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4-02 Esterman - 2020 - Revitalización Feminismo Sindicalismo

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COLECCIÓN BECAS DE INVESTIGACIÓN

Feminismos y sindicatos
en Iberoamérica
Nora Goren y Vanesa Lorena Prieto
(Editoras)

Instituto de Estudios Sociales en


Contextos de Desigualdades (IESCODE)
Índice

Presentación.............................................................................................................................9
Karina Batthyány y Darío Kusinsky

Introducción............................................................................................................................11
Nora Goren y Vanesa Lorena Prieto

PARTE I

El desafío de compartir el poder sindical...................................................................27


Didice Godinho Delgado

Desigualdades sexogenéricas en el trabajo.


Las agendas sindicales feministas.................................................................................67
Nora Goren y Vanesa Lorena Prieto

El redescubrimiento del trabajo de cuidados.


Algunas reflexiones desde la sociología......................................................................97
Pilar Carrasquer Oto

Feminismo y sindicalismo, la potencia de un encuentro.


Algunas reflexiones en torno al caso argentino.....................................................127
Estela Díaz y Yamile Socolovsky

PARTE II. Ensayos ganadores de la convocatoria

El sindicato por asalto. Feminismo y revitalización


sindical en Argentina........................................................................................................ 153
Victoria Estermann
La resistencia sindical tiene rostro de mujer..........................................................187
Alejandra del Carmen Rivera Alvarado
y Jazmin Jareth Goicochea Medina

Cuellos blancos sin unión. La no-sindicalización


del trabajo femenino en oficinas................................................................................. 203
Humberto Merritt y Kelly Taiz Coleman Quiñonez

La protección social negociada en las cláusulas de género


de los Consejos de Salarios de Uruguay.
¿Diferentes miradas hacia la igualdad de género?................................................241
María Belén Villegas Plá y Marcelo Daniel Castillo Fernández

Trabalho Digno em um Setor Informal?


Resistência e Empoderamento das Trabalhadoras Domésticas
na Região Sudeste do Brasil............................................................................................281
Louisa Acciari y Tatiane de Oliveira Pinto

Revolución de los cuidados. Elementos para una reivindicación


de derechos desde el sindicato de mujeres del trabajo
doméstico remunerado en Colombia......................................................................... 317
Juan David Almeyda Sarmiento,
Blanca María Díaz Villa y José Rubio Martínez

Anarquistas, feministas y libertarias en el Sur de Chile.


Los aportes de la Unión Sindical Femenina de Osorno (1932 a 1942)........... 347
Martina Paillacar Mutizábal
El sindicato por asalto
Feminismo y revitalización sindical en Argentina

Victoria Estermann*5

La perspectiva de género en los sindicatos es una temática que inter-


nacionalmente tiene una tradición de varios años. Ya desde la década
de los setenta empiezan a aparecer los trabajos pioneros que relacio-
nan las luchas de las mujeres al interior de los sindicatos en el con-
tinente europeo. Y más cerca en el tiempo, la década de los noventa
vio un nuevo impulso de la mano de los estudios de las relaciones del
trabajo en Gran Bretaña. En continuidad con esta línea, en los países
del centro capitalista se viene estudiando el rol de los grupos de mu-
jeres en los sindicatos y cómo estos generan una revitalización y de-
mocratización en los mismos. Tales investigaciones rescatan casos y
estrategias que han desarrollado los diferentes gremios en las diversas
instancias nacionales. A pesar de este despliegue tan rico, las discusio-
nes se demoraron en llegar a los equipos de investigación en Argenti-
na, aunque, en las últimas décadas, avanzan a paso lento pero firme.

* Licenciada en sociología por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Actualmen-


te está realizando el Doctorado en Estudios Sociales Interdisciplinarios de Europa y
América Latina (UNLP/Universidad de Rostock) y es becaria doctoral UNLP en el Cen-
tro de Investigaciones Sociohistóricas (CISH) del Instituto de investigaciones en Huma-
nidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) de la UNLP. victoria.estermann@gmail.com

153
Victoria Estermann

Nos resulta interesante reflexionar sobre la incorporación de la


perspectiva de género en los sindicatos y si esta genera un proceso de
revitalización sindical en la actualidad, particularmente tomando en
cuenta el impacto que la discusión de dichas problemáticas ha tenido
en la sociedad argentina en los últimos años. Para ello se realizará un
recorrido sobre las discusiones tanto nacionales como internaciona-
les en lo relacionado al binomio sindicalismo-género, vinculándolo
con el proceso actual que está experimentando la Asociación Banca-
ria, el sindicato de trabajadores bancarios, donde se está producien-
do una fuerte incorporación y discusión de la perspectiva de género.
Lo más interesante a destacar de este caso es la transformación que
pudo realizarse desde un fuerte período de deslegitimación, en 2009,
hacia un período de fuerte ofensiva y lucha, y de gran relevancia, en
relación con la discusión de las temáticas de género en la actualidad.
Creemos que esta experiencia puede ser leída en clave de una revi-
talización sindical vía perspectiva de género y que puede ser el pun-
tapié inicial para reflexionar sobre el proceso mismo del avance de
la igualdad al interior de los sindicatos. Por lo tanto, intentaremos
responder si es posible pensar la incorporación de la perspectiva de
género como una estrategia de revitalización en la Argentina actual.

Repensando la revitalización sindical

Siguiendo a Behrens, Hamann y Hurd podemos pensar la revitali-


zación sindical como “(re)ganar poder a través de las varias dimen-
siones que capturan las principales orientaciones o esferas de la ac-
tividad sindical” (2004, p. 20). La diferencia entre un sindicato que
declina y otro que se está revitalizando es el grado de poder para in-
fluenciar a otros actores relevantes como a los empleadores o al Esta-
do. Por esto, según los autores, la mejora en las condiciones externas
no conlleva automáticamente un proceso de revitalización sindical,
sino que los sindicatos tienen que traducir activamente este poten-
cial recurso en revitalización.
154
El sindicato por asalto

En el caso argentino, cuando se habla sobre el concepto de revita-


lización sindical, pensamos en las discusiones que se dieron en torno
al proceso de recomposición de los sindicatos tradicionales ligados a
la Confederación General del Trabajo (CGT)1 y el Partido Justicialista
(PJ)2 que ocurrió entre 2003 y 2007. En estos trabajos se planteó, por
un lado, que no hubo una revitalización sindical, sino más bien una
recuperación del poder, sin que surgieran formas innovadoras de
pensar el sindicalismo, nuevos dirigentes o repertorios de acción (Az-
teni y Ghigliani, 2008). Por otro lado, también se menciona a ese pe-
ríodo como el de surgimiento de un neocorporativismo segmentado
(Etchemendy y Collier, 2007), considerando que los sindicatos solo
representan al sector de trabajadores “en blanco”3 que comprenden
al 40% de la población activa. El otro 60% de los trabajadores queda
englobado dentro de las distintas formas de trabajo no registrado,
por fuera de la cobertura sindical.
Si bien estos diagnósticos son compartidos, creemos que en el pe-
ríodo de fuerte ofensiva neoliberal que se abrió con el gobierno de
Mauricio Macri (2016-2019) se pueden retomar las discusiones sobre
revitalización sindical para pensar las estrategias que se dieron en al-
gunos sindicatos con la implementación de nuevas formas de acción,
donde el rol del movimiento feminista fue de suma importancia. Nos
interesa enfocarnos en el caso de la Asociación Bancaria para poder
pensar la incorporación de la perspectiva de género y al feminismo
como un revitalizador de los sindicatos. En primer lugar, porque este
ha sido uno de los actores que mayor ofensiva tuvo en el período; en

1
La CGT es la central sindical histórica de Argentina. Fundada en 1930 como con-
secuencia de un acuerdo entre socialistas, sindicalistas revolucionarios, comunis-
tas e independientes, ha tenido un gran peso y desarrollo durante los gobiernos pe-
ronistas (1945-1955) y desde entonces ha sido un actor central en la política sindical
argentina.
2
El Partido Justicialista, fundado por Juan Domingo Perón como partido peronis-
ta, es un actor político de gran relevancia en la vida política argentina.
3
El trabajo denominado “en blanco” incluye a los trabajadores en relación de de-
pendencia comprendidos en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA),
creado por la Ley N° 26.425.

