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Isabel de Moctezuma

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Amada López de Meneses Revista de Indias, vol.

12, nº 47 (1952)

Dos nietas de Moctezuma, monjas de la Concepción de Méjico LÃ#PEZ DE


MENESES, AMADA Revista de Indias; Jan 1, 1952; 12, Periodicals Archive Online pg. 47

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82 DOS NIJffAS DE MOTECZl'MA

Moteczuma 9 que había visto la luz a los cuatro o cinco meses del
cuarto connubio de su madre.
Era el novio Juan Cano de Saavedra, hidalgo de Cáceres, que
contaba unos treinta y un años de edad (4). Hijo de Pedro Cano,
alcaide de ]as fortaJezas cacereñas, y de CataJina Gómez de Saa­
vedra. Nieto de Juan Cano el Prieto (que casó con Catalina Ruiz)
y de Gonzalo de Saavedra, que habían servido a los Reyes CaMlicos
en las guerras de Granada y de Italia. Cano, como todos los mozos
extremeños de su tiempo, sintió la tentación de las Indias Occiden­
tales (5) y dieciocho años tenía cuando pasó a ellas. A Nueva Es­
paña 11egQ en las filas de Pánfilo de Nárvaez; pero después de la
derrota de éste se adhirió a Cortés y participó en ]a conquista del
país. Por sus servicios le había sido adjudicado, en encomienda, el
pueblo de Macuilsuehilco.
El nuevo hogar, que por lo menos en un principio, cobijó tam­
bién a doña Francisca de Moteczuma, hermana menor de doña
Isabel, debió de instalarse en un principio en Tacuba ( 6) y más
tarde en la gran Tenochtitlán (7). Y en él vieron la luz, antes de
1543 (8), don Pedro, don Gonzalo, don Juan (en Cáceres el 2 de

(4) El 15 de abril de 1531 declaraba tener treinta años.


(5) De ellas había sido nombrado gobernador, el 3 -de septiembre de 1501,
frey Nicolás de Ovando (t en España en 1511), cuya familia estaba estrechamente
ligada con la de Juan Cano. Y con otro Juan Cano (hijo de Diego Cano, es­
cribano de la cámara del príncipe don Juan, y ,de la Serrana, de la cámara de
Isabel la Católica), primo del último marido de doña Isabel de Moteczuma, casó
una hija del gran comendado·r de Alcántara, Ovando.
(6) Tacuba y estancias dependientes de e1la, habían sido encomendadas por
Cortés a doña Isabel, el 27 de junio de 1526, en dote y arras, con motivo de la
boda de esta princesa con Alonso de Grado.
(7) Por lo menos en los últimos tiempos de su estanda en México, Juan
Cano tenía casa en «Ayotzapagres,i, frenta a la del factor y veedor Ortuño de
lbarra.
(8) En su viaje de 1542-1544 a España, Cano se encontraba en Cádiz recién
desembarcado, el 4 de abril de 1542. Y, de regreso del mismo, el 24 de septiem­
bre de 1544, tn escala en Santo Domingo, eonversaba con el alcaide de la for­
taleza, Gonzalo Fernández de Oviedo, momentos: antes de reembarcarse para
Nueva España y éste aprovechó la ocasión para informarse <l� su interlocutor,
«hombre de buen entendimientOJl, de los sucesos de la conquista de este país y
de los personajes de ella, Hablando de Pedro Gallego, ((hombre de biemi, dice,
«e murió el dicho Pedro Gallego e yo easé con la dicha doña Isabel, en la qual

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AMADA IJÓPEZ DE :IIENESES 83

enero de 1579), doña Isabel y doña Catalina Cano Moteczuma, que


se criarían con sus hermanos matemos y en estrecha relación con
su prima doña Leonor de Valderrama ·Moteczmna (9). Y gozaba
1a familia no sólo de gran consideración social, sino, además, de
desahogada posición economica. Respetada así por los españoles
como por los indios, pues si Tecuichpochtzin había asimilado las
costumbres de los blancos, no en vano era hija de Moteczuma ( de
cuya descendencia era la principal representante; ya que su her­
mano don Pedro residía en Tula) y había estado desposada con
dos emperadores aztecas. Juan Cano, que sentía por ella gran ad­
miración, expresaba con orgullo que «Doña Isabel... auñque se
hubiera criado en nuestra España, no estoviera mas enseñada e
bien dottrinada e catholica (10) e de tal conversación e arte, que
os satisfaría su manera e buena gra�ia, e no es poco útil e prove•
chosa al sosiego Y' contentamiento de los naturales de la. tierra;
porque como es señora en todas sus cosas e amiga de los christia­
nos, por su respecto y exemplo más quietud y. reposo se imprime
en los ánimos de los mexicanos» (11).
El 11 de julio de 1550, en la capital del virreinato, la imperial

me ha dado Dios tres hijos e dos hijas q ue �e llaman Pedro Cano, Gon�alo Cano
de Saavedra, Johan Cano, doña Isabel y doí'ía Catalina,i l Gonzalo Femández de
Oviedo: Historia general y natural de las Indi-0s. Tomo III, págs. 547-553; Diá­
logo del alcaide de la fortale<;a de la cibdad de Sancto Domingo de la isla
Española, auctor e chronista desta,� historias de una �rte, e de la otra un cava­
llero vecino de la gran cibdad de Mé.1:ico llamarlo Johun Cano).
(9) Hija de doña Leonor de Moteczuma (a su vez hija de Moteezuma y de
su esposa Acallan) y de su s·egundo marido (el primero había ddo Juan Páez)
Cristóbal de Valderrama, el cual finó en noviembre de 1537, dejando por albacea
testamentario y curador y tutor de sus hijos al hidalgo ·-eacercño.
( 10) Hacia el 30 de abril de 1532, partía para España fray Juan de Zuma­
rraga, de la Orden de San Franciseo, único obispo de la diócesis mejicana, de Ja
que sería primer arzobii-,po. Llevaba dos relarfones, escrita!! por franciscanos, a
petición de Juan Cano de Saavcdra, y en la segunda de ellas, se encomia 1� reli­
giosidad de las princesas aztecas, que «doctrinan y cns'eñan en sus casas y el
t�oncierlo que tienen de hacer rezar a sus criadas en not·he y mañana. Doña Isabel
den mujere, y más tiene y ese ejercicio y una maestra, con el azote en la mano,
para las enseunar· y asimismo doña Leonor, que está casada con el dicho Cris­
tóbal de Vald•�rrama» (Joaquín García lcalbazccta : Nueva colección de documen­
tos inéditos para la historia de México. Méxiro, 1886-1892. Tomo III).
(11) Fcrnández de Ovicdo: Op. cit., diálogo dtarfo.

