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Política Antartica de Chile PDF

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POLITICA ANTARTICA

DE CHILE
ESTUDIOS INTERNACIONALES

Colección dirigida por el

I N S TJ TU T O
DE ESTUDIOS
INTERNACIONALES
DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

EL INSTITUTO DE
ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA
UNIVERSIDAD DE CHILE
es un centro de enseñanza superior
e investigaciones en el ámbito
de las relaciones internacionales,
en sus aspectos politicos, jurídicos,
económicos, sociales e históricos.
Imparte docencia de pre y postgrado
en la Universidad de Chile y
coopera con otras instituciones
académicas

Dirección: Calle Condell N° 249. Santiago 9. Chile


Dirección Postal: Casilla 14187. Sucursal 21. Santiago, Chile
Dirección CablegráfICa: INTERACADEMIC. Santiago. Chile
Teléfonos: 42940·258249
POLITICA ANTARTICA
DE CHILE
Obra preparada bajo la dirección de:

Francisco Orrego Vicuña


María Teresa Infante Caffi
Pilar Armanet Armanet

//

/.~
~------------~~---~
Esta obra reúne los trabajos preparados en un grupo de trabajo sobre Política Antártica
de Chile que funcionó en 1983 y las contribuciones a un seminario sobre el mismo tema
celebrado en el Instituto de Estudios Internacionales en el mes de Diciembre de ese afio.

Esta obra ha contado con el patrocinio de las siguientes entidades:

The Tinker Foundation


Ministerio de Relaciones Exteriores.

"

© Universidad de Chile,.1984
Inscripción N° 61.346

Derechos exclusivos reservados para todos los paises

Instituto de Estudios Internacionales


Universidad de Chile

Impreso en
EDITORIAL UNIVERSITARIA
San Francisco 454, Santiago, Chile

IMPRESO EN CHILElPRINTED IN CHILE


INDICE GENERAL

Introducción
FRANCISCO ORREGO VICUÑA 11

lo
La vocación antártica de Chile: Orientaciones históricas y políticas
contemporáneas. 13
La proyección extracontinental de Chile. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 15
FRANCISCO ORREGO VICUÑA
Presencia de Chile en la Antártica .............................. 35
PEDRO ROMERO
Vinculación histórica del territorio continental y la Antártica ...... 51
CARLOS DE TORO ALVAREZ
Antecedentes históricos de la política internacional de Chile en la
Antártica: Negociaciones chileno-argentinas de 1906, 1907 Y 1908 67
OSCAR PINOCHET DE LA BARRA
Antecedentes de la negociación diplomática previa al Tratado de 1959
y la posición de Chile. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . 81
ENRIQUE GALLARDO VILLARROEL
La contribución de Chile al Tratado Antártico 89
OSCAR PINOCHET DE LA BARRA

H.
El marco geográfico de la actividad antártica. 101
La geografía antártica como base de nuevas orientaciones políticas 103
RICARDO RIESCO
Poblamiento antártico ......................................... 115
MARCIA POUPIN BERTTONI

111.
Ciencia y tecnología antártica como fundamentos de una política
nacional. 119
La investigación científica como fundamento de una pol(tica nacional
antártica .................. '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 I
GUIDO PINCHEIRA
El SCAR y el desarrollo de la cooperación enmátéria científica.... 131
LUCIA RAMIREZ

Algunos aspectos de la ingeniería antártica ...................... 147


EUGENIO RETAMAL

Infraestructura antártica y política de acceso al continente 161


JAVIER LOPETEGUI TORRES

IV.
La preservación ambiental como objetivo de una política antártica. 179
Ecosistema antártico: Naturaleza, impacto y conservación ........ . 181
T. ANTEZANA, K. ,RAY Y C. ~<?R~LES., ,:; : • ".J '"

El impacto ambiental del posible desarrollo de los recursos mineros


antárticos ......................... , ...... ,';' ........
.tL~
',''"j....... " j ~
191
VICTOR ARIEL GALLARDO ; 1 ~ ~ ¡ "
".,. . +" ¡

V. ,1,' J , J' 1,.

Los regímenes para los recursos antárticos. '."1."' 223


Los recursos minerales antárticos ysu régimen .....". ....... .' .,. .. . 225
MARIA TERESA INFANTE ',-

Alter~ativas d.e política para la utilización de los ~ecursos vivos marinos


antárticos ....... ;' .. ' ........... ::' ..... 'o ••• o •••• o .',; o o'. :,. o o ••• o • 237
ROBERTO CABEZAS BELLO

Criterios de aéeptabilidad en un régimen para los minerales'antárticos 249


JORGE BERGUÑO o ¡ ,

,vI. , ._,1..1 ' .• ·.~',i ,. 275


La dimensión internacional de la política antárfi~~. _'-
La Comunidad Internacional y la Antártica , ..... o •• o o •••••• : •• o • 277
FERNANDO ZEGERS SANTA CRUZ

La Antártica y el desarme 289


PILAR ARMANET ' ...;~ 1 , r • t ¡

-' .1.'

VII.
El marco administratívo de una política antártica. "O 'U'
,,295
La politica antártica chilena y las bases de una estructura
administrativa ......... : ..... o • o ••••• o • o ••••••••• o • • • • • • • • • • • • • 297
JUAN GUllÍ..ERMO V ALENZUELA r.,' . ,

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.:z-
/?
"
COLABORADORES DE ESTE VOLUMEN

Profesor T ARCISIO ANTEZAN A. Departamento de Oceanologia, Facultad


de Ciencias Biológicas y de Recursos Naturales, Universidad de Concep-
ción.

Directora PILAR ARMANET ARMANET. Instituto de Estudios Internacio-


nales, Universidad de Chile.

Embajador JORGE BERGUÑO. Misión de Chile ante los Organismos Interna-


cionales con sede en Ginebra.

Director ROBERTO CABEZAS BELLO. Instituto de Fomento Pesquero.

Comandante CARLOS DE TORO AL VAREZ. Estado Mayor de la Defensa


Nacional.

Profesor VICTOR ARIEL GALLARDO. Instituto de Oceanología, Facultad


de Ciencias Biológicas y de Recursos Naturales, Universidad de Concep-
ción.

Ex Embajador ENRIQUE GAjARDO VILLARROEL. Profesor de Derecho·


Internacional, Universidad de Chile.

Profesora MARIA TERESA INFANTE CAFFl. Instituto de Estudios Interna-


cionales, Universidad de Chile.

General de Aviación jAVIER LOPETEGUI. Asesor para Asuntos Antárticos,


Fuerza Aérea de Chile.

C. MORALES. Department of Graduate Studies. Dalhousie University. HaH-


fax, Nova Scotia, Canadá.

Embajador FRANCISCO ORREGO VICUÑA. Embajador de Chile ante el


Reino Unido.

Profesor GUIDO PINCHEIRA. Ex Director del Departamento de Desarrollo


de la Investigación, Universidad de Chile.

Ex Embajador OSCAR PINOCHET DE LA BARRA. Ex Subsecretario de


Relaciones Exteriores.

Investigadora MARCIA POUPIN. Instituto de Estudios Urbanos, Universi-


dad Católica de Chile.
K. RA Y. Departamento de Oceanología. Facultad de Ciencias Biológicas y de
Recursos Naturales, Universidad de Concepción.

LUCIA RAMIREZ. Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

Profesor EUGENIO RETAMAL. Facultad de Ciencias Fisicas y Matemáticas,


Universidad de Chile.

Decano RICARDO RIESCO. Facultad de HiStoria, Geografía y Ciencia Politi-


ca, Universidad Católica de Chile.

Director PEDRO ROMERO. Instituto Antártico Chileno.

Fiscal JUAN GUILLERMO VALENZUELA. Oficina de Planificación Na-


cional.

Embajador FERNANDO ZEGERS SANTA CRUZ. Embajador de Chile en


España. .
INTRODUCCION

Francisco Orrego Vicuña

Los estudios sobre la politica antártica de Chile que se reúnen en este volumen,
son el producto de un prolongado esfuerzo de investigación y extensión que ha
llevado a cabo el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de
Chile con el fin de sistematizar el pensamiento antártico y las orientaciones
centrales que se aprecian en la política del país. Para ello se hacía necesario
asociar a un variado conjunto de puntos de vista, que pudiesen aportar los
elementos históricos, geográficos, científicos, tecnológicos, ambientales,jurídi-
cos y políticos, entre otros que conforman el proceso de creación de una política
antártica.
Dos programas específicos han confluido en la configuración de esta obra.
El primero fue un grupo de investigación que se organizó durante 1982 y 1983
con el auspicio de la Fundación Tinker, que tuvo por objetivo analizar de qué
manera la política antártica de Chile estaba relacionada con la reciente evolu-
ción que ha tenido el sistema antártico en cuanto a su actual orientación hacia el
manejo de los recursos naturales de la región. El segundo programa fue el
Seminario de extensión organizado por ese Instituto en el mes de diciembre de
1983, para difundir los principales ángulos de la política de Chile en materia de
desarrollo y cooperación antártica. Este volumen incluye un conjunto seleccio-
nado de trabajos preparados para uno y otro programa.
De esta manera, se alcanza una nueva etapa en la elaboración y estudio de
las ideas matrices en que descansa el desarrollo contemporáneo de la Antártica,
tarea en que el referido Instituto se encuentra desde' hace tiempo comprometi-
do. La obra sobre el Desarrollo de la Antártica, publicada con los estudios de un
Seminario organizado en Punta Arenas en 1977. Yla obra sobre La Antártica y
sus Recursos, que reúne los trabajos presentados al Seminario que tuvo lugar en
la base antártica Teniente Marsh en 1982, constituyen dos expresiones signifi-
cativas de esa preocupación. A ellas se agrega ahora la Política Antártica de Chile,
que entrega nuevos antecedentes sobre el quehacer del país en ese continentes.

11
1
La vocación antártica de Chile:
orientaciones históricas
y políticas contemporáneas
La proyección extracontinental
de Chile
Interpretación de la política marítima, antártica
y del Pacífico

Francisco Orrego Vicuña*

1. INTRODUCCION

Constituye para mí un alto y apreciado honor el que la Academia de Ciencias


Sociales del Instituto de Chile haya escogido mi nombre para ocupar un sillón
como miembro de esta prestigiosa institución. Mayor distinción aún es el hecho
de tener el privilegio de reemplazar en este sitial académico al destacado y
recordado intelectual y profesor universitario don Francisco Walker Linares,
cuya personalidad bondadosa y capacidad creadora representaron un impor-
tante estímulo para el desarrollo de una política cultural en nuestro país y para
la vocación humanitaria de muchas generaciones de estudiantes universitarios.
No menos honroso es el que se haya designado para recibirme a don
Carlos Martlnez Sotomayor, cuya trayectoria como Ministro de Relaciones
Exteriores. embajador ante las Naciones Unidas y alto funcionario de una
organización internacional. es también indicativa de su solidez intelectual y de
su vocación de hombre público. Por lodo ello permílaseme testimoniar la
expresión de mi agradecimiento sincero y la voluntad decidida de responder a
estas distinciones con la perseverancia en las tareas de creación intelectual que
son características del espíritu que anima a esta institución y a sus distinguidos
miembros.
El estudio de las relaciones internacionales ha venido progresando acele-
radamente en los últimos años, procurando explicar de una manera científica
las actitudes. conductas y reacciones de los Estados y de muchos otros actores
formales o informales de la compleja e intensa'vida internacional contemporá-
nea. Los enfoques multidisciplinarios que se han desarrollado en este campo
incluyen fuertes vínculos con la historia. el derecho, la economía, la ciencia
política y las relaciones internacionales propiamente dichas, entre otras disci-
plinas que se asocian para buscar las causas y resultados de muchos procesos de
esta naturaleza internacional.
Esta nueva tarea creadora no ha estado ausente de nuestro país, ni de
América Latina como región. La elaboración teórica, los análisis de problemas,
tos enfoques regionales, funcionales o globales, las discusiones coyunturales y
tantas otras manifestaciones forman parte de ese quehacer académico, a través

*El presente articulo es su discurso de incorporación a la Academia de Ciencias


Sociales del Instituto de Chile pronunciado en el Salón de Honor de la Universidad de
Chile el 27 de julio de 1983.

15
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

del. cual se van apreciando tendencias, descubriendo las razones de procesos


pasados en visiones de carácter retrospectivo o escudriñando las alternativas
del futuro en un marco de tipo prospectivo.
Entre los infinitos ángulos y matices que tiene un análisis de esa naturaleza
aplicado al caso de nuestro país, o en la medida apropiada al de nuestra región
geográfica, hay uno que no puede sino llamar poderosamente la atención de
intelectuales y estudiosos. ¿A qué razones motivadoras o poderosas fuerzas
interiores, históricas y contemporáneas, se debe la acentuada vocación interna-
cional de un país como Chile, cuyo territorio, población o fortaleza material
sólo podría calificarse como mediana?
El trabajo de incorporación a esta Academia de don Carlos Martínez
Sotomayor, identifica con precisión los importantes factores culturales que han
llevado a la formación de esta vocación internacional y al desarrollo de una
sólida y continuada trayectoria en este plano, que ha causado una significativa
influencia en América Latina y se ha traducido en la elaboración de políticas
especiales hacia otras naciones y regiones.
Dentro de este marco, hay tres políticas que sobresalen por su creatividad e
imaginación y se caracterizan por su continuidad y perseverancia. Ellas son las
relativas al medio marítimo, la política antártica y la política del Pacífico. Aun cuando
ellas surgen en diferentes momentos históricos, bajo circunstancias que tam-
bién son distintas y evolucionan en general de una manera paralela y hasta
inconexa, no pareciera que ellas puedan obedecer a razones meramente casua-
les ni responder a intereses tan disímiles que llegaran a transformarlas en líneas
autónomas y separadas de conducta.
¿Cuál es, entonces, el vínculo íntimo que une a estas importantes manifes-
taciones de la política nacional? Las reflexiones que siguen procuran identifi-
car estos factores comunes dentro del marco de una interpretación de la
política maritima, antártica y del Pacífico y la manera como ella se relaciona con
algunas características y necesidades vitales del país, que explican no solamente
el sentido pionero y universal de esas expresiones sino posiblemente también el
fundamento creativo de donde han surgido y seguirán surgiendo iniciativas de
esta naturaleza en nuestro país, todo lo cual constituye una fuenté inagotable
de la acentuada vocación internacional que forma parte de nuestra personali-
dad nacional y su tradición histórica. .

2. LA PROYECCION EXTRACONTINENTAL DE CHILE,


BASE DE SU VOCACION UNIVERSAL

Las peculiares características geográficas de nuestro país, en que predominan


los factores conducentes a su aislamiento territorial; el hecho de que se extien-
da a lo largo de toda una mitad del continente sudamericano, tocando en un
extremo tierras tropicales y desérticas y en el otro complejos y multifacéticos
archipiélagos subantárticos; el que flanqueado por imponentes montañas,
glaciares o canales, tenga necesariamente que proyectar su mirada hacia el
océano, son todas manifestaciones de una realidad geográfica y cultural que

16
Francisco Orrego V.I LA PROYECCION EXTRACONTINENTAL DE CHILE

habría de moldear el espíritu nacional de acuerdo a patrones diferentes de


aquellos propios de los demás países sudamericanos.
Quizás la nota más distintiva de esta estructura física de nuestro territorio
es la carencia de un espacio interior. Todos los demás países sudamericanos
poseen vastos espacios interiores, muchas veces inexplorados, cuya conquista e
incorporación ha constituido la principal preocupación histórica de sus políti-
cas e ideas intelectuales matrices, las que por consiguiente han tenido un
carácter marcadamente nacional. Proyectos históricos como el dominio de la
pampa en la Argentina, o la exploración de los confines del Brasil, al igual que
iniciativas contemporáneas como la construcción de Brasilia o el diseño de la
carretera marginal de la selva en el Perú, las reivindicaciones del Ecuador de
territorios amazónicos, o el interés de Colombia y Venezuelade desarrollar sus
valles interiores y regiones selváticas, entre muchos otros ejemplos, son todas
expresiones de esa presencia histórica de un espacio interior.
En nuestro país, en cambio, todo su espacio circundante es de carácter
externo al territorio continental. Quizás con la sola excepción histórica de la
Patagonia, la idea de un espacio interior ha estado enteramente ausente de
nuestra trayectoria nacional, e incluso ese ejemplo no logró estimular la imagi-
nación de los chilenos, que fue una de las causas que en definitiva llevó a su
pérdida. También es cierto que en un momento histórico el país miró hacia el
norte en la búsqueda de una expansión de sus horizontes, pero ello no haría
var-iar la naturaleza cualitativa del territorio. Por ser ese espacio circundante de
carácter externo, las políticas del país han tenido un sello marcadamente
internacional a lo largo de su evolución histórica, como ha quedado demostra-
do a través de esa vocación internacional constante a que se hacía referencia
anteriormente.
Pero más específicamente aún, el nacimiento de su política marítima,
antártica y del Pacífico pareciera responder a la necesidad de incorporar ese
espacio exterior circundante, proyectando al país más allá de sus bordes
continentales. Desde el punto de vista de su motivación, el proceso no es
diferente de aquel seguido por los demás países sudamericanos, pero si lo es en
cuanto a su orientación y la naturaleza de sus políticas. Mientras en un caso se
trata de regiones interiores y continentales, abordadas sobre la base de políticas
nacionales, en el nuestro se trata de espacios exteriores y extracontinentales,
que exigen de políticas internacionales fundamentadas en ciertos factores de
índole nacional. Igualmente, mientras en un caso puede identificarse una
periferia costera que pugna por expandirse hacia un centro geográfico conti-
nental, en el de Chile se puede identificar una periferia territorial que pugna
por expandirse hacia un centro geográfico internacional que la circunda.
De lo anterior fluye otra característica muy especial de las políticas que se
analizan, que también forma parte de este marco interpretativo. Si bien todas
ellas han nacido como elementos de una política nacional proyectada a un
ámbito internacional, a corto andar esas respectivas políticas han tendido a
universalizarse, llegando a formar parte del derecho internacional general, de
esquemas especiales de cooperación internacional o de vastos proyectos de
organización internacional. La razón de este fenómeno es simple, pues actuan-

17
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

do en un medio internacional han llegado a inspirar o coincidir con las pollticas


e intereses de otras naciones en relación a ese mismo medio. De la misma
manera, lo que se ha inidado como una proyección hacia un medio geográfico
circundante de carácter limitado, ha terminado por expandirse hacia esque-
mas de aplicación más vasta como consecuencia de esta tendencia a la universa-
lización.
Es así como puede quizás explicarse el carácter pionero y anticipado en el
tiempo de muchas iniciativas de nuestro país, como es particularmente el caso
de estas tres pollticas, a la vez que se puede concluir que en esa proyección
extracontinental se encuentra el fundamento de la vocación universal de
muchas de las políticas permanentes de Chile. El análisis que se realizará a
continuación de cada una de estas tres políticas, permitirá apreciar su coinci-
dencia con el criterio interpretativo que se ha expuesto, las modalidadt.s
especiales de su aplicación y, sobre todo, fas tendencias que cabría observar en
la evolución futura de cada una de ellas.

3. LA POLlTlCA SOBRE EL DERECHO DEL MAR:


DIMENSIONES DE UNA PROGRESION GEOMETRICA

El primer ámbito de la proyección extracontinental de Chile puede apreciarse


en lo que respecta a la política sobre el derecho del mar y aspectos asociados.
Como ocurre con todo proceso político y social, sus manifestaciones tienen un
carácter gradual y evolutivo, que en este caso permite observar el desarrollo de
una progresión de tipo geométrico. Ella comienza con el diseño de políticas en
relación a los ámbitos más estrechamente vinculados al territorio físico, conti-
núa con la elaboración de enfoques regionales y adquiere finalmente su
proyección universal definitiva.
La primera manifestación histórica de esta inquietud se encuentra en la
polftica seguida por Chile en relación al Estrecho de Magallanes, que entonces
como hoy día representa una vía de la máxima importancia para la navegación
y las comunicaciones internacionales. Durante las largas y complejas negocia-
ciones que se condujeron con la República Argentina a propósito de las
cuestiones territoriales entre ambos países, el punto fundamental y permanen-
temente sostenido por el gobierno de Chile fue el del dominio completo del
Estrecho de Magallanes, solución que fue recogida en el Tratado de Límites de
1881.
La razón de fondo de esta política perseverante puede encontrarse al
asociarse el punto con .la tesis interpretativa que se señalara anteriormente.
Para nuestro país resultaba vital, en primer lugar, tener el dominio y jurisdic-
ción exclusiva sobre los espacios marítimos que penetran su difícil territorio
austral, pues forman parte integrante e inseparable del mismo. Pero, ensegui-
da, este enfoque era también el necesario para asegurar esa proyección extra-
continental, en este caso representada por el comercio y la navegación a través
de los mares. Esto último explica igualmente por qué nunca hubo el menor

18
Francisco Onego V.I LA PROYECCION EXTRACONTINENTAL DE CHILE

inconveniente para garantizar la libertad de navegación a través de esa vía,


elemento que precisamente facilitaba el vínculo extracontinental.
Similares antecedentes inspiran hoy día la política que se sigue en relación
a ese Estrecho en el contexto del derecho del mar y las negociaciones reciente-
mente concluidas en el ámbito de la Tercera Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar. Nuevamente nuestro país ha apoyado el
concepto del paso en tránsito a través de los Estrechos utilizados para la
navegación internacional, que es el enfoque que ha permitido compatibilizar
las necesidades de la navegación internacional con aquellos derechos propios
del Estado ribereño, a la vez que ha reafirmado la vigencia del régimen previsto
para este efecto en el Tratado de 1881.
Asimismo, se mantiene integralmente la política de salvaguardar el domi-
nio completo de ese espacio marítimo y de sus riberas, particularmente frente a
tesis ocasionales que han procurado desconocer los alcances jurídicos precisos
del Tratado recién indicado y de sus fundamentos históricos. La difícil cuestión
de la delimitación marítima que se encuentra pendiente en la Boca Oriental del
Estrecho, no es tampoco ajena a la necesidad histórica de incorporar al ámbito
efectivo de la jurisdicción nacional todas las proyecciones de la soberanía
territorial que autoriza el derecho internacional.
En estrecha asociación con esta concepción de la incorporación efectiva de
los espacios marítimos que se integran con el territorio físico del Estado, se
encuentra el caso de los canales australes que se extienden hacia el oeste y hacia
el sur del Estrecho de Magallanes, rodeando la Tierra del Fuego y conocidos
con el nombre genérico de archipiélago austral o archipiélago del Cabo de
Hornos. Estos espacios marítimos de infinita complejidad geográfica, cuyas
características batimétricas se encuentran todavía bajo investigación, consti-
tuyen un elemento inseparable de las islas, islotes y arrecifes que componen ese
archipiélago, integrándose a ellos de manera natural y completa.
Ante esta realidad, la política continuada de nuestro país ha sido la de
considerar sus aguas como interiores, sujetas por consiguiente al dominio
territorial del Estado en forma exclusiva. El hecho de que esas aguas no
conformen ni puedan conformar estrechos utilizados para la navegación inter-
nacional, en parte por sus dificultades para la navegación y en parte por su
diferente naturaleza geográfica, determina por cierto que en ellas no existan
derechos de paso en favor de terceros Estados, sin perjuicio de lo cual se ha
habilitado una ruta especial, sujeta a la autorización y control de Chile como
Estado ribereño.
N uevamente aquí se puede apreciar la influencia crucial de esa proyección
del país hacia sus espacios marítimos integrados, fenómeno que ha ocurrido
históricamente en los varios casos de archipiélagos continentales -<omo es
principalmente el de Noruega y el de Canadá- o más recientemente en el de
los archipiélagos oceánicos, del tipo de Filipinas o Indonesia. Esta realidad que
impone la geografía ha sido igualmente reconocida por el derecho internacio-
nal, ya sea mediante la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia en el
caso de las pesquerías anglo-noruegas o las disposiciones de la Convención
sobre el Mar Territorial y la Zona Contigua de 1958 o de la más reciente

19
POUTlCA ANTARTlCA DE CHILE

Convención sobre el Derecho del Mar de 1982. El concepto de las líneas de base
rectas, o en su caso de las lineas de base archipielágicas, vino a materializar
jurídicamente el tipo de vínculo estrecho que existe en determinadas regiones
entre el territorio insular y sus aguas circundantes.
En consonancia con esas normas y prácticas del derecho internacional,
nuestro país procedió a dictar su sistema de lineas de base rectas en 1977,
aplicándolo a la extensa y quebrada geografía que se extiende al sur del Canal
de Chacao. De esta manera, se consolidaba en un instrumento jurídico la
situación qUe ya formaba parte del título histórico constituido por Chile en
relación a ese vasto conjunto de aguas interiores. Dos aspectos principales
deben destacarse a propósito de las características de este sistema. El primero
de ellos es que se han observado escrupulosamente los requisitos y exigencias
que prevé el derecho internacional para reconocer la validez de un sistema de
líneas de base rectas, incluyendo sus criterios técnicos,jurídicos y geográficos.
El segundo aspecto es que el sistema ha sido deliberadamente interrumpido en
el sector del Estrecho de Magallanes, para evitar así toda duda acerca de la
mantención del régimen de libertad de navegación a través de este último.
Estas varias proyecciones de la poUtica territorial del país a sus aguas
geográficamente integradas al continente, no pueden considerarse entera-
mente una manifestación de poUtica extracontinental, en cuanto se trata de
espacios marítimos estrechamente asociados a su dominio terrestre. Sin embar-
go, es una proyección que coincide con las características de esas otras manifes-
taciones extracontinentales. fundamentadas siempre en la conexión de una
política de tipo nacional con otra de tipo internacional, la que a su vez tiene un
importante factor de universalidad incorporado a su estructura, como puede
apreciarse en el vínculo existente entre el régimen del Estrecho de Magallanes
y las normas aplicables del derecho internacional a tales vlas de comunicación.
o en el vinculo que tiene el sistema de líneas de base rectas con lajurispruden-
cia. la práctica y la legislación internacional positiva.
U na segunda expresión de la política relativa al derecho del mar comienza
ya a separarse de las zonas costeras inmediatas para adquirir su proyección'
propiamente internacional. Se trata de la proyección de competencias y juris-
dicción del Estado ribereño sobre sus espacios marítimos adyacentes para los
efectos de adquirir el control exclusivo sobre la exploración y explotación de
sus recursos naturales, vivos y no vivos. También es ésta una concepción
vinculada a nuestro patrimonio intelectual histórico, tanto porque ya fuera
enunciada genéricamente por Andrés Bello en sus Principios de Derecho
Internacional, en 1831, como porque fuera creada con un sentido contempo-
ráneo por la célebre proclamación del Presidente Gabriel González Videla en
1947. dando así lugar a la primera zona marítima de 200 millas en el mundo.
Cabe pensar que no ha sido por casualidad que un ilustre pensador y un
distinguido estadista hayan llegado a la misma conclusión con un siglo de
diferencia. El interés de reservar los recursos naturales contenidos en un
espacio oceánico para la explotación de los nacionales. está directamente
vinculado a las realidades del país, que exigían desde temprano volcarse hacia
los mares adyacentes en reemplazo de aquel espacio interior inexistente. En la

20
Francisco Onego V.I LA PROYECCION EXTRACONTINENTAL DE CHILE

misma medida en que la búsqueda de recursos se encontraba limitada en el


espacio continental, ella inevitablemente habría de orientarse hacia un marco
extracontinental.
Sobre la base de este fundamento, es que la política de Chile sobre el
derecho del mar en este plano ha tenido también algunas características bien
definidas. La primera de ellas es que esta iniciativa fue el producto de una
interesante interacción entre los intereses del sector público y privado, siendo
este último el que impulsó decididamente la adopción de una zona de jurisdic-
ción exclusiva para proteger los recursos que sus industrias necesitaban como
materias primas. Ello representa, precisamente, la expresión de una inquietud
y de una necesidad nacional colectiva, que se materializó en el diseño de un
nuevo concepto en cuanto a la proyección del Estado ribereño sobre sus mares
adyacentes.
Una segunda característica de esta política ha sido igualmente importante.
Desde el momento en que se trataba de adquirir un cierto tipo de presencia
extracontinental, las políticas respectivas no podían estar revestidas de conno-
taciones territoriales, pues ello habría chocado con la naturaleza internacional
del espacio al cual se aplicarla n y, por otra parte, podría haber perjudicado sus
propios objetivos. De allí es que ellas fueron siempre concebidas por nuestro
país con un alcance de carácter funcional. La primera consecuencia de este
enfoque es que tal concepto se aplicaría únicamente a los recursos naturales
existentes dentro de ese espacio marítimo y las materias asociadas. Enseguida,
expresamente se salvaguardaron los principios relativos a la libertad de nave-
gación y comunicaciones, que resultaban esenciales para compatibilizar esa
proyección con la naturaleza internacional del medio que se ha indicado y,
además, para asegurar la vinculación del interés nacional con las rutas para el
acceso internacional que nuestro aislado territorio requería.
La vocación universal de esta política tampoco tardaría en expresarse. La
iniciativa chilena tuvo un inmediato impacto de carácter regional, pues al poco
tiempo era seguida por Perú y Ecuador, dando lugar al nacimiento del sistema
del Pacífico Sur. Gradualmente la nueva concepción fue mereciendo el interés
de otros países latinoamericanos, hasta que en el transcurso de la década de
1960 y primeros años de la de 1970 ella se generaliza en nuestra región. De allí
pasaría enseguida a ser adoptada por los países de Africa, Asia y Oceanía, para
luego verse reconocida por su aplicación internacional más extensa, incluyen-
do su aceptación por las muchas potencias marítimas que en un comienzo la
habían resistido.
Las negociaciones de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Derecho del Mar, junto con una extensa práctica internacional, habrían de
llevar este proceso a su culminación mediante la incorporación del concepto de
la Zona Económica Exclusiva al derecho internacional, como una de sus expre-
siones más recientes y novedosas. Este concepto /a forma parte del ordena-
miento jurídico internacional, tanto por encontrarse contemplado en la Con-
vención de 1982 como por figurar entre las normas reconocidas por la costum-
bre internacional. De esta manera, lo que se iniciara como una proyección de
nuestras políticas nacionales hacia el medio oceánico, buscando afianzar en el

21
POLITlCA ANTARTICA DE CHILE

ámbito extracontinental algunos de los intereses que nuestro territorio había


hecho difícil salvaguardar, se ha transformado en una norma del derecho
internacional de aplicación universal, que coincide con los intereses de muchas
otras naciones.
El desarrollo de este proceso de consolidación revela claramente como esa
política nacional tenía simuItáneamente.un fuerte componente internacional,
no solamente porque ella se aplicaría en un medio de esta última naturaleza,
sino también porque buscaba su compatibilidad con el derecho internacional
en vigor en aquella época. A la vez revela la tendencia a la universalización que
está asociada con las políticas extracontinentales desarrolladas por nuestro
país. En relación a este fenómeno de universalización de la Zona Económica
Exclusiva no podría dejar de mencionarse la tenaz y efectiva labor llevada a
cabo por el embajador Fernando Zegers Santa Cruz, quien tanto contribuyó a
perfilar la nueva institución y a lograr el consenso que en definitiva haría
posible su aceptación generalizada en la comunidad internacional.
El debate sobre la naturaleza jurídica y los alcances de la Zona Económica
Exclusiva ha venido intensificándose desde las primeras negociaciones habidas
sobre la materia en el ámbito de la Conferencia sobre el Derecho del Mar, como
también ha ocurrido entre los países miembros de la Comisión Permanente del
Pacífico Sur y otros de América Latina. Quienes desean otorgarle el alcance
propio del Mar Territorial, o el de identificarla con la alta mar en el caso
opuesto, o todavía asignarle características especiales y diferentes a la nueva
institución, han venido invocando sus mejores argumentos en favor de una u
otra tesis.
A la luz de los antecedentes que se han explicado y particularmente debido
a la manera como esta nueva institución se relaciona con las características y
necesidades de nuestro país, la posición de Chile ha sioo inequívoca en cuanto a
los términos de ese debate. En todo momento se ha excluido la territorializa-
ción de la Zona Económica Exclusiva, reconociéndose expresamente que ella
no forma parte del dominio territorial del Estado ribereño, pues de esta
manera se asegura que ella cumpla con los propósitos funcionales relativos al
aprovechamiento de recursos que se tuvieron en cuenta para su creación. Por
otra pane, dado el componente internacional que se indicó, también se ha
salvaguardado en esta materia la aplicación de las libertades básicas de la alta
mar que no interfieren con el aprovechamiento de los recursos, criterio que ha
sido determinante para asegurar su aceptación universal.
Pero tampoco nuestro país ha aceptado que se procure diluir este concepto
mediante su identificación estrecha con la alta mar, posición que representa el
otro extremo de estas interpretaciones. De esta manera, se ha optado, en
general, por la posición de considerarla una institución sui géneris, provista de
sus propias características y modalidades, diferentes de aquellas de los espacios
marítimos tradicionales. Esta posición es, por cierto, la que mejor se aviene con
el origen y los propósitos del nuevo concepto a la luz de la práctica de nuestro
país.
Muchas otras son las expresiones de nuestra política extracontinental en el
campo del derecho del mar, que reconocen muy variadas aplicaciones. La

22
Francisco Orrego V.I LA PROYECCION EXTRACONTINENTAL DE CHILE

política seguida respecto del régimen de los fondos marinos y la explotación de


sus recursos minerales, la posición en materia de contaminación marina, los
criterios aplicados a la investigación científica u otras diversas materias así lo
están comprobando con claridad. Todas ellas se insertan igualmente dentro
del criterio interpretativo de esta política que se viene explicando, que adquiere
así un importante factor de constancia, continuidad y estabilidad.

4. LA POLITICA ANTARTICA CHILENA:


EL EQUILIBRIO ENTRE LA SOBERANIA y LA COOPERACION

La politica antártica de Chile ha sido otra de las manifestaciones centrales de la


permanente búsqueda de una proyección extracontinental, encontrando
igualmente una evolución progresiva a lo largo de nuestra historia. Sin perjui-
cio de los derechos derivados de los títulos coloniales que nuestro país puede
exhibir en este plano, la formación específica de sus títulos históricos ha estado
íntimamente ligada a una actividad concreta de sus hombres, empresas y
servicios públicos en ese continente. De más está destacar que la importancia de
esta tradición y dedicación antártica es muy superior a la de cualquier otro
antecedente que se pudiera invocar para los efectos de configurar jurídicamen-
te la soberanía nacional en el continente antártico.
Nuevamente en esta materia surge con vigor la pregunta de por qué un
país con las características económicas, poblacionales y territoriales limitadas
que tiene, al menos desde un punto de vista comparativo, ha sabido desarrollar
en forma tan intensiva su actitud antártica, a pesar de las dificultades que
impone el medio duro y hostil de ese continente. Aun cuando es evidente que
hay rasgos propios de un espíritu pionero, no carente del sentido de la gran
aventura que muchas veces ha inspirado algunas importantes gestas naciona-
les, nada de ello se da en un vacío y responde por cierto a razones profundas
que se encuentran inmersas en el alma de un país.
La hipótesis interpretativa que trazáramos anteriormente parece nueva-
mente explicar los grandes fundamentos de nuestro continuado quehacer
antártico. Desde las primeras actividades de loberos y balleneros, que hoy día se
aprecian retrospectivamente en el marco de una época heroica y romántica,
hasta las refinadas expresiones de nuestra presencia contemporánea, provistas
del sello inconfundible de la ciencia y la tecnología moderna, hay un vínculo de
identidad más poderoso del que pudiera aparecer a simple vista. Es el vínculo
. proporcionado por la penetración antártica de nuestro país, gradual y diferen-
te según las épocas ·pero buscando quizás el mismo efecto de conquistar el
espacio exterior circundante a nuestro territorio continental y suplir así la
carencia de ese espacio interior y sus recursos.
La caza antártica que se ha señalado, aun cuando coincidiera formalmente
con el interés económico de las actividades que en ese campo desarrollaran
muchos otros países, pareciera en el del nuestro responder a motivaciones
adicionales y diferentes. Desde este punto de vista, destaca el hecho de que a
través de esa proyección individual de hombres o empresas se estaba buscando

23
POLITICA ANTARTlCA DE CHILE

un medio de vida que las características propias de nuestro territorio austral no


permitían fácilmente. En este sentido, si bien el fin de lucro inherente a toda
actividad económica se encontraba igualmente presente, había también una
dimensión adicional destinada inconscientemente a construir un vínculo geo-
gráfico nuevo que facilitara las proyecciones que el sólo marco continental no
aseguraba. Quizás este factor también explica por qué muchas de estas activida-
des fueron acompañadas desde un comienzo por variados actos administrati-
vos y de autoridad, entre los que figuraban prominentemente las licencias de
caza, lo cual ha pasado a constituir un elemento importante de nuestro título
histórico más allá del extremo austral.
Cuando este conjunto de actividades y actos parciales de soberanía pasó a
constituir un desarrollo relativamente sistemático, a la vez que la Antártica
misma comenzaba a merecer una creciente atención internacional, surgió la
necesidad de precisar el alcance territorial de los títulos que se habían heredado
o formado a lo largo del tiempo. Esta fue la etapa que culminó con la dictación
del decreto del día 6 de noviembre de 1940, f~ando los límites del territorio
antártico chileno y a partir del cual se inicia el período moderno de nuestra
presencia y actividad en ese continente. No podría dejar de evocar en esta
oportunidad el nombre del profesor Julio Escudero Guzmán, a quien tuve el
honor de suceder en la cátedra de derecho internacional público de esta
universidad. Su labor de investigación y su visión del problema serían determi-
nantes de los pasos que entonces se dieron, como más tarde también lo serían
para el diseño del régimen internacional aplicable al continente antártico.
La reafirmación del elemento de soberanía territorial en relación a la
Antártica es también revelador de la actitud seguida por nuestro país, de
manera coincidente en este punto con la posición de algunas otras importantes
naciones antárticas. En primer lugar, ello está indicando claramente que no se
perseguía únicamente el acceso a sus recursos, actuales o potenciales, pues tal
finalidad podría haberse alcanzado por otros medios, sin descansar en una
concepción de soberanía, como de hecho ha sido el enfoque aplicado por otras
de las naciones activas en el referido continente. Las políticas funcionales de
recursos satisfacen esa finalidad de manera integral, e incluso puede decirse
que de manera más completa que aquellas otras basadas en el concepto de
territorialidad, pues tienen las primeras mayor flexibilidad y movilidad geo-
gráfica, lo que les permite extenderse al conjunto del continente y no circuns-
cribirse a una u otra de sus partes.
El hecho de que se haya escogido el enfoque soberano revela, enseguida,
que se procuraba alcanzar una proyección de competencias más allá de nuestro
territorio continental, uniendo las características limitadas de este último a las
vastas extensiones de las planicies, montañas y mares antárticos. Aun cuando
este vínculo significaba en la práctica unir dos continentes, empresa nada
despreciable para una nación de nuestro tamaño y medios, ello no fue óbice
para que se prosiguiera tenazmente en la consecución de ese objetivo. Mayor
razón existía aún para ello cuando simultáneamente se estaba procediendo a la
conquista de nuestros mares adyacentes, según se explicara anteriormente.
Sobre esta base es que nuestra política antártica, en adición a su acceso a los

24
FranCÍ5co Orrego V. I LA PROYECCION EXTRACONTlNENTAL DE CHILE

recursos naturales, ha asignado todavía mayor prioridad a la construcéión de


un Chile bicontinental, concepción que responde genuinamente a nuestra
búsqueda sistemática de la presencia extracontinental como parte integrante
de una política nacional de largo plazo.
También la evolución de esta política ha sido gradual y progresi,:,a. En las
décadas de 1940 y 1950 se inició la ocupación de la periferia antártica, median-
te el establecimiento de nuestras primeras bases permanentes del desarrollo de
los primeros esfuerzos de investigación y de la consolidación consecuente de
nuestros títulos jurídicos. En las de 1960 y 1970 se pasó a la construcción de los
régimenes de coopración internacional que el medio hacía necesario, sobre los
que se volverá más adelante. La actual década, siguiendo las características de
los cambios tecnológicos que han ocurrido en el mundo, ha iniciado una nueva
etapa de nuestra política antártica, consistente en una penetración intensiva de
ese continente.
El diseño de nuevos y más ambiciosos programas de investigación científi-
ca y de reconocimiento geográfico, el establecimiento de nuevas bases tempo-
rales en latitudes más y más altas, la incorporación del transporte aéreo como
elemento central de ese nuevo esfuerzo, el acceso ininterrumpido a lo largo de
todo el año o la ampliación y modernización de las facilidades existentes en
nuestras bases antárticas, son todas manifestaciones de una nueva orientación
que se está desarrollando exitosamente. Próximamente se iniciarán también los
primeros planes de establecer asentamientos humanos de tipo familiar en la
Antártica.
Cuando se examina el fundamento de esta penetración sistemática y
creciente hacia el polo sur, puede apreciarse nuevamente la existencia de una
doble dimensión. Por una parte, existe naturalmente el interés científico y la
política de acercamiento a lo que puedan ser importantes fuentes potenciales
de recursos, aun cuando éstos están fundamentalmente asociados a las zonas
costeras y regiones marítimas adyacentes, de acuerdo a las actuales disponibili-
dades tecnológicas. Por otra parte, y de manera más significativa, se observa el
propósito de establecer una presencia y adquirir una experiencia que responde
genuinamente a la conquista del espacio interior del continente antártico,
quizás supliendo así lo que nuestro territorio continental no permitió. El
espíritu pionero de las grandes conquistas históricas es el que parece prevalecer
en las nuevas actividades de penetración antártica.
Debe también tenerse presente, en este sentido, que la política antártica no
ha estado enteramente disociada de la política relativa al derecho del mar, lo
que es natural tratándose de expresiones paralelas de una misma inquietud y
necesidad ncionales. El propio decreto antártico de 1940 se encargó de reivin-
dicar explícitamente espacios marítimos asociados al continente antártico. con
especial referencia' al mar territorial. La proclamación de la zona marítima
nacional de 1947, por su parte, se hizo respecto de todo el territorio chileno,
incluyendo por consiguiente el territorio antártico nacional. Se lograría así una
cierta identidad entre ambos procesos, que no se ha dado en el caso de ningún
otro país antártico, constituyéndose en un antecedente fundamental de nues-
tros títulos jurídicos respecto de los espacios marítimos que años después

25
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

vend rían a ser regulados dentro del marco del sistema de cooperación interna-
cional propio de ese continente.
La politica antártica de nuestro país, al igual que ocurriera con la política
marítima, ha ido gradualmente relacionándose con un proceso de carácter
internacional, que le ha otorgado una nueva y más eficaz dimensión, a la vez
que ha interpuesto desafíos que tienen también una gran significación. Los
exitosos esquemas de cooperación científica internacional desarrollados con
ocasión del Año Geofísico Internacional de 1957, como también las tendencias
al conflicto y la confrontación que habían comenzado a aparecer pocos años
antes, condujeron felizmente a la conclusión del Tratado Antártico de 1959,
que a lo largo del tiempo daría lugar al nacimiento del sistema antártito que
conocemos en nuestros días.
La firma del Tratado Antártico marcó, en cierto modo, el término de la
etapa heroica de los descubrimientos y las primeras formas de cooperación
espontáneas que surgieron en las actividades emprendidas en ese continente,
para dar lugar a un sistema más institucionalizado de coordinación, coopera-
ción, y entendimiento, manteniendo siempre sus características de fluidez y
flexibilidad. El papel de las Partes Consultivas de ese Tratado, entre las que ha
figurado destacada y permanentemente nuestro país, ha sido de especial
importancia en la conducción de un proceso que, más allá de toda ideología o
coyuntura política, ha sido capaz de asegurar los valores de la paz y la coopera-
ción internacional en ese continente.
El incremento de la actividad antártica ha llevado en años recientes al
desarrollo de nuevas modalidades de cooperación, complementarias de las
previstas en el propio Tratado, con particular referencia a los regímenes de
recursos. Las Medidas Acordadas para la Protección de'- la Flora y Fauna,
primero, la Convención sobre la Foca, enseguida, o la Convención sobre la
Conservación de los Recursos Vivos Marinos de la Antártica, más recientemen-
te, son todos ejemplos de esquemas regulatorios de las actividades asociadas
con la política de recursos antárticos. A ello debe agregarse la negociación
actualmente en curso para definir el régimen relativo a la exploración y
explotación de los recursos minerales de ese continente. Se ha llegado a
configurar así un complejo sistema antártico, fundamentado en una pluralidad
de instrumentos.
Esta nueva dimensión de la política antártica demuestra como también, en
. esta otra materia, la proyección extracontinental de nuestro país va a compaña-
da de una activa vocación internacional que se traduce en compatibilizar
nuestros propios requerimientos de soberanía con las necesidades y perspecti-
vas de aquellas otras naciones que igualmente participan de la actividad antárti-
ca. Se logra así un equilibrio significativo entre la soberanía nacional y la
cooperación internacional, que junto con salvaguardar nuestros intereses bási-
cos asegura el diseño y aplicación de regímenes funcionales de acción interna-
cional. A la vez, este proceso permite consolidar el sistema antártico en el
contexto más amplio de la comunidad internacional.
El equilibrio de esta fórmula representa por cierto la piedra fundamental
sobre la que descansa el sistema en su conjunto. Si este equilibrio llegara a

26
Francisco Orrego V. I LA PROYECCION EXTRACONTlNENTAL DE CHILE

romperse en favor del elemento de la soberanía, o en favor del factor de


internacionalización, el sistema antártico llegarla rápidamente a su término. La
sabia norma contenida en el Articulo IV del Tratado Antártico, que ha permiti-
do que tanto las naciones reclamantes de soberanía como aquellas que tienen
reclamaciones potenciales, o que no reconocen reclamación alguna, participen
en pie de igualdad en la cooperación antártica, ha encontrado aplicaciones más
especificas en algunos de los más recientes regimenes regulatorios de recursos
antárticos.
Especial mención cabe hacer en este sentido al régimen de la Convención
sobre Conservación de Recursos Vivos Marinos de la Antártica, que ha compa-
tibilizado las proyecciones de jurisdicción nacional sobre los espacios marítimos
circundantes de ese continente con las exigencias de la cooperación funcional
impuesta por la compleja naturaleza del ecosistema antártico. De esta manera,
sin que nuestro país u otros en similar posición hayan renunciado a sus
respectivas zonas económicas exclusivas, las han puesto en el contexto de un
régimen internacionalmente administrado dentro del sistema antártico, que
asegura su más eficaz relación con ese ecosistema y las necesidades de su
manejo. Otro tanto habrá de hacerse en el caso de los recursos minerales de la
Antártica, que si bien configura una situación mucho más compleja desde el
punto de vista de compatibilizar las exigencias de lajurisdicción nacional con
aquella de un régimen internacional, de todos modos deben alcanzar una
fórmula de equilibrio como requisito indispensable para su aceptación dentro
del sistema antártico.
Puede también apreciarse que la propia naturaleza del sistema antártico es
la que impone los Ifmites al proceso de internacionalización, pues siempre será
indispensable la intervención de las Partes Consultivas en la administración del
tratado o de los regímenes especiales. La fragilidad de la Antártica no permite
riesgos derivados de la inexperiencia. Por ello es que, sin perjuicio de la gradual
incorporación de aquellas naciones que justifiquen un interés sólido y sosteni-
do en la actividad antártica, las iniciativas de internacionalización generalizadas
que se han comenzado a escuchar en algunas organizaciones internacionales
no parecen estar llamadas a prosperar debido a su incompatibilidad con esa
especial naturaleza del problema antártico.
Proyección extracontinental y vocación internacional, dentro de los límites
del sistema antártico, se desarrollan nuevamente en forma paralela y comple-
mentaria en lo que respecta a la poUtica antártica de Chile, repitiéndose así la
pauta de acción que ya se observaba a propósito de las políticas examinadas
anteriormente.

5. UNA POLITICA PARA EL PACIFICO:


DE LA ERA ROMANTICA A LA ACCION DEFINIDA

Una tercera política central, aquella relativa al área del Pacifico, testimonia
también la confluencia de poUticas de proyección nacional con el desarrollo de
procesos de cooperación internacional, dando lugar a manifestaciones impor-

27
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

tantes de la actividad extracontinental de nuestro país, a la vez que a nuevas


formas de materialización de la vocación internacional con que se conciben esas
políticas. Todo lo anterior igualmente denota una evolución histórica gradual,
que va desde políticas circunscritas a regiones geográficas específicas o activi-
dades funcionales determinadas, hasta el diseño de concepciones amplias
referidas al conjunto de esa Cuenca Oceánica.
El primer aspecto que llama la atención en el contexto de esa política, es lo
temprano que ella surge en nuestro cronograma histórico. Si bien hubo mani-
festaciones de ciertos vínculos con el Pacífico en el marco del Imperio español,
ellas fueron para Chile de carácter marginal, en parte porque nunca fue
nuestro país una importante plaza comercial o centro politico y en parte por
nuestra remota ubicación geográfica. El nexo imperial con el Pacífico se lk vaba
a cabo principalmente a través del Galeón de Manila, entre México y las
Filipinas, alcanzando algunas expresiones muy particulares de esta actividad a
llegar hasta Lima.
En cambio, desde los primeros años siguientes a las Independencia ya se
aprecia la aparición de los primeros balbuceos de una política para el Pacífico.
El sólo hecho de que en algún momento O'Higgins pensara en llevar la guerra
de la independencia hasta las Filipinas, es un buen indicador de la gran
concepción con que se planteaba la política de Chile en la época, la que no sólo
tenía un alcance verdaderamente continental--comprendiendo al conjunto de
América Latina-, sino también otro de carácter extracontinental, como lo
revela el ejemplo indicado.
En alguna medida, esos primeros pasos de la política chilena en el Pacífico
miraban hacia el contexto inmediato del Pacífico Sur, con particular referencia
a su sector polinésico. Actividades de comercio, visitas de b.uques chilenos, la
utilización de nuestro signo monetario o el exilio de Freire en Tahiti, son
algunas manifestaciones de ese vínculo regional, entre muchas otras. De allí
surgiría una cierta línea de tradición histórica en nuestra política, que a pesar
de haberse interrumpido muchas veces y durante largos períodos ha vuelto
posteriormente a renacer. Después de esos esfuerzos iniciales vino un largo
período de'abandono, especialmente con motivo de la pérdida de nuestra flota
en la guerra con España, para reaparecer esta inquietud hacia fines del siglo
pasado con la ocu pació n de la Isla de Pascua. Luego seguiría otro largo período
de abandono, pero en nuestro tiempo resurge esa vinculación mediante el
desarrollo de políticas contemporáneas y, modernas.
El hecho de que la primera línea de proyección extracontinental de nues-
tro país en el Pacífico se concentrara principalmente en el Pacífico Sur, guarda-
ba una cierta proporcionalidad con el tamaño y potencialidad natural de Chile,
que así encontraba una vinculación con sus áreas geográficas inmediatamente
adyacentes. Sin embargo, es interesante observar que en todo momento la
política que se seguía procuraba alcanzar metas más amplias y extensas en ese
vasto océano y sus regiones circundantes. El resto que se presentaba al espíritu
naéional era quizás demasiado poderoso como para quedar inatendido. Sobre
esta base es que se comienza a desarrollar entonces una segunda linea de

28
Francisco Orrego V.I LA PROYECCION ;EXTRACONTlNENTAL DE CHILE

acción, más esporádica, pero que mantendría su paralelismo a lo largo de los


años con aquella que se mencionó como propia del Pacífico SUr.
Además de los planes que acarició O'Higgins respecto de las Filipinas,
fueron varios otros los ejemplos de políticas históricas que gradualmente
configuraron esa segunda línea de acción en el vasto Pacífico. La célebre
Compañía de Calcuta que algunos de nuestros prohombres organizaran en
Val paraíso para llevar el comercio de Chile al corazón de Asia Meridional: el
comercio con Australia en la época de nuestra prosperidad agrícola, que
también se expresara intensamente en las relaciones entre Chile y California; el
patruIlaje naval que nuestros buques realizaban a lo largo de toda la costa
occidental de Sudamérica o las pugnas que se desarrollaron para evitar la
construcción de un ferrocarril a través de Panamá -preludio del Canal-,
eran todos indicadores de como Chile concebía su política en el Pacífico en una
vasta escala.
Estas manifestaciones de la política en el Pacífico no eran únicamente el
producto esporádico de la imaginación o el espíritu de aventura de nuestros
compatriotas de la época, sino que obedecían al estudio minucioso de una
política de Estado, decidida y aplicada por sus gobernantes. Un ejemplo
importante de esto último puede encontrarse en el enfoque que siguió nuestro
gobierno en las negociaciones relativas a la cláusula de la nación más favorecida
con Gran Bretaña, que culminaran en el Tratado suscrito en 1842, todo lo cual
tuviera el sello distintivo de la diplomacia y la genialidad jurídica de Bello.
Durante más de una década, nuestro país procuró aplicar la conocida
"Cláusula Bello", mediante la cual se establecería un trato preferencial entre los
países latinoamericanos, que no se haría extensivo al comercio con terceros
países en virtud de la cláusula general de la nación más favorecida. Este
mecanismo de excepción requería por cierto de la reciprocidad entre los países
latinoamericanos que eran sus beneficiarios, pero ésta no se dio de manera
efectiva en la práctica. Por esta razón, fue el propio Bello quien argumentó la
necesidad de un cambio de política, buscando la liberalización general de
nuestro comercio a través del uso amplio de la cláusula de la nación más
favorecida, principalmente con Gran Bretaña como las más importante de las
nacione"s comerciales de la época.
La nueva orientación que se buscaba suscitó un acalorado debate en
nuestro país, como suele ocurrir cada vez que se introducen políticas liberales
en nuestro manejo económicamente interno o externo. Una parte del argu-
mento contrario a ese enfoque, señalaba que no teníamos nada que ganar con
tal política, pues el beneficiario real habría de ser la parte que tuviere mayor
poderío económico. Sin embargo, defendiendo su tesis desde las columnas de
El Araucano, Bello planteó en una oportunidad el argumento de fondo que la
justificaba. El beneficio para Chile no consistiría tanto en aumentar el comercio
con Gran Bretaña, sino en abrir para nuestro comercio las posesiones británi-
cas en el vasto Pacífico y sus regiones circundantes, que igualmente quedarían
incluidas en la cláusula general de la nación más favorecida pactada con su
metrópoli.
Esta visión, completamente novedosa para su época. revela la dimensión

29
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

que tenía la percepción del Pacifico en el ámbito de nuestra política de Estado y


la manera como ella influía determinantemente en la conducción u orientación
de nuestras relaciones internacionales. Se trataba asimismo de una visión
ingeniosa, por cuanto el Imperio Británico se encontraba en la cúspide de su
presencia internacional, incluidas vastas regiones de Asia y el Pacifico, lo que
hacía perfectamente lógico el procurar llegar a ellas con nuestro comercio
exterior.
Tanto la proyección regionalmente circunscrita al Pacifico Sur, como la
más amplia dirigida hacia la Cuenca en su conjunto y regiones adyacentes
puede considerarse como enteramente excepcional y fuera de lo común para
un país como el nuestro, o para cualquier otro de lo que hoy se conoce como el
mundo en desarrollo. Ese era un privilegio normalmente reservado para las
potencias centrales del siglo pasado y para las ql!e se incorporarían a tal
categoría en el siglo actual. El hecho de que nuéstro país, por su propia visión y
determinación, haya participado del mismo, aun cuando sólo fuese parcial-
mente o incluso esporádicamente, es el más elocuente testimonio de que su
proyección extracontinental representaba una realidad profundamente ligada
al ser nacional y a las características ya descritas de nuestro medio geográfico
continental.
Lo que fue una política coherente y relativamente sostenida en la primera
mitad del siglo XIX, gradualmente fue perdiendo su vigor en el resto de este
siglo y primeras décadas del presente. Los altos y bajos que se han mencionado
determinaron una interrupción en su continuidad y su transformación en
acciones más bien esporádicas. Sin embargo, el país no perdió conciencia de su
dimensión extracontinental en el Pacífico, pues las características que se indica-
ban hacían necesario la búsqueda de la mayor amplitud geográfica para su
acción. Esa conciencia, en gran medida, se mantuvo a través de una noble
tradición literaria y de estudio, a la cual aparecen indisolublemente ligados los
nombres de Enrique Bunster, Salvador Reyes, Benjamín Subercaseaux y Ra-
món Cañas Montalva, entre muchos otros que sería largo evocar.
Esa tradición del siglo pasado, preservada en nuestra literatul'a y en la
conciencia colectiva de la nación chilena, es la base en que se fundamenta la
política contemporánea hacia el Pacífico. Interesa también señalar que esta
proyección ha sido el fruto de ún amplio consenso político en el país, pues
recientes investigaciones ha señalado que ella se encuentra reflejada en los
manifiestos políticos de los principales partidos que han actuado en nuestro
país durante las últimas décadas, incluyendo variadas ideologías y tendencias.
Ello tambi~n es revelador de la profundidad que sus raíces tienen en la
sociedad chilena.
La proyección contemporánea mantiene sus dos vertientes tradicionales,
la una referida al Pacífico Sur en tanto que la otra a la Cuenca en su sentido más
amplio, aun cuando se observan por cierto tendencias a su integración dentro
del marco de una concepción más unitaria. Desde este punto de vista, tiende a
repetirse la progresión que ya se observaba a propósito del derecho del mar y la
política antártica, en que cada paso o ámbito geográfico se va integrando con

30
Francisco Orrego V.I LA PROYECCION EXTRACONTlNENTAL DE CHILE

nuevos pasos o ámbitos mayores relacionados, hasta llegar a la configuración


de un sistema general y más complejo.
Hoy día, la política en el Pacífico constituye la expresión de intereses muy
específicos que se encuentran en juego, tanto en el plano económico como en el
propiamente político. Ello determina que cada país que mantiene un papel
activo en esta Cuenca debe identificar con precisión cuáles son sus objetivos y
medios de acción, en función de los cuales podrá desarrollar o favorecer
modalidades particulares de cooperación. En este sentido, la etapa romántica
de una política en el Pacífico, plena de imágenes de aventura y de generosa
imaginación, ha llegado a su fin, dando lugar en su reemplazo a una visión
profesional y en alguna medida tecnocrática. También en ese plano se observa
un estricto paralelismo con lo que ha ocurrido con la política del derecho del
mar y la Antártica.
Paulatinamente nuestro país ha ido ingresando a esta política contemporá-
nea' aun cuando debe reconocerse que lo ha hecho con dificultad, pues no
pareciera estar plenamente satisfecho con la idea de abandonar enteramente
esa etapa del Pacífico romántico. Es quizás la reacción propia de una mentali-
dad latina, con sus rasgos de nobleza e ilusión. Sin embargo, la realidad se
encarga de imponer nuevos esquemas y necesidades, que no pueden desaten-
derse a la luz del interés nacional. Es así como un esfuerzo de creatividad
académica, primero de realización empresarial, enseguida, y de perfecciona-
miento diplomático, más adelante, han comenzado a estructurar una política
moderna respecto de esta región en su conjunto. Con todo, aun en nuestros
días se observan problemas de perseverancia y continuidad, siendo indispensa-
ble que se mantenga un esfuerzo constante para evitar los ciclos altos y bajos
que han sido caracterlsticos de nuestra historia en el Pacífico.
Esta modalidad especial de nuestra proyección extracontinental, al igual
que las que se han expuesto anteriormente, ha ido acompañada de su corres-
pondiente vocación internacional, que en este caso se traduce en el desarrollo
de un significativo proceso de cooperación en el marco de la Cuenca del
Pacífico. Iniciativas parciales se venían emprendiendo para este fin desde la
década de 1920, con los proyectos de cooperación Pan-Pacífico, algunas de
cuyas realizaciones se mantienen en plena actividad hasta el día de hoy. Más
tarde, en la década de 1960, surgirían las Conferencias sobre Comercio y
Desarrollo en el Pacífico y el Consejo Económico de la Cuenca del Pacífico, la
primera de naturaleza académica en tanto que el segundo de alcance empresa-
rial, junto con las primeras iniciativas modernas destinadas a expandir las
corrientes comerciales en este ámbito.
Sobre esta base, se pasaría a la actual etapa de creación de una Comunidad
del Pacífico, en lo que se ha estado trabajando intensamente durante los
últimos cuatro años, confiándose en que próximamente se alcanzarán los
primeros entendimientos para materializar este nuevo esquema de coopera-
ción. En todo ello nuestro país ha desarrollado una actividad constante, logran-
do efectivamente establecer el hecho de que Chile y varios otros países latinoa-
mericanos forman parte de la Cuenca del Pacífico, con lo cual se puede

31
POLlT1CA ANTART1CA DE CHILE

considerar superada una importante barrera de percepciones históricas que


habían impedido la constatación de esta realidad.
Sin perjuicio de los esquemas más generales de cooperación, como los
relativos a la Comunidad del Pacífico, se ha seguido preservando en una línea
especial de contacto y vinculación con las entidades propias del Pacífico Sur,
manteniendo así también presentes las dos vertientes históricas de nuestra
política en este plano. En todo caso, en una y otra dimensión, todavía es mucho
lo que cabe hacer de parte de nuestros medios intelectuales, empresariales y
gubernamentales.
La política de proyección extracontinental que se ha seguido en este
campo, forma igualmente parte de un proceso de concertación internacional
de opiniones y puntos de vista, lo que le ha otorgado una dimensión más am plia
y efectiva. Así como en el caso del derecho del mar se observaba el paso de una
proyección marítima a un proceso legislativo del derecho internacional gene-
ral, o en el de la Antártica se aprecia la integración de nuestra presencia
soberana con un marco de cooperación funcional entre las Partes Consultivas,
en la política del Pacífico se vincula nuestro quehacer nacional con un esquema
de acción mancomunado que comprende a un significativo número de países y
continentes. Dadas estas especiales características, puede en realidad definirse
como un tipo de cooperación macrorregional de alcance cuasi universal.
Dentro de esta concertación de voluntades y de identificación de intereses
comunes, debe llamarse especialmente la atención hacia la potencialidad de
una relación especial entre los países en desarrollo del Pacífico, que pueda
vincular a América Latina, el Pacífico Sur y los países del sudeste asiático
miembros de ASEAN, constituyendo así un trípode de entendimiento trans-
Pacífico. Esta dimensión de la política del Pacífico no se ha explorado aún
suficientemente, debiendo realizarse un esfuerzo especial en este sentido, que
habrá de redundar en beneficio de esos grupos de países pero también de la
idea más general de una comunidad del Pacífico.

6. INSERCION INTERNACIONAL DE CHILE


Y LIMITES DEL NACIONALISMO

El análisis que se ha realizado anteriormente lleva también a otra conclusión,


que tiene un carácter paradójico. Pocas dudas pueden caber de que el nuestro
es un país geográficamente aislado. El concepto de la "tiranía de la distancia",
que un autor australiano describiera en un libro sobre su país, es igualmente
aplicable a Chile en nuestro propio contexto geográfico. A ello es necesario
agregar el papel que han desempeñado en este plano desiertos y cordilleras
majestuosas. Sin embargo, ha sido ese mismo aislamiento el que, unido a la
ausencia de espacio interior, ha impulsado a nuestro país en la búsqueda de su
proyección extracontinental y en el desarrollo de una auténtica vocación inter-
nacional.
De esta manera, en vez de producirse un volcamiento del espíritu nacional
hacia el interior de nuestro ámbito territorial, o de relacionarse con el ámbito

32
Francisco Orrego V./ LA PROYECCION EXTRACONTlNENTAL DE CHILE

continental inmediatamente vecino --como ocurre en muchos continentes que


carecen de las barreras naturales que se observan en Sudamérica-, en el caso
de Chile puede apreciarse una orientación hacia espacios exteriores que repre-
sentan dimensiones más amplias. El derecho del mar, la Antártica o el Pacífico
quizás no sean más que ex presiones afinadas de un fenómeno que se manifiesta
a través de tantas otras actividades o inquietudes del país.
En la misma medida en que esa proyección externa se ha desarrollado, se
ha creado un vínculo natural con la comunidad internacional o determinados
procesos dentro de la misma. Por esta razón, las políticas que han nacido como
expresivas de un interés nacional, se han transformado gradualmente en la
base o en una parte de otras dimensiones que responden genuinamente a
factores y concepciones de índole internacional. De la zona marítima nacional
de 200 millas a la Convención sobre el Derecho del Mar, de las reinvindicacio-
nes antárticas a la operación dentro del actual sistema antártico, o de presencias
históricas en el Pacífico a la cooperación en el marco de una nueva Comunidad,
son todas secuencias que revelan con precisión el paso evolutivo de una política
predominantemente nacional a otra que es esencialmente internacional.
Surge así la paradoja del aislacionismo como motivación del internaciona-
lismo, al contrario de lo que suele suceder en muchas otras naciones, donde
ambas orientaciones son mutuamente excluyentes y representan opciones
muchas veces dramáticamente opuestas. Nuestra realidad geográfica ha per-
mitido el desarrollo de ciclos diferentes, caracterizados en general por la
simultaneidad de esos dos factores y, en todo caso, por su complementariedad.
Esta peculiaridad debe en realidad ser bienvenida, pues ha permitido un tipo
de inserción internacional del país que de otra manera habría sido quizás
imposible y podría haber conducido a una visión estrecha de las relaciones
internacionales y de nuestros intereses en el contexto internacional.
Puede incluso afirmarse que en nuestro caso no se trata tanto de políticas
de relación o inserción internacional, que en cierto modo suponen una base
nacional de especial envergadura, sino de una situación en que el país mismo se
encuentra inserto o naturalmente proyectado hacia el medio internacional. No
cabe duda de que la intensidad de este fenómeno variará según las áreas de
actividad o según las materias específicas que se consideren, pero pareciera que
él ilustra bien el tipo de proceso que caracteriza a nuestro país.
A la vez, este fenómeno de inserción internacional impone sus límites
naturales al desarrollo de concepciones nacionalistas que pudieran contradecir
el proceso de interacción con el medio internacional con que se relaciona el
país. Esas concepciones tienen una cabida legítima en toda sociedad, habiéndo-
se también tenido expresiones históricas importantes en la nuestra, pero sin
incurrir en la exageración o exacerbación de sus postulados, que tánto daño
pueden causar. En el caso de Chile, esos límites naturales pueden apreciarse a
lo largo de toda su historia, habiendo felizmente impedido exageraciones
contraproducentes o habiendo determinado su corta duración.
Es este proceso el que ha asegurado que el nacionalismo implícito en una
proclamación como la relativa a la Zona Marítima, fuese en definitiva compati-
bilizado con las exigencias del derecho internacional; o que una proclamación

33
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

de soberanía antártica fuese también armonizable con un régimen de coopera-


ción internacional como el que se ha diseñado por las Partes Consultivas del
Tratado del 1959; o que el sentido nacionalista de muchas de nuestras acciones
en el Pacifico se tranformara en una auténtica relación de complementariedad
con los intereses de las demás naciones que participan en esta Cuenca Oceáni-
ca. Muchos otros ejemplos podrían también ilustrar esta interacción entre el
componente nacional y la dimensión internacional de variadas políticas, guar-
dando siempre el indispensable sentido de equilibrio, moderación y prudencia.
Permítaseme concluir señalando que así como el fenómeno del aislacionis-
mo ha conducido a estas y otras expresiones de proyección extracontinental y a
su relación con importantes procesos de cooperación internacional, también
estos últimos han sido los que en definitiva han permitido salvaguardar eficaz-
mente nuestro interés nacional. Nada habríamos obtenido con una política
marítima que contara con un amplio reconocimiento internacional, como nada
obtendríamos con una soberanía antártica que impidiese el desarrollo de la
cooperación en ese continente. Nada significaría tampoco una política para el
Pacífico que fuera incapaz de abrirnos las puertas de la participación en
conjunto con las demás naciones interesadas.
Es así como ese medio internacional, lejos de disminuir la vigencia de
nuestro interés nacional es el que precisamente asegura la viabilidad de ese
interés. Resulta e~ltonces que las políticas nacionales no se disuelven en su
proyección internacional, sino que se refirman. Interés nacional y relación
internacional pasan a ser, a la luz de las características de nuestro país, dos
ángulos mutuamente complementarios de llna misma política. Este proceso de
interacción, que no siempre ha sido comprendido claramente, representa la
clave para apreciar en su real dimensión este especial y complejo ángulo de
nuestro ser nacional y de nuestra vocación internacional.

34
PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTICA

Pedro Romero

1. INTRODUCCION

La presencia histórica
Si queremos hablar de la presencia de Chile en la Antártica, debemos necesa-
riamente remontarnos a los orígenes de nuestros derechos de soberanía en ese
continente. Revisando la historia, encontramos en las bulas del Papa Alejandro
VI, dictadas en 1493 y el Tratado de Tordesillas suscrito en 1494, los antece-
dentes más remotos.
El tratado mencionado, suscrito entre España y Portugal y que vino a
poner fin a las disputas sostenidas por las dos grandes potencias colonialistas de
la época, fyó el meridiano de T ordesillas a 360 leguas al oeste de las islas del
Cabo Verde de polo a polo. En virtud de tal instrumento jurídico, la Corona
Española pasó a ser dueña en la Antártica de todo el sector que quedaba al
poniente de los 27°31' de longitud oeste de Greenwich.
Basado en estos antecedentes, cuando el monarca español Carlos V tuvo
noticias que existían tierras aun más al sur de Chile, probablemente hasta el
mismo polo antártico, emitió Cédulas Reales para asignar la entonces denomi-
nada "Terra Australis" a capitanes que estaban a cargo de la Capitanía General
de Chile, y posteriormente a gobernadores del llamado Reyno de Chile, a
quienes encomendaba que ejercieran soberanía sobre todas las tierras australes
que se habían descubierto o descubrieran en el futuro en aquel confín del
mundo. Fue así como ostentaron el cargo de gobernador de la terra Australis,
Pero Sancho de Hoz, Pedro de Valdivia, Gerónimo de Alderete, Francisco de
Villagra.
Los antecedentes históricos demuestran claramente que Chile, ya sea
como gobernación española o república soberana, extendió su jurisdicción
hasta el polo sur. Esta afirmación se encuentra avalada por la información
entregada en 1773 por el Obispo de Santiago, Monseñor Manuel de Alday, al
Papa de la época. En ésta señala: "Nada diré de las numerosas misiones estables
y firmes que tiene esta provincia chilena en las tierras de los indios y de los
infieles, casi hasta los últimos ángulos del polo antártico ... ".
Hacia 1810, época de la independencia de nuestro país, se aplicó el
principio jurídico del "utis possidetis juris", que establecía que los límites de las
nuevas repúblicas debían ser de las fronteras de las provincias españolas a las
que habían sucedido. De acuerdo a este principio, le correspondió a Chile la
región situada en la zona antártica vecina a América y concedida a nuestra
nación por expresa voluntad del monarca español.
Corresponde señalar que entre los forjadores de nuestra independencia
siempre existió conciencia de que Chile se extendía hasta el territorio antártico.

35
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Así lo demostró nuestro Prócer General Bernardo O'Higgins, quien con una
extraordinaria visión política encuadró los límites de Chile en las regiones
polares, en la histórica carta dirigida, desde su exilio en Lima el 20 de agosto de
1831, al capitán Coghlan de la Real Marina británica. En dicha carta le remitió
un trabajo denominado "bosquejo comparativo de las ventajas naturales y de
otra especie que poseen los Estados Unidos y Chile respectivamente para
constituir una potencia marítima de primera clase en el nuevo mundo". Allí
señaló que "Chile viejo y nuevo se extiende en el Pacífico desde la bahía de
Mejillones en latitud 23°S hasta nueva Shetland del Sur en la latitud 65°S, y en
el Atlántico desde la península de San José en latitud 42°S hasta nueva Shetland
del Sur" ... "Chile, tal como queda descrito, posee las llaves de esa vasta porción
del Atlántico del sur ... esto es, desde el paralelo 300 S hasta el polo, y también
posee las llaves de todo el gran Pacífico".
En 1843. por orden del entonces presidente general don Manuel Bulnes se
tomó solemne posesión de la zona austral, fundándose el Fuerte Bulnes como
custodio de nuestra soberanía en esa región.
Fueron numerosas las manifestaciones australes de soberanía hechas por
Chile desde los albores de su independencia. Ya en "1892, se dictó en Santiago
una ordenanza que reglamentó la caza o pesca de focas o lobos marinos, nutrias
y chungungos en las costas, islas y mares territoriales de Chile. Esta ordenanza,
dictada b~o la firma del Presidente Jorge Montt, tenía por objeto reglamentar "
la pesca en los mares del sur y proteger los intereses de los pescadores naciona-
les ante la invasión de extranjeros que hicieron de esa zona el centro de sus
actividades de explotación de los recursos marinos.
Ese mismo año, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Gobernación de
Punta Arenas, a cargo del Almirante Señoret intercambiaron ¡n formaciones
sobre la forma de resguardar y confirmar los derechos chilenos en las regiones
antárticas, situadas al sur de América.
Las disposiciones de la ordenanza ya citada, no fueron suficientemente
eficaces. para mantener la vigilancia en la zona austral, aumentando en forma
considerable la pesca clandestina. Dentro del marco referido, don Pedro Pablo
Benavides solicitó al gobierno una concesión de pesca que le fue otorgada a
través del Decreto Supremo N° 3.310 del Ministerio de Industrias y Obras
Públicas del 31 de diciembre de 1902, a través del cual se le entregó en
arrendamiento las islas Diego Ramírez y San I1defonso, y también las islas e
islotes que se hallan a .20 o 30 millas al sur y suroeste de la Tierra del Fuego. El
decreto estipulaba que en dicha zona podrá efectuarse todo tipo de pesca en los
períodos permitidos por la ordenanza, con restricciones hacia el norte pero con
posibilidades de "efectuar trabajos hacia el sur indefinidamente".
Dos años más tarde, por Decreto Supremo 'del 5 de octubre de 1904 se
traspasó la concesión Benavides a los señores Jules Koeningswether y José
Pasinovich.
La lejanía de las tierras antárticas y la ausencia en esas latitudes de las
condiciones mínimas para el desarrollo de la vida humana no amedrentaron a
los chilenos, quienes trataron por todos los medios de aprovechar las riquezas
allí existentes, a la vez que afianzar nuestra soberanía en esa región.

36
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTICA

En agosto de 1904, se organizó la Sociedad Anónima Industrial. Su princi-


pal propósito era la caza de ballenas en los mares que se extienden al sur del
Cabo de Hornos. El gobierno autorizó la existencia de esta sociedad, que tenía
como principales socios a Santiago Edwards y Eugenio Bois de Chesney, pero
lamentablemente no prosperó. '
El interés de la pesca se acrecentó y Chile continuó dejando de manifiesto
sus derechos soberanos en la región austral, a través del otorgamiento de
nuevas concesiones pesqueras.
En los primeros días de enero de 1906, los señores Enrique Fabry y
Domingo de Toro-Herrera, presentaron al Ministerio de Relaciones Exterio-
res una solicitud de concesión pesquera por 25 años, para explotar las islas
Guamblin y Desolación; las islas vacantes situadas al sur del canal Beagle, islas
Diego Ramírez, Shetland y Georgia, las tierras de Graham (Tierra de O'Hig-
gins) y la parte de la isla Grande de la Tierra del Fuego que da al canal Beagle.
El propósito era dedicar aquellas tierras a la explotación de las industrias
agrfcolas y de pesquería en todos sus ramos. Se trataba de una empresa que
"tiende a asegurar, olvidando sacrificios y hasta peligros personales, el dominio
de Chile sobre las desamparadas tierras australes". Mediante el decreto N° 260
del 27 de febrero de 1906, se acreditó a tal solicitud, "teniendo presente la
conveniencia de ejercer de una manera positiva la debida vigilancia sobre los
bienes nacionales de aquellas regiones y el cumplimiento de las ordenanzas que
rigen la pesca en los mares del sur".
Corresponde consignar que en aquella época nuestra soberanía sobre las
regiones antárticas era reconocida universalmente. Para hacer una ocupación
efectiva en dicha región, enjunio de 1906, el canciller Federico Puga Borne,
envió al Congreso un proyecto de ley solicitando la cantidad de $ 150.000 para
los gastos inherentes a la organización de una expedición a la Antártica, que
tenía como objetivo explorar y ocupar las islas y tierras situadas en la zona
antártica americana, a la vez que realizar investigaciones científicas.
Lamentablemente la expedición proyectada durante el gobierno del Presi-
dente Germán Riesco fracasó, debido a que los fondos debieron cubrir la
emergencia derivada del terremoto que asoló a Valparaíso en agosto de ese
año.
Pero la política antártica de esos años, quedó claramente de manifiesto en
una comunicación dirigida por el Ministro de Relaciones Exteriores Antonio
Huneeus, al Ministro de Marina el 2 de julio de 1906. En ella expresa que "el
gobierno está animado del propósito de hacer efectiva por todos los medios
prácticos a su alcance, la soberanía que inviste sobre las vastas islas australes y
sobre el continente austral... consolidando así, por medio de la ocupación. sus
títulos de dominio en la zona antártica".
Sin duda, el año 1906. fue clave en la historia de nuestra presencia en el
continente blanco. Paralelamente al otorgamiento de concesiones pesqueras y
organización de la primera expedición. se creó la Sociedad Ballenera Magalla-
nes, que solicitó y obtuvo del gobernador de Magallanes permiso para instal,¡tr
una estación de recalada de su flotilla en las islas Shetland.constituyéndose isla
Decepción en la base general de operaciones. U n rol destacado en esta Socie-

37
POUTICA ANTARTICA DE CHILE

dad le correspondió a Adolfo Andresen, quien estuvo a cargo de las faenas


desarrolladas en isla Decepción, y cuya esposa se constituyó en la primera
mujer que pisó el continente antártico.
La presencia y soberanía chilena en esos lugares, a través de la Sociedad
Ballenera Magallanes, que operó en la Antártica entre 1906 y 1914, quedó
registrada en el Derrotero Atlántico Británico de 1916, el que señalaba: "La
Sociedad Ballenera de Magallanes tiene un depósito de carbón en la isla
Decepción. El doctor Charcot recibió ayuda en dos ocasiones, en 1908 y 1909".
Chile, que jamás renunció a su vocación soberana, presentó su más enérgi-
ca protesta ante las famosas "Letras Patentes expedidas por el gobierno inglés
en 1908 y 1917, a través de las cuales pretendía soberanía sobre las Islas
Georgias del Sur, Oreadas del Sur, Shetland del Sur, islas Sandwich del Sur y
península Antártica, a las que calificaba como "dependencias" de las islas
Falkland. Ante la posición inglesa, Chile sostuvo la tesis de que una vasta
extensión del continente austral le pertenece por su continuidad geomorfoló-
gica. La cordillera de los Andes se sumerge en el paso Drake y reaparece en la
Antártica. Las islas Georgia, Oreadas, etc., no son sino una prolongación de la
Cordillera de los Andes, a lo cual se agrega la extraordinaria semejanza
geográfica entre la parte meridional de América y las tierras antárticas.
El30 de agosto de 1916, nuestro país yel mundo entero fue testigo de una
de las hazañas que mayor gloria han brindado a la Armada de Chile, al rescatar
el Piloto 2° Luis A. Pardo Villalón. a bordo de la escampavía "Yelcho" a los
náufragos de la expedición del Sir Ernest Schackleton, que se encontraban en
isla Elefante, después que su buque "Endurence" había sido atrapado por los·
hielos. A raíz de esta proeza el Piloto Pardo fue ascendido por el gobierno
chileno y recibió una distinción especial del gobierno inglés.

11. EL DECRETO DE 1940


Y LA INST ALACION DE BASES ANT ARTlCAS

En 1938, a raíz de una invitación del gobierno noruego para participar en la


Exposición Polar de Bergen, la Cancillería proclamó públicamente la existen-
cia de intereses chilenos en la Antártica, hecho que quedó regitrado en la
Memoria de esa Secretaría de Estado, correspondiente al año mencionado.
En septiembre de 1939, dado el creciente interés de otros países por
instalarse en la Antártica, el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda, comisionó
al profesor de Derecho Internacional, Julio Escudero Guzmán para que se
abocara al estudio de nuestros títulos con el fin de precisar los límites de la zona
más austral del país.
El 2 de noviembre del año siguiente, se dictó el decreto del Ministerio de
Relaciones Exteriores N° 1.723, que designaba y facultaba a esa Secretaría de
Estado para que tomara conocimiento y resolviera sobre todos los asuntos de
cualquier naturaleza q~~ fueran, relativos a la Antártica Chilena o Territorio
Chileno Antártico.
Entre los considerandos del decreto anteriormente citado, se estipuló "que
I

38
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTICA

es propósito del gobierno incorporar en toda forma a la vida activa de la nación


la región polar antártica, sobre el cual Chile tiene soberanía",
Cuatro días más tarde, el 6 de noviembre de 1940, se dictó el Decreto N°
1.747 que ftió definitivamente los límites de nuestro territorio antártico, consti-
tuyéndose dicho decreto en uno de los hitos más trascendentes en la historia de
nuestra presencia polar, consolidando, de esta forma, nuestros derechos sobe-
ranos en esas regiones.
El referido decreto dice: "Forman la Antártica Chilena o Territorio Chile-
no Antártico, todas las islas, islotes, arrecifes, glaciares (pack ice) y demás,
conocidos y por conocerse, y el mar territorial respectivo, existentes dentro de
los límites del casquete constituido por los meridianos 53° longitud oeste de
Greenwich y 90° longitud oeste de Greenwich". Firmaron el Presidente Pedro
Aguirre Cerda y Marcial Mora Miranda, como Ministro de Relaciones Exte-
riores.
Es preciso establecer que las razones científicas, aparte de las históricas y
jurídicas, que se tuvieron a la vista en la ftiación de los límites de nuestro
casquete polar fueron: continuidad y contiguidad geográfica; similitud geofísi-
ca entre la Patagonia y la Antártica; y similitud glaciológica.
Sin duda, aquel memorable 6 de noviembre, entramos en una etapa de
soberanía plenamente ejercida, y la presencia de Chile en tierras polares
se afianzó en forma definitiva y categórica con la realización de la primera
expedición chilena a la Antártica, que tuvo por objeto la instalación de la
primera base denominada primitivamente "Soberanía" y que después pasó a
llamarse "Capitán Arturo Prat".
El acta de fundación de la base mencionada, que constituye un documento
histórico de gran importancia, dice los siguiente: "Por orden del gobierno de la
República de Chile, la que constituye una forma más y una manifestación de
efectivo ejercicio de los derechos de la misma República sobre el Territorio
Chileno Antártico, .. a las 16:00 horas del día 6 de febrero de 1947, el suscrito
Capitán de Navío de la Armada Nacional Federico Guesalaga Toro, venido en
viaje oficial a la Antártica Chilena, al mando de la flotilla compuesta por las
naves de la Armada de Chile "lquique" y "Angamos" a 62°30' de latitud sur y
59°41' de longitud oeste de Greenwich, en la isla Greenwich, procedió a
inaugural oficialmente la nueva estación meteorológica y radiotelegráfica de
propiedad del gobierno de Chile, denominada Soberanía".
Los integrantes de esa expedición, hicieron reconocimiento de la zona,
llegando hasta Bahía Margarita. El hidroavión "Vought Sikorsky", al mando
del comandante Enrique Byers, realizó el primer vuelo chileno en el continente
antártico sobrevolando las islas vecinas a Greenwich y archipiélago de Palmero
Mediante el D,ecreto Supremo N° 118 de 20 de enero de 1947, se designó
Gobernador Marítimo del Territorio Chileno Antártico al Teniente l° de
marina Boris Kopaitic O'Neill, quien fue el primer Comandante de la Base
Soberanía.
Estando en conocimiento de la organización de la expedición chilena, y
teniendo presente que el establecimiento de oficinas postales en la Antártica
constituye un medio válido de acreditar ocupación y permanencia en ese

39
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

continente, la Dirección General de Correos y Telégrafos, mediante la resolu-


ción de 6 de enero de 1947, creó una agencia postal con el nombre "Territorio
Antártico Chileno". Posteriormente, estas agencias postales fueron creadas en
todas las bases nacionales que se establecieron en el territorio antártico.
Al año siguiente, se organizó una segunda expedición con el propósito de
fundar otra base. La inauguración de ésta, se transformó en uno de los hechos
más significativos y relevantes en los anales de nuestra presencia antártica, ya
que contó con la presencia del entonces Presidente de nuestro país Don.
Gabriel González Videla, quien se constituyó en el primer mandatario de Chile
y del mundo que puso pie en el continente antártico, afianzando así los
derechos ya invocados.
El acta inaugural de esta base, denominada "General Bernardo O'Hig-
gins", señala: "Como una manifestación más de pleno y efectivo ejercicio de la
soberanía de la República de Chile sobre la sección del territorio nacional,
cuyos limites fueron señalados por el Decreto Supremo N° 1.747, de fecha 6de
noviembre de 1940, del Ministerio de Relaciones Exteriores, a las 11 :00 horas
del día 18 de febrero de 1948, yo Gabriel González Videla, Presidente de la
República ... inauguro oficialmente en la Tierra de O'Higgins, situada en
Territorio Chileno Antártico, a los 63°10,1 minutos de latitud sur y a los
56°54,7 minutos de longitud oeste de Greenwich, el establecimiento militar que
se denominará "General Bernardo O'Higgins".
En esa ocasión se visitaron estaciones argentinas e inglesas y el avión
"Vought Sikorsky", al mando del Comandante de Escuadrilla René González,
voló durante 65 horas realizando reconocimientos en el archipiélago Shetland
del Sur y Tierra de O'Higgins. Como resultado de este vuelo se trazaron cartas
de lugares que jamás se habían .visitado.
El mismo día que se estaba inaugurando la Base General Bernardo O'Hig-
gins, ante propósitos manifiestos de Estados Unidos de internacionalizar la
Antártica, la Cancillería declaró que Chile rechaza cualquier intento de esta
especie y que, en cambio, está siempre pronto a llegar a acuerdos que aseguren
la continuidad de la colaboración científica que ya en la Antártica se practica
por diversas naciones.
Chile. empeñado en demostrarle a la comunidad nacional e internacional
sus derechos de ocupar el territorio polar, continuó con su programa de
establecimiento de bases. Fue así como el12 de marzo de 1951, se fundó la Base
Aérea "Presidente Gabriel González Videla"; el 18 de febrero de 1955, el
entonces Ministro de Defensa Nacional, Tobías Barros Ortiz inauguró la Base
Aérea "presidente Pedro Aguirre Cerda"; en 1957, a raíz del Año Geofísico
Internacional, se estableció la Base Científica "Risopatrón"; el 7 de marzo de
1969, con la presencia del entonces Presidente Eduardo Frei Montalva, se
inauguró el Centro Meteorológico "Presidente Frei", que posteriormente, en
marzo de 1980, pasó a formar parte de la Base Aérea "Teniente Rodolfo
Marsh". También se fundaron numerosos refugios y subbases.
Cabe mencionar que tanto la Base "Risopatrón" como la Base "Pedro
Aguirre Cerda", se encuentran fuera de funcionamiento; la primera debido a

40
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTICA

un incendio y la segunda, a erupciones volcánicas acaecidas en isla Decepción


que la destruyeron completamente.
La misión fundamental de las bases que nuestro país tiene establecidas en
su territorio antártico, es el resguardo de nuestra soberanía en esas australes
latitudes. Paralelamente a esa labor, realizan tareas de apoyo a las investigacio-
nes científicas, desarrolladas por investigadores de las diferentes U niversida-
des nacionales, bajo el patrocinio del Instituto Antártico Chileno.
La Base "Capitán Arturo Prat", por su parte es asiento de la subdelegación
antártica (1961), circunscripción del registro civil (1962), asiento de la Capita-
nía de Puerto y agencia postal.
A mediados de la década de los años cincuenta, el gobierno chileno
continuó con su política de incorporar cada vez más su sector antártico a la vida
nacional, y bajo la firma del Presidente Carlos Ibáñez del Campo se dictó la ley
N° 11.846 de 17 de junio de 1955, mediante la cual se dispone que le correspon-
derá al Intendente de Magallanes el conocimiento y resolución de los asuntos
administrativos referentes a la Antártica chilena. También se señala que dada
la naturaleza especial de este territorio, será administrado mediante un régi-
men especial que se determinará en un estatuto del Territorio Antártico
Chileno.
En diciembre de ese año, por vez primera se une la Antártica con otro
continente en vuelo directo. La hazaña la realizó el teniente de la Fuerza Aérea
de Chile, Humberto Tenorio, quien piloteó un avión anfibio Catalina Skúa
entre Punta Arenas e isla Decepción.
El 17 de junio de 1956, el Presidente Carlos Ibáñez del Campo promulgó
el Estatuto Antártico. en el que reitera que recaerá sobre el Intendente de
Magallanes la responsabilidad de tomar conocimiento y resolver respecto a
todos los aspectos administrativos referentes a la Antártica. Enseguida enume-
ra y define las obligaciones y atribuciones de este personero. en materias
relacionadas con la pesca y caza, concesiones de islas. navegación aérea, apresa-
miento de naves, etc.
De acuerdo al proceso de regionalización de nuestro país, iniciado en
1974, con el objeto de lograr una integración nacional, la Antártica ad ministra-
tivamente pasó en 1978, a constituir una provincia de la Xll región, teniendo
por capital a Puerto Williams. La provincia Antártica comprende dos comunas:
Antártica y Navarino.

