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Gerenciamiento Del Analisis Criminal

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DEPARTAMENTO DE JUSTICIA DE E.E.U.U.


PROGRAMA INTERNACIONAL DE ASISTENCIA PARA EL ENTRENAMIENTO
EN INVESTIGACIÓN CRIMINAL – ICITAP

GERENCIAMIENTO DEL ANÁLISIS


CRIMINAL EN COLOMBIA

Bogotá D.C. – Colombia


                                                                                                               
1  Elaborado  por  Héctor  Amaya  –  Yofre  Cortes  

  1  
2014
GERENCIAMIENTO DEL ANÁLISIS CRIMINAL EN
COLOMBIA

Contenido

RESUMEN 3

INTRODUCCIÓN 4

LA ADMINISTRACIÓN DE LA INFORMACIÓN CRIMINAL 6

LA CONCEPTUALIZACIÓN DIRIGE LA ACCIÓN 7

COMPRENSIÓN INSTITUCIONAL 9

LA INFRAESTRUCTURA PARA EL ANÁLISIS CRIMINAL 11

LA CAPACITACIÓN EN ANÁLISIS CRIMINAL 13

CONCLUSIONES 15

REFERENCIAS 18

  2  
Resumen

El Programa Internacional de Entrenamiento en Investigación Criminal -


ICITAP- desde el año 2009 desarrolla el proyecto de Inteligencia Criminal en
Colombia. Este proyecto incluye tres componentes para apoyar a las
instituciones de Colombia que procesan datos criminales, estos son:
metodología para la comprensión de riesgos criminales, el entrenamiento en
uso de herramientas para el análisis criminal (visualización e integración) y
la asistencia técnica en el puesto de trabajo.

Esta experiencia permitió identificar como un problema común y sensible en


todas las instituciones que procesan datos criminales en Colombia, que los
analistas del crimen no disponen de una comprensión institucional del tema
objeto de estudio o análisis -se rigen por un modelo de conocimiento
subjetivo, intuitivo y fragmentado-, por lo que surgió la pregunta cómo se
realiza el análisis criminal en las instituciones de Colombia. Esta fue la
razón por la que se convocó a los analistas del crimen de distintas
instituciones en procura de proponer un esquema de funcionamiento de una
Unidad de Análisis Criminal cuyos resultados se presentan en este
documento de manera propositiva.

Durante el debate se discutió el alcance de los conceptos de inteligencia


criminal y análisis criminal, para visualizar cuál sería el más pertinente de
implementar en Colombia. Sin embargo, el resultado que se obtuvo es que
el problema no radica en el esquema de funcionamiento de las Unidades de
Análisis Criminal sino en la concepción epistemológica con que las
instituciones gerencian la implementación del análisis criminal. Y, por otro
lado, que los analistas del crimen no tienen gobernabilidad para remover las
deficiencias en la administración de información criminal, la cual se identificó
como una de las causas que generan mayor motricidad e influencia en la
problemática objeto de estudio que motivó la mesa de trabajo.

Palabras clave: administración de información criminal, análisis criminal,


inteligencia criminal.

  3  
GERENCIAMIENTO DEL ANÁLISIS CRIMINAL EN
COLOMBIA

Introducción

La persecución y la sanción a quienes trasgreden el ordenamiento penal es


la respuesta tradicional de los Estados frente a los crímenes que ocurren al
interior de su sociedad. En los últimos tiempos y con la reciente reforma a la
Fiscalía General de la Nación (2012-2014) se escucha en el entorno donde
se realizan actividades de investigación criminal mencionar el vocablo
análisis criminal, y es un propósito consolidar unidades y designar personas
a desarrollar este procedimiento. En Colombia cada organización visibiliza
esta necesidad como compleja frente a los volúmenes de datos criminales
que arroja cada uno de los expedientes que resultan de la investigación
criminal y que tienen como propósito inicial el de reconstruir el evento que
sanciona la ley penal.

El problema actual parte desde la necesidad de establecer cuáles son los


criterios con los que se administra la información criminal y qué otros usos
puede tener, es decir, resulta necesario definir un concepto univoco de
“análisis criminal”, definir el alcance y los fines que se le pueden
encomendar, e identificar los insumos y los productos esperados; al
respecto la Fundación Paz Ciudadana y la Asociación Internacional de
Analistas Criminales -IACA- mencionan en el “Manual de Análisis Delictual”
que este tipo de análisis es requerido por quienes tienen como propósito la
persecución penal, el control del delito y la prevención del delito.