155
Victoria Estermann

segunda instancia, por la capacidad de conformación de alianzas y


coaliciones que demostró; tercero, por el espacio que le han dado a la
perspectiva de género al interior del gremio y que se ha trasladado
también a las coaliciones intersindicales como en el espacio de “Mu-
jeres Sindicalistas” de la Corriente Federal de Trabajadores.
Para pensar la revitalización sindical, en este período, retomamos
las discusiones planteadas en el libro Varieties of Unionism, de Carola
Frege y John Kelly (2004), donde se señalan cuatro dimensiones, y
sus respectivas estrategias, que capturan las principales orientacio-
nes de la revitalización. De estas hay tres dimensiones que pueden
ser medidas fácilmente a nivel empírico cuando pensamos en patro-
nes de revitalización: la de la membresía, la económica y la política.
A cada una le corresponde una estrategia sindical, pero la última, la
institucional, representa mayores complejidades a la hora de poder
detectarla, ya que tiene que ver con la estructura interna, la dinámi-
ca y la identidad de los sindicatos.
En relación a la dimensión de la membresía, lo que se mide, a la hora
de pensar en revitalización, es el aumento en la cantidad de miembros
afiliados o el aumento en la densidad sindical (cantidad de miembros
sobre cantidad total de trabajadores de ese sector), pero también puede
detallarse un cambio en la composición de los miembros del sindica-
to, es decir, mayor representación de minorías o una representación
espejada de la composición del sector de actividad. Como se verá más
adelante, la Asociación Bancaria dio sus primeros pasos hacia la revi-
talización pensando en esta dimensión, ya que necesitaba aumentar su
cantidad de afiliados para tener más peso a nivel nacional.
Por otra parte, la dimensión económica está relacionada con el
aumento en el poder de negociación de los sindicatos con sus em-
pleadores, pero también toma en cuenta la habilidad de conseguir
beneficios, ya sea con los empleadores o con el Estado, y el aumen-
to del impacto de los trabajadores en la distribución de las riquezas.
Otra vez tomando como ejemplo el sindicato bancario, lo que pode-
mos ver es que este poder se deriva por un lado de la situación econó-
mica del país (el aumento de la bancarización y la gran dependencia
156
El sindicato por asalto

de los bancos por parte de otros sectores de la economía argentina).


No obstante, también fue necesario que el sindicato vea esta posibi-
lidad y actúe en consecuencia para aumentar su poder económico.
La dimensión política tiene que ver, como su nombre lo indica,
con el aumento en la efectividad de los esfuerzos de los sindicatos
para influir en el proceso de hacer política. Puede ser considerada
desde la participación en el proceso electoral, trabajando para ase-
gurar el triunfo de un partido político con el que están aliados, en la
selección de los candidatos o bien en la toma de decisión y participa-
ción en las campañas electorales. En el caso de la Asociación Banca-
ria, tanto esta dimensión como la anterior, en vez de ser una estrate-
gia utilizada para la revitalización del sindicato, fue consecuencia de
su previa revitalización y aumento de poder, pero también ha contri-
buido a su proceso actual.
Por último, la dimensión institucional tiene que ver con las estruc-
turas organizacionales y de gobierno de los sindicatos, así como sus
dinámicas internas. Comprende la capacidad del gremio de ajustarse
a nuevos contextos, el entusiasmo interno por aplicar nuevas estra-
tegias y la sensación de introducir algo nuevo y fresco al sindicato
que no está siendo adecuadamente capturado por el mismo. Es un
concepto difícil de medir porque no puede verse claramente como los
otros tres, pero a la vez está diseñado para acompasar la estructura
interna, su dinámica e identidad con las modificaciones externas.
Lo que los autores plantean es que esta última dimensión se re-
laciona con las otras tres interactivamente. Es decir, que muchas
veces, cuando se modifica alguna de las otras dimensiones, la estruc-
tura interna del sindicato debe tender a modificarse para dar una
mejor respuesta a los cambios, con las complejidades que ello impli-
ca. Esta dimensión institucional es la que intentaremos ampliar en
los siguientes apartados, para pensar si se dio un proceso de revitali-
zación donde se incluyó la perspectiva de género.
En esta dimensión, las estrategias que se mencionan son tres: la
reestructuración del sindicato es la primera. Es decir, la modificación
del funcionamiento interno con la creación de nuevas instancias o el
157
Victoria Estermann

reordenamiento de la organización. También toma en cuenta las fu-


siones para crear otras instituciones con mayor poder y tamaño o las
relaciones cercanas entre federaciones sindicales y sindicatos. Estos
son todos desafíos que enfrentan los gremios en relación a cómo
pensar su organización y la relación con otras instituciones.
Otra de las estrategias que mencionan es la construcción de coa-
liciones con otros grupos de la sociedad civil o con otras organizacio-
nes y movimientos sociales, lo que genera un desarrollo de políticas
y actividades en conjunto, potenciando la fortaleza de los integran-
tes. Por último, se señala la solidaridad internacional como otra es-
trategia para revitalizar a los sindicatos, que en el caso de la Bancaria
falta aún desarrollar, a pesar de que es parte del sindicato global de
servicios UNI finanzas.4
Retomando las discusiones expuestas más arriba se concluye que
la posición de los sindicatos es dependiente de los contextos, es de-
cir, tiene que ver con las condiciones políticas, legales y económicas
que regulan la actividad sindical y que sitúan a los sindicatos en el
sistema político y legal nacional. Por lo tanto, cada organización se
enfocará en las dimensiones de esta revitalización de acuerdo a la
naturaleza de la crisis en la cual se encuentren los mismos.
Pero como ya mencionamos, si bien estas variables nacionales in-
fluencian y constriñen la actividad de los sindicatos, también es cier-
to que los mismos deciden y pueden decidir en qué dimensión y cómo
enfocarse para avanzar en su revitalización, con lo cual esta perspec-
tiva no niega la agencia de los actores involucrados en estos procesos.

4
UNI Finanzas es el Sindicato Global de los trabajadores y trabajadoras de finan-
zas y seguros. Representa a 3 millones de empleados en 237 sindicatos en todo el
mundo y busca implementar los objetivos del sindicato global UNI en el contexto
del sector financiero.

158
El sindicato por asalto

La Asociación Bancaria en el período post crisis


de legitimidad (2013-2016)

En el caso de la Asociación Bancaria, para pensar si se dio o se está


dando un proceso de revitalización sindical, tenemos que adentrar-
nos en la historia reciente del mismo y en el comienzo de la búsque-
da por una relegitimación.
Podemos mencionar que el proceso de renovación o de neocor-
porativismo segmentado que experimentaron el resto de los sindica-
tos se vio trunco por un período de deslegitimación grave a partir de
2009, causado por el enjuiciamiento y encarcelamiento a su secreta-
rio general Juan José Zanola, acusado de falsificar y adulterar medi-
camentos, así como de estafar al Estado con el cobro de tratamientos
médicos inexistentes en la causa mediáticamente llamada “mafia de
los medicamentos”.
Desde su encarcelamiento, queda a cargo el secretario ge-
neral adjunto Sergio Palazzo, quien en sus tres años de gestión
post-Zanola, realizó una serie de medidas estructurales para vol-
ver a legitimar al sindicato, entre las que se encuentran medidas
relacionadas con la organización interna del sindicato (la certifi-
cación bajo normas ISO para procedimientos de administración
y manejo de recursos, la implementación de los Comités Mixtos
de Higiene y Seguridad Laboral), medidas orientadas a la relación
con los empleadores (la reposición del 1% por parte de las cámaras
empresarias a la obra social) y el aumento de la afiliación gracias
a campañas activas enfocadas en la juventud, para contrarrestar
la debilidad que tenía al interior de la CGT debido a la merma de
afiliados que la situación económica y social había dejado como
consecuencia de la fusión de bancos, las privatizaciones en el inte-
rior y la crisis interna.
Para las elecciones sindicales de 2013, que consiguió en septiem-
bre de 2014, Sergio Palazzo realizó nuevas apuestas, en busca de se-
guir legitimando el sindicato y su gestión al interior del mismo. En