Ill. EL TRATADO ANTARTICO y EL DESARROLLO


DE LA PRESENCIA ANTARTICA DE CHILE

En 1955 se iniciaron las reuniones preparatorias del Año Geofísico Internacio-


nal, que contó con el auspicio del Consejo Internacional de Uniones Científicas
y que tenía como objetivo primordial el desarrollar un amplio programa de
exploraciones e investigaciones científicas para conocer el real potencial del
continente austral. En estas reuniones participaron 12 países, entre ellos Chile,
y tuvieron el gran mérito de reunir por vez primera a aquellos países que tenían

41
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

pretensiones de soberanía con aquellos que sólo los impulsaba un interés por
las exploraciones, dejando de manifiesto la posibilidad de una solución política
del problema antártico. mediante la "colaboración de la ciencia.
El éxito obtenido durante el Año Geofísico Internacional, se vio coronado
con la invitación que el Presidente Eisenhower hizo a los 12 países para
participar en una conferencia que tendría como finalidad sentar las bases de un
Tratado Antártico.
A raíz de dicha invitación, el 14 de mayo de 1958, la Cancillería chilena
nuevamente ftió su posición ante la comunidad internacional, al emitir una
nota en la que expresaba que junto con acoger la idea planteada, desea destacar
que la presencia chilena en ese continente no tiene el carácter colonialista de
otras naciones, porque su derecho al sector sobre el cual ejerce soberanía,
arranca de títulos jurídicos e históricos tan antiguos como los del resto del país.
Agregaba que, por lo tanto, le resultaría inadmisible "aceptar ninguna forma
ya sea directa o indirecta de internacionalización de su territorio nacional
antártico, o el sometimiento a un sistema cualquiera de administración interna-
cional".
La conferencia organizada por los Estados Unidos, tenía como finalidad
primordial reservar el continente polar a las investigaciones científicas y consa-
grar el status quo en esa región. Dicha iniciativa, que estaba acorde a los deseos
manifestados por el gobierno de Chile con antelación, originó el Tratado
Antártico suscrito en Washington ellO de diciembre de 1959, que fue ratifica-
do por nuestra nación el 14 de julio de 1961 y que entró en vigencia el 23 de
junio de ese año.
Dicho instrumento jurídico consagra tres principios fundamentales: dedi-
car el continente antártico para fines pacíficos, proscribiendo allí las instalacio-
nes militares y el ensayo de cualquier tipo de armas; permitir una amplia
investigación científica, cuyos resultados beneficien a toda la humanidad, y
congelar las reclamaciones territoriales, asegurándose el statu quo durante la
vigencia del tratado, que hay que dejar en claro es de duración indefinida. Sólo
después de 30 años de su entrada en vigencia. es decir en 1991, cualquier parte
contratante puede solicitar su revisión.
Después de la firma del Tratado Antártico, Chile emerge como verdadera
potencia antártica, participando activamente en el denominado Sistema Antár-
tico.
Dentro de este nuevo contexto, Chile se vio en la obligación de intensificar
los esfuerzos científicos desarrollados hasta la fecha.
Se puede afirmar que Chile inició actividades científicas en la Antártica, a
partir de 1947, cuando se estableció la Base "Soberanía", donde se inauguró un
observatorio meteorológico; posteriormente, la Base "Gabriel González Vide-
la" fue utilizada por varios años como una estación científica, bajo el control de
la Universidad de Chile. Por su parte, en la Base "Luis Risopatrón" se ejecuta-
ron durante 18 meses observaciones científicas que fueron simultáneas en todo
el globo. .
Pero, si bien la labor científica realizada era válida, se pudo constatar que
parecía insuficiente y urgía crear un organismo que fuera rector de toda esta

42
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTlCA

actividad. Fue asf como nació el Instituto Antártico Chileno (1 NACH), a través de
la dictación de la Ley NQ 15.266 de 10 de octubre de 1963, que decía que éste
seria un organismo dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que
tendría por principal misión el planear, orientar y coordinar las actividades
cientlficas y técnicas que organismos del Estado o particulares, debidamente
autorizados por el Ministerio de Relaciones Exteriores, lleven a cabo en el
Territorio Chileno Antártico.
Desde esa fecha ellNAcH ha tomado a su cargo el control y dirección de las
actividades científicas y técnicas desarrolladas en nuestro territorio polar,
incentivándolas y enmarcándolas dentro del espíritu del Tratado Antártico, en
el sentido de la colaboración internacional, a través del desarrollo de proyectos
multinacionales, binacionales, y el correspondiente intercambio de informa-
ción.

IV. LA ACTIVIDAD CIENTIFICA


REALIZADA POR EL PAIS

No es fácil sintetizar la vasta labor cientifica que Chile ha realizado y realiza en


la Antártica. Pero haremos un intento tratando de reflejar, de la forma más
fidedigna posible, el esfuerzo de tantos investigadores nacionales en este
campo.
Los estudios efectuados están referidos principalmente al área de las
Ciencias de la Tierra, Ciencias Biológicas y Ciencias de la Alta Atmósfera.
Comenzaremos por la primera de las áreas mencionadas, señalando que
en lo que respecta a la Geología, los estudios han sido amplios y profundos, con
resultados muy positivos, constituyendo un real aporte al conocimiento de
nuestro territorio antártico. En efecto, el análisis de la Geomorfologia de las
islas Shetland del Sur y su vulcanismo, ha permitido establecer relaciones de
continuidad entre estas islas, la península Antártica y los Andes Australes,
hecho que confirmaría la teoría de Wegener sobre la deriva del super continen-
te denominado Gonwana. Esta teoría postula que la Antártica hace millones de
años estuvo unida a A frica , América del Sur, Australia y la India, formando un
super continente, lo que hace suponer la existencia de grandes depósitos de
minerales, similares a los que se encuentran presentes en los lugares mencio-
nados.
Las prospecciones efectuadas en el campo de la geología, sin duda, permi-
ten afirmar que en la actualidad el continente antártico se yergue como fuente
potencial de yacimientos minerales y energéticos de gran consideración.
En lo referente a la Glaciología, se han realizado análisis de las variaciones
de las plataformas de hielos continentales, y su relación con los cambios
climáticos pasados, presentes y futuros, los que permitirán próximamente
realizar predicciones climáticas. Las acciones en esta disciplina, han continuado
con el estudio del desplazamiento de las masas de hielo, mediante el apoyo de
satélites en un programa conjunto chileno-alemán.
Las investigaciones geofísicas se iniciaron en el comienzo de la labor

43
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

chilena en la Antártica. desarrollándose importantes estudios de Geomagnetis-


mo, Gravimetría y Sismología. Además. se realizan programas temporales de
investigación y prospección geofisica de recursos minerales y de estudio de
basamentos sedimentarios de potencialidad en hidrocarburos.
En cuanto a geodesia y cartografia, además del aporte cartográfico realiza-
do por los Institutos Geográfico Militar e Hidrográfico de la Armada, como del
Servicio Aerofotogramétrico de la Fuerza Aérea de Chile, el IN ACH ha desarro-
llado, también, una importante labor geodésica en la Antártica, a través de un
programa iniciado en 1975176. con el objetivo general de establecer una red
geodésica preliminar antártica y su posterior vinculación con la red geodésica
nacional. Se construyó en Punta Spring un pilar geodésico astronómico de
enlace para la actividad regional. En 1976177 se continuó con dicho programa,
con el establecimiento de puntos primarios, a través del Estrecho de Gerlache, a
objeto de ligar el pilar geodésico astronómico con el vértice Palmer de la red
geodésica mundial, mediante satélites.
También se realizaron estudios geotécnicos para determinar lugares aptos
para la construcción de bases, refugios, pistas y terminales aéreos en tierra o
hielo. Dichos estudios culminaron con la construcción de la pista "Teniente
Rodolfo Marsh" en isla Rey Jorge en 1980.
Como sistema de apoyo y complemento para otras disciplinas y técnicas
especificas, el Instituto Antártico Chileno opera estaciones colectoras de datos.
como son la estación sismológica instalada en la Base O'Higgins; mareográfica,
emplazada en bahía Fildes y bahía Chile; y las plataformas colectoras de datos
por satélites, que permiten medir los diferentes parámetros ambientales y que
en la actualidad se encuentran tres de ellas en pleno funcionamiento.
En lo que respecta al área de las Ciencias Biológicas, los resultados no han
sido menos exitosos, por el contrario, los logros obtenidos han merecido el
reconocimiento de la comunidad científica antártica internacional.
Chile fue el primer país que realizó un censo de mamíferos marinos en un
vasto sector antártico. Es preciso destacar que el estudio de los recursos natura-
les renovables, tiene como objetivo registrar periódicamente su cuantía e
investigar la bioecología de algunas especies, con el objeto de proporcionar una
sólida base sobre la cual sustentar su futura explotación racional bajo el moder-
no concepto de uso múltiple.
También se han realizado numerosos estudios sobre las aves, destacando
entre éstos los desarrollados en las islas Diego Ramírez a comienzos de 1981,
donde se llevó a efecto la primera expedición científica. Dicho lugar. por su
dificil acceso, nunca antes habia sido investigado en forma exhaustiva. El
trabajo realizado por los investigadores nacionales permitió dar a conocer al
mundo la flora y fauna existente en ese lugar, que constituye el nexo entre
nuestro territorio continental y antártico.
Los peces y la fauna bentónica no han estado ausentes en las investigacio-
nes, realizándose prolongados y profundos estudios respecto a éstos que pue-
den representar, en un futuro cercano un potencial económico de significativa
importancia.
La vegetación antártica ha sido ampliamente estudiada, haciéndose una

44
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTlCA

colección de la flora existente en las islas Shetland del Sur. Cabe mencionar;
que dicha colección constituye un motivo de especial orgullo para nuestro país,
ya que es una de las más completas del mundo. Sobre estas muestras se está
confeccionando un catálogo de líquenes que será entregado a la comunidad
científica a fines del presente año.

V. LA PROSPECCION DE RECURSOS ANTARTICOS

Igualmente en el campo de la prospección de recursos, Chile ha tenido una


destacada participación. Nuestra nación, como miembro de la comunidad
científica antártica internacional, y del Comité Científico de Investigaciones
Antárticas, está presente en programas internacionales patrocinados por el
Instituto Antártico Chileno.
Enmarcándose den tro del contexto señalado, durante el verano de 1981,
Chile participó junto a 11 países en el proyecto denominado nBEX (Primer
Experimento Biológico Internacional), que tenía como fin último conocer la
cantidad, distribución y comportamiento del krill, a través de la aplicación de
técnicas hidroacústicas. La participación de Chile en dicho proyecto ha sido
ampliamente elogiada y reconocida por la comunidad científica, dejando una
vez más de manifiesto el alto nivel y calificación de nuestros profesionales.
La segunda etapa de este proyecto, llamado SIBEX, se desarrollará durante
el verano 1984/85, efectuándose una fase preliminar en 1984, donde Chile
realizará un crucero oceanográfico a bordo de la motonave "Capitán Luis
Alcázar".
Al mencionar el krill hay que destacar el permanente esfuerzo que ha
realizado Chile, tras el conocimiento de este recurso que representa una de las
mayores reservas alimenticias que guardan los mares antárticos.
Ya en 1975, a través del Instituto de Fomento Pesquero, se envió a la
Antártica la primera expedición pesquera con el propósito de estudiar aspectos
relacionados con la prospección, pesca experimental y almacenamiento de
capturas de krill.
Posteriormente, se realizaron dos nuevas expediciones, también a cargo
del lFOP, hecho que significó recopilar una gran cantidad de antecedentes
científicos y tecnológicos, que permitieron definir con claridad una política
nacional de desarrollo de la pesquería del krill.
Los antecedentes científicos obtenidos en las expediciones de II'OP, se
incrementaron en 1981, con la participación de Chile en el proyecto FlBEX,
anteriormente señalado. Es preciso consignar que todos estos avances y conoci-
mientos hicieron posible que durante la temporada de verano 1982/83 operara
en la Antártica una empresa mixta chileno-japonesa, que capturó alrededor de
2.500 toneladas de krill, por un valor de US$ 1.000.000. A fines del presente
año, se reiniciarán las actividades de esta empresa, lo que significará que dos
buques con pabellón nacional, participen en la utilización racional de los
recursos vivos marinos antárticos.
No podemos dejar de reconocer que en la actualidad, la actividad científica

45
POLITICA ANTARTICA DE CHiLE

se ha intensificado ostensiblemente y el interés de las diferentes naciones por


participar de los recursos que esconde la Antártica se acrecienta día a día. Chile
no ha quedado atrás en este nuevo esquema y ha enfrentado esta etapa con
espíritu eficiente, pragmático y creador, contando para este efecto, con mayo-
res medios y ampliando el área geográfica de las investigaciones, como asimis-
mo, abarcando un mayor número de disciplinas de la ciencia antártica.
Desde hace tres años, las expediciones científicas se realizan en un buque
especialmente charteado por el Instituto, que sin ser el más adecuado, por lo
menos permite operar con independencia y cumplir exitosamente los progra-
mas cientfficos planificados. También se ha notado un creciente interés de
investigadores extranjeros, especialmente de Alemania Federal, por participar
en proyectos de investigación corUuntos. Por otra parte se han ido incorporan-
do a las expediciones chilenas numerosos científicos de otros países, en calidad
de observadores, hecho que, sin duda, constituye un reconocimiento a la labor
realizada por nuestro país.
La próxima expedición científica que se desarrolló entre los meses de
enero y marzo de 1984, contempla el desarrollo de 16 proyectos nacionales y 13
internacionales, con la participación de un total de 47 investigadores, lo que
implica la concurrencia de 11 instituciones nacionales y 9 extranjeras, que a
través del Instituto Antártico Chileno están contribuyendo en forma efectiva a
determinar el potencial de los recursos existentes en esas australes latitudes.
Teniendo presente que una adecuada y oportuna difusión constituye uno
de los medios más efectivos de afianzar y resguardar nuestros derechos sobera-
nos, ellNACH da a conocer todos los resultados obtenidos en el campo científi-
co, a través de sus publicaciones periódicas, como son el Boletín Antártico
Chileno, Serie Científica, Nuestra Antártica y otras, en las que refleja con claridad
nuestro quehacer y presencia antártica.

VI. EL DESARROLLO DE LAS COMUNICACIONES


Y DE LA INFRAESTRUCTURA ANT ARTICA

Por disposición del Supremo Gobierno han sido las tres ramas de las Fuerzas
Armadas, las encargadas de demostrarle al mundo la permanente presencia de
nuestro país en su territorio antártico. Desde hace muchos años es la Armada la
responsable de apoyar logísticamente las bases chilenas, antes llevando y
trayendo las dotaciones y partidas de construcción y reparaciones, ahora
transportando materiales, carga pesada y combustibles. Además realiza levan-
tamientos hidrográficos, programas de oceanografía y señalización marítima.
EI4 de diciembre de 1967, los helicópteros del "Piloto Pardo" rescataron
ilesos a los miembros chilenos de la dotación de la Base "Pedro Aguirre Cerda"
y a los científicos británicos de la Isla Decepción en medio de una turbulenta
lluvia volcánica.
El 11 de febrero de 1972 el "Piloto Pardo" y el, "Ydcho" rescataron a 144
sobrevivientes de la M/N "Lindblad Explorer" que varó en Bahía Almirantaz-
go, transportándolos a Punta Arenas.

46
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTICA

El Ejército efectúa levantamientos topográficos en la Tierra de O'Higgins


y realiza conjuntamente con la Fuerza Aérea, acciones de penetración a fin de
ubicar terrenos aptos para la construcción de subbases en latitudes más al sur
de los 700 S.
La Fuerza Aérea, especialmente a partir de 1980, con la construcción de la
pista de aterrizaje en la isla Rey Jorge, ha situado a nuestro país a la vanguardia
de los países con intereses antárticos, ya que tan sólo Estados Unidos, Inglate-
rra, Australia, la Unión Soviética y Argentina poseen pistas de similares carac-
terísticas.
La construcción de dicha pista constituye un paso cualitativo de enormes
proyecciones, por cuanto afianza concretamente nuestra soberanía, a la vez
que abre nuevas perspectivas en el desarrollo de la ciencia.
La Fuerza Aérea ha establecido una ruta aérea hacia la Antártica, que
permanece operable durante todo el año, convirtiéndose la Base "Marsh" en
pilar fundamental de este sistema que constituye un punto clave de entrada a la
Antártica.
Tanto el complejo de pista, sistemas de ayuda a la navegación aérea, apoyo
meteorológico, facilidades de alojamiento, etc., hacen de esta Base uno de los
principales puntos logísticos en ese sector del continente helado. De hecho
numerosos países se han valido de este complejo, para el traslado de materiales,
pasajeros, y coordinación de tareas científicas.
La ruta aérea, que comienza en Santiago o Punta Arenas termina en la
Base "Teniente Marsh", cuya pista permite el aterrizaje de gran tonelaje, como
son los aviones Hércules C-130. Para el futuro próximo está contemplado
extender esta ruta a través de la Base "Gabriel González Videla", y subbases
"Adelaida", "Teniente Carvajal" (Charcot), "Chile Blanco" y "Siple" en latitud
75°S.
Igualmente, cabe destacar la importancia que reviste la participación de
nuestro país en el sistema de telecomunicaciones antárticas. De acuerdo a las
recomendaciones hechas en reuniones consultivas del Tratado Antártico, se
ha mantenido un constante intercambio de información en esta área, que
presta gran utilidad a los operadores de radio de todas las estaciones emplaza-
das en ese continente, y de hecho constituye un eficiente sistema para coordi-
nar acciones en la Antártica, especialmente cuando ocurren emergencias. El
pilar de este sistema, lo constituye la transmisión de información meteorológica
entre las diferentes bases, las cuales son transferidas al Sistema Mundial de
Telecomunicaciones de la Vigilancia Meteorológica Mundial (SMT-VMN). Sin
duda un rol destacado en este sistema le corresponde al Centro Meteorológico
"Presidente Freí".
En el presente, .teniendo en consideración las nuevas tecnologías que
existen en el mercado, podemos afirmar que Chile cuenta en su territorio polar
con un eficiente y moderno sistema de recolección y distribución de datos
meteorológicos, hecho que garantiza su eficiencia en esa área.

47
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

VII. CONCLUSIONES GENERALES

Como ha quedado demostrado, Chile ha desarrollado una vasta labor en la


Antártica, siendo pionero en muchos campos. Un significativo y trascendente
ejemplo fue la realización de un seminario en Base "Marsh", en octubre del año
pasado, siendo éste el primer encuentro de esta naturaleza que se efectúa en la
Antártica.
El alto nivel de los participantes en el seminario mencionado, permitió
clarificar alternativas y modalidades de colaboración futura en torno al desa-
rrollo de ese continente. Por otra parte, demostró a la comunidad científica
internacional allf reunida, la capacidad que tiene nuestra nación para desarro-
llar en su territorio antártico este tipo de actividad académica. Los resultados
de este encuentro han sido recientemente pubicados en versión inglesa y
española, lo cual evidentemente constituye uno de los principales aportes al
conocimiento actual de la Antártica.
El complejo logístico existente en Base "Marsh", ha permitido la incorpo-
ración de la Antártica al turismo nacional.
Ya en 1956 se hablan realizado algunos intentos en esta área, al sobrevolar
la Antártica un avión Douglas OC 6B, de LAN-Chile, llevando a bordo a 66
turistas.
Dos años más tarde, la motonave "Navarino" de EMPREMAR, viajó al conti-
nente de los hielos con 80 pasajeros. Similar viaje realizó 10 años más tarde,
cruzando en esa oportunidad el Círculo Polar, el 16 de febrero de 1968.
En 1969, le correspondió al Transporte "Aquiles", de la Armada hacer un
viaje turístico a esas australes latitudes. En esa oportunidad dicho buque fue
charteado por la Compañía Marítima de Punta Arenas, que coordinó este
crucero con la Compañia noruega Lindblad Travel Inc., a través del traslado
de pasajeros vía aérea hasta Punta Arenas.
El segundo sobrevuelo antártico de LAN-Chile, se realizó ellO de febrero
de 1974, en un Boeing 707. En 11 horas cubrió los 9.700 kilómetros que
separan Sidney de Punta Arenas, dejando así abierta la posibilidad de estable-
cer una ruta aerocomercial, transpolar.
A fines de 1979, el Empresario Sr. Guillermo Schiess charteó el buque
especializado MIS "World Discoverer", a bordo del cual se realizaron tres
cruceros a la Antártica. Es preciso destacar el foro que se realizó en ese buque, a
inicios de 1980, por ser el primero en su especie, logrando reunir a un selecto
grupo de científicos nacionales y extranjeros.
A fines del siguiente año e inicios de 1982, el "World Disco'verer" fue
nuevamente charteado por el señor Schiess, realizando tres viajes a la Antárti-
ca, en coordinación con la Fuerza Aérea de Chile.
No han estado ajenos para realzar la presencia de Chile en su territorio
antártico los espectáculos artísticos y es así como recientemente el Canal de
Televisión Nacional, tras salvar complejas dificultades, se dirigió a esa parte del
territorio nacional con el equipo humano y técnico necesario, para proceder a
diversas grabaciones de la flora, fauna e investigaciones de los científicos en un

48
Pedro Romero I PRESENCIA DE CHILE EN LA ANTARTICA

programa que comenzó en Arica y terminó en la Antártica y.que fue dado a


conocer a todo el país recientemente.
Como se ha expuesto, el gobierno chileno ha mantenido siempre el más
alto interés por afianzar su dominio antártico, recurriendo para ello, al otorga-
miento de concesiones pesqueras, declaraciones públicas, decretos, estableci-
miento de bases, desarrollo de la actividad científica, participación del Sistema
Antártico, etc. Podemos afirmar, que de una u otra forma, nuestr". nación
siempre ha estado presente en las diversas materias relacionadas con la Antárti-
ca, empeñada en dejar de manifiesto ante la comunidad nacional e internacio-
nal sus derechos soberanos en esa región.
Dentro del contexto señalado y en la búsqueda de una definición clara y
precisa de una política antártica nacional, S.E. el Presidente de la República,
Capitán General Don Augusto Pinochet Ugarte, quien en 1977 con su presen-
cia en la Antártica reafirmó nuestros derechos soberanos, ordenó estructurar
dicha línea de acción, siendo ésta aprobada por el Primer Mandatario a fines
del año recién pasado.
Dicho planteamiento, establece que es propósito del gobierno "consolidar
la soberanía nacional en la comuna Antártica, según los límites definidos por el
Decreto Supremo N° 1.747, del 6 de noviembre de 1940".
La politica antártica recientemente aprobada, define los medios a utilizar y
las acciones que deberán emprenderse para lograr el propósito ya señalado,
entre las cuales destacan los estudios de factibilidad de instalación de nuevas
bases, en el mediano y corto plazo, con el fin de lograr una efectiva consolida-
ción territorial; el desarrollo de la infraestructura necesaria para convertir el
complejo Punta Arenas-Marsh en principal punto de partida y centro de apoyo
internacional del continente antártico; intensificación de la labor cientifica;
lograr una efectiva ocupación de nuestra comuna Antártica a través de un
asentamiento de población civil y militar.
Respecto a este último punto, cabe señalar que la colonización de nuestro
casquete polar ya ha comenzado. En febrero, se dirigieron hasta ese lugar las
cinco primeras familias chilenas que habitarán durante dos años en la Antárti-
ca, en un complejo habitacional de la Fuerza Aérea de Chile, situado junto a la
Base "Marsh", en isla Rey Jorge, que comprenderá la construcción de 20 casas,
de las cuales 7 estarán listas al finalizar el presente año.
Como conclusión podemos enfatizar que Chile debe incrementar su pre-
sencia en el territorio antártico, a cuyo efecto será necesario desarrollar con
urgencia el proceso de conocimiento, estudios cientificos, penetración, coloni-
zación y exploración antártica.
En consideración a nuestras ventajas geográficas comparativas de su re-
gión austral con la Antártica en relación a otros paises, debemos planificar y
desarrollar las instalaciones portuarias y toda la infraestructura necesaria para
convertir a Punta Arenas en un centro de apoyo logístico internacional me-
diante la provisión de servicios eficientes de reparaciones y abastecimientos a
costos competitivos otorgando asimismo las facilidades aduaneras necesarias
para el transporte y embarque de material destinado a la Antártica. A su vez,

49
POLlTlCA ANTARTICA DE CHILE

mantener y desarrollar los terminales aéreos para el traslado de personal y


material de los investigadores dentro de las normas del Sistema Cooperativo de
Transporte Aéreo en la Antártica (CATSA) y proporcionar un servicio de
rebusca y rescate antártico.

50
VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO
CONTINENT AL y LA ANT ARTICA

Carlos de Toro Alvarez

1. INTRODUCCION

Al sur de los 60 grados de latitud sur, se encuentra el gigante blanco que se


denomina Continente Antártico.
Este continente abarca una superficie de 13.000.000 de kilómetros cua-
drados, o sea, un área un poco menor que la de América del Sur, y mayor que la
de Europa. Todo el Continente queda englobado dentro del casquete, limitado
por el paralelo 66°S, con la sola excepción de la península de la Tierra de
O'Higgins, cuyo extremo avanza hasta la latitud 63°S, mientras que sus islas
más alejadas quedan a la altura del paralelo 61 o S.
El Continente Antártico está cubierto porun manto de hielo y nieve que en
algunos sectores alcanza un espesor de más de 3.000 metros. Esta acumulacion
de hielo y nieve es tan enorme, que se calcula que al derretirse, haría subir el
nivel de todos los océanos en 60 metros, suficiente para cubrir todos los puertos
y transformar en mares vastas extensiones de planicies bajas sobre la tierra. Las
grandes precipitaciones de nieves producidas por los factores atmosféricos,
son compensadas por las pérdidas causadas en el verano por los efectos del
calor solar, y de las corrientes marinas, que llevan a la periferia antártica aguas
de mayor temperatura, y al parecer existe actualmente un equilibrio entre las
cantidades de hielo que recibe la Antártica, y las que pierde.
Si observamos un globo terráqueo, y más particularmente un mapa del
hemisferio sur, salta a la vista, la continuidad geofísica de nuestra Patagonia y
Tierra del Fuego con el Continente más austral.
Ello permite sostener que el Continente Americano está vinculado al
ecosistema antártico y que por ende las perturbaciones ecológicas antárticas
pueden perturbar a nuestro continente.
Ahora bien, así como existe de hecho, una vinculación de carácter geofísi-
co entre América del Sur y el Continente Antártico, también existe una serie de
hitos y antecedentes que a través de los siglos han generado un nexo de
vinculación histórica entre el territorio continental y la Antártica, cuyo estudio
y desarrollo es el objetivo del presente trabajo.

2. ANTECEDENTES jURIDICOS E HISTORICOS


QUE VINCULAN LA ANTARTICA AL CONTINENTE

A. Su descubrimiento
El Continente Antártico fue descubierto por el Almirante español, al servicio

51
POUTlCA ANTARTICA DE CHILE

del Gobierno de Chile, Gabriel de Castilla, quien avistó las islas Shetland del sur
en marzo de 1603, cuando su buque, el "Buena Nueva", habiendo zarpado
desde Valparaíso, fue arrastrado hacia el sur hasta alcanzar la latitud de 64°S.
Los españoles según su costumbre, mantuvieron en secreto este descubri-
miento, el que sólo vino a conocerse a principios de este siglo, gracias a los
trabajos de investigación del escritor norteamericano Edwin Swift Balch, quien
encontró en el Archivo Municipal de La Haya, la declaración de Lauren Claess,
tripulante holandés de la nave de Gabriel de Castilla.
El "Buena Nueva", mandado por Dirick Gerritz, formaba parte de la
expedición de Simón de Cordes al Pacifico y fue capturado a los holandeses en
Val paraíso en 1599. En poder de los españoles conservó parte de su antigua
dotación, entre ellos el contramaestre Lauren Claess. Esto ha producido cierta
confusión y algunos autores han atribuido erróneamente a Dirick Gerritz el
descubrimiento de la Antártica.
Es un hecho curioso que el Continente Antártico figure en los mapas y
crónicas, con anterioridad a su descubrimiento. En efecto, aparece dibujado
con bastante exactitud en el mapa de Piris Rey, editado en 1513, y en otros del
siglo XVI. Cabe destacar que también Ercílla lo menciona durante su perma-
nencia en Chile, en su poema La Araucana, publicado en 1569.

B. Tres reales cédulas relativas a la Antártica Chilena


Por oficio N° 1.033, de 26 de noviembre de 1974, el Primer Secretario de la
Embajada de España, Sr. Nabor Garcia, tuvo la amabilidad de remitir al Museo
Histórico Nacional, copias fotostáticas de la capitulación y reales cédulas, que a
continuación se detallan, y cuyos originales se encuentran en el Archivo Gene-
ral de Indias:
a) Capitulación de 24 de enero de 1539, que concede licencia a Pero Sancho
de Hoz para que pueda navegar hasta el Estrecho de Magallanes, y "la
tierra que está de la otra parte dél".
b) Real cédula de 29 de mayo de 1555, que ordena el Gobernador don
Jerónimo de Alderete explorar las tierras y poblaciones "que hay de la otra
parte de dicho Estrecho".
c) Real cédula de 20 de diciembre de 1558, que ordena al Gobernador
Francisco de Villagra envíe algunos barcos "a tomar noticias y relación de
la tierra que hay de la otra parte del Estrecho".
A continuación me es grato acompañar la transcripción parcial de cada
uno de estos documentos y un breve comentario respecto de sus orígenes.

a) Capitulación Real de 24 de enero de 1539: En los primeros días de 1539,


Carlos V había expedido nuevos títulos para las Gobernaciones que la corona
pretendía establecer en la extremidad austral del continente americano. Malo-
grada en 1535 la expedición de Simón de Alcazaba a la región vecina al
Estrecho de Magallanes, el Obispo de PJasencia obtuvo para un pariente suyo,
Francisco de Camargo, la Gobernación de Nueva León, que comprendía los
territorios que, del Pacifico al Atlántico, se extendían al sur de la Gobernación

52
Carlos de Toro Alvarez I VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL...

concedida a Pedro de Mendoza, ampliados hasta ahora hasta el mismo Estre-


cho. El limite austral de la concesión de Mendoza coincidia, en el océano
Pacifico según el mapa de Cano y Almedilla --con el Cabo Rumana, situado
entre Punta Lavapié y Morro Carnero (36°57'59' Lat. S).
La empresa Camargo fracasó. Con la misma fecha, 24 de enero de 1539,
concedió el emperador a otro solicitante, autorización para navegar la costa del
Mar del Sur y descubrir nuevas tierras, siempre que no se tratara de las que
correspondían a los otros concesionarios. El agraciado se llamaba Pero Sancho
de Hoz. La real cédula pertinente dispone a la letra en su parte resolutiva:
"Primeramente, vos doy licencia y facultad a vos el dicho Pero Sancho de
Hoz para que por nos, y en nuestro nombre y de la corona Real de Castilla,
podáis navegar con los dichos navíos que ansi os ofrecéis a hacer para la dicha
mar del sur, donde tienen las tierras os dichos marqués Don Francisco Pizarro y
adelantado Don Diego de Almagro y Don Pedro de Mendoza y Francisco de
Camargo, hasta el Estrecho de Magallanes, y la tierra que está de la otra parte
del; y de ida o vuelta, descubriréis todas aquellas costas de la parte de dicho
Estrecho, sin que entréis en los límites y parajes de las islas y tierras que están
dadas en gobernación a otras personas a conquistar, e a gobernar, ni a rescatar,
sino fuese mantenimiento para la sustentación de la gente que lIeváredes, con
tanto que no toquéis en los límites y demarcación del serenísimo Rey de
Portugal, nuestro hermano, ni en os Malucos, ni en los límites que, por la última
contratación y empeño. se dió al dicho serenisimo Rey".
"ltem, vos prometemos que, hecho el dicho descubrimiento de la otra
parte de dicho Estrecho, o de alguna isla que no sea en paraje ajeno, os haremos
la merced a vuestros servicios; y entre tanto que nos somos informados de lo
que así descubriéreis, seáis nuestro gobernador de ello",
Don Diego Barros Arana expresa en su Historia de Chile que Sancho de
Hoz contaba, además, con otra cédula real "que no se ha publicado y que sólo se
conoce por referencias más o menos vagas, según la cual se le habría nombrado
gobernador y capitán general de las tierras que descubriese en esta empresa".
N uestro personaje no estaba, pues, autorizado para pretender la conquista de
Chile como él deseaba. El Rey le prohibia expresamente que "entréis en los
límites y parajes de las islas y tierras que están dadas en gobernación a otras
personas ...... Parece, sí, que estimaba que su amistad con Francisco Pizarro le
daba derecho a disputar la futura gobernación de Chile al ilustre extremeño
Don Pedro deValdivia. Pizarro creyó, por su parte, que la mejor manera de
zanjar el conflicto era asociar a ambos en la empresa de conquistar el país que se
extendia al sur del Perú.
Llegado a Chile, Sancho de Hoz cayó en desavenencias con Valdivia,
terminando preso e incomunicado. Al verse definitivamente perdido, propuso
a Valdivia que lo agregase a su columna expedicionaria y le concediera, en
Chile, un repartimiento exactamente similar al de cualquiera de sus capitanes.
Don Pedro accedió a la solicitud; pero obligó previamente a su rival a firmar.
ante escribano y testigos, una escritura pública en la cual declara que -renun-
ciaba a todos los derechos y títulos que le habia otorgado Francisco Pizarro para
la conquista y Gobierno de Chile (12 de agosto de 1540).

53
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

Dicha escritura anulaba, también, lo dispuesto en la concesión real de 24


de enero. de 1539, que autorizaba a Pero Sancho de Hoz a navegar hasta el
Estrecho de Magallanes "y la tierra que está de la otra parte dél".

b) Real Cédula de 29 de mayo de 1555: Sabido es que a fines de octubre de 1552,


Jerónimo de Alderete viajó a España, enviado por el Gobernador Don Pedro
de Valdivia, con la misión de solicitar de Carlos v se extendieran los límites
australes de Nueva Extremadura hasta el Estrecho de Magallanes y se le
concediese la posesión de las tierras situadas más al sur., No satisfecho con el
resultado de sus gestiones ante el Consejo de Indias, Alderete obtuvo de Carlos
v se diera cumplimiento a la petición de Valdivia. El recibió, por su parte, en
concesión, una nueva gobernación en las tierras situadas al sur del Estrecho de
Magallanes (29 de septiembre de 1554).
Informado de la muerte del Gobernador y Capitán General de la nueva
Extremadura, Alderete se trasladó a Londres, a entrevistarse con el príncipe
Felipe, que gobernaba entonces a España, y obtuvo, el17 de octubre del mismo
año, el nombramiento destinado a suceder en su cargo al eminente conquista-
dor extremeño. Pero se le extendió el título respectivo sólo algunos meses más
tarde: el29 de mayo de 1555. Por real cédula de la misma fecha se le encargó,
también el reconocimiento de las tierras que quedan al sur del Estrecho de
Magallanes, conforme se puede leer a través del siguiente texto:
"Ya sabéis como os hemos proveido de la dicha gobernación hasta el
Estrecho de Magallanes y porque nos deseamos saber las tierras y poblaciones
que hay de la otra parte del dicho Estrecho, y entender os secretos que hay en
aquella tierra, vos mando que debe las dichas provincias del Chile enbiéis
algunos navíos a tomar noticia y relación de la calidad de aquella tierra y de la
utilidad della y á saber y entender que poblaciones é gentes ay en ella, que cosa
no crian, é que isla él que puertos hay en ella y de que manera se navega aquella
costa y ay cocones o corrientes é a que partes Ó que curso hacen é que manera de
religión tienen y si son idólatras y que manera de gobierno tienen é que leyes y
costumbres é que minas e metales é que otras cosas que sea provechosas ay en la
dicha memoria de nuestra religión ó de otra secta y si tienen reyes por elección
ó suceden por herencia o derecho de sangre é que tributos pagan á sus Reyes, y
entendido al secreto de todo y sabido lo suso dicho nos enviaréis relación dello
para que vista mandemos proveer en lo que toca á su población lo que vieremos
más comben ir y proveréis que se tome posesyon en nuestro nombre de las
tierras y provincias que caben en la demarcación de la Corona de Castilla
pon yendo sus cruzes y señales y haziendo los autos necesarios y trayéndolos por
testimonio los quales nos embiaréis con o dicha relación".
Pero el destino dispuso otra cosa. Una' fiebre contraída al atravesar el
Itsmo de Panamá, en su viaje de regreso a Chile, llevó al flamante Gobernador
Jerónimo de Alderete a la tumba el 7 de abril de 1556.

c) Real Cédula de 20 de diciembre de 1558. OrQenaba ésta al Gobernador


Francisco de Villagra "enviara algunos navíos a tomar noticias y relación de la
tierra que hay de la otra parte del Estrecho".

54
Carlos de Toro Alvarez I VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL...

Sabido es que, con fecha 20 de diciembre de 1558, el Rey Felipe 11 firmó en


Bruselas el nombramiento de Villagra para el cargo de Gobernador del Reino
de Chile. La real cédula correspondiente ratificaba la ampliación de los límites
del país hasta el Estrecho de Magallanes y, por instrucciones emanadas en la
misma fecha, se recomendaba el buen trato de los elementos aborígenes, el
orden y la regularidad en la administración, etc. Y -lo más interesante para el
objetivo que persigue este trabajo- se ordenaba al nuevo Gobernador y
Capitán General enviara algunos navíos a reconocer las tierras situadas al sur
del Estrecho de Magallanes. El texto correspondiente es del seguiente tenor:
"Como veréis por una muestra cédula que con estas se os entrega y manda
que llegado a aquella tierra que hay de la otra parte del estrecho y tenéis
cuidado de entender en ello y de avisarnos de las nuevas que trajesen las
personas que embiáredes á ello".
Desgraciadamente la brevedad de su gobierno, a causa de haber muerto
muy pronto, impidió a Villagra llevar a su realización la expedición marítima
ordenada por el monarca en la real cédula precedente.

3. ACTIVIDADES DE CHILE EN LA ANTARTICA

A. Caza de focas, lobos y ballenas


a) Los cazadores de Focas y Loberos. Con posterioridad a su descubrimiento, la
Antártica permaneció ignorada durante 200 años, hasta que a principios del
siglo XIX, los buques loberos que desarrollaban sus actividades a lo largo de
nuestras costas, trasladaron su campo de acción a las islas Shetland y Tierra de
O'Higgins.
El primero en alcanzar las islas Shetland, fue el Capitán inglés William
Smith, que las avistó el18 de febrero de 1819, cuando navegaba en demanda de
Valparaíso, en su buque "Williams". A su regreso, desembarcó en la Isla Rey
Jorge, el 16 de octubre del mismo año.
En la temporada de verano de 1819 a 1820, se registran las primeras
expediciones de los cazadores de focas ingleses y norteamericanos a la Antárti-
ca Chilena. El éxito alcanzado estimuló esta clase de empresas, y al año siguien-
te, verano de 1820 a 1821, se cuentan no menos de 44 buques loberos de estas
mismas nacionalidades que trabajan en las islas Shetland. En la temporada de
1821 a 1822, su número aumenta a más de 90, los que pronto extienden sus
actividades hacia el sur, a todas las islas y costas de la Tierra de O'Higgins.
Durante este período naves de matrícula del puerto de Val paraíso, partici-
pan en actividades foqueras, en el litoral de las islas Shetland.
La persecución despiadada a que se sometió al lobo de piel fina o de dos
pelos, pronto extinguió esta especie, y los últimos buques loberos se retiran de
nuestro territorio antártico en 1830. Se registra una expedición norteamerica-
na aislada en el verano de 1841 a 1842. .
Entre los años 1872 y 1888, se despertó nuevamente el interés de los
cazadores de focas por la Antártica. Ya en esta época, Punta Arenas había

55
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

alcanzado gran desarrollo comercial, y era el punto de partida obligado de las


expediciones de los cazadores, tanto nacionales como extranjeros, a nuestro
territorio antártico. Posteriormente, sólo los loberos chilenos continuaron
visitando todos los años la Antártica en la época de verano, pero ya la industria
de la caza de la foca no volvió a gozar del auge de los años 1820 a 1830. A
principios de este siglo, todavía los loberos chilenos alcanzaban los mares
antárticos, de lo que deja constancia Charcot en la relación de su viaje en el
"Pourquois Pas".
Entre las principales actividades foqueras chilenas de esta época, podemos
destacar que a contar de 1901, el diario "El Magallanes" de Punta Arenas
aboga periódicamente por la participación de Chile en la exploración antártica
y en la protección de la riqueza pelágica y pelífera de las aguas australes.
Durante el invierno y la primavera de 1901, la casa mercantil y naviera de
Punta Arenas, Braun & Blanchard, envió algunas de sus goletas a la caza de
focas en el litoral de las islas ShetIand y Georgias del Sur, embarcaciones que
fueron las primeras en pasear la bandera chilena por los mares antárticos.
Por Decreto Supremo N° 3.310, de fecha 31 de diciembre de 1902, el
Ministro de Industrias, otorgó la concesión de pesca a Pedro Pablo Benavides,
par ejercitarla desde el islote Ildefonso "indefinidamente hacia el sur". Poste-
riormente, otro Decreto Supremo autoriza en 1904, el traspaso de la concesión
Benavides a los comerciantes de Punta Arenas, Mateo Pasinovic y Jules Koe-
nigswerther.

b) Expediciones Balleneras Chilenas. Tanto los cazadores de focas, como las


expediciones extranjeras de carácter científico realizadas en la época, tuvieron
oportunidad de apreciar la gran cantidad de ballenas que en el verano descen-
dían hacia el sur, en busca de alimentos en las aguas que rodean el continente
antártico.
Ya en la temporada de 1892 a 1893, una expedición ballenera escocesa con
cuatro buques, y otra noruega con tres, trabajaron en la Antártica, con poco
éxito debido a la falta de equipo adecuado. Al año siguiente, los noruegos, con
el Capitán Larsen, lograron cazar algunos ejemplares.
En los primeros años de este siglo, hizo crisis la industria ballenera localiza-
da en el Océano Artico, debido a la gran disminución de la especie provocada
por una caza despiadada y sin control. En busca de nuevos campos de acción,
las flotas balleneras de los paises del norte de Europa, se trasladaron a los mares
que rodean el continente Antártico.
En el verano de 1905 a 1906, una expedición ballenera noruega compues-
ta del buque-fábrica .. Admiralen" y dos cazadores, trabajó en las islas Shetland
con base en Bahía Almirantazgo, y obtuvo 500 toneladas de aceite de ballena.
A partir de esta época, la industria ballenera antártica cobró gran impulso,
y se establecieron numerosas bases en tierra, donde se beneficiaban los cetá-
ceos, y el aceite era envasado en barricas de madera para su transporte a los
mercados. Se encuentran restos de esta actividad en Bahía Almirantazgo,
Puerto Foster y Puerto Svend Foyn. Más adelante se emplearon buques-

56
Carlos de Toro Alvarez I VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL ...

fábricas para beneficiar las ballenas y buques-tanques para transportar el


producto.
Por Decreto N° 260 de fecha 27 de febrero de 1906, el Gobierno de Chile
otorgó concesión a los ciudadanos Enrique Fabry y Domingo Toro, para
explorar y ocupar tierras antárticas, ESTA CONCESION TIENE EL MERITO DE SER
LA PRIMERA EN su GENERO EN EL MUNDO, QUE RECAE SOBRE LA REGION POLAR
AUSTRAL.
Se constituye entonces la Sociedad Ballenera Magallanes, con sede en la
ciudad de Punta Arenas, la cual envió a la Antártica su flota ballenera al mando
del Capitán Andrés Andressen en el verano de 1906 a 1907, la que ocupó
Caleta Balleneros en Isla Decepción, donde instaló una carbonera para el
abastecimiento de su flota y de otras naves extranjeras cazadoras.
Esta flota, compuesta del buque-fábrica "Bories", de 3.00() toneladas. los
cazadores "Valenzuela" y "U ribe" , de lOO toneladas, y el pontón "Cornelia
Jacoba", de 1.200 toneladas, regresó a Isla Decepción lodos los años durallte la
temporada ballenera antártica, hasta 1914. En 1910 se incrementó con dos
cazadores más, el "Señoret" y el "Goñi".
El explorador francés Charcot, que en su buque el "Pourquois Pas?" tocó
en Isla Decepción a fines de 1908, relata en su obra Le Pourquois Pas? dans
I'Antarctique que la Sociedad Ballenera de MagalIanes era la mejor organizada
de todas las que desarrollaban sus actividades en la Antártica. Lo prueba el
hecho, mencionado también por Charcot, de que los balleneros chilenos le
proporcionaron 30 toneladas de carbón de sus depósitos en Caleta Balleneros.
Simultáneamente durante este período, la Sociedad Ballenera "Corral",
inicia campaña de caza en aguas antárticas, actividad que mantiene hasta 1913,
fecha en que su buque factoría "lIoga" vara en las islas Orcadas. Esta fue la
segunda compañía chilena que operó en aguas polares. .
La Primera Guerra Mundial puso término a las actividades de los cazado-
res de ballena en la Antártica. Al término de ella, la industria cobró nuevamen-
te gran impulso, pero en condiciones de trabajo diferentes y en gran escala, ya
que se formaron verdaderas flotas balleneras de gran movilidad, compuestas
de un buque-fábrica de gran tonelaje, acompañado por numerosos cazadores.
Durante esta época es necesario destacar que el vapor "Alejandro", de la
insignia de Braun & Blanchard, es contratado por la Compañía de Salvatajes de
Punta Arenas, y realiza el salvamento del buque-fábrica de bandera noruega
"Solffreif', varado en isla Decepción.
En caleta Balleneros, Isla Decepción, los noruegos instalaron en tierra una
gran planta muy bien equipada, para beneficiar ballenas, la que se mantuvo en
actividad hasta la década del 30. Fue destruida por los ingleses en 1941, para
evitar que sus recursos fueran empleados por los alemanes, y actualmente sólo
se conservan sus ruinas.
La ballena ha desaparecido de las aguas del sector antártico chileno y hoy
en día se observan muy pocos ejemplares, salvo las orcas, que son muy abun-
dantes.

57
POUTICA ANTARTICA DE CHILE

B. Expediciones antárticas chilenas


A contar del siglo pasado, fueron varios los esfuerzos e intentos del Gobierno
de Chile, por realizar una expedición al territorio antártico chileno.
Es así como en 1896, el Gobierno chileno ofreció al sabio sueco Dr. Otto
Nordenskjold una unidad de la Marina de Guerra, para realizar un crucero
científico al archipiélago de la Shetland durante el verano de 1896/1897,
además del apoyo oficial de la Sociedad Científica de Chile. Lamentabl~mente,
la proyectada expedición no pudo llevarse a cabo.
Igualmente, empresarios particulares de Punta Arenas, planearon sin
lIgar a materializarla, una expedición mercantil a las islas Antárticas, en el
buque "Esquimal", bajo el pabellón chileno.
Por su parte, entre agosto y octubre de 1905, comerciantes extranjeros
avecindados en Punta Arenas realizaron por su cuenta, con el buque "Con-
sort", una expedición exploratoria de las islas Georgias del Sur para fines de
explotación económica.
En el año 1906, el Gobierno de Chile designó una Comisión ad hoc
encargada de organizar la "Expedición Polar Chilena", que fue integrada por
el Ministerio de Relaciones Exteriores. Lamentablemente, el terremoto acaeci-
do en Valparaíso en este año, obligó a las autoridades nacionales a suspender
dicha expedición, canalizando los fondos dispuestos en beneficio de los afecta-
dos por esta catástrofe de la naturaleza.
Finalmente, durante el Gobierno del Presidente Don Gabriel González
Videla, se dispuso la organización de la que fue la "Primera Expedición
Antártica de Chile", con la participación de diversos Ministerios, FF.AA. Orga-
nismos Públicos, las Universidades y el unánime apoyo de la opinión pública
nacional.
Se realizó así, en el verano de 1946/1947, LA PRIMERA COMlSION A LA
ANTARTICA CHILENA, y SE PROCEDIO A LA CONSTRUCCION E INAUGURACION DE
LA PRIMERA BASE ANTARTICA NACIONAL "SoBERANÍA" (HOY ARTURO PRAT), LA
QUE QUEDO A CARGO DE LA ARMADA DE CHILE. Por su parte, la Dirección
General de Correos y Telégrafos creó la Agencia Postal "Soberanía" en el
Territorio Antártico Chileno.
Esta Primera Expedición Antártica estuvo al mando del Comodoro Don
Federico Guesalaga, y la integraron la fragata "Iquique" y el transporte HAn_
gamos".
Entre las actividades realizadas por esta primera expedición, además de la
instalación de la primera base chilena, está el reconocimiento de las islas
Shetland y costa occidental de Tierra de O'Higgins hasta Bahía Margarita, la
realización de diversos trabajos hidrográficos, instalación de un faTO en Punta
Prat en el extremo SW de Isla Robert, levantamiento del plano de Bahia Chile
y diversos trabajos de rectificación de las cartas existentes.
De este modo, el Instituto de Hidrografía de la Armada de Chile y
científicos de las diversas Universidades chilenas, dan comienzo a las observa-
ciones científicas regulares en el Territorio Antártico Chileno.
A contar de esta fecha, en forma ininterrumpida hasta el día de hoy, la
Armada Nacional ha realizado anualmente una expedición a la Antártica, a la

58
Carlos de Toro Alvarez I VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL ..

cual, últimamente se ha incorporado una significativa labor de expl~ración y


penetración hacia el interior del continente antártico por parte de la Fuerza
Aerea de Chile y de Comisiones Científicas realizadas en los dos últimos años a
bordo de navíos de la Empresa Marítima del Estado, charteados por el Instituto
Antártico Chileno.
El detalle de las expediciones antárticas chilenas realizadas año a año, a
contar de 1946-1947 hasta la fecha, su composición y principales actividades
realizadas en el territorio antártico chileno, por razones de síntesis no se
adjuntan al presente trabajo.

C. Actividad aérea en la Antártica


En el verano de 1928/1929, la expedición conjunta norteamericana-britán-;ca,
dirigida por Sir Hubert Wilkins, en el buque-fábrica ballenero "Hektoria", por
primera vez emplea aviones para explorar la Antártica. Se transportaron dos
aviones a Isla Decepción, desde donde se efectuaron diversos vuelos de recono-
cimiento; el más importante de los cuales, de 10 horas de duración, alcanzó
hacia el sur hasta el Estrecho de Stefansson.
A contar de esa fecha, anualmente expediciones extranjeras efectuaron
operaciones y" reconocimientos aéreos en la Antártica.
A contar del año 1959/1960, con motivo de la incorporación del AP.
"Piloto Pardo", buque construido especialmente en Haarlem, Holanda, para
operar en la Antártica, la Armada Nacional empezó a operar a contar de esa
fecha con dicha nave en el territorio antártico chileno, operando con dos
helicópteros desde a bordo, lo que facilitó enormemente su labor de reconoci-
miento y traslado de carga menor a las bases.
Teniendo en consideración la creciente importancia del Continente Blan-
co dentro del evolucionado desarrollo científico y económicointernacional,la
Comandancia en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, visualizando esta importan-
cia dentro del contexto institucional, dispuso dentro de la celebración de sus
primeros cincuenta años de vida independiente, la materialízación de intensas
operaciones aéreas antárticas, llevadas a cabo en el período noviembre 1979-
septiembre 1980. A partir de esa fecha, las operaciones aéreas antárticas han
pasado a constituir actividades normales dentro de la vida institucional de la
FACH.
El9 de noviembre de 1979, en una conferencia de prensa, una alta fuente
de la Fuerza Aérea de Chile informó que se construiría una pista de aterrizaje
en las cercanías del Centro Meteorológico Presidente Frei, en la Antártica, la
cual estaría en condiciones de ser operada a fines del mes de enero de 1980.
Tras un esforzado trabajo, a fines del mes de enero de 1980 se contaba ya
con una pista de 600 m de largo por 30 m de ancho; lo que hizo posible que el 12
de febrero de 1980, dos aparatos Twin Otter aterrizaran en la Antártica,
después que un Hércules C-130 hubo probado minutos antes la resistencia de
la pista recientemente construida en Rey Jorge, Grupo de las Shetland del Sur,
uniendo así el continente en 4 horas y 30 minutos.
Con otro esfuerzo de parte de todo el personal empeñadoen esta sacrifica-

59
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

da empresa, se llegó a los primeros días del mes de marzo, contándose con una
pista de 915 metros de largo, totalmente señalizada; torre de control e instala-
ción para el combustible y luz eléctrica.
Con la materialización de una pista aérea antártica, Chile vigorizó su
decisión de afianzar su presencia y soberanía en el helado continente con fines
de paz, a la vez que inició nuevas modalidades en el reabastecimiento de las
bases alli instaladas.
El 22 de marzo de 1980, el aterrizaje por primera vez de un Hércules
C-130 de la Fuerza Aérea de Chile, en la Península Fildes de la Isla Rey Jorge,
en las Shetland del Sur, marca un hecho histórico. Esta fecha, no cabe duda, ha
marcado un hito importante para la historia de Chile en su territorio antártico y
que se suma a muchas que han jalonado de fechas memorables el desarrollo de
la provincia Antártica. El solo hecho de unir Punta Arenas con el Centro
Meteorológico de la Fuerza Aérea de Chile. en 2 horas 30 minutos, y aún más, a
sólo 7 horas 30 minutos de Santiago, en un avión de la autonomía y capacidad
de carga y transporte del Hércules, nos lleva a pensar no sólo en la real
incorporación de ese rico e importante territorio antártico chileno al desarrollo
nacional, sino que obliga a meditar profundamente en el impacto que significa,
para el apoyo a la investigación científica y a las perspectivas insospechadas que
abre a la planificación de las futuras actividades de investigación y prospección
de ese territorio chileno.
Con este esfuerzo, Chile ha pasado a la primera línea entre los países
antárticos que utilizan la vía aérea como apoyo permanente a la investigación,
exploración, ocupación y desarrollo del continente antártico.
Posteriormente, un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Chile, llevando
a bordo al General del Aire Don Fernando Matthei Aubel, Comandante en Jefe
de la Fuerza Aérea de Chile, cumplió con éxito, el 25 de junio de 1980, La
Primera Operación de una Aeronave Chilena en el Continente Helado, en Pleno
invierno.
El aterrizaje del cuadrimotor en una pista con más de cinco cm de nieve,
con cuatro grados bajo cero (-4°C) Yen medio de una ventisca de 40 nudos,
probó la factibilidad de unir las bases chilenas con el continente en cualquier
época del año, y de abastecer las dotaciones con efectividad, seguridad y
regularidad.
Posteriormente, el 30 de julio de 1980, en un vuelo del C-130 desde
Santiago a la Base Teniente Marsh, es llevado el helicóptero UH-I H N° 89,
incorporándose como el primer helicóptero en forma permanente a las opera-
ciones aéreas realizadas en el continente; como asimismo, el 8 de enero de
1981, es llevado, a través de un Avión C-130, el segundo UH-IH N° 81, el cual
vino a incrementar y apoyar las operaciones, además de la investigación y
soberanía territorial antártica.
Posteriormente, durante los años subsiguientes se ha continuado realizan-
do intensas actividades aéreas, permitiendo trasladarse en cada una de ellas los
recursos humanos y materiales necesarios para incrementar la construcción y
el desarrollo de las bases antárticas.
El empleo del material aéreo UH-I H durante cualquier época del año, ha

60
Carlos de Toro A1varez I VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL...

permitido mantener una comunicación aérea constante con las demás bases
nacionales y extranjeras, reafirmando con ello la presencia de Chile en el
continente blanco, como asimismo, se incrementó la exploración del plateau
antártico, con la finalidad de ubicar lugares para la demarcación de pistas de
aterrizaje avanzadas.
De acuerdo a la orientación que el Supremo Gobierno ha impartido en
relación con la Antártica, la Fuerza Aérea de Chile durante el período de
operación octubre-diciembre 1982, logró por primera vez alcanzar hasta la Isla
Charcot, en el sector de las Barreras de Hielo de Wilkins, al Oeste de la Isla
Alejandro 1; llegando finalmente hasta los 76° de longitud Oeste y 70° de
latitud Sur, una de las regiones menos conocida y explorada del Continente
Antártico.
Operando con dos aviones Twin Otter con skies, dos helicópteros BELL
212 y con el apoyo logístico de un avión Hércules C-I30, logró en estas aisladas
regiones, establecer con éxito un campamento y demarcar una pista de aterri-
zaje sobre el hielo, a unos 1.250 km de la Base Aérea "Tte. Marsh", y a una
distancia de 360 km aproximadamente al sur del Círculo Polar Antártico.
Finalmente, durante la presente Campaña Antártica 1983/1984, el24 de
octubre de 1983, dos aviones Twin Otter de la Fuerza Aérea de Chile aterriza-
ron sin novedad en la Base "Si pie", ubicada en latitud 75°57'S y longitud
84°15' W del territorio antártico chileno, siendo la primera vez que una
expedición chilena llegaba a esas latitudes.

D. Viajes presidenciales a la Antártica


Tres presidentes de la República de Chile, acompañados por Ministros de
Estado y altas autoridades de Gobierno, han efectuado visitas oficiales al
Territorio Antártico Chileno. En efecto: en el verano de 1948, el Presidente
Don Gabriel González Videla y Comitiva Presidencial, efectuó una visita de
soberanía al Territorio Antártico Chileno, a bordo del Transporte" Pinto" de la
Armada Nacional.
Por su parte, el Presidente Don Eduardo Frei Montalva, durante la campa-
ña antártica 196811969, realizó también una visita de soberanía a la Antártica
Chilena.
Finalmente, en el mes de enero de 1977, el Presidente, General Augusto
Pinochet U garte y su esposa visitaron la prinvincia Antártica a bordo del
transporte" Aquiles" de la Armada Nacional. Durante su estadía en ese territo-
rio, el Presidente tuvo oportunidad de desembarcar y visitar, personalmente,
todas las bases nacionales. alcanzando hasta las cercanías del Círculo Polar
Antártico, por las condiciones meteorológicas imperantes.

E. Actividad Turistica
En los últimos años, ha surgido un interés por parte de algunos organismos
públicos y empresarios privados, por desarrollar y promocionar la actividad
turística en la Antártica.

61
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

En así como en su oportunidad, un avión comercial de la Línea Aérea


Nacional, sobrevoló en un vuelo programado especialmente y con pasaje
completo, el territorio antártico nacional.
Por su parte, una nave de la Empresa Marítima del Estado realizó un
crucero turístico antártico.
Asimismo en el ámbito privado, se ha incursionado con acierto en esta
actividad, destacando la gestión realizada por el empresario Sr. Guillermo
Schiess.
Finalmente, es necesario destacar que en el verano de 1980, la Armada
Nacional desplazó hasta la Antártica al Submarino "Thompson~, constituyéndo-
se esta unidad, en el segundo navío de este tipo que recala en el continente
blanco. El cometido de ese viaje fue satisfacer el apoyo y la cooperación
solicitada por una empresa cinematográfica japonesa, para filmar en la Antár-
tica la película "VIRUS", la cual posteriormente se proyectó, con ,singular
éxito, en dicho país.

F. Asentamiento humano en la Antártica


Durante la campaña de operación antártica 1983/1984, la Fuerza Aérea dio
inicio a la primera avanzada de asentamientos humanos, con la llegada a Base
Marsh, de las primeras familias.
Para la materialización de este Proyecto, se estableció un convenio FACH-
CORFO, el cual permitirá llevar a cabo la colonización en la Antártica, a través de
la instalación y traslado de grupos de himílias a cinco casas pilotos que se
encuentran instaladas. El traslado de los grupos familiares estaba contemplado
en los primeros meses de 1984.
En general, la presencia humana en el continente, se ha hecho mediante
bases.
a) Base Naval "Capitán Arturo Prat". Fue inaugurada el6 de febrero de 1947.
Se encuentra ubicada en latitud: 62°30' Sur y Longitud: 59°4I'W. Está situada
en la Isla Greenwich, Islas Shetland del Sur.
Sus principales actividades científicas son: Comunicaciones, Ionosfera y
Meteorología.
b) Base militar "General Bernardo O'Higgins". Fue inaugurada el 18 de febrero
de 1948. Se encuentra ubicada en Latitud: 63°19' Sur y Longitud: 57°54'W.
Está situada en la Tierra de O'Higgins, Península Antártica.
Sus principales actividades científicas son: Sismología, Cartografía, Me-
teorología y Exploraciones.
c) Base de la Fuerza Aérea "Presidente Pedro Aguirre Cerda". Fue inaugurada el
18 de febrero de 1955. Su ubicaci,ón es en Latitud: 62°56' Sur y Longitud:
60°36' W. Está situada en la Isla Decepción, Isla Shetland del Sur. Actualmen-
te, se encuentra destruida por la erupción volcánica producida en el año 1967.
d) Base de la Fuerzo. Aérea "Presidente Gabriel González Videla". Fue inaugurada

62
Carlos de Toro Alvarez I VINCULACION HlSTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL",

el 12 de marzo de 1951. Ubicada en Latitud: 64°49' Sur y Longitud: 62°52'W,


está situada en la costa de Danco de la Tierra de O'Higgins, Se encuentra en
receso desde el año 1960, siendo habilitada anualmente durante el perlodo de
operación de la campaña antártica, para servir de apoyo a la exploración aérea
en sus misiones de reconocimiento y penetración hacia el interior del conti-
nente,
e) Base de la Fuerza Aérea "Centro Meteorológico Antártico Presidente Eduardo Freí
Montalva", Fue inaugurada el 7 de marzo de 1969. Se encuentra ubicada en
Latitud: 62°12' Sur y Longitud: 58°55'W, Está situada en la Isla Rey Jorge,
Islas Shetland del Sur, La función principal de esta Base es proporcionar
información meteorológica a todo el sector de la Península Antártica, tanto
para las necesidades nacionales como extranjeras,
Además se efectúan estudios ionosféricos, control de radiactividad at-
mosférica y de la precipitación, estudios gladológicos, fenómenos espaciales,
auroras, luminiscencias y control de la flora y fauna antártica,

f) Base Aérea "Teniente RodolfQ Marsh Martin", Fue inaugurada el17 de marzo
de 1980, Se encuentra ubicada en la Isla Rey Jorge, Shetland del Sur y depende
directamente de ésta el Centro Meteorológico Presidente Eduardo Frei.
g) Base Cientifica "Luis Risopatrón", En el verano de 1957 se instaló. en las
cercanías de la Base O'Higgins, la Base Científica "Luis Risopatrón", destinada
exclusivamente a estudios científicos relacionados con el año Geoflsico Inter-
nacional.
En el mes de marzo de 1958, dicha Base fue destruida por un incendio,
siendo su dotación civil perteneciente a la Universidad Católica de Chile,
evacuada por la Armada Nacional.
h) Refugio Naval "Comodoro Guesalaga", Fue inaugurado el 28 de febrero de
1963. Se encuentra ubicado en Latitud: 67°47' Sur y Longitud: 68°53'W, Está
situado en la Isla A vian, en Bahía Margarita, Por ahora sólo se realizan trabajos
de verano y su orientación futura será servir de base de apoyo a las actividades
científicas que se desarrollarán más al Sur.
i) Sub-base Naval "Yelcho", Fue inaugurada el 18 de febrero de 1962, Se
encuentra ubicada en Latitud: 64°52' Sur y Longitud: 63°34' W. Está situada
en la Isla Doumer del Archipiélago de Palmer. Hasta el momento esta Base sólo
desarrolla programas de verano, en especial en Biología.
j) Refugio Naval "Cooper Mine", Se encuentra ubicado en Latitud: 62"23' Sur
y Longitud: 59°40'W. Está situado en la Isla Robert, Islas Shetland del Sur.
k) Refugio Naval "Yankee Bay". Se encuentra ubicado en Latitud: 62°32' Sur y
Longitud: 59°40'W, en la Isla Greenwich.
1) Refugio del Instituto Antártico "Spring". Fue inaugurado el 1° de febrero de
1973 y pertenece al Instituto Antártico Chileno. Se encuentra ubicado en
Latitud: 64°18' Sur y Longitud: 61 0 03'W, en Punta Spring de Bahía Hughes.

63
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

G. Actividades chileoas de rescate y auxilio a extranjeros


en situaciones de peligro en la Antártica
Han sido realmente varias las ocasiones en que unidades navales y aeronavales
chilenas, les ha correspondido ir, felizmente en todas ellas con resultados
exitosos, al rescate y auxilio de extranjeros que se encontraban en situación de
peligro en la Antártica, con motivo de haber experimentado algún accidente.
Estas actividades han merecido en su oportunidad al más amplio reconoci-
miento del mundo entero, y muy particularmente, del país de los náufragos,
por su hondo contenido humano y solidario; ya que en la mayor de las veces se
ha debido actuar en condiciones adversas, con riesgo de sus propias vidas, a fin
de poder rescatar a seres humanos, pertenecientes a otros países, que estaban
en peligro de perder su vida en el helado continente antártico.
Pueden destacarse algunos hechos:
a) En 1903, por disposición del Supremo Gobierno, el teniente Alberto
Chandler Bannen, de la Armada de Chile, es comisionado para embarcarse en
la corbeta A.R.A. "Uruguay", destinada al rescate de la expedición Nor-
dens~old.

b) Expedici6n Chilena del Pilote Pardo. 1916. El Gobierno de Chile dispuso que
la escampavía "Yelcho" de la Armada Nacional, con base en Punta Arenas, al
mando del Piloto Sr. Luis A. Pardo, auxiliara a los náufragos del buque
británico "Endurance".
Después de una arriesgada navegación entre los hielos y aprovechando un
canalizo de aguas libres providencialmente abierto en el pack ice en pleno
invierno, el "Yelcho" logró rescatar a los compañeros de Shakleton en circuns-
tancias verdaderamente dramáticas, el 30 de agosto de 1916. Estaban refugia-
dos en Cabo Wild, en la isla Elefante, desde donde fueron trasladados a Punta
Arenas y luego a Valparaíso.
El Gobierno de S.M. Británica condecoró al Comandante Pardo por
servicios distinguidos.
c) El vapor "Alejandro", de la insignia de Braun Se Blanchard, contratado
por la Compañía de Salvatajes de Punta Arenas, realiza el salvamento del
Buque-fábrica de bandera noruega "Solsfreif' varado en la Isla Decepción.
d) Rescate de Científicos británicos y dotaci6n chilena de la base Presidente Agui1Te
Cerda. En el verano de 1967 se produjeron grandes erupciones volcánicas en la
Isla Decepción, que destruyeron las Bases e instalaciones existentes en dicho
lugar.
La dotación chilena de la Base Pedro Aguirre Cerda, y científicos británi-
cos en Isla Decepción, fueron rescatados por intermedio de los dos helicópte-
ros navales del AP. "Piloto Pardo", en medio de una turbulenta lluvia volcánica
que no permitia visibilidad alguna y que en cualquier momento arriesgaba a
averiar y hacer caer a los helicópteros.
Posteriormente, los pilotos de los helicópteros fueron condecorados por la
Armada N aciona! con la medalla AL VALOR.

64
Carlos de Toro A1varez I VINCULACION HISTORICA DEL TERRITORIO CONTINENTAL...

e) Rescate de científicos argentinos. En febrero de 1971, mediante helicópteros


del AP. "Piloto Pardo", fueron rescatados tres científicos argentinos que efec-
tuaban estudios en Isla Cockburn, mar de WeddelL
f) Rescate de 144 pasajeros de la MIN. "Líndblad Explorer". El día II de febrero
de 1972, el buque turístico de bandera noruega "Lindblad Explorer", que se
encontraba de visita en la provincia Antártica, varó en la Bahía Almirantazgo,
Isla Rey Jorge. Ante lo cual, concurrieron al AP. "Piloto Pardo" y el AGS.
"Ye\cho" de la Armada Nacional, para rescatar a los pasajeros y su tripulación,
transportándolos sin novedad, en un total de 144 personas, hasta Punta Are-
nas. Desde allí regresaron a su país natal.
g) Apoyo al Buque Científico "Calipso". En el verano de 1973, el buque cientffico
"Calipso" fue dañado por los hielos durante su estadía en la provincia Antárti-
ca, siendo apoyado por el AGS. "Yelcho" en su travesía del paso Drake y hasta
Puerto Williams.
h) Apoyo al Buque ARA. "Zapiola". El día II de enero de 1976 se acude en
ayuda del buque argentino ATF "Zapiola" que se encontraba visitando la
provincia Antártica, y que varó en el Estrecho de Morton.

65
ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA
POLITICA INTERNACIONAL DE CHILE
EN LA ANT ARTICA
NEGOCIACIONES CHILENO-ARGENTINAS
DE 1906, 1907 Y 1908
Osear Pinoehet de la Barra

l. TITULOS COLONIALES NACIDOS


DE LA PRIORIDAD ESPAÑOLA

El origen español de la soberanía antártica de Chile no es diferente al de su


soberanía americana: las bulas del Papa Alejandro VI, de 3 y 4 de mayo y del 26
de septiembre de 1493, a los pocos meses de la llegada de Colón a América.
Conviene recordar que los Papas anteriores habían concedido a Portugal el
monopolio de los descubrimientos oceánicos, con la aceptación de España. De
ahí que cuando la Corona española hace suyos los descubrimientos colombinos,
la intervención del pontífice Borgia parece indispensable y la complementa el
Tratado de Tordesillas del 7 de junio de 1494, entre España y Portugal.
Nacen así esferas de influencia, derechos de prioridad o preferencia,
aceptados sin mucho entusiasmo por los demás príncipes cristianos de Europa,
hasta que medio siglo después, desde la Reforma, habrá oposición a estos
privilegios, especialmente de parte de naciones con grandes flotas, como
Inglaterra y los Países Bajos.
El N uevo Mundo es uno sólo, aunque es natural que la colonización avance
penosamente de norte a sur. Así avanza también la formación del territorio
chileno. La concesión a Pedro de Valdivia-"Nueva Extremadura"-, hecha a
nombre del Emperador por La Gasca (abril 18, 1548), alcanza únicamente
hasta la latitud 41°, es decir, las inmediaciones del Seno de Reloncaví. El
Monarca la amplia al Estrecho de Magallanes (septiembre 29, 1554), con salida
a ambos océanos;el Pacifico y el Atlántico, anulando concesiones anteriores a
Alcazaba y a Camargo. Por Real Cédula de igual fecha, Carlos V da a Gerónimo
de Alderete la antigua concesión de Sancho de Hoz en la Terra Australis
Incognita, al sur del Estrecho, y estos vastos territorios llegan a formar un todo
continuado desde el desierto de Atacama hasta el Polo Sur, bajo un goberna-
dor, el de Chile, desde la Real Cédula del 29de mayo de 1555, reiteradas a otro
gobernador nuestro, a Francisco de Villagra, el 20 de diciembre de 1558.
No se puede hablar vagamente de "herederos de España" en Antártica sin
mostrar antecedentes-tomo los recién exhibidos, de amplia justificación para la
época, ya que la Colonia chilena es la única que se acerca hasta los desconocidos
bordes de las tierras polares.
Así nace a la vida internacional, 430 años atrás, la primera voluntad de
soberanía de un Estado sobre el continente antártico. Coetáneamente vienen
los viajes de reconocimiento de la Capitanía General, hasta la latitud 64° Sur, en
plena zona polar. Ellos confirmarán tanto la soberanía española a toda esa zona

67
POLITlCA ANTARTICA DE CHILE
I

americano-antártica, como su exclusiva adjudicación a la alejada Cblonia.


Entre esos viajes citemos el de Hernando Gallego, en 1553, mandado por
Valdivia; el de Juan Ladrillero, en 1558, durante la gobernación de Hurtado
de Mendoza; el de Gabriel de Castilla, en 1603, bajo Alonso de River~.
La toma de posesión de Ladrillero es significativa!: ..... e dijo que tpmaba
posesión de aquella tierra, a vista del Mar del Norte (Atlántico) en nombre de
Su Majestad e de don García Hurtado de Mendoza, Gobernador e dapitán
General en las provincias de Chile ...... Conviene recordar que para geógbfos y
gobernantes, la Terra Australis se iniciaba en la ribera sur del Estretho de
Magallanes . I
La atención chilena se concentra fundamentalmente en la parte central de
Chile, pero sus autoridades políticas y religiosas, en permanentes referrncias,
no dejan la menor duda de que la preocupación nacional se extiende] como
dice el Obispo de Santiago Manuel de Alday en 1762 2 : ..... casi hasta los ultimos
ángulos de este Polo Antártico .. :', afirmación importante si se piensa q~e por
esos años (1756) los ingleses inquietos por asegurar su entrada en las islas
Malvinas, decían 3 : "Establecidos en forma permanente en las dos cos9s de la
Patagonia,la conquista de Chile se convertiría en la cosa más fácil del mlJlndo".
Eran los años (1761) en que el gobernador Manuel de Amat envíaba su
Historia a Carlos 111, situando dentro del Reino de Chile ciertas islas "deÁiertas,
despobladas y yermas", al sur del Cabo de Hornos4 • Yen que el monard ponia
(1766) bajo la dependencia de la Capitanía General de Buenos Aires (~ún no
era Virreinato), por su vecindad, la vigilancia del archipiélago de las M.tIvinas,
tratando así de preservarlo de la codicia inglesa y francesas. I
La penetración inglesa en el Mar del Sur preocupa a España }' para
prevenirla firma con el gobierno de Londres la convención de Nootka Isound
(1790) que, fundamentalmente, establece un verdadero "statu quo" Jen las
"costas que circundan los mares del sur" y en las "islas adyacentes a Am<¡rica"6,
en parajes aún no ocupados, en los que se podrá, eso sí, desembarcar transitoria-
mente para los solos efectos de la pesca. En otras palabras, España no!puede
mejorar sus derechos en las costas desocupadas y los ingleses no pueden
adquirirlos. El derecho de prioridad de España sigue protegido. Un a~tículo
secreto dispone que esta prohibición de levantar "establecimientos" qu~da sin
efecto en el caso de que un tercer país los construya, lo que no currirá en ras islas
antárticas, que serán visitadas sólo con fines cientificos o de pesca. ¡

ICarios Morla Vicuña, Estudio Histórico, Leipzig, 1903, Anexos, p. 130.


2Cit. por José Ignacio Víctor Eyzaguirre, Historia Eclesiástica, Política y Literaria de
Chile, Santiago, 1850, t. ll, pp. 249/266. 1
3Voyage ti la Mer du. Sud, fail par quelqu.es officiers commandant le vaisseau. L Wager,
Lyon, France, p. XXXVI. I
4Archivo Morla Vicuña, t. 66. .
5Roberto Marfan y, La soberanía de Castilla en las M alvinas, La Plata, Argenti a, 1951,
p.135.
6Cit. por Alejandro del Cantillo, Tratados, convenciones y declaraciones de paz y Offlercio,
Madrid, 1843, p. 623.

68
O. Pinochet de la B./ NEGOCIACIONES CHILEN()..ARGENTlNAS DE 1906, 1907 Y 1908

El tratado de 1790 preserva hasta el último día colonial un principio de


soberanía antártica que España traspasará a Chile de acuerdo a la doctrina del
Hutí possídetis juris".

2. LA REPUBLlCA MANTIENE TITULOS HEREDADOS


DE ESPAÑA

Chacabuco (1817) Y Maipo (1818) ponen su sello a la Independencia de la


Capitanía General. El 19 de febrero de 1819 el inglés WilIiam Smith avista la
isla Livingston, del archipiélago ShetJand del Sur, una de las islas "desiertas,
despobladas y yermas" vecinas a América. Desde entonces, Valparaíso es el
punto obligado de acceso de loberos y balleneros.
Desde ese puerto parten inmediatamente los reconocimientos de la Mari-
na inglesa, a cargo de Edwards Bransfield. En Valparaíso se organizan asimis-
mo las primeras expediciones comerciales, como las del navío "Dragón"7,
matriculado en ese puerto y con capitales chilenos, y otras que consigna el
viajero alemán Peter Schmidtmeyer, quien estaba en Valparaíso en 1821 8 :
"Antes de que yo abandonara Chile, comerciantes de Valparaíso habían envia-
do algunos barcos británicos a Nueva Shetland, en busca de pieles de foca ... " y
agrega un comentario curioso y ampliamente optimista respecto al futuro de
las fábricas de sombreros de Santiago, que progresan por esos días: ..... a su
perfeccionamiento pueden contribuir ahora las focas de Nueva Shetland".
El movimiento hacia las islas es grande. Es, asimismo, uno de los temas de
conversación en Va1paraíso yen Santiago, y hasta Mary Graham deja constan-
cia de su descubrimiento al pasar por el Cabo de Hornos en abril de 1822.
En octubre de ese año se promulga la nueva ConstitucióQ con un artículo
que señala el mencionado cabo como el límite austral de Chile. Se ve que los
constituyentes no han captado en toda su importancia la existencia de esas islas,
únicamente pobladas de focas y lobos de un pelo. O'Higgins, por el contrario,
ya en su destierro del Perú, hace suyas las expresiones del llamado "Bosquejo
Comparativo" que acompaña con carta del 20 de agosto de 1831 a su amigo el
capitán Coghlan de la Real Marina Inglesa. Sus términos, ampliamente repeti-
dos, son de enorme imporlancia para captar la conciencia que chilenos ilustra-
dos como el Padre de la Patria tienen de los derechos de su país en el archipiéla-
go antártico9 : "Chile Viejo y Nuevo se extiende en el Pacifico desde la bahía de
Mejillones hasta Nueva Shetland del Sur... Chile posee evidentemente la llave
del Atlántico desde el grado 30 de latitud Sur, hasta el Polo Antártico, y la de
todo el gran Pacífico".
Pasan 10 años y O'Higgins se da cuenta que tanto el aprovechamiento de
las riquezas antárticas, como el control de la explotación extranjera, no podrán

7Ernesto J. Fitte, El descubrimiento de la Antártida, Buenos Aires, 1962, p. 75.


HPeter Schmidtmeyer, Víaíe a Chile a través de los Andes, Buenos Aires, 1947, p. 288.
9Cit. en Revista Chilena, diciembre de 1923, p. 216.

69
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

hacerse desde la zona central del país. Colonizar el extremo austral de América
le parece indispensable y emprende, en la última etapa de su vida, una d~cidida
campaña de la cual queda constancia en nutrida correspondencia. En hna de
las cartas, dirigida en mayo de 1841 a otro inglés, el capitán John H. Srhith, le
manifiesta lO que desea regresar a Chile en septiembre de ese año, "parÜcular-
mente.con el objeto de recomendar la colonización de los Estrechos dejMaga-
Hanes ......
El tratado de limites con Argentina, de 1881, reconoce la soberanía hilena
en el extremo más austral de América. De ahí al archipiélago antártico loo hay
más de 500 millas que nuestros loberos hacen sin mayores dificultades. sh labor
se reglamentará por decreto supremo cuya confección encarga el 21 del marzo
de 1883, el Presidente de la República, Domingo Santa María, y el Mini~tro de
Relaciones Exteriores y Colonización, Luis Aldunate Carrera, al capitán de
navío Alfredo de Rodt y al señor H.A. Howland. Este reglamento tleberá
referirse a la caza de lobos marinos "en las aguas, estrecho y can,ues de
MagaHanes". ¡
En esta misma linea está la Ordenanza de Pesca de lobos marinos y de focas
del 17 de agosto de 1892, destinada a aplicarse "en las costas, islas yl mares
territoriales de Chile", firmada por el Presidente de la República Jorge Montt y
su Ministro de Industrias y Obras Públicas D.V. Dávila Larraín. I
Tres años después, en 1895, tiene lugar en Londres el Sexto Congreso
Internacional de Geografía, y luego en 1901, el Séptimo Congreso, en herlín.
En ambos se propicia el conocimiento geográfico de la Antártica. Chile cbopera
con exploradores de la categoría del belga De Gerlache (1897) y del sueco
Nordenskjold (1901-03). En las notas que intercambian los gobiernos delSuecia
y Chile (agosto de 1901), el primero de ellos pide y obtiene nuestra co10pera-
ción, haciendo ver el interés que la expedición Nordenskjold tendr~ para
Chile 11 , "pues recogerá datos y experiencias respecto de la pesca de ballenas y
de focas en aquellas remotas regiones". I
Es que Punta Arenas, la ciudad más cercana a la Antártica, sigue muy
activa en materia de caza y pesca en la zona austral. EI31 de diciembre die 1902
el Presidente Germán Riesco (1901-1906) y su Ministro de Industrias y!Obras
Públicas, Augusto Gana Urzúa, otorgan a Pedro Pablo Benavides por Decreto
Supremo N° 3.310 de esa fecha, la primera concesión para pescar eJ aguas
antárticas hecha por cualquier país en el mundo l2 . I
La exclusividad de nuestros títulos en el archipiélago del Cabo de Hornos,
confirmada por el mencionado tratado de límites de 1881, alienta la tdnsfor-
mación del derecho de preferencia español en Antártica, en un real deret¡ ho de
soberanía territorial.
J unto a la confirmación oficial de nuestra presencia está el trab<Ú01 de los
loberos chilenos en el terreno mismo. En julio de 1902 parten a las Shetlrd del

IOCasimiro Albano, Memoria del Excmo. Sr. Don Bernardo O'Higgins, Santiag~, 1844.
IICit. por Julio Escudero, Cincuentenario de la po/(tica ant4rtica chilena. Boletín de la
Academia Chilena de la Historia, 1953, N° 48, p. 75.
12Cit. por Oscar Pinochet de la Barra, La Ant4rtica Chile7Ul, Santiago, 1944, . 142.

70
O. Pinochet de la B. I NEGOCIACIONES CHILENO-ARGENTINAS DE 1906, 1907 Y 1908

Sur las goletas "Archie" y "Pichincha"; en diciembre siguiente, la "Rippling


Wave" y un "schooner" especialmente adquirido en los Estados Unidos 13.
El belga De Gerlache reconoce en 1897 la actividad de esas goletas cazado-
ras partidas de Punta Arenas 14 yel francés Charcot la ratifica en 1908, cuando
llega a la isla Decepción en su segundo viaje a la región 15: "Es más que probable
que las pequeñas goletas chilenas que venían hasta hace algunos años a buscar
ese precioso botín en este archipiélago (Shetland del Sur) debían hacer escala
ahf (isla Decepción)".

3. CHILE COMPLETA SU OCUPACION ANTARTlCA EN 1906

Las incursiones de las goletas chilenas a las islas antárticas y al borde de la


barrera de hielo, la concesión Benavides de 1902 para pescar en aguas antárti-
cas, fueron seguidas en 1906 por una serie de medidas que significaron la toma
de posesión efectiva de Jo que el derecho de prioridad español nos había ya
señalado en tiempos coloniales.
Una enumeración de los hechos más importantes de ese año indica:
a) Decreto N° 260 del 27 de febrero de 1906 del Presidente Riesco y del
Ministro de Relaciones Exteriores Federico Puga Borne, que autoriza a los
señores Enrique Fabry y Domingo de Toro Herrera para ocupar los siguientes
"bienes nacionales": "Diego Ramírez, Shetland y tierras situadas más al sur",
por el término de 25 años;
b) Proyecto de ley enviado en junio al Congreso Nacional por el nuevo
Ministro de Relaciones, Antonio Huneeus Gana, para solicitar la suma de
$ 150.000 destinados a una expedición antártica y a la construcción "en las
tierras antárticas de una estación meteorológica";
c) Comunicación del Ministro Huneeus al de Guerra y Marina, general
Salvador Vergara, del 2 de julio, con una exposición acerca de nuestros
derechos soberanos "sobre las islas australes -Orcada, Shetland- y el Conti-
nente Austral";
d) Decreto N° 2.905, del7 dejulio, del Presidente Riesco y del Ministro del
Interior Joaquín Prieto, que autoriza al existencia legal de la Sociedad Ballene-
ra de Magallanes, formada especialmente para cazar ballenas en Antártica;
e) Memoria al Congreso Nacional del Ministro de Huneeus, el 18 de
septiembre, con la mención de nuestras "posesiones en la región polar";
f) Decreto N° 1.314, del 1° de diciembre -ahora en el gobierno del
Presidente Pedro Montt-, del gobernador de Magallanes, capitán de Navío
Froilán González, que autoriza a la Sociedad Ballenera de Magallanes para
ocupar una de las islas Shetland del Sur con una "estación de pesca y recalado"

15Mateo Martinic, Actividad lobera 'J ballenera en litorales 'J aguas de Magallanes 'J
AntáTtíca, Revista de Estudios del Pacífico, diciembre de 1973.
I4Adrien De Gerlache, Quince mois dans l'Antarctique, Bruxelles, 1902, p. 68.
!sJean Charcot, Le Pourquois-Pas? dans l'Anlarctique, Paris, 1910, p. 33. .

71
POLlTlCA ANTARTICA DE CHILE

que sirva además de refugio a expediciones de otros países en el con ,inente


austral.
Estas seis medidas de gran importancia -<oncesiones de territorio, decre-
tos de ocupación, instalación de foqueros y balleneros en el terreno mismo--
realizadas en la parte de costa accesible de la Antártica, permitiel'on prdyectar

¡
un sector hacia el interior del continente, con su vértice en el Polo Sur, para el
cual se precisarían limites unos años después, en 1940. .

4. PRESIDENCIA DE RIESCO.
NEGOCIACIONES ANT ARTICAS CON ARGENTINA DE 19,6

Este perfeccionamiento de derechos antárticos se efectuó antes de que I rgen-


tina y Gran Bretaña pudieran hacer lo mismo. Los ingleses sólo reaccionaron
en julio de 1908 y marzo de 1917. Buenos Aires manifestó su inqUietUd en
Santiago, en 1906, pero no pudo mostrar, ni por la acción oficial ni por el
trabajo de sus habitantes, una labor semejante a la nuestra, en las Shetla,nd del
Sur en la península antártica. ¡
Argentina se había hecho cargo en 1904 del observatorio meteordlógico
instalado por los ingleses en un islote del archipiélago Oreadas del SurJ Tam-
bién hubo algunos viajes de la cañonera "U ruguay", habiendo participado en el
de noviembre de 1903, para salvar al expedicionario Nordenskjold, el tdniente
2° de la Marina de Chile, Alberto Chandler Banner l6 . Al no tenerl como
nosotros la calidad de herederos de España, su actividad científica y de eXplora-
ción no podía equipararse a la nuestra y no irradiaba más allá del [recién
mencionado archipiélago.
La atención de Santiago y Buenos Aires, a comienzos de este siglb, está
evidentemente dirigida al sur. En Chile, tanto en la Presidencia de G~rmán
Riesco (1901-1906) como en la de Pedro Montt (1906-1910) hay una m~rcada
inquietúd antártica en dos hombres de gran cultura geográfica e hislórica:
Federico Puga Borne y Luis Risopatrón; médico, profesor de historia, ~olítico
y diplomático, el primero; ingeniero geógrafo y experto en límites, el se~undo,
especialmente en los de la región austral. '
En la destacada labor de afianzamiento de 1906 interviene, en Jrimer
lugar, en el mes de febrero, el Ministro Puga Borne, en todo lo concerni~nte al
Decreto N° 260 en favor de los señores Fabry y De Toro Herrera. Ahorh bien,
en abril, al designarse allleñor Montt como candidato para suceder a Ridsco en
la Presidencia, salta a la prensa con caracteres de escándalo, esta concesiÓn que,
se dice, entregaba sin propuesta pública alrededor de 2 millones de hecbreas.
Los diarios de la época publican, a par.tir del 27 de ese mes, una s~rie de
articulos y comentarios crlticos. I
Afortunadamente queda a salvo lo relativo a nuestros derechos. Dice El
Diario Ilustrado (abril 29, 1906): "La República Argentina ha hablado has~ aquí
de las islas Nueva y Picton, pero ninguna de éstas entr~ en la concesióp y los
terrenos e islas que entran en ésta no han sido jamás discutidos por hación
alguna del mundo". Es conveniente recordar que, además de territorios meri-

72
O. Pinochet de la B. ¡ NEGOCIACIONES CHILENQ.ARGENTlNAS DE 1906,1907 Y 1908

canos, el Decreto N° 260 menciona explícitamente otros antárticos: "Shetland y


tierras situadas más al Sur".
Las declaraciones a la prensa de Miguel Cruchaga Tocornal, Ministro del
Interior, reproducidas por El Ferrocarril (abril 29, 1906), no pueden ser más
claras acerca del conocimiento que el gobierno tiene de nuestros derechos
polares: "En una ocasión habló (Cruchaga) con el Presidente de la República y
con el señor Puga Borne sobre la situación de absoluto abandono en que se
encuentran muchas islas de la región austral del territorio y sobre la convenien-
cia de estudiar este punto a fin de adoptar algunas medidas de carácter
administrativo que sirvan para que en ningún evento pueda Chile ver pertur-
bado el ejercicio de sus derechos de soberanía en aquellos extremos apartados
del país".
Federico Puga Borne tiene que dejar el Ministerio. Le sucede, desde mayo
de 1906, Antonio Huneeus Gana, tan interesado como él en nuestra soberanía
antártica. Es natural que se le haya acercado el recién nombrado Ministro
Plenipontenciario de Argentina en Santiago, Lorenzo Anadón, y hayan con-
versado del futuro de la Antártica Americana. Un autor argentino dice que el
10 de junio de 1906, Anadón habría presentado una formal nota de protesta y
agrega l7 : "No nos ha sido posible hallar el texto completo de esa nota ... es
curioso que ninguno de los tratadistas, ya sea chilenos o argentinos que se han
referido al problema antártico, la hayan mencionado" .Afirma asimismo que el
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina tampoco publicó las
Memorias correspondientes a 1906, 1907 Y 1908. Por lo que parece, la nota
"fantasma" continuará en el misterio.
Con o sin protesta, entre Huneeus y Anadón se conversó de asuntos
antárticos. El primero de ellos lo reconoce en la Memoria del 18 de septiembre
de 1906 que mencionamos: "Nuestras relaciones con la República Argentina
han progresado en cordialidad y en nada las menosc~ban las diferencias
subsistentes acerca de la determinación de nuestras fronteras en el Canal
Beagle y acerca de algunas posesiones en la región polar... Los territorios
antárticos en estudio son materia propia de exploraciones aún no completas,
que urge estimular, y a las cuales se habrán de seguir avenimientos que todo
hace fáciles entre los gobiernos chileno y argentino"18.
Varios años después el señor Huneeus relata su gestión antártica de 4
meses, con las siguientes palabras 19 : "Para formalizar la soberanía de Chile en
la región antártica inicié con el Ministro Plenipotenciario argentino, don Lo-
renzo Anadón, diplomático de las más esclarecidas cualidades, una negocia-
ción con los fines bien definidos y explícitos de proceder de acuerdo en todo
cuanto se refiere a esos territorios y, expresamente, de explorarlos y perfeccio-
nar en ellos los títulos soberanos que a Chile y a Argentina, respectivamente, les
pertenecen. En el curso de esa gestión le propuse al Ministro la idea de realizar

16Véanse' Escudero, J. loe. cit.


17Juan Carlos Puig, La Antártica Argentina anl.e el derecho. Buenos Aires, 1960, 176.
18Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores, 1906, p. 9.
19Antonio Huneeus Gana, Antártida, 1948, p. 11.

73
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

investigaciones a expensas comunes mediante una Comisión Mixta y una


corbeta tipo Uruguay. El señor Anadón deliheró conmigo muy cordial ente y
me expresó que consultaría a su Gobierno. pero nunca recibí la re puesta
prometida. Me inclino a pensar que el Gobierno de Buenos Aires prefirió en
aquel momento abstenerse de todo compromiso y adelantar sus propi+s ante-
cedentes. Esta negociación le imprimió al título soberano de Chile en la Antárti-
ca un alcance internacional, puesto que el ministro de Argentina la admitió a
estudio y la transmitió a su Gobierno". I
La "respuesta prometida" no llega jamás puesto que el Gobierno argentino
prefiere llevar adelante, solo. la exploración propuesta, sin avisar a Cllile. Ya
veremos que esta proyectada exploración no prosperará. I
5. PRESIDENCIA MONTT. NEGOCIACIONES ANT ARTIClS
CON ARGENTINA DE 1907 Y 1908

EI18 de septiembre de 1906 asume el nuevo Presidente de la República Pedro


Montt, pero deberá pasar un año antes de que las gestiones continúen.
Aquí debemos entrar a analizar, por primera vez, una negociacidn poco
conocida por los estudiosos. Es la llamada Puga Borne-Anadón. Su ~rimer
antecedente es la serie de consultas mantenidas el año anterior. Sabemos que
las negociaciones antárticas chileno-argentinas de 1907 y 1908, comien~an por
iniciativa del Gobierno de Buenos Aires en el mes de junio del primero kIe esos
años. El interlocutor de Anadón es ahora Federico Puga Borne, quien Jura en
la cartera de Relaciones Exteriores y Colonización el 12 de ese mes y continuará
en ella hasta el 29 de agosto de 1908. •
El Ministro de Relaciones Exteriores y culto del país vecino, Estfmislao
Zeballos, aprovecha para reiniciar la amistad que le liga con LUis~Montt.
hermano del Presidente y Director de la Biblioteca Nacional. Para ese o ~eto lo
invita a Buenos Aires, donde permanece del 12 al 25 de abril de I 07. De
regreso de esas conversaciones, Don Luis lleva al Presidente un memorkndum
que contiene una doble proposición: la firma de un tratado de alianza defensi-
va y la de un convenio comercial. La materia motiva entonces un ~utrido
intercambio de correspondencia. I
El Memorándum argentino es contestado el 6 de julio con otro que
contiene varios elementos nuevos, entre ellos: a) La participación del Brasil en
el tratado de alianza; b) Una declaración sobre limites, habiendo ya terrhinado

.
polares incluidos en la llamada Antártica Americana 20 • 1
la demarcación con arreglo al fallo inglés, y c) Precisión acerca de los tertitorios

Tanto Chile como Argentina han estado muy activos, como se vi ' , en la
región polar. Argentina ha pagado S 5.000 por el traspaso del observatJrio del
islote Laurie (Orcadas), de manos del escocés WiIliams S. Bruce, desdJ enero
de 1904. También proyecta instalar en la isla Wandel, al Sur del archipiélago
Palmer y al Oeste de la península antártica, una nueva estación científIca.

