vid. «tanteo y retracto de colindantes en la ley 19/1995 de Modernización de las explotaciones agra-
rias», ob. cit., pp. 52 y ss.: «la simple lectura del precepto causa estupor. Todavía es más sorprendente que el
silencio…».

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

la publicación de las normas complementarias, arnaiZ eGuren (95) ofrece


una visión positiva de su aplicación. es evidente, dice, que la lMea en el ar-
tículo 24 declara nulo y sin efecto alguno el acto o contrato por el que se lle-
va a efecto el fraccionamiento; es evidente que el régimen de la ineficacia
surge de la prohibición legal expresa, artículo 24; en definitiva la norma pro-
híbe el acto si el objeto no se ajusta a lo previsto en el ordenamiento, y esa
apreciación de la ilicitud del objeto es lo que se intenta salvar a través de la
normativa del artículo 80 de las ncrh. Por ello al ser una cuestión de hecho
—extensión de la finca segregada o apreciación de excepciones del artículo
25— será a la administración agraria a la que corresponda como mejor co-
nocedora de ello la determinación concreta de la licitud o no del objeto del ne-
gocio, esto es su concordancia o no con el artículo 24 o con alguna de las
excepciones del artículo 25, aun cuando el real decreto haya tenido que uti-
lizar expresiones tan poco afortunadas como «adoptase el acuerdo pertinen-
te sobre la nulidad del acto o declararse la nulidad» (96).
de un examen del contenido del artículo 80 de las ncrh («Fincas de dimen-
sión inferior a la parcela mínima de cultivo») parece deducirse un sometimiento
de los aspectos eminentemente civiles al derecho administrativo: el artículo 78
del rd 1093/1997 así comienza: «Los Registradores de la Propiedad exigirán
para inscribir la división o segregación de terrenos, que se acredite el otorga-
miento de la licencia que estuviera prevista por la legislación urbanística apli-
cable, o la declaración municipal de su innecesariedad que deberán
testimoniarse literalmente en el documento», y esta misma exigencia es rei-
terada por el artículo 97 de la ley 5/1999, de 8 de abril, de urbanismo de cas-
tilla y león, al menos (f) las segregaciones, divisiones o parcelaciones
requieren la obtención de licencia urbanística. una vez cumplimentado lo an-
terior el precepto impone distinguir entre la actuación del registrador y las tres
fases que pueden conducir al fin de aquella.

95. vid. Registro de la Propiedad y Urbanismo. Estudio sobre la Inscripción de Actos y negocios de naturale-
za urbanística, ob. cit., pp. 572 y ss.
96. vid. vÁZQueZ de castro, e.: Ilicitud Contractual. Supuestos y efectos, ed. tirant lo blanch, valencia,
2003, p. 58254; ibíd. cosialls uBach, M.:»la transmisión de finca inferior a la unidad mínima de cultivo»,
ob. cit., pp. 1002 y ss. ibíd. sts de 10 de febrero de 2009 (rja 271). Ponente: excmo. sr. d. j.r. FerrÁn-
diZ GaBriel: «compraventa civil, nulidad: artículo 1271 del código civil». no cabe considerar fuera del co-
mercio un bien objeto de propiedad privada, aunque sea colectiva.

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la rdGrn de 29 de mayo de 2009 (97) explica el procedimiento a seguir por


