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Herbario Botanica

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HERBARIO

Un herbario, del latín herbarium,  es una colección científica de plantas o partes de ellas,
desecadas, identificadas y debidamente preparadas para garantizar su conservación de
manera indefinida, y que contienen  información sobre el lugar de recolección, nombre
común y usos entre otros datos. Sobre el material depositado en los herbarios se basa una
parte importante de la investigación botánica, sobre todo en taxonomía, aunque también es
útil para estudios florísticos, biogeográficos e incluso moleculares. Estas  colecciones en
general representan a la flora, o patrimonio vegetal, de una localidad, región o país.
En su origen el herbario fue una solución técnica a un problema de tipo práctico: la
necesidad de conocer bien las especies para su uso medicinal. Durante la Edad Media los
médicos usaban   unos libros con ilustraciones de las plantas medicinales conocidas: los "
Herbolarios" o " Herbarios”, la mayoría de esas plantas fueron usadas en la Grecia clásica y
muchas provenían de Oriente. Muchos médicos con inquietudes científicas se dieron cuenta
de que a menudo las ilustraciones no reflejaban bien la realidad, porque representaban
plantas diferentes a las que crecían en su patria, o  porque de tanto copiar las ilustraciones
se habían alterado tando los caracteres que ya no se correspondían con ninguna planta real.
Es posible que algunos desecaran pequeños fragmentos de hojas o flores de las plantas que
conocían dentro de dichos libros, para añadir un dato más real y poder reconocer mejor la
especie local que ellos usaban... Así pudo nacer la técnica del herbario, que al principio se
llamó " hortus siccus”.

 
La palabra latina herbarium para describir estas colecciones fue introducida o acuñada por
Carlos Linneo en el siglo XVIII. Este es el origen del término herbario que  gracias al
botánico francés Joseph Pitton de Tournefort, se utiliza de un modo amplio para describir a
toda colección de especímenes vegetales preservados en forma permanente para fines de
estudio.
El primer  herbario con registros se atribuye a Luca Ghini (1490-1556), un médico y
botánico italiano, profesor de Botánica de la Universidad de Bolonia. En 1544  prepara su
primer herbario y funda  el Jardín botánico de Pisa, gracias al empuje de Cosme I de
Médici. Su método consistía en desecar las plantas bajo presión dentro de un pliego de
papel, permitiendo así la conservación de las muestras para su estudio posterior. Su método
se difundió al resto de Europa y adquirió importancia durante los siglos XVII y XVIII,
cuando los descubrimientos geográficos produjeron una avalancha de nuevas especies que
era necesario estudiar.  Los herbarios eran fundamentalmente colecciones privadas, pero
luego comenzaron a depositarse en lugares específicamente establecidos para contener
miles a millones de ejemplares. Actualmente se incluye en el término "herbario" también al
lugar físico donde se depositan los ejemplares. Asimismo, se usa también el término "
colección" para aludir al conjunto de ejemplares de plantas secas y prensadas.
En la actualidad, la mayoría de los países poseen herbarios nacionales y se cree que existen
alrededor de 1800 herbarios públicos en el mundo, asociados a universidades, museos o
institutos de investigación. Herbarios como los de Kew, Nueva York, París y Estocolmo,
mantienen colecciones notables de hongos y líquenes procedentes de diversas partes del
mundo.  Cuando un herbario cuenta con cientos, miles o millones de estos especímenes, la
información que provee es una fuente primaria de conocimiento para estudios taxonómicos,
ecológicos, ambientales y etnobotánicos.
Los objetivos del herbario son:  
- Almacenar materiales de referencia, que requiere la preservación de los ejemplares
y un tipo de ordenamiento que facilite su ubicación.
- Facilitar su uso por parte de los investigadores, con  un sistema ágil de préstamo,
canje y donación de los ejemplares.
- Educar formal e informalmente, tanto a nivel universitario como preuniversitario  y
para no académicos mediante exhibiciones, muestras, folletos, cursos, charlas,
cuadernillos y visitas guiadas.
Tipos de herbarios y de colecciones:
- Herbarios internacionales, los que presentan ejemplares provenientes de floras de
todo el mundo.
- Herbarios nacionales, los que mantienen especímenes de un país específico.
- Herbarios regionales y locales, los que almacenan ejemplares de una región,
provincia o de una pequeña área.
- Herbarios de enseñanza, aquellos adscriptos a una institución educativa y en los que
los estudiantes depositan sus propias colecciones.
- Herbarios de investigación, que albergan especímenes que representan un campo
específico del conocimiento, (plantas medicinales, malezas, plantas cultivadas,
acuáticas) o  por tipos de familias.
Dentro de un herbario, además de la colección de especímenes secos de plantas, también
se pueden encontrar colecciones de frutos y semillas, muestras de madera, briófitas,
hongos, fósiles, organismos frágiles liofilizados  y material vegetal conservado en líquidos
preservativos. Las ilustraciones, fotografías, copias de especímenes, como también los
preparados microscópicos, forman también parte de las colecciones del herbario.

