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Discurso Nikita

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INTRODUCCIÓN

Nikita Jruschov asumió el poder en 1953, poco después de la muerte de Iósif


Stalin, y desde el comienzo de su mandato dedicó muchos esfuerzos a
denunciar los abusos de la época estalinista y el “culto a la personalidad” de su
predecesor.

Liberó a la mayoría de presos políticos y recrudeció el control estatal sobre los


organismos de seguridad. En el ámbito internacional mejoró sustancialmente
las relaciones con Occidente con su promoción de la idea de “coexistencia
pacífica” de países con distintos sistemas sociales. Su época, sobre todo el
final de la década de los años 50, fue bautizada en la URSS como “el deshielo
de Jruschov”.

Sin embargo, su carácter impulsivo y negligente, así como su tendencia a


asumir demasiada responsabilidad en cuestiones que no dominaba,
desembocaron en varios experimentos económicos frustrados.

La mayoría de los rusos al hablar sobre Jruschov recuerda su exótico programa


de plantar el maíz en todos los campos, incluidas las zonas inapropiadas desde
el punto de vista climático. En el extranjero su nombre se asocia con la crisis de
los misiles en Cuba. Muchos recuerdan la anécdota del líder soviético
golpeando con un zapato la mesa en la sala de la Asamblea General de las
Naciones Unidas.

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"INFORME SECRETO" DE KRUSCHEV AL XX CONGRESO DEL
PCUS FEBRERO DE 1956

¡Camaradas! En el informe del Comité Central del Partido ante el Vigésimo


Congreso, en algunos discursos de delegados al Congreso, así como
anteriormente, durante las sesiones plenarias del CC/PCUSD, mucho se ha
dicho sobre el culto del individuo y sus dañosas consecuencias.

Después de la muerte de Stalin, el Comité Central del Partido comenzó a


emplear la política de explicar, concisamente y concretamente, que es ilícito y
extraño al espíritu de marxismo y del leninismo elevar a una persona,
transformarla en un superhombre dotado de características sobrenaturales,
comparables a las de un dios (...)

Entre nosotros se cultivó durante muchos años esa creencia en torno a un


hombre, y especialmente en torno a Stalin.

El objeto del presente informe no es una valoración exhaustiva de la vida y la


actividad de Stalin. (...) Ahora nos encontramos frente a una cuestión de
inmensa importancia para el Partido en el presente y en el futuro (...) se trata
de cómo el culto de la persona de Stalin fue creciendo gradualmente; ese culto
que en determinado momento se convirtió en la fuente de toda una serie de
perversiones unánimemente graves y serias de los principios del Partido, de la
democracia del Partido, de la legalidad revolucionaria (...)

Cuando analizamos las prácticas de Stalin en cuanto a la conducción del


Partido y la nación, cuando nos detenemos a considerar cualquier acto de
Stalin, debemos convencernos de que los temores de Lenin estaban
justificados. Las características negativas de Stalin, que en época de Lenin
eran sólo incipientes, se transformaron durante los últimos años en un grave
abuso de poder que causó indecible daño a nuestro Partido (...)

Stalin no actuó mediante la persuasión, la explicación y la cooperación paciente


con las personas, sino imponiendo sus conceptos y exigiendo obediencia
absoluta a su opinión. Quien se oponía a ello , o procuraba probar su punto de

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vista y la exacti tud de su posición, quedaba sentenciado a la exclusión del
mando colectivo y a la correspondiente aniquilación moral y física.(...)

Debemos afirmar que el Partido libró una severa lucha contra los trostskistas,
los derechistas, los burgueses nacionalistas, y que desarmó ideológicamente a
todos los enemigos de Lenin. Esta lucha ideológica se llevó a cabo con éxito, y
así el Partido se vigorizó y templó. En esto Stalin representó un papel positivo
(...)