el registrador de la Propiedad con el siguiente tenor: «El sistema consiste en
lo siguiente: Remitirán copia del título o títulos presentados acompañando es-
crito con solicitud de que se adopte el acuerdo que en cada caso sea perti-
nente y con advertencia expresa de que en caso de no contestación —cuatro
meses— se procederá a lo establecido en este artículo. El asiento de pre-
sentación quedará prorrogado hasta un límite de 180 días a contar desde la
fecha de la remisión». y todo ello por la llamada que el artículo 80 hace al nú-
mero primero (textualmente la hace al apartado 5) del artículo anterior.
esta actuación del registrador se inicia con la presentación del título al re-
gistro de la Propiedad —artículo 6 de la lh— cumpliendo con el principio de
titulación formal del artículo 3 de la lh, y de ello aunque pudiera deducirse que
sólo es la escritura pública a la que se reconoce tal calificación a tenor del ar-
tículo 79.1.ª de las ncrh al comenzar con este tenor: «Los Registradores de
la propiedad cuando a pesar de haberse autorizado la escritura pública tuvie-
sen la duda…» (según la remisión del artículo 80 de las ncrh) admite cual-
quiera de los referidos para la inscripción. será suficiente con que se remita
copia del título o títulos presentados que no será necesariamente auténtica
pero sí cotejada.
además deberá enviar con la solicitud un escrito a la administración agraria
para que se adopte el acuerdo pertinente en el plazo máximo de cuatro meses,
pues en caso contrario operará el silencio administrativo. siguiendo la técnica
registral la fecha de presentación del título debe reflejarse en la extensión del
asiento de presentación del libro diario (artículos 243 y 249 de la lh) para que
al margen de dicho asiento de presentación se haga constar la remisión por el
registrador de la documentación referida. no obstante el asiento queda pro-
rrogado hasta un límite de 180 días a contar desde la fecha de la remisión, te-
niendo como efecto la suspensión de la inscripción —artículo 253.3.ª de la lh—
hasta que se ponga fin a la fase administrativa por vía de una de las tres ac-
tuaciones que el artículo 80 de las ncrh contempla. el plazo de vigencia del
asiento de presentación señalado no es único con esta duración y para este su-

97. vid. Boe de 27 de junio de 2009, 155, núm. 10601, p. 53302. recurso interpuesto por constructora Gu-
tiper, s.l., contra la calificación del registrador que deniega la inscripción de una escritura pública de segre-
gación y obra nueva.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

puesto en la legislación hipotecaria, ya que con igual extensión y para otros


casos el artículo 255, párrafos 4 y 5, de la lh los contempla, y aunque alude a
suspensión del término y no a «prórroga» a ella sí se refiere en cambio con es-
ta expresión el artículo 432,1.º del rh: «El plazo de vigencia de los asientos de
presentación podrá ser prorrogado en los supuestos siguientes:».

2.2.3.1. actuación de la administración agraria: acuerdo previo

este procedimiento que el registrador sigue es común cualquiera que sea la


solución adoptada por la administración agraria competente, pues el conteni-
do de la certificación que ella debe remitir será la que origine la actuación es-
pecífica del registrador de la Propiedad. en este sentido el artículo 80 de las
ncrh diferencia en la actuación de la administración en que ésta:

1.ª Puede dictar resolución acordando la nulidad del acto de división o se-
gregación y comunicada al registrador este denegara la inscripción. ¿Pe-
ro por ser inferior su extensión a la unidad mínima de cultivo o por falta
de licencia para segregar? (rdGrn de 13 de marzo de 2006).
2.ª se practicará la inscripción si la administración aprecia la existencia de al-
guna de las excepciones previstas en el artículo 25 de la lMea, en es-
pecial letra b), aunque la finca resultante de la división o segregación sea
por debajo de la unidad mínima de cultivo.
3.ª cuando, habiendo recibido la administración agraria competente la do-
cumentación enviada por el registrador, ésta deja que transcurran cua-
tro meses sin dictar ningún tipo de resolución, el registrador practicará
entonces la inscripción.

de los tres supuestos descritos en el artículo 80 de las ncrh los dos prime-
ros están de acuerdo con los fines que se pretende con la normativa de uni-
dades mínimas de cultivo; en cambio el tercero resulta de la aplicación de un
típico procedimiento administrativo, cual es el silencio administrativo. en los
dos primeros la administración agraria competente ha de haber emitido reso-
lución —acuerdo pertinente—, no así en el tercero, ya que es la inacción de
la administración la que produce el efecto. en el primer caso el registrador no

