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Tesis Doctoral
Doctorando:
Connie E. Westendorp Giroldi
Director:
Dr. Carlos Jiménez Martín
GRANADA 2011
Editor: Editorial de la Universidad de Granada
Autor: Connie E. Westendorp Giroldi
D.L.: GR 2893-2012
ISBN: 978-84-9028-114-7
ÍNDICE
2
I. INTRODUCCIÓN………………………………………………………………............…..10
II. OBJETIVOS……………………………………………………………..……..............….19
III. METODOLOGÍA…………………………………………………...........………...……..22
4. TIPOS DE RETRATOS.………………………….……………………...........……..…..67
3
4.3. Las especies del género del autorretrato cultivado por la pintura
europea…….……………………………………………………….…..........…….…72
5.5.7. Autorretratos…………………….………………….…..........….…126
4
6.3.1. Vida y sociedad..……………………………........….…..………...142
7.4.3. Autorretratos………………………………….........……..……...…179
5
9.3. El retrato y el autorretrato contemporáneo. S. XX-XXI.………….............220
10.1. Introducción………………………………………………........…….……....247
6
10.5. 1. La obra plástica de FREUD…………………..........….…….….374
10.6.2. Contrapintura………………………..……..……………..............411
7
14.1.2. La mujer (de la mujer ideal a la mujer cotidiana)…….........…..524
15. CONCLUSIONES………………………………………………………..............…….544
15.1. Introducción………………….…………….……………………..........…….545
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………......….................….561
16. 1. Monografías……………………………………..........….………………….562
8
I. INTRODUCCIÓN
9
I. INTRODUCCIÓN
10
Al respecto, T heodor W . Adorno c omenta en s u c onocida obra: “Teoría
estética”1, que las obras de ar te además de ofrecer un s ignificado nos ocultan
otro 2 y por esta r azón l a obra de ar te es c omo un j eroglífico que nu nca
desciframos del todo, l o c ual c onfiere u n v alor i ncalculable al arte, y p or l o
tanto, siempre habrá nuevas lecturas y discusiones que realizar en torno a esta
gran disciplina del conocimiento humano.
El interés del que partió esta tesis doctoral, aparte de porque el retrato
es un género que suscita aún debate (en cuanto a formas, técnicas, estéticas e
incluso s us m odelos o r epresentados) v iene or iginado por l a i mportancia, a
nivel de pr oducción artística, que se le está prestando en las últimas décadas
en general, y en c oncreto, por la atención expositiva que se le está dando de
un tiempo a esta parte en la escena artística nacional e internacional.
1
ADORNO, T.W. Teoría estética. Madrid: Taurus1971.
2
“Ha llegado a ser evidente que nada referente al arte es evidente: ni en él mismo, ni en su relación con la
totalidad, ni siquiera en su derecho a la existencia. El arte todo se ha hecho posible, se ha franqueado la
puerta a la infinitud y la reflexión tiene que enfrentarse con ello”. En ADORNO, T.W. Op. cit. p. 9.
11
más pr ofundo, q ue pr etendemos s acar a l a l uz m ediante el a nálisis de obr as
determinadas y la comparación entre ellas.
3
GOYA: Exposición: Las últimas obras de Goya”. 2006. Frick Collection. Nueva York.
4
REMBRANDT: Exposición: Rembrandt. Caravaggio 2006. Rijksmuseum Amsterdam.
5
FREUD, L: Exposición: Painting and Etchings, 1995-1996. Acquavella Galleries. Nueva York.
6
FREUD, L: Exposición: Lucian Freud, recent work, 1997-2000. Acquavella Galleries. Nueva York.
7
DURERO: Exposición: Alberto Durero: grabados de la Colección del Städel Museum, 2008. Bilbao,
Museo Guggenheim.
8
Como: ANDY WARHOL: Motion Picture. MOMA, Nueva York. 19/12/2010-21/03/2011 (retratos
filmados por WARHOL); El futuro del pasado. Resonancias históricas para las condiciones actuales, de
Yinka Shonibare. MBE, Sala Alcalá 31, Madrid, del 09/02/11-15/05/11 (obra fundamentada sobre la serie
Los caprichos, de GOYA); El Prado en el Hermitage. Museo Hermitage, San Petersburgo, 25/02/11-
29/05/11 (con obras de REMBRANDT: “La vuelta del hijo pródigo”, DURERO: “Retrato de un hombre
desconocido” y GOYA: “Fernando VII”, en concreto); Caos & Clasicismo, Arte en Francia, Italia,
Alemania y España, 1918-1936. Museo Guggenheim, Bilbao, 22/02/11-11/05/11 (con obra de PICASSO
12
De m anera q ue en e sta t esis d octoral, i ntentamos av eriguar, g rosso
modo (lo ampliaremos en el capítulo de los Objetivos) los siguientes puntos de
interés:
13
estética o i conografía), per o s i podí amos, c on es ta s elección, abar car u n
número suficiente, y exponencial e interesante, de ellos.
Estos t res artistas, que abar can ép ocas des de el Gótico f inal al
Renacimiento, y des de el al to B arroco al Romanticismo, son l os t res pi lares
desde l os q ue c ualquier es tudio podría c omenzar a mostrar l a g randeza del
retrato dentro de la pintura.
Son la base para comprender el punto álgido al que llegó en sus épocas
el retrato y gran parte de la pintura de su tiempo y el venidero, pero, además, y
lo más importante para nuestro estudio, son la base para comparar el concepto
de contemporaneidad de los seis siguientes, porque en el los observamos, tras
nuestro estudio (y lo intuimos desde su comienzo), una g randeza artística que
trasciende de l a pi ntura de s u pr opia é poca. Y s us r etratos, en c oncreto, s on
obras q ue han l legado a nues tro dí as i ntactas en s u i mportancia ( no sólo
pictóricamente h ablando e n muchos c asos), por que han s ido y s iguen s iendo
modelos para los artistas de hoy día.
14
DURERO, c omo r epresentante del R enacimiento en A lemania es tá
fuertemente i nfluenciado por l a pintura flamenca d el g ótico t ardío ( Van der
Weyden y V an E yck), per o también, más ad elante, l o es tará por el
Humanismo italiano, hac ia don de m iraría c ontinuamente, sobre todo hacia
modelos c omo Leonardo D a Vinci, para l legar al c lasicismo g recolatino q ue
admira.
Los t res s iguientes artistas se mueven ent re f ines del siglo XIX
(PICASSO, p rincipalmente) y f ines del s iglo X X (BACON principalmente), y
aunque h ay s iglos, c omo el X VIII donde se s igue c ultivando el g énero del
retrato y do nde hay g randes pintores c onsagrados por el lo, l as Vanguardias
históricas hacen q ue el l enguaje d e l a pi ntura, y dent ro, el d el r etrato, s e vea
fuertemente agitada.
15
hasta j uega con el la, c onvirtiéndose, a s u v ez, en m odelo p ara g eneraciones
venideras, como, sin ir más lejos, el propio BACON.
16
FREUD es otro de los grandes retratistas (y autorretratistas) con un valor
en al za de s u o bra, pictórica y c omercialmente h ablando. H a s ido un g ran
aliciente par a los pi ntores que nu nca han querido des ligarse d e s u t endencia
más r ealista, a unque, por s upuesto, FREUD es al go m ás q ue u n pi ntor del
Nuevo Realismo, o u n precursor del mismo, p orque t ambién s u obr a está
cargada de u na fuerte per sonalidad, s ubjetividad y valores es pecíficos q ue l o
hacen único y modelo para otros a la vez.
17
final c omo s e obs ervará en el í ndice); es tos bloques, q uedan de l a s iguiente
forma en cuanto a los artistas seleccionados:
18
II. OBJETIVOS
19
Son múltiples l os objetivos pr incipales d e esta t esis d octoral, p ero el
objetivo fundamental que intenta llevar a c abo esta investigación es el estudio
del r etrato ac tual c ontemporáneo. C onstatar s u v igencia y s u importancia,
principalmente para el artista que los trabaja, y dentro del panorama actual del
Arte.
20
Desde una visión de conjunto del trabajo q ue vamos a d esarrollar, un o
de los objetivos de l os que partimos será definir el concepto de retrato, su uso
en el arte, las significaciones metafóricas o simbólicas que ha creado la historia
y que t rascienden de cierta m anera en algunos lenguajes d e artistas actuales
del siglo XX y siglo XXI.
Así pues, los objetivos que buscamos con esta tesis son:
21
III. METODOLOGÍA
22
Para poder l levar a c abo nu estras i nvestigaciones s obre el R etrato de
hoy día a través de los artistas seleccionados, intentaremos delimitar principios
fundamentales para definir y valorar la pintura del Género retratístico, de forma
personalizada y generalizada a l a vez. Así podremos estudiar nuestro tema en
detalle y también en su conjunto. Comprobando, de esta forma, las semejanzas
y diferencias de las obras artísticas de los pintores a través de los tiempos, a lo
largo de esta tesis.
2. Estudio directo de algunas obras mediante las visitas a museos y los textos
de sus catálogos.
23
Museo Lo uvre, P aris, ( Francia), T he N acional G alery London , Lo ndres ( Reino
Unido), El Museo del Prado, Madrid (España), Museo Centro Nacional de Arte
Reina Sofía, Madrid (España), Museo Thyssen Bornemisza (Madrid).
24
que las estudian a s u vez, y en l os que nosotros trataremos de profundizar
para sacar nuestras propias conclusiones.
25
Tras el marco contextual, aportaremos una visión particular de cada uno de
los pintores en s u vertiente retratista y estableceremos una c omparativa entre
ellos. Y f inalmente ex ponemos l as c onclusiones de l a r elación e ntre l a obra
retratística de l os t res, dedi cando es pecial at ención a l os aut orretratos de
REMBRANDT (por su gran a portación al género).
10
Queremos señalar que en el tratamiento de la vida y obra de los seis siguientes artistas no seguimos
exactamente el mismo esquema trazado en los tres primeros, ya que sus biografías son recientes y porque
todos están enclavados en el siglo XX, aunque los tres últimos estén vivos a día de la escritura de estas
páginas; por lo que creemos más conveniente para nuestro estudio centrarnos en su vertiente retratística
tan solo, y en su análisis algo más directamente, y más aun centrarnos en determinadas obras
seleccionadas por su valor intrínseco y para nuestra investigación y en la comparación entre ellas y entre
los autores escogidos por tanto..
26
En este bloque nos centramos en la relación, comparación y análisis crítico
de l as c uestiones q ue he mos i do es tudiando a l o l argo de l os ant eriores
bloques, c entrándonos en las c uestiones f undamentales q ue hem os i do
observando y en los temas que consideramos comunes en todos los retratistas
estudiados, encaminándonos, de esta forma, hacia las conclusiones generales
de nuestra tesis.
• BLOQUE 5. CONCLUSIONES.
o Monografías.
o Catálogos de exposiciones.
o Artículos en revistas especializadas.
o Artículos en prensa generalista, e internet.
27
Adjuntamos a c ontinuación un esquema cronológico que sitúa a cada
uno de los artistas que estudiaremos aquí en su vertiente retratística.
DURERO
1471 -1528
S. XVII - XIX
REMBRANDT GOYA
1606-1669 1746-1828
RETRATO CONTEMPORÁNEO
S. XX
28
BLOQUE 1
29
1. DEFINICIONES Y FUNCIÓN DEL RETRATO
30
1.1. Definiciones del Retrato.
11
POPE-HENNESSY, JOHN. El retrato en el Renacimiento. Editorial Akal Universitaria: Madrid. 1985,
p. 7.
12
R.A.E., 21ª edición. 2001.
31
psicólogo, par a penetrar en l a p ersonalidad del m odelo. E l g énero del
retrato t estimonia un i nterés p or l o i ndividual; el r etratista muestra un a
cierta per sona en t anto q ue ella misma, a t ravés del i ndividuo s e
transparenta una idea del planteamiento general. Las ideas de la época
sobre un i deal es tético hum ano s e t ransparentan frecuentemente en e l
retrato. El retrato viene siempre a s eñalar que se atribuye importancia a
la mismicidad del y o, a l a i dentidad personal. E n l as ar tes pl ásticas e l
retrato es una r epresentación c asi esquemática del m odelo. E l r etrato
apunta al p arecido. E l r etrato l ucha c ontra el t iempo en bus ca de un a
suerte de i nmortalidad de s u modelo. E l r etrato está ad herido al
tiempo” 13.
13
SOURIAU ETIENNE. Diccionario de términos estéticos. Madrid: Akal, 1998, p. 950.
32
representación del mundo fenoménico, m ientras que se afirma y triunfa
en coincidencia con las fases del naturalismo” 14.
14
BRACONS, J. Enciclopedia del Arte Garzanti. Barcelona: Ediciones B, 1991, p. 813.
33
El foco de a tención del retrato en l a mayoría de l os casos, sabemos que de l a
figura humana destaca s u r ostro. Y c omo nos di ce L ange: “ La forma
fundamental d e l a c ara es tá c ondicionado ante t odo, por l a her encia, r aza,
familia, c onstitución, carácter y t emperamento. P ero s obre t odo, es ta c ara
heredada, l as v ivencias y ex periencia, el medio am biente, l a p rofesión v an
grabando, e n el di scurso de l a v ida, nu evas l íneas y formas nuevas, es d ecir
los r asgos, es tos q ue s urgen g racias a l a actividad de l os músculos de l a
cara” 15. E l retrato es una necesidad espiritual y por extensión material del ser
humano, representa una interrogante hacia el pasado y hacia el futuro. “En la
pintura, el r etrato h a s ido un medio de ex presión, r eferencia pr imigenia de l
natural, hilo conductor de la figuración y soporte de diversos géneros, vehículo
de t ransmisión d e n uevas t endencias y c orrientes, i ndagación per sonal y
documentación estética personalizada a través del autorretrato”16.