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DOS NIETAS DE MOTECZU�A

señora, sintiéndose morir, otorgaba -poder a su compadre el licen­


ciado Juan Altamirano (12), a Andrés de Tapia (13) y a Alonso
de Bazán (14), previo permiso de Juan Cano, para que por ella
dispusiesen su t�stamento. Libertaba a sus indios, en hermoso ras­
go ( «porque no los tengo por esclavos y en caso que lo sean quiero
e mando que sean libreSl>). Repartía Tacuba entre Juan de Andra­
de Moteczuma (al que correspondía la mayor parte) {15) y Gonzalo
Cano Moctezuma, a ]os que,_ en caso de que feneciesen sin hijos
legítimos, heredarían, respectivamente, Pedro Cano Moteczuma y
Juan Cano Moteczuma. Y, respecto a sus dos hijas menores (16),
disponía:

(12) De Paradinas, ¡iariente de Cortés por la madre de éste. De!pués de haber


sido gobernador de Cuba, pasó a Nueva Esp:iña, en 1527. El 17 de enero de 1528,
en la ciudad de México, Hernán le daba poder, así como a Pedro Gallego,
para que pudiesen comparecer por él en juicio de residencia. Gobernó los Estados
del marqués del Valle. En 1558 fundó mayorazgo de su encomienda de Santiago
de C11limaya, que Felipe 11, el 6 de diciembre de 1616, convertiría en condado de
dicha denominación. Casó en México con Juan Altamirano
( 13) Natural de M:edellín, pasó a Nueva España, donde fué justicia mayor,
contador . y mariscal de campo con su ilustre paisano, Sirvió en la conquista
y escribió una reladón de la misma. Tuvo en encomienda Cholula y Tucapan.
Fué cónyuge de Isabel de Sosa. Su hijo Cristóbal de Tapia y Sousa bautizóse en
la catedral de México el 26 de julio de 1534,
(14) De Cuéllar, hijo de Andrés B11zán y de doña Marfa de Herrera. Sirvió
en la pacificación de,Jalisco. Tuvo en ericomienda el pueblo ,de Teutiguzcan y la
mitad de Cuestlavaca, Con él había pasado a Nueva España su mujer, Franci&-ca
Verdugo, de Arévalo (hija del conquistador Francisco Verdugo y de Isabel
1
Velázquez y sobrina del adelantado Dieg 0 Velázquez). Y su hija Isabelica,
(15) Seguramente porque lo veía más desamparado qua u los otros hijos,
pues como en el tiempo en que finó Pedro Gallego de Andrade, no sucedían los
hijos en las encomiendas de sus padres, se había visto privado de la de lzqui,
tlapifco.
(16) En el mayorazgo que el m¡1rqués del Valle in,.tituía el 3 de enero de
1539 (Colima), Leo!lor Cortés Mote<·zum11 iha llamada a Kuceder en él en el último
lugar. Pero en el testamento que el Conquistador otorgaba el 2 de octubre
de 154 7, en Sevilla ( que completaba con el codicilo del 2 de didemhre, día de
su óbito, en Castilleja de la Cuesta\ le legnba --como a ,;u otra hija natural
doña María-, diez mil ducados para su casamiento. Y si permanecían solteras o
entraban en religión, don Martín, el mayorazgo, debería darle, para su susten­
tación, sesenta mil maravedís-e� anule,.
Habiendo· quedado situada ecooómil'amente doña Leonor, por su padre, se
bacín omi-sión de ella en el testamento materno. De todas manera�. descontados

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AMADA LÓPEZ DE M.ENF.SES

«Otrossy digo que por quanto el dicho Joan Cano, mi señor e


marido e yo. tenemos algunas alhajas de lienc;o e ropas de cama
e camas de esta tierra, e yo casa e tapicería y algomeras y coxines
y guadamecíes e almohadas e paños de manos e cosas d� labor�s
e vestidos de mi persona, todo lo qual quiero e mando que quede
para Doña Ysahel y. Doña Catalina, mis hijas e hijas legítimas del
dicho Joan Cano, mi marido. E quiero que no se vendan en almo•
neda por bienes míos e por mi fin e muerte, ni sean bienes parti­
bles; sino de las dichas Doña Y sabel y Doña Catalina, mis hijas.
E que paresciendo al dicho Joan Cano, mi señor, vender los dichos
bienes en almoneda pública o fuera della, como él quisiere, los
pueda vender e, vendiéndolos e dexándolos de vender, se quenten
en el· tercio de mis bienes; e por vía de mejora los mando a las
dichas Doña Ysabel y Doña Catalina, mis hijas.»

ccCumplido e pagado y executado este dicho mi .poder e las man•


das, cláusulas en él contenidas y el textamento que por virtud dél,
como dicho es, hicieren e ordenaren los dichos señores licenciado ·
Joan Altamirano e Andrés de Tapia e Alonso de Bac;án, en el
remanente de todos mis bienes dexo, enomero, instituyo por mys
ligítimos e universales herederos, a Pedro Cano y Gonc;alo f..ano
y a Joan Cano y a Doña Ysabe] y a Doña Catalina, mys hijos legí­
timos e del dicho Joan Cano, mi señor e marido, e al dicho Joan
de Andrada, mi hijo ligítimo e del dicho Pedro Gallego, mi ma­
rido ligítimo, los quales los oyan y ereden, sacando la mejora en
quanto al tercio que mando a las dichas Doña Ysabel y Doña Ca­
talina, mys hijas y el restante se parta e·ntre ellos por iguales
partes.» �
Eran testigos fray Juan Zárate, prior del monasterio de San
Agustín, y los frailes de este convento fray Gregorio de Salazar
(llegada en 1536 a Nueva España, con fray Francisco de la Cruz),
fray Luis de Cobaleda y fray Luis de Carranza. Y los vecinos de
la ciudad, Juan Altamirano y• Fernando Mateo Carrillo (17).

del quinto de los bienes de Doña Isabel, seisdentos pesos que según su viudo lle
emplearon en «enterramientos e misar e obsequias e oirendas de cera», el rema­
nente se entregó a la joven (Archivo de Indias. Justicia, 181).
(17) Sevilla. Archivo de Indias. Justicia, 181, folios 202 v.º-209 r.0
Existe otra copia en el archivo de protocolos de Sevilla, oficio de Mateo de

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86 I>OS :-!ETAS DE �10TECZUlllA

Verdadera manifestación de duelo constituyó el entierro de la


princesa, qeu recibió seP.ultura en. San Agustín, el cenobio que
ella había protegido con largueza que rayaba en prodigalidad y
r¡ue 1m in..,endio consumiría en 1676.

* * *

Con la muerte de doña Isabel quedó patente la desavenencia


entre los Canos y Juan de Andrada Moteczuma, originándose com•
plicado ,y largo pleito (18) por la posesión de Tacuba.
Si doña Leonor Cortés Moteczuma (19) vivía en 1551 en casa
del licenciado Altamirano, vemos que el 13 de abril del mismo año,
Andrada ya se había unido en indisoJubles vínculos con doña Ma­
ría de Castañeda (20) (que le sobrevivirá), hija del conquista-dor
Juan Ruiz de Alanís y de doña Leonor de Castañeda.

