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Contestación Tutela

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Doctor:

MARÍA MERCEDES MEJÍA BOTERO


Magistrada
Sala Penal
Tribunal Superior de Distrito Judicial
Ibagué

REF. CONTESTACIÓN ACCIÓN DE TUTELA N° 2007-0624-00


DE: DEUCARDO RODRÍGUEZ LEYVA
CONTRA: JUZGADO PRIMERO PENAL DEL CIRCUITO DE
ESPINAL - TOLIMA

XENIA ROCIO TRUJILLO HERNÁNDEZ, en mi calidad de Juez


Primero Penal del Circuito de Espinal – Tolima, procedo a dar
respuesta a la acción de tutela, de la referencia, en la que fue vinculado
este Despacho.

De conformidad con la solicitud llegada a este Estrado Judicial, debo


pronunciarme en relación con los hechos y los argumentos expuestos
por el actor, a lo cual procedo a continuación.

SOBRE LOS HECHOS Y LOS ARGUMENTOS:

Tomando en consideración que el solicitante no expuso de manera


individualizada los hechos sobre los que sustenta sus peticiones, me
pronunciaré en relación con los mismos, p

Expresa el petente que habiéndose acogido a la sentencia anticipada, y


habiendo confesado el delito, ameritaba en su sentencia un descuento
punitivo por la confesión, aunado al descuento del cincuenta por
ciento de la pena, (aplicándose el descuento punitivo máximo del
artículo 351 de la Ley 906 de 2004), por haberse acogido al instituto de
la Sentencia anticipada, beneficios a los que considera tiene derecho y
que solicitó su apoderado en la diligencia de aceptación de cargos.
En relación con los anteriores hechos, son ciertos, pues,
evidentemente, el accionante se acogió a sentencia anticipada y su
defensor solicitó la rebaja de pena por confesión, adicional a la rebaja
del cincuenta por ciento, de la rebaja por haber solicitado sentencia
anticipada, para lo cual solicitó la aplicación de la ley 906, por serle
más favorable.

Ahora bien, evidentemente, la decisión de aplicar la rebaja de pena en


razón de la confesión, es potestativa del funcionario judicial que
profiere la sentencia, lo cual hace, desde luego, siguiendo las pautas
que la normatividad establece, pero finalmente, quien hace la
aplicación racional de dichas normas es el juez del caso.

Analizando la sentencia que puso fin a la instancia, se observa en el


acápite de la punibilidad, que efectivamente, se estudió en la misma la
posibilidad de descontar pena en razón de la confesión del implicado,
pero que no fue merecedor de dicho beneficio en razón a que su
colaboración no fue eficaz, pues sin necesidad de dicha confesión, el
resultado del proceso habría sido el mismo, puesto que el haz
probatorio que militaba dentro de la actuación era suficiente para
inferir la responsabilidad penal en cabeza del mismo condenado.

De otra parte y en cuanto hace relación a la rebaja de la pena por


sentencia anticipada, es claro que en la misma decisión, -sentencia de
15 de junio de 2007- el Despacho analizó la posibilidad de aplicar el
artículo 351 de la Ley 906 de 2004, esto es, la rebaja de hasta el 50% de
la pena por la sentencia anticipada, pero, en atención de la
jurisprudencia vigente para ese momento, la Corte Suprema de
Justicia, era indicativa que por tratarse de procedimientos diversos, el
contemplado en la Ley 906 y el de la Ley 600, no era viable hablar de
favorabilidad, en consecuencia se optó por aplicar el descuento
punitivo contemplado en la norma vigente para la comisión del hecho
punible juzgado, es decir, la Ley 600 de 2000.

Evidentemente, el descuento punitivo se hizo sobre la pena


seleccionada, la cual, para el caso concreto, fue la mínima para el
punible de homicidio simple, es decir, 13 años, incrementados en 5
meses, dado que la acusación fue, además del homicidio simple, por el
porte ilegal de armas, toda vez que el crimen se cometió mediante el
uso de arma de fuego.
En conclusión de lo anterior, el Despacho encuentra que en la sentencia
que puso fin a la instancia no se produjo violación del debido proceso
ni del derecho de defensa, ya que las decisiones adoptadas fueron
debidamente razonadas, acordes con el estado del arte para el
momento en que las mismas se adoptaron.