El retrato puede ser subjetivo cuando hay una relación entre el pintor y
el m odelo de c arácter per sonal, s entimental o í ntima, y t rasciende formal y
psicológicamente de los comúnmente denominado como objetivo (por ejemplo,
la mayoría de los retratos de Auerbach).
15
LANGE, F. El lenguaje del rostro. Barcelona: Luis Miracle, 1942, p. 43.
16
JIMÉNEZ MARTÍN, C. Programación de la Facultad de Bellas Artes. Alonso Cano. Granada:
Universidad de Granada, 2002, p. 2.
34
RETRATO DE MADEMOISELLE RIVIERE, 1806. CABEZA DE CATHERINE LAMPERT, 1986. Auerbach.
Ingres.
35
Para empezar con este subapartado que trataremos brevemente, no es
muy fácil desligar las técnicas pictóricas del género retratístico, y la mayoría de
las de finiciones de r etrato s e r efieren pr incipalmente al r etrato pi ctórico ( o
fotográfico pictoricista, del comienzo de la historia de la fotografía); incluso es
más fácil encontrar referencias al retrato escultórico ya que ocupó momentos
importante de la Historia del Arte romano del Imperio, por ejemplo, y a lo largo
de l a hi storia de l as ar tes c onmemorativas de c asi c ualquier g obierno
absolutista, para ensalzar a r eyes, m andatarios y di rigentes pol íticos ( incluso
hasta l a é poca d el m arxismo en l a A ntigua U nión S oviética y has ta nues tros
días).
17
Wikipedia, Enciclopedia libre, en la Red. http://es.wikipedia.org/wiki/Retrato_fotografico.
36
AUTORRETRATO, 1867. Julia Margaret Cameron. CLEO DE MÉRODE, c 1890. Nadar.
Podemos c itar a artistas c omo Walker E vans, Paul S trand, Ric hard
Avedon, August S ander o Annie Lei bowitz, ent re ot ros r epresentantes
importantes del retrato más puramente fotográfico; fotógrafos y fotógrafas que
han r ealizado r etratos por encargo, principalmente para r evistas y pr ensa en
general.
37
FAMILIA ITALIANA, 1953. Paul Strand. RETRATO DE REAGAN, 1993. R. Avedon.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, es reseñable el interés que
se desarrolló en torno a un subgénero del retrato en fotografía, conocido como
la f otografía de difuntos, en la que des taca la o bra del f otógrafo es pañol
Fernando N avarro, un t erreno q ue no v amos a des arrollar en es ta
investigación.
38
1. 2. La función del Retrato.
18
BOZAL, V. El retrato, la cara de la historia. ARTE. Año 2004, vol. IV, n. 69, pp. 18-20.
39
complejidad, o l a m oda, s on el ementos q ue s irven de m ediación ent re l a
persona y s u ent orno. A t ravés de el los c ada un o s e p one en r elación a l os
demás, afirma su condición social y su personalidad, hace gala de valores que
defiende, m uestra o esconde s us emociones, es d ecir, a firma s u es tar en el
mundo.
RETRATO IMAGINARIO DE FELIPE II, 1969. Saura. RETRATO PORNOGRÁFICO DE BUSH, 2007.
Honathan Yeo (retrato y detalles).
40
2. DEFINICIONES Y FUNCIÓN DEL AUTORRETRATO
41
2.1. Definiciones del Autorretrato.
42
del pi ntor c on s u pi ntura y a v eces c on l a pi ntura en g eneral. U na
modalidad dec isiva de l a aut orrepresentación el r eflejo del c urso
temporal del artista, el r egistro de l as e dades del hombre, l a presencia
cotidiana de la fugacidad y de la muerte”20.
20
ARGULLOL, R. “Autorretrato: refléjate a ti mismo”. El retrato español. Del Greco a Picasso. Madrid:
Fundación Amigos Del Museo Del Prado. 2004, p. 58.
21
KANZ, R. Y WOLF, N. (ED.) Retratos. Madrid: Taschen. 2008.
22
KANZ, R. Y WOLF, N. (ED.) Op.cit, p. 6.
43
función del autorretrato, los posibles motivos del autorretrato pueden ir mucho
más allá de esa mera pertenencia material.
44
El aut orretrato es l a f orma d e r epresentación m ás i ndividualista o
egocéntrica que pueda existir en las artes, pero no por ello debe ser tomada en
sentido negativo, como rasgo de vanidad o simple coquetería, ya que un hecho
muy importante en el autorretrato y nuestra valoración del mismo (sea cual sea
su estética) es que nos ofrece ingente información acerca del autor de l a obra
(de es a y de ot ras donde no s e autorretrata), a c erca d e s u bi ografía o
autobiografía 23, c on l o que nos ayuda e n l a búsqueda d e l as r espuestas q ue
buscamos ante su vida y obra o su contexto personal.
Así pues, podríamos resumir respecto al autorretrato que así como una
autobiografía es crita n os da g ran i nformación de q uien l a es cribe (cuando s e
trata d e un es critor o de c ualquier per sonaje i mportante p ara l a s ociedad), e l
autorretrato es una forma de autobiografía visual del pintor (o del fotógrafo en
su caso).
23
Nos parece interesante apuntar aquí la definición de FRANCISCO E. PUERTAS MOYA, en su obra
La escritura autobiográfica en el fin del siglo XIX : el ciclo novelístico de Pío Cid: “El término
«autobiography», en inglés, surgió como neologismo de composición culta en Inglaterra a principios del
siglo XIX. El primero en utilizarlo habría sido el poeta Robert Southey en un artículo en 1809. Sin
embargo, según el francés Georges Gusdorf, el término se encontraría ya con anterioridad en
el filósofo alemán Friedrich Schlegel, que lo habría utilizado en 1798. Según Virgilio Tortosa, de la
primera utilización del término en español la habría hecho la novelista Emilia Pardo Bazán en el subtítulo
de su primera novela, Pascual López: Autobiografía de un estudiante de medicina, aparecida en 1879”.
24
Al hablar del autorretrato en este apartado nos referimos al “clásico”, porque desde PICASSO con el
Cubismo, y posteriormente la Abstracción, hasta nuestros días, hemos de recordar que ya no es siempre
así.
45
3. BREVE HISTORIA DEL RETRATO Y DEL AUTORRETRATO.
46
A par te de l as d efiniciones y f unciones d el r etrato y aut orretrato d onde
hemos hablado ya en parte del origen del retrato, es importante para completar
este bloque s obre l as g eneralidades, r epasar l a hi storia, e n s í, del g énero
retratístico a l o l argo de l a Historia del Arte, aunq ue s ea brevemente en u n
primer a partado, hasta el R enacimiento, p ues n uestro m ayor i nterés, c omo
hemos explicado en la introducción y objetivos de esta tesis es centrarnos en el
retrato a par tir del R enacimiento, por l os ar tistas s eleccionados des de
DURERO en adelante; así como en s us obras, sus características y en l o que
han aportado al retrato contemporáneo según nuestro punto de vista.
Debemos recordar que donde antes aparece el retrato como tal, aunque
sin per sonificar d emasiado a n adie, más bien d e forma i dealizada, c omo i dea
25
Antes de seguir avanzando, debemos puntualizar que en realidad en casi toda representación
antropomórfica donde aparecen representados rasgos de un rostro humano más o menos personalizados
(o con elementos que puedan denotar esa individualización, ya por comparación con otros objetos-obras
similares ya por otro tipo de indicios, como escritos, investigaciones, etc.) podemos encontrar pasos hacia
el retrato como hoy día lo entendemos. Las cabezas colosales y los vasos antropomórficos (con cabezas
de tipo indígena) precolombinos son una muestra de lo que queremos decir.
47
más que como al guien concreto pu es, f ue en la es cultura, aunq ue m uchas
veces fuera policromada.
Pero antes de avanzar en los posibles orígenes del género del retrato,
48
por los arqueólogos en el siglo XIX) como la conocida Máscara de Agamenón
(h. 150 0 a. de C .), e n or o, q ue nos muestra una forma d e i ndividualizar y
recordar a s us difuntos m uy especial: cubriendo el r ostro del difunto c on c era
para sacar el molde primero, y luego cubriendo este de oro. El uso del oro no
es extraño, ya que Micenas era rico en es te metal, pero además se debe a l a
clara influencia oriental en su gusto por él (ya que el oro era algo de gran valor
simbólico por su resistencia y color dorado, asociado a lo divino).
49
DISTINTAS MÁSCARAS AFRICANAS para RITUALES (diversas fechas).
50
Antiguo Egipto, como el de “El escriba sentado” 26, que representa un oficio, no
a un escriba concreto, aunque está muy personalizado.
26
Una de las estatuas más representativas de la escultura de la V dinastía de Egipto, y una de mejor
conservadas de toda la Civilización egipcia. Esculpida entre los años 2480 y 2350 a.C. en piedra caliza y
policromada con los ojos en cuarzo blanco, ébano y cristal de roca..
51
Máscara fúnebre, época Tolemaica, cartón dorado. Cabeza real sumeria, HAMMURABI. Museo del
Louvre.
27
Sobre tipologías del retrato hablaremos en un siguiente capítulo.
52
tomados de personas de c arne y hues o q ue pu edan p osar par a los ar tistas).
Los ar tistas hac ían r epresentaciones m uy idealizadas, per o no según uno s
rígidos c ánones c oncretos c omo en el mundo egipcio 28, s ino m ás b ien
generalizando los tipos de cuerpos, posturas o gestos y rasgos principales.
28
Recordemos que en Grecia tendremos la influencia de Platón, quien opinaba que el arte debía ser
cuanto más ideal mejor, puesto que no le interesaba tanto el parecido a lo real. Lo que debía hacer un
buen artista, si se quería representar, por ejemplo a una diosa joven, era captar, de entre todos los rostros
de las muchachas circundantes, los mejores rasgos de cada una de ellas, para así esculpir el rostro y
cuerpo ideal, en cuanto al Ideal de Belleza, como concepto más importante del arte, que promulgaba
Platón y sus seguidores.
29
J. J. MARTÍN GONZÁLEZ. Historia del Arte Madrid: Editorial Gredos, 1999, p. 202. “El
naturalismo se extiende sin freno (…) En las escenas de vida, los temas abarcan desde la infancia a la
ancianidad valetudinaria. (…) No se tiene el inconveniente de representar lo feo y monstruoso, como
también lo gracioso. La vejez, el ocaso de hermosura del cuerpo humano, aparece al desnudo. Y junto a
lo feo se da lo grotesco. Abundan los personajes enanos, obesos y enfermos (…). De esto resultan escenas
triviales, llenas de intrascendencia, que se llaman de género. Consecuencia de esto es el desarrollo del
retrato. Se sorprende al modelo en plena vida, trasluciéndose claramente los estados pasionales del alma,
los efectos físicos y hasta las enfermedades.”
53
También s egún M artín G onzález, A peles, fue “ el m ás famoso pintor de
Grecia y Europa hasta el Renacimiento”30, y fue el retratista oficial de Alejandro
Magno (según el historiador Plinio el Viejo), a q uien representó de forma muy
variada y nutrida, aunque no se conserve ninguna de sus obras; es a Apeles a
quien s e l e a tribuye l a i nauguración del r etrato ec uestre e n l a pintura c on s u
Alejandro Magno encarnando a Zeus.
30
MARTÍN GONZÁLEZ, J. J. Op.cit., p. 213.
54
dos t ipos fundamentalmente, el r etrato ho norífico públ ico y el r etrato pr ivado,
ligado al culto de los antepasados.
VESPASIANO, retrato de busto, Ny Moneda acuñada para Vespasiano, con su efigie, año 69.
Carlsberg Glyptotek.
55
no es tá ac larada a un, el c olorido y s u es tética hac e de el los un ejemplo de l
culmen al que llegó el retrato romano.
31
Es interesante señalar, que a fecha de las últimas correcciones de la presente tesis, inauguran en el
Museo Arqueológico de Madrid la exposición “Retratos De Fayum + Adrian Paci: Sin Futuro Visible”,
dentro del programa oficial del Festival PHotoespaña, 2011. (del 1/06/2011-24/07/2011). Esta exposición
supone la primera muestra de los retratos de El Fayum en España, pero además de presentarse en un
contexto en el que el festival se dedica al retrato fotográfico, la muestra, hace una analogía presentándolos
como las “fotografías de los carnet de la época”, del Egipto del siglo I a IV d. de C.
32
Ver imagen en página 510.
56
que se da u na cierta idealización en los ojos enormes y finas narices y labios
que hac en i ntemporal l o t emporal. E ran t odos g eneralmente j óvenes, per o
debemos pensar que el límite de edad habitual rondaba los 35 años como algo
normal en aquellos tiempos (por las enfermedades, tipo de vida y alimentación,
etc.)
Se cree que los retratos se hacían en vida, pues se encontró alguna tela
enmarcada, cosa que hace pensar a los investigadores que podían ser hechos
a c ierta eda d ( o c uando hu biera al guna enfermedad ac echando), y m ientras
estarían expuestos en las casas de los futuros difuntos, esperando el momento
de su utilidad final.
