SCP 1255 2013 L
SCP 1255 2013 L
SCP 1255 2013 L
Expediente: 2012-25137-02-AAC
Departamento: La Paz
Señala como lesionados los derechos a la justicia, igualdad, al debido proceso, citando al efecto los
arts. 109, 115.I y II, 116 y 117 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la tutela y se disponga: a) Se deje sin efecto la Resolución 09/2011, pronunciada
por la Sala Social y Administrativa Primera, y el Auto de 13 de noviembre de 2007, pronunciado por
la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social; y, b) “Se repongan obrados hasta fs. 546 del
expediente caratulado Fondo de Pensiones Básicas c/ Gobierno Autónomo Municipal de La Paz,
ordenando a la Juez Quinto del Trabajo y Seguridad Social emita nueva regulación de honorarios
profesionales a favor de la Dra. Nancy Tufiño de Torrez, en cumplimiento del art. 5to. del D.S. No.
26470 de 22/12/01 y cláusula séptima del Convenio No. 056/02 de fecha 09/09/02 sea acuerdo al
avance del proceso y actuados que cursan en el expediente” (sic), la flexibilidad que se debe aplicar
para esta regulación de honorarios ya que el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz es una
entidad pública del Estado.
I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías
Celebrada la audiencia pública el 13 de octubre de 2011, según consta del acta cursante de fs. 626 a
631, se produjeron los siguientes actuados:
Iván Campero Villalba, Vocal de la Sala Social y Administrativa Tercera, presentó su informe escrito
cursante a fs. 524 a 525, por el que manifestó: 1) Observa la notificación con el Auto de admisión de
19 de septiembre de 2011, que señala que se encontraría en suplencia de la Sala demandada, lo que
no sería evidente, al haber sido convocado para conformar Sala para la emisión del Auto de Vista
09/2011, ahora impugnado; 2) El proceso coactivo social de referencia fue radicado en la Sala Social
y Administrativa Primera en apelación del Auto de 13 de noviembre de 2007, dictado por la Jueza
Quinta de Trabajo y Seguridad Social por el que reguló honorarios profesionales de la abogada
externa Nancy Tufiño de Tórrez; 3) Sorteado el expediente a Vocal relator, recayó en el Presidente
de la Sala Social y Administrativa Primera, Juan Orlando Ríos Luna, dictando el Auto de Vista
09/2011, confirmando el Auto apelado y los Autos complementarios de 12 de marzo y 28 de abril de
2008, fallo que fue dictado de acuerdo a los antecedentes del proceso, la valoración probatoria y
sana crítica, en base al principio de la realidad en materia social, analizando que lo pretendido en la
demanda por la actora correspondía; 4) El Auto ahora impugnado, no fue recurrido por las partes
ejerciendo el derecho que les asiste; y, 5) Los Vocales de la Sala “recurrida” enmarcaron sus actos
dentro de la normativa legal vigente y en aplicación estricta de la ley, sin conculcar el derecho a la
justicia, a la igualdad, al debido proceso y a la seguridad jurídica del “recurrente” como aduce en la
acción de amparo constitucional, por lo que manifiesta que corresponde se deniegue la tutela, con
costas y multa de ley.
Celia Brigida Quisbert Diaz, Jueza Quinta de Partido del Trabajo y Seguridad Social, dio lectura al
informe que presentó por escrito cursante a fs. 582 a 584, mediante el cual, manifestó: i) Ante el
juzgado a su cargo se encuentra en trámite el proceso coactivo social seguido por “FOPEBA c/
Honorable Alcaldía de la ciudad de La Paz” (sic), cursando la demanda presentada por Nancy Tufiño
de Tórrez en representación legal del Viceministerio de Tesoro y Crédito Público mediante poderes,
así como el Auto de solvendo de 7 de agosto de 1999, memorial de apersonamiento y respuesta
negativa a la demanda, además de la oposición de excepciones de la Alcaldía Municipal de La Paz. El
memorial en el que señala que adjunta reliquidación en base a los descargos presentados y que a
solicitud de la comuna paceña se procedió a conciliar los saldos adeudados a la nota de cargo,
solicitando la actualización por el transcurso del tiempo y conforme al estado de la causa se sujetó a
término de prueba, de manera posterior la apoderada adjuntó documentación aseverando la
existencia de declaraciones juradas falsas, de conocimiento de la Dirección de Pensiones en fecha
posterior a la reliquidación, señalando que los formularios de pago que reportaban ingresos no
existen en la base de datos, vulnerando el respaldo de la reliquidación, que las fotocopias de
resúmenes de recaudaciones y las órdenes de transferencia son falsificadas así como los números de
cheques, y que se procederá a una nueva revisión de documentos; posteriormente indicó que la
parte coactivada se acogió a los alcances del DS 25809 de 8 de junio de 2000, memorial a partir del
que se solicita el desarchivo de obrados, asumiendo conocimiento de la causa; ii) El Director de la
Dirección de Pensiones hizo conocer que la comuna coactivada se acogió a los alcances de los
Decretos Supremos (DDSS) 25809 y 26470, para la cancelación del monto adeudado emergente de la
nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, por medio de un plan de pagos, al haberse suscrito el
convenio de pago 056/02 cursante en obrados; iii) En la cláusula segunda del señalado convenio, la
Alcaldía Municipal reconoce deudas a la dirección de pensiones por concepto de aportes netos
devengados al régimen de largo plazo básico y complementario del sistema de seguridad social;
asimismo, en su cláusula séptima referida a los honorarios señala: “Al amparo del art. 5 par. I y II del
DS 26470 de 22 de diciembre de 2001, la municipalidad asume el pago de los honorarios
profesionales a favor de la patrocinante y apoderada externa de la Dirección Dra. Nancy Tufiño de
Tórrez, en sujeción a lo que se acuerde hasta el 16 de agosto 2002 entre la municipalidad y dicha
profesional mediante documento independiente” (sic), cursando el dictamen fiscal requiriendo
aprobar y homologar; posteriormente se encontraría el Auto de homologación de 4 de septiembre
de 2002, que fue luego ejecutoriado; iv) Que, por memorial de 31 de junio de 2003, Nancy Tufiño de
Tórrez señaló que el convenio transaccional constituye una forma extraordinaria de conclusión de
proceso conforme a los arts. 314 del Código de Procedimiento Civil (CPC) y 949 del Código Civil (CC)
señalando que si bien se acordó los honorarios hasta el 16 de agosto de 2002, pese a las reiteradas
solicitudes no se concretó ningún acuerdo, alcanzando el año de plazo estipulado, siendo los
honorarios equiparables a sueldos, en consecuencia solicitó la regularización de honorarios
profesionales en base al Arancel Mínimo del Colegio de Abogados en calidad de abogada y
apoderada en el 5% conforme “capitulo IV inc. g) apoderado 2.5% de acuerdo capitulo XI inc. d)”
solicitud que la realizó de manera reiterada; v) La Alcaldía Municipal solicitó se promueva recurso
indirecto incidental de inconstitucionalidad, pidiendo la declaración de la inconstitucionalidad del
art. 5 del DS 26470 que legalmente pretende su aplicación preferente contra la Ley de
Administración y Control Gubernamentales y su art. 30, vulnerando el art. 228 de la CPE, adjuntando
