Juris Boli
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Expediente: 03951-2013-08-AAC
Departamento: Tarija
En revisión la Resolución 011/2013 de 13 de junio, cursante de fs. 294 a 302, pronunciada dentro de
la acción de amparo constitucional interpuesta por Adelaida Troncoso Adrian de Villena, Lily Marcela
Carrasco Villarpando y Carlos Antonio Zubieta Aguilar en representación legal del Banco Central de
Bolivia (BCB) contra Adolfo Nilo Velasco Albornoz, Vocal de la Sala Civil, Comercial, de Familia, Niñez
y Adolescencia, Violencia Intrafamiliar o Doméstica y Pública Primera y José Luis Lenz Mamani, Vocal
de la Sala Penal Primera, ambos del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija.
El 10 de julio de 1987, el BCB, mediante el intermediario Banco Potosí S.A., otorgó un préstamo de
dinero por la suma de $us730 775.- (setecientos treinta mil setecientos setenta y cinco dólares
estadounidenses), a la Sociedad Industrial y Agrícola “La Preferida” Ltda. (CHAMAS Ltda.), de
propiedad de Teófilo Justo Chamas Garzón, Marianela López de Chamas y de sus hijos, como únicos
socios de la Sociedad mencionada; obligación que al no haber sido cumplida, el Banco, a través de su
representante legal en Tarija, inició proceso ejecutivo contra los representantes y socios,
demandando la suma de $us719 598,49.- (setecientos diecinueve mil quinientos noventa y ocho
49/100 dólares estadounidenses); dentro del referido proceso ejecutivo, la Jueza Cuarta de Partido
en lo Civil y Comercial del departamento de Tarija, declaró probada la demanda ejecutiva planteada
por el BCB e improbadas las excepciones, ordenando que los ejecutados cumplan con el pago
acordado, más intereses convenidos. Al ser lesiva a sus intereses la Sentencia dictada, los
demandados plantearon recurso de apelación; quienes por Auto de Vista 115/2011 de 15 de
septiembre, dispusieron anular obrados hasta “fs. 77 vta.”; es decir, hasta el Auto Intimatorio de
pago, señalando que la parte ejecutante acuda al proceso ordinario civil; ante dicha vulneración
interpusieron acción de amparo constitucional y mediante SCP 0363/2012 de 22 de junio, se
concedió la tutela disponiendo la nulidad del Auto de Vista 115/2011, ordenando que las
autoridades demandadas emitan nueva resolución, circunscribiéndose a la apelación y la respuesta a
dicha impugnación de manera congruente y fundamentada.
Radicado nuevamente el proceso en la Sala Civil, los vocales pronunciaron el Auto de Vista 183/2012
de 19 de noviembre, ahora impugnado mediante la presente acción constitucional, quienes
declararon improbada la demanda ejecutiva y probada la excepción de prescripción, constatándose
así las siguientes vulneraciones:
c) El Auto de Vista solo realiza un análisis sesgado de las cláusulas segunda y tercera de la escritura
pública 176/87 y del convenio suscrito entre el Bando de Potosí en liquidación y el BCB; llegando a la
conclusión que la suscripción del documento con la Sociedad la Preferida, se trata de un acuerdo de
personas jurídicas de derecho privado, afirmando así que el BCB en el contrato de cesión de créditos
actúa como persona privada, por lo que indican que el régimen de prescripción debe ser aplicado
según lo previsto por el art. 1507 del Código Civil (CC), que dispone que las obligaciones
patrimoniales prescribe a los cinco años y no así la prescripción regulada en la Ley de Administración
y Control Gubernamentales que dispone que la prescripción de obligaciones con el Estado es en diez
años.
Señalan que la ley prevé la interrupción de la prescripción, aspecto que ha sido cumplido por ente
emisor con la publicación de edictos, pero los Vocales demandados ignoraron la validez y eficacia de
los documentos y la normativa pertinente declarando prescrita la obligación; beneficiando así a dos
ejecutados que no la invocaron y de forma ultra petita dejaron sin efecto los documentos suscrito
por las partes, entre estos el BCB (escritura pública 176/87 y los numerales 5.5 y anexo 5 de la
cláusula quinta del convenio de pago de acreencias) como si se tratara de un proceso de distinta
naturaleza en el que se pudiera afectarse documentos más allá del título ejecutivo.
d) Las autoridades demandadas erróneamente señalaron que la Juez a quo habría aplicado
erróneamente los arts. 112 y 324 de la Constitución Política del Estado (CPE) ya que dichas normas
se aplicarían en delitos cometidos por servidores públicos que atentan el patrimonio del Estado y
porque las mismas entraron en vigencia a partir del 7 de febrero de 2009, pero sin embargo, omiten
pronunciarse respecto a la aplicación del Decreto Ley (DL) 16390 de 30 de abril de 1979, normativa
que se encontraba vigente a momento de la firma de la escritura pública 176/87 cuyo régimen de
imprescriptibilidad de deudas frente al Estado nació la obligación cuestionada.
