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ELECTRONEUROGRAFÍA
NEUROCONDUCCIÓN MOTORA
La electroneurografía o estudio de la actividad eléctrica generada
en las estructuras anatómicas del sistema nervioso periférico, tiene
entre sus principales técnicas los estudios de neuroconducción mo-
tora y sensitiva.
Con estos estudios se mide la capacidad de los nervios periféricos
para conducir señales eléctricas, por lo que son pruebas sensibles a
los cambios patológicos que pueden ocurrir en las vainas de mielina,
en los nodos de Ranvier y en los axones, y aportan información so-
bre la presencia, distribución y severidad de cualquier enfermedad
de los nervios periféricos.
El cálculo de la velocidad de conducción nerviosa motora (VCNM)
en un nervio periférico constituye el procedimiento básico de la
neuroconducción motora.
Para ello se estimula un nervio motor con pulsos eléctricos de
una intensidad supramaximal en dos puntos a lo largo de su trayecto,
y la respuesta motora producida por uno y otro estímulo nervioso en
un músculo inervado por ese nervio y seleccionado para el estudio,
se registra como un potencial de acción muscular compuesto (PAMC)
(Fig. 3.1).
Un PAMC, a su vez, es la expresión gráfica del campo de poten-
cial eléctrico que surge en el músculo, por la suma espacial y tempo-
ral de todos los potenciales de acción que son generados en las fibras
musculares de diferentes unidades motoras, por la estimulación eléc-
trica del nervio motor.
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Fig. 3.1 PAMC registrados en el músculo abductor del pulgar, tras la estimulación eléctrica
supramaximal del nervio mediano, sobre dos puntos a lo largo de su trayecto.
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Fig. 3.2 Cálculo de la VCNM entre los dos puntos sobre el nervio mediano. Distancia entre
ambos puntos, 210 mm; diferencia de latencia entre ambos PAMC, 4,3 ms; VCNM, 48,8 m/s.
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espinal; un bloqueo incompleto de la conducción nerviosa motora,
como suele suceder en las lesiones por compresión nerviosa; un in-
cremento de la dispersión temporal de las velocidades de conduc-
ción propias de los axones motores, que dé lugar a un aumento en la
diferencia fisiológica entre las velocidades de las fibras más rápidas
y las velocidades de las fibras más lentas, lo que se puede observar
en las polineuropatías desmielinizantes; una pérdida de fibras mus-
culares, por ejemplo a consecuencia de un proceso miopático o un
trastorno en alguna de las etapas del proceso de transmisión
neuromuscular, como acontece en la miastenia gravis.
En la práctica diaria, la evaluación de la amplitud del PAMC es
de gran importancia para el neurofisiólogo, ya que además de permi-
tirle razonar y vincular los datos clínicos del paciente con alguno de
los hechos fisiopatológicos mencionados, en el orden práctico es el
parámetro imprescindible para reconocer si la estimulación eléctrica
aplicada al nervio tiene una intensidad supramaximal, para delimitar
la ubicación de un bloqueo de la conducción nerviosa o para recono-
cer la presencia de un proceso intenso de desmielinización periférica.
Medir la duración total de un PAMC hasta el final de su forma de
onda tiene muchas dificultades, dado que el punto final de este, con
mucha frecuencia, no se puede delimitar con exactitud. Es por ello
que, en muchas ocasiones, se acepta como duración el tiempo trans-
currido entre el inicio de la forma de onda del PAMC y el primer
cruce de la línea que marca el cero potencial.
Los parámetros duración del PAMC y superficie bajo la curva de
este, calculado el último a partir de los valores de la amplitud y la
duración del PAMC, tienen un importante valor diagnóstico cuando
se intenta diferenciar entre la existencia de una elevada dispersión
temporal en las velocidades de conducción nerviosa de los axones
del nervio estimulado y un bloqueo incompleto de la neuroconducción
motora.
Con tal propósito diagnóstico se comparan los valores de estos
dos parámetros en el PAMC obtenido con la estimulación nerviosa
en el sitio proximal con los del PAMC obtenido con la estimulación
distal del nervio. Un incremento en la duración con una caída en la
amplitud y en consecuencia con muy poca variación en la superficie
del PAMC será compatible con una incrementada dispersión tempo-
ral, por ejemplo durante una polineuropatía desmielinizante. Una caí-
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da en la amplitud con poca variación en la duración del PAMC, será
lo característico si existe un bloqueo de la neuroconducción.
No obstante, el neurofisiólogo debe tener presente que en los su-
jetos sanos, por lo general la amplitud y la duración del PAMC obte-
nido con la estimulación distal, serán algo menor y mayor, respecti-
vamente, en comparación con la amplitud y la duración del PAMC
obtenido con la estimulación proximal, sin variaciones en la superfi-
cie bajo la forma de onda.
Además de la evaluación cuantitativa del PAMC mediante el cóm-
puto de los parámetros antes examinados, la evaluación de su morfo-
logía por inspección visual es muy importante.
Como regla general, en un sujeto sano, la configuración del PAMC
obtenido en un músculo dado, mediante la estimulación en cualquier
sitio de su nervio correspondiente, varía muy poco, a menos que esté
presente alguna de las situaciones siguientes: que la estimulación
del nervio en cualquiera de los sitios haya sido submaximal, lo cual
ocurre con frecuencia con las estimulaciones proximales de los ner-
vios periféricos, debido a su ubicación más profunda en relación con
la ubicación de ellos en la parte más distal de su recorrido (no es raro
observar este error al estimular el nervio tibial en el hueco poplíteo);
que debido al efecto de volumen conductor y por estimulación si-
multánea de un nervio vecino, ocurra una dispersión del estímulo y,
por ende, el estímulo real que recibe el nervio examinado es menor
que el esperado (este fenómeno se observa con frecuencia cuando se
estimula el nervio mediano en el brazo y de manera indeseada se esti-
mula también el nervio cubital); que exista una inervación anómala
(quizás la más conocida es la anastomosis de Martin-Gruber, pero en
la práctica diaria podemos encontrar una variedad tal que no debe
sorprendernos) o que esté ocurriendo la ya mencionada severa dis-
persión temporal de las velocidades de conducción nerviosa en los
axones motores del nervio estimulado, que caracteriza electrofisio-
lógicamente a los procesos desmielinizantes adquiridos.
Fig. 3.4 Arriba, PAMC obtenido con los electrodos de registro bien colocados. Abajo, la
ubicación de ambos electrodos de registro ha sido invertida.
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Si tanto con la estimulación nerviosa en el sitio más alejado
(proximal) de la zona de registro sobre el músculo, como con la
estimulación del nervio en el sitio más cercano (distal), se reconoce
esta pequeña preonda positiva, es muestra de que el electrodo de
registro no ha sido colocado con exactitud sobre la región de la placa
terminal. En tal situación se debe proceder a cambiar de sitio el elec-
trodo hasta encontrar un lugar sobre el músculo examinado en el
cual desaparezca dicha onda. En caso de no poder eliminarla, se debe
realizar la medición de la latencia del PAMC desde el artefacto de
estímulo hasta el inicio de la pequeña preonda positiva, dado que la
duración de esta onda previa al PAMC es proporcional a la distancia
del electrodo a la placa terminal o punto motor.
Si la onda aparece solo en los registros obtenidos con la
estimulación distal del nervio, su origen está en otro músculo, el cual
ha sido alcanzado por la excitación no deseada de un nervio vecino
por efecto de volumen conductor. Esta clase de onda positiva prece-
dente al PAMC no debe ser considerada en la determinación de la
latencia de este.
Si esta onda aparece solo en los registros obtenidos con la
estimulación proximal del nervio, se trata casi seguro de un caso con
anastomosis nerviosa.