la iguala profesional de 1 de enero de 1999, firmada por el Ministerio de Tesoro y Crédito Público y
la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez señalando en su cláusula cuarta que en caso de
transacción y cambio de abogados, el Viceministerio, estipulará los gastos del juicio y honorarios
profesionales a favor de la abogada externa, conforme señala el arancel del colegio de abogados, el
adendum de 18 de febrero de 1999 a la iguala profesional 001/99, en su cláusula segunda señala que
en cuanto a los honorarios profesionales el Viceministerio no cuenta con la partida presupuestaria
para esta clase de servicio, que ante el Juez de la causa y/o la vía legal pertinente solicitó la
regulación de sus honorarios profesionales sobre el monto total litigado a la conclusión del proceso,
los cuales serán cancelados por la parte perdidosa, renunciando el Viceministerio al cobro de los
mismos, de igual manera señala que en caso de transacción por suscripción de convenio de pagos el
Viceministerio estipulará los gastos del juicio y honorarios profesionales a favor de la abogada
externa pudiendo ser menores que el arancel del colegio de abogados y que serán a la empresa
coactivada cursando la iguala profesional 001/01; vi) Mediante Resolución 32/2004, se rechazó la
solicitud de la Alcaldía Municipal de promover recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad,
AC 0458/2004-CA de 20 de agosto, que aprobó el rechazo; vii) Afirma que cursa el Auto de
regulación de honorarios de 13 de noviembre de 2007, en base al principio de proporcionalidad, que
al constituir base de la acción, la nota de cargo 07/99 y Auto de solvendo por la suma de Bs17 685
901,60.- (diecisiete millones seiscientos ochenta y cinco mil novecientos uno 60/100 bolivianos) se
procedió a regular los honorarios en Bs176 859,01.- correspondiente al 1% de la nota de cargo y de
Bs88 429,50.- (0,5%) en calidad de apoderada estableciéndose por ambos conceptos la suma de
Bs265 280,51.- (doscientos sesenta y cinco mil doscientos ochenta 51/100 bolivianos); y, viii) Que
para la regulación de honorarios tomó en cuenta el criterio de proporcionalidad, aplicando la letra
muerta del arancel del colegio de abogados de acuerdo lo solicitado por la entonces representante
Nancy Tufiño de Tórrez, que pretendía inclusive un monto superior, siendo apelado por ambas
partes el Auto de regulación de honorarios de 13 de noviembre de 2007, que fue confirmado por la
Sala Social y Administrativa Tercera por Resolución 09/2011, encontrándose con la conminatoria a la
Alcaldía Municipal de La Paz a solicitud de la abogada apoderada; empero, la institución edil señala
que la Ley del Presupuesto General del Estado Gestión 2011, expresa que cualquier entidad pública
del Estado como la municipalidad pueda disponer de dineros para contingencias legales en
específico, sin auditoría interna, asimismo la abogada apoderada solicitó la retención de fondos a
cuyo efecto ordenó se oficie al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas a objeto de que informe
si la Alcaldía Municipal de La Paz se halla inmersa en la citada Ley, evidenciando que hasta el 29 de
septiembre de 2011, no se dispuso ninguna retención de fondos contra el municipio de La Paz.
Juan Orlando Ríos Luna, presentó informe escrito cursante a fs. 528, por el que indica: a) Fue
notificado de forma irregular con la demanda de amparo constitucional, extrañando la notificación
personal de acuerdo al “art. 100 de la Ley del Tribunal Constitucional” (sic), ya que fue dejado en un
lugar que no es su domicilio legal; b) Existe ausencia de legitimación pasiva, dirigida contra su
autoridad, aseverando que en la demanda de amparo constitucional se indica: “ex Vocal de Sala
Social 1ra.” (sic), y que es de conocimiento público que presentó renuncia a su cargo el 15 de julio
de 2011, por lo que cesó de sus funciones desde dicha fecha de tal manera que el Tribunal garantías
incumplió con observar la falta de legitimación pasiva, al encontrarse mal dirigida; y, c) Actualmente
la Sala Social y Administrativa Primera cuenta con nuevas autoridades que deben responder a las
determinaciones y asumir la defensa, siendo el Auto de admisión impertinente, por lo que solicita su
consideración en audiencia para el 29 de septiembre de 2011.
I.2.4. Resolución
La Sala Penal Tercera de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de
Justicia- de La Paz, constituida en Tribunal de garantías, mediante Resolución 120/2011 de 27 de
noviembre, cursante de fs. 640 a 641, concedió en parte la tutela solicitada; dejando sin efecto la
Resolución 09/2011, dictada por la Sala Social y Administrativa Primera, disponiendo que emita una
nueva resolución debidamente fundamentada bajo los lineamientos de la resolución del Tribunal de
garantías, con los siguientes fundamentos: i) El tribunal ad quem al haber emitido la Resolución
09/2011, así como el Auto de 13 de noviembre de 2007, emitido por la Jueza Quinta de Trabajo y
Seguridad Social no consideró debidamente los fundamentos y elementos probatorios
acompañados, no efectuaron una correcta valoración del Convenio 056/02, ni del DS 26470, a
efectos de considerar de manera cabal y justa los honorarios profesionales de la abogada del
SENASIR, Nancy Tufiño de Tórrez, que estuvo reclamando pese a existir una normativa expresa al
respecto para establecer los honorarios profesionales de la representante del SENASIR; y, ii) Citan la
SC 0871/2010-R de 10 de agosto, refiriéndose al derecho al debido proceso y la protección a la
libertad, “seguridad jurídica” y la fundamentación o motivación de las resoluciones juridiciales, y la
SC 1166/2006-R de 20 de noviembre, referida a la motivación de una resolución, indicando que la
fundamentación permite a las partes a conocer las razones para la decisión.
Por mandato de las normas previstas por el art. 20.I y II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; la
Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, conformó la Sala Liquidadora Transitoria,
posesionando a los Magistrados de la misma, el 15 de febrero de 2012, a objeto de la liquidación de
las acciones tutelares ingresadas a los Tribunales de garantías hasta el 31 de diciembre de 2011,
modificada por la Disposición Transitoria Segunda del Código Procesal Constitucional vigente desde
el 6 de agosto de 2012. Con la referida competencia, se procedió al sorteo de la presente causa,
dictándose Resolución dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
De la revisión y compulsa de los antecedentes se llega a las siguientes conclusiones:
II.1. Cursan las igualas profesionales suscritas por el Viceministro de Tesoro y Crédito
Público y Nancy Tufiño de Tórrez, de 1 de enero de 1999, 18 de febrero del mismo año y de 18 de
julio de 2001, ésta última determina en su cláusula tercera, respecto a los honorarios, que la
dirección no cuenta con la partida presupuestaria para esa clase de pagos; sin embargo, faculta a la
abogada externa para que ante el Juez de la causa o por la vía legal pertinente solicite la regulación
de sus honorarios profesionales y posterior cobro el monto litigado a la conclusión del proceso, que
serán cancelados por la parte perdidosa (fs. 177 a 187).