33
SIERRA RESTREPO, JUAN CAMILO. Iconos de la Galería Tretyakof de Moscú. Catálogo de
exposición.
57
contacto con personas vivas hace siglos y nos podemos ver reflejados en ellos;
sus rostros y expresiones podrían ser las de personas de hoy día, con lo que
nos hace vernos representados en estos rostros, cosa que nos lleva a p ensar,
de nuevo, en REMBRANDT, por ejemplo.
34
Diferenciamos retrato autónomo de retrato de donantes (algo que mencionaremos en el capítulo 4,
sobre tipologías del retrato), donde el retrato es algo con la función de conmemorar un evento, y es un
documento más que una obra de arte por sí misma, o una pintura de género como lo entendemos hoy día y
desde el siglo XVII-XVIII.
58
antiguo f echado se sitúa también aq uí, hac ia 1 430, d e R obert de Masmines,
realizado por Robert Campin.
35
GONZÁLEZ, M.G. El rostro del artista. ARTE., 2004, vol. IV, n. 69, p. 26.
59
más a h acer de este i nstrumento, el paradigma, por ex celencia, d el
conocimiento.
36
La hipótesis generalmente aceptada, desde que en el siglo XIX los estudiosos comienzan a fijarse en
estas incisiones en la piedra de iglesias y otras edificaciones de piedra de estilo románico, es la de M.
Didron y Viollet-le-Duc, quien esgrimió que las marcas de cantero son signos lapidarios pertenecientes a
la categoría de signaturas personales de los canteros, aparejadores y Maestros de Obra, que en muchos
casos servían para señalar el trabajo realizado por cada uno, para así determinar el estipendio
correspondiente. Bajo su aparente fantasía, se encuentra una composición uniforme sabiamente
encubierta. Aunque está también asociada a leyendas y literatura sobre masonería, y a que estas marcas
provienen de los antiguos primeros constructores del Templo de Salomón en la antigüedad.
60
La firma, s egún l a R eal A cademia de l a Lengua española, s ignifica:
“Nombre y apellido, o título, que una persona escribe de su propia mano en un
documento, para darle autenticidad o para expresar que aprueba su contenido”;
también e ncontramos entre ot ras acepciones, q ue s ignifica “ sello” o di stintivo
que marca a algo o a alguien. De manera que es una forma de dejar constancia
o huel la de u no o una mismo/a. N ormalmente e n forma de la r úbrica
manuscrita.
37
REBEL, ERNST. “Artistas vistos por ellos mismos”, Autorretratos. Editorial Taschen, Madrid, 2000,
pp. 6-16.
61
En escultura, en 1375, encontramos a Peter Parler 38, como cuenta Ernst
Rebel, que se autorretrata esculpiendo su busto a tamaño natural en la catedral
de Praga, y “fue el primer artista en transmitirnos, además de su firma nominal,
su escudo y rúbrica, una imagen de su propia persona”.
Porque está claro que ese concepto de autoría que hoy tenemos no es
igual q ue el de antaño, empezando por que el c oncepto d e Artista, c omo
profesional c on de terminadas c ondición s ocial y apt itudes es t ambién
relativamente r eciente, del s iglo XV en c oncreto. Hasta ent onces, c omo
sabemos por la Historia del Arte, quienes se dedicaban a los bellos oficios eran
considerados artesanos, de m ás o m enos importancia y relevancia, pero eran
considerados c omo trabajadores d e o ficios (e i ncluso m enospreciados p or el
uso de las manos en su trabajo, algo tomado como no digno). No se tenía en
cuenta el valor de su creatividad, de su trabajo en el diseño o la idea anterior a
la obra.
38
Afamado “architector y sculptor” que fue maestro de obras imperial y obispal de la Catedral de Praga,
y que vivió entre 1330 y 1399. En REBEL, ERNST. Op.cit, p. 9.
62
de las aptitudes de los artesanos y de su remuneración. Hasta el siglo VXIII no
existirá, pues, el artista como lo concebimos hoy día.
Pero volviendo al Renacimiento, hasta fines del siglo XIV, la firma de las
obras p or “ pequeños artesanos” er a b astante i nsólita ( pero y a r eflejaba un
ansia de not oriedad), y has ta el s iglo X V no se di funde la pr áctica del
autorretrato, pr imero c omo elemento en u n cuadro de g rupo, luego t ambién
como sujeto independiente (desde la segunda mitad del siglo XVI).
39
Ver imagen del cuadro en página siguiente, p. 64.
63
Retrato de hombre con turbante (posible autorretrato Nicholas Hilliard (autorretrato), 1577. Miniatura.
de Jan Van Eyck), 1433. Jan Van Eyck.
Pero está claro que por las mismas fechas, y en di stintos puntos donde
el R enacimiento s e c onfiguraba, l os ar tistas apunt aban hac ia el mismo l ugar,
porque en I talia, h acia 1 450, Leon Battista Alberti di bujaba s u au torretrato en
Florencia, para la fundición de una medalla acuñada posteriormente por Matteo
de Pasti; aquí vemos el afán por igualarse a los gobernantes y nobles que se
retratan en las monedas para ser reconocidos por sus súbditos.
64
Autorretrato de L.B. Alberti en medalla de bronce, Benozzo Gozzoli (autorretrato) en Fresco del Cortejo
1450. Matteo Pasti. de los Reyes Magos, 1459. Capilla de los Magos,
Palacio Medicci Ricardi. Florencia.
40
(…) “se presenta el artista como una persona deseosa de hacer muchas cosas a la vez: arrodillarse,
liberarse, cargar con algo, levantarse. El hombre barbudo con vestimenta de trabajo y herramientas en
cada mano mira esforzadamente hacia el techo de la iglesia sin fijarse en el espectador”, en REBEL,
ERNST. Op.cit, p. 12.
65
A partir del siglo XVI pues, el autorretrato es algo admitido en la pintura,
aunque hasta el s iglo X IX y X X no s erá u n s ubgénero t an apr eciado para
nosotros, con la perspectiva del siglo XXI.
66
4. TIPOS DE RETRATOS
67
4.1. Tipología de retratos en semiótica.
41
La semiología se define como el estudio de los signos, su estructura y la relación entre el significante y
el concepto de significado. Nos parece interesante traer aquí la tipología de retrato según esta rama del
saber, porque estudia los signos, sean estos lingüísticos (semántica) o semióticos (humanos y de la
naturaleza), apartado, este, donde estaría la expresión artística, y por tanto las obras de arte que
estudiamos.
68
• Existe luego el retrato “de reconstrucción”, en que el artista no ha visto
al s ujeto e i ntenta, s obre l a bas e de l as i nformaciones q ue po see, o su
sensibilidad, recrearlo, sea por la fisonomía (o atributos, vestimenta, etc.), o
por la psicología. Como el caso de los retratos de grandes personajes de la
Historia, de l os c uales no s e h a t ransmitido su i magen ( por ej emplo,
Homero, los Apóstoles, etc.). Estas imágenes son fruto de la invención y las
circunstancias del tiempo en que se realizaron, y es f recuente que p ara el
mismo personaje se tengan retratos reconstruidos muy diferentes.
Los retratos se pueden clasificar hasta el siglo XIX en: retratos individuales,
dobles, triples y retratos de grupo (familia o bodegón). Y especificamos hasta el
siglo XIX por que c on l as V anguardias e sta t ipología q ueda t an abi erta y
expuesta a di stintas v isiones q ue he mos pr eferido t ratar los t ipos de r etrato
“típicos” o “clásicos”.
69
mensajes oc ultos m uchas v eces par a l os oj os pr ofanos de n uestros días
actuales.
70
son ex actamente c onmemorativas o r eligiosas. E stos a s u v ez pueden s er
retratos individuales, o en grupo, y dentro de los de grupo tendríamos toda una
suerte d e s ubgéneros des arrollados pr incipalmente e n el s iglo X VII: el r etrato
de familia, de boda, gremial, etc.
Dentro de esta clasificación por rango, desde el siglo XVII el máximo honor
de s er r epresentado a c aballo er a d e l os m onarcas o príncipes g obernantes.
Tiziano, Rubens y V elázquez r ealizaron g randes r etratos e cuestres de
gobernantes. Y es c onocida c omo una g ran t rasgresión del momento, p or
ejemplo, que el Duque de Lerma se quisiera (y consiguiera al fin) retratar igual
que el soberano, dada su posición de p oder en la corte en el momento que le
tocó vivir.
71
a alegorías, como hace REMBRANDT con Saskia, o mostrando un rostro entre
la muchedumbre (como el autorretrato de Benozzo Gozzoli 42).
Tres son a juicio de Julián Gállego, las especies del género del autorretrato
cultivado por l a pi ntura eur opea: “ el retrato figurante, el retrato actuante y el
retrato confidente”.
42
Ver página 65.
72
Una variante es el autorretrato en el retrato corporativo, y el pintor y su
mecenas.
73
BLOQUE 2.
SIGLOS XV-XVIII.
LOS RETRATOS DE DURERO, REMBRANDT Y GOYA Y SU
CONTEXTO HISTÓRICO Y ARTÍSTICO
74
Breve introducción aclaratoria.
75
5. DURERO (1471-1528) Y EL RETRATO EN EL
RENACIMIENTO
76
5.1. El Renacimiento, renovación y artes.
43
DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO ESPASA CALPE. Tomo 25. Espasa Calpe, S.A. 1992. Madrid. p.
9936.
44
Aquí, J. Burckhardt sostiene que el Renacimiento fue una especie de revolución cultural de los siglos
XIV y XV, provocada principalmente por la genialidad del espíritu italiano del momento, y también
limita cronológicamente el periodo. Pero, aunque las bases de lo que hoy entendemos por Renacimiento y
sus rasgos principales fueron bien definidos por J. Burckhardt, y se han aceptado, los límites cronológicos
sí que han sido estudiados más en profundidad, como el resto de rasgos, y se ha ampliado lo que hoy
entendemos por el comienzo y fin de este fructífero periodo artístico y sus peculiaridades.
77
gracias a B urckhardt el vocablo pasó a definir este período concreto, con sus
peculiares características, y se convirtió en un concepto histórico. No obstante,
el t érmino implica una noc ión c omparativa y por el lo de bemos acudir a l as
fuentes originales de aquellos que crearon el término para denominar su propia
época, que fueron muchos.
78
Como en todo tipo de pensamiento, hay unos factores desencadenantes,
para el paulatino renacimiento de las ideas, y el humanismo imperante (no sólo
a ni vel i ntelectual, t ambién per sonal, c omo una es pecie d e s entimiento o
sensación g eneralizada). La emigración de s abios bi zantinos a E uropa
Occidental y s u as entamiento y ac tividad al lí, desde el I mperio R omano de
Oriente al s er as ediados por l os ot omanos. Esto hac e q ue s e p romueva l a
difusión de la cultura, valores e idioma griegos. La invención de la imprenta por
Gutenberg, que hizo que se difundiera más y m ejor los libros, y en el los gran
parte del p ensamiento nu evo hu manista. Empezando a p oder ponerse e n
entredicho el “magíster dixit” m edieval. La aparición de l os mecenas (como la
familia M édicis), no sólo para o bras de arte ar quitectónicas o pi ctóricas, q ue
apoyan económica y políticamente la difusión del Humanismo, hicieron posible
poder pagar la imprenta y el trabajo de obras de eruditos, y con ello, la difusión
mayor de su pensamiento. La creación de las universidades (como la de Alcalá
de H enares), es cuelas y ac ademias, donde, l ógicamente, t ambién s e
contribuyó a la consolidación y expansión del Humanismo. La Reforma iniciada
por Lut ero y t odos l os c ambios q ue s e pr odujeron e n el s eno ( y f uera) de l a
Iglesia católica.
- Pacifismo o ir enismo, el odi o a t odo t ipo d e g uerra, y opt imismo. Hay una
espiritualidad importante, p ero no b asada en un di os v engativo,
omnipresente o justiciero (como anteriormente), sino en una fe en el hombre
y sus posibilidades.
79
- Valor d e l a r azón humana p or e ncima de supersticiones, r eligión, et c. Y
vuelta a l a lógica aristotélica griega. Por ello en estos siglos se da un g ran
avance en la ciencia, y lo que es más importante, de la figura del científico y
del ar te c omo c iencia t ambién ( no sólo como pr oducción m anual m ás o
menos bella y trabajada).
- En esto tiene mucho que ver la ascensión (otro factor de g ran importancia)
de l a burguesía hacia el c apitalismo. La s ociedad s e v a t ransformando e n
una sociedad de mercado.
80
continuamente l as gentes y g obernantes dur ante l os s iglos del
Renacimiento (y más adelante).
81
Pero ent rando y a en características comunes en el Arte del
Renacimiento:
- Toda esta situación del artista hace que la obra en sí cambie: el hombre es
en el arte, i gual q ue en el r esto de cuestiones f ilosóficas, espirituales,
políticas y ec onómicas, l a es cala; los i deales de bel leza del R enacimiento
son los del Clasicismo grecolatino; en arquitectura y escultura había piezas
45
A este respecto es interesante traer a colación la cita de J. J. MARTÍN GONZÁLEZ en las notas de su
capítulo sobre el Renacimiento, en su Historia del Arte, Vol. II, Pág. 8: “Se eleva la cotización del artista.
