Evaluacion de La Personalidad Normal-Cap 2
Evaluacion de La Personalidad Normal-Cap 2
Evaluacion de La Personalidad Normal-Cap 2
El análisis factorial
indica que cuantos menos años de educación tenga una persona, ella se
caracterizará por tener peor rendimiento en tareas memorísticas. Hasta
aquí, entonces, un ejemplo de correlación positiva.
Pasemos ahora a uno sobre correlación negativa. Podríamos preguntarle
a este grupo de sujetos sobre su edad, indagando así sobre otra variable
(edad). Si calculáramos una correlación entre las variables edad y memoria
probablemente encontraríamos que se encuentran asociadas pero de
manera inversa o negativa. A mayor edad, menos memoria y viceversa.
Finalmente, puede ocurrir que dos variables no se encuentren asociadas
entre sí. Si, continuando con el ejemplo anterior, indagáramos sobre el peso
en kilogramos de estos sujetos y lo correlacionáramos con el resultado en el
test de memoria, verificaríamos que no existe asociación entre memoria y
peso. Es decir que vamos a encontrar personas con buena memoria que
pesan mucho, término medio o poco, y lo mismo va a ocurrir entre las
personas con poca memoria o con memoria término medio. Por supuesto,
estos son ejemplos ilustrativos, pero cuando trabajamos en investigación
científica, las correlaciones que calculamos intentan siempre respetar una
lógica teórica, es decir, estar sustentadas en alguna hipótesis que tenga una
justificación basada en un modelo psicológico determinado.
Ahora bien, comenzamos este apartado comentando que el análisis
factorial se basa en el estudio de correlaciones. En el caso de los inventarios
de personalidad las variables que se correlacionan son los ítems. Recordemos
que las variables son un atributo que varía, y en el caso de 1 los test, las
personas tienen al menos dos opciones de respuesta, por lo que no todas
contestan de la misma manera y la respuesta variará según el individuo que
esté siendo evaluado. Al hablar de variables en el terreno académico, los
psicólogos y estudiantes de psicología solemos pensar automáticamente en
atributos psicológicos que asumen distintos valores -varían-; pero en términos
matemáticos este rótulo también aplica para los ítems, ya que los sujetos
responden a ellos de diferentes modos, sean aquellos dicotómicos (por
ejemplo, V o F, correcto e incorrecto) o politómicos (por ejemplo, una escala
Likert de tres, cuatro, cinco o más opciones). Y ya que estamos tratando el
tema correlaciones, es lícito pensar en términos matemáticos.
Cuando analizamos la validez de los resultados aportados por un test
mediante un análisis factorial buscamos determinar si es posible identificar
factores en los que los ítems se agrupan. Estos factores se convertirán luego
en las escalas o subescalas del testy podrían conformar un modelo para
explicar algún constructo psicológico complejo
36 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.)
Un análisis a simple vista parece indicar que las personas que contestan
"siempre" o "casi siempre” al ítem 1, contestan de manera similar a los ítems
4 y 6. Lo mismo ocurre con quienes eligen la opción
Evaluación de la personalidad normal y sus trastornos 37
"nunca” o “casi nunca” para el ítem 1 ya que contestan parecido a los ítems
4 y 6. A la vez, las respuestas a los ítems 2, 3 y 5 parecen ser similares en cada
sujeto. Algunos contestan siempre/casi siempre y otros nunca/casi nunca.
Esto nos da una pauta de que algo sucede entre los ítems 1, 4 y 6 por un lado,
y con los ítems 2, 3 y 5 por el otro. Pareciera que evalúan algo en común, ya
que si tuviésemos que adivinar qué respondió el sujeto 7 a los ítems 3, 4, 5 y
6 podríamos decir que probablemente haya contestado siempre/casi
siempre a los ítems 4 y 6, y nunca/casi nunca a los ítems 3 y 5. Volviendo al
concepto de correlación, pareciera que los ítems 1, 4 y 6 están asociados por
un lado, y los 2, 3 y 5 por el otro.
Si calculáramos un análisis factorial -aunque desde ya que para realizar
un análisis de este tipo debe trabajarse con unas cantidades mucho más
grandes de ítems y de sujetos- el resultado nos indicaría algo parecido. Ha
sido posible identificar dos agrupaciones de ítems diferentes, que por alguna
razón los sujetos responden mayoritaria- mente siguiendo ciertos patrones
individuales. Cómo llamamos a cada agrupación es una decisión del
investigador que está realizando el estudio. En nuestro ejemplo, podríamos
proponer que el grupo conformado por los ítems 1, 4 y 6 se llamara
"Obsesividad” y al grupo constituido por los restantes denominarlo
"Elipomanía”. Es aquí donde surge el concepto de factor. Ellos nos permitirán
analizar la información de manera más eficiente, debido a que en lugar de
ser necesario verificar qué se respondió a cada uno de los ítems, podremos
analizar grupos de ítems en simultáneo mediante el cálculo de una escala -
suma de ítems-, que ya hayamos localizado como agrupados en un mismo
factor sobre la base de sus correlaciones.