No le debe sorprender al electromiografista, sobre todo si está
utilizando altas amplificaciones en el registro, la aparición de una
onda previa al PAMC con polaridad negativa y de muy poca ampli-
tud. Esta onda, la cual tampoco debe ser considerada al medir la
latencia del PAMC, pudiera tener su origen en la suma de potencia-
les de acción generados en fibras nerviosas sensitivas.
En general, el registro de los PAMC con electrodos de superficie
no requiere una extrema limpieza previa de la grasa de la piel con el
propósito de bajar la resistencia a los niveles necesarios para regis-
trar, con suficiente calidad, un PAMC. Además, la aplicación de un
gel o una pasta conductora debajo de los electrodos metálicos contri-
buirá también a bajar la resistencia.
Es una norma colocar el electrodo de tierra entre el electrodo de
registro y el de estimulación, no obstante si la calidad del registro así
obtenido no fuera muy buena, se deberá colocar el electrodo de tierra
en otras posiciones.
110
Para la realización de un estudio de neuroconducción motora es
conveniente sintonizar los filtros del amplificador entre 10 y 20 Hz,
y 10 kHz; la velocidad de barrido de la señal sobre la pantalla debe
estar desde 1 hasta 5 ms por división, aunque durante determinados
procesos patológicos debe ser llevada hasta valores incluso de 10 ms
por división. El nivel de amplificación del sistema de registro debe
ser tal que permita observar el PAMC en toda su configuración.
La medición de la latencia se puede realizar de forma manual
sobre el registro en la propia pantalla o utilizando alguno de los
algoritmos incluidos en los equipos comerciales dedicados a la me-
dición automática de la latencia. En el primer caso es recomendable
estandarizar la obtención de los registros con una amplificación en-
tre 100 y 200 µV por división, ya que con niveles de amplificación
por debajo de este rango se obtienen valores de latencia más prolon-
gados (Figs. 3.5 y 3.6). En el segundo caso, el de los algoritmos
comerciales, la medición de la latencia será independiente de la am-
plificación utilizada, siempre que se utilicen, en los diferentes
algoritmos que puedan ser empleados, los mismos criterios para de-
tectar de modo automático el inicio del PAMC.
Fig. 3.5 Medición manual de la latencia de un PAMC sobre la pantalla del electromiógrafo.
Amplificación, 100 µV/división; latencia medida, 4,8 ms.
Fig. 3.6 Medición manual de la latencia del mismo PAMC de la figura anterior. Amplificación,
2 mV/división; latencia medida, 5,2 ms.
Entre los factores que más influyen sobre los procesos fisiológi-
cos subyacentes responsables de los valores de la VCNM, se en-
cuentran la temperatura, la edad, la longitud del segmento de nervio
estudiado, los sitios de estimulación y registro empleados y el ángu-
lo en que se encuentra flexionada una articulación, cuando el seg-
mento de nervio examinado atraviesa esa zona.
Diferencias entre un lado y el otro del cuerpo, de 2 a 5% en los
valores de la LMD de un PAMC y de la VCNM, y diferencias de 15
a 25% en los valores de la amplitud del PAMC se revelan en sujetos
sanos. Esta diferencia contralateral depende en esencia, al igual que
la replicabilidad de las mediciones, del grado de estandarización con
que se haya realizado la investigación.
La distancia entre el electrodo de estimulación en funciones de
cátodo y el electrodo de registro activo, es la que se toma para el
cálculo de la LMD, mientras que para calcular la VCNM se acepta la
distancia entre los dos cátodos de estimulación. Los puntos sobre la piel
donde se pusieron los cátodos estimuladores deben ser marcados con
el objetivo de mantener, tan pequeño como sea posible, el error de
medición al establecer la distancia con la cinta métrica.
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La posición anatómica de la extremidad corporal sobre la cual se
realiza el estudio electroneurográfico no debe ser cambiada en el
tiempo que transcurre entre la aplicación de los estímulos eléctricos,
proximal y distal, sobre el trayecto del nervio y la medición de la
distancia entre los dos sitios de estimulación, sobre todo cuando el
segmento de nervio investigado atraviesa una zona articular.
Es muy ilustrativo de esta situación el examen neurográfico mo-
tor del nervio cubital alrededor de la articulación del codo, cuyo án-
gulo de flexión no debe ser variado después de estimular el nervio
por encima y por debajo del codo, y antes de medir el segmento entre
ambos sitios de estimulación.
Como última observación de apreciable valor práctico al realizar
un estudio de VCNM, hay que señalar que la distancia entre los dos
puntos de estimulación no debe ser nunca inferior a los 10 cm, pues-
to que el error en la medición crece mucho en la medida que dismi-
nuye esta distancia.
Por otra parte, siempre que sea posible, tampoco debe ser mayor
que 20 cm, porque las posibles alteraciones patológicas presentes en
el nervio examinado se reflejarán poco o nada en los valores de la
VCNM, si la distancia sobre la cual esta ha sido calculada es muy
larga en comparación con la extensión de la lesión nerviosa sospe-
chada, en particular cuando se trata de lesiones en el nervio periféri-
co que se extienden a lo largo de un corto trayecto (por ejemplo, una
lesión nerviosa focal por compresión).
113
Ubicación de los electrodos de estimulación. Justo por debajo
del pabellón de la oreja y por delante del proceso mastoideo (en el
ángulo de la mandíbula).
Parámetros recomendados para el registro. Ancho de banda
de 10 Hz a 8 kHz, velocidad de barrido 2 ms/división y amplifica-
ción 250 µV/división.
114
NERVIO TORÁCICO LARGO: LATENCIA MOTORA
118
ñeca y el surco en la base del quinto dedo, en la unión de la piel de la
palma con la del dorso de la mano. El de referencia se ubica en cual-
quier punto distal sobre el quinto dedo.
119
Fig. 3.10 Exploración de la conducción motora en el nervio cubital
120
Fig. 3.11 Exploración de la conducción motora en el nervio femoral.
122
Fig. 3.13 Exploración de la conducción motora en el nervio peroneo, en el tercio superior de
la pierna.
123
proximal de realiza sobre el surco de la fosa poplítea, próximo a la
unión del tercio lateral con los dos tercios mediales. Se debe prestar
atención para no estimular en un sitio muy lateral, ya que se puede
excitar, sin desearlo, el nervio peroneo.
Parámetros recomendados para el registro. Ancho de banda
de 10 Hz a 8 kHz, velocidad de barrido 5 ms/división y amplifica-
ción 500 µV/división.
NEUROCONDUCCIÓN SENSITIVA
A diferencia de la VCNM y condicionada a la no presencia de
placa terminal en los segmentos sobre los cuales se estudia, la velo-
cidad de conducción nerviosa sensitiva (VCNS) se calcula de forma
directa dividiendo el valor de la distancia (expresada en milímetros)
desde el sitio de estimulación al de registro, entre el tiempo (expre-
sado en milisegundos) que transcurre a partir de la aplicación del
estímulo eléctrico sobre el nervio sensitivo y la aparición de los po-
tenciales de acción nerviosos sensitivos (PANS) en el lugar de regis-
tro. No obstante, es posible también calcular la VCNS entre dos pun-
tos de estimulación.
Se han impuesto en la práctica clínica diaria de la neurofisio-
logía dos procedimientos para determinar la VCNS, el antidrómico
y el ortodrómico. Aplicar uno u otro procedimiento no influirá sobre
el valor de la VCNS.
En la práctica ortodrómica, la estimulación tiene lugar sobre un
área de piel donde estén presentes receptores sensoriales pertene-
cientes al nervio examinado o en algún punto distal sobre la tra-
yectoria del nervio. El registro se realiza en un sitio proximal del
nervio, de manera que los impulsos nerviosos generados por el estí-
mulo eléctrico, y que son utilizados para el cálculo de la VCNS,
viajan en la misma dirección que lo hacen estos fisiológicamente
(Fig. 3.14).