Rafael vive en un gran palacio, como El Greco en Toledo. Los pintores venecianos organizan grandes
fiestas en sus casas (…). Carlos V se agacha para recoger un pincel que se le había caído a Tiziano y se
considera muy honrado por ello. Miguel Ángel llega a rechazar honores. No le gusta que le llamen pintor,
sino Miguel Ángel. (…) El arte se torna en milagro. El artista se siente creador (…).”
82
originales (y copias romanas) que servirán de modelo para el canon, estilos
y decoración, pero en pintura se tendrá que investigar y experimentar para
cambiar l os m odelos del medievo, el hi eratismo, el ano nimato y l a
bidimensionalidad y es quematización que pr edominaba antes de l
pensamiento humanístico; se estudia el volumen y la perspectiva, el paisaje
y el cuerpo humano, porque se quiere imprimir una mayor humanidad en lo
figurativo; se llega a un ideal de belleza platónico (como comentamos antes)
donde l a A rmonía j uega un p apel m uy i mportante: l as par tes d eben s er
proporcionales al todo y a la inversa.
- Leon B attista A lberti (s. XV ) y G iorgio V asari (s. X VI) f ueron i mportantes
artistas y pens adores de s u époc a, humanistas al f in y al c abo y a que
abarcaban distintas d isciplinas del s aber d el m omento, pintura, m úsica,
arquitectura, et c. pero ade más es cribieron sobre arte ( tratados46) y s obre
los artistas, en una importante aproximación a la biografía de artista algo a
tener muy en cuenta a la hora de profundizar en la obra de un autor a partir
de ese momento.
46
Son muy interesantes y reveladores los tratados que escribieron ya que aportan una visión teórica y
práctica de la actividad artística y de los propios artistas del momento. De Alberti es de reseñar “De
Pictura”, de 1436, donde trataba de compilar las reglas sistemáticas de las artes figurativas, y de Vasari
“Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos”, de 1542-1550.
83
en t écnicas y di sciplinas ar tísticas mejor. El m áximo ex ponente d e el lo es
Leonardo, inventor, científico, tratadista y artista completo.
84
- La perspectiva será una búsqueda constante de los pintores de esta época,
y objeto de es tudio y reflexión par a muchos ar tistas: s e intentó llegar a l a
ilusión de espacio tridimensional de una forma científica y reglada.
85
Hacia el final del periodo renacentista aparece el Manierismo, para unos
estudiosos es el canto del cisne del Renacimiento, su lógica evolución, ya sea
por c ansancio d e l os c ánones d e ar monía c lásicos o p or l a t endencia a l
barroquismo, como ocurrió con el Helenismo tras el clasicismo griego, de todo
arte, como defienden otros historiadores y críticos de arte. El caso es que es un
periodo y es tilo e ntre el R enacimiento pur o y el B arroco nac iente q ue se
impuso con fuerza alentada por la Contrarreforma entre otros factores.
47
POPE-HENNESSY, JOHN. El retrato en el Renacimiento. Editorial Akal Universitaria: Madrid. 1985,
p. 8.
86
En “La Trinidad” (c. de 1425-28) de Masaccio se ve un primer ejemplo de
retrato realista de los comitentes de una obra de arte, representados a tamaño
natural respecto a la divinidad.
87
EL HOMBRE DEL TURBANTE (posible autorretrato de Van Eyck). 1433. Jan Van Eyck.
88
RETRATO DEL CARDENAL NICOLA ALBERGATI. 1432. Jan van Eyck. Museo de la Historia del Arte. Viena.
89
Se debía dar un sutilísimo equilibrio entre la búsqueda de realismo y la
capacidad d e i dealizar a l os per sonajes mediante l eves c orrecciones d e l os
rasgos, la expresión, el porte de las ropas. Lo que se pierde en espontaneidad
e inmediatez se gana en solemnidad y autoridad moral, en verosimilitud de la
imagen y valor para la historia. La exigencia del parecido, descuidado en gran
medida durante la Edad Media, es fundamental.
50
GALIENNE FRANCASTEL, J. “Las cortes del gótico”. En: El retrato. Obras maestras entre la
historia y la eternidad. Madrid: Electa, 2000, pp. 11-41.
90
DESIDERIO ERASMO DE ROTTERDAM. 1523. Hans Holbein, El joven.
91
La pi ntura al óleo q ue s e empleaba en F landes en el R enacimiento,
permitió a los artistas imitar la realidad con una fidelidad absoluta, y el retrato
humano se explora con mayor profundidad 51.
RETRATO DE UNA DAMA, 1430. Roger Van der CHARLES DE BOLD, c. de 1460. Roger Van der
Weyden. Weyden.
51
En Italia, durante el primer Renacimiento, antes del siglo XV, el retrato se pinta al temple, que no
permite hacer grandes variaciones, de manera que implica acometer el retrato de otra forma que en la
pintura flamenca, al óleo; así que en principio será menos naturalista y lenta (que da tiempo a mirar,
pensar y cambiar la pincelada), por ello también, quizás, tiene unos rasgos, el retrato en Italia, más
idealizado, aunque esto cambia paulatinamente tras la influencia de los grandes retratistas flamencos.
92
quiere q ue haya m ás punto de atención que el r ostro, dond e l a m irada c obra
especial f uerza. Ha cia 143 2 Van der Weyden y a es un c onsolidado m aestro,
tres añ os más t arde trabajará en Bruselas, do nde l ogra g ran r eputación y
fortuna, pero sobre 1450 visita Roma y Florencia y como buen pintor flamenco,
dedicará especial at ención a l os d etalles, el vivo c olorido y el realismo d e l as
figuras; a esto s e debe aña dir el dr amatismo q ue c aracteriza s us es cenas de
grupo ( como el famoso “ El D escendimiento”, en el M useo d el P rado), c omo
elemento es encial de su pi ntura. En el r etrato del joven C arlos el T emerario
seguimos observando cierto hieratismo (y las manos también cortadas aunque
enseñando lo importante, la empuñadura de lo que parece una espada, atributo
de s u n obleza, c omo el t oisón de oro en su c uello) y g ran r ealismo e n el
tratamiento del r ostro, dond e s e a precia h asta l a s ombra d e l a b arba y no s e
intenta idealizar sus rasgos para darle más belleza. Pero el fondo negro se ha
transformado en un a zul (lapislázuli), q uizás por l a i nfluencia i taliana tras s us
viajes, y hay algo de m ás aire alrededor de la figura, algo que la hace respirar
respecto al r etrato a nterior, de l a dama des conocida. Ambos están r esueltos
con una gran técnica, pero la expresión de su cuerpo, con tanta rigidez, y del
rostro nos transmiten gran contención. Resumiendo, hay gran detalle en estos
retratos, pero ese detallismo, realismo y búsqueda de veracidad (sobre todo en
las miradas, y el tratamiento de los ojos) pero aun no ha llegado al naturalismo
y desenvolvimiento del retrato del siglo XVI.
93
El retrato alemán del siglo XV estaba c oncebido c omo un a expresión
de los r asgos muy a centuados de c arácter. H abía m ucho i nterés por l as
expresiones faciales del hombre.
94
La vida y el clima social en Alemania estaba bastante determinado por
las c uestiones r eligiosas y pol íticas c on l a R eforma luterana, ade más l a
burguesía tenía aquí gran poder y la apoyaron fuertemente como signo de s u
independencia; los protestantes desaprobaron las manifestaciones artísticas en
las iglesias (de estilo predominante gótico todavía), aunque la burguesía gastó
enormes c antidades en c asas c on t ejados em pinados, c on entramado de
madera, y pi ntadas de forma decorativa al es tilo d el nor te, t ambién s e
edificaron opulentos palacios y ayuntamientos siguiendo el estilo renacentista,
con lo que a fines del siglo XV conviven las dos tendencias fundamentales en
Alemania, aunque el predominio tardogótico es evidente.
95
operan en es tas z onas s on el t irolés M ichel P acher ( escultor y pi ntor que
traduce e n c lave t ardogótica l as e nseñanzas hum anísticas aprendidas en
Padua), y T iman R iemenschneider. E stos, entre otros ar tistas, ya t rabajan
bastante bien la perspectiva y los espacios donde colocan a sus personajes, en
paisajes o interiores de estancias.
96
integración de texto e imagen, algo que veremos más adelante en sus obras de
madurez.
Autorretrato (a la mina de plata), 1484. DURERO. Autorretrato con estudios de una mano y almohada,
DURERO. Nueva York, colección Lehan.
52
El primer autorretrato del que se tiene constancia, al menos.
97
En el estudio y autorretrato s iguiente, c uenta c on u nos v einte a ños, y
observamos en él t razos indagadores y d etallistas, t ratando s us r asgos c on
gran realismo, como los de la propia almohada.
53
Viaje del que no sabemos exactamente lo detalles de su itinerario, aunque pasó largo tiempo fuera de
Nuremberg, hasta 1494. Pero sabemos que pasó por los Países Bajos, Baviera, con paradas en
Nördlingen, Ulm y Constanza, y Basilea, donde admira obras de Konrad Wiltz. Sigue el curso del Reno y
continua por Colmar, en Alsacia, donde estudia con gran detenimiento las pinturas y grabados de Martin
Schongauer, hasta llegar a Estrasburgo.
98
RETRATO DEL PADRE, ALBERTO EL VIEJO, 1490. DURERO. Galería de los Uffizi, Florencia.
99
DURERO fue un au téntico ejemplo de artista h umanista y pi ntor
renacentista. C urioso, c ulto e i nformado, al dí a de nov edades t anto e n el
terreno artístico como en el terreno político y social. Pero sobre todo, atento a
los detalles que caracterizan a las personas que le rodean y su propia persona,
con l o q ue tenemos a un a per sona i nteresada en l os r asgos humanos, l o
psicológico y lo fisonómico.
100
Federico el Sabio, 1496. DURERO. Staatliche Museen, Berlín.
101
5.4.3.1. El Humanismo en DURERO y sus grandes amistades.
102
religiosas del m omento, abr azó pr imero el protestantismo para l uego dej arlo
aludiendo a los excesos de Lutero.
103
Detalle de su firma habitual, el monograma de sus iniciales en el dibujo Liebre. DURERO. Galería Albertina.
Es curioso para nosotros, hoy día, comprobar que DURERO firmó todas
sus obr as, menos las q ue el ar tista no c oncedía valor c omo obras de ar te,
como las acuarelas de paisajes de su primer viaje a Italia, ya que en su época,
el paisaje no constituía valor en sí mismo 54, y al parecer DURERO sólo realizó
esas acuarelas c omo recuerdo del viaje, y er an a puntes, como ocurre c on s u
primeros bocetos y estudios, a temprana edad.
54
Hecho que sirve para dar cuenta de qué era arte y qué no lo era en su época.
55
Ver imagen en p. 97.
104
del arte. Ambas facetas, la de pintor y la de grabador, son igual de importantes
en su producción.
Ser un artista gráfico en la época era ser un experto en las técnicas más
avanzadas del m omento, c on l as q ue s e r evolucionó el m undo de l a c ultura
europea. Aunque al principio, l os pi ntores venecianos despreciaban s u obr a
porque pe nsaban q ue er a m uy buen dibujante, per o n o do minaba el c olor,
como ellos, y DURERO luchó por desterrar esa opinión trabajando esta faceta
y estudiando a fondo la pintura italiana.
105
Es de mencionar q ue DURERO tenía una g ran sentimiento r eligioso y
las c onvulsiones c on l a R eforma i niciadas d esde s u t erritorio l e hi cieron
sentirlas pr ofundamente. D e a hí q ue en s us x ilografías s obre el A pocalipsis
introduzca nov edades i mportantes, c omo s u m onograma A D ( del q ue he mos
hablado anteriormente en este punto); además el artista conjugó una página de
texto con otra de imagen, creando de este modo una narración doble, literaria y
plástica, que se acompañaban y realzaban mutuamente. El libro del Apocalipsis
marcó el c enit d e l a carrera de DURERO. S u obra c omenzó a s er i mitada en
todos los lugares sensibles al arte.
106
“Vida d e M aría” y l a famosísima t ríada don de l leva al extremo de s us
posibilidades el l enguaje del g rabado: “El C aballero, l a M uerte y el Diablo”,
“San Jerónimo en su estudio” y “Melancolía I”.
56
Pensión interrumpida en 1519, debido a la muerte del emperador.
107
Amberes 57, contrae l a m alaria y r egresaron a N üremberg, no llegando a
reponerse nunca por completo.
DURERO no sólo fue reconocido en vida por su talento sino que además
terminó sus días en el máximo apogeo de su obra y persona, todo lo contrario
de cómo terminaron REMBRANDT o GOYA, como veremos más adelante.
57
Viaje que realizó como resultado del aviso de que una ballena estaba varada en la costa de Zierikzee, a
donde se trasladó para poder verla y dibujarla, aunque, cuando llegó, el mamífero se había liberado.
108
5.5. DURERO, retratos y autorretratos.
109
KATHARINA FÜRLEGERIN (también conocido como Retrato de una dama con el pelo suelto), 1497. DURERO.
Frankfurt.
110
pioneros e n s us r espectivos paí ses, adalides d el R enacimiento en t oda s u
extensión.
A. Retratos individuales
B. Retratos dobles
C. Retratos de grupo
D. Autorretratos
111
OSWOLT KREL, 1499. DURERO. Munich, Alemania.
