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Las mitocondrias son orgánulos que aparecen en prácticamente todas las células eucariotas. Una excepción
son los arqueozoos, eucariotas que no poseen mitocondrias, probablemente porque las perdieron durante la
evolución. Las mitocondrias se reconocieron como una parte elemental de las células a finales del siglo XIX.
Altmann (1890) descubrió unas estructuras celulares que denominó bioblastos, que se podían teñir con
fucsina, y que se observaban en todas las células eucariotas.
En el siguiente trabajo se desarrollará la importancia de las mitocondrias dentro de la célula, y su
comportamiento mitocondrial por medio de un cuadro comparativo, al final hare una breve conclusión sobre el
tema abordado, así como la bibliografía consultada.
DESARROLLO
Las Mitocondrias son de gran importancia para la célula; ya que estas son las que producen la energía para la
célula en el proceso de respiración celular. Las mitocondrias pueden aumentar o disminuir su número según
las necesidades de la célula, gracias a su condición de reproducción por fisión o gemación; o disminuir por
autofagia. Estos organelos sintetizan ATP por cuenta de los carburantes metabólicos como la glucosa, ácidos
grasos y aminoácidos. La mitocondria ha sido identificada como un organelo clave en el proceso
fisiopatológico de viarios trastornos clínicos, en especial los involucran procesos metabólicos
2. Integra una breve conclusión del tema de las células (como mínimo media cuartilla)
Las mitocondrias son esenciales para la vida; estas estructuras contienen energía y su propio ADN;
desempeñan una función importante en la longevidad y en el envejecimiento, no sólo porque constituyen el
lugar más cercano a la acción de los radicales libres, sino también, porque intervienen en la regulación de la
respuesta al estrés y a la apoptosis.
Si consideramos que la vida promedio de una mitocondria es de una semana, y esta se deja de estimular más
de ese tiempo la siguiente replica será de peor calidad y así sucesivamente. Llegará el momento en que
aparecerán enfermedades mitocondriales que afectaran a más de un sistema en nuestro cuerpo; tales como
el corazón, musculo, esquelético, riñón, páncreas, hígado y el sistema nervioso central; que son sistemas que
requieren una cantidad de energía.
En la vida sedentaria o de un fumador, por ejemplo; sus mitocondrias se ven afectadas de manera que sus
mitocondrias pueden sufrir alteraciones morfológicas como el aumento o disminución del tamaño, aumento del
número, aparición de inclusiones intramito condriales y destrucción. Es decir, que mientras las mitocondrias se
mantengan inactivas durante más tiempo puede producir que se deterioren y al hacerlo, además de ser
menos eficientes energéticamente, generarán mayor cantidad de radicales libres y esto puede llegar a
producir diferentes enfermedades.
La pérdida de los mecanismos de control mitocondrial junto con la inhibición de la mitofagia ocasionada por el
envejecimiento, estrés hemodinámico o diversos inductores externos, conllevan, al aumento del estrés
oxidativo y a la acumulación de mitocondrias disfuncionales, las cuales, presentan una serie de anormalidades
funcionales y estructurales, que disminuyen la eficiencia del proceso de respiración celular y, por ende, la
síntesis de ATP. Las mitocondrias pueden sufrir patologías adquiridas debido, a la exposición a agentes
tóxicos como el tabaco; que produce afecciones como debilidad muscular, inflamación del páncreas, entre
otros.
Las mitocondrias son la fuente de energía de las células, y producen alrededor del 90 % de la energía que se
genera en el cuerpo; actúan como moléculas de señalización para la apoptosis, o muerte celular programada--
un proceso importante que asegura la muerte de las células que funcionan mal y afectar diferentes órganos
del cuerpo y convertirse en enfermedades, por lo que, para evitarlo deben ser eliminadas.
En la vida de un atleta sus mitocondrias pueden ser del doble que las de una persona sedentaria; el contar
con mayor volumen de mitocondrias no solo significa tener un mayor consumo de oxígeno, también implica
que se reduce la velocidad de trabajo de cada una de ellas y se optimiza la producción de energía. Esto
supone un ahorro de hidratos de carbono y una menor producción de radicales libres, que son
extremadamente dañinos.
El ejercicio nos otorga una menor reducción en el metabolismo basal, mejor oxidación de las grasas, un
balance energético favorable, gracias a algunas adaptaciones del músculo esquelético, como el aumento de la
cantidad y el tamaño de las mitocondrias, que es muy importante; a mayor tamaño, mayor capacidad de
generar energía.
BIBLIOGRAFÍA