Alegan la lesión de los derechos de la entidad a la cual representan al debido proceso, a la defensa y
los principios de congruencia en las decisiones judiciales, de legalidad y de seguridad jurídica citando
al efecto el art. 115.II de la CPE.
I.1.3. Petitorio
Solicitan se conceda la tutela en favor de la entidad a la cual representan; y, en consecuencia se
disponga: 1) Se deje sin efecto el Auto de Vista 183/2012, emitido por la Sala Civil, Comercial, de
Familia, Niñez y Adolescencia, Violencia Intrafamiliar o Doméstica y Pública Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Tarija; y, 2) Que sean otras autoridades del mencionado Tribunal, las
que emitan el presente fallo, por cuanto los demandados en dos oportunidades fallaron
erróneamente en contra del BCB, específicamente el vocal Adolfo Nilo Velasco Albornoz, quien se
rehusó apartarse de la causa pese a la recusación interpuesta contra su persona por la entidad
bancaria accionante.
I.2. Audiencia
Mediante informe cursante de fs. 238 a 240, las autoridades demandadas, expresaron lo siguiente: i)
El Auto de Vista 183/2012, fue pronunciado en cumplimiento de la SCP 0363/2012, procediéndose
en consecuencia a la anulación del Auto Interlocutorio 82/2011 y el Auto de Vista 115/2011,
resolución que tiene su fundamento en el hecho que el contrato de préstamo suscrito entre el Banco
Potosí S.A. y la Sociedad Comercial La Preferida fue un convenio entre personas de derecho privado;
ii) Posteriormente el Banco Potosí se declara en quiebra y opera la cesión de créditos en favor del
BCB entidad que interviene únicamente como cesionario, figura legal correspondiente al derecho
civil; iii) La imprescriptibilidad de las deudas con el Estado no aplica al caso concreto en razón a que
el crédito es entre personas de derecho privado, por lo cual se concluye que la obligación se
encuentra prescrita de acuerdo a los razonamientos establecidos en el Auto de Vista 183/2012,
cuyos fundamentos son ratificados; iv) El Tribunal de garantías no puede ingresar a valorar la prueba
; v) El proceso ejecutivo únicamente admite recurso de apelación y sólo produce efectos de cosa
juzgada formal, por lo cual el BCB tienen todo el derecho de acudir a la vía ordinaria para efectivizar
todos los recursos que le franquea la ley en procura de obtener la consideración de su pretensión
jurídica; y, vi) La parte accionante podía solicitar las medidas precautorias que viera por conveniente
y no esperar negligentemente el transcurso del tiempo sin ejercer sus derechos.
Teófilo Justo Chamas Garzón y Marianela López de Chamas, por memorial cursante de fs. 241 a 245
señalaron que: a) El crédito suscrito entre el Banco Potosí S.A. y la Sociedad Comercial “La
Preferida”, es de orden privado, sin importar las obligaciones entre dicha entidad bancaria con el
ente emisor -BCB-; b) Los arts. 47 y 48 de la Ley de Administración y Control Gubernamentales
(LACG), se encuentran vigentes, mismos que establecen el procedimiento coactivo fiscal; c) El 16 de
abril de 1999, fue suscrito el convenio de pago de acreencias entre el BCB y el Banco Potosí S.A.,
asumiendo el ente emisor la obligación de cobranza de una cartera que ya contaba con doce años de
rezago; d) En fechas 18 de junio de 2000 (a trece años de haberse otorgado la carta de crédito) y 20
de junio de 2010 (diez años y dos días después de la primera publicación en el medio de prensa La
Razón se procedió a publicaciones que pretendieron otorgar vigencia a obligaciones
superabundantemente prescritas, con el añadido que no se intimó la mora conforme lo señalado en
el art. 1503.II del CC; e) El BCB contradictoriamente al hecho de haberse hecho cargo del cobro de la
mora del Banco Potosí S.A., presentó una demanda ejecutiva de orden civil que fue declarada
probada e improbadas las excepciones en primera instancia, sentencia que fue apelada dando lugar
al pronunciamiento del Auto de Vista 115/2011 y del Auto Interlocutorio 82/2011, que dispuso
anular obrados hasta el Auto de Intimación de pago, debido a que se debía remitir obrados ante el
Juzgado Décimo primero de Partido en lo Civil del entonces Distrito Judicial de La Paz en el que se
interpuso la demanda de cobro de los presuntos de adeudos generados en la carta de crédito del
año 1987; f) El 30 de enero de 2012, el BCB interpuso acción de amparo constitucional que fue
resuelta por la Sala Civil, Comercial, de Familia, de la Niñez y la Adolescencia, de Violencia
Intrafamiliar o Doméstica y Pública del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija a través de la
Resolución 02/2012 de 3 de abril, que fue revocada por la SCP 0363/2012, pronunciada por el
Tribunal Constitucional Plurinacional, dejando sin efecto el Auto de Vista 115/2012 y el Auto
Interlocutorio 82/2011, instruyendo a las autoridades demandadas emitir nuevo auto de vista
circunscribiéndose a los puntos impugnados en la apelación; y; g) El 19 de noviembre de 2012, la
Sala Civil, Comercial, de Familia, Niñez y Adolescencia, Violencia Intrafamiliar o Doméstica y Pública
del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, pronunció el Auto de Vista 183/2012, declarando
probada la excepción de prescripción, resolución que no fue pronunciada de oficio tal cual se
denuncia erróneamente.
