NICARAGÜENSE II
ISBN: 978-99924-0-872-8
COLECCIÓN A CARGO DE
Dr. Manuel Aráuz Ulloa
Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas
Dra. Ma. Asunción Moreno Castillo
Coordinadora de Postgrados y Formación Continua
Dr. Jairo José Guzmán García
Responsable de la promoción de investigación docente
ISBN: 978-99924-0-872-8
Derechos Reservados
Todos los derechos reservados de conformidad con la legislación nacional e
internacional de la materia. Se prohíbe la reproducción total o parcial de la
presente obra.
INDICE
art./arts: Artículo/Artículos
C: Código Civil
CC: Código de Comercio
Cn: Constitución Política de la República
CP: Código Penal
CSJ: Corte Suprema de Justicia
Ed: Editorial
ed: Edición
etc: Etcétera
inc: Inciso
LA: Ley de Alimentos
LGBIF: Ley General de Bancos y Otras Instituciones
Financieras
LN: Ley de Notariado
LPC: Ley de Prenda Comercial
LPAI: Ley de Prenda Agraria e Industrial
LOPJ: Ley Orgánica del Poder Judicial
Nº: Número
ob. cit: Obra citada
pág/págs: Página/páginas
RLOPJ: Reglamento de la Ley Orgánica del Poder Judicial
RRP: Reglamento del Registro Público
Pr: Código de Procedimiento Civil
sigs: Siguientes
SCSJ: Sentencia de la Corte Suprema de Justicia
SSCJ: Sentencias de la Corte Suprema Justicia
t: Tomo
Tít. Prel. C: Título Preliminar del Código Civil
vol: Volumen
XXII - TEORÍA GENERAL DE LOS RECURSOS
1. Concepto de recursos
4. Clases de recursos
2
RAMOS MÉNDEZ, F., Derecho Procesal… op. cit., t. II, 1990, pág. 709.
Los efectos de la decisión del recurso varían según la suerte del recurso:
3
En principio, como ya se ha explicado al estudiar los límites de la cosa juzgada, los terceros
no resultan vinculados por el fallo de una resolución judicial firme. Sin embargo, no cabe duda
de que en ocasiones de alguna manera les puede alcanzar la eficacia de la cosa juzgada. Ello le-
gitima al tercero para intervenir en el proceso correspondiente a través de diversos cauces. Puede
suceder que en una sentencia dictada entre dos partes se haya obtenido en perjuicio de un ter-
cero, sobre todo mediante dolo o alguna maquinación fraudulenta. En estos casos, algunos
ordenamientos jurídicos extranjeros ofrecen al tercero la posibilidad de oponerse a la cosa juz-
gada en defensa de sus derechos. Tal institución es desconocida por nuestro Código de Pro-
cedimiento Civil. Sin embargo, soy del criterio que se permita trasplantar al campo procesal la
acción pauliana o revocatoria del artículo 1870 del Código Civil. A través del ejercicio de esta
acción es posible obtener la revocación de una sentencia firme dictada en fraude de terceros.
1. Concepto de la reposición
2. Características de la reposición
3. Clases de reposición
4. Procedimiento
Cuando sean varias las partes litigantes, dicho término será común a
todas ellas.
1. Concepto de la súplica
2. Procedimiento
2. Concepto de la apelación
3. Características de la apelación
5) La resolución objeto del recurso, tiene que ser gravosa. Esto es, como
se sabe, un requisito general a todo tipo de recursos. El gravamen
o perjuicio se objetiviza en función de la diferencia que resulta
desfavorable a la parte entre lo que haya pedido y lo que se le haya
reconocido en la sentencia.
5. Resoluciones apelables
Sean cuales sean los argumentos de que quiera echarse mano, lo cierto
es que nuestro proceso civil está hondamente acuñado al principio de la
doble instancia. Desde este punto de vista, la segunda instancia, no es
más que un ulterior desarrollo de la acción y de la jurisdicción a través
de las expectativas reguladas para esta fase del proceso.
El proceso, en su fase de segunda instancia, no puede conceptuarse como
un nuevo proceso, autónomo y desvinculado de la sentencia recurrida,
que permite en el marco de un mismo objeto, nuevas alegaciones y
nuevas pruebas. Como veremos al tratar del objeto de la apelación y
del ius novorum o derecho de innovar en la segunda instancia, el sistema
procesal nicaragüense se muestra, en este punto más restrictivo que
otros, en confrontación incluso con las primitivas fuentes históricas que
determinan el alcance de la apelación, pues pronto, la evolución del
Derecho nicaragüense siguiendo al Derecho español se inclinó, con
características propias, hacia un recurso de apelación constreñido a la
revisión y contra de la sentencia o resolución recurrida y, por tanto, del
juicio formulado por el órgano inferior, tanto respecto del juicio de hecho
Dentro del contenido señalado, los poderes del órgano judicial superior
se extienden al revisar la resolución recurrida, no sólo a enjuiciar el
Derecho aplicado por el órgano inferior, conforme al principio iura
novit curia sino, también, a valorar y apreciar de nuevo las pruebas
practicadas en relación con los hechos aducidos, siempre con respeto
a las pretensiones de las partes. De aquí que, a veces, se diga que los
órganos jurisdiccionales de primera y segunda instancia son órganos de
«jurisdicción plena» frente al órgano de casación, que tiene «jurisdicción
limitada» porque, en principio, revisa el Derecho aplicado al caso
concreto.
Fuera del régimen riguroso del recibimiento a prueba pueden las partes
«sin necesidad de recibir el pleito a prueba» desde que se le entreguen
los autos para introducción, hasta la citación para sentencia, pedir «que
se traiga a la vista cualquier documento que crean conveniente para
esclarecer el derecho de los litigantes; exigir confesión judicial a cualquiera
de los litigantes sobre hechos que estimen de influencia en la cuestión
y no resulten probados; que se practique cualquier reconocimiento o
avalúo que reputen necesario, o que se amplíen los que ya se hubiesen
hecho; traer a la vista cualquier auto que tengan relación con el pleito; la
inspección personal del objeto de la cuestión; el informe de peritos; y la
comparecencia de testigos que hubieren declarado en el juicio, para que
aclaren o expliquen sus dichos oscuros o contradictorios» expresado en
el artículo 213 del Código de Procedimiento Civil (art. 2025 Pr).
La doctrina distingue entre reformatio in peius y la incongruencia extra petita. Ha de hacerse constar,
5
en principio, que una cosa es la reformatio in peius, que se produce cuando la parte apelante obtiene
La inadmisión del recurso puede ser objeto de impugnación por medio del
recurso de queja llamado «apelación de hecho».
En las apelaciones del Título XXIX (arts. 2035 a 2045 Pr), también el
escrito de instrucción cumple las finalidades indicadas.
Los Abogados de las partes podrán hablar, por segunda vez, con la orden
del Presidente, para ratificar hechos y conceptos (art. 204 Pr).
La Ley Orgánica del Poder Judicial ha señalado que las vistas deben
señalarse para celebrarse en un plazo de quince días, el que será
prorrogable por un plazo no mayor de ocho días. En su caso, ese mismo
plazo deberán fallar los Jueces después de realizada la vista (art. 107
LOPJ). Estos plazos se han establecido como garantía para evitar las
dilaciones perjudiciales que se producen por acumulación de asuntos
pendientes en los Tribunales.
9.5. Sentencia
9.6. Costas
3°. C
oncediendo apelación en ambos efectos, en circunstancias que
debió concederla sólo en el devolutivo.
4°. C
oncediendo apelación en el solo efecto devolutivo, debiendo
concederla en ambos.
1°. P
ara algunos autores el recurso de hecho es extraordinario, ya que
sólo procede por las cuatro causales que venimos de indicar8. A mi
entender es ordinario y devolutivo, dependiente de un recurso de
apelación o de un recurso de casación que no haya sido admitido,
cuyo fin es conseguir que el órgano jurisdiccional superior declare
sustitutivamente la admisión del recurso de apelación, o estime en su
7
En otras legislaciones se le denomina «recurso de queja», cuyo fin es conseguir del órgano jurisdiccional
superior declare sustitutivamente la admisión del recurso de apelación. La Corte Suprema ha dicho que
«el recurso de hecho constituye una queja contra la denegación de un recurso procedente» (SCSJ de 12
de noviembre de 1959).
La jurisprudencia de la Corte Suprema ha reiterado que «el recurso de hecho, es un recurso extraordinario…»
8
2°. S
e interpone directamente por la parte agraviada ante el Tribunal
superior de aquel que ha concedido o denegado la apelación.
4°. L
as fuentes legales del recurso de apelación de hecho son los artículos
477 a 487 del Código de Procedimiento Civil.
Si el Tribunal juzgare que con los datos del testimonio presentado basta
para resolver la improcedencia del recurso denegado, podrá dictar su
resolución sin necesidad de pedir los autos (art. 478 Pr).
9º. Si en el caso que el Juez a quo haya negado el testimonio, el recurrente
acompaño ante el Tribunal uno de los escritos a que se refiere el
artículo 484 Pr., con la correspondiente razón puesta por el Alcalde,
Registrador o Notario.
10º. S
i en el escrito de interposición del Recurso establece de manera
clara y precisa que se recurre de hecho.
1°. V
ela porque los juicios se tramiten previa observancia de todos
los trámites o diligencias prescritos como esenciales por la ley, en
atención a que en ellos va envuelta la igualdad de que sean legalmente
declarados o reconocidos.
2°. V
ela porque los Jueces, en la dictación de las sentencias, observen las
leyes que regulan su forma, único camino o fórmula de darles a las
partes litigantes garantías de acierto y de justicia en dichos fallos.
1) L
as sentencias definitivas o interlocutorias10 pronunciadas en los juicios
declarativos ordinarios de mayor cuantía a los que se refiere el artícu-
lo 2055 del Código de Procedimiento Civil.
3) ju-
risdicción voluntaria, habrá el recurso de casación, en los mismos ca-
sos que lo hay en la jurisdiccion contenciosa, en cuanto le fueren
aplicables a la voluntaria, dada su naturaleza (art. 506 Pr).
4) En los juicios verbales, no hay casación (arts. 2088 a 2095 del Pr,
derogados por el Decreto de 3 de febrero de 1917)11.
10
La Corte Suprema ha dicho que «se necesita que la sentencia interlocutoria influya para mayor acierto
en la resolución definitiva, esto es, cuando tenga relación con el negocio principal que se discute» (SCSJ
de 30 de junio de 1942).
11
La Suprema lo ha reiterado en sentencia de 17 de agosto de 2001, donde dice que «los juicios verbales no admiten
recurso de casación, de acuerdo con la Ley del 3 de febrero de 1917 que derogó el Título XXXII del Código de
Procedimiento Civil, referente a la casación en los juicios verbales que comprendía del art. 2088 al 2095 Pr».
de la Corte Suprema de Justicia en Pleno: «4. Conocer y resolver los recursos de inconstitucionalidad de
la ley». Lo que es reiterado por los artículos 8 de la Ley de Amparo y 27 inc. 1° de la Ley Orgánica del
Poder Judicial.
El artículo 20 de la Ley de Amparo establece que «la parte recurrente de un Recurso de Casación o de
13
Amparo podrá alegar la Inconstitucionalidad de la ley, decreto ley, decreto o reglamento que se le haya
aplicado. Si resultare ser cierta la inconstitucionalidad alegada, la Corte Suprema de Justicia, además de
casar la sentencia o de amparar al recurrente, declarará la inconstitucionalidad de la ley, decreto ley, decreto
o reglamento aplicado, de conformidad con el artículo 18 de la presente ley». Y el artículo 21 párrafo 2° de
la misma Ley señala que «si la Corte Suprema de Justicia ratifica la inconstitucionalidad de la ley, decreto
ley, decreto o reglamento, procederá a declarar su inaplicabilidad de acuerdo con la presente ley».
3º. Cuando la sentencia no comprenda los puntos que han sido objeto
del litigio.
Para que pueda apreciarse el recurso basado en este inciso del artículo
2057 Pr., se exige la concurrencia de dos requisitos: en primer lugar, que
haya habido quebrantamiento de las formas esenciales del juicio, lo que
elimina de la casación los defectos de la sentencia por vulnerar formas
accesorias; en segundo término, que se haya producido precisamente una
14
La propia Corte Suprema de Justicia parece opinar en este sentido, al generar la siguiente doctrina: «La
naturaleza atribuida al recurso de casación tiene su lógica explicación en que en nuestro medio, como
algunos otros varios, se ha estimado que, en lo general para una entendida y correcta administración
de justicia, únicamente son suficientes dos instancias, por lo que la demanda de casación sólo debe
ser considerada como un recurso de tipo extraordinario, que como tal tiene por único fin, corregir las
violaciones puramente de derecho o errores de hecho evidentísimos en que pueden incurrir los Tribunales
de instancia en las decisiones que adopten con carácter de definitivas; y que la dá a este recurso la calidad
de extraordinario o de excepción, que constituye en esencia y explica satisfactoriamente el por qué de
las formalidades de que se le ha rodeado por expresa voluntad del legislador; cuyas formalidades deben
ser rigurosamente observadas so pena de ser desestimado el recurso en caso contrario; y que mediante
su establecimiento en los códigos de procedimiento se ha querido evitar los recursos impertinentes
encaminados a causar demora en la tramitación y fallo de las contiendas judiciales» (SCSJ de 07 de
agosto de 1961).
Este cuarto motivo del artículo 2057 Pr., puede descomponerse en dos
submotivos:
no coincide o concuerda con las pretensiones aducidas por las partes oportunamente en el juicio»
(SCSJ de 22 de febrero de 1966).
Así, lo ha reiterado la Corte Suprema cuando dice que «la contradicción que es motivo de casación
16
debe estar en la parte resolutiva de la sentencia y no en la considerativa, salvo que sea ésta un
antecedente necesario de aquélla» (SCSJ de 31 de agosto de 1965). «Cuando el fallo contenga
decisiones contradictorias en su parte resolutiva es que procede la casación de la sentencia, pero
no cuando exista contradicción en los razonamientos de sus considerándos» (SCSJ de 08 de mayo
de 1968).
Esta causal se refiere al rechazo o admisión por parte de la Sala de lo Civil a quo
de un específico medio de prueba contemplado por la legislación procesal civil
vigente.
10º. C
uando el fallo contenga violación, interpretación errónea o
aplicación indebida de las leyes o doctrinas legales, del contrato o
testamento aplicables al caso del pleito.
6º. Por haber sido dictado el fallo por fuerza mayor o cohecho.
10º. P
or haberse dictado con falta de personalidad legítima de los
litigantes o de quien los haya representado.
11º. P
or haberse dado sin la citación debida para alguna diligencia de
prueba que haya producido indefensión.
12º. P
or haberse dictado sin la citación requerida por la ley, cuando esto
cause perjuicio al litigante.
13º. P
or falta de recibimiento a prueba siempre que por esto se ha
producido indefensión.
14º. P
or haberse dictado sin mostrar a las partes algunos documentos
o piezas de los autos de manera que no hayan podido alegar sobre
ellos.
2º Si se ha interpuesto en tiempo.
La Corte Suprema ha dicho que «en la casación en el fondo y la forma basta con citar las causales
23
1º. En la sentencia que declara haber lugar al recurso la Sala resolverá en
cuanto a las costas de las instancias, conforme a las reglas generales
y en cuanto a las del recurso que cada parte satisfaga las suyas.