SOBRE LA ACCIÓN DE TUTELA

De otra parte, y en relación con la procedencia de la acción de tutela


contra sentencias judiciales, es de connotar la jurisprudencia que existe
al respecto, particularmente la producida por la Corte Constitucional,
por ser esta Corporación la que tiene a su cargo la guarda de la
Constitución, y el presente asunto, es precisamente, uno de carácter
constitucional, por tratarse de la acción de tutela, con la cual se busca el
restablecimiento de los derechos fundamentales afectados o
vulnerados.

Al respecto, cabe recordar la sentencia C 590 de 2005, en la cual, frente


al tema contra sentencias, se manifestó:

24. Los requisitos generales de procedencia de la acción de tutela contra


decisiones judiciales son los siguientes:

a. Que la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia constitucional.


Como ya se mencionó, el juez constitucional no puede entrar a estudiar cuestiones
que no tienen una clara y marcada importancia constitucional so pena de
involucrarse en asuntos que corresponde definir a otras jurisdicciones 1. En
consecuencia, el juez de tutela debe indicar con toda claridad y de forma expresa
porqué la cuestión que entra a resolver es genuinamente una cuestión de
relevancia constitucional que afecta los derechos fundamentales de las partes.

b. Que se hayan agotado todos los medios -ordinarios y extraordinarios- de


defensa judicial al alcance de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la
consumación de un perjuicio iusfundamental irremediable2. De allí que sea un
deber del actor desplegar todos los mecanismos judiciales ordinarios que el
sistema jurídico le otorga para la defensa de sus derechos. De no ser así, esto es,
de asumirse la acción de tutela como un mecanismo de protección alternativo, se
correría el riesgo de vaciar las competencias de las distintas autoridades

1
Sentencia 173/93.
2
Sentencia T-504/00.
judiciales, de concentrar en la jurisdicción constitucional todas las decisiones
inherentes a ellas y de propiciar un desborde institucional en el cumplimiento de
las funciones de esta última.

c. Que se cumpla el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela se hubiere


interpuesto en un término razonable y proporcionado a partir del hecho que
originó la vulneración3. De lo contrario, esto es, de permitir que la acción de
tutela proceda meses o aún años después de proferida la decisión, se sacrificarían
los principios de cosa juzgada y seguridad jurídica ya que sobre todas las
decisiones judiciales se cerniría una absoluta incertidumbre que las desdibujaría
como mecanismos institucionales legítimos de resolución de conflictos.

d. Cuando se trate de una irregularidad procesal, debe quedar claro que la misma
tiene un efecto decisivo o determinante en la sentencia que se impugna y que
afecta los derechos fundamentales de la parte actora4. No obstante, de acuerdo
con la doctrina fijada en la Sentencia C-591-05, si la irregularidad comporta una
grave lesión de derechos fundamentales, tal como ocurre con los casos de pruebas
ilícitas susceptibles de imputarse como crímenes de lesa humanidad, la protección
de tales derechos se genera independientemente de la incidencia que tengan en el
litigio y por ello hay lugar a la anulación del juicio.

e. Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los hechos que
generaron la vulneración como los derechos vulnerados y que hubiere alegado tal
vulneración en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido posible 5. Esta
exigencia es comprensible pues, sin que la acción de tutela llegue a rodearse de
unas exigencias formales contrarias a su naturaleza y no previstas por el
constituyente, sí es menester que el actor tenga claridad en cuanto al fundamento
de la afectación de derechos que imputa a la decisión judicial, que la haya
planteado al interior del proceso y que dé cuenta de todo ello al momento de
pretender la protección constitucional de sus derechos.

f. Que no se trate de sentencias de tutela 6. Esto por cuanto los debates sobre la
protección de los derechos fundamentales no pueden prolongarse de manera
indefinida, mucho más si todas las sentencias proferidas son sometidas a un
riguroso proceso de selección ante esta Corporación, proceso en virtud del cual
las sentencias no seleccionadas para revisión, por decisión de la sala respectiva,
se tornan definitivas.

25. Ahora, además de los requisitos generales mencionados, para que proceda
una acción de tutela contra una sentencia judicial es necesario acreditar la
existencia de requisitos o causales especiales de procedibilidad, las que deben
quedar plenamente demostradas. En este sentido, como lo ha señalado la Corte,
3
Ver entre otras la reciente Sentencia T-315/05
4
Sentencias T-008/98 y SU-159/2000
5
Sentencia T-658-98
6
Sentencias T-088-99 y SU-1219-01
para que proceda una tutela contra una sentencia se requiere que se presente, al
menos, uno de los vicios o defectos que adelante se explican.

a. Defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario judicial que profirió la


providencia impugnada, carece, absolutamente, de competencia para ello.

b. Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez actuó


completamente al margen del procedimiento establecido.

c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio que
permita la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la decisión.

d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide con base en
normas inexistentes o inconstitucionales 7 o que presentan una evidente y grosera
contradicción entre los fundamentos y la decisión.

f. Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal fue víctima de un


engaño por parte de terceros y ese engaño lo condujo a la toma de una decisión
que afecta derechos fundamentales.

g. Decisión sin motivación, que implica el incumplimiento de los servidores


judiciales de dar cuenta de los fundamentos fácticos y jurídicos de sus decisiones
en el entendido que precisamente en esa motivación reposa la legitimidad de su
órbita funcional.

h. Desconocimiento del precedente, hipótesis que se presenta, por ejemplo,


cuando la Corte Constitucional establece el alcance de un derecho fundamental y
el juez ordinario aplica una ley limitando sustancialmente dicho alcance. En estos
casos la tutela procede como mecanismo para garantizar la eficacia jurídica del
contenido constitucionalmente vinculante del derecho fundamental vulnerado8.

i. Violación directa de la Constitución.

Estos eventos en que procede la acción de tutela contra decisiones judiciales


involucran la superación del concepto de vía de hecho y la admisión de
específicos supuestos de procedebilidad en eventos en los que si bien no se está
ante una burda trasgresión de la Carta, si se trata de decisiones ilegítimas que
afectan derechos fundamentales. Esta evolución de la doctrina constitucional fue
reseñada de la siguiente manera en un reciente pronunciamiento de esta Corte:

(E)n los últimos años se ha venido presentando una evolución de la


jurisprudencia constitucional acerca de las situaciones que hacen viable la
acción de tutela contra providencias judiciales. Este desarrollo ha llevado a
7
Sentencia T-522/01
8
Cfr. Sentencias T-462/03; SU-1184/01; T-1625/00 y T-1031/01.
concluir que las sentencias judiciales pueden ser atacadas mediante la
acción de tutela por causa de otros defectos adicionales, y que, dado que
esos nuevos defectos no implican que la sentencia sea necesariamente una
“violación flagrante y grosera de la Constitución”, es más adecuado
utilizar el concepto de “causales genéricas de procedibilidad de la acción”
que el de “vía de hecho.” En la sentencia T-774 de 2004 (MP. Manuel José
Cepeda Espinosa) se describe la evolución presentada de la siguiente
manera:

“(...) la Sala considera pertinente señalar que el concepto de vía de hecho,


en el cual se funda la presente acción de tutela, ha evolucionado en la
jurisprudencia constitucional. La Corte ha decantado los conceptos de
capricho y arbitrariedad judicial, en los que originalmente se fundaba la
noción de vía de hecho. Actualmente no ‘(…) sólo se trata de los casos en
que el juez impone, de manera grosera y burda su voluntad sobre el
ordenamiento, sino que incluye aquellos casos en los que se aparta de los
precedentes sin argumentar debidamente (capricho) y cuando su
discrecionalidad interpretativa se desborda en perjuicio de los derechos
fundamentales de los asociados (arbitrariedad). Debe advertirse que esta
corporación ha señalado que toda actuación estatal, máxime cuando existen
amplias facultades discrecionales (a lo que de alguna manera se puede
asimilar la libertad hermenéutica del juez), ha de ceñirse a lo razonable. Lo
razonable está condicionado, en primera medida, por el respeto a la
Constitución.’9 En este caso (T-1031 de 2001) la Corte decidió que la
acción de tutela procede contra una providencia judicial que omite, sin
razón alguna, los precedentes aplicables al caso o cuando ‘su
discrecionalidad interpretativa se desborda en perjuicio de los derechos
fundamentales de los asociados.’

“Este avance jurisprudencial ha llevado a la Corte a remplazar ‘(…) el uso


conceptual de la expresión vía de hecho por la de causales genéricas de
procedibilidad.’ Así, la regla jurisprudencial se redefine en los siguientes
términos...