159
Victoria Estermann

ese sentido, una de sus propuestas de campaña fue la de volver a le-


vantar la obra social, desfinanciada y al borde de la crisis por todo el
proceso de 2009, y promover el eje de género, tanto con la creación
de la Secretaría de Derechos Humanos, Género e Igualdad, como con
la promesa de incorporar la perspectiva de género en el nuevo conve-
nio colectivo de trabajo.
Así, podemos ver que ya desde el principio de la gestión de Palazzo
estaba presente el interés en volver a legitimar el sindicato a través
de una renovación de su imagen y del aumento de la afiliación, tanto
para volver a tener peso frente a las cámaras empresarias y el Estado,
como para tener injerencia al interior de la CGT, donde quedó despla-
zado por la situación de crisis interna que atravesó. En este sentido,
las transformaciones institucionales en el gremio y el aumento de
afiliados fueron los soportes en los que se asentó el sindicalista.
Rescatamos la incorporación de la perspectiva de género como
estrategia de revitalización sindical porque se les da una gran rele-
vancia a estas temáticas desde el inicio de su gestión, aunque con
menor protagonismo que el que tendrán posteriormente. El proceso
de conformación de esta perspectiva de género comienza con la crea-
ción de la Secretaría de Derechos Humanos, Género e Igualdad (SD-
HGI) en 2013 a cargo de Claudia Ormachea, donde se conforma un
equipo interdisciplinario de profesionales para esta secretaría, con
acceso a recursos económicos y una relativa libertad para realizar
actividades. Es importante destacar que la designación de Ormachea
para este cargo al interior de la Bancaria se vio inicialmente como
una “degradación de su posición” porque ella anteriormente ocupa-
ba el cargo de Prosecretaria de Administración, “un lugar importan-
te en el sindicato”,5 que es la primera secretaría, luego del secretario
y el secretario adjunto. No obstante, este cargo cobrará una gran im-
portancia en los años a venir, donde el feminismo se fortaleció fuer-
temente en la escena política.

5
Según informante clave integrante de la SDHGI.

160
El sindicato por asalto

A lo largo de su paso por la Secretaría de Derechos Humanos, Gé-


nero e Igualdad se va realizando una serie de medidas para incluir
la perspectiva de género en el sindicato. En un primer momento, se
parte de las actividades destinadas a la formación y difusión de las
mismas en el interior de la Secretaría, para luego pasar a pensar polí-
ticas destinadas a la modificación de las desigualdades en los lugares
de trabajo.
Para ver este proceso de transformación y consolidación de la in-
clusión de la perspectiva de género en el sindicato, consultamos las
publicaciones elaboradas por el mismo y observamos el desarrollo
de los Encuentros Nacionales de Trabajadoras Bancarias (ENTB) que
ocurrieron en 2015, 2016, 2017 y 2019.6 Pudimos constatar que se fue
dando un proceso de identificación en relación a ser “mujer sindica-
lista” y a la vez un avance en la profundidad y elaboración teórica
acerca de las problemáticas de género en el mundo bancario, suma-
do a una mayor implicancia en las actividades y movilizaciones fe-
ministas. Todo esto en el marco de la creación de un espacio propio
para abordar la perspectiva de género y pensar políticas propias, un
proceso que se enmarca, otra vez, en el plano de la organización in-
terna del sindicato.
Al principio en todas estas actividades, la introducción de la pers-
pectiva de género se da desde una visión más general, es decir, de las
discriminaciones y violencias que sufren las mujeres por el hecho de
ser mujeres y de la importancia de la igualdad. No hay aquí una iden-
tificación o discusión de la especificidad de las mujeres trabajadoras
ni de las sindicalistas, pero se empiezan a incorporar tímidamente,
en especial cuando se analiza el acoso sexual en los lugares de traba-
jo, donde introductoriamente se da una explicación de lo que es la
desigualdad social, o en el caso de las violencias domésticas, cuando

6
Encuentros nacionales donde se reúnen alrededor de 600-800 trabajadoras ban-
carias para discutir las problemáticas de género en el ámbito sindical y laboral. No
hubo encuentro en 2018.

161
Victoria Estermann

se discute el tema de licencias específicas para estas situaciones, con


el fin de evitar que las trabajadoras se tomen licencias psiquiátricas.
En este período lo que podemos ver es un desarrollo de activida-
des y propuestas al interior del sindicato, centrado en las problemá-
ticas propias y en cómo avanzar en medidas tendientes a la igualdad.
La coordinación con otras organizaciones sociales o sindicales no se
vislumbra tan constante y con un objetivo a mediano plazo, como
sucederá más adelante. Esta coordinación ocurre, particularmente
en los ENTB o en distintos conversatorios con otras personalidades
destacadas, como por ejemplo el caso de Estela Díaz, referente de gé-
nero de la CTA o Nora Goren, referente en estudios sobre desigual-
dad y género. Por eso pensamos esta etapa como de “crecimiento
hacia dentro”.
Retomando lo expuesto por Frege y Kelly (2004) se da una estra-
tegia de reestructuración del sindicato, con la creación de la SDHGI
y las distintas formas de incorporar la perspectiva de género, que co-
mienza a gestar un proceso de revitalización sindical en las afiliadas
que participan de estas instancias. Esto se contrapone con el período
posterior, donde, si bien se realizan actividades de discusión interna,
se tiene más presente la coalición con otros sindicatos y movimien-
tos sociales, lo que genera mayor impacto a nivel social y mediático,
con el marcado rol de la SDHGI, a cargo de Claudia Ormachea.
Además, podemos mencionar el cuadernillo “Defendiendo el
derecho a tener derechos”, presentado el 16 de noviembre de 2017,
como un documento bisagra entre el período de construcción in-
terna y el período de coaliciones. Este documento demuestra que al
interior del sindicato están cristalizando las discusiones tanto del
mundo gremial como de la sociedad en relación con la perspectiva
de género y los feminismos. Lo que rescatamos de dicho documento
es, en primer lugar, que se consolida la posición de pensarse como
mujeres y sindicalistas y de desarrollar esta intersección entre géne-
ro y clase de cara a las discusiones con la sociedad. En segundo lugar,
la cuestión acerca de la disputa de poder al interior del sindicato,
cuando en su introducción menciona que un compañero comentó:
162
El sindicato por asalto

“Compañera, disculpe, pero a las compañeras debemos frenarlas,


solo permitimos que entren dos. Imagine, si las dejamos que se acos-
tumbren a participar pronto querrán hacerse cargo del sindicato y
de sus políticas” (Asociación Bancaria, 2017, p. 4). Por último, desta-
camos la introducción de una serie de conceptos y de discusiones
que intentan constantemente vincular la doble desigualdad que vi-
ven las mujeres trabajadoras. En este sentido, el documento detiene
a definir las categorías de patriarcado y capitalismo, así como la vin-
culación entre ambas; y también desarrolla el concepto de división
sexual del trabajo y los roles y estereotipos de género.
En todas estas actividades lo que estamos viendo es que se gene-
ran espacios de discusión y de acción sobre la perspectiva de género,
que van involucrando tanto a las dirigentes como a las afiliadas en
la construcción de un corpus teórico feminista. De más está aclarar
que el contexto nacional, fundamentalmente a partir de la marcha
Ni Una Menos del 3 de junio de 2015, también acompaña en esta efer-
vescencia acerca de las problemáticas de género.