En el ejercicio antidrómico, el nervio es estimulado en un sitio
proximal, y el registro se lleva a cabo en una zona distal sobre el
trayecto del propio nervio o sobre un área de piel donde existan re-
ceptores sensoriales pertenecientes al nervio examinado. La medi-
ción antidrómica está quizás algo más extendida, debido a que es
desde el punto de vista técnico más fácil y más rápida de realizar, y
124
se obtienen además PANS de mayor amplitud. La desventaja más
significativa del procedimiento antidrómico esta dada por la no poco
frecuente aparición simultánea de una respuesta motora M que no
permite delimitar con claridad los PANS, ni determinar sus amplitu-
des. Esto es debido a que tanto las fibras motoras como las sensitivas
que conforman el nervio periférico estimulado, pueden ser excitadas
al mismo tiempo (Fig. 3.15).
Fig. 3.14 PANS registrado de forma ortodrómica sobre el nervio mediano, a nivel de la
muñeca.
Fig. 3.15 PANS obtenido de forma antidrómica con estimulación sobre el nervio mediano, a
nivel de la muñeca, y registro distal con electrodos de anillo.
125
El neurofisiólogo debe saber que, en ocasiones, los PANS con-
cretados por la técnica antidrómica, sobre todo cuando subyace un
proceso patológico, suelen desaparecer a partir de un momento dado
durante la enfermedad, en el cual aún es posible evocar, aunque con
muy poca amplitud, PANS, si se aplica la técnica ortodrómica.
130
manera eventual, cuando no se obtienen PANS aplicando electrodos
de superficie y cuando los componentes tardíos de estos están pre-
sentes, casi siempre como expresión de una incrementada dispersión
en las velocidades de conducción en las fibras nerviosas sensitivas
individuales.
La preparación del área de piel sobre la cual se han de colocar los
electrodos es determinante para garantizar la calidad de los registros
en la neuroconducción sensitiva. La impedancia de la piel se debe
bajar, se debe retirar la grasa y el sudor, así como raspar la capa
córnea con algún medio abrasivo. Adquiere especial relieve esta in-
dicación en los estudios antidrómicos de los nervios sural, plantar
medial y lateral, estudios que implican registros sobre la piel del pie,
casi siempre húmeda o con gruesas capas córneas.
Por lo general en la neuroconducción sensitiva se sintonizan los
equipos de registro en rangos de filtraje entre 10 o 20 Hz y 10 kHz y
se seleccionan tiempos de análisis en dependencia de la distancia
entre los sitios de estimulación y registro, de manera que puedan ser
vistos los PANS, lo cual se logra la mayoría de las veces con veloci-
dades de barrido entre 1 y 2 ms por división. La amplificación se
escogerá con garantía tal, que asegure que toda la forma de onda del
PANS sea expuesta sobre la pantalla. Esto se logra con amplificacio-
nes que pueden oscilar entre 5 y 50 µV/división. En comparación
con los PAMC, en la neuroconducción sensitiva se trabaja con am-
plificaciones hasta cien veces mayores.
Es cardinal que el neurofisiólogo esté identificado con el hecho
de que con condiciones óptimas de registro (relación señal-ruido óp-
tima), es muy factible registrar con cada estímulo eléctrico el PANS
evocado por él. Es decir, no es necesario recurrir al proceso de
promediación de respuestas sucesivas.
La relación señal-ruido empeorará cuando se aumenta el nivel de
amplificación del sistema de registro, debido, casi siempre, a la poca
amplitud de los PANS (< 10 µV), lo cual sobreviene en muchos pro-
cesos patológicos. Entonces la promediación de 10 a 30 barridos o
más, hasta 200 barridos, puede mejorar mucho la calidad del registro
y la limpieza de la señal.
En la precisión de la amplitud de los PANS desempeña un papel
decisivo no solo la magnitud de la distancia entre el electrodo de
registro y el de referencia, como ya analizamos, sino también la distan-
131
cia entre los electrodos de estimulación y registro. En la medida que se
incrementa la distancia entre el sitio de estimulación y el sitio de regis-
tro, disminuye la amplitud de los PANS. Esta observación práctica
tiene su explicación electrofisiológica en dos hechos. Primero, los po-
tenciales de acción de las fibras nerviosas sensitivas individuales, en
comparación con los potenciales de acción que se generan en las fibras
musculares aisladas, tienen una duración más corta. Segundo, la dis-
persión de los valores de las velocidades de conducción en el haz de
fibras sensitivas que componen un nervio periférico es mayor que en
las fibras motoras.
Una vez más debe ser enfatizado que las amplitudes de los PANS
obtenidos en un nervio dado, en una zona dada y en dos momentos
diferentes, en un mismo sujeto o entre sujetos, son solo comparables
si se obtienen con exactitud con la misma distancia entre el sitio de
estimulación y el de registro, y con la misma distancia entre los dos
electrodos usados en el registro.
Además de la distancia entre los sitios ya referidos, la temperatu-
ra, la edad y la velocidad de las fibras sensitivas que más rápido
trasladan los impulsos nerviosos dentro del nervio explorado inter-
vienen en los resultados en la neuroconducción sensitiva.
132
Parámetros recomendados para el registro. Ancho de banda
de 2 Hz a 2 kHz, velocidad de barrido 2 ms/división y ganancia
10 µV.
134
Ubicación de los electrodos de estimulación. La estimulación
antidrómica se efectúa sobre un punto, a 14 cm del electrodo activo
de registro, en un área exactamente radial al músculo flexor cubital
del carpo, con el cátodo en posición distal con respecto al ánodo.
Esta estimulación también puede efectuarse a nivel del codo, en el
surco cubital. La ortodrómica se aplica con electrodos de estimulación
en forma de anillos colocados alrededor de los dedos cuarto o quin-
to, con el cátodo sobre la base de los dedos separado 4 cm del ánodo.
Parámetros recomendados para el registro. Ancho de banda
de 10 Hz a 2 kHz, velocidad de barrido 5 ms/división y amplifica-
ción 10 µV/división.
135
Ubicación del electrodo de tierra. Entre los puntos de estimu-
lación y registro.
Ubicación de los electrodos de estimulación. La estimulación
antidrómica se aplica en un lugar ubicado a 14 cm por encima del
electrodo activo de registro y en la profundidad del espacio que está
al lado del borde medial de la tibia. Para lograr esto se debe presio-
nar fuertemente el electrodo de estimulación entre el músculo
gastrocnemius medial y la tibia, con el cátodo en posición distal.
Parámetros recomendados para el registro. Ancho de banda
de 10 Hz a 2 kHz, velocidad de barrido 5 ms/división y amplifica-
ción 10 µV/división. Por lo general se requiere promediar más de
100 respuestas.
ONDA F
Una onda F, también conocida como respuesta F, no es más que
la respuesta fisiológica motora tardía que ocurre después de la
estimulación de un nervio periférico. Ella sigue, con una latencia
mucho mayor, a la respuesta M.
136
Fig. 3.17 Exploración ortodrómica de la conducción sensitiva en el nervio sural
137
La decisión de incorporar el estudio de la onda F a un protocolo
de investigación neurofisiológica en un paciente dado en la práctica
clínica diaria, debe asumirse siempre que se sospeche una
polineuropatía, y en general ante todos los procesos patológicos que
muestren signos de algún obstáculo en la conducción nerviosa
periférica, y cuando se sospeche un proceso patológico que ocupe
segmentos proximales, más o menos extensos, del sistema nervioso
periférico, como los plexos o las raíces nerviosas. En estas zonas es
casi imposible, o al menos está lleno de problemas técnicos, el estu-
dio de la velocidad de neuroconducción motora.
