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EMPATIA

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Tipos de empatía

Pese a que pudiera resultar contradictorio de algún modo, las últimas


investigaciones sobre la cuestión muestran que la empatía también es un
elemento relevante para comprender la conducta antisocial, y no únicamente
desde el punto de vista de una supuesta ausencia de la misma. Y es
que algunos de los componentes de esta habilidad pueden quedar
desprovistos del matiz emocional, participando en procesos tales como la
sencilla identificación de afectos o intenciones en el otro, pero sin ningún
grado de autorreconocimiento en ellos (por lo que se suele usar como base
para la manipulación o el chantaje).ç

Y es que la empatía implica, al menos, tres procesos distintos: reconocimiento


emocional, integración emocional y puesta en marcha de conductas
congruentes. Todos se suceden de un modo lineal, de forma tal que el primero
es necesario para la aparición del segundo, y el segundo lo es para la del
tercero. En estos últimos años se está considerando la inclusión de un cuarto
paso: el control de las propias reacciones emocionales, que persigue el fin
de evitar que este fenómeno desborde los recursos internos y se acabe
traduciendo en un perjuicio.

Cada una de estas fases ha recibido su propia etiqueta, deviniendo realidades


relacionadas pero independientes en cierto grado. Con este artículo
pretendemos explorarlas y detallar en qué consisten, trazando así las
características de lo que popularmente ha venido a llamarse "tipos de empatía"
(aunque recordando que en realidad todas son parte de un mismo proceso
cognitivo-afectivo).

1. Empatía cognitiva
La empatía cognitiva es el nombre que se ha asignado por consenso a la
primera parte del proceso: la identificación del estado mental de nuestro
interlocutor. A partir de los contenidos verbales (testimonios, confesiones,
etc.) y no verbales (gesticulaciones faciales, p.ej.) que el otro emite durante la
interacción, se activan en nuestro cerebro estructuras profundas y muy
primitivas que tienen el objetivo de codificar la información de tipo social,
reconociendo en el mismo acto (a través de inferencias) qué es lo que transita
por la mente de quien está frente a nosotros.

En este punto del proceso, elemental para que el resto se despliegue, se


articula una visión general de lo que el otro piensa y siente; pero sin que
exista todavía una implicación de tipo personal en todo ello. Es por eso que
con gran frecuencia ha sido un fenómeno equiparado a la teoría de la mente,
un hito básico por el que se adquiere la capacidad de reconocer al otro como
un sujeto con sus propias experiencias internas y motivaciones,
independientes de las propias. Con ello se inicia la diferenciación de uno
mismo respecto a los demás, que sucede en los primeros años de vida como
una parte clave de la maduración neurológica.

El análisis informativo de la empatía cognitiva se centra en los elementos


lógicos/racionales, extrayendo de la ecuación cualquier correlato afectivo que
(por lógica) se podría predecir en lo sucesivo. La mayoría de la gente se
adentra inmediatamente en el sopesamiento de otros matices, incluyendo la
forma en la que todas estas "impresiones" intelectuales resuenan en su propia
vida emocional, pero en otros casos el proceso finaliza aquí. Este último
supuesto es el que puede hallarse entre psicópatas, por citar un ejemplo
conocido.

La empatía cognitiva tiene muchas utilidades, por ejemplo en el ámbito de


las negociaciones empresariales. Esto es así porque permitiría la
identificación de necesidades/expectativas sin los componentes emocionales
de la decisión, lo que puede ser de utilidad en el contexto que se plantea. No
obstante, esto último es muy importante para la vida cotidiana; pues existe
mucha evidencia de que sin la contribución del afecto, los problemas tienden a
resolverse de un modo más impreciso e ineficiente.

2. Empatía emocional
La empatía emocional requiere que, primero, seamos capaces de "captar"
cognitivamente la experiencia ajena. Una vez alcanzado esto, se avanza a un
segundo nivel de elaboración, en el que las dimensiones emocionales se erigen
como un faro en el vasto océano de las vidas interiores. En términos
generales, esta forma de empatía nos dota de la capacidad para ser
sensibles a lo que sienten los demás, esencial para responder adecuadamente
a aquello que demandan en el ámbito de lo privado.