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inscribe porque la administración competente declara «la nulidad del acto de


segregación o división por ser la parcela resultante de extensión inferior a la
unidad mínima de cultivo», supuesto contemplado en castilla y león en la
rdGrn de 10 de junio de 2009 (98) con el siguiente tenor: «La Consejería de
Agricultura de Castilla y León declara nula la segregación de conformidad con
la regulación en materia de Unidades mínimas de cultivo», o bien si existe al-
gún tipo de construcción no agraria se confirmaría la existencia de la excep-
ción del artículo 25.b) de la lMea, en cuyo caso la tenencia de licencia
municipal sería bastante para la inscripción, sin perjuicio de la posterior ac-
tuación del organismo autonómico competente. la razón del envío de esta
documentación se recoge en la rdGrn de 22 de abril de 2005 (99): precisa la
licencia urbanística o su innecesariedad para la división o segregación de sue-
lo rústico y con respeto a la unidad mínima de cultivo. exigencia presente en
la legislación urbanística de castilla y león, en cumplimiento del artículo 97 de
la lucl: «Toda división o segregación de terrenos precisan una licencia ur-
banística previa llamada licencia de parcelación y que los Notarios y Regis-
tradores deben exigir, para autorizar o inscribir» —artículo 309.2.º del rucl
de 2004— y en este sentido también se pronuncia el artículo 288.b).2.º de
igual reglamento: «que la licencia de segregación previa al otorgamiento de
la escritura no es suplida por el informe administrativo sobre la unidad mínima
de cultivo basándose en la función que la licencia está llamada a cumplir» (100).
con independencia del acuerdo remitido al registrador por la administración
agraria competente, este goza de la característica de ser acto impugnable an-
te la jurisdicción contencioso-administrativa, pudiendo el titular de la finca
segregada solicitar como garantía a su favor anotación preventiva del recur-
so interpuesto —artículo 42.1.º de la lh— sobre la propia finca objeto del frac-

98. vid. Boe de 29 de junio de 2009, 156, núm. 10698, p. 54102, se confirma en su totalidad la calificación
de la registradora. la segregación de la finca infringe el artículo 24, núm. 2, de la lMea.
99. rja núm. 5010. necesidad de licencia o declaración administrativa de su innecesariedad cuando así lo
disponga la norma autonómica, en concreto el artículo 309 del reglamento de urbanismo de castilla y león.
todo ello para divisiones o segregaciones verificadas a partir de la existencia de legislación autonómica. rdGrn
de 13 de marzo de 2006 (rja 1854): segregación en suelo no urbanizable calificación al tiempo de otorgamiento
de la escritura. ibíd. rdGrn de 19 de noviembre de 2004 (rja 8150): constancia fehaciente que regula los
actos sujetos a la norma sustantiva del acto con anterioridad a licencia.
100. vid. rdGrn de 18 de noviembre de 2003 (rja núm. 7690). Por eso un simple informe administrativo
sobre la unidad mínima de cultivo no suple a la licencia de segregación.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

cionamiento —artículo 80 de las ncrh y 235.1.º de la lrda—: deberá en


cualquier caso la administración agraria contestar antes de que transcurra el
plazo de cuatro meses a contar desde la remisión para evitar incurrir en otra
de las soluciones previstas en el artículo 80 de las ncrh.
a pesar de la constante referencia de los artículos 78, 79 y 80 de las ncrh a
notarios, de haberse autorizado la escritura pública o a que los registradores
remitirán copia de los documentos… lo cierto es que la exigencia de licencia
de segregación se extiende a la división o segregación por títulos distintos de
la escritura pública: en concreto cuando es por mandato judicial. los supues-
tos contemplados se han dado cuando por medio de sentencia se reconoce
un derecho de propiedad sobre una nueva finca rústica; si esta es inferior a la
unidad mínima de cultivo o, siendo superior, la finca de la que se desgajó no
supera esta extensión no podrá acceder al registro de la Propiedad. los re-
gistradores exigen para poder inscribir una sentencia estimatoria de esta na-
turaleza la licencia municipal o declaración de innecesariedad certificada y,
con base en el artículo 80 de las ncrh, dar traslado a la administración agra-
ria competente, la cual deberá contestar sobre la inscripción por ser de ex-
tensión superior a la unidad mínima de cultivo o porque opera alguna de las
excepciones del artículo 25.b) de la lMea. la dirección General de los re-
gistros y del notariado ha ido sentando su doctrina en las rrdGrn de 29 de
abril de 2003 (101), de 4 y 14 de octubre de 2005 y la más reciente de 27 de no-
viembre de 2008 (102); en ella, sentencia declarativa, se declara la propiedad
de una porción de finca segregada a los demandantes si bien, aun cuando se
estiman algunas de las cuestiones planteadas en el recurso presentado con-
tra la calificación del registrador, en cambio se confirma que la ausencia de