Revitalización sindical vía perspectiva de género

Cuando destacamos la importancia de la perspectiva de género en


el marco de la revitalización sindical, pensamos no solo en el he-
cho de la afiliación sindical (importante también) sino también en
nuevas formas de pensar al sindicalismo, las relaciones sindicales
y las formas de acción. En este sentido, el feminismo tiene mucho
para decir sobre estas perspectivas y se puede ver que en todos
los sectores de la sociedad su aporte ha sido inconmensurable. La
academia también ha hecho su parte, generando enriquecedoras
discusiones, tanto nacionales como internacionales, en torno al
binomio sindicalismo-género y cómo este ha contribuido a dicha
revitalización.
A nivel internacional, podemos mencionar tres instancias en las
que la implementación de la perspectiva de género tiene injerencia
163
Victoria Estermann

en la situación de las mujeres. Por un lado, se encuentra la aplicación


de políticas tendientes a avanzar en la igualdad tanto en los lugares
de trabajo como en las estructuras sindicales. En segundo lugar, un
grupo de investigaciones ha detallado las problemáticas existentes al
interior de los espacios de poder generizados y cómo las mujeres han
desarrollado estrategias tendientes a avanzar en una mayor inclu-
sión. Por último, tenemos las investigaciones acerca del impacto en
la representación de los espacios sindicales por parte de las mujeres.
Estas tres líneas de investigación desarrolladas internacional-
mente coinciden con el recorrido a través de la bibliografía nacional
que hacen Arriaga y Medina (2018), señalando los distintos ejes en
torno a los cuales la investigación nacional sobre sindicalismo y gé-
nero ha girado: participación de las mujeres en las organizaciones
sindicales, institucionalización de una agenda de género en el mun-
do sindical y diferentes experiencias de acción reivindicativa o con-
tenciosa de las trabajadoras organizadas.7
A lo largo de todos estos trabajos hay una serie de conclusiones
que se repiten y retroalimentan, entre las cuales podemos mencionar
la importancia de los espacios de mujeres al interior de los sindica-
tos, ya que permiten no solo pensar políticas y medidas relacionadas
con las desigualdades de género, sino también avanzar en la forma-
ción de mujeres militantes (Ledwith, 2012; Kirton y Greene, 2005;
Munro, 2001). Uno de los datos a destacar de toda la bibliografía es el
reconocimiento a la importancia de la incorporación de las mujeres
al sindicalismo para lograr su revitalización, particularmente en el
sector servicios, que es uno de los más feminizados y de los que más
ha crecido en número de trabajadores (Kirton, 2016; Kirton y Healey,
2012). Esto es así, en primer lugar, porque la revitalización sindical
depende de atraer a grupos subrepresentados de trabajadores, espe-
cialmente mujeres, para que refleje en mayor medida la diversidad

7
Recomendamos el texto de Arriaga y Medina (2008) para rescatar a las distin-
tas autoras y autores que investigan sobre sindicalismo y género, así como posibles
vías de acción y límites encontrados.

164
El sindicato por asalto

de la fuerza de trabajo en dicho sector. Por ello el desarrollo de po-


líticas de género y el incremento de la atención a estas problemáti-
cas genera que las mujeres vean sus intereses representados en los
ámbitos gremiales y participen más activamente de los mismos. De
igual manera, la imagen generizada de los sindicatos juega un rol
importante a la hora de afiliar miembros ya que las mujeres ven a
los sindicatos de una manera menos hostil cuando hay más de ellas
participando en ellos.
Por todo esto, los sindicatos han desarrollado reformas estructu-
rales para fomentar la igualdad de género, aunque en la práctica no
se traducen en un posicionamiento equitativo de varones y mujeres
en los mismos. Esto se explicaría por la llamada “cultura de la mas-
culinidad” arraigada en los sindicatos tradicionales y en sus dirigen-
tes, lo que genera barreras culturales a los avances que pueden darse
estructuralmente.
Un grupo de investigaciones ha detallado las trayectorias de las
mujeres sindicalistas y las problemáticas que enfrentan al interior
de los espacios de poder generizados así como las estrategias que se
han dado para avanzar en una mayor inclusión. En este sentido una
de las conclusiones más importantes que se hacen es la de enfocar
el análisis en los regímenes de inequidad8 que cada sindicato posee,
para actuar en consecuencia, porque es en los espacios informales
y ocultos donde siguen operando las dificultades para avanzar en
la carrera sindical. En relación a las problemáticas que experimen-
tan las mujeres sindicalistas en su recorrido por los sindicatos, se
menciona al “techo de cristal” –la limitación invisible del ascenso
laboral de las mujeres al interior de las organizaciones, que limita
sus carreras profesionales y les impide seguir avanzando– como
una de las más importantes: como en los espacios de socialización
informal prima la ayuda entre varones, las mujeres quedan en

8
Todas las organizaciones tienen regímenes de desigualdad, definidos como prác-
ticas, procesos, acciones y significados poco interrelacionados que dan como resul-
tado desigualdades de clase, de género y raciales dentro de organizaciones particu-
lares (Acker, 2006).

165
Victoria Estermann

desventaja y se ven excluidas de definiciones sobre ascensos o toma


de responsabilidades.
El “piso pegajoso”9 también es una problemática que tiene una
gran importancia en la oportunidad de las mujeres para ser respon-
sables sindicales y esto se debe a que el sindicato es una organización
que consume mucho tiempo. Por esto solo las mujeres que tienen
una estructura familiar que puede hacer frente a esta demanda de
tiempo y una buena distribución de las tareas domésticas y de cui-
dado son quienes pueden acceder a los cargos sindicales. De otra ma-
nera, optan por continuar realizando estas tareas, necesarias para la
reproducción de la fuerza de trabajo.
Otra problemática abordada es la legitimidad precaria que po-
seen como mujeres, ya que la validez de su puesto, de su capacidad,
de su idoneidad siempre es cuestionada. A esto se le suma que el ac-
ceso a los puestos de decisión requiere aprender competencias técni-
cas y de manejo de personas que se adquieren con práctica, a medida
que se va ascendiendo en la organización. Muchas veces las mujeres
quedan “enclaustradas” en determinados cargos (la puesta en mar-
cha de políticas de igualdad es una de ellas), por lo que este “recorri-
do tradicional” de ascenso hacia puestos de mayor responsabilidad,
queda trunco y se le dificulta la acumulación de este tipo de recursos.
Como respuesta a algunas de estas problemáticas, Guillaume (2018)
señala la importancia del “lift as they rise”, que significa que las res-
ponsables sindicales, a medida que ascienden, deben hacer “subir”
con ellas a mujeres para darles actividades y responsabilidades. Es
una forma de aumentar la cantidad de mujeres en espacios de poder,
y también de generar redes de solidaridad femenina.

9
Se designa así a la desventaja que corren las mujeres en el ingreso al mercado
laboral o en el ascenso de sus carreras debido al cumplimiento de las tareas de cui-
dado y domésticas del hogar, que le quitan tiempo y energía para destinarla a otras
actividades. Al recaer muchas veces estas actividades en las mujeres, los varones
tienen más posibilidades de ingresar al mercado de trabajo y ascender en sus carre-
ras ya que no cuentan con la doble jornada laboral.

166
El sindicato por asalto

Por último, tenemos las investigaciones acerca del impacto en la


representación de los espacios sindicales por parte de las mujeres.
Algo que se menciona en algunas investigaciones, y que es intere-
sante rescatar, es la tensión entre la lucha por medidas de acción
positiva y la no utilización de las mismas por parte de las mujeres,
por miedo a la pérdida de legitimidad. Esta última parte es central a
la hora de analizar el sindicalismo en clave de género. La conciencia
de que las medidas de cupo son necesarias para romper el techo de
cristal, pero el mandato interno de no utilizarlas para que se las valo-
re por su capacidad y no por ser dirigentes “de cupo” se presenta en
la mayoría de los espacios de responsabilidad. Esta deslegitimación
informal de los espacios de cuotas impide que se pueda avanzar en
una verdadera igualdad, porque se da una doble estigmatización: por
mujer y por dirigente “de cupo”.
Existen investigaciones que mencionan la importancia de los cu-
pos para democratizar la representación de las mujeres y evitar la
“tokenización” de quienes llegan a esos puestos debido a su carácter
de minoría absoluta (Osborne, 2005). 10 Es cierto que, donde estos han
sido aplicados, se generó una ampliación de la participación de las
mujeres en los espacios de decisión; no obstante, también se men-
ciona que esta feminización desde arriba no es suficiente, ya que los
mecanismos de discriminación siguen encastrados en el funciona-
miento cruzado del mercado de trabajo y el campo sindical. Es por
esto por lo cual a las mujeres le resulta difícil construir una legitimi-
dad estable y durable en esta situación. Para solucionarlo, se plantea
la necesidad de medidas radicales a favor de la igualdad, lo que per-
mite el avance real de las mujeres en lo alto de las organizaciones y la
construcción o expresión de formas de solidaridad de género, clase y
raza a través de grupos o comisiones no mixtas en diferentes niveles
de organización.

Raquel Osborne se refiere por “tokenización” al proceso que ocurre cuando dos
10

grupos con un diferencial de poder entre sí interactúan socialmente. Se produce


un fenómeno de aculturación, por el que el grupo con menor poder se incorpora, se
“suma” inevitablemente a la cultura del grupo con mayor poder.