Con el fin de realizar una aproximación a esta necesidad el Programa


Internacional de Entrenamiento en Investigación Criminal -ICITAP- convocó
una mesa de trabajo para discutir la siguiente pregunta problema ¿Cuáles
  4  
es el esquema de funcionamiento de una Unidad de Análisis Criminal? Este
evento que se desarrolló en Bogotá D.C. del 24 al 28 de febrero de 2014
contó con la participación de 22 representantes de diferentes instituciones
del Estado, entre ellas Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales
(DIAN), Fiscalía General de la Nación, Migración Colombia y Policía
Nacional. Los participantes fueron seleccionadas por estar adscritos
actualmente a unidades de análisis en diferentes niveles de la organización
y por desempeñarse como analistas, supervisores, jefes y usuarios, todos
ellos con experiencia de entre 10 y 20 años en las respectivas instituciones.

Esta mesa de trabajo tuvo por objetivo general proponer un esquema de


funcionamiento de una Unidad de Análisis Criminal, a partir de tres
actividades: la primera, elaborar una aproximación lingüística del análisis
criminal, la segunda, identificar las categorías que componen una Unidad de
Análisis Criminal y por último, diseñar un esquema de funcionamiento (tipo
ideal). Para ello, se practicaron algunas técnicas de recolección y análisis
de información tales como consulta documental, mentefacto conceptual y la
comparación, con las cuales se estimuló el trabajo en equipo para obtener
una visión colectiva y por lo tanto compartida del tema objeto de estudio, el
funcionamiento de una Unidad de Análisis Criminal.

El “gerenciamiento del análisis criminal” se entiende como el liderazgo


estratégico al interior de las instituciones para incorporar el concepto y no
como el direccionamiento de una dependencia. Es por ello que los aspectos
destacados durante el evento, que se pudieran constituir en líneas de
acción estratégica para el gerenciamiento del análisis criminal, se agruparon
en cinco categorías a saber: la administración de la información criminal, la
conceptualización del análisis criminal y la inteligencia criminal, la
comprensión institucional, la infraestructura y la capacitación en análisis
criminal.
  5  
La administración de la información criminal

La producción de la información criminal se deriva del adecuado


procesamiento de los datos criminales (insumos). Una vez se dispone de
éstos en un instrumento o repositorio lógico, se infiere que están disponibles
para generar nuevo conocimiento y contribuir así a la producción de análisis
criminal. Estos datos criminales organizados de manera lógica y coherente,
requieren permanente actualización y el cumplimiento de estándares
legales, lo que implica la necesidad de administrar la información criminal.
Así se entiende que la información criminal es un activo intangible
organizacional, por lo que su administración se debe constituir en un
proceso gerencial ya que ella contribuye a “la reducción de riesgos y al
cumplimiento de las metas institucionales” (Martínez, C. 2010, p. 11).

Entonces, la administración de la información criminal, supone asignar


presupuesto para su mantenimiento y depuración –según criterios legales
de seguridad de la información-, luego implica que se debe considerar en el
diseño del plan anual de necesidades para integrarlo como un nuevo
componente del presupuesto anual de las instituciones.

“La administración de información (AI), tiene ciertos elementos básicos, tales


como el acceso, evaluación, administración, organización, filtrado y distribución
de la información de tal manera que la información puede ser útil para el usuario
final” (Archaira y Pani 2008, p. 145).

Dirigir y ejecutar este proceso es una responsabilidad que debe ser


asignada a una persona o a un grupo de personas.

  6  
Todo lo anterior, permite inferir que se carece de una política de
administración de información criminal o si existe se debe someter a
ajustes. Esta política debe fijar criterios respecto de un plan nacional de
prioridades de conocimiento en temas criminales, la manera como se debe
recolectar, clasificar, evaluar y registrar datos criminales. Así como, regular
la manera como se comparte la información criminal.

La fijación de la política de administración de información criminal, que se


puede tener cuatro cursos de acción, entre otros:

1. Cada institución que recolecta datos criminales fija su política.


2. La Fiscalía General de la Nación la define, como ente rector de la
persecución penal en Colombia
3. Sería un proyecto estratégico a direccionar desde el Consejo Nacional
de Política Criminal, y
4. Concertación entre la Fiscalía General dela Nación y el Ministerio de
Justicia y el Derecho.