101. rja 4472. testimonio de sentencia firme: se exigió licencia por el registrador; se envió, por ser la fin-
ca rústica la documentación a la administración agraria, la cual contestó negativamente a la inscripción. se re-
curre y si se aprecia que el suelo es urbanizable, en tal caso no existirá infracción del artículo 24.2 de la lMea.
ibíd. de la cuesta sÁenZ j.M.: «unidad Mínima de cultivo y el registro de la Propiedad en las nuevas
orientaciones normativas de la Pac y de la legislación agraria nacional», coord. de PaBlo contreras,
P. y sÁncheZ hernÁndeZ, a., ed. Gobierno de la rioja, núm. 2, año 2005, pp. 203 y ss.
102. rja, 1462 de 2009. tiene este centro directivo ya declarado (rdGrn de 17 de febrero de 1999, rja
736), que es inequívoca la exigencia legal de la pertinente licencia o la declaración de innecesariedad para la
división de terrenos aunque el título inscribible sea una sentencia firme. dicho deber debe cohonestarse con la
eficacia relativa de la cosa juzgada; no debe concluirse sin más que una sentencia permita obviar exigencias
legales. ibíd. rdGrn de 13 de marzo de 2006 (rja 1854), necesidad de licencia, y según los artículos 24 y
25 de la lMea exigen segregaciones por encima de la uMc, cuestión central.

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licencia administrativa para la segregación no puede obviarse «aunque el tí-


tulo inscribible sea una Sentencia firme». el momento en el que debe aportar
la licencia de segregación es el anterior al otorgamiento de la escritura, aun-
que temporalmente su obtención debe lograrse para la realización material de
la segregación es aquél en que se pretende formalizar la escritura pública en
la que su existencia se pondrá de relieve. el artículo 78 de las ncrh así lo pre-
vé: «que se acredite el otorgamiento de la licencia que estuviese prevista por
la legislación urbanística aplicable…».
la segunda cuestión planteada consiste en avalar la segregación o división rea-
lizada cuando la parcela resultante aunque sea inferior a la unidad mínima de
cultivo, no se entenderá vulnerada la legislación agraria si se dedica a uno de
los destinos constructivos del artículo 25.b) de la lMea y reúne los requisitos
en él mencionados. el fin de la construcción ha de ser o industrial u otros de ca-
rácter no agrario, ya que si se hace con estos fines la no nulidad del acto esta-
rá supeditada a la necesidad de licencia y al cumplimiento de las normas de las
unidades mínimas (103). Por exigencia de la legislación urbanística el procedi-
miento a seguir por el registrador consiste, al igual que en el supuesto anterior,
en el envío de copia de los documentos presentados a la administración agra-
ria, la cual, antes de que transcurran cuatro meses enviará certificación de la
resolución en la que se contenga el acuerdo de que se está ante la excepción
del artículo 25.b) de la lMea. Para ello es preciso que en la documentación re-
mitida se aprecien los siguientes datos: edificación o construcción a realizar en
la finca segregada; carácter permanente y fin de la edificación debidamente
testimoniada por el notario en la escritura a inscribir, y por último que la cons-
trucción se efectúe dentro del año siguiente en que tenga lugar la segregación
se completan estos requisitos con la necesidad de acreditar a posteriori la fi-
nalización de la edificación o construcción en el plazo fijado en la licencia de edi-
ficación de conformidad con la legislación urbanística (104). la finalidad de estos
requisitos se dirige a salvar las sanciones que la legislación agraria establece

103. vid. doMínGueZ luelMo, a.: «tanteo y retracto en la ley 19/1995 de Modernización de las explota-
ciones agrarias…», ob. cit., pp. 54 y ss. aunque el artículo 25.b) de la lMea se refiere al artículo 16 del rdl 1/1992,
de 26 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de la ley sobre el régimen del suelo y ordenación urba-
na en la actualidad será el artículo 24.2, en su redacción vigente y la ley 5/1999, de urbanismo de castilla y león.
104. como el cumplimiento de ambos plazos, artículo 25.b) de la lMea, es indispensable para delimitar la
competencia de la excepción: el cómputo del año siguiente se inicia con la segregación, en cambio se puede
exceder el fijado en la licencia para realizar la construcción.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

para la segregación o división de la finca rústica por debajo de la unidad míni-


ma de cultivo —artículo 24 de la lMea—. la apreciación de la excepción co-
rresponde a la administración agraria competente aunque el registrador puede
llevar a cabo la inscripción si se presenta licencia para edificar sin perjuicio de
que a posteriori proceda el acuerdo de la administración agraria.