20 Asi la denominan De Gerlache (1902), Nordenskjold (1904) yel geógrafolchileno


Luis Risopatr6n en su articulo de los Anales de la Universidad de Chile de 1907. .

74
O. Pinochet de la B. {NEGOCIACIONES CHILENO-ARGENTINAS DE 1906,1907 Y 1908

La actividad de la Sociedad Ballenera de Magallanes va en creciente


aumento y el mismo Anadón lo menciona al Ministro Zeballos el 28 de septiem-
bre de 190721 : "En la Cancellería (chilena) se me ha enseñado un expediente,
que acaba de venir de Punta Arenas, con todas las piezas referentes a un
permiso para cazar ballenas en las islas Elefante (Shetland del Sur), expedido
por la gobernación de Magallanes". Le agrega que los británicos de las Malvinas
obligan a la compañía a pagar derechos por los cetáceos cazados.
Desde la iniciación de las reuniones se adviene que los puntos de vista de
los representantes de Chile y de Argentina son opuestos y que los dos países
. aspiran a ver reconocida su soberanía a la totalidad de las 11 islas Shetland del
Sur y a la península antártica.
No es de extrañar, entonces, que Zeballos instruya a Anadón el 21 de
agosto, luego de conocer el Memorándum chileno del 6 de julio, que debe
prolongarse a la Antártica el meridiano divisorio de la Isla Grande de la Tierra
del Fuego, el 68°34' , para dejar así en poder de Argentina todos los territorios
anteriormente mencionados. Da como razón, además del puesto meteorológi-
co de las Orcadas del Sur, la siguiente22 : "Adviértase V.E. que la isla Wandel,
que tenemos ocupada, está al Este de esa línea ... ". Zeballos habla asimismo de dos
expediciones de la cañonera "Uruguay".
En reunión del 29 de agosto, Anadón propone a Puga Borne el meridiano
del Cabo de Hornos, el 67°17' , Yéste le hace una contraposición según la cual el
límite antártico chileno-argentino sería una línea trazada desde un punto
equidistante de las Oreadas del Sur y de las Shetland del Sur, en la longitud 50°
Oeste, la que luego se dirigiría al extremo norte de la península antártica,
dividiéndola en dos 23 •
El 6 de septiembre, el Ministro Puga Borne entrega al representante
argentino un proyecto de Tratado Complementario de Demarcación de Lími-
tes. En su artículo l° se refiere al canal Beagle y traza una línea que 70 años
después, en 1977, el fallo arbitral inglés confirmará. En su artículo 2° se lee:
.. Ambos gobiernos, directamente interesados en evitar cuestiones con motivo
de los actos de ocupación efectiva de las islas y continentes de la Antárti~a
Americana, gan acordado trazar el límite divisorio en esa zona por una línea
que, pasando entre las islas Clarence y las Oreadas del Sur, va a la punta de.más
al Norte que desprende el monte Bransfield, y sigue por el continente en una
situación intermedia a las dos costas. Las tierras e islas situadas al oriente de esa
línea pertenecerán a la República Argentina, y a Chile las situadas al occidente.
La expresada línea divisoria es la que aparece trazada en el plano que acompa-
ña este convenio, que será firmado por los negociadores como parte integrante
del convenio,,24.

2lNora L. Siegrist de GentiH, El proyecto secreto de alianza defensiva entre Argentina y


Chile Y las cuestiones limítrofes (islas del Atlántico Sur y Antártida), 1906-1908. Revista "Karu
Kink.a", Bs. As., junio 1981, p. 73. Atención del Sr. Mateo Martinic.
221bld., p. 72.
23Libro copiador de Actas. Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
24Ver nota ·23.

75
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

En la historia de la Antártica, ésta es la primera proposición de divi~ión de


soberanías que se conoce. '
Los limites de la Antártica Americana para esta negociación son 'os que
acaba de propiciar Luis Risopatrón, Director de la Oficina de Limites~ 25° al
90° Oeste de Greenwich. El mapa en que aparece trazada la propuesta línea
divisoria chileno-argentina es del mismo geógrafo. I
El señor Anadón se manifiesta descontento, insiste en que Argentina
mantiene un observatorio en las Oreadas del Sur y otro en la isla WandelL Como
las Oreadas del Sur quedan fuera del trazo chileno, el otro Obse~~atoriO
argentino, el de la isla Wandel, es de decisiva importancia. Pero sucede que no
existe tal observatorio, que no se le ha construido sino en el papel. ¿ ué ha
pasado? Que el Ministro Zeballos, conocido por sus ímpetus nacionali tas, ha
lanzado una fanfarronada; 'porque el observatorio de la isla Wanddl no se
construirá jamás. Veamos.
El20 de diciembre de 1906, al salir de Buenos Aires el barco "Aus{~a1" con
el personal y los implementos para instalar dicha construcción, encalla en un
bajo de arena del Río de la Plata, en el canal de Punta Indio, y se hunde tuando
tratan de zafarlo. Grave contratiempo que, de no producirse, podríÁ haber
traído problemas a Chile. A Argentina, por su parte, le interrumpe sur miste-
riosos planes unilaterales, los mismas que el Ministro Huneeus había propues-
to a Anadón seis meses antes ... Un autor argentino comenta 25 : ..... <füe) un
rudo golpe para nuestras actividades científicas en la Antártica". I
Este incidente no podía dejar de conocerlo Estanislao Zeballos, ochb meses
después de ocurrido y, sin embargo, sus instrucciones a Anadón soJ26: "Se
podría dar por hecha(sic) la ocupación de la isla Wandel" (29 de ag.osto) y
"Expedición isla Wandel está reparando averías. Salió principios de añt. Es un
hecho consumado ..... (31 de agosto).
Buenos Aires no tiene otro título en que apoyar sus pretensiones a las
Shetland del Sur. En contraste, la Sociedad Ballenera de Magallands sigue
trabajando ahí en forma continua -y lo hará hasta el verano de 1914-. Les
acompañan los barcos cazadores de la Sociedad Ballenera de Corral. E~ la isla
Decepción quedan construcciones y un depósito de carbón que será us~do por
balleneros de otros países y por exploradores como Charcot. ,
Pasan 2 'días desde la última comunicación de Buenos Aires. Es 2 de lel
septiembre de 1907. El Ministro Zeballos comienza a ceder, pero insiste a
Anadón con rara pertinacia en el proyecto de Wandel 27 : "Expedición Wandel
pronta. Sin embargo, aceptaríamos como último limite el meridiano qu¡ pase 3
millas al oeste dicha isla, dividiendo así con Chile este archipiélagb ... ". El
meridiano de la isla Wandel es el 66°18' , Un grado al Este del meridikno del
Cabo de Hornos. Lo que ofrece Zeballos como gran concesión es ap~nas un
grado.

2!'>lbíd., p. 146.
26lbld., p. 72.
27Ver nota 21.

76I
O. Pinochet de la B./ NEGOCIACIONES CHILENO-ARGENTlNAS DE 1906, 1907 Y 1908

La posición del Ministro argentino se mantiene y Anadón demor~ hasta


octubre el envío del proyecto de Tratado Complementario. Varias semanas
después de recibirlo, Zeballos comunica a Anadón 28 : "En la cuestión de las
posesiones polares, d señor Puga Borne ha pedido una línea inadmisible,
porque toma la mayor parte del territorio que la República Argentina posee de
hecho, pues tiene allá dos observatorios astronómicos(sic) y tres estaciones de
refugio, instalados con grandes gastos ... " (diciembre 11 de 1907).
Es interesante el reconocimiento de Zeballos de que sólo tiene una "pose-
sión de hecho", sin antecedentes que justifiquen la ocupación. Puga Borne no
deja pasar la ocasión y le dice al plenipotenciario argentino: "si no fuera por no
romper la buena armonía que reina en nuestras discusiones le diría al gobierno
argentino que ha hecho mal en ocuparlos"29.
Cinco puntos de ocupación ... que, como se ha visto, es nada más que Uil
puesto meteorológico cedido por el escocés Bruce en 1904, con la posterior
aclaración inglesa, a través del Ministro residente en Buenos Aires, William
Haggard (agosto de 1906) que "el grupo de las islas South Orkneys es territorio
británico,,3o.
Gran Bretaña, alertada por la ocupación chilena y las negociaciones chile-
no-argentinas, prepara un decreto de anexión de la Antártica Americana,
muchas de cuyas costas ha descubierto. Zeballos escribe: "Inglaterra reclama
todas esas tierras. Tendremos que defendernos unidos" (agosto 31, 1907)31.
Puga Borne agrega unos días después: "Se deduce la conveniencia de que los
dos gobiernos, de Chile y Argentina, aúnen su acción para hacer valer sus
derechos en contra de la pretensión inglesa" (septiembre 25, 1907)32.
Zeballos planea entonces un encuentro con el Ministro Puga Borne en
Juncal o en otro punto vecino a la frontera: también puede ser en Santiago.
Nada de eso resulta. Puga Borne está bien informado por su Ministro en
Buenos Aires, Miguel Cruchaga Tocornal, quien -según vimos- ya conoce
bien el asunto y le escribe muy interesado: "La cuestión de las tierras polares es
de especial importancia"33. Es el 10 de febrero de 1908. Pocos años después
(1921), el señor Cruchaga dejará estampadas en su Tratado de Derecho
Internacional palabras que revelan la calidad de los títulos chilenos en la
Antártica Americana34 : "La ocupación de la isla Decepción por súbditos chile-
nos que se dedican a la caza de focas es de las que pueden presentarse como más
perfectas ante el derecho".

28Véase Siegrist, N. loe. cit., p. 75.


29Ver nota 23.
30Armando Braun Menéndez, Pequeña Historia Antártica Buenos Aires, 1973, p.
111.
31Ver nota 21.
32Ver nota 24.
33Ver nota 24.
34Miguel Cruchaga Tocornal, Nociones de Derecho Internacional, Madrid, 1921, p.
333.

77
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Fracasado el encuentro con Puga Borne, Zeballos presenta al Presidente


Figueroa Alcorta, en enero de 1908, un extenso memorándum con el estado de
las negociaciones que se llevan a cabo en Santiago. En este documentol-y en
relación con el caso Beagle- ZebaJlos hace una afirmación que posiblJmente
tiene para él carácter general 35 : "Chile nunca transa cuando se trata d~ tierra,
en cuya materia no tiene amigos ni aliados". Califica asimismo de "inadJisible"
y "caprichosa" la línea divisoria propuesta por Puga Borne para la Arltártica
Americana. Ya no menciona más, eso sí, el misterioso observatorio dJ la isla
Wandel. Luego propone: "Sin embargo, si las pretensiones de Chile Ifueran
irreductibles se le podría hacer alguna concesión de tierras en esa regirn que
difícilmente poblaremos ... "36. Pero sigue pensando en el meridiano del Cabo
de Hornos. I
El Ministro Lorenzo Anadón viaja ese verano a Buenos Aires y a su regreso
a Santiago continúa las tratativas. Esta vez propone ftiar una línea dem~rcato­
ria intermedia entre la indicada por Santiago, el meridiano 50° Oeste, qLe deja
al lado chileno todas las islas Shetland del Sur, y la de Buenos Aires, el
meridiano 67°17', que deja aliado argentino el mismo grupo. I
Para la reunión mencionada, del 18 dejunio, Anadón llega a La Moneda a
las 11 de la mañana. Ahora es él quien está apurado, ya que es inminbnte el
retiro del Ministro Zeballos. Despliegan un mapa de la Antártica y Pug~ Borne
le dice que, como una transacción final, la divisoria antártica podríJ ser el
meridiano 59°30' Oeste, que pasa por el estrecho de Nelson, entre I~s islas
Nelson y Roberts, de las Shetland del Sur37 • 1
El Ministro Plenipotenciario argentino lo comunica por telegram de 19
de junio de 1908 a Estanislao Zeballos, con las siguientes palabras38 : "Hemos
conferenciado con el Ministro Puga Borne. Aunque había visto al Presidente,
quedó en buscarlo a la tarde para reunirnos otra vez, pero me anticipó ~ue no
firmaría sino conjuntamente el tratado político con el comercial y el de límites.
En cuanto a la demarcación (polar) pretende el meridiano que pasa al Obciden-
te de la isla Nelson, es decir, próximamente un grado más que la línea Qfretida por
V.E. Desean un grupo de las islas (Shetland) en el interés de la pesca, alJgando
además que su pretensión es justa por la menor distáncia de esas tierras ~l Cabo
de Hornos". Agrega Anadón: "Yo pienso, sin embargo, que se debe insistir en
la línea ofrecida, que es suficientemente generosa" y termina: "RUego[la V.E.
una contestación inmediata".
Y la respuesta de Zeballos -dice Nora Siegrist de Gentili, estudi sa del
tema, de quien hemos tomado las referencias argentinas- llega a la~ pocas
horas y es la siguiente 39 : "Parta la diferencia. Acepte una línea intermddia, es
decir, conceda medio grado más ...". En otras palabras, si Chile proponía el límite
antártico en el 59°30' (estrecho de Nelson) y Argentina en el 60°30', la pro-

S5Yéase Siegrisl. N. loe. cit., p. 79.


S6Yer nota 21.
S7Yer nOla 24.
sSlbíd., p. 80.
s9Ibíd., p. 81.

78
O. Pinocha de la B. / NEGOCIACIONES CHILEN()..ARGENTINAS DE 1906.1907 Y 1908

puesta última de Zeballos, de partir ese grado, nos llevaba al meridiano 60°, o
sea, al estrecho de Mc Farlane, entre las islas Greenwich y Livingston.
Nada de esto alcanzó a formalizarse, pues en ese momento termina la
negociación por renuncia de Zeballos al Ministerio, a petición del Presidente
Figueroa Aleorta, y le sucede Victorino de la Plaza.
¿Qué significaba, prácticamente, esta última línea limítrofe antártica entre
los negociadores Federico Puga Borne y Lorenzo Anadón? En cuanto al
archipiélago Shedand del Sur, que Argentina se quedaba con las islas Clarence,
Elefante. Rey Jorge, Nelson, Roberts y Greenwich, y Chile con Livingston,
Low, Snow, Smith y Decepción. Al continuar el meridiano 60° hacia el Polo,
dejaba el extremo nororiental de la península antártica a la Argentina, ya Chile
toda su parte austraL
A partir de la proposición inicial de ambos negociadores -Chile el meri-
diano 50° y Argentina el 68°34' (Tierra del Fuego)-, Puga Borne ha termina-
do cediendo lOgrados y Anadón 8 grados y medio. En el fondo, mientras
Argentina se queda con una zona que irradia desde las Orcadas del Sur la
actividad de su observatorio meteorológico, Chile conserva gran parte de la
región donde trabaja la Sociedad Ballenera de Magallanes, con su centro en la
isla Decepción.
El 9 de julio de 1908, Puga Borne dirá en telegrama a Cruchaga T ocornal,
Ministro Plenipotenciario en Buenos Aires: "Deploro vivamente obra no haya
sido coronada durante Cancillería Zeballos,,41J. Doce días después, el 21 de
julio, Gran Bretaña publicará sus Cartas Patentes para f~ar los meridianos 20°
y 80° Oeste de Greenwich como límites de las que llama Dependencias de las
islas Falkland. Las predicciones de los negociadores de 1907 y 1908 se han,
desgraciadamente, cumplido.

6. SITUACION ANTARTICA CHILENO"ARGENTINA


AL ENTRAR EN VIGENCIA EL TRATADO DE 1950

En contraste con el espíritu negociador de Chile y Argentina, Gran Bretaña


prefiere la poUtica de hechos consumados. Primero con la dictación de las
Cartas Patentes de 1908 y 1917 Yluego, en 1955, con el recurso unilateral a la
Corte Internacional de Justicia, que los gobiernos de Santiago y Buenos Aires
rechazan.
Desde el final de la Primera Guerra Mundial y hasta la década de los años
40, Chile y Argentina limitan su actividad antártica. Habrá que esperar la
dictación del Decreto N° 1.747, del6 de noviembre de 1940, que limita el sector
chileno - con límites anticipados por las concesiones a los balleneros chilenos y
por los términos de las negociaciones ya indicadas-, para que se reinicien los
contactos entre Buenos Aires y Santiago y la labor en el sector polar.
En esta etapa no hay nuevos antecedentes históricos que sirvan de base a la
poUtica antártica de Chile y Argentina. La contienda ha quedado fgada en las

40Ver nota 24.

79
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

negociaciones de 1906, 1907 Y 1908. El acuerdo que entonces no se pbtuvo,


tampoco se puede conseguir en las conversaciones Escudero-Ruiz Moreno,:
realizadas en Santiago del 14 al26 de marzo de 1941. Chile se hace repr~sentar
porel profesor de Derecho Internacional Público,Julio Escudero, y Al'entina
por Isidoro Ruiz Moreno, Consejero Legal del Ministerio de Relacion s Exte-
riores y Culto. Al final de ellas se suscriben 9 actas. El comunicado ar entino
expresa en parte4l : "Ha quedado desde ya establecido que ambas re· úblicas
tienen derechos indiscutibles de soberania en· la región antártica vrcina, y
reconocido su mutuo propósito de enfocar una polftica amistosa para I' deter-
minación de los mismos".
¿Cuál es el límite de esos "derechos indiscutibles de soberanía? La ' eclara-
ción conjunta del 4 de marzo de 1948 lo precisa un poco más. Firmadk por el
Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Germán Vergara Donoso, Iy por el
Embajador en misión especial, Pascual La Rosa, comienza aceptand~ como
lfmites de la Antártica Sudamericana los que señalara Luis Risopatrón en 1907:
el 25° Y el 90° Oeste de Greenwich. I
Aquí debe tenerse en cuenta que Argentina ha f~ado, en mapa oficial de
1942, los meridianos 25° y 74° Oeste como límite de su sector. Tom,ndo en
cuenta que los límites chilenos son los meridianos 53° y 90° Oeste, tay una
superposición de 21 grados que va del meridiano 53° al 74°. De más ~stá por
decirlo, ambos paises siguen pretendiendo todo el archipiélago Shet~and y la
península antártica. '
Enseguida, la declaración de 1948 constata la existencia en Ant~rtica de
una "zona de frontera no definida". De esta manera, los gobiernos de Chile y de
Argentina están de acuerdo en que la Antártica Americana se dividd en tres
porciones: a) Del 25° al 53° Oeste, 28 grados geográficos que Chile r~conoce
como argentinos, b) Del 53° al 74°, 21 grados de "zona de frontera nod~finida"
y c) Del 74° al 90°, 16 grados que Argentina reconoce como chileno~. . .
La existencia de una "zona de frontera no definida" no ha sido del agrado
de algunos publicistas argentinos, como el profesor y tratadista Jua¿ Carlos
Puig, quien ha afimíado que "el máximo beneficiado con el acuerdo fJe Chile"
y que la Cancillería argentina actuó con ligereza al aceptar "un ve~dadero
condominio"42, que yo he llamado "un condominio de hecho.. 43 • I
Cuando el Tratado Antártico entra a regir, el 23 de junio de ~961, se
congela lo litigioso antártico en un verdadero statu qua a esa fecha. Si algún día
dejara de estar en vigencia el mencionado acuerdo, ambos paises est~rían en
situación -por lo menos teórica- de reiniciar las negociaciones para hlcanzar
una línea de común vecindad antártica, como ha sido su deseo desde 110s años
1906, 1907 Y 1908.

41 La Nación de Buenos Aires, marzo 30 de 1941. :


42Véase Puig, J.R. loe. cit., p. 180. ¡'
430scar Pinochet de la Barra E voluci6n polílico-juridica tkl problema anlártico Estudios
Internacionales, julio-septiembre, 1981, pp. 381 a 393.

80
ANTECEDENTES DE
LA NEGOCIACION DIPLOMATICA PREVIA
AL TRATADO DE 1959 Y LA POSICION
DE CHILE

Enrique Gajardo Villarroel

1. ORIGEN DEL TRATADO ANT ARTICO.


ANTECEDENTES GENERALES

Tres fueron las razones principales que se tuvieron en vista para la celebración
del Tratado Antártico, suscrito en Washington el 1° de diciembre de 1959.
La primera y la más importante de ellas fue de carácter político a causa de las
reclamaciones territoriales que habían formulado 7 países sobre diferentes
puntos de ese continente y que habían creado un clima de rivalidades y
conflictos. Esto último era particularmente efectivo respecto a las reclamacio-
nes superpuestas de Gran Bretaña, Chile y Argentina en el sector sudamerica-
no de la Antártica.
El Reino Unido reclamaba soberanía en lo que denomina "The Falkland
Islands Dependencies".
Estas dependencias fueron definidas por Cartas Patentes de 21 de julio de
1908 y 28 de marzo de 1917 como "todo el territorio comprendido entre 20° y
80° oeste bajolajurisdicción de la Oficina Colonial". Incluyen las islas de South
Georgia, South Shetland, South Orkneys and South Sandwich y un sector de la
costa desde Coats Land a Alexander 1 y Charcot Islands".
Estas reclamaciones británicas se sobreponen en 27° geográficos al sector
chileno antártico que va desde los 53° oeste hasta los 90° oeste de Greenwich.
Además, copan totalmente el sector argentino que se extiende desde los 25°
oeste hasta los 74° oeste de Greenwich.
En 1939-41, Estados U nidos había enviado una expedición a la Antártica
con carácter oficial al mando del Almirante (R) Richard Evelyn Byrd. Esta
expedición tenía como principal y reservado objetivo explorar y construir
bases que sirvieran de fundamento para preparar eventuales reclamaciones de
soberanía que Estados Unidos se proponía formular.
El 16 de agosto de 1939 la Embajada de Estados Unidos en Santiago
entregó a nuestra Canci1lería un Memorándum confidencial en el que se
informaba que el Congreso de Estados Unidos había destinado fondos "para
llevar a cabo una investigación y vigilancia de los recursos naturales del territo-
rio y de las áreas marítimas antárticas".
Anunciaba el Memorándum que se instalarían dos Bases y advertía que
Estados Unidos no había hecho reclamaciones de soberanía en la Antártica ni
reconocido las hechas por otros países y formulaba formal reserva de sus

81
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

derechos. Agregaba que el objetivo de la expedición era acumular informacio-


nes científicas concernientes al Antártico y recomendar sobre la practicabilidad
de hacer establecimientos permanentes en esa región. Esta acción de 19s Esta-
dos U nidos "no pretende en ninguna forma lesionar derechos o intere~es que
pueda tener cualquier República Americana en las regiones antártica~".
Poco meses después, el 10 de enero de 1940, nuestro Gobierno recibió un
nuevo Memorándum de la Embajada de Estados Unidos, de carácter secreto,
en el que se informaba que la expedición del Almirante Byrd se encont~aba en
la Antártica estudiando y reconociendo la tierra y zonas marítimas antárticas y
sus recursos naturales. "Se espera, decía, que estos estudios y reconocinrientos
puedan señalar la existencia de recursos naturales que eventualmente puedan
ser desarrollados y utilizados prácticaménte". I
Después de reiterar que Estados Unidos no ha formulado ni reconocido
pretensiones de soberanía en la Antártica, agregaba: "Con el fin de evitar, sin
embargo, posibles complicaciones respecto de reclamaciones opuestas sdbre las
zonas del antártico que el Servicio Antártico de Estados U nidos está estu8iando
y reconociendo, actividades que puedan determinar la convenienCiaJde un
establecimiento y su consideración para un mayor desarrollo, sería al vez
aconsejable que se hagan formales peticiones de soberanía sobre esas zo as. Se
desea que dichas peticiones, para ser más eficaces, sean hechas por un obier-
no individualmente, y que al ser confirmadas por el Gobierno de stados
Unidos, según el resultado de los estudios y reconocimientos descritos, los
Gobiernos de las otras Repúblicas Americanas sepan que aquellas peticiones
serán consideradas como una garantía para que los Gobiernos y ciudadJnos de
todas las Repúblicas Americanas participen en el desarrollo y utilizaciórl de los
recursos que puedan poseer las regiones reclamadas". I
Los dos memorándum confidenciales de la Embajada de Estados Unidos
fueron o~eto de atenta consideración por parte de nuestro Gobierno, Jn vista
de los derechos que Chile poseía en esas tierras y que databan de IJ época
colonial al ser entregadas, por los Reyes de España, en administració~, a los
gobernadores de la entonces Capitanía General de Chile, atendido q~e esas
tierras antárticas estaban unidas, según la creencia de la época y la cartdgrafía,
a la parte austral de nuestro Continente. •

j
2. EL DOMINIO ANT ARTICO CHILENO r

Por aplicación del principio "utis possidetis juris de 1810", Chile se consioeraba
heredero de esos dominios antárticos. J
A estos títulos se agregaban otros de carácter diplomático, adminiS,atiVO y
geográficos. Las concesiones a los balleneros y loberos se otorgaban e Punta
Arenas.

zo Anadón los limites de sus respectivas pertenencias antárticas. I


Además, desde 1904, Chile discutía con el Ministro argentino, don loren-

Por otra parte, la vecindad geográfica de Chile a la Antártica era la más


real y efectiva de todos los que pretendían tener posesiones en este Cont nente.

82'
Enrique Gallardo V.I ANTECEDENTES DE LA NEGOCIACION DlPLOMATICA ...

El Cabo de Hornos y el vecino archipiélago de Diego Ramírez están a escasas


500 millas marinas de las primeras tierras antárticas. Su constitución geológica
y su vida vegetal y animal son similares. El Paso Drake no separa sino que une
tierras que en otra edad geológica estuvieron unidas. Además, la Antártica
ejerce una gran influencia en el clima de Chile, lo mismo que las corrientes
marinas que bañan sus costas y que proceden de allí.
El Memorándum confidencial norteamericano que aconsejaba a Chile
formular reclamaciones de soberanía, fue objeto de muy atenta consideración
y luego de estudios confiados al profesor universitario Julio Escudero Guzmán,
el Gobierno decidiÓ no formular las reclamaciones de soberanía aconsejadas,
sino determinar los limites de lo que Chile consideraba como sus tierras
antárticas.
Esto fue lo que hizo el Decreto Supremo N° 1.747, de 6 de noviembre que
suscribió el Presidente de la República don Pedro Aguirre Cerda y que refren-
dó su Ministro de Relaciones Exteriores don Marcial Mora Miranda. Declaraba
como territorio chileno antártico las tierras y mares adyacentes comprendidos
en el sector que va desde el meridiano 53° Occidente de Greenwich hasta el
meridiano 90° oeste de Greenwich. Es decir, un triángulo cuya base miraba
hacia la región austral de nuestro territorio y cuyo vértice tocaba el Polo Sur.
Al año siguiente Argentina dictó un decreto similar declarando como
propio el sector comprendido entre los meridianos 25° y 74° Oeste de Green-
wich, lo que se superpone en 21 grados geográficos al sector chileno.
El Gobierno de Estados Unidos no reconoció estas reclamaciones, mucho
menos el Gobierno del Reino U nido que protestó airadamente de lo que estimó
un atropello a sus derechos territoriales en la Antártica.
Se creó de esta suerte, una situación conflictiva entre el Reino U nido y los
dos países sudamericanos. Gran Bretaña llegó a enviar el Crucero "Nigeria" al
Sur del paralelo 60° sur, para rechazar lo que estimaba un atropello a sus
derechos territoriales.

3. LOS ACUERDOS
CHILENO-ARGENTINOS ACERCA DE LA ANT ARTICA

La situación se hizo aún más crítica cuando Chile envió, en 1947, su primera
expedición a la Antártica y procedió a fundar la Base Arturo Prat, y, sobre todo
cuando al año siguiente viajó personalmente a la Antártica chilena el Presiden-
te Gabriel González Videla, en compañía de su esposa y una numerosa comitiva
y fundó la Base General Bernardo O'Higgins.
Este mismo añode 1947, los países americanos reunidos en RíodeJaneiro
suscribieron el 2 de noviembre el "Tratado Interamericano de Asistencia
recíproca" que creó una Zona de Seguridad alrededor del continente, de polo a
polo, de 300 millas de ancho que comprendía la Antártica Sudamericana.
En esta oportunidad, la Delegación chilena formuló la siguiente reserva:
"La Delegación de Chile declara que dentro de las aguas adyacentes al Conti-
nente Sudamericano, en la extensión de costas correspondientes a la República

83
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

de Chile. en la zona llamada de seguridad, no reconoce la existencia de c lonias


o posesiones de países europeos y agrega que especialmente reserva y m~ntiene
intactos los legftimos títulos y derechos de la República de Chile en lasl tierras
incluidas dentro del sector antártico chileno sobre el cual la República ejerce la
correspondiente soberanía", I
Felizmente. a fines del año siguiente, una gestión hecha en LondreF por el
Canciller argentino Juan Atilio 8ramuglia dio como resultado una "Declara-
ción sobre demostraciones navales en la Antártica", que alivió el estlado de
tensión entre los tres países al acordar no enviar barcos de guerra al su~ de los
60° de Latitud Sur, con excepción de los movimientos que han sido ha~ituales
durante los últimos años. Esta Declaración se renovó cada año hasta la fitma del
Tratado Antártico.

4. EL TRATADO' ANTARTICO
y LOS INTERESES DE OTROS ESTADOS

Una segunda razón que aconsejó llegar a un Tratado sobre la Antártic, fue el
problema de las comunicaciones que había adquirido gran importanCia con
motivo de la Segundá Guerra Mundial. Estados Unidos. país de dos océanos,
temía que se inutilizara el Canal de Panamá -vital para sus comunicaciopes- y
que se interrumpiera la comunicación Atlántico-Pacífico, quedando reducidos
al difícil paso del noroeste, y al Estrecho de Magallanes y el Paso Drakb, en el
sur. Las costas y mares antárticos adquirían, pues, gran importancia es~ratégi­
ca. Primeramente, Estados Unidos temió la instalación de bases de subnllarinos
alemanes en las costas antárticas, y más tarde lo mismo de parte de lalunión
Soviética.
El Gobierno de Moscú respaldando un acuerdo, a fines de 194&. de la
Academia de Ciencias respecto a eventuales derechos de soberaní~ en la
Antártica, hizo saber que la Unión Soviética debía ser tomada en cuenta en
cualquier acuerdo que se proyectara sobre la Antártica. I
La Unión Soviética pasó a ser un factor político que Estados Unidos tenía
que tomar en cuenta. Por otra parte, por razones de seguridad t~mía la
presencia de Moscú en la Antártica, sobre todo si llegaba a formular r1clama-
ciones de soberanía. . I
Los esfuerzos de la diplomacia americana se encaminaron entonces hacia
dos finalidades: impedir un conflicto entre su aliado británico y sus dos ~ecinos
latinoamericanos, Chile y Argentina unidos a Washington por el reciénl firma-
do Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca de 1947, dentro qe cuya
Zona de Seguridad estaba ubicada la Antártica Sudamericana y evitar la instala-
ción de bases soberanas soviéticas en la Antártica.
A mayor ahondamiento los cancilleres de Chile y de Argentina Raúl Julliet
y Atilio Bramuglia suscribieron en 1947 una Declaración Conjunta en la que
reconocieron mutuamente para sus países derechos de sober.anía en la Antárti-
ca. y en 1948 otra Declaración Conjunta del CanciJlerchileno Germán V¡ergara
Donoso y el embajador Pascual La Rosa en que ambos países se com prorheten a

84
Enrique Gallardo V. I ANTECEDENTES DE LA NEGOCIACION DIPLOMATlCA...

defender jurídicamente sus derechos antárticos y a llegar a un Tratado que


precisara los limites de sus respectivas jurisdicciones.
. En este ambiente conflictivo, tanto Estados U nidos como Chile buscaban la
manera de encontrar una solución para el problema antártico, y ambos pare-
cían encaminarse hacia un acuerdo convencional.
Así, en julio de 1948, por pedido de Chile llegó a Santiago el señor Gaspar
Green, jefe de la Oficina Antártica del Departamento de Estado. Nuestra
Cancillería designó al profesor' Escudero para exponer nuestros puntos de
vista.
El señor Green propuso un "fideicomiso" de las Naciones Unidas entre 8
países (Argentina, Australia, Chile. Francia. Estados Unidos, Noruega, Reino
U nido y Nueva Zelandia).
Como Chile rechazara esta propuesta. el señor Gaspar Green sugirió un
"condominium" como fórmula de internacionalización al margen de las Nacio-
nes Unidas.
Chile rechazó ambas fórmulas porque negaban sus derechos de soberanía
y, en cambio, sugirió un "modus vivendi" que estableciera un "statu-quo" en la
Antártica en materia de reclamaciones de soberanía, por un período determi-
nado de tiempo que se sugería fuera de 5 años susceptible de renovación.
El proyecto chileno sugería el establecimiento de Bases, el envío y ayuda a
expediciones y un amplio intercambio de informaciones científicas.
Como se ve, el proyecto chileno contenía las ideas básicas de lo que seria el
futuro Tratado Antártico.
En cambio, los proyectos norteamericanos fueron rechazados, lo que hizo
decir al Departamento de Estado que la propuesta chilena era "la mejor base de
discusión para llegar a una posible solución del problema".
El intercambio de opiniones continuó en los años siguientes perturbado
por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Se había destruido el
nazi-fascismo pero surgía el comunismo soviético como una nueva amenaza
con su guerra fría.
Estados Unidos renovó sus esfuerzos para llegar a un Tratado sobre la
Antártica que comprometiera, entre otros, a la Unión Soviética. Además Esta-
dos U nidos prefería renunciar a sus reclamos de soberanía en la Antártica a fin
de evitar que la Unión Soviética formulara los suyos.

5. LOS ANTECEDENTES INMEDIATOS


DEL TRATADO ANTARTICO

El tercer factor que ayudó a la celebración del Tratado Antártico fue el "Año
Geofísico Internacional" (1957-1958) que demostró los enormes beneficios
que reportaría a la humanidad estos estudios llevados a cabo en el ambiente
único que proporcionaba la Antártica con su especial medio ambiente y la
pureza de su atmósfera.
El Año Geofísico se desarrolló desde el 15 de julio de 1957 hasta el 31 de

85
PóLITlCA ANTARTICA DE CHILE

diciembre de 1958, con gran éxito y contribuyó grandemente al progreso de las


ciencias físicas, particularmente las relacionadas con la atmósfera.
Doce paises que demostraron "especial interés" por la Antártica U\rgenti~
na, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia,Japón, Norueg~, Nueva
Zelanda, Reino Unido, Unión Soviética y Unión Sudafricana), juntp con el
Consejo de Uniones Científicas organizan el evento en varias conferencias.
Estos paises establecieron Bases Científicas. I
No es extraño, pues, en vista de los resultados obtenidos, que se pepsara en
continuar este trabajo científico y convertir la Antártica en un laboratorio para
el cultivo de las ciencias en beneficios de toda la humanidad. I
El Gobierno de Estados Unidos multiplicó sus esfuerzos para la elabora-
ción de un Tratado. Creó en el Departamento de Estado una Oficina e~pecial a
cargo del ex embajador Paul Daniels, hábil negociador a quien se deb~ ej'} gran
parte el éxito de los trabajos preparativos que llevaron a la firma del Tratado.
El2 de mayo de 1958 el Gobierno de Estados U nidos envió una in~itación a
los 12 países que participaban en el Año Geofísico Internacional para dmcurrir
a una Conferencia sobre el futuro de la Antártica a celebrarse en Washington.
Eran las 12 naciones que hablan demostrado un interés especial por I~ Antár-
tica. I
Después de hacer alusión a sus derechos históricos sobre ciertas ~egiones
de la Antártica y de dejar estableCida sus reservas en principio, exptesaba la
nota: "Es opinión de mi Gobierno sin embargo, que los intereses de la Humani-
dad estarían mejor servidos, de acuerdo con los altos ideales contenidos en la
Carta de las Naciones Unidas, si los países que tienen un interés diretto en la
Antártica se uniesen en la celebración de un Tratado que reuniera losl siguien-
tes propósitos pacíficos: I
a) Libertad de investigación científica en toda la Antártica, por ciu~adanos,
organizaciones y gobiernos de todos los países, y la continuacibn de la
cooperación científica internacional que está siendo llevada a ca~ con tan
buen éxito durante el presente Año Geofísico Internacional; ,
b) Celebración de un Convenio internacional que asegure que la Al ntártica
será usada solamente para propósitos pacíficos;
c) Cualquier otro objetivo pacífico, no contrario a la Carta de las Naciones
Unidas". . I
Estados Unidos deseaba celebrar un Tratado con los países "que tienen un
interés directo en la Antártica". I
El Tratado podría suscribirse "sin la exigencia de que cualquiera de las
naciones participantes renuncie a los derechos históricos básicos queti puedan
tener en la Antártica o a cualquiera reclamación de soberanía que puedan
haber proclamado. Se podría establecer específicamente que tales erechos
básicos y tales reclamaciones no serían afectadas mientras el Tratad, esté en
vigencia, ni formular ninguna nueva reclamación, Por ningún país diIrante la
duración del Tratado. En otras palabras. el statuquo legal en la Antár~ica sería
congelado durante la vigencia del Tratado. permitiendo que la colaboJ;'ación en
materias científicas y administrativas pueda realizarse en forma con'structiva

86
Enrique Gallardo V.I ANTECEDENTES DE; LA NEGOCIACION DIPLOMATICA ...

sin verse entrabada o afectada de manera alguna por consideraciones de orden


político".
El 14 de mayo de 1958 el Gobierno de Chile aceptó la invitación. Al propio
tiempo reafirmó sus derechos de soberanía dado que "la situación de Chile es
distinta a la de otras naciones que tienen en dicho Continente posesiones de
tipo colonial susceptibles de ser sometidas a un régimen de'administración
internacional. El territorio chileno antártico, comprendido entre los meridia-
nos 53° y 90° oeste de Greenwich, constituye parte integrante del territorio
nacional por ser su prolongación geográfica natural. Aún más, los títulos
jurídicos de soberanía que Chile posee y ejerce plenamente sobre esa región,
son tan antiguos como los del resto del país. Esta circunstancia, de acuerdo con
lo establecido en el inciso 7° del artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas,
que no autoriza a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la
jurisdicción interna de los Estados, no permite aceptar ninguna forma, ya sea
directa o indirecta, de internacionalización de su territorio nacional antártico, o
el sometimiento a un sistema cualquiera de administración internacional. Todo
ello no es óbice para que se obtenga la colaboración de los organismos técnicos
especializados de las Naciones Unidas en todo aquello que no signifique me-
noscabo de sus derechos soberanos en la Antártica".
En cuanto a la congelación de las reclamaciones de soberanía territorial,
recordaba que la propuesta era similar a la que Chile presel1tó al señor Gaspar
Green en las conversaciones de Santiago de 1948.
El embajador Daniels siguió en Washington consultando con las Misiones
diplomáticas acreditadas, particularmente con la de Chile, hasta que por exi-
gencias de nuestro país se constituyó en Washington un grupo de trabajo en el
verano de 1958 que fue el que preparó el anteproyecto de Tratado que luego
sirvió de base en los meses de octubre y noviembre del año siguiente a las
deliberaciones que culminaron con la firma del Tratado Antártico el l° de
diciembre de 1959.

87
LA CONTRIBUCION DE CHILE AL TRATADO
ANTARTICO

Osear Pinoehet de la Barra

1. ACTIVIDADES PREVIAS A LA INICIACION


DE LA REUNION

Uegué a Washington a fines de septiembre de 1959. Mi misión en Nueva York,


en la delegación permanente de Chile ante las Naciones Unidas, acababa de
terminar, luego de 3 años. El próximo puesto era de Primer Secretario de
nuestra embajada en Buenos Aires, pero la comprensiva diligencia de Luis
Melo Lecaros, Subsecretario de Relaciones Exteriores del Presidente Jorge
Alessandri, dispuso mi incorporación a la delegación de Chile a la Conferencia
del Tratado Antártico.
La Conferencia debía comenzar el 15 de octubre de 1959. El día 13 tuvo
lugar en nuestra embajada la primera reunión de la delegación chilena. Su
Presidente era el senador Marcial Mora Miranda, quien había firmado 19 años
antes, conjuntamente con el Presidente Pedro Aguirre Cerda, el Decreto 1.747
de limites antárticos; la integraban el profesor Julio Escudero, de cuya inquie-
tud -surgida mientras buscaba en Punta Arenas, en los años 30, antecedentes
relativos al Estrecho de Magallanes- había nacido la preparación del mencio-
nado decreto; también el ex Subsecretario y ya experimentado fl,lncionario de
carrera de Relaciones Exteriores, Enrique Gajardo ViIlarroel y, como delegado
alterno, Horacio Suárez, Ministro Consejero de nuestra Embajada en Was-
hington; como asesores, Manuel Bianchi Pérez de Castro y Oscar Pinochet de la
Barra; como asesores de las fuerzas armadas, el capitán de navío Jorge Swett, el
general de brigada Otto Barth y el general de aviación, Rogelio González;
finalmente, en calidad de secretario, el periodista Carlos Reyes Corona.
Así comenzó sus trabajos la delegación de Chile. Para redactar las páginas
que siguen me he valido, además de mis apuntes y recuerdos, de las actas
resumidas, discursos y documentos oficiales de la reunión; del Informe Preli-
minar presentado en 1961, al Ministro de Relaciones Exteriores, por don
Marcial Mora; de un completo artículo de don Enrique Gajardo, de 1977; y de
la Memoria de Prueba de la Universidad de Chile, "Status Jurídico de la
Antártida y el Tratado de Washington de 1959", de que son autores don
Marcial Mora Hirigoyen y don Marcos Duffau Urrutia. También he usado
publicaciones extranjeras, cuya lista es larga.
El Presidente de nuestra delegación, Sr. Mora, prometía para más adelan-
te una "Memoria completa y detallada" que nunca se entregó por razones que
ignoro. Yo mismo hice el borrador de esa "Memoria"; lamentablemente no
guardé copia.
La invitación del Presidente Eisenhower a una conferencia destinada a
redactar el Tratados Antártico se habia hecho un año y medio antes, por nota

89
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

circular del 2 de mayo de 1958. ¿Qué pretendía el gobierno de los . stados


Unidos? Sus preocupaciones están resumidas en un memorándum de la Em-
bajada de Chile en el país del norte, del 3 de marzo de ese añol: "Los Estados
Unidos se encuentran preocupados por la presencia en la Antártic~ de las
expediciones enviadas por la Unión Soviética con motivo del Año Geofísico
Internacional... lo más probable es que esta presencia en el continbnte se
prolongue indefinidamente y. en ausencia de compromisos formalesl de go-
bierno, y de toda vigilancia, no podría impedirse el establecimiento de bases
permanentes de carácter estratégico o la utilización de las desoladas r~giones
polares para ensayos bélicos tales como la experimentación de eXPl1bsiones
nucleares y lanzamientos de proyectiles dirigidos".
Por tales razones nació el Tratado Antártico, más que por razones, cológi-
cas o de progreso de las ciencias o para evitar nuevos problemas chileno(argen-
tino-ingleses en la Antártica Americana. .
Un grupo de trabajo funcionó en Washington desde el 24 de junio de
1958. al que asistieron de parte chilena los señores Gajardo. Suárez y 6ianchi.
Volvamos a la iniciación de la Conferencia. i
Las instrucciones de la Cancillería chilena se basaban en los siguientes
puntos estimados fundamentaíes: 1) Chile debe dar especial importarkia a la
defensa de su soberanía; 2) Chile debe recordar que la Antártica Am'ericana
forma parte de la Zona de Seguridad de América; 3) Las materias ~ue este
Tratado comprende son de una naturaleza nueva. sin precedente~; 4) El
régimen propiciado. más que un condominio, es un coimperio. y 5) Es ~reocu­
pación fundamental la defensa de las riquezas naturales del continent~ antár-
tico. Al'iniCIarSe
. . Ias sesiones.
. Ia d e1egacI'ó n d e Ch'lI e mantuvo reumones
. l.
r
In.or-
males tanto con el embajador Paul C. Daniels. principal autor norteamericano
del proyecto de convenio. como los jefes de las delegaciones de Gran ~retaña,
Australia, Nueva Zelanda y Argentina. Este pequeño comité ideado por Chile
fue de gran importancia para el éxito de la Conferencia, pues mediánte sus
contactos se pudo conocer la posición respecto de ciertos temas que terían las
delegaciones y. lo que es más importante, idear la manera de salvar ¡tenaces
oposiciones que en las sesiones oficiales parecían aún más irredUCtill1les.

2. LAS CUATRO BASES FUNDAMENTALES


DEL TRATADO ANT ARTICO i
No todo lo que se tenia como proyecto de discusiones fue aprobado y. por el
contrario, a medida que se desarrolló el encuentro, en un ambiente tle gran
inquietud y de mentes abiertas, nacieron varias de las normas más impbrtantes
que hoy son fundamentales en el Tratado Antártico. .

IEnrique Gajardo Villarroel, Apuntes para un libro sobre la 'Historia Diploi,wtica del
Tratado Antártico y la particiPación chilena en su elabcrración, en Revista de Difusión del
Instituto Antártico de Chile, N° 10, 1977, p. 55.

90
O. Pinochet de la B.I LA CONTRIBUCION DE CHILE AL TRATADO ANTARTICO

Don Marcial Mora ha recordado este valioso aspecto de la Conferencia en


una charla que dictó en la Universidad de Chile un año y medio después, ellO
de mayo de 1961 2 : "Durante aquellos exhaustivos debates se podía palpar el
proceso de evolución hacia nuevos conceptos sobre la convivencia internacio-
nal, que se van abriendo camino en las mentes de los pueblos, sin excluir a los
más fuertes y nacionalistas de la tierra".
Coincidiendo con la tesis hecha valer en esa Conferencia por don Marcial
Mora, creo que el Tratado Antártico es una construcción armoniosa que se
apoya en cuatro principios de gran importancia: Una Antártica pacífica, una
Antártica científica, una Antártica con sus litigios de soberanía congelados, una
Antártica libre de explosiones nucleares.
a) La Antártica fue declarada continente de la paz, no sólo para beneficio
de los países cercanos del hemisferio austral. Había conciencia de estar ante un
continente con personalidad propia y, por eso, de interés para todo el planeta.
Había conciencia de que Antártica era mucho más que el reflejo de los conti-
nentes vecinos, y que por el contrario reflejaba su propia claridad. Había,
incluso, cierta preocupación de mantenerse siempre en el marco de lo proce-
dente, como la del presidente de la delegación inglesa, Sir Esler Dening, quien·
anticipó lo que hoy está en tela de juicio para algunos países del Tercer
Mundos: "N os preocu pa el hecho deque no debería surgir ningún malentendi-
do en cuanto a los motivos de las 12 potencias; no quisiéramos que nuestras
deliberaciones ocasionasen dudas en el ánimo de otras naciones y particular-
mente de aquellas que, aunque hasta ahora no se han interesado activamente
en la Antártica, pudieran poner en tela de juicio el derecho de cualquier grupo
de países a dar, inclusive, la apariencia de legislar sobre un asunto de interés
mundial... Creemos, sin embargo, que un Tratado que siga las líneas que ahora
se propone, proporcionaría un método justo y eficaz de lograr el propósito de
conservar la Antártica como una herencia de la naturaleza para beneficio de
toda la humanidad, liberándola lo más posible de todas las ambiciones y
disputas de las naciones y de los grupos de naciones. El Tratado ha de ser, de
hecho, un estatuto que exigirá renunciamientos de parte de los países signata-
rios y del cual no devengarán casi ningún privilegio, sino sólo obligaciones ...
Las 12 potencias que participan en esta conferencia tienen la necesaria expe-
riencia y es perfectamente razonable que sean ellas las que carguen, inicialmen-
te, con las responsabilidades que son consecuencia del Tratado", sabias y
premonitorias expresiones muy. poco conocidas.
De ésta y otras inquietudes quedó constancia en el primer considerando:
"Reconociendo que es en interés de toda la humanidad que la Antártica
continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacificos". Esta idea
pacífica se repitió en el Art. 1 y para preservarla se hizo una serie de prohibicio-

2Marcial Mora Miranda, Conferencia reproducida en los Anales de la Universidad


de Chile, N° 124, 4° trimestre, 1961.
~Documentos oficiales de la Conferencia del Tratado Antártico, N° 15 (rev. 1), oct.
19, 1959, p. 5.

91
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

nes: "Toda medida de carácter militar, tal como el establecimiento de rases y


fortificaciones militares, la realización de maniobras militares, así como los
ensayos de toda clase de armas". I
Las mencionadas disposiciones nacían del consenso entre Estados Unidos
y la Unión Soviética de no extender la gperra fría al rincón más austdl de la
Tierra. Y si bien Estados Unidos se resignaba a dejar a la Antártica comt único
continente donde no tiene bases militares, lo hacía para evitar que la Unión
Soviética convirtiera un día su ocupación del sector australiano en una ocupa-
ción militar. I
La delegación de Chile dio especial importancia al inciso 2° del me1ciona-
do Art. 1, que quedó de la siguiente manera: "El presente Tratado no impedirá
el empleo de personal o equipos militares para investigaciones científicas o
para cualquier otro fin pacífico". Así se podía proseguir la atención de nbestras
bases mediante las fuerzas armadas. A fin de que no quedara duda al re~pecto,
Chile logró que se estampara en el Acta del Comité Plenario donde selveía el
tema, la siguiente declaración 4 : "La delegación de Chile interpreta el Mrrafo
2° del Art. 1 en el sentido de que Chile podrá mantener sus bases antárticas
actuales y futuras, y que el conjunto de las disposiciones del Art. 1 eh nada
menoscaba el derecho de legítima defensa, individual y colectiva, cons~grado
explícitamente en la Carta de las Naciones Unidas". I
b) La Antártica científica fue, sorpresivamente, materia de un afuerdo
mucho más difícil. Algo inesperado pues todos pensábamos que una Antártica
científica era la base de la paz en la región. I
La negativa vino de Argentina, desde el inicio de la reunión del Comité 1,
encargado del tema. Este Comité estaba presidido en esa oportunidad por el
jefe de la Delegación Argentina, embajador Adolfo Scilingo. El proy~cto de
redacción decía simplemente: "Habrá libertad de investigación científica en
Antártica" y Argentina dijo de inmediato que esto era absolutamente in1cepta-
ble para su país. Muchos delegados pensaron que la conferencia se iticiaba
muy mal.
Como lo escribió poco después el propio embajador Scilingd': "El princi-
pio absoluto de la libertad de investigación entrañaba un régimen ¡¡imitado de
puertas abiertas". Para él, "libertad de investigación" era "libertad deiocupa-
ción". Debió aclararse la disposición, añadiéndose una alusión al Año G. ofísico
Internacional. El Art. 11 quedó así: "La libertad de investigación científi a en la
Antártica y la cooperación hacia ese fin, como fueron aplicadas durant~1 el Año
Geofísico Internacional, continuarán, sujetas a las disposiciones del ptesente
Tratado". Aquí conviene recordar que justamente Argentina había apoyado
en París unos años antes, en 1955, en una reunión preparatoria del AJG.I., la
proposición chilena de que las bases que se contruyeran en Antártid en ese

i
4Docs. oficiales de la Conferencia del Tratado Antártico, COMo W/SR/7, N/ov. 30,
1959, p. 3.
5 Adolfo Scilingo. El Tratado Antártico, Buenos Aires, 1963, p. 52.

92
O. Pinochet de la B. I LA CONTRIBUCION DE-CHILE AL TRATADO ANTARTICO

período eran nada más que 6 "iniciativas temporales que no modifican el 'status'
existente en Antártica". .
Este Art. 11 se aprobó al fin de la Conferencia y fue produ·cto de una
trabajosa transacción que se trasluce en el uso un tanto duro del idioma
castellano.
c) Se congeló lo litigioso antártico existente al momento del Tratado. El
Art. IV es la pieZa fundamental que hizo posible el entendimiento entre países
con posiciones no sólo diferentes, sino que claramente encontradas en materia
de soberanía.
Las letras a) y b) del párrafo 1 del Art. IV no ofrecieron resistencia a los
delegados; estaban destinados a proteger a los Estados territorialistas. Ninguna
disposición del Tratado, se disponía, podría interpretarse como "renuncia a
derechos de soberanía territorial, o a reclamaciones territoriales", que ya se
hubieren hecho valer; ni tampoco interpretarse como "renuncia o menoscabo a
cualquier fundamento de reclamación de soberanía territorial".
La letra c) tomaba en cuenta la situaCión de los países contrarios a la
existencia de soberanía en Antártica. Parecía justo. Francia se opuso en un
principio a la redacción original de esa letra c) del párrafo l. Tuvo que venir de
París el propio Asesor Jurídico del Quai d'Orsay, M. André Gros, quien
pronunció el 29 de octubre el principal discurso de carácter jurídico de toda la
Conferencia. Fue el primero en clarificar que lo que se congelaba no eran los
derechos de soberanía sino "lo litigioso antártico"; su redacción para esa letra
c) fue aprobada y es la que aparece en el texto final.
Por este párrafo 1 del Art. IV se impedía que cualquier artículo del Tratado
afectara las posiciones de los signatarios en materia de soberanía. ¿Cómo
impedir ahora que las actividades desarrolladas desde la vigencias del Tratado
perjudicaran a cualquiera de esos mismos signatarios? El párrafo 2 se ocupó de
esta materia y debe reconocerse que las modificaciones introducidas por el
profésor Gros precisaron algo importante para los países que ya habían f!iado
sectores, al disponer para el futuro: "No se harán nuevas reclamaciones de
soberanía territorial en Antártica"; agregando en seguida para equilibrar: "ni
se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas valer", algo que a los 7
países territorialistas les tenía sin cuidado, en vista de su situación privilegiada.
Precisemos algo más respecto a este párrafo 2 del Art. IV. Si bien es cierto
que la soberanía se sigue ejerciendo, "ningún acto o actividad" realizados
durante la vigencia del Tratado, sirven para "hacer valer, apoyar o negar" esa
soberanía, la que no mejora ni desmejora; la que se mantiene inalterable al23
de junio de 1961.
Chile debió dar una última batalla para que el texto español del Art. IV se
desprendiera de la versión francesa, más favorables a nuestra posición que el
texto español propiciado por Estados Unidos, basado en la versión inglesa.
d) La prohibición de explosiones nucleares no era un tema para la Confe-
rencia, hasta que Argentina hizo de su inclusión la condición para aceptar la
libertad de investigación científica.

6Diario La Nación de Buenos Aires, julio 11, 1955.

93
7~.C~ I
8Docs. oficiales de la Conferencia del Tratado Antártico, COMo W/SRlI, !p. 5.
9/nforme PrelimiTUlr presentado al Ministro de Relaciones Exteriores en los p ¡meros
meses de 1961, p. 38.

94
O. Pinochet de la 8./ LA CONTRI8UCION DE CHILE AL TRATADO ANTARTlCO

3. INQUIETUD CHILENA POR LAS


RIQUEZAS NATURALES

Acerca de las riquezas naturales de ese continente, Chile fue el primero en


propiciar medidas de protección. Es así como en la 6a sesión del Comité H, el.26
de octubre 10, el señor Mora presentó un proyecto de artículo que ponía de
manifiesto "el profundo interés del gobierno de Chile en la conservación y
protección de las riquezas naturales. especialmente la marítima". Fue apoyado
por el delegado de Africa del Sur. El delegado inglés preguntó entonces al
chileno si su expresión "riquezas naturales" comprendía también las de tipo
mineral. El Sr. Mora precisó entonces que su delegación "se interesaba princi-
palmente en disponer protección de la riqueza marina de la Antártica, pero
que pensaba que podría ser útil emplear el término más extenso aún de
riquezas naturales". El asunto pasó al subcomité de redacción, tomando,en
cuenta una observación de Sud áfrica para precisar que se trataba de "fauna y
flora" y otra del representante de Australia según la cual él opinaba que esta
materia iba más allá del tratado en estudio. Como se ve, habia la inquietud de
Chile por la protección total de riquezas y el cuidado de ingleses y australianos
para no incluir en las conversaciones el aprovechamiento económico de la
Antártica, delicado asunto en el que muy pocos pensaban.
En la 7a sesión del Comité 11 11 se resolvió que para satisfacer la inquietud
de Chile respecto a las "riquezas naturales" se incluiría una disposición que
permitiría ocuparse, en una de las proyectadas reuniones consultivas (Art. H,
letra f), de la "protección y conservación de los recursos vivos de la Antártica".
Esa es la historia de una de las resoluciones importantes del mencionado
instrumento internacional. El señor Mora manifestó en esa sesión que "la
delegación de Chile hubiera preferido un artículo especial (en el Tratado) o
por lo menos un anexo o protocolo, pero está dispuesta a dejar que la cuestión
se resuelva mediante consultas". Esto se logró plenamente en la III Reunión
Consultiva, celebrada en Bruselas en 1964, con la aprobación de las "Medidas
convenidas pata la protección de la fauna y de la flora".

4. INICIATIVA DE CHILE PARA LA REVISION


DEL TRATADO

La delegación de Chile tuvo también actuación determinante en cuanto al


artículo sobre revisión del Tratado, lo que en un principio no se consultaba. Era
preocupación de nuestro país el que un tratado sin fecha de término, con
cláusulas como las de congelación de lo litigioso antártico, se convirtiera lisa y
llanamente en una internacionalización disimulada. El señor Mora obtuvo
.finalmente que se ftiara un plazo de 30 años, después del cual se permitiría una
revisión de las disposiciones que no hubieran resultado satisfactorias.

"'Does. oficiales Conferencia Tratado Antártico. 1:0\1. Il/SR/fi (final), Nov. 7, 1959.
Illbíd,. COMo Il/SR/7 (final), No\'. 7, 19ij9,

95
POLITlCA ANTARTICA DE CHILE

Recuerdo que en un principio el señor Mora se manifestó partidari de un


tratado por 10 años y del procedimiento de la tácita reconducción. Luego, al
advertir oposición, habló de un tratado de 30 años. Sugirió el jefe de la
delegación de Chile en sesión del Comité tl del 28 de octubre que l2 "seríJ mejor
y menos doloroso que el tratado pudiera ser presentado a pueblos y corlgresos
en el entendido de que los derechos respecto a la Antártida habíJn sido
estancados (congelados), pero sólo por cierto período de tiempo. a Ifin de
promover la investigación científica y el uso pacifico del continente! Así la
esperanza de reconocimiento eventual de los derechos ahora estancad¿s (con-
gelados) se mantendría". I
Chile aceptó, más adelante, un tratado de plazo. indefinido, siemPIi~que a
los 30 años se pudiera modificar por simple mayoría.
El Art. Xl1, párrafo 2 del Tratado considera la citación, a petición, e una
parte consultiva. de una "conferencia para revisar el funcionamiehto del
tratado", donde las "modificaciones y enmiendas" puedan ser aproba8as por
mayoría, no exigiéndose en dicha conferencia, por lo tanto, la norrda de la
unanimidad vigente en el período inicial de 30 años. Celebrada la c0n~erencia
revisora renacería la norma de la modificación del Tratado por unanimidad.
¿Por otros 30 años, lapso que pareció entonces razonable? ¿Por un pl1zo que
fgaría la propia conferencia revisora? Esto parece lo más posible, aunq~e no lo
más recomendable. La conferencia podrá revisar incluso ese Art. Xll, párrafo
2, modificar esos 30 años para la segunda conferencia revisora y fijar soberana-
mente, por mayoría, el nuevo plazo que desee. I
En todo caso esta materia está abierta y convendría aclararla en les años
que faltan para una eventual convocatoria de la conferencia revisora.
Ese es el origen de la pequeña válvula de escape ideada con el objeto
preciso de evitar la congelación permanente de derechos o expectativas de
soberanía que podría desprenderse de un tratado perpetuo. ¿Hizo bien Chile
en propiciar esta revisión de los 30 años por simple mayoría? Otd buena
materia para un debate, sobre todo cuando transcurridos 22 años es el mismo
Chile el país que proferiría no se citara a esa conferencia revisora. I
Como a raíz de la modificación del Tratado por mayoría se consulta el
retiro de la parte disconforme con la enmienda o revisión aprobada, laldelega-
ción de Chile hizo constar en actas, el 30 de noviembre, la si~uiente
declaración l3 : "Si alguna parte se retira del Tratado, sus disposiciones no le
serán aplicables con posterioridad a ese retiro y que por lo que respetta a las
disposiciones del Art. IV, las partes volverán al statu quo ante". I
El optimismo chileno de volver al statuo quo ante contrastó con e11~alismo
de que hizo gala el profesor André GrQs en su famoso discurso. Dijo sobrefl
esta misma materia: "¿En 30 años, cómo vamos a encontrarnos en la Antártica?
¿... se podrá depués de 30 años hacer revivir integralmente la situaci~n? ¿No
tienen Ud,. l. irop,,,ión de que ,i "te T"tado '" ejocu.. bien, a<u '1mo no,

I!lIbíd., COM. IIISR/8 (linal), No\'. 1(J, ú'15Y,


13Ibfd., COM.W/SR/7, Nov. 30, 1959.

96
O. Pinochet de la B.I LA CONTRIBUCION DE CHILE AL TRATADO ANTARTICO

encontraremos delante de una internacionalización de hecho de la Antártica?


... se está haciendo un sacrificio por la causa de la cooperación científica y en el
interés general de la humanidad".
Nueva mención al interés general de la humanidad ql\e los asistentes a la
conferencia de 1959 no perdieron jamás de vista.

5. OTRAS INICIATIVAS CHILENAS DE INTERES

Hasta aquí hemos visto la intervención chilena en materias trascendentales del


Tratado Antártico, intervención que merece ser recordada. Otras dos iniciati-
vas nuestras son asimismo valiosas. La primera de ellas logró incluir en la zona
de aplicación del Tratado, durante una de las últimas reuniones de Jefes de
Delegación l4 , a las "barreras de hielo", que los ingleses llaman "ice shelf'. Fue
aceptado y así figura en el Art. VI. Se trataba de rodear el continente austral de
un cinturón marítimo de protección, desde los 60° de latitud sur. Aunque en el
mismo artículo se precisan los derechos de todos los países a la "alta mar dentro
de esa región", tengo la impresión de que es una alta mar muy peculiar, ya que
en ella puede llevarse a cabo la "observación aérea" y, aún, la "inspección" de
navíos que pudieran, por lo menos teóricamte, trasbordar personal o reembar-
car carga. En cuanto a las "barreras de hielo", incluidas, como dije, a petición de
Chile, que pueden tener cientos de km cuadrados, no se identifican con la alta
mar aunque floten en ella -al sur, por supuesto, de los 60° de latitud austral-
y se les aplican las disposiciones del Tratado.
Esta alta mar se achica aún más al extender a los países territorialistas, por
200 millas, el alta mar económico de sus sectores.
Hay otra disposición, aún más importante, también de origen chileno, y es
la forma en que debe efectuarse la adhesión al Tratado por parte de terceros
países.
Dice don Marcial Mora en su "Informe Preliminar,,15: "La delegación de
Chile intervino frecuentemente para tratar de esta adhesión de terceros, que
era inevitable ... y que se aceptara en las reuniones de consulta sólo a aquellos
adherentes que además de pertenecer a las Naciones Unidas, hubieran hecho
trabajos positivos de investigación científica en la Antártica". Importante, me
atrevería a decir trascendental, iniciativa chilena presentada --en la reunión de
Jefes de Delegación del 10 de noviembre de 1959-- que quedó redactada en el
Art. XI, párrafo 2 y da el carácter de Parte habilitada para participar en las
reuniones consultivas a aquéllas que "demuestren su interés en la Antártica
mediante la realización en ella de investigaciones científicas importantes, como
el establecimiento de una estación científiCa o el envío de una expedición
científica", A Chile se debe, entonces, que coadministren el continente como
Partes Consultivas o Activas únicamente los países que más allá de entusiasmos
transitorios estén dispuestos --como manifestara tan acertadamente Sir Esler

14Véase Informe Preliminar. Loe. cit., p. 34.


15Ibíd., p. 42.

97
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

Dening en ocasión ya mencionada- a tomar una grave responsabilidad "de la


cual no devengarán casi ningún privilegio, sino sólo obligaciones".

6. OTRAS MATERIAS DEL TRATADO ANTARTlCO

Algunas de ellas produjeron largos debates. El tiempo ha indicado que, aunque


importantes, no han tenido hasta hoy ---en casi un cuarto de sigl. una
aplicación tan importante como las materias ya mencionadas.
Pasémosles una ligera revista.
1
Tratado, de la Solución Pacífica de Controversias. J
Son los casos de los Observadores, de la Jurisdicción, de la De~ nsa del

El tema de los Observadores y de la Jurisdicción, calificados de i portan-


tes por los anglosajones, trataba de sustraer de la ley territorial de IOStectores
---especialmente chileno y argentino- a los visitantes de la Antártica, recono-
ciéndoles una cierta extraterritorialidad. Al final, se la aceptó únicame te para
los "observadores" destinados a llevar a cabo las inspecciones provisJ.s por el
Tratado, para "el personal científico intercambiado" y para "los mierrlbros del
personal acompañante de dichas personas", todos los cuales "estarárl someti-
dos sólo a la jurisdicción de la Parte Contratante de la cual sean nacibnales".
Fue una victoria chilena la reducción de este privilegio a las tres cltegorías
mencionadas, ya que en un principio, como dije, se proyectaba establecer que
toda persona que llegara a la Antártica estaría sometida a la legisladón de su
país. I
En cuanto al compromiso de las partes Contratantes de impedir que
puedan llevarse a cabo "actividades contrarias a los propósitos y principios del
Tratado", fue una iniciativa de los Estados Unidos y se aprobó sin dificultad.
Podría llegar a ser importante en el futuro amenazante que se d ·· I Ia
tranquila vigencia del instrumento internacional. l
IVlsa uontra

Sobre la Solución Pacífica de Controversias se adoptó en el Art XI una


serie de disposiciones de carácter más bien tradicional que no han llbgado a
aplicarse. Chile obtuvo que el recurso a la Corte no fuera obligatorid, proce-
diendo únicamente si no se soluciona la eventual "controversia" pbr otros
medios.

7. CONCLUSION

La última sesión del Comité Plenario fue presidida por el jefe de la delegación
de Chile, don Marcial Mora, y en ella los delegados pidieron dejar cohstancia
en actas de sus declaraciones o reservas, 41 en total. I
Chile hizo una que me parece útil recordar: "El Gobierno de Chile, con
ocasión de la aprobación del presente Tratado, declara que man~iene su
soberanía en el Territorio chileno antártico, en virtud de sus claros derechos

98
O. Pinochet de la B./ LA CONTRIBUCION DE CHILE AL TRATADO ANTARTlCO'

geográficos, históricos, jurídicos y otros, y que nada en el presente Tratado


podrá interpretarse como un abandono en su ejercicio en la expresada región".
Dijo al final de su alocución 16: "El Tratado Antártico y las garantías que
encierra constituyen un adelanto considerable hacia el o~etivo de un mundo
pacífico basado en la justicia. Permitidme que os ofrezca a todos mis felicitacio-
nes por el maravilloso espíritu con que habeís procedido en la redacción del
Tratado, por la manera en que os conducisteis para allanar los asuntos en
desacuerdo y por el feliz éxito de lo que, para mí, constituye un histórico
esfuerzo".
Porque, en realidad, se había hecho historia. El Tratado Antártico sería
tomado en adelante como uno de los esfuerzos más serios e imaginativos en un
campo totalmente novedoso, como era hacer progresar en forma asociada,
coordinada, en paz y en beneficio de toda la humanidad, a un continente
nuevo, aún no aprovechado por el hombre. No había precedentes ni los hay
hasta hoy de un esfuerzo semejante. Por eso me parecen muy acertadas las
palabras finales del Presidente de la delegación chilena ese 10 de diciembre.
Dijo 17: "Chile pone su firma a este Tratado Antártico con elevada intención y
con plena confianza en que se cumplirán todas las obligaciones que se han
contraído, de colaboración, de reciprocidad, de paz, de mutuo respeto a los
legítimos derechos de cada cual, y de progreso y bienestar generales, en el
grado necesario para que no se frustre ninguna de las nobles aspiraciones que
tan tesoneramente hemos perseguido".
Así terminó un largo periodo de inquietudes en el extremo austral del
planeta. desencadenado, quizás, el 6 de noviembre de 1940, por el decreto de
límites del sector chileno firmado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda.
Hasta ese momento había cinco sectores y ningún problema entre ellos:
tres de miembros del Commenwealth, más los de Francia y Noruega. La
reacción inglesa ante el decreto chileno fue iniciar la ocupación permanente
del continente polar (1944) frente al Cabo de Hornos. A esto siguió la llamada
carrera de bases, los incidentes en el terreno mismo, el recurso unilateral inglés
ante la Corte Internacional de Justicia de 1955, los dos esfuerzos de India, de
1956 y 1958, para inscribir el tema en la Asamblea General de las Naciones
Unidas, la entrada y establecimiento de la Unión Soviética en el continente
austral en los inocentes brazos del Año Geofisico Internacional (1957 -1958), el
malestar austrialiano por las bases soviéticas.
En el origen de la acertada convocatoria del Presidente Eisenhower estaba,
por otra parte, la callada diplomacia de Chile y de los Estados U nidos, de una
década completa, para llegar a un acuerdo que ahora era realidad.
De la blanca llanura antártica partía la paloma de la paz. Lawrence Gould,
el gran científico norteamericano tenía razón al exclamarlS: "Fue en el más frío

16Véase Conferencia en Anales de la Universidad de Chile, N° 124, oc. cito


J7Docs. oficiales ConCerencia Tratado Antártico, N° 25, l diciembre 1959, anexo
Q

D.
J8Cit., por Howard Ta,ubenCeld. A. Treat)' for Antarctica, enero de 1961, p, 243.

99
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

de los continentes donde ocurrió el primer memorable deshielo de la guerra


fria".

8. NUEVAS PERSPECTIVAS

1. Desde el Tratado Antártico de 1961, su verdadera partida de nacimiento,


la Antártica reafirmó una personalidad propia, se congeló la Ipalabra
"dueños" y se usó de preferencia "coadministradores". En el f1turo se
afianzará definitivamente esa personalidad y así tendremos, caso ljIníco en
la historia de la humanidad, un continente dedicado especialmente a su
servicio, con un aislamiento geográfico que acentúa su presencia, ~on una
historia joven pero propia, sin nacionalismos pequeños de ha¡bitantes
autóctonos inexistentes, convertido en la última reserva del plalreta.
2. Si bien su uso y goce serán comunes, la responsabilidad de su adrrinistra-
ción deberá continuar en manos de un grupo de países seleccion'ldos por
su voluntad de servicio, su experiencia antártica y sus posibilidades reales
de asumir esa responsabilidad. ¡
3. En la Antártica del siglo XXI los títulos de soberanía territorial seguirán
congelados. para su propia seguridad, pero vigentes y según se ejercían a
la fecha del Tratado Antártico. No se trata de negar o disminuir esos
títulos sino que, basados en ellos, asumir mayores responsabili~ades, a
nombre propio y en representación del resto del mundo, en la adrhinistra-
ción, desarrollo y protección ecológica de un continente cuyo fJturo no
puede dejar de interesar a todos.
4. Parece irreal, sin embargo, que en el siglo XXI se trate de hacer rdnacer la
política sectorial, plenamente -vigente de 1908 a 1961, como una ~olución
aceptable para los demás miembros del Tratado y para el reSto de la
comunidad internacional. I
5. La inquietud del Tercer Mundo acerca de las posibilidades que brrece la
zona de aplicación del Tratado Antártico-un catorceavo de la s~perficie
terrestre- y el Sistema Antártico mismo, podrá ser canalizada por inter-
medio del Secretario General de Naciones Unidas, y resguardada por el
actual. convenio multilateral, que desde su inicio ha estado abibrto a la
adheSión de todos los países. Esta inquietud parece comprensible si se
considera la importancia de Antártica como zona de paz, la~oratorio
científico, verdadero pulmón de la humanidad, eventuales riqJezas, en
especial petrolíferas, y la principal reserva de agua del Planeta.1

100
11
El marco geográfico
de la actividad antártica
LA GEOGRAFIA ANTARTICA COMO BASE
DE NUEVAS ORIENTACIONES POLITICAS

Ricardo Riesco

1. LA ACTUAL CONCEPCION POLITICO-ESPACIAL


DEL MUNDO INDUSTRIALIZADO.
UNA TRANSICION DE LOS ESPACIOS DE ESCALA REGIONAL
HACIA UN PLANO TOTAL DE REFERENCIA:
LA 'UNIVERSALIZACION' ESPACIAL DEL PLANETA

El avance industrial y el creciente perfeccionamiento tecnológico de los países


desarrollados del hemisferio boreal, alcanzado en la segunda mitad del siglo
xx, no solamente han significado una transformación radical en las estructuras
políticas, sociales y económicas de 6US respectivas sociedades y de sus propios
territorios, sino que sus derivaciones abarcan en forma creciente también al
mundo entero. Desde una perspectiva de Geografía política, la revolución
industrial ~ue surge con una precisa connotación geográfica acotada a la
Europa occidental del siglo XIX- significa paralelamente el comienzo de una
concepción absolutamente diferente de las relaciones espaciales de poder,
dominio y dependencia entre los Estados.
La industrialización representa el inicio de una progresiva y continua
independencia de la humanidad de los espacios geográficos locales y regionales
a los que había estado ligada desde sus orígenes a través de la economía agrícola
nómada y sedentaria, como también en función de la artesanía manufacturera
durante el período preindustrial. El proceso desata así la más intensa movilidad
espacial demográfica que se tenga registro a escala planetaria y abre el camino a
lo que se ha denominado la urbanización del planeta. América Latina es
actualmente la región con una de las más altas tasas de urbanización, donde el
63% de sus habitantes corresponde a población urbana. A modo de compara-
ción esa relación en Africa es de 28% yen Asia de 23%. De acuerdo al último
censo de población realizado en Chile en 1982. e181% de los 11,2 millones de
habitantes que tiene el país corresponde a población urbana 1.
Por consiguiente, el signo geográfico-político del siglo xx es el paso de una
modalidad de asentamiento dispersa en el espacio a un sistema de asentamien-
to concentrado. Esta mutación de estilo en la ocupación del espado genera
paralelamente no sólo una estructuración demográfica interna de las socieda-
des industrializadas radicalmente diferente a la del periodo precedente, sino
también significa el comienzo de un desarrollo de las comunicaciones. de la
circulación y del transporte que abarca la superficie terrestre toda.

lEn 1907 esa relación era de 43%, y en 1940 de 52%; véase RAHRJ. 'Chile" K1ett
Verlag 1981, SmugarL

103
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Con ello, el signo que más ha determinado las relaciones PflítiCO-


espaciales durante la 2a mitad del siglo xx ha sido el surgimiento y la t ma de
conciencia de los espacio geográficos mayores, donde el horizonte de r feren-
cia deja de ser local para entrar a operar una dimensión que recoge la tOfalidad
de los espacios terrestres en toda su magnitud y diversidad en forma s~multá­
nea, y en la que no actú~n las fronteras ni las nacional.idades: A~í la uniter~ali­
dad del mundo, es deCir, el planeta todo, es la realidad, SI bien comlpleJa y
dinámica, pero siempre unitaria, a la cual están referidas las relaci9nes de
poder y dependencia de la humanidad industrializada en nuestros días. Las
concepciones espaciales se estructuran y articulan con arreglo al co~cierto
mundial de las naciones, en donde los hombres no son ya solamente ciudada-
nos de un país, sino que simultáneamente habitantes del mundo. Mdderna-
mente se ha llegado a hablar de espacios geográficos que son 'patrimonio ..le la
humanidad'. I
En Geopolítica la noción estática de territorialidad geográfica de lbs pue-
blos pierde en forma creciente su significado tradicional, para dar pas6 a una
concepción que concibe a los distintos pueblos más bien como cuerpos cfltura-
les dinámicos, que habitan y se desplazan con una dimensión, sentido y signifi-
cado espacial diferente 2 • Los puntos neurálgicos no son estáticos y los catacteri-
za no sólo un dinamismo en el tiempo, sino también en el espacio. I
Las fronteras geográficas son concebidas no como elementos físitos del
paisaje, sino ante todo como transiciones culturales con un carácter rec~rrente
a veces mayor o menor, y no puede llamar la atención entonces la crbciente
instauración de uniones aduaneras, las liberaciones económicas, etc. La tapaci-
dad productiva de bienes del mundo industrializado es tal que es dpaz de
abastecer, de por sí sola, a la totalidad del mercado consumidor mun~ial. Es
más, esta capacidad teóricamente ilimitada de producción mecanizadal y tam-
bién en el último tiempo con un signo creciente de automatización a ~ue da
lugar la revolución industrial necesita, imperiosamente, estar supedibda al
espacio planetario total, incluido el ecúmene y el anecúmene. I

La pertinaz lucha interna que, abierta o encubiertamente, están Itrando


los países altamente industrializados entre sí -probablemente en forma inde-
pendiente de sus ideologías contrapuestas-- es ante todo una ardua ~ugna y
disputa por la repartición de los mercados mundiales. Así la espeCializa~ión de
la producción no puede ser interpretada desde un punto de vista geo ráfico,
sino como una clara repartición espacial, en forma de una parcelación econó-
mica-territorial, de los mercados mundiales. A su vez, los altos niveles i terna-
cionales de cesantía laboral, si bien se les puede explicar coyunturalmeflte, no
son sino las primeras implicancias y características de la capacidad multiplica-
dora ilimitada a que ha dado lugar la industrialización como proceso ~ con la

2En relación a la concepción del Espacio en Geografla política, véase Riesco, R. El


Espacio en la Geografía, pub!. en "El Espacio en las Ciencias", editado por el Co6sejo de
Rectores de las Universidades Chilenas, Ed. Universitaria 1982, pp. 191-226.

104
Ricardo Riesro I LA GEOGRAFIA ANTARTICA COMO BASE DE NUEVAS ...

cual el mundo civilizado habrá de de saber convivir como un flagelo permanen-


te a futur0 3 •
Es así como en el marco de esta concepción global de los espacios terres-
tres, que rige actualmente la Geografía política mundial, resulta cada vez más
difícil distinguir y separar entre objetivos políticos, objetivos económicos y
objetivos estratégico-militares individuales de las grandes potencias. Más bien
el mundo desarrollado ha hecho absolutamente interdependientes y sincróni-
cas estas alternativas y en la actualidad un objetivo es político en tanto es
simultáneamente económico y, por añadidura, estratégico-militar, y viceversa.
La simultaneidad y la instantaneidad de las comunicaciones en el planeta ha
puesto sobre aviso a toda la humanidad acerca de esta modalidad con que se
despide el siglo xx y, a la vez, ha transformado en más agresiva la postura de los
bloques en su disputa por el espacio terrestre total. Pero también el desarrollo
de las comunicaciones ha vulnerado y permeabilizado la antigua parcelación
territorial espacial del planeta. De acuerdo a un reciente estudio de Naciones
U nidas, prácticamente la mitad de la población económicamente activa de
todos los países industrializados sumados trabajaba en la elaboración y en la
transmisión de comunicaciones en el año 1982. La territorialidad ideológica no
reconoce así fronteras e irrumpe y se asienta allí donde encuentre una recepti-
bilidad dispuesta a acogerla.
En cada una de las decisiones que se toman en la actualidad está más en
juego no sólo el destino y la supervivencia de las sociedades de los respectivos
países desde donde emana la iniciativa, sino que paralelamente se está compro-
metiendo de modo progresivo el destino de la humanidad toda. El mundo del
siglo XXI estará habitado entonces, sin duda, por una sociedad de las comunica-
ciones.

2. LA ANTARTICA: SU SIGNIFICADO EN EL MARCO DE


ESTA NUEVA CONCEPCION POLITICA ESPACIAL

Esta nueva concepción del espacio terrestre es manejada y aplicada indistinta y


simultáneamente en la actualidad por los dos grandes bloques industrializados
en que se ha polarizado la humanidad, liderados por los Estados Unidos de
Norteamérica y la Unión Soviética. Es, sin duda, la característica de su pertinaz
disputa por el control y dominio de las dos grandes y últimas unidades territo-
riales del planeta que aún no han definido ni se han articulado en alguno de
estos mundos. Estos dos grandes territorios son el continente antártico y el
océano Pacífico Sur.
Desde un punto de vista geográfico, si bien es cierto resulta posible

3Los aproximadamente 30 millones de cesantes, que suman en conjunto las siete


principales naciones industriales del mundo occidental en la actualidad, representan una
cifra prácticamente imposible de reabsorber a futuro.

105
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

diferenciar claramente entre estas dos unidades -la una continental-te restre
y la otra oceánica- desde una' perspectiva geoestratégica, sin embar o, son
unidades absolutamente interdependientes. La aceptación internacion de los
espacios oceánicos económicos exclusivos sujetos a la soberanía de los Jstados
ribereños, unido al trazado que asume la línea de las 200 millas marinasJ realza
la dependencia reciproca creciente de estas dos unidades geográfidas. En
efecto, en el mismo sentido de que las aguas internacionales del océano ~acífico
sur significan la entrada septentrional principal a través del hemisferio occi-
dental hacia el continentes antártico, este último representa, en igual rrledida,
el acceso meridional indiscutido al océano .?acífico Sur. I
Por lo tanto, estratégicamente resulta dificil desligar el destino COlón de
ambas unidades. No sería, por consiguiente, peregrino conjeturar que el
dominio sobre una de estas unidades supone, necesariamente, el contr I sobre
la otra, independientemente por cual extremo se dé inicio al proce~o. Sin
embargo, tanto los océanos internacionales como los continentes despoblados,
son espacios abiertos en disputa dificiles de incorporar y dominar ter~itorial­
mente. Están supeditados a ser controlados por enclaves periféricos y/o me-
diante posiciones insulares4 • . I
Resulta altamente probable que aquella potencia o bloque que o~tenga
influencia y control sobre estas dos unidades logre, paralelamente, el d~minio
sobre todo el planeta5 . I
¿Cuáles son entonces desde un punto de vista geoestratégico estos ehclaves
periféricos y/o posiciones insulares que abren una vía de penetraciót en el
hemisferio occidental al continente antártico?
¿Son los accesos antárticos múltiples y cuál es su constancia en el ti mpo y
en el espacio?

3. CONFIGURACION DEL TRAZADO DE LAS 200 MILl!.AS


DE AGUAS EXCLUSIVAS EN TORNO
A LA ANTARTlCA y EL OCEANO PACIFICO SUR 1
La configuración a que dan origen las 200 millas marinas de aguas eco, ómicas
exclusivas constituyen un fundamento geográfico espacial básico en relación a
la problemática del acceso antártico.
El Tratado sobre el Derecho del Mar refrendado recientemente e Jamai-
ca establece, entre otras consideraciones, el control exclusivo de los res ectivos
i
paises ribereños sobre los recursos hasta un límite de 200 millas. Ahora bien,
descontado estos espacios marinos asi delimitados de la superficie dceánica
total del planeta, se estructuran los espacios oceánicos internacionales, es decir,

"Entre una serie de otras connotaciones de la más diversa índole, el Ireciente


conflicto austral anglo-argentino demostró ·-hecho reconocido por el almirantazgo
inglés--Ia vulnerabilidad de una fuerza naval sin un correspondiente apoyo de tierra.
5Véase Riesco, R., en Chile y sus perspectivas geográfICas frente al Pacífico y la .k ntártica
publicado en Rev. de Geografía U.C. N° 7, :1980, pp. 49-56.

106
Ricardo Ríesco I LA GEOGRAFIA ANTARTICA COMO BASE DE NUEVAS ...

aquellos que han sido considerados y definidos como patrimonio de toda la


humanidad. La superficie oceánica así definida alcanza a 70 millones de
kilómetros cuadrados.
Prácticamente la mitad (48,8%) de los espacios oceánicos internacionales
se ubican en el océano Pacifico, mientras los dos cuartos restantes se distri-
buyen en proporciones más o menos similares, entre el Atlántico (27,7%) y el
Indico (23,4%). Este sólo hecho pone de realce el significado trascendente del
Pacifico a futuro y lo define como escenario de controversias y disputas.
No obstante, se pueden añadir otras consideraciones adicionales que
ponen de manifiesto la singular perspectiva de estos hechos. De los 34 millones
de km 2 de aguas internacionales del Pacifico, tres quintas partes (58,8%) están
ubicadas en el hemisferio sur y. de ellas, 14 millones en el océano Pacífico
meridional extratropical que baña las costas de Chile. En efecto, como revela el
mapa, el trazado de las 200 millas de la zona económica exclusiva determina
que en el océano Pacífico sur extratropical se forme una unidad central de
aguas internacionales y que corresponde a la mayor reserva de acéanos inter-
nacionales del planeta. Sin embargo, ésta queda rodeada y por ende aislada por
aguas territoriales pertenecientes a los países ribereños.
A este rol preponderante del Pacífico ~el Pacifico Sur- y frente al cual
uno de sus accesos es el continente antártico se suma una consideración de
índole planetaria que ayuda a configurar y dimensionar una explicación geo-
gráfica a determinadas decisiones políticas de las naciones frente al continente
antártico.
Solamente un tercio (23,5 millones de km 2) de las aguas internacionales
del planeta se ubican en el hemisferio boreal. Estos antecedentes fundamentan
el desplazamiento de la presión político-espacial que a este respecto se observa
en dirección del hemisferio austral del planeta y, es más, la convergencia
dentro de esta tendencia generalizada de un interés creciente hacia el Pacifico
Sur y la Antártica. Desde esta perspectiva y con un criterio de Geografia
Política, el llamado diálogo Norte-Sur amenaza con transformarse en un
conflicto Norte-Sur.
La aceptación internacional de la zona económica exclusiva significa que
las aguas internacionales de los océanos se reducen en superficie en aproxima-
damente un 36%. Las aguas territoriales abarcaban anteriormente sólo el 3%
de las superficies oceánicas. Más adelante se analizarán en este sentido las
implicancias económicas de esta reducción de los océanos internacionales con
respecto al impacto sobre las riquezas marinas. De momento es necesario
apuntar que además de una importante reducción areal de los océanos interna-
cionales producto de la vigencia de la zona económica exclusiva, las aguas
internacionales quedan com pletamente aisladas en medio de los acéanos y, por
ende, su dificil explotación comercial queda necesariamente sujeta a un apoyo
continental. En Geografía Politica los océanos adquieren relevancia sólo en la
medida que éstos presenten una relación recíproca de interdependencia con
las masas continentales. Es primordial que se genere un vInculo entre estos dos
ámbitos vitales para que se plasme un efecto geográfico político. En este sentido
la importancia estratégica de las aguas internacionales y su factibilidad de

107
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

explotación sufren una restricción importante que, unida al hecho de q,ue estas
aguas se ubican prácticamente sin excepción sobre las profundidades bbisales
de las respectivas cuencas océanicas, puede llegar a debilitar momentádeamen-
te su interés económico inmediato. I
El aislamiento de las aguas internacionales del Pacífico Sur rompe, como
revela el mapa, exclusivamente en dos puntos. Por una parte en su Jxtremo
septentrional por la discontinuidad que se produce en el trazado del las 200
millas entre el archipiélego de Juan Fernández y la isla de Pascua y, erl menor
escala, entre esta última y el trazado en torno al archipiélago de TuÁmotu.
La segunda discontinuidad se observa en el cuadrante surocdidental,
donde se genera un angosto acceso marítimo internacional al sur dd Nueva
Zelanda. Por consiguiente, si bien es cierto el continente antártico tien~ acceso
marítimo septentrional a través de aguas internacionales, éstas están c~)fltrola­
das y enmarcadas en aguas económicas ,exclusivas que pueden condicionar su
acceso. . l.
Desde esta perspectiva de acceso antártico, el cuadrante suroccldental
representa una posibilidad subordinada en relación al cuadrante surJriental,
principalmente en virtud de tres consideraciones particulares. La penJtración
polar, es decir, la ubicación latitudinal del continente australiano y dJ Nueva
Zelanda no va más allá de los 45° sur y, por consiguiente, tiene un dbsplaza-
miento en dirección al ecuador superior a 1200-1500 ~m en compararlión a la
penetración meridional que alcanza el cono sudamericano.
En segundo lugar, el continente antártico alcanza su máxima pen tración
en sentido ecuatorial hasta aproximadamente 63° de latitud, precisarrlente en
el cuadrante suroriental en la Península Antártica, en la llamada Tierra de
O'Higgins. De esta manera el acceso oriental está constituido por un ¡eslabón
cerrado de mares territoriales que, partiendo del continente sudamericano, se
extiende por el arco de las Antillas del Sur para continuar en la jnínsula
antártica.
Finalmente es necesario recalcar que el continente australiano es inserto
simultáneamente tanto en la vertiente pacífica como en la vertiente del océano
Indico y, en su extremo norte participa del complicado y conflictivo to de
la Melanesia. Asume así una posición tripartita de pivote en lo que re
las salidas marítimas occidentales tropicales y extra tropicales del océan
co. Sin embargo, estas salidas constituyen, a la vez, las entradas orien les del
océano Indico. I
Esta situación es radicalmente distinta en la vertiente pacífica americana
en donde, por un lado, no existe un desmembramiento geográfico intbrtropi-
cal similar al de la vertiente occidental y, por otra parte, la vertient}1andina
extratropical pacífica está claramente diferenciada de la vertiente atlá tica no
solamente por la existencia de un relieve montañoso sino, sobre tod ,por la
presencia de dos países soberanos y distintos. 1
La función privilegiada de 'puerta de acceso única' que repre enta la
península antártica hacia ese continente se acentúa al considerar que la Antárti-
ca tiene un perímetro de 23.680 km que, en vista del permanente de~prendi-

108
Ricardo Riesco I LA GEOGRAFIA ANTARTlCA COMO BASE DE NUEVAS ...

miento de lenguas glaciares hacia el mar subantártico, representa un escollo


insalvable en prácticamente toda su extensión.
Estas consideraciones determinan, claramente, la preeminencia geoestra-
tégica del cuadrante suroriental del océano Pacífico y del cono sur extratropical
de América meridional, en vista a un acceso antártico continental-marítimo.