II.2. Los testimonios de poder 0010/99 de 8 de enero de 1999 y 0169/99 de 18 de febrero del
mismo año, este último ratificatorio y ampliatorio del primero, ambos otorgados por Humberto
Marcelo Montero Nuñez del Prado Viceministro de Tesoro y Crédito Público, en favor de Nancy
Tufiño de Tórrez, para que actúe en representación de su persona y del Tesoro General de la Nación
(fs. 1 a 2 vta. y 4 a 7).
II.3. Cursa la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, girada por la Dirección General de
Pensiones contra el municipio de La Paz por la suma de Bs17 685 901,60.- (fs. 8).
II.4. Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal del Viceministerio de Tesoro y Crédito
Público, planteó demanda coactiva social ante el Juez del Trabajo y Seguridad Social, contra la
Alcaldía Municipal de La Paz, por adeudar aportes devengados al régimen de largo plazo de la
seguridad social, mediante memorial presentado el 14 de junio de 1999, precisando en el otrosí
séptimo de dicho escrito, respecto a los honorarios profesionales que se suscribía a la iguala que
tenía suscrita (fs. 15 a 16 vta.). Dictando el Juez Quinto de Trabajo y Seguridad Social, el Auto de
solvendo de 7 de agosto de 1999 (fs. 19).
II.5. El 26 de agosto de 1999, la Alcaldía Municipal de La Paz representada legalmente por Ruben
Dario Salcedo Villarreal respondió negativamente a la demanda y opuso excepción de falta de
personería en el demandante, decretándose el traslado de la excepción planteada por el proveído de
27 de ese mes y año (fs. 32 a 33).
II.6. Por memorial de 21 de diciembre de 1999, Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal
del Viceministerio del Tesoro y Crédito Público solicitó que la excepción opuesta dentro del proceso
coactivo social, se ajuste al art. 32 inc. d) del Decreto Ley (DL) 10173 de 28 de marzo de 1972;
asimismo, adjuntó reliquidación de la suma adeudada (fs. 61 a 62), disponiéndose por providencia
de 22 de diciembre de 1999, la apertura del plazo probatorio (fs. 62 vta.).
II.7. Cursa el testimonio de poder 1071/2000 de 19 de julio, ratificatorio del poder especial y
suficiente que otorga el Viceministro de Tesoro y Crédito Público en favor de Nancy Tufiño de Tórrez
(fs. 73 a 74 vta.).
II.8. Mediante memorial de 18 de julio de 2001, Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal
de la Dirección de Pensiones, solicitó el desarchivo del expediente, disponiendo la Jueza de la causa
su desarchivo por proveído de 19 del citado mes y año (fs. 79 y vta.).
II.10. Mediante el convenio de pago 056.02 de 9 de agosto de 2002, suscrito por Federico Escobar
Loza, Director de Pensiones y Juan del Granado Cosio Alcalde Municipal de La Paz; acordaron la
forma de pago de la deuda asumida, convenio en el que en su cláusula séptima referida a los
honorarios establece que “la Dirección” (sic) y la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez
suscribieron una iguala profesional como abogada apoderada para la atención de procesos, entre los
que se encuentran los coactivos sociales radicados en el Juzgado Quinto de Trabajo y Seguridad
Social sobre cobro de la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, y que “al amparo del art. 5 par.
I. y II del D.S. 26470 de 22 de diciembre de 2001” (sic), la municipalidad asumía el pago de los
honorarios profesionales a favor de la patrocinante y apoderada externa de la Dirección Nancy
Tufiño de Tórrez, en sujeción a lo que se acuerde el 16 de agosto de 2002 entre la Municipalidad y
dicha profesional mediante documento independiente (fs. 110 a 114).
II.11. Por Auto de 4 de septiembre de 2002, la Jueza de Trabajo y Seguridad Social, homologó el
convenio de pago 056/02, disponiendo su cumplimiento en sus términos y contenido de las ocho
cláusulas que lo componen (fs. 126). Determinación ejecutoriada por Auto de 27 del mismo mes y
año (fs. 129 vta.).
II.12. Cursa el testimonio de poder especial y suficiente 381/2002 de 12 de septiembre, otorgado
por Juan Fernando Barthelemi Taborga Director de Pensiones en favor de Nancy Tufiño de Tórrez (fs.
127 a 128 vta.).
II.13. Nancy Tufiño de Tórrez, solicitó la regulación de honorarios por memorial de 31 de julio de
2003 (fs. 132 a 133).
II.17. Mediante Auto de 13 de noviembre de 2007, la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social,
reguló los honorarios profesionales de la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez en la suma de
Bs176 859,01.- correspondiente al 1% de la nota de cargo y Bs88 429,50.- en su calidad de
apoderada, haciendo un total de Bs265 288,51.- por concepto de honorarios profesionales y
apoderada (fs. 337 a 338). Asimismo cursan los Autos de rechazo a solicitudes de complementación
de 12 de marzo de 2008 y de 26 de abril del mismo año (fs. 341 y 353).
II.18. Maria Reneé Ramirez Chirinos, Jefa de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales del municipio
de La Paz, planteó recurso de apelación contra los referidos Autos de 13 de noviembre de 2001 y de
12 de marzo de 2008, mediante memorial presentado el 20 de marzo de 2008, señalando entre sus
agravios: a) La determinación asumida por la Jueza a quo causaría un serio daño económico a la
institución edil; b) El convenio suscrito con la Dirección de Pensiones, no se encuentra suscrito por la
abogada patrocinante, lo cual demostraría que no tramitó el convenio y no realizó gestiones para su
suscripción y no fue fruto de un trabajo realizado por Nancy Tufiño de Tórrez; c) La Alcaldía
Municipal de La Paz, habría demostrado su inmediata predisposición para llegar a un acuerdo dentro
del marco legal, considerando la cláusula séptima del citado convenio; sin embargo, no se dieron las
gestiones, debido a que la abogada no se habría apersonado en el plazo establecido para concretar
el pago, sino mucho tiempo después, pese a que fue ella misma quien solicitó la homologación; d)
No existiría obligación pendiente para que pueda disolverse el convenio suscrito, ya que en la
cláusula quinta se referiría que el incumplimiento en el pago de una o más cuotas, se considerará de
plazo vencido y se volverá liquida y exigible en su totalidad, al respecto refiere que la Alcaldía
Municipal de La Paz vendría cumpliendo el convenio de pago, el que concluiría el 10 de julio de 2017,
quedando pendiente el pago de honorarios que debió ser acordado mediante documento
independiente y que de ninguna manera puede asemejarse a lo solicitado por la representante; e) La
abogada impetrante habría tramitado la causa desde su inicio hasta que se sujetó a término de
prueba la excepción planteada, sin que se haya obtenido sentencia, tampoco ejecutoria de la misma,
ni hubo otras instancias, para que pretenda el cobro de una millonaria suma, debido a que la
tramitación se centró en la etapa inicial de la causa y sólo habría presentado trece memoriales, uno
de ellos con fundamentación, y lo justo y equitativo es que se le pague por un trabajo realizado; f) Se
dispuso un pago de honorarios en base al art. 5 del DS 26470, sin considerar que dicha norma
también estipula que debe ser regulado de acuerdo a los obrados que cursen en el expediente y la
abogada no tuvo ninguna participación en el convenio señalado, por lo que no podría regularse el
monto requerido por esa profesional; g) El convenio consigna un monto inferior al señalado en la
nota de cargo, considerando el total de este último en el Auto de 13 de noviembre de 2007; h) No se
tomó en cuenta el otrosí primero del memorial presentado por la abogada de 21 de diciembre de
1999, que establece la modificación de la nota de cargo 07/09 de 10 de junio de 1999; e, i) No
corresponde el pago de honorarios profesionales en la suma señalada, sino por el trabajo efectuado
y conforme a los antecedentes que cursan en obrados, en aplicación al DS 26470, más aún cuando
no se cumplió con el plazo previsto para el cumplimiento del convenio que es el 10 de julio de 2017,
constituyendo un pago anticipado ante la inexistencia del pago total de los aportes devengados (fs.