Se trata de una forma de compartir el mundo interior vicariamente. El


observador del afecto sincronizaría con la experiencia íntima del que es
observado, y experimentaría una serie de estados internos muy similares
(aunque jamás idénticos) al de este. A un nivel cerebral, se ha probado que
el giro supramarginal derecho tiene un papel clave en la empatía e incluso la
compasión; una región que se ubica en la intersección entre los lóbulos
temporal, frontal y parietal.

Esta estructura es necesaria para contribuir a la distinción entre los afectos


que son propios y los ajenos, de forma que si sufre algún daño se manifiesta
un declive dramático de esta capacidad. Por otra parte, es esencial tener en
cuenta que una empatía constructiva requiere de una adecuada habilidad para
regular lo que sentimos, algo que conecta directamente con la actividad de la
corteza prefrontal. Sin una adecuada gestión de todo ello, es posible que
acabemos abrumados por el dolor de quienes nos rodean.

Y es que la empatía emocional no equivale al "contagio emocional", sino que


devendría la capacidad para sumergirnos en el mundo del otro sin acabar
inexorablemente tragados por él.
3. Simpatía o preocupación empática
La palabra "simpatía" proviene del griego, y se podría traducir como el acto
de "sentirse igual que el otro". Se trata de una preocupación por la
experiencia ajena, que surge al ser capaces de identificarla y sentirla en
propia piel, y que a menudo acabaría derivando en conductas de ayuda
(prosociales). Se trata, por tanto, de un paso más allá dentro del proceso
empático, a partir del cual todo él se manifestaría en el escenario de lo social a
través de algún acto deliberado de altruismo (e incluso entrega).

Las personas que llegan a este punto dentro del proceso empático se sienten
motivadas a la acción; puesto que aportan su esfuerzo por ayudar de manera
incondicional, espontánea y desinteresada. No obstante, se debe señalar que a
veces el refuerzo por estos actos es de tipo social (el respeto del entorno o el
alivio de un sentimiento de culpa, p.ej.), por lo que no serían altruistas, sino
más bien prosociales (al llevarse a cabo con el objetivo de obtener una
recompensa).

A pesar de ello, esta dimensión de la empatía supone la culminación de un


largo proceso de análisis cognitivo-emocional, transformando la intención en
hechos dirigidos al alivio del dolor ajeno. Es también el matiz que confiere a
la empatía un evidente valor adaptativo, puesto que estimula el sentido de
colaboración y la compasión por quienes pertenecen al propio grupo (en
mayor medida que por las personas ajenas a él).

4. Ecpatía
La ecpatía es, quizá, la contribución científica más reciente al ámbito de la
empatía y de la compasión, aunque a menudo ha sido víctima de
interpretaciones erróneas que en absoluto se ajustan a la realidad. A través de
la misma, las personas aprenden a reconocer cuáles de las emociones que
sienten en un determinado momento no les pertenecen en realidad, sino
que proceden de una fuente externa que las ha "transferido".
Con su utilización se atajaría la confusión, y se abordarían estos contenidos de
manera diferente a si fueran propios, con lo que no se perdería la propia
experiencia en la convulsión interna de quien se expone al dolor de otros.

Se trata, por tanto, de un mecanismo a través del que resulta viable evitar los
"excesos" de la empatía, cuyo riesgo principal reside en el contagio emocional
y la manipulación. Así, se puede decir que impide que la vida interior del otro
nos arrastre de forma tal que bloquee la capacidad de actuar, pero preservando
aún la posibilidad de reconocer y sentir todo lo que le ocurre. Supone la
posibilidad de sentir, pero sin caer en una dañina identificación.