PREPARACIÓN DE UN HERBARIO
RECOLECCIÓN DEL MATERIAL
Es importante conocer la legislación vigente sobre recolección de especies de flora
silvestre y los catálogos de especies amenazadas. Además hay que tener en cuenta que en
los espacios naturales protegidos no se pueden recolectar muestras sin permiso
administrativo previo.
Las plantas deben ser recogidas tan completas como sea posible, si bien conviene tener en
cuenta que arrancarlas totalmente supone la pérdida irrecuperable de los correspondientes
ejemplares, por lo que es más aconsejable cortarlos. Por tanto conviene llevar  instrumentos
adecuados como tijeras, navajas, azadilla, etc. junto con una serie de bolsas de plástico en
las que se guardarán hasta su preparación para el secado. La bolsa no es recomendable
cuando se trata de hongos y setas, en cuyo caso lo más adecuado es una cesta de mimbre.
Seleccionar materiales vigorosos, evitando que estén enfermos, dañados por insectos o
animales. Los especímenes  deben ser representativos de la especie, y  que exhiban todo el
rango de variación. Es preferible recolectar especímenes con flores y  frutos, volviendo si
es preciso al mismo lugar en otra época del año. También es bueno conseguir  duplicados
del material, excepto en el caso de plantas raras o protegidas, para poder  realizar
intercambio de ejemplares, para donarlo a algún especialista que lo identifique, o bien para
sustituir  una posible pérdida. Si se está recolectando material para estudios citológicos
(pimpollos, ápices de raíces), anatómicos (órganos vegetales), moleculares (hojas), etc.
siempre se debe colectar el ejemplar o parte del ejemplar del cual se toma la muestra, que
servirá de testigo. Se deben coger  tantas plantas como sea posible, sin dejar de lado las
plantas poco vistosas o difíciles de identificar. Las salidas  deben de distribuirse a los largo
de todo el año, con una frecuencia mayor en los períodos de máxima floración. Las plantas
herbáceas de tamaño pequeño o mediano, hasta  60 centímetros, se arrancan a mano o se
desenraízan con ayuda de la azada y se recolectan enteras. Las  de mayor tamaño y  leñosas
se desgaja o se corta una rama con flores y/o frutos, si fuera necesario se toma otra rama
con hojas. En las  plantas con hojas basales  se desprende una de dichas hojas para
prepararla en pliego aparte. Las plantas con bulbos o tubérculos se deben recolectar lo
menos posible, para no dañar las poblaciones, cuando estos órganos son pequeños se
pueden cortar en rodajas verticales para su prensado, si son grandes es mejor dejarlos " in
situ" , se excava al pie y se extrae la planta completa con el órgano perdurante, se procede
a  anotar las características del bulbo o tubérculo, a continuación se separa la parte aérea y
se vuelve a enterrar el órgano subterráneo. Es mejor repetir una especie que perderla, por lo
que si dudamos es mejor conseguir las dos.
Las plantas recolectadas en un mismo lugar se introducen en la misma bolsa de plástico,
las  más pequeñas o delicadas pueden guardarse dentro de un bolsa más pequeña para que
no se pierdan entre las grandes. Lo más recomendable es  ir preparando el herbario con una
prensa de mano en el mismo lugar de recogida para que no se estropeen.
 