344 a 346 vta.).
II.19. Nancy Tufiño de Tórrez interpuso recurso de apelación contra el Auto de 13 de noviembre
de 2007, y los Autos complementarios, por memorial presentado el 21 de mayo de 2008 (fs. 355 a
362).
II.21. La Sala Social y Administrativa Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz,
dictó la Resolución 09/2011, confirmando el Auto de 13 de noviembre de 2007, así como los Autos
complementarios de 12 de marzo de 2008 y de 28 de abril del mismo año, señalando entre otros
aspectos únicamente respecto a la apelación planteada por la parte ahora accionante: 1) El recurso
planteado por el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, sería únicamente una relación de los
antecedentes del proceso y que concluye que se suscribió un convenio con la entidad coactivante
acordando un plan de pagos que viene cumpliendo y que no corresponde demandar su
incumplimiento, ni el pago de honorarios profesionales, ya que importaría un pago anticipado
puesto que el plazo sería el 10 de julio de 2017, al respecto los vocales ahora demandados,
señalaron que según el convenio 056.02 la entidad coactivada se acogió a un programa de plan de
pagos, acordando pagar su deuda en ciento ochenta meses; asimismo, en la cláusula séptima
reconocería la suscripción de la iguala profesional entre la dirección de pensiones “ex FOPEBA” y la
abogada externa, la que debería ser cobrada en ejecución de sentencia, y que quien debe cancelar
los honorarios profesionales es la municipalidad mediante un documento independiente, sin que
exista cláusula que condicione el pago de los honorarios de la abogada apoderada al incumplimiento
del plan de pagos; 2) Desde ese entonces la abogada de la entidad coactivante viene reclamando la
regulación y pago de sus honorarios; 3) Que lo que se pretendería es postergar el pago, mientras no
se concluye el plan de pagos, con el pretexto de que sería un pago anticipado, cuando ya reconoció
la iguala y el adendum; por otro lado, encontrándose vigente el plan de pagos no es evidente la
supuesta demanda de incumplimiento de convenio; y, 4) Que el recurso de apelación carecería de
sustento legal, incumpliendo el art. 227 del CPC (fs. 437 a 438).
En el mismo sentido el art. 51 del Código Procesal Constitucional (CPCo), establece: “La Acción de
Amparo Constitucional tiene el objeto de garantizar los derechos de toda persona natural o jurídica,
reconocidos por la Constitución Política del Estado y la Ley, contra los actos ilegales o las omisiones
indebidas de las y los servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir”.
El art. 33 del CPCo, contempla los requisitos formales para la admisión de la demanda de amparo
constitucional, determinando: “La acción deberá contener al menos: 1. Nombre, apellido y generales
de quien interpone la acción o de su representante legal, acompañando en este último caso, la
documentación que acredite su personería. En el caso de terceras personas que tengan interés
legítimo, deberán acreditar el interés alegado. Además, deberá indicarse la dirección de un correo
electrónico u otro medio alternativo de comunicación inmediata. 2. Nombre y domicilio contra quien
se dirige la acción, o los datos básicos para identificarla o identificarlo, así como, en el caso de que se
conozca, el lugar dónde pueda ser notificada o notificado. 3. Patrocinio de abogado cuando
corresponda, o en su caso la solicitud de defensor público. 4. Relación de los hechos. 5.
Identificación de los derechos o garantías que se consideren vulnerados. 6. Solicitud, en su caso, de
medidas cautelares. 7. Las pruebas que tenga en su poder o señalamiento del lugar donde se
encuentren. 8. Petición”.
III.3. La legitimación pasiva en la acción de amparo constitucional
La legitimación pasiva definida como la capacidad jurídica de la (s) persona (as) particular (es),
autoridad (es) administrativa (s) o judicial (es), a quien (es) se le atribuye la comisión del acto
vulneratorio de los derechos y/o garantías constitucionales de la parte accionante, legitimación
pasiva que no perecerá, aún el o la autoridad administrativa o judicial, haya dejado de ostentar el
cargo que asumía, por cuanto esto no deslinda de la comisión del supuesto acto o hecho
vulneratorio de derechos fundamentales, de lo contrario se desvirtuaría la coincidencia que debe
existir entre la autoridad que presuntamente causó la violación a los derechos y aquélla contra quien
se dirige la acción de amparo constitucional.
Bajo esa perspectiva resulta necesaria la precisión de la legitimación pasiva, por cuanto debe
identificarse a la persona o autoridad, sea administrativa o judicial que efectivamente vulneró los
derechos fundamentales del agraviado, no sólo para su obvia reparación, sino también para impartir
la sanción correspondiente si el caso aconseja.
En el caso concreto de autoridades judiciales, siendo que el acto vulneratorio fue iniciado por el Juez
a quo, en revisión el juez o tribunal judicial superior en jerarquía que pudiendo reparar los derechos
del agraviado no lo hiciere, concurre también en la vulneración de derechos, por lo que a momento
del planteamiento de una acción de amparo constitucional, necesariamente debe demandar a todas
las autoridades que han hecho efectivo el acto o hecho vulnerador de derechos, al respecto la SC
0258/2003-R de 28 de febrero, señaló: “…el agraviado debe acusar el acto indebido o ilegal
constituido ya sea en un acto procesal o en una resolución ante la instancia última, pues de no
hacerlo la tutela resultaría ineficaz por cuanto no se puede compulsar la problemática si no ha sido
recurrida la autoridad o persona que tiene la facultad de revisar, consiguientemente, modificar,
confirmar o revocar el acto o resolución puesto en su conocimiento, ya que en la última instancia -si
se acusa el acto ilegal u omisión indebida-, se resolverá definitivamente, de manera que quien
deberá responder por la lesión al derecho fundamental y repararlo en forma inmediata será la
autoridad o tribunal que tenga legalmente la atribución de conocer en última instancia, y por lo
mismo, para el caso de no reparar la lesión al momento de resolver el recurso ordinario, es quien
tiene la legitimación pasiva para ser demandado, responder y cumplir lo que se ordene en esta
jurisdicción si se presentare Amparo”.
