El Juego en Familia
El Juego en Familia
El Juego en Familia
“Si el hogar fracasa, no le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en él, hay
docencia y formación en cada madre que se preocupa por la suerte y formación de sus hijos,
dónde están y dónde no están (…), y esto tiene tanta importancia como la docencia, porque es el
ejemplo formador” José Mujica
La participación de la familia en la educación es preponderante para el desarrollo integral
de los niños porque es el primer entorno social en donde se desenvuelven, son los padres los
primeros maestros que educarán a sus hijos en temas de valores y principios que se desarrollarán
a lo largo de su vida.
Con el inicio de la vida académica del niño comienza una corresponsabilidad entre la
escuela y los padres. Este vínculo brinda apoyo, soporte y es complementario en el proceso
educativo.
Recogemos a continuación algunos consejos para involucrar a la familia en la participación
activa en la educación de sus hijos:
1. Charla de integración familiar. La primera reunión de curso se puede utilizar para
concebir la idea que el maestro, los padres y los niños formarán una gran familia en el año
escolar en busca de un bienestar común.
2. Actividades de aula. “Construyo mi historia familiar” puede ser el tema de una actividad
para empezar a conocer el entorno del niño en aspectos como los integrantes de la familia,
su situación familiar, el trabajo de los padres, etc. Luego lo presentará en clase a sus
compañeros.
3. Gymkanas u olimpiadas. Organizar actos deportivos y culturales donde no solo participen
los niños, sino que se se incluyan a padres y madres de familia para promover la unión y el
trabajo en equipo.
4. Día de la familia. Planifica un día dedicado a compartir con las familias de los niños. Es
una ocasión donde se puede charlar en un ambiente más informal y estrechar lazos de
compañerismo entre los padres.
5. Grupos interactivos de padres y madres de familia donde se fomente el diálogo, se
intercambie información, se planteen dudas, consulta de tareas, etc. Se puede crear, por
ejemplo, un grupo de WhatsApp.
6. Contacto diario. La entrada o la salida de alumnos del centro se puede aprovechar para
intercambiar información sobre hechos concretos del niño (está enfermo, no durmió
bien) que pueden afectar su aprendizaje.
7. Entrevistas y tutorías. Las entrevistas son reuniones personalizadas en las que los
docentes se encuentran con las familias. También servirán a lo largo del curso para la
puesta en común de ideas.
Recuerda que no es necesario abrumar a las familias con una cantidad de actividades que
resulten excesivas e innecesarias, sino que debemos involucrar a las familias en la medida de lo
posible recordando que también tienen otras responsabilidades personales y laborales que
cumplir.
Agencias
La familia es el núcleo de desenvolvimiento del ser humano, nace, crece y se
desarrolla con el amor entre sus integrantes, un sentimiento que se da más allá de
compartir el ADN, nace del roce diario y de compartir cada etapa de la vida, tanto los
momentos buenos como los difíciles.
Fortalecer los lazos familiares requiere de un trabajo en equipo del trabajo de cada
uno de sus integrantes que a veces por el corre-corre moderno –el trabajo, la escuela, las
obligaciones– a veces los padres y los hijos se “desconectan” y dejan de compartir juntos.
Meñique quiere sumar puntos por tener cada día una familia más unida y para
lograrlo converso con la psicopedagoga Idelmary Morales sobre las acciones que los
miembros den núcleo familiar deben realizar para fortalecer los lazos familiares.
Las 10 claves para que el tiempo con sus hijos sea de calidad
La reconocida psicóloga infantil Gloria Mercedes Isaza presenta sus recomendaciones para
que en 2018 cumpla con su propósito de dedicarles momentos valiosos a sus hijos.
Las 10 claves para que el tiempo con sus hijos sea de calidad Foto: Pixabay
Al empezar un nuevo año evaluamos lo que hicimos o dejamos de hacer en el año que
termina y revisamos aquellas cosas que queremos cambiar o lograr en el que comienza. Nos
proponemos ser cada vez mejores padres, dedicarles más tiempo a nuestros hijos y fortalecer los
lazos que nos unen con ellos. Pero no resulta fácil cumplirlo con las múltiples presiones y
responsabilidades que tenemos. Entonces, aunque nuestro compromiso sea honesto y positivo, es
posible que nos enfrentemos, de nuevo, al “no tuve tiempo para hacerlo”.
Es nuestra misión como padres establecer una relación constructiva con nuestros hijos.
Para lograrla necesitamos conectarnos con ellos desde sus sentimientos, es decir, sintonizarnos
con lo que sienten en cada momento de su vida. Cuando lo logramos, se sienten acogidos,
comprendidos y valorados. Crecen en la seguridad de que tienen un lugar relevante en nuestra
vida y que son importantes en la familia. Podemos lograr esta conexión y fortalecer la relación con
nuestros hijos en las actividades y rutinas de todos los días.
Recomendamos: Cinco cosas que sus hijos siempre recordarán de usted
Contamos con tres claves para lograr esta conexión:
Observar: No es solo mirar, es darnos cuenta de lo que ellos hacen y lo que nos están
diciendo a través de su comportamiento. Leer los sentimientos que están presentes en cada
momento para ayudarles a reconocerlos, a manejarlos y a desarrollar autocontrol emocional.
