Convención Dominico
Convención Dominico
Convención Dominico
El modus vivendi estaba funcionando perfectamente y en los últimos ocho meses el gobierno
dominicano pudo contraer con una abundancia de fondos sin precedentes. Pero la deuda era
todavía demasiada alta y se sabía que muchas reclamaciones eran fraudulentas. Un estudio
hecho por un experto financiero llamado Jacobo Hollander, enviado por Roosevelt para
determinar el monto real de la deuda, estableció que a mediados de 1905 la República debía
mas de $40,000,000 de dólares en el país y en el extranjero. Pero esta suma, según Hollander
podía ser reducida a más de la mitad por carecer de suficiente legitimidad. En ese momento los
ingresos aduanales del país apenas alcanzaban los $2,000,000 de dólares al año. De estos
ingresos se depositaban unos $100,000 dólares mensuales en el National City Bank de New
York para cumplir con el modus vivendi, pero para todos era evidente que ésta era una cantidad
insuficiente para satisfacer todas las reclamaciones.
El próximo paso fue liquidar todas esas acreencias y consolidar la deuda de manera que la
República quedara con un solo acreedor. El interés del gobierno de los Estados Unidos era
eliminar de una vez por todas la ingeniería europea de las finanzas y la política dominicana y
sustituir esa influencia por un protectorado administrativo financiero expresado ya en el convenio
de febrero de 1905.
Adquirido este préstamo en septiembre de 1906 el gobierno logró que casi todos los acreedores
firmaran el Plan de Ajuste a principios de diciembre bajo la seguridad de que recibieran su
dinero en breve plazo. Por su parte, el gobierno Americano también impuso sus condiciones por
la garantía que ofreció a la firma Kuhn, Loen and Company de New York para que prestara a la
República los $20,000,000 de dólares mencionados.
El acuerdo que ratificó el Congreso dominicano el día 3 de Mayo de 1907, también dispuso que
para el pago de la deuda, el 50 por ciento de los ingresos aduanales se depositarían en un
banco de Nueva York, y un 5 por ciento se destinaría para el pago de los empleados de la
Receptoría, y el restante 45 por ciento se entregaría al Gobierno dominicano para los gastos
administrativos.
Efectos
Pese a la gran oposición que durante más de un año se le hizo a la convención de 1907, los
negociadores dominicanos Emiliano Tejera y Federico Velásquez argumentaron que ella era la
única solución posible ante las continuas demandas de los acreedores europeos y frente a la
insistencia norteamericana para que el Gobierno Dominicano pusiera orden en sus finanzas.
Como arreglo financiero la Convención fue efectivamente una buena salida al embrollo de la
deuda dominicana. Pero como acuerdo político, el precio que tuvieron que pagar los
dominicanos fue demasiado alto en términos de la dependencia a que se obligaba con los
Estados Unidos, pero, a juzgar por los acontecimientos que tenían lugar en aquellos años en
otros países del caribe, resulta difícil imaginar de qué otra manera hubieran podido solucionar
los dominicanos la bancarrota heredada de Lilis que se agravo con las revoluciones y las
prugnas de los partidos.
De inmediato, la convención surtió los mismos efectos que ya venia produciendo el modus
vivendi. El contrabando fue liquidado, los sistemas de contabilidad aduanera fueron
perfeccionados, las filtraciones y las malversaciones fueron detenidas, las aduanas fronterizas
fueron reorganizadas, y todo ello significó un notable aumento de los ingresos.