El citado art. 77.2 de la LTCP determina como requisito para la presentación de la acción de amparo
constitucional: 'Indicar el nombre y domicilio de la parte demandada, o de su representante legal y
el de los terceros interesados' (las negrillas nos pertenece), es decir, la identificación e
individualización precisa del servidor público o de la persona individual o colectiva a quien se le
atribuye la vulneración o supresión de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley, lo que
permite establecer la legitimación pasiva entendida en el ámbito tutelar como la coincidencia entre
la autoridad o particular que presuntamente incurrió en violación de los derechos y aquella contra
quien se dirige la acción, aclarando que en caso de existir pluralidad de sujetos agraviantes, se
entiende que la acción deberá ser dirigida contra todos los que presuntamente incurrieron en los
actos u omisiones ilegales o indebidas que se denuncia.
Por consiguiente, para que el recurso sea admitido o concedido, si es el caso, contra determinadas
personas es imprescindible que éste sea dirigido contra todos los que cometieron el acto ilegal o la
omisión indebida; es decir los agraviantes'.
En este mismo sentido la SC 0711/2005-R de 28 de junio, concluyó que: '…para que sea viable el
recurso de amparo, cuando es planteado contra decisiones judiciales o administrativas pronunciadas
por tribunales y órganos colegiados públicos o particulares, sea como emergencia de procesos, o de
cualesquier tipo de decisiones o actos, es de inexcusable cumplimiento que esta acción tutelar este
dirigida contra todos los miembros que asumieron dichas decisiones y, por lo mismo, se constituyan
en agraviantes de los supuestos actos lesivos denunciados…'”.
III.4. La aplicación del principio pro actione ante la existencia de duda razonable, de vulneración
de derechos fundamentales, para lograr una verdadera justicia material
En cada caso concreto sujeto a análisis, si bien es necesaria la revisión del cumplimiento de
los requisitos formales para la admisibilidad de la demanda de amparo constitucional, por parte del
juez o tribunal de garantías, ante la evidente vulneración de derechos fundamentales, hacen precisa
la aplicación del principio pro actione, plenamente justificada para lograr la reparación de los
derechos aparentemente vulnerados, observando la finalidad de un real acceso a la justicia
constitucional a través de la acción de amparo constitucional.
Similar discernimiento ha sido construido por este Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de
la SCP 0030/2013 de 4 de enero, que señala: “…la activación de este mecanismo de defensa, es la
petición de tutela constitucional para el resguardo de sus derechos a la defensa, al debido proceso,
la igualdad entre las partes, acceso a la justicia, tutela judicial efectiva y a la posesión;
(…)
En el contexto descrito, la acción de amparo constitucional se configura como una verdadera
garantía jurisdiccional destinada a través de procedimientos rápidos y oportunos, a resguardar
derechos fundamentales expresos o inferidos del bloque de constitucionalidad, cuya vigencia debe
ser asegurada en el Estado Constitucional de Derecho, por esto, a la luz de su naturaleza jurídica, se
colige que dentro del núcleo duro o contenido esencial de esta garantía jurisdiccional se encuentra
la tutela de todos los derechos fundamentales con excepción de aquellos que encuentren resguardo
en mecanismos específicos de defensa.
(…)
Ahora bien, los requisitos esenciales de forma y también los presupuestos eventuales antes citados,
aseguran que la acción de amparo constitucional se desarrolle en el marco de las reglas de un
debido proceso, razón por la cual, los supuestos disciplinados por el art. 33 del CPCo, se caracterizan
por ser subsanables.
En el marco de lo señalado, se tiene que los requisitos antes precisados, deben ser observadas por
los jueces y tribunales de garantías en etapa de admisibilidad; en este contexto, para asegurar un
equilibrio procesal y un real acceso a la justicia constitucional, se colige que la inobservancia de
requisitos de forma disciplinados en el art. 33 del CPCo, puede ser subsanada en esta etapa por la
parte accionante en el plazo de tres días, así lo establece el art. 30.I.1 del Código referido.
Por lo expuesto, en caso de no ser subsanado en el plazo antes indicado algún requisito de forma
observado, la acción se tendrá por no presentada, así lo establece el art. 30.I.1 del CPCo, supuesto
en el cual, al no haberse ingresado al análisis de fondo de la problemática, la parte accionante podrá
presentar una nueva acción, cumpliendo con los requisitos de forma regulados por el art. 33 del
CPCo y siempre y cuando no concurran requisitos de improcedencia reglada disciplinados por el art.
53 de la norma procesal constitucional antes citada, interpretación que asegura un real acceso
efectivo a la justicia constitucional, como pilar esencial del Estado Constitucional de Derecho.
(…) La duda razonable para la aplicación del principio pro-actione en la etapa de admisibilidad
(…)
Por lo mencionado, se establece que las bases y postulados del Estado Constitucional de Derecho,
constituyen el elemento legitimizador y directriz del ejercicio del control de constitucionalidad, por
esta razón, no puede consentirse actos que impliquen una manifiesta y 'grosera' violación a
derechos fundamentales, por ser estos contrarios al pilar estructural del Estado Plurinacional de
Bolivia, por tanto, cuando en etapa de admisibilidad, se genere una duda razonable sobre una lesión
manifiesta y 'grosera' a derechos fundamentales que en un análisis de fondo de la problemática,
podría implicar la aplicación del principio de justicia material a la luz de la pauta de interpretación
denominada pro-actione, la causa deberá ser admitida en mérito a la duda razonable para la
aplicación del principio pro-actione, en resguardo de la materialización de los valores justicia e
igualdad.
En el marco de lo señalado, la decisión de admisión por el supuesto antes señalado, responde a los
postulados propios del Estado Constitucional de Derecho, máxime cuando el principio pro-actione se
configura como una pauta esencial no solo para la interpretación de derechos fundamentales, sino
también como una directriz esencial para el ejercicio del control de constitucional y la consolidación
del mandato inserto en la cláusula estructural del Estado plasmada en el art. 1 de la CPE, cuya
aplicación no vulnera el principio de igualdad formal, sino por el contrario está destinada a
consolidar la igualdad material y por ende la justicia material.
En virtud a lo señalado, cuando en un caso concreto, exista una duda razonable sobre una lesión
manifiesta y 'grosera' a derechos fundamentales, en etapa de admisibilidad y en aplicación de los
postulados del Estado Constitucional de Derecho, deben flexibilizarse presupuestos procesales para
que en un análisis de fondo de la denuncia, el control de constitucionalidad, mediante la
metodología de la ponderación aplicable al caso concreto, pueda en esa problemática, asegurar una
justicia material, admisión cuyo sustento constitucional se encuentra en los arts. 13.1 y 4; 256 de la
CPE y 29 del Convención Americana sobre Derechos Humanos Pacto de San José de Costa Rica,
disposiciones que constituyen la fuente normativa para la aplicación del principio pro-actione”.
Asimismo la SCP 0139/2012 de 4 de mayo, determina que el principio pro actione es: “…una pauta
esencial no solo para la interpretación de derechos fundamentales, sino también como una directriz
esencial para el ejercicio del órgano de control de constitucional y la consolidación del mandato
inserto en el art. 1 de la CPE; además, asegura el cumplimiento eficaz de los valores justicia e
igualdad material, postulados axiomáticos directrices del nuevo modelo de Estado y reconocidos de
manera expresa en el Preámbulo de la Constitución Política del Estado y en el art. 8.1 también del
texto constitucional.