La administración de información criminal es un aspecto medular del cual


depende el funcionamiento de las Unidades de Análisis Criminal y de los
procesos de capacitación, entre otros. Es por esta razón que se deberá
decidir si el enfoque epistemológico con el que se abordará este reto se
hace desde la perspectiva del análisis criminal como procedimiento o desde
la inteligencia criminal como disciplina.

La conceptualización dirige la acción

La “referenciación internacional” advierte las dificultades que se presentan


en diferentes instituciones públicas y privadas encargadas de hacer cumplir

  7  
la ley en Estados Unidos e Inglaterra. Estas dificultades comportan dos
aristas, la primera, respecto del análisis criminal y la segunda, la inteligencia
criminal.

En relación con el “análisis criminal” en la actualidad la definición de este


concepto es multívoca, esto es que cada institución según su objeto social o
misión constitucional encomendada, le describe un objeto de estudio y
alcance distinto. La literatura disponible sugiere que el origen de este
concepto se remonta a Inglaterra en donde se implementó para
profesionalizar la vigilancia del orden público. Luego en Estados Unidos se
implementó en los Departamentos de Policía en razón a que se definió que
la misión del cuerpo de policía era controlar el delito (Wilson, O. W. et. al.
1997). Así el análisis criminal, se constituyó en un avance para la
profesionalización de las organizaciones formales dedicadas a la aplicación
de la ley, entre ellas, los cuerpos de policía.

Luego evolucionó y se incorporó personal profesional (en distintas áreas del


conocimiento) para que a la gestión de los datos del crimen se le aplicaran
“metodologías propias de la investigación científica”. Por tal razón, en la
actualidad algunas asociaciones internacionales intentan proponer el
análisis criminal como una disciplina para elevar esta actividad al estatus de
una profesión (IACA, 2008).

Similar situación ocurre con “la inteligencia criminal” la cual en principio, se


propuso como un modelo de gestión de datos para orientar la acción del
cuerpo de policía hacia la prevención del delito. Posteriormente, la
incorporaron el concepto de riesgo a la inteligencia criminal, cuyo objeto de
estudio en Estados Unidos, Inglaterra, Australia y Nueva Zelanda, serían las
organizaciones criminales y los delincuentes prolíficos (Ratcliffe, J. 2008, p.
9). Por su parte en el modelo canadiense de inteligencia criminal no se hace
  8  
referencia al riesgo sino a las amenazas que atentan contra el Estado y los
ciudadanos y por ello se centra en el crimen organizado trasnacional.

Este dilema de la conceptualización permite generar tres inferencias a


manera de “retos institucionales”: primera, que las definiciones conceptuales
implican una construcción colectiva institucional para definir el objeto de
estudio y el alcance. Segunda, que el análisis criminal no alcanza el estatus
de disciplina por ello existe algún consenso en que se defina como un
procedimiento para el análisis de datos criminales con fines de persecución
penal, control del delito y prevención del delito, es decir, se amplió el
alcance en procura del mismo fin, reducir el delito. Tercera, elaborar
“análisis” implica disponer de una comprensión (modelo de conocimiento)
del objeto de estudio, esto lo ofrece la inteligencia criminal. Ésta como
disciplina se compone de dos procesos más como son la predicción
(explicación sustentada en leyes de comportamiento) y la anticipación
(prescripción de acciones para incidir en una fuente de riesgo).

Entonces, se requiere de una comprensión institucional del objeto de


estudio y que ésta sea la que permita orientar y evaluar el procedimiento de
análisis criminal.

Comprensión institucional

La comprensión en un lenguaje popular implica un modelo de conocimiento


individual. La comprensión institucional supone disponer de una
representación colectiva o modelo de conocimiento institucional sobre el
tema objeto de estudio (el cual se puede concebir como amenaza o como
riesgo, y aunque son conceptos diferentes debe responder al alcance de la
institución). Disponer de una “representación colectiva” supone a su vez que

  9  
se comparte un lenguaje, un esquema de procesamiento y, dentro de éste,
una estructura lógica para la administración de la información criminal.

La representación colectiva será una aproximación a la realidad de los


temas objeto de estudio lo cual se podría obtener mediante la realización de
“investigación científica” que permita la complementariedad entre el
conocimiento intuitivo (la experiencia del analista) y el conocimiento crítico,
es decir, conocimiento sistemático, ordenado, lógico y válido.