2.2.3.2. silencio administrativo: su operatividad

el último tema previsto en el artículo 80 de las ncrh es el que se conoce co-


mo de «inscripción por silencio de la Administración Agraria» una vez que ha-
yan transcurrido los cuatro meses desde la remisión que de la documentación
presentada para inscribir lleva a cabo el registrador de la Propiedad, «si no
se contesta por la Administración competente dentro del plazo señalado». al
silencio de la administración en este caso se le otorga un efecto positivo, ya
que sin más permitirá la inscripción en el registro de la finca resultante de la
segregación o división siendo esta de extensión inferior a la unidad mínima de
cultivo o sin cumplir la normativa urbanística autonómica. tal solución, que in-
troduce el rd 1093/1997 en el precepto citado, resulta confirmada por la ley
4/1999, de 13 de enero, por la que se da nueva redacción al artículo 43 de la
ley 30/1992, lrjaP-Pac. no obstante esta posibilidad fue objeto de una crí-
tica unánime por parte de la doctrina (105), bien porque la función calificadora
de los documentos sujetos a inscripción —notariales o judiciales— corres-
ponde únicamente al registrador, artículos 18 de la lh y 98, 99 y 100 del rh,
bien se va a facilitar que el silencio de la administración permita la entrada en
el registro a un acto nulo en contra de las previsiones de lo dispuesto en el
artículo 33 de la lh. Pero lo cierto ha sido que en algunos supuestos se ha ins-
crito la adquisición de licencias por silencio administrativo considerándose co-
mo documento acreditativo de aquella la resolución denegando la licencia
cuando aquella es extemporánea (106) o cuando no ha habido resolución de-

105. vid. corral dueÑas, F.: «régimen de las Parcelaciones en suelo rústico», ob. cit., p. 860, alerta de
un retroceso inquietante más fácil y normal será que el interesado lo alegue aportando la documentación co-
rrespondiente. ibíd. García Mas, F.j.: «urbanismo. comentario al real decreto 1093/1997, de 4 de julio, por
el que se aprueban las normas complementarias al reglamento de ejecución de la ley hipotecaria…», Revis-
ta Crítica de Derecho Inmobiliario, 1998, pp. 349 y ss.
106. vid. rdGrn de 27 de mayo de 2002 (rja 1054): la resolución desestimatoria y extemporánea es do-
cumento acreditativo de la concesión de la licencia por silencio administrativo.

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negatoria de la licencia ni se ha expedido certificación del acto presunto (107).


Paradigma de esta postura a favor de la adquisición por silencio administrati-
vo de la licencia para la segregación es la rdGrn de 17 de septiembre de
2008 (108) en su fundamento de derecho segundo: «Como ya ha señalado rei-
teradamente este centro directivo, la concesión de licencias a efectos regís-
trales por silencio administrativo positivo una vez transcurrido el plazo legal
para que la Administración resuelva sobre la solicitud del interesado es una
consecuencia de lo dispuesto en el artículo 42 de la LRJAP, Ley 30/1992, y ello
es conforme con el sentido del silencio previsto en el artículo 33 de la Ley
6/1997, de 8 de julio, de Suelo rústico de las Islas Baleares que prevé que la
falta de resolución expresa por la Administración de la solicitud de licencia de
segregación, tendrá efectos estimatorios». en ella, después de establecer la
finalidad del silencio administrativo positivo (Fundamento tercero) sigue fijan-
do que, aplicando estos principios a la esfera registral, es evidente que, no
mediando esa declaración, el acto administrativo presunto debe reputarse ini-
cialmente válido, por lo que procederá su inscripción, sin perjuicio que la ad-
ministración pueda, a su vez, adoptar las medidas regístrales procedentes
para asegurar el resultado de la declaración de ineficacia. cumpliendo los so-
licitantes los requisitos señalados (tiempo y su cómputo, declaración en la es-
critura de no haberse obtenido contestación, debe procederse a la
inscripción…). la situación descrita no ha estado ausente de polémica, ha-
biéndose ésta recrudecido a posteriori por la sts (sala 3.ª, sección 5.ª) de 28
de enero de 2009 (109) ante un recurso en interés de la ley presentado por el

