07.harf, R.La Toma de Decisiones
07.harf, R.La Toma de Decisiones
07.harf, R.La Toma de Decisiones
1 Frigerio, G. y otras. Las instituciones educativas. Cara y Ceca. Troquel. Bs. As. 1992
2 Frigerio, G. y otras. Op.Cit,
2.3 Definición de los objetivos y criterios de cada proceso decisional.
2.4 Estudio de soluciones alternativas.
Es difícil, pero es un ejercicio interesante; si se realiza en equipo, permite enriquecer, comparar y
estimar distintas posibilidades.
2.5 Elección de una de las alternativas.
Intervienen la racionalidad y la racionalidad limitada.
2.6 Evaluación de la elección.
3. Concepciones subyacentes al proceso de toma de decisiones 3
Si nos ponemos en el lugar de tratar de comprender qué concepciones subyacen al proceso de
toma de decisiones, podremos encontrar que las dificultades que se presentan no son únicamen-
te de orden estratégico - qué variables considerar, qué consecuencias puede acarrear, etc. -;
tampoco son únicamente referidas a características personales - "¿se lo tomará a mal?", "¿cómo
quedaré delante de todos?"- sino que también se deberán considerar las concepciones que sobre
la organización escolar sustenta el proceso de toma de decisión abordado. En general, podemos
encontrar que el abordaje explícito o implícito de la organización escolar, y por ende del valor del
proceso de toma de decisiones, implica muchas veces perspectivas excesivamente abstractas y
nada eficaces para comprender y transformar las prácticas escolares.
Por un lado, podemos encontrar, y aun sigue vigente, la aplicación a la escuela de teorías científi-
cas procedentes del campo industrial/comercial o de las grandes burocracias.
Las podríamos caracterizar como teorías de amos, encargadas, elaboradas o utilizadas por pa-
tronos: la administración científica (Taylor, Fayol), la organización como problema técnico (Ur-
wick), la teoría de la burocracia (Weber), el proceso escolar (Mooney), la teoría de las relaciones
humanas (Mayo), la salud organizativa (Argyris).
Desde ese lugar, la toma de decisión parece un simple problema de tabulación de variables pre-
sentes en la situación, seguida de una jerarquización, para luego llegar simple y sencillamente a
la decisión por priorización, considerando al conflicto como un mal a evitar a partir de esa toma de
decisión.
Pero, como muy bien responde Santos Guerra (1994), la realidad sobre la cual se deben tomar
decisiones es muy distinta a la descripta en estas posturas:
porque cada escuela es un mundo diferente y único; lleno de valores, expectativas, conflictos, motiva-
ciones. El autor plantea que hay dos tipos de escuelas: las inclasificables y las de difícil clasificación.
(Por lo tanto, el proceso de toma de decisión es muy difícilmente transferible de una realidad a otra).
porque la empresa tiene unas claves productivas que no puede compartir la escuela. Ni siquiera aquellas
escuelas que están concebidas como negocios. ( Los "objetos" con los cuales se trabaja, entre otras co-
sas, son personas a educar y las decisiones pueden traer consecuencias irreparables para ellos).
porque las presiones sociales que existen sobre la escuela la convierten en una institución paralítica,
dependiente de lo que otros quieran hacer con ella. (Es por ello que la toma de decisiones del directivo
debe contemplar también estos condicionantes "macro" de sus elecciones).
Si tomamos en consideración una concepción de escuela partiendo de un enfoque ordenancis-
ta, funcionalista y mecanicista, llegaremos a la conclusión de que en la toma de decisiones no
incide en absoluto la dimensión ideológica, política y ética de la dinámica escolar.
Se tendrá entonces la impresión de que las escuelas tiene un carácter intemporal, abstracto, in-
dependiente de los personajes que en un momento determinado lo ponen en funcionamiento. La
toma de decisiones se verá facilitada, porque se supone que cada persona conoce sus funciones,
las desarrolla sin obstáculos y éstas producen automáticamente sus objetivos.
3 Santos Guerra, Miguel A.. Ortodoxia y alternativa. Cuadernos de Pedagogía 222. Barcelona 1994
Otro aspecto que facilita la toma de decisión desde este enfoque es que no se hace diferencia
entre la legalidad y la realidad, como si lo prescripto, por el hecho mismo de serlo, pudiera ser
trasladado mecánicamente a la realidad. Tampoco se tiene en cuenta que lo legislado abre la po-
sibilidad de interpretación o de manipulación en su aplicación. Tampoco se tiene en cuenta que la
variable témporo-histórica, espacial y biográfica funciona como filtro de lo prescripto, lo cual da
lugar a situaciones diversas y dispares. Es así que la toma de decisiones puede ser considerada,
desde este enfoque, como aquella función referida al control y a la manipulación, puesta al servi-
cio de cortar el vuelo de la escuela. Lejos de ser esta toma de decisiones un camino para el avan-
ce, puede convertirse en un obstáculo para el progreso.