OBTENCIÓN DE LA ONDA F
Por lo general, al valernos de una investigación de onda F para
aclarar nuestras dudas diagnósticas, los nervios son estimulados con
pulsos eléctricos en áreas corporales distales. La fundamentación
práctica de esto radica en que cuando el sitio de estimulación está
muy próximo a la médula espinal, las ondas F pueden superponerse
en el registro a las respuestas M o, aunque no lleguen a superponer-
se, pueden aparecer tan próximas que resulte difícil delimitar una de
la otra. Así cuando se intenta poner en claro algún proceso patológi-
co generalizado, los cambios patológicos que se puedan revelar a
través de las ondas F, serán puestos de manifiesto con mucha más
claridad mientras más largo sea el camino entre el sitio de
estimulación y la médula espinal.
La técnica para obtener las ondas F requiere que el paciente esté
relajado por completo, ya que aun pequeños grados de tensión mus-
cular pueden dar lugar al registro de respuestas F de mala calidad o a
la imposibilidad de delimitarlas dentro del registro muscular.
Además, la estimulación se debe desarrollar con electrodos de
superficie, como en el estudio de VCNM, y de manera contraria a
este estudio el cátodo se ha de ubicar siempre en la posición más
proximal. Colocar el cátodo en una posición distal en relación con el
ánodo puede ser causa para que debajo de este se produzca un blo-
queo de la conducción de los impulsos nerviosos, el cual, a su vez,
puede disminuir la probabilidad de generación de ondas F. La inten-
sidad del estímulo debe ser supramaximal. Al igual que al investigar
la VCNM, se deben manejar siempre electrodos de superficie como
electrodos de registro y de referencia, y el de registro siempre debe
138
ser ubicado sobre la región de la placa terminal en el músculo. Se
deben sintonizar los filtros entre 10 Hz y 10 kHz. Registrando en
miembros superiores, se debe trabajar con velocidades de barrido de
5 ms/división y en miembros inferiores de 10 ms/división, por ser nece-
sario, de manera obvia, mayor tiempo de análisis en miembros inferio-
res. Se debe llevar la amplificación al rango de 100 a 200 µV/división,
ya que la amplitud de las ondas F solo alcanza a llegar al 5 o 10% de sus
correspondientes respuestas M.
En la práctica neurofisiológica, para establecer con alcance diag-
nóstico la latencia mínima y la probabilidad de aparición de las on-
das F, evocadas por una serie de estímulos eléctricos aplicados sobre
el nervio periférico en estudio, es necesario que la sucesión de des-
cargas eléctricas esté compuesta por, al menos, 10 pulsos, si se reali-
za la prueba en los miembros superiores y por al menos 20 si se
efectúa en los inferiores. La frecuencia óptima de estimulación está
entre los 0,5 y 1 Hz.
Este proceder práctico obedece al mecanismo fisiológico de pro-
ducción de las ondas F, debido al cual después de cada pulso eléctri-
co sobre el nervio no aparece siempre una onda F y la latencia de las
ondas F individuales varía de estímulo a estímulo. La configuración
de dichas ondas es también muy variable.
Estos dos últimos factores, a saber la variabilidad de la latencia y
de la configuración entre ondas F consecutivas, no permiten la
promediación de ellas, dada la pérdida de información que este pro-
ceso implicaría (Fig. 3.18).
Fig. 3.18 Serie de 16 ondas F obtenidas con la estimulación supramaximal del nervio mediano,
a nivel de la muñeca, y registro en el músculo abductor del pulgar.
139
PARÁMETROS QUE SE EVALÚAN EN LAS ONDAS F
Cinco son los juicios más utilizados en la identificación de las
ondas F generadas con cada serie de estímulos eléctricos sobre el
nervio investigado. Primero: es condición necesaria para afirmar des-
pués de cada estímulo eléctrico que hemos registrado una onda F,
que en respuesta a dicho estímulo nervioso se haya registrado tam-
bién una respuesta M (como veremos con posterioridad esta es una
diferencia importante con el reflejo H). Segundo: la latencia de cada
onda F es siempre mayor que la de su correspondiente respuesta M,
de ahí que, como ya se ha señalado, también es conocida como res-
puesta motora tardía. Tercero: la latencia, la amplitud, la duración y
la configuración de cada una de las ondas F obtenidas tras aplicar
una serie de 10 o más estímulos nerviosos, son diferentes entre una y
otra onda F, a diferencia de lo que ocurre con la onda A. Cuarto: las
amplitudes de las ondas F alcanzan solo entre 5 y 10% del valor de
las amplitudes de las respuestas M, de manera que si se registran
respuestas M de poca amplitud (< 500 µV) es poco probable que se
registren ondas F. Quinto: la probabilidad de aparición de ondas F en
cada serie de estímulos nerviosos varía desde valores alrededor del
60% en el nervio peroneo, hasta valores superiores al 90% en el ner-
vio tibial.
Una vez reconocidas las ondas F presentes en los registros obte-
nidos después de una serie de 10 o 20 estímulos eléctricos sobre el
nervio examinado, aplicando los juicios anteriores, se determinan
los parámetros de mayor relevancia diagnóstica. Estos son: la latencia
más corta entre todas las ondas F presentes en la serie; la diferencia
más corta de latencia entre las ondas F y M, originadas por un mismo
estímulo eléctrico, entre todos los registros en toda la serie; la dife-
rencia entre la latencia más larga y la latencia más corta, entre todas
las ondas F obtenidas en la serie (este parámetro es un indicador de
la dispersión temporal o cronodispersión existente en la generación
de las ondas F, muy elevada sobre todo en procesos desmielinizantes
generalizados); y la probabilidad de aparición de la ondas F, formu-
lada como proporción del número de estímulos eléctricos aplicados.
Su disminución indica la muy probable presencia de un marcado
retraso en la neuroconducción motora, como el que pudiera hallarse
en un bloqueo de esta. Pero si la clínica así lo sugiriera, no debe
140
descartarse que en el curso de cambios patológicos en el sistema
nervioso central, por ejemplo, durante la evolución de una isquemia
cerebral aguda, se registre también una caída en la probabilidad de
aparición de las ondas F.
Como observa el lector, ni la amplitud, ni la duración individual
de cada onda F, ni sus respectivos valores promedio en una serie de
registros, tienen significado clínico en la evaluación neurofisiológica.
La latencia de cada onda F y los restantes parámetros de ella de-
rivados son, sin dudas, los de mayor valor diagnóstico. Ellos reflejan
procesos fisiológicos relacionados de forma lineal con el tiempo ne-
cesario para excitar los axones motores en el nervio periférico; el
tiempo de conducción de los impulsos nerviosos desde el sitio de
estimulación hasta las motoneuronas alfa; el retardo temporal de los
impulsos en las motoneuronas alfa antes de iniciarse la conducción
de nuevos impulsos nerviosos en algunas de ellas, ahora en direc-
ción opuesta, es decir hacia la periferia; el tiempo de conducción de
estos impulsos desde las motoneuronas alfa que los generaron hasta
el sitio donde ocurrió la estimulación en el nervio periférico y la
latencia motora distal, ya referida en los estudios de neuroconducción
motora.
Además de las particularidades en cada sujeto, sano o enfermo,
del curso temporal de los procesos fisiológicos o fisiopatológicos,
según corresponda, de excitación axonal, de neuroconducción moto-
ra periférica centrípeta y centrífuga, de excitación de las motoneuronas
alfa por la llegada de impulsos nerviosos desde la periferia a través
de sus axones y de generación de impulsos nerviosos en el cono axonal
de algunas de ellas, atendiendo a su nivel general de excitabilidad,
intervienen también en la latencia de las ondas F la estatura del indi-
viduo, la longitud de sus extremidades, su edad, la temperatura de la
extremidad estudiada, el sitio de registro y otros factores relaciona-
dos con las condiciones de registro.