Stalin inventó el concepto “enemigo del pueblo”. Este término hizo


automáticamente innecesario que se probaran los errores ideológicos de un
hombre u hombres dispuestos a la discusión; este término hizo posible el uso
de la más cruel represión, la violación. todas las normas de la legalidad
revolucionaria contra cualquiera que,. en una u otra forma, estuviera en
desacuerdo con Stalin; contra todo sospechoso de intención hostil; contra
cualquier hombre de mala reputación. Este concepto “enemigo del pueblo”
eliminó radicalmente la posibilidad de cualquier clase de lucha ideo lógica, y la
posibilidad de dar a conocer opiniones personales sobre tal o cual punto, aún
sobre cuestiones de carácter práctico. En verdad, la única prueba de
culpabilidad empleada (contra todas las normas de ciencia legal) fue la
«confesión» del propio acusado; y como lo demostró la investigación ulterior,
se obtuvieron «confesiones» por medio de torturas físicas contra el acusado(...)

Ese enfermizo recelo creaba en él una desconfianza general, aun con respeto
a eminentes trabajadores del Partido a quienes habíamos conocido durante
años enteros. Por doquier veía «enemigos», «espías» y «traidores».

Dueño de un poder ilimitado, su despotismo no conoció límites y fue capaz de


aniquilar a los hombres moral y físicamente (...)

Así Stalin sancionaba en nombre del Comité Central del Partido Comunista de
la Unión Soviética (Bolchevique) la más brutal violación de la legalidad
socialista, la tortura y la opresión (...)

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La obstinación de Stalin se mostró asimismo no solo en decisiones
concernientes a la política interior del país, sino también en las relaciones
internacionales de la Unión Soviética (...)

En este sentido, Stalin se popularizó enérgicamente a sí mismo como gran


líder; de varios modos trató de imponer al pueblo la versión de que todas las
victorias ganadas por la nación soviética durante la Gran Guerra Patriótica se
debían al coraje, la osadía y el genio de Stalin y de ningún otro (...)

No Stalin, pero si el Partido como conjunto, el Gobierno soviético, nuestro


heroico ejército, sus talentosos líderes y valientes soldados, la nación soviética
sola, éstos son los únicos que aseguraron la victoria en la Gran Guerra
patriótica(...)

Las magníficas y heróicas acciones de millares de millones de hombres de


Occidente y Oriente durante la lucha contra la amenaza del yugo fascista que
pendía sobre nosotros perdurará durante centurias y milenios en el recuerdo de
la agradecida humanidad (...)

¡Camaradas! Debemos abolir el culto del individuo decisivamente, de una vez


por todas; debemos sacar las conclusiones acertadas sobre la labor ideológica-
teórica y práctica. Para ello es necesario:

Primero, seguir la norma bolchevique, condenar y desarraigar el culto al


individuo como ajeno al marximo-leninismo y opuesto a los principios del
mando del Partido y sus normas de vida, y luchar inexorablemente contra todo
intento de volver a implantar esta práctica en una forma u otra (...)

En segundo término, debemos continuar sistemáticamente y con persistencia la


obra del Comité Central durante los últimos años (...) de los principios leninistas
del mando del Partido, y caracterizada, sobre todo, por el principio dominante el
mando colectivo, por el respeto de las normas de vida del Partido descritas en
los estatutos de nuestro Partido y, en suma, por la amplia práctica de la crítica
y la autocrítica.

En tercer término, restaurar completamente los principios leninistas de


democracia soviético-socialista, expresadas en la Constitución de la Unión

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Soviética, para combatir la arbitrariedad de individuos que abusen del poder.
(...)

¡Camaradas! El Vigésimo Congreso del Partido Comunista de la Unión


Soviética ha manifestado con nueva energía la inconmovible unidad de nuestro
Partido, su cohesión en torno al Comité Central, su firme voluntad de cumplir la
gran tarea de construir el comunismo.

BIOGRAFÍA DEL ORADOR

Político soviético

Hombre de estado soviético y Primer Secretario del Partido Comunista


Soviético de 1953 a 1964 y Primer Ministro de 1958 a 1964.

Nacido el 17 de abril de 1894, en Kalinovka, Ucrania, en el seno de una familia


de campesinos pobres.

Trabajó como minero en la cuenca carbonífera del Don. Sirvió en el ejército


zarista durante la I Guerra Mundial y participó en la Revolución Rusa, donde se
unió a los bolcheviques y entró en el Ejército Rojo en 1918 luchando en la
guerra civil que siguió a la Revolución, en la zona del mar Negro.

Asistió a un instituto de enseñanza secundaria dirigido por el Partido Comunista


en 1921 y trabajó como organizador del partido hasta 1929. Durante los dos
años siguientes estudió en la Academia Industrial de Moscú. Participó en la
Batalla de Stalingrado.