4. EL VALOR ECONOMICO DE LA ANTARTICA DESDE


LA PERSPECTIVA DE LOS ESPACIOS TOTALES

Para intentar delinear la importancia que desde múltiples perspectivas es


posible atribuirle al continente antártico, es necesario tomar previamente
conciencia de las dimensiones geográficas y de la potencialidad de recursos
naturales de este territorio.
La Antártica tiene una superficie de 14,1 millones de kilómetros cuadra-
dos, siendo de tal manera más grande, por ejemplo, que toda Europa occiden-
tal, incluido el sector europeo de la U nión Soviética al oeste de los U rales, o si se
quiere, el doble de la superficie de Australia. Está cubierta por una capa de
hielo de alrededor de 4.000 m. de espesor, como promedio, y tiene una
superficie de 200 mil km 2 sin una cubierta de hielo. Las prospecciones científi-
cas recientes han permitido determinar la existencia de grandes reservas
naturales minerales y orgánicas en la Antártica, además de haberse podido
calcular que alberga más del 50% de todas las reservas de agua dulce del
planeta. Las exploraciones recientes de 'Glomar Challenger' en el Mar de Ross
han dado resultados positivos en cuanto a yacimientos de petróleo y de gas.
Asimismo se han podido detectar amplios yacimientos de carbón en la forma-
ción Beacon en la Cordillera Transantártica a una altura de entre 2000 y 4000
m., mientras hay indicios de hierro en las montañas de Prince Charles6 . Sin
embargo, los descubrimientos más relevantes se encuentran en el macizo de
Dufek en las alejadas montañas de Pensacola. Corresponde a la intrusión
magmática estratificada más grande conocida en el mundo y se estima particu-
larmente rica en cromo, niquel, platino, cobre y vanadio. Esta intrusión resulta
de particular interés yá que se ha logrado establecer que se ubica bajo una
cubierta relativamente delgada de hiel0 7 .
La presencia de estas riquezas y el continuado y acelerado avance tecnoló-
gico del mundo industrializado despiertan un interés creciente sobre este
continente.
La inminente presión futura sobre el continente antártico, que ha pasado a

6Véase K.K. Markov, V.l. Bardin, V.L. Lebeder, AJ. Orlov, and I.A. Suetova. The
Geography o[ Antartica 1970, Edited by J. Sherman, Israel Program for Sdentific Transla-
tions Ltd. .
7La importancia económica del territorio antártico se acentúa si se tiene en conside-
ración que, según las estimaciones de las Naciones Unidas, en el afio 2000 habitarán el
planeta 6 mil millones de personas con una expectativa promedio de vida de 74 años.

109
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

ser considerado como la última reserva económica de la humanidad, se explica


en toda su dimensión si se tiene en consideración la aceptación internacfonal de
la zona económica exclusiva en los océanos del planeta. En efecto'l ello ha
determinado que alrededor del 85% de los recursos pesqueros, cerca \:lel 60%
de los nódulos de manganeso detectados y prácticamente el 100% de los
yacimientos petrolíferos y de gas del planeta queden sujetos a un tégimen
patrimonial exclusivo de los respectivos países ribereños. I
No puede llamar en este sentido la atención que China, el país más poblado
del planeta, haya acentuado su interés en el continente antártico. En 1981
formó un comité nacional para la investigación antártica y desde ~980 ha
enviado 19 científicos a ese tI~rritorio. Actualmente se ha decidido la p esta en
marcha de una base cientlfica antártica y la construcción de un buq e rom-
pehielos. I
La ausencia de población en la Antártica puede ser, sin duda, inte~pretada
como un factor negativo, inhibidor del desarrollo y de la explotación económi-
ca de ese continente. Haushofer8 sostiene que todo dominio territorikl de un
espacio se basa necesariamente, es decir, se puede ejercer sólo a traJés de la
población. En su conocida aseveración de 'pueblo sin territorio', introduce, sin
embargo, la posibilidad inversa al plantear la existencia de 'territQrios si':l
pueblos'. No obstante. desde una perspectiva del desarrollo tecnológico mo-
derno, esta caracteristica de despoblamiento puede ser considerada ~mbién
como un estado favorable en el sentido de favorecer un dominio territ&rial. En
este sentido resulta de gran importancia el contar con bases de apoyo terrestre
y de proyección poblacional en las proximidades inmediatas que, si~iendo a
Haushofer, representan los núcleos vitales donde se asienta el impulso. Esta
eventualidad recaería sobre el cono sur de América meridional, atribuyéndole
un rol protagónico que geográficamente no puede eludir, a la vez qu¿ precisa
del desarrollo de una conciencia y voluntad política que le permita asu6;ir -ya
sea directa o indirectamente- esa responsabilidad. No seria por tantolperegri-
no colegir que toda intención de consolidación de cualquier presencia *ntártica
pasa, necesariamente. por el extremo continental de Sudamérica Iy. como
quedara planteado anteriormente. por el océano pacífico sur. I
Probablemente radique aquí uno de los problemas más agudos phncipal-
mente para Chile y secundariamente para Argentina, Ambas nadones se
caracterizan culturalmente por no haber desarrollado una capacidad ~lena de
poblar, más bien ante todo de habitar los espacios. En el caso chileno esa
peculiaridad es particularmente evidente. Aún disponiendo de grand¿s exten-
ciones desarrolla una conducta que lo lleva a habitar espacios menorks. míni-
mos y restringidos. Es renuente a copar los espacios disponibles, cara~terística
que, por otra parte, se contrapone abiertamente al supuesto espíritu avlemure-
ro que, tal vez erróneamente, se le atribuye al chileno.
En este contexto están aún demasiado frescos los acontecimient s de las

"H",'or." K., "Gq¡en.p;d wn M"., ~d EnI, ¡mP,m"~',n Ral., ,n 5


I
Verhand1ungen des 26. Deutschen Geogra,phentages 1938, pp. 54-66.
I
Ricardo Riesco I LA GEOGRAFlA ANTARTICA COMO BASE DE NUEVAS ...

islas Falkland entre Inglaterra y Argentina. No ha entrado a operar la suficien-


te perspectiva histórica del problema para abordar un ánalisis decantado de
este conflicto. Sin embargo, no pareciera temerario quizas postular, como
hipótesis, una eventual intencionalidad geopolítica del mundo industrializado
tendiente, entre otras consideraciones, a mantener una cabeza de puente
territorial que avale y posibilite una proyección antártica futura. De igual
manera pudiera intentarse una interpretación, bajo esta perspectiva, de las
controversias territoriales chileno-argentinas en el extremo meridional de
Sudamérica9 • Vale decir, como una deliberada premeditación del mundo
desarrollado para contribuir a un diferendo entre dos naciones que, por
posición geográfica, dominan el acceso terrestre fundamental hacia la Antárti-
ca. Paralelamente se testimonia así, una vez más, la flaqueante vocación geoes-
tratégica de los paises latinoamericanos que no guarda parangón alguno con el
decidido conocimiento que caracterizó, por ejemplo, a la corona española
durante su imperio colonial, vocación que los países sudamericanos en alguna
medida debieron de recoger y heredar.

5. PERSPECTIVA ANTARTICA EN LAS COMUNICACIONES


Y EN LA NA VEGACION MUNDIAL

La Antártica adquiere un significado prioritario si se considera la navegación


aérea por la ruta polar austral. La configuración esférica del globo terrestre
determina que la distancia más corta entre dos puntos de la superficie terrestre
es el arco inscrito en el círculo máximo que pasa por los dos puntos en cuestión.
De esta manera la ruta polar austral, en atención a la creciente limitación de
combustibles orgánicos y ante la necesidad de una comunicación rápida y
expedita, gana cada vez más en importancia 10.
Precisamente aquí radica una diferencia geográfica sustancial entre el
hemisferio norte y el hemisferio austral y que tienen una incidencia capital en
este contexto. Se dice que la asimetría en la distribución de tierras y mares en el
planeta le confiere al hemisferio sur un carácter eminentemente oceánico. Sin
embargo, es necesario matizar esa afirmación y distinguir tres grandes instan-
cias del problema.
En la zona intertropical existe una simetría en la distribución de tierras y
mares en ambos hemiferios. Es en las zonas extratropicales de la tierra donde se
manifiesta una marcada diferencia en el sentido que en el hemisferio boreal
existen seis veces más superficies continentales que en el hemisferio austral,
quedando definido así por su acentuada impronta marítima en estas latitudes.

9Una documentada revisión histórico-geográfica de esta relación se encuentra en


Santis, H. Los pasos australes en el desarrollo territorial chileno en Rev. Política N° 2, 1983. pp.
73-109. Universidad de Chile.
IOVéase Riesco. R. en La GeografÚl del Océano Padfuocomo base de una relación especial.
publicado en 'Ensayos sobre el Pacifico' editado por Francisco Orrego Vicuña, Edit.
Universitaria 1981, pp. 69-99.

111
POLITICA ANT ARTICA DE CHILE

Sin embargo, las regiones polares de ambos hemiferios muestran mbién


t
sustanciales diferencias. Mientras que en el polo norte no existe un co , tinente
propiamente tal, sino un mar ártico permeable al tránsito marino, erlI el Polo
Sur se ubica un casquete cerrado de hielo homogéneo y de una superficie de
14, l millones de km 2 Es decir, la existencia de un continente antártico.
Por lo tanto, en el ámbito polar de la tierra se advierte una fuerte asimetría,
siendo esta vez el Polo Sur el que presenta un marcado acento continerltal. Esta
situación compensa la poca penetración polar de los continentes en el ~emisfe­
rio austral que alcanza, como máximo, hasta los 55-60° de latitud $ur. Por
consiguiente, el territorio antártico chileno --en especial la península que
conforma la Tierra de O'Higgins-- constituye la puerta de acceso se~tentrio-
nal al continente antártico. -1
Es necesario destacar que, contrariamente a la creencia ampliamente
difundida en el sentido de que las condiciones climáticas antártic~s serían
extraordinariamente adversas, investigaciones modernas revelan otr tipo de
antecedentes y observaciones. En efecto, dada la gran extensión supe~pcial del
continente el interior de la Antártica es extraordinariamente continelrtal. Esto
significa que si bien es intensamente frío y se registran las temperaturas más
bajas del planeta es, a la vez, extraordinariamente seco. Climatológidmente el
continente antártico se ubica al sur de la zona planetaria fronta~ polar y
subpolar, en el dominio de los vientos polares del sureste que sdplan del
continente hacia el océano subpolar. Consecuentemente se observan ~ondicio­
nes meteorológicas altamente favorables para la navegación y aproximación
aérea en virtud de lo despejado de los cielos y de la estabilidad convelltiva de la
atmósfera por efecto de la temperatura.
Las características tan extremas de iluminación a lo largo del ño--en
virtud de la inclinación del eje terrestre y del movimiento de trasI ción del
planeta- tiene una impronta positiva como también negativa. En efedto, desde
el punto de vista de la iluminación natural existe una operabilidad dé sólo seis
meses en el año, pero es, no obstante, una operabilidad que compreJde las 24
horas del día.

6, LA ANT ARTICA EN EL MARCO DE LAS MODERNAS


CONTINGENCIAS ESTRATEGICO-TECNICAS I
Finalmente no debe desconocerse la creciente importancia j{eoestr4égica del
continente antártico en el sentido de que es el área geográficamente más
. alejada de los centros focales y neurálgicos del planeta. Adquiere de t~1 manera
un valor peculiar y, por ende, muy codiciado en la estrategia de ubicación y
estacionamiento de misiles nucleares y/o de instrumental de inteligencia.
La actual prospección detallada del relieve submarino con mirras, entre
otras cosas, al estacionamiento de misiles estratégicos nucleares es, sir duda, la
gran alternativa que están explotando las grandes potencias mundt'ales en la
actualidad. En tal sentido no puede cO,nsiderarse como un hecho fort, ito que la
I

112
I
Ricardo Rieseo I LA GEOGRAFlA ANTARTICA COMO BASE DE NUEVAS ...

flota oceanográfica e hidrográfica de la Unión Soviética sea en la actualidad no


solamente la más grande del mundo, sino también mayor a la de los restantes
paises sumados. Sin embargo, aún considerando que el avance tecnológico
permite preveer hoy con cierta certeza que el instrumental de teledetección
satelítico podrá sin dificultad traspasar en sus observaciones las aguas marinas
llegando a un registro directo de los fondos oceánicos, el factor distancia
geográfica de la Antártica es una constante natural que no se puede alterar.
Así, este continente desempeña un atractivo creciente en la disputa por el
dominio mundial que se basa en su posición geográfica, su dimensión espacial y
su sentido goestratégico.

7. CONCLUSION

La incorporación y el dominio territorial de la Antártica con su consecuente


explotación económica comercial y su potencialidad estratégica para el empla-
zamiento de misiles nucleares intercontinentales puede significar una altera-
ción definitiva del balance de poder politico, económico y militar que caracteri-
za momentáneamente al mundo en la actualidad.
Desde una perspectiva de Geografía política la Antártica ha alcanzado la
premisa planteada por Ratzel' I cuando sostiene que cada país, cada océano, en
definitiva cada unidad geográfica debe ser primeramente conocida, habitada y
tener un contenido (significado) político. antes de que comience a ejercer, a
irradiar una acción hacia el exterior. El continente antártico ha entrado a
formar parte constitutiva del horizonte visual de las grandes potencias mundia-
les, adquiriendo una prioridad secundaria sólo en apariencia.
El cono austral de Sudamérica representa la vía de acceso obligada al
continente antártico y Chile Junto a Argentina deberán desarrollar una con-
ciencia geopolítica unitaria a este respecto, que les permita afrontar su rol
protagónico -si bien no en un sentido ejecutor- pero sí lúcidos de su ventaja
estratégica de mediación y apoyo continental en esta última tarea que debe
asumir la humanidad para entronizar su dominio definitivo sobre el planeta.

llRatzel, F. Anthropogeographie. Gründzüge der Anwendung der Erdkunde auf die


Geschichte. Stuttgart, 1822 (Tomo 1).

113
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

I
04
POBLAMIENTO ANTARTICO*

Marcia Poupin Berttoni

1. ASENTAMIENTOS ANT ARTICOS y RECURSOS NATURALES:


UNA RELACION DE MUTUA DEPENDENCIA.
CONVERGENCIA DE POSICIONES TERRITORIALES
E INTERNACIONALISTAS l

El Tratado Antártico contiene un conjunto de normas tanto restrictivas como


de fomento del desarrollo de ese continente: en particular, el poblamiento
masivo y estable -variable crítica del desarrollo- no estando expresamente
prohibido, está sin embargo, indirectamente restringido en cuanto no se per-
mite la explotación de la mayoría de los recursos naturales.
En efecto, el poblamiento masivo y estable y la explotación de recursos
están ligados por una relación de interdependencia. A corto plazo es posible
desarrollar asentamientos --existentes o nuevos- vinculados --el tratado lo
permite-- a actividades científicas y de turismo, en tanto que, a mediano plazo
ciertamente se desarrollarán los asentamientos productivos o relacionados
como centros de servicios a la explotación comercial de recursos.
De hecho, ya hoy existe un conjunto de Asentamientos Humanos de
características variadas, que se detallarán más adelante, cuya función está
ligada en general a la actividad científica, en algunos casos turismo, y particu-
larmente a la prospección de recursos con miras a una próxima explotación de
los mismos, materia que constituye en estos momentos el debate central en las
conferencias internacionales.
Estos Asentamientos Humanos de facto implican una toma de posiciones
de diferentes intereses nacionales en el territorio antártico: unos denotan, por
su localización,las reclamaciones de soberanía -Chile, Argentina, Reino U ni-
do, etc., y otros explicitan posiciones más o menos internacionalistas -Estados
Unidos, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, etc. Mientras los primeros
restringen voluntariamente su asentamiento a las áreas reclamadas -sin nece-
sariamente cubrirlas- los segundos, consecuentes con su posición, abarcan
gran parte del continente, incluso las áreas con reclamaciones. En esta toma de
posiciones, los países reclamantes de soberanía aparecen sin una conducta de
reciprocidad ante la internacionalización del poblamiento de sus áreas y,

*El presente texto forma parte de la investigación "Poblamiento y estructura espa-


cial en la macrorregión austral" del Instituto de Estudios Urbanos y de la Dirección de
Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
IPoupin, Marcia: Asentamientos antárticos y explotación de recursos: una relación
de mutua dependencia. Instituto de Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica
de Chile. Santiago 1982.

115
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

además, quedan en una posición desventajosa frente al sector antá, tico no


afecto a reclamación alguna. I
Esta ocupación efectiva, permitida en los términos del Tratado, se. traduce
de hecho en un cierto ejercicio de soberanía territorial en localizaciomes pun-
tuales claves en términos de accesibilidad -yen sus respectivas *reas de
influencia- y además, específicamente, sienta las bases para una ventuaIí'
soberanía económica no necesariamente territorialista pero ligada a la localiza-
ción de recursos naturales y, en importante medida, dependiente e cierto
conocimiento científico y tecnológico no común a todos los particip nles del
Sistema Antártico. I
Todo lo anterior puede traducirse en un avance que podría ~valar de
hecho las posiciones internacionalistas que -ya sea no reconociendo ~as rer,la-
maciones territoriales, ya sea aceptando un statu-quo en el plano jurídico-- en
último término centran su interés mucho más en una soberanía edonómica
convenientemente no restringida por fronteras territoriales y tanto m1ás ejerci-
table por quienes detenten los medios económicos y los conocimiento~ científi-
co-tecnológicos que la harían posible.. I
La fórmula que finalmente se adopte con respecto a la explo~ación de
recursos será decisiva para los procesos de poblamiento y ocupación ~eal y con
ello también para el ejercicio de una determinada soberanía que, particular-
mente en el continente antártico, se justifica ante todo -aunque no Jxclusiva-
mente-en términos económicos. En efecto, las dificultades de habit~bilidad y
accesibilidad, unidas a una hipotética inexistencia de recursos naturalfs, harían
ininteligible todo esfuerzo de colonización Antártica y tanto menor el atractivo
de los países por ella, aunque ciertos intereses extraeconómicos podrían tradu-
cirse en un poblamiento limitado y altamente especializado tanto funcional
como locacionalmente... . '.~.' ' . I

2. SISTEMAS DE ASENTAMIENTOS ANTAR'ncosJ


RACIONALIDADES SUB YACENTES I
Los Asentamientos Humanos Antárticos actuales constituyen siste+as regio-
nales de centros poblados, jerarquizados, especializados y estraté$icamente
localizados. I
Estos sistemas regionales antárticos presentan una estructur~ espacial
esencialmente costera conformada por bases de diversas nacionalidades.
La localización costera de los centros poblados está determinaaa básica-
mente por factores de accesibilidad inter e intracontinental y por la Idealización
de los recursos naturales marítimos y terrestres, renovables, susceptibles de ser
explotados. . 1
Aproximadamente cuarenta asentamientos Antárticos confo~man hoy
estos sistemas regionales. La relación que éstos tienen con el resto del mundo
está dada a través de ciertos puntos que por poseer ventajas de acce~ibilidad se
han desarrollado más que otros pasando a constituir "centros cabeceras" de los
sistemas regionales antárticos. Estos centros primados actúan COn:1o tales no

116
Marcia Poupin Berttoni I POBLAMIENTO ANTARTICO

sólo para una determinada red nacional de asentamientos, sino que también,
comprobadamente, ejercen influencia sobre bases de diversas nacionalidades
que, por su relativa proximidad espacial, dependen en términos de accesibili-
dad y servicios en medida variable de tales centros-cabecera. Estos últimos
ejercen asl una cierta hegemonfa nacional al interior de sistemas de asenta-
mientos nacionalmente heterogéneos.
Cabe destacar que básicamente tres centros poblados en todo el continente
antártico detentan esta primacía, aun cuando lo hacen en condiciones diversas
y en distinto grado: es el caso del poblado ruso Molodezhnaya, en la costa
oriental, para el acceso hacia o desde Africa, su continente más próximo a 3.600
km; de McM urdo en la costa oeste distante de N ueva Zelanda y Australia 2.250
Y3.200 km; y Marsh, un tercer contacto intercontinental entre América del Sur
y Antártica, distantes 840 km.
La primacía de cada uno de estos centros está relativizada no sólo por su
distancia intercontinental variable, sino también por su propio tamaño, por el
área antártica que cubren y por el número y diversidad de centros poblados
que dependen en algún grado de aquéllos.
En particular, Marsh, además de poseer las mejores condiciones de accesi-
bilidad, sirve potencialmente a un área más o menos equivalente al 10% del
continente. área que, sin embargo, por presentar también las mejores condicio-
nes de habitabilidad y una importante dotación de recursos naturales, contiene
aproximadamente cerca del 50% del total de centros poblados antárticos.
A estas ventajas comparativas de Marsh se agrega su condición de eslabón
entre la antártica occidental y un centro urbano austral de la importancia de
Punta Arenas, capaz de ofrecer a la población de esa área un nivel de servicios
no sólo superior al de cualquier asentamiento del continente antártico, sino
también en un tiempo sustancialmente más breve que el de cualquier otro
centro urbano extraantártico e incluso que el de cualquier centro primado
intraantártico. Por estas razones, a las que debe sumarse tanto la cualidad de
puerto aéreo y marítimo de Punta Arenas corno también la casi inexistente
estacionalidad que pudiera afectar tanto la accesibilidad corno los servicios
ligados a ella, se concluye que Chile posee en la actualidad la primacía urbana
en un sistema regional antártico de composición internacional, cuya ciudad
capital está en el continente americano.
Esta primacía actual puede acrecentarse en una inminente fase de explota-
ción de recursos dada la accesibilidad que la Península Antártica presenta ante
los grandes mercados del Pacífico y del Atlántico. Esta perspectiva, futura
aunque próxima, hace necesario revisar el sistema urbano-regional analizado
de modo de ajustarlo, tanto en su sección antártica cuanto en la americana, a los
nuevos requerimientos.

3. CONCLUSIONES

Si bien es cierto que en el primer punto de estas reflexiones se plantea corno


eventualmente desfavorable el hecho de que ciertos países reclamantes --entre

117
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

ellos Chile- circunscriban su poblamiento a las áreas respecto de las cuales


alegan soberanía -mientras que los paises no reclamantes internaci6nalizan
de facto el poblamiento y la ocupación de todo el continente-, no ef menos
cierto que las ventajas locacionales comparativas de Chile y de su territorio
Antártico reclamado justifican tal vez la mayor conveniencia de coÓcentrar
espacialmente los esfuerzos de exploración y colonización frente a la a1ternati-
va de dispersarlos intentando una mayor cobertura territorial. En od'as pala-
bras, frente a la disyuntiva de una presencia extensiva versus una in'fluencia
arealmente más restringida pero a la vez más intensiva -disyuntiva ~nto más
real cuanto menores sean los recurS9S de que dispone el país-- parec~ razona-
ble continuar con la política tradicional de coadministrar la totalidad del
continente Antártico y, simultáneamente, establecer asentamientos shlo en el
área reclamada y consecuentemente con la posición territorialista. I
Sin embargo, dado que esta opción deja abierto el sector reclamado al
poblamiento de otros países, la conclUSión anterior sólo es válida en IJ medida
en que, al interior de esta ocupación internacionalizada, Chile, no ~\.diendo
modificar esta realidad y su eventual incremento futuro, conserve y atreciente
su hegemonía por la única vía que el Tratado de hecho posibilita Iy que la
geografía del país transforma en un hecho real. En efecto, Chile e~tá en la
Antártica no por haber suscrito el Tratado sino al revés: ha participÁdo en la
gestión y desarrollo del sistema antártico porque es un país antártido.

118
lB
Ciencia y Tecnología antártica
como fundamentos de una política nacional
LA INVESTIGACION CIENTIFICA
COMO FUNDAMENTO DE
UNA POLITICA NACIONAL ANTARTICA

Dr. Guido Pincheira V.

l. INTRODUCCION

Las tareas y desafíos que la investigación científica y tecnológica de los países en


vías de desarrollo debe enfrentar poseen una especial connotación, pues los
conocimientos que de ella derivan deben conformar o generar políticas nacio-
nales para la solución de muchos problemas. En efecto, es en estos países en
donde el concepto "Investigación y Desarrollo" adquiere su mayor validez y su
más difícil aplicación. Por lo general las tareas o problemas son muchos y muy
variados y los recursos humanos y materiales son muy limitados. Estascondi-
ciones hacen necesario ser especialmente cuidadosos en la planificación y
coordinación de las acciones a desarrollar en la investigación científica y tecno-
lógica. '
Chile es especialmente privilegiado al ofrecer al científico una variedad de
problemas o tareas propias de su "loca geografía". Como ilustración podemos
mencionar los siguientes grandes problemas:
La desertificación de gran parte del territorio,
las características de la vida y la explotación de recursos en la alta montaña,
las características y manejo de su patrimonio oceánico, de su región insu-
lar, de su territorio antártico,
etc.
De todos los desafíos que el país plantea a la investigación científica y
tecnológica nacional, tal vez sea el estudio del medio ambiente antártico aquel
que mejor pone a prueba nuestra capacidad de contribuir significativamente a
la generación de conocimientos que se proyecten en una política nacional
antártica.
La Antártica es un continente de difícil acceso a la actividad humana. La
actividad cientifica que allí se realiza a partir de 1961, está sujeta a un régimen
de internacionalización, como consecuencia de la vigencia del Tratado Antárti-
co. Esto último.junto con ser un factor muy positivo para la labor a desarrollar,
pone a prueba la capacidad de nuestros medios científicos y gubernamentales
para interactuar y coordinar los esfuerzos de investigación científica y tecnoló-
gica de diferentes instituciones nacionales con los esfuerzos que en el mismo
sentido realizan una veintena de países, algunos de los cuales con la capacidad
para destinar recursos muy superiores a los de nuestro país.
¿Cuál es el desafio? El Continente Antártico posee una superficie de 14
millones de kilómetros cuadrados, de los cuales un 95% está cubierto de hielo.
De esta superficie. 1.250.000 km 2 corresponden a territorio chileno. A la
superficie indicada debemos agregar además el medio marino que la circunda.

121
POUTICA ANTARTICA DE CHILE

Como se puede apreciar, conocer y caracterizar esta enorme área es, si, duda,
una tarea muy vasta, compleja y de largo plazo, Es una tarea que requiere la
dedicación de un gran contingente de científicos y tecnólogos, los cuale's deben
contar con los correspondientes recursos de apoyo, tanto en lo humano como
en lo material. ' I
En nuestro país, gran parte de los recursos calificados para rea~izar las
tareas de investigación científica y tecnológica se encuentran en las unirersida-
des e Institutos de Educación Profesional. Luego. el desafío de llevar a cabo
una mayor y mejor investigación científica y tecnológica en la Antártitta, recae
también, en gran parte, en las instituciones de Educación Superior, I
Hasta ahora es posible indicar que, no obstante, una honrosa tradición de
esfuerzo y actividades antárticas de algunas de nuestras Universidatles, aún
pareciera no existir una amplia visión del panorama que allí tenerbos para
nuestra investigación científica y tecnológica, Sin duda, otras t.areas dt investi-
gación científica requeridas por el país han logrado interesar más al aún
limitado contingente de investigadores científicos. con que contam9s'
Otro aspecto importante de considerar es que hasta hace poco tiempo los
períodos útiles para la investigación antártica han sido unas pocas se~anas en
el año, aprovechando las expediciones de relevo del personal de las Bases, las
cuales por lo demás pueden transportar un limitado número de inXI stigado-
res, Sólo recientemente este factor ha variado gracias a las operacion s antárti-
cas de nuestra Fuerza Aérea, que hacen posible el acceso durante to o el año.
Tanto estas circunstancias, como la evolución que la situación antártica ha
tenido en el ámbito internacional, hacen necesario plantear la posibilidad de
una política nacional que en una primera acción oriente y estimule rn mayor
interés de nuestros recursos humanos en Ciencia y Tecnología,en torno a la
problemática antártica, Así, Chile podrá contar con los mejores ant¿cedentes,
tanto para reafirmar sus derechos antárticos como también para decidir y
negociar el manejo y utilización de los recursos naturales alli exist ntes.

2. UN POCO DE HISTORIA
DE LA LABOR CIENTIFlCA REALIZADA
Guido Pincheira I LA INVESTlGACION CIENTlFICA COMO FUNDAMENTO DE...

la realización de varios proyectos de investigación y la participación de científi-


cos chilenos en proyectos conjuntos con otros países.
La exitosa cooperación científica internacional plasmada en tales acciones
sirvió de base para que, en 1959, se estableciera el Scientific Comittee on
Antartic Research (SCAR) bajo los auspicios dellnternational Council ofScienti-
fic U nions (lCSU). N uestra comunidad científica fue impulsora de la iniciativa y
partícipe de las tareas acordadas, las que fueron orientadas por el Comité
Nacional de Investigaciones Antárticas, como parte de SCAR internacional. La
participación académica institucional, especialmente de la Universidad de
Chile entre los años 1961 y 1979, fue un importante estímulo a las labores de
dicho Comité.
Posteriormente el Tratado Antártico, acordado en 1959 y puesto en
vigencia en junio de 1961, ha permitido preservar el espíritu de cooperación
internacional en las investigaciones científicas que se realizan en la Antártica.
Nuestro país, respetuoso y consciente de los compromisos contraídos en
tales acuerdos, ha realizado esfuerzos considerables en el ámbito de la investi-
gación científica de varios de los problemas planteados para un mt;jor conoci-
miento de la Antártica. Así podemos señalar hechos como los siguientes: I
a) Establecimiento de una base científica (Base Gabriel González Videla)
cedida por la Fuerza Aérea y operada por la Universidad de Chile durante
los años 1961-1963 2 .
b) Establecimiento de una segunda base científica (Base Luis Risopatrón)
vecina a la Base Bernardo O'Higgins.
c) Establecimiento del primer Observatorio Volcanológico de la Universidad
de Chile en la Base Pedro Aguirre Cerda (Isla Decepción) en 1965.
d) Establecimiento de una red de plataforma con sensores remotos para la
obtención de datos meteorológicos.
e) Establecimiento de un Centro de Estudios Meteorológicos (Base Presiden-
te Frei) en la Isla Rey Jorge.
f) Desarrollo de una serie de proyectos en las áreas de Geología y Geoflsica,
que han permitido conocer en parte la evolución geológica de la Antártica.
g) Desarrollo de numerosos proyectos en el área de Biología, Pesquería,
Oceanografla, Ingeniería, etc.
Un valioso testimonio de la labor realizada se encuentra en numerosas
publicaciones registradas en el Antartic Bibliography, editado por la Biblioteca
del Congreso de los EE.UU. yen las publicaciones del Instituto Antártico de
ChileS. 4.
Un importante apoyo para la labor realizada ha sido otorgado por el

¡Chile, pa/.¡ antártico. Noticias N° 18, Año 2 (1980). Facultad de Ciencias Fisicas y
Matemáticas, Universidad de Chile.
2 Primer informe del progreso de las investigaciones antárticas. Publicación N° 16 (1961).
Instituto de Geofisica y Sismología, Universidad de Chile,
aSerie cientlf't.ca. lNACH 1970-1982. .
4Mazzei, Antonio. Catastro de la labor cientfJica del Instituto Antártico Chileno 1964-
1981.

123
POLlTICA ANTAllTICA DE CHILE

Instituto Antártico de Chile. organismo creado en 1963. para impulsar una


política nacional antártica coherente. , I
La labor de investigación científica y tecnológica que las Univer~idades
chilenas han desarrollado en la Antártica, ha tenido un importante domple-
mento en la realización por parte del Instituto de Estudios Internaciorlales de
la Universidad de Chile de dos importaptes seminarios sobre la probl~mática
antártica. I
En efecto, en 1977. y contando eón el copatrocinio del Institu~o de la
Patagonia. se realizó en Punta Arenas un Symposium InternaciomH sobre
Desarrollo de la Antártica. Dicho evento contó con la presencia de des6cados
expertos, científicos y juristas, tanto nacionales como extranjeros5 • I
En octubre de 1982, y contando con, el apoyo de la Fuerza Aérea d~ Chile y
The Tinker Foundation, de EE.UU., se realizó en la Base Antártica Chilena
Teniente Rodolfo Marsh, en la Isla ReyJorge, la conferencia sobre Política de
Recursos Antárticos. Este evento, aparte de reunir a un medio centfnar de
expertos, tuvo el profundo significadq de realizarse por primera vez, en el
lugar mismo de la problemática que lo motivaba. J
Las contribuciones de los diferentes expositores en ambos evento, permi-
tieron revisar y actualizar el problerqa de la Antártica en su más amplia
perspectiva. , I
Ambas iniciativas académicas han constituido valiosos aportes para orien-
tar en mejor forma los esfuerzos de nuestro país hacia una política Jntártica
más realista y consecuente con sus necesidades de desarrollo y sus corhpromi-
sos internacionales. Ambas iniciativas son también indicadores del l rol que
nuestras Universidades, y en especial la: Universidad de Chile, desem~ñan en
los mecanismos de generar poHticas ~acionales para enfrentar los ¡grandes
problemas de n!lestro desarrollo. J
3. PANORAMA ACTUAL

Es indudable que el esfuerzo realizado por nuestras Universidades pa a desen-


trañar parte de los misterios de la Antártica, ha podido dar sus frutos,/graciaS a
la colaboración y decidido apoyo de diversas instituciones nacionales., en espe-
cial el apoyo loglstico otorgado por la Armada, Ejército y Fuerza Aére<!. y, desde
luego, del Instituto Antártico de Chile. ¡
A ello debemos agregar, con una consideración especial, el ambiente de
cooperación científica internacional logrado por el Tratado Antártic4. Gracias
a dicho acuerdo, la labor de investigación ha podido apoyarse en múltiples
acciones de colaboración, que incluyen el uso de facilidades de apoyd logístico
comunes, intercambio de información y personal científico, proyecto~ de inves-
tigación conjuntos, etc. Paralelamente, una serie de periódicas reunibnes con-
sultivas han permitido enriquecer los logros en información científi¿a y expe-
,
50rrego V., FranciscQ y Augusto Salinas. El tÚsarrollo tÚ la Antártica, Saniiago, 1977
Editorial Universitaria.

124
Guido Pincheira I LA INVESTIGACION CIENTIFICA COMO FUNDAMENTO DE...

riencias alcanzadas por cada país participante. Al mismo tiempo ha sido posible
formular a los gobiernos signatarios y adherentes al Tratado Antártico, reco-
mendaciones comunes destinadas a mantener vigentes y hacer más efectivos
los objetivos del acuerdo.
El Tratado Antártico, acordado para un período de 30 años, entró en
vigencia el 23 de junio de 1961. Debido a ello puede ser revisado en 1991 y, de
acuerdo lo estipulado en algunas de sus cláusulas, podría estar en vigor hasta
1995. Un balance de la labor realizada en los 22 años de su vigencia es tan
positivo que sólo cabe desear que las condiciones de entendimiento y colabora-
ción científica logradas perduren en beneficio de las muchas tareas que aún
quedan por desarrollar, tanto en lo que a investigación científica se refiere
como también a las necesarias discusiones y acuerdos que deberán adoptarse
para el uso y preservación de los recursos naturales existentes.
Podríamos decir que la tarea antártica recién comienza. En efecto, al
revisar la información científica antártica más reciente, podemos extraer la
conclusión de encontrarnos ante un problema conformado por una gran
diversidad de ecosistemas poseedores de un rico potencial en recursos natura-
les, pero cuya dinámica nos es aún desconocida en gran parte.
Al mismo tiempo, podemos constatar que la fragilidad de los ecosistemas
es tal que hace muy difícil la tarea de predecir la evolución que ellos tendrán si
se concreta o intensifica la intervención humana.
El panorama puede ser ilustrado analizando la situación de un organismo,
el "krill" (Euphasia superba), crustáceo que ocupa una posición clave en las
cadenas alimenticias de los ecosistemas marinos antárticos y que ya es objeto de
una considerable explotación industrial. En efecto, las últimas estadísticas
indican que entre los años 1974 y 1980 ha habido un incremento de captura de
krill de 22.343 toneladas a 477.025 toneladas anuales. Sin embargo, aún no se
tiene una estimación exacta de su biomasa, pues las cifras varían entre 200 a
2.900 millones de toneladas 6 . Aún más, después de una década de investiga-
ción científica en este crustáceo, aún perduran muchas incógnitas sobre aspec-
tos básicos de su biología, como son su longevidad promedio (se piensa que 4
años), características de su fecundidad, las etapas de su maduración e, incluso,
la importancia de su rol como mecanismo de transferencia de energía en el
ecosistema marino, etc.
La importancia del problema "krill" en la ecología antártica es de tal
magnitud que constituye uno de los principales objetivos del Programa Inter-
nacional de Investigación Cientifica, BIOMASS, vigente hasta 1986.
La situación descrita para el "krill" se repite con muchos organismos que
habitan el ambiente marino antártico y que interesan económicamente a la
humanidad. La preocupación de los países miembros del Tratado Antártico
para evitar mayores deterioros del ecosistema hizo que, en 1980 se aprobaran
un acuerdo general para la conservación de los recursos marinos que viven en

6Nagata, Takesi. "La Aplicación de la Convención para la Conservación de los


Recursos Vivos Marinos de la Antártica: Necesidades y Problemas". La Antártica y sus
Recursos, ed. por F. Orrego Vicuña. Santiago, Edit. Universitaria, 1983, pp. 179-199.

125
POLITICA ANTAR'tICA DE CHILE

la Antártica (Convención sobre la Conservación de los Recursos Marinos Vivos


Antárticos) y acuerdos especiales para la protección internacional dJciertas
especies y zonas del Continente Antártico.
Sin duda alguna, estos acuerdos sOn de gran importancia, pues p rmiten
dar un mayor margen de tiempo para la realización de las investig~ciones
científicas de terreno que nos permiten conocer mejor la dinámica de l~ flora y
fauna antártica. ¡Ojalá! que incluso el quehacer científico a que esta t~rea dé
lugar ocurra con una mínima alteración del ecosistema. •
En lo concerniente a nuestro país, la información científica disponible
sobre el territorio antártico chileno, aparte de ser limitada en su cantidlld, está
en gen~ral circunscrita a restringidas áreas costeras, cuyo acceso es po~ible vía
marítima. Sólo recientemente el apoyo logístico de la Fuerza Aérea de Chile ha
permitido iniciar un plan de investigaciones científicas al interior del C~ntinen­
te Antártico. Esta nueva variable ha permitido a la U niversidad de Chile iniciar
el estudio d~ aspectos ~e aeromagneti~mo y gravimetría de gran imptrtan~ia
para la mejor evaluación del potencial de recursos naturales, en especial
minerales, en la Antártica. 1
La magnitud del esfuerzo realizado por las mencionadas instituci ; nes, ha
permitido cubrir un área de 50.000 km 2 , aproximadamente, en el sector
septentrional de la Antártica. Los resultados que se esperan de dicho ~royecto
permitirán, por un lado, conocer mejor la evolución geológica de la Ahtártica,
y. por otro, valorar mejor los recursos minerales y energéticos del área. La
información recogida hará posible elaborar una carta de anomalías magnéti-
cas, la cual, por superposición a una carta geológica, a otra contenitndo las
formas de la corteza terrestre, ya otra carta gravimétrica. indicará los fecursos
minerales existentes en la región. I
La importancia de la labor de in vestigación científica en marcha ppdrá ser
evaluada en el momento de decisión de un régimen de explotación de los
recursos minerales antárticos, problema que ya ha empezado a ser in~istente-
mente planteado en foros internacionales. I '
Proyectos de investigación científica como el mencionado anteri~rmente
son claramente ilustrativos de las perspectivas que debe tener el esfuerzo del
país hacia un mejor conocimiento de la Antártica. I
Debemos orientar nuestro esfuerzo científico antártico apoyándolo inte-
rinstitucionalmente hacia el estudio de problemas muy concretos y anticipando
en lo posible la aplicación de los conocimientos que genere. En la 4ntártica
existen tareas para muchos proyectos como el ya indicado. '
, I
4. PERSPECTIVAS PARA LA LABOR CIENTIFICA ANTARTICA
: I
¿Qué perspectivas para la actividad cie\1tífica antártica se pueden visu~lizar en
los próximos 12 años de vigencia del Tratado Antártico? ¡

No hay duda que la problemática1antártica sigue siendo un gra* desafío


para nuestra investigación científica y tecnológica. La información qJe aún se
• . " 1
reqUiere para caractenzar sus ecoststemas es mmensa y tomará tiempo el
I
Guido Pincheira I LA INVESTIGACION CIENTlFICA COMO FUNDAMENTO DE...

obtenerla. Por la misma razón es imprescindible realizar una cuidadosa selec-


ción de las tareas científicas que nuestro país proyecta realizar en el futuro
inmediato. El costo de la investigación ha aumentado considerablemente y los
recursos son escasos.
Por otro lado, la evolución del conocimiento logrado en la Antártica
pareciera aproximarnos aceleradamente a la implementación de un régimen
de exploración y explotación de los recursos naturales allí existentes. Las
últimas reuniones consultivas del Tratado Antártico así parecen indicarlo. No
obstante, el análisis de los documentos elaborados para evaJuar el posible
impacto que tales acciones ocasionarían en el medio ambiente, demuestra que
se ha llegado a un límite de apreciación del problema con los antecedentes
científicos disponibles. Parece claro que aún se carece de la información nece-
saria que permita usar los recursos naturales preservando sin grandes daños la
frágil ecología antártica.
Según N agata (1982), el estado actual de la información sobre el ecosiste-
ma marino antártico es aún insuficiente para establecer modelos cuantitativos
confiables, de cuyo estudio pueda surgir la implementación de politicas de
explotación Y'conservación de los recursos que allí se encuentra7 •
En lo que a krill se refiere, esto quiere decir que los posibles cambios en la
ecología antártica, derivados de la explotación intensa de este organismo, son
difíciles de predecir en base al actual estado de los conocimientos.
Referente a la planificación de un mayor esfuerzo científico en la Antárti-
ca, es posible sugerir que, dada la magnitud del estudio de los ecosistemas
antárticos, se requiere una estrategia que fragmente el problema en grandes
áreas del conocimiento, en las cuales se impulsen tantos proyectos de investiga-
ción como sea necesario para hacer más ágil el acopio de información. No
obstante, esta modalidad de trabajo debe estar complementada con la existen-
cia de los canales de coordinación y flujo de información entre los investigado-
res e instituciones participantes, condiciones no siempre existentes en nuestro
país. Es indudable que la importancia de la tarea requiere de una gran capaci-
dad de organización y apreciación del desarrollo y logros alcanzados en las
diferentes áreas científicas impulsadas.
Tales funciones debieran ser satisfechas por el Comité Nacional de Inves-
tigaciones Antárticas (SCAR nacional), el cual, para un mejor cometido, podría
actualizar su composición y dar una mayor agilidad a su funcionamiento, de
acuerdo a las nuevas circunstancias.
Un importante apoyo a la labor de planificación y coordinación de activi-
dades científicas antárticas sería el que el país contara con un centro de
referencia sobre la investigación antártica, conectado, desde luego, a los cen-
tros de referencia internacionales que sobre esta problemática existan o pue-
dan organizarse.
Las tareas de investigación científica en torno a problemas antárticos de
común interés para varios paises deben, además, abordarse con metodologías y
tecnologías que hagan comparables la información recogida.
Su análisis servirá de base tanto a la planificación de la continuidad de las
'lbid.

127
I
,

POUTICA ANTARTICA DE CHILE

investigaciones como también a la elaboración de modelos cuantitati ,os de la


dinámica de los ecosistemas antárticos aceptables por la comunidad ~ientffica
internacional. Sólo así será posible la elaboración y administración delplanes y
acuerdos que permitan la racional explotación y conservación de tales ~ecursos.
Paralelamente pareciera ir tomando forma un verdadero desafío' de colo-
nización de la Antártica con el establecimiento de comunidades huJanas en
función, ya sea de motivos económicos o esquemas geopolíticos. Adnque es
indudable que tales grupos humanos podrán permancer en la Antár~ca recu-
rriendo a elementos y tecnologías que los protejan del rigor ambiental, se hace
necesari.o conocer más sobr~ los pro?lemas fisiológicos y psicológico~ para la
adaptaCIón humana al medIo antártIco. •
Los trabajos de investigación relacionados con la Biología huJana y la
Medicina en la Antártica no han sido hasta ahora una contribución sig~ificativa
de nuestro país al conocimiento de tales problemas. Junto con revisar la
información ya disponible, es conveniente orientar parte del esfuerz~ científi-
co de nuestras Universidades hacia esta tarea tan prioritaria para la c~nsolida­
ción y éxito de las demás actividades que deberán ocurrir en la Antáriica en un
futuro cercano. I

5. FORMACION DE RECURSOS HUMANOS

El conocimiento y utilización de los recursos antárticos requerirá 1" estrecha


interacción de un numeroso y diverso grupo de profesionales (ingenieros,
meteorólogos, arquitectos, médicos, psicólogos, científicos, miembro~ de Fuer-
zas Armadas, economistas, administradores, etc), interiorizados en ~I proble-
ma. A unque el país cuenta con un considerable contingente de recur~os huma-
nos con experiencia antártica, la complejidad y variedad de tareas qub necesita
abordar, hace necesario organizar programas formadores de recur~os huma-
nos que consoliden y continúen la labor ya iniciada. ¡
Tales programas pueden ser iniciados de inmediato aparejados a los
proyectos de investigación científica y tecnológica antártica actualmente en
desarrollo. Es posible que, además de estas acciones, se pudiera inc?rporar el
análisis de aspectos de la problemática antártica a las materias revisadas en
diferentes asignaturas universitarias o de la educación preuniversitaba. Inclu-
so es posible pensar que en un futuro cercano se puedan desarr~llar en la
Antártica parte de las obligaciones curriculares para la formación de algunas
profesiones, como la manera más efectiva de lograr una especializabón en su
problemática. Para ello, es necesario que nuestras instituciones de tducaci6n
Superior consideren esta tarea con la prontitud requerida para su materializa-
ción en un futuro cercano. Las condiciones de apoyo logístico qJe la tarea
requiere han progresado notablemente en los últimos dos años. I
Tal vez sea posible orientar un mayor número de trabajos de tesis a la
problemática antártica e ir creando, junto con los nuevos conocimibntos, una
mayor conciencia antártica en nuestros medios científicos, profe~ionales y,
desde luego, estudiantiles. De esta manera será posible gradualmente en

128 I
Guido Pincheira I LA INVESTIGACION CIENTIFICA COMO FUNDAMENTO DE...

nuestro pueblo una cultura antártica basada en un fuerte ingrediente científi-


co. Los esfuerzos realizados hasta ahora en este sentido han sido esporádicos
por lo cual no han trascendido en la magnitud que el problema requiere. U na
posibilidad de lograr una mayor efectividad en esta tarea, sería la de crear una
Exposición permanente o Museo Antártico, en el cual se pudiera difundir el
conocimiento que se vaya adquiriendo a los diferentes estratos de nuestra
sociedad. Sólo así podremos desarrollar una conciencia antártica nacional con
sólidas bases culturales.

6. POLlTICA NACIONAL ANT ARTICA

No hay duda que ella existe. Tal vez sea necesario enfatizar algunos de sus
aspectos para hacerla más efectiva.
La política nacional antártica debe ser muy realista al f~arse metas para
atacar los problemas que a nuestro país le interesa dilucidar. Dicha política
debe ser especialmente integradora de los esfuerzos y contribuciones que
diferentes instituciones nacionales puedan aportar al conocimiento del proble-
ma. El efecto integrador será mucho mayor si tales instituciones participan en
la generación de políticas y planes de acción, acorde al esfuerzo que realizan.
En lo científico y tecnológico, nuestro país debe aún realizar un gran
esfuerzo para evaluar el real potencial de los recursos allí existentes. Intima-
mente asociado a este primer aspecto está la necesidad de implementar políti-
cas de preservación del medio ambiente antártico, empezando por los proble-
mas derivados del asentamiento y adaptación de grupos humanos numerosos.
En el campo internacional, es indudable que se requiere integrar el conoci-
miento científico con las perspectivas de negociación, derivadas del campo
político y diplomático, a fin de hacer posible el mejor ajuste de los intereses
nacionales con los sustentados por los demás países interesados en el problema.
En resumen, nuestra investigación científica y tecnológica antártica se ve
enfrentada a la necesidad de proporcionar a los organismos gubernamentales
los mejores antecedentes posibles para elaborar e implementar una política
nacional para un problema internacional de aprovechamiento de recursos.
Todo ello hace necesario que nuestra política antártica esté concebida con una.
especial amplitud de perspectivas.
En este sentido es fundamental que exista la mejor relación posible entre la
generación de la información y el proceso de adopción de políticas, evitándose
distorsiones, a veces derivadas del deseo de reparticiones o instituciones desti-
nadas a sustentar sus preferencias o intereses particulares ya existentes.
Es conveniente además recalcar que la relación entre las instancias genera-
doras de la información y el proceso de formulación de políticas es especial-
mente importante en aquellas situaciones en que existe una considerable
fragmentación institucional. De tal situación se pueden generar tensiones,
derivadas de las tendencias de cada institución hacia una autonomía de activi-
dad y las necesidades generales de coordinación o interdependencia para
afrontar el problema a nivel nacional. Como consecuencia de estas situaciones

129
POLlTlCA ANTARTICA DE CHILE

se genera'desaprovechamiento de recursos, duplicación de esfuerzos, frustra-


ciones, etc. I
De ahí que el proceso de formulación y decisión de políticas adquiere tanta
importancia como el contenido e implementación de éstas; lo cual pu~de ser
clave para el logro de los resultados que se esperan. I
En lo que a investigación científica y tecnológica atañe, es fundamerhal que
una política nacional antártica indique las prioridades de los objetivos naciona-
les que corresponda señalar en una primera aproximación. Además, eJ conve-
niente que se establezcan los cronogramas para el alcance de tales objetiivos con
las correspondientes evaluaciones periódicas. Es necesario asimismo tealizar
un permanente análisis de los antecedentes derivados del panorama a tártico
internacional para evaluar su incidencia en la politica antártica nacidnal. En
realidad, gran parte de la efectividad de los mecanismos puestos en acdión por
tal política dependerá de su capacidad para predecir o anticipar los ¿ambios
que en torno al problema se operen en la comunidad internacional.¡ De ese
modo será posible regular mejor la implementación o ajuste de las acciones que
nuestro país estime más convenientes. i
En síntesis, es posible indicar que la política antártica nacional debe pro-
pender inicialmente al logro de un mayor y mejor conocimiento cieJtífico y
tecnológico del problema. Estas acciones deben estar conectadas y ser s~guidas
a su vez de la negociación e implementación de acuerdos a nivel de ipolitica
internacional de nuestro país. Dado que los resultados de estos últimos ~ueden
retroalimentar los esquemas de actividades científicas y tecnológicas naCionales
en la problemática antártica, es conveniente que exista la mejor int~gración
posible de la instancia científica y tecnológica con la instancia política ~ diplo-
mática. Tal vez todo ello pueda tener cabida en un Comité Nacional del Política
Antártica en que tengan representación todas las instituciones que re~lmente
aportan antecedentes importantes al conocimiento y manejo del pr4blema.

130
EL SCAR y EL DESARROLLO DE LA
COOPERACION
EN MATERIA CIENTIFICA

Lucía Ramírez Aranda

l. ORIGENES DEL SCAR*


ACTIVIDADES CIENTÍFICAS INTERNACIONALES
EN LAS ALTAS LATITUDES AUSTRALES

La cooperación en las actividades científicas internacionales en las altas latitu-


des australes, se remonta al verano de 1874-75, año del Tránsito de Venus. Las
observaciones del paso del planeta entre el sol y la tierra sirven para medir la
distancia de la tierra al sol. En esta ocasión cuatro naciones instalaron observa-
torios en la región subantártica para estudiar este fenómeno: Francia en la Isla
Sto Paul y Alemania, Reino Unido y Estados Unidos en la isla Kerguelen.

a) Primer Año Polar Internacional (API) 1882·83


EllO de mayo de 1881, se anunció que la proposición que hiciera el teniente de
Navío Karl Weyprecht, explorador del Artico, de nacionalidad austríaca, de
coordinar estudios de las regiones polares, podría considerarse como definiti-
vo, debido a que por lo menos ocho estaciones estaban comprometidas. Origi-
nariamente Weyprecht yel conde Hans Wielczec, su patrocihador, habían
propuesto siete estaciones circumpolares en el Artico y dos en el Hemisferio
Sur.
En la 3a Conferencia Polar Internacional, verificada en San Petersburgo,
del 10 al6 de agosto de 1881, se fgaron las fechas del API, del l° de agosto de
1882 al 31 de agosto de 1883 yen la que se establecieron las reglas para las
observaciones obligatorias de meteorología, de geomagnetismo, de gravime-
tria, de astronomia y de mares.
El 1er API ha sido declarado como "la primera cooperación cientffica
internacional"; su programa se desarrolló principalmente en el Artico donde
se instalaron 13 estaciones especiales y dos en el Hemisferio Sur, una alemana
en Bahia Royal, islas Georgias del Sur, latitud 54°31 'S, Yotra francesa en Bahia
Orange, isla Hoste en latitud 55031 'S, que son las que nos preocupan, por ser
las que se efectuaron en las altas latitudes australes.
La expedición alemana, fuera de las observaciones obligatorias, nueva-
mente efectuó observaciones del Tránsito de Venus, para lo cual se instaló un
observatorio con cúpula giratoria, cuyos restos aún existen. El tránsito de
Venus se repitió ocho años después dell er paso (1874), y se volverá a producir
122 años más tarde en 2004.
·SCAR designa al Comité Cientlfico de Investigaciones Antártitas.

131
POLITICA ANTA~TICA DE CHILE

La expedición francesa, fuera de las operaciones obligatorias, efectuó un


programa que incluía botánica, etnología, geología, hidrografía, oceabografía
y zoología. Fue la única expedición que llevó un juego casi completo de
resgistradores automáticos, y también 'fue la única que llevó a cabo metlidas de
concentración de anhídrido carbónico en la atmósfera. .
Tanto la expedición francesa como la alemana en Bahía Orangel y Bahía
Royal, respectivamente, registraron en sus mareógrafos, el 27-28 de a:gosto de
1883 un comportamiento anómalo en las mareas, que posteriormente se com-
probó que había sido causado por la erupción del Krakatoa.

b) Segundo Año Polar Internacional (API) 1932-33


Para el segundo API, realizado para conmemorar el 50 aniversario del(: rimero
en 1932-33, se creó una nueva Comisión Polar Internacional (lPe) bajo la
Presidencia del Dr. D.la Cour, de Dinamarca, y se invitó a participar a a Unión
Internacional de Geodesia y Geofísica (WGG), dependiente de lesL. En la
reunión de la IPe en septiembre de 1930, en Leningrado, 26 nacioneJ acorda-
ron participar, entre ellas 3 del Hemisferio Sur, Argentina, Australia }\~BraSil, y
se rtió la fecha del 2° API entre ell ° de agosto de 1932 y el31 de agosto e 1933.
La Comisión esperaba que una red de 41 estaciones magnéticas o erarían
.. durante 1932-33, al norte de la latitud 55° N, Yque se efectuarían observacio-
nes en la Antártica seis meses antes y seis meses después del comienzd del año.
En marzo de 1931 la Comisión circuló un memorándum, enfati~ando el
carácter mundial del evento. I
El carácter mundial, y especialmente la red Antártica, sufrierorl grande-
mente debido a la crisis económica, y de las 20 estaciones que s~ habían
planeado al sur de la latitud 500 S, sólo Argentina llevó a cabo obsdvaciones

Sur.
c) Tercer Año Polar Internacional
Año Geofísico Internacional (AGI) 1957·58
l
meteorológicas en la Subantártica, en las Islas Georgias del Sur y OrJ:adas del

En 1950, el Dr. L10yd Berkner, propuso privadamente, que se adelan rael3 er


I

API, en consideración a los avances logrados desde 1933 en geofísica y¡ en varias


técnicas, particularmente en las relacionadas con la ionósfera; sugirió que la
próxima operación se efectuara 25 añós después del 2° API. Tambiéri debido a
que durante el 2° API, 1932·33 la actividad solar estuvo cercana a su rhínimo, y
sería máxima en 1 9 5 7 - 5 8 . ' 1
La proposición fue presentada formalmente a la Comisión M xta de la
10nósfera, organización formada por lesu, consistente en represendntes de la
Unión Internacional de Ciencias del Radio (URSl), Unión Internáfional de
Geodesia y Geofísica (WGG) y de la Unión Internacional Astronómica (IAU).
Una resolución fue enviada a la Oficina de lesu "que el 3er API se hominara
para 1957-58, y se designara en 1951 una Comisión del API, para sUP,ervisar el
planeamiento". La resolución fue aprobada y el Comité Especial fuecbnvocado
en 1952.
Lucia Ram(rezl EL SCAR y EL DESARROLLO DE LA COOPERACION EN ...

Cuando se invitó a participar a la Organización Met~orológica Mundial


(OMM), señaló que un año físico intetnacional sería más útil, enfatizándose la
necesidad de extender las observaciones sinópticas de los fenómenos geofísicos
sobre toda la superficie de la tierra, concentrándose especialmente en el Artico,
Antártica, zona Ecuatorial y meridianos de 10 E, 70 W, 110 E Y 140 E.
La sugerencia fue adoptada y se les solicitó a las Uniones interesadas de
ICSU que nominaran un miembro al Comité Especial para el Año Geofísico
. Internacional (CSAGl), y a las organizaciones adheridas a ICSU se les pidió
formaran Comités Nacionales en cada país para un A{a 1957-1958. Se fgó el
lapso entre ellO de julio de 1957 y 31 de diciembre de 1958, y se indicaron las
disciplinas que se estudiarlan: Días mundiales, meteorología, geomagnetismo,
auroras y luminiscencias, ionosfera, actividad solar, rayos cósmicos, latitud y
longitud, glaciología, oceanografía, cohetes, satélites, sismología y gravimetría.
En la 3a Reunión de CSAGI, en Bruselas del 8 al14 de septiembre de 1955,
se designaron los secretarios adjuntos, para organizar los grupos de trabajo
regionales, el Ingeniero G.R. Laclavere fue designado secretario adjunto para
la Antártica.
Se llevaron a cabo cuatro conferencias CSAGI Antárticas. En la primera
reunión, en París, del 6 all Ode julio de 1955, el Ingeniero G.R. Laclavere fue
elegido Presidente y en el preámbulo de los procedimientos enfatizó el carácter
técnico de la conferencia y la exclusión de problemas fmancieros y políticos. Se
propuso que la Conferencia Antártica apoyara integralmente la declaración de
principios del ingeniero G.R. Laclavere en la sesión de apertura y específica-
mente su afirmación que sobre todo la finalidad de la conferencia era entera-
mente científica.
La adopción unánime de esta moción, creó un estándar básico para el AGI,
y que desde entonces ha distinguido las actividades internacionales en la
Antártica. .

d) Por D.S. N" 76 del 16 de febrero de 1955,


se creó el Comité Nacional para el AGI
A fin de llevar a la práctica el programa Mundial del AGI, el Comité Nacional
presidido por el señor Ministro de Relaciones Exteriores nombró el Comité
Ejecutivo para el Año Geofísico Internacional (CÉAGI) que presidió el General
Gregorio Rodríguez.
De acuerdo con la nómina del CSAGI de Bélgica, en el AGI, participaron 55
países entre los cuales 9 fueron de Sudamérica, uno de Centroamérica y tres de
Norteamérica. ,
. En lo que respecta a la Antártica, participaron 12 naciones, que es impor-
tante nombrar: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva
Zelandia, Noruega, Sudáfrica, Unión Soviética, Reino Unido y Estados
Unidos.
Se cubrieron 55 observatorios, comprometidos en los programas del AGI,
en la Antártica e islas Subantárticas; algunos ya estaban establecidos, pero otros
se construyeron especialmente para esta empresa.
Chile construyó especialmente para esta ocasión la Base Científica "Luis

133
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Risopatrón", inaugurada el 3 de marzo de 1957; lamentablemente esta Base


fue destruida por un incendio en marzo de 1958. I

Chile llevó a cabo las siguientes investigaciones en la Antártica durante el


AGI, comenzando en el verano de 1956-57 (XI Expedición Antártica): Gravime-
tría, Glaciología, Biología Marina, Auroras y Luminiscencias.
Período 1957: Glaciología, Física de la Alta Atmósfera, Meteorología,
Geomagnetismo, Sismología y Oceanografía Física. I
Período verano 1957-58 (XII Expedición Antártica): Glaciología, Biología
Marina, Sismología, Meteorología, Geomagnetismo, Oceanografía, Geología y
Radiación Cósmica.
Período 1958: Glaciología, Sismología, Meteorología, Geomagnetismo,
Oceanografía, Auroras y Luminiscencias y Radiación Cósmica.

2. CREACION DE SCAR

Por recomendación de la IV Conferencia Antártica del CSAGI, verificada en


París entre el 13 y 15 de junio de 1957, el Consejo Ejecutivo de ICSU estableció
un Comité "ad hoc" para examinar los méritos de la investigación cien,tífica en
general, llevada a cabo en la Antártica, además de las disciplinas del AGI; el
Comité se reunió en Estocolmo en septiembre de 1957. Resolvió que había
necesidad de una más amplia organización internacional de actividad científica
en la Antártica y recomendó que ICSU debería establecer un Comité para llevar
a cabo esta tarea. En 1958 ICSU estableció el Comité Especial de Investigaciones
Antárticas (Special Committee on Antartic Research SCAR), integrado por un
delegado de cada nación que estaba comprometida activamente en investiga-
ción antártica, y representantes de la U nión Geofísica Internacional (lGu), de la
Unión Internacional de Geodesia y Geofísica (IUGG) , de la Unión Internacional
de Ciencias Biológicas (IUBS) y Unión de Radio Científica Internacion<tl (URS1).
Se autorizó a cada delegado para hacerse acompañar a las reuniones por
consultores en las distintas disciplinas científicas, en logística y comunicaciones.
Quedó claramente entendido que la continuación de la actividad científica
en investigación antártica debería considerarse como inspirada en el interés
despertado por las actividades del AGI; pero no como una prolongación de éste.
La Primera Reunión del Comité Especial de Investigación Antártica se
verificó en La Haya, del 3 al 5 de febrero de 1958, en la que se establecieron los
, fundamentos por el cual se rige el Comité. En 1961 en la V Reunión se modificó
el titulo a Comité Científico de Investigación Antártica. I
El área geográfica de interés para SCAR se definió en la primera reunión de
la siguiente manera. Para los fines de SCAR se acordó que estará limitada por la
Convergencia Antártica. Ciertas islas Subantárticas que se detallan, y que se
encuentran fuera de la Convergencia Antártica, pueden incluirse en el área de
interés de SCAR.
Isla Amsterdam Isla Macquarie Isla Crozet
Isla Príncipe Eduardo Isla Sto Paul Isla Gough
Isla Kerguelen Isla Tristán da Cunha

134
Lucia Ramfrez I EL SCAR y EL DESARROU.O DE LA COOPERACION EN ...

SCAR no ha considerado necesario definir los limites de las áreas oceánicas en


las cuales está interesado.

3. CONSTITUCION DE SCAR

El SCAR es un Comité cientifico de ICSU, encargado de la iniciación, promoción


y coordinación de la actividad científica en la Antártica con miras a estructurar
y revisar los programas cientfficos de alcance y significado circumpolar. Al
establecer programas, SCAR respetará la autonomía de otros organismos inter-
nacionales existentes.
Pautas para la conducción de SCAR.

a) Fomentar y asistir en la divulgación del conocimiento científico derivado


de la investigación llevada a cabo en la Antárúca;
b) Formular sus programas científicos, prestando atención a su posible con-
tribución a programas globales de asociaciones de ICSU y otras organizacio-
nes científicas, pudiendo establecer enlace y cooperación con cualquiera
organización internacional interesada en actividades de investigación en la
Antártica;
c) Abstenerse de involucrarse en asuntos politicos y judiciales, incluyendo la
formulación de medidas de administración para recursos explotables,
excepto cuando SCAR acepte una invitación para aconsejar sobre un pro-
blema. Sin embargo, al formular sus programas específicos, SCAR tomará
nota de la necesidad de adquirir el conocimiento científico necesario para
el atinado desarrollo y administración de los recursos de la región;
d) SCAR puede, a requerimiento de las Partes Consultivas del Tratado Antár-
tico, o de otras organizaciones internacionales, proporcionar asesoría
científica y tecnológica. En caso de que el logro de tal solicitud requiera
desembolsos superiores a los recursos de SCAR, deben suministrarse fon-
dos adicionales;
e) SCAR mantendrá bajo conúnua revisión los asuntos cientfficos concernien-
tes a la conservación de los ecosistemas terrestres y marinos antárticos.
Las pautas precedentes son revisadas de vez en cuando por el Ejecutivo de
SCAR, para asegurar que ellas continuamente reflejen las intenciones de SCAR
de llevar a cabo su misión como está definido por la constitución.

4. ORGANIZACION y ADMINISTRACION

Un delegado permanente y un delegado alterno nominado por cada Comité


Nacional de SCAR; un delegado designado por ICSU y de cada unión científica
internacional federada a ICSU y que desee participar en SCAR, conformará la
nómina de los miembros de este Comité.
De esta nómina se elige un Comité Ejecutivo compuesto por un Presiden-
te, dos Vicepresidentes y un Secretario, los que duran cuatro años en dichos
cargos.

135
POUTlCA ANTARTlCA DE CHILE

El Comité Ejecutivo es responsable ante ICSU de la coordinación de los


programas científicos adoptados por SCAR.
Las organizaciones nacionales adherentes a ICSU que quisieran se~ miem-
bros de SCAR, deben formar Comités Nacionales Antárticos para estructurar y
llevar a cabo los programas concebidos para contribuir a los objetivos científi-
cos de SCAR.
SCAR puede designar Comités ad hoc, para examinar problem~s espe-
ciales.
El Comité Ejecutivo, con la aprobación de SCAR, somete a ICSU su presu-
puesto estimado, incluyendo el cálculo de la escala de contribucione~ de los
paises participantes que se requiere para mantener la administración ~entral.
Para este propósito hay designado un Comité de Finanzas de tres miembros.
Los gastos del Comité Ejecutivo son costeados por SCAR. Las instituciones
nacionales pagan los gastos de sus representantes que participan en las reunio-
nes de SCAR. Los pagos de otros gastos de viaje y de viáticos para las re4niones,
son aprobados por el Comité Ejecutivo de SCAR de acuerdo con el presupuesto
aprobado.
SCAR mantiene informado al Secretario General de ICSU de t~das sus
actividades, en forma amplia y rápida.

5. REGLAS DE PROCEDIMIENTO DE SCAR

Para las reuniones de SCAR se adoptaron las siguientes Reglas de Procedi-


miento:
CONDiCIONES PARA MIEMBROS NACIONALES DE SCAR

De acuerdo a la constitución de SCAR, sólo tienen acceso a calidad de miembros


nacionales de SCAR los países activamente comprometidos en inve~tigación
Antártica. '
a) Las solicitudes para formar parte de SCAR en calidad de miembro son
considerados sólo si se someten a través de la organización nacional adhe-
rida a ICSU; pero en el caso de una solicitud de un país que no es CÓiembro
de ICSU, debe obtenerse el asesoramiento del Secretario Ejecutivo de ICSU;
b) Cuando se eleva una solicitud para miembro de SCAR, el país interesado
debe presentar una declaración por escrito de su intención de efettuar un
programa continuado de investigación científica en la Antártica y su
acuerdo de acatar los principios de protección del medio ambiente reco-
mendados por SCAR;
c) Las solicitudes para calidad de miembro deben ser recibidas por lb menos
seis meses antes de la reunión de SCAR en la cual serán consider~das. La
Secretaría de SCAR enviará con prontitud copias de tales solicitudes a los
Comités Nacionales;
d) La decisión respecto a cualquiera solicitud para formar parte de :SCAR en
calidad de miembro, será hecha sólo por delegados en una reunión plena-

136
Luda Ram1rez I EL SCAR y EL DESARROllO DE LA COOPERACION EN ...

ria, después de ser discutida por ellos, y ser revisada y recomendada por el
. Ejecutivo de SCAR;
e) En el caso de que algún país miembro de SCAR no haya estado activo en la
Antártica durante cuatro años, y que no haya estado activo en SCAR por
cuatro años, se.le retirarán todos los derechos a votar y se le solicitará al
Comité Nacional que declare si el país desea continuar siendo miembro de
SCAR y en tal caso, exponer sus planes futuros. Plenos derechos a votos le
serán establecidos cuando el país reasuma un programa activo de investi-
gación en terreno en la Antártica, o llegue a ser activo en SCAR;
f) Se pueden seleccionar miembros honorarios en reconocimiento a sobresa-
lientes servicios a SCAR y tendrán derecho a asistir a todas las reuniones,
pero sin derecho a voto, participar en las discusiones y recibir todas las
publicaciones de SCAR:

6. OBSERVADORES EN REUNIONES DE SCAR

a) La organización nacional adherida a lCSU de cualquier país no pertene-


ciente a SCAR puede presentar una solicitud a SCAR, para enviar un obser-
vador con el fin de asistir a una reunión de SCAR o de su Ejecutivo, siempre
que la solicitud esté acompañada de una declaración escrita acerca de la
intención de ese país de establecer una actividad de investigación científica
en la Antártica;
b) Al conocerse la intención de un país no perteneciente a SCAR, de establecer
una actividad de investigación científica en la Antártica, el Ejecutivo de
SCAR está autorizado para invitar a la organización nacional de ese país
adherente a lCSU a presentar una solicitud para enviar un observador a
una reunión de SCAR o de su Ejecutivo;
c) Cuando se concede eStatus de observador para asistir a una reunión de
SCAR, el observador puede participar en todas las reuniones plenarias y
reuniones de grupos subsidiarios de SCAR, pero sin derecho a voto. Los
delegados pueden invitar al observador a discutir con ellos cualquier tema
específico;
d) Normalmente sólo un observador puede ser designado por un país que
declare sus intenciones de establecer una actividad de investigación cientí-
fica, aunque el Ejecutivo de SCAR puede invitar a los países que han
presentado solicitudes para miembros de SCAR a enviar más de un observa-
dor a cualquier reunión;
e) Las organizaciones nacionales activas sólo en investigación en el Artico,
son estimuladas para que participen en los simposios de SCAR; pero no se
les concederá, estatus de observador en una reunión de SCAR, excepto en
circunstancias excepcionales. Las organizaciones nacionales pertinentes,
sin embargo, tendrán derecho a recibir el Boletín de SCAR.
f) Los Comités interesados de lCSU y otras organizaciones internacionales,
pueden ser invitados para designar observadores que atiendan las reunio-
nes de SCAR.

137
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

7. FUNCIONARIOS
I
a) Los nombramientos para funcionarios se harán tanto de los delegados
presentes como de un Comité de nominaciones que comprenderá, itanto al
Ejecutivo de SCAR, como, a los ex presidentes de SCAR que puedtn estar
presentes en la reunión. Sólo los delegados permanentes o alternos debi-
damente designados tienen derecho a voto; cualquier delegado re~resen­
tando a más de una organización con derecho a voto, tendrá un vloto por
cada organización que represente;
b) Si un funcionario deja de ser delegado en cualquier momento entre las
reuniones plenarias de SCAR, los funcionarios que permanecen d~cidirán
si se le solícita que continúe en su cargo hasta la próxima reunión ~Ienaria
de SCAR. Si no continúa, los funcionarios que permanecen después de
consultar a los comités nacionales, pueden elegir un representant~ reem-

pm"n~8q:[:::::: :::~S:::I::n:: :::~ ~AR l'


a) Las reuniones de los delegados de SCAR y de los Grupos de Tr~bajO y/o
Grupos de Especialistas que el Ejecutivo de SCAR determine, se IIFvarán a
cabo cada dos años. Para fijar la fecha de tales reuniones debe tomarse en
cuenta la disponibilidad de los miembros de SCAR y de sus organismos
subsidiarios y de los científicos que as.i~ten a ~in:posios asociado~,1 que son
afectados por la temporada de operaclOn antartlca y por academias u otros
Itmerarios; 1,
b) En los años en que SCAR no celebre una reunión plenaria, e~ Comité
Ejecutivo de SCAR se reunirá por lo menos una vez. i
c) Entre las reuniones, el Comité Ejecutivo tiene la autoridad paral atender
todos los asuntos que requieran la consideración de SCAR; ,
d) El Comité Ejecutivo tiene derecho a convocar en un corto plazo, réuniones
especializadas de grupos ad-hoc de científicos para considerat, asuntos
que, en su opinión, requieren pron'ta acción; pero en el caso de reJniones a

e)
las cuales son invitados los representantes nacionales debe d~rse una
notificación previa de por lo menos seis meses; t
Prescindiendo del país de residencia del presidente o secretari ,la sede
administrativa de SCAR continúa funcionando en el Instituto Scon de
Investigaciones Polares en Cambridge, Inglaterra; •
f) Las reglas de procedimiento de SCAR, y estructura de SCAR, pueden ser
enmendadas sólo en reuniones plenarias de SCAR o con el acuer40 escrito
de todos los Comités Nacionales;; I
g) Las recomendaciones emanadas de los grupos de trabajo. det¡,erán ser
revisadas en la siguiente reunión de SCAR, pero permanecefán como
recomendaciones hasta la próxima reunión formal de los grupos de tra-
bajo involucrados. Entonces deben ser adoptadas como Resolufiones vi-
gentes del grupo o ser eliminadas. '

138
Luda Rarnlrez I EL SCAR y EL DESARROLLO DE LA COOPERACION EN ...

h) Los informes nacionales deben ser presentados cada año y distribuidos a


más tardar el30 de junio, de acuerdo con pautas adoptadas en las reunio-
nes plenarias de SCAR.

9. ORGANISMOS SUBSIDIARIOS DE SCAR

a) Grupos de Trabajo:
SCAR mantiene grupos de trabajo permanentes en las principales disciplinas
científicas antárticas. ~ada Comité Nacional puede nominar un miembro de
cada grupo de trabajo de SCAR. También se pueden agregar "miembros adicio-
nales" que son considerados necesarios por el grupo de trabajo, sujeto a la
aprobación del Comité Ejecutivo de SCAR.
Por el momento los grupos de trabajo son:
Biología, Geodesia y Cartografía, Geología, Biología Humana y Medicina,
Logística, Meteorología, Geofísica del Sólido y Física de Alta Atmósfera.
Las reuniones de los grupos de trabajo de SCAR son convocadas cuando se .
requieran, de acuerdo con procedimientos determinados en las reuniones
plenarias de SCAR.
Estos grupos pueden invitar a científicos individuales a participar en sus
discusiones sin considerar su nacionalidad.
Los Secretarios de los grupos de trabajo permanentes deben someter
informes de sus actividades a las reuniones de SCAR. En estos informes se
resumen brevemente los logros y objetivos inmediatos de los grupos mismos y
de sus Subcomités.

b) Grupos de Especialistas:
El Ejecutivo de SCAR tiene el derecho de establecer grupos de especialistas de
SCAR cuando se presentan problemas multidisciplinarios o cuando se requiere
que un grupo informe sobre un problema específico directamente a SCAR.
Estos grupos están constituidos por individuos nombrados, que no son necesa-
riamente representantes de comités nacionales; sus reuniones se concertan
después de consultas con el Ejecutivo de SCAR, a quien son sometidos los
informes y recomendaciones a través del secretario y enviados a los comités
nacionales para su comentario. El Ejecutivo de SCAR determinará la acción a
seguir en cada caso.
Los grupos de espej:ialistás pueden ser establecidos por el Ejecutivo de
SCAR a requerimiento dé' uno o más grupos de trabajo o Comités Nacionales o
en respuesta a una solicitud de informe de los Gobiernos del Tratado Antárti-
co. A los grupos se les recomienda conducir sus asuntos por correspondencia;
pero el Ejecutivo de SCAR tiene la autoridad para designar fondos para apoyar
asistencia a reuniones. Los resúmenes de los grupos de especialistas son publi-
cados normalmente en el Boletfn de SCAR.

139
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

c) En junio de 1982, los grupos de especialistas eran:


Focas.
Ecosistemas del Oceáno Austral y sus Recursos Vivos (con SCOR,i IABO y
ACMRR).
Implicancias de la Posible Exploración y Explotación Mineral en el. Medio
Ambiente Antártico (AEIMEE).
Investigación del Clima Antártico (ACR).
Todos los grupos de especialistas deben presentar a cada reunión plenaria
de SCAR, informes de los progresos alcanzados y actividades desarrolladas
desde la última reunión de SCAR, y exposición de sus futuros pl~nes.
En cada reunión de SCAR, los delegados revisan la nómina de mietnbros y .
actividades de cada grupo de especialistas y determinan cuál continuará
por los próximos años. i

10. REUNIONES DE SCAR QUE SE HAN REALIZADO I


HASTA LA FECHA:

Reunión Fecha Lugar

3 a 5 febo 1958 La Haya


11 4 a 11 ago. 1958 Moscú
111 2 a 6 mar. 1959 Canberra
IV 29 ag. a 2 sep. 1960 Cambridge
V 9 a 14 oct. 1961 Wellington
VI 20 a 24 ago. 1962 Boulder
VII 23 a 27 sep. 1963 Cape Town
VIII 24 a 28 ago. 1964 París
IX 20 a 24 sep. 1966 Santiago
X lOa 15jun.1968 Tokio
XI 17 a 22 ago. 1970 Oslo
XII 14 a 19 ago. 1972 Canberra
XIII 3 a 7 sep. 1974 J. Hole
XIV 18 a 23 OClo 1976 Mendoza
xv 16 a 26 mar. 1978 Chamonix
XVI 14 a 24 oct. 1980 Queenstown
XVII 5 a 9 jul. 1982 Leningrado.

SIMPOSIOS DE SCAR
y ASOCIADOS CON ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

. SCARlWMO Simposio en Meteorología An- Melbourne 1959


tártica
SCARJ Simposio Antártico B. Aires 1959
SCARJIASHI Simposio en Glaciología Antár- Helsinki 1960
tica

140
Lucia Ramirez I EL SCAR y EL DESARROLLO DE LA COOPERACION EN ...

SCARI Primer Simposio Logística Antártica Boulder Cl. 1962


SCARI Primer Simposio Biología Antártica París 1962
SCARlIUGSI Simposio Geología Antártica C. del Cabo 1963
SCARlSCORlIAPSO/UIBS Simposio Oceano- Santiago 1966
grafía Antártica
WMO/SCARlICPM Simposio Mc:teorología Ginebra 1966
Polar
SCARlIUBSlSCIBP 2° Simposio Biología. An- Cambridge 1968
tártica
SCARl2° Simposio Logística Antártica Tokio 1968
SCARlIASH Simposio Internac. Exploración Hannover 1968
Glaciológica de Antártica N.H. USA
SCARlIUGS. Simposio Geología y Geofísica Oslo 1970
del Sólido en Antártica
SCAR Simposio aspectos hielo y masa agua en Tokio 1970
Antártica
SCARlICPMIWMO Simposio Flujos Energía Moscú 1971
solar superficies polares
SCARlIUPS/IUBSI Simposio Biología Huma- Cambridge 1972
na y Medicina en Antártica
SCAR Simposio Telecomunicaciones Sandefjord 1972
SCAR Conferencia Estudios Cuaternario Canberra 1972
SCARlICPMIWMOI Simposio Flujo Energía Melbourne 1974
sobre nieve y hielo marino y terrestre An-
tárticos
SCARlIUBS/3er . Simposio Biología Antártica Washington 1974
SCARlSCOR Conferencia Oceanos Polares Montreal 1974
SCARlSCOR Reunión Biomass Woods Hole 1976
SCARlCMGI Simposio Geología Marina Circu- Sydney 1976
mantártica
SCARlIUGSlIGGI 3er. Simposio Geología y Madison 1977
Geofísica
Antártica
SCARlINQUAI Simposio Evolución Glacial Birmingham 1977
Antártica y Ambiente Mundial Pleoceno
ICPM/SCAR Simposio Procesos Físicos Reg. Seattle 1977
Polares. Programas GARP y POLEX
ICPM/SCAR Simposio Proceso Meteorología Canberra 1979
Antártica
IAGA/SCOSTEP/SCARI Simposio Estudios Melbourne 1979
Internacionales Magnetosféricos relacio-
nados con la Antártica
SCARI Simposio sobre Mar de Ross Queenstown 1980
SCARl3 er. Simposio Internacional Glaciología Columbus 1981
Antártica
SCARI 3er . Simposio Logística Antártica Leningrado 1982

141
POUTlCA ANTARTICA DE CHILE

SCAR/IUGSI 4° Simposio Ciencias Tierra en Adelaida


Antártica
SCAR/ Simposio Regional sobre Avances Re- S.C. Bariloche
dentes en Biología Marina Antártica con
especial referencia a Región Penfnsula
Antártica
SCAR/ 4° Simposio Biología Antártica Wlderness ~983.

11. COOPERACION ENTRE EL SISTEMA


DEL TRATADO ANT ARTICO y SCAR

a) Conservación de la Naturaleza en la Antártica i

Esta materia tuvo especial dedicación de SCAR cuando aún no se ado~taba el


Tratado Antártico. Es así como en la primera reunión consultiva del mismo a
proposición de SCAR fueron discutidas y posteriormente aprobadas, rrlediante
una Recomendación, ciertas reglas de conducta para la conservaciÓn de la
fauna y la flora antárticas. Estas reglas fueron posteriormente revisadas y
completadas dando origen a las Medidas Acordadas para la Conservac;ión de la
Fauna y Flora Antártica, aprobadas en la Recomendación 1Il-8 del tratado
Antártico. .
En 1965, SCAR consideró y propuso al Tratado Antártico una selefción de
Areas Especialmente Protegidas (SPA) en resguardo de algunas especies tanto
de la fauna como de la flora de la región, más sensibles a la interferencia
foránea.
Posteriormente en la Reunión Consultiva de 1972, las Partes Co*sultivas
solicitaron a SCAR que formulara un criterio para adoptar áreas llamadas sitios
de Especial Interés Científico (SSSI), las cuales quedaron adoptadfs en la
Reunión Consultiva Antártica de 1974. La revisión y adopción de estos SSSI se
hace en consulta con S C A R . ; !
También SCAR fue quien dio, a petición de los Miembros Consulhvosdel
Tratado Antártico, los lineamientos básicos para la adopción de guías ~olunta­
rias para la regulación de la caza pelágica de focas en la Antártica. I
A continuación, SCAR creó un Subcomité de Especialistas en Focks quien
investigó bajo todos los aspectos, lo concerniente a la variedad, pdblación,
distribución regional y medidas de cons~rvación inmediata de estos m4míferos
y preparó un informe en la materia. ¡
Sobre la base de este informe trabajó la Conferencia que se realizó en
Londres, Gran Bretaña, en 1972, convocada por los doce Miembros Consulti-
vos del Tratado Antártico, en la cual se aprobó la Convención para 11 Protec-
ción de las Focas Antárticas.

b) Los Recursos Minerales


El problema de los recursos minerales ha sido el desafio más grand~ que ha
tenido el Tratado Antártico ya que se relaciona con el problema de las tedama-

142
Luda Ramlrez I EL SCAR y EL DESARROLLO DE LA COOPERACION EN ...

ciones de soberanía. La primera vez que se planteó informalmente fue en la


Reunión Consultiva efectuada en 1970. En 1973 se realizó una reunión en
Oslo, patrocinada por la Fundación Nansen, para analizar la cuestión desde los
puntos de vista técnico-cientffico-jurídico.
SCAR, previniendo que las Partes Consultivas abrirían una discusión sobre
el aprovechamiento de estos recursos, pidió a su Grupo de Trabajo en Geología
que reuniera información.
En 1975, las Partes Consultivas solicitaron a SCAR hiciera una declaración
sobre el posible impacto que causaría una exploración y/o explotación de los
recursos minerales en el medio ambiente del Area del Tratado Antártico, y
poder sugerir así las recomendaciones tendientes a impulsar programas de
investigación científica para verificar este impacto.
Desde esas fechas SCAR ha formulado declaraciones preliminares sobre el
medio ambiente antártico, solicitando a su Grupo de Trabajo de Geología que
participe en estos estudios. Asimismo, ha designado Grupos de Especialistas
para redactar las Recomendaciones solicitadas por las Partes Consultivas del
Tratado Antártico.
Según la autorizada opinión del científico noruego señor Tore Gjelsvik, se
han hecho importantes progresos en la discusión sobre la adopción de un
régimen para el eventual aprovechamiento de estos recursos, sobre todo en
estos últimos tiempos l.
También ha manifestado que ha sido evidente la necesidad de una investi-
gación en relación con los asuntos de los recursos minerales antárticos debido a
que es muy poca la información que sobre ellos se dispone, especialmente sobre
las condiciones oceanográficas y costeras, como de la composición de la plata-
forma continental y las condiciones del suelo marino. La investigación iniciada
durante el IGY fue dirigida principalmente hacia el continente mismo y su
atmósfera. Por ello estima que debe dedicársele más atención a la investigación
de la ciencia marina; que hay una gran necesidad de una investigación interdis-
ciplinaria y con mayor énfasis en las ciencias ambientales.
Según él, la investigación geológica en el continente ha proveído hasta
ahora escasa evidencia en la cual se pudiere apoyar la super optimista visión de
grandes riquezas minerales en la Antártica frecuentemente presentada por la
prensa. La investigación efectuada hasta el momento, ha sido más bien de
carácter geológico general y la prospección mineral ha tenido una actividad
muy pequeña si es que la ha habido. Se han detectado minerales metálicos y no
metálicos e hidrocarburos, pero no se ha informado de ningún depósito que
pudiera considerarse comercial en un futuro previsible.
El señor Gjelsvik expresa que hay sin duda muchos depósitos importantes
pero debajo de un considerable manto de hielo glacial por lo que será muy
difícil encontrarlos y explotarlos con provecho.
Otros geólogos comparten la idea de que sólo en casos excepcionales habrá
explotación de minerales antárticos antes de fines de siglo.

IScientific Research and Coaperation in Antarctica. En Antartic Challenge, ed. by


Rüdiger Wolfrum. Berlin, Duncher & Humboldt, 1984, pp. 40-56.

143
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

Una perspectiva más optimista se encuentra en los recursos de la platafor-


ma continental a pesar que ésta es mucho más profunda que la del! Artico.
También habrá que considerar que el clima es peor que en el Ar~ico, las
distancias para el transporte mayores; las temporadas de faenas más co*tas y los
gastos mucho más subidos. .
Solamente justificaría el interés por su explotación, ubicar yacimientos
realmente considerables. . l
Los conocimientos actuales sobre la estructura y composición de la plata-
forma continental antártica son insuficientes para hacer predicciones, ~ea para
el potencial petrolero o para una actividad costa afuera. I
Conforme a estas opiniones, para determinar las posibilidades d~ realizar
actividades sobre recursos minerales en la Antártica, es necesario epminar
detenidamente el porvenir para comprender que antes que se puedalobtener
cualquier beneficio, habrá que hacer grandes y riesgosas inversione~. En las
décadas venideras, tal vez bien entrado el próximo siglo, habrán sólo: gastos y
no beneficios si es que la Antártica se abre a las actividades mineras.
En los años 1970, el interés por los recursos vivos en la Antártib creció

1
I
también rápidamente. Especialmente se centró en el pequeño crustáceo llama-
do krilL
Ya en la década de los años 196Q algunos países del Tratado ,ntártico
comenzaron a ver la posibilidad de aprovechar el kriJI con fines comerciales.
En el año 1972, SCAR encargó a un Subcomité del Grupo de Trhbajo de
Biología que examinara el estado actual del conocimiento sobre los eC9sistemas
marinos antárticos. El Subcomité fijo su atención en el papel clave que desem-
peña este crustáceo en el ecosistema antártico y en el insuficiente condcimiento
que existe sobre él, del cual se estima que tiene una masa de a lo rqenos 800
millones de toneladas. i
En 1975, la Comisión Oceanográfica Internacional invitó a S~AR a que
. preparara proyectos prácticos para la realización de este programa. SFAR elevó
el Subcomité a la calidad de Grupo de Especialistas, con el patrocinio del
Comité Científico para las Investigaciones Oceanográficas y participación de
funcionarios de un comité científico de FAO. En este grupo se vio la necesidad
que se adoptaran acciones legales para la protección y uso racional de los
recursos marinos vivos de la Antártica, lo cual fue planteado en I~ Reunión
Consultiva del Tratado Antártico, efectuada ese mismo año; la cual a~optó una
Recomendación en este s e n t i d o . j
La Recomendación a los Gobiernos, sin embargo, pidió princiPflmente a
las Partes que aumentaran la investigación biológica marina en la Antártica y
urgía a SCAR para que continuara sus estudios sobre la materia. I
En respuesta a esta Recomendación, SCAR convocó a una Retlmión con
representantes y expertos para revisar el conocimiento actual y d1esarrollar
futuros programas científicos coordinados. Al final, de la Conferencia, el
Grupo de Trabajo evacuó un plan detallado para investigaciones ~iológicas
integradas y plenamente coordinada~ sobre los sistemas y existencias marinas
de la Antártica, llamadas Biomass, p~ra presentarla a SCOR.

144
Luda RallÚrez I EL SCAR y EL DESARROLW DE LA COOPERACION EN ...

El programa recibió entusiasta apoyo de la comunidad científica y casi


todas las naciones de SCAR decidieron participar en él.
Cabe destacar que el primer experimento del programa (FIBEX) que empe-
zó a comienzos de 1981, fue el experimento más grande que se hubiera
realizado hasta ahora, incluyendo 16 barcos de diez naciones. Ello fue seguido
por una serie de talleres para comparar y analizar la información utili~ando
avanzados sistemas de computación y modelaje, y planificando para el siguien-
te experimento (FIBEX) a desarrollarse en 1984. La ejecución de BIOMASS es la
más esforzada y completa tarea de SCAR hasta la fecha, y ha significado un gran
despliegue de los recursos humanos y financieros de la organización.

12. RECURSOS VIVOS MARINOS ANTARTICOS

En 1980 las Partes del Tratado Antártico pudieron convenir una Convención
para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos.
De esta importante Convención se debe subrayar su carácter único como
un Sistema basado en modernos principios ecológicos y conservacionistas, lo
que seguramente es el resultado del trabajo científico básico de SCAR así como
de la buena cooperación entre este organismo y el Sistema del Tratado Antár-
tico.

13. OTROS ASPECTOS DE COOPERACION

Esta cooperación ha funcionado igualmente muy bien, con numerosos otros


aspectos relacionados con el impacto del hombre en el medio ambiente antárti-
co, tales como el establecimiento de códigos de conducta para las expediciones
y bases científicas, para la actividad turística. la cooperación auxiliar en el
transporte y telecomunicaciones. el intercambio de información, etc.

14. CONCLUSION

La exitosa cooperación ha sido de importancia reciproca. SCAR ha ayudado al


Sistema del Tratado Antártico a desarrollarse en muchos sentidos, aún más allá
de la intención original del Tratado Antártico. Por otra parte, las Recomenda-
ciones de las Reuniones de Consulta han mejorado el nivel de la ciencia
antártica ante los ojos de los Gobiernos y han ayudado a asegurar las contribu-
ciones nacionales a la actividad científica.
Tal como se ha señalado. SCAR, hasta hoy día, ha podido guiar la ciencia
antártica en la dirección de los problemas fundamentales. El establecimiento
de Convenciones para controlar el desarrollo de los recursos en la Antártica,
automáticamente impone necesidades para la ciencia aplicada y especial. Sin
embargo, es necesario alertar que si las Partes de estas Convenciones, que en su
mayoría son naciones que trabajan juntas en SCAR, no pudieran reunir el
dinero adicional que se necesita, existe el riesgo de que los presentes fondos

145
POLITlCA ANTARTICA DE CHILE

sean desviados de la ciencia fundamental. Esto constituiría una situaJón muy


desafortunada, ya que el desafio antártico sigue siendo la búsqueda de ~espues­
tas para muchos problemas científicos fundamentales que interesan ~ toda la
Humanidad. .1

146
ALGUNOS ASPECTOS
DE LA INGENIERIA ANTARTICA

Eugenio Retamal

La Antártica, con sus 14 millones de kilómetros cuadrados de superficie,


equivalente al área ocupada por los Estados U nidos de Norteamérica y Europa
juntos, constituye una de las zonas de mayor desafío para la ingeniería contem-
poránea y constituirá sin duda uno de los continentes de mayor atracción y
empleo de ingeniería en un futuro próximo.
En el presente trabajo se proporcionan algunos antecedentes que configu-
ran el marco físico de la Antártica y se describen sucintamente las bases y
actividades chilenas y de otros países en la zona. Se señalan aspectos de
ingeniería antártica con especial referencia a las características principales del
hielo y de la nieve.
Se concluye que Chile debe intensificar en gran medida sus esfuerzos,
haciéndolos más selectivos y con un mayor énfasis en la ejecución de observa-
ciones en terreno, recopilación de datos, desarrollo e implementación de
métodos de diseño y técnicas tanto constructivas como operacionales y muy
especialmente en una substancial mejora de las comunidacionesque posibiliten
un mayor trabajo y productividad científico-tecnológica en nuevas bases o
estaciones hacia el interior del continente.