«La jurisprudencia de esta Corte Suprema anterior al año 1954 mantenía la tesis de que era
24
improcedente el recurso de casación contra las sentencias dictadas en consulta en los juicios de
divorcio, cualquiera que sea su resolución; sin embargo, a partir del año citado se ha establecido
la jurisprudencia de que el artículo 181 C se refiere a la sentencia dictada en revisión que declara
disuelto el vinculo matrimonial, y la cual no admite ulterior recurso, por razón de que la sentencia
de primera instancia llega en consulta cuando las dos partes se han conformado con la que también
decretó la disolución del vinculo; y que no ocurre lo mismo cuando la Sala revoca la sentencia
del Juzgado y declara sin lugar el divorcio, pues en este caso no tiene cabida la citada disposición
legal que se refiere sólo a las sentencias confirmatorias de disolución del matrimonio, a las cuales
se aplica la parte final que ordena la inscripción, anotación y publicación de dichas sentencias.
En el caso de autos, como ya se dijo, la sentencia de primera instancia decretó la disolución del
vinculo matrimonial y las partes se conformaron con ella, por lo cual fue enviada en consulta y la
Sala la revocó; en consecuencia, aplicando la doctrina citada, es procedente el recurso de casación
interpuesto por el actor» (SCSJ de 26 de enero de 1966).
1. Concepto de incidentes
Esto ha hecho pensar a algunos que todo incidente, para serlo, requiere
de «audiencia previa de las partes». No es exacto. La audiencia previa de
RAMOS MÉNDEZ, F., Derecho Procesal..., op. cit., t. II, 1990, pág. 800. En el mismo sentido,
25
RIFÁ SOLER, J; RICHARD GONZÁLEZ, M. y RIAÑO BRUN, I., Derecho Procesal…, op. cit.,
t. II, 2006, pág. 359.
26
La Corte Suprema ha manifestado que «la condición sine qua non para que pueda promoverse un
incidente de cualquier naturaleza, tanto en primera instancia como segunda instancia, y aun en
casación, es la existencia de un juicio principal dentro del cual recaiga…» (SCSJ de 20 de octubre
de 2004).
2. Clases de incidentes
Los incidentes conexos son aquellos que tienen relación directa con el
asunto que es materia del juicio.
3.3. Pruebas
2°. R
ecibir el incidente a prueba, procediendo de acuerdo con lo
establecido en el artículo 245 del Código de Procedimiento Civil.
3.4. Conclusiones
3.5. Recursos
1) Instrumentalidad.
cit., vol. II, 2006, págs. 371-372. En el mismo sentido, GUTIÉRREZ BARRENENGOA, A. y
LARENA BELDARRAIN, J., El Proceso Civil, Recursos, Ejecución y Procesos Especiales, 2ª ed.,
Ed. Dykinson, Madrid, 2006, pág. 235.
3) Anticipación de la ejecución.
También, desde otro punto de vista, esta nota permite rechazar el carácter
cautelar de aquellas actuaciones que no presenten una homogeneidad
con las medidas ejecutivas.
3.3. Fianza
1°. E
l fumus boni iuris y su constancia documental.
3°. F
ianza.
4°. P
endencia simultánea o posterior de un proceso.
Esto significa que es uno de los asientos que pueden practicarse en los
libros de Registro, al lado de otros, como pueden ser las inscripciones
o las notas marginales. Tal asiento puede acceder a cualquiera de los
Registro Públicos existentes.
3) P
ericulum in mora.
5) Fianza.
En todo caso, lo que podría ser una medida genérica para cualquier tipo
de procesos, resulta harto recortada en su configuración positiva, por la
serie de presupuesto que se exigen para su adopción.
A pesar del silencio del Código, hay que entender que contra la
resolución judicial caben los recursos ordinarios, pero no el de casación.
Está infracción puede llegar incluso a ser sancionada por la vía del delito
de desobediencia a la autoridad judicial. Pero el problema estriba en
la posibilidad de mantenimiento o anulación del acto de explotación,
sobre todo si afecta a terceros de buena fe.
4.4.1. El depósito
1°. E
l depósito exige la pendencia simultánea o posterior de un proceso
principal que afecte a una cosa mueble. Más aún, el objeto de dicho
2°. D
ebe acreditarse documentalmente el fumus boni iuris, exactamente
igual que en el caso del embargo preventivo, cuyo presupuesto le son
aplicables (art. 923 párrafo 2º Pr).
3°. E
l periculum in mora viene asimismo definido por los indicios de
malbaratamiento de la cosa litigiosa, que toma en cuenta el artículo
886 del Código de Procedimiento Civil para la concesión del embargo
preventivo.
4°. T
ambién es exigible fianza, si el que solicitaré el depósito no tuviere
responsabilidad conocida. Hay que notar que la medida se concede de
cuenta y riesgo del que la pidiere y genera obligación de indemnizar
daños y perjuicios.
3) La oposición a la medida cautelar hay que efectuarla por la vía de los
recursos ordinarios contra la resolución que acuerda la medida.
LORCA GARCÍA, J., Derecho Procesal Civil, Parte Especial, t. II, Ed. Gráficas Cifras, Madrid,
1973, pág. 299; FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., Lecciones…, op. cit., vol. III,
1985, pág. 34; ESCOBAR FORNOS, I., Introducción…, op. cit., 1999, pág. 404.
1°. L
os procesos universales pueden comenzar a instancia del propio
deudor (art. 1844 Pr).
2°. L
os procesos concursales están regidos por el principio de comunidad
de pérdidas — par condicio creditorum — 33, que viene a significar
la igualdad de todos los créditos en orden a la participación en la
suma que se obtenga con la venta de los bienes del deudor y con
independencia de la fecha en que fueron contraídos.
3°. D
e una u otra forma, se parte siempre de la base de que el patrimonio
del deudor puede ser insuficiente para atender al pago de todas sus
obligaciones34.
Ediciones Universidad de Navarra, 1994, pág. 176; MARTORELL EDUARDO, E., Tratado de
Concursos y Quiebras, Introducción a la Temática General del Concurso y la Quiebra, t. I, Ed.
Depalma, Buenos Aires, 1998, págs. 16 y sigs; ESCOBAR FORNOS, I., Introducción…, op. cit.,
1998, pág. 404; PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ, L., op. cit., 1978, págs. 21-22; MIGUEL Y
ROMERO, M. y DE MIGUEL Y ALONSO, C., Derecho Procesal…, op. cit., t. II, 11ª ed., 1967,
pág. 83.
DE MIGUEL Y ALONSO, C., «Problemática de la Ejecución Forzosa Civil», en Revista de
35
Juicio Ejecutivo, Ed. La Ley Actualidad, Madrid, 1997, pág. 17; FERNÁNDEZ-BALLESTEROS
LÓPEZ, M.A., Lecciones…, op. cit., vol. III, 1985, pág. 43.
SENÉS MOTILLA, C., Disposiciones Generales…, op. cit., 2000, pág. 27.
37
GÓMEZ DE LIAÑO GONZÁLEZ, F., El Proceso…, op. cit., 3ª ed., 1996, pág. 274. En este sentido,
38
ROJAS LÓPEZ, A., «Criterios y Formas de Nuestros Procesos Civiles de Ejecución», en Revista
de Ciencias Jurídicas, núm. 11, San José, 1968, pág. 280; VILALTA NICUESA, A.E. y MÉNDEZ
TOMÁS, R.M., La Acción Ejecutiva, Comentarios, Legislación, Formularios y Jurisprudencia, 2ª
ed., Ed. Bosch, Barcelona, 2001, pág. 7.
PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ, L., Manual de Derecho…, op. cit., t. II, 1961, pág. 238;
39
El Juicio…, op. cit., 1997, pág. 19; FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., Lecciones…,
op. cit., vol. III, 1985, pág. 47; ÍDEM, El Proceso…, op. cit., 1982, pág. 47; DE LA PLAZA, M.,
Derecho Procesal…, op. cit., vol. II, 3ª ed., 1955, págs. 537-538.
TORIBIOS FUENTES, F. y VELLOSO MATA, J.M., Manual Práctico del Nuevo Proceso Civil,
42
1º. La sentencia condenatoria firme dictada por los Tribunales que
constituyen el supuesto normal de título de ejecución. A ellas se
refiere el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil cuando
prescribe que «luego que sea firme una sentencia definitiva se
procederá a su ejecución, siempre a instancia de parte, y por el Juez o
Tribunal que hubiere conocido del asunto en primera instancia o por
otro de igual jurisdicción y que sea competente». El mismo Código
llama ejecutoria al documento público solemne que se consigne en
una sentencia firme, que se encabezarán en nombre de la República
(art. 441 Pr).
NOSETE J., Derecho Procesal, Proceso Civil, t. I, 6ª ed., Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 1992,
pág. 413; PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ, L., Derecho Procesal…, op. cit., 5ª ed., 1989, pág.
446; ÍDEM, Tratado de Derecho…, op. cit., t. II, 1982, págs. 657 y sigs.; FENECH NAVARRO,
M., Derecho Procesal…, op. cit., 1980, pág. 308; GERLIN ECHEVERRÍA, R., Apuntes Sobre el
Juicio Ejecutivo, Ed. Minerva, Bogota, 1963, pág. 40.
3º. El auto aprobatorio o ratificador de la tasación de costas (art. 380 Pr).
1. Generalidades
CONTRERAS VACA, F.J., Derecho Internacional Privado, Parte General, 3ª ed., Ed. Oxford
44
2. El exequatur
2ª ed., Ed. Publicaciones Universidad de Deusto, Bilbao, 1981, pág. 147; WEINBERG DE ROCA,
I.M., Competencia Internacional y Ejecución de Sentencias Extranjeras, Ed. Astrea, Buenos Aires,
1994, pág. 55.
CALVO CARAVACA, A.L. y CARRASCOSA GONZÁLEZ, J., Derecho Internacional Privado,
47
Tribunal Supremo, Ed. Tecnos, Madrid, 1974, pág. 277; GONZÁLEZ CAMPOS, J. y RECONDO
PORRÚA, R., op. cit., 2ª ed., 1981, pág. 148; DE ANGULO RODRÍGUEZ, M., Lecciones de
Derecho Procesal Internacional, Ed. Gráficas del Sur, Granada, 1974, pág. 81; RAMOS MÉNDEZ,
F., Enjuiciamiento..., op. cit., t. II, 1997, pág. 644; ÍDEM, Derecho Procesal…, op. cit., 1980, pág.
1002; CORDÓN MORENO, F., El Proceso..., op. cit., 2002, pág. 75.
2°. C
uáles fueron los puntos de conexión que fundaron la jurisdicción
del Tribunal del país de origen.
Nicaragua, Bolivia, Venezuela, Colombia, Honduras, Costa Rica, Chile, Brasil, Argentina,
Paraguay, Haití, República Dominicana, Estados Unidos y Cuba. Estableciendo que toda sentencia
civil dictada en uno de los Estados contratantes, tendrá fuerza y podrá ejecutarse en los demás si se
reúnen las siguientes condiciones: 1) Que tenga competencia, para conocer del asunto y juzgarlo de
acuerdo con las reglas de dicho Código, el Juez o Tribunal que la haya dictado; 2) Que las partes
hayan sido citadas personalmente o por medio de su representante legal, para el juicio; 3) Que el
fallo no contravenga el orden público o el Derecho público del país en quiere ejecutarse; 4) Que
sea ejecutoria en el Estado en que se dicte; 5) Que se traduzca autorizadamente por un funcionario
o interprete oficial del Estado en que ha de ejecutarse, si allí fuere distinto el idioma empleado;
y 6) Que el documento en que consta reúna los requisitos necesarios para ser considerado como
autentico en el Estado de que proceda, y los que requiera para que haga fe la legislación del Estado
en que se aspira cumplir la sentencia (art. 423 Código de Derecho Internacional Privado).
En honor al reconocido jurista cubano SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE Y SIRVÉN, A.
50
Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, de texto análogo con el artículo 544 inc. 1º del Código de
Procedimiento Civil nicaragüense, subrayan que «a) El precepto significa que no se reconocerá
en España la sentencia extranjera dictada sobre materias que son objeto de competencia judicial
internacional exclusiva de nuestros tribunales. Permitirlo sería fomentar el fraude a las normas
españolas que reservan el conocimiento exclusivo de ciertas materias en favor de nuestros tribunales.
b) La dicción anticuada del art. 954. 1º LEC/1881 no debe llamar a engaño. En un principio, ello
significa que no se deberían reconocer sentencias extranjeras dictadas a consecuencias de acciones
reales —acciones relativas a los bienes—. Pero ello excluiría de reconocimiento y exequatur a toda
sentencia extranjera dictada a consecuencia de una acción no personal. Dicha consecuencia es, sin
duda, excesiva e injustificada y, probablemente, no coincide con la intención del legislador. Ya los
primeros comentaristas del precepto señalaron que la condición fijada en el art. 954. 1º LEC/1881
debía quedar circunscrita a este los litigios relativos a acciones reales sobre inmuebles, que eran,
en esa fecha, los litigios objeto de competencia exclusiva de nuestros tribunales. De este modo,
queda expedita la vía para reconocer sentencias extranjeras consecuencia de acciones reales sobre
bienes muebles, ya que con ello, el órgano jurisdiccional del Estado de origen no infringe ninguna
competencia judicial internacional exclusiva de nuestros tribunales». CALVO CARAVACA, A.L.
y CARRASCOSA GONZÁLEZ, J., Derecho Internacional…, op. cit., vol. I, 5ª ed., 2004, pág. 388.
Comparto la posición de los autores españoles, y opino que podrán ejercitarse las acciones reales
sobre bienes muebles e inmuebles en el Derecho nicaragüense.
Dice el artículo 544 inc. 2º Pr., que para que pueda proceder al
reconocimiento del exequatur de la sentencia extranjera en Nicaragua
se exige que «la obligación para cuyo cumplimiento se haya procedido
sea lícita en Nicaragua». Ello significa que no se reconocerá la sentencia
extranjera si su cumplimiento en Nicaragua supone una infracción
del orden público internacional nicaragüense. En consecuencia, se
rechaza el reconocimiento de la sentencia extranjera si ello comporta
la vulneración de principios fundamentales, básicos e irrenunciables del
Derecho nicaragüense.
PAULE, J., Instituciones..., op. cit., 2ª ed., 1994, pág. 887; RAMOS MÉNDEZ, F., Enjuiciamiento...,
op. cit., t. II, 1997, pág. 597; MIGUEL Y ROMERO, M. y DE MIGUEL Y ALONSO, C., Derecho
Procesal Práctico, 10ª ed., Ed. Gráficas Andrés Martín, Valladolid, 1961, pág. 31; GÓMEZ
SÁNCHEZ, J., La Ejecución..., op. cit., 2002, pág. 79; FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ,
M.A., Lecciones..., op. cit., vol. III, 1985, pág. 141; CORDÓN MORENO, F., El Proceso..., op.
cit., 2002, pág. 191; GÓMEZ DE LIAÑO GONZÁLEZ, F., El Proceso..., op. cit., 3ª ed., 1996, pág.
361; MONTERO AROCA, J.; GÓMEZ COLOMER, J.L.; MONTÓN REDÓNDO, A. y BARONA
VILAR, S., Derecho…, op. cit., t. II, 9ª ed., 2000, pág. 575; RÍOS SALMERÓN, B. y SEMPERE
NAVARRO, A.V. (coords.), Incidencias de la Ley de Enjuiciamiento Civil en el Procedimiento
Laboral, Ed. Aranzadi, Pamplona, 2001, pág. 533.
CORTÉS DOMÍNGUEZ, V. y MORENO CATENA, V. (coords.), La Nueva Ley..., op. cit., t. IV,
54
2000, pág. 151; CORDÓN MORENO, F.; ARMENTA DEU, T.; MUERZA ESPARZA, J.J. y
TAPIA FERNÁNDEZ, I. (coords.), Comentarios a la Ley..., op. cit., vol. II, 2001, pág. 232.