Jruschov se convirtió en miembro del Comité Central en 1934 y desde 1935


hasta 1937, fue secretario del comité de Moscú. En 1938 fue destinado a
Ucrania como primer secretario del PCUS y es miembro provisional del
Politburó del PCUS; se convirtió en miembro pleno en 1939 y también fue
destinado al Presidium del Soviet Supremo.

Desde estos cargos participó en las purgas estalinistas. En 1953, seis meses
después de la muerte de Stalin, llegó a la Primera Secretaria del Partido
Comunista de la Unión Soviética, y tres años más tarde, en el vigésimo
congreso del partido, denunció el stalinismo y el "culto de la personalidad".

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Los acontecimientos más destacados de su administración son los alborotos de
Poznán, la sublevación húngara (1956), y la tentativa fallida de instalar los
misiles en Cuba (1962).

Fue destituido en 1964 y substituido por Leonid Brezhnev y Kosygin.

Nikita Jrushchov falleció en Moscú el 29 de agosto de 1971 de una cardiopatía.

SITUACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA Y CULTURAL EN LA QUE


SE DESARROLLO EL DISCURSO

El discurso de Khruschev fue "secreto" en tanto que fue pronunciado en sesión


cerrada del Congreso y no formó parte de los informes y resoluciones oficiales
emitidas por él. Sin embargo, sí se distribuyeron copias a las diversas
dirigencias regionales del PCUS y a algunos gobiernos extranjeros. El texto
completo del discurso se hizo publicó recién el 18 de marzo de 1956 y
entonces sólo en Belgrado y Washington. Las revelaciones hechas por
Khrushchev y la esperanza de "des-estalinización" crearon grán expectativa en
Europa oriental pero provocaron rechazo y revueltas callejeras en Georgia,
tierra natal de Stalin. El texto completo del discurso no se publicó en la URSS
sino hasta 1988.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA DONDE SE DESARROLLÓ EL


DISCURSO

El llamado «Discurso secreto», es una famosa intervención del político


soviético Nikita Jrushchov durante el XX Congreso del Partido Comunista de la
Unión Soviética, el 25 de febrero de 1956. En éste se denuncian los crímenes
de Stalin y la represión durante la llamada Gran Purga en los años anteriores a
la Segunda Guerra Mundial.

Este discurso significó la ruptura de la línea oficial del Partido con los
postulados reflejados en el llamado estalinismo, de manera que se intenta
regresar al PCUS a su leninismo oficial e inicial, repudiando el culto a la
personalidad.

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Su nombre lo adquiere de la sesión en la cual fue pronunciado, ya que era una
sesión reservada en la cual no participaron los invitados extranjeros del
Congreso. Además su texto original sólo fue publicado en su totalidad en la
gaceta oficial del Comité Central del Partido el 3 de marzo de 1989, como
producto de la apertura realizada por Gorbachov en el proceso conocido como
glásnost.

CRITICA DEL DISCURSO

El último día del Vigésimo Congreso del Partido Comunista [14 – 25 de febrero,
1956] de la Unión Soviética se celebró a puerta cerrada. Los delegados tenían
prohibido tomar notas. No había taquígrafo y no se esperaba ninguna
discusión. Fue en ese entonces que Nikita Khrushchev, Primer Secretario del
Partido Comunista, dio lectura a su ponencia sobre el culto del individuo. Se
trata de un documento extraordinariamente franco, en particular si se tienen en
cuenta los estándares de la neolengua comunista: Khrushchev va al grano e
identifica a Stalin, que había fallecido tres años antes, como el individuo en el
“culto del individuo”. Considerar a Stalin como un tipo de superhombre infalible
era ajeno a los preceptos del Leninismo-Marxismo. Y ahí, ya desde el
comienzo, está el problema: éste es un documento muy autosuficiente. Años
más tarde Khrushchev admitiría que tenía las manos manchadas de sangre,
pero que estaba convencido que presentar el informe secreto había sido lo
correcto: la locura tenía que parar. Sin embargo, el documento constituía a la
vez un ataque a la vieja guardia estalinista y como tal podía amenazar su
posición dentro del partido. Khrushchev muestra la prudencia de alabar al
comunismo (en particular a Lenin), mientras que perjudica a Stalin y, en menor
medida, a Beria.