La metodología con la que se diseña la representación colectiva debe


arrojar como resultado un inventario de conceptos cuyo significado es
compartido tanto por los ciudadanos como por los funcionarios encargados
de realizar el análisis criminal y otros (investigadores criminales, fiscales,
jueces). Esto es que se dispone de una “unidad lingüística” que permite la
comunicación, en su orden: a nivel organizacional, entre las instituciones y
entre éstas y los ciudadanos. Se debe avanzar en procura de armonizar el
lenguaje social y el lenguaje penal, como parte de la comprensión de los
hechos criminales y su impacto en la cotidianidad de la sociedad, en
concordancia con los fines que persigue el análisis de contexto como parte
de nuevo modelo de la investigación penal.

Una vez disponibles la representación social y la unidad lingüística del tema


objeto de estudio, también se dispone de una “estructura lógica” en la que
los datos criminales, una vez tratados (clasificados, evaluados, definida su
pertinencia y registrados) cobran sentido, están estructurados, disponibles y
útiles, es decir, se constituyen en información criminal, activo intangible
organizacional, para generar conocimiento sobre el tema objeto de estudio
de cada institución. Esto en la actualidad, es un reto que se debe visibilizar
y priorizar.

  10  
En consecuencia, se requiere disponer de un “esquema de procesamiento
de datos criminales” que no sólo sirva para realizar consultas, sino que
también permita relacionar datos y generar alertas, entre otros resultados de
interés para la investigación criminal, la planeación táctica del servicio de
policía y la formulación de políticas públicas para intervenir el crimen.
Durante el diseño de este esquema se debe calcular que supla las
necesidades de información criminal que en la cotidianidad demandan los
distintos usuarios dentro y entre las instituciones que participan en el
tratamiento del dato criminal.

El esquema de procesamiento del dato criminal, que se supone es insumo


para el diseño de una solución tecnológica (para automatizar tareas), puede
“adoptar una de dos posturas”: una que se puede llamar discrecional de
cada institución –que supla necesidades específicas y en coherencia con la
misión constitucional- y la otra, que puede ser formulada desde el máximo
organismo de Política Criminal, el Consejo Superior de Política Criminal,
único organismo en el que tienen participación todas las entidades que son
productoras y usuarias de los datos y productos con información criminal.

La infraestructura para el análisis criminal

La infraestructura entendida como el conjunto de elementos que se


requieren para el adecuada funcionamiento de una Unidad de Análisis
Criminal implica disponer de una concepción previa que se sugiere, resulte
de una construcción interna de la organización -según su historia y la
dinámica actual- y posteriormente, un proceso de referenciación con otras
dependencias o instituciones -públicas y privadas- que se dedican a una
actividad similar. En este caso la infraestructura se concibe desde dos
perspectivas, la primera la infraestructura lógica y la segunda, la

  11  
infraestructura física. En este momento se hará énfasis en la infraestructura
lógica, porque “en símil con un edificio, el diseño del arquitecto orienta el
desarrollo físico del maestro durante la construcción”.

La infraestructura lógica implica que la organización incorpora la filosofía del


análisis criminal y esto trae consigo responsabilidades en los procesos
gerenciales, misionales y de soporte o apoyo, algunas de las cuales se
enuncian no por ser las más importante sino por la necesidad de que se
hagan visibles.

-­‐ Procesos gerenciales: diseñar el plan anual de prioridades de


conocimiento, formular la política de administración de información
criminal, adecuar las políticas de administración del recurso o el
talento humano, concebir una estructura organizacional y asignar
los recursos financieros necesarios para el funcionamiento de una
Unidad de Análisis Criminal -incluir la dependencia en la estructura
orgánica de la institución, el cargo de analista del crimen, los
estándar, las funciones, los indicadores de evaluación del
desempeño individual, el plan de estímulos, entre otros-.

-­‐ Procesos misionales: operacionalizar el esquema de


procesamiento de datos criminales, aplicar los procedimientos para
convertir la información en conocimiento útil para la toma de
decisiones frente a la persecución penal, el control del delito y la
prevención del delito según la misión de la institución.

-­‐ Procesos de apoyo o de soporte: diseñar soluciones tecnológicas


para el reporte en línea y la automatización de tareas básicas,
cotidianas y redundantes. Así mismo, dotar a los analistas del
crimen de recursos tecnológicos para la visualización e integración
  12  
de datos criminales y que esto sea coherente con los diseños
curriculares y los procesos de entrenamiento y capacitación.