I.2.4. Resolución
La Resolución fue dictada en base a los siguientes argumentos de orden legal: i) La jurisdicción
constitucional puede ingresar a revisar la legalidad ordinaria cuando concurran los supuestos
establecidos en la jurisprudencia; ii) De la revisión de la normativa constitucional se puede
establecer que los bienes y patrimonio del Estado constituyen propiedad del pueblo boliviano de
carácter imprescriptible, por tanto se concluye que se ha vulnerado el principio de legalidad; iii) La
jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia a través del Auto Supremo 101 de 4 de abril de 1996,
ha aplicado el DL 16390 a casos análogos en materia de derecho civil, fallo que marcó línea de
posteriores sentencias en el sentido de que es el BCB la entidad facultada para cobrar las acreencias
con el Estado originadas en la intermediación de entidades financieras privadas, de lo que se
concluye que las deudas con el Estado son imprescriptibles; iv) Existe vulneración del debido proceso
en razón a que el Auto de Vista 183/2012, no compulsó la prueba presentada por el BCB, así como
no se ha considerado la normativa constitucional y la derivada de ésta que es protectora de los
bienes del Estado; v) El fallo impugnado no concede ultra petita como señalan los accionantes,
debido a que no se incluye a los hijos de los esposos Chamas-López; vi) No fueron declaradas
probadas las otras excepciones planteadas y las emergencias del contrato protocolizado a través de
escritura pública 176/87, consecuentemente no se afectan los intereses del BCB; vii) El principio de
congruencia efectivamente fue vulnerado por cuanto la inclusión del art. 1568 del CC, no era
atingente a autos, así como la jurisprudencia citada; y, viii) Respecto al principio de seguridad
jurídica acusado de lesionado, el mismo no puede ser tutelado en conformidad con la jurisprudencia
desarrollada al respecto.
Si bien no hubo respuesta sobre la conminatoria realizada; por el tiempo transcurrido y la necesidad
de dar celeridad al proceso constitucional, por Decreto Constitucional de 22 de abril de 2014, se
reanudo el cómputo del plazo para la emisión de la Sentencia.
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen las siguientes
conclusiones:
II.1. Mediante Sentencia de 21 de abril de 2011, el Juez Cuarto de Partido en lo Civil y Comercial
del departamento de Tarija, declaró: “IMPROBADAS las excepciones de impersonería, prescripción,
transacción e inhabilidad del Título planteada por los ejecutados Justo Chamas Garzón y Mariela
López de Chamas a fojas 181 a 186 vta. y 188 a 188 vta., y PROBADA la demanda ejecutiva de fs. 76 a
76 vta. interpuesta por el Banco Central de Bolivia. En consecuencia se condena que la Sociedad
Industrial Agrícola “La Preferida Ltda.” (CHAMAS LTDA), representada por Justo Chamas Garzón (…) y
Marielle Jazmine Chamas López, cumplan con el pago a favor del Banco Central de Bolivia de la suma
adeudada de Dólares Americanos Setecientos Diecinueve Mil Quinientos Noventa y Ocho Dólares
Americanos 49/100 (719.598, 49 $us), más intereses convenidos, o en su equivalente en moneda
nacional en el día del pago” (sic) (fs. 75 a 83 vta.).
II.2. A través de memoriales de fs. 85 a 93 y de fs. 94 a 100 vta., Miguel Ángel Galarza Zubelsa -en
representación de Teófilo Justo Chamas Garzón- y Marianela López de Chamas, presentaron
apelación contra la Sentencia de 21 de abril de 2011, emitida por el Juez Cuarto de Partido en lo Civil
y Comercial del departamento de Tarija.