167
Victoria Estermann

Del lado de las discusiones nacionales sobre sindicalismo y géne-


ro, es pertinente rescatar el recorrido que hacen Arriaga y Medina
(2018), sobre los distintos estudios que analizaron a las organizacio-
nes sindicales desde una perspectiva de género. En relación con la
participación de las mujeres en las organizaciones sindicales, los
estudios concluyen que hay un aumento de la participación en el
mercado de trabajo de mujeres y jóvenes, pero que esto no se corres-
ponde con un aumento en las tasas de afiliación a los sindicatos. Por
otro lado, en relación con la representación dentro del sindicato, la
cantidad de afiliadas mujeres no es proporcional a su participación
en puestos dirigenciales, aun a expensas de tener legislado el cupo
sindical femenino. Por ello, la representación de las mujeres sigue
estando por debajo de la cantidad de las mismas.
En cuanto a los escritos sobre la institucionalización de la pers-
pectiva de género, tenemos por un lado los estudios normativos que
se generan en comisiones y organizaciones no gubernamentales
donde plantean el “deber ser” de ciertos espacios, analizándolos co-
yunturalmente. Por otro lado, hay producciones que concluyen que
hay transformaciones vinculadas con la participación de las muje-
res en los sindicatos pero que históricamente han tomado la forma
de áreas específicas de mujeres e igualdad, en contraposición con las
ideas de transversalización de las políticas de género.
La ley de cupo también se analiza en estos estudios y un fuerte
valor como herramienta que fomenta la mayor cantidad de mujeres
en los espacios de decisión, pero desde una mirada crítica y a través
de la relativización de la idea de que la implementación de cupos por
sí misma llevará a un aumento de las políticas de género e igualdad.
Asimismo, se mencionan las tensiones políticas que estas medidas
de igualdad generan al interior de los sindicatos.
Por último, se visibilizan por un lado los estudios descriptivos
acerca de la conformación de la Mesa de mujeres sindicalistas y las
estrategias de lucha intersindical que se dieron en los años ochenta
dedicadas a la defensa y promoción de los derechos de las trabajado-
ras y por el otro se destacan los estudios que mencionan los sesgos en
168
El sindicato por asalto

las herramientas metodológicas relacionadas con los regímenes de


invisibilidad, debido a la construcción de los mismos desde un para-
digma masculino (Arriaga y Medina, 2018: 200).

La revitalización sindical en la Asociación Bancaria

Con todas estas discusiones en mente, es interesante pensar si en el


proceso 2016-2019 se ha avanzado en la igualdad dentro de la Asocia-
ción Bancaria vía la incorporación de la perspectiva de género y si
también ha servido esta dinámica para favorecer una revitalización
sindical.
Debemos destacar que con el cambio de gobierno y la llegada
de Mauricio Macri a la presidencia en el período 2015-2019, el pro-
tagonismo de Sergio Palazzo y de la Asociación Bancaria empieza
a aumentar, ya que son ellos quienes realizan una mayor cantidad
de movilizaciones contra las medidas del gobierno. Esto ocurre en
primer lugar relacionado con medidas concretas, a principios de su
gestión, que impactan en el mercado de trabajo bancario, pero, a la
vez, a medida que transcurre el período, debido a la posición política
del secretariado nacional, que se encuadra cada vez más en las filas
del kirchnerismo.
La primera medida de lucha contra el gobierno por parte de la
Asociación Bancaria fue la instalación de la “carpa bancaria” en la
entrada del Banco Central de la República Argentina, el 17 de febre-
ro de 2016, exigiendo la reincorporación de los despedidos de esa
entidad. En ese momento se instaló un acampe que duró 65 días.
Este hecho tomó dimensión nacional cuando el diario La Nación,
en una nota de opinión, instó al gobierno a reprimir el acampe con
el flamante protocolo “de actuación en las manifestaciones públi-
cas”. La solidaridad intersindical entonces fue muy fuerte, ya que
distintos dirigentes gremiales e incluso diputados se acercaron al
acampe. El resultado de esta medida de fuerza fue la victoria por
parte del gremio, logrando la reincorporación de los despedidos y
169
Victoria Estermann

el acuerdo paritario, el 22 de abril de 2016. Luego de esta moviliza-


ción, comienzan una serie de luchas a favor de los trabajadores en
relación con la apertura de las paritarias y particularmente en el
ámbito bancario contra las medidas de flexibilización del sistema
financiero, en las que el gobierno buscaba avanzar, para permitir,
entre otras cosas, a los supermercados y las farmacias vender di-
chos servicios. El objetivo que persiguió el Secretario General fue
mostrarse como un sindicato fuerte, opositor al macrismo, frente a
la moderación de las CGT. Además, utilizó el poder acumulado para
enfrentar el ajuste del gobierno, evitar los recortes y la flexibiliza-
ción laboral en su sector.
Hasta el momento, podemos hablar de un sindicato que ha recu-
perado fuerza y poder, pero no podemos considerar todavía hablar
de revitalización sindical. Por esto pretendemos también analizar el
proceso que realiza su Secretaría de Derechos Humanos, Género e
Igualdad y en particular su secretaria, Claudia Ormachea, que em-
pieza a tener una mayor visibilización a nivel nacional, en relación
con las discusiones sobre género y sindicalismo.
En relación con las actividades de género que realiza la SDHGI,
podemos ver un mayor nivel de maduración teórica, así como un au-
mento de las actividades en conjunto con otras organizaciones sin-
dicales o políticas. A partir de fines de 2015 empiezan las reuniones
interinstitucionales e intersindicales para reflexionar acerca de la
violencia hacia las mujeres y particularmente en los ámbitos gremia-
les y laborales. Asimismo, en los Encuentros de Trabajadoras Banca-
rias se empieza a contar con un mayor número de mujeres sindica-
listas, de los movimientos sociales y de la diversidad en los paneles,
que anteriormente eran en su mayoría académicos universitarios.
En 2017 se realiza un Encuentro Nacional de Trabajadoras Ban-
carias que continúa con la línea de los anteriores: son discusiones
mayormente relacionadas con problemáticas generales, con panelis-
tas de renombre nacional e internacional. En 2018, aduciendo pro-
blemáticas presupuestarias y de coyuntura política, no se organiza
dicho encuentro, con bastante revuelo por parte de las seccionales,
170
El sindicato por asalto

pero aceptando la definición última. No obstante, ese mismo año se


realizan las grandes movilizaciones a favor del aborto donde la Ban-
caria participa activamente junto con otras mujeres sindicalistas.
También ese año, se realiza un plenario de mujeres sindicalistas
el 12 de octubre donde se discute desde un ámbito propio la defini-
ción de sus dirigentes gremiales de la Corriente Federal de Trabaja-
dores de marchar a Luján el 20 de octubre. Se puede ver como un
espacio de reapropiación de las luchas o un intento de conciliar al
feminismo sindicalista con estas manifestaciones vinculadas a lo
religioso, cuando se propone que se marche con consignas propias
y con los pañuelos verdes, para evitar que “el gobierno separe el femi-
nismo del sindicalismo”.11
En 2019 se designa a Claudia Ormachea como candidata a dipu-
tada nacional por la provincia de Buenos Aires, de parte del Frente
de Todos, en un lugar expectante. Por ello mismo, todas las activi-
dades de la SDHGI van a orbitar en torno a esta candidatura y a las
discusiones de por qué es importante que más mujeres sindicalistas
integren la legislatura. En este hecho podemos ver la influencia polí-
tica que llegó a tener la Bancaria en relación con el Frente de Todos,
en sintonía con el proceso de liderazgo de la oposición sindical por
parte de la misma. Además, se menciona la relevancia de Ormachea
en las discusiones de género relativas al ámbito sindical, como una
de las variables a tener en cuenta para su designación. Lo que no ter-
mina de ser tan claro son las formas que tomó dicha definición, ya
que el llamado para que “vaya a firmar” su candidatura ocurrió a la
noche de la fecha de cierre de listas. Algo que no es extraño en la
discusión de candidaturas en Argentina, pero que seguiría respon-
diendo a lógicas tradicionales de pensar la política.
Por toda esta situación, el Encuentro Nacional de Trabajadoras
Bancarias de 2019 estuvo organizado en torno no solo a la candi-
datura de Ormachea, sino también a la disputa electoral del frente
del cual es parte. Esto se pudo observar tanto en los paneles, donde