Almonacid. Año 1571. Libro I, folio 1472 y siguientes. Es de 26 de febrero


de 1571.
(18) Comenzó ante; del 9 de abril de 1551 y la sentencia definitiva no se
dictó hasta el 4 de diciembre de 1577 (Madrid\, fo:ha en que ya había fallecido
Juan de Andrada (que vivía aún el 5 de julio de 1576).
(19) Contra la voluntad de su hermano, el segundo marqués del Valle, con•
traería matrimonio con el caballero vizcaíno Juanes d� Tolosa, conquistador,
fundador y poblador de las villas de Llerena, San Martín y Anviño, de Salinas
de Santa María (Nueva Galicia) y uno de los cuatro fundadores de Santa María
de los Zacatecas.
Fueron padres de Juan, que finó soltero, Isabel, que fué eon�orte de Juan de
Oñate, y de Leonor, que fué mujer de Cristóbal de Zaldívar.
(20) Procrearon a don Pedro (en Madrid) antes del 31 de ·octubre de 1580,
a don Hernand� (n. por 1561), a don Juañ (n. por 1562), a don Felipe (n. hacia
1565) y a doña Isabel (n. hacia 1566), cuyos respectivos consortes fueron: Lucía
.de Peñas (hija de Juan de Peñas), María Garcerán, natural de Barcelona (hija
de don Diego Garccrán y de Doña María Borgc), Beatriz Ossorio, Francisca
Flores (hija de Jerónimo Ortiz de Arriate y de Josefa Flores; de Valdés) y el se­
villano Alonso Muñoz (hijo de Alonso Núñez de la Hoz y de doña habel Muñoz).
De Juan de Andrada Moteczuma descendía don José Vital Motel'zuma, obispo
,de Chiapa.
María Teresa de los Reyes Valeriano y Motel'zuma, monja del Corpus Christi,
de México, de la regla de Santa Clara. Sexta nieta de Moteczuma.
Doña Manuela Trebues·e Casasola, hija del conde de Miravalle, 'esposa del
.@:eneral Miguel Barragán, pre,idente interino de la república mexicana.
Y don Fernando Hemández de Luna y Serrano, actual conde de Miravalle,

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A:\IADA I)ÓPEZ DE MENESES 87

Acaso el hecho de que dos hermanas de Juan Cano Moteczuma


fuesen monjas (21) (en San Pablo de Cáceres) pudo influir en que
el mismo estado abrazasen doña Isabel y doña Catalina Cano Motee•
zoma. El convento elegido era el más antiguo de la ciudad, fun­
dado en tiempos del prelado fray Juan de Zumárraga, en 1540,
por cédula carolina y bula de Paulo III : el de la Concepción (22),
alzado sobre terrenos de Andrés de Tapia, cuya hija sor . Isabel
de los Angeles _:que por cierto debió de tratar en el siglo a las
nietas de Moteczuma•-, así como la de Alonso Dávila, sor Ana
de Buenaventura, fueron las primeras religiosas del monasterio.
Las aspirantes a ingreso en la Concepción, debían tener más
de trece años sin ser de avanzada edad, ser españolas o criollas,
hijas legítimas, gozar de buena salud, saber leer, escribir, algo
de cuentas, labores femeninas y aportar una dote de 4.000 pesos.
Podían dispensarse algunas condiciones no esenciales, y así, las
candidatas que ignorasen la lectura, quedaban después de la pro­
fesión como monjas de velo blanco, que era el usado por las no•
vicias, en vez del negro de las profesas.
De alba estameña era el hábito, que ceñía cinturón de pita o
ixtle.
No se ·pronunciaban en este cenobio, sino votos simples , has•
ta 1586.
Carlos 111 le concedería .la categoría de patrQnato real y con tal
título figura desde 1760.
(21) En la escritura del mayorazgo que el 24 de márzo de 1571 -en que
también testaba- instituía Cano ante el escribano de Sevilla, Mateo de Almo•
nacid, incluía en el vínculo la dehesa del V.ando, sita junto al ea&·ar de Cáceres;
pero con esta aclaración : «ltem digo que por quanto que la dicha dehesa del
Va11do, ques una de las vinculadas, tengo por contrato aparte señalados veynte
mil maravedís de renta para alimentos de doña María, mi hermana, monja, e
para doña Catalina, mi hija natural, e que muerta qualquiera de las dos, lo
aya la otra por to•da su vida e no más» (Archivo de protocolos de Sevilla. Li•
bro I de 1571 del oficio de Mateo de Almonacid.)
Se ve que en esta fecha ya había fallecido la otra hermana de Cano.
(22) Tomo e8to;; datos de la obra de Josefina Muriel: Conventos de monjas
de Nueva España. México, 1946.
Es de notar que esta distinguida historiadora mejicana desconocía (por la
pérdida del archivo de la Concepcioo), como monjas de este convento, a las
nietas ,de Moteczuma y asimismo a Bárbara de la Concepción, Juana de San
Miguel, Antonia de San Jo,,é, Paula de San Jerónimo e Isabel de Benavente.

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88 DOS NIETAS DE MOTECZUMA

Hoy no existen de este cenobio sino unos restos, después de la


apertura de las calles del Progreso· y del Cincuenta y siete.
Antes de dejar el siglo, Isabel renunciaba en su padre la sexta
parte de sus derechos al pueblo de Tacuha (23). Análoga renuncia
hacía Catalina, en beneficio de sus hermanos Pedro y Juan Cano
Moteczuma; pero quedando Juan Cano de Saavedra como usu­
fructuario y así consta en la escritura que el 4 de mayo de 1553
otorgaba ante el escribano de México Juan Zaragoza, siendo tes­
tigos el guipuzcoano Sebastián de Balsola, el g�ditano Alonso Gutié­
rrez y el cacereño Hernán García Abarca (24).

El viudo de doña Isabel de Moteczuma, añorando siempre la


metrópoli, decidió regresar a ella, donde desde hacía tiempo venía
adquiriendo cuantiosos bienes, y fijaba su residencia en Sevilla ,
antesala de Indias, ciudad en la que coinciden varios personajes
de la familia del antepenúltimo jefe de hombres azteca (25).
En casas ,propias, en J.a colación de Santa Marina, hacía carta

(23) Madrid. Academia de la Historia. Colección Baturini. Tomo IV.


(24) Cf. el documento I del apéndiC'e.
(25) Aparte de Juan Cano de Saavedra y de su hijo Juan, a Juan de An­
drada Moteczuma, que .ie disponía a .continuar su aunino a Madrid en segui­
miento de dos pleitos; pero al que sus dolencia!'. y falta de recursos retuvieron
en la ciudad de la Giralda (en la que parece que falledó), yendo .a dar con sus
hues-0s en la cárcel real.
Don Diego Luis de Moteczuma, primogénito de don Pedro de Moteczuma
(a su vez hijo de Moteczuma y de una <le sus esposas·, doña María Miaguasuchitl,
princesa de Tula). El virrey de Nueva España, don Martín Enrique, lo bahía
obligado a venir a Espafia para prevenir posibles rebeliones y el egregio indio,
desengañado de la Corte, se bahía sentido atraído por el clima de Sevilla. En
apurada -situación económica se bahía asociado con su desventurado primo Juan
de Andrada Moteczuma y comerciaban en naipes que vendían al por mayor. De
él descienden los duques de Moteczuma. Es el actual, don Fernando de Motec­
zuma y Gómez de Arteche,
El hidalgo zamorano Diego Arias de Sotelo, ex-regidor de México. En pri­
meras nupcias se había enlazado con la citada doña Leonor de Valderrama Mo­
teczuma y en segundas, con doña María Manuel, hermana del tesorero de Nueva
España, Fernando de Portugal. Acusado de participación en la supuesta conjura
de los hijos de Hemán Cortés, había sido desterrado de Indias. Tenía consigo a
su nrimo�énito, don Fernando Sotelo de Moteczuma (n, har.ia 1555).

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AMADA !)ÓPEZ llE '.IIEXESES 89

de mayorazgo a favor de su primogénito y descendientes varones


de éste (26). En segundo lugar iba llamado Gonzalo Cano Motec­
zuma y línea masculina (27), y en tercero, Juan Cano Moteczuma
y la suya (28). Y no se menciona para nada a nuestras dos mon­
jas. Sí en el testamento paterno, que nos es desconocido a pesar
de repetidas y minuciosas búsquedas. Sí conocemos el codicilo del
mismo ( otorgado por el indiano extremeño en su citado domici­
lio de Sevilla, el 3 de septiembre de 1572 e igualmente ante Ma­
teo de Almonacid); mas en él no existe - referencia alguna a las
hijas del testador.