 
En cada punto de muestreo se anotará en un cuaderno de campo  la siguiente
información que servirá para etiquetar las plantas de la misma bolsa:
-  Fecha
-  Provincia, localidad, término municipal, topónimo referenciado en el mapa (río,
poblado, cerro, sierra).
- Tipo de roca o de suelo,  vegetación o tipo de cultivo,  biotopo concreto (camino,
cuneta, borde de charca, taludes, paredes rocosas, tejados).
- Altitud sobre el nivel del mar  y coordenadas UTM,  hoy en día es muy fácil con un
GPS.
- Número de recolección, siguiendo un orden correlativo
- Identificación provisional:  la familia, el género,  el  nombre vulgar o simplemente
una descripciión de la planta  para después poderla identificar.  
- Tamaño y aspecto de la planta entera, aunque sólo tengamos un trozo.
- Hábito, si es rastrera, trepadora, bulbosa, etc.
- Abundancia en el lugar de la planta.
- Color de la planta y flor, olor, insectos relacionados con la planta.
- Datos de la vegetación circundante y del lugar donde crece.
- Datos de uso y nombres vulgares obtenidos de la gente del lugar
PRENSADO Y DESECACIÓN
Es   la parte más delicada en la confección de un herbario y que condicionará su longevidad
así como la calidad del mismo, ya que es el primer paso para evitar su descomposición y
destrucción por parte de agentes infectivos (insectos, mohos, bacterias).
Cuando la salida al campo es por la  mañana, pueden prepararse las plantas por la tarde 
o guardar las bolsas anudadas en un frigorífico (a 8ºC) para preparar las plantas al día
siguiente con la prensa. Cuando la excursión es de un día completo o si hace demasiado
calor, es  preferible hacer una parada en un lugar adecuado y preparar las plantas con la
prensa de mano. Para preparar la planta    es necesario secarla y deshidratarla bajo presión
lo más rápidamente posible.

Una prensa de campo sencilla consta de dos tableros sólidos unidos por tornillos o
correas, entre los que se introducen los pliegos de papel que contienen las plantas,
separados por almohadillas absorbentes o papel absorbente. Si no se dispone de prensa 
pueden colocarse encima objetos pesados, como libros. Las plantas se estiran y acomodan
sobre la hoja de papel  en el que se van a prensar, procurando que sus órganos tengan una
disposición semejante a la que tenían en vivo. Si el ejemplar es grande se puede doblar
sobre el pliego mientras está fresco. Se empieza por colocar la parte superior de la planta en
paralelo al eje mayor del rectángulo de papel. Llegando a la base de éste se dobla el tallo de
la planta, en un ángulo agudo, de modo de llegar arriba del papel otra vez con el tallo, y se
repite de nuevo el doblez, cuantas veces sea necesario. Este plegado en zigzag es el más
conveniente para que las plantas no se rompan, se ajusten al tamaño del papel y no
sobresalgan por los bordes. Las hojas de las plantas deben estar siempre estiradas, unas
mostrando el haz y otras el envés, para apreciar los caracteres del indumento y de la
nerviación por ambas caras.
Entre los pliegos  de papel que contengan los ejemplares dispuestos, se introducen 
almohadillas absorbentes,  un grupo de hojas de periódicos o cartón. No es necesario sacar
las plantas de los pliegos, sino que se reemplazan las almohadillas húmedas por otras secas
cuando sea necesario.