11
Según lo expresado por Vanesa Siley en el plenario del 12 de octubre.

171
Victoria Estermann

estuvieron presentes diferentes candidatos y ex funcionarios del kir-


chnerismo, como en la apertura del evento, donde participó Cristi-
na Fernández de Kirchner. Continuando con la discusión acerca del
impacto político, es interesante señalar que ese mismo día, la gober-
nadora de la provincia de Buenos Aires y candidata a la reelección,
María Eugenia Vidal, se mostró junto al sindicato de petroleros, en lo
que se vio como una clara respuesta al hecho político ocurrido en el
ENTB.
Más allá de la disputa electoral, lo que pudimos observar en el
ENTB es que hubo una modificación en su ambiente interno. Cree-
mos que se plasma lo que puede llamarse el “sindicalismo feminista”,
esto es, las mujeres reproducen repertorios y formas de hacer políti-
ca del feminismo, que han sido aprendidas, adquiridas y desarrolla-
das al calor de todas las luchas que han dado en conjunto. En primer
lugar, hay que mencionar la interiorización de ciertas discusiones y
su reacción a las mismas. En ese sentido fue durante la observación
del ENTB que pudimos vislumbrar la reacción de las mujeres banca-
rias cuando, en un momento, en su intervención, Cristina Fernández
de Kirchner realizó un comentario que reproducía la división sexual
del trabajo. Hubo un momento de incomodidad y de murmullo por
parte de las asistentes bancarias que se hizo sentir, a pesar de que
no hubo ninguna exteriorización en palabras del mismo. Creemos
que esto da cuenta de cómo está interiorizado, en la mayor parte del
auditorio, que esos comentarios ya no deben ser realizados porque
“reproducen estereotipos de género”.
Por otro lado, donde más latente se pudo ver este repertorio
feminista es en los espacios de distención o en los tiempos muer-
tos entre una charla y otra. Si bien antes también había alegría,
espacios de distención y actividades culturales, en este último
encuentro pudimos observar repertorios de lucha feminista que
antes no estaban presentes (se realizó un pañuelazo en favor del
aborto legal), así como cánticos relacionados a los mismos (en
medio de un panel, cuando cambiaron las panelistas cantaban

172
El sindicato por asalto

“abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer” y “aborto legal en


el hospital”).
En cuanto a los paneles de discusión, los invitados mencionaron
temáticas relacionadas a la brecha salarial, división sexual del tra-
bajo y a la necesidad de la legalización del aborto. También se contó
con la presencia de la diputada nacional Vanesa Siley como repre-
sentante del espacio de Mujeres Sindicalistas, que habló sobre las
luchas que se vienen llevando adelante y lo necesario para seguir
avanzando.
Una de las características de este período en cuanto a la Bancaria
es su proyección “hacia afuera” como una de tantas referencias a la
hora de pensar en sindicalismo y género en el ámbito nacional. Esta
proyección es en cierto punto mediática (empiezan a llamarla desde
radios y programas para discutir acerca de estos temas), pero tam-
bién opera mediante la conformación de coaliciones con otros secto-
res. Una de las más importantes fue la creación, en agosto de 2016, de
la Corriente Federal de los Trabajadores, con un fuerte activismo de
Palazzo y la Asociación Bancaria, que agrupó a la Corriente Sindical
Federal junto con el núcleo del MTA (Movimiento de los Trabajado-
res Argentinos).
Ante la conformación del triunvirato de la CGT y la no inclusión
de Palazzo en el mismo, sumado al carácter más dialoguista de esta
nueva conducción, la CFT se presenta como una oportunidad para
dinamizar las luchas contra el macrismo y como plataforma para ge-
nerar una mayor representación política al dirigente bancario. Junto
con el objetivo de unidad, la CFT tiene un proyecto político, con la
voluntad de confrontar “con el modelo de ajuste y exclusión que pro-
mueve el macrismo. Discutiendo el proyecto de país necesario para
que las propuestas sean posibles” (Programa fundacional de la CFT,
2016).
En esta conformación, y casi repitiendo la experiencia en la Ban-
caria, se empieza a organizar el espacio de Mujeres Sindicalistas, que
a fines de 2016 tiene su primer encuentro. Una de las figuras fuertes
de este espacio es Vanesa Siley, Secretaria General del Sindicato de
173
Victoria Estermann

Trabajadores Judiciales de la Ciudad de Buenos Aires (Sitraju-CA-


BA), quien coordina con otras mujeres acciones conjuntas para
avanzar en la igualdad de género en el ámbito sindical, materiales
de formación y difusión en relación con la perspectiva de género,
cuadernillos de formación gremial, volantes, etcétera, en un intento
por continuar la difusión de la perspectiva de género en todos estos
sindicatos.
Desde la perspectiva de la construcción de coaliciones con otras
corrientes sindicales y otros sectores sociales por parte de la Asocia-
ción Bancaria, es interesante analizar el proceso que se dio en rela-
ción a la herramienta “Mujeres sindicalistas” de la Corriente Federal
de Trabajadores. Podemos mencionar tres dimensiones en los que
esta sirvió para poner en agenda la perspectiva de género y mostró
su capacidad de articulación y de generación de hechos políticos
novedosos.

a. Los Encuentros de Mujeres Sindicalistas

La primera dimensión es la conformación de los Encuentros de Mu-


jeres Sindicalistas realizados desde 2016, donde las integrantes de
la Corriente Federal de Trabajadores se reúnen anualmente junto
con otras figuras del campo sindical y del feminismo para discutir
la situación de las feminidades dentro del mercado de trabajo, la so-
ciedad y el propio ámbito gremial. Asimismo, se proponen generar
líneas de acción y objetivos tendientes a difundir dichas problemáti-
cas y a avanzar hacia una sociedad más igualitaria. En el análisis de
sus documentos (Moreno 2016, Exaltación de la Cruz 2017 y Huerta
Grande 2018), podemos ver que hay por un lado discusiones en rela-
ción al diagnóstico de su situación dentro del mercado de trabajo y
de sus sindicatos. Por ejemplo, en el de Moreno,

Plantear la necesidad de incorporar en nuestras leyes laborales, una


perspectiva antipatriarcal, que contemple un plan integral para asis-
tir y prevenir la violencia de género en los lugares de trabajo y un

174
El sindicato por asalto

sistema de licencias basado en la igualdad entre géneros en materia


de responsabilidades familiares y de cuidado. Por una división equi-
tativa de las tareas domésticas y de cuidado. Por una economía de los
cuidados para aliviarnos la triple jornada femenina: trabajo, hogar y
militancia. (Conclusiones Encuentro de Mujeres Sindicalistas, 2016).

En este sentido, nos parece que la mención de la triple jornada labo-


ral y la desigualdad en la división del trabajo doméstico y de cuida-
dos rescata esta idea de pensar internamente las problemáticas de
género que vivencian las mujeres sindicalistas.
Otra conclusión que se extrae de los documentos son las pro-
puestas y objetivos a cumplir desde el sindicalismo para avanzar en
una verdadera democratización, que tiene que ver con la discusión
de los espacios de poder y las problemáticas de las mujeres en los
acuerdos programáticos intersindicales. Esto podemos verlo cuan-
do mencionan como objetivo “la participación de las mujeres tra-
bajadoras en los lugares de toma de decisiones y presencia en las
discusiones paritarias, para bregar por la democracia en las estruc-
turas organizativas, como también, que las políticas de género sean
estrategias de la organización sindical en su totalidad” (Conclusio-
nes EMS, 2016). También piensan esta democratización al interior
de las estructuras sindicales cuando mencionan la incorporación
del punto 27 al programa de la Corriente Federal de Trabajadores,
llamado “vivas y libres nos queremos”. Es decir, la incorporación de
un punto exclusivo sobre la perspectiva de género en el programa de
los sindicatos.
La última de las categorías que se mencionan en estos documen-
tos es la de los desafíos colectivos, o sea, estrategias a largo plazo que
engloben al conjunto del mundo sindical. En este punto, la propues-
ta más interesante es la de explicitar la idea de que para ellas, las
mujeres tienen un rol estratégico en el sindicalismo, el de “recuperar
el prestigio y la legitimidad de los sindicatos”. Para lograrlo, se debe
exigir además de secretarías de género, secretarías generales. En este
mismo sentido plantean la responsabilidad de unir al sindicalismo