Un hombre de letras se daría cuenta de la ironía de Khrushchev, que condena


el culto del individuo mientras que lo perpetúa. El Stalin de su documento
secreto era un superhombre, que había intimidado una nación entera, dirigido
(equivocadamente) una guerra sin ayuda de nadie, logrando escapar de la
mirada vigilante de sus camaradas del Partido Comunista.

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Sin duda alguna se podía hablar del “culto del individuo”, y Khrushchev atacó
mucho más que la mera glorificación de Stalin y las películas militares e
históricas que, según él, “nos enferman”. Echándole toda la culpa a un
individuo, Khrushchev tenía la esperanza de llevar a cabo un cambio, aunque
no muy grande. De acuerdo a sus propias palabras, “Estábamos asustados,
muy asustados. Teníamos miedo de que el descongelamiento ocasionara una
inundación que no fuéramos capaces de controlar y que nos ahogara”.

Durante su discurso Khrushchev leyó una carta que había estado suprimida y
que se había llegado a conocer como “el testamento de Lenin”. En la misma,
Lenin se queja de las malas maneras de Stalin, recomendando que no lo
nombren Secretario General (“conmoción en la sala”). Khrushev llega
rápidamente al párrafo que menciona los “graves abusos” de poder cometidos
por Stalin y las represiones a las masas de la década de los treinta. Aquí
también se anda con cuidado y compara a Lenin, cuyas malas maneras
estaban dirigidas a las clases enemigas, con Stalin, quien no tenía esos límites
y que era responsable de la muerte de camaradas comunistas aún cuando ya
se había ganado la revolución. Lenin había abolido la pena de muerte incluso
antes que se hubiera derrotado a la Guardia Blanca.

Nótese que, con la excepción de su condena a la deportación de, entre otros,


los chechenos, Khrushchev dijo poco o nada sobre los crímenes de Stalin
contra los no comunistas. Para ser generosos con Khrushchev en su censura a
la crueldad de Stalin con los comunistas: puede haber entendido “comunista”
como sinónimo de “cualquier ciudadano soviético”.

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CONCLUSIÓN

Pese a sus importantes méritos, para muchos miembros de la élite del Partido
Comunista y del aparato administrativo soviético, al final de su mandato
Jruschov había ido demasiado lejos. Sus errores en la política exterior y sobre
todo sus numerosos y mal pensados “experimentos” precipitaron su caída.

El 14 octubre de 1964, mientras Jruschov estaba de vacaciones en la


península de Crimea, el Comité Central del Partido se reunió en Moscú. A
Jruschov lo invitaron a las últimas sesiones. El líder del país advirtió el complot,
pero no podía recurrir a la ayuda de los militares: las Fuerzas Armadas
tampoco deseaban que el primer secretario siguiera en su puesto tras las
reformas llevadas a cabo en el Ejército y el despido de miles de oficiales
experimentados. El comunicado oficial del Comité Central decía que “Nikita
Jruschov queda liberado de sus cargos a causa de su avanzada edad y del
empeoramiento de su estado de salud”. Sin embargo, el ex líder soviético vivió
siete años más, casi recluido en su dacha y sin autorización para dar discursos
ni entrevistas.

Su hijo Serguéi registró con una grabadora las memorias de su padre que,
sacadas clandestinamente del país, se publicaron en Occidente. En ellas,
Jruschov aseguraba no saber nada de las purgas estalinistas de los años 30.
Para el ex primer secretario, que había pertenecido al círculo de colaboradores
más íntimo de Iósif Stalin, fueron pasados por las armas o aniquilados en los

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campos de concentración siberianos solo los “enemigos acérrimos del poder
soviético”.

Nikita Jruschov está sepultado en Novodévichie, el cementerio más afamado


de Moscú, donde hay erigido un impactante monumento en su honor. Se trata
de una columna de mármol blanco y negro compuesta de varios bloques de
diferentes materiales y formas y coronada por la cabeza en mármol del difunto.
Curiosamente el monumento, objeto de admiración de los visitantes del
cementerio, es obra del escultor Ernst Neizvestny, quien en su día acusó a
Jruschov de no entender nada sobre arte.

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