El TDAH
El TDAH
El TDAH
“PSICOLOGIA DE LA EXEPCIONALIDAD”
TEMA: TDAH
DOCENTE: RONAL CONDORI PACORI
SEMESTRE: VI SECCION: “B”
INTEGRANTES:
- LIZBETH NELY QUISPE SALAZAR
- CCUNO MARRON YHOSE JEISON
- ANAHUA PEQUEÑA DINA CAROLINA
- MAMANI HUANCA CRISTIAN
JULIACA-PUNO-PERU
2018
El TDAH
1.- Atención: Definición y Concepto
A poco que se analice el entorno del ser humano se observa el volumen de información que
nos rodea, por ello, consciente o inconscientemente, se ha de seleccionar sólo parte de la
información disponible, a ser posible las más relacionadas con las actividades presentes o
futuras. Si suponemos que el sistema cognitivo humano es de capacidad limitada es
imprescindible seleccionar las fuentes de información que van a procesarse y para ello está
especialmente diseñado el mecanismo cognitivo de la atención. Esta capacidad de selección
permite la adaptación a un entorno complejo y cambiante, al mismo tiempo que posibilita la
interacción con el mismo. Obviamente la posibilidad de seleccionar la información entrante
ofrece distintas posibilidades que permiten dirigir nuestros recursos mentales selectivamente
sobre aspectos del entorno o repartir dichos recursos exclusivamente en una tarea o repartirlas
entre dos o más actividades. Así, se puede considerar que la atención controla la actividad mental
y conductual, al tiempo que influye en los sistemas sensoriales al obtener información del mundo
exterior e interior.
La atención está muy relacionada con otros procesos psicológicos en los que influye
(percepción, memoria, aprendizaje) o por los que se ve afectada (memoria, emoción). Sin
embargo, es difícil establecer una concepción más o menos homogénea de la atención, aunque
se podría afirmar que hay cierto consenso en considerarla como un mecanismo unitario
estructuralmente modular (Tudela 1992; García-Sevilla 1997), aunque esto no supone dejar de
considerar que se trata de un proceso de naturaleza compleja y diversa, de la que aún se está lejos
de comprender totalmente su naturaleza y funcionamiento (Rosselló, 1999) o como señalan
Fernández-Abascal et al. (2001) se trata de un conjunto de fenómenos diversos enmarcados en
un mecanismo cognitivo complejo. De forma general, la atención tiende a conceptualizarse de
dos maneras (García-Sevilla 1997; Fernández-Abascal 2001):
Como un estado de concentración o en palabras de James focalización de la conciencia.
Es decir, entendida como habilidad compuesta por estrategias para la optimización del
funcionamiento del sistema cognitivo.
Como capacidad de procesamiento. Capacidad que puede distribuirse a diferentes focos
de diversas formas (Kahneman 1973/1997; de Vega 1984; Tudela 1992; García-Sevilla
1997; Rosselló, 1997). Es decir, la atención entendida como mecanismo de activación de
procesos.
Aunque para explicar genéticamente esta patología se ha apuntado la presencia de una patrón
de herencia monogénico en algún estudio, por ejemplo la asociación con carácter autosómico
dominante ligado al cromosoma 20 (estudio de Hess y colaboradores en 1995), los estudios de
segregación familiar más recientes señalan un patrón poligénico como base genética del THDA.
Partiendo del beneficio terapéutico obtenido con sustancias dopaminérgicas como los
psicoestimulantes, las primeras investigaciones en la genética molecular se dirigieron hacia los
genes relacionados con la transmisión dopaminérgica. El defecto podría situarse en el gen para el
transportador de la dopamina (DAT1) en el cromosoma 5p15.3, el cual inactivaría al
neurotransmisor posiblemente por la elevada afinidad por el mismo y una menor recaptación de
dopamina por la neurona presináptica (Popper y West 1996). Otra posibilidad se situaría a nivel
del gen para el receptor de la dopamina (DRD4) en el cromosoma 11p15.5, que codificaría un
receptor postsináptico disfuncional, con menor sensibilidad a la dopamina del espacio sináptico.
Esta teoría explicaría desde el punto de vista terapéutico el beneficio de estos pacientes con
agonistas dopaminérgicos como los estimulantes. Por otro lado, desde un punto de vista
diagnóstico y neurorradiológico justificaría claramente las diferencias observadas entre los niños
con THDA y la población en general. Así, los estudios funcionales (SPECT, PET) ponen de
manifiesto una actividad reducida de las vías frontoestriatales, ricas en terminaciones
dopaminérgicas. Los estudios volumétricos mediante RM cerebral revelan un volumen menor
que los controles sanos a nivel de los lóbulos frontales, ganglios basales y alguna región del
cuerpo calloso.