112
El r etrato de O swolt K rel fue u n e ncargo p ersonal, pero representa en
todo m omento al j efe de negocios d e l a G ran S ociedad M ercantil d e
Ravensburg, cargo que ostentaba en las fechas del retrato (más tarde llegaría
a s er capitán d e l a d efensa de Lindau e i ncluso al calde del mismo l ugar, s u
ciudad de or igen, honores que s e d ejan ya adi vinar por el c arácter, s erio y
digno, que expresa su retrato). En las alas laterales al retrato, se muestran los
escudos nobiliarios de Krel y de su esposa Agatha sostenidos por los llamados
“salvajes”, s eres fantásticos; estos p ostigos l aterales s ervían p ara c errar y
proteger as í el r etrato, al go de us o ex tendido en l a é poca, au nque abi erto,
queda como tríptico.
113
emplea DURERO en esta obra, considerada la de mayor madurez de su primer
periodo. Es de resaltar aquí, también, el paisaje que se muestra tras el cortinaje
rojo, algo usual en la obra de DURERO y que repite en otros retratos, como en
su pr opio au torretrato de 1 498. También c ontrasta, pr ecisamente, el c arácter
más dibujístico, a m odo d e i lustración, e i dealizado, del p aisaje ( propio del
primer R enacimiento) c on el detallismo en bús queda d e c ierto realismo del
cabello, r opaje y aba lorios, r ostro y m anos. Podríamos resaltar ade más l a
luminosidad q ue desprende el r etratado, en l a pi el s obre t odo, c on el pecho
descubierto y mostrado de forma s ensual y enormemente hal agadora par a e l
retratado.
114
RETRATO DE ALBRETCH DURER, EL VIEJO (Padre RETRATO DE JACOBO FUGGER, 1518. DURERO.
de DURERO) 1497, DURERO.
115
RETRATO DE MAXIMILIANO I, c. de 1519. DURERO. RETRATO DE MAXIMILIANO I SOBRE FONDO VERDE,
Xilografía a fibra coloreada. 1519. DURERO.
58
En la Wikipedia, enciclopedia libre en la Red, el original reza así: POTENTISSIMVS.
MAXIMVS. ET. INVICTISSIMVS. CAESAR. MAXIMILIANVS/QVI. CVNCTOS. SVI. TEMPORIS. REGES. ET. PRINCIPES.
IVSTICIA. PRVDENCIA/ MAGNANIMITATE. LIBERALITATE PRAECIPVE. VERO. BELLICA. LAVDE. ET/ ANIMI.
FORTITVDINE. SVPERAVIT. NATVS. EST. ANNO. SALVTIS. HVMANAE./ M.CCCC. LIX. DIE. MARCII. IX. VIXIT.
ANNOS. LIX. MENSES. IX. DIES. XXV/ DECESSIT. VERO. ANNO. M.D.XIX. MENSIS. IANVARII. DIE. XII. QVEM.
DEVS/ OPT. MAX. IN. NVMERVM. VIVENCIVM. REFERRE. VELIT.
116
59 años y 9 meses, 25 días. Murió, sin embargo, en el año 1519, en el mes de
enero, el día 12. A quien Dios lo Mejor y el más grande tal vez para restaurar el
número de l os v ivos". E l r etrato p arece es tar r ealizado tras un di bujo
preparatorio de 1518, para alabanza del desaparecido rey tras su muerte, como
muestra de c ongratulación c on s u hi ja, par a q ue, en tre ot ros m otivos,
continuara con la pensión que su padre le había dado en vida.
117
BÁRBARA DURERO, de soltera HOLPER (madre de FELICIA TUCHER, 1499. DURERO.
Durero), 1490. DURERO.
118
Creemos q ue probablemente se de be a s u af án y c apacidad d e
observación y aprendizaje, lo que le lleva a r etratar, sin ser encargos, a t antos
jóvenes, pues todos tienen algo de interés en cuanto a su fisonomía y rasgos, y
seguramente le servirían para adentrarse aun más en el estudio psicológico, de
proporciones, de color y de tipologías, como, se verá más adelante, le gustaba
para sus tratados.
119
RETRATO DE UN JOVEN, 1500. DURERO. RETRATO DE UN JOVEN, 1500-10. DURERO.
59
En el momento de escribir estas líneas, además, se encuentra en exposición en el Museo del Prado,
donde se muestra además, el estado anterior a la restauración y el estado actual con sus resultados
evidentes.
60
Como señalan las explicaciones de la restauración en la Historia del cuadro. Museo del Prado.
120
confluyen l o m ejor de l as dos t radiciones de l as q ue be be, l o italiano y l o
germánico, en s u mezcla de d etallismo e i dealismo, de técnica y d e
personalización, de di vinización por l a bel leza s ublime y hum anidad por el
naturalismo a la vez.
121
EVA. Proceso de restauración, 2005, imagen del Museo Nacional del Prado, Madrid.
KATHARINA FÜRLEGERIN, 1497. DURERO. Frankfurt. KATHARINA FÜRLEGERIN (con cabello trenzado),
1497. DURERO. Berlín.
122
Otro caso de retrato doble podría ser el de Katharina Fürlegerin.
61
PANOFSKY, E. Albrecht Dürer. Princeton, 1943. vol. I, p. 41; vol. II, p. 49.
62
Como explica Helmut Schaaf en su obra: Morbus Menière: Ein Psychos. Berlín, Heidelberg, Nueva
York: Edit. Springer-Verlag, 2004.
123
Quizás l o q ue m ás n os l lame l a at ención es l a m irada d e l a s egunda
Katherina, hacia el frente y hacia el espectador, con un gesto casi retador, todo
lo contrario de la mirada gacha y sumisa de la anterior.
SAN JUAN Y SAN PEDRO, 1526. DURERO. Alte SAN MARCOS Y SAN PABLO, 1526. DURERO. Alte
Pinakothek, Múnich. Pinakothek, Múnich.
124
Esta obra presenta cuatro fisonomías muy distintas además, y es ese su
interés como retratos de hombres “normales”, pese a su caracterización como
apóstoles. A l a i zquierda D URERO r epresentó a los apóstoles, J uan y P edro,
con pr edominio de t onos c álidos. Y a l a der echa a l os ap óstoles Marcos y
Pablo, en t onalidades más f rías. E sta ob ra de plena i nfluencia i taliana y
veneciana e n c oncreto, des taca t anto por el intenso c romatismo c omo por l a
concepción estatuaria de las figuras (mirando a las concepciones más clásicas
de l a a ntigüedad). Pero por l a fuerte expresión, d ura y m ás r ealista ( poco
idealizada) de l os r ostros, y por el det allismo t ípico d e D URERO des de s us
inicios, se deja también ver la influencia nórdica.
63
Aunque no hay unanimidad sobre quién representa a cada temperamento exactamente.
125
5.5.7. Autorretratos.
D. Los autorretratos.
AUTORRETRATO CON FLOR DE CARDO, AUTORRETRATO CON GUANTES, 1498. AUTORRETRATO CON ABRIGO, 1500.
1493. DURERO. París, Museo Louvre. DURERO. Madrid, Museo del Prado. DURERO. Munich. Alte Pinakotheck.
Oleo sobre tela.
64
PETRARCA, Francesco, Secretum. 1347-53. II secreto, 142/43.
65
Los más importantes, donde él es la representación única, son ocho. Pero aparece en otras obras, no
siempre óleo, de forma casi oculta, o de forma anecdótica.
126
En l a c arrera d e D URERO, s e no ta fuertemente la evolución entre s us
primeras obr as y l as últimas. Y g racias a s us au torretratos t ambién p odemos
estudiar s u pr opia evolución, no s olo e n t écnica y es tilo, s ino en su f orma d e
verse, la intención de s us autorretratos en c ada fase de s u vida íntima, y qué
quería dejar para el futuro de sí mismo, o cómo se veía. Es uno de los grandes
autores q ue muestran es e a fán por r epresentarse, por di stinguirse en s us
obras. Hoy podemos verlo como la imagen del hedonismo, algo que hace que
esté e n pl ena v igencia, au nque q uizás no l o d ebamos enc lavar en el
Narcisismo puro, pues sabemos que cultivaba también su intelecto, investigaba
y es tudiaba, y no s olo s e pr eocupaba por l o ex terior, i mbuido de un a g ran
religiosidad e interés por el m undo y sus congéneres, aunque sí que m uestra
peculiaridades respecto a las representaciones que de sí mismos hicieron otros
artistas, d esde el mismo REMBRANDT o GOYA hasta pi ntores m ás
vanguardistas y contemporáneos al siglo XXI.
66
Frase original: “My sach die gat / Als es oben schtat”.
127
Es de des tacar, así mismo, el significado de su autorrepresentación, en
la ut ilización de l a f lor de c ardo, don de un os es tudiosos v en l a evocación a
Cristo al s er es ta l a f lor q ue s imboliza el s ufrimiento de C risto; ot ros, s in
embargo, v en en es ta f lor el s ignificado de fidelidad conyugal m asculina, qu e
también s imboliza es ta f lor; algo pr obable, pues to q ue este a utorretrato pu do
ser un r egalo par a s u f utura es posa, c on q uien s e c asaría al año s iguiente.
Pero sea cual sea el significado, incluso ambos unidos por expreso deseo de
DURERO, deno ta una f uerte personalidad y c onocimientos, así c omo interés
en mostrarse como alguien elocuente y que pinta con contenidos, no solamente
con f ormas; al go en l o q ue podr ía haber c aído cualquier per sona con t anto
talento y facilidad innata para la ilustración como él.
67
KANZ, ROLAND. El retrato en la pintura. Edit. Taschen, 2001, p. 13.
128
La paleta es cálida, al estilo veneciano, aunque la pose aparece un poco
rígida, al estilo más nórdico y arcaizante de manera que esta obra corrobora la
mezcla de lo italiano con lo germánico en toda su producción.
129
Es i nteresante s aber que es te r etrato formaba u n díptico c on el r etrato
de su padre, y fue regalado por DURERO a la ciudad de Núremberg, al igual
que otras obras.
“Porque cuanto más sepamos, tanto más nos compararán con la figura
divina” 68
68
Cita de Alberto DURERO, hacia 1512.
130
pero llama la atención la luminosidad que emana del rostro principalmente, no
como en los anteriores autorretratos, donde resplandece todo en su figura. Este
autorretrato, s in duda, es más s obrio, d entro d e s eguir mostrando c on or gullo
los agraciados rasgos de s u fisonomía, el ropaje y las delicadas pero curtidas
manos, manos de ar tista que, en es te caso, juegan con el pelo del abrigo casi
como tomando la forma de unas manos que bendicen. Es como un retrato “a lo
divino” enmascarado, que s obrepasa el i nterés pi ctórico p ara a dentrarnos en
una suerte de significados en principio evidentes pero en los que intuimos algo
oculto. Quizás en r elación con la masonería, con que se le ha r elacionado en
numerosos estudios de su vida y obra, o, sencillamente, con su afán religioso y
reformista (como protestante).
69
REBEL. E. Op cit., p. 30.
131
realiza s u obr a s obre el A pocalipsis, y c oncuerda c on el es píritu q ue podía
respirarse para llegar a este autorretrato.
70
CHECA, F. DURERO: Historia 16. Gráficas Nilo. 2006. Madrid, p. 26.
132
Recordemos que la mayoría de la obra pictórica de DURERO está realizada
sobre tabla de madera.
- Clasicismo mayor.
- Estudio de la perspectiva.
- La pincelada se hace más fina y suelta, aplicada en finas capas, con pintura
al óleo.
133
RETRATO DE UNA JOVEN VENECIANA, 1505. DURERO. JOVEN VENECIANA, 1507. DURERO. Berlín.
Viena.
Entre estos retratos de DURERO distan dos años, pero uno está pintado
al más claro estilo veneciano, y el otro aun conserva una línea más dibujística,
más cercana a la ilustración y a las características del Renacimiento alemán.
134
Esta sensación puede ser dada por que DURERO busca continuamente
un canon de belleza, por ello escribe notas incansablemente para sus tratados,
e investiga.
Estudio de cabezas para sus obras y para sus tratados. 1512. DURERO.
135
Grabado sobre la proporción en el primer Tratado de DURERO.
136
6. REMBRANDT (1606-1669) Y EL RETRATO EN EL SIGLO XVII
137
6.1. El Barroco. Siglo XVII.
138
Tras u na fase de ex altación d el ar te B arroco q ue der ivó en R ococó
(hasta l as últimas c onsecuencias de l as características de l o barroco), e l
Barroco c aerá e n d esuso y s erá i ncluso despreciado, c omo i ndica el us o
peyorativo que tuvo durante muchos años el término. Con el Romanticismo y el
Neoclasicismo, lo barroco parecía entrar en decadencia, pero fue una corriente
que t ardó mucho en desaparecer y convivió con las tendencias siguientes, ya
que era, como hemos dicho, el arte representativo del poder cuando hace gala
de s u os tentación ( fuera c ivil o ec lesial). Hasta q ue el hi storiador H einrich
Wölfflin lo rehabilita hacia 1888, y el término “barroco” se usa más bien como
un adjetivo de tendencia, como lo contrario a “clásico”.