1. DESCRIPCION FISICA DE LA ANTARTICA

El continente antártico se enmarca dentro del casquete limitado por el paralelo


66° Sur, a excepción de la Península Antártica que alcanza la latitud 63° Sur y
de algunas de sus más alejadas islas que se ubican en la latitud 61 ° Sur. Su altura
promedio es aproximadamente 2.000 m, convirtiéndose así en el más elevado
de todos los continentes. en profundo contraste con el Artico que es sólo un
océano congelado de escasos metros de espesor. Este promedio de altura lo
proporciona una capa de hielo que cubre prácticamente toda la Antártica y que
alcanza. en la zona de mayor espesor, a los 4.800 m. Este hielo constituye el 90%
del existente en la tierra y representa el 70% de toda el agua dulce.
Las Montañas Transantárticas dividen el continente en dos grandes zonas.
muy diferentes entre sí. Una es la Antártica Oriental. conformada por rocas
metamórficas y sedimentarias cuyas edades oscilan entre los 400 y los 1.700
millones de años, constituyendo una región estable y rígida. La Antártica
Occidental está integrada por rocas sedimentarias e ígneas, más jóvenes y
similares a las existentes en la región andina de Sudamérica. Es un área
inestable, con cadenas volcánicas actualmente en actividad. La Antártica Occi-
dental está formada principalmente por la Península Antártica. la Tierra de
Maria Byrd y la Tierra de Victoria.

147
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

La continuidad geológica entre la Península Antártica y Sudamérica se da


a través del Arco de Scotia, cordón montañoso en gran parte submirino.
Cerca de un 2% de la superficie anfártica está libre de hielo. Estasláreas se
encuentran principalmente en la periferia costera del Continente ~ en las
Montañas Transantárticas, Cordillera del Ellsworth y algunas otras singulari-
dades.
Alrededor de 200 millones de anos atrás, la Antártica estaba unida a
Sudamérica, Africa, India y Australia en un solo continente al que se le,ha dado
el nombre de Tierra de Gondwana. No existía la capa de hielo actual y había
fauna y flora abundantes: Hoy, sólo las formaciones geológicas, m~ntos de
carbón y fósiles permanecen como claves de un pasado más cálido.¡
Rodeando la Antártica están las partes australes de los océanos ¡pacífico,
Atlántico e Indico. La Convergencia Antártica, que circunscribe la Aqtártica a
unos 1.600 km costa afuera, divide las masas frías de aguas del sur d~ las más
cálidas del norte. Así, la mayor corriente océanica del mundo se ~ueve en
sentido Este alrededor del continent~ a una velocidad promedio ~e medio
nudo. i
En las costas del continente se forma cada invierno hielo marinolde hasta
tres metros de espesor, componiendo un cinturón de 500 a 1.600 km 4e ancho.
Aún en verano, el ancho de este cinturón es de 150 a 800 km en' algunos
lugares. , I
La Antártica es lejos el más frío de los continentes. La temperatura natural
más baja medida en el mundo, de -88.3°C, se registró en 1960 eh la base
soviética de Vostok. La temperatura media anual del interior es de -57°C. La
costa es más cálida. Las medias mensuales en la base norteamericarya de Mc
Murdo varíari entre -28°C en agosto a -3°C en enero. En la Ilenínsula
Antártica la temperatura promedio en invierno es del orden de -goC y de
+0.6°C en verano. En esta zona se han medido temperaturas de hatta 15°C.
Algunos lugares de las costas antárticas son los más ventosos de la tierra.
Los vientos en la costa de Adelie en erinvierno de 1912-1913 alcanzaron una
velocidad promedio de 64 km/hora y se registraron ráfagas de J1asta 320
km/hora. La velocidad del viento decrece tierra adentro.
- El interior de la Antártica es un de$ierto debido a la escasa precipi ación. El
Polo Súr geográfico está en un plateau de hielo de 2.835 m de altuta, con la
tierra subyacente a nivel del mar. Aquí la precipitación nival alcanz~ un valor
de 2.5 a 5 cm de su equivalente en agua al año. La parte más e1ev~da de la
planicie antártica alcanza a una altura promedio de más de 3.5QO m y la
precipitación nival anual varía de 15 cm en el interior a unos 130 cm en la costa.
Un balance entre la cantidad estimada del hielo que se pierde de diversas
formas del casquete antártico y de la cantidad de nieve y hielo que se: acumula
anualmente, lleva a la conclusión que,~con los datos existentes a la felha, en el
casquete se produce un leve exceso de acumulación a casi un ap~oximado
equilibrio. ~ [
El marco fisico descrito proporciona, en consecuer.cia, un ambiénte en el
que los materiales de construcción habituales son notablemente afectados o
alterados en sus propiedades y proc~dimientos constructivos y, eÓ algunos

148
Eugenio Retamal I ALGUNOS ASPECTOS DE LA INGENIERIA ANTARTICA ...

casos, es imposible utilizarlos. Los problemas de aislación, calefacción, suminis-


tro de agua potable y de comunicaciones y transportes en la superficie del
terreno y aéreos adquieren una gran relevancia y, en general, un nivel de gran
dificultad. El suministro y disponibilidad de combustibles pasa a ser un proble-
ma vital.
Por otra parte los problemas propios de apoyo o fundación de las estructu-
ras, que en la gran mayoría de los casos deben apoyarse en permafrost* o en
nieves o hielos de diferentes tipos y características, demandan el empleo de
conocimientos que sólo en parte pueden ser encontrados en la más bien escasa
literatura técnica disponible a nivel mundial y que en gran proporción deben
ser obtenidos de la exploración, observaciones y ensayos efectuados en las
mismas zonas de trabajo por personal debidamente capacitado actuando con
equipos mínimos apropiados. Debe tenerse presente que la utilización de los
materiales nativos en la construcción es de singular importancia en la ingenie-
ría y que la nieve y el hielo caen en esta categoría con el énfasis adicional de que
son prácticamente los únicos materiales de construcción naturalmente disponi-
bles en la Antártica.

2. POTENCIAL ECONOMICO

Los recursos económicos que ofrece la Antártica se han dividido tradicional-


mente entre renovables y no renovables. Entre los primeros se ha considera-
do las especies que se encuentran en el océano que la rodea, costas e islas
subantárticas. A estos habría que agregar los recursos potenciales de suminis-
tro de agua dulce para el desarrollo y mantención de la vida en regiones áridas
mediante el posible transporte de grandes témpanos u otros sistemas, lo que en
el futuro podría ser económicamente factible. Entre los segundos destacan los
metálicos tales como el hierro, cobre, oro, plata, molibdeno, manganeso, cro-
mo, zinc, plomo, níquel, titanio, etc., los no metálicos tales como mica, berilio,
calizas, cuarzo, grafito y otros y finalmente los energéticos representados por
hidrocarburos, recursos geotérmicos, carbón y uranio.
A manera de ilustración baste señalar que en lo referente a recursos
renovables existen más de 25 géneros de algas cuya explotación no requiere de
grandes inversiones o que la explotación del krill, dada la gran magnitud de su
biomasa estimada, podría sustituir al total de la producción pesquera mundial.
Otro ejemplo significativo lo constituye la explotación de los cetáceos antárticos
ya que no obstante el hecho de que en la actualidad se estima que sólo quedaría
un 17% de la biomasa que existía al comenzar la explotación de ellos y que
ascendería hoy día a unos 8 millones de toneladas, en el año 1973 se pescaron
304.000 toneladas de ballenas en la Antártica según cifras oficiales que pueden
no representar las reales, lo que equivalió a un 46% de la captura mundi.al

·Suelo permanentemente helado por debajo de cierta zona o capa superficial


llamada zona activa que, en el caso antártico, en zonas costeras experimenta ciclos
estacionales de hielo-deshielo.

149
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE I
declarada. Como conclusión se puede decir que el volumen de los recursos
renovables antárticos es muy grande y que la demanda por ellos irá cteciendo
en la medida que aumenten las necesidades de un mundo cadalez más
poblado.
En relación a recursos energéticos se han detectado afloramierit I s carbo-
níferos a lo largo de las Montañas Transantárticas y en diversos lugares de la
costa. Esto y otros yacimientos que pueden no tener en la actualidad up interés
comercial pueden ser altamente significativos para la producción de energía
local, al igual que la energía geotérmica de la que se liberan flujos lérmicos
importantes en Decepción, Penguin, Melbourne y otros lugares. PerOles indu-
dable que el mayor interés mundial radica en la presencia de petrólrco, gas y
uranio; recursos que existi,rían en cantidades muy importantes. especialmente
en la Península Antártica..
.
I
Cabe destacar que una parte considerable de los recursos no rerovables
mencionados se encuentran en el Territorio Antártico Chileno y especialmente
en la Península Antártica y que ésta, por encontrarse sobre los 70° 4e latitud
sur, tiene un clima no tan extremadamente riguroso, al menos en temperatu-
ras, como ocurre en el continente propiamente tal. . I

3. ALGUNOS ANTECEDENTES SOBRE LA PRESENCIA


CHILENA EN LA ANTARTICA !
Sin pretender analizar o comentar los claros derechos de Chile en Isu sector
antártico que se remontan al siglo xv y de la posterior fuación de sps límites
entre los meridianos 53° de Longitud W y 90° de Longitud W hasta alcanzar el
Polor Sur, se presentan a continuación algunos antecedentes sobr¿ la actual
presencia chilena en la zona. i
Ella se materializa a través de tres bases que funcionan durante t080 el año,
una que lo hace en la época de verano, una sub-base y cuatro refugios. A lo
anterior habría que agregar la existencia de refugios y campamentos ~empora­
les durante la ejecución de campañas de exploración y de trabajos df verano.
Las instalaciones pertenecen y son operadas ya sea por la Armad~ de Chile
(Base Capitán Arturo Prat, Lat. 62°30'S y Long. 59°41 'W; Sub-basb Yelcho,
Lat. 64°52'S y Long. 63°34'W; Refugio de Guesalaga, Lar. 67°47'$ y Long.
68°53'W, Refugio Copper Mine, Lat. 62°23'S y Long. 54°40'W! Refugio
Yankee Bay, Lat. 62°32'S y Long. 54°40'W) o por la Fuerza Aére~ de Chile
(Base Teniente Rodolfo Marsh y Centro Meteorológico Antártico Presidente
Frei, Lat. 62°12'S y Long. 58°56'W; Base Presidente Gabriel González Videla.
Lat. 69°49'S y Long~ 62°51'W, en réceso desde 1960, sólo con trhbajos de
verano) o por el Ejército de Chile (Base General. Bernardo O'Higgins, Lat.
63°19'S y Long 57°54'W) o por el Instituto Antártico Chileno (Refuglo Spring,
Lar. 64°18'S y Long 61°03'W). I
De la enumeración anterior se aprecia que las tres bases chilenas están por
fuera del Círculo Polar Antártico (~at. 66°33'S) y que sólo un tefugio se
encuentra dentro del Círculo Polar. I
150
Eugenio Retamal I ALGUNOS ASPECTOS DE LA INGENIERIA ANTARTICA ...

El hecho de que la presencia chilena en la Antártica se encuentre tan en la


periferia de la misma, se debería principalmente a razones de orden práctico
como, por ejemplo, los problemas de transporte y de asignación de recursos. Es
por ello que una mejor valoración de la importancia de la Antártica y una mejor
evaluación de la necesidad de desarrollar y aplicar ingeniería especializada en
el área como requisito indispensable para permanecer y explorar en áreas más
australes, podría significar el surgimiento de nuevas motivaciones y una refor-
mulación y vitalización en la política y objetivos antárticos.

4. PRESENCIA DE OTROS PAISES

De los países signatarios del Tratado Antártico destaca la presencia de los


Estados Unidos de Norteamérica, Unión Soviética, Gran Bretaña, Japón,
Nueva Zelandia, Francia y Noruega ya sea por la cantidad de sus bases o
estaciones o ya sea por sus aportes al conocimiento antártico manifestado en
parte por sus publicaciones y múltiples trabajos. En la Fig. 1 se presenta una
distribución de las principales bases antárticas.
Las dos bases antárticas de mayor tamaño son las Mc Murdo (USA) y la
Mirny (U. Soviética). La de Mc Murdo (Lat. 77°51 'S, Long. 166°40'E), ubicada
en la Isla de Ross y que data de 1955, ha experimentado un acelerado desarro-
llo y hoy cuenta con más de 130 edificios, instalaciones, calles, puerto, tiendas,
etc. En ella trabajan en verano más de 850.personas yen invierno sobre 90.
Posee dos aeropuertos; uno sobre hielo marino operable desde octubre hasta
finales de diciembre y el de Williams Field ubicado sobre el hielo y nieve
continentales de la Plataforma de Ross. En el primero pueden aterrizar nor-
malmente aviones con ruedas del tipo C 130 y C 141. Cabe señalar que el uso
de ruedas permite aprovechar bien, en el transporte de carga y pasajeros, la
potencia de los motores del avión y no disiparla inútilmente en porcentajes que
pueden alcanzar a un 30 y más por ciento, en vencer el roce y otros efectos
causados por la interacción nieve-esquíes.
Otra base notable es la de Amundsen Scott (USA) ubicada en el Polo Sur
Geográfico, que data desde 1956 y reconstruida en 1975 como un domo
geodésico de 50 m de ancho y 16 m de altura y otros edificios e instalaciones. En
ella trabajan en verano más de 50 personas y en el invierno permanecen
alrededor de 20. Posee una pista de aterrizaje de más de 4.000 m de largo en
hielo y nieve compacta.
Las bases señaladas y todas las demás que mantienen los Estados U nidos en
la Antártica dependen de la National Science Foundation, institución que tiene
la responsabilidad de dirigir las actividades antárticas norteamericanas, finan-
ciando a través del presupuesto del Programa Antártico tanto actividades
científico-tecnológicas como el costo de las operaciones logísticas de apoyo que
mayoritariamente son prestadas por los Departamentos de Defensa y el de
Transportes. Lo anterior conduce a que aproximadamente un 80 a 85% del
personal en la Antártica sean civiles, principalmente científicos y profesionales
y un 15 a 20% militares, principalmente marinos que con sus barcos y con una

151
Fig. 1. La Antártica y principales bases.
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Eugenio Retamal I ALGUNOS ASPECTOS DE LA INGENIERIA ANTARTlCA ...

numerosa flota aérea prestan sus servicios en la exploración, transporte y


comunicaciones antárticas.
A partir del Año Geofísico Internacional, o sea desde 1957-1958, la
investigación antártica adquirió un notable impulso, caracterizado por el tra-
bajo y permanencia en el verano de varios miles de personas. En el verano de
1984 la población total antártica ha sobrepasado muy probablemente a las
6.000 personas. Durante los lOa 15 primeros años siguientes al Año Geofísico
Internacional el énfasis ha sido puesto en la exploración del continente, la
determinación de propiedades y características del hielo y de la nieve y en el
estudio y ensayo de materiales y procedimientos de diseño y construcción en
áreas frías. Ello, combinado con el desarrollo de regiones árticas, ha tenido un
impacto notable en la preparación de ingenieros especializados en diversos
centros universitarios del mundo, en el surgimiento de instituciones yempre-
sas dedicadas a resolver problemas tecnológicos y de ingeniería en regiones
frías, en un auge de laboratorios del frío, en el diseño y construcción de equipos
especiales, etc. Por otra parte, las naciones más desarrolladas, han realizado
intensos trabajos geotécnicos y de reconocimiento geológico y geofísico en
muchas áreas de la Antártica, en las ciencias de la atmósfera, en glaciología y en
investigación médica y biológica.
Baste señalar que en las actividades del verano 1982-1983 y apoyados en
gran parte por los avances y logros anteriores que han permitido que el
ingeniero moderno y el científico puedan dedicar más de su tiempo a las
investigaciones y trabajos propios y menos esfuerzo a sobrevivir, se pudieron
realizar más de 90 proyectos de investigación en el terreno, dentro del Progra-
ma Antártico Norteamericano.

5. EL HIELO Y LA NIEVE:
CARACTERISTICAS y POTENCIALIDADES

Se han dedicado internacionalmente muchos esfuerzos a establecer caracterís-


ticas de resistencia-deformación de la nieve y del hielo y mucho se ha avanzado
al respecto.
En lo referente a la nieve las características señaladas varían ampliamente
en función de factores tales como la temperatura, porosidad, edad, sobrecar-
gas, tipo y dirección de las solicitaciones, velocidad de aplicación y permanencia
de las cargas, procesos de disgregación y compactación, etapas de descongela-
miento de nieves más superficiales e infiltraciones de agua, etc.
De acuerdo a resultados obtenidos por diferentes investígadores, in-
cluyendo los obtenidos por ellDlEM en experiencias realizadas en Lonquimay e
Isla Rey Jorge (1) las resistencias de la nieve varían típicamente entre los valores
indicados en la Tabla 1.
Los valores señalados han sido en general obtenidos para velocidades de
carga o de deformación relativamente rápidas. En el caso de la compresión no
confinada ellas variaron entre 0.15 y 0.3 mm/seg. Cabe hacer presente que la
nieve experimenta notorios fenómenos de fluencia lenta bajo carga y, por lo

153
POLlTlCA ANTARTICA DE CHILE

Tabla 1
RESISTENCIA DE LA NIEVE EN DIFERENTES ENSAYOS

Tipo de Ensayo o Rango típico de las Valores proJzedios


Solicitación Resistencias aproxímaH.os
kg/crn 2 kg/crnr
Compresión no confinada Cercana a O - 14
Flexotracción Cercana a O - 4
Corte confinado Cercana a O 5

tanto, su deformabilidad es ampliamente variable y cada caso práctico de


I
diseño debe ser analizado por separado. /;
En lo referente a hielo es preciso distinguir entre hielo marino y hielo de
agua dulce ya que sus características tensión-deformación difieren. En ambos
tipos de hielo influyen: i
La estructura cristalina o sea el tamaño, forma y orientación de los cris-
~~. . ,

La temperatura. En general a me,nor temperatura mayor resistbncia.


Tasa de crecimiento o de congelamiento. I
Mientras más baja sea esta tasa mayor será la resistencia.
Ubicación dentro de la cubierta de hielo.
Edad. A mayor edad mayor resistencia. En el caso de hielo marino a mayor
edad disminuye también la salinidad.
Tipo de ensayo o de solicitación. I
Tasas de carga o de deformación y direcciones de aplicación. I
Tamaño de las muestras o probetas. Existe un factor de escalá. ~s probe-
tas pequeñas son más resistentes. I
Temperatura ambiental.
En el caso de hielo marino hay que agregar otros factores.
Los principales son:
Salinidad. A menor salinidad mayor resistencia. i

Volumen de salmuera. A mayor volumen de salmuera menor resistencia.


El volumen de salmuera constituye, simplificadamente, agua no congela-
da de alta concentración salina. I
En el caso de hielo de agua dulce habría que distinguir, además, si éste
corresponde al de una cubierta de río o lago o al hielo de un glaci1r o nieve
consolidada transformada en hielo. En ellas influye la densidad del hielo y en el
caso de hielos glaciares, la edad y profundidad. ;
En relación a valores de resistencias en la Tabla 2 se indican los m,ás típicos.
En cuanto a deformaciones bajo carga los módulos de deformJción, para
cargas relativamente rápidas, varían entre 6.000 y 80.000 kg/cm 2 deJendiendo
de diversos factores. El hielo al igual que la nieve está afectado por fenómenos
de fluenda lenta bajo cargas permanentes. En el caso de temperatuds cercanas
I
154
Eugenio Retamal I ALGUNOS ASPECTOS DE LA INGENIERlA ANTARTICA ...

Tabla 2A
RESISTENCIA DEL HIELO EN DIFERENTES
ENSAYOS - HIELO MARINO

TiPo de Ensayo o Rango típico de las Valores promedios


Solicitación Resistencias aproximados
kg/cm 2 kg/cm 2
Compresión no confinada 10-80 30
Tracción * 1-15 8
Flexotracción** 1-15 10
Corte 1-10 5

*IDIEM obtuvo, en experiencias realizadas en la Isla Rey Jorge, valores entre 1 y 5


kg/cm 2 debido a que el hielo tenía una alta salinidad y temperaturas del orden de -4"C.
**IDIEM obtuvo valores entre 1 y 6 kg/cm 2 en las condiciones recién señaladas.

Tabla 28
RESISTENCIA DEL HIELO EN DIFERENTES ENSAYOS
HIELO DE AGUA DULCE

Tipo de Ensayo o Rango típico de las Valores promedios


Solicitación Resistencias aproximados
kg/cm 2 kg/cm 2
Compresión no confinada 10-100 30
Tracción 2- 20 15
Flexotracción 2-30 17
Corte 1-15 7

al punto de descongelamiento, que es del orden de - 1.8°C en agua de mar, los


valores indicados se reducen bruscamente hasta anularse.

6. ALGUNAS APLICACIONES

De las muchas aplicaciones que podrían señalarse, se han seleccionado dos. La


primera se refiere al espesor mínimo de la cubierta de hielo marino para el
aterrizaje y despegue con ruedas de aviones de gran tonelaje como el C-130 y
C-141. La segunda se refiere a los requisitos de pistas de aterrizaje en nieve
empleando ruedas, al igual que en el caso anterior.
En la Figura 2 se presentan las informaciones básicas para el primer caso.
Las curvas han sido obtenidas para Mc Murdo y corresponden a las utilizadas

155
POLITICA ANTAR'nCA DE CHILE

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Fig. 2. Curoas de carga para los aviones C-130 y C-141 a través de los 4 períodos
climáticos.

156;
Eugenio Retamal I ALGUNOS ASPECTOS DE LA INGENIEJUA ANTARTICA ...

en aquella estación (2). Para obtenerlas ha sido necesario determinar las pro-
piedades del hielo marino en el lugar, desarrollar un modelo de elementos
finitos suponiendo espesores y un gradiente térmico, etc. El Periodo 1 corres-
ponde al más frío dentro del tiempo de operación (octubre-noviembre). El
Período 4 al período más cálido operable previo al descongelamiento casi total
de la pista de hielo (diciembre-enero).
En la Figura 3 se presentan las informaciones básicas para el segundo caso
y corresponden a los requisitos necesarios de una pista en nieve para operacio-
nes con ruedas (1). Para usar el gráfico se parte con la presión de contacto entre
rueda y nieve, lo que equivale aproximadamente a la presión de inflado,
trazando una recta entre esta presión y la carga por rueda hasta interceptar la
recta vertical central. Desde este punto-.lie traza otra recta interceptando el
número de pasadas por la pista y hasta llegar así a determinar la dureza RAM
requerida.
Cabe señalar que es obviamente posible construir pistas en nieve. Los
espesores que deben tratarse son más bien reducidos. La condición más im por-
tante, aparte de las topográficas tanto para la pista misma como de las áreas
adyacentes y de aproximación y las exigidas por instalaciones e instrumentos
de ayuda a la navegación, la constituye el tener una zona de apoyo de nieve
antigua, multianual, para soportar la nieve compactada. Planteando así el
problema y supuesta una superficie extensa y plana, es necesario disgregar y
compactar la nieve en un espesor total que, aún para el caso de aviones pesados.
es normalmente inferior a un metro.
Los equipos necesarios pueden variar desde muy modestos a otros alta-
mente sofisticados. Ellos dependerán de diversos factores tales como tipo y
tamaño de los aviones, frecuencias de operación, acarreo y acumulación de
nieve por ventiscas, temperaturas, etc. En todo caso y ello se desprende de la
Fig. 3, la situación se torna muy favorable para presiones de neumáticos y
cargas por rueda bajas.

7. ALGUNAS CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Se considera en primer lugar que Chile debe aumentar su presencia yactivida-


des antárticas por una gran diversidad de razones, muchas de ellas ya expues-
tas en el presente trabajo.
Para realizar lo anterior se estima indispensable lograr una muy buena
concepción y coordinación en la política antártica y en la asignación de recur-
sos. Posiblemente el establecimiento de un Comité Nacional Antártico o de
algún otro organismo superior ejecutivo, multidisciplinario y bien representa-
tivo. con funciones parecidas a las de la National Science Foundation y Antarc-
tic Policy Group de los Estados Unidos de Norteamérica u otros similares,
pudiera resultar recomendable.
Debe tenerse presente que para permanecer y explorar en el interior del
Continente Antártico, lo que resulta a todas luces necesario, deben hacerse
esfuerzos notables de preparación y formación técnica del personal. En parti-

157
POLITICA ANTARTlCA DE CHILE

PRE510N DE CONTACTO PROMEDIO -2


" O'-L_ _.......,:--+~_ _ _--,....ó...
1 _ _ _ _... 'f___(k9. cm.}
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avión, durante un número dado de pasadas.

158
Eugenio Retamal I ALGUNOS ASPECTOS DE LA lNGENIERIA ANTARTICA ...

cular debiera fortalecerse la formación de ingenieros civiles especialistas, fo-


mentarse la participación de universidades y de sus miembros en programas
tecnológicos y científicos adecuadamente ponderados y evaluados, aumentarse
la participación de otras instituciones nacionales que tengan la potencialidad
de prestar servicio y desarrollar actividades d.e utilidad en la Antártica" etc. En
estos aspectos, dadas las cláusulas del Tratado Antártico, sería tal vez fácil
promover visitas y permanencias tanto en el extranjero como en Chile de
personas que viajen tanto para estadas de perfeccionamiento como para dictar
cursos y conferencias, estableciendo así vínculos de necesaria colaboración.
Igual recomendación se hace extensiva al establecimiento o mejora de bibliote-
cas y centros de documentación, evitando la confidencialidad de las informa-
ciones.
Debiera considerarse que la aviación constituye hoy el medio más usado de
transporte y exploración en el Continente Antártico. En estas materias debiera
recopilarse informaciones y efectuarse todas las observaciones y estudios posi-
bles conducentes a la detección de lugares aptos para el establecimiento de
bases y de pistas a fin de seleccionar aquéllos que sean más compatibles con las
pautas y actividades de la política antártica chilena.
Los trabajos de reconocimiento geológico y en otras ciencias de la tierra y
atmosféricas debieran incrementarse grandemente. Ello podría incidir, entre
estos aspectos, en la selección de lugares que pudieran contar con energía local
propia, ya sea dada por el carbón o por recursos eólicos o ambos.
Finalmente, se considera necesaria la realización de reuniones anuales en
que participaran las personas que hayan tenido vinculaciones o participación
en trabajos y programas antárticos de cualquier naturaleza, a fin de analizar los
avances realizados, conocer las actividades dentro de un marco global, compar-
tir informaciones y proponer nuevas acciones optimizando recursos humanos
y materiales.

REFERENCIAS
l. Retamal, E., 1983, Some Experimental Results on Snow Compaction, Proceedings 01' the
Fourth lntemational Conference on Perrnafrost, Alaska, pp. 1054-1059.
2. Vaudrey. K.D., 1976, Reuised Aircraft Load Curves and Vehicle Ice-Thickness Tables for
Annual Ice Sheet Dperation Near Me Murdo. Antarctica, Technical Note-1431 , Civil
Engineering Laboratory. Naval Construction Battalion Center, USA.
3. Abele, G.; Rarnseir, R.; Wuori, A., 1968, Design Critería far Snow Runways, Technical
Repon 212, U.S. Arrny Cold Regions Research and Engineering Laboratory. USA.

159
INFRAESTRUCTURA ANT ARTICA
y POLITICA DE ACCESO AL CONTINENTE

Javier Lopetegui Torres

1. ASPECTOS GENERALES
A. Breve descripción
El sector chileno de la Antártica (53 0 W-90° W) comprende dos zonas absoluta-
mente diferentes, la península antártica y la zona continental.

1. Península Antártica
La península es de fácil acceso por su mayor proximidad a Sudamérica, y es el
lugar en que existe una gran cantidad de bases de diferentes países, Chile,
Argentina, Reino Unido, Rusia, Polonia y Estados Unidos. Además han mani-
festado su interés por instalar bases en el sector España y Brasil. Ver Figura 1
(Bases en la Península Antártica).
Las condiciones meteorológicas se caracterizan por el frecuente paso de
frentes que se desplazan del oeste al este, chocando con la península y provo-
cando gran precipitación de nieve. Sin embargo, las temperaturas son sólo
moderadamente bajas, semejantes a la Europa del Norte. Su clima es marítimo,
no muy frío, húmedo e imperan bajas presiones atmosféricas.

2. Zona Continental
Se caracteriza por ser una altiplanicie de hielo, que tiene un clima frío y seco,
tipo continental, asociados a altas presiones. Las precipitaciones disminuyen
hacia el interior y el Polo Sur es prácticamente un desierto helado, donde se
registran sólo 2 ó 3 pulgadas de nieve al año. Ver Figura 2 (Acumulación de
nieve en la Antártica).
Esta circunstancia favorece enormemente el empleo de aviones, que apar-
te del frío severo, no encuentran problemas meteorológicos.
Sin embargo, hay una carencia de centros poblados, casi absoluta. Sola-
mente están las bases norteamericanas del Polo Sur y SIPLE, esta última no
siempre habitada.
Bajo una gruesa capa de hielo que en algunos lugares es de hasta 3.000 m
de espesor, está la base rocosa, que en nuestro sector está bajo el nivel del mar,
de modo que si se derritiese el hielo, la península sería una gran isla, separada
por un ancho canal de las montañas Transantárticas. (Fosa Tectónica de
Ross-Weddell). En ese canal habrían dos grandes islas, que son los montes
Elsworth y Pensacola.
Estos se alzan a gran altura sobre la plataforma de hielo y son interesantes
por sus riquezas minerales. Ver Figura 3 (Topografía d'e la Base de Roca de la
Antártica).

161
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

r-·~~·~~-

1"

I
Javier Lopetegui T./ INFRAESTRUCTURA ANTARTICA y POLITICA DE ...

Fig. 2. Acumulación de nieve en la Antártica en gramoslcm2 /año (1).

Debe tenerse presente, que en promedio, sólo e12% del continente antárti-
co emerge del hielo. Por lo tanto, al sur de la Península Antártica, y hasta el
Polo, sólo estas dos montañas son los puntos focales de nuestro interés. Tam-
bién es interesante el aspecto deportivo pues en los montes Elsworth está la
cumbre más alta del continente antártico, el monte Vice, al cual desean ascen-
der muchos escaladores de todo el mundo.

B. Infraestructura actual
Nuestras instalaciones en la Antártica se han realizado ene! área de más fácil
acceso, como es el extremo norte de la Península e islas adyacentes. Las tres
bases están habilitadas en forma permanente y cada una de ellas está a cargo de
una de las instituciones de la Defensa Nacional.
La base Arturo Prat ubicada en la isla Greenwich, del Archipiélago de las
Shedand del Sur, tiene un muy buen puerto y podría ser interesante su futuro
en lo que se relaciona con explotación de riquezas marinas pues sería una
adecuada base de operaciones de flotas pesqueras.
La base Bernardo O'Higgins es la única que está situada en la península

163
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

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Fig. 3. Topografía de la base de roca en la Antártica (2).

Antártica, y podría ser el punto de partida para una penetración hacia el mar
de Weddel.
El complejo Marsh, centro Meteorológico Freí, ubicado en la isla Rey
Jorge, también de las Shetland del Sur, tiene un extraordinario futuro porque
combina un buen puerto y un aeropuerto que en el futuro podrá recibir
aviones comerciales a reacción del tipo mediano. La base González Videla,
situada más al sur, no está habitada y sólo se activa en el verano, como apoyo de
comunicaciones y meteorología para la ruta de penetración aérea hacia el
interior. El resto de las instalaciones son refugios, aptos sólo para ocupación
eventual y no tienen capacidad actual para ser ocupados permanentemente.
Se ha concentrado el esfuerzo de inversión en infraestructura en la base
Marsh, que tiene un módulo habitacional con 70 camas, comedor, baños,
calefacción, agua caliente, etc., que permite albergar en forma cÓmoda a

164
Javier Lopetegui T./INFRAESTRUCTURA ANTARTICA y POLlTICA DE...

165
POUTICA ANTA~TICA DE CHILE

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EXTENSION DEL HIELO MARINO EL l° DE ENERO DE LOS


AÑOS 1972, 1973, 1974 Y 1975 (3)
Javier Lopeteguí T. I INFRAESTRUCTURA ANTARTICA y POLlTICA DE ...

visitantes, científicos y funcionarios que deben transitoriamente habitar en la


Antártica. Debe recordarse que en este lugar se efectuó el Seminario Interna-
cional de Política para los Recursos Antárticos en octubre de 1982. Para
eventuales programas de cooperación con otros países, esta es una ubicación
privilegiada pues tiene el fácil acceso aéreo desde Punta Arenas (2l12 horas de
vuelo), cómodas instalaciones y enlace local en aviones o helicópteros.

C. Hielo marino
Durante el invierno el hielo cubre el mar hasta más al norte de la Península
Antártica, haciendo imposible la navegación, por lo que sólo es factible el
acceso por vía aérea. Posteriormente comienza el período de deshielo; desgra-
ciadamente la Península Antártica mantiene gran cantidad de hielo en su costa
este (Mar de Weddell) haciendo imposible en toda época del año el acceso
marítimo a menos de emplear buques rompehielos, y aún así con dificultades:
En la costa oeste (mar de Bellingshaussen) el deshielo es más intenso, lo
que hace posible navegar hasta Bahía Margarita. Más al sur la situación es
"diferente cada año, pero en general no resulta posible el acceso a la península
desde el mar sin el empleo de rompehielos.

D. Zonas de interés
Siendo nuestro territorio antártico de una enorme extensión y de gran dificul-
tad de acceso, es necesario que se definan objetivos. Debemos establecer zonas
que deban ser desarrolladas teniendo en vista alguna razón específica. Puede
ser para exploración, y posterior explotación de algún recurso, que podría ser
de tipo energético. Puede ser para desarrollo del turismo antártico, que por
ahora podría constituir la más inmediata de la utilizaciones de este continente.
Otra alternativa es el desarrollo de programas con paises extranjeros para
establecer instalaciones científicas destinadas al estudio de determinados fenó-
menos o de la fauna local. O finalmente, puede ser una combinación de ellos.
Mientras se realice un estudio de las diversas alternativas, se evalúen los
costos involucrados y se formule un plan de muchos años de alcance, dividido
e"n períodos, no estaremos haciendo un trabajo realmente serio. Las ideas que
se expondrán a continuación son sólo antecedentes que deben ser tenidos en
cuenta para establecer qué es lo que desea hacer Chile con su Antártica y cómo
quiere realizarlo.

n. ACCESO MARITIMO
De acuerdo a la información anteriormente indicada, el hielo marítimo. impide
o limita en gran parte el acceso a la península. Absolutamente en el mar de
< Weddell (en nuestro sector) y parciabnente en el de Bellingshaussen. El acceso

167
POLlTlCA ANTARTICA DE CHILE

aéreo es posible pero muy oneroso para cargas de gran peso y volumen, por lo
que es necesario ubicar el punto más austral de acceso para la vía marítima.
La bahía Fildes, en la Isla Rey Jorge es el único punto que combina un buen
puerto y aeropuerto, por lo que este lugar está llamado a constituirse en el gran
centro de transferencia de carga marítima, que será distribuida posteriormen-
te por vía aérea al resto de la península. Será necesario dotar a este puerto de la
infraestructura indispensable para que las faenas de carga y descarga de los
barcos sea efectuada en forma segura y rápida. Esto actualmente es muy lento y
complicado, además de existir severas Iiynitaciones de peso de la carga, razón
por la cual deben usarse las grúas del mismo barco para desembarcar, lo que
impide el transporte de maquinarias como tractores oruga, por ejemplo.
Cuando se construyó la pista de la Base Teniente Marsh, fue necesaric
fletar el mercante Tocopilla, en atención a que tenía grúas propias para
desembarcar la maquinaria que se requería para hacer el trabajo de movimien-
to de tierras.
Para nuestra penetración al continente y eventualmente al Polo Sur, es
necesario contar con un punto de transferencia más austral para carga de gran
volumen como combustibles, material de edificación, antenas de radio, maqui-
naria pesada como motoniveladoras, buldozers, etc., cuyo transporte por vía
aérea es muy oneroso.
Para ello se ha estudiado de acuerdo a la información de la Figura 4, el
límite del hielo marino en el mes de enero, y se ha descartado el mar de
Weddell. en nuestro sector, pensándose solamente en el mar de Bellíngshaus-
sen, hasta el límite del hielo, que es Bahía Margarita.

lll. ACCESO AEREO

En la península antártica existen sólo dos aeródromos que pueden ser emplea-
dos por aviones que usan tren de aterrizaje convencional, esto es ruedas. El
primero fue Marambio. de Argentina, que fue inaugurado en 1969. Tiene una
pista de 1.200 metros que permite la operación de aviones C-I30. Está ubicada
en una isla en la parte norte del mar de Weddell, contigua a la península
antártica.
En marzo de 1980 se produjo el primer aterrizaje de un C-I30 de la t"ACH
en el recientemente inaugurado aeropuerto Teniente Marsh en la Isla Rey
Jorge, contiguo al Centro Meteorológico Presidente Freí. Con este evento
Chile recuperó el tiempo perdido y ahofa dispone de acceso por vía aérea a la
Península Antártica durante todo el año. Para ello se dotó el aeródromo de
equipo barre-nieve, buldozers y vehículos de transporte adecuados para todo
terreno. Sin estos elementos no es posible la operación del aeródromo, debido a
la frecuente acumulación de nieve prodl;lcto de la precipitación y del efecto de
los fuertes vientos que arrastran la nieve suelta formando montículos que
impiden el uso de la pista hasta que son removidos. Cabe, en todo caso, hacer
presente que estos equipos son normales en todos los aeródromos del hemisfe-
I

16~
Javier Lopetegui T./INFRAESTRUCTURA ANTARTJCA y POLlTICA DE...

rio norte y deben ser considerados cada vez que se construyen nuevos aeródro-
mos, para garantizar su operatividad.
Inicialmente sólo se tuvo 900 m de pista que se ampliaron en la temporada
siguiente hasta llegar a los 1.300 m. Esto es suficiente para aviones del tipo
C-I30, pero es conveniente continuar las obras, que son posibles, para llegar a
1.600 m de pista pavimentada. Así sería posible el aterrizaje de aviones jet
comerciales de tipo intermedio, lo que permitiría que una empresa aérea
chilena efectuara el enlace con la Antártica. Marsh se ha convertido en el
trampolín que permitirá el acceso aéreo al resto de la Antártica Chilena. Está
llamado a convertirse en el punto de distribución principal y deberá tener
bodegas, facilidades portuarias y elementos adecuados para transferir la carga
a los aviones y helicópteros que acceden a diversos puntos de la Antártica.
Deberá pues, ser un aeropuerto dotado de todos los elementos para atención
de aviones, combustible, radioayudas modernas, equipamiento para eficiente,
expedita y cómoda atención de pasajeros y manejo de carga.
Se estima que el tráfico de pasajeros a la Antártica será mayormente por
vía aérea, como se están haciendo actualmente los relevos antárticos, transpor-
te de científicos y visitantes. Las exploraciones realizadas hasta ahora no han
permitido encontrar otros lugares ubicados al sur en que sea posible construir
aeródromos sobre una base de tierra. Si se encontraran serían sólo apropiados
para aviones del tipo Twin Ouer, sin posibilidades de llegar a ser lo que es
Marsh.
Sólo hay la aternativa de emplear aviones bimotores, que operando desde
Marsh al sur, equipados con esquíes, pueden aterrizar en la nieve. Así es como
se han construido ya dos refugios, uno contiguo a la base inglesa de Rothera, en
la Isla Adelaida, y otro en la Isla Charcot.
Sin embargo, a pesar del interés y dedicación puestos en esta tarea, el
avance es muy lento pues no se cuenta con aviones de una adecuada capacidad
de transporte. A pesar de ello ya se ha logrado penetrar hasta el fondo de la
península antártica, llegando hasta el borde norte del Continente (Lat.
73°40'S). Falta ahora consolidar el avance logrado, construyendo más refugios
y ubicando otras pistas en nieve (Sky Ways) lo que dará mayor seguridad a la
operación. También será necesario radioayudas para guiar a los aviones.

A. Pistas de aterrizaje en tierra


Prácticamente está descartada la posibilidad de encontrar otra pista, al sur de
Marsh, que sea sobre superficie de tierra. Las que podría haber, exigirían una
cantidad de movimientos de tierra que las hacen impracticables.
Por lo tanto es necesario recurrir a las alternativas de pistas de nieve o de
hielo.

B. Pistas de nieve (Sky Ways)


La ~xperiencia lograda en los tres años pasados indica que es perfectamente
poSible y segura la operación de aviones Twin Otter equipados con esquíes, en

169
POUTlCA ANTARTlCA DE CHILE

superficies de nieve o preparadas. Se trata de utilizar planicies de nieve que


sean parejas y naturalmente compactas.
Sin embargo, esto significa una severa restricción, ya que el mismo avión
con esqufes pierde un 30% de su capacidad de transporte por el mayor roce que
está implfcito en el uso de aquéllos.
Por tal razón, sólo debe considerarse como un elemento para transporte
de científicos a áreas diffciles, como rescate o como una alternativa de emergen-
cia. No esposible basar una operación regular pensando en aviones pequeños
con esquíes porque la operación se ~ncarece mucho por su muy limitada
capacidad de transporte.

C. Pistas de nieve preparadas. Para uso de aviones pesados.


Es el sistema usado por USA, que lo tiene en el Polo Sur, en Byrd, en Syple, yen
Mc Murdo (WilIiams Field).
Consiste en emparejar y compactar la nieve mediante maquinarias para
hacerla lo más segura posible, pero no responde que toda y cada una de sus
partes sea de igual consistencia.
Se emplean aviones de gran tonelaje tipo C-130 equipados con esquíes. En
esta forma, si eventualmente se produjera una zona de menor resistencia, el
esquí pasa deslizando sobre ella sin comprometer la seguridad del avión.
Es la solución ideal. Sin embargo, nuestro país no cuenta con este tipo de
aviones, pues no son C-130 normales, sino que tienen que ser mandados a
fabricar especialmente pues tienen diferencias substanciales en la forma infe-
rior del fuselaje y de sus circuitos hidráulicos. Resulta más caro tratar de
transformar un C-130 normal que adquirir uno nuevo para este propósito.
Por otra parte un avión de este tipo equipado para uso antártico tiene más
resistencia al avance por la forma del fuselaje modificado y queda seriamente
restringido para vuelos de largo radio de acción', por lo que no parece conve-
niente efectuar esta transformación a aviones que tendrán un empleo muy
limitado en esta operación. Además este avión está sobredimensionado para el
volumen de carga que Chile debe trasladar al interior de la Antártica, por lo
que es aconsejable el empleo de aviones de un tamaño intermedio.
Esto hace necesario pensar en otro tipo de avión con esquíes y de menor
costo. Sin embargo, en el mercado no hay. aviones de este tipo, salvo algunos de
tipo experimental, que están siendo estudiados y que eventualmente pudieran
ser la solución.

D. Pistas de nieve compactas para aviones con ruedas


Sólo la Unión Soviética ha desarrollado este sistema, que es muy caro, exige
mucha maquinaria y personal. Estados Unidos, no ha intentado emplearlo por
demandar mucho esfuerzo, en cambio se ha limitado a pistas de nieve para
esquíes.

170
Javier Lopetegui T. ¡INFRAESTRUCTURA ANTARTICA y POLITICA DE...

F. Pistas en hielo marino


Son las más eficientes pues con muy poco esfuerzo se logra obtener un resulta-
do equivalente al de una pista de concreto, sin embargo, son y;nuy efímeras y
sólo pueden ser empleadas hasta tres meses por año.
A pesar de ello aparecen como la solución más económica y más a nuestro
alcance. Las experiencias obtenidas por USA en Mac Murdo indican que a pesar
del breve tiempo en que se empl!!an, permiten un intenso tráfico aéreo de
aviones de gran tonelaje, como C-130 y C-141 que en ese lapso efectúan el
transporte masivo de la campaña antártica.
La pista se construye sobre hielo marino, es decir mar congelado, que debe
estar libre de grietas y tener un espesor compatible con el tipo de aviones que la
utilizarán.
Se requiere equipo de sondajes pará efectuar las mediciones del grosor del
hielo, controlar las temperaturas, tanto en superficies como la del agua que hay
debajo del hielo. Estas observaciones deben ser permanentes y sólo personal
muy experimentado podrá garantizar que la operación de los aviones se
efectuará sin tropiezos.
Esta es una técnica probada por Estados Unidos durante varios años, con
pleno éxito por lo que se considera segura. Para poder emplearla deberíamos
previamente entrenar a especialistas en estas materias y disponer de la diversa
maquinaria que se requiere.
Debe recordarse que el uso de pistas de hielo marino está limitado a un
corto perlodo y posteriormente el enlace se sigue efectuando en aviones
equipados con esquíes que aterrizan en pistas de nieve que a pesar de las
limitaciones explicadas anteriormente cumplen adecuadamente con el trans-
pone de personas o cargas muy seleccionadas.

IV. AERONAVEGACION EN LA ANTARTICA

A. Historia
El histórico vuelo realizado en 1929 por el Almirante Richard E. Bird, de la
Armada de Estados Unidos, en el que sobrevoló el Polor Sur, demostró que se
habia producido un cambio notable. Había terminado la época de la explora-
ción heroica y se iniciaba otro capítulo, en que la utilización de las nuevas
tecnologías permite realizar con suma facilidad lo que antes no era posible.
Sin embargo. hubo de pasar mucho años antes que se refinara la técnica lo
suficiente para permitir el uso de aviones y helicópteros en forma sistemática
en la Antánica.
Los problemas técnicos más serios se referlan a la con fiabilidad de los
motores aéreos. Mientras se utilizó el motor recíproco, con su enorme cantidad
de piezas móviles. propenso a muchas fallas y con una desfavorable relación
peso/potencia, no fue posible obtener resultados muy espectaculares.
La aparición en escena de los motores turbohélices y a reacción, que
combinaron una mayor con fiabilidad y gran potencia cambió totalmente el

171
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

panorama y ahora es factible el transporte por vía aérea de grandes tonelajes a


grandes distancias.

B. Epoca actual
Cuando se iniciaron las actividades aéreas de Chile en la península antártica se
trataba sólo de vuelos locales de hidroaviones o helicópteros que operaban
desde los buques de las expediciones por lo que nunca surgió la necesidad de
controlo seguridad aparte que la que proporcionaba la propia expedición, ni
tampoco se establecieron pistas de aterrizaje en la península antártica.
Posteriormente se realizaron algunos vuelos de aviones bimotores anfibios
desde Punta Arenas a Decepción y González Videla, que amarizaron en las
bahías contiguas a las bases existentes.
En los últimos años, a partir de 1980, la combinación de dos factores, la
construcción de un aeródromo con capacidad para ser utilizado todo el año y el
empleo de aviones de gran capacidad de transporte, fue lo que marcó un hito
importante en las actividades que Chile ha desarrollado en la Antártica.
Permitió la unión permanente con el continente americano, resolvió los
problemas de aislamiento, dio seguridad anímica a los chilenos destacados en
esas aisladas bases, permitiendo apoyo médico cuando fuera necesario. Otorgó
la capacidad de efectuar búsquedas y rescates de personas extraviadas o en
emergencias.
Pero principalmente ha hecho posible desarrollar una variedad de explo-
raciones que antes no eran realizables. Ha abierto los ojos a los que pensaban
que la Antártica era un lugar lejano e inalcanzable, al acortar la distancia y los
obstáculos que era el Drake y los hielos invernales, permitiendo llegar en sólo
dos horas y media desde Punta Arenas a la Isla Rey Jorge.
Además, se ha establecido una aerovía, dotada de modernos elementos de
ayuda a la navegación, adecuado apoyo de información meteorológica. fotos
de satélites y pronósticos. Todo ello da seguridad y confianza para garantizar
que los vuelos que se efectúen a la Antártica no sean más riesgosos que los que
se hacen en Europa del Norte o Canadá, que tienen un clima similar.
Sin embargo, hay que reconocer que estamos sólo iniciando el camino;
hemos llegado a la Isla Rey Jorge, Lat. 62°S y debemos tener la capacidad de
alcanzar cualquier punto de la Comuna Antártica. La exploración aérea con
aviones pequeños dotados de esquíes ha permitido llegar a la Isla Adelaida,
donde está la base inglesa Rothera. Contiguo a la pista de nieve se ha instalado
un refugio que fue lanzado desarmado en paracaídas, que da seguridad a las
tripulaciones que vuelan al sur, permitiéndoles esperar allí condiciones de
tiempo favorable para proseguir el vuelo.
Más al sur, en la isla Charcot, se colocó otro refugio, idéntico al primero y
con el mismo objetivo. En esta forma. lentamente se va avanzando, lo que ha
probado que es posible lograr el enlace local en la Antártica por medio de
aeronaves, a pesar del mal tiempo que caracteriza la península. Para ello es
necesario disponer de buena información meteorológica, que la proporciona el

172
Javier Lopetegui T. / INFRAESTRUCTURA ANT ARTlCA y POLlTICA DE...

Centro Regional Frei y aprovechar las condiciones menos severas que se


producen entre el paso de los frentes de mal tiempo.

C. Problemas inberentes a los vuelos antárticos


En esta región, y a medida que se avanza hacia al sur aparecen o se acentúan
problemas que en otras latitudes no existen o no son de tanta magnitud.

l. Frío
En la Península Antártica, al nivel del mar, la temperatura es muy parecida a la
de los países nórdicos y no representa un problema. Diferente es la situación al
sur de la Península, latitud 74°5, donde comienza una altiplanicie de hielo de
1.000 y más metros de altura, donde predominan temperaturas muy bajas que
crean serios problemas para el funcionamiento de maquinarias. La combina-
ción de altura y temperatura hace no aconsejable la detención de los motores de
los aviones por la incertidumbre de poder volver a hacerlos funcionar, a menos
que se cuente con equipo de tierra, tal como plantas eléctricas para alimentar
lós aviones y calefactores para los motores. Aún asi, en el Polo se hacen
funcionar los motores cada cierto tiempo para evitar congelamiento de los
sistemas de a bordo.

2. Magnetismo .terrestre
La brújula o compás magnético ha sido el elemento básico de la navegación
marítima y aérea. En esta zona es muy poco confiable por la enorme distancia
que hay desde el Polo Geográfico al magnético, ubicado en la latitud 67°15'5.
Esto produce la insólita situación de navegar desde ese punto al Polo 5ur con el
compás magnético indicando rumbo norte.
Además la inclinación magnética hace que el compás tienda a trabarse y su
funcionamiento es errático.
3. Comunicaciones
Las tormentas solares producen bloqueos de comunicaciones que impiden la
recepción por periodos de días. Esto hace muy peligroso el vuelo en estas
condiciones, por lo que usualmente se suspenden los vuelos mientras dura el
fenómeno.
4. Radioayudas
También son afectadas, por lo que su demarcación es errática y no son tan
confiables como en el resto del mundo.
Equipos de navegación como el OMEGA, de extraordinaria precisión y
confiabilidad, pierden totalmente sus condiciones al sur de la latitud 72°5 y no
pueden ser empleados.
5. Cartografia
La cartografía de esta región es incompleta y en el continente mismo, más allá
de la Península Antártica, no hay los puntos de referencia que son tan comunes

173
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

en otras latitudes, como ciudades, caminos, puentes, lagos, bahías, etc., y que
constituyen una valiosa ayuda para determinar la ubicación. Esto es, por el
contrario, una infinita planicie de hielo, de forma eternamente cambiante.
Las cartas de navegación de proyección mercator, en uso en el resto del
mundo, no son adecuadas para esta zona y debe emplearse cartas de proyec-
ción polar. Sin embargo, estas cartas no tienen buenos puntos de control por la
convergencia de los meridianos, de tal suerte que es necesario superimponerles
una grilla con paralelos y meridianos convencionales que se cortan en ángulos
rectos. Además, como desde el Polo Sur todas las direcciones son Norte en los
360, es necesario fyar un solo norte arbitrario, que es el de meridiano cero.
Toda la navegación y control del tránsito aéreo debe ser hecho de acuerdo
al norte de la grilla y así se dan los rumbos y demarcaciones.

6. Visión blanca
Es un fenómeno óptico, que ocurre con buen tiempo y sólo en algunos lugares.
Es producto de la luz solar, que pasa a través de nublado alto y que en ciertas
condiciones produce la pérdida del sentido de la profundidad. En estas condi-
ciones es imposible aterrizar y el avión debe ser desviado a un punto de
alternativa donde no se esté produciendo el fenómeno.
7. Meteorologla
La Península Antártica se caracteriza por su gran nubosidad, pero la situación
cambia bruscamente al pasar a la altiplanicie de hielo que tiene en general
tiempo muy bueno, con escasa precipitación. No obstante en la zona de encuen-
tro del aire seco y frío, de alta presión yel aire menos frío, húmedo y de baja
presión de la costa, se producen frecuentes y repentinas variaciones de tiempo.
Esto es producido por invasión del aire húmedo a la altiplanicie de hielo,
lo que no es posible determinarlo con las fotos de satélites normales, por ser
transparente el vapor de aguas antes de formar nubes. La base norteamericana
de Mc Murdo utiliza un satélite polar que sí detecta esta anomalía y mediante
ello se puede predecir el cambio de tiempo.
La recepción oportuna de la información meteorológica desde !a base Mc
M urdo sería de gran ayuda para los vuelos al interior del continente. Esto no es
posible porque la organización del sistema meteorológico impone que la infor-
mación se remita de la base antártica norteamericana a Nueva Zelandia y de allí
a Washington. El regreso de ella a través de Buenos Aires, a Santiago y de allí a
nuestra base antártica.
Se produce así una gran demora en recibir la información, lo que la hace
perder actualidad. Debe tenerse en cuenta el extremo dinamismo de los
fenómenos meteorológicos, característica de esta región, hace que el tiempo
varíe con mucha rapidez y una información atrasada carece de valor.
Se recomienda buscar un acuerdo con Estados Unidos para que efectúe
intercambio de información meteorológica entre nuestro centro meteorológi-
co Eduardo Frei y la base Mc Murdo.

174
Javier Lopetegui T./INFRAESTRUCTURA ANTARTICA y POUTICA DE...

D. Aerovías y autoridad aeronáutica


En páginas anteriores se ha dicho que la meteorología de la Península Antárti-
ca, es mala. Los frecuentes frentes de mal tiempo que se desplazan desde el
oeste chocan con la Península y provocan gran precipitación de nieve, turbu-
lencias, nubosidad abundante y formación de hielo en las aeronaves. Ello hace
perentorio que exista un sistema de aerovía, información meteorológica, pistas
de aterrizaje de emergencia, radioayudas para la navegación y fundámental-
mente información y asesoría al vuelo.
Esto que es fácil de resolver en el espacio aéreo chileno tropieza con el
obstáculo que hay tres países que simultáneamente reclaman la Península
Antártica, Chile, Argentina y el Reino U nido. Por lo tanto habría tres autorida-
des aeronáuticas disponiendo del mismo espacio aéreo y dictando reglamenta-
ciones paralelas. Además existen otros países antárticos, que realizan activida-
des aéreas como Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
que no reconocen soberanía.
En el caso presente, se está generando una situación de peligro potencial
por el cruce de las aerovías chilena y argentina que van a la Antártica.
A medida que se incremente la red de aerovías, en el interior de la
. Península y del continente, se multiplicará el riesgo, por lo que es conveniente y
urgente buscar una solución para mejorar la seguridad de los vuelos antárticos.
Cuando existen áreas de problemas, como este caso, usualmente se recu-
rre a la OACI (Organización Aérea Civil Internacional) que es un órgano
especializado de Naciones Unidas.
Sin embargo, su actuación es sólo técnica y espera y promueve el acuerdo
entre los países. Una vez producido éste, publica los documentos en que consta
cuales son las aerovías, regiones de información de vuelo, etc.
U n buen ejemplo de solución es Eurocontrol, entidad que tiene a su cargo
la seguridad aérea y el control de todos los vuelos que se efectúan en las
aerovías europeas. Mediante acuerdos entre los países que han formado este
sistema, se ha establecido una red de aerovías que cubren toda Europa Occi-
dental, desde el punto de vista de seguridad aérea y sin que ello tenga efecto
ninguno sobre las soberanías de los países.
De este mismo modo, los países del Sistema Antártico podrían establecer
una autoridad aeronáutica común, un sistema de radioayudas, de meteorolo-
gía que hiciera más seguro el vuelo en el interior de la Antártica, que es una de
las zonas más difíciles para el vuelo de todo el mundo.
Esta autoridad aeronáutica dividiría zonas de responsabilidad de los dife-
rentes países que tengan instalaciones y equipamiento o que voluntariamente
desearen hacerlo. Una vez logrado un acuerdo intervendría OACI, que sólo
daría ayuda técnica y asesoría, publicando oficialmente los documentos perti-
nentes para conocimiento mundial.

V. COLONIZACION ANT ARTICA

No cabe duda que la conexión aérea ha acercado la Antártica a Chile. Ya no


existe la sensación de aislamiento que había antes. Se han creado las condicio-

175
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

nes para hacer posible un proyecto de col~hización antártica. Debe recordarse


que la Isla Rey Jorge tiene un clima no menos frío que Canadá, por el factor
moderador del mar.
La CORFO está desarrollando un Proyecto de Asentamiento Poblacional,
con la cooperación del Instituto de Planificación de Desarrollo Urbano de la
Universidad Católica de Santiago y el Ministerio de la Vivienda. La Fuerza
Aérea de Chile es el organismo ejecutor y ocupará las primeras casas del nuevo
pueblo para su personal destacado j:!n su base antártica. Sin embargo, el
proyecto es ambicioso y se desea lIeg~r a tener un pueblo que albergue a la
población que deberá dedicarse a diversas actividades, científicas, de turismo,
de prospección de recursos, de ejecución de labores portuarias, aeroportuarias
y de servicios.
La primera casa ya está construida y se espera que al fin del próximo
verano se pueda tener la primera etapa de cinco casas construidas. Será el
nacimiento del primer poblado antártico chileno, que no sea una base, sino un
núcleo humano compuesto por familias. Será fundamental para el desarrollo
antártico. Es quizás la más importante de las infraestructuras.

VI. CONCLUSION

Hemos visto que el acceso marítimo a la Antártica está severamente limitado en


invierno y que en verano es factible la navegación hasta bahía Margarita
(ligeramente al Sur del Círculo Polar) por el mar de Bellingshaussen.
El único punto dotado de un aeródromo adecuado es la Base Marsh, en la
Isla Rey Jorge, que posee además un buen puerto. Sin embargo, será necesario
dotarlo de la infraestructura adecuada para permitir desembardlr la carga de
los barcos en forma eficiente y segura.
El proyecto de Asentamiento Poblacional que CORFO realiza en este lugar,
permitirá que el personal requerido para toda esta operación, pueda vivir en la
isla Rey Jorge con las mínimas comodidades.
La base Marsh es el punto desde donde será posible efectuar la explora-
ción al resto de la Antártica, ya sea con aviones o helicópteros. Ello implica el
establecimiento de una red de refugios y pistas de aterrizaje en la nieve que
faciliten la exploración y reconocimiento de nuestra Antártica. Todo lo ante-
rior es con el objeto de permitir el acceso a cualquier punto al que sea necesario
llegar. Sin embargo, las severas limitaciones que se ha explicado en páginas
anteriores y los grandes recursos económicos que son necesarios para ello,
obligan a que se establezcan prioridades y que se concentren los esfuerzos en
lograr objetivos parciales dentro del contexto de un plan maestro que es
necesario elaborar a la brevedad, con el propósito de no desperdiciar esfuerzo.

176
Javier Lopetegui T./INFRAESTRUCTURA ANTARTICA y POLlTICA DE...

BIBUOGRAFIA

(1), (2)Figuras I y 2. Takesi Nagata. Director, Nationallnstitute oC Polar Research,


Japan. "The Advancement of Scientific Research as the basis oC Antarctic Develop-
ment". El desarrollo de la Antártica. Instituto de Estudios Internacional de la
Universidad de Chile, Editorial Universitaria, 1977 p.

(3)Figura 3. Atlas Polar Regions, by Centra) Intelligence Ágency. Washington, May


1978, p. 39.

177
"
IV
La preservación ambiental como obje'tivo de una
polítiéa antártica
ECOSISTEMA ANTARTICO:
NATURALEZA, IMPACTO Y CONSERVACION
T. Antezana, K. Ray y C. Morales

I. INTRODUCCION

El Continente y Océano Antártico constituyen ambientes de interés científico,


económico y turístico, entre otros, para Chile y para varias naciones, miembros
o no del Tratado Antártico.
Después de la fase de exploración geográfica, científica y económica se ha
iniciado irreversiblemente una fase de desarrollo económico que conllevará a
conflictos de interés por el aprovechamiento anticipado y quizás exhaustivo de
sus recursos. Se ha establecido importantes instrumentos jurídicos destinados a
regular las actividades en la Antártica y se preparan otros de gran importancia,
al mismo tiempo que se toman acciones audaces y sorpresivas que reflejan una
dinámica sin duda acelerada y algo incierta.
Por ello, en esta ocasión no queremos referirnos en términos generales al
ecosistema antártico, a sus recursos y a su conservación, sino destacar aspectos
puntuales sobre:
l. La complejidad del Sistema de Conservación Antártico;
2. Las peculiaridades ecológicas del Ecosistema Antártico;
3. Los impactos antropogénicos más significativos;
4. Las limitan tes sobre Conservación, y
5. Algunas recomendaciones.
En una segunda parte quisiera plantear algunos conceptos y algunas
dudas sobre el desarrollo científico futuro de Chile en la Antártica.

11. EL SISTEMA DE CONSERVACION PARA LA ANTARTICA

Este sistema está definido como el conjunto de instituciones u organismos y sus


relaciones en torno a algún aspecto de la utilización o preservación de sus
recursos de alguna parte o de toda la Antártica. Nos referimos como Antártica
al Continente y al Océano limitado por los 600 S. Nos referimos a recursos en un
amplio sentido que abarca desde los organismos, minerales hasta el paisaje.
En la actualidad numerosos países y organizaciones están activamente
envueltos con los recursos antárticos.
Instituciones nacionales como Fuerzas Armadas y Universidades, han
tenido tradicionalmente una mayor participación en el Sistema de Conserva-
ción de la Antártica.

181
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Recientemente se han incorporado al Sistema, empresas (privadas o nacio-


nales) de pesca, turismo o exploración mineral, y han nacido nuevos organis-
mos de coordinación y programación científica.
Sin embargo, el Sistema pudiera alcanzar a nuestro parecer una grado de
complejidad mucho mayor aún (Fig. 1). Nos parece importante destacar que
entre estos componentes aún no se expresan algunos que si lo han hecho con
mucha fuerza y efectividad en otras áreas ya intervenidas o recientemente
intervenidas por el hombre; por dar, un ejemplo los Clubes y Comités de
Ecologistas y Academias y Sociedades Científicas y organismos privados inter-
nacionales como U1CN. ¡Creemos que éstos tienen o deben tener un espacio en
el Sistema de Conservación! No debiera sorprender, por ejemplo, que una
Academia de Arte de algún país considerara que la Antártica también repre-
senta, como fuente de inspiración o simple belleza natural un patrimonio
valioso de proteger o defender ante conflictos de interés. Sin duda que el
interés de estos componentes u otros pudieran ser canalizados por institucio-
nes u organismos de gobierno, pero también pudiera ser que ellos fueran
absorbidos, enmascarados o ignorados. Una politica de vanguardia nos parece
más adecuada. Chile en todo caso ha podido ya capitalizar algunos de estos
intereses.
Quisiéramos destacar también que la Antártica se ha dividido en 5 partes,
ya que las acciones o intereses se pueden manifestar o relacionar muy distinta-
mente en cada una de ellas. Tiene especial importancia, por ejemplo, el
margen litoral desde el punto de vista del turismo, colonización y contamina-
ción, pero es la plataforma continental la que se relaciona más con la explota-
ción de hidrocarburos, o algunos sectores océanicos con la explotación del krill,
etc.
Creemos que el tratamiento de los aspectos de Conservación Antártica
requiere de la aceptación y quizás imprescindencia de un Esquema o Sistema
semejante o al menos mucho más diversificado que el actual.

IlI. ALGUNAS PECULIARIDADES


DEL ECOSISTEMA ANTARTICO

Intrínseco a su ubicación geográfica está su extrema variabilidad climática: las


condiciones de verano difieren drásticamente con las de invierno y alteran
significativamente las poblaciones naturales.
Esto puede ser común en mayor o menor grado de todos los sectores de la
Antártica, pero son otras las característ,icas que permiten destacar su heteroge-
neidad ambienta\. Se distinguen, por ejemplo, varios subsistemas como el Mar
de Ross, la Península Antártica, el Arco de Escocia, Estrecho de Bransfield, el
borde del hielo compacto (pack-ice), etc.
La productividad y la transferencia de energía se consideran como proce-
sos notablemente localizados o restringidos, particularmente en áreas de agre-
gación de organismos y en el borde del hielo compacto, así como lo es la
dominancia de especies gregarias y sociales. De tal forma las perturbaciones
:-l

INSTITUCIONES NACIONALES
GUBERNAMENTALES Y No-GUBERNAMENTALES
ORGANISMOS E INSTITUCIONES
PRIVADAS Y COMUNITARIAS f!"=
UN I VER-II ACADEM I.AS
SIDADES y SOCo
DE COORD. y
DESARROLLO 1I FUERZÁS EMPRESAS
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AYUDA CLUBES Y
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JURIDICO TECNOL.

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15. OCEANICAS
ySUBANTARTlCAS
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Fig. 1. Sistema Esperado de Conservación de la Antártica.


§
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

locales intensas pueden tener un efecto devastador de difícil o lenta amortigua-


ción. Nos nos debiera sorprender la eXfinción de especies o contaminación de
ambientes muy restringidos. '
A diferencia de otros ambientes marinos, en la Antártica es posible identi-
ficar niveles tróficos típicos y la trama trófica es aparentemente simplificada al
nivel de herbívoros, debido a la posición central de Euphausia superba (en las
transferencias de la producción primaria hacia numerosos depredadores que
deben compartir este recurso quizás limitante).
Podemos imaginarnos un árbol en;que las raíces representan el fitoplanc-
ton, las ramas, los depredadores y el ¡¿rill como el tronco único entre ambos
niveles de producción.
Quizás a este nivel se encuentre el talón de Aquiles del ecosistema antár-
tico.
Las especies marinas antárticas han desarrollado en un mismo ecosistema
diferentes estrategias de adaptación frente a las presiones selectivas. Las histo-
rias de vida de estas especies pueden ser extremadamente diferentes: el krill,
por ejemplo, es esencialmente un r-estratega con altos niveles de producción
en un ambiente altamente variable, lo cual hace que sus poblaciones sean
potencialmente muy resistentes a drásticas perturbaciones; las ballenas y los
organismos demersales y bentónicos en cambio, como k-estrategas y adaptadas
a condiciones predecibles, las hace muy poco viables a perturbaciones antropo-
génicas.
El efecto de las pesquerías de pecesdemersales, en los fondos mismos o, en
la fauna acompañante puede ser muyJocal, pero irreversible.

IV. IMPACTO Y RIESG0S ANTROPOGENICOS

l. Pesquerías y Cacerías
Ballenas y Focas: La historia de su explotación es simplemente trágica desde el
punto de vista económico, ecológico y ético. La virtual extinción posterior de las
grandes ballenas ha sido relacionado coil el incremento poblacional reciente de
focas, lobo fino y ballenas pequeñas.
El aumento de foca cangrejera y 101;>0 fino ya causa interés por explotarlos.
Sin embargo, se requiere explicar por qué éstos y no otras especies incremen-
tan sus poblaciones, y si en efecto, su expansión indica que el nicho de las
grandes ballenas está siendo ocupado por las especies ya nombradas, lo cual
indicaría que su recuperación se podría lograr.
Peces: Las poblaciones de nototénidos han sido ya considerablemente reduci-
das debido a intensas pesquerías en varias áreas alrededor de Georgia del Sur,
Kerguelen y en plataformas continen~ales de otras regiones. Los niveles de
explotación son aún muy especulativos debido a la reticencia de algunas
naciones a entregar estadísticas de pesca. La explotación de peces y el efecto en
la comunidad demersal de la Antártica ;;e consideran asuntos críticos y requie-
ren de urgentes medidas de conserva¿ión.

184
I
T. Antezana, K. Ray YC. Morales I ECOSISTEMA ANTARTICO: NATURALEZA, IMPACTO...

Krill: El potencial pesquero del krill se fundamenta en la premisa de que existe


un surplus como consecuencia de la extinción de las ballenas, su principal
depredador. Se presume también que la explotación del surplus de krill no
afectará el comportamiento y dinámica de otras poblaciones que se alimentan
de krill. No existiendo evidencias satisfactorias que sustentan estas suposicio-
nes es conveniente imaginarse los riesgos de esta pesquería.
Se presume, por ejemplo, que la presión de captura de los barcos simula-
ría, y eventualmente reemplazaría la depredación de las ballenas. Sin embargo,
si es muy intensiva, localizada o significativamente diferente a la de las ballenas,
redundaría en el agotamiento del stock de krill, en la interferencia con el
reestablecimiento de las ballenas y acaso también de otros depredadores de
krill. Más aún la disminución de krill como canalizador de la producción
primaria podría favorecer el incremento de otros herbívoros, de tal forma que
éstos (e.g. copépodos, salpas u otros eufáusidos) se transformarían en el esla-
bón principal hacia los grandes carnívoros (peces, cefalópodos, aves, ballenas,
focas). Si no ocurriera tal reemplazo y drástica perturbación general, se podría
esperar un surplus en la productividad primaria, alterando también la produc-
tividad total del ecosistema.
La pesquería del krill iniciada en 1962 ha tenido un rápido incremento,
llegando ya a 500.000 tons. aproximadamente, en 1979-1980. Esta cifra está
lejos incluso de la mínima estimación de captura sostenible (1.5 millones de
tons), aunque corresponde casi exclusivamente a 1-2 países. Estas pesquerías
coinciden con áreas muy restringidas de la Antártica donde el krill forma
densas agregaciones. El efecto de tan intensa pesquería se desconoce totalmen-
te, aunque se ha detectado una selectividad de juveniles lo que redundaría
significativamente en el potencial reproductivo de la especie.
En consideración al papel central de E. superba en el ecosistema antártico y
debido a la creciente pesquería de krill, se señala como prioritario:
a) Obtener estimaciones confiables de la biomasa y producción del krill.
Hasta la fecha éstas son dudosas por la disparidad de datos y métodos;
b) Conocer la naturaleza, dinámica y función de las agregaciones de kri1l;
c) Evaluar el efecto de corto plazo de la pesca sobre el comportamiento del
krill en agregación;
d) Conocer los factores que controlan el desove y reclutamiento, y
e) Establecer el comportamiento de las poblaciones y su metabolismo en la
estación invernal.
Estos aspectos no son sino una pequeña parte de proyectos internacionales
de investigación y aún así nos parecen por su envergadura inabordables en su
totalidad en Chile. Nos parece ineludible y oportuno canalizar la participación
de científicos de excelencia académica, relacionados o no con la problemática
antártica, para que se aboque a definir los aspectos de investigación científica
donde Chile puede competir exitosamente a corto y mediano plazo.

185
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

2. Minería
Minerales e Hidrocarburos: Bajo la capa de hielo y bajo el mar se ha detectado una
gran variedad de minerales e hidrocarburos. Sin embargo, las técnicas para su
eventual explotación aún está en desarrollo. La factibilidad de la exploración y
explotación de petróleo principalmente, podría generar riesgos de un efecto
irreversible o reversible a largo plazo, debido a la lenta degradación del
petróleo en condiciones antárticas, por lo que debe procederse con extrema
cautela.
Además del efecto en la reproducción, alimentación, y desplazamiento de
las poblaciones, y la amenaza a la sobrevivencia de algunas especies, podrán ser
drásticos el deterioro o modificación de subsistemas, hábitats y comunidades
de especial interés, y también el paisaje. Podemos imaginarnos el efecto de
derrames oceánicos de hidrocarburos, tomando por ejemplo que las larvas de
krill pueden aparecer hasta la misma superficie del agua en forma masiva,
repentina y en extensiones de miles de km 2 , o también el efecto de derrames
costeras en las poblaciones de focas cangrejeras y pingüinos.

3. Turismo
Ambíente y paisaje: El turismo ha sido iniciado hace pocos años y se incrementa
rápidamente. El efecto a corto plazo se notaría ya en algunas áreas, pero a largo
plazo es desconocido. Se presume que esta actividad tendrá efectos perturba-
dores en la reproducción de aves y focas en verano y en la flora de ambientes
costeros e insulares. La introducción de especies exóticas y de enfermedades
contagiosas, en aves y mamíferos podr~n también tener efectos devastadores.
Incluso la perturbación de actividades de investigación científica en las nume-
rosas bases antárticas tendrán su efecto. Estas y las otras debieran ser sujetas a
nuevas regulaciones.

V. INSTRUMENTOS Y LIMIT ANTES DE LA


CONSERVACION ANT ARTICA

La Convención sobre Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos


suscrita en 1980, representa la transición entre la fase netamente científica y la
fase de utilización de sus recursos del futuro próximo.
Las partes consultivas del Tratado Antártico han abordado en conjunto en
forma oportuna y con evidente política de apertura, los intereses económicos
de alguna de sus partes y de otros países no signatarios.
Los países signatarios de la Convención reconocieron la responsabilidad
primaria de las Partes Consultivas del Tratado en la protección y preservación
del ambiente antártico, y entendieron que toda la humanidad comparte ese
interés. Identificaron a la Convención como el instrumento adecuado para
recomendar, apoyar, decidir y coordinar las medidas y estudios que aseguren
la conservación de los organismos vivos antárticos. No por eso los signatarios
del Tratado Antártico renuncian a los derechos y obligaciones adquiridas a
;

186
T. Ant~zana, K.. Hay YC. Morales I ECOSISTEMA ANTARTICO: NATURALEZA, IMPACTO...

través de ese cuerpo legal. La Convención los respeta, así como los concernien-
tes a la Convención para la Conservación de las Focas Antárticas e incluso a la
Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas. Asimis-
mo los firmantes de la Convención sobre los Recursos Vivos Antárticos que no
son Partes Consultivas del Tratado de 1959 reconocen las obligaciones y
responsabilidades sobre conservación dispuestas en aquel convenio y se com-
prometen a observarlas.
Los principales objetivos de conservación son: mantener los procesos
ecológicos esenciales, preservar la diversidad genética en el ecosistema y asegu-
rar la utilización sostenible de las especies y del ecosistema todo.
El objetivo de la Convención es "la conservación de los recursos marinos
vivos, incluyendo su aprovechamiento racional". El concepto de recursos vivos
involucra a todas las especies de organismos, susceptibles o no de ser explota-
dos. Al incluir todas las especies inferrelacionadas entre sí y con el ambiente
físico en el ecosistema antártico, se enfoca la conservación de recursos pesque-
ros con una definición decididamente ecológica e integral, lo cual ha sido muy
poco frecuente en instrumentos jurídicos para otras regiones oceánicas.
Para realizar el objetivo esencial de la Convención y velar por el cumpli-
miento de sus principios, se establece una Comisión, y un Comité Científico
como su cuerpo de consulta. Este Comité Científico deberá, entre otras activi-
dades, analizar los datos concernientes al efecto de la pesca sobre los organis-
mos marinos; evaluar el estado y tendencias de las poblaciones; establecer
métodos y criterios concernientes a medidas de conservación y formular pro-
posiciones de programas nacionales e internacionales.
En consecuencia, en este Comité Científico recae la responsabilidad de
fundar las bases que debieran orientar a la Comisión para cumplir con el
objetivo de la Convención. Por ello y destacando principios similares a los
sustentados en el Tratado Antártico de 1959, la Convención de 1980 señala que
el Comité Científico gestará un foro para la consulta y cooperación en la
colección, estudio e intercambio de información sobre los recursos y, que en
general estimulará y promoverá la cooperación en la investigación científica.
Si examinamos con detención este marco de referencia, se hace evidente
que plantea un desafío de gran envergadura, porque si bien es cierto ya existe
este magnífico instrumento jurídico, no es fácil la implementación de sus
disposiciones relacionadas con la investigación científica y ecológica, sobre la
cual descansa significativamente. Esto nos preocupa porque tal situación se
puede extrapolar a otros instrumentos jurídicos relativos a la Conservación o la
Protección de la Naturaleza y de sus Recursos Vivos.
En un plano bien específico, la dificultad de creación de conocimiento
ecológico se manifiesta, por ejemplo, en el escaso conocimiento existente del
Ecosistema Antártico antes de la virtual extinción de las ballenas, en la pobreza
de datos sobre las cuales se fundamenta el potencial y las perspectivas de
explotación pesquera; por otra parte, los actuales modelos sobre estructura y
funcionamiento del ecosistema y aquellos sobre administración de recursos
están en su nivel más básico, apenas conceptual. Sirven más bien para generar
hipótesis y como marco de referencia para el análisis, puesta a prueba y

187
POLlTlCA ANTARTICA DE CHILE

cuantificación de esos modelos. Su valor predictivo es escaso o nulo en esta


etapa. Todo lo cual plantea la necesidad de gestar y mantener un proceso'
continuo y circular de: modelamiento. experimentación científica. decisiones
de administración y monitoreo. '
En un plano más general la dificultad de implementación científica de la
Conservación de Recursos Marinos Viv<)s y la esperada Convención de Recur-
sos Minerales podría buscarse en el desarrollo y capacitación de la investigación
científica. Es necesario en este punto referirnos a asuntos de orden conceptual
en torno al asunto, por su importan<¡:ia intrínseca y por la disparidad de
opiniones y poca claridad al respecto.
Plantearemos conceptos y dudas que no representan necesariamente a las
instituciones a las que pertenezco. ni ala comunidad científica.
Si tomamos en cuenta que:
La investigación científica ha sido un objetivo central del Tratado Antár-
tico.
Que Chile ha invertido esfuerzos y creado infraestructuras e instituciones
para su desarrollo.
Que la Convención y otros instrumentos jurídicos vigentes le atribuyen
una importancia prioritaria en el futuro, cabe preguntarnos, qué valor le
estamos dando hoy al papel de la investigación científica y especialmente
ecológica como instrumento de soberanía, y cuál es su importancia relativa
a otras acciones de soberanía antártica como turismo, poblamiento de la
Antártica e islas patagónicas y magallánicas, pesquería y minería antárticas.
Si nuestra evaluación del progreso alcanzado o de las expectativas de
desarrollo a corto plazo (1-5 años) fuer~ negativa o de importancia secundaria,
creemos que ni la importación de expertos, conocimientos o tecnologías, suple
o reemplaza la capacitación progresiva orgánica y persistente de un país en
desarrollo. Por lo demás una investigación desmedrada que restringe la crea-
ción de conocimientos y manejo de la 'información, mantiene o robustece la
dependencia intelectual y finalmente socioeconómica. Ello nos parece de espe-
cial relevancia en el contexto antártico en estos días.
Creemos no ser injustos en señalar que no hay claridad sobre la contribu-
ción científica de Chile, ni el papel que ha tenido en relación con otras acciones
en la Antártica, pero se insinúa o afirma, que Chile no tiene el nivel de
capacitación para ser competitivo en ciencia como para garantizar, que un
impulso decidido garantice retornos significativos en relación a otras acciones
de soberanía. Como fuera mencionaao en este evento. no existen "países
chicos" en el Sistema Antártico, los países en desarrollo han contribuido signifi-
cativamente al progreso. Pensamos que las actividades mencionadas no son
incom patibles, ni los entornos necesariamente proporciónales a las inversiones
en dinero. Verdad que Chile ha producido premios nobeles en literatura y
grandes juristas y estadistas, pero no podemos dejar de confiar en el progreso
científico y en una provisoria contribución chilena en algunas áreas de las
ciencias antárticas. Sin embargo, pensamos que será necesario evitar la disocia-
ción y desaprovechamiento de la capacidad instalada en las universidades.

188
T. Antezana. K. by YC. Morales I ECOSISTEMA ANTARTICO: NATURALEZA. IMPACTO ...

Ante la pregunta de qué evaluar en e! trabajo científico, cómo y quién


evalúa, sabemos que las ciencias lienen un nivel y formas universales de
evaluacióp, lo que no desmerece la valorización de la investigación científica a
cualquier nivel que se desarrolle, según objetivos nacionales. El trabajo científi-
co es evaluado ordinariamente por pares, ya sea asociados a Revistas Científi-
cas, Fundaciones o Comisiones de Desarrollo Científico, en Congresos y Reu-
niones Científicas, etc. Reconocemos que en este sentido la Ciencia en la
Antártica se ha internacionalizado. Si es así, ¿estamos tomando las acciones
oportunas para enfrentar el desafío científico que plantea la implementación
de los acuerdos internacionales?
A nivel mundial, mientras e! interés económico de signatarios y no signata-
rios de la Convención de Recursos Marinos Vivos Antárticos, se orienta ya
hacia la explotación de hidrocarburos y minerales, lo cual presume riesg;)s
ecológicos de extraordinaria trascendencia, aún sin que exista un régimen de
administración, aparecen como series lítriitantes para hacer efectiva la Conser-
vación de la Antártica:
La escasa conciencia de la magnitud de los riesgos;
La vaga definición de políticas nacionales, y
La escasa efectividad para implementar las acciones estipuladas a nivel
internacional, incluidas aquellas referentes a investigación científica.

VI. ALGUNAS RECOMENDACIONES CONTINGENTES

l. Destacamos la necesidad de mantener y desarrollar la cooperación inter-


nacional a través de la CCRMVA yen consulta con SCAR y UICN, incentivar la
participación y cooperación amplia a nivel nacional.
2. La exploración mineral y de petróleo debería posponerse hasta que se
evaluara los riesgos ambientales y se garantizara la seguridad ambiental de
las operaciones.
3. Las capturas de recursos vivos deberían minimizarse para ganar tiem po en
la adquisición de las bases cientfficas y en el desarrollo de acciones de
administración.
4. Deben dictarse medidas urgentes para limitar la pesca de arrastre en las
islas subantárticas, asegurando el intercambio inmediato de datos.
5. Establecer santuarios oceánicos donde se mantenga la diversidad natural
ambiental y genética y los procesos ecológicos esenciales.
6. Implementar e! intercambio internacional sobre el impacto de las pesque-
rías, cacerías de ballenas y turismo.
7. Implementar las investigaciones a través de mayores esfuerzos nacionales
y de fondos derivados de impuestos a las actividades de explotación de
recursos antárticos, tales como, pesquería, minería y turismo.

189
EL IMPACTO AMBIENTAL DEL
POSIBLE DESARROLLO
DE LOS RECURSOS
MINERALES ANTARTICOS

Víctor Ariel Ga~lardo G.

1. INTRODUCCION

En este trabajo se analizará el desarrollo de la preocupación conservacionista


dentro del sistema del Tratado Antártico y elscAR, en relación particular-
mente cori la posible exploración y explotación de los recursos mineros antárti-
cos. Una visión del estado actual de las consideraciones del posible impacto
ambiental que sobre el medio ambiente, particular y único de la Antártica y de
los ecosistemas dependientes, es necesaria en la orientación de una política de
investigación científica antártica nacional. Esta política deberá, evidentemente,
orientarse hacia el logro de dos objetivos generales fundamentales, i.e., el
conocimiento necesario para: 1) La toma de decisiones relativas a ambientes
antártico y subantártico que interesen al Estado de Chile en tanto reciamente
de soberanía sobre un sector del Continente Antártico y los espacios marítimos
que le asigna el Derecho del Mar y 2) Contribuir efectiva y eficientemente a la
administración de la Antártica y/o sus recursos en virtud de los Tratados y
Convenciones de que Chile es parte, todo esto en armonía con sus propios
intereses.

2. LAS CONSIDERACIONES AMBIENTALES EN


EL TRATADO ANTARTICO

Si bien el texto del Tratado apenas balbucea una preocupación ambiental en el


artículo 9, párrafo 1, letra f, que se refiere a "la protección ya la conservación
de la fauna y nora en el Antártico", esta preocupación ha tenido un permanen-
te desarrollo en el tiempo. En este contexto es innegable el valioso rol que ha
jugado SCAR, a través de su Grupo de Trabajo en Biología, que ya en marzo de
1959, durante su III Reunión (entonces denominado Special Committee on
Antarctic Research), realizada en Canberra, Australia, recomendaba sobre
l

"La necesidad de conservación de la nora y fauna antárticas", ... " y el estudio de


los medios para su protección 1•
Otro importante hito en el desarrollo de la preocupación por la ecología

·SCAR Bull .• N° 3. septiembre. 1959, p. 594.

191
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

antártica lo constituyó el Simposio Antártico realizado en Buenos Aires en


noviembre de 1959. Entre las Resoluciones adoptadas por la sección plenaria
de clausura se observa que en relación a la Biología los delegados estat'lan ya
convencidos que el tiempo había llegado como para que se tomasen medidas
positivas para "La protección y preservación de la vida salvaje de la Antártica,,2.
Estas acciones, se mencionan, aunque acontecieron previamente a la en-
trada del Tratado en 1961, porque evidentemente fueron precursoras de las
primeras acciones que en tomo a la con$ervación antártica realizara eI Sistema
del Tratado Antártico. Era evidente q4e la preocupación en el seno de SCAR
tenía su origen en el comportamiento del personal que aprovisionaba las bases
antárticas de la época. La recomendación dice sobre el particular: "... durante
cada estación las operaciones de reabastecimiento y apoyo de las bases científi-
cas antárticas traen consigo hacia la Antártica a un número de personas,
miembros de dotaciones de buques y otros, que tienen un mínimo de interés en
la vida natural y su conservación y que, si no están supervisados y controlados,
causan daños a la flora y fauna". Continuaba la declaración examinando los
efectos negativos de los vuelos de helicópteros sobre las pingüineras, las descar-
gas de aguas de sentina de buques en las cercanías de la costa y otras actividades
sorprendentes, como la matanza de skúas por personas no científicas bajo la
creencia que de tal manera se estaría beneficiando a los pingüinos. Finalizaba la
recomendación con una enérgica e inequívoca frase: "Considerando todo 10
anterior y reconociendo el aspecto internacional de las actividades científicas
de la Antártica, es nuestra firme convicción que las diversas naciones que
apoyan bases Antárticas deberían tomar medidas conjuntas para asegurar la
preservación de la flora y fauna antárticas y su protección de una innecesaria
persecución y destrucción; y más aún, que la agencia adecuada para coordinar
tales medidas sea el Comité Especial sobre Investigaciones Antártica (SCAR)".
Es evidente que la recomendación, se inspiró en parte por 10 menos, en el
excelente trabajo sobre conservación en la Antártica presentado al mismo
sim posio por Robert Canick3 • En él se encuentran gran parte de los elementos
que luego el sistema antártico convirtiera en instrumentos acordados por sus
partes en relación al ambiente antártico, su fauna y su flora.
En la IV Reunión de SCAR, realizad:;t en Cambridge en 1960 nuevamente se
observan recomendaciones, emanadas del Grupo de Trabajo en Biología, en
relación con la Conservación de la Naturaleza en la Antártica. En particular se
aprobó en forma provisional un infonh.e preparado sobre la materia por este
Grupo de Trabajo para su consideración por los Comités Nacionales. Luego de
cumplir con este paso, el Comité Ejecutivo de SCAR, en consulta con el Secreta-
rio del Grupo de Trabajo de Biología, acordó una declaración que recogía las
opiniones de los Comités Nacionales y que se tituló "Formas sugeridas de
medidas para promover la conservación de la naturaleza Antártica". Este texto

2Ibíd. N° 5, mayo, 1960, pp. 177-178,


SR. Carrick. Conservadon oC nature iJi the Antarctic. SCAR Bull., N° 6, sepdembre,
1960, pp. 66-73. '

Ü)2
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

está elaborado con el conocimiento previo del texto del Tratado Antártico,
pero antes que éste entrase en vigencia 4 , lo que sucedió el 23 dejunio de 1961.
La labor en favor de la conservación de la Antártica que había estado
desarrollando SCAR, ahora transformado ya en Scientific Committee, adquiere
un temprano reconocimiento por parte del Tratado en su Primera Reunión
Consultiva realizada en Canberra en julio de 1961, basando su Recomendación
1-8 sustancialmente, sobre las medidas antes mencionadas, que había desarro-
llado SCAR en su IV Reunión 5 •
Al momento de efectuarse la V Reunión de SCAR en Wellington,
de 1961, se preparaban, o habia intenciones de preparar, una lista de áreas a
ser designadas como santuarios para la conservación de especies o hábitats que
requerían protección especial y una lista de especies de particular interés
científico, o rareza, que requiriesen protección especiaL También se encuen-
tran las ideas precursoras de lo que sería la Convención para la protección de
las focas antárticas, pues también se consideraba en esta reunión que la foca
Ross (Ommalophora rossi) y los lobos finos (Arclocephalus spp.), deberlan ser
totalmente protegidos. Es también interesante observar que el concepto de
sistemas dependientes era también reconocido ya en esa fecha por el Grupo de
Trabajo en Biología cuando se especificaba "que la conservación de la flora y
fauna en las islas subantárticas no difiere en principio de la conservación en la
Antártica misma,,6.
La conservación de la Antártica sigue siendo un tema importante en el
trabajo de SCAR, como lo atestigua el Primer Simposio sobre Biología Antártica
realizado en París en 1962. Aparecen aquí pautas de acción que serán rescata-
das posteriormente por el Sistema. En efecto R. Carrick, Secretario del Grupo
de Trabajo de Biología SCAR, en su trabajo: "Los problemas de la conservación
alrededor del Océano Austral", introduce el concepto de "utilización racional,
complementando el enfoque previo tipo "conservación de flora y fauna silves-
tre" primitivo con un enfoque tipo "conservacionista de recursos". Carrick
explica, "La conservación toma en consideración las necesidades del hombre
de utilizar los recursos vivos pero sin sobreexplotarlos, y también la necesidad
de retener la variedad de la naturaleza. Las medidas incluyen:
"1) La preservación de hábitats terrestres y áreas de reproducción.
2) La utilización racional de las ballenas, focas, aves marinas y plancton en
niveles y mediante métodos que mantendrán stocks adecuados de repro-
ducción para los propósitos económicos, científicos y culturales"'.
El enfoque conservacionista de vida silvestre continuarla vigente sin em-
bargo, en el Sistema y, éste es el tenor de las "Medidas Acordadas para la
Conservación de la Fauna y Flora", aprobadas en la III Reunión Consultiva
efectuada en 1964.
De gran importancia en relación con el futuro impacto de la posible

4SCAR Bull., N° 8, mayo, 1961, pp. 106-111.