(26) De su himeneo con Ana de Arriaga, tuvo Pedro Cano Moteczuma una
hija llamada María, que dió su numo a Gonzalo de Salazar, -hijo del regidor de
México, Juan Velázquez de Salazar y de doña Ana de Esquibel.
(27) Gonzalo ,se unió en sacramentaled vínculos con la mejicana Ana de
Prado Calderón, hija de Rodrigo Calderón, d1: Mérida, y de Josefa Núñez de
Prado, de Badajoz. Dt! sus hijos, Juan Cano Moteezuma fué, sucesivamente,
cónyuge de Mariana' de Bocanegra y de Isabel Mexía Figueroa (hija de Alonso
Contreras Figueroa y de María Villegas Quixadal, mejicana8 ambas.
Juan Cano de Saavedra, estaba soltero el 5 de marzo de 1601.
Y María Cano Moteczuma, que por dos veces recibió la bendición nupdal.
Una de ellas con Jerónimo A�ustín Espínola, sargento mayor del presidio de
La Habana ( de los cuales deó:cendía María Josefa de los Dolores, que en 1746
era religiosa de un convento de San Jerónimo). Y la otra con Antonio Agudelo,
hijo de Juan Agudelo y de María de Zaragoza).
(28) Fruto del connubio de Juan Cano Motcczuma con doña Elvira de To­
ledo (verificado en Cáceres el 6 de ••nero de 1559¡, fueron don Juan y don Pedro
de Toledo Moteczuma. Casó el primero con doña Mariuna de Carvajal y, entre
sus hijos fi guran :
Juan, que se unió con Isabel Pizarro, de quienes desciende don José Manuel
de Zuleta y de Carvajal, actual duque de Ahrantes y de Linares, marqués del
Duero, de la Revilla y de Sardoal, conde de Cancelada y de Lences, tres veces
grande de España.
Don Francisco de Torres, que tomó por esposa a su prima hermana doña
Isabel (unigénita del citado don Pedro de Toledo y de doña Magdalena de Sa­
lazar). Entre sus descendientes' figura don Manuel de Aguilera y Ligués, actual
marqués de Cerralbo, de Flores Dávila y de Almarza, conde de Alcudia, de
Casasola del Campo y de Villalobos, dos veces grande de España, y don Javier
Escrivá de Romani y Aguilera, marqués de Benalúa, que también posee la
grandeza del Reino.
Don Remando de Toledo, religioso, primeramente del hábito de Alcántara y,
después, del de San Francisco.
Y doña Catalina, monja de Jesús.

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9.J lHlS NIETAS DE :\IOTECZU:IIA

En el testamento dejaba Juan Cano de Saavedra unas mandas


a sus esclavos Cristóbal y Guiomar, a Juliana, hija de éstos, y a
Pablo, y los alhorraba; pero esta disposición la revocaba en el
codicilo c<por quanto que en mi enfermedad, no an seruido como
deufan)) (29) .. De todos modos, habiendo expirado el yerno de Mo­
teczuma el 11 de septiembre de 1572, el 25 en Sevilla el hermano
y el hijo del difunto (Pedro Cano, administrador testamentario,
y Juan Cano Moteczuma, respectivamente), «por nos y en nombre
y en hoz de los señores Gon�alo Cano, que reside en la ciudad de
México de la Nueva España e de Doña Ysahel y Doña Catalina,
monjas profesas del monasterio e conuento de Madre de Dios de
la dicha ciudad de México, todos tres hermanos de mí, el dicho
Juan Cano Montesuma y hijos y herederos del dicho Juan Cano,
nuestro padre y hermano», otorgaban carta de alhorria a la es­
clava negra de color bazo, de setenta años de edad Y' que servía
hacía más de cuarenta a la casa, Guiomar Alvarez «que no podéis
i!eruir, antes es necesario para os poder tener, gastar mucha suma
de maravedís ev os alimentar e sustentar y curar por estar, como
estáis, vieja y enferma» (30).
El 31 de mayo de 1575, en la ciudad de México, don Pedro
Moya de Contreras (t el 7 de diciembre de 1591, en Madrid), que
el 17 de julio de 1573 había sucedido en la silla metropolitana a
don Alfonso de Montúfar, y que en 1591 sucedería en el patriar•
cado de las Indias occidentales a don Antonio de Fonseca, ante el
escribano real Pedro Sánchez y en el palacio arzohispal, y siendo
testigos el racionero Alonso de Ecija, Luis de León y Antonio Fu­
llana, concedía permiso a sor Bárbara de la Concepción, abadesa,

(2.9) Archivo de Indias. Contratación, núm. 209 (copia).


(30) Archivo de protocolos de Sevilla. Libro III ,del año 1572 del ofieio IX
(Mateo de Almonadd).
No &·e menciona en la ,carta a Pedro Cano Moteczuma. ¿Había muerto antes
que su padre? .... Lo que sí consta es que el 7 de febrero de 1576, ya había pasado
de este mundo y, también, que el 26 de febrero de 1577, Gonzalo Cano Motec­
zuma otorgaba en la ciudad de México, ante el escribano Diego Rodríguez de
Leoo, un poder a Benito Montijano, secretario de la Audiencia de Sevilla,
para cobrar de Gonzalo de las Casas, vecino de Sevilla, «los réditos del
mayorazgo que yo tengo en los reynos de Castilla e ove y heredé por fin a fa-
Jlesdmiento del dicho Juan Cano, mi padre» (archivo de protocolos, de Sevilla,
oficio XX (Diego Gabriel), libro III del año 1580, folio. 374, copia).

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AMADA LÓPEZ DE ME1'ESES 91

y a sor Ana de San Buenaventura, sor Juana de San Miguel, sor


Antonia de San José y sor Paula de San JerAnimo, monjas profe•
sas del. monasterio de la Concepción, para que pudiesen conferir
poder a don Hernando de Mohedano de Saavedra, canónigo de la
catedral de SevilJa, a fin de que éste pudiese cobrar el dinero per•
teneciente a dicho convento por la herencia de Juan Cano de Saa­
vedra y por la del licenciado Benavente, padre de la monja profesa
de la Concepción, Isabel de Benavente (31).
Y el mismo día y siendo testigos Luis - Gómez, Baltasar Beli­
zino y Agustín de Solía, las cinco monjas titulares de la autoriza­
ci!Sn arzobispal, daban el correspondiente poder a don Hernando
Mohedano. Interviniendo los escribanos Pedro Sánchez de la Fuente,
Diego Lopez de Herrera, Juan de Salinas y, el susodicho Pedro
Sánchez (32).
En Granada, el 22 de febrero de 1577 y en presencia del es­
cribano público de esta ciudad Juan de Priego, don Juan Cano
Moteczuma, «hijo le:¡cítimo de mis señores Juan Cano de Saave­
dra, vezino y nattural de la cilla de Cázeres, defuntto, questé en
gloria y de Doña Isabel de Motezuma su mujer, hija que :rué de
Motezuma, señor de México, en sus provincias y en las Indias y
Nueva España, defuntta, questé en gloria, vezino que soy de la
villa de Caceres, stantt- al presente en esta nombrada y gran ziu­
dad de Granada», por «amor y voluntad» a &u hijo don Juan, «de
hedad que al presente es de diezyocho años poco mas o menos
questa presente el qual me a seruid.o y de presentte sirve con mu­
cha voluntad y fidelidad en lo que le es mandado)), le hacía «dona­
zion e mejora de terzio y remanentte de quintto» de sus bienes
«sittuados y especialmente señalados en los lugares y pueblos de
Tacuba y todos sus sujettos que yo tengo, que es lo que yo vue y
herede de la dicha Doña lsauel Motezuma, mi señora madre, y de
doña Cathalina e Doña Isabel Mottezuma, mis hermanas, hijas de
la dicha Doña Isabel, conforme a las esvrituras que en mi fauor
tienen fechas y ottor �adas)> (33).