Es importante fijar la atención en el hecho de que si existe de
manera concomitante con una sospecha de daño nervioso proximal
(por ejemplo, una lesión del plexo braquial o de raíces cervicales),
un daño nervioso periférico no conocido ni sospechado, ubicado en
una posición distal en relación con el sitio escogido para estimular el
nervio en un estudio de onda F (por ejemplo, un síndrome del túnel
del carpo), la latencia mínima de todas las ondas F de una serie conten-
141
drá información sobre los dos procesos patológicos, el proximal y el
distal, y no será posible entonces delimitar la magnitud de la influen-
cia de uno y del otro sobre el valor de la latencia mínima.
La evaluación del parámetro diferencia más corta de latencia en-
tre las ondas F y M, originadas por un mismo estímulo eléctrico,
entre todos los registros en una serie de 10 o 20 estímulos, adquiere
un valioso significado en ciertas circunstancias. Dado que este
parámetro no incluye información sobre cualquier posible alteración
funcional existente en el segmento distal del nervio examinado, al
utilizarlo el investigador podrá descartar la influencia de todo cam-
bio patológico distal en los resultados del estudio de onda F. Podrá
entonces concentrar su atención en correlacionar los valores de di-
cho parámetro con la potencial presencia de cambios patológicos
proximales, cuyo estudio con el procedimiento de la VCNM es, se-
gún ya se analizó, poco ventajoso.
Por su parte, se debe tener muy en cuenta, al evaluar el parámetro
latencia más corta entre todas las ondas F presentes en una serie, que
mientras más extensa a lo largo del nervio periférico sea el área
desmielinizada, más evidente será el retardo de este parámetro. Es
por esto que los procesos patológicos generalizados o multifocales
muestran con más frecuencia y de manera más acentuada anormali-
dades en los estudios de onda F, que las lesiones nerviosas que se
extienden por áreas más limitadas, como sucede en las radiculopatías.
Cualquier diferencia contralateral en las latencias mínimas de las
ondas F correspondientes a un mismo nervio, sitio de estimulación y
registro, mayor que 2 ms y que 5 ms en miembros superiores e infe-
riores de manera respectiva, debe considerarse anormal.
El cálculo de la velocidad de conducción de las ondas F no
reviste significado diagnóstico alguno, porque la magnitud del retar-
do que ocurre desde la llegada antidrómica de los impulsos nervio-
sos al conjunto de motoneuronas alfa hasta la descarga de algunas de
estas hacia la periferia, es solo estimable y nunca se puede conocer
con exactitud; porque la influencia del período refractario de las fi-
bras nerviosas recién estimuladas sobre la velocidad de conducción
de los impulsos que retornan desde la médula espinal hacia el
músculo donde se produce el registro de las ondas F, no puede ser
determinada y porque la medición de la distancia sobre la superficie
corporal desde el sitio de estimulación hasta las motoneuronas alfa
es inexacta y difícil de realizar.
142
Por último, una breve acotación relacionada con la casi siempre
pasada por alto, influencia del nivel general de excitación de las
motoneuronas alfa, sobre la probabilidad de aparición, la amplitud y
la latencia de las ondas F, nivel de excitación que, a su vez, está bajo
la influencia de los impulsos nerviosos que le llegan desde el sistema
nervioso central. Así, una ligera contracción voluntaria del músculo
sobre el cual se ejecuta el registro de las ondas F o un moderado
grado de espasticidad, pueden dar lugar a un aumento en la probabi-
lidad de aparición de las ondas F, así como en las amplitudes y las
latencias de estas ondas. En los primeros estadios después de un in-
farto cerebral o en pacientes con una señalada espasticidad, por el
contrario, es posible detectar una reducción en los parámetros men-
cionados.
ONDA A
La onda A es una respuesta motora monomorfa que aparece des-
pués de la respuesta M. Adquiere su nombre de la noción de reflejo
axonal, ya que durante algún tiempo se asumió que esta onda era la
expresión electrofisiológica de un reflejo. Hoy se sabe que cuando
está presente la onda A siempre es expresión de algún cambio pato-
lógico en el nervio examinado, cuya causa no es aún conocida con
claridad. Es importante, por tanto, demarcarla bien de la onda F, la
cual sí es expresión de un proceso fisiológico.
Las ondas A en comparación con las ondas F tienen siempre
la misma configuración (monomorfas); con mucho, poseen además la
misma latencia (variabilidad menor que 2 ms) y de manera normal
se caracterizan por una pequeña amplitud (menor que 100 µV). Ade-
más, la mayoría de las ondas A son muy estables en su aparición, es
decir un elevado número de los estímulos eléctricos aplicados al ner-
vio las evoca, siempre y cuando existan las causas patológicas que
las generan.
Estas cuatro propiedades de las ondas A son muy apropiadas para
que la superposición de varios registros (usualmente entre 10 y 20),
en los que ellas estén presentes, propios cada uno de ellos de un
estímulo eléctrico sobre el nervio, sea el procedimiento más utiliza-
do en la práctica neurofisiológica clínica diaria para reconocerlas.
El valor de la latencia absoluta de las ondas A no constituye un
criterio para diferenciarlas de las ondas F, ya que las primeras pue-
143
den aparecer antes o después de las segundas o incluso sobre estas.
De manera que, el método de la superposición de los registros ad-
quiere particular relevancia cuando las ondas A coinciden en el tiempo
con las F.
El hallazgo más frecuente de ondas A se produce en pacientes
que sufren de una polineuropatía y muy en especial durante el sín-
drome de Guillain Barré. Se revelan también cuando hay lesiones
nerviosas circunscritas y más bien ubicadas en zonas proximales. En
sujetos sin síntomas clínicos referidos es muy rara su aparición, aun-
que se observa en ocasiones con la estimulación del nervio tibial.
REFLEJO H
El reflejo H es el correlato eléctrico del reflejo de estiramiento
muscular. Constituye una respuesta motora tardía (latencia mayor
que la de la respuesta M) que hace su aparición después de la
estimulación eléctrica de fibras nerviosas aferentes provenientes de
husos neuromusculares y que viajan por un nervio mixto.
La conducción aferente de los impulsos nerviosos generados por
el estímulo eléctrico aplicado al nervio mixto periférico, sometido al
estudio del reflejo H, se desarrolla sobre las fibras sensitivas Ia de
este nervio y la conducción eferente de los impulsos nerviosos que
cierran el reflejo H, se desarrolla sobre los axones motores del mis-
mo nervio.
Este reflejo toma su nombre del primer investigador que le des-
cribió, Paul Hoffmann.
La obtención y el análisis de las características del reflejo H ad-
quieren su mayor importancia cuando examinamos un paciente en el
cual sospechamos que existe un daño anatómico en una zona proximal
del sistema nervioso periférico, en particular en un plexo o en raíces
nerviosas, o que existe algún proceso patológico que, desde el punto
de vista funcional, limita con seriedad y de manera generalizada la
conducción nerviosa periférica, como ocurre, por ejemplo, en las
polineuropatías.
144
el músculo flexor radial del carpo. En el primer caso se estimula el
nervio tibial en la fosa poplítea y en el segundo, en el nervio media-
no a nivel del codo.
Se debe indicar al paciente que coopere al máximo posible para
lograr una relajación absoluta y se procede siguiendo los principios
que a continuación se relacionan. La estimulación nerviosa se reali-
za, al igual que en los estudios de neuroconducción motora, con elec-
trodos de superficie. A diferencia de dicho estudio, se coloca el cátodo
de estimulación en la posición más proximal. El registro sobre el
músculo soleo se hace con electrodos de superficie. El paciente debe
yacer bocabajo con una ligera angulación de la pierna. La intensidad
del estímulo eléctrico se debe ir incrementando con lentitud, paso a
paso, desde cero hasta que aparezca un PAMC de máxima amplitud.