5Ibld, N° 10. enero, 1962, p. 94.
6Ibid" p. 137,
7Ibíd., N° 13, enero, 1963, p. 220.

193
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

exploración y explotación mineras en la Antártica son las áreas especialmente


protegidas que se introducen con estas medidas, sistema de conservación que
se encuentra en revisión profunda en estos momentos.
El concepto de "utilización racional" aparece oficialmente en el Sistema
con la Convención sobre la Conservación de las Focas Antárticas, firmada en
Londres en 1972, ratificada por Chile recién en 1980 y está también en la base
de la Convención sobre la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos,
aprobada en 1980, que entró en vigencia en 1982, donde además, se introduce
el concepto de "ecosistema marino antártico", definiéndolo como "el complejo
de relaciones de los recursos vivos marinos antárticos entre sí y con su medio
físico", Es importante tener presente los principios de conservación considera-
dos por esta Convención:
"a) Prevención de la disminución del tamaño de la población de cualquier
especie recolectada a niveles inferiores a aquéllos que aseguren su resta-
blecimiento a niveles estables, Con tal fin no deberá permitirse que dismi-
nuya a un tamaño inferior a un nivel aproximado al que asegure el mayor
incremento anual neto;
b) Mantenimiento de las relaciones ecológicas entre poblaciones recolecta-
das, dependientes y afines de los recursos vivos marinos antárticos y
reposición de poblaciones disminuidas por debajo de los niveles definidos
en el apartado a), y
c) Prevención de cambios o minimización del riesgo de cambios en el ecosiste-
ma marino que no sean potencialmente reversibles en el lapso de dos o tres
decenios teniendo en cuenta el estado de los conocimientos existentes
acerca de las repercusiones directas e indirectas de la recolección, el efecto
de la introducción de especies exóticas, los efectos de actividades conexas
sobre el ecosistema marino y los efectos de los cambios ambientales, a fin
de permitir la conservación sostenida de los recursos marinos vivos antár-
ticos",

Mientras esto sucedía en el área biológica y su relación con la conservación


de la Antártica, el interés por la investigación geológica iba en aumento y en
agosto de 1970 se realiza en Oslo, el Simposio sobre Geología Antártica y
Geofísica de la Tierra Sólida, que ciertamente trajo, como una de sus conse-
cuencias, el enfocar la atención de muchos sobre el potencial económico de los
minerales antárticos, aun cuando el simposio no contenía mayores contribucio-
nes sobre geología económica,
También se perfeccionaba la preocupación por el impacto del hombre
sobre el ambiente antártico sobre la base de la Recomendación VI-4 de la VI
Reunión Consultiva del Tratado Antártico, donde se invitaba a SCAR que

"i) identifique los tipos y evalúe la extensión de la interferencia humana en


el área del Tratado;
ii) que proponga medidas que pueden tomarse para minimizar la interfe-
rencia dañina; y

194
Vlctor Ariel Gallardo / EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLW...

iii) que considere y recomiende programas científicos que detecten y


midan los cambios que ocurren en el ambiente antártico"8.
El problema de la posible exploración y explotación de los recursos mine-
ros antárticos y por ende una mayor preocupación ecológica, al parecer obtie-
ne un impulso adicional a raíz de una reúnión efectuada en Oslo, en mayo-
junio de 1973, sobre aspectos técnicos y legales. Esto pese a que la VII Reunión
Consultiva (1972) había ya introducido una Recomendación (vlI-6) que sim-
plemente pedía a los Estados partes del Tratado que estudiasen esta materia
cuidadosamente y que se incluyera en la agenda de la VIlI Reunión Consultiva.
De la reunión de Oslo, organizada por la Fundación Nansen informó el Dr.
R.W. Willett, observador de SCAR. Debido a que se reconocía que de los
recursos minerales subantárticos, los hidrocarburos contenidos en los sedi-
mentos ubicados costa afuera, eran los que podrían llegar a ser más atractivos
comercialmente, SCAR recomendó que "se consideraran los probables erectos
de la contaminación por petróleo en los mares cubiertos por hielos que rodean
la Antártica" beneficiándose de la experiencia existente en el Artico en relación
a ese tipo de contaminación9 . Más aún se pedía al Grupo de Trabajo en
Geología de SCAR que considerara las acciones que podrían tomarse para
aumentar el conocimiento acerca de la geología económica de la Antártica, con
el objeto de minimizar los efectos ambientales de tales estudios de gran exten-
sión. También el Comité Ejecutivo del SCAR manifestaba lo deseable que sería
contar con el código de prácticas designado para mantener el impacto ambien-
tal a un mínimo l0.
Discusiones extensas sobre los efectos dañinos probables del posible desa-
rrollo de los minerales antárticos tuvieron I~gar en la siguiente, XIll Reunión,
de SCAR en Jackson Hole, Estados Unidos, en septiembre de 1 974, pidiendo el
grupo de Delegados al Grupo de Trabajo sobre Geología que reunían la
información sobre la materia y estuviera alerta para responder a los pedidos de
asesoría que pudieran llegarle.
La VIII Reunión Consultiva realizada en Oslo en 1975 no contiene cam-
bios sustanciales sobre la materia, limitándose a pedir que los gobiernos y
personas representados en la reunión, se abstengan de realizar acciones rela-
cionadas con la exploración comercial y explotación de recursos mineros,
mientras las Partes Consultivas buscan soluciones oportunas y acordadas en
relación con los problemas que se suscitan por la presencia de recursos mineros
valiosos en el Area del Tratado Antártico.
La Recomendación vm-14 invitaba a SCAR que a través de los Comités
Nacionales realizara una evaluación del posible impacto en el área del Tratado
y otros ecosistemas dependientes del ambiente antártico en el caso que se
realizaran actividades mineras y finalmente anotaba que esta materia sería
revisada continuamente. Además se acordó realizar una Reunión. Especial

8lbid., N° 43, enero, 1973, p. 911.


9Ibíd., N 46, enero, 1974, p. 85.
Q

IOlbid., p. 7.

195
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Preparatoria antes de la IX Reunión Consultiva, en París en junio de 1976, con


el propósito de discutir el tema "Recursos Antárticos - la Cuestión de la
Exploración y Explotación Mineras", en todos sus aspectos en relación con el
. T rabajoll . Esta reunión se efectuó, tal como estaba prevista y consideró a través
de dos Grupos de Trabajo los aspectos jurídicos y políticos, y los científicos. Este
último grupo contó con el beneficio de un documento preparado por SCAR,
titulado "Antarctic Resources - Effects of Mineral Explotation", que constituye
una temprana evaluación preliminar de los posibles efectos sobre el ambiente
antártico si tuviesen lugar allí actividades de exploración y/o explotación mine-
ras. Era evidente entonces que, se requería algo más detallado, lo que fue
debidamente solicitado a SCAR. Específicamente se necesitaban mayores datos
sobre la naturaleza geológica de la Antártica, sobre las características ambienta-
les específicas de la Antártica que requerirían medidas de protección ambiental
significativamente diferentes de aquéllas adoptadas generalmente en las regio-
nes temperadas. También la Reunión Consultiva Especial estuvo de acuerdo
con invitar a SCAR para que comentara más detalladamente acerca de la
sensibilidad de la Antártica a las diversas formas de contaminación que pod rían
producirse si se realizaran actividades de exploración y explotación mineras,
así como también se identificaran las razones que habían para dar protección
especial a algunos ambientes terrestres y marinos, y finalmente, que evaluara
en qué medida estas actividades podrían impactar más allá de la Antártica,
especialmente en las regiones adyacentes l2 •
En octubre de 1976 se realizaba en Buenos Aires la XIV Reunión de SCAR
donde se acuerda constituir un Grupo de Especialistas sobre la Evaluación del
Impacto Ambiental de la Exploración y Explotación de los Recursos Mineros
en la Antártica (Group ofSpecialists on Envinronmental Impact Assessment of
Mineral Resource Exploration and Explotation Antarctica - EAMREA) en res-
puesta a la Recomendación vlll-14 del Tratado. Este grupo de Trabajo
atestigua la importancia y urgencia que adquiría el tema dentro del Sistema del
Tratado Antártico. El Grupo EAMREA se reunió en febrero de 1977 y evacuó un
informe en agosto del mismo año l3 de limitada distribución, el que fue seguido
de una publicación revisada y más ampliamente distribuida l4 •

3. LOS POSIBLES EFECTOS AMBIENTALES


DE LA EXPLORACION y EXPLOTACION MINERAS
EN LA ANTARTICA

A partir de este momento penetramos en la etapa de la actual preocupación


por la calidad del ambiente antártico frente a los desarrollos tecnológicos

IIIbid., N° 53, mayo, 1976, p. 125.


12Ibid., N° 54, septiembre, 1976, p. 159.
lS"A preliminary assessment of the environmental impact of mineral
exploration/explotation in Antarctica". SCAR, EAMREA, augusto 1977.
I4J.H. Zumberge (ed.). 1979. "Possible environmental effects of mineral
exploration and explotation in A~tarctica". SCAR, Cambridge, England. 59 p.

196
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO ...

relacionados con la exploración y explotación mineras, antecedentes que son


necesarios examinar para poder así dilucidar algunas posiciones nacionales
sobre el particular.
James Zumberge editor del informe de EAMREA, indica claramente que en
su contenido no se ha introducido ningúnjuicio respecto de la conveniencia o
inconveniencia de cualquier tipo de desarrollo minero. Esto, dice Zumberge, es
diferente a lo que pasa con los recursos vivos puesto que en general sería
aceptado que éstos "son una importante fuente potencial de nuevos alimentos
para la humanidad que debe ser conservada y eventualmente explotada en una
forma consecuente con su mantenimiento en una condición plenamente pro-
ductiva". También se concuerda con dos puntos de vista expresados previa-
mente, en que "dentro de las próximas dos décadas lo que más llamaría la
atención comercial serían las perforaciones petrolíferas y de gas y la minería de
minerales metálicos". Se identifican como las áreas más probables para las
primeras actividades el Mar de Ross, el Mar de Weddell o costa afuera de la
Península Antártica, mientras que las áreas más promisorias para lo último,
según los conocimientos de la fecha. serían la Península Antártica. el Macizo
Dufek en las Montañas de Pensacola y las Montañas Transantárticas l5 • Aunque
el documento incursiona en diversos campos, el tratamiento de lo referente a
los efectos ambientales, que es lo que nos concierne en este trabajo, es bastante
exhaustivo aunque en muchos casos se apoya en presunciones más bien que en
datos concretos.
Teniendo en cuenta que el informe debía ser objetivo, científico y no tenía
como meta el introducir apreciaciones de valores. su lectura deja dudas sobre la
importancia mínima y más bien localizada que se le asigna a los efectos de una
posible actividad minera en la Antártica. Tampoco deja de llamar la atención
que en el informe se indica, en lo que respecta a los posibles impactos más allá
de los límites antárticos, que éstos serían despreciables. Para el Grupo EAMREA
"parece aún más dificil concebir la ocurrencia de algún incidente. o serie de
incidentes, en la Antártica que pudieran producir una contaminación remota-
mente comparable a aquélla que ocurrió con el accidente del Metula en el
Estrecho de Magallanes.. 16 •
El Grupo EAMREA no dejó de identificar algunas áreas en que el conoci-
miento dejaba vacios importantes, necesarios de llenar si se deseaba lograr una
adecuada protección de la región antártica. Señalaba, sin embargo. que tal
tarea de identificación de los v~cíos de conocimientos debía ser emprendida
por "grupos y expertos".
Entre las áreas que requerían mayores estudios EAMREA señalaba las
siguientes:
l. Respuesta de las capas de hielo a cambios en el clima o albedo en términos
cuantitativos. Esto en relación a contaminación aérea.
2. Distribución y características de los tipos de suelos "permafrost" antárti-

'5Ibíd .• p. 2.
16Ibíd. p. 46.

197
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

coso Esto en relación al diseño ingenieril. Se requieren mapas topográficos


y de suelos.
3. Los factores que limitan el desarrollo y distribución de la biota terrestre. Se
necesitan mapas de distribución faunística y florística. No se sabe casi nada
sobre los efectos de largo plazo sobre los ecosistemas terrestres de contami-
nantes hidrocarburados u otros químicos. Tampoco se conocen las Tasas
de biodegradación bajo diferentes condiciones ambientales.
4. En el Hemisferio Sur no se conocen los efectos indirectos del polvo sobre la
radiación y las condiciones climáticas de largo plazo. Tampoco es mucho lo
que se sabe de los efectos directos del polvo y la materia particulada (a
través de absorción de radiación y fusión) sobre el "budget" de hielo, sobre
los glaciares y posiblemente sobre el nivel del mar.
5. Algunas características de la circulación atmosférica sobre el Continente
Antártico y el Océano Austral así como también la conducta de sistemas
transitorios del tiempo no son bien conocidas o comprendidas. También se
necesitan datos que permitan evaluar más precisamente los cambios at-
mosféricos entre las latitudes altas e intermedias, así como mejorar el
análisis del tiempo y su predicción en el área antártica.
6. Se requieren más datos cuantitativos sobre las corrientes del Océano
Austral, su velocidad y transporte; sobre el tiempo de residencia y destinos
últimos de la contaminación. Las características invernales del Océano
Austral son poco conocidas. La dinámica de los hielos es poco conocida.
7. Los conocimientos biológicos marinos son también locales y principalmen-
te estivales. Estos estudios deben extenderse en el espacio y hacerse más
intensivos para entender los procesos. Se necesitan estudios experimenta-
les sobre las respuestas del fito -y zooplancton a cambios de temperatura,
a metales pesados, hidrocarburos y otros contaminantes. Se necesita cono-
cer la relación entre niveles de toxicidad con la estacionalidad, los estadios
de desarrollo, los ciclos reproductivos y el éxito reproductivo. Los efectos
de largo plazo de cantidades subletales de químicos tóxicos sobre aves y
focas, son poco conocidos y necesitan más investigación.
Entre las necesidades inmediatas de investigación el Grupo EAMREA identi-
fica los siguientes:
1. Biodegradabilidad del petróleo en el ambiente antártico.
2. Aunque no se recomienda que se realicen derrames experimentales en la
Antártica, el grupo señala que se requiere información sobre tasas de
dispersión bajo condiciones polares.
3. Efectos de químicos introducidos al ambiente antártico, Le., metales en
traza, gases y compuestos orgánicos, sobre la fauna y flora.
4. Perturbaciones ambientales experimentales con el objeto de aprender
acerca de las tasas de recolonización. ,
5. La tolerancia de plantas y animales antárticos, especialmente krill y mi-
croorganismos. Se sugiere el uso de cajas experimentales o grandes bolsas
plásticas (microcosmos).
6. Estudios de lineamiento básico de ambientes, ecosistemas, hábitats y co-
munidades seleccionadas. Estos serían de gran valor para describir los

198
Vktor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

componentes en detalle antes que los cambios naturales sean afectados por
las actividades humanas. Estos deben ser tan cuantitativos como sea
posiblel 7•
El informe del Grupo EAMREA fue considerado por la IX Reunión Consul-
tiva, en particular por el Grupo de Expertos sobre Exploración y Explotación
Mineras constituido en esa reunión, siendo considerado por e~te Grupo como
"un buen punto de partida", junto con otros informes, para la evaluación del
probable impacto sobre el ambiente antártico de los diversos desarrollos tecno-
lógicos posibles y para la elaboración de un programa que resultara en evalua-
ciones más precisas l8 .
El Grupo de Expertos de la IX Reunión Consultiva, constituido de acuerdo
con la Recomendación vlII-14, párrafo 4 y el Informe de la Reunión Preparato-
ria Especial de París de junio de 1976, laboró entre los días 10 Y 29 de
septiembre de 1977 y evacuó un importante informe, anexo al Informe de la IX
Reunión Consultival!l.
Este informe contiene principalmente dos elementos: a) las guías sobre los
métodos apropiados para la exploración y explotación mineras en la Antártica,
y para la protección del ambiente, y b) un registro de las discusiones del grupo.
En el contexto de este trabajo es de interés hacer resaltar algunos de los
contenidos de ambas partes del Informe del Grupo de Expertos.
Las guías sobre los métodos incluye varios párrafos relativos a la evalua-
ción del impacto ambiental y la protección o rehabilitación del ambiente. El
párrafo 27 señala que los métodos para la evaluación del impacto ambiental en
la Antártica deberían ser desarrollados de acuerdo con los progresos recientes
del concepto. Tal evaluación debería incluir la estrecha asociación de cientistas
ambientales, especialistas en la tecnología de la exploración y explotación
mineras, y otros relacionados con la regulación de tales actividades. La evalua-
ción del impacto debería ser conducida de manera que ayude al ajuste de los
desarrollos propuestos para que reduzcan sus efectos ambientales, y además,
deberían llevar una vigilancia continuada. El párrafo 28 sugiere que se investi-
gue para el desarrollo de métodos de contención, recuperación o dispersión de
petróleo derramado en el mar en la Antártica. El párrafo 29 llama la atención
sobre la insuficiencia que existe sobre el conocimiento que permita una estima-
ción confiable sobre el posible impacto del petróleo derramado sobre los
ecosistemas at:ttárticos; se refiere a que es vital que se expanda la investigación
sobre esta materia. Finalmente el párrafo 29 reconoce que no existen métodos
efectivos que permitan la restauración delsitios terrestres, en el hielo o en el
mar antártico, alterados por la exploración o explotación mineras.
El segundo componente del Informe del Grupo de Expertos formado en
la IX Reunión Consultiva, contiene a su vez tres partes: 1) Revisión del estado
de la actual tecnología para la Exploración y Explotación de los minerales en la

17lbld., pp. 47-50.


18 Antartic Treaty. Report of the Ninth Consultive Moeting, London 19 Sept. 7
Gel. 1977, p. 67.
19Ver ref. 16.

199
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

Antártica; 2) Impacto ambiental de la exploración y explotación de 195 minera-


les en la Antártica, y 3) Medidas para la prevención o restauración del daño al
ambiente.
Bajo el primer título el Grupo de Expertos considera las diversas localida-
des y las diversas y sucesivas etapas que puede cubrir la actividad minera en
general. Entre las primeras hay que discriminar entre localidades terrestres y
acuáticas y entre estas últimas: áreas de fondo marino bajo hielos de gran
'espesor, bajo "pack-ice" estacional o submarinas en mares abiertos, por lo
menos durante los 3 meses de verano. Las etapas sucesivas de la actividad
minera son básicamente las siguientes: a) exploración básica, mediante investi-
gación geológica y geofísica; b) perforación exploratoria en áreas restringidas,
y c) explotación a gran escala.
Con referencia al tema Impacto Ambiental, el Informe del Grupo de
Expertos de la IX Reunión Consultiva incluye una lista de temas que requieren
la atención de la comunidad científica, reconociendo que ésta no es exhaustiva.
Entre estos temas se incluyen los siguientes:
1. Batimetría básica, estudios geológicos, geofísicos y geoquímicos que lleven
a una definición más realista sobre aquellas áreas en la Antártica en que se
puede considerar la explotación minera, y donde deberían subsecuente-
mente llevarse a cabo las investigaciones para definir las características
ambientales y ecológicas;
n. Investigaciones que permitan un mejor pronóstico del tiempo y datos
sobre la dirección y velocidad de las corrientes y sobre la distribución y
frecuencia de los diferentes estados del mar, condiciones de hielo y témpa-
nos de diversas dimensiones.
llI. Definición de la estructura y funcionamiento de aquellos tipos de ecosiste-
mas antárticos más suceptibles de ser afectados por la exploración y
explotación mineras, incluyendo el flujo de nutrientes y energía a través
del sistema y producción primaria y secundaria y los factores que las
afectan. El modelaje simulativo de los procesos esenciales dentro de estos
ecosistemas podrían ayudar a la predicción de cómo éstos podrían respon-
der a los diversos impactos;
IV. Investigaciones para determinar los niveles básicos en el ambiente (in-
cluyendo los hielos), en plantas y animales, de hidrocarburos y otras
sustancias cuyas concentraciones ambientales puedan aumentar como
consecuencia de la exploración y explotación mineras;
V. Investigación para establecer cuantitativamente el efecto sobre los orga-
nismos antárticos de mayor importancia ecológica o económica (ej.: krill)
de un rango de concentraciones de hidrocarburos y otros contaminantes
posibles;
VI. Investigación sobre el mecanismo y la tasa de biodegradación de petróleos
de los varios tipos bajo condiciones antárticas, aunque se enfatiza que tales
investigaciones no deberían incluir el derrame deliberado de petróleo en
la Antártica.

Además de proponer estos tópicos. los ecólogos miembros del Grupo

200
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

señalaron que era esencial antes de desarrollar un programa de investigacio-


nes, realizar una selección de ellos sobre la base de un análisis crítico del
conocimiento existente. Seria imposible medir todas las variables ambientales o
describir en detalle todos los ecosistemas antárticos. También se sugería que de
realizarse actividades de exploración y explotación mineras en la Antártica
seria esencial vigilar o monitorear tanto las operaciones como los cambios
secuenciales en el ambiente.
Finalmente la IX Reunión Consultiva aprobó, con referencia a los minera-
les antárticos la Recomendación Ix-I, que contiene importantes consideracio-
nes ambientales. En uno de sus acá pites introductorios se reconoce cuan poco
adecuada es la información científica pertinente a los efectos dañinos que sobre
el ambiente pueden tener la exploración y la explotación de los minerales
antárticos, pero se recomienda a los Estados miembros del Tratado Antártico
que hagan el mejor uso posible de las conclusiones y guías planteadas í~or el
Grupo de Expertos. También se recomienda que este Grupo continúe el
estudio de las implicancias ambientales de las actividades sobre los recursos
mineros en el área del Tratado y que se realice una reunión de expertos
ecológicos, tecnológicos y sobre otras materias relacionadas, de acuerdo, con la
Recomendación lv-24, con miras a desarrollar programas científicos que ten-
gan como objetivo mejorar la predicción del impacto de las tecnologías que
pudieran emplearse en la exploración y explotación en la Antártica y al desa-
rrollo de medidas que prevengan el daño ambiental y su rehabilitación. Ambos
objetivos están de acuerdo con lo planteado en el Informe del Grupo de
Expertos antes mencionado. Además, la recomendación Ix-I recoge una serie
de principios elaborados en la Reunión Consultiva Especial de París de 1976.
Aparte de aquéllos que se refieren a los aspectos legales y jurídicos, la Resolu-
ción Ix-l reitera su adhesión al principio fundamental que dice relación con la
"protección del ambiente antártico único y sus ecosistemas dependientes".
En la xv Reunión de SCAR, realizada en Chamonix en '1978, se tomó nota
tanto del informe EAMREA, el que se recomienda publicar a la brevedad, como
del informe preparado en la IX Reunión Consultiva por su propio grupo de
expertos. Ante esta duplicación de esfuerzos, los delegados ante SCAR manifes-
taban en Chamonix que era necesario que los representantes de la comunidad
científica, gobiernos e industria, trabajen en armonía en esta importante mate-
ria, y, que SCAR debla mantener su propio grupo de especialistas, aunque
reconodan la necesidad de revisar su composición y funciones con el objetivo
de complementar mejor las iniciativas del Tratad020 .
En 1979, con anterioridad a la x Reunión Consultiva, se realizaron dos
reuniones importantes sobre la materia que nos ocupa. En marzo, en efecto se
realizó en Bellagio, Italia, el taller científico: "OH and other minerals in the
Antarctic: a discussion of the probable effects of possible exploration and
explotation", y en Washington, entre el 15 de junio y el 6 de julio, tuxo lugar
una Reunión Especial de Expertos sobre los aspectos ecológicos, tecnológicos y

20SCAR Bull., W 60, 1978, p. 300.

201
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

otras materias relacionadas con los recursos minerales antárticos. El mismo año
se publica el informe del taller de Bellagi0 21 •
Los objetivos del grupo no-gubernamental que trabajó en Bellagio fueron
cuatro: 1). Revisar el conocimiento geológico y el estado de la tecnología, el
grado de inminencia y la posible localización de las actividades; 2). Considerar
cómo tales actividades podrían afectar el ambiente antártico y sus sistemas
ecológicos; 3). Identificar métodos para la evaluación del impacto ambiental
susceptibles de ser utilizados en la Antártica, y 4). Sugerir prioridades para la
investigación futura y formas para desarrollar guías prácticas que permitan
asegurar que las futuras actividades no constituirían un impacto inaceptable
sobre el ambiente único antártico.
Entre las consideraciones ecológicas y de investigación que merecen ser
destacadas, el Grupo de Bellagio identificó las siguientes, en relación al desa-
rrollo de una actividad teórica relacionada con la explotación de hidrocarburos
en el Mar de Ross:
l. Será necesario que los biólogos definan los posibles efectos del desarrollo
de la actividad sobre los componentes del ecosistema océanico, especial-
mente sobre aquellos recursos que sean significativos como alimento para
el hombre y otros consumidores; también sobre las algas epónticas (algas
microscópicas que crecen en la superficie inferior del pack-ice); el bentos,
y, sobre las aves y mamíferos.
2. Para que se puedan contestar las cuestiones antes mencionadas, los biólo-
gos requerirán realizar más investigación, la que debería concentrarse
sobre los elementos claves y las interacciones existentes dentro de estos
ecosistemas antes que en una amplia gama, como ha sido tradicional, de
problemas sobre la toxicidad aguda y crónica del petróleo.
3. U no de los primeros temas de investigación en el ecosistema océanico sería
el posible efecto sobre la productividad del krill. Esto será difícil, sin
embargo antes que exista más información sobre el comportamiento social
del krill, la edad y composición sexual de los stocks, el ciclo reproductivo y
las tasas de crecimiento, y antes que existan mejores métodos para estimar
las densidades y biomasas del krill. El grupo identifica entonces como las
principales necesidades de investigación las siguientes: "apoyo máximo al
programa BIOMASS (que tiene como tema central la comprensión de la
biología del krill y el desarrollo de técnicas para la evaluación de stocks); la
determinación de la toxicidad aguda y crónica de hidrocarburos derivados
del petróleo sobre el krill; la determinación de la medida en que el krill
puede adquirir sabor a petróleo ("tainting") y su significado para los
consumidores, y el desarrollo de un índice fisiológico o conductual como
un método rápido y conveniente para determinar el estado de salud de los
stocks de krill".
4. Se requerirán además estudios sobre: el ciclo reproductivo de especies de
peces oceánicos con larvas pelágicas; los patrones de distribución estacio-

2IM.W. Holdgate y John Tinker, 1979. Oil and other minerals in the Antarctic.
Publicado por SCAR, 51 p.

202
Vlctor Afiel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

nal de los estadios larvales oceánicos y de las mismas especies pelágicas al


estado adulto; y sobre la toxicidad aguda y crónica de hidrocarburos
derivados del petróleo sobre estas especies.
5. La importancia de las algas epónticas reside en que se ha sugerido que ellas
son responsables de hasta un 20% de la producción primaria de los mares
antárticos. Esto puede ser de importancia crítica para muchas especies en
estadios particulares de sus ciclos de vida, en el verano temprano, antes
que el pack-ice se rompa y funda. Un gran derrame de petróleo que se
distribuya debajo de la capa de hielos flotantes en el mar podría contami-
nar esta comunidad y no se sabe casi nada de su respuesta a un impacto de
esta naturaleza. Consecuentemente se necesitan investigaciones sobre la
biología y el rol ecológico de las algas epónticas, y sobre los efectos del
petróleo sobre estas comunidades.
6. Con referencia a los organismos que habitan el fondo marino (bentos) se
sugiere que es importante conocer la distribución del mismo con miras al
establecimiento de Areas de Importancia Científica y que deberían ser
evitadas durante el desarrollo de las actividades toda vez que se concibe
que ellas serían afectadas por contaminación crónica y por dispersan tes
químicos utilizados en la limpieza de las costas luego de un derrame.
Asimismo se (;onsidera importante conocer las tasas de recuperación de las
comunidades del fondo marino afectadas por acciones mecánicas ya sea de
los hielos o antropogénicas y sobre los efectos de los hidrocarburos y
dispersantes sobre organismos claves de fondo.
7. Las aves y los mamíferos marinos antárticos serían directa y severamente
afectadas por un derrame de petróleo. Los efectos pueden ser letales
directamente por aceitamiento o a través de la transferencia de petróleo a
los huevos y disminución del éxito reproductivo, o indirectamente me-
diante la contaminación de las fuentes de alimento. Se requieren entonces,
investigaciones respecto a la distribución de las colonias reproductoras de
pingüinos y otras colonias de aves, y la identificación de áreas de alimenta-
ción y sus rangos; y sobre las fluctuaciones naturales de las poblaciones y su
éxito reproductiv0 22 •
8. Entre una serie de otros problemas científicos que se debería estudiar se
menciona fundamentalmente la necesidad de conocer los niveles de hidro-
carburos actualmente existentes en organismos representativos23 .
Por su parte el Grupo de Expertos Ecológicos, Tecnológicos y de otras
Materias Relacionadas sobre Exploración y Explotación Mineras en la Antárti-
ca, evacuó su informe enjunio de 1979.
Como se recordará este Grupo se creó en virtud de la Recomendación
Ix-1, párrafo operativo 3, con los objetivos señalados más arriba. Con referen-
cia al primer punto, el desarrollo de programas científicos que mejoren la

22Ver ref. 21, p. 8.


23Ver ref. 21, pp. 43-45.

203
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

. predicción del impacto de tecnologías posibles para la exploración y explota-


ción mineras en la Antártica, el Grupo de Expertos consideró que su composi-
ción y el tiempo disponible en la reunión no permitirían'la preparación de
proposiciones de investigación detalladas. No obstante el Grupo concluyó que
en relación con la posible explotación de hidrocarburos sería más eficiente
"contribuir a una mejor comprensión del ecosistema antártico mediante pro-
gramas muy finamente enfocados y primariamente dedicados al ambiente
marino".
En conexión con este punto el Grupo identificó cuatro áreas específicas
que requerían una atención particular.
a) La identificación de la estructura y dinámica de los principales ecosistemas
marinos, de agua dulce y terrestres que podrían ser impactados por las.
actividades mineras.
b) La identificación de los componentes claves del ecosistema y de aquéllos
que podrían ser los más sensitivos indicadores de los efectos del desarrollo
de las actividades mineras y especialmente del impacto de eventos de
contaminación catastróficos o graduales en el ambiente antártico.
c) La identificación de aquellas áreas en la Antártica donde es más factible
que ocurran las actividades de exploración y explotación mineras.
d) La identificación de las áreas de especial significancia ecológica, y las áreas
que podrían ser particularmente vulnerables a los disturbios, tomando en
cuenta las áreas definidas de acuerdo al párrafo anterior".
En seguida el Grupo concluye que se podría avanzar mucho en el desarro-
llo de programas de investigación apropiadas si se concentrasen en las "mate-
rias que requieren atención" expuestas en el párrafo 69 del Informe por el
Grupo de Expertos como resultado de la Reunión Especial Preparatoria de
París, realizada en junio de 197624 distinguiendo entre las diversas fuentes de
donde se puede derivar información relevante, a saber:
a) Información que pudiera ya existir, pero que requiere ser recuperada y
analizada en forma apropiada;
b) Información que está disponible o que se espera que pudiere estar sin que
sea necesaria la iniciación de nuevos programas;
c) Información que requiere de la iniciación de nuevos programas o trabajo
adicional sobre las líneas de investigación que ya se encuentran en desarro-
llo en los programas nacionales y programas coordinados pór SCAR, y
d) Información que requiere la iniciación de investigaciones nuevas o adicio-
nales cuando se hayan identificado las regiones de prospección minera en
forma más precisa que lo que se ha hecho hasta ahora.
De este modo el Grupo en su reunión de Washington, considerando cada
uno de los principales "temas que requerían atención" procedió a tabularIos ya
indicar los programas que podrían ser desarrollados (Cuadro 1).
La x Reunión Consultiva realizada ese mismo año (1979) en Washington
(17 septiembre - 5 octubre) aprobó sobre el tema de los "recursos mineros", la

204
Cuadro 1
ESQUEMA SUGERIDO PARA EL DESARROLLO DE PROGRAMAS DE INVESTIGACION ORIENTADOS A MEJORAR LAS <:
PREDICCIONES DEL POSIBLE IMPACTO DE LA EXPLORACION y EXPLOTACION DE HIDROCARBUROS EN LA g
ANTARTICA "'
>
i
11 III IV ~
Información recupera- Información obtenible Información básica que requiere Información que requiere de in- ~
ble del análisis de obser- de programas de inves- de investigación nueva o adicio- vestigación nueva o adicional ~
vaciones y programas tigación en existencia o nal que no es obtenible de pro- cuando se hayan definido las ¡c

~
de investigación pa- planificados. gramas en desarrollo o del análi- áreas de prospección.
sados. sis de trab<tios pasados.
Oceanografía Física Investigación geológico-marina. Definición en detalle del ambien- >
N:I
3:
o geofísica y geoquimica en escala te físico: ti'
\.l1 ¡:;;
regional. (1) Movimiento de las aguas (co-
rrientes y mareas).
(2) Estados de la superficie del
~
mar (olas y congelación). ~
~
(3) Régimen de hielos flotantes
(pack-ice y témpanos). ;
Estudios del fondo marino: ¡;;
(1) Morfologíalbatimetría.
(2) Dinámica de los sedimentos. ~
>
Estabilidad. :c
(4) Evidencia de surcos produ- ~
cidos por témpanos p~
cJuyendo determinación de
edad).
(Continuación Cuadro 1)

II III IV
Climatología Antártica
Metodología para calcular la Meteorología regional.
Definición de la estruc- Mayor definición de la edad de los surcos producidos Caracterización de la biota regio-
tura de aquellos tipos de estructura de aquellos por los témpanos. nal y definición de las áreas de
ecosistemas marinos, tipos de comunidades y Influencia del "pack-ice" sobre la especial significado biológico.
dentro del ecosistema ecosistemas susceptibles estructura y dinámica de las co- Determinación de los niveles bá-
Antártico como un to- de ser afectados; mejo- munidades biológicas marinas. sicos de hidrocarburos en la co-
do, más susceptibles de ramiento en general de lumna de agua y sedimentos de (3
r-
ser afectadas por las ac- la com prensión de la di-· fondo. :¡
tividades de explora- námica de las poblacio- ñ
>
ción y exploración de nes, comunidades yeco- Determinación de los niveles bá- >
Z
hidrocarburos. sistemas en áreas pelági- sicos de la contaminación por hi- ...¡
r-o
o cas y costeras locales. drocarburos en componentes re- >
Ol ~
Niveles de contaminan- presentativos del ecosistema ma- ñ
tes en la atmósfera y cu- rino (incluyendo aves y mamífe- >
1:1
bierta de hielos. ros). Efectos de primer y segun- t"1
C'l
do grado de los varios tipos y con- :I:
centraciones de hidrocarburos y ~
otros contaminantes sobre com-
ponentes claves del ecosistema
marino. El destino de los diversos
hidrocarburos bajo las condicio-
nes ambientales antárticas (bio-
degradación, captación biológica
y dispersión física).
Diseño de programas de vigilan-
cia basados sobre especies indica-
doras sensitivas a la contamina-
ción ambiental.
VIctOT Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

Recomendación x-I que, entre otros considerandos: 1). Reitera la preocupa-


ción de los Miembros Consultivos sobre la necesidad de regular la actividad
minera, debido a que una actividad no regulada "podría dañar significativa-
mente el frágil ecosistema antártico"; 2). Reconoce que la información existen-
te no es suficientemente confiable para evaluar los posibles efectos ambientales
de muchas de las actividade's en el área de exploración y explotación de los
recursos mineros en la Antártica; 3). Reconoce también la necesidad de desa-
rrollar programas de investigación orientados hacia mejorar la predicción del
posible impacto de tales actividades en la Antártica, y. de promover el desarro-
llo de programas de vigencia, orientados a detectar el impacto de tales activida-
des sobre el ambiente, si es que éstas ocurrieran; y finalmente recomienda a los
Gobiernos, en lo que a medio ambiente antártico se refiere, que a través de sus
Comités Nacionales Antárticos, estimulen a SCAR para que defina programas
de investigación, tomando en consideración el Informe de Los Expertos (Was-
hington, junio 1979), con los siguientes objetivos:
a) Recuperar y analizar la información relevante de observaciones y progra-
mas de investigación pasados;
b) Asegurar que en relación a las necesidades de información identificadas
en el Infllrme de los Expertos, se haga un uso eficiente de los programas
existentes, y
c) Identificar y desarrollar nuevos programas que tendrían prioridad, to-
mando en cuenta el tiempo requerido para que estén disponibles los
resultados.
La Recomendación x-l se refiere además a que los Estados Miembros
apoyen a sus Comités Nacionales Antárticos en el desarrollo de los programas
de investigación que se originep en la consideración de los párrafos
anteriores25 • La x Reunión Consultiva también aprobó la Recomendación x-7,
relativa al ambiente antártico y la contaminación por petróleo, teniendo en
cuenta para ello el Informe del Grupo de Expertos (Washington, junio de
1979). Esta Recomendación pide a los Gobiernos que estimulen la realización
de: 1). Estudios de línea de base sobre contenido de hidrocarburos en compo-
nentes representativos del ecosistema antártico, incluyendo aves y mamíferos;
2). Estudios sobre los efectos de los varios tipos y concentraciones de hidrocar-
buros y otros contaminantes sobre componentes claves del ecosistema marino
antártico, y 3). Estudios sobre la metodología de análisis de niveles bajos de
hidrocarburos disueltos en el medio marino y el desarrollo de esta tecnología
con el objeto de realizar mediciones sobre una base rutinaria. La misma
Recomendación se refiere a la reducción del riesgo de contaminación y pide
que los Gobiernos revisen sus respectivas obligaciones bajo los acuerdos inter-
nacionales existentes de que son panes, en vista de la naturaleza riesgosa de la
operación naviera en la Antártica26 •
Habiendo en esencia cesado en sus funciones el grupo EAMREA de SCAR, un

25SCAR Bull., N° 64, 1980, pp. 38-90.


26Ibid., pp. 96-97.

207
POUTICA ANTARTICA DE CHILE

grupo adhoc fue establecido por SCAR en el intertanto, con el objeto de acon-
sejar sobre los aspectos científicos de los posibles efectos del desarrollo de las
actividades mineras en la Antártica. Este grupo también tuvo a su cargo
considerar en qué forma SCAR debería responder a las Recomendaciones x-¡ y
x-7, antes mencionadas. En su informe este grupo ad-Iwc sugiere que se bU$que
la asesoría de organismos internacionales competentes en relación a la petición
a SCAR contenida en la Recomendación x-7. El grupo también ofreció sugerir
una agenda para discusión durante la Reunión XVI de SCAR a realizarse en 1980
en Queenstown, Nueva Zelandia, así como también los nombres de los posibles
miembros para constituir un nuevo grupo de especialistas de SCAR sobre las
Implicancias Ambientales de la Posible Exploración Minera en la Antártica. La
necesidad de establecer este grupo fue reconocida durante SCAR-XVl sugirién-
dose que éste sirviera para coordinar las actividades en esta área por SCAR,
interactuando estrechamente con otros órganos de SCAR, entre los más impor-
tantes el Grupo de Especialistas sobre Recursos Vivos Marinos Antárticos, el
Grupo de Especialistas sobre las Focas Antárticas y el Grupo de Trabajo en
biología y sus subcomités 27 . De acuerdo con esto SCAR-XVl reemplazó al grupo
EAMREA por el Grupo de Especialistas sobre Implicancias Ambientales Antárti-
cas de una Posible Exploración y Explotación Minera (Antarctic Environmen-
tal Implications ofPossible Mineral Exploration and Explotation - AEIMEE), por
un período de 4 años en una primera instancia, con los siguientes términos de
referencia.
a) En consulta con los grupos de trabajo de SCAR:
l. Identificar la información recolectada a través de observaciones y progra-
mas de investigación realizados en el pasado en la Antártica y en otros
lugares (especialmente el Artico) , relevante a la evaluación del potencial de
implicancias ambientales de la posible exploración y explotación mineras
en la Antártica;
11. Revisar en qué medida está apareciendo información relevante de los
programas de investigación en curso en la Antártica y en otras partes;
111. Informar' a SCAR sobre el estado del conocimiento de los componentes del
ecosistema y ambiente antárticos relevantes a la exploración y explotación
mineras;
IV. Aconsejar a SCAR sobre los desarrollos tecnológicos o de otro tipo que
puedan influir sobre la posibilidad de exploración y explotación mineras
en la Antártica.
b) Asesorar a SCAR y su grupos de trabajo de los campos científicos en que los
datos son inadecuados para el análisis de las implícancias ambientales de
las posibles actividades de exploración y explotación mineras.
c) Identificar, especialmente en consulta con los Grupos de Trabajo en
Biología y el Grupo de Especialistas sobre los Ecosistemas del Oceáno
Austral y sus Recursos Vivos, los ecosistemas que pueden ser especialmen-
te vulnerables a los efectos de la exploración y explotación mineras.

27Ibíd., N° 66, mayo 1981, pp. 78-79.

208
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

d) Desarrollar, eri consulta con otros organismos apropiados nacionales e


internacionales, un diseño para una investigación de líneas de base de
hidrocarburos (especialmente de origen petrogénico) y otros contaminan-
tes en componentes representativos del ecosistema antártic0 28 •
Este nuevo grupo celebró su primera reunión entre el 26 yel 29 de mayo
de 1981 en Lincoln, Nebraska. Entre los principales resultados de esta reunión
incluidos en el primer informe del Grupo AEIMEE a SCAR, se pueden mencionar
los siguientes conceptos:
l. Aun cuando la información existente actualmente será útil para satisfacer
los objetivos planteados en los términos de referencia, las actividades
futuras de investigación deberían dirigirse a la realización de experimen-
tos con directa relevancia al potencial de implicancias ambientales de las
actividades mineras. Estos podrían incluir experimentos de perturbación
controlados.
2. En términos de intensidad, duración y extensión del posible impacto sobre
los diferentes componentes del ambiente en las sucesivas fases de las
actividades se pudieron identificar para un estudio prioritario las siguien-
tes localidades: en la fase de las perforaciones exploratorias y en el océano
abierto la calidad del agua de mar local, la productividad primaria, el krill y
los predadores superiores incluyendo aves y focas, a través de posibles
filtraciones de petróleo y "blowouts". En la misma fase, y debido a las
mismas posibles causas se identifican como áreas de la plataforma conti-
nental para un estudio prioritario por la intensidad, duración y extensión
del impacto, las siguientes: la calidad del agua de mar local, la productivi-
dad del fitoplancton, el krill, y en particular los predadores superiores, el
bentos y la línea costera. Similarmente impactados serían el pack-ice y los
hielos que forman plataformas, así como las áreas terrestres cubiertas por
hielos y nieve, el terreno expuesto y los cuerpos de agua dulce.
En la etapa de desarrollo y explotación las principales causas de impacto
ambiental son los derrames y blowouts y los impactos en las bases termina-
les. Prácticamente todas las áreas y/o componentes incluidas en la lista
anterior tendrían impactos severos o de mediana intensidad y de una
duración y extensión que pueden ser generalmente considerables en esta
fase. .
3. Existirá una tendencia en el sentido que los impactos provenientes de
derrames de petróleo sean desproporcionadamente aumentados en los
frentes de convergencia oceánicos y en el borde del pack-ice. El petróleo es
probable que se acumule en estas localidades, que a su vez son áreas de
considerable actividad biológica. .
4. El ambiente marino antártico se extiende por sobre los 36 millones de km2 ,
o cerca del 10% de la superficie de los océanos del mundo. La c~pacidad
asimilativa de este océano, es por 10 tanto muy grande, 10 que haria que los
impactos fuesen ligeros. En contraposición con esto, los impactos poten-

28Vet tef. 27, pp. 71-72.

209
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

ciales sobre el mar de la plataforma continental y alrededor de las islas


serían mucho más grandes.
5. La dominancia y abundancia del krill hacen de esta especie un objetivo
especial de estudio. La investigación actual propuesta por B10MAss29 no
tiene aplicación directa en la 'cuestión de los efectos del petróleo, detergen-
tes y otros dispersan tes sobre el krill y otros zooplancteres antárticos.
6. El Grupo consideró que con el objetivo de elucidar y cuantificar los
impactos que se originen en la exploración y desarrollo mineros en la
Antártica, particularmente en relación con petróleo, deberían realizarse
los siguientes programas de investigación.
l. U na investigación de la literatura, utilizando las bibliografías existentes,
y teniendo en cuenta los campos de investigación especiales que se mencio-
nan más abajo.
2. Un estudio concentrado sobre circulación oceánica, vientos y patrones
de presión superficial, sobre la deriva de pack-ice y témpanos.
3. Estudios geofísicos y geológicos de la plataforma continental antártica.
4. Estudio de la distribución, frecuencia y edad de las gubiaduras produci-
das por témpanos en el fondo marino.
5. U n estudio de la composición de hidrocarburos presentes en el agua de
mar antártica, los sedimentos y organismos seleccionados, particularmen-
te krill. Este estudio debería ser continuado.
6. Un estudio de línea de base sobre los niveles de fondo de los hidrocarbu-
ros petrogénicos en el ambiente antártico, particularmente la columna de
agua y los sedimentos, y en especies indicadoras seleccionadas.
7. Un estudio del comportamiento del petróleo (y cuando sea apropiado
de petróleo tratado con dispersantes): a) En mares Antárticos; b) Sobre o
debajo del pack-ice, y c) Sobre o debajo del hielo que constituye plata-
formas.
8. U n estudio de la degradación microbiana del petróleo en la Antártica o
bajo condiciones antárticas.
9. Estudios sobre los efectos del petróleo, detergentes y dispersantes sobre
el fitoplancton antártico, y sobre el krill.
10. Estudios sobre las tasas de restablecimiento de comunidades bentóni-
cas en áreas perturbadas. La continuación de estudios en áreas ya impacta-
das por medios artificiales.
11. Estudios sobre dinámica poblacional de aves (especialmente pingüi-
nos) en relación a la respuesta a una mortalidad inducida por petróleo.
12. Estudios de tasas de colonización, crecimiento y desarrollo de ecosiste-
mas terrestres.

29Programa de investigaciones impulsado por SCAR y otros organismos internacio-


nales cuyo nombre en inglés es: Biological Investigations on Marine Antarctic Stocks and
Systems.

210
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO... ,

13. Estudios sobre el seguimiento de derrames de petróleo y técnicas de


limpieza, sobre la tierra y en el mar, con relevancia particular a las condi-
ciones antárticas.
14. Evaluación de las Areas Especialmente Protegidas y Areas de Especial
Interés Científico existentes y designación de nuevas áreas, posiblemente
incluyendo ambientes marinos costa afuera, con miras a dar adecuada
protección a hábitats representativos, comunidades y regiones de alta
biomasa habitual.
15. Con relación a los estudios de línea de base sobre niveles de hidrocar-
buros (especialmente de origen petrogénico) y otros contaminantes en
componentes representativos del ecosistema antártico se hace referencia
al Grupo de Expertos del Comité Oceanográfico Intergubernamental
sobre Métodos, Standards e lntercalibración (GEMSI), para que sea contac-
tado y ayude en el diseño de este programa de investigación.
16. El Grupo sugiere que uno de los proyectos de investigación más
inmediatos, que puede realizarse en un tiempo relativamente corto, es el
correspondiente a la búsqueda bibliográfica y la compilación de toda la
información disponible con relación a la exploración y explotación minera
en regiones polares 3o .

La XI Reunión Consultiva realizada en Buenos Aires en 1981 aprobó la


Recomendación XI-l sobre los recursos mineros antárticos que, en lo relacio-
nado con los aspectos científicos del tema, recomienda a los Gobiernos Miem-
bros que "promuevan y cooperen en las investigaciones científicas que facilita-
rán la efectiva operación del régimen teniendo en consideración, inter alia, las
partes relevantes del Informe de los Expertos sobre Ecología, Tecnología y
otras materias Relacionadas sobre Exploración y Explotación Minera en la
Antártica (Washington,junio 1979) (párrafo 8). El párrafo 9 de esta Recomen-
dación XI-l reitera textualmente el párrafo 6 de la Recomendación x-l relati-
vo a la recuperación y análisis de la información, el uso eficiente de la informa-
ción naciente de programas existentes y la identificación y desarrollo de nuevos
programas que permitan predecir los posibles impactos de las actividades,
eventos y tecnologías relacionadas con la exploración y explotación de los
recursos mineros antárticos 31 .
De acuerdo a la Recomendación XI-l las Partes Consultivas se reunieron
en Wellington entre el 14 y 15 de junio de 1982 en una Primera Sesión de la
Reunión Consultiva Especial sobre Recursos Naturales Antárticos, especial-
mente dedicada a la protección del medio ambiente antártico, es decir los
párrafos 5(c), 7.I(a), (b) y partes pertinentes de 7.I(c), 8 y 9. El informe del

SORepoTt N° 1. Scientific Committee on Antarctic Research. Group of Specialist on


Antarctic Environmentallmplications of Possible Mineral Exploration and Explotation.
University of Nebraska - Lincoln, Lincoln, Nebraska, USA.
SISCAR Bull., N° 69, Sept., 1981, p. 100.

211
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Presidente de esta sesión contiene los siguientes acápites sobre la protección


ambiental.
1. Existió consenso que es importante que el régimen minero provea medios
efectivos para la protección del ambiente. Hubo apoyo para el punto de
vista que éste debería contener estándares que sirvan de referencia para la
toma de decisiones sobre propuestas específicas,
2. La mayoría de las delgaciones favoreció el establecimiento de un grupo de
expertos con el mandato de realizar una labor adicionahobre los aspectos
ambientales del régimen 32 •
Esta última propuesta era en realidad idea del país anfitrión que en otro
documento expresaba que tal grupo podría aprovechar (pero no duplicar)
las investigaciones que han sido y que están siendo llevadas a cabo por
SCAR, así como los resultados de otras investigaciones sobre la materia. En
Wellington se identificaron como algunas de las tareas inciales del grupo
las siguientes:
a) Basándose en material disponible. determinar aquellas regiones de la
Antártica con mayores probabilidades de ser explotadas, prestando espe-
cial atención a la plataforma continental;
b) Identificar los puntos más vulnerables del medio ambiente de dichas
regiones;
c) Identificar las operaciones con mayores probabilidades de ser llevadas a
cabo durante el proceso de exploración y explotación de los minerales
antárticos, y
d) Lograr una profunda comprensión de dichas operaciones (incluyendo
actividades de apoyo) e identificar su posible impacto s,obre el medio
ambiente33 •
La Reunión de Wellington tuvo para su consideración el Informe N° 1 del
Grupo AEIMEE, cuyo avance fue bien recibido al mismo tiempo que recomenda-
ba que el Grupo continuara con su trabajo en forma urgente.
Con referencia a los párrafos de la Recomendación xI-l, que motivaron
esta sesión se expresó en la Reunión de Wellington el deseo que el régimen que
regularía las actividades mineras antárticas incluyera:
a) Amplios princiPios ambientales relacionados con la protección del medio
ambiente antártico en su totalidad y sus ecosistemas dependientes, in-
cluyendo el ecosistema marino antártico. el medio ambiente atmosférico y
el medio ambiente terrestre;
b) Disposiciones que prevean la elaboración de estándares ambientales con el
propósito de evitar efectos adversos sobre el medio ambiente aéreo, mari-

SI/Tratado Antártico, Reunión Consultiva Especial sobre los Recursos Minerales


Antárticos. Personal Report by the Chairman on the first Session, Wellington. New
Zealand. 14-25 junio, 1982. AMRlSCM/25, mimeogr. 14 p.
S~ratado Antártico. Reunión Consultiva Especial sobre los Recursos minerales
Antárticos. Las implicaciones ambientales de la Exploración Minera en la Antártica.
Propuesta Informal de Nueva Zelandia. AMRlSCM/2. mimeogr.. 7 p.

212
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACfO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

no y terrestre de la Antártica, que resulten de cualquier tipo de acti vidades


relacionadas con recursos minerales, en cualquier parte de la Antártica;
c) Disposiciones que prevean el establecimiento y la aplicación, según cada
caso, de reglas o reglamentos según se requieren para evitar efectos
adversos que resulten de proyectos individuales de exploración yexplota-
ción mineras;
d) Disposiciones que prevean procedimientos por medio de los cuales serían
efectuadas evaluaciones ambientales y determinaciones sobre aceptabili-
dad, y procedimientos que tendrían el efecto de asegurar que los princi-
pios de protección ambiental, incluyendo el control, sean aplicados a todos
los proyectos relacionados con minerales desde su concepción inicial hasta
las fases finales de rehabilitación ambiental;
e) Disposiciones que prevean la compilación, en todas las fases de las activida-
des relacionadas con recursos mineros, de información pertinente al mejo-
ramiento de las evaluaciones ambientales y determinaciones sobre
aceptabilidad 34.
Se acordó finalmente el establecimiento de un Grupo de Trabajo que
debería reunirse en la próxima sesión a fin de emprender labores adicionales
sobre los aspectos ambientales del régimen. Se reconocía además que ésta era
una tarea compleja que requeriría de la participación de científicos de los
campos de la biología, la geología y la atmósfera, analistas de sistemas de
evaluación ambiental, ingenieros de extracción minera y las personas que
estarían implicadas en la redacción de las pertinentes disposiciones del régi-
men y, subsiguientemente, en su aplicación 35 •
En julio de 1982 se realizaba la XVlI Reunión de SCAR en Leningrado. Esta
reunión consideró que era vital que el Grupo de Especialistas AEIMEE, que no se
reunió en Leningrado como lo había solicitado su pre~idente, se concentrase
específicamente en preparar respuesta a aquellos acá pites de las Recomenda-
ciones del Tratado x-l y x-7 que le fueron planteadas a SCAR. Se le
solicitaba además al presidente del Grupo, que se encontraba presente en la
Reunión XVlI de SCAR, que con un grupo pequeño y selecto, de no más de
cuatro miembros, preparase un informe para someter a la reunión del Comité
Ejecutivo de SCAR. Las respuestas serían transmitidas, de ser aprobadas por el
Ejecutivo de SCAR, a los Comités Nacionales para su revisión y comunicación a
sus gobiernos de manera que pudieran ser considerados por la XII Reunión
Consultiva de Canberra en 1983. Si los Gobiernos no emitían ninguna res-
puesta acerca del informe (por ejemplo, solicitando nueva orientación), enton-
ces SCAR dejaría de lado esta investigación~16.
El segundo informe del Grupo AEIMEE fue evacuado en junio de 1983 y se

S4Tratado Antártico. Reunión Consultiva Especial sobre los Recursos Minerales


Antánicos. Proyecto de Párrafos a incluir en el Informe de la Primera SesiÓn de la Cuarta
Reunión Consultiva Especial del Tratado Antártico. Wellington. 14-25 junio AMRlSCM/II, .
5 p.
S5Ibld., p. 5.
S6SCAR Bull., N° 73, enero, 1983, p. 41.

213
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

concentró en responder las cuestiones planteadas a SCAR en los párrafos 6 a-c


de la Recomendación x-l y los párrafos a-c y 3 de la Recomendación x_7 37 .
El informe presenta un cuadro (Cuadro 2) en el que se revisa el status de la
información sobre los sistemas y procesos antárticos que tienen relación con el
impacto del desarrollo de actividades petrolíferas costa afuera.

Cuadro 2
STATUS DE LA INFORMACION SOBRE SISTEMAS Y PROCESOS ANTARTICOS
RELACIONADOS CON EL IMPACTO DEL DESARROLLO DE ACTIVIDADES
PETROLlFERAS COSTA AFUERA

Posibilidad de Posibilidad de Urgencia


recuperar y adaptar programas de nuevos
analizar presentes a programas.
información nuestras
pasada. necesidades.
A.lntroducción

B. Contaminantes
B.I. Hidrocarburos livianos y B M A
pesados.
B.2. Metales pesados. B B B

C. Peligros ambientales
C.l. Sismicidad y/o volea- A M B
nismo.
C.2. Características del fondo B B B
marino.
C.3. Olas M M M
C.4. Morfología y dinámica M M A
del hielo marino.
C.5. Témpanos. M M A
C.6. Gubiadura del piso mari- B B A
no por hielos.
C.7. Permafrost, clatratos- B B M
hidratos submarinos.

D. VÚlS de los contaminantes


D.I. Circulación superficial M M M
accionada por vientos.

l"Ver p. 20.

214
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

(Continuación Cuadro 2)

Posibilidad de Posibilidad de Urgencia


recuperar y adaptar de nuevos
analizar programas programas.
info1'1rUtción prese1Úes a
pasada. nuestras
necesidades.

0.2. Corrientes oceánicas M M A


0.3. Interacción entre el pe- M A M
tróleo y el hielo y transporte.
0.4. Meteorización y transfor- M A L
mación del petróleo.
0.5. Trayectorias y dispersión 8 8 A
de los contaminantes.

E. Biota amenazada
E.I. Distribución, dinámica
poblacional y fenología.

E.l.l. Aves. A A B
E.1.2. Mamíferos. M M B
E.1.3. Krill y otros plancteres. A A 8
E.1.4. Otros. A A 8
E.2. Ecosistemas.
E.2.1. Hábitats vulnerables. M M A
E.2.2. Relaciones Tróficas de 8 A B
especies claves.

F. Efectos de los hidrocarburos sobre


el desarrollo
F.I. Efectos sobre especies in- M M A
dividuaies.
F.2. Efectos sobre ecosis- 8 B A
temas.
B baja o no existente.
M= moderada.
A = alta.

l\parte de este cuadro el Informe N° 2 del Grupo EAIMEE, expande cada


uno de los puntos allf incluidos tratando de contestar las cuestiones planteadas
a SCAR por la x Reunión Consultiva. Se destacan a continuación las considera-
ciones relativas a la biota.

215
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

"E. l. Distribución, dinámica poblacional y ¡enología.


Con el objeto de evaluar la probabilidad de los impactos (o cuantificar sus
efectos una vez que éstos hayan ocurrido) se requiere información sobre la
distribución presente, la dinámica de las poblaciones y la fenología (el estudio
de la ocurrencia en el tiempo de eventos en los ciclos de vida) de especies claves.
Debido a que algunos animales están siendo explotados (krill, peces y ballenas),
ya se están realizando estudios sobre estas materias en el ecosistema marino, en
gran medida bajo la coordinación del Programa B10MASS y la Comisión Balle-
nera Internacional. Parece probable que el Comité Científico de la Comisión
establecida por la Convención para la Conservación de los Recursos Marinos
Vivos Antárticos también necesitará de tales estudios. Es obvia entonces la
necesidad de coordinar las actividades auspiciadas por estos grupos y aquéllas
propuestas por SCAR bajo la recomendación del Grupo AE1MEE.
En la lista que sigue, los grupos son considerados en el orden en que los
impactos podrían ser más conspicuos, aunque se reconoce que la significancia
biológica de tales impactos puede tener poca relación con su conspicuidad.

E.l.l. Aves. Las aves son conspicua mente afectadas por los derrames de petró-
leo en el mar aunque el disturbio de los sitios de reproducción puede ser
también importante. Las aves antárticas son relativamente bien conocidas. La
información es más adecuada para los pingüinos que, desde el punto de vista
de la biomasa son dominantes (90% del total), y mucho menor para los petreles
pequeños que anidan en hoyos. Los estudios realizados en poblaciones de aves
similares en el hemisferio norte en general parecen indicar que aunque puede
haber una mortandad espectacular asociada con los grandes derrames de
petróleo, y una mortandad sustancial asociada con la contaminacióI:1 crónica
por petróleo, los efectos sobre las poblaciones no son conspicuos. Sin embargo,
dificultades de interpretación indican que no puede concluirse definitivamen-
te que no ocurran tales efectos. Existen estudios actualmente en vías de desa-
rrollo sobre la distribución y abundancia de aves marinas antárticas. Los
resultados de tales estudios pueden ser usados directamente para relacionarlos
con los peligros ambientales que aquí se tratan, previa adaptación de los
programas existentes. Hay, por lo tanto, altas posibilidades de usar datos
previamente obtenidos y programas en vías de desarrollo para los estudios de
impacto ambiental. Hay baja urgencia entonces para desarrollar nuevos pro-
gramas. Se reconoce, sin embargo, que sería muy deseable desarrollar métodos
para determinar las formas en que las aves prerreproductoras son reclutadas a
las colonias reproductoras.
E.l.2. Mamíferos. Los únicos mamíferos indígenas de la Antártica son las
ballenas y las focas. La evidencia indica que no es probable que éstos sean
mayormente afectados por las operaciones petrolíferas costa afuera o por las
operaciones terrestres de cualquier tipo que ellas sean. Alguna contaminación
podría resultar de los derrames de petróleo, y esto puede daF lugar a una
mortalidad localizada, pero se considera poco probable que esto tenga un
efecto significativo sobre las poblaciones. La distribución y fenología de las

216
Vfctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLLO...

ballenas antárticas y focas se conocen relativamente bien y existen estimaciones


para ambos tipos de poblaciones. La posibilidad de utilizar datos existentes
sobre ballenas y focas es moderada. Los programas actuales sobre abundancia y
dinámica poblacional de focas dan una alta posibilidad de dar información
para evaluaciones de impacto. Desgraciadamente no existen programas equi-
valentes para bellenas. Debido a que la importancia de los mamíferos marinos
es grande en el ecosistema del Océano Austral ellos están siendo estudiados por
BIOMASS y la Comisión Ballenera Internacional y por muchos otros programas
nacionales. La Convención de los Recursos Vivos también se involucrará en
esto. Consecuentemente, la urgencia de nuevos estudios independientes en
relación a la evaluación del impacto es baja.
E.l.3. El krill Y Qtros plancteres. Como la base de la pirámide alimentaria antárti-
ca, el plancton es de una importancia ecológica vitaL U na peculiaridad del
plancton antártico, que no tiene analogía en el Artico, es el rol dominante que
cumple una sola especie, el krill antártico, Euphasia superba. Debido a esto, el
plancton antártico ha sido estudiado por más de 50 años. Existe una alta
posibilidad de utilizar información existente para la evaluación de impacto. El
actual programa bimnass incluye, como componente importante un estudio del
krill y del plancton y además existen muchos programas nacionales. Estos sin
duda proveerán sin adaptación, la información requerida y existe una alta
posibilidad de utilizarla. Debido a esto, parece baja la urgencia de desarrollar
nuevos programas independientes en este campo.
E.lA. Otros. Los peces tienen una importancia relativamente baja en el
ecosistema del Océano Austral. No parece probable que las operaciones pes-
queras comerciales que existen, relativamente pequeñas, costa afuera de las
Georgia del Sur, en el Mar de Escocia y alrededor de las Islas Kerguelen, sean
afectadas significativamente por las operaciones petrolíferas costa afuera.
Los calamares son un grupo importante en el Océano AustraL Poco se sabe
de ellos y no se ha desarrollado ninguna metodología que permitiría un
aumento substancial en la tasa de adquisición de datos sobre este grupo. Sin
embargo, por todo lo que se conoce, no parece que podría ocurrir un impacto
significativo sobre los calamares como resultado de las operaciones petrolí-
feras.
E.2. EcQsistemas
Se define aquí como los conjuntos interactuantes de vegetales y animales, yel
ambiente que ocupan, que forman unidades y generalmente características de
áreas particulares. Pequeños cambios en uno o unos pocos componentes de un
ecosistema pueden tener amplias consecuencias; la importancia de la conserva-
ción de los ecosistemas es actualmente reconocida ampliamente. Los ecosiste-
mas difieren en su resistencia a la perturbación. El ecosistema terrestre antárti-
co es frágil. tanto en términos físicos y ecológicos. En contraste con esto, el
ecosistema pelágico es relativamente robusto; vive bajo condiciones ambienta-
les que son menos extremas, más uniformes y más continuas que en la tierra,
factores todos que tienden a otorgarles más estabilidad.

217
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

E.2. L Hábitats vulnerables. Estos fueron considerados en un trabajo preparado


por el Subcomité sobre Conservación, del Grupo de Trabajo en Biologla del
38
SCAR •
En este trabajo se consideró que los hábitats más susceptibles de sufrir
impactos severos eran la linea costera, el bentos somero en aguas encerradas y
los lagos costeros. También las rocas y suelos costeros con una flora de líquenes
dominantes tenían una alta probabilidad de sufrir un severo impacto. Las áreas
estériles y los "valles secos" podrían ser afectados severamente, aunque la
probabilidad del impacto se consideró baja. Hay datos descriptivos sobre los
ecosistemas antárticos, ya sean marinos, de agua dulce o terrestre, por lo tanto
existe una moderada posibilidad de usarlos en la evaluación de los hábitats
vulnerables. Actualmente varios países realizan estudios bentónicos en dife-
rentes áreas, pero hay muy pocos estudios sistemáticos terrestres y sobre aguas
dulces, y los que se llevan a cabo están ubicados en su mayoría en áreas que
tienen pocas posibilidades de ser afectadas por el desarrollo de actividades
petrolíferas o mineras terrestres. El Subcomité sobre Conservación tienen el
encargo de preparar un atlas comentado de los sitios designados con el propó-
sito de conservación. Este también sería relevante en la consideración de los
hábitats vulnerables. Existe por lo tanto una posibilidad moderada de adaptar
programas existentes para que den información útil para la evaluación de
impactos. Debido a que es importante poder definir hábitats vulnerables y la
escasez de trabajos con respecto al bentos marino, es muy urgente desarrollar
nuevos programas en este campo. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que las
posibilidades de generalizar son limitadas, y que cada proposición específica de
desarrollo minero generará la necesidad de examinar los hábitats vulnerables
en la localidad involucrada.

E.2.2. Relaciones trófu:as de especies criticas. Los contaminantes pueden afectar a


un ecosistema en cualquier nivel de la trama trófica y éstos serán significativos
cuando afecten a organismos claves. Por esta razón es importante tener un
conocimiento adecuado de las tramas tróficas si se desea anticipar y evaluar los
impactos ambientales. La información existente sobre las tramas tróficas del
Océano Austral es inadecuada. Sin embargo, el programa BIOMASS y los pro-
gramas de varios países están orientados en este campo. Estos estudios rendi-
rán seguramente una información valiosa utilizable en la evaluación del impac-
to. No hay por lo tanto urgencia en desarrollar nuevos programas
independientes39•

38W. Nigel Bonner, 1981. Antarctic Ecosystems vulnerable to the effects of mineral
exploration and explotation. A paper prepared by the SCAR Biology Group's
Sub-Committee on Conservation, chairman. W. Nigel Bonner, mimeografiado, 8 p.
59Ellnforme N° 2 del Grupo EAIMEE fue recibido por el Comité Ejecutivo de SCAR a
mediados dejunio de 1983. Fue de inmediato enviado a los Comités Nacionales por la
posibilidad que existla de que fuese considerado en la Reunión Especial del Tratado
Antártico sobre los Recursos Minerales, a realizarse en Bonn enjulio de 1983.

218
Vktor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMBIENTAL DEL POSIBLE DESARROLW...

Hasta aquí el análisis general que ha tenido, a través ya de más de una década, el
problema de los posibles efectos ambientales que podrían derivar de la posible
exploración y explotación mineras en la Antártica sobre el ecosistema antártico
y los ecosistemas dependientes adyacentes. A excepción del informe del Grupo
de Bellagio, este examen se ha limitado a los eventos acaecidos dentro del
sistema del Tratado Antártico incluyendo las acciones pioneras y persistentes
ejecutadas por SCAR desde antes del establecimiento del Tratado Antártico en
torno al tema general de la Conservación en la Antártica.

4. EL POSIBLE PAPEL NACIONAL

Es evidente que en nuestro pais también se entiende como conseroacwn, la


ordenación de los recursos naturales con el objeto de lograr un rendimiento
sostenido óptim040 • De otro modo Chile no sería parte de diversas Convencio-
nes Internacionales en las que se explicita éste como uno de los objetivos
principales (principalmente la Convención para la Regulación de la Caza de
Ballenas, la Convención de las Focas Antárticas y la Convención para la Conser-
vación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos).
Dado este contexto debe Chile orientar su investigación antártica en pos
del logro de las metas de un conservacionismo así entendido. Parecieran a
todas luces superadas entonces, las tendencias preservacionista (la Antártica
considerada como un parque mundial) del pasado, al menos por ahora41 •
Del análisis precedente, el hecho más resaltante, a la vez que más inquie-
tante, es que la ciencia ecológica antártica carece actualmente del desarrollo
necesario para la adecuada conservación y protección del ecosistema antártico
frente a una posible actividad minera en la Antártica. Es urgente por lo tanto,
acelerar el desarrollo de programas científicos que permitan completar los
vados de conocimiento que se han identificado, para que llegado el momento
del inicio de tales actividades, el sistema del Tratado Antártico pueda cumplir

En la práctica en la Reunión de Bonn el documento fue circulado, pero hubo


dificultades para lograr un acuerdo sobre su contenido debido a que algunas delegacio-
nes no tuvieron la oportunidad de estudiarlo apropiadamente. La reunión de Bonn, sin
embargo, formó un Grupo de Contacto Ambiental que se dedicarla en particular a
discutir los principios ecológicos que deberlan ser incluidos en el futuro régimen que
regule la actividad minera en la Antártica. El resultado del Trabajo del Grupo de
Contacto Ambiental, fue un informe que identificaba algunos "principios ecológicos", los
que sin embargo, no dejaban de tener alcances políticos. Por otro lado los esfuerzos del
Grupo de SCAR no recibieron el apoyo requerido para la continuación de sus funciones.
Las repercusiones de tales hechos, sólo el tiempo las mostrará.
4uM.W. Holdgate. 1983. Los factores ambientales en la explotación de la Antártica
(pp. 107-137). En F. Orrego Vicuña (ed.). La Antártica y sus recursos. Ed. Univ.,
Santiago de Chile, 398 p.
41 U n indicio de posibles futuras revisiones lo constituye la posición de Chile frente a
los recursos balleneros que es úpicamente preservacionista. más aún, ecologista.

219
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

con el objetivo de proteger el muy especial y único ambiente Antártico, y los


ecosistemas dependientes.
El enfoque nacional de un país reclamante, como el nuestro, puede signifi-
car aportes importantes para la protección del medio ambiente antártico. En
primer lugar este enfoque tenderá a examinar los posibles impactos ambienta-
les de la actividad minera en términos de su área reclamada principalmente, y
en el caso particular de Chile, también en términos de la contigüidad con el
ecosistema antártico de su territorio austral.
La importancia de estos puntos de vista estriba en que el Continente
Antártico y el Océano Austral son inmensos, y por lo tanto el impacto de
fuentes puntuales de contaminación, i.e., un derrame de petróleo ya sea por
varamiento de un supertanque o un "blowout", podría ser siempre considera-
do como mínimo en ese contexto. A raíz de la experiencia que Chile ha tenido
en relación a derrames de petróleo en su territorio continental, existe hoy día
una clara conciencia sobre la inconvenciencia de tales eventos y se han tomado
diversas medidas internas para prevenir o minimizar sus efectos. Ya se ha
indicado que áreas de la Tierra de O'Higgins (o Península Antártica) son
consideradas como áreas de potencial desarrollo minero. Estas áreas contienen
zonas de evidente interés para el país ya sea en el contexto de los objetivos del
Tratado (particularmente investigación científica) o como intereses propios
(explotación de recursos vivos, turismo y soberanía en general), al mismo
tiempo que tienen una proporción relativamente alta de los escasos terrenos
descubiertos de hielos que ocurren en la Antártica, donde la actividad biológica
es muy importante. La percepción nacional en estas áreas puede constituir, por
consiguiente, un conveniente centinela ambiental. Es natural entonces, esperar
que la política nacional de investigación científica antártica propenda hacia el
logro de un adecuado conocimiento de los ecosistemas enmarcados dentro de
los límites del Territorio Antártico Chileno, comenzando por un estudio geo-
gráfico físico detallado, que permita detectar cambios, sea en el ámbito de los
recursos vivos como mineros. Es decir,junto a esfuerzos orientados hacia la
posible explotación de estos recursos, por parte de Chile, solo o con participa-
ción internacional, deberá ir aparejada toda una estrategia de investigación
ecológica que permita por un lado al país mantener una posición científica-
mente fundada en los diferentes foros·internacionales en que está involucrado
en virtud de las Convenciones de que es parte y por otro, tomar las medidas de
conservación que como país reclamante de soberanía, estime convenientes.
El mejoramiento de la base de datos útiles para la protección del ecosiste-
ma antártico es en último análisis y fu ndamentalmente, una labor nacional que,
sin perjuicio del hecho que pueda ser coordinado por SCAR, tiene que estar
fundada en programas de investigación que satisfagan los diversos intereses y
obligaciones del país en la Antártica, dentro de los constreñimientos de recur-
sos humanos, materiales y financieros que prevalezcan en determinado mo-
mento.
En el momento actual, en que se reconoce ampliamente que el conoci-
miento del ecosistema antártico es insuficiente para una adecuada predicción
del impacto ambiental de las actividades mineras, y al mismo tiempo, es

220
Vlctor Ariel Gallardo I EL IMPACTO AMB IENT AL DEL POSIBLE DESARROLLO...

necesaria la elaboración de un régimen que regule esas futuras posibles activi-


dades,los paises preocupados del mantenimiento de las principales caracterís-
ticas del ecosistema antártico, tendrán que concordar en que deberán introdu-
cir en el régimen, principios ecológicos muy estrictos y, además, mecanismos
que impidan el denominado "efecto de las pequeñas decisiones .. 42 , paralela-
mente el desarrollo de programas de investigación bien diseñados, utilizando
al máximo sus ventajas comparativas.
La proximidad a la Antártica y la posibilidad de apoyo logístico durante
todo el año, coloca a los cuadros científicos de nuestro país en condiciones de
realizar investigación ecológicas durante el ciclo anual, estudios que se han
identificado como muy necesarios en el contexto que nos ocupa.
La Región Austral de Chile Continental se ubica bajo condiciones climáti-
cas subantárticas. Esto permitiría llevar a cabo investigaciones experimentales,
que no son recomendables de realizar en la Antártica como, por ejemplo, el
estudio del efecto de la contaminación por hidrocarburos petrogénicos. De
hecho ya ha existido la oportunidad de investigar los efectos y destino de la
contaminación producida por el derrame del VLCC "Metula" en el Estrecho de
Magallanes, como asi también, los efectos de la contaminación crónica produci-
da por las actividades petroliferas que actualmente se realizan en esa región
tanto por Argentina como por Chile.
Los estudios biogeográficos han identificado las similitudes existentes
entre las faunas de invertebrados antárticos y del cono sur de Sudamérica.
Estos estudios deberían perfeccionarse mediante estudios ecológicos a
nivel de comunidades y ecosistemas. Los resultados de tales estudios podrían
ser de gran importancia por su aplicación a la comprensión del funcionamiento
de los ecosistemas de la Península Antártica y por ende útiles para su manejo.
No hay que olvidar tampoco que estas regiones han sido tradicionalmente
consideradas, dentro de las discusiones sobre la cuestión de los minerales
antárticos, como ecosistemas que guardan cierta relación de dependencia y por
ende, susceptibles de impactarse mutuamente como consecuencia de activida-
des humanas dañinas al ambiente realizadas en una u otra región. Como
principal proponente de la tesis de la dependencia de estos ecosistemas nuestro
país debería entonces plantearse programas de investigación antárticas, exten-
sivos hacia las áreas australes del territorio nacional continental. En este con-
texto parecería inevitable el establecimiento de un laboratorio de investigacio-
nes en esta región austral.

41!Este efecto consiste en la obtención de resultados económicos o ambientales


indeseables a través de una serie acumulativa de pequeñas decisiones aisladas. Sin los
mecanismos apropiados siempre habrán argumentos para abrir un pozo más de perfora-
ción, capturar una ballena más o extraer una tonelada más de k,rill. El intercambio de
información estadfstica fidedigna y oportúna está a la base de un proceso exitoso. Este
requerimiento se encuentra en todas las convenciones antes mencionadas y se espera que
también quede incluida en el futuro régimen minero.
Ver W.E. Odum. 1982. Environmental degradation and the tyranny of small
decisions. Bio Science, 32(9): 728-729.

221
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Finalmente es necesario resaltar el enorme desafío que constituye el cam-


po de las investigaciones australes para la comunidad científica nacional. Es de
esperar que, con el apoyo de) Instituto Antártico Chileno, se siga expandiendo
un esfuerzo serio y continuado sobre las diversas líneas de investigación que es
necesario cultivar para un adecuado manejo de esas regiones.

222
V
Los regímenes
para los recursos antárticos
LOS RECURSOS MINERALES
ANT ARTICOS y SU REGIMEN

María Teresa Infante Caffi

l. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Una primera pregunta que cabe plantear es ¿qué principios, normas e institu-
ciones existentes son aplicables o pueden adaptarse a esta materia? Todos los
análisis coinciden en otorgar una alta prioridad al Tratado Antártico y al
Sistema de Cooperación que de él se ha derivado.
Los recursos antárticos dentro de ese Tratado no están enfocados de
manera que pueda sostenerse que existe un régimen para ellos. Sin embargo, el
Artículo IV, que consagra e! llamado equilibrio politico-jurídico entre países
reclamantes de ¡Territorio y no-reclamantes es doblemente pertinente a este
respecto y, de ci'erta manera, constituye una de las claves para comprender e!
marco externo de las opciones que hoy día se plantean a una política nacional
antártica aplicada a los recursos.
Ese Artículo en su párrafo I garantiza a todos los participantes en e!
Tratado la preservación de sus derechos de soberanía territorial, o reclamacio-
nes territoriales hechas valer precedentemente así como garantiza que nada
perjudicará la posición acerca del reconocimiento o no reconocimiento de esos
derechos. Está claro que, de acuerdo con estas disposiciones no hay pérdida de
soberanía y por ende, caben las posiciones de los Estados reclamantes respecto
de que ese concepto se aplica a los recursos que se encuentran en su territorio y
aguas jurisdiccionales. No obstante, e! párrafo 2 nos señala que "Ningún acto o
actividad que se lleve a cabo mientras e! presente Tratado se halle en vigencia
constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de
soberanía territorial en la Antártica, ni para crear derechos de soberanía en
esta región. No se harán nuevas reclamaciones de soberanía territorial en la
Antártica, ni se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas valer mien-
tras el presente Tratado se halle en vigencia".
Para efectos de este estudio, esta disposición implica que no puede evitarse
la vía del acuerdo entre los países que son partes consultivas de! Tratado, que
incluyen a los siete reclamantes, sin que deba resolverse necesariamente las
cuestiones de soberanía y jurisdicción que implica todo régimen nacional sobre
recursos naturales. No cabe, conforme a esa disposición pretender un recono-
cimiento indirecto de soberanía por actos unilaterales, aunque éstos encuen-
tren su fundamento en el derecho interno. Este era y continúa siendo un
problema básico en el tratamiento de los recursos antárticos, resuelto bajo
diferentes modalidades en los regímenes convencionales de conservación de
los recursos vivos, pero en ningún caso bajo enfoques de soberanía exclusiva.
La discusión del tema en lo que respecta a los recursos minerales ha
avanzado lo suficiente como para concentrar nuestro examen en aquellas

225
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

alternativas que sitúan un futuro régimen para los recursos minerales dentro
de los principios del Tratado Antártico. Aunque presentes otras tesis como el
condominio o fórmulas de internacionalización bajo un sistema de patrimonio
común de la humanidad, no serán analizadas porque todas ellas representan
enfoques basados exclusivamente en resolver primero las cuestiones de sobera-
nía, posición que no se detecta dentro de la conducta de las partes consultivas y
no se compatibilizan con los regimenes ya existentes sobre recursos vivos.
En 1981, mediante la Resolución XI-l, los países consultivos recomendaron
a los Gobiernos "que se adopte, con carácter urgente, un régimen sobre
recursos minerales antárticos" y que se convoque una Reunión Consultiva
Especial para:
"a) Elaborar un régimen;
b) Decidir la forma del régimen, incluyendo la cuestión de la eventual necesi-
dad de un instrumento internacional como una convención;
c) Adoptar un calendario para las negociaciones, en las sesiones y reuniones
informales, según convenga, de las Reuniones Consultivas Especiales, y
d) Adoptar toda otra medida que pueda ser necesaria para facilitar la conclu-
sión del régimen, incluyendo la decisión del procedimiento para su adop-
ción".
Ante esta opción tan clara, sólo cabe constatar que esta recomendación no
hace sino afirmar la propia competencia de las Partes Consultivas para nego-
ciar un régimen, decisión que aunque formalmente no está vigente ha impulsa-
do un intenso calendario de reuniones formales e informales.

2. ANTECEDENTES Y CRITERIOS BASICOS ORIENTADORES

Ya en 1976, se definió un camino que significó abandonar la tesis de la inacción.


La Reunión Preparatoria Especial de París, de ese año, definió algunos requisi-
tos básicos para orientar cualquier consideración sobre la materia. Chile tomó
parte activa en ese proceso preparatorio. Estos serían:
i) El papel activo y responsable de las Partes Consultivas para tratar la
cuestión de los recursos minerales;
ii) La protección del medio ambiente antártico y de sus ecosistemas depen-
dientes;
iii) La mantención en su integridad del Tratado Antártico;
iv) Que las Partes Consultivas al tratar el tema de los recursos minerales, no
peljudicarfan los intereses de toda la humanidad en la Antártica.
Estos principios guías aparecen como una definición de alto valor político
yjuridico, que resaltan dentro de las principales líneas de acción adoptadas por
las Partes Consultivas desde que el tema fuera formalmente abordado en 1972
(VII Reunión Consultiva). En 1970 el tema no fue objeto de pronunciamiento,
pero se examinó, informalmente.
Existe en este sentido, la moratoria voluntaria acordada en 1975 (VIII-14)
mientras persiste la idea. de soluciones oportunas acerca del tema y se enco-

226
Mana T. Infante I LOS RECURSOS MINERALES ANTARTICOS y SU REGlMEN

mienda al SCAR (Comité Científico de Investigaciones Antánicasj estudiar el


impacto del desarrollo de los minerales sobre el medio ambiente antártico.
En 1977, la IX Reunión Consultiva reafirmó la moratoria de las actividades
minerales nacionales y se tomó nota del informe de SCAR sobre Evaluación
Preliminar del Impacto Ambiental de la Exploración y Explotación en la
Antártica (EAMREA)I. Igualmente, se tomó nota de la Reunión de París del año
anterior.
La X Reunión Consultiva de 1979 reafirmó nuevamente la política de
moratoria voluntaria, incprporando algunos conceptos que maduraron en la
siguiente Xl Reunión Consultiva de Buenos Aires. Esto es, que un futuro
régimen para recursos minerales deberá incluir medios apropiados para:
i) Determinar el posible impacto de las actividades minerales en el medio
ambiente antártico a fin de servir a una informada adopción de decisiones;
ii) Determinar la aceptabilidad de las actividades relativas a recursos mine·
rales;
iii) En caso de que se declaren aceptables esas actividades, establecer reglas
acerca de los aspectos ecológicos, tecnológicos, políticos, jurídicos y
económicos que les serán aplicables, incluyendo:
a) Las reglas relativas a la protección del medio ambiente antártico, y
b) Disposiciones para que las actividades sobre los recursos minerales sean
desarrolladas en conformidad con tales reglas.
Los aspectos esencialmente políticos que reflejan estas Recomendaciones y
que explican el interés en el logro de algún régimen estable para los recursos
minerales antárticos, gozan de un dinamismo propio que debe ser analizado en
conjunto con otro fenómeno antártico que se destaca en la última década. Este
es el de la investigación aplicada, especialmente destinada a identificar estruc-
turas geológicas en las plataformas continentales y que son potenciales de
hidrocarburos.
Las técnicas utilizadas conforme a datos y referencias publicadas, así como
las actividades comprometidas en el conocimiento de estas materias, demues-
tran la orientación económica de sus propósitos 2 •
Recordemos que en 1972, el Glomar Challenger realizó cuatro perforacio-
nes experimentales en el Mar de Ross, encontrando metano, etano y etileno.

1Antarctic Treaty. Report of the Ninth Consultative Meeting, London, 1977,


Annex 5. En 1980, inició sus trabajos el Grupo AEIMEE (Environmentallmpact Assess-
ment of Mineral Resources Exploration and Exploitation in Antarctica), del SCAR.
2 Aunque no ha habido desarrollo comercial de los recursos minerales, las siguientes
actividades emprendidas en la última década demuestra los propósitos de ciertas investi-
gaciones antárticas. Desde que Noruega iniciara el uso de los perfiles de reflexión sísmica
multicanálica en 1976-1977, en el Mar de Weddell, se sabe que los ha venido aplicando,la
RFA (Mar de Ross); la URSS (Mar de Weddell); el Instituto Francés del Petróleo (Mal' de
Ross); la Oficina de Recursos Minerales de Australia (Mar de Ross y entre los 1350 y 1550
E) y, la Corporación Nacional Japonesa de Petróleo (Mar de Bellingshausen, Mar de
Weddell y Mar de Ross). Pocos resultados han sido publicados. Fuente: Behrendt, J.C.,
U.S. Geological Survey Circular 909, 1983.

227
POUTlCA ANTARTICA DE CHILE

Además, se tiene conocimientO que desde fines de la década del 60, compañías
petroleras solicitaron a diversos gobiernos. de países antárticos definiciones
oficiales acerca de la posibilidad de operar en la Antártica.
Este largo preámbulo ha sido necesario, en consecuencia, para situar el
marco polltico y jurídico en el que se inserta la actual discusión acerca de los
recursos minerales. El enfoque dominante puede calificarse en consecuencia
de un proceso de afirmación de las propias competencias por las Partes Consul-
tivas y de rechazo a las actividades no-reguladas.
Se trata en este proceso, por una parte, de reconciliar derechos. intereses y
expectativas y. por otra. de definir un régimen operacional, dentro del cual se
inserten esas posiciones, logrando la adecuada protección jurídica de la rela-
ción que consagra el articulo IV del Tratado Antártico.
No es en consecuencia un simple ejercicio de desarrollar los principios que
permitan realizar las actividades nacionales bajo las reglas de jurisdicción que
establece el Tratado Antártico, ni tampoco de una nueva forma de organizar la
investigación científica nacional bajo fórmulas novedosas de cooperación inter-
nacional. Existen elementos nuevos dentro y fuera del sistema antártico que
merecen ser considerados para comprender la vigencia y los alcances de un
tema como del régimen para recursos minerales.
El Embajador C.D. Beeby de Nueva Zelandia. al analizar los problemas que
deberían ser enfrentados en la preparación de un régimen semejante. expresó
en el seminario celebrado en la Base Teniente Marsch, en 1982, que la razón
más fundamental para ocuparse de la cuestión de los recursos era que si ella no
se resolvía, podría ofrecer una amenaza directa al Tratado Antártico y al
Sistema derivad0 3 •
En particular, ésta sería la consecuencia de dejar que el" tema de los
recursos minerales fuera el origen de un renacer de disputas de soberanía. No
creemos. sobre este punto, que los desafíos externos provengan de la carencia
de un régimen sobre recursos minerales, pero sí que su existencia por un
acuerdo, fortalecería considerablemente la posición de los países antárticos
frente al exterior.

3. DEFINICIONES BASICAS

Entrando al ámbito de las definiciones básicas, un régimen aplicable a los


recursos minerales implica definir los siguientes puntos:
La composición y competencia de las instituciones. incluyendo la incorpo-
ración de un cuerpo asesor cientifico;
Su naturaleza jurídica;
La naturaleza de sus instituciones entendidas en un sentido dinámico por

3Beeby, C. "An Overview of the Problems which should be addressed in the


preparation of a regimen governing the mineral resources of Antarctica", en Antarctic
Resources Policy. ed. by Francisco Orrego Vicufia, Cabridge University Press, 1983,
p.192.

228
Maria T. Infante I LOS RECURSOS MINERALES ANTARTICOS y SU REGIMEN

la carencia de todos los elementos de juicio respecto de las actividades que


se emprenderán y que es imposible prever;
La definición del título que tendrá el operador y cuál será el régimen de
inversiones;
Los principios y procedimientos apropiados para asegurar que el medio
ambiente antártico sea protegido contra efectos adversos derivados de las
actividades mineras. Esto implica establecer estándares ambientales res-
pecto de los cuales pueda medirse las proposiciones específicas de explora-
ción y de explotación;
El acceso eventual de Estados que no hayan participado en la negociación
del régimen y, aunque no es de la esencia del régimen, y
Su relación con la comunidad internacional.
Estos elementos que cabrían dentro de un esquema como el que se está
negociando, no son obstáculos para que las características de un régimen en
esta etapa del conocimiento se satisfagan con principios e instituciones básicas
que permitan determinar en el futuro la cuestión de la apertura de áreas a la
exploración y explotación, así como la aplicación concreta de los criterios de
aceptabilidad. Al mismo tiempo, el avance en cuanto a las instituciones clarifica
o apoya otras decisiones que para los países antárticos son importantes, como
las relativas a la orientación de las inversiones, poblamiento, etc., en la Antár-
tica.
El cuadro que se ha esbozado debe reflejar en cada etapa y nivel, las
definiciones polfticas que el embajador Busby (de Estados Unidos), denominó
en 19804 , las dos clases de acomodaciones indispensables para un régimen de
recursos minerales. Una, la acomodación interna y otra, la acomodación exter-
na. La primera es la que debe darse entre los países reclamantes y no-
reclamantes de soberanía en la Antártica; la segunda, es la que debería darse
entre quienes han asumido la iniciativa de negociar el régimen y la comunidad
internacional.
Creemos que a pesar de la trascendencia que la segunda situación ha
adquirido, ella no puede ser satisfecha sin el cumplimiento de una etapa que es
la acomodación interna, que es la única que en la actualidad puede responder a
la exigencia de un régimen efectivo que corresponde a lo que los países realizan
en el continente antártico.
Esta suerte de problemas se ha reflejado en los diversos estudios y decisio-
nes hechas en torno a la aplicación del Derecho del Mar a la Antártica.
Aunque no es el enfoque que debemos seguir en esta oportunidad, basta
señalar que cualquier estudio que se realice sobre la aplicabilidad de conceptos
como plataforma continental, lEE, Zona de Fondos Marinos y Oceánicos en-
cuentra en la práctica de las partes consultivas del Tratado Antártico una
constante necesidad de acomodación". Un ejemplo al respecto esque la propia

4Personal Report of the Chairman of the Meeting on Antarctic Mineral Resources.