1º. El embargo de bienes55; con todas las actuaciones que le son previas,
más aquéllas que forman su complemento natural (especialmente las
medidas que le sirven de garantía).
2. El embargo de bienes
realizado el previo requerimiento de pago, excepto cuando estemos frente a títulos judiciales que
no es necesario practicarlo (art. 510 Pr).
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., La Ejecución Forzosa…, op. cit., 2001, pág. 264;
56
1º. Las dos terceras partes del salario de los empleados en el servicio
público.
2º. El lecho del deudor, el de su mujer, el de los hijos que viven con él y
a sus expensas, y la ropa necesaria para el abrigo de estas personas.
6º. Los utensilios del deudor artesano o trabajador del campo necesarios
para su trabajo individual.
7º. Los artículos de alimentos y combustibles que existan en poder del
deudor para el consumo necesario de la familia durante un mes.
8º. Los derechos de uso y habitación.
3º. Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que
deba a la liberalidad de un tercero.
4º. Las sumas que se depositen en las cajas de ahorro u otras equivalentes
y sus intereses hasta la cantidad de quinientos pesos.
5º. Las pólizas de seguro sobre la vida y las sumas que, en cumplimiento
de lo convenido en ellas pague el asegurador.
6º. Las sumas que se paguen a los empresarios de obras públicas durante
la ejecución de los trabajos.
10º. L
a servidumbre, a no ser que se embargue el fundo en que están
constituidas.
11º. Los demás bienes que las leyes especiales prohíban embargar.
Si de hecho se traba embargo sobre alguno de los bienes que la ley declara
inembargables, el ejecutado podrá reclamar y solicitar el alzamiento del
de lo resuelto, todas las personas y entidades públicas y privadas, están obligadas a prestar, en
la forma que la ley establezca, la colaboración efectiva que le sea requerida por los Jueces y
Tribunales (art. 12 párrafo 2º LOPJ). En la práctica dicho precepto no es aplicado y las partes no
hacen uso de él para solicitar la colaboración referida. La legislación procesal civil nicaragüense
no ha recogido aquí el criterio que implica imponer al deudor una auténtica obligación a este
respecto ―por ejemplo, exigiéndole la prestación de un juramento, por el que declare qué bienes
efectivamente le pertenecen―. En definitiva, el sistema imperante es demasiado dulce y compasivo
con los deudores, y ni antes de la ejecución que se teme será infructuosa ni después de haberse
comprobado su infructuosidad suministra medios eficaces al acreedor.
Sería tan difícil como inútil intentar determinar qué bienes integran este grupo.
No se entiende muy bien por qué el legislador prefiere que se embarguen
estos bienes con anterioridad a los créditos realizables en el acto que, si son
realmente tales, pueden satisfacer de un modo rápido y eficaz al ejecutante.
61
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., El Proceso…, op. cit., 1982, pág. 159.
62
CARRERAS LLANSANA, J., El Embargo…, op. cit., 1957, pág. 272.
Para que el embargo se entienda existente y válido basta con que el Juez
haya hecho la declaración de voluntad afectado un bien determinado
del deudor a la ejecución, pues sin que el embargo se haya practicado no
se puede proceder legítimamente a la realización forzosa de los bienes
del deudor.
L.G., Embargo y Realización de Bienes, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1995, pág. 35; ESCOBAR
FORNOS, I., Introducción..., op. cit., 1998, pág. 409.
1°. C
uando el embargo «recayere sobre dinero, alhajas, especies preciosas
o efectos públicos». En este caso, el depósito debe hacerse en una
institución bancaria, a la orden del Juez de la causa, agregándose a
los autos el certificado del depósito (art. 1716 in fine Pr).
2°. C
uando el embargo recae sobre el simple menaje de la casa-
habitación del deudor. En este caso el embargo se entenderá hecho,
permaneciendo las especies en poder del mismo deudor, con el
carácter de depositario, previo inventario en que se expresen en
65
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., El Proceso…, op. cit., 1982, pág. 168.
3°. C
uando la «ejecución recayere sobre una empresa o establecimiento
mercantil o industrial, o sobre cosa o conjunto de cosas que sean
complemento indispensable para su explotación, podrá el Juez,
atendidas las circunstancias y la cuantía del crédito, ordenar que el
embargo se haga efectivo, o en los bienes designados por el acreedor,
o en otros bienes del deudor, o en la totalidad de la industria misma
o en las utilidades que ésta produjere, o en parte de cualquiera de
ellas» (art. 1702 Pr).
4°. C
uando la cosa embargada se hallare en poder de un tercero que
se opusiere a la entrega, alegando el derecho a gozarla a otro título
que el dueño. En este caso, el artículo 1719 Pr., afirma que «no se
hará alteración en este goce hasta el momento de la enajenación,
ejerciendo mientras tanto el depositario sobre la cosa los mismos
derechos que ejercía el deudor».
Cuando el bien embargado son frutos y rentas (art. 1708 núm. 5º Pr), la ley
prevé como medida de garantía la constitución de una administración judicial
que se encomendará a la persona que el acreedor designe (art. 1714 Pr).
El ordenamiento nicaragüense contiene muy pocos preceptos sobre
el régimen jurídico de la administración judicial. El Código de
Procedimiento Civil se ocupa del modo en que el administrador debe
rendir cuentas de su administración (remitiéndose a las normas de la
administración de los guardadores), pero en vano se buscarán en ella
preceptos que determinen cómo debe constituirse y, sobre todo, cuales
son los poderes del administrador judicial.
La mejora del embargo tiene lugar cuando el bien o los bienes se revelan
insuficientes para satisfacer la suma de dinero por la que se despachó ejecución.
La insuficiencia puede deberse a la disminución del valor atribuible a alguno
de los bienes, o que sea dudosa la obtención de la suma que se esperaba reunir
con la subasta. Esta disminución del valor puede ser material o jurídica.
Es material cuando el embargo ha recaído sobre bienes difíciles de realizar,
o cuando alguno de los bienes embargados se pierde materialmente.
Afirma el artículo 1730 del Pr., que «puede el deudor en cualquier estado
del juicio hacer cesar el embargo, consignado una cantidad suficiente
para el pago de la deuda y las costas».
GONZÁLEZ, F., El Proceso..., op. cit., 3ª ed., 1996, pág. 365; ALMAGRO NOSETE, J. y
TOMÉ PAULE, J., Instituciones..., op. cit., 2ª ed., 1994, págs. 892-893; RAMOS MÉNDEZ, F.,
Enjuiciamiento..., op. cit., t. II, 1997, pág. 691; FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A.;
RIFÁ SOLER, J.M. y VALLS GOMBÁU, J.F., Derecho..., op. cit., vol. III, 1998, pág. 384; ÍDEM,
Juicio..., op. cit., 1997, pág. 808; GÓMEZ SÁNCHEZ, J., La Ejecución..., op. cit., 2002, pág. 107;
ARMENTA DEU, T., Lecciones de Derecho..., op. cit., 2002, pág. 465; CORTÉS DOMÍNGUEZ,
V. y MORENO CATENA, V. (coords.), op. cit., t. IV, 2000, pág. 207; CORDÓN MORENO, F., El
Proceso..., op. cit., 2002, pág. 307; FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., La Ejecución
Forzosa…, op. cit., 2001, págs. 367 y sigs.; ÍDEM, El Proceso…, op. cit., 1982, págs. 185 y sigs.;
PÉREZ ORTEGA, R., Manual…, op. cit., 1995, págs. 169 y sigs.; MONTERO AROCA, J.;
GÓMEZ COLOMER, J.L.; MONTÓN REDÓNDO, A. y BARONA VILAR, S., Derecho…, op.
cit., t. II, 9ª ed., 2000, pág. 615.
1) En primer término, el dinero efectivo (art. 1708 núm. 1º Pr., que es
el primero en orden de embargo de los bienes del deudor); en este
caso se procede inmediatamente al pago de la cantidad por la que se
despachó la ejecución, de las costas que se hubieren causado, previa
tasación, y de los intereses, a cuyo fin se procederá de inmediato a
liquidarlos. El artículo 1789 in fine del Código de Procedimiento Civil
afirma que «si lo embargado fuere dinero se adjudicará al acreedor
omitiéndose la subasta». Esta norma excluye la necesidad de ulteriores
actividades de realización, al haberse obtenido directamente el dinero
con el embargo, la ejecución ha logrado su objetivo, «se ordenará
hacer pago al acreedor con el dinero embargado» (art. 1790 Pr). El
Juez «ordenará su entrega al ejecutante» (art. 1791 Pr).
El contenido del artículo 1762 Pr., debe ser interpretado de modo muy
amplio, de suerte que deben realizarse a través del mercado bursátil
todos aquellos bienes que se encuentren en el patrimonio del ejecutado
y sean susceptibles de contratación en Bolsa.
71
Publicado en la Gaceta N°. 122 de 22 de junio de 1993 (Decreto N°. 33-93).
Los bienes que requieren tasación son principalmente los bienes raíces;
pero además existen también algunos bienes muebles que necesitan ser
tasados, como por ejemplo, los bienes muebles que no puedan venderse
al martillo (créditos personales).
Transcurridos los plazos que tienen las partes para evacuar el traslado
de las impugnaciones (tres días, ya que se trata de un incidente), y aun
cuando no se hubiere evacuado dicho traslado, el Juez resolverá sobre
las impugnaciones, «sea aprobando la tasación, sea mandando a que
se rectifique por el mismo o por otro perito, sea fijando el Juez por sí
mismo el justiprecio de los bienes. Estas resoluciones son inapelables. Si
Una vez practicada la tasación de los bienes, corresponde fijar las bases
o condiciones en que ha de realizarse el remate. Las bases para el remate
se refieren principalmente a la forma en que se pagará el precio de la
subasta, al mínimo para iniciar las posturas y a las cauciones que deben
rendir los postores para tomar parte en el remate. Se refieren también a
si el bien se vende como cuerpo cierto, o con relación cabida; a la fecha
en que se entregará al subastador el bien rematado; a la forma en que
se pagarán los impuestos que correspondan; y en general, a todas las
circunstancias que tiendan a la mejor realización de la subasta.
Las bases para el remate pueden ser fijadas de común acuerdo por las
partes, en cuyo caso ellas son libres para determinar las condiciones del
remate: fijar la forma de pago del precio; el mínimo de las posturas; las
cauciones que deben rendir los interesados; etc., en la forma que estimen
más conveniente. Para tal efecto, es posible que las partes presenten de
común acuerdo un escrito fijando dichas condiciones.
1°. E
l Juez debe disponer que el precio de la subasta se pague de contado,
salvo que existan motivos calificados que lo hagan resolver de otro
modo (art. 1769 Pr).
2°. N
o podrá establecer un mínimo para las posturas que baje de los dos
tercios de la tasación del bien embargado. Sólo el acuerdo expreso
entre las partes podría fijar un mínimo inferior (art. 1771 Pr).
3°. L
a caución que deberá rendir cada postor para responder que llevará
a efecto la compra del bien rematado, será equivalente al diez por
ciento de la tasación del bien. Esta caución será calificada por el Juez,
sin ulterior recurso, y «subsistirá hasta que se otorgue la escritura
definitiva de compra y venta, o se deposite a la orden del Juez el
precio o parte de él que deba pagarse de contado» (art. 1772 Pr).
La resolución que fija las bases para el remate, podrá ser apelada por
las partes, y la apelación se otorgará en el solo efecto devolutivo. Pero,
ella no será susceptible del recurso de casación, ya que si bien es una
sentencia interlocutoria, no es de aquellas que ponen término al juicio o
hacen imposible su prosecución; solo procederia este ultimo recurso si
se apoyase en alguna de los causales que indica el art. 2058 Pr.
Una vez aprobada la tasación de los bienes, fijadas las bases para el
remate y citados los acreedores hipotecarios, el Juez señalará, a petición
de parte, día y hora para la subasta (art. 1766 Pr).
compraventa.
procesal de Derecho positivo. «Normas de Derecho absoluto o cogente (ius cogens) son aquellas
de necesaria aplicación en sus propios términos en cuanto se dé el supuesto de hecho que prevén.
Se denominan normas de Derecho dispositivo, en cambio, las que, estableciendo ciertos efectos o
una determinada ordenación de las cosas y de las conductas para unos precisos supuestos de hecho,
subordinan la efectividad de dicha ordenación o la producción de aquellos efectos a la ausencia
de una voluntad distinta de las partes, de suerte que los efectos o la ordenación pueden ser, no
los previstos en las normas, sino otros queridos por las partes». DE LA OLIVA SANTOS, A. y
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., Derecho..., op. cit., vol. I, 4ª ed., 1995, págs. 277-
278. De Derecho cogente o absoluto es, por ejemplo, el emplazamiento de las partes, como lo señala
el artículo 2078 del Código de Procedimiento Civil, o la norma del art. 161 inc. 2º del mismo cuerpo
remate, no constituye un requisito que la ley exija para la validez del contrato, sino un plazo que no
es fatal, por lo que puede otorgarse la escritura fuera de él y que, en consecuencia, el hecho de que
la escritura se otorgue fuera de ese plazo, no hace nulo el remate.
El párrafo 2º del artículo 1773 del Pr., indica que en la escritura definitiva
se insertarán los antecedentes necesarios. El Código no dice cuáles
son esos antecedentes, pero debemos llegar a la conclusión de que son
todos los necesarios para establecer, que el remate ha sido válidamente
realizado. Estos antecedentes son los siguientes:
1º. El acta de remate. Es el documento más importante que debe insertarse
en la escritura, ya que él contiene el contrato de compraventa.
75
Vendedor.
1) El remate puede ser nulo por vicios del procedimiento, como por
ejemplo, si no se hicieron las publicaciones de avisos; o no se hizo
la tasación del bien en forma legal; si el remate se realizó en una
2) El remate puede ser nulo por vicios de carácter material, es decir, por
omisión de alguno de los requisitos que el Código Civil señala para
la validez de los contratos, pues como hemos dicho, el remate en el
Derecho nicaragüense es un contrato de compraventa. Por ejemplo,
serán vicios de carácter material la fuerza, el objeto ilícito, etc.
2) Pero también en todos aquellos casos en los que las leyes especiales
prevén la administración forzosa como medio específico de realización
(LGBIF). El Pr., prevé la prenda pretoria o administración forzosa
sólo respecto de los bienes inmuebles (sean rústicos o urbanos), pero
la realidad económica ha desplazado el peso patrimonial de los valores
inmuebles a la empresa mercantil e industrial, obliga a extender el
ámbito de aplicación de la administración forzosa o prenda pretoria y
convertirla en un medio ordinario de realización.
Este marco general, que es posible configurar con las normas entregadas
por el legislador, parece suficiente para resolver las situaciones que
puedan plantearse. La ley sin embargo, casi siempre preocupada de
la propiedad territorial, urbana o rústica, se olvida de que la empresa
mercantil ha desbordado el valor de la propiedad raíz. Si las normas que
destina a la administración de bienes inmuebles son insuficientes, mayor
dificultad existe para determinar las funciones del administrador cuando
El acreedor anticrético puede intervenir en defensa de los bienes embargados en prenda pretoria;
77
3.1.6. El arrendamiento
El Código de Procedimiento Civil es muy claro, en su artículo 512 al establecer que cuando se trate
79
de las condenas de hacer, no hacer y de algunas cosas de dar específicas, pueden transformarse, en
el trámite de ejecución de sentencias, en prestaciones de cantidad pecuniaria, por el riesgo general
de insolvencia del deudor, que frustra cualquier ejecución. Es decir, lo que se pretende con esto
no es asegurarse lo principal de la ejecución, sino la hipotética condena pecuniaria de carácter
subsidiario, que el Código mismo autoriza a imponer cuando no sea posible ejecutar la condena que
contiene el título ejecutivo.