En efecto, el principio pro actione, asegura que a través de la ponderación de los derechos para el
análisis de los casos concretos en los cuales exista una manifiesta, irreversible y grosera vulneración
a derechos fundamentales, debe prevalecer la justicia material a cuyo efecto, su labor hermenéutica
de ponderación, generará la flexibilización a ritualismos extremos para que en casos graves se
repare un derecho manifiesta y groseramente vulnerado, así, el rol del control de constitucionalidad,
en virtud del cual, la justicia formal ceda frente a la justicia material”.
Conforme se aprecia, la función judicial ejercida por las diferentes jurisdicciones que componen el
órgano judicial, y también por la justicia constitucional, tiene entre sus principios, el respeto a los
derechos, el cual, se constituye en la base de la administración de justicia. Este principio, guarda
armonía con la preeminencia que en nuestro sistema constitucional tienen los derechos
fundamentales, los cuales si bien tienen como garantes, en general a las diferentes jurisdicciones del
órgano judicial, encuentran en la justicia constitucional, y en particular en el Tribunal Constitucional
Plurinacional, su máximo resguardo, protección y órgano de interpretación.
Por ello, atendiendo a los fines de la justicia constitucional y con la finalidad de garantizar su acceso,
el Código Procesal Constitucional a través de su art. 3, le ha dotado de principios procesales que
permiten que los procesos constitucionales alcancen el objetivo de tutela inmediata de los derechos
fundamentales, como el principio de impulso de oficio, por el que las actuaciones procesales deben
efectuarse sin necesidad de petición de las partes; celeridad, que obliga a resolver los procesos
evitando dilaciones en su tramitación; concentración, por el que debe reunirse la mayor actividad
procesal en el menor número de actos posibles y, fundamentalmente; el no formalismo, de acuerdo
al cual sólo deben exigirse las formalidades estrictamente necesarias para la consecución de los fines
del proceso.
A dichos principios debe sumarse el principio de prevalencia del derecho sustancial respecto al
formal, el pro actione y el de justicia material, que derivan de las características de los derechos
fundamentales y de los criterios constitucionalizados de interpretación, y se conectan con los
principios de celeridad y no formalismo.
'(…)
Por otra parte, el art. 196 establece que: «El Tribunal Constitucional Plurinacional vela por la
supremacía de la Constitución, ejerce el control de constitucionalidad, y precautela el respeto y la
vigencia de los derechos y las garantías constitucionales». (…) no debe de olvidarse que una de las
finalidades de la justicia constitucional es precautelar el respeto y la vigencia de derechos y garantías
constitucionales'.
Este principio, se vincula con el principio de verdad material (…).
(…)
(…) sobre la base de los referidos principios la justicia constitucional debe romper las prácticas
formalistas reproductoras de la justicia colonial, tutelando de manera inmediata los derechos y
garantías efectivamente lesionadas, dando concreción a los roles de la justicia constitucional
previstos en el art. 196 de la CPE.
(…)
III.5. Flexibilización de la legitimación pasiva en procesos judiciales, en los que las autoridades
llamadas a reparar los derechos fundamentales son las actuales autoridades en ejercicio, quienes si
bien son ajenos a la comisión del acto vulneratorio deben repararlo
En coordinación con los fundamentos jurídicos que anteceden, para el presente caso, donde la
demanda es dirigida contra todas las autoridades que habrían incurrido en la vulneración de los
derechos fundamentales de la parte accionante, y cuya legitimación pasiva es ampliamente
justificada, evidenciándose de la lectura de la demanda como de los antecedentes acompañados una
grosera vulneración de derechos fundamentales, resulta necesario activar la justicia constitucional
acudiendo a los principios plasmados tanto en la Constitución Política del Estado como en el Código
Procesal Constitucional, como son la verdad material, pro actione, informalismo, ejerciendo el
control de constitucionalidad, precautelando los valores justicia e igualdad material, postulados
axiomáticos directrices del nuevo modelo de Estado altamente garantista de derechos
fundamentales, y que a través de la ponderación de los derechos para el análisis del caso concreto,
donde debe prevalecer la justicia material, justificando de esta forma la flexibilización de
formalismos que de ser observados, lejos de coadyuvar esta labor, la entorpecerían, como es la
ausencia de cita específica de las actuales autoridades a cargo de la oficina o despacho en reemplazo
de las autoridades que evidentemente cometieron el acto vulneratorio y que fueron plenamente
identificadas; por cuanto, cuando se está ante una inminente vulneración de derechos
fundamentales, debe prevalecer la justicia material sobre la formal, otorgando la tutela a los
justiciables de forma pronta y oportuna.
Similar criterio ha sido sustentado por este Tribunal, a través de la SCP 1616/2012 de 1 de octubre,
al señalar: “ (…) Flexibilización de las reglas de la legitimación pasiva respecto a instancias de
dirección vacantes, en entidades públicas o privadas
Respecto a la legitimación pasiva dentro de las acciones de amparo constitucional, tanto el Tribunal
Constitucional como el actual Tribunal Constitucional Plurinacional, en su abundante jurisprudencia
concluyeron que la acción de amparo debe hallarse dirigida necesariamente contra la persona
particular o autoridad que ocasionó el agravio acusado de vulneratorio de derechos; o, contra la
autoridad que ha sustituido a aquella que originó la lesión en el ámbito del sector público cuando el
demandante sea un administrado. La legitimación pasiva es un requisito de procedencia, por el cual
el accionante se halla obligado a identificar claramente a los actores que lesionaron sus derechos y la
relación directa.
En el caso de darse ésta situación excepcional, el demandante no puede encontrarse sin la efectiva
posibilidad de interponer la acción de amparo constitucional que correspondiere…”.
«I. Ninguna persona puede ser condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un
debido proceso…». Considerando los criterios de la doctrina, en su jurisprudencia previa este
Tribunal ha señalado que el debido proceso consiste en «…el derecho de toda persona a un proceso
justo y equitativo en el que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas
generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar (…) comprende el
conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas
puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda
afectar sus derechos» (SSCC 0418/2000-R, 1276/2001-R y 0119/2003-R, entre otras).
En el ámbito normativo, el debido proceso se manifiesta en una triple dimensión, pues por
una parte, se encuentra reconocido como un derecho humano por instrumentos internacionales en
la materia como el Pacto de San José de Costa Rica (art. 8) y el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 14), que conforme al art. 410.II de la CPE, forman parte del bloque de
constitucionalidad, y también se establece como un derecho en el art. 115 parágrafo II; al mismo
tiempo, a nivel constitucional, se le reconoce como derecho fundamental y como garantía
jurisdiccional, configuración jurídica contemplada ya por el art. 16 de la CPEabrg, que se ha
mantenido y precisado en el art. 117.I de la CPE, que dispone: «Ninguna persona puede ser
condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un debido proceso…».
El art. 180 de la CPE, con relación a los principios en que se funda la jurisdicción ordinaria señala: “I.
