Querella Infraccional
Querella Infraccional
Querella Infraccional
María José Criado Aguilera, Chilena, casada, asistente social, cédula nacional de
identidad número 13.902.818-K, domiciliada en José Miguel Carrera Nº 130, depto. 1057, la
Florida Santiago, a SS., respetuosamente, expongo:
LOS HECHOS:
En mayo 2008, contraje matrimonio con mi actual cónyuge, en la Habana, Cuba, todo ello
en conformidad con la legislación Chilena vigente, inscribiendo dicho matrimonio en Chile tal y
como lo dispone el código de enjuiciamiento civil. Al regresar a Chile a los días de celebrado el
matrimonio, la relación no prosperó, cuestión que nos fue imposible de mantener y decidí
finalmente poner termino al matrimonio.
Desde ese momento no tuve mas comunicación con la empresa, me enteré luego a través
de ellos mismos de que la acción judicial se había rechazado y la abogada que se me designo
luego de haber hablado con el abogado Samur ya no trabajaba allí, solicite se me explicara el
motivo del rechazo, entonces Don Rodrigo Samur me contacta en Agosto diciendo que tenia que
yo solicitar una acta de matrimonio para saber con que fecha se inscribió el matrimonio en Chile
que con esa información podríamos tener algo claro, ante las confusas y ya no tan expertas
explicaciones del abogado, consulte en otro estudio y entones me explicaron que el tramite era
imposible de realizar por formalidades probatorias establecidas en la ley, no comprendía
entonces como una empresa que presta servicios legales y su director jurídico, también abogado,
no habían reparado en ello y más aun cuando mi único motivo para contratar fue la tramitación
de mi divorcio, entonces intenté comunicarme telefónicamente con el abogado Rodrigo Samur y
le pedí explicaciones, ante las cuales el me reconoció que el tramite se hizo mal por parte de
SEGAL y no me dieron ninguna otra referencia sobre mis pagos o que sucedería con ellos y el
trámite que yo había requerido, es mas, cada vez que yo llamaba para saber en que iba a quedar
mi situación no comunicaban mis llamadas y el trato fue cada vez menos amable.
Me ofrecieron derivarme con otra abogada para tomar mi caso y quedo en contactarse
conmigo, lo cual nunca sucedió.
Le informé al abogado Samur que al resto de los cheques se les daría orden de no pago, ya
que se estaban cobrando por un servicio que no se prestó, ante ello el Sr. Samur manifestó
comprender la situación y me dijo que lo llamara después de fin de mes porque estaban con
mucho trabajo, esto para retirar mis cheques y el dinero que habían cobrado, en total $328.000
pesos, pasaron los días sin respuesta hasta que decidí enviarle un correo consultando cuando
podría pasar por la oficina a retirar mis papeles y cheques el me dice que esto lo esta viendo el
departamento de cobranzas, fue entonces cuando me di cuenta que me no existía voluntad de
solucionar el problema y la empresa se desentendía del asunto.
Volví a llamar, pasaron los días y me señalaron que no habría devolución de dinero
porque yo tomé un plan, sin reparar en que la tramitación de mi divorcio era lo que había
motivado aquello y no otra cosa, no atendieron más mis correos ni mis llamados, por lo cual me
veo en la obligación de acudir a SS., a fin de que se constate la infracción y se sancione según en
Derecho corresponda.