139
contempla c omo fruto de l a r eacción a l a estilizada y ar tificiosa v isión q ue
dominaba d urante l a époc a m anierista. Los t emas t radicionales ( mitología,
retratos y l os asuntos religiosos) c ambian y s on i nterpretados b ajo un a óptica
naturalista. Ese talante y afán por el naturalismo conducirá a nov edades como
la c onsolidación y el t riunfo del p aisaje, l a naturaleza m uerta y l a pi ntura de
género, que son, no hay que olvidarlo, creaciones surgidas con el Barroco. El
artista B arroco da por s entado q ue s u obr a ha d e t ener l a a pariencia d e l a
realidad, aunque sea a costa de una gran artificiosidad.
140
obra de arte. No se trata de un simple y puro artificio técnico del artista Barroco
sino que la finalidad de ese engaño óptico tiene como miras la persuasión y el
intentar t rasladar l a atención del espectador de l as c osas m ateriales a l as
cosas espirituales.
141
por R ubens; p or ot ro, el g usto t an holandés por l as pi nturas m edianas y
pequeñas, de r efinada ej ecución, des tinadas a dec orar l as c asas. La r eligión
calvinista y l a pr esencia de un a no table c omunidad j udía pr opician, a demás,
una reflexión personal sobre la Biblia.
142
“Desde el punt o de v ista de s u c onsumo, el ar te c omo l o
entendemos ac tualmente e mpezó a ex istir en m uchos aspectos con el
arte hol andés. S u pa pel s ocial no er a m uy diferente al del ar te a ctual;
igual que las inversiones líquidas en pl ata, en tejidos o en o tros objetos
de valor, los cuadros eran comprados en las tiendas de los artistas o en
los m ercados al ai re l ibre c omo pos esiones, y s e m antenían,
imaginamos, para r ellenar es pacios y de corar l as p aredes d e l as
casas” 71.
71
MOLYNEUX, J. REMBRANDT & Revolution. Barcelona: El viejo Topo, 2001, p. 73.
143
que trabaja con más libertad, muestra la afición por el erotismo y la escatología
de un hombre que disfrutó de una ajetreada vida sentimental”.
144
MUJER SEMIDESNUDA SENTADA JUNTO A UN MUJER ORINADO Y DEFECANDO, 1631.
145
claroscuro e nriquecido pr edomina en l a obra de madurez de R EMBRANDT.
Como hoy en día sabemos, mediante muchas horas de práctica y estudio en su
taller, R EMBRANDT c onsiguió una g ran t écnica, d epurada y av anzada;
consiguió una extensa variación de c olor y una pi ncelada más gruesa y viva a
base de un vibrante empaste y veladuras que indudablemente se tradujeron en
un poderoso estilo propio.
146
6.4. REMBRANDT, retratos y autorretratos.
147
“En sus retratos REMBRANDT no pretende superar la temporalidad del
ser humano al eternizar ésta una vez desligado del tiempo a t ravés del
arte. É l t iende a s uperar l a t emporalidad m ediante un a forma d e
temporalización e n l a q ue l a eternidad t emporal y e fímero del s er
humano hasta la eternidad, sino temporalizar lo eterno del mismo, o sea,
trasladarlo a un presente palpable” 72.
72
BOCKEMUHL, M. REMBRANDT 1606 – 1669. El enigma de la visión del cuadro. Köln: Taschen,
2000, p. 63.
148
Revelan, además de es tas no tas b ásicas, l a c apacidad del ar tista pa ra
relacionar figuras i ndividuales r ealizando u na ac tividad c omún o en
situaciones de cooperación.
C. Los autorretratos.
A. Retratos individuales.
73
ROSENBERG, J. Rembrandt, Vida y obra. Madrid: Alianza, 1997, p. 65.
149
Asimismo, e ntre l os t emas pi ntados p or i niciativa pr opia deb e
considerarse el grupo de más de treinta pequeños estudios de cabezas, en s u
mayoría de anc ianos, en el q ue s e i ncluyen n umerosos t ipos de j udíos. A
REMBRANDT le interesaban particularmente estos últimos por ser modelos en
potencia d e s us pi nturas bíblicas. E n especial a par tir de es te p eriodo medio,
durante el c ual vivió e n l os al edaños del ba rrio j udío, R EMBRANDT s e volvió
un i nfatigable observador de s us v ecinos j udíos y l as es cenas bíblicas q ue
pintó en este periodo se hallaban animadas con auténticos tipos y personajes
orientales.
Por último, a este grupo de personajes pintados por iniciativa del artista
cabe a ñadir una g ran mayoría de es os excelentes r etratos d e t amaño n atural
(unos s etenta en t otal) q ue, por l o g eneral, l levan t ítulos t an v agos c omo
“Rabino, J udío, O riental, A nciano, A nciana”, et c. H ay t ambién al gunas figuras
más jóvenes cuyo llamativo atuendo o actitud nada corriente las sitúa fuera del
tipo normal del retrato holandés.
BUSTO DE HOMBRE CON TRAJE ORIENTAL, 1635. REMBRANDT. Rijksmuseum. Ámsterdam (Holanda).
150
RETRATO DE UN ANCIANO, 1654. REMBRANDT. Colección van den Bergh. Wassenaar (Holanda).
B. Retratos de grupo.
En “La novia judía”, por ejemplo, la mujer aparece más distante que él,
del es pectador y del ot ro p ersonaje i ncluso, m irando hac ia fuera de la
escena, en cambio él la mira a ella directamente en clara actitud amorosa o
tierna, y esto nos puede producir un sentimiento enigmático y da lugar a las
151
distintas v ersiones q ue ex isten del s ignificado d e es ta obr a, nada c laro
hasta hoy día.
Este no es el título original, que desconocemos, sino que fue puesto por
el c omprador d el s iglo X IX que v io en l a ac titud del ho mbre, un g esto
paternal, c omo po niendo un abalorio s obre el p echo de s u hi ja a pu nto,
quizás de desposarse. Y así quedó titulada esta obra hasta hoy día.
Otros estudios señalan dos opciones, que esta obra puede representar
una escena bíblica del Antiguo Testamento o que en realidad se trata de un
retrato de su hijo Titus y su esposa, Magdalena Van Loo.
152
Son manos bellas y bien trabajadas que constituyen casi el centro de la
composición y destacan el trasfondo significativo de la obra porque denotan
esa actitud c ariñosa del hombre a l a m ujer y l a s util ( o t ímida)
correspondencia de ella, que ya comentamos anteriormente.
b. Retratos de grupo
El retrato de g rupo 74, como “La lección de an atomía” 75, o “Los síndicos
del gremio de los pañeros” requiere un tratamiento algo diferente. La acción
de cada retratado debía ser mínima, pues de otra forma se anularían unos
a ot ros y no s e p ercibiría de m odo i nmediato un c omún v ínculo espiritual
entre los per sonajes; el nex o entre l os r etratados de un grupo debía s er
expresado d e forma pi ctórica por el ar tista de forma q ue resultara
comprensible, pero también convenía que fueran retratos serios y concisos
para mostrar su responsabilidad.
74
Este subgénero del retrato, fue en gran medida una invención holandesa, era muy popular entre las
numerosas asociaciones cívicas, y una parte notable de la vida holandesa, de manera que estas
agrupaciones querían representarse, como la milicia cívica urbana, consejeros, fundaciones caritativas y
otros semejantes. En la primera mitad del siglo, principalmente, estos retratos eran más formales y
forzados en su composición. Los grupos se sentaban a menudo en torno a una mesa, cada persona
mirando al espectador. Se prestaba mucha atención a los detalles de la ropa, y cuando se podía, al
mobiliario y otros signos de la posición de una persona en la sociedad. Más adelante, los grupos se
hicieron más animados y los colores más trabajados y menos oscuros y serios. Frans Hals fue otro de los
grandes retratistas del momento, y de grupos de milicias cívicas.
75
Los científicos a menudo posaban con instrumentos y objetos de su estudio alrededor de ellos, algo que
puede chocar hoy día, pero que era algo normal, puesto que era la forma de mostrar los atributos del
retratado, como en otros tipos de retrato.
153
En s uma, el r etrato e n g rupo er a algo m ucho más complejo, como s e
demuestra en su estupendo grupo “La ronda de noche” 76, donde po demos
observar movimiento y acción, que la pintura de un retrato individual, pues
requiere pos eer, a l a vez, extraordinarias dot es de c omposición e
introspección ps icológica, a lgo q ue s e da d e forma v irtuosa en
REMBRANDT.
LECCIÓN DE ANATOMÍA DEL DR. TULP, 1632. REMBRANDT. La Haya. Mauritshuis. Holanda.
C. Los autorretratos.
154
a l os q ue hay que añadi r m ás de v einte g rabados y unos di ez di bujos.
Ello s ignifica q ue c asi un di ez por c iento d e l a en orme producción d e
REMBRANDT en el c ampo de pi ntura consiste e n r etratos de sí
mismo” 77.
77
ROSENBERG, J. REMBRANDT, Vida y obra. Madrid: Alianza, 1997, p 48.
78
Retrato expuesto en el Palacio Real de Madrid, en la exposición "Polonia, tesoros y colecciones
artísticas, 3/06/2011- 4/09/2011.
155
En cuanto a “Los Tronies”, toma su significado del holandés, y significa
“zonder pr etentie”, o s ea, “retrato sin pr etensiones”, t anto en l o que es tá
representado c omo e n el m odelo en q ue está r epresentado. E n r ealidad
esto n o es v erdad ya q ue “ los t ronies” del ar tista s on “ tarjetas d e
presentación” de su pintura y están rebosantes de pretensiones. El maestro
se muestra ante todas las personas que quieren saber sobre él y sobre su
oficio.
156
7.5. Análisis de la obra plástica de REMBRANDT.
• La luz acentuada
• La composición variada
• Aplicación de veladuras
• Contrastes
157
podemos obs ervar una i nfluencia de R ubens y el ar tista pr ofundiza s us
conocimientos de l os g randes m aestros de l a pi ntura d e I talia a t ravés de
reproducciones g ráficas. C aravaggio es tá de m oda y t ambién a tenderá a l as
novedades q ue és te i ntroduce en el estilo, q ue está c uajando e n el
posteriormente llamado estilo Barroco.
• Buena iluminación
• Contrastes
158
SASKIA COMO FLORA. 1635.
80
Giuseppe Arcimboldi, “Archimboldo” (1527-1593). En él las naturalezas muertas creaban figuras
simbólicas y con un punto surrealista.
159
Entre 1 636 y 164 2 ( el s egundo periodo d e Á msterdam), s eñala un a
forma más moderada de componer:
160
AUTORRETRATO CON SOMBRERO EMPLUMADO, 1629. REMBRANDT, National Gallery. Londres.
81
ROSENBERG, J. Rembrandt, Vida y obra. Madrid: Alianza, 1987. Título original. Rembrandt. Life
and Art. Cambridge, MA: Harvard University Press. 1947, p. 307.
161
7. GOYA (1746-1828). EL NEOCLASICISMO ROMÁNTICO,
SIGLO XVIII-XIX
162
7.1. Los principios esenciales del Neoclasicismo y
Romanticismo.
El siglo XVIII fue muy agitado para Europa y también para España. Muy
notoria fue l a i nfluencia c ultural de F rancia en t oda Europa, y aun m ayor
influencia alcanzaría tras la Revolución Francesa (1789).
82
PÉREZ SÁNCHEZ, M. “El Neoclasicismo”. En: HISTORIA DEL ARTE. Sevilla: Mad. S.L, 2005, p.
251.
163
quiere la línea sinuosa ni las diagonales; lo que ahora se busca es la vertical y
la hor izontal. Los c ontornos de l as figuras y a no s e d isolverán con un a
pincelada libre, sino que se subrayarán con una r otunda linealidad, ya que se
tiene la premisa de que “el dibujo es la honradez del arte”.
El Romanticismo.
164
-El Romanticismo. Donde i mpera l a búsqueda de l o des conocido. E l
artista escudriña la s oledad y l o pas ional, y t odo dej a de s er r eal. La
naturaleza s alvaje, el s entimiento y el m isterio serán de s uma
importancia.
165
“Velázquez, Rembrandt y la Naturaleza fueron mis únicos maestros” 83
83
Frase célebre, cuya fuente exacta no hemos encontrado, atribuida a Goya hacia el final de su vida,
donde reconoce a sus maestros en el grabado y la pintura.
166
La teoría era estupenda, pero no podemos olvidar la crudeza de l a vida
cotidiana para la mayoría de la población. La esperanza media de vida al nacer
era, en la segunda m itad del siglo X VIII, de v eintisiete años. H abía h ambre y
predominaba el analfabetismo.
167
LA REINA MARÍA LUISA CON TONTILLO, 1789. GOYA. Museo del Prado. Madrid.
168
Pero n ada g ustó al p ueblo l lano c omo l as c orridas d e t oros, pese al
desagrado que la nueva dinastía mostró hacia ellas. En su origen, la fiesta de
los toros había sido un deporte de caballeros y de nobles. Pero en el siglo XVIII
el pu eblo or ganizaba otra c lase d e c orridas. S e c omienza el t oreo a pi e y s e
publican l ibros de t auromaquia p ara facilitar el apr endizaje. E n s íntesis, s e
forman las bases de l a actual “fiesta nacional”, naciendo el toreo como oficio.
Tema este de los toros, muy representado en la pintura desde GOYA.
169
7.3.2. Lo humano en GOYA.
170
Serie “LOS DESASTRES DE LA GUERRA”. Grabado 15. Y NO HAY REMEDIO, 1863. GOYA
Primera edición de la Calcografía Nacional.
84
ALONSO-FERNÁNDEZ, F. El enigma Goya. La personalidad de GOYA y su pintura tenebrosa.