PALLARES, E., Diccionario de Derecho Procesal, 18ª ed., Ed. Porrúa, México, 1978, pág. 585;
80
BEJARANO SÁNCHEZ, M., Obligaciones Civiles, 5ª ed., Ed. Oxford University Press, México,
2000, págs. 268 y sigs.; RAMOS MÉNDEZ, F., Enjuiciamiento..., op. cit., t. II, 1997, pág. 614.
No se trata de transferencia de dominio o de otros derechos reales, como en las obligaciones de dar.
81
El artículo 513 Pr., afirma que «si el condenado a hacer una cosa no
cumpliere con lo que se ordene para la ejecución de la sentencia dentro
del plazo que el Juez al efecto le señale, se hará a su costa».
Por último, según el artículo 2019 C «el deudor de una cosa no puede
obligar a su acreedor a que reciba otra diferente, aun cuando fuere de
igual o mayor valor que la debida. Tampoco en las obligaciones de hacer
podrá ser sustituido un hecho contra la voluntad del acreedor».
Esta es toda la regulación con la que cuenta el sistema nicaragüense
para ejecutar este tipo de condenas.
a las condenas de un hacer fungible porque si el hacer fuera infungible, ante el incumplimiento
por parte del deudor, sería imposible que otra persona «hiciera», ya que la fungibilidad en esencia
supone la imposibilidad de realización por persona distinta al deudor.
CORDÓN MORENO, F., El Proceso..., op. cit., 2002, pág. 434; ESCOBAR FORNOS, I.,
83
Por su parte el artículo 2013 del Código Civil determina que «en las
obligaciones de hacer el acreedor no podrá ser compelido a recibir la
prestación o el servicio de un tercero, cuando la calidad y circunstancias
de la persona del deudor se hubieren tenido en cuenta al establecer la
obligación». Tampoco establece o permite expresamente la utilización
de medios coercitivos sobre la voluntad del deudor.
mismo sentido, BEJARANO SÁNCHEZ, M., Obligaciones..., op. cit., 5ª ed., 2000, pág. 270;
RAMOS MÉNDEZ, F., Derecho Procesal..., op. cit., 1980, págs. 988-989; ALMAGRO NOSETE,
J. y TOMÉ PAULE, J., Instituciones..., op. cit., 2ª ed., 1994, pág. 875; GUTIÉRREZ-ALVIZ Y
CONRADI, F., «Ejecución Forzosa…», op. cit., núm. 4, 1974, pág. 857.
Las Condenas..., op. cit., 1984, págs. 141-142; ESCOBAR FORNOS, I., Derecho de Obligaciones,
2ª ed., Ed. Hispamer, 2000, págs. 200 y sigs.
El artículo 515 Pr., afirma que «si el condenado a no hacer alguna cosa
quebrantare la sentencia, se entenderá que opta por el resarcimiento de
perjuicios, los que se indemnizarán al que hubiere obtenido la ejecutoria
en la forma expresada en el artículo 513». Este precepto es todavía más
insuficiente, ya que ni siquiera prevé que el Juez requiera al ejecutado
para que se abstenga de realizar la conducta que tiene el deber de omitir.
Es decir, el artículo 515 Pr., no establece una solución adecuada, sino
que se limita a establecer la indemnización de daños y perjuicios, y
esta deficiente regulación, es en parte solventada por el art. 1858 C,
que determina «lo dispuesto en el párrafo segundo del artículo 1849,
se observará también cuando la obligación consiste en un no hacer y
el deudor ejecutare lo que le había sido prohibido». Este precepto sitúa
las obligaciones de no hacer a lo establecido a las obligaciones de hacer
no personalísimos. En este caso, no se tiene en cuenta lo perjudicial
que es trasladar una disposición normativa razonada esencialmente
para las obligaciones positivas. El procedimiento para ejecutar este tipo
de condenas u obligaciones es idéntico al de las condenas de hacer de
carácter personalísimo.
una mera abstención y que no dan lugar a una obra capaz de ser destruida (por ejemplo, el actor que
violando el pacto de exclusiva con un empresario teatral, recita en otro teatro), de aquellas otras en
las que si se produce una obra capaz de ser destruida. Dice que en las primeras existe una «naturale
impossibilita» que se traduce en que nadie puede dejar de hacer por el deudor. En las segundas,
tampoco nadie puede dejar de hacer por el deudor pero sí «l’ attivita del distruggere típicamente
realizable a mezzo di terze personae». BORRÉ, G., Ľ Esecuzione Forzata Degli Obblighi Di Fare
e Di Non fare, Ed. Jenvone, Nápoles, 1966, págs. 131 y sigs.
Esta analogía ha sido criticada por algunos autores que consideran más
apropiado aplicar el artículo 1834 del Código de Procedimiento Civil
que señala: «Siempre que alguno reclame la posesión que se le debe por
virtud de instrumento que traiga aparejada ejecución, se requerirá al
poseedor de la cosa para que la entregue dentro de tercero día. Si no lo
verificare, a instancia del actor, se decretará la inmisión en la posesión,
y dentro de tercero día se dará efectivamente por el Juez o la cometerá
éste por mandamiento ejecutivo a algún funcionario o vecino; y dada
la posesión, se librará al posesionado certificación de las diligencias
para guarda de sus derechos». Este último precepto sin embargo, no lo
consideramos viable porque nos remite al juicio ejecutivo de inmisión
en la posesión, retrazando y haciendo más costosa la entrega del bien
al ejecutante, e incurriendo las partes en gastos económicos. Estimamos
más propicio, la norma que regula la ejecución de las sentencias que
se dicta en el juicio de desahucio, ya que es una medida ejecutiva y
perfectamente aplicable en los casos de entrega forzosa del bien
inmueble.
IV, 2000, pág. 136; PÉREZ DEL BLANCO, G., La Ejecución No Dineraria en la Nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil (Condenas de Hacer, No Hacer y Dar), Ed. Publicaciones Universidad de
León, León, 2001, pág. 128; MONTERO AROCA, J.; GÓMEZ COLOMER, J.L.; MONTÓN
REDÓNDO, A. y BARONA VILAR, S., Derecho…, op. cit., t. II, 13ª ed., 2004, pág. 653.
1°. E
l acreedor ejecutante presenta relación de los daños y/o perjuicios
sufridos y de su importe (art. 523 Pr). Esta relación debe presentarla
con el mismo escrito en el que solicite despacho de la ejecución. Si en
la sentencia se fijaron las bases para la liquidación, el acreedor debe
ajustarse estrictamente a su contenido; si la condena es con reserva,
en sentido estricto presentará la liquidación de acuerdo con lo que él
entienda que ha sido el importe real de los perjuicios sufridos.
2°. D
e la relación de daños y/o perjuicios se da traslado al deudor
ejecutado (art. 524 Pr). El deudor en el plazo de tres días puede optar
una de estas tres posiciones:
1°. S
i el ejecutado se conforma con la relación (y el importe) de los
daños y perjuicios presentada por el ejecutante (art. 534 Pr); siempre
que la liquidación se adecué a las bases fijadas en la sentencia.
3°. C
ontra la resolución judicial que reduce a metálico una cantidad
determinada de frutos en especie (art. 538 Pr).
2°. Q
ue «se provea en contradicción con lo ejecutoriado», en cuyo caso
sí cabe recurso de casación.
1. Generalidades
2. El juicio ejecutivo
4) Las pretensiones del actor deben fundarse en un título de los que según
la ley, lleven aparejada ejecución, es decir, de aquellos que presentan
como indiscutible, el derecho que documentan. Dicho título debe ir
unido a la demanda (arts. 1685 Pr y sigs.).
La Corte Suprema de Justicia, ha reiterado la facultad de revisar los juicios ejecutivos, aún cuando
91
nada se haya alegado por las partes, pues la acción ejecutiva no nace, ni toma fuerza por la inexistencia
de alegaciones o excepciones (SCSJ de 10 de enero de 1975).
que éste puede optar entre exigir la responsabilidad del juicio ejecutivo, o renunciar a él, y exigirla por
medio de un juicio de otra naturaleza (normalmente el declarativo ordinario que corresponda a la suma
reclamada, que siempre está a su disposición, aunque pueda utilizar, además otros cauces procesales).
1°. C
uando consiste en una especie o cuerpo cierto que se encuentra en
poder del deudor.
2°. C
uando consiste en el valor del cuerpo cierto debido que no existe en
poder del deudor. En este caso será menester evaluar dicho cuerpo
cierto por un perito nombrado por el Juez.
3°. C
uando se trate de una suma determinada de dinero.
El propio artículo 1694 párrafo 2º Pr., nos indica también que «se
entenderá cantidad líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad,
sino también la que puede liquidarse mediante simples operaciones
aritméticas con sólo datos que el mismo título ejecutivo suministre».
Así, por ejemplo, una deuda de mil córdobas, más el interés del 10 por
100 anual durante dos años, es líquida, ya que una simple operación
aritmética pueda darnos su monto total.
1°. Q
ue la obligación sea incondicional (o bien si tiene condiciones,
que estas hayan sido cumplidas, o que su cumplimiento esté por
cualquier motivo dispensado por el acreedor).
naciones tendrán el mismo valor en juicio que los autorizados en Nicaragua, si reúnen los requisitos
siguientes: 1) Que el asunto o materia del acto o contrato sea lícito o permitido por las leyes de
Nicaragua; 2) Que los otorgantes tengan aptitud y capacidad legal para obligarse con arreglo a las
leyes de su país; 3) Que en el otorgamiento se hayan observado las formas y solemnidades en el país
donde se han verificado los documentos o contratos; y 4) Que el documento sea corroborado con
una certificación al pie, del Ministro diplomático o agente consular del Gobierno de Nicaragua, o en
su defecto del Ministro de negocios extranjeros del Gobierno de donde emanan dichos documentos,
sobre la autenticidad de las firmas del funcionario que la autoriza. La firma de dicha certificación,
será autenticada por el Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua.
Es conocido que la ley ordena que en los Juzgados y Tribunales se lleve un libro debidamente
94
foliado, en el cual se copien los documentos que se presenten, por lo que la certificación de la copia
equivale a un instrumento privado reconocido que presta mérito ejecutivo.
a) Los recibos expedidos con las firmas autógrafas de los tesoreros de las
Alcaldías municipales (art. 421. Pr).
noviembre de 2005.
En la demanda podrán señalarse los bienes del deudor sobre los cuales
ha de trabarse el embargo, ya que el artículo 1706 confiere esa facultad al
Hemos visto que si se reúnen los requisitos para que proceda la acción
ejecutiva, el Juez proveerá la demanda despachando el mandamiento
de ejecución. El mandamiento de ejecución y embargo es la resolución
que recae en la demanda ejecutiva y consiste en una orden escrita de
requerir de pago al deudor y de embargarle bienes suficientes si no paga
en el acto del requerimiento. El mandamiento, como toda resolución
judicial, debe ir firmado por el Juez y el Secretario.
2°. L
a orden de embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para
cubrir la deuda con sus intereses y costas, si no pagare en el acto.
1°. E
l deudor es requerido en el lugar del asiento del Juez98. En tal caso,
«tendrá el término de tres días para oponerse la ejecución» (art. 1732
Pr)99.
2°. E
l deudor es requerido dentro del territorio jurisdiccional en que se
ha promovido el juicio, pero fuera del asiento del Juez. En este caso
el ejecutado tiene siete días para oponerse a la ejecución. Es decir, el
término se amplia a cuatro días (art. 1732 in fine Pr).
3°. E
l deudor es requerido en el territorio jurisdiccional de otro juzgado de
la República. Esta situación está contemplada en el artículo 1733 del
Código de Procedimiento Civil: «Si el requerimiento se hace en otro
departamento de la República, la oposición podrá presentarse ante
el Ejecutor designado para cumplir el correspondiente mandamiento
de ejecución, y los plazos para esta presentación serán los mismos
que establece el artículo anterior. El ejecutor se limitará a remitir
la solicitud de oposición al Juez que conoce del asunto para que
éste provea sobre ella lo que fuere de justicia. El demandado gozará,
sin embargo, en este caso, para comparecer al juicio, de un plazo
igual al que correspondería como aumento del emplazamiento en
conformidad a las reglas respectivas».
4°. E
l deudor es requerido de pago fuera del territorio de la República. El
término para deducir oposición, será en este caso «el que corresponda
98
La expresión «lugar del asiento del Juez» se refiere a la comuna en que funciona el Juzgado.
El plazo para oponer excepciones —como indica el citado art. 1732 Pr— es de días hábiles, por
99
lo que dicho plazo se entiende suspendido durante los días domingos o feriados; lo cual guarda
conformidad con la regla general del art. 171 Pr, que establece que los términos de días que indica
este Código se entienden suspendidos durante los días feriados.
1°. E
l ejecutado debe oponer todas sus excepciones en un mismo escrito.
No podría presentar dos o más escritos de excepciones, aunque las
presente dentro del plazo legal.
2°. E
l ejecutado debe expresar con claridad y precisión los hechos en
que funda sus excepciones. Esta exigencia es lógica, si se piensa
que el escrito de excepción equivale a la contestación a la demanda
y, en consecuencia, debe contener los requisitos que para dicha
contestación exige el artículo 1021 Pr. Este artículo, es aplicable
al juicio ejecutivo, en virtud del art. 6 del mismo Código. Y entre
los requisitos de la contestación a la demanda, se encuentra el de
exponer claramente los hechos y fundamentos de derecho en las que
se apoyan las excepciones. Si el ejecutado no funda debidamente la
excepción opuesta, el Juez no podría pronunciarse sobre ella y no la
tomaría en cuenta al dictar la sentencia.
1°. L
a incompetencia del Tribunal ante quien se hubiere presentado la
demanda.
2°. L
a falta de capacidad del demandante o personería o representante
legal del que comparezca en su nombre.
3°. L
a litis-pendencia ante Tribunal competente, siempre que el juicio
que le da origen hubiere sido promovido por el acreedor, sea por la
vía de la demanda o reconvención.
4°. L
a ineptitud del libelo por falta de algún requisito legal en el modo
de formular la demanda. El libelo o demanda es inepto cuando le
falta alguno de los requisitos que indica el artículo 1021 Pr., que son:
«1º El nombre del actor; 2º El del demandado; 3º La cosa, cantidad
o hecho que se pide; 4º La causa o razón por qué se pide […]». El art.
1022 del mismo cuerpo normativo establece que «debe de designarse
el juzgado ante el cual se pone la demanda […]». «La demanda
debe ser escrita en papel del valor correspondiente» (art. 1023 Pr).
Todos estos requisitos deben reunirse en el momento de solicitarse
la ejecución; si se omiten, el defecto no podría ser subsanado por
escritos posteriores, ya que una vez trabada la litis, lo que ocurre
cuando el ejecutado opone excepciones, queda fijada la cuestión
debatida y ella no puede ser alterada en perjuicio del ejecutado. Esta
excepción debe fundarse en hechos graves, y no en cuestiones de
poca importancia como el de haber omitido el apellido materno del
representante legal de la ejecutada.
7°. La
falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidas por las
leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva.