EL DERECHO:
Para mejor exposición de los argumentos, planteare las normas de especialidad y principios
en forma separada, aun y cuando el principio sistemático y armónico de nuestro ordenamiento lo
sostendrá como un todo:
La norma es absolutamente aplicable al caso, pues nos encontramos frente a una empresa
prestadora de servicios legales y a una persona natural que los requiere, tal y cual lo sostiene el
Art. 1º de la norma, en cuanto “… tiene por objeto normar las relaciones entre proveedores y
consumidores…” y estándose a las definiciones allí señaladas que entiende por “…Proveedores:
las personas naturales o jurídicas, de carácter público o privado, que habitualmente desarrollen
actividades de producción, fabricación, importación, construcción, distribución o
comercialización de bienes o de prestación de servicios a consumidores, por las que se cobre
precio o tarifa…”, en tanto que el consumidor es definido como “las personas naturales o
jurídicas que, en virtud de cualquier acto y jurídico oneroso, adquieren, utilizan, o disfrutan,
como destinatarios finales, bienes o servicios”, o a bien de lo sostenido por Thierry Bourgoinie,
como “una persona física o jurídica que adquiere, posee o utiliza un bien o un servicio puesto
en el seno del sistema económico por un profesional, sin perseguir, ella misma, la fabricación,
transformación, distribución o la prestación dentro de un cuadro de un comercio o profesión”(*
Bourgoinie Thierry, Eléments pour une theorie du droit de la consommation. Ed. Story-Scientist, Bruselas, 1998, P. 41).
definición que parece mas adecuada al caso, pues es la especialidad y la seguridad que ofrece la
empresa en el ámbito jurídico mediante la información, publicidad y actuaciones previas a que el
consumidor contrate, dando cuenta de cómo la aceptación final va dada por la especialidad, sea
cual fuere el envoltorio en que esta se preste. Lo anterior, nos lleva a la ecuación en que
aparecen las obligaciones de información por parte el prestador en tanto que “…En la venta de
bienes y prestación de servicios, se considerará información comercial básica, además de lo que
dispongan otras normas legales o reglamentarias, la identificación del bien o servicio que se
ofrece al consumidor, así como también los instructivos de uso y los términos de la garantía
cuando procedan.”, información que debía darse en forma de las gestiones realizadas por la
empresa, servicios, los cuales se prestan bajo la modalidad de planes, sin perjuicio de que al
requerir los servicios se hace por una gestión judicial particular, precisamente como resulta del
caso sublite, en donde la demandante, requiere la tramitación de un juicio de divorcio, tramite
que cuenta con un tarifado general y aislado por parte de la empresa, el cual tiene beneficios
arancelarios al contratar el plan, única forma de acceder a la tramitación, esta tabla arancelaria se
señala por la empresa estar protocolizada ante Notario, cuestión que apreciará SS., sustenta lo
señalado.
La empresa, publicita sus servicios mediante vendedores, y avisaje vía Internet, en ellos se
señalan los beneficios de contratar un plan para acceder a la tramitación de juicios a un arancel
diferenciado, la publicidad se entiende según el cuerpo legal como “…la comunicación que el
proveedor dirige al público por cualquier medio idóneo al efecto, para informarlo y motivarlo a
adquirir o contratar un bien o servicio, entendiéndose incorporadas al contrato las condiciones
objetivas contenidas en la publicidad hasta el momento de celebrar el contrato. Son condiciones
objetivas aquellas señaladas en el artículo 28…”, justamente el hecho de ofrecerse como una
alternativa especializada en el ámbito jurídico induce al contratante a entregar la tramitación
judicial a la querellada bajo la modalidad de un plan, manera que incluye una suerte de oferta
especial, cual es la diferenciación arancelaria en el costo de un juicio particular, entendiendo
como oferta la “… práctica comercial consistente en el ofrecimiento al público de bienes o
servicios a precios rebajados en forma transitoria, en relación con los habituales del
respectivo establecimiento…”, otra llamativa forma de inducir a contratar para la tramitación de
un juicio.
En cuanto a los actos comprendidos en esta ley según su Artículo 2º; “…a) Los actos
jurídicos que, de conformidad a lo preceptuado en el Código de Comercio u otras disposiciones
legales, tengan el carácter de mercantiles para el proveedor y civiles para el consumidor.”, lo
cual, como se dijo se ve claramente, empresa prestadora de servicios legales versus una persona
natural, requirente de servicios legales, mas específicamente de un juicio de divorcio.