México: Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 32.
171
Los d ocumentos hi storiográficos n os di cen poco de s us r elaciones c on
las mujeres, pero parece ser que tuvo un matrimonio muy tradicional al casarse
con una h ermana d e un am igo y c olega ( incluso m entor) F rancisco B ayeu, y
mantener es ta r elación, d e l a c ual n ació s u hi jo F rancisco J avier, has ta l a
muerte de el la, e n 18 12. A unque l os r umores de l a époc a ( que l legan has ta
nuestros días pu es n o hay pr uebas fehacientes) hablan d e l a apasionada
relación que unió al pintor con la Duquesa de A lba, tras fallecer el esposo de
ella al año del encargo de sus retratos de cuerpo entero, en 1795. Pero de lo
que no nos c abe d uda es de q ue, s eguramente, l a j uventud d e l a D uquesa,
más l a i mportancia de s u e ncargo, l lenaron al ar tista de felicidad y l e
“enamoraron” muy posiblemente.
GOYA pasó los últimos años de su vida con Leocadia Zorrilla (separada
de su marido, Isidoro Weiss, y con tres hijos de este anterior matrimonio), ama
de llaves en l a Quinta del Sordo y supuesta amante del pintor desde antes de
la m uerte d e s u esposa J osefina B ayeu. Leoc adia l e d io, t ambién
supuestamente u na hija, R osario, y c on el las c ompartió s u autoexilio en
Burdeos, donde hijo y nieto legítimos lo visitaban de vez en cuando.
85
BUCHHOLZ, E.L. Francisco de Goya. Vida y obra. Alemania: Könemann. Bonn, 1999, pp. 62-63.
172
vida pr ivada y c omo artista c onsiderablemente, i ncluso alcanzando grandes
honores en la corte hasta que cae en desgracia y se encierra en sí mismo y en
su obr a t ras l os des astres de l a g uerra y l a s ituación pol ítica y s ocial de
España.
173
7.4. GOYA, retratos y autorretratos.
Así pues los retratos de GOYA corresponden al auge del género a fines
del s iglo X VIII y pr incipios del s iglo X IX, momento q ue r efleja l a creciente
importancia de la burguesía en la sociedad española. El artista sigue haciendo
otro t ipo de obr as, p ero l os r etratos t ienen un l ugar m uy i mportante e n s u
carrera a partir de los ochenta del siglo XVIII, en parte impulsado por la moda
traída por la adinerada colonia inglesa asentada en el sur de España.
86
GLENDENNING, N. “El retrato en la obra de GOYA”. En: LAFUENTE FERRARI, E. GOYA, nuevas
visiones. Homenaje a Enrique Lafuente. [Madrid.]: Amigos del Museo del Prado D.L., 1987, p. 183.
174
Los retratos de GOYA, siguiendo la distinción anterior se dividen en:
C. Los autorretratos
RETRATO DE D. JUAN ANTONIO MELÉNDEZ VALDÉS, 1797. GOYA. Colección banco Español de Crédito,
Madrid.
175
RETRATO DE FRANCISCO BAYEU, 1795. GOYA. Museo del Prado. Madrid.
RETRATO DE GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS, 1798. GOYA. Museo del Prado. Madrid.
176
GOYA i ntroduce paisajes en muchos d e s us r etratos ( de g rupo o no) ,
algo que también empleaba Velázquez en sus retratos y según N. Gledinning,
en el caso de GOYA: “El paisaje en uno y otro caso es el de la sierra madrileña
con s u forma de v alorarlo por l as al turas y depr esiones q ue establecen
horizontales alternativas, unas veces labrantíos y serrijones, otras boscajes de
encinas o fresnedas y al f inal azules m ontañas”. P odemos l lamar a esto e l
“paisaje clásico madrileño”.
RETRATO DE LA DUQUESA DE ALBA, 1795. GOYA. Colección particular de los Duques de Alba. Palacio de
Liria. Madrid.
177
B. En Los retratos de grupo podemos distinguir el retrato figurante: e l
artista i ntroduce s u i magen c on mayor o m enor di simulo, en una es cena o
circunstancia de la que no es personaje primordial, por ejemplo, “La familia de
Carlos V” o “La familia del infante Don Luís de alguna manera es su “tarjeta de
visita”. P ero es m uy i nteresante observar, c omo hacen R ose M arie & R ainer
Hagen al hablar de la inclusión de la presencia del propio GOYA en algunos de
sus r etratos a per sonalidades i mportantes del á mbito público conocido, c ómo
se representa al principio de su relación con estos grandes de la política y de la
corte, y así cómo lo hace cuando su posición está ya afianzada tanto artística
como s ocialmente. E sta apr eciación s e p uede c omprender al comparar e l
retrato q ue r ealiza al C onde d e F loridablanca ( de 17 83), donde apar ece d e
perfil y en pos ición de admiración hacia el Conde, en un muy segundo plano,
enseñándole una obra que el Conde ni siquiera mira, y además permaneciendo
en l a s ombra, c omo en el r etrato de “ La F amilia d el I nfante D on Luís” ( de l a
misma fecha que el anterior aunque aquí hay un peq ueño acercamiento a l os
retratados), y el retrato de C arlos I V” ( 1800 – 1802), do nde, aun que t ambién
permanezca en l a s ombra y en el s egundo pl ano l iteralmente h ablando, y a
aparece de frente y a la misma altura que la familia real, recordando además a
la posición en el cuadro de l as Meninas que adoptara Velázquez en esta gran
obra y “copiando” la idea de que posaran todos frente a un gran espejo (y se
note esto en el cuadro). Esta nueva disposición, de GOYA como autorretratado
dentro del retrato conjunto, hace suponer que el pintor ya ha sido aceptado y se
siente capaz de r epresentarse casi como uno más de la familia real (a la que
por otro lado ha ido conociendo estrechamente a lo largo de muchos encargos)
y s e aut o r epresenta con l a di gnidad q ue siempre ha an helado, y a l a que
aludía con frecuencia en alguna que otra carta a sus amigos.
178
RETRATO DE LA FAMILIA DEL INFANTE D. LUIS DE BORBÓN, 1783. GOYA. Fundación Magnani Rocca,
Parma.
Que nos otros s epamos, hay unos t reinta aut orretratos ent re dibujos
preparatorios, grabados y óleos, y de estos últimos, no siempre su autorretrato
fue el úni co m otivo d el c uadro, s ino q ue aparece, c omo hemos v isto en el
“Retratos de l a familia d el I nfante D . L uis de Borbón”, de f orma anecdótica,
coyuntural o secundaria.
87
BIHALJI-MERIN, N O. GOYA entonces y ahora. Madrid: Encuentro, 1983, p. 54.
179
AUTORRETRATO, 1771-75. GOYA. (Autorretrato a la derecha, joven). El conde de Floridablanca, 1783-
Iglesia de San Francisco el 1783. GOYA.
Grande, Madrid). SAN
BERNARDINO DE SIENA
PREDICANDO ANTE ALFONSO V
DE ARAGÓN, 1781-1784. GOYA.
180
AUTORRETRATO CON TRICORNIO, Dibujo preparatorio para El sueño de la ESTUDIO PARA AUTORRETRATO,
h. 1790-95. Dibujo. GOYA. razón produce monstruos (detalle) ,1797. 1795. GOYA.
(Autorretrato al fondo). GOYA.
AUTORRETRATO, 1797-99. Dibujo AUTORRETRATO h. 1797-1800. GOYA. AUTORRETRATO, 1815. GOYA. Museo
preparatorio para Los Caprichos. del Prado.
Lápiz sobre papel. GOYA.
181
7.5. ANÁLISIS DE LA OBRA PLÁSTICA DE GOYA.
88
MORALES MARÍN, J.L. GOYA. Los genios de la Pintura Española, Madrid: SARPE S.A. 1990, p.2.
182
Los éx itos de es tos c artones hi cieron q ue poc o a p oco s e fuese g anando e l
aprecio profesional de los Reyes.
De 1783 hasta 1792 el pintor vivió una de sus mejores etapas, ya que se
convierte en el pi ntor de m oda en l a c orte y r ealiza r etratos y enc argos par a,
entre otras, la Duquesa de Osuna y la Duquesa de Alba. Retrató a las mejores
familias del momento con una gracia exquisita y una profunda verdad. No eran
muy de s u gusto los retratos de aparato, en los que lo accesorio acaparaba la
atención. E l captar la psicología del personaje era lo que m ás le preocupaba,
aunque en l as t elas l ogra des lumbradoras c alidades. E n 1 788, t ras l a m uerte
de C arlos III, es nombrado P intor de C ámara p or s u s ucesor C arlos I V. E s
entonces cuando se inicia en una magnífica serie de retratos de la familia real.
183
observar una i nclinación h acía l o m acabro y una m uestra de e llo s on s us
pinturas de la Quinta del Sordo, en la que vivió. Son pinturas dominadas por los
tonos grisáceos, y una pincelada larga y gruesa y cargada de materia.
184
8. CONCLUSIONES DEL BLOQUE 2.
185
8.1. Relaciones entre DURERO, REMBRANDT y GOYA.
En qué se asemejan:
- También, y c omo parte del pr oceso l ógico del t rabajo g rabado, r ealizaron
gran c antidad de estudios en dibujos, pl ataforma d e l a pl anchas par a l a
186
estampación, p ero q ue c onstituyen por s í m ismas obr as de arte po r
antonomasia. E n el dibujo, e n l os b ocetos o es bozos s e pu eden hallar l as
bases de, no s ólo la creatividad en un o de s us estados más puros, sino la
magia de l os t razos, l os t itubeos o l as dec isiones, “ la m ano” del pi ntor
propiamente di cho. Y obs ervamos q ue los t res son g eniales en es tos
dibujos preparatorios.
187
DURERO, s in em bargo, hay l atente en s u v ida y obr a una t endencia a l a
homosexualidad q uizás; per o s ea c ual s ea l a c ausa, ap enas s e l e c onoce
relación c on ot ras mujeres q ue no fuera s u es posa, c on l a q ue convivió
poco ( y por que é sta m urió pr onto), o al guna r etratada. L a m ujer es tá
presente e n s u obra a t ravés de r etratos nu merosos, c omo Virgen, y ,
principalmente, en temas mitológicos, p ero s obre t odo en el ámbito d el
estudio de anatomía, moda y otros detalles, en dibujos y grabados, más que
en pintura.
188
ropajes de s us c uadros, c onsiguiendo efectos desconcertantes a s us
contemporáneos y aun hoy día (basta recordar La novia judía o La familia
de Carlos IV para visualizar el preciosismo de los detalles que engalanan a
los personajes de ambos cuadros y que en sus tiempos hicieron las delicias
de su público, reconciliándole en cuestiones menos aceptadas por estos).
189
- Los t res s e r elacionaron c on l a al ta burguesía y la nobl eza, en tre q uienes
realizaron i nfinidad de r etratos; tanto, q ue podríamos c onsiderarlos c omo
“reporteros g ráficos” de s u tiempo, al m ostrarlos c on l as m odas del
momento y sus gustos, y por tanto servirnos hoy día, de documento para la
historia.
- Sufrieron, por igual, los altibajos de las épocas históricas que les tocó vivir,
en el t erreno pol ítico ( con g uerras, c omo el caso de G OYA) y religioso ( la
Reforma en el caso de DURERO). Aunque esto no se observe directamente
en sus retratos, sí que es algo que influyó en sus personalidades artísticas
en general.
190
pinturas n egras; aunque es em blemático s u t rabajo ps icológico e n el g ran
cuadro de la Familia Real, “La familia de Carlos IV”, de 1800, en el Prado
hoy. Sus óleos se movían entre lo galante y el dramatismo, con la fuerza de
las miradas que retrataba.
- Los tres artistas nos muestran en sus obras una reflexión sobre el paso del
tiempo. Especialmente lo podemos observar en sus autorretratos.
Ellos nos han mostrado claramente estos temas escatimados por tantos
otros artistas y retratistas:
191
“Tal vez sea la verdadera obra de ar te un enc uentro milagroso del al ma y
las c osas, e n l a q ue el éx tasis, l a e moción, el pl acer o l a v erdad q ue
estremece la existencia se revelan, aunque sólo sea en el instante fugaz y
misterioso de una totalidad musical, un ac ento colorística o l a figura de u n
gesto c omo al go m ás perfecto q ue nos otros m ismos. Y ac aso pue da
esbozarse un a d efinición de l a o bra d e arte, más acá d e l os v alores
compositivos, comunicativos, lingüísticos que de todos modos la determinan
en s u r ealidad obj etiva, en s u v alor de mercado, y en s u s ignificado
funcional. Al fin al cabo, ella es también, o en primer lugar, este acto simple
y complejo de afirmación de artista en una rara capacidad más bien propia
de eq uilibristas, s altimbanquis, ent retenedores y pa yasos: di bujar en el
instante de u na n ada aq uel g esto c ausal, capaz de r esumir el mundo y
justificar por ello nuestra existencia en su real precariedad. E se es el lado
trascendente, intemporal, eterno, de la obra de arte. Su otro lado, empero,
es f inito y temporal, lo ef ímero y contingente. P or eso una obra puede ser
también d ocumento, crónica de s u p equeña hi storia y de l a hi storia
pequeña, de las angustias y esperanzas de su tiempo”89.