Sus componentes
Quizá en algunas ocasiones no te has sentido escuchado por falta de feedback,
apoyo o comprensión. En otras muchas ocasiones, quizá sientas que no has
sabido atender adecuada y empáticamente al estado emocional de la otra
persona y te preguntes: ¿Qué necesito o debo hacer para ser más
empático?
Fundamentalmente, los componentes de la empatía son los siguientes:

1. Saber escuchar
Presta atención a lo que explica o argumenta la otra persona, atiende a las
manifestaciones no verbales, como sería en el caso de los gestos que se
corresponden con el estado de ánimo que se verbaliza y no interrumpas el
discurso verbal.

Además, reflexiona sobre lo que la otra persona te está comunicando, expresa


señales de seguimiento activo a modo de feedback: mira a la cara, asiente
con la cabeza o refleja expresiones faciales congruentes con aquello que te
está explicando la otra persona.

Por otro lado, es necesario mostrar interés preguntando detalles sobre el


contenido de la conversación.

2. Interpretar las señales no verbales


Comprende los mensajes transmitidos de carácter paralingüístico, tales como
la entonación, el tiempo de respuesta, el volumen…

3. Mostrar comprensión
Podemos mostrar comprensión congruente a aquello que nos explican a través
de frases como:" Comprendo que actuases así". "Entiendo cómo te sientes".
"La verdad es que debiste pasarlo genial"…

No se deben invalidar, rechazar o juzgar las emociones de la persona que


las expresa ya que esta es una premisa fundamental para mostrar sensibilidad
empática.

4. Prestar ayuda emocional si es necesario


Es importante preguntar siempre a nuestro interlocutor si necesita algún
tipo de ayuda. Sin embargo, en muchas ocasiones con el simple hecho de
escuchar activamente al otro le permitimos “ventilar” y gestionar su estado
emocional. De esta forma siente alivio por tener un oyente confiable a
quien transmitir sus emociones.

Cuando la persona que escucha empáticamente ha vivido una situación


emocional semejante a la que se está expresando, el proceso comunicativo es
más fluido, ya que se produce una mayor sintonía emocional.

¿Para qué practicarla?


La empatía, como habilidad de la inteligencia emocional, es importante
porque posibilita experimentar diferentes beneficios.

 Permite disfrutar de relaciones sociales participando más con el grupo


de amigos, compañeros o familiares.
 Ayuda a sentirse personalmente mejor.
 Facilita la resolución de conflictos.
 Predispone a ayudar a los demás y compartir.
 Aumenta el carisma y el atractivo.
 Permite ser más respetuoso.
 Desarrolla capacidades de liderazgo, negociación y colaboración, así
como ser mejor considerado por los demás.

¿Cómo cultivar la empatía?


Practicar la empatía nos ayuda a ampliar nuestras perspectivas y con ello
a enriquecer nuestro mundo con nuevas ideas, puntos de vista y
oportunidades.

Es una habilidad social clave que, como ya hemos visto, nos permite escuchar
mejor, comprender y formular mejores preguntas, tres aspectos fundamentales
de una buena comunicación. Además, es una de las bases para construir
relaciones sólidas y enriquecedoras.

Puedes incorporar a tu rutina 3 sencillos ejercicios prácticos para mejorar


tu empatía.

1. Pregunta y muestra interés


Empieza cualquier encuentro o conversación con preguntas abiertas y
personalizadas: ¿Cómo estás? ¿Qué tal en el trabajo? ¿Qué tal te va el
proyecto que empezaste? ¿Cómo han ido las vacaciones? 

Mostrando cercanía e interés por la otra persona, deja espacio para que
se abra y simplemente recibe.