En cuanto a los Derechos, irrenunciables, sea esto dicho, establecidos a favor del
consumidor, encontramos en el Párrafo 1º de la norma especial en su Artículo 3º.-…”b) El
derecho a una información veraz y oportuna sobre los bienes y servicios ofrecidos, su precio,
condiciones de contratación y otras características relevantes de los mismos…”, la querellada
establece un arancel general, no informa sobre los requisitos particulares ni actuaciones previas
para la correcta ejecución de los mismos, en ese sentido no se realiza como practica, menos en el
caso sublite ante el inminente fracaso de la gestión al no cumplir con los requisitos de
procesabilidad en cuanto a prueba según la ley de matrimonio civil, a la querellante nunca se le
informo de aquello, ni antes ni durante ni después de fracasada esta, solo se entero al consultar
con otros profesionales.
La querellada mantenía la obligación emanada del Artículo 12. “… respetar los términos,
condiciones y modalidades conforme a las cuales se hubiere ofrecido o convenido con el
consumidor la entrega del bien o la prestación del servicio”, esto es, la tramitación y obtención
de una sentencia de divorcio, sea cual fuere la modalidad en que ello se prestare, no pudiendo
“… negar injustificadamente la venta de bienes o la prestación de servicios comprendidos en
sus respectivos giros en las condiciones ofrecidas”.
Los requisitos procesales para la acción que tuvo como causa la contratación por parte del
cliente debió haber sido informada previamente, así se desprende del Artículo 14.-, en el sentido
de que “ Cuando con conocimiento del proveedor se expendan productos con alguna
deficiencia, usados o refaccionados o cuando se ofrezcan productos en cuya fabricación o
elaboración se hayan utilizado partes o piezas usadas, se deberán informar de manera expresa
las circunstancias antes mencionadas al consumidor, antes de que éste decida la operación de
compra…”, no hubo información que permitiese a la querellante advertir el resultado de la
gestión, información que de haber existido y de haberse entregado la habría impedido de
contratar.
No es posible establecer que la clienta pudo prever el resultado de la gestión del servicio
prestado, por el cual se pago un precio determinado previamente, ello se ilustra en el Articulo 16
de la ley, “…- No producirán efecto alguno en los contratos de adhesión las cláusulas o
estipulaciones que:…… c) Pongan de cargo del consumidor los efectos de deficiencias,
omisiones o errores administrativos, cuando ellos no le sean imputables;…” “…e) Contengan
limitaciones absolutas de responsabilidad frente al consumidor que puedan privar a éste de su
derecho a resarcimiento frente a deficiencias que afecten la utilidad o finalidad esencial del
producto o servicio;…”, no existió en la especie consentimiento expreso ni información
suficiente por parte de la querellada, mal podría alegar esta que no le corresponde asumir
responsabilidad por un servicio mal prestado, es mas, imposible de prestar.
El incumplimiento e infracción de la empresa pasa por la simple lectura del Artículo 20.-
“…sin perjuicio de la indemnización por los daños ocasionados, el consumidor podrá optar
entre la reparación gratuita del bien o, previa restitución, su reposición o la devolución de la
cantidad pagada:…”“…d) Cuando el proveedor y consumidor hubieren convenido que los
productos objeto del contrato deban reunir determinadas especificaciones y esto no ocurra;…”,
un juicio de divorcio con la respectiva sentencia que así lo declarare y, “…f) Cuando la cosa
objeto del contrato tenga defectos o vicios ocultos que imposibiliten el uso a que
habitualmente se destine;…”, de que sirve un plan de servicios legales si la causa que se tuvo
para contratar fue la de divorciarse, un servicio en especial, y esto no era posible de realizar en
las condiciones en que se planteo a la empresa antes de inducir al contrato.