Se opondrá esta excepción cada vez que falte alguno de los requisitos
para que proceda la acción ejecutiva, sea porque el título no reúne todas
las condiciones establecidas por la ley para que se le considere como
ejecutivo, o porque la deuda no es líquida, o porque no es actualmente
exigible. Esta excepción debe relacionarse, pues, con todos aquellos
preceptos legales que consagran exigencias para que un título tenga
fuerza ejecutiva. Estos preceptos legales, como se comprenderá, son
innumerables, dada la diversidad de títulos ejecutivos que la ley crea,
como también la diversidad de condiciones que establece para cada
uno de ellos. Como ya hemos estudiado en detalle las condiciones que
la ley establece para que proceda el juicio ejecutivo, nos remitimos a
lo dicho. En este momento sólo haremos presente dos circunstancias
12°. La novación.
13°. La compensación.
15°. L
a pérdida de la cosa debida en conformidad a lo dispuesto al
Código Civil.
16°. La transacción.
17°. L
a prescripción de la deuda o la extinción de la garantía hipotecaria
conforme el art. 3873 Código Civil.
Hemos dicho que vencido el plazo fatal que el ejecutante tiene para
responder a las excepciones, con la respuesta o sin ella, el Juez estudiará
el expediente antes de dictar resolución. Este estudio se referirá a dos
puntos principales:
1) El recurso de reposición.
El artículo 448 Pr., establece que los autos o sentencias «pueden ser
repuestos o reformados por el Juez o Tribunal de oficio, o a solicitud
de partes, dentro de las cuarenta y ocho horas de haberse dictado».
Interpuesto el recurso en contra de la sentencia, el Juez fallará sin más
trámite o después de oír a la otra parte; y mientras tanto suspenderá o
no los trámites del juicio. Como se ve, los efectos del recurso quedan
entregados al arbitrio del Juez. «De esta resolución no hay recurso, salvo
el de responsabilidad» (art. 448 in fine Pr).
2) El recurso de apelación.
3) El recurso de casación.
1°. L
a sentencia del juicio ejecutivo produce cosa juzgada con relación a
otro juicio ejecutivo. Esta norma sólo tiene la excepción contemplada
en el artículo 1751 Pr: La acción ejecutiva rechazada por alguno de
los motivos que indica dicho artículo puede renovarse en otro juicio
ejecutivo.
2°. L
a sentencia del juicio ejecutivo produce cosa juzgada con relación
a un juicio ordinario. Este principio tiene también una excepción,
y ella se refiere a la reserva de acciones y excepciones que pueden
solicitar tanto el ejecutante, como el ejecutado.
1°. L
a reserva solicitada por el ejecutante. Éste tiene dos oportunidades
para solicitar la reserva de sus derechos:
a) El artículo 1741 del Código de Procedimiento Civil establece que «el
ejecutante podrá sólo dentro del plazo de cuatro días que concede el
inciso primero del artículo anterior, desistir de la demanda ejecutiva,
con reserva de su derecho para entablar acción ordinaria sobre los
mismo puntos que han sido materia de aquélla». Es decir, la primera
oportunidad que tiene el ejecutante para solicitar reserva de su
derecho se encuentra en el escrito de respuesta a las excepciones, para
2°. L
a reserva solicitada por el ejecutado. El ejecutado tiene también dos
oportunidades para hacer valer su reserva de derechos:
MANRESA Y NAVARRO, J.M., Comentario a la Ley..., op. cit., t. V, 4ª ed., 1920, pág. 563;
101
1. Concepto de tercerías
2. Clases de tercerías
Una vez enajenados los bienes, el tercero sólo podría iniciar un juicio
ordinario de reivindicación en contra del que se adjudicó los bienes en
la ejecución.
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., Lecciones..., op. cit., vol. III, 1985, págs. 300-
102
301; PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ, L., Tratado de Derecho..., op. cit., t. II, 1982, pág.
722; CAMY SÁNCHEZ-CAÑETE, B., Las Tercería en el Orden Inmobiliario, Ed. Aranzadi,
Pamplona, 1992, pág. 18; PLANCHADELL GARGALLO, A., La Tercería de Dominio, Valencia,
Ed. Tirant lo Blanch, 2001, pág. 39; RAMOS MÉNDEZ, F., Enjuiciamiento..., op. cit., t. II, 1997,
pág. 687; MONTERO AROCA, J., «Las Tercerías de Dominio y de Mejor Derecho en el Proceso
de Ejecución Laboral», en Ensayos de Derecho Procesal, Ed. José María Bosch, Barcelona, 1996,
págs. 551-552.
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS LÓPEZ, M.A., El Proceso…, op. cit., 1982, pág. 288.
103
1°. L
a tercería de dominio, al igual que las demás tercerías, no suspende
la tramitación del cuaderno ejecutivo (art. 1801 Pr). Es evidente, ya
que al tercerista no le interesa el resultado del procedimiento ejecutivo
y no le interesa si el ejecutado debe o no pagar al ejecutante; sólo le
concierne que el pago no se haga con bienes de su dominio.
2°. L
a tercería de dominio, por regla general, no suspende tampoco el
procedimiento de apremio. Por excepción lo suspende en caso de que
la tercería se presente apoyada en un documento público otorgado
con anterioridad a la fecha de la presentación de la demanda ejecutiva
(art. 1802 párrafo 1º Pr)104.
La Corte Suprema ha manifestado que «la calidad del tercero en un juicio debe fundamentarse en
104
Pero una vez realizados los bienes, no se hará pago al ejecutante, sino que
se consignará el dinero a la orden del Juez hasta que recaiga sentencia
firme en la tercería (art. 1804 Pr). Una vez firme la sentencia recaída
en la tercería de prelación, se procederá a hacer pago al ejecutante y al
tercerista de acuerdo con dicha sentencia, es decir, si la sentencia acoge
la tercería, se pagará preferentemente al tercerista, quedando el resto
para cubrir el crédito del ejecutante; y, si la sentencia rechaza la tercería
y tampoco el ejecutante justifica ninguna preferencia para pagarse, se
distribuirá el producto del remate entre ambos acreedores a prorrata de
sus créditos.
1°. Q
ue el crédito del tercerista sea ejecutivo, esto es, que reúna todos los
requisitos necesarios para que pueda exigirse su cumplimiento por
la vía ejecutiva. Este requisito se desprende del tenor literal del art.
1806 Pr., que habla de «créditos ejecutivos».
2°. Q
ue el deudor no tenga otros bienes que los embargados para hacer
el pago de los créditos del ejecutante y del tercerista, exigencia que se
Además de las tres clases de tercería que hemos analizado, existen otros
derechos que el ejecutado o un tercero pueden hacer valer conforme
al procedimiento establecido para las tercerías. Estos derechos están
señalados en los artículos 1798 y 1799 del Código de Procedimiento
Civil, y son los siguientes:
Es el caso en que el bien embargado no pertenece al deudor en dominio exclusivo, sino que
105
pertenece a otras personas con las cuales el deudor está en comunidad; de modo que el deudor
es dueño solamente de una cuota del bien embargado. En la situación indicada, el embargo es
perfectamente válido respecto de la cuota del comunero ejecutado, pero no lo es respecto de los
demás comuneros, los cuales pueden interponer tercería de dominio a fin de que se excluya del
embargo la cuota que a ellos le corresponde en el bien. Esta tercería se sujetará a las disposiciones
que ya hemos estudiado, y para suspender el procedimiento de apremio deberá fundarse en un
instrumento público otorgado con anterioridad a la ejecución.
c) «El heredero que reclamare del embargo de sus bienes propios afectado
por acción de acreedores hereditarios o testamentarios que hubieren
hecho valer el beneficio de separación de que trata el Título XXVIII,
Libro II del Código Civil. Al mismo procedimiento se sujetará la
oposición cuando se dedujere por los acreedores personales del
heredero».
De acuerdo con los artículos 1427 y siguientes del Código Civil los
acreedores hereditarios y testamentarios pueden pedir que no se
confundan los bienes del difunto con los del heredero, y en virtud de
este beneficio de separación tendrán derecho a que de los bienes del
difunto se les cumplan las obligaciones hereditarias o testamentarias,
con preferencia de las deudas propias del heredero106.
Estos acreedores hereditarios o testamentarios que han obtenido la separación no tienen acción
106
contra los bienes del heredero, sino después de que se hayan agotado los bienes a que el beneficio
de separación les dio un derecho preferente, pero aun en este último caso pueden oponerse a esta
acción los acreedores personales del heredero, hasta que se satisfaga en el total de sus crédito. Pues
bien, si los acreedores hereditarios o testamentarios que han obtenido el beneficio de separación
embargan bienes propios del heredero, sin que estén agotados los bienes del difunto, o sin que estén
satisfechos los créditos de los acreedores personales del heredero, este heredero o sus acreedores
personales pueden pedir que se alce dicho embargo y su reclamación se tramitará en la forma
establecida para las tercerías.
3.2. El depositario
1°. C
uidar de que sin pérdida de tiempo se aseguren e inventaríen los
bienes del insolvente.
2°. C
ontinuar los juicios pendientes que activa o pasivamente interesen
al concurso y sostener los que contra él se entablen.
3°. R
eclamar judicial y extrajudicialmente los créditos vencidos a favor
del concursado y entregar lo cobrado.
4°. V
erificar y rectificar las listas del activo y pasivo presentadas por el
insolvente, o formar dichas listas si éste no las hubiere presentado.
5°. C
uidar de que los bienes ocupados, inventariados, se conserven
en buen estado, dando cuenta al Juez de aquellos que no puedan
conservarse sin perjuicio del concurso, para que decrete su venta o
dicte las providencias conducentes a evitar el perjuicio.
6°. P
romover la primera junta de acreedores para el nombramiento
del procurador y presentar a ella informe escrito de los actos de
su administración, del estado de dependencia del concurso y de la
calificación que, a su juicio y por lo que hasta entonces aparezca,
debe darse a la insolvencia.
2°. P
ara vender extrajudicialmente bienes inmuebles.
3°. P
ara reconocer la reivindicación de bienes que valgan más de
quinientos pesos.
4°. P
ara entablar juicios que tengan por objeto rescindir o anular algún
acto o contrato del insolvente.
El artículo 2275 del Código Civil afirma que «no podrá ser nombrado
procurador provisional, definitivo ni suplente, el que no sea abogado; pero
en los lugares donde no los hubiere podrán ser nombrados los notarios,
procuradores; y a falta de éstos los que fueren notoriamente instruidos
en Derecho». No obstante, el Código Civil señala que no podrán ser
procuradores: 1) El cónyuge, ascendiente, descendiente y los parientes
del insolvente; 2) El que sea o haya sido, en los seis meses anteriores a
la declaración del concurso, socio, procurador o dependiente doméstico
del insolvente; y 3) Los empleados públicos (arts. 2277 y 2303 C).
3º. Una relación de los juicios que tuviere pendientes, ya figure en ellos
como demandante o demandado.
4º. Un estado de las deudas, con expresión de los nombres y domicilios
de los acreedores y de la naturaleza de los títulos en que consten.
5º. Una memoria de las causas directas e inmediatas del mal estado de sus
negocios; debiendo en ella dar cuenta de la inversión del producto de las
deudas contraídas y de los demás bienes recibidos en el último año.
Se entiende por tal aquel que es solicitado por cualquiera de los acreedores
del deudor civil. La solicitud deberá ir acompañada de la justificación
no sólo de los presupuestos subjetivos y objetivos del concurso, sino
también de la legitimación activa del acreedor que insta el concurso. No
obstante, dependiendo de la vía utilizada para acreditar la concurrencia
del presupuesto objetivo, variarán los requisitos y la forma de pedirse.
La literalidad del artículo 2252 párrafo 1º del Código Civil, que, entre
los efectos de la declaración de la insolvencia, decreta la inhabilitación
del concursado, ha sido percibido por la doctrina clásica más acorde con
este punto de vista. Para esta doctrina, la propia ley parece que asocia
esta inhabilitación a la interdicción y por tanto a la capacidad.
Se establece que tienen acción para exigir por las vías comunes
separadamente del concurso quienes posean la siguiente condición (art.
2347 C):
1°. E
l acreedor hipotecario sobre el valor de la cosa hipotecada, conforme
a la fecha de su respectiva inscripción.
2°. E
l acreedor pignoraticio, sobre el precio de la cosa dada en prenda.
3°. L
os acreedores que, teniendo el derecho legal de retención, la hayan
usado sobre el valor de la cosa o cosas retenidas.
4°. E
l arrendador de la finca rústica o urbana, por el monto de lo que,
por causa del arriendo, se le adeude hasta la terminación de éste,
sobre el valor de los frutos de la cosa arrendada, existentes en la finca
o en la masa, y sobre el de todos los objetos con que el arrendatario
lo haya provisto.
5°. E
l fisco y los municipios por los impuestos que correspondan al año
procedente a la declaración de insolvencia, sobre el valor de las cosas
sujetas a dichos impuestos.
Junto a ello, el artículo 2269 del Código Civil establece las dos excepciones
siguientes a la regla de la interrupción en el devengo de intereses:
Este cuaderno se inicia a los quince días, a más tardar, después del
auto de declaración de insolvencia. El Juez llamará, mediante dos
Todos los que pretendan comparecer como acreedores para tener derecho
a la distribución de la masa están obligados a solicitar el reconocimiento
de su crédito, y esto es en general para cualquier clase de acreedores
que posean título ejecutivo contra el deudor, y para los acreedores con
derecho litigioso. Por eso, los acreedores del concursado, cualquiera
que sea el título, la vía y la forma en que hubieren procedido contra el
deudor antes de la declaración de insolvencia y hayan intentado o no
la reclamación, deberán solicitar el reconocimiento de su crédito, que
se practicará de acuerdo con las normas establecidas en el Código de
Procedimiento Civil.
La distribución discurre entre los ocho y los quince días contados desde
la junta de examen y calificación del crédito. Siempre que haya fondos
que cubran un dos por ciento de los créditos pendientes, se harán nuevas
reparticiones (art. 2312 C). Pasados estos ocho días, y siendo aprobada
por la junta la cuenta distributiva de la existencia en metálico, los
acreedores podrán ir siendo pagados.
1°. T
ransigir y comprometer en árbitros un negocio cuyo valor sea mayor
de quinientos córdobas.
2°. V
ender extrajudicialmente inmuebles.
3°. R
econocer la reivindicación del inmueble con valor superior a la
cantidad expresada.
4°. I niciar juicio cuyo objeto sea la anulación de los contratos del
insolvente.
El artículo 2245 del Código Civil establece que son insolventes excusables,
los que, «por infortunios causales e inevitables sufren disminución de su
capital al punto de no poder satisfacer el todo o parte de sus deudas».
Por su parte, el artículo 2247 del Código Civil establece los hechos que
pueden dar lugar a la insolvencia fraudulenta, que son los siguientes:
1°. L
os deudores que, conociendo ya la insuficiencia de sus bienes,
ejecuten cualquier acto que mejore la condición de alguno o algunos
de sus acreedores respecto de los demás que tengan al ejecutar el acto.
2°. L
os que dolosamente procuren de algún modo, antes o después de
hallarse legalmente en estado de insolvencia, defraudar los derechos
de sus acreedores.
3°. L
os que no expliquen razonablemente el destino o paradero de las
cantidades de dinero o bienes que hubieren dispuesto en los tres
meses anteriores a la solicitud de la declaración de insolvencia.
5°. L
os que tengan contra sí algún crédito o créditos procedentes de
estafas u otro acto fraudulento.
plazo vencido, aunque no esté requerido judicialmente de pago, de todo o en parte considerable a
sus bienes raíces o semovientes, si hubiere quedado en descubierto para la completa satisfacción de
su crédito, y no apareciere en efectivo, o en otras especies, el valor en que hubieren sido enajenados
o gravados. La venta en estos casos se declara nula a solicitud del acreedor, quien podrá perseguir
los bienes, aunque se hallen en poder de tercero o más poseedores.