La jurisdicción ordinaria se fundamenta en los principios procesales de gratuidad, publicidad,
transparencia, oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia, eficiencia, accesibilidad,
inmediatez, verdad material, debido proceso e igualdad de las partes ante el juez. II. Se garantiza el
principio de impugnación en los procesos judiciales. III. La jurisdicción ordinaria no reconocerá
fueros, privilegios ni tribunales de excepción. La jurisdicción militar juzgará los delitos de naturaleza
militar regulados por la ley”.
III.6.4. La tutela judicial efectiva
III.6.5 El derecho a la fundamentación de decisiones como elemento esencial del derecho al debido
proceso, y el derecho de acceso a la justicia o tutela judicial efectiva
La fundamentación y motivación que debe contener cada resolución, responde al elemento esencial
que contiene el derecho al debido proceso, más aún al tratarse de decisiones judiciales donde las
resoluciones deben responder a lo impetrado, sea, ante el juez a quo o ante un tribunal o juez ad
quem, a través de las alzadas; quienes deben precautelar por otorgar la respectiva tutela judicial
efectiva, por cuanto las partes tienen el derecho a conocer las razones en las que la resolución funda
su decisión, este aspecto no supone que las decisiones jurisdiccionales tengan que ser extensas, ya
que bastará que de forma precisa y clara, se permita conocer las razones que motivan la
determinación, respondiendo a cada agravio denunciado por el justiciable, ya que el dar respuestas
genéricas y que disfrazan una carente motivación, de igual forma vulnera este componente del
debido proceso, provocando indefensión al tutelable.
Ahora bien, el derecho de acceso a la justicia o tutela judicial efectiva, '…implica la posibilidad de
toda persona, independientemente de su condición económica, social o de cualquier otra
naturaleza, de acudir ante los tribunales para formular pretensiones o defenderse de ellas, de
obtener un fallo de esos tribunales y, que la Resolución pronunciada sea cumplida y ejecutada.
Conforme a lo anotado, el derecho al acceso a la justicia podría ser analizado desde una triple
perspectiva: 1. el acceso propiamente dicho, es decir la posibilidad de llegar al sistema judicial, sin
que existan obstáculos para el ejercicio de dicho derecho, 2. lograr un pronunciamiento judicial que
solucione el conflicto o tutele el derecho, siempre que se hubieren cumplido con los requisitos de
admisión que establece la ley, y 3. lograr que la Resolución emitida sea cumplida y ejecutada, pues si
se entiende que se acude a un proceso para que se restablezca o proteja un derecho, un interés o un
bien, en la medida en que el fallo no se ejecute, el derecho de acceso a la justicia no estará
satisfecho.
(…) En el plano procesal, es necesario que el derecho de acceso a la justicia sea interpretado
ampliamente por los jueces y tribunales que deben conocer, tramitar y resolver las demandas y
recursos, con la finalidad de subsanar los defectos procesales, evitando su rechazo.En este sentido,
el derecho de acceso a la justicia pregona el antiformalismo, bajo la idea rectora de que el proceso
es sólo un instrumento para hacer efectivo un derecho, y la gratuidad de la justicia, con el objetivo
de facilitar el acceso al sistema judicial a quienes carecen de recursos económicos'.
No obstante de ello si bien es evidente que para el cumplimiento de las determinaciones que se
asuma en una demanda de amparo constitucional, la ejecución debe ser encomendada a las actuales
autoridades en ejercicio del cargo, tratándose de nuevos pronunciamientos de resoluciones
judiciales, no es menos evidente que dentro de los requisitos específicos para la admisión de la
demanda de amparo constitucional previstos en el art. 33 del CPCo, no se prevé expresamente que
deba dirigirse la demanda contra las nuevas autoridades en ejercicio del cargo, entendiendo, como
previó el constituyente, simplemente el cumplimiento de la legitimación pasiva como se expuso en
el Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, la cual fue
cumplida en el caso presente.
En el caso de autos, la parte accionante acusa la vulneración de sus derechos a la justicia, igualdad,
al debido proceso, señalando que Nancy Tufiño de Tórrez en representación del Ministerio de
Hacienda a través del Viceministerio de Tesoro y Crédito Público -ahora SENASIR- instauró demanda
coactiva social en su contra, para la ejecución de la nota de cargo 07/99, donde se opuso la
excepción de falta de personería, aperturándose periodo probatorio, estado en el que se presentó el
convenio de pago 056/02 de 9 de agosto de 2002, suscrito por ambas partes, en el que se hizo
conocer a la jueza de la causa que la entonces Alcaldía Municipal de La Paz, se acogía al DS 26470; es
decir, a los beneficios y plazos de prórroga de pago de aportes, culminando el proceso, sin la
intervención de la abogada apoderada de la Dirección de Pensiones, al no existir necesidad de
intimación ni ejecución de la vía judicial; sin embargo, por Auto de 13 de noviembre de 2007, la
Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social a momento de regularizar los honorarios profesionales
de la abogada no observó la nota de cargo 07/99, la cláusula séptima del convenio 56/02, ni el art.
5.I y II del DS 26470, no así el arancel mínimo del colegio de abogados, por cuanto esta calificación
debió comprender hasta el momento de la presentación del convenio en base al expediente, que
recurrido de apelación el señalado Auto por la entidad edil, fue confirmado por la Sala Social y
Administrativa Primera por Auto de 28 de enero de 2011 y los Autos complementarios de 12 de
marzo y 28 de abril de 2008. En consecuencia tanto el Auto de 13 de noviembre de 2007 y la
Resolución 09/2011, carecen de motivación, lo que genera indefensión y ausencia de tutela judicial.
Durante la prosecución del proceso, la Alcaldía Municipal de La Paz representada legalmente por
Rubén Darío Salcedo Villarreal respondió negativamente a la demanda y opuso excepción de falta de
personería, decretado el traslado de Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal del
Viceministerio del Tesoro y Crédito Público, solicitando que la excepción opuesta se ajuste al art. 32
inc. d) del DL 10173; asimismo, adjuntó reliquidación de la suma adeudada (fs. 61 a 62),
disponiéndose por providencia de 11 de diciembre de 1999, la apertura del plazo probatorio, meses
después, por memorial de 18 de julio de 2001, Nancy Tufiño de Tórrez, en representación legal de la
Dirección de Pensiones, solicitó el desarchivo del expediente.
La cláusula séptima de éste convenio refiere a los honorarios profesionales de la abogada externa
Nancy Tufiño de Torrez, donde establece que “la Dirección” (sic) y la abogada externa suscribieron
una iguala profesional como abogada apoderada para la atención de procesos, entre los que se
encuentran los coactivos sociales radicados en el Juzgado Quinto de Trabajo y Seguridad Social sobre
cobro de la nota de cargo 07/99, y que “al amparo del art. 5 par. I. y II del D.S. 26470 de 22 de
diciembre de 2001” (sic), la municipalidad asumía el pago de los honorarios profesionales a favor de
la patrocinante y apoderada externa de la Dirección Nancy Tufiño de Tórrez, en sujeción a lo que se
acuerde el 16 de agosto de 2002 entre la Municipalidad y dicha profesional mediante documento
independiente (las negrillas están añadidas).