En cada paso de estimulación se aplica por lo general un solo estí-
mulo eléctrico, puesto que las respuestas musculares ante estímulos
de la misma intensidad permanecen constantes.
Ya que se trata de la estimulación de fibras sensitivas, la dura-
ción del estímulo nunca debe ser menor que 0,2 ms, e incluso es
mucho mejor trabajar con estímulos que duren entre 0,5 y 1 ms. El
filtraje del sistema de registro debe estar entre 10 Hz y 10 kHz, la
velocidad de barrido en los 10 ms/división y la amplificación entre
0,5 y 2 mV/división, de forma tal que la respuesta refleja, en su máxi-
ma amplitud, pueda ser mostrada por completo sobre la pantalla. Se
aplican suficientes estímulos eléctricos, por lo general entre 6 y 8,
con variable intensidad, hasta obtener la respuesta deseada. El refle-
jo H es evocado antes que lo sea una primera respuesta motora M, y
su amplitud primero aumenta con el incremento de la intensidad del
estímulo, para luego decaer. Entre la aplicación de un estímulo y el
siguiente debe haber un intervalo de, por lo menos, 2 s de duración
con el propósito de minimizar la influencia del estímulo precedente
sobre la respuesta refleja.
146
bras motoras y la vía eferente por las mismas fibras motoras de la vía
aferente; la intensidad de estimulación óptima ha de ser supra-
maximal; posee gran variabilidad de la latencia, entre 2 y 10 ms; su
amplitud relativa a la de la respuesta M es menor que 5%; su confi-
guración es polimorfa y su probabilidad de aparición, según el ner-
vio, varía entre 50 y 100%.
Onda A. Su origen está al parecer en la excitación por contigüi-
dad o retrógrada de fibras motoras deterioradas; su vía aferente está
compuesta con mucha probabilidad por fibras motoras, al igual que
la eferente; la intensidad de estimulación óptima ha de ser supra-
maximal; poca variabilidad de la latencia, con mucho constante (< 2 ms.);
su amplitud relativa a la de la respuesta M, es por lo general menor
que 1%; su configuración es monomorfa y su probabilidad de apari-
ción está entre 40 y 100%.
Reflejo H. Su origen está en un reflejo monosináptico; su vía
aferente está compuesta por fibras sensitivas y la eferente, por fibras
motoras; la intensidad de estimulación óptima ha de ser por debajo o
algo por encima del umbral motor; no tiene variabilidad de la latencia,
o sea la latencia es constante; su amplitud relativa a la de la respuesta
M está entre 40 y 100%; su configuración es monomorfa, con cam-
bios de amplitud siguiendo los cambios en la intensidad del estímulo
y su probabilidad de aparición es del 100%, ya que siempre que exis-
ta será evocable.
ESTIMULACIÓN REPETIDA
Esta prueba consiste en aplicar sobre un nervio motor, una se-
cuencia o serie de estímulos eléctricos, compuesta por estímulos de
intensidad supramaximal a una frecuencia constante, con el objetivo
de registrar sobre un músculo inervado por este nervio, los PAMC
generados por esta andanada de impulsos eléctricos.
El procedimiento de estimular de manera repetida un nervio mo-
tor periférico se utiliza en los laboratorios de neurofisiología clínica
cuando se sospecha que un paciente sufre de una enfermedad de la
transmisión neuromuscular, ya sea esta en el nivel possináptico, como
ocurre, por ejemplo, en la miastenia gravis (MG), o en el presináptico,
como sucede en el síndrome miasténico de Lambert Eaton (SMLE).
147
PARÁMETROS MÁS UTILIZADOS PARA EVALUAR LOS RESULTADOS
DE LA ESTIMULACIÓN REPETIDA
149
tes se realizaba cuando se sospechaba un trastorno presináptico en la
transmisión neuromuscular.
No obstante, no se debe pasar por alto que a veces después de una
contracción muscular voluntaria tónica puede observarse también
un pequeño, pero bien definido, incremento en la amplitud de los
PAMC en escenarios en las cuales el trastorno en la transmisión
neuromuscular está ubicado en el elemento possináptico.
Para evitar errores en la ejecución y controversias en la interpre-
tación de los resultados de una prueba de estimulación repetida, el
electromiografista debe tener en mente, antes de comenzar la prue-
ba, cuáles son los resultados más esperados. La amplitud de un PAMC
suscitado por un estímulo eléctrico supramaximal aislado estará den-
tro de límites normales, o algo disminuida, en los trastornos
possinápticos (MG) y será pequeña, menor que 2mV, en los trastor-
nos presinápticos. La amplitud de los provocados a lo largo de una
serie de 10 estímulos nerviosos repetidos, con una frecuencia de
3 Hz, no variará en los sujetos sanos y sufrirá un decremento mayor
de un 8 a 10%, tanto en los trastornos possinápticos como en los
presinápticos. La amplitud del PAMC originado por un único estí-
mulo eléctrico supramaximal, aplicado de inmediato después de una
contracción voluntaria tónica de cerca de 30 s de duración, no varia-
rá en los sujetos sanos, no variará o se incrementará ligeramente en
los trastornos possinápticos y se incrementará, en valores superiores
al 100%, en los trastornos presinápticos. La amplitud de los PAMC
producidos durante una serie de 10 estímulos repetidos, aplicada al-
rededor de 3 min después de haber cesado una contracción volunta-
ria tónica, no variará en los sujetos sanos, disminuirá intensamente
en los trastornos possinápticos y disminuirá después de un incre-
mento inicial en los trastornos presinápticos.
150
En principio, es factible examinar todo nervio que pueda ser esti-
mulado de manera individual, siempre que sea posible a su vez deli-
mitar un músculo inervado por dicho nervio, en el cual se consiga
registrar, con electrodos de superficie, un PAMC como resultado de
la estimulación del nervio. Así ocurre, por ejemplo, en las parejas
formadas por el nervio facial y un músculo facial dado, por el nervio
accesorio y el músculo trapecio, y por el nervio axilar y el músculo
deltoides, entre otros.
Para el desarrollo de esta prueba, entretanto se aplican los estí-
mulos repetidos, debe prestarse mucha atención a la posición de los
electrodos de estimulación (como regla de superficie y bien fijados a
la piel) y de registro, y a la intensidad de estimulación, la cual tiene
que ser siempre supramaximal. Además, el paciente debe estar rela-
jado por completo y la temperatura de la piel, sobre el músculo ex-
plorado, tiene que permanecer constante y sobre los 32° C.
Durante la investigación no se debe permitir el más mínimo co-
rrimiento de los electrodos de estimulación y de registro, ya que cual-
quier cambio de posición de estos, por pequeño que sea, provocará
cambios falsos en la amplitud de los PAMC. Por esta razón, el
músculo participante en la prueba se debe fijar y permanecer así
durante todo el desarrollo del examen, con lo cual se evita que los
movimientos generados por las contracciones musculares puedan des-
plazar los electrodos de registro.
Cuando se aplican pulsos eléctricos de forma consecutiva a un
nervio periférico de un sujeto sano, con una intensidad supramaximal,
todos los axones motores que integran este nervio son activados a la vez
con cada descarga eléctrica y, por tanto, no ocurren cambios en la am-
plitud y en la superficie bajo la curva de los PAMC que se generan
después de cada estímulo nervioso, en el músculo examinado.