Washington, D.C., December 8-12,1980. ANT(80) MRl5,January, 1981.
5Véase Orrego, F. e Infante. M. T. "Le Droit de la Mer dans la Antarctique". Revue

229
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Resolución XI-[ que rige las negociaciones sobre recursos minerales señala que
un futu ro Régimen deberá aplicarse a "Todas las acti vidades relacionadas con
recursos minerales que se realicen en el continente antártico y sus áreas
adyacentes más allá de la costa, pero sin usurpar fondos marinos".
Cabe considerar a este respecto de qué manera los regímenes reguladores
de otros recursos abordan esta materia. Tanto la Convención sobre Conserva-
ción de Focas Antárticas, de 1972, como la Convención sobre Conservación de
los Recursos Vivos Marinos Antárticos. de 1980, incorporan disposiciones que
expresamente reproducen el famoso Artículo IV del Tratado Antártico, lo que
es una referencia expresa a que las actividades realizadas bajo el amparo de
esos acuerdos no envuelven reconocimiento de títulos soberanos, ni su desco-
nocimiento. Debe agregarse que la Convención de Canberra de 1980, señala
expresamente que se salvaguardan las posiciones además en lo relativo al
ejercicio de la jurisdicción de Estado ribereño conforme al derecho internacio-
nal en la zona de aplicación de la convención.
Estos esquemas no son, sin embargo, suficientes para ser aplicados pura y
simplemente a los recursos minerales, entre otras razones, por las característi-
cas propias de las actividades reguladas. Sin perjuicio de esto, los principios allí
contenidos deben ser reiterados y coordinados con los que se establezcan para
los minerales.

4. ORDENAMIENTO DE LOS ELEMENTOS BASICOS

La tarea de las partes consultivas se ha ido definiendo por lo tanto. en torno a


los siguientes puntos contenidos en Ins bases de negociación.

a) Cuestiones relativas al tratado Antártico y su Sistema Derivado


Frente a la pregunta de quién negocia el régimen, la respuesta que se ha dado
es que éste debe ser negociado por las partes consultivas, quienes deben seguir
desempeñando su papel activo y responsable sobre esta cuestión:
La mantención en su totalidad del Tratado Antártico y la confirmación de
las responsabilidades especiales que las Partes Consultivas poseen respecto
del medio ambiente. Esto tiene consecuencias directas en el área de aplica-
ción del régimen;
Las disposiciones del artículo IV del Tratado Antártico no deben ser
efectuadas y deben salvaguardarse sus principios de manera que cual-

Générale de Droit International Public,J anvier-Mars 1980, N° 1, pp. 340-50; Orrego, F.


"La Aplicación del Derecho del Mar y de la Zona Económica Exclusiva al Continente
Antártico", en La Zona Económica Exclusiva, ed. por F. Orrego Vicuña. Instituto de
Estudios Internacionales. Santiago, 1982, pp. 183-191; Infante, M.T. "La Plataforma
Continental Antártica.lmplicanciasJurldicas para un Régimen de Recursos Minerales",
en La Antártica y sus Recursos, ed. por F. Orrego Vicuña, Santiago. Editorial Univer-
sitaria, 1983, pp. 341-352.

230
Maria T. Infante I LOS RECURSOS MINERALES ANTARTICOS y SU REGIMEN

.quier acuerdo que pueda alcanzarse sobre un régimen para la exploración


y explotación de minerales en la Antártica elaborado por las Partes Con-
sultivas deberá ser aceptable y ser sin perjuicio de aquellos Estados que han
hecho valer precedentemente derechos de soberanía territori1;¡1 o recla-
maciones territoriales en la Antártica como también de aquellos Estados
que no reconocen tales derechos o reclamaciones de soberanía territorial
en la Antártica ni bajo las disposiciones del Tratado Antártico hacen valer
tales derechos o reclamaciones;
Los Estados adherentes deben quedar obligados por las disposiciones del
Tratado Antártico y en especial. por los artículos l. IV Y VI Y por las
Recomendaciones pertinentes adoptadas por las Partes Consultivas.

b) Cuestiones relativas al medio ambiente antártico


Tanto en sus alcances estrictamente ambientales y ecológicos como en su
alcance práctico y político. Esto implica adoptar los medios para:
Evaluar posibles repercusiones de las actividades minerales en el ambiente
antártico "a fin de asegurar la adopción de decisiones informadas" y,
adoptar planes de contingencia;
Determinar la "aceptabilidad" de actividades relativas a recursos mine-
rales;
Regir los aspectos ecológicos, tecnológicos, políticos, legales y económicos
de esas actividades en los casos en que sean consideradas aceptables. El
concepto de aceptabilidad va adquiriendo un contenido que es esencial a la
adopción de las decisiones en un régimen mineral.

c) Cuestiones relativas al área del régimen


Lo que obviamente supone una delimitación de lo que todavía se denomina
"áreas adyacentes" más allá de la costa del continente.

d) Cuestiones relativas a las actividades cubiertas por el régimen


Esto significa cubrir la exploración comercial (incluyendo la retención de datos
que se consideran objeto de derechos de propiedad industrial y perforaciones
exploratorias no científicas) y la explotación (incluyendo el desarrollo comer-
cial yla producción); asimismo un régimen deberá promover las investigacio-
nes necesarias para adoptar las decisiones que se requieran sobre administra-
ción de recursos y medio ambiente.

5. LOS ELEMENTOS QUE DEFINIRAN EL REGIMEN MINERAL.


PUNTOS SOBRESALIENTES

a) Las obligaciones generales respecto al Tratado Antartico.


En este punto, cabe tener en cuenta que las actividades minerales requieren de
una distinción precisa entre la investigación científica y la etapa prospectiva.

231
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

No es sólo una cuestión teórica la que se plantea aquí, sino que tiene alcances
respecto de la delimitación entre la actividad científica cubierta por el Tratado
y el derecho a reservar los resultados derivados de la prospección.
Igualmente, existe la necesidad de incorporar alguna referencia que salva-
guarde el sistema de inspección del Tratado (artículo Vll).
Cualquiera sea la forma de adopción del Régimen, un Protocolo adicional
o una Convención, la vinculación con el Tratado es esencial, lo que significa que
es el marco para insertar un concepto amplio de aceptabilidad de las activida-
des relativas a recursos minerales, que permita su aplicación para cada caso por
las Partes Consultivas, incluyendo los países reclamantes.

b) Las Instituciones y su Participación

Este es sin duda el primer mecanismo de acomodación interna, as! surge como
consecuencia de la definición de otros aspectos básicos relativos a los sistemas
de exploración y explotación. De esta manera, debe entenderse que en cual-
quier comisión u órgano que se constituye para regular y dirigir al más alto
nivel estas actividades, sus miembros originarios deberán reflejar las Partes
Consultivas del Tratado Antártico, 7 de las cuales son los países reclamantes.
Al mismo tiempo debe tener en cuenta el grado de participación que
corresponderá a Estados adherentes a quienes se haya aprobado un plan de
operaciones para ser realizado en forma directa o que patrocinen actividades
de compañías nacionales y mientras duren esas actividades.
A nivel institucional, una cuestión básica está constituida por la composi-
ción y el poder decisorio de cualquier comisión que deba pronunciarse sobre
cuestiones concretas, como la autorización de actividades. Sus implicancias
desde el punto de vista de la soberanía y de lajurísdicción son indudables y es
por esta razón que el sistema de adopción de decisiones puede aportar una
solución al problema. Especial significado adquiere en este ámbito, la com posi-
ción de esta comisión, en la cual deberían intervenir los paises reclamantes del
área comprometida, así como otras categorías de Estados.
Para analizar el poder decisorio, debe tenerse en cuenta el sistema de
votación, en particular si consideramos que de existir una comisión, a ella le
correspondería determinar las áreas, sitios o bloques -según el sistema que se
adopte- abiertos a la exploración y desarrollo. Las alternativas a este respecto
no son muchas; o la regla del consenso, o una mayoría sustantiva, que hagan
operar el poder de veto del país reclamante.
Asimismo, una comisión debería estar obligada a tener en consideración
las medidas establecidas y recomendadas por las Partes Consultivas, a fin de
que no haya inconsistencia con las que pudieren adoptarse para los recursos
minerales.
Sin duda que la clave principal para definir el futuro régimen y promover
su eficacia estará dada por la definición de quien posee la capacidad reguladora
y de qué manera se insertan y armonizan las posiciones de Jos países reclaman-
tes y no-reclamantes, explotacionistas y conservacionistas;
Son varias las razones que conducen a postular un sistema de Comités

232
Maria T. Infante I LOS RECURSOS MINERALES ANTARTICOS y SU REGlMEN

Reguladores en un nivel decisional intermedio, principalmente como manera


de garantizar la mantención del equilibrio del Artículo IV del Tratado Antárti-
co. El sistema ha sido incluido en el documento oficioso preparado por el
embajador Beeby de Nueva Zelandia y ha servido de punto de referencia para
todas las negociaciones de este año.
De acuerdo con esto, un enfoque exclusivamente unilateral y/o territorial
puede compatibilizarse con la existencia de uno o más Comités Reguladores
por áreas o sitios, en los cuales se asegure la participación para los países
reclamantes de soberanía, que obliguen la concertación de intereses y que
pueda lograr efectivamente una aceptación externa que minimice los riesgos
de explotaciones no-reguladas. Para el caso de nuestro país cabe agregar
además que esta institucionalidad debe satisfacer los requerimientos de una
reclamación soberana respecto de la cual se superponen en parte las reclama-
ciones argentina y británica.
U n Comité Regulador de esta especie debe necesariamente contar con la
participación de todos los Estados que reclaman soberanía en el área de que se
trata y adoptar las decisiones que signifiquen disponer de los recursos con la
participación de estos paises; vale decir, con la concurrencia de su voto afirma-
tivo. Esto parecerla conducir al establecimiento de diversos Comités Regulado-
res que reflejen diferentes situaciones en diferentes zonas o áreas de la Antár-
tica.
Hay que aludir que en este punto, las superpotencias (EE.UU. y la URSS)
podrían encontrarse en una situación más protegida en la medida en que se les
reconozca implícitamente el derecho a participar en todos los Comités Regula-
dores. Creemos injustificado reconocer este derecho sobre la base de que se
trata de países que antes de la entrada en vigencia del Tratado Antártico han
establecido bases de reclamación en el continente, ya que sería una exageración
frente a quienes sólo han reclamado una porción. Otra capacidad satisfaría
mejor los requerimientos del caso.

c) Definiciones de las etapas y de las funciones reguladoras


dentro del Régimen
Estos aspectos se identifican con las modalidades de acceso de operadores
(Compañías o Estados, cualesquiera sean las características del derecho interno
de sus países de origen) y deben necesariamente encauzarse en los diferentes
niveles denominados para fines de la negociación: prospección, exploración y
explotación o desarrollo.
Asimismo en esta materia las negociaciones pueden reproducir las posicio-
nes más o menos explotacionistas de los países involucrados, en particular en lo
que se refiere al régimen de acceso. Es así como, un país como Estados Unidos
desearla ver una mayor participación del Estado patrocinante de operaciones
en el otorgamiento de las autorizaciones conforme a un Plan de Trabajo
adoptado por el Comité Regulador con participación de ese Estado. Esto puede
ser interesante para un país reclamante sólo en la medida en que vaya a

233
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

explotar los recursos de un área, pero no en cuanto es un tercero el que lo


realiza.
Las garantías al acceso se definen en una primera etapa a nivel de la
prospección. Es a este nivel donde teóricamente debe determinarse si se
aceptará que se realice bajo un sistema de mera notificación o si requerirá de la
superación de eventuales objeciones de los demás países. De lograrse una
solución en torno a la prospección bajo notificación, se trataría de una conce-
sión en favor de la no-discriminación como una especial forma de favorecer la
acomodación interna, sin perjuicio de que algunos países busquen incluir una
cláusula antimonopolio. En todo caso, tiene sólidos fundamentos la posición de
los países que plantean la inclusión de un procedimiento de objeciones funda-
das a las notificaciones de prospección.
El documento oficioso que se ha aludido contempla las estructuras básicas
expuestas, más un Comité Científico Asesor, instancias todas respecto de las
cuales deberá definirse los elementos indicados.
Especial relieve presenta, antes que otros, la regulación de los vetos en los
diferentes niveles expuestos y la definición del régimen propiamente tal desde
el punto de vista del título del operador, compañía privada, estatal o Estado,
individual o en joint-venture.
En cuanto a los títulos que el régimen conferirá a los operadores, el sistema
debe establecerse sobre la base de un lenguaje neutral, de contratos de opera-
ciones o permisos, que no confieran derechos transferibles y que estén someti-
dos a plazo. En el régimen aplicable a los Fondos Marinos y Oceánicos según la
Convención del Derecho del Mar de 1982, existen interesantes elementos a
considerar a este respecto, incluyendo la figura del patrocinio del Estado para
las actividades de las empresas privadas, lo que acrecienta la eficacia del
régimen y el ejercicio práctico de la responsabilidad.

d) Otros elementos de relevancia para la acomodación interna


El área de aplicación del Régimen constituye un alemento de primera impor-
tancia que ya figuraba en la Recomendación Xl-l, de manera tal que no podría
obviarse una referencia a las áreas submarinas adyacentes a las costas antárticas
respecto de las cuales los países reclamantes tienen todo el derecho de sostener
que la plataforma continental está sometida al régimen común del Derecho del
Mar.
Igualmente, un sistema de solución de controversias es absolutamente
necesario para completar la naturaleza especial de un régimen de acomodación
interna. Se trata de adoptar los mecanismos que permitan avanzar en la
búsqueda de soluciones, conocer de los problemas derivados del cumplimiento
de los planes de trabajo, pero con los debidos resguardos para que no se pueda
discutir, a título alguno, las bases y principios contenidos en el Tratado Antárti-
co, en especial las competencias y responsabilidades de las partes consultivas y
las medidas y acuerdos que integran el Sistema Antártico.

234
Mana T. Infante I WS RECURSOS MINERALES ANTARTlCOS y SU REGIMEN

6. CONCLUSIONES

De lo antes expuesto podemos sintetizar algunas conclusiones que permitan


orientar o identificar elementos de una polltica nacional en la materia:
Los esquemas trabajados, a nivel puramente científico (de evaluaciones de
impacto ambiental, especulaciones acerca del potencial económico, etc.) o
político y diplomático, ofrecen lo que podría denominarse una solución proce-
sal para resolver las cuestiones de soberanía y jurisdicción; esto se traduce en
un grado importante de participación del país reclamante en todos los procesos
de adopción de decisiones. El Artículo IV, cabalmente integrado a este régimen
es la clave para entender el camino adoptado.
Esta apreciación nos conduce a plantear las reflexiones finales acerca del
interés que puede presentar el avance en este tipo de negociación y de sus
resultados previsibles para el país. No se trata solamente de un medio para
lograr hacer frente o acomodarse respecto de una presión externa que aún
está mal definida y que debilitará en todo caso el Sistema de Cooperación
Antártico. Se trata más bien de abordar con criterios realistas los alcances y las
implicancias que tiene la definición de un Régimen para los Recursos Minera-
les conforme a los elementos en presencia y evaluarlos frente a otras posiciones
que opten por la inacción o disminución de la presencia del país en la Antártica.
U n régimen para los Recursos Minerales constituye una oportunidad que,
aunque no única, no es sustituible en cuanto a la reafirmación y concretización
en términos operacionales de una protección jurídica de los derechos deriva-
dos de la reclamación territorial que el Tratado Antártico reconoce en su
Articulo IV.
La historia del Tratado Antártico de 1959 y su aplicación ulterior demues-
tra que sus elementos básicos no han sido fruto de una utopia, pero que
requiere de una forma más concreta en la medida en que el mayor número de
participantes activos 6 y el incremento de la actividad antártica demandan
nuevos mecanismos de protección.
Lo que denominamos protección jurídica se vierte en los esquemas anali-
zados a través de dos vias principales: una es el efecto práctico de la reclamación
a través de la participación en los Comités Reguladores y otra, es la participa-
ción en calidad de Parte Consultiva en los órganos máximos de un régimen
como el descrito. Para completar esto, resulta prioritaria la búsqueda de una
protección de lo que el propio Sistema Antártico ha definido como el singular
ambiente antártico y de sus ecosistemas dependientes.
Estas consideraciones, que tienden a darle un efecto práctico a la reclama-
ción soberana, deben ser estimadas dentro de un contexto en el cual, de existir
un régimen para los recursos minerales antárticos, éste tiene que ser operacio-
nal y no puramente ficticio, así como asegurar que se continuarán realizando
las otras actividades legitimas en la Antártica.
Las alternativas no son ilimitadas y, aunque las decisiones en cuanto a las

6Partes Consultivas en 1983 y un interés probado en los recursos vivos por actores
antárticos nuevos, como Corea del Sur y la Comunidad Económica Europea.

235
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

inversiones en recursos minerales en la Antártica tienden a mirarse con crite-


rios conservadores y a largo plazo, uri régimen adoptado aunque sea en sus
lineamientos más básicos es la señal más clara que se dará a los eventuales
operadores acerca de las tecnologias, resguardos y criterios con que deberán
operar. Desde esta perspectiva, la definición de un régimen para los recursos
minerales, es uno de los marcos más imprescindibles en el que pueden insertar-
se otras actividades que el país emprenda o haya emprendido en este conti-
nente.

236
ALTERNATIVAS DE POLITICAS
PARA LA UTILIZACION DE LOS RECURSOS
VIVOS MARINOS ANTARTICOS

Roberto Cabezas Bello

l. INTRODUCCION

El desarrollo de actividades antárticas, es una preocupación mundial en plena


actualidad. Los recursos vivos y minerales son considerados del mayor interés,
no sólo por les países miembros del Sistema Antártico, sino también por otros;
y, consecuentemente, existen potencias en organizaciones internacionales,
gubernamentales o no gubernamentales, que propician medidas tanto para la
conservación como para la explotación de los recursos naturales de la Antárti-
ca. En general, se aprecia que este interés, está motivando cambios fundamen-
tales; y, es posible suponer que antes de 1991, el Tratado Antártico puede ser
observado o readecuado, para aceptar una cierta internacionalización de los
propósitos y principios que lo sustentan.
En esta perspectiva, cabe señalar que los recursos vivos marinos antárticos,
han sido históricamente objeto de utilización industrial; y, en esta era, es el
recurso hill el que ofrece las mayores potencialidades para dimensionar una
producción comercial. El krill, a partir de la década de los años 60, se estudia
como una fuente de alimentación de gran importancia; y, actualmente, es un
recurso explotado regularmente por varios países pesqueros.
Chile, que ha demostrado una calificada responsabilidad antártica, ha
estudiado con antelación los principales factores y variables relacionados con la
conservación y la explotación del recurso krill antártico. Concretamente, a
través del Instituto de Fomento Pesquero, la Corporación de Fomento de la
Producción, inició en 1974 un completo programa de investigaciones con el
objetivo de recopilar datos e información que permitiera dimensionar una
utilización racional, en el corto y mediano plazo; específicamente, se orienta-
ron acciones para estudiar la abundancia yel comportamiento del recurso, los
sistemas de extracción de mayor eficiencia, las condiciones ambientales, las
alternativas de aprovechamiento industrial y las posibilidades de mercado.
Del análisis de los antecedentes disponibles y considerando los resultados
de las actividades pesqueras demostrativas, se concluye que la captura e indus-
trialización del recurso krill, es factible con el actual nivel de desarrollo tecnoló-
gico; aunque, es necesario impulsar y realizar acciones sistemáticas, para defi-
nir la cuantía de la demanda en los mercados de los distintos productos
susceptibles de obtener en base a krill.
Finalmente, con la entrada en vigor de la Convención sobre la Conserva-
ción de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, se estima oportuna la identifica-
ción y el análisis de alternativas de políticas para la utilización del krill; pero, en

237
Í'OLlTICA ANTARTICA DE CHILE

todo caso, éstas deberán confrontarse con la estrategia global de desarrollo


nacional, pautas económicas vigentes, acuerdos jurídicos internacionales, legis-
lación interna y las condiciones administrativas aplica~les a los inversionistas,
nacionales o extranjeros, públicos o privados, que cubran las diferentes activi-
dades productivas, servicios y otros aspectos relacionados con el desarrollo
antártico. En resumen, este conjunto de alternativas, deberán ser evaluadas
para definir los cursos de acción y las metas que aseguren el logro de los
objetivos políticos, estratégicos y económicos de Chile con respecto a la Antár-
tica.

2. ANTECEDENTES GENERALES

2.1. Realidad Pesquera Mundial


Las necesidades mundiales de productos pesqueros, proyectadas al año 2000,
se estiman en 125 millones de toneladas, cantidad considerablemente su perior
a las producciones previstas; y, es poco probable, que la pesca de tipo tradicio-
nal, exceda los 93 millones de toneladas. Actualmente, quedan pocas poblacio-
nes de especies abundantes sin explotar, que puedan ser fácilmente capturadas
y comercializadas con métodos convencionales; por lo tanto, el crecimiento de
las capturas mundiales durante los próximos años, dependerá de la acuicultura
y, en gran parte, del potencial de las denominadas especies no tradicionales.
Entre estas especies, el hill antártico ofrece las mayores posibilidades para un
aprovechamiento industrial a gran escala, en el corto plazo. Se estima que
racionalmente, se podrían explotar alrededor de 15 millones de toneladas al
año; y, existe consenso que esta pesquería, puede presentar un crecimiento
acelerado y alcanzar un nivel de capturas del orden de 5 millones de toneladas
en 1990, aun considerando las restricciones y limitaciones de los mercados para
este tipo de producto.

2.2. Interés Internacional


Es preciso reconocer, que existe interés internacional por iniciar o participar en
la exploración y explotación del hill. Inicialmente, la pesca se proyectó como
una actividad a escala experimental; pero, actualmente, se están realizando y
programando operaciones pesqueras para la captura y el aprovechamiento
regular del krill.
Cabe señalar también, que existen intentos para una administración inter-
nacional del Continete Antártico, considerándolo como un patrimonio común
de la humanidad; sin duda, el aumento de este interés, se incrementa en
función directa de las expectativas económicas esperadas de la explotación de
los recursos vivos y minerales de la Antártica.

2.3. Preocupación Pública


Igualmente, se ha manifestado cierta preocupación pública por el desarrollo
de la pesquería del hill, considerando las interacciones específicas entre los

238
Roberto Cabezas B.I ALTERNATIVAS DE POLlTlCA PARA LA UTILlZACIOIll ...

distintos elementos e integrantes del ecosistema marino antártico. Básicamen-


te, se han orientado acciones para definir y aplicar un complejo modelo
ecológico de ordenamiento pesquero. En esta perspectiva, existen dudas sobre
la oportuna adopción de medidas para regular y controlar la pesca del krill,
porque probablemente se tendrán que satisfacer, en lo principal, prioritaria-
mente objetivos de carácter politico.·

3. DESARROLLO DE LA PESQUERIA DEL KRILL

De acuerdo con los antecedentes disponibles y con los resultados de las investi-
gaciones, nacionales e internacionales, es factible dimensionar operaciones
pesqueras antárticas de carácter comercial.

3.1. Factibilidad Pesquera


3.1.1. Aspectos Biol6gicos
El krill antártico está constituido por varias especies de eufáusidos, estando
representado principalmente por la especie (Euplwsia superba) Dana, 1850;
crustáceo pelágico que por su abundancia, tamaño, comportamiento y propie-
dades organolépticas, ofrece buenas alternativas de utilización industrial.
3.1.2. Biomasa 'Y Produccí6n
Cálculos basados en prospecciones hidroacústicas y proyectadas para toda el
área de distribución del krill, permiten estimar que la biomasa sería del orden
de 50 a 78 millones de toneladas, pero aplicando modelos indirectos de evalua-
ción, se estima una biomasa entre 16 y 330 millones de toneladas.
En atención a los antecedentes disponibles y a la situación del ecosistema
marino antártico, parece recomendable desarrollar una pesquería de krill,
hasta una producción sostenida de 15 millones de toneladas por año.
3.1.3. Distribuci6n
La distribución general de la especie, está circunscrita a las aguas ubicadas al
sur de la Convergencia Antártica; y, las principaies concentraciones de densi-
dad comercial disponibles y accesibles a los sistemas y artes de pesca, se
presentan en zonas adyacentes a las Islas Georgia y Sandwich del Sur, la costa
oeste de la Península Antártica, el Estrecho de Bransfield, las inmediaciones de
la Tierra de Enderby y de las Islas Kerguelen.
3.1.4. Comportamiento
El krill forma agregaciones de gran densidad y extensión, a profundidades
variables y cíclicas durante el transcurso del día. También presenta migracio-
nes horizontales, para ubicarse en zonas más expuestas a la radiación solar,
pero siempre siguiendo el contorno de talud continental. .
3.1.5. Temporada 'Y Zonas de Pesca
La temporada de pesca de krill, es posible proyectarla en dos estaciones y en
zonas claramente diferenciadas. La estación de mayor abundancia, ocurre

239
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

entre noviembre y mayo en el Estrecho de Bransfield y al oeste de la Península


Antártica; y, la otra, de menor abundancia, entrejunio y octubre en las
inmediaciones de las Islas Georgia.
3.1.6. Distancias a las Zonas de Pesca
Considerando Punta Arenas como puerto base, la zona de pesca está a 900
millas en la estación de mayor abundancia; y, a 1.200 millas en la estación de
menor abundancia.
3.1.7. Sistema de Pesca
El sistema recomendado para la captura comercial de krill, es una red de
arrastre de media agua con portalones. De acuerdo con la potencia de las
máquinas de propulsión de los buques arrastreros, de 80 a 100 metros de
eslora, el área de barrido de la red sería de 400 a 600 m 2 •
3.1.8. Captura ProyeclatÚls
De acuerdo a los resultados de pescas experimentales y comerciales, el prome-
dio de las capturas por día está entre 50 y 200 toneladas. Estas capturas,
dependen de las técnicas de detección de cardúmenes, zonas de pesca, migra-
ciones horarias, resistencia de las redes, capacidad de procesamiento a bordo,
períodos de mal tiempo y de otros factores operacionales. Considerando todas
estas limitaciones, es realista proyectar capturas entre 50 y 80 toneladas-día,
operando buques pesqueros arrastreros tradicionales; pero, se estima que con
el empleo de buques especialmente diseñados, se lograrían capturas del orden
de 120 a 200 toneladas-día.
3.1.9. Tipos de Buques
Al respecto, cabe identificar las siguientes alternativas de buques para dimen-
sionar diferentes modelos de operaciones pesqueras antárticas:
a) Buque pesquero arrastrero congelador tradicional:
- Eslora: 80 a 100 metros.
- Potencia: 3.000 a 5.000 SIII'.
- Capacidad de Bodega: 1.500 a 3.000 m 3 .
- Captura diaria: 80 a 100 Ton/Día.
- Capacidad de procesamiento: 100 a 120 Ton/Día.
b) Buque pesquero especialmente diseñado para la captura y aprovecha-
miento integral del krill antártico:
- Eslora: 110 a 150 metros.
- Potencia: 6.000 a 8.000 BIU'.
- Capacidad de Bodega: 5.000 a 12.000 m:l .
- Captura diaria: 120 a 200 TonlDía.
- Capacidad de planta de pelado: 50 a 70 Ton/Día.
- Capacidad de planta harina: 100 a 170 TonlDía.
- Planta de producción de quitina a bordo.
c) Buque madre factorla con buques pesqueros arrastreros convencionales:
- Eslora: 180 a 200 metros.
- Potencia eléctrica: 5.000 HI'.
- Tonelaje de Registro Grueso: 30.000 a 40.000 Ton.

240
Robeno Cabezas B. f ALTERNATIVAS DE POLlTICA PARA LA UTILlZACION ...

- Capacidad de Bodega: 20.000 a 30.000 m 3 .


- Capacidad de Proceso: 500 a 600 TonlDía.
Cada alternativa ofrece ventajas y desventajas, en función directa de las
capacidades de los países pesqueros que explotan krill. Para Chile, consideran-
do las distancias a las zonas de pesca, el buque arrastrero congelador tradicio-
nal e instalaciones industriales terrestres, presenta ventajas técnicas yeconómi-
cas; especialmente, considerando que existen buques de este tipo, usados y
disponibles en el mercado internacional.

3.2. Factibilidad Industrial


La industrialización del krill se puede agrupar en las siguientes categorías de
productos: .
a) Productos aptos para consumo humano; colas peladas congeladas o deshi-
dratadas, a granel o aglomeradas; colas peladas moldeadas y apanadas; y,
otros prductos preparados con colas peladas.
b) Productos extensores para consumo humano: pastas y sopas de krill, para
la elaboración de productos de humedad intermedia con otras materias
primas, considerando la coloración, el sabor y el contenido de flúor.
c) Productos para elaboración industrial y para consumo animal: krill ente-
ro, crudo o cocido, congelado en bloques; krill entero para carnada de
peces; harina integral o de desechos; concentrados proteicos de tipo B.
d) Productos para uso industrial: aceite, quitina y pigmentos.
En general, tecnológicamente no existen dificultades para obtener un
aprovechamiento integral del krill; aunque, es necesario adoptar diferen-
tes estrategias de pesca y de procesamiento, tanto a bordo cómo en tierra,
en función de las limitaciones que presenta cada alternativa:
Cantidad máxima de captura por lance de pesca;
Tiempo de las operaciones previas al procesamiento;
Capacidad y rendimiento de las máquinas peladoras;
Consumo de energía yagua dulce a bordo;
Capacidad y rendimiento en la elaboración de harina;
Nivel de las investigaciones tecnológicas nacionales para proyectar a escala
industrial, la obtención de quitina y pigmentos; o, de negociaciones para la
transferencia de tecnología extranjera en estos rubros.

3.3. Factibilidad Comercial


Los principales países importadores de productos pesqueros, muestran una
tendencia histórica creciente de la demanda a una tasa superior al aumento de
la producción pesquera, que sólo se incrementa a una tasa de un 0,8% anual.
La cuantía de la demanda de los productos elaborados a partir de kríll, no
ha sido dimensionada y no ha existido una oferté' regular en el mercado
internacional. Considerando que el contenido de flúoí" en las colas peladas de
krill y productos derivados, no las limitan como fuentes de proteínas de origen
animal para consumo humano, se puede plantear que tienen buenas posibili-

241
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

dades de comercialización; pero, observando las siguientes apreciaciones gene-


rales:
a) Los mercados europeos y norteamericanos son consumidores de produc-
tos de alto valor y calidad; y, en esta perspectiva, las colas peladas de krill
congeladas, a granel o aglomeradas, pueden competir con el camarón
pequeño y con el pescado blanco, moldeado en bloques congelados.
b) Los mercados asiáticos ofrecen las mejores alternativas de demanda para
productos de krill: colas peladas congeladas o deshidratadas, a granel o
aglomeradas, conocidas o crudas; colas con caparazón congeladas en
bloques; krill entero congelado, cocido o crudo. Cabe señalar, que los
mercados árabes deben considerarse con reservas, en atención a las cos-
tumbres religiosas.
c) Los mercados africanos demandan tradicionales pescados grasos, enteros
congelados o en conserva; por lo tanto, el krill no tendría un fácil acceso.
La harina y los concentrados proteicos de krill, tienen un mercado desa-
rrollado o relativamente accesible; también la quitina, presenta un mercado
atractivo y los desechos de krill, constituyen una abundante materia prima.
En resumen, los mercados para los productos elaborados en base a krill no
están dimensionados y ser:á particularmente difícil desarrollarlos sin un abaste-
cimiento continuo y regular de productos procesados; sin embargo, existen
antecedentes generales, en cuanto a los niveles de precios que podrían alcanzar
estos productos en los distintos mercados.

3.4. Factibilidad Legal y Administrativa


La firma, aprobación y ratificación de la Convención sobre la Conservación de
los Recursos Vivos Marinos Antárticos, permiten a Chile proyectar y realizar
actividades en toda la zona situada al sur de los 60° de latitud sur y sobre los
recursos vivos marinos antárticos, de la zona comprendida entre dicha latitud y
la Convergencia Antártica convenida, que forman parte del ecosistema marino
antártico.
El Gobierno de Chile por Decreto del Ministerio de Economía, Fomento y
Reconstrucción N° 239, de 24 de agosto de 1982, estableció la Sección Nacional
de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárti-
cos, frente a la necesidad de coordinar las acciones nacionales relacionadas con
la Comisión y el Comité Cientlfico de la Convención. Por lo tanto, Chile se ha
adaptado administrativamente para enfrentar la conservación y la utilización
racional de ls recursos vivos marinos antárticos, concentrando estas funciones
en la Subsecretaría de Pesca.

4. PROYECTOS DE EXPLOT ACION DEL KRILL

El desarrollo de las pesquerías antárticas, requiere de la formulación, evalua-


ción y ejecución de varios tipos de proyectos específicos de inversión. Los
principales objetivos de estas iniciativas, deberán estar orientados hacia los
niveles productivos y de servicios:

242
Roberto Cabezas B. I ALTERNATIV AS DE POUTICA PARA LA UTIUZACION ...

a) Proyectos de producción: dimensionamiento coordinado de flotas y de


plantas industriales terrestres;
b) Proyectos de servicios: transporte, descarga, almacenamiento, maestranza
y abastecimiento, y
c) Proyectos de infraestructura de apoyo terrestre, marítimo y aéreo.
Estos proyectos admiten cualquier combinación, especialmente si las ini-
ciativas incluyen varios propósitos integrados, desde la actividad pesquera
primera hasta el nivel terciario, o si se adoptan diversas tácticas de pesca o
varios procesos industriales para asegurar la productividad de las inversiones
comprometidas, sean éstas públicas o privadas, nacionales o extranjeras.

5. CARACTERISTICAS DE LOS
PROYECTOS PESQUEROS ANT ARTICOS

Todos los proyectos de explotación del krill, en mayor o menor grado, estarán
afectos a los riesgos inherentes a las actividades pesqueras:
a) Estacionalidad de las operaciones de pesca;
b) Perecibilidad de las materias primas;
c) Sobreinversión en instalaciones industriales y de servicios, y
d) Regulación de los niveles de capturas, para asegurar la conservación de los
recursos pesqueros en el tiempo.
Los proyectos de utilización del krill antártico, presentan otras característi-
cas especiales; y, no cualquier inversionista, nacional o extranjero, estará
dispuesto al desarrollo de este tipo de proyecto; principalmente, considerando
las siguientes situaciones:
a) Falta de mercados desarrollados para los productos;
b) Limitaciones tecnológicas y carencia de suministros para procesar krill a
bordo de buques pesqueros factorías tradicionales;
c) Necesidad de inversiones adicionales en equipos especializados y de alta
yelocidad para la carga y descarga de productos congelados, y
d) Costos de mano de obra sobrevalorados de acuerdo con las condiciones
antárticas.

6. ALTERNATIVAS DE POLITICAS
PARA LA UTILIZACION DEL KRILL

6.1. Principios Básicos


En general, al definir alternativas de políticas para la utilización del krill
antártico, es necesario considerar la estrategia global de desarrollo del país y la
ponencia nacional respecto al Territorio Antártico. El desarrollo de la pesque-
ría del krill, teniendo presente las especiales características de un proyecto de
inversión de esta naturaleza, puede plantearse bajo diferentes estrategias,
porque, necesariamente, debe considerarse que forma parte de un programa

243
POUTICA ANTARTlCA DE CHILE

nacional de gran envergadura y proyecciones. En todo caso, la selección de


algunas alternativas en particular, dependerá de la política económica del
gobierno, de la accesibilidad a recursos financieros, de la situación pesquera
nacional y de la pesca a nivel mundial.

6.2. Objetivos
6.2.1. Generales
Básicamente, las alternativas de políticas para la utilización del krill, se pueden
sustentar en los siguientes objetivos generales:
a) Incrementar los volúmenes yel valor de la producción pesquera nacional,
aprovechando integralmente los recursos vivos marinos y las potencialida-
des geográficas antárticas;
b) Velar por la explotación racional de las pesquerías antárticas para asegu-
rar la conservación del ecosistema marino antártico,
6.2.2. Específuos
Considerando la ventaja comparativa de la proximidad y continuidad geográ-
fica, se plantean los siguientes 0l?jetivos específicos:
a) Fomentar el desarrollo de actividades pesqueras permanentes y continuas,
para concretar una participación nacional oportuna y mayoritaria en la
captura de krill de la zona comprendida entre el Mar de Bellingshausen,
Islas Georgia y las Islas Sandwich del Sur;
b) Mantener un sistema de búsqueda, recopilación de datos e información
biológica-pesquera de las actividades pesqueras nacionales y extranacio-
nales.

6.3. Alternativas de Políticas


De acuerdo con los objetivos generales y específicos planteados, a continuación
se proponen alternativas de políticas, en las áreas que se indican seguidamente.

6.3.1. Política Productiva


La actividad pesquera antártica, debe proyectarse en un régimen de explota-
ción racional, que evolucione gradualmente en función de los niveles de
captura de las operaciones extranacionales y del desarrollo de los mercados; en
esta perspectiva. se proponen las siguientes políticas:
a) Iniciar actividades pesqueras antárticas a pequeña escala con una empresa
nacional, privada o pública, mixta o conjunta, utilizando buques arrastre-
ros congeladores de tipo tradicional;
b) Proponer el desarrollo de proyectos de empresas pesqueras chilenas de
mayor escala, mediante la participación de capitales privados, nacionales o
extranjeros, utilizando buques factorías especialmente diseñados para
operaciones de pesca de krill antártico;
e) Incentivar la instalación de plantas terrestres para la industrialización del
krill y aprovechamiento de los desechos.

244
Roberto Cabezas B./ ALTERNATIVAS DE POLlTICA PARA LA UTILlZACION ...

6.3.2. Políticas Promocionales


En atención a los antecedentes disponibles y de acuerdo con las políticas
nacionales y regionales aplicables, se estima oportuno evaluar las siguientes
políticas promocionales:
a) Establecer un régimen promocional orientado a incentivar el desarrollo de
actividades económicas en la región austral-antártica;
b) Dimensionar y mantener un servicio de información de recursos pesque-
ros antárticos, de tecnologías y de mercados para evaluar proyectos de
inversión o de otro tipo, relacionado con rubros productivos dependientes
de la explotación del krill.
En el caso de las leyes de fomento que se adopten, éstas no deben implicar
desembolsos públicos de ningún tipo; sin embargo, deberían considerar aspec-
tos arancelarios, tributarios, crediticios y administrativos. Igualmente, se debe-
rían aplicar sin descriminación alguna, a todas las actividades que se empren-
dan en la región y en los sectores beneficiados.
Teniendo presente que las actividades económicas antárticas se caracteri-
zarán por un tiempo de gestación y maduración relativamente largo, deberán
proyectarse los montos de los estímulos por el número de períodos que sean
consecuentes con esta realidad, para decrecer posteriormente en forma gra-
dual.
6.3.3. Política de Infraestructura
Considerando que la instalación de plantas elaboradoras y otras instalaciones
industriales en el Continente Antártico, son actividades contrarias a los propó-
sitos y principios del Tratado Antártico, se estima necesario adoptar las si-
guientes políticas de infraestructura nacional en la región austral sudameri-
cana:
a) Desarrollar la infraestructura terrestre y marítima que sobrepasa los lími-
tes regionales y que por su importancia básica nacional, permita consolidar
un centro internacional de apoyo a las actividades económicas antárticas;
b) Desarrollar las instalaciones de servicios auxiliares, anexos y complemen-
tarios a las actividades pesqueras antárticas.
6.3.4. Políticas de Investigaciones
El desarrollo pesquero antártico debe proyectarse en base a un conocimiento
científico y tencológico que asegure la conservación del ecosistema marino
antártico. De acuerdo con estos principios y objetivos se recomiendan las
siguientes políticas:
a) Optimizar y asegurar la ejecución de investigaciones para la evaluación
directa e indirecta de las principales pesquerías antárticas y el monitoreo
de la productividad en las zonas de pesca;
b) Completar los estudios biológicos del recurso krill: reproducción, creci-
miento, alimentación y dinámica poblacional;
c) Estudiar los ciclos oceanográficos en relación con la productividad prima-
ria, el comportamiento del krill Y la meteorología antártica;
d) Ejecutar estudios de monitoreo del comportamiento de hielos, de las
condiciones climáticas y de los cidos meteorológicos antárticos;

245
POLlTJCA ANTARTlCA DE CHILE

e) Optimizar tecnologías aplicables a los rubros productivos y de servicios de


apoyo antártico.
6.3.5. Política de Manejo de Pesquerías Antárticas
Con la entrada en vigor de la Convención sobre la Conservación de los Recur-
sos Vivos Marinos Antárticos, se deben adoptar inicialmente las siguientes
polfticas:
a) Poner en marcha un efectivo sistema nacional de búsqueda, recopilación y
registro de datos biológico-pesqueros o de otros datos e información que la
Comisión y el Comité Científico puedan requerir para el ejercicio de sus
funciones;
b) Promover la pronta elaboración del sistema de observación e inspección
que debe establecerse para asegurar el cumplimiento de las disposiciones
de la Convención: .
c) Armonizar los regímenes pesqueros especiales de la Convención sobre
Derecho del Mar con los regímenes generales y específicos establecidos
dentro del Tratado Antártico.

7. CONSIDERACIONES FINALES

El aumento constante del interés geopolítico del Continente Antártico, exige a


Chile plantear una política para reiniciar las actividades económicas antárticas.
Las características básicas de este territorio y las ponencias internacionales,
obligan a proyectar un desarrollo armónico que integre todas las alternativas
productivas y de servicios, donde la pesca y la minería pueden constituir los
puntos focales de la Política Antártica Nacional.
En esta perspectiva, estas alternativas de políticas para la utilización del
krill antártico, deberán confrontarse con el resto de los intereses de la nación y
con los compromisos aceptados en el ámbito del Sistema Antártico. Sin embar-
go, es necesario comprender que las actividades pesqueras antárticas son una
realidad; y, el recurso Itrill, representa las mayores evidencias para una explo-
tación comercial en el corto plazo.
En resumen, el desarrollo de la pesquería del Itrill no puede considerarse
como una acción aislada, sino que integrada a las polfúcas y estrategias naciona-
les o regionales y relacionadas con los otros sectores económicos.

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248
CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD
EN UN REGIMEN PARA LOS MINERALES
ANTARTICOS

Jorge Berguño

1. LOS RECURSOS MINERALES ANT ARTICOS

En la Antártida no se conocen aún yacimientos mineros económicamente


explotables de cualquier índole ni se han determinado tampoco distritos mine-
rales conocidos. Sin embargo, la existencia de minerales está comprobada y
tanto las reconstrucciones geológicas como la vinculación del continente Antár-
tico con el superconúnente de Gondwana (que se fragmentó hace aproximada-
mente 250 millones de años en las actuales masas continentales) permiten
presumir la presencia de yacimientos importantes. La circunstancia que los
afloramientos rocosos representen sólo el 2% de la superficie del continente, la
permanente cobertura de hielo y las dificultades que la topografía antártica
sigue ofreciendo a la exploración, hace extraordinariamente dificultoso el
hallazgo y cubicación de dichos minerales.
Las exploraciones del Año Geofísico Internacional (1957-58) han servido
para confirmar la existencia de minerales. E. Tolstikov, Jefe de los Servicios
Meteorológicos soviéticos y especialista antártico, escribía en 1970:
"Debajo (del hielo), las entrañas de la Antártica guardan grandes contrac-
ciones de minerales, especialmente mineral de hierro. Hay también cristal de
roca, moscovita, grafito y otros minerales; lignita, indicios de cobre y níquel,
depósitos de pirita de hierro y cobre, indicios de plomo. zinc y molibdeno.
Puede presumirse que hay asimismo minerales de uranio y torio. oro y diaman-
tes. Difícilmente podrá explotarse minerales ahí en los próximos años, aunque
no cabe duda de que en algunas décadas las "casas del tesoro" del Antártico
llegarán a ser accesibles. Conviene recordar que hubo un tiempo en que
Chukotka (en Siberia del Norte) y Alaska no eran sino "tierras dejadas de la
mano de Dios", y ahora proveen de inmensas cantidades de minerales").
Los soviéticos los mencionan en áreas de la Antártica Oriental en aflora-
miento de la costa de la Tierra de Enderby y en las colinas de Bunger. y
consideran muy buenas perspectivas de hallar depósitos de hierro de mayor
importancia en Tierra de la Reina Maud.
En estos trabajos preliminares de geología económica, los autores soviéti-
cos dan algunas referencias sobre porcentaje y extensión de las vetas, así como
también las asociaciones minerales.
Por su parte los geológos norteamericanos citan el hallazgo de un cuerpo

lI. E. Tolstikov. Glacial continent discloses its secrets. Diario Pravda, 27 de enero de
1970. Citado por Osear Pinochet, "La Antártica Chilena", Santiago 1976. p. 186.

249

.,
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

intrusivo constituido por un gabro estratiforme del Jurásico en cadena Fores-


tal, el cual, según los autores, constituiría un importante reservorio de mineral
de hierro en extensos estratos de roca rica en magnetita, y consideran que el
cuerpo intrusivo, de acuerdo a estudios hechos en detalle por métodos geofísi-
cos, se enriquece en mineral de hierro en su parte basal que se halla por debajo
de la cubierta de hielo. Los análisis de las muestras de magnetita dieron valores
entre 70 u 80% de ley mineral de hierro.
Osear González Ferrán, nos indica que penetrando profundamente al
interior de la Península Antártica se ha detectado un cuerpo de 200 km de
magnetita y hematita, con un contenido aproximado de 35% de hierro: y nos
señala haber descubierto también en la isla Amberes, del archipiélago Palmer,
zonas mineralizadas de cobre. Calizas mesozoicas habría en las islas Livingston
y Alejandro 1. En cuanto a energéticos, se sabe de yacimientos de carbón en la
base de la península o Tierra de O'Higgins, con espesores que fluctúan entre 2
y 9 metros (antracita) y, lo más importante de todo, petróleo en las plataformas
del mar de Ross, del de Bellingshausen y del de Waddell. Estos últimos datos
son el resultado de las investigaciones del "Glomar Challenger" buque de la
"Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos", en los veranos 1972,
1973 Y 1974 2 •
El cobre ha sido detectado casi exclusivamente en áreas adyacentes a la
Península Antártica y los depósitos identificados corresponden a cobre porfíri-
co semejante al existente en el territorio continental de Chile. Hasta la fecha, las
manifestaciones de cobre afloran asociadas con otros minerales tales como
plata, plomo y molibdeno.
Con respecto al oro y a la plata se sabe hasta ahora que existe en cantidades
reducidas en muestras de pirita y fueron localizados principalmente en tres
zonas de la península Antártica y solamente trazas de oro fueron halladas en
rocas de la Tierra Victoria en vetas de cuarzo con sulfuros.
De los trabajos publicados respecto a cantidades de oro y plata localizados
en la vetas de referencia, se desprende que su presencia no sería de importan-
cia como para pensar en una prospección futura, dado que las concentraciones
determinadas son muy bajas.
La presencia de molibdeno como mineral de molibdenita se menciona en
pequeñas cantidades y fue hallada en la Antártida Oriental, en la Antártida
Occidental y en la parte occidental de la península Antártica, sin que ninguno
de los depósitos muestren significancia en cuanto a concentración.
Además se han realizado importantes trabajos al sur del paralelo 60 en los
fondos marinos y fueron localizadas extensas iÍreas cubiertas por nódulos de
manganeso. Si bien éstos no son explotados por su contenido en manganeso, en
cambio son ricos en cobre, níquel y cobalto, dependiendo la concentración de
estos minerales de la latitud en que están depositados los nódulos.
Entre los minerales no metálicos, el carbón ha sido mencionado casi
exclusivamente en áreas que marcan los límites de ~a Antártida Oriental y los

20scar González Ferrán. La Antártica en Antesala de Explotación Comercial. El Mercu-


rio, 7 de septiembre de 1981.

250
Jorge Berguno I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

trabajos publicados, sugieren que los mantos de carbón podrían extenderse de


costa a costa por debajo de la calota de hielo.
Casi todos lo depósitos hallados parecen ser de edad Pérmica originados
en planicies arenosas de gran amplitud y de sedimentación aluvional rápida.
Por otra parte, la energía geotérmica podría considerarse como otro
recurso natural no renovable existente en algunas áreas del Antártico y podría
aprovecharse si su aplicación práctica fuese necesaria. Esta energía consiste en
aprovechar las altas temperaturas remanentes en extensos cuerpos magnéticos
que aún conservan ese calor residual desde el momento de su emplazamiento
definitivo en zonas de la corteza próximas a la superficie.
Mediante técnicas especiales se capta ese calor con el cual se ponen en
funcionamiento mecanismos de turbinas que luego transforman esa energía
térmica en energía eléctrica la cual sólo puede ser utilizada en el mismo lugar
de su extracción o bien puede llevarse a través de conductores eléctricos a otro
punto.
Este recurso aún no ha sido valorado suficientemente, como para emitir
juicios sobre qué posibilidades futuras de aplicación tiene en la Antártida.
Un recurso que habitualmente no se incluye entre los minerales pero que
ha dado origen a muchas especulaciones: los icebergs antárticos, podrían ser
utilizados como fuente de suministro de agua para las poblaciones del hemisfe-
rio sur (las áreas áridas de Chile, Australia y Namibia por ejemplo). Se trata de
un proyecto muy imaginativo pero de dudosa factibilidad con las tecnologías
actuales.
Haciendo una extrapolación de reconstrucciones geológicas de provincias
minerales situadas en otros continentes podría elaborarse una lista muy exten-
sa de minerales metálicos y no metálicos que se incluye como anexo. Mayor
interés actual ofrece una interesante carta de distribución de las principales
zonas potenciales de recursos no renovables situadas en el continente Antárti-
co, que fue diseñada por el Instituto de Investigaciones Geológicas, como
contribución a los programas de investigación del Instituto Antártico Chileno'!.
Mucho se ha hablado del petróleo antártico. Siempre es coÍlveniente tener
presente que, en materia de petróleo, no se puede asegurar su existencia hasta
que se perfora y éste aflora a la superficie. Con todo, la presencia en los fondos
antárticos de cuencas sedimentarias similares a las que en otros fondos han
determinado la existencia de hidrocarburos permite alentar muchas esperan-
zas, acicateadas además por la noticia que en el Mar de Ross, los científicos
norteamericanos habrían detectado, en una de las perforaciones hechas desde
el navío oceanográfico "Glomar Challenger", la existencia de gas metano que
habitualmente presagia la del "oro negro".
Los hidrocarburos se encuentran en rocas sedimentarias que fueron depo-
sitadas en ambientes marinos o continentales. La península Antártica parecería

3Como anexos se induyen la mencionada carta de zonas potenciales de recursos no


renovables, un listado de minerales existentes en la Antártida y un mapa que distingue
cuencas sedimentarias, complejos de mineralización y otras estructuras geológicas.

251
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

no ser apropiada para hallar hidrocarburos porque la geología de superficie de


los afloramientos que emergen a través del hielo, demuestran que las rocas han
sido perturbadas y metamorfizadas a escala regional.
Algunas partes de las plataformas continentales de la Antártida quedan
descubiertas de hielo durante algunos meses del período estival y es probable
que allí donde se han detectado gruesos paquetes sedimentarios, se realicen
perforaciones de prueba a muy corto plazo, disfrazando la tarea con una
máscara científica, como ya se dijo anteriormente.
De acuerdo a los conocimientos, se habrían establecido tres grandes áreas
para delimitar posibilidades en la búsqueda de hidrocarburos en las platafor-
mas continentales, que serían la cuenca del Mar Weddell, la de Bellingshaussen
y la del Mar de Ross, esta última con mayores posibilidades aparentes.
A diferencia de otras cubetas sedimentarias submarinas con correspon-
dencia geológica por su vinculación gondwánica, las del Antártico tienen
profundidades que alcanzan los 500 metros mientras que Jos otros sólo llegan a
200 metros.
Este factor haría la explotación petrolera en las regiones antárticas infini-
tamente más costosa pero no sería un disuasivo determinante para exploracio-
, nes tendientes a asegurar una reserva para el momento en que el precio
mundial del producto alcance niveles comerciales que conviertan en rentables
los capitales invertidos.

2. LA ACTIVIDAD DIPLOMATICA
DE LAS PARTES CONSULTIVAS

Para analizar en forma caballa problemática de los recursos minerales dentro


del Sistema Antártico puede ser útil proporcionar una síntesis de la evolución
de esta cuestión dentro de los foros antárticos, sin perjuicio de una posterior
mención del interés que este tipo de recursos ha despertado en otros sectores
de la Comunidad Internacional.
En primer lugar, cabe tener presente que el Tratado Antártico, suscrito en
Washington D.e. en 1959, no contiene disposición alguna relativa a la cuestión
de los recursos minerales. Ello se explica, en parte, por la necesidad que existió
en el momento de negociar un acuerdo internacional sobre la Antártica que
pusiera fin a las crecientes rivalidades que se estaban manifestando en dicho
continente. Del mismo modo, en esa oportunidad se consideró indispensable
capitalizar de inme4iato el éxito que había significado la celebración del Año
Geofísico Internacional y continuar la positiva cooperación científica de los
países que habían participado en el mismo. Cabe recordar, además, que en
aquella época el tema de los recursos minerales de la Antártica no tenía la
urgencia ni la importancia que tiene en la actualidad. La humanidad contaba
con abundante petróleo barato y no exisda temor a una repentina interrupción
en el abastecimiento de ese vital elemento.
La crisis petrolera co~ que se inició la década de los años 70 produjo, entre
otros efectos, el de dirigir la mirada del mundo occidental hacia el continente

252
Jorge Berguño I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA...

helado como una fuente potencial de hidrocarburos que lo pusiera al abrigo de


embargos y otras medidas restrictivas. Fue precisamente en ese momento
cuando paulatinamente, comenzó a tomar cuerpo entre los países antárticos la
posibilidad de tener que acordar algún día un régimen para reglamentar la
exploración y, eventualmente, la explotación de los recursos minerales del
Continente Antártico.
La primera vez que se mencionó la posibilidad de estudiar el tema de los
recursos minerales fue durante el transcurso de la VI Reunión Consultiva del
Tratado Antártico (Tokio, 1970). En esa ocasión, se planteó informalmente
entre los jefes de delegación la idea de emprender algunos estudios sobre el
particular. Sin embargo, diversas delegaciones, entre las cuales la chilena, se
opusieron tenazmente a tal posibilidad, arguyendo razones jurídicas, políticas
y de conservación del medio ambiente. Efectivamente, se argumentó que si se
autorizaba la exploración y posterior explotación de recursos minerales en la
Antártica se estarían afectando seriamente los propósitos del Tratado de
Washington de dar prioridad en el Continente Antártico a las actividades
científicas. Asimismo, se hizo presente que ello pondría en peligro el delicado
equilibrio político alcanzado en dicho Tratado entre países reclamantes de
soberanía; finalmente, se esgrimieron importantes razones ecológicas ante el
peligro cierto de contaminación que significarían las actividades en la zona.
En el curso de la VII Reunión Consultiva (Wellington, 1972) se volvió a
suscitar el tema de los recursos no renovables, esta vez dentro del temario de la
reunión. Nuevamente Chile y otras delegaciones hicieron presente sus objecio-
nes sobre el particular y la falta de acuerdo indujo a postergar su discusión
hasta la próxima reunión Consultiva. Además de razones jurídicas y conserva-
cionistas, preocupaba seriamente al gobierno de Chile en ese momento la
posibilidad de que nuestra soberanía en el Continente Antártico se viese de
alguna forma disminuida como consecuencia de tales actividades comerciales
mineras. La falta de información que existía sobre la naturaleza que podría
revestir un régimen para los recursos minerales y la ausencia casi completa de
investigación científica confiable producía inquietud en los países antárticos
reclamantes de soberanía los que, por regla general, preferían optar por una
postergación del problema.
Por su parte, cabe señalar que los Estados Unidos de América y otras
Partes Consultivas pertenecientes al mundo occidental, fueron los principales
impulsores de la idea de analizar a fondo en el seno del Sistema Antártico el
tema de la explotación de los recursos minerales con fines comerciales, como la
mejor manera de impedir que terceros países u organizaciones internacionales
se interesaran en el asunto y pretendieran llevar el debate a otros foros
internacionales, especialmente a las Naciones U nídas. Las presiones creadas en
estos países por la crisis petrolera que afectaba seriamente a las economías
occidentales repercutía a su vez en los gobiernos, quienes estimaban como un
problema urgente el acordar un régimen que permitiera a sus empresas ir a
una pronta exploración y explotación comercial de los recursos mineros,
esencialmente petróleo.
En gran medida motivada por esta posición de apertura hacia la explota-

253
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

ción comercial de algunas Partes Consultivas, se celebró en Polhogda, Norue-


ga, entre los días 30 de mayo y 10 de junio de 1973. una reunión informal de
expertos que fue auspiciada por la Fundación FridtjofNansen y que examinó
en profundidad todos los aspectos esenciales de la eventual exploración y
explotación de los recursos minerales antárticos. Unos 30 expertos participa-
ron, a titulo personal, en este ejercicio que, si bien no correspondía a la actitud
regular de las Partes Consultivas, respondía al espíritu de la Resolución vn-6,
en e! sentido que la cuestión de los minerales antárticos debía ser cuidadosa-
mente estudiada4 •
En la Octava Reunión Consultiva (0510, 1975), las Partes Consultivas se
polarizaron en dos grupos: uno quería reglamentar de inmediato la explora-
ción y explotación mineral en la Antártica (Estados Unidos, Reino Unido,
Francia, Bélgica, Noruega y Sudáfrica); el otro, propugnaba la realización de
mayores estudios sobre los varios aspectos de la cuestión (Chile, Argentina,
Australia, Japón, Nueva Zelandia y la Unión Soviética). El resultado de la
negociación que se llevó a cabo representó un compromiso entre dos grupos:
por un lado, se encomendó al SCAR (Scientific Committee for Antartic Re-
search) que emprendiera urgentes estudios sobre las cuestiones ecológicas que
estaban en juego y, por e! otro lado, se acordó que los aspectos económicos,
jurídicos y políticos del problema se examinasen a fondo en una Reunión
Preparatoria Espacial con vistas a la ulterior consideración sustantiva del tema,
y, de ser posible, a una toma de decisión. En e! intertanto se acordó una
moratoria, o sea, un compromiso de abstenerse de llevar a cabo prospecciones
mineras con fines comerciales.
La Reunión Preparatoria Especial tuvo lugar en París, en los meses de
junio-julio de 1976. Al término de ella se formularon algunos principios que se
consideran básicos y decisivos por cuanto representan un <:onsenso de las
Partes Consultivas en torno a un tema que, originalmente, se estimó que podría
terminar con el Sistema Antártico y con la fructífera cooperación que ha
existido entre sus miembros desde la suscripción de! Tratado de Washington.
Los principios antes aludidos, conocidos como LOJ principios de París, son
los siguientes:
i) Las Partes Consultivas continuarán desempeñando un papel activo y
responsable al tratar e! problema de los recursos minerales de la Antárti<:a:
ii) El Tratado Antártico no deberá sufrir menoscabo en su integridad:
iii) La Protección del singular medio ambiente antártico y de los ecosistemas
que de él dependen, debiera constituir una preocupación fundamental, y
iv) Las Partes Consultivas, al abordar e! tema de los recursos de la Antártica,
no debieran perjudicar los intereses de toda la humanidad en esta zona.
En el curso de la IX Reunión Consultiva (Londres, 1977) se volvió a dis<:utir
el tema de los recursos minerales y los efectos de su posible explotación en el
medio ambiente antártico. La resolución pertinente (Ix-l) contiene, entre
otros, los siguientes elementos:

4Report from the Meeting of Experts at the Frid1Jof Nansen Foundation al Polhg-
da. May 30-June 10, 1973.

254
Jorge Berguño I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA...

a) Se formalizan los principios de París, que constituirían los términos de


referencia fundamentales en las próximas;
b) Se reconoce que todavía no existen datos científicos adecuados sobre los
efectos negativos que podría producir la actividad minera en el medio
ambiente antártico y se insta a las Partes Consultivas y a SCAR a proseguir e
intensificar las investigaciones correspondientes;
c) Se toma nota de que las disposiciones del artículo IV del Tratado (sobera-
nía) no se verán afectadas por el régimen que se establezca;
d) Se urge a las Partes Consultivas a que estudien el contenido del futuro
régimen;
e) Se renueva, en el intertanto, el compromiso de una moratoria.
Durante la x Reunión Consultiva (Washington, 1979) se siguió consj¡!e-
rando con prioridad el tema de los recursos. Se constituyeron grupos de
trabajo para estudiar nuevamente los aspectos jurídicos, políticos, científicos y
ecológicos del problema.
La resolución adoptada sobre el tema (x-l) contiene, entre otros, los
siguientes elementos principales:
a) Se reconoce de nuevo la insuficiencia de la información científica disponi-
ble y se encomiendan nuevos estudios al SCAR y a las Partes Consultivas;
b) Se deja constancia del progreso logrado en la adopción oportuna de un
régimen; .
c) Se recomienda que el régimen que se acuerde incluya, entre otros elemen-·
tos, medios para evaluar los efectos que podrían tener sobre el medio
ambiente antártico las actividades relacionadas con los recursos minerales,
a fin de permitir la adopción en su oportunidad de decisiones fundamen-
tadas y, finalmente, para reglamentar los aspectos ecológicos, tecnológi-
cos, políticos,jurídicos y económicos de esas actividades, eh los casos que se
determine que las mismas son aceptables.
En forma paralela a los trabajos jurídicos y políticos se intensificó el
desarrollo de estudios de carácter científico, destinados a investigar y evaluar
los posibles efectos que podrían generar en el medio ambiente y ecosistemas
antárticos las actividades de exploración y explotación de minerales. El análisis
se llevó a efecto en dos foros diferentes; por una parte, en la IX y x Reuniones
Consultivas se organizaron grupos de trabajo que elaboraron los informes
Holdgate (1977) YRutford (1979), respectivamente. El segundo foro se consti-
tuyó en SCAR, el que dio a luz el informe EAMREA (Environmental impact
assessment of mineral resources exploitation in Antarctica). Actualmente con-
tinúa su tarea un nuevo grupo de trabajo cuya sigla es AEIMEE (Antarctic
environmental implications of mineral exploration and exploitation group).
Las conversaciones y negociaciones que se habían mantenido sobre la
cuestión de los recursos minerales desde la Reunión d~ Tokio (1970) culmina-
ron durante la XI Reunión Consultiva que se celebró en Buenos Aires en 1981,
ocasión en que, finalmente, las Partes Consultivas tomaron la decisión política
de atordar con carácter de urgente un régimen sobre recursos minerales
antárticos ..
, La Resolución xl-I, aprobada en Buenos Aires, codifica el conjunto de

255
POLlTlCA ANTARTlCA DE CHILE

principios que han de inspirar el futuro régimen para los minerales antárticos.
Convoca a una Reunión Consultiva Especial para elaborar un régimen, decidir
la forma del instrumento internacional apropiado, adoptar un calendario de
negociaciones y todas las medidas necesarias para la conclusión del régimen.
Señala que éste debe basarse en los principios siguientes:
a) Las Partes Consultivas deberán seguir desempeñando un papel activo y
responsable al tratar la cuestión de los recursos minerales antárticos;
b) Deberá mantenerse en su totalidad el tratado Antártico;
c) La protección del singular ambiente antártico y de sus ecosistemas depen-
dientes deberá ser una consideración primordial;
d) Al tratar la cuestión de los recursos minerales antárticos, las Partes Consul-
tivas no deben perjudicar los intereses de toda la humanidad en la Antár-
tica;
e) Las disposiciones del Artículo IV del Tratado no deben ser afectadas por el
régimen. Deberá asegurar que los principios contenidos en el Artículo IV
queden salvaguardados en la aplicación a la zona cubierta por el Tratado
Antártico.
Esta última directriz es nuevamente explicitada en el numeral sexto de la
Resolución XI-l.
"6. Cualquier acuerdo que pueda alcanzarse sobre un régimen para la
exploración y explotación de minerales en la Antártica elaborado por las Partes
Consultivas, deberá ser aceptable y ser sin perjuicio para aquellos Estados que
han hecho valer precedentemente derechos de soberanía territorial o reclama-
ciones territoriales en la Antártica como también para aquellos Estados que ni
reconocen tales derechos o reclamaciones de soberanía territorial en la Antárti-
ca ni, bajo las disposiciones del Tratado Antártico, hacen valer tales derechos o
reclamaciones" .
De conformidad a lo dispuesto en la resolución XI-l se convocó a la Cuarta
Reunión Consultiva Especial del Tratado Antártico para iniciar el proceso de
negociación del futuTO régimen ya acordado en Buenos Aires. Se llevó a efecto
en WeIlington, en junio de 1982.
En el curso de la reunión las Partes Consultivas reafirmaron algunos
puntos que son fundamentales para nuestro país, entre ellos:
a) Establecimiento del régimen dentro del Sistema Antártico, ya que ello
implica por un lado fortalecerlo y, por otro, mantener el control de las
actividades mineras en las Partes Consultivas, sin perjuicio del papel que le
pueda corresponder a los otros países que accedan posteriormente al
régimen o a la comunidad internacional;
b) Aceptación en grado creciente de la necesidad de encontrar mecanismos
que a.comoden los derechos de los países reclamantes y que signifiquen
una verdadera compensación por la cesión de poderes, que el estableci-
miento del régimen puede significar para este grupo de países. Esta
"acomodación" implica una ventaja para los países reclamantes de sobera-
nía que, aunque pequeña, podría ser importante para dar expresión real a
la existencia de derechos soberanos en la Antártica.

256
Jorge Bergufio I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGlMEN PARA ...

Al término del evento se elaboró y aprobó un esquema para un istrumento


internacional sobre los recursos minerales antárticos a manera de guía para los
debates subsiguientes, y como una ayuda para las negociaciones futuras. El
esquema contiene en la práctica todos los elementos y temas que deben incluir-
se en la convención internacional que establezca el régimen que se aprobará.
tales como:
Definición de conceptos: recursos minerales, etapas de actividades sobre
recursos (prospección, exploración, explotación, etc.).
Area de aplicación.
Objetivos y principios.
Fortalecimiento del Tratado Antártico.
Responsabilidades especiales de las Partes Consultivas.
Instituciones, naturaleza, miembros, funciones y poderes, toma de deci-
siones, etc.
Derechos y obligaciones de las Partes.
Solución de controversias, etc.
El ejercicio de negociación se continuó en la ciudad de Wellington, entre el
17 y el 28 de enero último.
Como resultado de dicho ejercicio, el Presiden te de la reu nión, Em b~jad()r
Christopher Beeby. elaboró a título personal un documento que sirvió de base
de discusión para las conversaciones que se efectuaron en Bonn, República
Federal de Alemania, entre el 1I Yel22 dejulio de 19H3 (1 \' Reunión Consulti-
va Especial) y que fueron reanudadas en Washington, D.C. a comienzos de
1984.
Han transcurrido así trece años desde el inicio de la discusión de este tema
de gran trascendencia para el Sistema Antártico y la Partes Consultivas han
llegado laboriosamente al umbral de un acuerdo decisivo. No obstante, la
entrada en vigor de un régimen no significa en modo alguno que las activida-
des mineras comenzarán de inmediato. Por el contrario, uno de los objetivos
fundamentales del sistema que se establezca será determinar los crÍ/erios de
aceptabilidad de tales actividades.

3. CONCEPTO Y MODELOS ALTERNATIVOS


DE UN REGIMEN MINERAL

Los régimenes internacionales han sido definidos como principios, normas,


reglas y procedimientos de decisión en torno a los cuales las expectativas de un
grupo de actores inteniacionales convergen sobre una base sectorial. Las
formulaciones conceptuales varían desde la de Keohane y Nye que caracteri·
zan un régimen como una "red de reglas, normas y procedimientos que
regulan la conducta y controlan sus efectos", pasando por las de Haas, "cuerpo
coherente de procedimientos, reglas y normas", hasta Hedley Bull, quien
incorpora el importante concepto de instituciones necesarias para asegurar la
adhesión a las reglas. Todos los autores coinciden, no obstante, en distinguir la
idea de régimen, que conlleva un elemento de permanencia, de los "arreglos
interinos" y de atribuir a los participantes en ellos una visión común de largo

257
POLITICA ANT ARTlCA DE CHILE

plazo, que conjuga sus qbjetivos paniculares en una mutualidad de intereses.


Por nuestra parte, pensamos que los componentes de un régimen son necesa-
riamente tres: las normas substantivas, las instituciones y las reglas procesales o
mecanismos de decisión. La aceptabilidad de un régimen interna2ional, tanto
para sus miembros como para el medio exterior, dependerá de la aceptabilidad
de cada uno de sus componentes: normativo, institucional y procesal 5 .
En las negociaciones que hemos descrito las Panes Consultivas han actua-
do sobre la base de los siguientes supuestos:
a) El futuro régimen para los recursos minerales debe ser preparado o a lo
menos iniciado y dirigido por las Partes Consultivas y en el marco del
Sistema Antártico;
b) El régimen debe aplicarse a todos los recursos minerales antárticos y, para
estos efectos, debe abarcar tanto la tierra firme como la Plataforma Conti-
nental antártica (incluyendo la del sector no reclamado);
c) La moratoria -{) abstención voluntaria de actividades de exploración y
explotación mineral- debe mantenerse a la vez que las Partes Consultivas
deben continuar progresando hacia una solución convenida;
d) El régimen debe efectuar una "acomodaci6n interna" mediante mecanis-
mos que contemplen los derechos de los países reclamantes y que signifi-
quen una verdadera compensación por la cesiún de facultades privativas
que su establecimiento puede significar para dicho grupo de países;
e) El régimen debe efectuar una "acomodación externa", tomando debida-
mente en consideración los intereses del conjunto de la Comunidad Inter-
nacional.
En el curso del proceso negociador fueron apareciendo diversos modelos
institucionales de posibles regímenes minerales cuya mención es interesante
únicamente para mostrar una cierta diversidad de enfoques dentro de paráme-
tros comunes. Todos estos modelos están inspirados en éonvenciones anterio-
res, como la relativa a la Conservación de las Focas Antánicas (Londres, 1972) Y
la que regula los Recursos Vivos Marinos Antárticos (Canberra, 1979). Com-
prenden órganos que lo implementen y permitan su aplicación, así como
normas substantivas de reglamentación de la actividad minera. Las analogías
derivadas de los fondos marinos y del espacio exterior han sugerido a veces la
idea de seguir el modelo de la Autoridad de los Fondos Marinos, con una
Asamblea Deliberante y un Consejo Ejecutivo; pero también se han barajado
otro tipo de estructuras semejantes a INTELSAT.
El primer modelo, propuesto a grandes rasgos por los Estados Unidos,
consideraba una autoridad central y establecía en grandes sectores de la Antárti-

5Robert O. Keohane & Joseph S. Nye. Power and Interdependence. Boston, 1977, p.
19; Ernst Haas. Technological Self-Reliance for Latin Amenca: t'" Oas Contribution. Inter-
national Organization V. 34, 4 (1980); Hedley Bull. The Anarchieal Society: A Study ofOrder
in World Polities. New York, 1977. p. 54. También Antony J. Dolman. Resources, Regimes,
WorldOrder. New York, 1981; y Stephen D. Krasner (Ed.) InternationalRegimes, Ithace &
Londres, 1983.

258
Jorge Bergufio I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

da paneles regionales con poderes reguladores de primera instancia en el conoci-


miento de las solicitudes de exploración y explotación mineral. La filosofía del
modelo consistía en un claro e irrestricto acceso urbi et orbi para la explotación
de los recursos minerales, cautelando así el interés de sus grandes consorcios.
El autor chileno Oscar Pinochet de la Barra ha criticado los sectores cuadrantes
propuestos por Estados U nidos por su carácter arbitrario y ha propuesto que se
haga coincidir el límite de éstos con el meridiano de Greenwich, el 90 0 Oeste, el
1800 Y el 900 Este. De esta manera, tres de estos grandes sectores antárticos
quedarían enfrentando en forma más exacta a los tres grupos terrestres austra-
les: América, el grupo Australia-Nueva Zelanda, Africa y el cuarto al océano
Pacífico6 .
Un modelo igualmente inspirado en una filosofía económica liberal pero
tendiente a reforzar la posición negociadora de los países reclamentes de
soberanía ha sido auspiciado por el Reino Unido. Distinguiría dos niveles, uno
colectivo de la Partes Contratantes que correspondería fundamentalmente a
las decisiones relativas a la protección del medio ambiente, mientras que el
nivel decisorio sobre exploración y explotación, modalidades de éstas y aspec-
tos económicos en general correspondería a los Estados que ejercen jurisdic-
ción territorial.
Otros modelos acentúan la funcionalidad de las instituciones. Es el caso de
la propuesta de varios grupos ecologistas que proponen el desarrollo de un
régimen de protección ambiental para la Antártida y que encomendaría esta
función tutelar a una entidad independiente: la Autoridad para la Protección
Ambiental del Antártico, organización en la cual estarían representadas no sólo las
Partes Consultivas, sino también organizaciones internacionales gubernamen-
tales y no gubernamentales, fundaciones privadas y cuerpos científicos.
Tal como señalamos, el modelo que ha retenido la atención de los negocia-
dores emerge de un documento propuesto por el Embajador Beeby de Nueva
Zelanda. El documento constituye un verdadero borrador de tratado y abarca
prácticamente todos los grandes tópicos antes señalados. Por ejemplo, en la
parte relativa a instituciones contempla como órgano superior del régimen una
Comisión la cual decidirá por consenso las materias importantes, entre ellas, la
apertura o no de ciertas áreas a la exploración y explotación minera. Contem-
pla, del mismo modo, un Comité Científico para asesorar a la Comisión en
materias técnicas, de seguridad y, sobre todo, ecológicas. También se propone
un Comité de Regulación que estaría a cargo de la administración del sistema en
un área determinada que haya sido abierta a la actividad minera y en cuyo seno
estarían debidamente representadas todas las Partes que tengan intereses
especiales en esa zona, como por ejemplo, el o los países que reclaman sobera-
nía. El proyecto deja abierto el régimen para la adhesión de otros interesados,
sin embargo reserva un papel decisivo para las Partes Consultivas. En cuanto a
los objetivos del régimen, el proyecto propone lo siguiente:

60scar Pinochet de la Barra. Antártica Año 2000. Nuevas Perspectivas Políticas y


Jurídicas. Sociedad Cientlfica de Chile. Santiago, 1982, p. 12.

259
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Evaluar el posible impacto de las actividades mineras en el medio ambiente


Antártico;
Determinar si tales actividades son aceptables;
Regular los aspectos ambientales, técnicos, políticos, legales y económicos
de tales actividades;
Establecer reglas para la protección del medio ambiente antártico;
Asegurar que cualquiera actividad minera en la Antártica se lleve a cabo en
estricta conformidad con las reglas establecidas.

4. LAS BASES POLITICAS DEL ACUERDO

La resolución xl-I, particularmente en sus párrafos 6 y 7 introduce el concepto


de aceptabilidad tanto para el acuerdo que pueda alcanzarse sobre un régimen
para la exploración y explotación de minerales antárticos como para la realiza-
ción de actividades dentro del marco de un régimen eventual. Consideramos
útil ampliar el alcance de la aceptabilidad al ámbito de las condiciones funda-
mentales que debe respetar el acuerdo y que la mencionada resolución incor-
pora, ampliando y explicitando las Reglas de París, en su numeral 5.
La primera de estas condicionantes, que podríamos denominar las "Bases
Políticas del Acuerdo", se refiere al papel preponderante de las Partes Consultivas
como impulsoras del futuro régimen y como garantes de su fiel cumplimiento.
Las Partes Consultivas han afirmado en diversas ocasiones su responsabilidad
primordial en la preservación del medio ambiente antártico. Pero el ámbito de
su acción se extiende a todos los aspectos del futuro régimen para los recursos
minerales como una expresión de la conciencia que este grupo de Estados ha
ido adquiriendo de sus derechos y obligaciones como potencias administrado-
ras del Antártico. De diversos ángulos han surgido objeciones a esta concepción
de un "Club Antártico", que algunos consideran autoelegido y excluyente. Esta
problemática puede descomponerse en los siguientes aspectos:
a) La modalidad elegida para llegar a un consenso respecto a la naturaleza
del régimen para los recursos minerales. Las alternativas eran el enfoque
universalista, el unilateral y el multilateral limitado que es el elegido por las Partes
Consultivas, siguiendo una trayectoria que ya ha probado su eficacia en la
regulación de los recursos vivos y en la protección de la fauna y flora antárticas.
Descartando por impracticable la posibilidad de una conferencia de Naciones
Unidas abierta a todos los Estados y por inconducente el recurso a la práctica
unilateral de los Estados, que abriría el paso a la anarquía y a la discordia, las
Partes Consultivas se han pronunciado por un foro de países interesados por
razones de su reclamación o su actividad en el continente antártico. La negocia-
ción de este grupo de países se traducirá en un instrumento abierto a la
accesión de terceros o será sometida a una instancia ulterior bajo la forma de un
texto prenegociad07 •

7Richard B. Bilder. The Present Legal and Political Situatíon in Antarctica. En "New
Nauonalism and the Use of Common Spaces" editado por Jonathan 1. Chamey. Allan-

260
Jorge Bergufio I CR.ITER.IOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

b) El fundamento legal califica a las Partes Consultivas para acometer esta


empresa. Se han considerado como títulos o bases jurídicas y políticas para la
iniciativa de la Partes Consultivas básicamente dos: la soberanía (reclamaciones
de la soberanía o fundamentos para una reclamación) y una jurisdicción o
competencia compartida del conjunto de las Partes Consultivas sobre la región
situada al sur del paralelo 60 en virtud del Tratado y del Sistema Antártico.
Desde un punto de vista doctrinario, solamente la soberanía podria constituir
un titulo para disponer de los recursos pues el Tratado Antártico no reguló
expresamente esta materia de modo que habría que remitirse al "statu quo
ante". Sin embargo, la invocación de una jurisdicción emanada del Tratado
Antártico y del ejercicio responsable de la potestad de administración del
Continente Helado aparece justificada por el carácter abierto de dicho tratado
y su integración como subsistema regional al sistema internacional global. En la
Zona No Reclamada, dicha jurisdicción deriva de la responsabilidad especial de
las Partes Consultivas en la protección del medio ambiente antártico y de la
unidad espacial de la Antártida. La resolución xl-I señala como ámbito de
aplicación "el continente antártico y sus áreas adyacentes más allá de la costa,
pero sin usurpar fondos marinos".
c) En definitiva, la relación de las Partes Consultivas con un régimen
mineral se da insoslayablemente unida con la cuestión más general de cual
debiera ser el estatuto final de los territorios antárticos. Cuatro soluciones han
sido planteadas:

1) Acuerdo para el reparto de soberanÚls.


2) Condominio de kts naciones interesadas.
3) Patrimonio Común de la Humanidad administrado por las Naciones Unidas.
4) Estatuto Original.
Sólo la cuarta opción parece corresponder a la realidad peculiar de las
regiones antárticas y resulta de una combinación, en dosis diferentes, de las tres
primeras alternativas. Como veremos más adelante, el elemento de la sobera-
nía está llamado a tener un impacto cuantitativa y cualitativamente superior
que el que ha tenido en el pasad08 •

held Publishers, NJ. 1982. También David A. Colson. The Antarctic Treaty System: the
Mineral Issue. Law and Policy in lnternational Business, V. 12,4, 1980.
sLa tesis de condominio es sostenida por Frank C. Alexander Jr. A recommeruled
Approach lo the Antarclic Resources Problem. University of Miami Law Review, V. 33,
diciembre 1978. El enfoque del patrimonio común aparece en M.C. W. Pinto The Interna-
tional Community andAntaretica. University of Miami Law Review, V. 33, diciembre, 1978;
y Edward Honnold Thaw in International Law. Rights ¡n Antaretica uruler tM Law ofCommon
Spaces. Yale Law Journal. V. 87, marzo 1978. La expresión "Estatuto Original" ha sido
acuñada por Andre Cailleux L ~ntaretíque. Parls, 1967. En esa dirección Philip W. Quigg
APoleApart: TMEmergingIssueof Antarctica. Nueva York, 1983;Jonathan Charney Future
Strategies for an Antarctic Mineral Resouree Regime. En "The New Nationalism", Op. cit.,
M.J. Peterson Antarctica: 1M lasl great land rush on Earth. International Organization, V.
34, 3. 1980; Fernando Zegers Santa Crus TM Antarctic System and tM UtiliÍ.ation of

261
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

La segunda base política del acuerdo consiste en el respeto de la integridad del


Tratado Antártico, lo cual comprende la desmilitarización y desnuclearización de
la Antártida, las medidas de protección del ecosistema, de la fauna y flora
antárticas, la cooperación científica y los artículos relativos a la soberanía y la
libertad en el ámbito del Tratado, fundamentalmente los artículos IV y VI del
Tratado, así como todos los demás usos actuales, legítimos y pacíficos del continen-
te antártico. Ahora bien, esta formulación envuelve la más compleja del tipo de
vinculación que deberá existir entre el régimen y el Sistema Antártico. Una
solución posible consiste en la "cláusula 'de sumisión", que subordinaría el
futuro instrumento y ataría a sus signatarios a las finalidades esenciales del
Tratado Antártico. Esta opción, que ya tiene precedentes en el Sistema Antárti-
co, nos parece insuficiente y nos inclinamos por otra que asegure la incorpora-
ción integral del régimen al Sistema del Tratado Antártico, ya sea bajo la
modalidad de "Medidas Convenidas" bajo la potestad consultiva o, lo que
parece más apropiado, la elaboración de un Protocolo Adicional al Tratado.
La tercera base política consiste en el deber de protección del ecosistema
antártico y de sus ecosistemas dependientes. Este concepto, que fue planteado
originalmente por la delegación de Chile a la Conferencia Consultiva de Oslo,
incorporado en las Reglas de París y reiterado en numerosas resoluciones de las
reuniones consultivas posteriores, significa la incorporación como parte inte-
gral del régimen, de un "estándar" ecológico suficientemente exigente como
para preservar la integridad del ecosistema antártico. Dicho ecosistema es
concebido como una unidad espacial abarcadora de toda la superficie de
aplicación del Tratado Antártico pero que, en sus efectos, afinidades y relacio-
nes, se extiende hacia zonas subantárticas estrechamente vinculadas al ecosiste-
ma principal. Chile continental, con la isla Diego Ramirez, se sitúa en la mayor
proximidad y la más intima vinculación con el ecosistema antártico lo que
realza el carácter especial y permanente de sus intereses en el Continente
Helado.
La Resolución xl-l dedica numerosos párrafos a las repercusiones posibles
de las actividades mineras en el medio ambiente antártico y de sus ecosistemas
dependientes. La preocupación por el medio ambiente en la Antártida es muy
antigua y puede citarse como una de sus primeras manifestaciones la "Orde-
nanza que reglamenta la caza o pesca de focas o lobos marinos, nutrias y
chungungos en las costas, islas y mareS territoriales de Chile" dictada el 17 de
agosto de 1892. Alrededor de 1920, algunas sociedades ornitológicas británicas
expresan inquietud por las aves antárticas. Algunos años más tard~, Argentina
crea una reserva para pingüinos en la isla de los Estados. Pero es solamente a
partir del Tratado Antártico que las Partes Consultivas, con el competente
asesoramiento del Comité Científico para las Investigaciones Antárticas (SCAR),

ResQUrces. University oC Miami Law Review, V. 33, diciembre, 1978: Rudiger WolCrum
The Use o[ Antarctie Living ResQUrces: The Search of a Trustee? Symposium on Antarctica
sponsored by the Institute oC International Law, University oC Kiel, June 21-24, 1983.
Con orientación similar pero critico de las Partes Consultivas, Francis M. Auburn
Antarctie Law and Polities. Indiana, 1982.

262
Jorge Berguflo I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA .••

han logrado sistematizar la protección del ecosistema antártico a través de una


verdadera legislación internacional aplicable a la totalidad del área del Tra-
tado.
En el seno de los grupos negociadores del futuro régimen mineral antárti-
co se ha dado forma inicial a una serie de principios ambientales, partiendo de
la base que ninguna actividad podrá ser conducida al margen del marco
normativo del régimen y que no se concederá, en principio, autorizaciones en
sectores que hayan sido ya protegidos por el Tratado Antártico, por la Conven-
ción para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. Se trata de
asegurarse asimismo que no se realizarán actividades que puedan:
a) Deteriorar los ambientes terrestre, marino y atmosférico de la Antártida y
sus ecosistemas asociados; .
b) Dañar las pesquerías del Océano Austral;
c) Producir efectos locales que no sean mínimos en el medio ambiente;
d) Afectar el clima regional o global;
e) Perturbar los ecosistemas asociados situados más allá del área del Tratado;
f) Involucrar riesgo de accidentes, y
g) Producir, a través de la acumulación de actividades, un impacto negativo
en el medio ambiente antártico.
La cuarta base corresponde a la obligación de velar por los intereses de la
Humanidad. Hay que distinguir apropiadamente este concepto, varias veces
reiterado por las Partes Consultivas, que las obliga a actuar como garantes del
interés general de la Humanidad, de la cuestión más específica de la "acomoda-
ción externa". Mientras que la acomodación con el ambiente externo, incluyen-
do Estados adherentes, organizaciones internacionales y en alguna medida
todos los miembros de la Comunidad Internacional, requerirá de acuerdos
relativos al tipo de participación que se acordará para éstos, el deber de actuar
en conformidad con los intereses generales de la Humanidad es mucho más
amplio y se manifiesta en todos los ámbitos en que puede recaer y en que debe
ser regulada la actividad sobre los recursos.
Barbara Mitchell, en un interesante estudio sobre 'los tipos de regímenes
minerales antárticos que pudieran resultar aceptables, indica que, además de
los reclamantes, no reclamantes y miembros del Tratado Antártico considera-
dos como gru po, el régimen deberá reunir condiciones de aceptabilidad para la
Comunidad Internacional en su conjunto y asimismo para los países o entida-
des que deseen realizar prospección, exploración y explotación de los minera-
les antárticos. Si bien no compartimos muchas de las apreciaciones de esta
escritora, nos parece correcta su jerarquización y enunciado de los integrantes
de este acuerdo de voluntades que caracterizamos como aceptabilidad del
régimen. Ahora bien, como indicábamos, la acomodación interna concierne a
los miembros del Tratado y fundamentalmente a sus Partes Consultivas sean
éstas reclamantes o no reclamantes; la externa se refiere a la relación de estos
miembros del Tratado con la Comunidad Internacional en general y en parti-
cular con quienes deseen acceder a los beneficios del régimen. Pero los "intere-
ses de la Humanidad" sólo serán resguardados por un adecuado equilibrio

263
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

entre los intereses de todos los grupos internos y externos al Sistema del
Tratado Antártico9 .
La quinta base, de suma importancia, es la preservación del equilibrio
poUtico del Tratado Antártico, cristalizado en su artículo IV. Para clarificar la
naturaleza del equilibrio político alcanzado en 1959 es preciso recordar que
todos los participantes en la Conferencia de Washington eran partidarios de
definir el estatus de la Antártida mediante una conferencia internacional pero
algunos aspiraban al reconocimiento de su soberanía y otros auspiciaban algún
tipo de internacionalización. Prevaleció una transacción que, a pesar de haber
sido criticada por su ambigüedad, abarcaba elementos bastante claros y, pesan-
do ventajas y desventajas, venía a ser un triunfo de los reclamantes. En efecto,
se congelaba la controversia de soberanía pero los reclamantes obtenían dos
ganancias significativas:
a) La primera parte del artículo IV consagraba una diferencia cualitativa
entre los "derechos" sustentados por los reclamantes y las "posiciones" de
los no reclamantes;
b) La segunda parte, al prohibir nuevas reclamaciones, venía a confirmar
una alianza política entre reclamantes y no reclamantes, conforme a la cual
los primeros obtienen de los segundos seguridades que no formularán
reclamaciones (si bien los países que invocaban, como la URSS y los Estados
Unidos. un fundamento de reclamación puede reservarlo) y su concurso
para oponerse a eventuales reclamaciones de terceros Estados.
Este equilibrio político que las Partes Consultivas se comprometen a garan-
tizar ha funcionado en una primera etapa, en que el "Club Antártico" contaba
con un número reducido de miembros, como protección efectiva de las recla-
maciones. A medida que aumenta el número de Partes Consultivas, el núcleo
de reclamantes disminuye en gravitación proporcional dentro del Sistema
Antártico. No obstante, al abordarse la problemática de los recursos, se redes-
cubre una vitalidad significativa en el grupo de los paises con derecho de
soberanía, particularmente en aquéllos que la geografía vincula permanente-
mente a la Antártida. Es esta ambigüedad de la situación la que determina la
necesidad de adecuar los nuevos acuerdos a una noción de equilibrio dinámico.

5. FACTORES DE INTERDEPENDENCIA

Las Partes Consultivas han acordado que el régimen de los recursos minerales
deberá incluir medios para determinar la aceptabilidad de actividades mineras
y para regular los aspectos ecológicos, tecnológicos, políticos, legales y econó-
micos de esas actividades en los casos en que éstas sean consideradas aceptables.
En esta forma, podemos distinguir dos niveles de aceptabilidad: el primero,

9Barbara Mitchell. Frozen Stakes. The Fulure ef Antarclic MineraLs. Nottingham, 1983
(Especialmente cap. IV: Requiremems of a Regime). También Rainier Lagoni Anlarc-
lúa's Mineral Resources in lnlemational Law. Zeitschrift fur Auslandisches Offenliches
Recht und Volkerrecht". Sonderabdruck aus Band 29, n° 1, 1979.

264
Jorge Berguño I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

que está dado por las bases políticas del acuerdo señaladas en el párrafo 5 de la
Resolución xI-I y en la "acomodación interna" descrita en el párrafo 6 de la
misma resolución; y el segundo de carácter sectorial, que consiste en la intro-
ducción de "estándares" particulares de carácter ecológico, tecnológico, políti-
co, legal y económico.
Ahora bien, interesa destacar que las normas, reglas o principios que se
adopten en cada uno de estos aspectos relevantes de la exploración y explota-
ción minera antártica estarán obviamente en una relación de subordinación
jerárquica a las bases políticas del acuerdo. Si esto se hace mediante un sistema
de referencias y del empleo de la "cláusula de sumisión" en una convención
independiente, o bien mediante la extensión de la aplicación del Tratado
Antártico en forma de Medidas Convenidas o de un Protocolo Complementa-
rio, es una decisión procesal que las Partes Consultivas deberán meditar.
Nuestra opinión es que el momento ha llegado de detener un proceso de
compartamentalización que conspira contra la unidad orgánica y la eficacia
pragmática del Sistema Antártico.
Por otra parte, las decisiones sectoriales se gestan en proceso de interde-
pendencia con repercusiones importantes ("spill-over"), rebalsando hacia los
otros sectores. Ningún inventario de condiciones "a priori" puede liberar a las
partes del futuro régimen de analizar caso por caso y tomando en cuenta las
proyecciones globales, cada uno de los aspectos de la actividad minera. Si se
trata, por ejemplo, de los aspectos tecnológicos, será p¡'eciso considerar si dicha
tecnología puede adecuarse a las condiciones del medio antártico; si reúne
condiciones mínimas de seguridad; si no perturba los hábitats; si no altera la
calidad del suelo, aire yagua; si no interfiere físicamente con otros usos
legítimos de la Antártida como son la actividad de las bases, la investigación.
científica, la navegación o la pesca. Dicho de otro modo, el "estándar" tecnoló-
gico deberá, para estos efectos, incluir el ecológico y el del respeto a los demás
usos legítimos y pacíficos del Continente Antártico.
Lo anterior puede parecer más simple que lo que efectivamente es. La
exigencia de una tecnología limpia, segura y en permanente adaptación a las
condiciones del medio antártico será considerada sin duda como muy onerosa
por las empresas interesadas en la exploración y explotación de las riquezas
minerales antárticas, Una situación similar se plantea, en el aspecto jurídico,
con el tipo de permiso para explorar y explotar que se adopte, así como con sus
modalidades. El interés de las compañías y el de los Estados con mayor inclina-
ción "explotacionista"estará en un sistema de concesiones garantizadas y a
largo plazo, El interés de los Estados reclamantes irá evidentemente en la
dirección de un control más estricto y el interés decisivo de la protección del
medio ambiente abogará por un régimen diferente, que permita caducar el
permiso en cualquier momento en que se detecten incumplimientos de parte
del explotador o riesgos serios para el medio ambiente o para los demás usos de
la Antártida 10.