(31) Cf. el documento I_I del Apéndice.


(32) Cf. el documento III del Apéndice:
(33) Archivo de India:-. Audiencia de México, núm. 762 (otra copia, en el
núm. 763).

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92 DOS NIETAS DE :.IOTECZFIIA

El 5 de diciembre de 1590 (El Pardo), Felipe 11, en cédula al


virrey de Nueva Espáña, don Luis de Vela8co, caballero de San­
tiago, relativa a las pensiones que se concedían a los descendientes
de .dóña Isabel de Moteczuma, al referirse a los del último matrimo­
nio, se menciona a «Pedro Cano, que murió sin dejar subc;esión y
Gonzalo Cano y Don Juan Cano Mote4..uma, que ya es difunto y
dexó dos hijos y Doña Catalina e Doña Isabel Cano Mot�uma,
monjas». Y, más adelante, al especificar las rentas concedidas a
dichos descendientes: «No se tra"ta de Doña Catalina ni de Doña
lsab�l Cano Matec;uma, monjas, ni de Pedro Cano, difunto.. ,» (34).
Y ya no sabemos más de las hijas de Juan Cano de Saavedra y
de doña Isabel ,de Moteczuma. ¿Acahuon sus días en la Concep­
ción? ... ¿Pasaron a otras fundaciones concepcionistas? ... (35).
Hemos aludido a algunos religiosos descendientes de Moteczu­
ma. Añadamos a doña A gu stina de Moteczuma, hija menor de don
Diego Luis de Moteczuma, citado, y de doña Francisca de la Cueva
y Valenzuela. Finaba entre el 31 de mayo de 1606, en que menciona

(34) Archivo de Indias. Audienria de México, núm. 1.092, libro XIII,


folio 145 v. 0 Existen otras dos copias de este documento en el mismo Archivo
(un.a en �udiencia de México, núm. 762 y la otra en Patronato, 245). Y otra oo
Madrid, en la Academia de la Historia. Colección Muñoz. Tomo 30.
(35) En 1560, diez monjitas habían salido de'la Concepción de México para
fundar en la misma ciudad el monasterio de Regina Coeli. Otras diez, en 1568,
para la fundación de la Concepción de Guadalajara. Y en 1580, ls.abel Bautie.1a,
como priora Ana de Santa María, y otras cinco compañeras, inauguraban en
México el convento concepcionista de Jesús y María, que se alzó englobando
la iglesia de la cofradía de la Vera Cruz, la casa de Diego Arias de Sotelo (e.ita
en la calzada de Tlacopan, con vistas al Mediodía) y la callejuela -cedida por
el Cabildo municipal- que separ�ba, al Oeste, la mansión de Diego Arias de
la Vera Cruz. Sobre el monasterio de Jesús y María se levanta hoy el Cine
Mundial, y el templo está convertido en Archivo gubernamental. Pedro Tomás.
de Denia lo fundó para indias y mes1izas. En él fueron donadas Petronila de la
Concepción, de Xochirnilco (t el 26 de junio de 1667) y Francisca San Miguel,
indias. Y entre sus aspirantes encontró -doña Josefina. Muriel a Francisca de
Castilleja, descendientes de Francisco de Castilleja, conquistador de Patzcuaro,
y de la mujer de éste, María lgnacia Iznaganzi, hija de Francie,co Caltzoncíu,
rey de Michoacán.
Para indias hijas de caciques se fundó el convento de Corpus Christi, de la
Orden Franciscana, del que fué alma el marqués de Valero y se inauguró en el
Corpus de 1774, en el edificio que hoy ocupa el Museo de Hil!ienc.

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AMADA I.ÓPEZ DE MENESES 93

como viva el testamento de su padre, y el 12 de noviembre de 1639,


en que su hermano don Pedro Tesifón de Moteczuma, primer viz­
conde de Ilucan y conde de Moteczuma de Tultelgo, · disponen en
un codicilo testamentario, que se trasladen los restos de ella, de la
capilla de don Cristóbal de Benavides -en la que también estaban
inhumados sus padres-- del convento de Nuestra Señora de la Mer•
C'ed de Madrid, al enterramiento que a don Pedro Tesifón hiciese
su hijo y heredero don Diego Luis de Moteczuma, en su villa de
Monterrocano de la Peza.
Al Padre Diego Luis de Moteczuma, hijo natural del primer
conde de Moteczmpa, que lo menciona en su testa�ento, para le•
garle cíen duca-dos de renta para alimentos en el caso de que no
continuase en la Compañía de Jesús. Es el autor de la Corona
mexicana o historia de los nueve Moteczumas, publicada en Madrid,
en 1914.
A Alonso José Marcilla de Teruel Moteczuma, presbítero de San
Antonio Abad. Tercer nieto del primer conde de Moteczuma. Y
cuyo hermano, Pedro Nolasco, fué padre de José Marcilla de Te-
ruel, décimo conde de Moteczuma.
Y a Francisco de Moteczuma, trinitario calzado. Hijo de Pedro
Manuel de Moteczuma (a su vez, hijo natural del segundo conde de
Moteczuma) y de doña Isabel Ana de Loaysa y Ovalle, señora de
Arriate.
Ignoramos el parentesco que con Moteczuma tenía el cura Mo­
teczuma, guerrillero de la independencia mejicana (36).

AMADA LóPEZ DE MENESES

\361 También hubo monja., ctl la familia de Atahualpa:


Por ejemplo, las hijas de Mclchor Carlos Inga : María Coya (hermana de
Juan Melchor Cario, Inga¡, que fué novicia en las Bernardas de Vallecas, y
Ml'l<'hora Clara Coya (en el siglo, Leonor de Esquihel), religiosa de Nuestra
�eriora del Rosario de Cuzco.

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91

1353, MAYO, 4.-MÉXICO.

Doña Catalina Cano Moteczuma, hija de luan Cano de Saavedra y de Doña


Isabel de Uoteczuma y nieta de Moteczuma, pro[J(Jniéndose ingre,ar en el Con•
vento de la Concepción de México, renuncia a favor de sus hermanos Pedro y
Juan Cano Motec:mma, la sesma parte del pueblo de Tacuba, que le lwbía
co"espondido por herencia materna.

Madrid. Academia de la Historia. Colección Boturini o Memoriales de Nue­


va España. To�o IV.