Pero cuando se excita con intensidades submaximales se origina,
durante la serie de pulsos eléctricos repetidos, un incremento en la
amplitud de los PAMC, fenómeno fisiológico nombrado pseudofa-
cilitación. La pseudofacilitación puede ocultar un potencial decre-
mento patológico. La importancia de desarrollar esta exploración
neurofisiológica utilizando estímulos supramaximales salta, a la vis-
ta, una vez más.
151
El registro de los PAMC en una prueba de estimulación repetida
tiene que ser siempre con electrodos de superficie, tal y como se
hace en los estudios de VCNM. Como se ha explicado en este capí-
tulo, con electrodos de aguja no se puede captar y valorar la activi-
dad eléctrica generada en todas las unidades motoras excitadas por
un estímulo nervioso, por lo que no sería factible cumplir con el
propósito cardinal del examen neurofisiológico de estimulación re-
petida, es decir la comparación de la amplitud y de la superficie de
los PAMC obtenidos con cada estimulación nerviosa.
Durante la investigación, la temperatura de la piel tiene que estar
siempre sobre los 32° C. A bajas temperaturas del músculo inspec-
cionado, los mecanismos fisiológicos subyacentes pueden dar lugar,
en una dirección, a un aumento en el valor de la amplitud de los
PAMC y, en otra dirección, a una disminución del decremento, al pun-
to que en músculos muy fríos, un decremento en la amplitud de los
PAMC como resultado de una prueba de estimulación repetida, puede
no ser demostrable, lo que da lugar a hallazgos falsos negativos.
De manera habitual, en los pacientes con síntomas y signos leves
de MG, un decremento en la amplitud de los PAMC obtenidos por
estimulación nerviosa repetida se normaliza o disminuye en magni-
tud si el paciente está bajo tratamiento con inhibidores de la
acetilcolinesterasa. En los casos en que a pesar de una respuesta
clínica positiva al tratamiento se concluye que se debe realizar una
prueba de estimulación eléctrica repetida con el objetivo de corrobo-
rar el diagnóstico de MG, el tratamiento debe ser retirado al menos
12 h antes de la investigación neurofisiológica, siempre y cuando
sea tolerable desde el punto de vista clínico.
Cuando en un paciente no aparece signo clínico alguno, ptosis
palpebral, visión doble u otro signo que valga como referencia en
el examen físico para hacer objetivo, desde el punto de vista clíni-
co, el efecto del Tensilón, la estimulación eléctrica repetida después
de aplicarlo sirve para documentar su efecto. Condición para tal pro-
pósito diagnóstico es que sin Tensilón sea demostrable un decremento
con la estimulación eléctrica repetida. Si este fuera el caso, la serie
de estímulos debe ser ejecutada antes de suministrar el Tensilón al
paciente, y repetida entre 1 y 2 min después de aplicarlo.
Sea cual fuere la situación clínica que se presente, si se concluye
que se debe hacer una prueba de estimulación repetida, corresponde
152
hacer uso de una frecuencia de estimulación de 3 Hz y agrupar los
estímulos en series formadas al menos por 10 estímulos.
Como ya se mencionó, volver a ejecutar una serie de estímulos
repetidos después de una contracción tónica de alrededor de 30 s de
duración del músculo sometido a la prueba, en pacientes con un tras-
torno de la transmisión neuromuscular, es una táctica muy utilizada
en la práctica diaria. Esta táctica puede dar los siguientes frutos. En
pacientes que sufren de MG, pero en los cuales el ensayo de
estimulación repetida antes de la contracción muscular voluntaria no
dio por resultado decremento alguno, o lo dio de forma poco elo-
cuente, la repetición de la serie de estímulos a los 2 o 5 min después
de cesar la contracción muscular voluntaria del músculo examinado,
puede poner de manifiesto, por vez primera, el decremento espera-
do. Este efecto es conocido como agotamiento postetánico.
En pacientes en los cuales la estimulación repetida aplicada antes
de contraer el músculo ya provocó un decremento en la amplitud y
en la superficie de los PAMC, una nueva aplicación a los 2 o 5 min
después de la contracción voluntaria de unos 30 s de duración, per-
mitirá observar con mayor transparencia aún el fenómeno fisiopa-
tológico del decremento en estos pacientes. De manera inmediata
después de terminada la contracción voluntaria, la prueba de
estimulación repetida puede dar por resultados, si se trata de una
MG, un ligero y gradual aumento en la amplitud de los PAMC
(facilitación postetánica) y si se trata de un síndrome miasténico, un
trascendental incremento, mayor que 100%, en la amplitud de los
PAMC (incremento postetánico).
Existen muchas variantes para aplicar el procedimiento de la
estimulación repetida a pacientes en los que se sospecha MG. To-
mando en consideración la experiencia de nuestro laboratorio de
neurofisiología clínica se recomienda, primero, una explicación ex-
haustiva al paciente y la preparación de las áreas de estimulación y
registro con las condicionales explicadas, y a continuación efectuar
una estimulación supramaximal repetida con una frecuencia de
3 Hz. Se deben dejar transcurrir al menos 3 min entre el examen
neurológico clínico de la fuerza muscular y la puesta en marcha de
los estímulos eléctricos sobre el nervio, ya que así se evita que la
respuesta de decremento sea enmascarada por una posible facilitación
postetánica. Si los resultados no son evidentes o se registran artefac-
tos, se debe aplicar de nuevo la serie de estimulación supramaximal
repetida a 3 Hz. Si el decremento es manifiesto, el diagnóstico resul-
153
ta seguro y se puede dar por terminada la prueba. Si el decremento
no aparece o es muy limitado, se debe repetir la prueba después de
transcurrir 1, 3 y 5 min tras la ejecución de una contracción muscular
tónica de 30 s de duración.
De todas las pruebas de la neurofisiología clínica, quizás esta de
la estimulación repetida es en la que se cometen más errores técnicos
y metodológicos en su desarrollo e interpretación de los resultados,
y en la cual, debido a esto, con mayor frecuencia se obtienen falsos
resultados.
Entre estos está el registro de un falso incremento en la amplitud
de los PAMC. La causa está con frecuencia en trabajar con una in-
tensidad de estimulación submaximal, o en la existencia de cierto
grado de contracción muscular por falta de cooperación del pacien-
te, o en el corrimiento de los electrodos de estimulación con la con-
siguiente indeseada estimulación de nervios y músculos vecinos. Estos
errores pueden ser evitados en su totalidad o al menos reducidos,
según corresponda, elevando la intensidad de estimulación, fijando
el músculo, fijando los electrodos de estimulación o utilizando, en
ocasiones, electrodos de aguja para estimular.
Otro resultado no deseable que puede tener lugar es un abrupto
decremento. Sus dos causas básicas están en el corrimiento de los
electrodos de estimulación y en los artefactos por movimientos. De
nuevo, la solución total o parcial a este problema está en fijar los
electrodos de estimulación y el músculo, y en el uso eventual de
electrodos de aguja para estimular.
Una línea base inestable dificulta, no pocas veces, la prueba de
estimulación repetida e impide obtener resultados limpios y
evaluables. Su origen radica, por lo general, en un cierto grado de
contracción voluntaria que el paciente mantiene y pasa por alto el
investigador, o en artefactos generados por factores técnicos, casi
siempre la interferencia de los 60 Hz de la corriente alterna de línea.
Se impone en tales situaciones conminar al paciente a una mejor
relajación, así como buscar y eliminar la fuente de artefactos técnicos.
154
diferentes procedimientos electroneurográficos son la edad, la talla
corporal, la temperatura de los nervios y de los músculos considera-
dos, la longitud del segmento del nervio periférico que participa en
la investigación y la ubicación anatómica de este segmento.
Con el paso del tiempo, en particular después de los 30 años, se
observa un enlentecimiento en la VCNM y una disminución en la am-
plitud de los PAMC, un aumento en el valor de la latencia de la onda F
y una reducción en los valores de la VCNS y en la amplitud de los
PANS.