107. vid. rdGrn de 17 de junio de 2004 (rja 5485) y de 23 de febrero de 2006 (rja 1727), el registrador
debe efectuar la calificación por lo que resulte del registro en el momento de su presentación sin tener en
cuenta informaciones extraregistrales... ibíd. vaQuero raMiro, s. y GonZÁleZ Botija, F.: «el juego del
silencio administrativo en la concesión de licencias urbanísticas y en la legislación de Montes: problemática a
la hora de la inscripción en el registro de la Propiedad», Revista Española de Derecho Administrativo, ed.
thomson-civitas, núm. 136, año 2007, pp. 759 y ss.
108. rja 517, 2009. inscripción: procedencia: «… también es cierto que se ha admitido como medio de prue-
ba una vez suprimida la certificación del acto presunto por la reforma de la Ley 4/1999, de 13 enero, la mani-
festación en documento público de los solicitantes de que tal contestación expresa de la Administración no se
ha producido, dada la dificultad de la prueba del hecho negativo» (Fundamento quinto). en ella se plasma el
artículo 43.2 de la lrjaP: «Los interesados podrán entender estimado…».
109. rja 1471. Presidente: excmo. sr. d. Mariano de oro-Pulido y lóPeZ, como Presidente en ella se de-
clara como doctrina legal «que no es posible la concesión de licencias urbanísticas en contra de la legislación o de
la ordenación territorial por silencio contra legem». ibíd. nettel Barrera, a del c.: «el silencio positivo contra
legem en el derecho urbanístico. Punto crítico de encuentro entre los principios de legalidad, seguridad jurídica y
confianza legítima», Revista de Derecho Urbanístico y Medio Ambiente, núm. 248, Madrid, 2009, p. 175.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

ayuntamiento de Málaga donde se vuelve a plantear la eficacia del silencio po-


sitivo en la adquisición de licencias urbanísticas, fijando como doctrina legal:

— Que no puedan adquirirse por silencio administrativo licencias en contra de


la ordenación territorial o urbanística.
— Que los artículos 242.6 del trlrsou, rdl 1/1992, de 26 de junio, y el ar-
tículo 8.1.b), último párrafo, del rdl 2/2008, 20 de julio, son normas de
rango estatal básicas y el artículo 43.2 de la ley 30/1992, de 26 de no-
viembre, de rjaP-Pac, igual en su redacción por la ley 4/1999, de 13
enero (110), en consecuencia no pueden ser desconocidos por la legisla-
ción autonómica.
— su carácter vinculante una vez publicada en el Boe para todos los jue-
ces y tribunales (111).

a la luz de la doctrina legal en ella expuesta (112) sus efectos deberán exten-
derse más allá del ámbito donde surge la resolución judicial. «En el caso de
que transcurran cuatro meses desde la remisión o de que la Administración
agraria pudiera apreciar alguna excepción, el Registrador no practicará los
asientos solicitados», tal como hizo la dirección General de registros y del
notariado, en resolución de 15 de septiembre de 2009 (113), por proceder a se-
gregar una finca rústica previa a la celebración de su venta sin la correspon-
diente licencia de parcelación que los notarios deben testimoniar en la
escritura. en el Fundamento de derecho primero.1.b) se sienta que es inad-
misible la obtención de dicha licencia por silencio administrativo positivo. en

110. vid. raZQuin liZÁrraGa, j.a.: «silencio administrativo y urbanismo: imposibilidad de adquirir li-
cencias urbanísticas por silencio positivo contra legem (comentario a la sts de 28 de enero de 2009)«, Revista
Aranzadi Doctrinal, núm. 5, septiembre de 2009, pp. 51 y ss., para quien la legislación urbanística autonómica
dispone en cuanto a las licencias municipales su obtención por silencio positivo a falta de resolución y plazo…
111. vid. Boe de 30 de marzo de 2009, núm. 77, p. 29875. ibíd. Ferreres. v. y Xiol, j.a.: El Carácter
vinculante de la Jurisprudencia, ed. Fundación coloquio jurídico europeo, Madrid, 2009, pp. 77 y ss.
112. vid. laso BaeZa, v.: «el silencio positivo contra legem tras la ley 4/1999, de 13 de enero. una solu-
ción legal frustrada por el tribunal supremo», Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, núm. 714, 2009, pp. 714
y ss., en contra del contenido de la sentencia. igualmente muy crítico con esta doctrina García trevijano,
j.a.: «silencio administrativo y licencias urbanísticas», La Ley, 17 de abril de 2009, 10-08.
113. vid. Boe de 7 de octubre de 2009, núm. 242, p. 84786.