Por memorial presentado el 31 de julio de 2003, Nancy Tufiño de Tórrez, solicitó la regulación sus
honorarios profesionales, por su parte la Alcaldía Municipal de La Paz a través de su representante
legal pidió que antes de su consideración, se de cumplimiento con la cláusula séptima del convenio
de pago 056/02; es decir, la suscripción del documento independiente con la solicitante, por lo que
invitó a la peticionaria a las oficinas de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales para esa finalidad.
Por Auto de 13 de noviembre de 2007, la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social, Celia Brígida
Quisbert Diaz, reguló los honorarios profesionales de la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez en
la suma de Bs176 859,01.- correspondiente al 1% de la nota de cargo y Bs88 429,50.- en su calidad
de apoderada, haciendo un total de Bs265 288,51.- por concepto de honorarios profesionales y
apoderada, siendo rechazadas las solicitudes de complementación a este Auto, por providencias de
12 de marzo de 2008 y de 26 de abril del mismo año. Contra esta determinación Maria Reneé
Ramirez Chirinos, Jefa de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales de la Alcaldía Municipal de La Paz,
interpuso recurso de apelación, manifestando los agravios expuestos en la Conclusión II.18 del
presente fallo. Asimismo por su parte Nancy Tufiño de Tórrez interpuso recurso de apelación contra
el Auto de 13 de noviembre de 2007 y los Autos complementarios, por memorial presentado el 21
de mayo de 2008.
Que para conformar cuorum en la Sala Social y Administrativa Primera, el Presidente a cargo de la
misma por proveído de 25 de enero de 2001, convocó al Presidente de la Sala Social y Administrativa
Tercera, Iván Campero Villalba, con quien pronunció la Resolución 09/2011, confirmando el Auto de
13 de noviembre de 2007, así como los Autos complementarios de 12 de marzo de 2008 y de 28 de
abril del mismo año, señalando entre otros aspectos únicamente respecto a la apelación planteada
por la parte ahora accionante: i) Que el recurso planteado por el municipio de La Paz, sería
únicamente una relación de los antecedentes del proceso y que concluye que se suscribió un
convenio con la entidad coactivante acordando un plan de pagos que viene cumpliendo y que no
corresponde demandar su incumplimiento, ni el pago de honorarios profesionales, ya que
importaría un pago anticipado puesto que el plazo sería el 10 de julio de 2017, al respecto los
Vocales ahora demandados, señalaron que según el convenio 056.02 la entidad coactivada se acogió
a un programa de plan de pagos, acordando pagar su deuda en ciento ochenta meses; asimismo, en
la cláusula séptima reconocería la suscripción de la iguala profesional entre la dirección de pensiones
“ex FOPEBA” y la abogada externa, la que debería ser cobrada en ejecución de sentencia, y que
quien debe cancelar los honorarios profesionales es la municipalidad mediante un documento
independiente, sin que exista cláusula que condicione el pago de los honorarios de la abogada
apoderada al incumplimiento del plan de pagos; ii) Desde ese entonces la abogada de la entidad
coactivante viene reclamando la regulación y pago de sus honorarios; iii) Que lo que se pretendería
es postergar el pago, mientras no se concluye el plan de pagos, con el pretexto de que sería un pago
anticipado, cuando ya reconoció la iguala y el adendum; por otro lado, encontrándose vigente el
plan de pagos no es evidente la supuesta demanda de incumplimiento de convenio, iv) Que el
recurso de apelación carecería de sustento legal, incumpliendo el art. 227 del CPC, sin que se hayan
dado respuesta a todos los agravios señalados en la alzada planteada por la parte ahora accionante
conforme se desprende la Conclusión II.18 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional; en
consecuencia, esta resolución carece de fundamentación y motivación, elemento esencial que
contiene el derecho al debido proceso, más aún al tratarse de decisiones judiciales; donde las
autoridades deben precautelar por otorgar la respectiva tutela judicial efectiva, por cuanto las
partes tienen el derecho a conocer las razones en las que la resolución funda su decisión, lo que no
ha ocurrido en el presente caso de autos, puesto que no se respondió a cada agravio denunciado por
el justiciable, ya que el dar respuestas genéricas y que disfrazan una carente motivación, de igual
forma vulnera este componente del debido proceso, privando de la tutela judicial efectiva, y
provocando indefensión al tutelable, como se tiene ya señalado en los Fundamentos Jurídicos del
presente fallo.
Bajo ese entendimiento es menester señalar que la demanda de amparo constitucional fue
presentada el 12 de agosto de 2011, siendo observada por Auto de 18 del mismo mes y año, fue
admitida por Auto de 19 de septiembre del citado año, señalándose día y hora para audiencia el 29
de del señalado mes y año, llegándose a efectuar la audiencia el 13 de octubre del referido año, que
al existir disidencia entre los componentes del Tribunal de garantías, se ordenó se convoque a un
tercero dirimidor, siendo suspendida la audiencia de amparo constitucional, para luego pronunciar la
Resolución 120/2011 el 27 de noviembre, en franca vulneración del art. 129 de la CPE y 56 del CPCo,
causando incertidumbre a los justiciables, teniendo presente además que durante la realización de
la audiencia de amparo constitucional no se pueden decretar cuartos intermedios ni mucho menos
suspenderla, conforme se ha desarrollado en la SCP 0506/2013-L
de 18 de junio, que señala: “En el caso de que la disidencia se presente en audiencia de
consideración de la acción tutelar, en el mismo acto se dará a conocer la existencia de disidencia,
debiendo ser convocado en forma inmediata el juez o vocal dirimidor a la audiencia, a quien se le
hará conocer una síntesis de lo expuesto y pruebas presentadas, para que pueda formular preguntas
a las partes de necesitar aclaraciones y para mayor aprehensión del conocimiento de la acción
tutelar, asimismo deberá escuchar el dictamen fiscal, si lo hubiere y los votos de los miembros del
tribunal de garantías que motivaron la disidencia, con la finalidad de que el juez o vocal convocado
dirima en el mismo acto.
Todo ello a efectos de dar continuidad a la audiencia, por cuanto en el desarrollo de la audiencia no
puede decretarse recesos hasta dictarse la correspondiente resolución, para lo cual de ser necesario
se habilitarán días y horas extraordinarias, en conformidad a los arts. 126.III, 129.IV, 131.I, 134.III y
136.II de la CPE y 36.7 del CPCo, por cuanto la prosecución de la audiencia hasta el pronunciamiento
de la resolución, constituye una seguridad jurídica para las partes, respecto a que la tutela
constitucional que buscan a través de la acción de defensa ha sido resuelta de forma ágil y
sobretodo transparente”, de lo que se concluye que el presente caso ha sido objeto de dilación en su
tramitación, desvirtuando la naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional, por cuanto
además de incumplirse los plazos establecidos por la norma, se ha soslayado que toda parte
accionante necesita la protección inmediata de sus derechos supuestamente vulnerados y no puede
estar sujeta al negligente trabajo tanto del Tribunal de garantías como del personal subalterno.