II.3. El Auto de Vista 183/2012 de 19 de noviembre, pronunciado por la Sala Civil, Comercial, de
Familia, Niñez y Adolescencia, Violencia Intrafamiliar o Doméstica y Pública Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Tarija declaró: “(…) improbada la demanda ejecutiva de fs. 76-76 vta. y
se declara en lo principal PROBADA LA EXCEPCIÓN DE PRESCRIPCIÓN interpuesta por los Sres.
TEÓFILO JUSTO CHAMAS GARZÓN Y MARIANELA LÓPEZ DE CHAMAS y por insuficiencia de méritos,
se declara improbadas las demás excepciones de improcedencia y caducidad de acción ejecutiva,
impersonería en los ejecutados, falta de fuerza ejecutiva y todas las emergencias del contrato
suscrito y protocolizado en la Escritura Pública Nº 176/87 y los num. 5.5. y anexo 5 de la cláusula
quinta del Convenio de Pago de Acreencias suscrito en fecha 16 de abril de 1999” (sic) (fs. 113 a
126).
Los representantes de la entidad bancaria accionante alegan que: a) El Auto de Vista 183/2013 de 19
de noviembre, no se encuentra debidamente fundamentado y es incongruente, pues se omite la cita
y consideración de las cláusulas de los documentos base de ejecución; tampoco se pronuncia sobre
la prueba aportada y menos respecto a los argumentos de contestación de apelación; b) No se ha
considerado la abundante prueba documental presentada tanto por el ente emisor como por los
propios ejecutados con el fin de desconocer la existencia del crédito refinanciado; además, omiten
pronunciarse respecto a la aplicación del DL 16390, normativa que se encontraba vigente a
momento de la firma de la escritura pública 176/87, cuyo régimen de imprescriptibilidad de deudas
frente al Estado nació la obligación cuestionada; c) El Auto de Vista concluye que la suscripción del
documento con la Sociedad la Preferida, se trata de un acuerdo de personas jurídicas de derecho
privado, por lo que el régimen de prescripción debe ser aplicado según lo previsto por el art. 1507
del CC, y no así la prescripción regulada en la Ley de Administración y Control Gubernamentales, que
dispone que la prescripción de obligaciones con el Estado es de diez años; agregan que la ley prevé
la interrupción de la prescripción, aspecto que ha sido cumplido por el ente emisor con la
publicación de edictos; y, d) Las autoridades demandadas erróneamente señalaron que la Juez a quo
habría aplicado erróneamente los arts. 112 y 324 de la CPE.
Del contenido del texto constitucional de referencia, puede inferirse que la acción de amparo
constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato de protección
de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección se
circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el mismo orden
constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad, de protección de privacidad,
popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta
acción se dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no sólo de los
servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas que restrinjan o amenacen
restringir los derechos y garantías objeto de su protección.
El término de acción no debe ser entendido como un simple cambio de nomenclatura, que no incide
en su naturaleza jurídica, pues se trata de una verdadera acción de defensa inmediata, oportuna y
eficaz para la reparación y restablecimiento de los derechos y garantías fundamentales, y dada su
configuración, el amparo constitucional se constituye en un proceso constitucional, de carácter
autónomo e independiente con partes procesales diferentes a las del proceso ordinario o por lo
menos con una postura procesal distinta, con un objeto específico y diferente, cual es la protección y
restitución de derechos fundamentales con una causa distinta a la proveniente del proceso
ordinario, esto es, la vulneración concreta o inminente de derechos fundamentales a raíz de actos y
omisiones ilegales o indebidos con un régimen jurídico procesal propio.
Finalmente cabe señalar, que dentro de los principios procesales configuradores del amparo
constitucional, el constituyente resalta la inmediatez y subsidiariedad al señalar en el parágrafo I del
art. 129 de la CPE, que esta acción '(…) se interpondrá siempre que no exista otro medio o recurso
legal para la protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados'.
Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado de constitucionalidad
o control tutelar de los derechos y garantías, al constituirse en un mecanismo constitucional
inmediato de carácter preventivo y reparador destinado a lograr la vigencia y respeto de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales, siempre que no exista otro medio de
protección o cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el derecho
lesionado, lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se puede analizar el fondo del
problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar la tutela”.
III.2. El contenido esencial del derecho a una resolución fundamentada o derecho a una
resolución motivada en el Estado Constitucional de Derecho
Así lo han entendido las SSCC 0042/2004 y 0022/2006 y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, casos: 1) Baena Ricardo y otros vs. Panamá (Sentencia de 2 de febrero de 2001, Fondo,
Reparaciones y Costas); y, 2) Tribunal Constitucional vs. Perú (Sentencia de 31 de enero de 2001,
Fondo, Reparaciones y Costas), desarrolladas en la SCP 0140/2012 de 9 de mayo.