1°. L
os que habiéndose confabulado con el deudor para suponer créditos
contra él o aumentar los que efectivamente tengan sobre sus bienes,
sostengan tal suposición al legalizar el crédito.
2°. L
os que, para anteponerse en la graduación en perjuicio de otros
acreedores, y de acuerdo con el quebrado, alteren la naturaleza o
fecha del crédito, aun cuando tal circunstancia se verifique antes de
hacerse la declaración de insolvencia.
3°. L
os que deliberadamente auxiliaren al deudor para ocultar o sustraer
alguna parte de sus bienes o créditos.
4°. L
os que, después de publicada la declaración de insolvencia, admiten
endosos o cesiones de créditos que haga el insolvente o entreguen a
éste las pertenencias que de él tengan, en vez de ponerlas a disposición
del administrador legítimo de la masa.
5°. L
os que negaren al legítimo administrador de la insolvencia los
efectos pertenecientes al deudor que existieren en su poder.
6°. L
os acreedores que hagan convenios privados con el insolvente y que
redunden en perjuicio de los demás.
7°. L
os dependientes, corredores o comisionistas que intervengan en
las negociaciones que el insolvente declarado haga respecto de los
bienes de la masa.
9°. L
os que ejecutaren respecto a la insolvencia fraudulenta cualquier
acto que, conforme al Código Penal, los constituya cómplices del
fraude.
6.2.1. El convenio
1) Iniciativa.
2) Debate.
3) Impugnación.
Para ello cuentan con un plazo procesal de quince días, contados a partir
de la fecha en que, por el Diario Oficial, se haga saber a los interesados
que están admitidos en la junta de acreedores (art. 2319 C).
El artículo 2319 del Código Civil establece las únicas causas que
permiten oponerse al convenio: 1) Defectos de forma prescrita para la
convocatoria de la junta; 2) Colusión entre el deudor y algún acreedor
de los concurrentes a la junta para estar a favor del convenio; y 3)
Deficiencia en el número de acreedores necesarios para formar mayoría
(arts. 1927 y 1928 Pr y 2319 C).
4) Aprobación judicial.
El artículo 2321 del Código Civil afirma que, «aprobado el convenio por
sentencia ejecutoriada, producirá los derechos y obligaciones de una
transacción a favor y en contra de todos los acreedores del concurso,
hayan o no legalizado sus créditos […]». El convenio obliga, pues, al
concursado y a los acreedores concursales. Con respecto a estos últimos,
el convenio se impone, por igual, no sólo a los concurrentes sino a
los ausentes o ajenos al expediente concursal, porque, si así no fuese,
resultaría ilusoria la paridad de trato de los acreedores.
6.2.8. La transacción
El artículo 2176 del Código Civil establece que «toda cuestión esté o
no pendiente ante los tribunales, puede terminarse por transacción». La
transacción es, en definitiva, un contrato o convenio que puede darse
en cualquier estado del procedimiento. Las partes pueden dirigirse al
Juez por escrito y éste, en consecuencia, dará por terminado el juicio
(art. 2180 C). Por ello, es considerado como un modo anormal de
terminación concursal.
1°. Q
ue el concurso no haya sido calificado como fraudulento (art.
1946 párrafo 2º Pr). La legislación procesal es bien estricta en la
exigencia de este presupuesto legal, advirtiendo de que el acreedor
o los acreedores tendrán derecho a entablar contra el concursado la
acción penal que les concede el art. 2250 C.
2°. Q
ue justifique el cumplimiento íntegro del convenio que hubiese
hecho con sus acreedores. El Código Civil establece que, por el hecho
de faltar el insolvente al cumplimiento del convenio, se presume
fraudulento y está sujeto a la acción criminal de los acreedores, sin
perjuicio de trabarse, al mismo tiempo, la ejecución de sus bienes
(art. 2324 párrafo 2º C).
1. Concepto de quiebra
GARRIGUES, J., Curso de Derecho Mercantil, t. II, 8ª ed., Ed. Civitas, Madrid, 1983, págs. 411
110
y sigs.
Precisamente por ello, «la distinción entre quiebra de hecho y quiebra de derecho». La segunda
111
«existe a partir del momento en que el Tribunal la declara». La primera, «en cambio, es el estado
sustantivo de insolvencia», coincidente —y generalmente anterior a— la declaración judicial de
quiebra. VICENTE Y GELLA, A., Curso de Derecho…, op. cit., 3ª ed., 1951, págs. 335-336.
De acuerdo con los artículos 1064 y 1065 del Código de Comercio, sólo
puede ser declarado en quiebra el comerciante que se halle en alguno de
los casos siguientes: 1) Que haya sobreseído, de una manera general, en
el pago corriente de sus obligaciones (art. 1064 in fine CC); 2) Que sea
insolvente (art. 1064 inc. 1º CC); 3) Que, hallándose en el supuesto del
artículo 1047 del Código de Comercio, no solicite en forma, y dentro del
plazo, el beneficio o estado intermedio de suspensión de pagos (art. 1064
in fine CC); y 4) Que se oculte o se fugue, dejando cerrados sus escritorios,
almacenes o dependencias, sin persona que, en su representación, los
dirija y cumpla sus obligaciones (art. 1065 CC).
3. La solicitud de la quiebra
MORENO MURCIANO, H., Procedimiento de Quiebras, Ed. José María Bosch, Barcelona, 1999,
113
pág. 103; CORDÓN MORENO, F., Suspensión de Pagos y Quiebra, una Visión Jurisprudencial,
2ª ed., Ed. Aranzadi, Pamplona, 1997, pág. 226.
1°. Q
ue la solicitud se funde en un título por el cual se haya despachado
mandamiento de ejecución o apremio y que del embargo no resulten
bienes libres suficientes para el pago.
3°. L
a fuga u ocultación del comerciante. Requiere, además, que no se
encuentre ni se conozca persona alguna en calidad de apoderado,
representante, pariente o familiar que, con suficientes facultades,
pueda suplir al comerciante o en su caso al representante de la
persona jurídica en el cumplimiento de sus obligaciones crediticias,
no de otra índole.
Así, el artículo 1066 del Código de Comercio indica que los Jueces
procederán a declarar de oficio las medidas de aseguramiento en los dos
casos siguientes:
URÍA, R., Derecho Mercantil, 28ª ed., revisada y puesta al día, Ed. Marcial Pons, Madrid, 2002,
114
pág. 1034; CORTÉS DOMÍNGUEZ, V.; GIMENO SENDRA, V. y MORENO CATENA, V.,
Procesos Civiles…, op. cit., 1996, pág. 385.
reguladores de los incidentes, podemos establecer las siguientes reglas o indicaciones en orden al
procedimiento a seguir o tramitación a dar a dicha oposición: 1) Se trata de un incidente en el que
el demandante es el opositor, acreedor legítimo o tercero interesado en la quiebra, y el demandado
es el quebrado (art. 1861 Pr); 2) Los restantes acreedores legítimos y terceros interesados en la
quiebra pueden tomar parte en dicho incidente, pero sólo a título de coadyuvante, sea del quebrado
o del opositor (art. 1861 párrafo 2º Pr); 3) La demanda incidental ha de ajustarse a lo dispuesto en
el art. 6 Pr.; 4) La iniciación del incidente no paraliza la ejecución o cumplimiento de las medidas
subsiguientes a la declaración de la quiebra, sobre la persona y bienes del quebrado (art. 1861
párrafo 3º Pr); 5) Presentada la demanda incidental, se unirá al cuaderno o legajo primero de la
quiebra y se formará expediente separado sobre ella (arts. 242, 1861 y 1948 Pr); y 6) La sentencia
que resuelva el incidente de oposición será apelable en ambos efectos (art. 247 in fine Pr).
no haya pedido la declaración de la quiebra. Y puesto que la oposición excluye cualquier otra forma
de recurso, puede ser legitimado tanto el deudor y el acreedor, como cualquier tercero. El interés
está in re ipsa, cuando los ocupantes son el deudor o algunos de los acreedores que sostengan
que se debe hacer lugar a la ejecución singular de la quiebra. Debe ser demostrado cuándo el
oponente es un tercero; y el interés tener fundamento económico, como p. ej., si el tercero quisiera
evitar el ejercicio de las acciones de revocación respecto de él o su declaración de quiebra al
tenor del art. 147, o bien un fundamento moral (heredero legítimo que quiere salvar la memoria
de su causante)». SATTA, S., Instituciones del Derecho…, op. cit., 1951, pág. 80. NAVARRINI,
por su parte, dice: «Contra la sentencia declaratoria de quiebra, cuando no se haya obtenido a
consecuencia de citación (porque en tal caso se aplicarían los procedimientos pertinentes), se
admite oposición por parte de todo interesado (deudor, con tal que la sentencia no se haya dictado
a su instancia, acreedores civiles o comerciales, herederos legítimos); oposición tramitada en
juicio contradictorio, encaminada a demostrar la ausencia de los elementos sustanciales para la
declaración de la quiebra, elementos que el Tribunal estimará en relación con el estado de hecho
tal como se ofrezca en este momento». NAVARRINI, H., La Quiebra, vol. CLXVI, traducción de
HERNÁNDEZ BORONDO, F., Ed. Reus, Madrid, 1943, págs. 65-66. BONELLI reconoce que
pueden oponerse a la quiebra: el deudor, a menos que hubiese sido declarada a su instancia, y todo
tercero interesado, sin más excepción que el que inste la quiebra. BONELLI, G., Del Fallimiento,
Ed. s/n, Milán, 1923, págs. 283 y sigs.
En cuanto a los bienes inembargables, son los que establecen los artículos
1703 Pr y 2084 C.
1°. L
os bienes reconocidos a la mujer del quebrado.
2°. L
os bienes que el quebrado tuviere en depósito, administración,
arrendamiento o usufructo.
3°. E
l derecho de separación a favor del comitente para solicitar tanto las
cosas compradas o vendidas en poder del comisionista, o entregarlas
a éste, como las letras de cambio o el dinero que tuviere en concepto
de tal (art. 1110 núms. 3, 4, 5, y 6 CC). Este derecho se articula
en diferentes variantes, según la clase de comisión: de compra o de
venta, de cobro, de pago, de tránsito, transporte o entrega.
4°. E
l derecho de separación o de retención a favor del vendedor sobre
las mercaderías vendidas al fiado y aún no pagadas por el quebrado,
si es que la mercadería todavía no ha sido entregada materialmente
al quebrado, sino que éste sólo dispone de la carta de porte o
conocimiento de embarque (art. 1110 núm. 7 CC). Así pues, estos
derechos del vendedor se articulan en función de la modalidad
de pago del precio (al contado o al fiado). En ambos casos, tales
derechos ceden ante la pretensión de los procuradores de retener o
reclamar para la masa los géneros vendidos, pagando íntegramente
su precio y, por tanto, perdiendo el beneficio del plazo que se hubiere
hecho al fiado (art. 1110 núm. 7 CC).
Por otra parte, el vendedor tiene el derecho de retener las cosas vendidas
también al fiado, a pesar de haberse remitido al comprador quebrado las
cartas de porte o los conocimientos de embarque (después de cargadas
las cosas, de orden y por cuenta y riesgo del comprador), si los géneros
se hallan en curso de transporte. Se trata de ventas de plaza a plaza, y
este derecho de retención opera en la medida en que las mercaderías
no hayan sido puestas a disposición del comprador, puesto que estos
derechos se mantienen mientras dure el viaje. En tal caso, habiéndose
remitido los conocimientos de embarque o las cartas de porte, se enervan
los efectos traslativos de las mercancías que conlleva la entrega de tales
documentos.
Este derecho, sin embargo, cede si, durante el viaje, las mercancías han
sido vendidas a un tercero de buena fe. El vendedor, en su calidad de
cargador, ya tiene derecho de disposición sobre las mercancías (art. 383
CC), pero, con el derecho de retención que le atribuye el artículo 1110
núm. 7 del Código de Comercio, se ve descargado de las obligaciones de
entregar la mercadería vendida.
Los créditos que gozan del derecho legal de retención son los
siguientes:
1°. L
os créditos garantizados con prenda constituida por escritura
pública o póliza intervenida por corredor de comercio (arts. 1110
núm. 8 y 500 CC, 3774 C, y 7 LPC). El Código de Comercio
reconoce este derecho de ejecución separada y establece los trámites
por los que se desarrolla. En principio, el acreedor pignoraticio tiene
Escribe SATTA que «la prohibición de las acciones individuales ejecutivas tiene su límite natural
118
en la sujeción a los bienes que se quieren perseguir a la ejecución colectiva; si estos bienes están
excluidos de la quiebra, la prohibición no tiene razón de ser». «Pero igualmente injustificada
―sigue trazando― puede parecer esta prohibición cuando, aun no habiendo sido excluidos los
bienes de la quiebra, éstos presten garantía, no para todos los acreedores, sino solamente para
algunos de ellos, en virtud de un vínculo que grave los bienes mismos, y atribuya a esos acreedores
un derecho de prelación respecto de otros. La quiebra, en efecto, tiende a repartir las pérdidas
entre los acreedores en igual medida; los acreedores preferenciales sólo eventualmente participan
en estas perdidas (en cuanto el bien gravado no sea suficiente para garantizar el crédito); y, por
tanto, cabe pensar que puede ser dejado a ellos el cuidado de realizar su garantía. El único interés
de los acreedores quirografarios es que el excedente eventual no sea sustraído del concurso».
«Esta posibilidad de acción ejecutiva independientemente es concedida por la ley solamente para
determinadas categorías de acreedores preferenciales […] Si se busca la razón de esta diversidad de
trato, se la encuentra fácilmente considerando que los acreedores señalados en la ley son los únicos
que tienen derecho de retención y, sobre todo, un derecho de venta». SATTA, S., Instituciones del
Derecho…, op. cit., 3ª ed., 1951, págs. 200-201.
2°. L
os créditos garantizados con hipoteca, debidamente constituida
mediante escritura pública e inscrita en el Registro de la Propiedad
correspondiente (arts. 2227 inc. 1º C, 3828 y 3931 C).
3°. L
os créditos garantizados a favor de los Bancos. El artículo 78
LGBIF establece que las ejecuciones entabladas por los bancos no
se acumulan al juicio general y que sólo se llevará a la masa del
concurso el sobrante del valor de los inmuebles hipotecados, una vez
cubierto el acreedor bancario de su capital, intereses, gastos y costas
de ejecución.
4°. L
os créditos garantizados con hipoteca inmobiliaria que hayan
iniciado la ejecución antes de la declaración de la quiebra. En
consecuencia, para el caso de los acreedores hipotecarios comunes,
han de distinguirse las dos hipótesis siguientes:
Con el fin de asegurar la par condicio creditorum que debe regir esta
ejecución universal y preservar la integridad del patrimonio del
quebrado, principal garantía de cobro de los acreedores, se ha articulado
un sistema para reintegrar a la quiebra bienes o derechos indebidamente
enajenados o gravados. La reintegración de la masa activa es el conjunto
de todas aquellas operaciones que están encauzadas a traer a la masa
de la quiebra bienes que salieron del patrimonio del deudor antes de la
declaración formal de la quiebra.
1º. El fisco.
4º. Los acreedores por gastos funerarios del quebrado que ha muerto
con posterioridad a la declaración de la quiebra.
5º. Los acreedores por los gastos de enfermedad que haya causado la
muerte al deudor común, en caso de quiebra declarada después del
fallecimiento.
7º. Los acreedores con arrendamientos vencidos, con todo lo que existía
en el fundo arrendado, incluso la cosecha del año, tratándose de
herederos.