Cuando tengamos el paquete formado por pliegos y almohadillas o papel secante, no


debería sobrepasar del medio metro de altura,  se mete en la prensa y se aprieta. No es
conveniente ejercer una presión excesiva al principio, en horas y días sucesivos se
aumentará la presión a medida que las plantas pierdan agua y volumen. Las almohadillas o
papeles absorbentes deben ser cambiados al día siguiente, y en días sucesivos, tantas veces
como sea necesario, hasta comprobar que las plantas estén totalmente secas. Después  se
reunen en paquetes sin apretar y se ponen al sol para que acaben de secarse, sin que le dé 
directamente a las plantas. Cuando en la misma prensa se preparan plantas delicadas junto
con otras más robustas, espinosas o suculentas, conviene separarlas mediante un panel de
madera intermedio, para que la humedad, las espinas o los bultos de éstas, no alteren la
desecación de las primeras.
La conservación de los colores de las flores mejora mucho si se plancha cada pliego  por
encima de la almohadilla secante. Se puede hacer a partir del segundo día de prensado.
Luego se vuelve a meter en la prensa. Los bulbos, tubérculos y frutos voluminosos, en caso
de que sea necesaria su recolección, se guardan aparte para secarlos en estufa o al sol, al
igual que los hongos. Los   musgos  y   líquenes se sigue el mismo protocolo de preparación
en pliegos de papel de filtro o periódico,   pero luego no necesitan ser prensados. Para la
preparación de algas y plantas vasculares acuáticas se utilizan   bandejas de plástico  que se
llenan de agua salada  o dulce según la planta. Se pone la muestra en el agua hasta que
adquiera su forma normal. Sobre una lámina de cristal o plástico rígido, o bien
directamente, se sumerge un folio de papel blanco por debajo de la muestra y a
continuación  se levanta lentamente portando encima la planta, que se va extendiendo
cuidadosamente con ayuda de un pincel. El folio blanco con la muestra se coloca en un
pliego de papel absorbente, poniendo directamente encima un trozo de tela fina que la
cubra, para evitar que la solapa del pliego se adhiera a ella. Se forma una pila de pliegos
con sus correspondientes almohadillas o periódicos secantes y se prensan. Después de
secas, las muestras permanecen habitualmente adheridas al folio.
MONTAJE
Una vez desecadas hay  que fijar el ejemplar o ejemplares en un soporte definitivo junto
con la  etiqueta identificativa. Hay diversos métodos, pero uno  sencillo consiste en fijar las
plantas mediante  una tira adhesiva, esparadrapo o pegamento especial (acetato de
polivinilo),  sobre una cartulina o papel grueso. Primero pegar  la etiqueta en una esquina 
de la hoja, luego colocar  la planta/s en una posición lo más natural posible  que se sujetan
por aquellas partes que no importe tapar, nunca por la base de las hojas o tocando las flores,
salvo que éstas sean muy grandes, sino por el centro de los entrenudos,  pedicelos y
pedúnculos. Cuando las plantas son muy pequeñas se montan una o dos y el resto se mete
en un sobre de papel, que se fijará con cola cerca del centro de la cartulina. Las partes que
se hayan desprendido o se puedan desprender, como flores sueltas, hojas o semillas, se
meten también en un sobre de papel que se pegará a la hoja. Los hongos, líquenes y
briófitos se conservan en sobres de papel pegados a las cartulinas o en cajitas de cartón.
Los  bulbos, rizomas, frutos, fragmentos de madera, etc.,   se conservan en frascos o tubos.
Algunas plantas y hongos de naturaleza carnosa, así como ciertos materiales delicados  son
mantenidos en mezclas alcohólicas, como líquido de Carnoy o alcohol desnaturalizado.
 