Poca influencia ejerce la talla corporal sobre la VCNM y la VCNS,
pero sí, a mayor talla más prolongada será la latencia de la onda F,
de ahí que sea necesario trabajar con valores corregidos en función de
la talla corporal.
Una baja en la temperatura de los nervios y de los músculos ex-
plorados provoca una caída en la VCNM, en una proporción de 1,5 a
2 m/s por cada 1° C; una dilación de la latencia de la onda F y una
disminución en los valores de la VCNS en una escala aproximada de
2 m/s por cada 1° C. Todas las investigaciones electroneurográficas
deben ser referidas a una temperatura estándar en nervios y múscu-
los periféricos, generalmente entre 32 y 35° C.
Un aumento de la distancia entre los sitios de estimulación ner-
viosa y registro muscular da lugar a ligeras reducciones en la ampli-
tud de los PAMC, a evidentes prolongaciones de la latencia de la
onda F y a bien definidos descensos en la amplitud de los PANS.
Tanto la VCNM como la VCNS son algo más rápidas en los seg-
mentos nerviosos proximales que en los segmentos distales.
155
En este contexto, los problemas más frecuentes en la práctica clí-
nica diaria son la interferencia de los registros electroneurográficos
por ruido electrónico a una frecuencia de 60 Hz; la presentación de
un gran artefacto de estímulo; la imposibilidad de registrar PAMC
(en los estudios de VCNM), a pesar de observarse contracciones
musculares; el registro de PAMC de muy poca amplitud, o incluso la
ausencia absoluta de ellos en el registro, a pesar de poseerse pruebas
inequívocas de que el estímulo eléctrico sobre el nervio se está pro-
duciendo; y el registro de potenciales con configuraciones atípicas.
La interferencia en los registros neurográficos por ruido electró-
nico a una frecuencia de 60 Hz es un suceso que tiene sus fuentes en
la corriente eléctrica alterna de la línea y en otros equipos médicos,
motores y lámparas de neón ubicados en el local donde se desarrolla
la prueba electroneurográfica, o en sus cercanías, y tiene sus causas,
casi siempre, en problemas técnicos relacionados con el electrodo de
tierra y con el electrodo activo de registro.
En lo que respecta al electrodo de tierra, lo más frecuente es que
no esté colocado de manera firme, y por consiguiente su contacto
con la piel del sujeto no sea seguro, que esté defectuoso, que no esté
bien húmedo o que su cable conductor no ajuste de forma adecuada
en la caja de entrada de los electrodos.
En relación con el electrodo activo de registro se trata, por lo
general, de un deficiente contacto de este con la piel, ya sea por estar
de forma completa o parcial despegado de ella o por existir una ele-
vada resistencia en su interfase con la piel, a pesar de estar bien asen-
tado sobre esta.
Siempre existe, además, la posibilidad de que tanto el electrodo
de registro, como el de tierra, o sus cables conductores hasta el
preamplificador, presenten discontinuidades en su estructura, lo cual
también es causa de la entrada de las indeseables señales de 60 Hz en
los registros electroneurográficos.
Entre las acciones más recurridas para solucionar estos inconve-
nientes están asegurar firmemente los electrodos de tierra y de registro
a la piel del sujeto; cambiar los electrodos y sus cables; humedecer
el electrodo de tierra; desconectar los equipos, motores o lámparas
del entorno; limpiar la piel que queda cubierta por el electrodo acti-
vo de registro con sustancias abrasivas que eliminen la capa córnea y
156
sustancias que eliminen la grasa, y volver a colocar a continuación
sobre ella gel o pasta conductora.
La presentación de un gran artefacto de estímulo es un hecho que
tiene entre sus causas principales haber situado el electrodo de tierra
en un falso lugar; la existencia de una película de humedad que pone
en contacto, a pesar de la distancia, los electrodos de estimulación y
registro; una alta resistencia de la piel; la aplicación de estímulos
eléctricos de muy alta intensidad y larga duración, y finalmente la
propia influencia directa de la corriente de estimulación sobre el elec-
trodo de registro.
Por lo general, estas dificultades son vencidas, según correspon-
da, si se cambia la posición del electrodo de tierra; si se seca con
cuidado la piel; si se limpia la que queda cubierta por el electrodo
activo de registro con sustancias abrasivas y sustancias que eliminen
la grasa, y se vuelve a colocar a continuación sobre ella gel o pasta
conductora; si se mantiene la intensidad supramaximal del estímulo,
pero se utiliza la menor intensidad y la menor duración posibles del
estímulo, y si se gira el ánodo en un ángulo aproximado de 45°, a
uno u otro lado.
La imposibilidad de registrar PAMC (en los estudios de VCNM),
a pesar de observarse contracciones musculares, es un problema que
requiere de especial atención por parte del neurofisiólogo, a fin de
evitar importantes errores al interpretar los resultados.
En ocasiones se olvida abrir la entrada en el preamplificador del
canal que se utiliza para el registro de las señales o se abre otro canal.
Dos causas, no por elementales infrecuentes en la práctica diaria, de
que los PAMC estén ausentes del registro a pesar de observarse las
sacudidas musculares.
Si se colocan los electrodos de registro en posiciones equivoca-
das, si se sintoniza la amplificación del sistema de registro en un
nivel muy bajo, si los electrodos de registro están defectuosos y si el
estimulador no genera pulsos eléctricos, faltará también la señal
bioeléctrica esperada. En este último caso faltará además la contrac-
ción muscular.
Para eliminar todos los trastornos anteriores, en dependencia del
error cometido, bastará con abrir el canal adecuado, ajustar la am-
157
plificación a los niveles requeridos para observar los potenciales in-
vestigados, reposicionar y optimizar la ubicación de los electrodos
de registro, sustituir los electrodos de registro por otros, probar el
estimulador y sus cables, y humedecer los contactos con la piel.
El registro de PAMC de muy poca amplitud, o incluso la ausencia
absoluta de ellos en el registro, a pesar de poseerse pruebas inequí-
vocas de que el estímulo eléctrico sobre el nervio se está produciendo,
ocurre, por lo general, debido al uso de intensidades de estimulación
muy bajas y a la colocación sobre el músculo no solo del electrodo
activo de registro, sino también del electrodo de referencia. Será su-
ficiente con rectificar el error que esté presente para eliminar el pro-
blema. Entonces se aumenta la intensidad de los estímulos hasta su
máximo posible y si fuera necesario se aumenta, a partir de enton-
ces, la duración de estos, o se recoloca el electrodo de referencia
sobre un tejido sin actividad eléctrica.
El registro de potenciales con configuraciones atípicas nos obliga
a revisar de inmediato, y ante todo, las conexiones de los cables de
los electrodos de registro a la entrada del preamplificador, pues la
conexión equivocada del electrodo de referencia en la entrada co-
rrespondiente al electrodo activo de registro, y viceversa, es quizás
la causa más común de aparición de potenciales con configuraciones
atípicas.
Una falsa disposición de los electrodos de registro se debe tener
también en cuenta para explicar posibles configuraciones atípicas en
los potenciales. Optimizar la posición de los electrodos de registro
es la solución.
La estimulación simultánea de dos nervios, el examinado y otro
vecino, también dará lugar a potenciales con configuraciones atípicas.
Antes de recurrir a la estimulación con electrodos de aguja para in-
tentar minimizar este efecto, se deben agotar los intentos por optimizar
la ubicación de los electrodos de estimulación y reducir la intensidad
de estimulación, sin llegar a límites submaximales.
En el anexo que aparece al final del libro se muestran los valores
normativos para los estudios electroneurográficos más utilizados en
la práctica clínica diaria tomados de las tablas de valores normales
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