11º. L
os acreedores por contratos comprendidos en el derecho civil, sea
cual fuere el título o causa del crédito.
El artículo 1122 del Código de Comercio dispone que «si los socios
comanditarios o de compañías anónimas no hubieren entregado al
tiempo de la declaración de la quiebra, el total de las cantidades que se
obligaron a poner en la sociedad, el administrador o administradores de
la quiebra tendrá derecho para reclamarles los dividendos pasivos que
sean necesarios, dentro del límite de su respectiva responsabilidad».
similar con el artículo 1129 del Código de Comercio nicaragüense, escribe que «puede ocurrir que
alguno de los socios afectados por aquella norma [se refiere al art. 923 del Código de Comercio de
España], esté ya declarado en quiebra previamente, como consecuencia de negocios que llevara
por su cuenta, o por formar parte de otra sociedad, también en el mismo estado. Téngase presente
que si bien la quiebra de la sociedad produce la del socio, no así lo contrario, ya que la quiebra
de éste sólo da lugar a la disolución de la sociedad, que incluso en el estado liquidatorio podría
eventualmente venir a situación de concurso. Si algún socio se hallara ya en estado de quiebra,
estimamos que, por aplicación del principio de unidad, no cabría declararla de nuevo, y lo único
procedente sería que los acreedores de la compañía quebrada pudieran también presentar sus
créditos en la de aquél que llegó con anterioridad al estado concursal». VICENTE Y GELLA, A.,
Curso de Derecho…, op. cit., 3ª ed., 1951, págs. 407-408.
El artículo 1124 del Código de Comercio dice que «en las sociedades
colectivas, los acreedores particulares de los socios cuyos créditos fueren
anteriores a la constitución de la sociedad, concurrirán con los acreedores
de ésta, colocándose en el lugar y grado que les corresponda, según la
naturaleza de sus respectivos créditos conforme a lo dispuesto en este
Código. Los acreedores posteriores sólo tendrán derecho a cobrar sus
créditos del remanente, si lo hubiere, después de satisfechas las deudas
sociales salvo siempre la preferencia otorgada por las leyes a los créditos
privilegiados y a los hipotecarios».
el patrimonio social autónomo (la función primordial de todo patrimonio es servir como objeto
de responsabilidad), y que sólo en caso de insuficiencia de este patrimonio tengan los acreedores
acceso al patrimonio de los socios.
8. La calificación de la quiebra
Por ello, cuando la insolvencia tiene por causas únicas hechos fortuitos
o comprobados de fuerza mayor, la quiebra se considera no culpable o
fortuita.
deudor y, en caso de liquidación, la parte que le corresponde en la división del haber social.
2º. Si los gastos de su establecimiento o negocio han sido mucho mayores
que los debidos, atendiendo a su capital, su movimiento y demás
circunstancias análogas.
7º. Si hubiese dado fianza o contraído por cuenta ajena obligaciones
desproporcionadas con la situación de su fortuna, sin tomar valores
equivalentes en garantía de responsabilidad.
8º. Si después de la suspensión de pago hubiese pagado a un acreedor de
plazo cumplido, con perjuicio de los otros.
11º. S
i no hubiese hecho su manifestación de quiebra en el tiempo y
forma prescritos por la ley.
12º. S
i dejase de presentarse personalmente en los casos en los que la ley
impone esta obligación, no mediando legítimo impedimento.
13º. S
i constase que, en el período transcurrido desde el último inventario
hasta la declaración de la quiebra, hubo tiempo en que el quebrado
debía, por obligaciones directas, doble cantidad del haber líquido
del que resultaba en el inventario.
3º. No haber llevado libros, o, llevándolos, incluir en ellos, con daño de
tercero, partidas no sentadas en lugar y tiempo oportuno.
8º. Negociar sin autorización del propietario letras de cuenta ajena que
obren en su poder, para su cobranza, remisión u otro uso distinto
del de la negociación, si no hubiese hecho a aquél remesa de su
producto.
10º. S
imular enajenaciones de cualquier clase que éstas fuesen.
11º. O
torgar, firmar, consentir o reconocer deudas supuestas,
presumiéndose tales, salvo prueba en contrario, todas las que no
tengan causa de deber o valor determinado.
12º. C
omprar bienes inmuebles, efectos o créditos, poniéndose a nombre
de tercera persona, en perjuicio de sus acreedores.
14º. N
egociar, después del último balance, letras de su propio giro
a cargo de persona en cuyo poder no tuviere fondos ni créditos
abiertos sobre ella, o autorización para hacerlo.
15º. S
i, hecha la declaración de quiebra, hubiere percibido y aplicado a
usos personales dinero, efectos o créditos de la masa, o distraído de
ésta alguna de sus pertenencias.
16º. S
i, teniendo el fallido posibilidad de cubrir puntualmente las
partidas de su pasivo, se presentase en quiebra con intención de
negociar los créditos de su cargo, a fin de obtener alguna utilidad
de su descuento.
18º. S
i no hubiese hecho inventario en las épocas prevenidas en este
Código, en las fijadas en los estatutos sociales o en los contratos
que sobre el particular se estipularen.
19º. S
i el fallido practicara cualquier otra operación que fraudulentamente
disminuya su activo o aumente su pasivo.
20º. S
i, conociendo la insuficiencia de sus bienes, ejecutare cualquier
acto que mejore la condición de alguno o algunos de sus acreedores,
respecto de los demás que tenga al ejecutar el acto.
El artículo 1091 del Código de Comercio establece que «la quiebra del
comerciante cuya verdadera situación no puede deducirse de sus libros,
1°. C
ontra la regla general de que la culpa, el fraude o el dolo no se
presumen, ya que, como es sabido, lo que se presume siempre
es la buena fe, la Ley establece, por lo que respecta a la quiebra,
presunciones de culpa y fraude en relación con la conducta del
Tal posibilidad, sin embargo, se halla profundamente limitada por las presunciones de fraudulencia
128
establecidas en el artículo 1092 del Código de Comercio. Pero conste que tales presunciones no
descartan la posibilidad en contrario, de ser desvirtuadas o destruidas.
2°. L
a enumeración de los hechos calificadores de la quiebra, recogidos
en los arts. 1088 a 1092 del Código de Comercio, tiene carácter
limitativo y no ad exemplum, precisamente porque conducen a la
aplicación de preceptos penales, siendo notorio que en la esfera
penal no caben interpretaciones extensivas, ni analógicas.
3°. L
a calificación que corresponde a la quiebra, salvo en aquellos casos
en que la ley permite la prueba de la inculpabilidad, es independiente
de la culpabilidad que en circunstancias determinadas haya tenido el
quebrado, que, sin embargo, podrá ser tenida en cuenta en la esfera
penal.
4°. E
l Código de Comercio se limita a suministrar las normas para la
calificación de la quiebra, pero no determina las penas o sanciones
correspondientes a la calificación que se haga. Éstas quedan
recogidas, en su caso, en el Código Penal por el carácter delictivo
que puede llegar a tener la quiebra fraudulenta y aun la culpable.
5°. L
a diferencia entre quiebra culpable y fraudulenta, en resumidas
cuentas, radica en la intención del quebrado. Si éste tuvo animus
nocendi (propósito de fraude, ya en beneficio propio, ya en beneficio
injusto para determinados acreedores), la quiebra es fraudulenta.
Cuando falta dicha intención, la quiebra es culpable.
2°. L
os que, habiéndose confabulado con el quebrado para suponer
créditos contra él o aumentar el valor de los que efectivamente
tengan contra sus valores o bienes, sostengan esta disposición en el
juicio de examen y calificación de los créditos o en cualquier junta
de acreedores de la quiebra.
3°. L
os que, para anteponerse en la graduación en perjuicio de otros
acreedores y de acuerdo con el quebrado, alterasen la naturaleza o
fecha del crédito, aun cuando esto se verifique antes de hacerse la
declaración de la quiebra.
4°. L
os que, deliberadamente y después de que el quebrado cese en sus
pagos, le auxiliasen para ocultar o sustraer alguna parte de sus bienes
o créditos.
5°. L
os que, siendo tenedores de alguna pertenencia del quebrado al
tiempo de hacerse notoria la declaración de la quiebra por el Juez
o Tribunal que de ella conozca, la entregasen a aquél y no a los
6°. L
os que negasen a los administradores de la quiebra los efectos que
de la pertenencia del quebrado existieren en su poder.
7°. L
os que, después de publicada la declaración de la quiebra,
administraren endosos del quebrado.
8°. L
os que acepten enajenaciones o hipotecas simuladas que haga el
deudor, lo mismo que los notarios y testigos que a sabiendas las
autoricen.
9°. L
os agentes mediadores que intervengan en operaciones de tráfico o
giro que hiciere el comerciante declarado en quiebra.
9. La rehabilitación de la quiebra
129
CANDIAN, A., Processo Di Concordato Preventivo, Padova, 1937, pág. 13 y sigs.
1°. E
l balance detallado de su activo y pasivo con los comprobantes del
caso y un inventario estimado de los bienes.
2°. L
a relación nominal y sin excepción alguna de todos sus acreedores, en
la que habrá de consignarse sus domicilios, y la cuantía, procedencia,
fecha de sus respectivos créditos y de sus vencimientos.
130
RAMOS MÉNDEZ, F., Derecho Procesal…, op. cit., t. II, 1990, pág. 773.
Racionalmente el juicio posterior no versará sobre el mismo objeto que el juicio sumario. No
131
Atendiendo a los bienes litigiosos sobre los que recaen los procesos
sumarios pueden clasificarse en los siguientes grupos:
Sin embargo, las acciones posesorias sólo tienen por objeto conservar o
recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos
en ellos; o bien, ejercer otros derechos especiales sobre esta misma clase
de bienes (arts. 1796 y 1813 C).
Con todo, la protección legal del poseedor fue aun más allá; pues
las acciones posesorias, a su vez, se tramitan de conformidad a un
procedimiento sumario denominado interdicto.
5º. Para impedir que una obra ruinosa o peligrosa cause daño.
7º. Para hacer efectivas las demás acciones posesorias especiales que
enumera el Capitulo II, Título XXXIV, Libro II del Código Civil; y
las de que tratan los artículos 1681, 1683 y 1684 del mismo cuerpo
de leyes.
a) Concepto.
b) Requisitos formales.
Las primeras han sido ya objeto de nuestro estudio, y las damos por
reproducidas. Las segundas, en cambio, son las siguientes:
1ª. Q
ue personalmente o agregando la de sus antecesores, ha estado en
posesión tranquila y no interrumpida durante un año completo del
derecho en que pretende ser amparado (art. 1654 inc. 1º Pr).
2ª. Q
ue se ha tratado de turbar o molestar su posesión o que en el hecho
se le ha turbado o molestado por medio de actos que expresará
circunstancialmente (art. 1654 inc. 2º Pr).
3ª. Q
ue si pide seguridades contra el daño que fundadamente teme,
especifique las medidas o garantías que solicita contra el perturbador
(art. 1654 párrafo 2º Pr).
c) Procedimiento.
132
Ver arts. 1732, 1733, 1736 y 1806 del Código Civil.
a) Concepto.
Las primeras han sido ya objeto de nuestro estudio, y las damos por
aludidas. Las segundas, en cambio, son las siguientes:
1ª. Q
ue personalmente o agregando la de sus antecesores, ha estado en
posesión tranquila y no interrumpida durante un año completo, del
derecho en que pretende ser amparado (art. 1657 inc. 1º Pr).
2ª. Q
ue ha sido despojado de la posesión por medio de actos que indicará
con la posible claridad y especificación (art. 1657 inc. 2º Pr).
El artículo 1811 del Código Civil establece que la acción para la restitución puede dirigirse no
133
sólo contra el usurpador, sino contra toda persona, cuya posesión se derive de la del usurpador, por
cualquier título. Pero no serán obligados a la indemnización de perjuicios, sino que el usurpador
mismo, o el tercero de mala fe, y habiendo varias personas obligadas, todos lo serán in solidum.
a) Concepto.
de restablecimiento requiere que haya habido despojo con violencia en la persona o al menos
intimidación».
El artículo 1812 del Código Civil señala que «todo el que violentamente ha sido despojado, sea
135
de la posesión, sea de la mera tenencia, y que por poseer a nombre de otro, o por no haber poseído
bastante tiempo, o por otra causa cualquiera, no pudiere entablar acción posesoria, tendrá sin
embargo derecho para que establezcan las cosas al estado en que antes se hallaban, sino que para
esto necesite probar más el despojo violento, ni se le pueda objetar clandestinamente o despojo
anterior. Este derecho prescribe en seis meses, y la acción no puede intentarse contra el verdadero
dueño conforme el artículo 1784. restablecidas las cosas y asegurando el resarcimiento de daños,
podrá intentarse por una u otra parte las acciones posesorias o las otras que correspondan. El
despojante no será oído en juicio mientras que la restitución no se haya efectuado».
Las primeras han sido objeto de nuestro estudio, y las damos por
estudiadas. Las segundas, en cambio, son las siguientes:
1ª. Q
ue personalmente es poseedor o mero tenedor del bien o derecho
real que se pretende ser restablecido (art. 1661 Pr).
2ª. Q
ue se le ha arrebatado por medio de la violencia dicha posesión o
mera tenencia.
c) Procedimiento.
d) Reserva de derechos.
1°. P
ara poder ejercitar la acción posesoria que le competa; por ejemplo,
una querella posesoria de restitución.
2°. P
ara poder ejercitar la acción ordinaria que, con arreglo a derecho,
pudiere corresponderle; por ejemplo, una acción reivindicatoria.
a) Concepto.
b) Partes.
c) Demanda.
d) Suspensión de la obra.
e) Sentencia.
a) Concepto.
2°. E
l afianzamiento o la extracción de árboles mal arraigados o
expuestos a ser derribados por casos de ordinaria ocurrencia.
3°. E
l otorgamiento de una caución por parte del querellado para resarcir
todo perjuicio que por el mal estado del edificio sobrevenga, si el
dueño que se teme del mismo no fuere grave.
b) Resolución judicial.
c) Recursos.
a) Concepto.
b) Procedimiento.
que deslindan predios vecinos, el dueño del predio perjudicado tiene derecho para pedir que el que
ha quitado lo reponga a su costa y le indemnice de los daños que de la remoción se le hubieren
originado y sin perjuicio de las penas con que las leyes castigan el delito.
a) Concepto.
El artículo 1681 del Código Civil señala que: Nadie podrá construir
cerca de una pared ajena o medianera, pozos, excusados, cloacas,
acueductos, hornos, fraguas, chimeneas, establos, depósitos de materias
corrosivas, artefactos que se muevan por el vapor o fábricas que por
sí mismas o por sus productos sean peligrosas o nocivas, sin guardar
la distancia prescritas por los reglamentos, o sin ejecutar las obras de
resguardo necesarias con sujeción en el modo a las condiciones que los
mismos reglamentos prescriban.
«Las sentencias que se dictaren en los interdictos de que trata esta Sección
deja a salvo su derecho a las partes para deducir en la vía ordinaria las
acciones que por ley les corresponda» (art. 1681 Pr).
1.3.2.2. Procedimiento
de la cosa o una desmembración de ella, que por sí sea susceptible de hipoteca, el acreedor podrá
perseguirla en poder del adquirente; y pedir su ejecución y venta, como podría hacerlo contra el deudor.
1) Jurisdicción y competencia.
a) Jurisdicción.
b) Competencia objetiva.
El artículo 2924 del Código Civil, establece que el arrendamiento termina: 1º. Por haber concluido
139
el plazo fijado en el contrato o satisfecho el objetivo para que la cosa fue arrendada. 2º. Por
convenio expreso. 3º. Por nulidad. 4º. Por rescisión.