Por su parte la SCP 0100/2013 de 17 de abril, sobre la debida fundamentación y motivación señaló lo
siguiente:
“En ese marco, se tiene que el contenido esencial del derecho a una resolución fundamentada o
derecho a una resolución motivada (judicial, administrativa, o cualesquier otra, expresada en una
resolución en general, sentencia, auto, etc.) que resuelva un conflicto o una pretensión está dado
por sus finalidades implícitas, las que contrastadas con la resolución en cuestión, dará lugar a la
verificación de su respeto y eficacia. Estas son: 1) El sometimiento manifiesto a la Constitución,
conformada por: 1.a) la Constitución formal, es decir, el texto escrito; y, 1.b) los Tratados
Internacionales sobre Derechos Humanos que forman el bloque de constitucionalidad; así como a la
ley, traducido en la observancia del principio de constitucionalidad y del principio de legalidad; 2)
Lograr el convencimiento de las partes que la resolución en cuestión no es arbitraria, sino por el
contrario, observa: el valor justicia, el principio de interdicción de la arbitrariedad, el principio de
razonabilidad y el principio de congruencia; 3) Garantizar la posibilidad de control de la resolución en
cuestión por los tribunales superiores que conozcan los correspondientes recursos o medios de
impugnación; y, 4) Permitir el control de la actividad jurisdiccional o la actividad decisoria de todo
órgano o persona, sea de carácter público o privado por parte de la opinión pública, en observancia
del principio de publicidad. Estos elementos se desarrollarán a continuación:
(…)
2) Lograr el convencimiento, de las partes que la resolución en cuestión no es arbitraria, sino por el
contrario, observa: el valor justicia, el principio de interdicción de la arbitrariedad, el principio de
razonabilidad y el principio de congruencia.
Entonces, cuando todo órgano o persona, sea de carácter público o privado que tenga a su cargo el
decidir, pretende hacer uso de facultades discrecionales o arbitrarias alejadas de la razonabilidad
(principio de razonabilidad), éste se convierte en una directriz valiosa estrechamente relacionada a
la justicia (valor justicia), porque se manifiesta como un mecanismo de control y barra de contención
de la arbitrariedad (principio de interdicción de la arbitrariedad), cuya comprensión es
multidimensional:
En ese sentido, Pedro Talavera señala: '...la justificación de las decisiones judiciales constituye uno
de los pilares del Estado de Derecho frente a las arbitrariedades del Antiguo Régimen'. Del mismo
modo, Horacio Andaluz Vegacenteno sostiene: 'La justificación de las decisiones judiciales es una
exigencia del Estado de Derecho, no un elemento lógico del sistema jurídico. Sólo en el Estado de
Derecho se considera que una decisión no está suficientemente justificada por el solo hecho de
haber sido dictada por una autoridad competente'.
b) En correspondencia con lo anterior, la arbitrariedad puede estar expresada en: b.1) una 'decisión
sin motivación', o extiendo esta es b.2) una 'motivación arbitraria'; o en su caso, b.3) una 'motivación
insuficiente'.
b.1) Por ejemplo, cuando una resolución en sentido general (judicial, administrativa, etc.), no da
razones (justificaciones) que sustenten su decisión, traducido en las razones de hecho y de derecho,
estamos ante la verificación de una 'decisión sin motivación', debido a que 'decidir no es motivar'. La
'justificación conlleva formular juicios evaluativos (formales o materiales) sobre el derecho y los
hechos sub iudice [asunto pendiente de decisión]'.
b.2) Del mismo modo, verbigracia, cuando una resolución en sentido general (judicial,
administrativa, etc.) sustenta su decisión con fundamentos y consideraciones meramente retóricas,
basadas en conjeturas que carecen de todo sustento probatorio o jurídico alguno, y alejadas de la
sumisión a la Constitución y la ley, se está ante una 'motivación arbitraria'. Al respecto el art. 30.II de
la Ley del Órgano Judicial (LOJ) 'Obliga a las autoridades a fundamentar sus resoluciones con la
prueba relativa sólo a los hechos y circunstancias, tal como ocurrieron, es escrito cumplimiento de
las garantías procesales'.
b.3) De otro lado, cuando una resolución no justifica las razones por las cuales omite o se abstiene
de pronunciar sobre ciertos temas o problemas jurídicos planteados por las partes, se está ante una
'motivación insuficiente'.
Si el órgano o persona, sea de carácter público o privado que tenga a su cargo el decidir incurre en
cualesquiera de esos tres supuestos: 'decisión sin motivación', o extiendo esta, 'motivación
arbitraria', o en su caso, 'motivación insuficiente', como base de la decisión o resolución asumida,
entonces, es clara la visualización de la lesión del derecho a una resolución fundamentada o derecho
a una resolución motivada, como elemento constitutivo del debido proceso.