Sepan quantos esta carta vieren como yo, Doña Cathalina Cano, hija lexítima
de Juan Cano, vezino de esta gran ciudad de Tenuxtitlan México, de esta Nueva
España y de Doña Isabel de Montezuma, digo que por quanto, por servir a
Nuestro Señor, mi intención y voluntad es renunciar el siglo y entrar en reli­
gión y ser monja profesa en el monasterio de Nuestra Señora de la Concepción,
en la collación y vezindad del monasterio de Santo Domingo, y porque a mi
pertenese la sesma parte del pueblo de Tacuba y rns sujetos, con la sesma
parte de todos los tributos, en lo qual entran Capulusio. y Cuiacaque (37) Quau­
panaya y todas las aemás estancias, y caserías que están y se incluyen en el
título de encomienda que fué dada a la dicha Doña Isabel Montezuma, mi
madre, por el Marqués del Valle, Don Fernando Cortés, capitán general que
fué por Su Magestad en esta Nueva España, la qual se dió y vinculó por su
patrimonio. Y porque a el tiempo que la dicha Doña Isabel, mi madre, casó
con el dicho Juan Cano, mi señor y padre, trajo el dicho pueblo y los dichos
sus sujetos y pueblos y estancias en dote y patrimonio y a su poder, e a mí,
como a uno de seis herederos que quedamo•s al tiempo que la dicha Doña
Isabel, mi madre, murió y pasó de e,ta presente vida por elde (sic) (38¡ como
quiero y acuerdl) de tener para siempre la relación y dejar el mundo y siglo
presente, por esta presente <·arta haziendo lo que al tiempo de mi muerte pu•
diere ha,cer, ante, eesando el primer juicio y voluntad en la mejor vía y forma
que puedo y de derecho devo, otorgo y conozco que hago de facción consinua•
ción de la dicha sesma parte del dicho pueblo y pueblos-, de los dichos/ /suj,·•
tos, estancias y caseríos y con la sesma parte tic todos los tributos que son o
fueron obligados a dar, en Pedro y Juan Cano, mis hermanos e hijo¡,, de los
dichos mis señores padres, para ellos y para ;;u, herederos y suse,ore,, por
iguales partes, tanto a el uno como al otro y, si 11uale,quicra de lo, diehos

(37) Por este signo indicamos el cambio de página del manuscrito. <JUC
están sin foliar.
(31!) Por ende.

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.UIAJH LÓPEZ IJJ-; "11!:NESES 95

Pedro y Juan Cano, mis hermanos, muriesen, quede con el que v1v1ere y
pueda disponer de ellos como bienes de patrimonio, con tal condición, que
los tributos y frutos, rentas y aprovechamientos que se hubiere, de los dichos
pueblos, según dicho es, pueda gozar de ellos el dicho Juan Cano, mi padre,
para ayudar a su sustentación, casa y familia todos los días de su vida, para
lo qual doy poder cumplido, según que de derecho en tal easo se requiere, al
dicho Juan Cano, mi ,señor y padre, para que pueda cobrarlos de su propia
autoridad, según y como II él Je par�iere y bien visto le fuere, y así todos los
tributos rei,agados que me pertenescan de mi sesma parte, como de todo· lo
corri-do y lo que corriere de aquí adelante, sin que los dichos Pedro Cano/ /y
Juan Cano, mis hermanos, ni otra persona alg-qna, se lo perturbe, hasta el fin
de sus días, como djcho cs. Y con esta condición cedo y traspaso en los susodi­
chos, la dicha sesma parte ,de pueblos y tributos y la posesión y propiedad y se­
ñorío de ellos, en la parte dél, todo el derecho y propiedad y señorío y posesión
que tengo, según que mejor y más cumplidamente me podían y pueden perte­
necer. Y en señal y manera de cntregamiento y tradicción de la posesión .de todo
lo susodicho, hago entregamiento y tradicción de esta carta y escriptura, a los
dfohos Pedro Cano y Juan Cano, mis hermanos. Y si es necesario, para mayor
seguridad mía, me constituyo por heredera y poseedora de lo dicho en nombre
de los dichos mis hermanos y prometo y me obligo, que en vida de los dichos mis
hermanos ni después de su muerte, por testamento ni ab-intestato ni por pre•
tención ni aseleración ni por 'otra caus.a ni recurso ni remedio ninguno, perderé
la dicha sesma parte de pueblos ni �ujetos ni tributos ni cosa alguna de ellas
y, desde ahora, renum;io la suseción futura de ellos en los dichos mis//herma­
nos, según dicho es, y puedan testar y haser de ellos y con ello, todo lo que
quisieren bien y así tan libremente como si yo fuese fallecida de esta presente
vida, antes de la muerte de los di<iho� mis hermanos, de la manera que de suso
está dicha y declarada, lo qual hago sin premia ni fuerza ni otro consenti­
miento ni indusimiento que me sea herho, antes soy c-ertificada que así me
combiene y lo hago de mi propria voluntad, por el amor que les he tenido y
les tengo a los susodichos tiara con que se puedan casar y honrar los dichos
mis hermanos y sustentar en adelante. Y si necesario es ,de derecho para la
validación de esta dicha escriptura, ser insinuada ante juez competente, yo la
insinuo y por insinuada ante qualesquiera juezes y justicias de Su Magcstad
que pareciese y le 11i1lo que ponga ella su autoridad y decreto judicial y pro�
meto y me obligo de tener y guardar y mantener y haver por firme esta escrip­
tura y todo lo en ella contenido y de no la redamar ni �ontradecir ni ir ni
pasar contra ella en ningún tiempo ni por alguna mane//ra, causa ni razón
que sea o ,ser pueda, yo ni otro por mí y si contra ella fuere o pasare o aten•
tare de ir o pasar, que m,· non hala ni aproveclw ni sobre ella sea oída en juicio
ni fuera de i,J, para lo <¡ual todo lo que dicho es, así tener y guardar, cumplir
y haver por firme, obligo mi persona y todos mis vienes, muebles y rai,es havi­
dos y per havcr y doy poder cumplido a todos y qualesquier justicias y jueces
de Su Magestad para que me eomtringan, complan y apremien que asi lo
guarde y cumpla bien y así como lo susodicho fuese cosa juzgada y pasada en
pleito por demanda y por respuesta y sobre ello fuere dada Rentencia difinitiva

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96 DOS NIETAS DE MO'IECZG�I.\