2) Partes.
1.3.3.2. Procedimiento
a) Solicitud.
c) Pruebas.
El arrendador goza del privilegio de retención para el pago de renta y demás cargas del arrendamiento,
140
sobre los muebles y utensilios del arrendatario existentes dentro de la cosa, y sobre los frutos de
la cosecha respectiva si el predio fuere rustico. Este derecho no podrá ejercitarse por créditos de
futuras indemnizaciones ni por los alquileres por vencer posteriormente al año corriente y al que
siga; y no se extenderá a las cosas que no puedan ser objeto de embargo (art. 2835 C).
El arrendador podrá impedir, aún sin la intervención del Juez, que se retiren las cosas gravadas
141
en virtud de su derecho de retención, pudiendo tomar posesión de ellas y del local, cuando el
arrendarlo las abandone. Si los objetos se hubieren retirado sin conocimiento o a pesar de la
oposición del arrendador, podrá éste exigir que se vuelvan a llevar a la finca, si el arrendatario
dejare la finca, el abandono de dichos objetos. El derecho de retención se extinguirá al cabo de un
mes a contar del día en que el arrendatario haya tenido conocimiento de la retirada de los objetos,
si no hubiere hecho valer antes en juicio su derecho (art. 2857 C).
d) La sentencia.
Del anterior concepto, se recogen todas y cada una de las notas que
caracterizan de este procedimiento, y que son:
1°. E
s un proceso de carácter documental, ya que la Ley de Alimentos
exige en su artículo 19 que el Juez «fallará en base al sistema
probatorio y resolviendo las pensiones con la mayor equidad y
Conocida como Ley N°. 143, de 22 de enero de 1992, publicada en la Gaceta N°. 57 de 24 de marzo
142
de 1992. Reformada por la Ley N°. 482 de 22 de abril de 2004, publicada en la Gaceta N°. 97 de 19
de mayo de 2004. La Ley de Alimentos derogó los artículos 1586 a 1589 del Capítulo XIII del Título
XXII del Libro III del Código de Procedimiento Civil.
2°. E
s un proceso sumario, ya que se dan las triples limitaciones ya
conocidas, pues, hay limitación de medios de ataque, limitación de
medios de defensa y limitación de los efectos de la sentencia.
1.3.4.3. Procedimiento
a) Legitimación.
b) Demanda.
c) Órgano jurisdiccional.
d) Medidas cautelares.
e) Incidentes.
f) Resolución judicial.
g) Recursos.
h) Ejecución de la sentencia.
b) Que una resolución judicial lo declare a petición del que puede hacerlo
valer (art. 1424 párrafo 1° Pr).
2.3.1.3. Procedimiento
a) Petición.
Acabamos de ver que, para que sea eficaz el derecho de retención que
en ciertos casos conceden las leyes, es necesario que su procedencia se
declare judicialmente a petición del que pueda hacerlo valer.
1°. N
ormalmente la petición tendrá por objeto que se declare la existencia
del crédito por concepto de gastos o perjuicios y, al mismo tiempo, la
del derecho legal de retención destinado a garantizarlo.
143
Ver artículo 1425 del Código de Procedimiento Civil.
3°. P
ero puede acontecer que la discusión de fondo acerca del derecho
legal de retención haga peligrar los intereses de su titular, en atención
a que, mientras no sea judicialmente declarado, la otra parte
puede obtener la restitución de la cosa sobre la cual iba a recaer la
retención.
4°. T
ampoco podemos silenciar el procedimiento adoptado por algunos
Juzgados, consistente en conceder desde luego el derecho legal
de retención; esto es, sin las garantías del contradictorio y de la
oportunidad de suministrar la prueba de rigor.
1ª. L
a de conservar en su poder la cosa sobre la cual se ha declarado la
retención hasta el completo pago del crédito que tiene en contra del
dueño de dicha cosa por concepto de gastos y perjuicios.
2ª. L
a de realizar la cosa retenida si su dueño no le paga el valor de los
gastos y perjuicios reclamados.
Como hay veces que la Ley material faculta al acreedor para otorgar
«caución» en reemplazo del derecho legal de retención, el legislador
procesal civil agregó que «de la misma preferencia establecida en el
artículo anterior, gozarán las cauciones legales que se presenten en
sustitución de la retención» (art. 1427 Pr).
1ª. L
a medida cautelar de retención tiene por objeto asegurar el resultado
de la acción, cuando las facultades económicas del demandado son
insuficientes, o bien cuando procura ocultar sus bienes; en cambio,
el derecho legal de retención, existe en los casos en que una ley
expresamente lo consagre.
2ª. L
a medida cautelar de retención sólo exige que el demandante
haga valer un crédito en contra del demandado; el derecho legal
de retención, en cambio, requiere que su titular sea deudor de la
obligación de restituir la cosa que se pretende retener y, al mismo
tiempo, que sea acreedor en contra del dueño de ella en concepto de
gastos y perjuicios.
3ª. L
a medida cautelar de retención no confiere preferencia alguna al
crédito que está garantizado; en cambio, el derecho legal de retención,
confiere a su titular el carácter de acreedor prendario o hipotecario,
según el caso, sobre las cosas retenidas.
2.3.2.2. Procedimiento
a) Tribunal competente.
b) Solicitud.
c) Oposición.
El Juez dará traslado por tercero día al demandante, y con lo que diga,
resolverá o abrirá la causa a prueba por ocho días si fuere necesario (art.
1406 párrafo 2° Pr).
En la práctica se ha suscitado la discusión de que si el auto que antecede es o no apelable; pero
144
los Tribunales de Justicia han resuelto que como ella trae graves perjuicios para el que se decrete
el apremio, debe admitirse la apelación interpuesta, recurso que será admitido en el efecto
devolutivo.
Durante el término probatorio las partes rendirán las pruebas que tengan
a bien y que sean conducentes. Vencido el término de prueba, el Juez
dictará la sentencia.
e) La sentencia.
a) Solicitud.
b) Notificación.
Rendida la cuenta se pasará por seis días al que la pidió; y si éste estuviere
conforme con ella, se aprobará. Pero si la glosa o le hace observaciones, se
dará traslado a la otra parte por el término ordinario para que conteste. Las
partidas que no se reparen se reputan consentidas desde luego (art. 1408 Pr).
Todas las hojas que contengan las cuentas serán rubricadas por el Juez
desde el momento en que se presenten, pudiendo los interesados pedir
copia de ellas, lo mismo que de los respectivos documentos, a su costa
(art. 1412 Pr).
d) Resolución judicial.
El cobro del saldo de que habla el inciso anterior cualquiera que sea su
cuantía, se hará como incidente del juicio principal, en cuerda separada,
sin interrumpir el curso de aquel (art. 1413 Pr).
3) Juicio sobre cuentas contra representantes legales.
a) Solicitud.
b) Resolución judicial.
c) Apremio.
3.3. Procedimiento
a) Demanda.
El Acuerdo N° 156 de la Corte Suprema de Justicia, dice que: «1.- Los Jueces Locales de lo Civil
145
del Municipio de Managua, son competentes para conocer y fallar en las demandas y asuntos de
jurisdicción contensiosa cuya cuantía no exceda de veinte mil cordobas (C$ 20,000.00). 2.- Los
Jueces Locales de lo Civil del resto del país conocerán de aquellos juicios cuya cuantía no excede
de quince mil córdobas (C$ 15,00.00)».
b) Órgano jurisdiccional.
c) Notificación.
d) Pruebas.
1. Generalidades
NOSETE, J., Derecho Procesal…, op. cit., t. I, 5ª ed., 1991, pág. 544.
Sin embargo, sería erróneo pensar que una decisión judicial que carezca
de la eficacia de cosa juzgada, no produce efectos jurídicos frente a
terceros. La resolución judicial, despliega todos sus efectos que produce
las situaciones jurídicas que dimanen de la misma, en cuanto que actos
de ejercicio pacífico de los derechos, mientras no se transforme el
estado jurídico subsistente en virtud de sentencia firme habida en juicio
contradictorio.
4.2. Interesados
a) El Promovente.
El artículo 555 del Código de Procedimiento Civil, señala que «si el que
promoviere un acto de jurisdicción voluntaria solicitare que se practique
con citación o audiencia de otra persona, el Juez así lo verificará,
notificando sus providencias a esa persona y dando la audiencia que
solicitare». Es decir, son otros intervinientes en el proceso, aparte del
promovente inicial.
c) El Ministerio Público.
La intervención del Ministerio Público viene exigida (art. 558 Pr) en los
casos que afecten a los intereses públicos o se refieran a personas o cosas
cuya protección o defensa incumban a la autoridad pública. En estos
asuntos deviene obligada la audiencia del Fiscal.
5.2. Pruebas
5.3. Acumulación
5.4. Tiempo
5.5. Oposición
5.6. Impugnaciones
a) El de reposición.
Todas las actuaciones y los Jueces que conozcan de las mismas están
plenamente facultados para adoptar de oficio, con intervención del
Ministerio Público, cuantas medidas de averiguación e investigación
consideren procedentes, así como todas las de protección que juzguen
útiles al ausente (art. 761 Pr).
b) El Juez admitirá la petición con noticia del Ministerio Público para
que intervenga en las diligencias; le dará traslado de la solicitud
por tercero día; y con su contestación o en su rebeldía, recibirá el
expediente a prueba por ocho días; y concluidos, determinará la
petición, sin otro trámite; observando lo dispuesto en los artículos 48
a 55 del Código Civil.
Los herederos y el cónyuge podrán sin embargo, una vez pasados tres
años, en los términos ya expresados, pedir que el procurador preste
fianza suficiente si hay justa sospecha de insolvencia; y cuando aquel no
pueda o no quiera prestarla se tendrán por nulos sus poderes.
Para que pueda decretarse la posesión judicial de una finca o fincas que no
se hayan adquirido por título de dominio, el que pretenda obtener el título
supletorio lo solicitará al Juez Local o de Distrito de lo Civil, acompañando
(art. 137 del Reglamento del Registro Público de la Propiedad):
a) Solicitud.
Del acta se dará a los interesados las copias que pidieren (art. 1459 Pr).
e) Oposición a la diligencia.
El artículo 251 del Código Civil establece que «el padre no puede enajenar,
hipotecar o gravar de cualquier modo los bienes raíces del hijo, excepto
en los casos de necesidad o de evidente utilidad para el hijo, debiendo
proceder entonces con autorización judicial, dada con audiencia del
Ministerio Público».
El artículo 252 del mismo Código señala que «el padre no podrá tampoco
enajenar los ganados de cualquier clase que formen los establecimientos
rurales del hijo, sino aquellos cuya venta es permitida a los usufructuarios
que tienen el usufructo de esta clase de bienes».
1º. Que tiene capacidad legal para el contrato que se propone celebrar.
2º. Que puede disponer de la cosa u objeto en la forma que intenta por
medio de la subasta. Con el escrito en que se pida la celebración de
de cien a mil pesos de multa, mientras no se le presenten: 1º. Dos testigos idóneos que depongan
bajo promesa de ley, que los contrayentes tienen libertad de estado y la aptitud legal para unirse
en matrimonio. Los parientes son hábiles para testificar en esta materia. 2º. Los documentos,
autorizados por Notario, que demuestren haberse obtenido el correspondiente permiso, si se tratare
de personas que lo necesiten. El Juez actuante podrá recoger el permiso, sentado en los autos la
respectiva diligencia. 3º. La certificación de partida de nacimiento de los contrayentes; en defecto
de ella, cualquier otra prueba que demuestre la competencia por razón de edad. 4º. La certificación
de la sentencia ejecutoriada que apruebe las cuentas del guardador en su caso. 5º. La prueba de
viudedad si alguno de los cónyuges hubiere sido casado; y si se trata de viuda, la prueba de que
puede casarse conforme el inc. 2º del artículo 112. 6º. La prueba de haber el viudo o viuda que
tengan hijos de precedente matrimonio bajo su patria potestad o bajo su guarda, practicando el
inventario solemne de los bienes que estén administrando y pertenezcan a los hijos como herederos
del cónyuge difunto o con cualquier otro título».
El artículo 298 del Código Civil establece que «el objeto de la guarda,
es el cuidado de la persona y bienes, o solamente de los bienes, de los
que no estando bajo la patria potestad son incapaces de gobernarse por
sí mismo».
el orden siguiente: 1º. Al abuelo. 2º. A la abuela. 3º A los demás ascendientes varones. 4º. A los
demás ascendientes mujeres que no hayan cumplido 70 años. 5º. A los hermanos del pupilo. 6º. A
los hermanos del padre o la madre, prefiriendo siempre a los de la línea paterna».
Señala el artículo 342 del Código Civil que «serán nombrados guardadores del demente: 1º. Su
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cónyuge no divorciado. 2º. Sus descendientes legítimos. 3º. Sus descendientes ilegítimos. 4º. Sus
ascendientes legítimos. 5º. Sus ascendientes ilegítimos. 6º. Sus colaterales legítimos hasta el tercer
grado. 7º. Sus hermanos ilegítimos. El Juez elegirá en cada clase de las designadas en los números
2, 3, 4, 5, 6 y 7, la persona que más idónea le pareciere. A falta de todas las personas antes dichas,
serán nombrados los extraños. No puede ser nombrado guardador quien por sus actos criminales o
puramente reprensibles, practicados en perjuicio del interdicto, hubiere causado la demencia de éste».
3º. El que con arreglo a las leyes pueda representar sin poder a cualquiera
de los que se encuentren en los casos que se expresan en los números
anteriores.
3º. Que los testigos fueron en el número que exige la ley, según las
circunstancias del lugar y tiempo en que se otorgó, y que reúnen las
cualidades que se requiere para ser testigo en los testamentos, el
Juez declarará testamento lo que de dichas declaraciones resulte,
con la calidad de sin perjuicio de tercero, y mandará protocolizar el
expediente, observando lo dispuesto en el artículo 1048 del Código Civil.
El artículo 1049 del Código Civil señala que «el testamento consignado en el decreto
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judicial protocolizado, podrá ser impugnado de la misma manera que cualquier otro
testamento auténtico; pero la impugnación deberá hacerse por separado en juicio ordinario».
Si alguno de los testigos no supiere firmar y lo hubiese hecho otro por él,
serán examinados los dos, reconociendo su firma el que la hubiere puesto
(art. 660 párrafo 2° Pr).
El artículo 1041 del Código Civil establece que «si el testador se hallare
en peligro inminente de muerte, puede otorgarse el testamento ante cinco
testigos idóneos, sin necesidad de Notario, con tal que en el lugar en que
se otorgó no haya cartulario competente para autorizarlo. En caso de
epidemia, puede igualmente otorgarse el testamento sin intervención de
Notario, ante tres testigos mayores de diez y seis años».
En el caso del párrafo tercero del artículo 1045 del Código Civil153, el
Juez, por auto, designará las firmas que deban ser abonadas y los testigos
que deban declarar sobre el abono (art. 653 Pr).
Dicho artículo dice: «Si el testamento se hubiere escrito, el Juez competente, hará comparecer
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a los testigos para que reconozcan su firma y la del testador, y para que declaren las
circunstancias que hicieron creer que la vida del testador se hallaba en peligro inminente».
ALSINA, H., Derecho Procesal Civil y Comercial, Juicios Especiales, t. IV, Ed.
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RAMOS MÉNDEZ, F., Derecho Procesal Civil, t. II, Ed. José María
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RAMOS MÉNDEZ, F., Enjuiciamiento Civil, t. II, Ed. José María Bosch,
Barcelona, 1997.
Impreso en
Managua, Nicaragua,
Septiembre 2009