Los tres casos señalados, son un tema que corresponderá analizar en cada caso concreto, debido a
qué sólo en aquéllos supuestos en los que se advierta claramente que la resolución es un mero acto
de voluntad, de imperium, de poder, o lo que es lo mismo de arbitrariedad, expresado en decisión
sin motivación o inexistente, decisión arbitraria o decisión insuficiente, puede la justicia
constitucional disponer la nulidad y ordenar se pronuncie otra resolución en forma motivada.
(…)
3) Otra de las finalidades que justifica la exigibilidad de una resolución motivada es la de garantizar
la posibilidad de control de la resolución en cuestión -judicial, administrativa, etc.- por los tribunales
superiores que conozcan los correspondientes recursos o medios de impugnación,debido a que
permite a las partes procesales conocer las razones que fundamentan las resoluciones, para poder
evaluarlas y, en su caso, plantear los recursos pertinentes contra ellas, por ello, la doctrina sostiene
que el conocimiento de la justificación decisoria es precondición para accionar contra una decisión.
(…)
(…)
A las cuatro finalidades implícitas que determinan el contenido esencial del derecho a una resolución
fundamentada o derecho a una resolución motivada (judicial, administrativa, o cualesquier otra,
expresada en una resolución en general, sentencia, auto, etc.) que resuelva un conflicto o una
pretensión cuáles son: 1) El sometimiento manifiesto a la Constitución, conformada por: 1.a) la
Constitución formal, es decir, el texto escrito; y, 1.b) los Tratados Internacionales sobre Derechos
Humanos que forman el bloque de constitucionalidad; así como a la ley, traducido en la observancia
del principio de constitucionalidad y del principio de legalidad; 2) Lograr el convencimiento de las
partes que la resolución en cuestión no es arbitraria, sino por el contrario, observa: el valor justicia,
el principio de interdicción de la arbitrariedad, el principio de razonabilidad y el principio de
congruencia; 3) Garantizar la posibilidad de control de la resolución en cuestión por los tribunales
superiores que conozcan los correspondientes recursos o medios de impugnación; 4) Permitir el
control de la actividad jurisdiccional o la actividad decisoria de todo órgano o persona, sea de
carácter público o privado por parte de la opinión pública, en observancia del principio de publicidad
(SCP 2221/2012 de 8 de noviembre, se suma un quinto elemento de relevancia constitucional; y, 5)
La exigencia de la observancia del principio dispositivo.
5) La observancia del principio dispositivo, implica la exigencia que tiene el juzgador de otorgar
respuestas a las pretensiones planteadas por las partes para defender sus derechos.
Conceptualmente las pretensiones son distintas a los alegatos o argumentos que esgrima la parte
procesal. Para su distinción, debe tenerse en cuenta el petitum, la petición de la pretensión; es decir,
qué es lo que se pide; por lo que si el juzgador se aparta de las exigencias derivadas de las
pretensiones formuladas por las partes a la hora de aplicar e interpretar la norma que servirá de
sustento jurídico a su decisión incurrirá en lesión al derecho a una resolución motivada o derecho a
una resolución fundamentada” (las negrillas corresponden al original).
“Es imperante además precisar que toda resolución ya sea jurisdiccional o administrativa, con la
finalidad de garantizar el derecho a la motivación como elemento configurativo del debido proceso
debe contener los siguientes aspectos a saber: a) Debe determinar con claridad los hechos
atribuidos a las partes procesales, b) Debe contener una exposición clara de los aspectos fácticos
pertinentes, c) Debe describir de manera expresa los supuestos de hecho contenidos en la norma
jurídica aplicable al caso concreto, d) Debe describir de forma individualizada todos los medios de
prueba aportados por las partes procesales, e) Debe valorar de manera concreta y explícita todos y
cada uno de los medios probatorios producidos, asignándoles un valor probatorio específico a cada
uno de ellos de forma motivada, f) Debe determinar el nexo de causalidad entre las denuncias o
pretensiones de las partes procesales, el supuesto de hecho inserto en la norma aplicable, la
valoración de las pruebas aportadas y la sanción o consecuencia jurídica emergente de la
determinación del nexo de causalidad antes señalado” (las negrillas son nuestras).