La imposibilidad procesal, obviada por la empresa debió haber sido explicada al cliente,
así lo dispone el Artículo 33.-, en el sentido de que “…La información que se consigne en los
productos, etiquetas, envases, empaques o en la publicidad y difusión de los bienes y servicios
deberá ser susceptible de comprobación y no contendrá expresiones que induzcan a error o
engaño al consumidor. Expresiones tales como "garantizado" y "garantía", sólo podrán ser
consignadas cuando se señale en qué consisten y la forma en que el consumidor pueda hacerlas
efectivas”.
No se discute ya que la norma de conducta con arreglo a la buena fe no solo debe limitarse al
ejercicio de los derechos, también se extiende al incumplimiento de las obligaciones contractuales,
obligaciones estas que se miran desde la causa del contrato, sin importar si esta se envuelve dentro de
modalidades comerciales de planes o no, se contrató por un juicio de divorcio y este no era posible de
realizar, según antecedentes procesales que la empresa debió conocer, imperativo de profesión u oficio,
mas aun cuando se publicita como una solución a las eventualidades legales o como respuesta a
inquietudes en la misma área.
La empresa actuó de mala fe, sosteniendo conversaciones con el cliente, tratando de ocultar su
negligencia y error indicándole al cliente que su trámite no fue posible de realizar porque “ llevaba muy
poco tiempo casada”.
Siguiendo al art. 1543 del código civil, en cuanto a la eficacia de las normas, debemos decir que los
derechos deben ejercitarse conforme a la exigencia de los principios generales de la buena fe, objetiva y
subjetivamente, la creencia que por efecto del error excusable de la conducta del sujeto no se vulneró el
derecho. Consiste en la condición interna o psicológica de encontrarse el sujeto en una situación jurídica
regular aunque objetivamente no sea así, aunque haya error, la buena fe subjetiva es una noción que
justifica el error. La buena fe objetiva, contenida en el art. 706 del mismo cuerpo legal y en materia
posesoria, tiene un componente normativo flexible, se va precisando en forma casuística según las
circunstancias de la especie por ellos no hay listado exhaustivo de buena fe a partir de la celebración del
acto jurídico y su cumplimiento.
Existe un imperativo de buena fe, en todas las etapas contractuales en que queramos verle, desde la
fase previa o “Iter Contractual”, donde se distinguen 4 etapas; Conversaciones preliminares,
precontractual, etapa en donde el cliente llega con una necesidad particular, ante esto se ofrece por parte
de la empresa la modalidad en que se prestaría el servicio requerido, la tramitación del juicio de divorcio;
Instante en que el acto se perfecciona, en el caso particular, bajo la modalidad de un plan de prepago que
incluye el tramite requerido; Cumplimiento del acto jurídico celebrado válidamente, cuestión que no se
constata, amen de lo latamente expuesto con anterioridad; Relación Post- Contractual, mas evidente
demostración de la mal fe pues las explicaciones dadas por la empresa para justificar el fracaso de la
gestión no tienen asidero moral, tanto menos jurídico.
Así, Se exige la buena fe objetiva en cuanto cada uno de los negociadores debe presentar las cosas
conforme a la realidad, informando los alcances y pormenores de todas las implicancias del
requerimiento hecho por el cliente, nuevamente, inexistente en la especie. Acá, cada negociador
procura representar de manera exacta y fiel, con el sujeto que celebra el acto jurídico y también las
prestaciones que van a asumir las partes del acto jurídico, que deben ser exactas.
Por otra parte, en la doctrina, la alemana al origen, se elaboró la teoría del negocio jurídico,
introducida también en nuestro país, frecuentemente utilizada por el profesor Rodrigo Barcia L.,
quien la emplea con preferencia a la noción de acto jurídico. En términos generales la doctrina
nacional tiende a hacer sinónimos los conceptos de acto y negocio jurídico, aunque la idea de
base en el negocio jurídico es la de restringir los efectos del acto jurídico solamente a lo deseado
por las partes, a aquello hecho con la intención de producir esos efectos jurídicos queridos
por sus autores y en este sentido la intención por parte de la empresa era obtener utilidades en
dinero y las del cliente las de obtener su divorcio, nuevamente un desequilibrio en el resultado a
causa de la mala fe de la querellada.