Luego de esta breve descripción, se propone dar relevancia al tipo de


estructura organizacional como un componente clave del esquema de
funcionamiento de una Unidad de Análisis Criminal. Cambiar de una
estructura tipo piramidal a una tipo hub o centro –sin desconocer la
autonomía institucional-, no implica que se pierda la jerarquía, pero sí se
mejoran los procesos de comunicación e interacción entre los actores
encargos de producir técnica y rigurosamente conocimiento sobre el crimen.

La capacitación en análisis criminal

Este aspecto visibiliza en el panorama organizacional de las instituciones la


planeación educativa por competencias. La implementación de Unidades de
Análisis Criminal, sin el debido cálculo de las implicaciones, hizo que el
entrenamiento se focalizara en los investigadores criminales y en los
peritos, relegando la capacitación del analista criminal.

Para superar esta situación se necesita concebir la capacitación dirigida a


cuatro actores y enfocada en tres aspectos interdependientes. Los actores
de la Unidad de Análisis Criminal entonces, serían el jefe de la
dependencia, el o los supervisores, los analistas y los tratadores.

Las funciones que ellos desempeñan son complementarias pero diferentes.


Así el jefe, que es el enlace con el nivel directivo o gerencial de las
instituciones, contribuye a identificar las prioridades de conocimiento y a
comunicar los productos de análisis criminal que se elaboran. Por su parte
el o los supervisores, garantizan la calidad de los productos en términos de

  13  
utilidad para asesorar la toma de decisiones en correspondencia con las
prioridades definidas por la organización. Los analistas, a su vez, son
quienes se encargan de interpretar el comportamiento del tema objeto de
estudio y diseñar alternativas de acción. Y finalmente, el tratador (cargo que
hoy no existe, pero que se supone es desempañado a su vez por el
analista) tiene como responsabilidad monitorear el comportamiento de las
variables que componen el tema objeto de estudio.

Entonces, si las funciones son distintas la capacitación y el entrenamiento


también deben serlo. Pero esta capacitación debe ser coherente con la
dinámica del puesto de trabajo, en lo particular, y de la Unidad de Análisis
Criminal, en lo general. Luego, se requiere considerar un diseño curricular
que se componga de tres dimensiones a saber:

§ Dimensión epistemológica: que se enfoca en los fundamentos del


análisis criminal.

§ Dimensión metodológica: busca desarrollar habilidades y


competencias en el uso e integración, de técnicas, instrumentos y
herramientas, para la realización de ejercicios de análisis criminal.

§ Dimensión ontológica: demanda disponer de una comprensión


institucional del tema objeto de estudio, esto es, conocer las
variables que lo componen. Esto no sólo es necesario para
monitorear o vigilar el comportamiento del tema de estudio sino que
es fundamental para la capacitación y el entrenamiento.

La capacitación y el entrenamiento debe concebir estas tres dimensiones en


razón a que deben se supone que con ellos es posible aplicar el principio de
escrutinio al procedimiento de análisis criminal. No obstante, este anhelo
  14  
trae retos y oportunidades para las instituciones, que inician por establecer
en qué institución educativa se enseñará el análisis criminal e indagar si se
dispone de la planta docente y la infraestructura para tal fin.

Conclusiones

Los talleres orientados a proponer el esquema de funcionamiento de una


unidad de análisis criminal dejaron como resultado que el problema no se
debe focalizar en el funcionamiento de la Unidad de Análisis Criminal
(proceso misional), sino en la concepción epistemológica que se tiene en las
instituciones del análisis criminal y la manera como se gerencia su
implementación en las diferentes instituciones (proceso gerencial). Por ello
se considera que esta problemática implica una visión estratégica y por lo
tanto es de interés para el nivel directivo de las instituciones, porque implica
transformación organizacional y cultural.

Lo anterior, puede encontrar explicación en que se tienen dificultades


conceptuales de la manera como se entiende la inteligencia criminal y el
análisis criminal. Fue así como la comparación entre los conceptos de
inteligencia criminal y el análisis criminal permitió las siguientes
conclusiones:

§ La inteligencia criminal no encuentra aceptación entre los directivos


de las instituciones, porque se concibe como una actividad que es
regulada legalmente en Colombia, pero difícilmente se acepta como
una “disciplina que anticipa riesgos criminales contra la convivencia” (Amaya,
H. y Cortés, Y. 2011, febrero).

  15  
§ En relación con el análisis criminal no se logró identificar una
conceptualización unívoca, entonces los mentefactos conceptuales
elaborados se constituyen en insumos para próximos ejercicios con
los que se logre una aproximación conceptual para Colombia.