Al respecto la jurisprudencia que armoniza con el presente caso concreto, a partir de la SCP
0367/2012 de 22 de junio, señaló que:
“La primera situación es cuando dentro del proceso de ejecución -ejecutivo o acción coactiva civil-
los actos lesivos denunciados se refieren a la lesión a derechos fundamentales o garantías
constitucionales constitutivas del debido proceso, caso en el cual, evidenciándose su
quebrantamiento, se otorga la tutela, debido a que dentro del proceso ordinario posterior no
podrán ser analizadas, revisadas ni corregidas, existiendo únicamente la justicia constitucional para
su tutela.
Esto debido a que como entendió la SC 1023/2010-R de 23 de agosto, la ordinarización posterior del
proceso ejecutivo o coactivo civil, '…encuentra su excepción cuando, atentos a la circunstancias de
cada caso, la ordinarización del proceso ejecutivo no representa un mecanismo idóneo y efectivo
para dilucidar los hechos vulneratorios de derechos fundamentales, es así que, cuando se aleguen y
lleguen a constatarse vulneraciones al debido proceso que, posteriormente, en un proceso ordinario
no podrán restituirse, se podrá analizar la problemática directamente mediante la tutela que brinda
esta acción tutelar sin necesidad de recurrir a la aplicación del art. 28 de la LAPCAF'.
(…)
La línea jurisprudencial en protección del derecho a una resolución judicial motivada, de mayor
relevancia cuando el juez o tribunal debe resolver en apelación la impugnación de las resoluciones
pronunciadas por las autoridades de primera instancia; máxime, cuando se trata de resolver
recursos sobre excepciones, que tienen carácter definitivo (SC 0577/2004 de 15 de abril)
(Fundamento Jurídico III.3.), entendió que cuando en un proceso ejecutivo o coactivo civil una de las
partes interpone recurso de apelación contra una Resolución, en apelación que resuelve las
excepciones opuestas o contra la sentencia de primera instancia, el juez o tribunal ad quem debe
pronunciarse sobre todos y cada uno de los puntos que fueron apelados, conforme lo exige el art.
236 del CPC. En ese sentido se pronunció la SC 0954/2004-R, reiterada en las SSCC 0415/2010-R,
1291/2011-R y 1582/2011-R, entre otras.
(…)
“…es un extremo que no corresponde analizar, revisar ni corregir a la justicia constitucional y que
deberá dilucidarse en un proceso ordinario de conocimiento posterior, donde existirá amplio debate
al respecto y se producirán las pruebas pertinentes, vía que tienen expedita conforme al art. 490
CPC, modificado por el art. 28 de la LAPCAF”.
Sin embardo de ello, pese que las pruebas pueden ser “ampliamente” dilucidadas en el proceso
ordinario, eso no significa que en la resolución final del proceso ejecutivo, se omita pronunciarse al
momento de argumentar las razones de su decisión, sobre aspectos trascendentales como se
constituye la prueba ofrecida por las partes y situaciones que el accionante merece conocer en el
marco de la certidumbre y seguridad jurídica, a efectos que en su caso, active a partir de la nueva
resolución final del proceso ejecutivo, la jurisdicción ordinaria a partir del entendimiento de la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional.
Ingresando al fondo de la problemática, como primera denuncia del accionante vía constitucional, se
alega que, el Auto de Vista ahora impugnado, no se encuentra debidamente fundamentado y es
incongruente, pues en él se omite la cita y consideración de las cláusulas de los documentos base de
ejecución; tampoco se pronuncia sobre la prueba aportada y menos respecto a los argumentos de
contestación a la apelación; agregan que, no se ha considerado la abundante prueba documental
presentada tanto por el ente emisor como por los propios ejecutados con el fin de desconocer la
existencia del crédito refinanciado; además, los Vocales demandados omiten pronunciarse respecto
a la aplicación del DL 16390, normativa que se encontraba vigente a momento de la firma de la
escritura pública 176/87, cuyo régimen de imprescriptibilidad de deudas frente al Estado nació la
obligación cuestionada.
En este sentido de la lectura a la resolución emitida por las autoridades demandadas, en la parte
pertinente de la misma se concluye que: “…la relación contractual de línea de crédito nace entre
personas de derecho privado, y es así que el ACREEDOR BANCO POTOSI S.A. EN LIQUIDACIÓN
transfiere su acreencia a una persona de derecho público (BANCO CENTRAL DE BOLIVIA), sin
embargo, por el efecto de la cesión de crédito regulada desde los Arts. 384 al 394 del Código Civil, se
somete a las normas reguladas por éste cuerpo legal que es de derecho privado y asimismo, al
tratarse de un contrato de línea de crédito se somete a las normas legales establecidas por el Código
de Comercio (Arts. 1309 a 1317) (…) La aplicación del art. 40 de la Ley SAFCO, rige para las acciones
judiciales y obligaciones emergentes de responsabilidad civil de los servidores públicos y
particulares, no adecuándose el caso de autos a ninguna de las situaciones contempladas en el
ámbito de su aplicación (…) se tiene que la obligación o crédito adquirido por el Banco Central de
Bolivia mediante contrato de cesión de crédito, se encuentra prescrito en virtud del art. 1507 del
Código Civil…” (sic).
