Las Cerezas
Las Cerezas
Las Cerezas
Juanito tenía diez años; unos ojos grandes como manzanas y negros
como moras y labios semejantes a su fruta favorita, las cerezas.
Era aficionado a ellas con locura, y con ser tantas las que pesaban en
las ramas de un cerezo que había delante de su casa, llevaba la
cuenta de ellas, comiéndose todos los días las que estaban más
maduras.
Pero lo que era placer para los gorriones, era desesperación para el
niño, que se ponía furioso cada vez que al coger una cereza la hallaba
picada; y aunque hubiesen dejado para él la mejor parte, no se
consolaba, por más que los gorriones al picotear cantasen:
- ¡Qué rica está! ¡Pi, pi, pi! Hay para ti y para mí. - Ahora verás lo que
hay para ti -decía Juanito.
El niño conoció la voz del lobo y echó a correr espantado; pero cada
vez oía más cerca:
-¡Oh! ¡oh! ¡oh! ¡que me lo como yo!
Juanito no cesaba de correr, pero con tan poco tino que acabó por
extraviarse; y ya el aullido del lobo resonaba tan cerca de sus oídos
que parecía que el aliento de la fiera humedecía su cogote, cuando vio
una lucecilla; y creyendo que procedería de una casa, echó a correr en
dirección a ella dando fuertes gritos.
10.- ¿Por qué pasó hambre la familia de Juanito? a)– Las langostas comieron las
cerezas. b)– Hizo mucho frío aquel invierno.c)– Las langostas comieron los
sembrados.
19.- Desde entonces, Juanito permitía que los insectos y gorriones comiesen...
a) – Sus manzanas. b) – Sus cerezas. c) – Sus rosales.
20.- Al final, Juanito se estremeció cuando vio... a)– Al lobo muerto. b)– La
luciérnaga en el rosal. c)– Los dientes que tenía el lobo.