Otra teoría de base genética apuntada en 1997 por Odell y colaboradores, señala la presencia
de dos alelos en el complejo principal de histocompatibilidad (el alelo nulo del gen C4B y el
alelo beta-1 del gen DR), relacionados con la formación de sustancias inmunológicas que se han
identificado en el paciente con THDA con una frecuencia 8 veces mayor que en la población
sana.
Tampoco existen datos empíricos fiables, por otra parte, muchos de estos aditivos
contienen un nivel alto de azúcar y se ha sugerido que esto también podría ser un factor
causal. Hay dos nociones principales que guían la investigación de la dieta como causa
del TDAH.
1ª.- Feingold, 1975. Decía que los niños hiperactivos son especialmente sensibles a los
componentes tóxicos de los colorantes artificiales, ciertos conservantes y silicatos
naturales.
2ª.- Una teoría presentada por muchos ecologistas clínicos sugiere que los niños
hiperactivos son alérgicos en su mayoría a diferentes alimentos como la leche, los
cereales, los huevos o el azúcar.
Diversos estudios indican que la dieta puede ser beneficiosa pero que generalmente
actúa como placebo. Los colorantes no contribuyen de forma significativa a la
hiperactividad ni tampoco la originan.
FACTORES BIOLÓGICOS
Se evaluarán mediante un examen físico exhaustivo para detectar posibles signos
neurológicos, anomalías congénitas u otros síntomas orgánicos que resulten de interés.
En cuanto a la organización del centro, interesa sobre todo los aspectos materiales y de
funcionamiento, así como la ubicación del mismo y su estructura organizativa.
Además de los exámenes neurológicos que se apoyan en los datos proporcionados por el
electroencefalograma y la cartografía cerebral, así como de la exploración pediátrica que
insiste en ensayos de coordinación y persistencia de movimientos, la valoración de la
hiperactividad se completa con una evaluación psicológica que tiene varios ejes:
información proporcionada por adultos significativos para el niño (padres y profesores),
informes del propio niño y observaciones que sobre su conducta realizan otras personas
en el medio natural.
DIAGNOSTICO
La evaluación que realiza el Psicólogo tras haber realizado diversas pruebas psicotécnicas
y valorado las características del contexto familiar y escolar, mediante las cuales puede
distinguir, de entre otros posibles diagnósticos, el que corresponde al caso en estudio.
Para poder confirmar este diagnóstico (TDAH) y distinguirlo de otros posibles problemas
psicológicos que pueden confundirse con el TDAH, se suelen realizar las siguientes
pruebas, además de las anteriormente citadas:
PRONOSTICO
“EL PRONÓSTICO ES VARIABLE EN FUNCIÓN DE LA GRAVEDAD DE LOS
SÍNTOMAS Y DE LOS PROBLEMAS Y/O TRASTORNOS QUE PUEDAN
COEXISTIR CON EL TDAH. UN DIAGNÓSTICO PRECOZ Y UN TRATAMIENTO
ADECUADO, INFLUIRÁ DE FORMA DETERMINANTE EN LA EVOLUCIÓN”
Además de esto, cabe señalar que las manifestaciones del TDAH cambian con la edad.
En términos generales, se puede afirmar que en muchos sujetos el exceso de actividad
motora y/o vocal se reduce significativamente a medida que avanza la adolescencia y
durante la vida adulta. No obstante, según Barkley (1995), más del 80% de los niños que
han sido diagnosticados de TDAH en la edad escolar, continuarán presentando el
trastorno en la adolescencia y entre el 30 y el 65% lo presentarán también en la vida
adulta.
Se observa con frecuencia la aparición de conductas agresivas o desafiantes (mentiras,
pequeños robos, desafío a la autoridad…), a medida que se acerca a la adolescencia.
Entre un 20 y un 60% de estos niños y adolescentes, presentan conductas antisociales o
trastorno disocial. También pueden presentarse baja autoestima, tristeza, en algún caso
depresióny desconfianza en el éxito futuro (Barkley 1995).
En la edad adulta muchos consiguen un empleo y viven independientemente. Según
Selikowitz (1995), aproximadamente un 20% de los niños con TDAH evolucionará de
manera positiva, con cambios conductuales notables y sin problemas especiales en la
adolescencia y la vida adulta. No obstante en un 80% de los casos no hay remisión
absoluta, de éstos un 60% mantendrán un nivel medio de gravedad y continuarán con
dificultades de ajuste a las normas sociales, problemas de tipo emocional y dificultades
de aprendizaje y un 20% seguirá presentando el trastorno de forma severa.
Múltiples factores como una baja gravedad de los síntomas durante la infancia, recibir el
tratamiento y supervisión adecuados, el nivel general de inteligencia (Abikoff y Klein,
1992), historia familiar de TDAH, adversidad psicosocial y comorbilidad con otros
trastornos (Biederman y cols., 1996) están implicados en el pronóstico de estos niños.