I°Sobre los aspectos económicos de un régimen mineral antártíco Giulío Pontecor-


vo The Economics of the Resources of Antarctica. En "New Nation~lísm ... etc,". En general,

265
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Los conflictos en las opciones pueden ser más graves. El criterio económi-
co, en el sentido que las eventuales operaciones mineras deben iniciarse por
razones comerciales y no por consideraciones de prestigio o de poder, es muy
importante. Como principio es indudablemente el más sano. Pero las Partes
Consultivas tendrán una injerencia inevitable en los factores que los operado-
res habrán de considerar en su planificación comercial: requisitos de seguri-
dad, modalidades de los permisos, tributación, son factores que inciden direc-
tamente en los costos. Pero hay otros más im ponderables que también influirán
en la apreciación económica que hagan los operadores. Dadas las condiciones
inciertas del mercado del petróleo, una decisión de explotación en la Antártica
puede tener repercuciones significativas en los abastecimientos, en el nivel de
precios y en otros aspectos globales de la comercialización del petróleo. Tam-
bién importantes proyecciones estratégicas. Sobre esa base. será muy impor-
tante que las Partes Consultivas actúen responsablemente y sus posibilidades
de alcanzar soluciones constructivas de consenso no sólo influirán como factor
de confianza en el escenario económico sino que como factor de paz en la arena
internacional.

6. ELEMENTOS CRITICOS DE UNA ACOMODACION

La resolución xl-I, en su numeral sexto, indica que cualquier acuerdo sobre


un régimen debe ser aceptable y efectuarse sin perjuicio de los intereses de los
estados reclamantes y no reclamantes. Lejos de constituir una mer~ repetición
del artículo IV, esta formulación avanza hacia la identificación de los términos
del nuevo equilibrio antártico. En efecto, un régimen sobre los recursos mine-
rales con participación de reclamantes y no reclamantes, así como eventuales
concesiones a la Comunidad Internacional, diluye en cierta medida el efecto
exclusivo de las reclamaciones de soberanía. Se hace necesario encontrar una
solución que, sin implicar ni el abandono de la reclamación ni su reconocimien-
to, contenga una compensación adecuada para el reclamante.
Esta idea de la compensación se detiene al borde del reconocimiento
jurídico formal de los derechos de soberanía. El Sistema Antártico no se orienta
hacia un sistema análogo al del Tratado de Svalbard (1920) que se tradujo en el
reconocimiento de la soberanía Noruega sobre el archipiélago deSpitz~rgen a
cambio de un régimen de libre acceso a los recursos para los miembros del
tratado, entre los cuales se encuentra también Chile. No habrá pues reconoci-
miento pleno de las declaraciones pero tampoco podrá el acceso ser integral-
mente igualitario. La compensación tiene además otra limitante; al aceptarla,
los reclamantes no renuncian a ningún aspecto fundamental de su posición de
soberanía, de modo que la acomodación viene a manifestarse, no en el orden

sobre el tema de uúlización de los recursos WilIiam Westermeyer Resources AUocation in


Antarctica. A Review. Marine Poliey V. 6 (4) 303. Octubre, 1982; yel volumen editado por
Francisco Orrego Vicuña Antarctic Resources Polícy, Cambridge. 1983.

266
Jorge Berguflo I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA...

jurídico formal, sino en campos pragmáticos como el ecológico, el administrati-


vo, el económico, la ejecución de normas y los aspectos relativos a la responsabi-
lidad internacional del Estado.
Más aún, de los tres elementos fundamentales del futuro régimen (nor-
mas, instituciones y procedimientos), la acomodación se centra preferente-
mente, aunque no en forma excluyente, en el aspecto relativo a los procedi-
mientos y mecanismo de decisión. Es lo que se ha dado en llamar el enfoque
funcional. Por cierto, la acomodación ha de incluir también aspectos substanti-
vos, de principios, que debieran consagrar, además de los factores de equilibrio
entre reclamantes y no reclamantes, las condicionantes de seguridad respecto a
la desmilitarización y presencia global de algunos países en la Antártida y, en
particular, los resguardos indispensables para los países cuya proximidad
geográfica, intereses permanentes y dependencia respecto del ecosistema an-
tártico coloca en situación especial; así como una consideración significativa de
los intereses de los paises en desarrollo en su conjunto.
También la estructura institucional deberá reflejar, en el equilibrio de sus
órganos, la armonización de los intereses en juego. En el esquema tentativo
propuesto por el Presidente de la Reunión de Wellington, la Comisión está
llamada a representar la presencia de las Partes Consultivas y su función
legislativa global sobre la Antártida. En el caso de la actividad minera, dicha
Comisión debe f~ar términos y condiciones muy generales aplicables a toda
actividad minera y al conjunto del área del régimen. U na analogía derivada del
derecho administrativo francés resulta útil en este contexto: los grandes servi-
cios públicos reúnen en un documento conocido como "Cahiers des Clauses
Générales" las reglas principales que conciernen sus relaciones con los contra-
tistas de los trabajos. independientemente de la naturaleza técnica de éstos. Se
trata de cláusulas que pueden ser f!iadas objetivamente con anticipación (con-
diciones de las licitaciones, cláusulas de seguridad, laborales, de responsabili-
dad, arbitraje, etc.) mientras que las estipulaciones particulares de cada tran-
sacción (objeto de la empresa, dimensión de los trabajos, calidad de los materia-
les, plazos de ejecución, cláusulas económicas) constituyen el "Cahier des
Charges" de la empresa contratista que varía de un contrato a otro. Este último
tipo de estipulaciones, bajo la forma de un Esquema de Administración (Mana-
gement Scheme) debería ser negociado a nivel de los ComiUs Reguladores, con
participación decisiva y decisoria del Estado reclamante del área que se preten-
de explorar o explotar. Finalmente, el ComiU Asesor que se contempla crear
tendría que interpretar válidamente el interés de la comunidad científica
independiente, particularmente en lo relativo a la vigilancia ecológica y toman-
do debidamente en consideración el interés general de la Comunidad
Internacional!! .
De más está decir que estos requisitos de aceptabilidad, perfectamente
diferenciados algunos. concebidos bajo fórmulas de "ambigüedad constructÍ-

Ile. Georgin. Ctnnmentmre des Clawes el Conditions Généraks impostes aux entrepreneurs.
Editions Eyrolles. Parls. 1955.

267
POLITICA ANTARTlCA DE CHILE

va" en otros casos, excluyen toda idea de una internacionalización global, bajo
forma de fideicomiso, parque mundial o reserva ecológica o puramente cientí-
fica. Descartan asimismo la posibilidad de un condominio de un grupo de
países, que pondría término a las soberanías individuales, salvo en el aspecto
relativo a la Zona No Reclamada y a la necesidad de algún tipo de entendimien-
to entre los reclamantes de la Península Antártica. Por el contrario, desde el
punto de vista de un país reclamante, el advenimiento de un régimen mineral
operativo debe apreciarse no tanto como una limitación de una soberanía
teórica sino como el desenvolvimiento consecuente de capacidades propias del
Estado reclamante, que el Tratado no prohibe sino que condiciona a la preser-
vación de otros usos, valores y objetivos. En cierta medida, sin alterar el
equilibrio fundamental del artículo IV, una potencialidad de la reclamación,
que consiste en la disposición de las riquezas naturales existentes en ella, que se
encontraba congelada, pues el reclamante no podía ejercitarla sin arriesgar
conflictos con otras obligaciones del Tratado, se convierte en realidad y,
siguiendo a los teóricos de la integración, más que de limitaciones a la soberanía
podemos con justicia hablar aquí de una "soberanía ampliada".

7. CONjUGACION DE LOS CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD

Se hace indispensable contar con algunos principios que nos guíen en el


proceso de decisión y de adjudicación, que establezcan una jerarquía axiológi-
ca, esto es un orden entre los valores, de manera que permita armonizar los
diferentes intereses en juego. Por cierto, no estamos huérfanos de tales princi-
pios en lo que se refiere al contenido substantivo. Las Reglas de París y la
Resolución xl-llos han definido apropiadamente y en cada instancia decisoria
deberán estar debidamente reflejados !os poderes de las Partes Consultivas, la
integridad del Tratado Antártico, la preocupación por los ecosistemas, los
intereses generales de la Humanidad y el equilibrio polftico del Sistema Antár-
tico.
Se trata más bien de ciertos principios formales o lógicos que sirvan para
clarificar las opciones fundamentales y promover decisiones fundadas, infor-
madas y previsoras. Una distinguida jurista norteamericana, Edith Brown
Weiss, ha trabajado en la elaboración de algunos principios que puedan consti-
tuir una pauta para resolver conflictos entre las generaciones presentes y
futuras en la utilización de los recursos. Desde la perspectiva del bien común,
como concepción abarcadora y de síntesis, también se abre una posibilidad
importante de solución para los conflictos de valores, intereses o
generaciones 12.
En la Antártida se nos plantean agudamente conflictos potenciales en

12Edith Brown Weiss. Principks far Resolving Confoct.s between generatiOn5 on Natural
Resources. Rev. Mazingira, V. 7, 2, 1983. También "PrincipIes governing certain changes
in the environment of Man". The David Davies Memorial Institute of International
Studies. Londres, 1968.

268
Jorge Bergutlo I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

relación con el agotamiento de determinados recursos, con la calidad del medio


ambiente y con el desarrollo de nuevos recursos. La seriedad del desafío no es
siempre debidamente apreciada.
Tomemos como ejemplo el clima, en atención a que el Antártico es simul-
táneamente la fábrica global del clima y el lugar más apropiado para su
medición, por su atmósfera relativamente incontaminada. Debido a la profun-
didad y estabilidad de su capa de hielo, el Polo Sur es además el único lugar que
puede "interrogar" con provecho a los satélites polares después que efectúan
cada circuito alrededor de la Tierra.
U na serie de indicadores y mediciones señalan un incremento de la tempe-
ratura, el decrecimiento del hielo marino del hemisferio sur y el aumento del
nivel medio del mar que, según lo informado por científicos de la NASA, es de
unos 12 cm. Algunas zonas de los bancos de hielo, como la zona oeste de la
Antártida, están sujetos al fondo del océano y parecen ser el contrafuerte que
soporta la gran extensión de hielo que los alimenta. Hay científicos que creen
que si se produjese un aumento significativo de la temperatura, la capa de hielo
occidental de la Antártida podría desintegrarse gradualmente durante cien o
más años. El efecto sería un aumento del nivel del mar de unos quince pies
(unos 4,5 metros), quedando inundadas grandes llanuras y las ciudades coste-
ras del hemisferio sur.
No es necesario aceptar ciegamente estas predicciones apocalípticas para
preocuparse. Basta considerar y ponderar seriamente las consecuencias que
podría tener en la Antártida una explotación masiva, no regulada o inadecua-
damente regulada. El impacto de poblaciones, instalaciones, consumo de ener-
gía, contaminación y accidentes inevitables tendría como consecuencia la des-
trucción de las condiciones de pureza que permiten al continente efectuar la
vigilancia del clima global. Pero también podrían generar un incremento de la
concentración de anhídrido carbónico atmosférico y de otros gases que afectá-
se el clima mundial, pero de un modo más agudo e inmediato el clima de la
Antártida y de sus ecosistemas dependientes.
El clima no responde a la idea tradicional de un recurso, a pesar de su
variabilidad en el tiempo y en el espacio. Pero si consideramos el clima como un
bien común o un común patrimonio de la Humanidad, al igual que los fondos
marinos y el espacio exterior, concluiremos que necesitamos no sólo mecanis-
mos aptos para valorar el impacto ambiental de actividades relacionadas con las
riquezas de la Antártida sino de un conjunto de principios para resolver sobre
una pluralidad de alternativas. Dichos principios podrían enunciarse así:

1) Conservación de la Paz: Conforme al Preámbulo del Tratado Antártico,


"es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose
siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario
u objeto de discordia internacional"; se expresa que ello promoverá los
propósitos y fines de la Carta de Naciones Unidas y se materializa esta idea
en el artículo I del Tratado.
2) Conservación de opciones: Las decisiones que podemos tomar afectarán
vitalmente nuestra vida nacional e internacional y por ellos sería temera-

269
POUTICA ANTARTICA DE CHILE

río, dadas las presentes dudas, escoger vías de acción que difícilmente
podrían ser reversibles.
3) Conservación de la calidad del medio ambiente: El medío ambiente debe
ser preservado en su integridad y no debe ser deteriorado en forma
significativa.
4) Conservación de la diversidad: La Antártidaen su forma actual representa
un repertorio de recursos y posibilidades que no deben ser mermados,
alterando la diversidad de especies biológicas, la fauna, flora y hábitat
antárticos.
5) Respecto de los demás usos: La actividad económica no debe interferir ni
desvirtuar los demás usos pacíficos y legítimos de la Antártida ni perturbar
el funcionamiento de las bases antárticas ni las actividades de sus dotacio-
nes. Asimismo, dentro de las actividades económicas cabe establecer rela-
ciones armónicas, de modo que la minería no interfiera con la pesca u otro
tipo de actividad económica permisible.
6) Apoyo a la investigación científica: En virtud del Tratado y de la acción de
las Partes Consultivas, la Antártída es el gran laboratorio científico de la
Humanidad y conforme al principio anterior, debe ser integralmente
respetado su uso para finalidades científicas. Pero la investigación es
también la fuente de decisiones y juicios ilustrados, actúa corno una arga-
masa que unifica la diversidad de intereses de las partes del sistema y es
también el motor del cambio regulado, del progreso ilustrado de la Huma-
nidad. Por ello, la Resolución XI-l estimula a las Partes del futuro Régimen
para los Minerales Antárticos a establecer un instrumento de investigación
colectivo, que podría ser el actual SCAR; o un instituto de las Partes
Consultivas corno lo propuso Chile en la negociación del Tratado Antárti-
co de 1959 (Julian Huxley habia propuesto colocar dicho instituto bajo la
tuición de la UNESCO); o un Fondo para el Desarrollo de la Investigación,
que promueva proyectos de carácter global y de interés general relaciona-
dos con la Antártida a los cuales se podría asociar preferentemente a los
países en desarrollo.

270
Jorge Bergufto I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

ZONAS POTENCIALES DE RECURSOS


NO RENOVABLES.

o INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
7 GEOLOGICA8
i

CONTINENTE ANTARTICO

271
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

mi Young sedimentary basin

~ Andean Copper Province

11 Cool-bearing strata

• MineralOccurrence

@ Major mineralisation complex

272
Jorge Berguflo I CRITERIOS DE ACEPTABILIDAD EN UN REGIMEN PARA ...

MINERALES EXISTENTES EN LA ANTARTIDA

Acmite (aegirite) Cancrinite Ferrimolybdite


Actinolite Cassiterite Ferro-augite
Adularia Ceylonite Ferrosalite
Aegirine-augite Chabazite Flourite
Agate Chalcedony Forsterite
Albite Chalcocite Gahnite?
AlIanite (orthite) Chalcopyrite Galena
Almandite Chert Gismondite
Analbite? Chiastolite Glauconite
Analcite Chlor -apartite Glaucophane
Anatase Chloritoid Goethite
Andulasite Chondronite Gold
Andesine Ch ristensenite Graphite
Andradite Chrome-diopside Gramularite
Anomite Chromite Gypsum
Anorthite Chrysocolla Hastingsite
Anorthoclase Chrysolite Hauyne
AnthophyIlite Chrysotile Hedenbergite
Antigorite Clevelandite? Hematite
Antlerite? Clinochlore Hereynite
Apatite Clinoenstatite Heulandite
Aphrosiderite Clinohumite? Hornblende
Apophyllite Clinohypersthene Humite
Aragonite Clinozoisite Hydromuscovite
Arfvedsonite Cordierite Hypersthene
Arsenopyrite Corumdum Iddingsite
Atacamite Corryrite Idocrase
Augite Cristobalite? Ilmenite
Azurite Cummingtonite Jasper
Barite Damourite Kaersutite?
Barkevikite Delessite Kaolinite
Basaltic hornblende Diallage Katophorite?
Bastite Diopside Keilhauite
Beryl Diopsidic augite Kornerupine?
Biotite Dolomite Kyanite
Bismuthinite Dumortierite Labradorite
Bornite Edenite Laumontite
Bowlingite Enstatite Lawsonite
Bronzite Enstatite-augite Lepidolite
Brookite Epidote Lepidomelane
Brucite Epsomite Leucite
Brushite? Euxenite Leucophos phite
Bytownite Fassaite Leucoxene
Calcite Fayalite Limonite
273
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

Magnetite Pigeonite Specularite


Malachite Pigeonitic augite Spessartite
Malacoli te Pinite Sphalerite
Marcasite Pistacite Sphene (titanite)
Meionite Pleonaste Stercorite
Mesolite Prehnite Stibnite
Microcline Prochlorite Stibite
Microperthite Pyralspite Stilpnomelane?
Mirabilite Pyrite Sulphur
Mizzonite Pyrolusite Tale
Molybdenite Pyrrhotite Tephroite
Monazite Quartz Tetrahedrite
Mordenite Rhoronite Thenardite
Muscovite Riebeckkite Thomsonite
Natrolite Rutile Titaniferous
Nephelite Salite aegirini-augite
Newberyite? Sanidine Titaniferous augite
Nitre Sapphíre Titanomagetite
Noscean Sapphirine Tpoaz
Okenite Sard Tourmalíne
Oligoclase Scapolíte Tremolíte
Olivine Schorlite Tridymite
Opal Schreibersíte Troilite
Orthoclase Scolecite Vermiculite?
Paragonite? Sericite Vesuvianite
Pargasite . Serpentine Woehlerite
Pennínite Síderíte Wollastonite
Phologopite Sillimanite Xenotime
Picotite Sodalite Zírcon
Piedmontite Soda-orthoclase Zoísíte

274
VI. La dimensión internacional
de la política antártica
LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Y LA ANT ARTICA

Fernando Zegers Santa Cruz

1. INTRODUCCION

Los antiguos griegos y los filósofos medievales mostraron ya curiosidad por "la
terra incognita", por las regiones australes. Los gobernantes de la España de los
tiempos clásicos otorgaron concesiones hasta el Polo Sur en el siglo XVI, en las
que se originan precisamente los derechos chilenos. En los tres siglos siguien-
tes, los descubridores -navegantes de muchas naciones- tomaron contacto
con ella, preparando la exploración y asentamiento del hombre en la Antártica
que vería nuestro siglo. Finalmente, las reclamaciones y el ejercicio de sobera-
nía por varios Estados, los variados intentos de utilización iniciados por otros y
la conciencia general de su importancia para la humanidad dieron origen en
1959 al Tratado de la Antártica, desarrollado después en el Sistema jurídico
que hoy la rige.
El interés de la Comunidad Internacional por la Antártica se justifica por
su importancia para el clima y la ecología del mundo, para la ciencia, para sus
posibles utilizaciones. Sin perjuicio de los derechos existentes en la Antártica,
como los de Chile, de los reclamados allí y de la mayor relación que necesaria-
mente corresponde a los países más cercanos y vinculados geográficamente a
ella, ha habido siempre un interés internacional legítimo.
Ese elemento internacional está presente en el régimen jurídico en vigor
para la Antártica, que configura un subsistema armoniosamente integrado al
sistema internacional en su conjunto. Me refiero al Tratado Antártico y al
Sistema a que ha dado lugar, con las Recomendaciones de las Partes Consulti-
vas, las reclamaciones de soberanía, los actos jurídicos en el continente mismo y
los instrumentos complementarios, tales como las Convenciones para conser-
vación de las Focas y los Recursos Marinos y el régimen mineral en prepara-
ción.
El Tratado Antártico da adecuada satisfacción al referido interés interna-
cionallegítimo. En efecto, por una parte consagra a la Antártica como zona de
paz, desmilitarizada y desnuclearizada, libre de los conflictos político-militares;
la transforma en laboratorio científico; protege su ecología privilegiada. Desde
otro ángulo, establece un sistema de cooperación internacional que supere las
luchas de soberanía, de ideología, hemisferios y grados de desarrollo. El
régimen del Tratado y su Sistema son abiertos: cualquier Estado puede acceder
a ellos y participar en sus mecanismos, a la medida de su interés y actividad.
Sin embargo, una confluencia de factores ha acentuado un interés interna-
cional que podría exceder de lo legítimo y ha provocado una especie de
escrutinio, con caracteres de cuestionamiento, del Sistema del Tratado Antárti-

277
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

co. Me refiero al tema inscrito ante la XXXVIII Asamblea General de las Nacio-
nales Unidas, discutido en ella hace pocas semanas y objeto de una Resolución
que encomienda al Secretario General un estudio amplio y factual.
Otros dos procesos paralelos a la discusión en Naciones Unidas tienden a
configurar el momento más importante de la historia antártica desde la nego-
ciación del Tratado: la negociación de un régimen mineral, que complementa-
ría a la vez la reglamentación de los recursos y el Sistema del Tratado Antártico;
y la adecuación de ese mismo Sistema a las necesidades de su desarrollo interno
y la evolución mundial en el último cuarto de siglo.
Estos tres desarrollos -tratamiento del tema antártico en las Naciones
Unidas, preparación de un régimen mineral y adaptación del Sistema del
Tratado--, responden al creciente interés internacional por la Antártica, por
participar en su régimen jurídico y eventualmente en el aprovechamiento de
sus recursos.
U na sumaria consideración separada de cada uno de ellos permitirá llegar
a algunas conclusiones respecto a esta amplísima cuestión. .

2. EL TEMA EN NACIONES UNIDAS

El interés por la Antártica en los Organismos Internacionales no es del todo


nuevo.
En 1956 y 1958, intentó la India la inscripción de un tema en la Asamblea
General de las Naciones Unidas, iniciativa que no prosperó. En los años
sesenta, en el ámbito económico de la Organización, hubo iniciativas para
tratar materias relacionadas con el Sexto Continente en el Comi~é de Recursos
Naturales y en el Consejo Económico y Social o ECOSOC. Entre 1975 y 1978 la
Organización para la Agricultura y la Alimentación, FAO, consideró la cuestión
de los recursos marinos antárticos, en un ejercicio que concluyó con un recono-
cimiento de la jurisprudencia del Tratado en todo lo que atañe al ecosistema
antártico y en una cooperación de esta importante Agencia Especializada con
sus Partes Consultivas para la preparación de la Convención sobre la materia
que entró en vigor en 1982. En el seno de la 111 Conferencia de las Naciones
U nidas sobre Derecho del Mar, felizmente concluida en 1982 con la adopción
de un Tratado universal, hubo voces que quisieron considerar el tema antárti-
co, pero prevaleció un consenso no expresado de no darle tratamiento especial,
preservando así su propio régimen jurídico, sin petjuicio de la aplicación
cuando corresponda de las normas del Derecho del Mar general.
El Primer Ministro de Malasia sm¡citó en la XXXVII Asamblea General de
las Naciones Unidas el tema de la Antártica, sugiriendo en el Debate General
una mayor internacionalización. Más tarde, en diciembre de ese mismo año
1982, el Ministro de Relaciones Exteriores malayo formuló una declaración en
el mismo sentido en la sesión de firma de la Convendón del Mar. Con estas y
otras manifestaciones, ese país asiático, que hasta ehtonces carecía absoluta-
mente de toda relación con la Antártica, se transformó en el campeón de la
universalización de su tratamiento.

278
F. Zegers Santa Cruz I LA COMUNIDAD INTERNACIONAL Y LA ANTARTICA ...

Varios factores copulativos cooperaban al intento malayo. En primer


lugar, el interés por los recursos -reales, potenciales o imaginados-, de la
Antártica. La crisis del petróleo en los años 70 promovió una indagación
extendida acerca de las potencialidades que ofrecen las Plataformas Continen-
tales en este continente. La adopción casi universal, en esos mismos años, de la
Zona Económica de 200 millas, incorporada al nuevo Derecho del Mar, motivó
la búsqueda de nuevos recursos ictiológicos, abriendo así el descubrimiento del
krill, existente en enormes cantidades en el Océano Austral.
Fenómenos politicos coadyuvaban a ese creciente interés. El estancamien-
to de las negociaciones globales o diálogos norte-sur, esterilizados en forma
indefinida, ha originado una gran frustración y la búsqueda de nuevos campos.
En contraste con este fracaso, el éxito de la noción de Patrimonio Común
aplicada al Espacio Exterior y los Fondos Marinos Extrajurisdiccionales consti-
tuía una tentación para extenderla indebida y erroneámente a la Antártica. La
circunstancia del fin de la Conferencia del Mar, que había puesto en marcha un
proceso e interesado en asuntos afines a destacados dirigentes de todos los
países, confluía en el mismo sentido. Finalmente, la proyección pública de la
impresionante obra llevada a cabo por el Sistema del Tratado Antártico distaba
de ser adecuada, tanto por una extendida ignorancia a su respecto como por la
formación de prejuicios tan injustos como definidos.
La Conferencia de Países No Alineados, celebrada en marzo de 1983, en
Nueva Delhi, en donde uno solo de los miembros consultivos del Tratado,
Argentina, estaba representado, constituyó para Malasia la oportunidad ideal
para obtener un importante apoyo político. La reunión aprobó a sus instancias
una Resolución que solicita de las Naciones Unidas un amplio estudio sobre la
Antártica, teniendo en cuenta, entre otros factores, el Tratado Antártico.
Con el respaldo de dicha Resolución y fundada en l~ tradición de Naciones
Unidas de aceptar normalmente nuevos temas que sean suscitados por sus
miembros, Malasia;'en asociación con la isla caribeña de Antigua y Barbuda,
obtuvo en septiembre de este año la inscripción de la cuestión antártica en la
agenda de la XXXVl1I Asamblea General. Dicha inscripción se hizo sin voto pero
con la no participación y expresa reserva del régimen jurídico del Tratado
manifestados por sus Partes Consultivas.
La Asamblea asignó el tema a la Primera Comisión de Desarme, teniendo
presente que el Tratado Antártico y su Sistema proclamaron y han llevado a
cabo una de las mayores realizaciones históricas de la Comunidad Internacio-
nal en dicho campo. Luego de una discusión de dos días y medio, en la cual los
miembros del Tratado destacaron sus méritos, realizaciones y carácter abierto
y otros Estados sugirieron en variadas formas lo que estimaban como la
conveniencia de una mayor universalización, se aprobó por consenso una
Resolución que encomienda al Secretario General de las Naciones Unidas un
estudio. Dicho estudio debe ser amplio y factual-es decir, cubrir los diversos
aspectos de la Antártica-, pero teniendo en cuenta primordialmente el Trata-
do y el Sistema Antárticos.
U na vez más, las Partes Consultivas dejaban en claro que no consideraban
necesario el tratamiento del tema en Naciones Unidas, puesto que el Tratado y

279
POUTlCA ANTARTlCA DE CHILE

su Sistema son abiertos; y que entienden que nada puede afectar el régimen
jurídico existente en la Antártica. No objetaron sin embargo el consenso sobre
el estudio, que incluye la inscripción del tema en la próxima XXXIX Asamblea
General y obliga al Secretario General a informar en esa ocasión, aun cuando
no necesariamente a completar dicho estudio.

3. EL SISTEMA DEL TRATADO ANTARTICO

El Tratado Antártico ha dado lugar, en sus más de veinte años de vida. a un


desarrollo del régimen juridico y la realidad política de cooperación internacio-
nal que consagró.
Las Partes Consultivas del Tratado fueron aprobando, en sus reuniones
bienales, acuerdos, que se denominan Recomendaciones y son posteriormente
ratificados por ellas. Estas Recomendaciones han complementado las disposi-
ciones sobre investigación científica y conocimiento del medio antártico; han
desarrollado un conjunto de normas ecológicas para la protección del medio
ambiente y la fauna y flora nativas; y se han extendido a una variedad de
campos, tales como las comunicaciones de la Antártica con el resto del mundo,
el turismo, la meteorología y todo un complejo de materias propias de la
administración de esta región extrema del mundo a nombre de la humanidad.
En la Antártica misma, las Partes Consultivas han emplazado bases científi-
cas e instalaciones apropiadas para asegurar la logística y la vida humana en
ella. Estas actividades, constitutivas de actos jurídicos, han complementado las
disposiciones del Tratado y las referidas recomendaciones.
La protección y aprovechamiento de los recursos hicieron necesaria la
elaboración de instrumentos jurídicos complementarios. Las convenciones
sobre conservación de las Focas y los Recursos Marinos Antárticos fueron
originados por las Partes Consultivas y se relacionan estrechamente con el
Tratado de la Antártica.
El conjunto conformado por el Tratado, las Recomendaciones a que ha
dado lugar, la realidad de las reclamaciones y el ejercicio de soberanía en la
Antártica, los actos jurídicos originados en la presencia física de las Partes
Consultivas y los instrumentos complementarios ha sido denominado acerta-
damente como el Sistema del Tratado Antártico. Dicho Sistema configura un
régimen jurídico que ha recibido el reconocimiento a lo menos tácito de la
Comunidad Internacional, que se ha hecho expreso en diversas formas, como
ha ocurrido con las Memorias del Secretario General, la declaración de la
Conferencia de la FAO en 1975 y la cooperación con las Partes Consultivas de las
Agencias Especializadas.
En lo político, el Sistema del Tratado Antártico se integra armoniosamente
al de Naciones Unidas, pues consagra y da expresión a los principios y propósi-
tos de la Carta, constituye uno de las realizaciones más completas de la coopera-
ción internacional y tiene carácter abierto para todo Estado que se interese en
participar en él. Se trata, por tanto, de un subsistema integrado al Sistema
Internacional general.

280
F. Zegers Santa Cruz I LA COMUNIDAD INTERNACIONAL Y LA ANTARTICA ...

Sin embargo, tanto el desarrollo interno del Sistema mismo como la


evolución de la situación mundial en el casi cuarto de siglo de vida del Tratado,
han aconsejado su adaptación, la que fue iniciada por las Partes Consultivas en
su Xli Reunión Ordinaria, que tuvo lugar en Canberra en septiembre de 1983.
Concurrieron a dicha reunión todos los adherentes no Consultivos del Tratado
en calidad de observadores, los que han sido invitados a participar en igual
forma en las futuras reuniones ordinarias y a quienes se les reconoció derechos
y formas de participación que en parte venían ejerciendo. Se acordó asimismo
una serie de medidas para obtener una mayor y mejor difusión de los acuerdos
y logros del Sistema, a la vez que una mejor vinculación con terceros Estados,
Organismos Internacionales y entidades académicas, a la Agenda de las Reu-
niones Consultivas. Finalmente, fue incorporado en forma permanente el
tema, originalmente propuesto por Chile, sobre Operatividad del Sistema del
Tratado Antártico. .

4. RECURSOS MINERALES

El Tratado Antártico no trató directamente del aprovechamiento de los recur-


sos. A la medida que el interés universal por ellos lo ha hecho necesario, las
Partes Consultivas han tomado la iniciativa de llenar ese vacío y completar así el
Sistema del Tratado Antártico ..
Entre 1978 y 1980, sobre la base de una serie sucesiva de Recomendacio-
nes precedentes, las Partes Consultivas, con el concurso de otros interesados,
negociaron una Convención para la Conservación de los Recursos Marinos
Antárticos. Este instrumento -<¡ue al igual que el Tratado Antártico tiene
carácter abierto-, se funda en la defensa del ecosistema, vale decir del medio
natural y sus recursos marinos, y tiene un claro carácter conservacionista.
Permite la recolección de recursos vivos marinos sobre las bases del cumpli-
miento de las normas de conservación que establece y aplicará una Comisión
que crea, el respeto de las normas del Tratado Antártico y la protección de las
reclamaciones de soberanía.
A partir de 1981, y dando forma a la Recomendación xI-l, aprobada por
la XI Reunión Consultiva en Buenos Aires, se está negociando un régimen para
el aprovechamiento de los recursos minerales. Dicho régimen deberá basarse
en un criterio de aceptabilidad ecológica de las futuras actividades minerales,
estará estrechamente vinculado al Tratado, tendrá que consagrar una acomo-
dación entre las posiciones de reclamantes y no reclamantes de soberanía en su
seno, tener carácter abierto y contemplar el interés general de la humanidad.
Se ha acordado una moratoria de actividades minerales mientras se negocia el
régimen, a cuyo efecto se han celebrado reuniones en Wellington enjunio de
1982 y enero de 1983 y en Bonn en julio del presente año, las que proseguirán
en enero de 1984 en Washington.
Con la adopción y puesta en vigor de un régimen para recursos minerales
podría considerarse que se habría completado el Sistema del Tratado Antár-
tico.

281
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Los tres escenarios que se ha presentado sumariamente -la adaptación


del Sistema del Tratado Antártico, la negociación de un régimen mineral y el
escrutinio internacional en las Naciones Unidas-, manifiestan a la vez una
maduración en el régimen jurídico y la cooperación internacional en torno al
interés por él y sus recursos. Cabe discernir asimismo claras relaciones entre
estos procesos separados, que se influyen mutuamente.
El estudio de la operatividad del Sistema del Tratado Antártico -o, lo que
es lo mismo, su modernización-, obedece a una doble necesidad: por una
parte, a dar mayor eficacia a un instrumento que no tiene órganos o maquina-
ria; por otra, al perfeccionamiento de su apertura. El Tratado y su Sistema son,
como se ha visto, abierto, pero en un mundo que se ramifica y e'.'tiende sin
cesar, la publicidad y difusión de lo obrado así como la comunicación con
terceros adquieren renovada importancia.

5. LA OPERATIVIDAD DEL SISTEMA

En el Tratado y su Sistema participan, en realidad, todos los Estados que de una


u otra manera han invocado o ejercido derechos en la Antártica o en el futuro
los demás Estados que, a su vez, den expresión a un interés con vigencia en la
realidad.
Es cierto que el grado de participación en el Sistema depende de los
derechos y presencia históricos, manifestados en las reclamaciones de sobera-
nía, el descubrimiento, la exploración y la presencia antárticas; del interés por
la región, que se expresa en la adhesión al Tratado o los instrumentos comple-
mentarios, que son abiertos y que requieren simplemente de su manifestación;
y de la actividad desplegada, sea de carácter científico o relacionada con los
recursos en el caso de los regímenes existentes y en preparación. Esta participa-
ción progresiva y gradual contempla, sin embargo, etapas que de cualquier
Estado puede recorrer hasta adquirir la condición de Parte Consultiva --como
lo acaban de hacer Brasil y la India-, o pasar a formar parte de la Comisión de
los Recursos Vivos.
Se desprende del análisis precedente que los factores decisivos son, en
realidad el interés y la actividad en la Antártica y que estamos, por tanto, ante
una apertura perfecta, pero adaptada a esos dos criterios. La indicada gradua-
lidad parece corresponder, por una parte, a la medida de esfuerzo que una
nación ha llevado y lleva a cabo en la conexión de esta región extrema con el
resto del mundo, configurando así un daro criterio de equidad. Pero también,
lo que es igualmente importante, asegura que quien adopta decisiones sobre la
Antártica conoce y ha experimentado mínimamente su realidad y condición
únicas, que deben ser preservadas para beneficio de la humanidad.
La apertura indicada, sobre todo, si se completa en su operación práctica,
perfectible como toda obra humana, parecería ofrecer un vehículo coherente y
adecuado para el interés internacional o, a lo menos, para lo que tiene de más
legítimo y justo. Es por eso que el conocimiento y difusión del Sistema del
Tratado Antártico, así como su adaptación y modernización se relacionan
indudablemente con la discusión del tema en las Naciones Unidas.

282
F. Zegers Santa Cruz I LA COMUNIDAD INTERNACIONAL Y LA ANTARTICA ...

La preparación de un régimen mineral obedece más a motivaciones políti-


cas o de conveniencia general antártica que a factores de índole económica. Es
cierto que la llamada "crisis del petróleo", iniciada en los años setenta, motivó la
búsqueda de nuevas fuentes de hidrocarburos, pero no lo es menos que las
posibilidades de explotación económica en medio ambiente, la distancia y las
exigencias de carácter ecológico están implícitas en el llamado criterio de
aceptabilidad.
Las razones de fondo para la negociación en estos instantes de un régimen,
luego de años de vacilaciones entre las Partes Consultivas que consideraron
incluso la posibilidad de un parque ecológico, residen en que probablemente
sea imposible detener el interés de toda la humanidad por encontrar nuevas
fuentes de recursos. En relaciÓn a dicho interés y ~us posibles manifestacione!..
el relativo silencio del Tratado Antártico ha sido interpretado por algunos que
no reconocen necesariamente las reclamaciones de soberanía como permisivo,
o a lo menos no prohibitivo, de una explotación. La moratoria actual, declarada
formalmente entre las Partes Consultivas, adolece consiguientemente de fragi-
lidad.
En tales condiciones, aparece como preferible negociar y establecer un
régimen cuando todavía no se hayan creado intereses reales o manifestado un
conflicto. Ello permite, por otra parte, una exigencia mucho mayor en la
preservación del ecosistema único en la Antártica, en la cautela de los demás
necesarios y útiles usos de la misma y en la preservación del admirable Sistema
del Tratado. En una palabra, parece posible negociar ahora un régimen más
justo, ecologista y acorde con el Sistema Antártico. También es cierto que las
necesarias acomodaciones que el régimeri conlleva -entre reclamantes y no
reclamantes de soberanía, países libreempresistas y socialistas, desarrollados y
en desarrollo-- serán más fáciles de resolver racionalmente en el foro especiali-
zado y en el marco jurisdiccional del Sistema del Tratado Antártico.
Como también queda dicho, conviene considerar que un régimen apro-
piado para los recursos minerales podría completar el Sistema del Tratado
Antártico y solucionar las cuestiones que él dejó pendiente o las contradiccio-
nes que pudieren sobrevivir. Ello haría innecesaria toda revisión del Tratado
cuando se cum plan treinta años de su vigencia, es decir en 1991, evidencia que
se acentúa si se considera la apertura perfeccionada del sistema jurídico a que
ha dado lugar.
La negociación de un régimen sobre recursos minerales tiene asimismo
indudable relación con el proceso en Naciones Unidas, puesto que el interés
internacional se manifiesta con fuerza en lo que se ha estimado como "la hora
de los recursos", tal como no se expresó en los tiempos difíciles del descubri-
miento, la exploración, la incorporación al mapa y la conexión del Continente
Helado con el resto del planeta.
El consenso para encargar un estudio amplio y factual al Secretario Gene-
ral, con acento en el Sistema del Tratado Antártico, superó por este año los
enfrentamientos y el conflicto político que pudo tener lugar en la Naciones
Unidas. Sin embargo, las diferencias de opinión y las posiciones politicas que
pueden llegar a ser divergentes o conflictivas tenderán a manifestarse cuando

283
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

dicho estudio sea presentado o aún anteS, con ocasión del informe que deberá
presentar el Secretario General a la XXXIX Asamblea General, en 1984, en caso
de no haberlo completado.
El deseo general de participación en los asuntos antárticos manifestado en
. la Asamblea General puede teóricamente tener dos cauces básicos: el Sistema
del Tratado Antártico, con las adaptaciones ya decididas por o que puedan
decidir en el futuro sus Partes; o una proposición alternativa, cuya validez
jurídica o posibilidades políticas es altamente cuestionable pero que podría
contar con bastante apoyo en la Asamblea General si las posiciones se radicali-
zaren.
El Sistema del Tratado Antártico cuenta en su favor con una serie de
factores, que fueron esbozados previamente. Un régimen jurídico constituido
por el Tratado mismo, las Recomendaciones aprobadas en su virtud, las
reclamaciones de los miembros activos en la región y los instrumentos comple-
mentarios, en primer lugar. Este régimen que ha gozado de reconocimiento
internacional, es abierto y-contituye un subsistema que se integra en cierto
modo al Sistema de Naciones Unidas. Su existencia y vigor excluye a la vez la
creación de nociones jurídicas nuevas e incompatibles con él, tales como la
noción de patrimonio común, y la sustitución de los Estados partes por otros o
por foros diferentes.
Importante es también el fundamento político del Sistema, su legitimidad
y apoyo. El servicio prestado por el Sistema del Tratado Antártico a la Comuni-
dad Internacional está fuera de discusión y ha sido universalmente reconocido,
incluso en el debate general suscitado en la Primera Comisión de la Asamblea
General. La incorporación de la Antártica al mapa; el conocimiento de su
realidad y recursos; su comunicación por aire, mar y telégrafo con el resto del
mundo, y por tierra y las vías señaladas entre partes del mismo continente; la
preservación jurídica y práctica de su único ecosistema; y el milagro político del
establecimiento de la primera zona de paz, generalizada cooperación interna-
cional, ausencia de conflictos y libertad científica, constituyen una realidad
maciza e irrefutable. Debe sumarse a estas realizaciones la apertura del Sistema
evidenciada una vez más con la incorporación reciente de Brasil e India como
Partes Consultivas, y la vinculación del mismo con las Naciones Unidas, al
haber establecido una cooperación constante con las Agencias Especializadas.
También en lo político, cabe considerar la casi treintena de miembros del
Tratado, que representan a una inmensa mayoría del género humano, a
Estados de todas las latitudes incluidos los más cercanos a la Antártica, a
representantes de los diversos sistemas políticos y grados de desarrollo y, en
general, a todos los países que de una forma u otra han manifestado un interés
real por el Continente Helado. No cabe desdeñar la presencia física de larga
data de los miembros activos del Trata,do, que incluyen, entre otros, a todas las
Potencias del Consejo de Seguridad. Ni ignorar la importancia de la superación
de la lucha por la soberanía que podría revivir, o de la desmilitarización cuyo
cuestionamiento podría resucitar la carrera estratégica insinuada en los años
cuarenta y cincuenta.
Aquéllos que desean mecanismos ajenos al Tratado, de participación más

284
F. Zegers Santa Cruz I LA COMUNIDAD INTERNACIONAL Y LA ANTARTICA ...

fácil, O una apertura incondicional del mismo, podrían contar con los países
que han respaldado la Resolución de los No Alineados en Nueva Delhi.
Tras la corriente de opinión, teóricamente mayoritaria, que ha respaldado
la iniciativa de Malasia y con ella, la discusión en las Naciones U nidas de la
cuestión de la Antártica, con toda la amplitud implícita en el propio estudio
encomendado al Secretario General, están las corrientes internacionalistas que
se han visto alentadas por los éxitos de la Conferencia del Mar y la aplicación a
situaciones distintas de la noción del patrimonio común.
La tendencia en tal sentido insinuada en Nueva Delhi y manifestada en
principio en el debate de la XXXV1I1 Asamblea General se alimenta de un
desconocimiento bastante generalizado acerca de la realidad antártica, el siste-
majurídico que la rige y sus realizaciones. Esta ignorancia proviene, en parte,
de la ausencia en el Tratado Antártico de una Secrataría y de mecanismos de
difusión de sus acuerdos y realizaciones; y en medida importante también
obedece a que el interés por la región comienza a manifestarse recién en "la
hora de los recursos".
En el debate ante la Primera Comisión, la generalidad de los oradores
ajenos al Tratado, reconociendo sus logros en los campos del desarme y la
cooperación internacional, pedían una participación más abierta y universal.
Algunos, analizando el Sistema del Tratado, solicitaban que dicha participa-
ción fuese abierta sin condiciones ni grados, vale decir sin mediar actividad
alguna en la Antártica, la que era presentada como cara y difícil para un país en
desarrollo. Al formular estas peticiones, ciertos oradores criticaban más o
menos abiertamente, las características del secreto, "elitismo" y otras semejan-
tes, injustamente atribuidas al Tratado y sus procedimientos. Los mismos
creadores manifestaban invariablemente interés por los recursos antárticos.
varios expositores, de una manera directa o indirecta, pidieron o sugirieron la
aplicación del patrimonio común e invocaron la analogía con los Tratados
sobre la Luna y otros Cuerpos Celestes y la Convención del Mar.
Un grupo de opinión dentro del conjunto de Estados no partes del
Tratado Antártico aludió a la ecología y pidió o sugirió la posibilidad de
transformar o mantener el territorio Antártico como parque ecológico, propo-
sición contradictoria con las anteriores, que a veces era formulada en conjunto.

6. LA RELACION CON LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Finalmente, cabe considerar, dentro de las críticas al Tratado, una cuestión de


otra índole.
La reciente Asamblea General! presenció el surgimiento de un problema
político, previsible, es cierto, que va a estar presente en forma negativa en todas
las instancias posteriores del tema antártico. El Grupo Africano objetó la
representación del continente por Sudáfrica y, más aún, la presencia misma de
dicho país en los mecanismos de decisión del Tratado y su Sistema. Sus
miembros presentaron una enmienda a la Resolución aprobada por consenso
en el sentido indicado, cuyo retiro fue dificil y obtenido a última hora.

285
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

El debate en la XXXVIII Asamblea General y el estudio del Secretario


General, junto a los movimientos de Cancillería, comentarios periodísticos y
trabajos académicos, tendrán que dar lugar a un encuentro y síntesis de estas
posiciones aparentemente contradictorias. Se producirá, por'cierto, un mejor
conocimiento y difusión de la realidad y personalidad únicas de la Antártica,
del Tratado y su Sistema y de la obra realizada bajo su marco. Este efecto
positivo irá necesariamente acompañado de una extensión del interés por la
cuestión antártica, el que tenderá a promover a su vez una'consolidación de su
tratamiento en las Naciones Unidas.
La relación entre Sistema del Tratado Antártico y el resto de la Comuni-
dad Internacional, presente hasta ahora en el foro interno de las Reuniones
Consultivas por medio del tema de su operatividad suscitado por Chile y
discutido en las reuniones de 1981 Y 1983, se proyectará con certeza al ámbito
mayor y será determinante en los resultados de la discusión iniciada en las
Naciones Unidas. El ideal, naturalmente, es que exista una aceptabilidad
general de dicho régimen jurídico y sistema político, con las adaptaciones que
puedan parecer posibles y convenientes.
En caso que no se produjera el referido acuerdo o consenso, podríamos
vernos en la situación de la aprobación por mayoría de Resoluciones de la
Asamblea General que tiendan a internacionalizar la cuestión antártica y
arrancarla de los marcos jurídicos y políticos que le son propios, vale decir los
del Sistema del Tratado. Podría darse también la situación de un voto negativo
y unánime de las Partes activas del Tratado Antártico que privaría de valor
jurídico a las Resoluciones que determinadas mayorías pudieren querer impo-
ner, y no alteraría necesariamente la situación real en el continente mismo,
pero originaría un conflicto político de dimensión y proyecciones variables.
Si conviene que el Sistema de Tratado Antártico reciba un cierto grado de
aceptabilidad internacional, algo parecido debería ocurrir en el caso del régi-
men sobre recursos minerales en preparación. Dicha aceptabilidad ha sido
denominada, en el lenguaje empleado por las Partes Consultivas en sus delibe-
raciones, como "acomodación externa" (para diferenciarla de la llamada "aco-
modación interna" o solución que pueda satisfacer los intereses y posiciones de
reclamantes y no redamentes de soberanía)
Estamos, por tanto, ante una situación altamente dinámica, en la que
confluyen los tres procesos o desarrollos a que hemos venido aludiendo, los
cuales se relacionan e influyen entre si: la adaptación del Sistema del Tratado,
la preparación de un régimen mineral y el tratamiento del tema antártico en la
Naciones Unidas.
El conjunto de esta situación internacional configura un momento históri-
co, cuya importancia admite pocos parangones en el devenir polltico de la
Antártica. .
No cabe duda que el Tratado Antártico y el Sistema que ha originado
constituyen una de las mayores realizaciones de r;l cooperación internacional
en este siglo. Más aún, puede estimarse que se trata de un subsistema, armonio-
samente integrado al sistema internacional general y que ha funcionado y
funciona mejor que este último.

286
F. Zegen Santa Cruz I LA COMUNIDAD INTERNACIONAL Y LA ANTARTICA ...

La Antártica y su régimen jurídico constituyen prácticamente el único


escenario internacional donde cooperan en toda circunstancia las grandes
potencias rivales del mundo, países que no tienen relaciones diplomáticas entre
sí y, aún, Estados envueltos en un conflicto bélico en el curso mismo de dicho
conflicto. Casi una décima parte del planeta ha sido sustraído de las luchas por
el poder y los conflictos geopolíticos y trasformada, en cambio, en zona de paz.
en la cual no se admiten armamentos ni armas nucleares; laboratorio científico
para toda la humanidad; y área en donde el medio ambiente y las especies
nativas han sido conservados en estado natural.
Superando los legítimos conflictos allí suscitados por las cuestiones de
soberanía. se ha establecido un régimen jurídico que ha logrado la maciza
realización internacional descrita y permite la participación de cualquier Esta-
do. a la medida de su interés y actividad. Está abierto asimismo a la acción y
cooperación de Organismos Internacionales competentes y entidades acadé-
micas interesadas.
Constituiría una verdadera tragedia que el interés creciente por las cues-
tiones antárticas, legitimo y aún loable en sí mismo. pudiese originar un
desafio, un cuestionamiento o un peligro para tan acabada realización interna-
cional. que tan grandes beneficios ha proporcionado y está destinada a originar
para el género humano.
Si el Sistema del Tratado Antártico fuese verdaderamente afectado por un
cuestionamiento que a veces se insinúa en el horizonte; o. peor aún, si esa
magnífica obra de cooperación internacional fuese destruida, no sólo cesarían
los logros antes descritos sino que se abriría en forma intensificada la lucha
polftica por la ocupación de esta región estratégicamente privilegiada del
planeta; se reescenificaría la lucha por la soberanía, puesto que quienes la
reclaman o ejercen tendrían que hacerla valer en toda su dimensión y crearía
así un foco de tensión internacional de imprevisibles consecuencias.
El camino está a la vista y es claro. Siendo. como es, el Tratado y todo el
Sistema Antártico abierto. debería bastar con evidenciar y. si cabe. perfeccionar
dicha apertura. A ello deberá contribuir sin duda el estudio factual que se le ha
encomendado al Secretario General de la Naciones U nidas, que será un vehícu-
lo adecuado de difusión de la realidad de la Antártica. las características del
régimen jurídico que la rige y la obra que ha sido realizada en el Continente
Helado.
Si tan positivo resultado se obtuviese, el tratamiento de este tema en las
Naciones Unidas habrá respondido al interés internacional legítimo por la
Antártica y habrá prestado un servicio indudable al destino de esta importante'
región y un beneficio a la humanidad toda.

287
LA ANT ARTICA y EL DESARME

Pilar Armanet

1. INTRODUCCION

Es un hecho indiscutido que en la actualidad el sistema internacional contem-


poráneo se enfrenta a una tendencia completamente nueva y que se expresa en
el fenómeno de la universalidad, la interdependencia y la globalidad de los
problemas que enfrenta la comunidad internacional.
Esta tendencia se percibe con la mayor claridad en las relaciones económi-
cas internacionales y en los problemas relativos a la seguridad y la defensa.
En el campo económico la crisis recesiva actual que afecta en mayor o
menor medida a todos los países" es una muestra clara de ese fenómeno
internacional. Esta crisis económica, viene a superponerse a la reciente toma de
conciencia sobre la limitación de los recursos existentes en el planeta y la
dificultad inevitable que se cierne sobre la capacidad de la economía, la ciencia
y la tecnología, para mantener los niveles de vida de una población siempre en
aumento l .
Esta realidad es particularmente difícil de aceptar por parte de los países
desarrollados, que enfrentan esta situación de escasez de recursos con una
profunda sensación de vulnerabilidad. Los recursos básicos se encuentran
ubicados fundamentalmente en los países en desarrollo, que se caracterizan
por ser geográficamente alejados de los centros de producción, políticamente
inestables y económicamente dependientes.
A ello se agrega también el proceso de presencia creciente de Jos paíes en
desarrollo en la toma de decisiones a nivel de la comunidad internacional
organizada, a través de su participación activa y constante en los distintos foros
de negociación internacional; en los cuales las relaciones Norte-Sur se encami-
nan por la senda de la confrontación y el antagonismo.
En el plano de la seguridad, nos encontramos también con esta tendencia a
la globalidad en el concepto de la defensa. Los países desarrollados y especial-
mente las dos superpotencias acumulan poder bélico para finalidades múlti-
ples, entre las cuales se destacan principalmente la mantención del equilibrio
estratégico y la' permanencia de su predominio en las zonas de ejecicio de su
capacidad hegemónica. A ello es necesario añadir el emergente poder del
armamento nuclear y convencional sofisticado, como símbolo de prestigio
internacional basado en el potencial científico, tecnológico y económico del
país que lo desarrolla.

I Al respecto ver Raúl Prebisch "Crisis del Capitalismo y Periferia" en Problemas


Econ6micos del Tercer Mundo, Editorial de Belgrado, Buenos Aires 1983, p. 10.

289
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

En ambos planos nos encontramos entonces con una tendencia a la globali-


dad de los problemas, que vienen enfrentándose con una mentalidad clara-
mente inadecuada. La interdependencia económica exige la concentración y la
búsqueda de la complementación. Sin embargo, los países han escogido el
camino de la confrontación y el proteccionismo, agudizando aún más los
problemas que se enfrentan.
En el terreno del armamentismo, el problema es aún más dramático, ya
que los países no encuentran puntos de acuerdo suficientes para mantener vivo
ni siquiera un diálogo meramente formal, produciéndose por el contrario,
señales claras de ruptura y conflicto. La opinión pública consciente de los
peligros que conlleva esta actitud, comienza a expresarse masivamente en
gigantescas manifestaciones de protesta contra la amenaza nuclear, perfilán-
dose la conformación de un movimiento transnacional pacifista que, al margen
de consideraciones sobre su posible signo ideológico, es un fenómeno que
existe y que continúa creciendo.
En este contexto la realidad del sistema Antártico aparece como un orde-
namiento jurídico y político, fundamentado en los valores de la cooperación y
la paz, cuya adaptación y creciente relación con el sistema internacional en su
conjunto con sus tensiones y conflictos, producirá necesariamente situaciones
nuevas y problemas difíciles de resolver.

2. LA ANT ARTICA y
SU INCORPORACION AL SISTEMA INTERNACIONAL

Las tensiones que se derivarán de la incorporación de la Antártica a la realidad


internacional contemporánea con sus características de globalidad e interde-
pendencia, provienen a nuestro juicio de dos tipos de elementos especialmente
conflictivos: su significación económica y su valor estratégico.
Hasta la fecha, el continente helado se ha mantenido alejado de esta
tendencia universal a la globalidad, menteniéndose como un laboratorio cientí-
fico, político yjurídico. Ello principalmente por sus condiciones geográficas, la
dificultad tecnológica de acceder a sus recursos y la existencia de un tratado
internacional que ha proporcionado respuestas edecuadas y oportunas a los
problemas que el desarrollo de la actividad antártica ha ido planteand0 2 •
En el plano de la seguridad, su definición en 1959 como zona desnudeari-
zada y desmilitarizada, ha conseguido mantener a la Antártica desvinculada del
fenómeno armamentista. La existencia de una región de esa importancia
estratégica, que persiste como una zona de paz, es ya en si misma una prueba de
eficiencia y validez.
¿Por qué ha podido separarse a la Antártica del régimen internacional de
confrontación, permaneciendo como' una isla de cooperación dentro del siste-

2Francisco Orrego Vicuña "Una política para los.recursos antárticos" en La A ntártica


y sus recursas, Francisco Orrego Vicuña (ed.), Editorial Universitaria, Colección Estudios
Internacionales, Santiago, 1983, p. 15.

290
Pilar Armanet I LA ANTARTlCA y EL DESARME

ma internacional contemporáneo? ¿Cuál es el mérito del tratado y cuáles son


las características que han favorecido esta realidad?
No queremos desconocer que su principal defensa ha sido precisamente
su entorno geográfico que dificulta la explotación de los recursos existentes,
constituyéndose en reserva futura de ellos, para el momento en que los reque-
rimientos hagan tecnológicamente posible y económicamente rentable S'l ex-
tracción. Este hecho favorece, en gran medida, una discusión más desapasiona-
da en torno al sistema antártico. Sin embargo, no es por ello menos cierto que
existen algunas características del propio tratado y del sistema antártico que
han permitido su salvaguardia y mantención como una zona de paz, que
desafortunadamente no se encuentran presentes en otros ámbitos de la comu-
nidad internacional.

3. EL TRATADO ANTARTICO y SUS IMPLICACIONES


PARA LA COOPERACION y LA PAZ

Sin entrar en un análisis detallado de las principales disposiciones del Tratado


Antártico, labor que ha sido desarrollada con especial mérito por destacados
especialistas nacionales y extranjeros, especialmente de los países consultivos
del Tratado, quisiéramos señalar someramente aquellas normas que consa-
gran principios que a nuestro juicio contribuyen a consagrar un esquema de
paz y cooperación en el continente antártico.
l. La existencia de un conjunto de valores e intereses compartidos por todos
los Estados Miembros, sin distinción de su nivel de desarrollo, su signo ideoló-
gico, ni su orientación política o económica. Ello produce un compromiso de las
partes con el sistema antártico, que privilegia el interés común por sobre los
intereses individuales de los Estados.
Este conjunto de intereses y valores comparativos aparecen consagrados
en el preámbulo y la normativa del Tratado y contituyen su principal soporte.
Entre ellos. señalamos como los más importantes:
a) La utilización pacifica de la Antártica;
b) Libertad y cooperación en la investigación científica;
c) Transparencia en la información y el conocimiento científico;
d) Posibilidades de control mutuo en el cumplimiento de los objetivos del
Tratado.
Todos estos valores que expresados en normas claras y precisas. han
permitido la subsistencia del sistema antártico en las condiciones acordadas en
1959, y en torno a ellos deberá adecuarse el nuevo momento que vive la región.
2. La existencia de un importante grado de igualdad jurídica de los Estados
Miembros que participan como partes consultivas en el Tratado Antártico.
Desde sus inicios el sistema antártico estableció un cierto nivel de igualdad
jurídica entre los países que compatibilizaban un conjunto de situaciones muy
complejas que se manifestaban al momento de la suscripción del Tratado. Por
una parte, existía un conjunto de Estados que proclamaban su soberanía y que

291
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

no estaban dispuestos a renunciar a ella; por otra parte exisUa una clara
superioridad cientlfico-tecnológica de las dos superpotencias que contando
con los medios adecuados "se desplazaban a través de toda la región sin
reconocer soberanía, pero reservando sus propios derechos"; y por último
exisUan otros Estados que no reconocían derechos soberanos en la Antártica y
"otros que se reservaban el derecho a proclamarla eventualmente"3.
Esta multiplicidad de situaciones fue resuelta a través del artículo IV, que
establece un cierto congelamiento de la realidad jurídica antártica "permitien-
do a todos los integrantes colaborar conjuntamente sin poner en peligro su
posición nacional"4.
El status de Parte Consultiva concede a los Estados que detentan (:~e
carácter la calidad de potencia antártica co.n la capacidad de coadministrar todo
el territorio, independientemente de sus reivindicaciones o títulos históricos.
La necesidad de mantener vigente el régimen, la igualdad jurídica de las partes
y la legitimidad que se otorgan mutuamente las partes en el ejercicio de sus
derechos antárticos, estructuran un cuerpo político normativo único en la
organización internacional contemporánea.
3. En el plano de la seguridad regional y la mantención de la Antártica como
zona de paz, esta igualdad jurídica no habría sido posible si se hubieran
repetido en la zona, las profundas desigualdades existentes en el nivel de
acumulación y sofisticación de armamentos que poseen los distintos miembros
del Tratado Antártico. De alli que, ella sólo pudo lograrse a través de una
renuncia previa y definitiva de la militarización y nuclearización de la Antár-
tica.
4. Una de las características más sobresalientes del sistema internacional
contemporáneo reside en una falta de coordinación entre las normas y la
realidad. Las instituciones ideadas para un mundo más simple y menos inter-
dependientes acusan debilidades estructurales, frente a las cuales no existe un
poder hegemónico con la suficiente capacidad para imponer un orden nuevo.
El deterioro del poder real de imposición de modelos de organización política o
económica a nivel internacional que detentan hoy las grandes potencias, exige
del proceso de elaboración de normas e instituciones un espíritu de coopera-
ción, de valores compartidos y de cierto acuerdo en los mecanismo de opera-
ción de este nuevo orden que están muy distantes de la realidad contempo-
ránea.
Frente a esta antinomia entre norma y realidad, y aun más entre norma y
valor jurídico protegido. aparece el sistema antártico como un esquema que
establece un conjunto de normas simples y cIaras, que delimitan específicamen-
te el nivel de actividades permitidas y prohibidas dentro del sistema, dando una
preferencia muy especial al trabajo científico y al desarrollo tecnológico en bien
de la humanidad.

8Roberto E. Guyer "El Interés antártico en las relaciones internacionales" en La


Antártica y sus recursos; Francisco Orrego Vicuña (ed.) op. cit., p. 371.
4Ibid p. 374.

292
Pi1ar Armanet I LA ANTARTICA V EL DESARME

Es a nuestro juicio en este terreno, en el que el Tratado Antártico debe


adaptarse con fexibilidad creciente a las nuevas realidades que allí se plantean.
El establecimiento de un régimen para la explotación de los recursos minerales
antárticos coherentes con los valores primordiales de la paz, la conservación del
medio ambiente, la investigación científica y tecnológica, es un paso necesario
que debe tener una vertiente normativa eficaz para mantener esa necesaria
coherencia entre realidad y norma.

5. Es un hecho indiscutido que cualquier acuerdo de seguridad, desarme o


control de una zona de paz requiere como fundamento básico un cierto grado,
de confianza entre las partes que lo suscriben o conforman que debe ir más allá
de la simple declaración política del Estado involucrado. Es el fenómeno de la
inspección y del control uno de los puntos más delicados en el establecimiento
de sistemas de control de armamentos y desarme, especialmente por la perma-
nente negativa de algunos Estados, y particularmente de la Unión Soviética de
permitir un control imparcial y ajeno de sus instalaciones y stoks de arma-
mentos.
El reconocimiento de la facultad de inspección y control de las actividades
antárticas de cada uno de los paises por todos y cada uno de los demás países
miembros, constituye el fundamento básico de fomento de la confianza que
fundamenta precisamente el mantenimiento de la Antártica como zona de paz.
En un terreno estratégico tan sensible, la mera sospecha de actividades bélicas
podría provocar un proceso armamentista irreversible.
De allí que el mecanismo de control sea a nuestro juicio uno de los pilares
básicos para el mantenimiento de la Antártica como zona desnuclearizada y
desmilitarizada.

6. El convencimiento de las partes de que el sistema antártico es el mejor


medio existente para preservar ese esquema de coexistencia yen consecuencia
su creciente interés por mantenerlo vigente, realizando para ello todos los
esfuerzos posibles para efectuar adecuadamente el proceso de adaptación del
Tratado a las nuevas realidades. estableciendo normas oportunas y efectivas
para las actividades que comienzan a realizarse y las que se vislumbran como
significativas en el futuro.
Desde el punto de vista político, la difusión del carácter "abierto" del
Tratado, a todas aquellas naciones que manifiesten un interés permanente y
sustancial en la Antártica, como también la aplicación de los beneficios que
obtienen las partes adherentes por su incorporación al Tratado, son mecanis-
mos que permitirán flexibilizar el Tratado ante las nuevas demandas de la
comunidad internacional.

7. La capacidad de los Estados miembros para establecer una área especial en


la cual es posible establecer relaciones de cooperación y no de confrontación.
precisamente porque la actividad de los Estados dentro del sistema antártico es
una presencia distinta y separada de su rol global en el sistema internacional.
De allí que sea posible que en el sistema antártico puedan ocupar la misma mesa

293
POLlTICA ANTARTICA DE CHILE

Estados Unidos y la Unión Soviética, Gran Bretaña y Argentina ei'.... p1eno


conflicto de las Malvinas, por mencionar sólo los casos más extremos.
Muchas organizaciones internacionales han fracasado precisamente por-
que han desvirtuado la misión para la cual fueron creadas, intentando asumir
posiciones en problemas políticos o ideológicos. En este aspecto la Antártica ha
permanecido al margen de estos ámbitos conflictivos, concentrando su acción
en aquellos aspectos técnicos, políticos y jurídicos que dicen relación única y
exclusivamente con los problemas antárticos.

4. EL FUTURO DE LA ANTARTICA COMO ZONA DE PAZ


Estas profundas diferencias que presenta la Antártica en relación al sistema
internacional contemporáneo son al mismo tiempo su principal defensa y su
fuente fundamental de vulnerabilidad. Una adaptación abierta y sin ningún
grado de planificación de la Antártica a las tensiones de la realidad contempo-
ránea, no haría sino reproducir en esa zona todas las pugnas y conflictos que
han permanecido alejados de la Antártica por voluntad y compromiso de las
partes. Una falta de flexibilidad o una negativa total a reconocer la necesidad
de una adaptación gradual a la realidad internacional puede ser igualmente
peligrosa.
Para los países en desarrollo que participan en el sistema antártico, éste es
uno de los pocos foros en los que negocian en igualdad de condiciones con las
superpotencias y las potencias intermedias porque comparten allí una multitud
de intereses. La conservación de la Antártica en condiciones de equilibrio
ecológico y los rígidos controles para ejercer actividades de prospección, inves-
tigación y cuantificación de recursos, permitirá probablemente que estos países
puedan adquirir la necesaria experiencia y capacidad para participar por sí
mismos o en colaboración con otros Estados, en la explotación de los recursos
cuando ello sea económicamente necesario.
La reciente incorporación del tema de la Antártica a las Naciones Unidas y
la decisión de asignar su estudio a la Primera Comisión, proporciona a nuestro
juicio un camino posible y tal vez el más adecuado para defender la persistencia
del sistema antártico en un foro internacional. En un área completamente
alejada de los logros aún más insignificantes, la existencia de una región
desnuclear1zada y desmilitarizada debe ser un aporte renovador, especialmen-
te porque participan en él todo tipo de países. La confluencia de intereses de las
dos superpotencias, de países en desarrollo y desarrollados, debe ser un ejem-
plo de un posible camino a seguir en otras áreas geográfica o en otros campos
del desarme cuyas negociaciones han estado estancadas desde hace mucho
tiempo.
La acción permanente y creativa de los países miembros, una información
adecuada a la opinión pública mundial acerca de los riesgos de la militarización
de la última región pacífica del planeta deben ser estrategias muy claras para la
acción en los próximos años en la defensa del sistema antártico.

294
VII
El marco administrativo
de una política antártica
, ;

I
LA POLITICA ANT ARTICA CHILENA y
LAS BASES DE UNA ESTRUCTURA
ADMINISTRATIVA

Juan Guillermo Valenzuela

1. INTRODUCCION

El diseño de cualquier política nacional, parte, necesariamente, definiendo un


elemento esencial: El Objetivo Nacional. En el caso de la política antártica, éste
se define como la reafirmación de la soberanía nacional en el territorio antárti-
co chileno, cuyos límites fueron fijados mediante Decreto su premo N° 1.747 de
6 de noviembre de 1940.
El ejercicio de actos de soberanía, como la ocupación, la exploración, el
estudio e inventario de las riquezas del territorio, la investigación científica
chilena, entre otros, son actos tendientes a confirmar el valor jurídico de los
títulos chilenos en la Antártica y, elementos que materializan el Objetivo
Nacional antes enunciado.
Esta reafirmación soberana ha sido un principio constante y permanente
en la polftica antártica de Chile. Se complementa con diversas acciones tendien-
tes a hacer efectiva su participación en las decisiones que afecten de manera
importante al Continente Antártico.
En efecto, más allá de las legítimas reclamaciones de Chile en el Territorio
Antártico, se dan ciertos hechos que también deben ser considerados en un
análisis realista que formule planteamientos viables.
En diciembre de 1959, doce países -incluyendo a Chile- suscribieron el
Tratado Antártico, el que entró en vigor en junio de 1961 luego de ser
depositado el último instrumento de ratificación. Con posterioridad, han
adherido al Tratado numerosos otros países; todos ellos, con sistemas políticos
y grados de desarrollo muy diversos. Asimismo, los derechos o fundamentos en
que basan sus respectivas reclamaciones sobre el territorio antártico y sus mares
son de variada naturaleza jurídica.
No obstante lo anterior, "La negociación del Tratado Antártico puede
considerarse como una de las más significativas y exitosas de la historia
contemporánea"l. Por una parte, dio origen al Sistema Antártico, y. se creó
-por primera vez en el mundo-- una zona de paz, no contaminada, desnu-
c1earizada y desmilitarizada.
Por último, el interés que en diversas potencias está despertando la Antár-
tica, cuyos variados y apreciados recursos naturales aparecen tecnológicamen-

lZegers Santa Cruz, Fernando. "El Sistema Antártico y la cuestión del aprovecha-
miento de los recursos en el área". En: Estudios Internacionales,julio-septiembre 1979, N°
47, pp. 299.

297
POUTICA ANTARTICA DE CHILE

te explotables y económicamente rentables, hace necesario que Chile desplie-


gue un importante esfuerzo en orden a ejercer actos de soberanía, dentro de
los espacios que el marco jurídico y político del Sistema Antártico permitan.
La capacidad económica. cientifica y tecnológica que el país ponga al
servicio de esta empresa es. sin duda. un elemento clave. No lo es menos, la
estructura administrativa que al servicio del mismo objetivo sea diseñada. Una
organización administrativa eficiente. que coordine los múltiples elementos e
instituciones que, desde diversos ángulos, se vinculan al desarrollo antártico,
podra contribuir en forma relevante a materializar el Objetivo Nacional antes
mencionado.

2. MARCO INSTITUCIONAL

En la actualidad todo lo relacionado con los Asuntos Antárticos es de compe-


tencia del Ministerio de Relaciones Exteriores, conforme con su Ley Orgánica.
El D.F.L. N° 151 de 1978, del Ministerio de Relaciones Exteriores que materia-
lizó el indicado Estatuto, formó un Consejo de Política Antártica, cuya función
principal es determinar las bases políticas, científicas, económicas yjurídicas de
la acción nacional en el territorio Antártico Chilen02 •
El Consejo de Política Antártica, está integrado de acuerdo con el estatuto,
por once miembros:
l. El Ministro de Relaciones Exteriores que lo preside;
2. El Ministro de Defensa Nacional;
3. El Ministro de Hacienda;
4. El Viceministro de Relaciones Exteriores;
5. El Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional;
6. El Subsecretario de Relaciones Exteriores;
7. El Director de Planificación;
8. El Director de Fronteras y Límites del Estado;
9. El Director del Instituto Antártico de Chile;
10. El Director de Polltica Especial, quien actuará además, como Secretario
Ejecutivo del Consejo, y
11. Un ex Ministro de Relaciones Exteriores designado por el Ministro de
Relaciones Exteriores.
Se establece asimismo, la facultad del Presidente del Consejo para incluir a
otras personas de reconocida versación, como para establecer Comités de
trabajo.
En marzo de 1982 mediante D.F.L. N" 82 (RR.EE.), se promulgó el
estatuto orgánico del Instituto Antártico de Chile (Il\:ACII), organismo autÓno-
mo que asesora al Ministerio de Relaciones Exteriores en el cumplimiento de
las obligaciones asumidas por nuestro país en el Tratado Antártico de Was-

2D.F.L. N° 161 de 1978, Min. RR.EE. Párrafo 5", arto 13 "Del Consejo de Politica
Antártica".

298

I
Juan G. Valenzuela I LA POLITICA ANTARTICA CHILENA Y LAS BASES...

hington de 1959. En la actualidad INACH, se vincula al Ministerio a ,través del


Viceministro, y ha tendido a identificarse como un organismo técnico encarga-
do de planificar y coordinar las actividades científicas y tecnológicas que, tanto
organismos públicos como privados, lleven a cabo en el Territorio Antártic.9
Chileno.
En el Gráfico N° 1 puede observarse la estructura orgánica que integra a
las diferentes instituciones y dependencias que, a través del Ministerio de
Relaciones Exteriores, o al interior de éste, se vinculan a los asuntos antárticos.
Existen no obstante, ciertos organismos que no estando dentro del esquema
formal mencionado, realizan estudios o in vestigaciones, de carácter científico y
académico de problemas antárticos. Entre éstos, cabe destacar la Fundación
Chile, el Instituto de la Patagonia y, el Instituto de Estudios Internacionales de
la Universidad de Chile. Este último, ha cumplido un importante papel dentro
del esfuerzo que desde hace algunos'años se viene desarrollando en orden a
formular una Política Antártica.
Con respecto a aquellas actividades que se han derivado del Tratado de
1959, nuestro país ha mantenido una política continua de fortalecimiento de
este régimen jurídico especial. Cada dos años se realizan reuniones consultivas
de los países que lo formaron, y,las conclusiones o recomendaciones que de ahí
emanan, tienden a asegurar el uso de la Antártica exclusivamente para usos
pacíficos, como zona no contaminada, desnuclearizada y desmilitarizada.
Para los efectos anteriores, en cada país firmante funciona una sección del
Comité Científico de Investigaciones Antárticas (SCAR). Este Comité de 16
miembros, es presidido por el Director del Instituto Antártico Chileno, institu-
ción a través de la cual se relaciona con el Ministerio. Lo forman investigadores,
miembros de las fuerzas armadas, funcionarios de Institutos de CORFO y de
INACH, entre otros.
Cabe destacar que el SCAR es una institución que, aunque creada al am paro
del Tratado Antártico, trabaja coordinada con los Gobiernos, pero no subordi-
nada a ellos, lo que ha permitido un avance significativo en importantes áreas
científicas3 • Cabe destacar que por recomendación de SCAR los paises signata-
rios del Tratado, han adoptado, entre otras, las siguientes recomendaciones:
Medidas de resguardo de la flora y fauna antártica4 •
Reglas de conducta en las Bases Científicas y en las Expediciones.
Código para el uso de isótopos radiactivos en investigación.
Prohibición de usar la Antártica como vertedero de desechos nucleares.
La Convención antártica sobre la foca.
En nuestro país, el Comité Nacional de SCAR se relaciona, a través del
INACH con el Ministerio, aunque existen vínculos también con el Estado Mayor

gVer Gjelsvik, Tore The Work ofSCARforConservation of Nature in the Antarctic En:
DesarrolúJ de la Antártica, Francisco Orrego V. y Augusto Salinas (eds.) Ed. Universitaria
1977, pp. 328 Y siguientes.
4lnc1uye prohibición de introducir especies extrañas; delimitación de áreas de
protección especial; especies de protección especial; y, sitios de interés cientifico especial.

299
Gráfico N" 1
ORGANISMOS RELACIONADOS CON LOS ASUNTOS ANTARTICOS CHILENOS

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1'"'''=°''' I I
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I
CIlN.lUHTO
ti Qilu . corrro· UFAF'
I

01

NOTAS:
111 Integrantes del Consejo de Política An~rtica, según OH, N" 161 "Estatuto Orgánico del Ministerio de Relaciones Ext",iores'
121 Aaoria especial recientemente creada en la Cancillerfa.
131 OrganÍSlnO$ independientes cuyos a¡¡ortes son directamente canalizados hacia el Vir;;¡ministto o el Canciller:' Instituto de Estudios Internacionales U. de Chile. Instituto de la Patagonia XII Región. fundaculn Chile, Conicyt.

,-
Juan G. Valenzuela / La POLlTlCA ANTARTICA CHILENA y LAS BASES...

de la Defensa Nacional, la Fuerza Aérea, CORFO y la Universidad de Chile,


entre otros.
En cuanto a las acciones que realizan las Instituticiones de la Defensa
Nacional, puede observarse en el Gráfico 1 que todas ellas tienen un Departa-
mento o División que se preocupa en forma especial por los asuntos antárticos.
Cabe destacar que la Fuerza Aérea de Chile, gracias al transporte aéreo que se
realiza durante gran parte del año, ha logrado concretar importantes iniciati-
vas al mantener un enlace constante con esa zona.
Consecuente con lo anteriormente expuesto y los antecedentes analizados,
se aprecia a nivel nacional lo siguiente:
a) Avances en cuanto a la formulación de una política antártica, que en lo
particular defina los intereses que debe sustentar nuestro país;
b) Definir, fortalecer o modificar una orgánica administrativa, sobre el Te-
rritorio Antártico Chileno, acorde con la actitud dinámica que nuestro país
ha tenido, y
c) Armonizar los esfuerzos y la participación de toda institución, pública o
privada, en la problemática antártica, con el objeto de dar la utilización
. más eficiente posible a los recursos disponibles.
En cuanto a formular una política antártica, las acciones en este sentido se
vienen desarrollando desde hace unos años, en virtud de un esfuerzo impor-
tante del Ministerio de Relaciones Exteriores y otras instituciones como el
INACH y el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, ya
mencionado.
En función de objetivos generales tales como extender e intensificar la
presencia nacional en todo el Territorio Antártico Chileno, orientar la investi-
gación científica al estudio del medio ambiente para prevenir la alteración
petjudicial del ecosistema antártico e identificar los recursos naturales existen-
tes con miras a una eventual explotación económica, se han definido objetivos
específicos entre los que destacan:
a) El desarrollo de la infraestructura y el mejoramiento del sistema de trans-
porte, especialmente aéreo;
b) Desarrollar nuevas instalaciones portuarias y aéreas, y mejorar las existen-
tes. Mejores instalaciones y un abastecimiento más seguro puede incenti-
var el asentamiento de población civil;
c) Confeccionar los levantamientos cartográficos terrestres, hidrográficos,
aerofotogramétricos y magnetométricos del territorio, como asimismo,
planificar expediciones cientificas.
El esquema actual se sustenta principalmente en el Consejo de Política
Antártica y en el Instituto Antártico de Chile. El primero, definido como
instancia política, tiene una cantidad de miembros que pareciera ser demasiado
numerosa para un regular funcionamiento y oportuna toma de decisiones.
Asimismo, los diversos rangos o jerarquías de sus componentes son un obstácu-
lo para el cumplimiento de los aspectos señalados.
El principal desafío que se presenta en la actualidad es adaptar una
estructura institucional. que en definitiva, permita materializar la política
antártica diseñada.

301
POLITICA ANTARTICA DE CHILE

Esta nueva estructura administrativa está siendo estudiada por las autori-
dades pertinentes, y aunque los antecedentes disponibles son insuficientes
para emitir juicios definitivos acerca de la futura organización administrativa
que requiere la Antártica, hay elementos que permiten avanzar sobre ciertos
criterios que debieran tenerse en consideración.
Por una parte, podría pensarse en una Comisión Antártica, con la estruc-
tura ya clásica de estas comisiones, de las cuales hay numerosos ejemplos. Un
gran Consejo, directivo máximo, presumiblemente integrado por Ministros de
Estado (no es deseable que sean demasiado numerosos ni de que se incluya a
miembros de distinta jerarquía) y luego, una Secretaría Ejecutiva,jurídicamen-
te autónoma y descentralizada.
El objeto de la Comisión sería asesorar al Gobierno en asuntos antárticos y
su ámbito de competencia comprendería todas las actividades concernientes al
desarrollo económico-social, científico y cultural de la Antártica.
Por su parte, la función de la Secretaría Ejecutiva sería administrar a este
nuevo organismo (y el Secretario Ejecutivo, su representante legal).
Probablemente, las labores de planificación, coordinación, evaluación y
control de las diversas acciones necesarias para materializar la política antártica
nacional sean efectuadas por esta Secretaría Ejecutiva.
Está demostrado que este esquema de Comisión con Consejo y Secretaría
Ejecutiva, da buenos resultados cuando el ámbito de competencia que preten-
de abarcarse está perfectamente delimitado y las instituciones que forman el
Consejo son todas aquellas involucrad;:¡.s de un modo u otro. Asimismo, el
manejo de recursos financieros por parte de la Secretaría Ejecutiva es necesario
cuando la naturaleza de la Comisión no hace posible otra forma de administrar
y es más eficiente el manejo centralizado de los recursos.
En el caso de la política Antártica ninguno de estos elementos se manifiesta
en forma muy precisa. Las instituciones involucradas en los asuntos antárticos
son numerosas y con variados intereses. La creación de un ente administrador
jurídicamente autónomo no impediría, de ningún modo, que se produzcan
acciones directas en la Antártica, pero evitaría la duplicación de esfuerzos y
recursos.
Una variación posible del esquema de una Comisión podría ser eficaz,
dándole una estructura más flexible y, sin necesidad de crear nuevos organis-
mos autónomos, es decir, aprovechando el aparato administrativo existente,
con un importante esfuerzo de coordinación y planificación.

3. ALGUNOS CRITERIOS DE ORGANIZACION

En primer lugar, es preciso tener presente que al Ministerio de Relaciones


Exteriores le corresponde planificar, coordinar y ejecutar la política exterior,
formulada por el Presidente de la República. En efecto, entre otras materias
debe: ..... coordinar las actividades de los distintos Ministerios y organismos
públicos en aquellos asuntos que inciden en la política exterior e intervenir en
todo lo relacionado con la determinación y demarcación de las fronteras y

302
Juan G. Valenzuela I LA POLlTICA ANTARTICA CHILENA y LAS BASES ...

límites del país, así como en todas las cuestiones que atañen a sus zonas
fronterizas ya sus espacios aéreos y marítimos ya la poUticaantártica en generaf'5.
De la disposición citada se desprende que todas las materias relacionadas
con la Política Exterior Antártica, son de exclusiva competencia de la Cancille-
ría como ejecutor directo de las instrucciones presidenciales, a través de las
direcciones y departamentos que correspondan. Lo anterior es particularmen-
te importante en todo lo relacionado con la negociación, conclusión, firma,
ratificación y posterior gestión y control del cumplimiento de todos los elemen-
tos del Sistema Antártico Internacional.
Con respecto a la Política Interna Antártica, ésta debería concentrarse en
el Ministerio del Interior ya que la Comuna Antártica forma parte de la Xli
Región. De este modo, todas las actividades y acciones de desarrollo debieran
ejercerse desde su centro natural en Punta Arenas, capital de esa Región y
centro poblado geográficamente más próximo a la Antártica.
Por su parte, la gran importancia que las instituciones de la Defensa
Nacional tienen dentro de la actividad antártica, hace necesario que tengan
participación al más alto nivel dentro de la Comisión Antártica.
De lo expuesto precedentemente se desprende:
l. La política antártica se divide en política externa y política interna.
2. La ejecución de la política externa es función exclusiva y excluyente del
Ministerio de Relaciones Exteriores.
3. La ejecución de la política interna corresponde al Ministerio del Interior y
al Ministerio de Defensa Nacional en sus respectivos ámbitos de compe-
tencia.
4. El ámbito de competencia del Ministerio del Interior es, principalmente, la
aplicación político-administrativa de los planes, programas y proyectos
contenidos en el Plan Regional de Desarrollo. Esta función debiera reali-
zarse a través de la Intendencia de la XII Región.
5. La coordinación de las politica económico-sociales que supone lo expuesto
anteriormente hace necesaria la participación de la Oficina de Planifica-
ción Nacional (ODEPLAN). El Ministerio de Hacienda cumple un rol muy
especifico que no abarca lo dicho anteriormente.

4. CONCLUSIONES

l. La Comisión Antártica debiera estar compuesta por el Ministro de Relacio-


nes Exteriores que la presidiría, el Ministro de Defensa Nacional y el
Ministro del Interior.
2. La Comisión tendría por función, la formulación de las políticas relativas a
la Antártica y la evaluación y control de la ejecución de las mismas.
3. La aplicación, coordinación y ejecución de esas políticas debiera recaer en
una Secretaría General que tendría por función principal, velar por el

5Art. l° D.F.L. W 161 de 1978. del Min. de RR.EE.

303
POLlTICA ANTARTlCA DE CHILE

cumplimiento de los acuerdos de la Comisión por parte de las diferentes


instituciones.
4. El Secretario General debería ser el Viceministro de Relaciones Exterio-
res, y bajo él se crearían 4 Secretarías de Areas:
4. L Secretaría para asuntos exteriores, a cargo del asesor especial para
asuntos marítimos y antárticos de la Cancillería.
4.2. Secretaría para asuntos científicos y culturales, que tendría la función
que en la actualidad desarrolla INACH.
4.3. Secretaría para asuntos económicos y sociales que debiera radicarse
en la Intendencia de la XlI Región, en Punta Arenas.
4.4. Secretaría para asuntos administrativos que podría recaer en el Jefe
del Estado Mayor de la Defensa Nacional, quién coordinaría la labor
que desarrollan en Ik Antártica todas las ramas de la Defensa Na-
cionaL
5. Estas cuatro Secretarías tendrían una dependencia funcional de la Secre-
taría General y no requieren la creación de un nuevo organismo por lo que
pareciera ser más ágil y eficiente.
6. Cada Secretaría de Area tendría por función principal ejecutar o hacer
ejecutar las políticas aprobadas para cada sector, responsabilizándose en
cada caso por la correcta ejecución de ellas.

Lo anterior se puede expresar graficamente de la siguiente forma:

COMISION ANTARTlCA
CHILENA

SECRE"r"" ", 1
GENERAL

SECRET. PARA SECRET, PARA SECRET. PARA SECRET. PARA


AS. EXTERIOR, AS, CIENTIF, AS. EC. y sac. AS. ADMINIST.

- Tratado Antártico - INACH Proyectos de Desarrollo - Ejército


- Convenciones - Universidades - CORFO - Armada
- SCAR - Fuerza Aérea

304
Juan G. VaJenruela I LA POLlTICA ANTARTICA CHILENA y LAS BASES...

En suma, los asuntos concernientes a la Comuna Antártica serian abarca-


dos en su totalidad a través de distintas instituciones que en la actualidad
están ejecutando estas funciones y no parece probable esperar que transfie-
ran su función a una Secretaría Ejecutiva de un nuevo órgano distinto a lo
existente.
Se produciría necesariamente en muchos casos una duplicidad de funcio-
nes que resulta desde luego inconveniente.
Tal vez lo más novedoso del esquema sea la Secretaría de Asuntos Econó-
micos y Sociales, radicada en la Intendencia de la XJI Región de Magallanes y
la Antártica Chilena.
Los planes, programas y proyectos de desarrollo y las inversiones en
infraestructura y servicios que se aprueben para la Comuna Antártica,
serian ejecutados y administrados directamente a través de su centro natu-
ral que es la capital regional en Punta Arenas. Así, se enfatiza el elemento de
continuidad geográfica, reafirmando nuestros derechos soberanos.

305
,
COLECCIÓN ESTUDIOS INTERNACIONALES

La Colección Estudios Internacionales reúne obras producidas por el Instituto de Estu-


dios Internacionales. Esta Colección incluye los siguientes títulos:

FURTADO, Celso. La economía latinoamericana. U na síntesis de la conquista ibérica hasta


la revolución cubana. Santiago, Editorial Universitaria, 1969.
GITTINGS, John. El conflicto chino-soviético. Santiago. Ediciones de la Universidad de
Chile, 1969.
KAPLÁN, Marcos. Formación del Estado Nacional en América Latina. Santiago, Editorial
Universitaria, 1969.
SUNKEL, Osvaldo (ed.). Integración política y económica: el proceso europeo y el proble-
ma latinoamericano. Santiago, Editorial Universitaria, 1970.
Vt.uz, Claudio (ed.). El conformismo en América Latina, Santiago. Editorial Universita-
ria, 1970.
ORREGO VICUÑA, Francisco (ed.). Chile: The Balanced View. A recopilation of articles
about the Allende years and after. Santiago. Editorial Gabriela Mistral, 1975.
ORREGO VICUÑA, Francisco. Los fondos marinos y oceánicos. Jurisdicción nacional y
régimen internacional. Santiago. Editorial Andrés Bello, 1976.
DIAZ ALSÓNICO, Rodrigo (ed.). El mar en seis dimensiones: científica, técnica, política,
jurídica, histórica, estratégica. Estudios presentados al Seminario Interdisciplinario
sobre problemas marítimos. Santiago. Editorial Universitaria, 1976.
ORREGO VICUÑA, Francisco (ed.). Preservación del medio ambiente marino. Estudios
prest:ntados al Seminario Internacional sobre preservación del medio ambiente
marino. Santiago, Editorial Universidad Técnica del Estado, 1976.
GARdA AMADOR, F. V. América Latina y el Derecho del Mar. Santiago, Editorial Univer-
sitaria, 1976.
ORREGO VICUÑA, Francisco (ed.). Ciencia y tecnología en la Cuenca del Pacifico. Edicio-
nes del Instituto de Estudios Internacionales, 1977.
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Walter (ed.). Panorama de la política mundial contemporánea.
Santiago, Editorial Universitaria, 1977.
ORREGO VICUÑA, Francisco (ed.). Politica oceánica. Santiago. Editorial Universitaria,
1978.
DiAZ ALSÓNIGO, Rodrigo (ed.). Nuevas perspectivas de la Integración Latinoamericana.
Vol. 1. Estabilidad y flexibilidad en el ordenamiento jurídico de ALALC y Pacto
Andino. Editorial Universitaria, Santiago, 1978.
GARRIDO ROJAS, José (ed.). Nuevas perspectivas de la Integración Latinoamericana. Vol.
11. La agricultura en la Integración Latinoamericana. Editorial Universitaria, 1978.
BARROS CHARLÍN, Raymundo (ed.). Nuevas perspectivas de la Integración Latinoameri-
cana. Vol. 111. La industria en la Integración Latinoamericana. Editorial Universita-
ria, Santiago, 1978.
BARROS CHARLÍN, Raymundo (ed.). Nuevas perspectivas de la Integración Latinoameri-
cana. Vol. IV. El momento actual de la cooperación y la integración económica en
América Latina. Editorial Universitaria, 1978.
ORREGO VICUÑA, Francisco y SALINAS ARA YA, Augusto (eds.). El desarrollo de la Antárti-
ca. Editorial Universitaria, 1978.
DiAZ ALBÓNICO, Rodrigo (ed.). Antecedentes, balance y perspecti~as del Sistema Intera-
mericano. Editorial Universitaria, 1978.
ORREGO VICUÑA, Francisco (ed.). La escasez mundial de alimentos y materias primas.
Editorial Universitaria, 1978.

306
ARANA ESPINA, Patricio y ECHEVERRIA Duco, Gloria (eds.). Las islas oceánicas de Chile.
Ediciones del Instituto de Estudios Internacionales. Tres volúmenes, 1978.
INFANTE, María Teresa e IRIGOIN, Jeannette (eds.). Problemas contemporáneos de la
actividad aeronáutica y espacial. Editorial Universitaria, 1978.
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Walter y PEREIRA LARRAIN, Teresa (eds.). Ciento cincuenta años de
política exterior chilena. Editorial Universitaria, 1979.
BARROS CHARLIN, Raymundo (ed.). Prácticas restrictivas y discriminatorias en el comer-
cio exterior chileno. Editorial Universitaria, 1978.
SÁNCHEZ GoNZÁLEZ, Walter (ed.). La revolución norteamericana. Editorial Universitaria,
1979.
ORREGO VlcuflA, Francisco (ed.). América ~tina; ¿Clase media de las naciones? Edito-
rial Universitaria, 1979. .
SÁNCHEZ GoNZÁLEZ, Walter (ed.). Derechos Humanos y relaciones internacionales. Edi-
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ARMANET ARMANET, Pilar. Estrategia y práctica de las negociaciones internacionales.
Editorial Universitaria, .1979.
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