Si también consideramos otro enfoque, podremos acercarnos a aquellas construcciones teóricas
realizadas por especialistas que pocas veces han tenido en cuenta el sentir, el pensar y el actuar
de los protagonistas. Desde este enfoque, parecería que tienen más que decir sobre la escuela,
la organización y -en nuestro caso - sobre la toma de decisiones, los teóricos que están fuera de
las escuelas, que los que viven y trabajan en su contexto.
Por el otro lado, estas teorías tienen un enfoque estático, de tal manera que no plantean el pro-
ceso y la evolución a través del tiempo. No es igual una escuela al comienzo del año escolar, que
en su fase temporal media o que en su dinámica final. (Esta es una consideración fundamental al
momento de la toma de decisiones).
Las organizaciones parecen establecidas en el consenso y no en el conflicto; en la estabilidad y
no en la tensión, en la calma y no en la agitación. En este caso la tensión se refiere a una tensión
ideológica, profesional y emocional.
Es sumamente interesante considerar, en nuestro intento de desentrañar los conceptos subyacen-
tes a diferentes enfoques referidos a la toma de decisiones, que desde este enfoque las escuelas se
presentan como lugares y contextos en los que la neutralidad y la asepsia política no son sólo posi-
bles sino deseables. La dimensión técnica domina todo el entramado de actuaciones y relaciones,
incluyendo por supuesto la toma de decisiones. Vemos entonces como todo parece racional en el
diseño teórico de la escuela, cuando la realidad nos habla muchas veces de la irracionalidad.
Podemos analizar, en consecuencia, que las teorías generales, en la medida en que sirven para
todas las escuelas, no pueden explicar lo que pasa en ninguna. El carácter macro frente a la di-
mensión micropolítica ha condenado a los estudios sobre organización al limbo de las teorías ge-
nerales, desconectadas de la realidad y con escasa incidencia sobre ella. No es que se desprecie
la teoría, sino que la teoría ha de surgir de forma ascendente desde la comprensión de lo que pa-
sa realmente en las escuelas.
Esta concepción ha cargado de prescripciones a la escuela. Porque al no suponer a los protago-
nistas la posibilidad de comprender la dinámica institucional y, por consiguiente, la capacidad de
tomar decisiones que favorezcan el funcionamiento racional y justo de la escuela, se ha cargado
de regulación todo su funcionamiento, hasta tal punto que restan escasos márg enes de iniciativa
para la libertad de creación
Hoy en día consideramos que los integrantes de la comunidad educativa tienen en sus manos las
claves de la comprensión. Ellos saben qué es lo que está sucediendo en el seno de la organiza-
ción. Pero lo más importante no es sólo que pueden saber lo que sucede, sino que pueden trans-
formarlo. La organización puede convertirse en un obstáculo para el cambio, pero también puede
ser ella misma un elemento dinamizador de la innovación y de la mejora. Si vemos este concepto
desde el tema de la toma de decisiones , comprenderemos la necesidad de hacer análisis con ac-
titud crítica, para poder comprender y afrontar de modo creativo las situaciones, para poder
aprender y superarlas. Concebir alternativas para la transformación de la escuela es un modo de
romper su rigidez, su falta de flexibilidad y de dinamismo. Desde esta comprensión y reflexión se
podrán tomar decisiones, decisiones que han de buscar fundamentalmente tres cosas:
la racionalidad de las prácticas educativas que se insertan en la organización.
la justicia de las finalidades y las acciones que se plantean en el seno de la organización.
la mejora de las relaciones que se articulan sobre el diálogo, la participación y el respeto mutuo.
Entender la organización, conocer las claves de su funcionamiento, la dinámica de los conflictos,
ayudará a modificar pautas de comportamiento y rituales contraproducentes, a introducir cambios
en busca de mejores condiciones de trabajo, a propiciar relaciones más sanas y democráticas, a
buscar una mayor coherencia entre las prácticas generales y la práctica educativa cotidiana.
4
4. La toma de decisiones y los procesos de cambio
Los cambios experimentados en las organizaciones, también en las escuelas, no siempre obede-
cen al principio de la mera supervivencia, a adaptaciones funcionales al entorno, como tampoco
están siempre orientados por un ideal. En muchos casos, los cambios responden a factores no
previstos, a turbulencias sociales o políticas; en otros casos, a realidades ya consolidadas. De
igual modo que las reformas educativas no responden siempre a necesidades sociales sentidas
colectivamente o a objetivos precisos, sino que también pueden emprenderse en aras de la legi-
timación de encubiertas posiciones de poder o situaciones sociales.
Aunque las organizaciones nunca permanecen estáticas, resulta difícil moverlas intencio-
nalmente en una dirección determinada. La razón de ello es que las organizaciones no son al-
go totalmente objetivable, sino la resultante de la interacción de variables de naturaleza muy di-
versa, cuyo equilibrio es inestable, dado que muchas de esas variables dependen de los sujetos
humanos que son de suyo impredecibles. No sólo disponen de razón, sino también de sentimien-
tos; albergan intereses individuales, pero también otros en relación a su clase social y grupo de
pertenencia, que no siempre coincidirán con los auspiciados por cualquiera de las organizaciones
a las que puedan pertenecer.