por juez competente y la tal seaitencia fue.se consentida de las partes en jui­
cio, serca de la qual renuncio todas y qualquiera leyes, fueros y derechos,
cartas, mercedes y privilegios, partidas y 9rdenamieotos, auxilio& y remedios,
execeiones y defenciones, beneficios, restituciones que en mi favor y contra lo
que dicho es y parte de ello sean o pueda ser aun/ /que les alegue yo o otro
por mí, que non baian ni aprovechen en jnicio ni fuera dél. Y otrosi re­
nuncio ·en esta razón las leyes del emperador Justiniano y del senatus con­
sultus, Beleiano y de cualesquier leyes de Partida que hablan en favor y
ayuda a las mugeres, por qnanto de ellas y de so efecto fui acusada y Ber­
vidora por el escribano de estas rartas y para mayor seguridad y validación
y firmeza de todo lo que dicho es, y porque soi mayor de doce y menor de
veinte Y, cinco años: juro por Dios Nuestro Señor, por la Santa Maria y
por la señal de la cruz sobre que puse mi mano derecha y por las palabras
de los Santos Evangelios, donde quiera que más largamente son escritos, de
tener, guardar y cumplir y haver por finne todo lo que dicho es y en esta
carta se contiene, y de no la revocar ni reclamar ni contradecir ni oponer
cootra ello por razón de ser, como soy, me�-OI" de la dicha edad de veinte
y sinco años y alegar ni dolo ni lesión ni pedir beneficios integrum ni otro
remedio ni rer�irso alguno ; aunque i;ea de ad modum ad finem adgendi por razón
de la IDllnor edad// me competa o pueda competir, i;o pena de perjura e
informe fementida y de caer en caso de menos valor, so cargo del qual dicho
juramento prometo de no pedir absolución ni ;elacción a Nuestro muy Santo
Padre ni a otro prelado ni otro juez eclesiástico delegado ni subdelegado que
de derecho me la pueda conseder y, aunque de su proprio . motivo me s ea
consedida la tal absolución y relajación, que de ella no usare ni me aprove­
chare en ninguna manera que sea, so la dicha pena de .perjuramento'. En tes•
timoni.o de lo qual la e�-criptura o la �resente carta, ante el escribano y te s­
tigos de yuso· escritos, que fué fecha y otorgada esta carta en la dicha ciudad
de México, a quatro días del mes de mayo, año del nacimiento de Nuestro
Señor Jesucristo de mil quinientos y sinqueota y tres años, a todo lo qual
fueron presentes a lo que dicho es, Grazian de Balsola, natural de la pro­
vin.,ia de Guipúzcoa, y Alonso Gutiérrcz, natural de la ciudad de Cádiz, y
Hernán García Avarca, natural de Cáseres, vezino de esta ciudad y porque
dixo que no sabía escribir, firmi por él un testigo de esta car/ /ta en el re­
xistro de ella y a su ruego de la dicha Doña Cathalina y por testigo Gracián
de Balsola. Pasó ante mí; Juan de Zaragoza, escribano público. E yo, Juan
de Zaragoza, escribano público y uno del número de esta ciudad de México,
fuí presente a lo que dicho e& en uno con los dichos testigos y lo escribí se­
gún que ante mí pasó y por ende fice aqu�te mi signo a tal en testimonio de
verdad. Juan de Zaragoza, csrribaro público.

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AMADA I)ÓPEZ DE MENESES 97

II

1375, MAYO, 29.-MÉXICO

Don Pedro Moya de Contreras, arsobispo de México, da licencia y facul­


tad al convento de la Concepción de México, para que pueda otorgar poder
a favor de Herrumdo Mohedano de Saavedra, canónigo de Sevilla, a fin de
que cobre en España ks herencias pertenecientes a Doña Isabel y Doña Cata•
lina Cano Moteczuma y a Doña Isabel del Rincón, monjas profesas de dicho
monasterio.

( ln&·erto este docume11to en el apéndice III 1

Ill

1575, MAYO! 31.-MÉXICO

Bárbara de la Concepción, abadesa, y Ana de San Bminaventura, }Uána de


San Miguel, Anlonia de San José y Paula de San Jerónimo, monjas del con­
vento de k Concepción de México, apoderan a Remando Mohedano de Saa­
vedra, canónigo de Sevilla, para que pueda cobrar en España las herencias
pertenecientes a Doña Isabel y a Doña Catalina Cano Moteczumá y a Doña
Isabel del Rincón, monjas profesa., de dicho monasterio.
Archivo General de Simancas. Contaduría de mercedes. Juros del reinado
de Felipe 11. Legajo 355, folio 25 y siguientes ( copia).

Sepan quantos e;;ta carla vieren como nos, monjas deste monesterío de
Nuestra Señorn de la Conce.. ión desta gran ciudad de México desta Nueba
España combiene a sauer Bárbara de la Com.;esión, abadesa Ana de San Buena­
ventura, Juana de San Miguel, Antonia de San Joseph, Paula de San Gerónimo,
monjas professas discretas deste monestcrio y conbentto, estando como eslamo;;
juntas y congregadas detrás de las rejas de nuestro locutorio, en nuestro capí­
tulo a campana tañida, c•omo lo auemos y tenemos de vsso y de costunhre, y
estando todas de vnánime y de vn acuerdo y por birtud de la licencia que te•
nemos para otorgar este poder, del ilustrísimo y reverendo señor//Don Pedro
Moya de Contreras, arc,obispo de México y del Consejo de Su Magestad, la
qual nos an dado y otorgado en la supplicacióo, oy día de la fecha desla carta,
ante el ,presente escribano, como por ella pareze, el tenor ,de la qual es el
que sigue:
En la ynsine y gran ciudad de México .desla Nueua España, a XXIX días
del mes -de mayo de MDLXXV año, el ilustrísimo y reverendísimo señor Don
Pedro Moya de Contreras, por la grac,ia de Dios ari.obispo deste arcobispa de de
7

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98 DOS NUlTAS DE MOTRCZUMA

México, y del Consejo de Su Magestad, estando en su palacio ar1:obispal, dijo


· que por quanto la auadeaa y monjas del monesterio de Nuestra Señora de la Con•
cepción desta ciudad, tienen neceHidad de enmar @u poder al señor Hemando
de Mohedano de Saavedra, canónigo de//la santa iglesia catedral de la ciud�d
de Seuilla, para quel susodicho o, que 611 poder huuiere, reciua y cobre todoe
loe maravedís y ducados y pessos de oro que al dicho monesterio y conbento
perten�en, como a heredero de Doña hauel y de Doña Catalina Cano, mon•
jas profeuas en él, de la erencia de Juan Cano su padre, ya difunto, que fa.
lleció en los reynoa' de Castilla, así de la renta que les dexó como de loe de­
más bienes que le pertenecen por fin y muerte del dicho su padre. Y para
otras cobran!:as y para ver y otorgar el dicho poder, an pedido y suplicado a
Su Señoría Reverendísima, como an suplicado, que les dé licencia para//lo
poder otorgar. Y visto· por Su Señoría ser útil al dicho monesterio y con­
bento darles la dicha licencia, por ende que Su Señoría Ilustrísima y Reveren­
dísima, como el perlado ques de las dichas monjas, _les· daua y dió licencia y
facultad para que puedan otorgar el dicho poder, desde agora para en todo
tiempo y lugar, aprueua y ratifica lo que por birtud dél hiziere y otorgare y
en todo ello provea. Y pusso @u autoridad qual al derecho conbiene, y firmó
de su nombre, sie11do testigos presentes el racionero Alonso de Ecija y Luis
de León y Antonio Fullana de Cárdenas� vezinos y estantes en esta dicha ciu­
dad. Y el, dicho poder ansimismo sea para cobrar los rédit� del censso que
el dicho monesterio tiene, como cesionario de los erederos. del licenciado Be­
navente, difunto, que perten�eo al//dicho monesterio, como a eredero de
Doña lsauel del Rincón, monja profei;1sa en él, hija del licenciado Benavente,
düunto, questá ynterpnesto sobre los bienes del duque de Alcalá. Fecho ut
supra. Tegtigos loe dichos. Petrus Archiepiscopus Mexicanusi. Passó ante mí,
Pedro Sánchez, escrivano de Su Magestad.
Acetando, como acetamos, la dicha licencia que del dicho nuestro perlado
tenemM y della vsando por nos mismas y en hoz y en nombre deste dicho
monesterio y conhento, otorgamos y conocemos- que damos y otorgamos todo
nuestro poder cumplido, quan bastante lo tenemOti y de derecho más pueda
y debe valer, al señor Hernando Mohedano de Saabedra, canónigo de la santa
iglesia ar1:ohispal de la dicha ciudad de Seuilla o a la persona o per//sonas en
quien sostituyere ste dicho poder, que. pos nos y en· nombre deste dicho mo­
neeterio y conbento, pueda pedir y demandar, nuer, re1.iuir y cobrar de loi'
albaceas y erederos de Juan Cano, vezino y conquistador que fué desta dicha
ciudad, que falleció e11 los reynos de Castilla, y de la persona o personas eó
cuio poder an estado y están los bienes que quedaron del dicho difunto y de
quien y con derecho debe, todos los maravedís, ducados y pessos de oro e
otros qualesquier bienes y cossas que por fin y muerte del dicho Juan Cano,
pertenecen a este dicho monesterio y conhento, por las dichas Doña Isabel
Cano y Doña Catalina Cano, sus hijas legítimas y de Doña Isauel de Monte-
cuma, su muger, ansimismo difunta, y sus her_ederos a quien per//tenecen
parte de los bienes que dicho difunto dexó, como aducen los herederos cuya
cren�ia ste dicho conhento, por lo que· 1e toca, tiene acetada oon beneficio de
ynbentario y, si necesurio es de nueuo, la ai;t>tamos con el dicho hooeficio- de