Definimos los factores como "constructos hipotéticos o conceptos
subyacentes o latentes (no observables directamente) deducidos de las
correlaciones entre las variables" (Vallejo, 2013, p. 6). La realidad es que los
factores en sí mismos no existen en la realidad concreta, sino que los inferimos
a partir de ciertos indicadores (los ítems, en este caso). Existen varios
sinónimos que suelen usarse para referirse a los factores: dimensión,
constructo, escala, componente, variable latente. Y es importante advertir
que las etiquetas que cada investigador elija para nombrar cada factor
identificado en el análisis factorial deberán estar sustentadas por modelos
teóricos o investigaciones empíricas previas, y será la coherencia entre el
contenido de los ítems que en él se agrupan y las hipótesis del modelo la que
decida la conveniencia de elegir entre una denominación u otra.
38 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.)
Apertura a la
Factor Neuroticismo Extraversión Afabilidad Responsabilidad
experiencia
modelo de los Big Five ha tenido tanta aceptación que incluso el 16PF, un
cuestionario creado por Cattell para medir dieciséis factores de la
personalidad (Cattell, Eber y Tatsuoka, 1970), actualmente en su versión
revisada (Cattell, Cattell y Cattell, 1993) incluye la evaluación de los cinco
grandes factores.
Las investigaciones han encontrado, por ejemplo, que las mujeres y i los
varones suelen ser diferentes en sus características de personalidad. En
general, los hallazgos demuestran que las primeras puntúan más alto en los
factores neuroticismo, extraversión, afabilidad y responsabilidad, en
contraste con los hombres, que se destacan por mayores puntuaciones en
apertura a la experiencia (Costa, Terracciano y McCrae, 2001; Lehmann,
Denissen, Allemand y Penlce, 2013; Marsh, Nagengast y Morin, 2013).
En cuanto a la edad, las conclusiones llevaron a hipotetizar que, con el
correr de los años, los sujetos aumentan sus puntajes en los factores de
afabilidad y responsabilidad, y decrecen en neuroticismo, extraversión y
apertura a la experiencia (Chan el al, 2012; Donnellan y Lucas, 2008;
Lehmann, Denissen, Allemand y Penlce, 2013; Marsh, Nagengast y Morin,
2013; Soto, John, Gosling y Potter, 2011). Resulta interesante una
investigación llevada a cabo por Specht, Egloffy y Schmulde (2011) en la
que se verificó que los rasgos de extraversión, apertura a la experiencia y
afabilidad tienen un comportamiento curvilíneo aumentando
42 Mercedes Fernández Liporace y Alejandro Castro Solano (comps.)
Diferencias culturales
En ocasiones, los investigadores quisieron probar si el modelo de los
cinco factores se replicaba -es decir, si se encontraba ese mismo modelo- en
culturas diferentes de aquella en la que tuvo origen (estadounidense). En
general, cuando se verificó la estructura factorial del NEO-PI-R -el
inventario de personalidad más frecuentemente usado para medir
personalidad con el modelo de los cinco factores- los resultados indicaron
que la estructura del Big Five suele replicarse con mucha exactitud (McCrae
y Allik, 2002; Schmitt, Allik, McCrae y Benct- Martínez, 2007). Por ello se
postula que el modelo es pasible de ser generalizado a distintos entornos
culturales, es decir, se lo considera bastante universalizable.
En cuanto a las diferencias en los factores entre distintas culturas,
Schmitt, Allik, McCrae y Benet-Martínez (2007), en una investigación que
incluyó datos sobre cincuenta y seis naciones, hallaron que las personas
más extrovertidas vivían en Serbia y Croacia, y las menos extrovertidas en
Bangladesh y Francia. En relación con la afabilidad, los puntajes más altos
se dieron para los residentes de la República del Congo y de Jordania, y los
más bajos para los japoneses y lituanos. En responsabilidad puntuaron más
alto los congoleños y los etíopes, y los más bajos fueron los japoneses y
surcoreanos. En cuanto a neuroti- cismo, los individuos con mayor puntaje
se encontraban en la Argentina y Japón, y los que tenían menor puntaje, en
el Congo y Eslovenia. Finalmente, en relación con la apertura a la
experiencia los mayores puntajes se hallaron en chilenos y belgas, y los
menores, en Japón y China.
Conclusiones
Podemos concluir que el modelo de los cinco factores se constituye
como una propuesta primordial en el estudio de la personalidad. A lo largo
del capítulo delimitamos que se basa en datos léxico-empíricos que son
luego analizados mediante un cálculo estadístico particular denominado
análisis factorial. También se señaló que muchas investigaciones han
hallado y confirmado la existencia de las cinco dimensiones a lo largo de
numerosas y diversas poblaciones. Adicionalmente, se repasaron algunos
resultados de estudios que analizaron estos rasgos de personalidad
examinando si se verificaban diferencias según sexo, edad y cultura, y otros
trabajos en los que se daba cuenta del vínculo de los factores con otras
variables como el rendimiento académico, laboral y los trastornos mentales.
En el próximo capítulo del libro, se realizará un recorrido por algunos
aspectos de la salud mental ligados a la personalidad: la búsqueda de
consenso para la descripción de los trastornos de personalidad.
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