De estos fundamentos y conclusiones a las que llega el Auto de Vista 183/2012, entre otros, se
constata que no cumple con la exigencia y los parámetros de fundamentación y motivación descritos
en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, pues si bien la argumentación referida
contiene un marco jurídico de hecho y de derecho, no es menos cierto que por la estructura procesal
del proceso ejecutivo, existe la posibilidad de que una de las partes, conteste el recurso de apelación
como un medio práctico y efectivo de defensa; por lo que si bien en otros casos no es pertinente que
la resolución necesariamente se pronuncie sobre los mismos, sin embargo -como se dijo- por la
naturaleza del presente proceso, la complejidad del mismo y por seguridad jurídica, es relevante que
la determinación final ahora revisada, contenga un mínimo de referencia y motivación sobre
situaciones contestadas en su momento por los ahora accionantes, como es en este caso, cuando en
el memorial de contestación hacen una clara referencia de que, “…el apelante olvida que antes de la
vigencia de la Ley Safco, todas las deudas al Estado eran imprescriptibles en virtud del DL 16390 de
30 de abril de 1979 y el presente crédito nació bajo la Ley de imprescriptibilidad”; sin embargo de
ello, el Auto de Vista impugnado vía constitucional, no realiza un mínimo de fundamentación y
motivación sobre este aspecto que a decir de los accionantes, es trascendental y fundamental para
la decisión final del proceso ejecutivo, pues éstos gozan del derecho y garantía constitucional, de
conocer, de tener certeza y certidumbre sobre todos los aspectos que se dilucidan y contradicen en
el proceso ejecutivo, prueba de ello es el procedimiento diseñado por el legislador quien otorga la
posibilidad a las partes de contestar la apelación como un medio de defensa amplio e irrestricto, por
eso mismo en el presente caso, es deber de las autoridades demandadas se pronuncien de manera
motivada y razonable sobre esta contestación y sus argumentos respectivos, así recién cumplirán
con la esencia de un debido proceso que debe prevalecer en todo proceso judicial y más aún en un
Estado Constitucional de Derecho, no correspondiendo a este Tribunal ingresar a dilucidar el fondo
del asunto, en aplicación de la línea jurisprudencial, de la naturaleza del proceso en cuestión y de los
argumentos que posteriormente nos referiremos.
Por otra parte, el BCB, ha presentado documentos consistentes en oficios, cartas, notas y otros
documentos en calidad de prueba a efectos de sustentar que se trata de una deuda pública; sin
embargo, el Auto de Vista 183/2012, si bien procede al análisis sobre la escritura pública 176/87 y el
convenio de pago de acreencias, pero no realiza ninguna consideración sobre toda la unidad de las
pruebas que hacen al proceso y que sin duda fueron presentadas para acreditar o en su caso
desvirtuar algunos aspectos que como se dijo, se constituyen pertinentes y relevantes para los
intereses de la parte accionante; pues no es equilibrado y escapa a la igualdad de las partes, el hecho
de que el juzgador simplemente se pronuncie sobre algunos documentos y no así de otros; para ese
alejamiento o no pronunciamiento, en todo caso tendrá que existir una justificación razonable y
proporcional ausente en la resolución impugnada; consiguientemente, se constata una omisión de
las autoridades demandadas, en no compulsar varias pruebas ofrecidas por el BCB, además, no los
individualizó y otorgó un valor jurídico a los mismos, por lo que se evidencia la vulneración al debido
proceso.
En ese mismo marco, la SC 1329/2006-R de 18 de diciembre, estableció que: “...el art. 490.I del CPC
establece que 'lo resuelto en el proceso ejecutivo podrá ser modificado en proceso ordinario
posterior', y si bien la norma no señala los casos en los que es viable esta ordinarización, no existe la
menor duda que sobre lo que tiene que dilucidarse en el proceso ordinario es lo resuelto en la
sentencia del proceso ejecutivo; es decir, sobre lo que ésta determinó con relación a la demanda de
pago en base a un título ejecutivo y/o sobre las excepciones opuestas como medio de defensa legal,
casos en los que presuntamente al ser el juicio ejecutivo breve, entre otras características, no pudo
por su propia naturaleza permitir como en un juicio de conocimiento, demostrarse la certeza de la
pretensión o de la excepción … pues ésta es, en esencia, la única manera de salvaguardar la razón de
existencia del proceso ejecutivo, y la seguridad jurídica” (las negrillas son nuestras).
POR TANTO