Aceptemos y enseñémosles que todas las emociones son válidas, que no hay ni buenas ni malas,
sino agradables y desagradables.
Escuchar: Estar atentos a comprender lo que nuestros hijos nos están diciendo con sus
palabras, su cuerpo, sus expresiones y su estado de ánimo. Esto requiere que les prestemos toda
nuestra atención, dejemos de pensar o de hacer otras cosas y los miremos a los ojos. Escucharlos
no necesariamente implica darles consejos o decirles lo que deben hacer. Muchas veces solo
quieren que entendamos cómo se sienten, y oírlos abre la puerta a la comunicación con ellos. Así
podremos saber lo que están viviendo, sin corregir, dirigir o juzgar.
Compartir: Es importante que realicemos en equipo actividades con ellos. Por ejemplo, las
rutinas de la casa, sus actividades escolares y espacios de juego. También, que estemos
presentes en los momentos, pequeños y grandes, de su vida. Cuando compartimos, creamos
sentido de pertenencia y les enseñamos la importancia de dar y recibir afecto. Son las
experiencias las que crean memorias profundas que van a estar presentes por el resto de su vida.
No es posible reemplazar la necesidad de tiempo compartido con los padres con otras actividades
o con compensaciones materiales.
Sugerimos: Siete claves para tener hijos exitosos
¿Cómo lograrlo?
No es difícil encontrar momentos y espacios para poder compartir con nuestros hijos y para
conectarnos emocionalmente con ellos. Estas son algunas opciones:
Aprovechar las mañanas: Dedicarles unos pocos minutos al despertar, para decirles
algunas palabras amorosas antes de iniciar la carrera del día.
Hacer sus propios cuentos: Narrarles historias de eventos de su vida cuando eran más
pequeños, contándoles recuerdos y experiencias divertidas de los años vividos. Podemos hacerlo
mirando fotos. A los hijos les encanta conocer detalles de su propia historia: cómo nacieron, cómo
aprendieron a caminar y correr, cómo ayudaban; lo valientes, amables y amorosos que han sido
desde pequeños.
Compartir historias con ellos: Contarles anécdotas de la familia, los tíos y los abuelos.
Además de divertirse, conocen de dónde vienen, cómo eran sus padres de pequeños y cómo era
el mundo hace algunos años.
Volverlos un personaje: Inventarles historias cuyos personajes sean como ellos,
resaltando sus características al enfrentar diferentes situaciones y mostrando lo orgullosos que se
sienten sus padres. Los niños, además de disfrutar de estos cuentos, desarrollan la fantasía, la
creatividad y la posibilidad de encontrar nuevas opciones a las situaciones de la vida.
Salir de la casa: Jugar con ellos en espacios al aire libre, teniendo en cuenta los gustos de
cada uno y sus habilidades físicas. Podemos montar en bicicleta, patinar, correr, jugar fútbol,
practicar algún deporte, caminar con el perro o subir a la montaña.
Jugar dominó: A los hijos les gustan los juegos de mesa. Hay muchísimos y para todas las
edades. Es una manera agradable de pasar un rato en familia y enseñarles que no siempre se
gana.
Estar en familia: Realizar rituales de unión familiar como comer juntos, ver una película los
sábados, organizar celebraciones especiales. Estas actividades que se realizan con frecuencia,
nos dan sentido de pertenencia, construyen identidad y generan seguridad. Son memorias que
construyen un lazo fuerte de unión familiar y quedan grabadas en el cerebro. Está demostrado que
los niños que han vivido estos momentos de unión familiar desarrollan una fortaleza, un coraje
especial y la capacidad de resiliencia que les ayudará en los momentos difíciles y de estrés
cuando son adultos.
Resolverles sus dudas: Aprovechar las preguntas como oportunidades para descubrir
juntos el mundo, incentivar la curiosidad y el deseo de conocer, no dándoles la respuesta a todo lo
que ellos quieran saber. Cuando les decimos “no sé”, les mostramos que nosotros no lo sabemos
todo ni somos perfectos.
Reírse: Incentivar el buen humor y la risa, contar historias chistosas, ver películas o leer
libros divertidos nos permite reírnos en familia. La risa no sólo baja la tensión en muchos
momentos, sino también ayuda a subir el estado de ánimo. Además, nos enseña a reírnos, sin
burla, de lo que nos sucede y de nosotros mismos, y a ser tolerantes con ellos mismos y con los
demás.
Quedarse a veces en casa: Cocinar juntos y disfrutar de estar en la casa. Hoy los niños
tienen muchas actividades y poco tiempo para disfrutar del ambiente familiar, apreciar la compañía
de sus padres y hermanos. Es importante promover estos momentos que nos enseñan a valorar
quiénes somos y a agradecer por la familia y la vida que tenemos.
Ser padres es un reto permanente a la creatividad, la imaginación y la fantasía.
Conectémonos con nuestro niño interior y disfrutemos plenamente de los espacios que
compartimos con nuestros hijos.