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teodora Felipa torres García

el Fundamento tercero añade que, «vinculando esta doctrina legal (STS de 28


de enero de 2009) a todos los Jueces y Tribunales, no puede en modo algu-
no ser desconocida por este Centro Directivo ni tampoco por Notarios y Re-
gistradores…», lo cual en los supuestos que indica el tribunal supremo no
puede en ningún caso entenderse concedida por silencio administrativo po-
sitivo (114). ¿Pero cómo será su incardinación con lo dispuesto en el artículo 80
de las ncrh? literalmente, a tenor de él en el caso de que transcurran cua-
tro meses desde la remisión de la documentación o desde la apreciación por
la administración agraria de la existencia de alguna excepción del artículo 25
de la lMea ¿el registrador practicará los asientos solicitados? será el su-
puesto contemplado en el artículo 25.b) de la lMea del mencionado precep-
to el que para exceptuar la prohibición de división por debajo de la unidad
mínima de cultivo se debe justificar que sobre la porción segregada va a edi-
ficarse una construcción permanente de carácter no agrario, en cuyo caso se
abandona el régimen de la unidad mínima de cultivo propiamente dicho a fa-
vor de las normas urbanísticas. a tal solución llega la citada rdGrn de 10 de
junio de 2009 (115), y en concreto lo dispuesto en el artículo 24.2 de la lucl,
en su redacción por la ley 4/2008, de 15 septiembre, de Medidas sobre ur-
banismo y suelo, y en el artículo 97 de la ley de urbanismo de castilla y le-
ón, después de establecer que «En suelo rústico están prohibidas las
parcelaciones urbanísticas…». a tal efecto en los supuestos en los que la
legislación agraria y otras normas sectoriales permitan divisiones y segre-
gaciones sin respetar la unidad mínima de cultivo, con finalidad constructiva,
esta quedará subordinada al régimen establecido en esta ley… así como la
necesidad de la licencia urbanística (116); refrendado por los artículos 288.2.b)
y 309 del reglamento de 2004 que desarrolla la ley 5/1999, de urbanismo
de castilla y león, encomendando a notarios y registradores la labor de ve-

114. vid. laGuna de PaZ, j.c.: «la soportable levedad de las licencias urbanísticas», Revista de Dere-
cho Urbanístico y Medio Ambiente, núm. 251, Madrid, 2009, pp. 24 y ss.
115. Boe de 29 de junio de 2009, ob. cit., p. 54102, Fundamento de derecho segundo: «En este caso ha-
brán de aplicarse las normas urbanísticas al alegarse un tipo de construcción…». ibíd. rdGrn de 24 de ma-
yo de 2005 (rja 5491). la dirección General estimó el recurso presentado, suspendió la calificación del
registrador manteniendo que no es la administración agraria, sino la norma urbanística la que debe estimarse.
116. vid. coMPany vÁZQueZ, a.M.: «la incidencia de la ley 8/2007, de 28 de mayo, del suelo (actual tex-
to refundido aprobado por real decreto legislativo 2/2008, de 29 de junio) en la legislación urbanística de cas-
tilla y león», Revista Jurídica de Castilla y León, núm. 18, 2009, pp. 121 y ss. en el artículo veinte lleva a cabo
esa modificación del artículo 24.2 de la lucl.