Es preciso mantener una actitud atenta, reflexiva y crítica que nos ayude a comprender y a inter-
venir, desde el lugar de la dirección, en los procesos de cambio. Parafraseando a Schön: al tomar
decisiones relativas a procesos de cambio, de lo que se trata es de volver a pensar sobre lo
que uno hace en el momento en que lo está haciendo.
Hay que imaginar alternativas. Si la organización se concibe como algo dado, rígido e inamovible
será difícil encontrarse con fórmulas y experiencias innovadoras que permitan aprender y mejorar.
De lo que se trata es de favorecer la flexibilidad de la organización escolar, de promover la expe-
rimentación y la indagación, y sobre todo de reflexionar sobre la racionalidad y la justicia de las
prácticas educativas en su contexto escolar.La imaginación no es sólo una invitación a la fan-
tasía, sino a la actividad racional. La imaginación ética necesita no sólo imaginar, sino
también actuar en forma alternativa.
A título de ejemplos disparadores de la reflexión, queremos enumerar algunas propuestas atendi-
bles en lo que hace a la toma de decisiones sobre innovaciones en diferentes variables organiza-
tivas:
Preguntarse por el curriculum oculto que está amarrado a la construcción, distribución y utilización de los
espacios. Por ejemplo: fotografiar diversas instancias de la escuela y comentar con los alumnos el signi-
ficado de la distribución espacial.
Hacer una experiencia innovadora sobre la distribución del espacio en consonancia con los principios
emanados de la interdisciplinariedad y de la concepción del conocimiento compartido. Por ejemplo: es-
tructurar el aprendizaje de varios grupos en el espacio y con la utilización de materiales de la biblioteca.
Utilizar durante un curso la sala de profesores como sala de la comunidad educativa, y estudiar los com-
portamientos y los efectos de una comunicación propiciada por un espacio compartido.
Realizar un estudio sobre la estética del centro, tanto en el aspecto arquitectónico como en la distribu-
ción, ornamentación, limpieza y orden en las distintas dependencias, pasillos y lugares de recreo.
Hacer una experiencia utilizando módulos nuevos de distribución horaria para el trabajo de algunas dis-
ciplinas. Por ejemplo: realizar agrupaciones de alumnos diferentes en la primera hora de la mañana.
Estudiar las diferentes subculturas que existen en el centro, y recoger en cada aula los rituales de com-
portamiento, las normas de convivencia, los estilos de comunicación, las formas o manifestaciones de
respeto.
Analizar las relaciones existentes entre veteranos y noveles, entre hombres y mujeres, entre profesores
y alumnos, de manera que se pueda comprender qué tipo de intervención se puede realizar para mejorar
el clima de la institución.
Algunas propuestas que pueden orientar al equipo de conducción cuando debe tomar decisiones
ante conflictos:
reconocer cuáles son los conflictos más comunes o habituales que se despliegan en cada institución,
como también anticipar los conflictos potenciales.
analizar retrospectivamente los modos de responder de cada uno de los actores frente a conflictos, ya
que es usual desarrollar respuestas habituales frente a los mismos.
anticipar y diseñar cursos de acción alternativos, es decir, construir otros modos de respuesta que impli-
quen un mayor grado de flexibilidad y creatividad en nuestro accionar.
para ello es importante poder plantear los conflictos como problemas, evitando la construcción de dile-
mas - por definición insolubles -.
considerar que todas las perspectivas son reales para sus protagonistas; cuando los actores nos relatan
un conflicto lo hacen siempre desde una perspectiva en la que se enmarca la que constituye su realidad.
considerar, de manera complementaria, tanto la perspectiva individual del conflicto (una percepción) co-
mo su perspectiva social (grupos de personas o instituciones que apuntan a metas opuestas, afirman va-
lores antagónicos o tienen intereses divergentes).
considerar la naturaleza holística de la organización.
5. Bibliografía
Ball, S. La micropolítica de la escuela. Hacia una teoría de la organización escolar. Paidós. 1989.
Beltrán Llavador, F., San Martín Alonso, Á. Flexibilidad y cambio educativo. Cuadernos de Pedagogía 222. Fe-
brero 1994.
Etkin, J. Schvarstein, L. Identidad de las organizaciones. Invariancia y cambio. Paidós. 1992.
Frigerio, Graciela, y otras. Las instituciones educativas. Cara y ceca. Troquel. Buenos Aires. 1992.
Gairín Sallán, Joaquín. Los conflictos. Cuadernos de Pedagogía 222. Febrero 1994.
Hernández, F. Sancho, J: D. Schön. La práctica reflexiva: aceptar y aprender de la discrepancia. Cuadernos de
Pedagogía 222. Febrero 1994.
Santos Guerra, Miguel A.. Ortodoxia y alternativa. Cuadernos de Pedagogía 222. Febrero 1994.