ETIQUETACIÓN  
Una vez terminado el proceso de montaje  hay  que confeccionar la etiqueta con  la mayor
cantidad de datos posibles del ejemplar y del sitio de recolección, para lo cual nos
serviremos de lo anotado en el cuaderno de campo  durante la recolección. Cada planta
deberá llevar una etiqueta, a ser posible que sean todas iguales para que quede lo más
atractivo posible.  También puede ser útil llevar una base de datos sencilla, un solo fichero
que  contenga un registro por cada ejemplar del herbario.     
 DESCONTAMINACIÓN, CONSERVACIÓN Y ALMACENAMIENTO
El método recomendado para descontaminar  los ejemplares de un herbario es la
congelación de los especímenes secos  y envueltos en bolsas de plástico precintadas a -18º
C durante tres días, así  se matarán  todos los insectos, larvas y depredadores que pudiesen
destruirlas. Las colecciones ya existentes  se someterán a descontaminaciones periódicas a
ser posible todos los años. Cada tres días se saca un paquete y se mete el siguiente,
conservando el mismo orden. Hay que tener en cuenta que el material seco y congelado es
muy frágil y que hay que evitar a toda costa la humedad, sii el tiempo es muy húmedo es
mejor esperar a otro momento. Las bolas de naftalina pueden ser útiles para mantener
alejados a los insectos. Para evitar la humedad y los hongos es necesario desecar las plantas
muy bien antes de guardarlas y preservar los armarios de la humedad, puede colocarse
bolsitas de gel de sílice en las cajas o armarios y que se reutilizan secándolas
periódicamente en una estufa.  
La mayoría de los productos que se utilizan en la conservación de un herbario son
tóxicos y no son recomendables para un herbario de carácter particular o local. Los
insecticidas a base de piretrinas de uso doméstico son los únicos recomendados para
eliminar posibles plagas y siempre siguiendo las recomendaciones del fabricante.
Una vez terminado los pliegos deben resguardarse del polvo, de la humedad, de la luz
directa y de los insectos. A los ejemplares se les otorga un número de ingreso en la
colección, y se protege cada pliego con una camisa de papel consistente.  Todos los pliegos
de una misma subespecie, especie, sección o género, se pueden guardan entre dos fuertes
cartones que se atan con una cinta. Uno o varios paquetes de pliegos, dependiendo de su
volumen, se guardan en cajas de cartón con el contenido debidamente identificado en lugar
accesible y fácil de leer. Se pueden  colocan en un armario metálico de cierre hermético que
permiten almacenarlas en gran cantidad, en un mínimo espacio y a humedad constante, así
se  impide  la infestación de los materiales del herbario por insectos, los que podrían acabar
en poco tiempo con todos los ejemplares. 

Hay tres criterios básicos para clasificar y ordenar el material de un herbario:


- Taxonómico: según su clasificación biológica, lo que permite comparar especies y
géneros próximos para identificar un ejemplar nuevo.
- Geográfico: por su procedencia para  herbarios de ámbito geográfico mundial.
- Alfabético, que permite un acceso rápido.
Para un herbario de tipo personal:
- Criterio taxonómico para ordenar los pliegos en especies, géneros, familias y clases
o grandes grupos como Helechos, Gimnospermas, Monocotiledóneas y
Dicotiledóneas.
- Criterio alfabético para ordenar las familias dentro de cada clase, los géneros dentro
de cada familia, y las especies dentro de cada género.
HERBARIO VIRTUAL
Un herbario virtual es una página de internet fundamentada en una colección de imágenes
digitales de plantas preservadas o de partes de plantas, como así también de ejemplares en
condiciones naturales las que, a menudo, se acompañan con imágenes escaneadas de
ejemplares frescos. Cada espécimen virtual está acompañado de información sobre el lugar
y fecha de colección, autor, el nombre científico correcto, el nombre común y, en general,
con información de las especies asociadas y preferencias ecológicas. La consulta de las
especies que se encuentran  en estos herbarios virtuales puede realizarse tanto por el
nombre científico, como por el nombre común. Los herbarios virtuales nacieron como una
herramienta de consulta gratuita a disposición de todos aquellos que quieran conocer los
distintas plantas de una determinada región, su ecología, distribución, nomenclatura,
taxonomía, y está dirigida a estudios científicos, organismos públicos, grupos ecologistas,
asociaciones vinculadas a la naturaleza, o simplemente, a quienes quieran identificar las
plantas a través de sus fotografías.

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