175
Victoria Estermann

con el feminismo en la construcción de una alternativa de país: “No


puede haber una trabajadora y menos una que se diga feminista, que
no esté afiliada a su sindicato” (Conclusiones EMS, 2018).
Esta conclusión permite pensar el proceso de revitalización sin-
dical vía perspectiva de género. La mención por parte de las Mujeres
Sindicalistas del rol estratégico de recuperar el prestigio y la legiti-
midad nos da a pensar que, en cierta forma, las mismas sindicalistas
están pensando en una doble estrategia de avanzar en la igualdad,
pero a la vez fortalecer a los sindicatos y dotarlas de un nuevo impul-
so y vitalidad.
Por último, cabe destacar que, en este espacio de Mujeres Sindi-
calistas, Ormachea empieza a tener un rol importante, siendo entre-
vistada por distintos medios y haciéndose más conocido el proceso
desarrollado en la Bancaria. Ciertamente, la CFT y Mujeres Sindica-
listas permitieron tener un espacio orgánico periódico donde poder
pensar estrategias en común y en conjunto con otros gremios y acto-
res de la sociedad civil.

b. Articulación y tensiones con el movimiento de mujeres

Otra de las dimensiones a tener en cuenta en esta revitalización sin-


dical es la articulación que se dio junto al movimiento de mujeres y
los movimientos sociales. En el caso de los movimientos de mujeres,
siguiendo a Arriaga y Medina (2018), las convocatorias a paros de
mujeres por parte del movimiento feminista interpelaron a las re-
presentaciones sindicales y se reavivó el debate público en relación
al rol de los sindicatos frente a las inequidades de género (tanto en
el mundo laboral como en el gremial). Al ser un paro que se iba a
visibilizar de mayor forma en los espacios de trabajos, la demanda
por su efectivización por parte del movimiento feminista llevó a una
articulación con las protagonistas de las discusiones acerca de la

176
El sindicato por asalto

perspectiva de género en los sindicatos. 12 Esta articulación, que se


veía en discusiones tanto por fuera como por dentro del sindicato,
se plasmó en estos vínculos que se dieron para llevar adelante las
estrategias en conjunto.
No obstante, este acercamiento entre feminismo y sindicalismo
es bastante complejo y entraña rispideces, ya que muchas veces se
acusa al sindicalismo de machista, violento y burócrata, descono-
ciendo la lucha que las mismas mujeres dan al interior del espacio y
las formas de organización y difusión de la perspectiva de género al
interior de los mismos. A su vez, las mujeres sindicalistas de las con-
ducciones desoyen estas críticas cuando provienen de ciertos secto-
res de la izquierda, tachándolas de querer demonizar a los sindicatos
y ser “funcionales a la derecha”.
Si bien es cierto que en los sindicatos operan regímenes de des-
igualdad machista y que siguen siendo espacios donde cuesta acce-
der al poder, también es cierto que, desde los espacios de género de
los sindicatos, se busca denunciar esta situación. Como ejemplo del
nivel de coordinación entre distintos sectores de mujeres, de la ca-
pacidad de movilización de los sindicatos en relación con las luchas
de género y de las asperezas que se presentan entre estos espacios se
puede mencionar el último paro de mujeres, el 8 de marzo de 2019,
donde se mencionó en el acto que tanto la CGT y la CTA se habían
comprometido a aportar dinero para el sonido, pero no quisieron
hacerlo, hecho que fue reproducido vía redes sociales y medios de
comunicación. Las Mujeres Sindicalistas salieron a desmentir esta
acusación y a criticar a las organizadoras del evento, porque mencio-
naron a las centrales sindicales como contrarias al movimiento de
mujeres y las colocaron al mismo nivel que Mauricio Macri y el FMI.
Más allá de si las críticas son ciertas o no, lo que se pudo corrobo-
rar en la calle es la movilización masiva de las mujeres sindicalistas

El garantizar un paro, como generar las condiciones para que la medida de fuerza
12

pueda realizarse, tiene un sentido y una acción importantes para las trabajadoras
formales.

177
Victoria Estermann

y la importancia con la que se tomó la lucha de género al interior de


los sindicatos, acorde a los distintos espacios de trabajos y sus carac-
terísticas específicas.13

c. Trabajo legislativo

La última dimensión para pensar la notoriedad que ha tenido el es-


pacio de Mujeres Sindicalistas es la relacionada a la vinculación tan-
to con los movimientos sociales como con otros sectores de diputa-
dos nacionales. En este sentido rescatamos el caso de la redacción y
presentación de un contraproyecto de ley opositor al macrismo.
En marzo de 2018, el poder ejecutivo presentó un proyecto de ley
autodenominado de “equidad de género en el trabajo” que, como su
nombre lo indica, proponía una serie de medidas tendientes a igua-
lar las oportunidades de mujeres y varones en el mercado laboral. El
análisis que realizaron las Mujeres Sindicalistas de la CFT es que no
constituyen verdaderas modificaciones que conlleven una real pari-
dad de género, ya que para ellas la forma de lograr que la igualdad y
la no discriminación se cumplan en la Argentina es terminar con la
brecha y la desigualdad en los salarios.
Con este análisis detallado se presenta al mismo tiempo un pro-
yecto de modificación a la Ley de Contrato de Trabajo con una serie
de propuestas elaboradas por este colectivo, donde afirman que con
esta ley, al contrario que con el proyecto oficialista, se avanza efec-
tivamente en la igualdad de género. El proyecto abarca las siguien-
tes temáticas: las licencias especiales y de cuidados, avanzando en
la igualación de la cantidad de días por nacimiento y adopción de
hijos para ambos progenitores; la necesidad de garantizar la equidad
de género y la igualdad de oportunidades en todos los aspectos de la

Lo que se denunciaba en el documento era que no se realizó un paro general en


13

todos los lugares de trabajo; lo que planteaban las sindicalistas era que no en todos
los lugares de trabajo se puede realizar un paro total, debido a limitaciones estruc-
turales de los mismos.

178
El sindicato por asalto

vida laboral con multas bien definidas respecto a los empleadores


que vulneren dicha igualdad; el derecho a tener tiempo de lactancia,
la implementación de centros de desarrollo infantil y protocolos de
actuación contra la violencia laboral y de género.
Lo que podemos observar es, por un lado, la utilización de un len-
guaje inclusivo (“personas gestantes”, “otra persona progenitora”, no
asumir la heterosexualidad de las relaciones, etcétera). La compren-
sión de las dificultades estructurales de las mujeres para el acceso en
igualdad de condiciones al mercado de trabajo y la importancia de
una redefinición de las tareas de cuidado y sus tiempos. Se plasman
así en este proyecto de ley todas las discusiones que vienen dándose
al interior de los sindicatos acerca de las problemáticas específicas
que viven las mujeres y las disidencias. Por otro lado, podemos verlo
como un ejemplo de la coordinación conjunta de las Mujeres Sindi-
calistas, defendiendo sus intereses como mujeres y como trabajado-
ras, articulando con otros actores (diputadas y diputados, organiza-
ciones de la economía popular) y generando un hecho político que se
posiciona en relación con un gobierno y su propuesta.
Para cerrar, nos interesa analizar una de las últimas actividades
donde las mujeres sindicalistas participaron, que da cuenta del pro-
ceso que se desarrolló en estos años, permitiéndonos observar, por
un lado, esta conjunción de feminismo y sindicalismo, por otro lado,
la revitalización sindical y, por último, retomar la idea de repertorios
de acción feministas.
El 12, 13 y 14 de octubre las Mujeres Sindicalistas participaron del
trigésimo cuarto Encuentro Plurinacional de Mujeres y disidencias
en la ciudad de La Plata. Si bien anteriormente se participaba de los
mismos y se discutía en los talleres sobre las problemáticas sindica-
les, a este encuentro se le añadió un plenario que se organizó desde
este espacio en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional
de La Plata, que cerró con una disertación de Rita Segato. Además, se
le dio una mayor cobertura en las redes y se marchó unificadamente
junto con sectores de la economía popular.