Esto nos lleva a la teoría del enriquecimiento sin causa, como una infracción a un orden
que es causal en materia de obligaciones, se trata de que toda obligación, todo acto jurídico más
generalmente hablando, debe de tener una causa, en términos amplios, una razón de ser o de
deber ser, lo que en derecho anglosajón se denomina consideration. Así todo aquello que
enriquezca o aumente el patrimonio de una persona debe de situarse en una relación causal con la
disminución o el empobrecimiento patrimonial del otro, esta relación es además correlativa.
Todo aquello que es recibido sin causa o inmotivado no se entiende que es donado, debe por lo
tanto ser restituido: “el que da lo que no debe no se entiende que lo dona”, así la víctima tiene
acciones para reclamar su restitución (acción in rem verso).
La responsabilidad.
A este respecto es interesante aludir a la responsabilidad precontractual que es aquella que
se produce precisamente antes que nazca el vínculo contractual personal, es decir en el período
de negociación del contrato. Se la incluye dentro de la responsabilidad extracontractual pues no
hay aún contrato, sin embargo no se trata de la violación dolosa o culposa de la obligación
genérica de no causar daño a otro, hay aquí la infracción específica de deberes morales o
precontractuales que han sido incumplidas, nos referimos a los deberes de lealtad, buena fe,
fidelidad, de información, etc.
La querellada debe asumir su responsabilidad, ésta, emanada de la Infracción de la
obligación o incumplimiento en materia contractual, donde la obligación que se infringe tiene
que provenir del contrato y se traduce en que el deudor no cumpla la obligación en la forma
convenida, ya sea que no la cumpla íntegramente o que la cumpla tardíamente.
Sabemos que por el contrato el deudor se obliga a cumplir lo convenido (art.1545CC),
entendiéndose que esto comprende no sólo lo que se ha estipulado expresamente, sino, además,
todas aquellas otras obligaciones que por la ley o la costumbre pertenecen al contrato, en el caso
sub lite, la empresa es responsable: 1° Si hay culpa o dolo de su parte (art.1672CC); 2° Si hay
culpa o dolo de las personas por las cuales el deudor es civilmente responsable.
Por ultimo, recogiendo la doctrina y jurisprudencia francesa, que no se contiene en el
código civil francés, particularmente a Demogue o el Prof. Larroumet, que sostienen que hay
situaciones, en cuanto y precisamente a la situación descrita en autos, en las cuales el deudor está
obligado a la reparación del daño sufrido por el acreedor cuando este último no ha obtenido el
resultado esperado, es decir, no ha obtenido lo que le debía el deudor, una sentencia de divorcio
por un juicio de divorcio. La responsabilidad de la empresa viene de la ausencia del resultado, de
ser imputable a su hecho, es decir, a la actividad desplegada por el deudor, o incluso a la
ausencia de actividad debiendo haberla empleado, el cliente contrato para obtener un resultado,
consecuencia lógica de lo anterior es que se puede exigir responsabilidad a la empresa cuando no
ha aplicado los medios necesarios para llegar al resultado previsto por los contratantes,
claramente la culpa del deudor es un elemento de su responsabilidad contractual.
SEGUNDO OTROSI: Sírvase US. Tener presente que confiero Patrocinio y Poder al
abogado don Eduardo López Jofré, habilitado para el ejercicio, poder que también confiero a don
Felipe Contreras Huckstadt, en calidad de habilitado, ambos domiciliados en calle Agustinas
814, Oficina 503, Stgo., ambos con facultades amplias según da cuenta mandato judicial amplio
que se exhibe en este acto.