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AMADA I)ÓPF.Z DE MENESES 99

ynbentario, la qual este dicho monesterio y conhento, a de auer por auer pro­
fessado en el, las dichas Doña Isauel y Doña Catalina Cano, el que así se a
de cobrar es los réditos corridos asta oy y que de aquí adelante corrieren de
la renta quel dicho Juan Cano, dexó a las dichas sus hijas y a este dicho' mo­
nesterio por ellas, conforme al testamento que otorgó, con que falleció, y to•
dos los demás biemes que a este dicho monesterio y conbento pertenezen por
las dichas dos monxas, como herederae del dicho su padre//y todo ello pueda
pedir y tomar quenta a la persona o personas en cuio poder an entrado los
dichos bienes, de todo lo que a las dichas dos monjas y a ste conbento pueda
pertenecer, de la renta que el dicho difunto les dexó, desde el día que falleció'
asta el día del entrego, y todos los demás bienes que nos perten�en de los
quel dicho difunto dexó, confforme al testamento e ynbentario y los demás
recaudos que Jiy y hazerles cargo de todo ello y receuirles- los descargos con•
uenientes y cobrar y receuir,· auer y cobrár todos l<Ml réditos corridos asta oy
y que adelan e corrieren del censo que tenemos//que huuimos de los here­
deros del licenciado Benabente, difunto, fiscal que fué desta Real Audiencia
de México, que falleció en Castilla, por la parte que de sus bienes vbo de
aver este dicho conbento por Doña Isabel del Rincón, monja profei!Sa en él,
hija legítima y eredera del dicho Ucenciado Benavente, la qual rcciua y cobre
de la persona o personas quen nombre deste dicho convento y como estos
padres la an cobrado. Y pedirles que den quenta con pago de todo ello, ha­
ziéndoles cargo de la que cobraren, cobrar y rezeuirles los descargos conhe­
nientes y cobrar y rezeuir el alcance y desde oy en adelante, reziua y cobre
de los bienes y .rentas del dicho señor duque de Alcalá y de quien//y con
derecho deva, todos los réditos corridos y que adelante corrieren del dicho
censso. Y ansimismo reciua y cobre otros qualesquier bienes y cossas que a
este dicho monesterio y conuemto se deuan y nos pertenezcan por e6'Crituras·
públicas, conocimientos, sentencias, trespassos, dotes de monjas o por limos­
nas y mandas, testamentos- o en otra quel quier manera y para q..ie .de lo que
reciuiere y tomare y quenta que tomare, pueda dar y otorgar la carta o, cartas
de pago y finquifo que 'fueren necessarias, las quales y cada vna dellas halgan
y sean firmes como si este dicho conbento las diere y otorgare. Y pa ra que
pueda pedir y sacar de poder de qualesquier scriuano y de otros//per$onas,
qualesquier, scrituras y otros recaudOIS que nos competan y las pasadas y chan­
cellar y dar por ningunas. Y para lo que todo ansí se cobrare y reciuiere, no
les pueda ( 39) ynhiar y enbie a esta dicha N ueua Spaña en qualesquier nao
o naos que le pareziere enpleado con las cosas que por nuestra•s cartas o me•
morias le anisemos, cargado en las tales nao,s o qualesquier delJas a �stc dicho
monesterio. consinado y a nuestra costa y riesgo y, si es nezesario en razón
de lo que dicho es o de qualquier cossa de lo que fuere nezesario contienda
de juicio, pueda parezer y parezca ante qualesquier jueces y justicias de qua.
lesquier ÍU&o y juridición que sean//o ante ellos o qualesquier dellos, hazer
qualesquier pedimentos, reque,rimientos, cita,;iones, protestaciones, enbargos ni
juramentos, execu,;iones, prisiones, ventas, remates de vienes y presentar qua­
lesquier escritos, escrituras, testigos, y prouan,;as y her, presentar, jurar y co­
n&;er lo de contrario pressentado y lo tachar y contradezir y adicionar. Y lo

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DOS NIETAS DE MOT:RCZUMA

por nuestra parte presentado, avonar, y para concluir razones e pedirlo yn


sentem,;ia o sententias y las consentir, apelar y suplicar y seguir do con de•
recho deva y para que pueda hazer y haga todos IOfl demás avtos y diligencias
que conbengan -de se hazer e que para ello se requiera y deua//aher otro
nueuo y más espe.:ial poder que para todo lo que dicho es y lo dello depen­
diente, damos el dicho poder al dicho señor canónigo Hernando Mohedano,
1·on libre y general administra�ión y con fa.:ultad que lo pueda soslituir
en la persona o perS;onas que le pareciere y se lo reu�r y a todos los releua•
mos, según de derecho y rebocamos y damos por ningunos otros qualesquier
poderes que abemos da<lo por el dicho efeto, eceto vno que tenemos dado a
Juan Belázquez de Salazar, regidor desta ciudad, que reside en corte y los
demás n� valgan y así le sea notificado, dexando a las tales personas en su
entera y buena fama y para lo auer todo por firme, obligamos los bienes
de&te dicho nuestro monesterio. En testimonio de lo qual otorgamos sta carta
ante el escriuano y te�tigos que fueron presentes a lo que dicho es : Luis Go­
mes y Vahasar Belizino e Agustín de Solís, vezinos y estante en esta dicha
ciudad. o el scribano ynsoscrito, doy fee que conozco a las dichas otorgantes
Baruara de la . Con�esión, Ana de San Buenaventura, Jual_la de San Miguel,
Antonia de San Joseph, Paula de San Gerónimo. Passó ante Pedro Sánchez,
e�ivano de Su Magestad. Yo, Pedro Sánchez, escrivano de Su Magestad,
presente fuí a lo que dicho es//con los dichos testigos e pqr ende fice mi•
signo en testimonio de herdad, Pero Sánchez, escriuano de Su Magestad. Lo.,
escribanos de Su Magestad yusso escritos, certificamos y damo&· fee que Pedro
Sánchez de la Fuente, de cuyo signo y firma ha signada y firmada la escri­
tura de poder, es tal escriuano de Su Magestad, qual dize jurisereción (sic) y
por tal•es tenido en esta ciudad de México y, a las e&uituras que antel passan,
se dan .entera fee y crédito en juício y fuera del. En fee de lo qual lo firma•
moa de n11estros nonbres. Fecho en México, a XXXI de mayo, . de MDXXV.
Diego López de Herrera, escribano de Su Magestad, Juan de Salinas, escri­
bano de//provinvia Juan Román, escribano ele Su Magestad.

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