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las unidades mínimas de cultivo en la legislación de castilla y león

rificar el control de la legalidad (117). el siguiente paso hubiera sido la adquisi-


ción de la licencia por el silencio de la administración agraria, al haber dejado
pasar el plazo de los cuatro meses, licencia que formalmente no se ha conce-
dido, posibilitando el acceso a los libros regístrales de aquella inscripción que pa-
ra evitar la sanción del artículo 24.3 de la lMea —por ser inferior a la unidad
mínima de cultivo y en consecuencia declarada nulo— se quiere construir una
edificación con fines no agrarios aunque sea con la ausencia de algunos de los
requisitos exigidos por la legislación urbanística —artículo 25.b) de la lMea, a
la que el acto de inscripción se encuentra sometido vía artículo 80 de las
ncrh—.
sin embargo aunque sea con efectos limitados a las licencias urbanísticas (118)
el transcurso de esos cuatro meses ya no supondrá la adquisición sin más de
ese requisito imprescindible para apreciar la excepción, y con ello el registra-
dor practicará los asientos correspondientes, pues si bien ese sería el efecto
del silencio administrativo positivo tal y como está diseñado en ese artículo 80
de las ncrh ante la inactividad de la administración agraria competente, la
sts de 28 de enero de 2009 (119) expande su alcance general e impide que ese
resultado tenga eficacia, ya que estamos ante una norma que es contraria al or-
denamiento jurídico o porque una norma de derecho comunitario europeo es-
tablezca lo contrario —artículo 43.2 de la ley 30/1992—. la dirección General
de los registros y del notariado (120) abandona en consecuencia el criterio que
vino manteniendo en recientes resoluciones cuando las legislaciones autonó-
micas estimaban la adquisición de licencias urbanísticas por el transcurso del

117. vid. rdGrn de 17 de junio de 2004 (rja 5485), rdGrn de 10 de septiembre de 2002 (rja 8920):
rdGrn de 13 de marzo de 2006 (rja 1854). ibíd. lóPeZ FernÁndeZ, l.M.: «legislación urbanística e ins-
cripción registral», ob. cit., p. 106. ibíd. rdGrn de 23 de junio de 2004 (rja 5489): inexistencia de silencio
positivo.
118. vid. raZQuin liZarra, j.a.: «silencio administrativo y urbanismo: imposibilidad de adquirir licencias
urbanísticas por silencio positivo contra legem», ob. cit., pp. 57 y ss.
119. Boe de 30 de marzo de 2009, p. 29875. ibíd. rdGrn de 15 de septiembre de 2009 (Boe de 7 de oc-
tubre de 2009, p. 84785) en el mismo sentido; ibíd. sts (sala 3.ª) de 27 de febrero de 2008 (rja 1694). Po-
nente: excmo. sr. d. P.j. yaGÜe Gil: «silencio administrativo positivo inexistente por ser contra legem». si bien
limitado a ese supuesto concreto.
120. vid. rdGrn de 18 de septiembre de 2009 (Boe de 7 de octubre de 2009, núm. 242, p. 84786). ibíd.
rdGrn de 8 de septiembre de 2009, núm. 15994.
121. vale como ejemplo la rdGrn de 17 de septiembre de 2008 (rja 517). ibíd. la de 27 de noviembre de
2008 (rja 1462).

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teodora Felipa torres García

plazo en ellas establecido ante la inacción de la autoridad competente (121), lo que


supondrá la necesidad de adaptar la legislación preexistente a la nueva solución
ante el carácter básico estatal que tienen tanto el artículo 8.1.b), último párrafo,
del rdl 2/2008, de 20 de junio, del suelo, como el artículo 43.2 de la ley
30/1992, de 26 de noviembre, rjaP-Pac.
¿se extiende la doctrina de la sentencia al artículo 80 de las ncrh? los su-
puestos en él contemplados son o bien la declaración de nulidad del acto
adoptado por la administración agraria (rdGrn de 10 de junio de 2009), o
bien la apreciación de la excepción [artículo 25.b) de la lMea] para la que co-
mo presupuesto se requiere la obtención de la licencia urbanística (artículo
24.2 de la lucl), según la ley 4/2008, al transcurso de los cuatro meses;
después de que la administración agraria apreciase la existencia de la ex-
cepción sin haber remitido la resolución ¿deberá el registrador practicar los
asientos solicitados? la negativa se puede imponer (artículo 19 del rdl de 20
de junio de 2008 y rdGrn de 15 de septiembre de 2009) (122).

122. vid. Boe de 7 de octubre de 2009, núm. 242, p. 84786.

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