179
Victoria Estermann

Pensamos que este hecho conjuga lo que venimos discutiendo


hasta este momento y que da cuenta del proceso de revitalización
sindical que venimos marcando. En esos tres días pudimos observar
la alianza intersindical y con otros sectores sociales; el planteo de
desafíos y una agenda en común novedosa; el reconocimiento a diri-
gentes mujeres de todos estos sindicatos participantes y, por último,
los repertorios de acción feminista. Como muestra de estos reperto-
rios de acción, podemos señalar la marcha de cierre de este encuen-
tro, en la cual las canciones históricas del movimiento de mujeres
se sumaron al cancionero sindical. Asimismo, se pudo ver la unidad
de las trabajadoras en la marcha, con la convergencia de gremios de
CGT, CTA, organizaciones de la economía popular y del sector coo-
perativo detrás de una bandera de arrastre que decía “Unidad de las
trabajadoras, contra el ajuste y el FMI”.
A su vez, es interesante pensar las discusiones que se dieron y las
consignas que se mencionaron, porque dan cuenta de un objetivo
en común, nuevas estrategias de acción y nuevas formas de pensar
el sindicalismo, desde una perspectiva feminista. En ese sentido,
cuando Vanesa Siley expresó en el plenario: “acá está el futuro del
movimiento sindical argentino” no fue inocente, ya que reconoció
la vitalidad del movimiento de mujeres al interior del sindicalismo
y la disputa de poder en el mismo, donde se apuesta a conseguir
más espacios de representación y conducción. Lo mismo cuando
mencionó que “la unidad no tiene que ser de cúpula, tiene que ser
una unidad de bases, de abajo para arriba porque eso la hará dura-
dera”, rescató la forma particular de hacer política de las mujeres
sindicalistas, y del feminismo en general, que a través de asambleas
de mujeres, reuniones intersindicales y espacios de discusión ho-
rizontales han avanzado en distintas propuestas. A su vez, Rita Se-
gato, en el cierre, menciona que “hicieron la unión sindical antes
que los hombres” y rescata estas acciones como una forma de gene-
rar una politicidad femenina, en oposición a la política masculina
tradicional.

180
El sindicato por asalto

Por último, además de las formas y repertorios de acción, tam-


bién tenemos las propuestas y la disputa política que en dicho mo-
mento fue importante mencionar, ya que se estaba a pocos días de la
elección general presidencial, donde había seguridad de que el can-
didato del Frente de Todos iba a ser quien ganara. En este sentido, las
propuestas fueron la incorporación a las discusiones del sindicalis-
mo y al nuevo gobierno de las problemáticas de género, además del
reclamo por una mayor presencia de las dirigentes feministas.

Reflexiones y desafíos

Luego de este recorrido a partir de la bibliografía tanto nacional


como internacional, y del análisis del proceso que ha desarrollado la
Asociación Bancaria, es interesante reflexionar sobre la importancia
de la perspectiva de género y del movimiento feminista al interior de
los sindicatos para lograr su revitalización.
La coyuntura nacional en Argentina ha impactado fuertemente
en las discusiones cotidianas de las mujeres y disidencias en relación
con la perspectiva de género. La marea verde llegó a todos los sectores
de la sociedad y hoy día es impensable no discutir sobre feminismo,
en mayor o menor medida, sea a favor o en contra. Del mismo modo,
también se ve cómo esta marea verde ha llevado a muchas mujeres
a comenzar un camino de militancia que antes no las interpelaba.
Lo interesante de todo este movimiento es que ha motivado, en
todos los espacios en los que se ha podido, el replanteo de prácticas,
instituciones y formas de accionar, en busca de erradicar la violen-
cia de género y la desigualdad de una forma que hace un par de años
era impensada. Estas interpelaciones actúan de forma tal que las
mujeres ven un renovado interés en participar en espacios donde an-
tes no lo hacían, por no sentirse parte o por no tener interés en ellos.
En este sentido, la organización sindical puede actuar de dos formas
diametralmente distintas. Por un lado, puede negar la problemática
de género y zanjar cualquier otra discusión al respecto, bloqueando

181
Victoria Estermann

esta vía de participación y generando que el interés de las afiliadas se


canalice por otro lado u otro tipo de militancia. Pero, por otro lado,
y esto es lo más interesante a nuestro criterio, el sindicato puede
tomar nota de las inquietudes de sus afiliadas y empezar a trabajar
para dar una respuesta a las mismas. A nuestro parecer, esto es lo
que ocurrió con la Asociación Bancaria: una conjugación sincroniza-
da del aumento de las discusiones en la sociedad y una serie de accio-
nes desplegadas desde la Secretaría de Derechos Humanos, Género e
Igualdad para captar todas estas discusiones e ir desarrollando una
agenda sindical en clave de género.
Este tímido inicio se vio potenciado tanto por las coaliciones con
otros sindicatos y movimientos sociales, como por el interés y entu-
siasmo que se mostró tanto desde la SDHGI como desde las afiliadas
en la realización de las distintas actividades, que terminó conllevan-
do a que feminismo y sindicalismo, que muchas veces se piensan
por separado, terminen combinándose en una expresión propia y
particular que tiene incidencia tanto en lo gremial como en el plano
político y social.
Lo que es interesante reflexionar acerca de todo este proceso es
pensar si en efecto hay una democratización del poder al interior del
sindicato en este período o no; y en segunda instancia, si estas dis-
cusiones que se generaron son coordinadas “desde arriba” por parte
de la secretaría de género del sindicato o si hay algo genuino e inte-
resante también en las afiliadas, que se ven representadas en estas
actividades y esta nueva forma de militancia.
En primer lugar, si bien es cierto que no se ha avanzado mucho en
cuanto a la representación y la democratización del poder en el sin-
dicato bancario (sigue habiendo un cupo de 30%, las cuestiones de
género solo son discutidas por mujeres y en algunos casos se subor-
dinan a las actividades “políticas”), también es cierto que Claudia Or-
machea fue designada para integrar la lista de diputados nacionales
por la provincia de Buenos Aires por parte del Frente de Todos en un
lugar expectante. Que haya sido ella, y no otro sindicalista varón, da
muestras, primero, del reconocimiento que ha tenido la candidata en
182
El sindicato por asalto

la coordinación del espacio de género tanto de la Bancaria como de


Mujeres Sindicalistas, segundo, que hay una demanda por parte de
la sociedad de que en las campañas electorales se muestren mujeres
en espacios de representación. En ese sentido, sumado a que cons-
tantemente se menciona desde el espacio de Mujeres Sindicalistas
que hay que obtener más secretarias generales y que hay que luchar
por la paridad en las listas sindicales, podemos observar que existen
intenciones y una fuerte ofensiva, al menos retórica, de avanzar en
estas situaciones.
Por el lado de la autonomía/heteronomía, creemos que es impor-
tante que haya una conducción que legitime y avale las luchas femi-
nistas, que las dote de recursos y que permita esta potenciación entre
discusiones internas y externas, pues facilita el desarrollo de las po-
líticas de género. No obstante, por las dinámicas que se encuentran
presentes en el movimiento feminista, creemos que no es desacer-
tado plantear que, si este apoyo no sucediera por alguna razón, las
militantes de base lucharían por avanzar en esos espacios de deci-
sión y lograrían conquistas en sus sindicatos, porque, justamente, la
discusión que se dio a lo largo de estos años y a través de las distintas
prácticas que han experimentado demostraron a las sindicalistas (y
a los sindicalistas también) que la marea verde es difícil de acallar.
Resta pensar cómo se configurará el sindicalismo y el movimien-
to de mujeres en una etapa donde el Frente de Todos sea gobierno y
donde surgirán entonces diferencias a la hora de pensar las medidas
que sean tomadas. Esto podrá abonar la idea de la autonomía del mo-
vimiento o también puede volver la segmentación del mismo entre
un ala oficialista y un ala opositor, donde se desarrollen nuevas for-
mas de discusión y nuevas estrategias de acción según donde esté si-
tuada cada una. Lo que es importante rescatar es que en este período
se ha modificado la forma de pensar la política por parte de las mu-
jeres y que en la actualidad se tiene presente mucho más cotidiana-
mente la doble lucha que estas deben dar. Primeramente, lograr un
espacio de reconocimiento de las problemáticas de género dentro del

183
Victoria Estermann

sindicalismo, pero también en un segundo momento incorporar las


discusiones de este sindicalismo feminista en el resto de la sociedad.

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