También hubo consenso en cuanto a que el análisis criminal no tiene el


estatus de una disciplina, por lo que se acuerda su limite y alcance como un
procedimiento. Esta discusión de términos finalizó con la pregunta ¿Cómo
hacer análisis criminal sino se dispone de la comprensión institucional del tema
objeto de estudio? La comprensión institucional es suministrada por la
inteligencia criminal que, además, se compone de los procesos de
predicción y anticipación.

Entre los directivos hay diferencias -grandes brechas no reconciliadas- en la


manera como se entiende el análisis criminal y esto termina por afectar el
funcionamiento de las Unidades de Análisis Criminal que en la actualidad
existen en las instituciones -aun cuando en la práctica no reciban el nombre
sugerido en este documento-.

Lo anterior no es ajeno a los analistas, por lo que durante este ejercicio de


enfoque académico, la expresión “esquema de funcionamiento” hizo que los
participantes se centraran en diversos aspectos que determinan el
comportamiento en el puesto de trabajo (de manera particular) y en la
Unidad de Análisis Criminal como dependencia (de manera general). Los
aspectos destacados en conjunto, sugieren que se debe disponer de unas
reglas de juego determinadas por la unidad lingüística, los procedimientos,
la tecnología, recursos (logísticos y financieros), la administración del
talento humano (cargos, funciones, plan de estímulo, indicadores para la
evaluación del desempeño individual, currículo de entrenamiento), entre
otros. La aproximación al resultado obtenido se representó mediante un
  16  
árbol de pertinencia en el que se visibilizan las categorías a considerar en el
momento de implementar o evaluar el funcionamiento de las Unidades de
Análisis Criminal (mejora continua).

Un hallazgo relevante es que al no disponer de datos estructurados, ya sea


porque el esquema de procesamiento de datos no fue diseñado para la
producción de análisis criminal o porque se carece de una política de
administración de información criminal, los analistas del crimen trabajan en
función de alguna de las siguientes dinámicas:

1- Se realiza análisis criminal con datos no estructurados y sin un


modelo de conocimiento, por la falta de experiencia.
2- Se realiza análisis criminal con datos no estructurados, pero con un
modelo de conocimiento subjetivo producto de la experiencia.
3- El analista del crimen extrae datos de los expedientes judiciales o del
SPOA (base de datos), para registrarlos manualmente en tablas de
Excel (matrices). Esta matriz se diseña bajo el criterio subjetivo del
analista del crimen.
4- El analista del crimen no es consiente de que usa datos y lo que hace
es integrar los contenidos de documentos (o análisis de contenido)
para elaborar sus inferencias.

La exposición de las anteriores dinámicas no intenta cuestionar el


profesionalismo de los analistas, pretende es visualizar la génesis de las
dificultades en la comunicación organizacional que además impiden el
escrutinio o valoración colectiva de los productos generados por los
analistas del crimen.

Finalmente, la implementación del análisis criminal en Colombia implica un


abordaje interinstitucional y dentro de las instituciones, transformación en
  17  
los procesos gerenciales, misionales y de soporte. En la práctica el
adecuado funcionamiento de las Unidades de Análisis Criminal depende de
la visión estratégica que se tenga de éstas en el nivel gerencial. Esto
sugiere una construcción histórica, colectiva, de aceptación social y de
aplicación universal.

Referencias

Amaya, H. y Cortés, Y. (2011, febrero). Definiendo la inteligencia criminal


para Colombia. Curso de Inteligencia Criminal. Proyecto de
inteligencia criminal, Programa Internacional de Asistencia y
Entrenamiento en Investigación Criminal (ICITAP). Bogotá D.C.,
Colombia.

Archaira, P. & Pani, A. (2008). Information management. In Sahu, Ashok K.,


ed. Information management in new millennium: opportunities and
challenges for library professionals. New Delhi: Ess Ess.

International Association of Crime Analysts, 2008. Exploring Crime Analysis:


Readings on Essentail Skills. Overland Park, EEUU. BookSurge.

Martínez, C. (2010). El valor de la información, su administración y alcance


en las organizaciones. Revista mexicana de ciencias de la
información. Vol. 1, No. 2, 2010.

Wilson, O. W. et. al. 1997. La Administración de la Policía. Nueva York, Mac


Graw Hill.

Ratcliffe, J. 2008, Intelligence-Led Policing. Portland, EEUU. Willan


Publishing.

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