2. Lee guiones de teatro


Lee guiones de teatro y céntrate en un personaje. Busca en el texto lo que
hay más allá de las palabras; La historia personal, experiencias previas, los
miedos que esconde, sus deseos e ilusiones, las emociones que están a flor de
piel…

3. Elige a una persona


Elige a una persona al azar e intenta averiguar a través de su
comunicación no verbal lo que la mueve (emoción y pensamiento) a hacer
lo que hace y cómo lo hace. Un buen momento para llevar a cabo este
ejercicio es en el transporte público, en una cafetería… Estos lugares son ricos
en escenas ya que pueden servir para poner en práctica la empatía. 
Qué características tienen las personas empáticas
Para ser una persona empática hay que reunir una serie de características:

 Sensibilidad y sentir lo que otros sienten. Las personas empáticas son


sensibles y entienden los sentimientos de los demás. Sin embargo,
en ocasiones esto puede ser un arma de doble filo porque pueden
sentirse obligados a involucrarse de manera activa con el otro, aunque el
conflicto no tenga que ver con ellos mismos.
 Les gusta escuchar. Escuchan de manera activa, es decir, no se limitan
a oír lo que la gente dice. Se concentran en lo que la otra persona les
está diciendo, analizan el porqué de que la persona se siente como
se siente, lo legitiman y dan respuestas acordes a ello.
 No son extremistas. No creen que todo sea blanco o negro, saben que
hay una bonita gama de grises en medio. Por ejemplo, cuando les
surge un conflicto no se posicionan fácilmente, intentan buscar
respuestas intermedias.
 Son respetuosas y tolerantes. Las personas empáticas respetan las
decisiones de los demás, aunque ellos no hubiesen tomado esas
mismas decisiones. Por ejemplo, María y Juan son hermanos. Juan se
ha enfadado con sus padres porque no le han apoyado en uno de los
momentos más importantes de su vida. María a pesar de que no habría
actuado de la misma manera, respeta a Juan, es empática, entiende la
situación y le ofrece su apoyo.
 Entienden la comunicación no verbal. Se fijan tanto en el lenguaje verbal
como en el no verbal. Atienden a gestos, miradas, inflexiones y
tonos de la voz, etc. Con lo que consiguen no solo entender el mensaje
verbal, si no extraer el mensaje emocional que el lenguaje no verbal
contiene.
 Creen en la bondad de las personas. Cuando conocen a alguien,
aunque esa persona tenga “mala fama”, presuponen que la persona
es buena hasta que no les demuestre lo contrario. Creen que la gente
es buena por naturaleza.
 Pueden tener un estilo de comunicación pasivo.  En ocasiones, el
intentar entender a los demás puede hacer que dejen de lado sus
propios intereses y derechos. Por ejemplo, en el caso de María,
decide ser empática y apoyar a su hermano, aunque eso le suponga
tener un conflicto con sus padres.
 Hablan con cuidado. Miden siempre sus palabras porque saben que
según cómo digan las cosas pueden hacer daño a la otra
persona. Intentan ser cuidadosos y expresarse con tacto teniendo el
menor impacto negativo en el otro.
 Entienden que cada persona es diferente. Comprenden que cada
persona tiene unas necesidades y que todos somos diferentes. Saben
tratar a cada persona acorde a sus circunstancias.

 
 

Qué beneficios tiene la empatía


Los beneficios que tiene ser empático son muchos y muy buenos. Entre los
principales se encuentran: ayuda a sentirte mejor contigo mismo, ayuda en la
resolución de problemas, desarrolla las habilidades sociales, ayuda a tener
respeto por el resto de personas, ayuda a conectar mejor con otras personas,
sube la autoestima propia, nos hace ser respetables, ayuda a ser justos, ayuda
a no juzgar a otros, fomenta el desarrollo emocional, contribuye a la inteligencia
emocional, etc.

Cómo fomentar la empatía


Existe una serie de tareas que se pueden realizar para fomentar la empatía. Te
mostramos algunas de las más importantes:

o Desarrolla la escucha activa. Fue descrita por Carl Rogers, se trata de


una técnica de comunicación que hace que sepamos escuchar
y entender lo que la otra persona nos dice y que a la vez sepamos
transmitirle que lo hemos entendido. No se trata solo de oír, sino de
escuchar y entender. Es importante que desarrolles la escucha activa
porque como hemos visto es una característica de las personas
empáticas. Aprende a escuchar lo que los otros te dicen mientras que
tratas de entenderlo y ofreces un feedback (retroalimentación).
o Vive sin prejuicios. Como hemos visto, las personas empáticas son
respetuosas, tolerantes y no juzgan a los demás. Quizás no estés de
acuerdo con las decisiones de otras personas, pero tienes que tratar de
tomar distancia y entenderlas, aunque tú no hubieses actuado de la
misma manera.
o Sigue pautas saludables. Concéntrate en las expresiones verbales y no
verbales de la otra persona, contesta de una manera adecuada,
responde en un tono afectivo similar al de la otra persona, muestra
interés por lo que te está contando, concéntrate en lo que no
expresa con palabras, etc. (Bados y García, 2011).
o Entiéndete a ti mismo. Para entender al resto de personas y ser
empático con ellas primero lo tenemos que serlo con notros
mismos. Intenta entenderte, conocerte y ser empático con tus propios
sentimientos y acciones.
 

Conclusiones
En resumen, la empatía es la habilidad que pueden tener las personas para
ponerse en el lugar de otros. Está relacionada con el apoyo, la compresión y la
escucha activa. Las personas empáticas saben escuchar, son sensibles,
tolerantes, etc. Además, ser empático tiene muchos beneficios, como el
aumento de la autoestima o el desarrollo emocional. La empatía se puede
entrenar y desarrollar mediante la escucha activa, el respeto y una serie de
actividades y pautas.

Empatía en la actualidad
La vida en sociedad demanda necesariamente la existencia de una fuerte
empatía en las personas. De hecho, la mayoría de los Estados se rigen por la
empatía como un principio que se debe tomar en cuenta para las decisiones, en la
medida que (en teoría) no permiten que las personas queden expuestas al hambre
o la enfermedad, considerando ciertos lazos que unen a todos los habitantes.

Sin embargo, cuando se trata del día a día de las relaciones, parece algo más
frecuente que la empatía se limite a los vínculos entre personas que tienen algún
lazo afectivo previo: en las grandes ciudades, la empatía entre desconocidos
parece ser escasa o casi nula.

Ejemplos de empatía
1. Cuando una persona mira una película o lee un libro, y se siente en favor o
en oposición a un protagonista en particular.
2. Ayudar a una persona discapacitada a cruzar la calle.
3. Entristecerse al ver a alguien llorar.
4. Interpretar como propia la alegría de algún ser querido.
5. Ir a socorrer a alguien que se ha lastimado.
6. Interceder en contra de que algún niño reciba bullying.
7. Darle importancia a las historias o las anécdotas de los demás.
8. Sufrir los episodios más tristes de la historia de la humanidad, como las
Guerras o los genocidios.
9. Cuando, mirando deporte, se ve la grave lesión de algún deportista, y
muchos perciben una sensación de dolor propia.
10. Ayudar a alguien con dificultades a realizar una tarea sencilla.

¿Por qué es importante?


Especialmente en una época donde la fragilidad emocional de las personas es
bastante grande y los malos tratos son frecuentes, la empatía se vuelve
una cualidad indispensable para ser una buena persona.

De hecho, dentro de la inteligencia emocional, que es el sistema en el que se


engloban las habilidades que tienen que ver con la comunicación entre el individuo
y sus sentimientos, se incluye a la empatía, así como a la motivación, el control
emocional y el manejo de las relaciones.

¿De dónde surge?

 Ejemplos de Valores Culturales

Muchas veces se cree, erróneamente, que la empatía es un don con el que las


personas nacen, y si no lo tienen es imposible adquirirlo. Por el contrario, ninguna
persona nace con empatía sino que la van desarrollando conforme se atraviesa la
vida.

Sin duda que la mejor forma de desarrollar esta cualidad es relacionarse desde los
primeros años de vida con personas que no son iguales a uno, incluso mejor si son
marcadamente diferentes. Las diferencias traerán necesariamente
la comprensión y el entendimiento sobre el otro, que al tiempo se traduce en
empatía.

Fuente: https://www.ejemplos.co/10-ejemplos-de-empatia/#ixzz6ZagsKeQY

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