“...todo pronunciamiento de fondo por parte del juez de tutela respecto de la


eventual afectación de los derechos fundamentales con ocasión de la
actividad jurisdiccional (afectación de derechos fundamentales por
providencias judiciales) es constitucionalmente admisible, solamente,
9
Sentencia T-1031 de 2001. En este caso se decidió que “(…) el pretermitir la utilización de los
medios ordinarios de defensa, torna en improcedente la acción de tutela. Empero, la adopción
rigurosa de éste postura llevaría, en el caso concreto, a una desproporcionada afectación de un
derecho fundamental. En efecto, habiéndose establecido de manera fehaciente que la interpretación
de una norma se ha hecho con violación de la Constitución, lo que llevó a la condena del procesado
y a una reducción punitiva, no puede la forma imperar sobre lo sustancial (CP. art. 228). De ahí que,
en este caso, ante la evidente violación de los derechos constitucionales fundamentales del
demandado, la Corte entiende que ha de primar la obligación estatal de garantizar la efectividad de
los derechos, por encima de la exigencia de agotar los medios judiciales de defensa.”
cuando el juez haya determinado de manera previa la configuración de una
de las causales de procedibilidad; es decir, una vez haya constatado la
existencia de alguno de los seis eventos suficientemente reconocidos por la
jurisprudencia: (i) defecto sustantivo, orgánico o procedimental; (ii)
defecto fáctico; (iii) error inducido; (iv) decisión sin motivación, (v)
desconocimiento del precedente y (vi) violación directa de la
10 11
Constitución.” ”

26. Los argumentos expuestos en los fundamentos anteriores de esta providencia


resultan suficientes para demostrar que desde cualquier perspectiva posible, el
artículo 86 de la Constitución ampara la procedencia de la acción de tutela
contra las decisiones judiciales de última instancia y que hay lugar a ella en los
supuestos indicados por la jurisprudencia de esta Corporación.

A continuación, me permito analizar en el presente asunto la operancia


de los requisitos generales y específicos para que se pueda hablar de la
procedibilidad de la acción de tutela, en el presente asunto.

Requisitos Generales:

1.- Que la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia


constitucional. En el presente asunto, si bien es cierto el actor es el
mismo condenado y en ese orden de ideas, carece de los conocimientos
propios del togado, también lo es que la tutela se interpone
presuntamente en razón de la sentencia no haberle reconocido ciertas
rebajas de la pena, lo cual, implicaría la posibilidad de obtener la
libertad en menor tiempo del que tendrá que esperar en razón de la
sentencia, además, y de acuerdo con las expresiones contenidas en la
decisión, el tema de fondo en el presente asunto es , si o no, debía
aplicarse la rebaja de la pena de la Ley 906 o la de la Ley 600, lo cual
llevaría a un tema de favorabilidad en la aplicación de la Ley Penal, lo
que pone la discusión en términos del artículo 29 de la Carta
Constitucional, por lo que el Despacho no niega que en el presente
asunto, se cumple la primera exigencia.

10
Sentencia T-949 de 2003. En este caso la Corte decidió que “(…) la infracción del deber de
identificar correctamente la persona sometida al proceso penal, sumada a la desafortunada
suplantación, constituye un claro defecto fáctico, lo que implica que está satisfecho el requisito de
procedibilidad exigido por la Jurisprudencia para la procedencia de la acción de tutela contra
providencias judiciales.”
11
Sentencia T-453/05.
No considera el Despacho que deba continuar analizando los demás
requisitos plasmados en la decisión trascrita, toda vez que al no
concurrir el requisito que podría denominarse de procedibilidad, ya
que implica una carga en contra del actor, no es viable adelantar el
trámite de la presente acción de tutela.

Así las cosas, no concurriendo el requisito que se relaciona con el


agotamiento de los trámites procesales, es necesario solicitar a su digno
despacho, denegar la presente acción de tutela por improcedente a la
luz de las subreglas de la Corte Constitucional.

PETICIÓN

Por todo lo anterior, solicito a la H. Magistrada, se sirva declarar


improcedente la presente acción de tutela interpuesta en contra del
Juzgado Séptimo de Familia de Bogotá D.C., por el señor ALVARO
LUGO TELLEZ por intermedio de su apoderado judicial Dr. DARIO
SALAMANCA VALENZUELA, al no haberse cumplido con los
requisitos generales de procedencia de la acción de tutela contra
decisiones judiciales.

ENVÍO CERTIFICADOS DE ESTUDIO Y RECIBOS DE PAGO DE LOS


SEMESTRES.

Finalmente, me permito remitir a su H. Despacho, las certificaciones


de estudio y recibos de pago de los semestres, toda vez que en el
cuaderno principal no se aportó dichos documentos.

Sin otro particular, y poniéndome a su entera disposición para aclarar


cualquier duda surgida en relación con la presente respuesta, me
suscribo,

Cordialmente,
XENIA ROCIO TRUJILLO HERNÁNDEZ
Juez Primero penal del Circuito

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