89
SUBIRATS, EDUARDO. Pequeño manifiesto estético-sociológico. Lápiz. Revista Internacional de
Arte, 1990, vol. Dic, nº. 73, p. 61.
192
- Los t res marcaron un estilo pr opio en c ada una d e s us é pocas y s irvieron
cada uno, de eslabón para el siguiente.
En qué se diferencian:
193
forma de iluminación que emanan del interior de sus personajes (el foco de
luz no es naturalista como en sus contemporáneos). DURERO, pese a que
no ut iliza el c laroscuro ex actamente, po r s er ant erior a es ta t écnica
pictórica, en su Autorretrato con pelliza, se vuelve más oscuro en su paleta
para m ostrarse c ercano a C risto en es te retrato l leno d e r eligiosidad y
misterio.
194
LA CENA DE EMAÚS (detalle), 1629. REMBRANDT. LA CENA DE EMAÚS (detalle), 1648. REMBRANDT.
195
Fernando V II) y c ontra l a pol ítica ec lesiástica del m omento y l a abs urda
religiosidad y superchería e incultura del pueblo llano, así como de la doble
moral de la sociedad en general, y, por supuesto, contra la barbaridad de la
guerra en s í m isma. Fue más c rítico c on el dev enir de s u t iempo y l a
situación social, política y cultural de su país. Siendo también más activo en
cuestiones d ocentes ( recordemos q ue l legó a s er el di rector de l a R eal
Academia de l as A rtes de S an F ernando) y de l a c orte antes de s u
progresivo retiro espiritual y artístico. DURERO, por su parte, sabemos que
se implicó mucho en la Reforma protestante con Lutero.
196
en l os de más, p or el lo hac emos hi ncapié en él . Pocos ar tistas s e ha n
autorretratado t antas veces c omo R EMBRANDT. Podemos m encionar d el,
siglo X X, Cé zanne, Van G ogh o Schiele. T ambién s e h an r etratado un as
cincuenta o sesenta veces.
90
CALVO SERRALLER, F. El espejo y la máscara. El retrato en el siglo de Picasso. Madrid: Museo
Thyssen Bornemisza. Fundación caja de Madrid, 2007, p. 7.
197
actuales. N o l o ha po dido hac er des de el punt o d e v isto ps icológico o s ocial,
pero tampoco des de el más efímero pu nto de v ista es tético, pues l o es tético
también pu ede es tar m arcado por l a i nestabilidad del c ambio, y por el pr opio
cambio, en ocasiones. Así pues, según expresa Simmel, no es que ya no exista
un canon de belleza, sino que todos los modelos sucesivos llevan una especie
de marca de caducidad.
198
AUTORRETRATO, 1628-29. REMBRANDT. AUTORRETRATO, 1629. REMBRANDT.
199
AUTORRETRATO, 1655. REMBRANDT. AUTORRETRATO, 1658. REMBRANDT.
200
AUTORRETRATO SONRIENDO (“AUTORRETRATO AUTORRETRATO, 1669. REMBRANDT.
COMO ZEUXIS”), 1667-68. REMBRANDT.
201
sea el r eflejo del c urso t emporal del ar tista, el r egistro d e l as edades de l
hombre, la presencia cotidiana de la fugacidad y de la muerte.
91
WOLLHEIM, RICHARD. La pintura como arte. Madrid: Visor, 1997. Título original, p. 111.
92
HEIDEGGER, M. El ser y el tiempo. México: Fondo de Cultura Económica, 1944, pp. 396-397.
202
BLOQUE 3. EL RETRATO Y AUTORRETRATO
CONTEMPORÁNEO. S. XX-XXI.
LA RETRATÍSTICA EN PICASSO, BACON Y WARHOL,
Y EN FREUD, RICHTER Y CLOSE.
203
9. GENERALIDADES DEL RETRATO Y AUTORRETRATO
CONTEMPORÁNEO
204
“Hubo un t iempo en q ue el r ostro s e c onsideraba el l ugar m ismo de la
humanidad. L o q ue f undamentalmente d efinía l a hum anidad e n el s er
humano, en l a especie humana, no er a el cuerpo, ni la cabeza siquiera,
ni por supuesto los diversos apéndices: manos, piernas, brazos, sino el
rostro”. 93
• El arte del siglo XX iniciado por las Vanguardias artísticas (y según quien
maneje este c riterio, ab arcaría has ta h oy dí a, o has ta l a c orriente
denominada postmoderna, aunque entre en juego otro término ambiguo
y que también hay que definir bien, “arte moderno” 95).
93
RUIZ DE SAMANIEGO, A. La pérdida de nuestros rostros: Retratos. En: Cuadernos del IVAM.
Valencia, nº 04. 2005, p. 40.
94
MILICUA, JOSÉ; SUÁREZ, ALICIA; VIDAL, MERCÉ . “El arte como escenario del arte” en
Historia universal del arte V-IX. Madrid: Editorial Planeta. 1994.
95
Para mayor confusión, el concepto de Arte moderno no se aplica al Arte de la Edad Moderna (siglos
XV al XVIII), sino a nuestro arte contemporáneo, porque se aplica no con un criterio cronológico
(periodización), sino estético, definido por su ruptura con el academicismo y por su adecuación a
205
• El ar te d el m undo en el momento q ue s e de finió c omo t érmino
historiográfico: o s ea, el pos terior a l a S egunda Guerra M undial -1945-
(la m ayor par te de l os m useos d e ar te s uelen den ominar Arte
Contemporáneo a las colecciones de ese período).
• El ar te ac tual, c omprendido desde el s urgido t ras l a c aída del muro d e
Berlín (1989) hasta nuestros días.
renovadas y provocativas teorías del arte (arte deshumanizado, arte puro, muerte del arte, crisis del objeto
artístico, arte independiente, etc.
96
Otro término, posestructuralismo, difícil de definir con exactitud. Los posestructuralistas tienen en
común que ponen en tela de juicio (y analizan críticamente por tanto) la corriente Estructuralista
desarrollada principalmente por el lingüista Ferdinand de Saussure. Jacques Derrida o Gilles Deleuze
están entre el grupo que comenzó siendo estructuralista en sus análisis (puesto que desde el mundo de la
lingüística esta forma de pensamiento y estudio se difundió a otras ramas de la ciencia, incluso las artes).
En el seno de estas corrientes de pensamiento y análisis posestructuralista nació, por ejemplo, el término
"postmoderno", para hablar de cultura y arte como un calificativo, y hecho, dentro del arte
contemporáneo (desde la segunda mitad del siglo XX).
206
según el momento histórico y cuyo fin o pr incipal característica es la belleza o
su búsqueda (utilizado belleza como término heredero del ideal platónico).
97
Como un arte donde la producción significa la reflexión sobre sus propios datos (o referentes), por así
decirlo.
98
WOLFE, T. La palabra pintada. Barcelona: Anagrama, 1999. (texto de la contraportada del libro).
207
Como en un prisma de m il c aras el ar te d e pr incipios d el s iglo X X s e
convierte en intérprete de la compleja realidad espiritual, económica, cultural y
político-social de la época.
99
SOLANS, P. “El espectáculo de las imágenes”, en: Revista Lápiz, 2003, p. 68.
208
9.2.2. Contexto histórico artístico, de PICASSO a CLOSE.
Cuadro cronológico
S.XX años 10 años20 años30 años50 años 60 años70 años80 años90 S.XXI
209
No obstante, aunque sería demasiado extenso exponer todos los estilos
por los que pasan estos seis artistas, hay algo de m áxima importancia que los
une, y es to es: l o figurativo. Incluso au nque al gunos, c omo P ICASSO,
RICHTER o WARHOL hay an l legado a det erminados m omentos de
abstracción; sobre todo RICHTER.
210
académico y 3) el mercantil. Lo s dos pr imeros i nteresan en nuestra é poca
también y han existido de alguna manera a lo largo de este siglo.
211
comprometía a adq uirir l a obr a p or adel antado a c ambio d e unas
cantidades m ás o menos r egulares, c on afán d e ex clusividad par a
controlar los precios del mercado.
Es un h echo que desde los años 70 del siglo XX, el panorama del arte
cambia como las modas, a velocidades rápidas, debido a la sociedad de uso y
consumo en el que nos hemos instalado globalmente.
212
figurativos 100. Con los grandes ismos llegan las grandes transformaciones
hacia un arte al que accederá una mayor parte de la sociedad (aunque no tanto
como tras el Pop, o h asta el momento de la fotografía actual por ejemplo, con
la revolución de lo digital), y junto con el paisaje o el bodegón, el retrato es uno
de los “productos” artísticos más consumidos por el mercado de la pintura.
Los seis artistas se mueven entre los dos continentes del arte occidental
Europa y Norteamérica.
100
Recordemos que PICASSO pasa por, y trabaja, casi todas las tendencias vanguardistas que le tocó
vivir, por su forma de trabajar, su concepción del arte, carácter inquieto e indagador, y por su longeva
vida profesional y vital. De manera que tenemos en él a una especie de compendio del arte
contemporáneo de su tiempo.
213
Hay muchos otros artistas que contribuyen, sin duda, al cambio de visión
y actitud ante el retrato, pero es PICASSO quien hará un resumen de todas las
tendencias y q uien pr epara al ar tista n uevo des de l os añ os 50. En c oncreto,
BACON o F REUD s erán ad miradores de s u obr a, y WARHOL t ambién.
Además, PICASSO no sólo aporta al retrato estéticas y libertad en las formas,
también l o h ace en s u actitud c omo pintor y c omo espectador del r etratado,
desde sus propios autorretratos. Él juega, se divierte y se recrea en el retrato
en sí mismo, no sólo como objeto, sino como expresión pura de su ser y de su
estar en el mundo.
214
Bocetos para LAS SEÑORITAS DE AVIGNON, 1907. Bocetos para LAS SEÑORITAS DE AVIGNON, 1907. PICASSO.
PICASSO.
Boceto para LAS SEÑORITAS DE AVIGNON, 1907. LAS SEÑORITAS DE AVIGNON, 1907. PICASSO. MOMA.
PICASSO.
215
manera m ás romántica y s ensual q ue pr ocaz, pues s e m uestran c omo
prostitutas, pese al nombre que suaviza el tema, al ser denominadas señoritas,
en castellano 101.
216
con l o q ue no t enemos obr a c onocida, pi ctórica, has ta m itad d e l os añ os 40
(pues en el 1944 destruye su anterior obra).
Todos ellos “aguantan” hasta que a fines de los años 70 comienza, con
el fotorrealismo, entre otros movimientos neorrealistas pictóricos, la vuelta a l a
figuración, has ta el N uevo R ealismo de l os años 8 0 y l os años 90. A demás
todos (menos WARHOL, por su muerte en 1987) ven el auge, declive y vuelta
al apogeo, del retrato.
217
la figura trascendental de un WARHOL, el arte contemporáneo pasará a ser un
producto de uso, disfrute y consumo más (con precios astronómicos, en el caso
de las obras de WARHOL y otros artistas).
Así pues, tendremos, por un lado, a los artistas ensalzados del momento
(y s egún es téticas, c orrientes y m ovimientos), a l a c rítica y al m ercado, y p or
otro lado, al gran público, enfrentados ambos grupos; y todo pese a que, como
acabamos de decir, el acceso al mundo del arte es mayor, y que se ha llegado
a la democratización del arte.
Así, a partir de los años 50 y tras trasladarse el núcleo del arte a Nueva
York, donde están l os g randes c apitales y fortunas t ras haber s umido en l a
miseria a E uropa l a I I G ran G uerra, t enemos y a t rabajando a c uatro d e l os
cinco artistas aquí tratados (CHUCK CLOSE no nace hasta 1940).
218
Guerra Fría, algo que afectará mucho al pensamiento y obra de RICHTER, por
ejemplo.
219
familia emigrante, la enfermedad y muerte del padre acarreó serios problemas
económicos en s u pub ertad. Aunque P ICASSO pasó p enurias h asta
establecerse, su caso se debió a l a diferente posición social y económica que
adquirió al t rasladarse a P arís. B ACON pr ovenía de u na familia de s aneada
hacienda y costeó sus inicios tras su trabajo como diseñador, y FREUD, pese a
emigrar también a Inglaterra desde Alemania (en parte tras la I Guerra Mundial
y el naz ismo, y s er d e f amilia j udía) es ni eto del m ás a famado ps icoanalista
pionero, S igmund F reud. C uriosamente, al i gual q ue B ACON, no at errizó
directamente e n l a pi ntura, s ino q ue an tes t uvo ot ros o ficios, e n s u c aso d e
marino (entre otros) y fue casi autodidacta. Pero ambos se codearon con la alta
sociedad en casi todo momento de sus carreras.
220
no fue así, y basta echar un vistazo a l a lista de nombres de artistas que han
trabajado este género en el siglo XX” 102.
Respecto a tal evolución, podemos decir que los rasgos principales son
los siguientes:
102
CALVO SERRALLER, FRANCISCO. El espejo y la máscara. El retrato en el siglo de Picasso.
Madrid: Fundación Caja Madrid y Museo Thyssen-Bornemisza. 2007, p. 4.
103
Como se explica en el punto 10.2 más extensamente.
221
del retrato, el parecerse al modelo.
104
Respecto a este último punto, nos referimos a retrato tradicional o “clásico” en cuanto al concepto de
retrato anterior a las Vanguardias de finales de siglo XIX en adelante (o al retrato “convencional”, pero
no en sentido peyorativo; sino el que más habitualmente se pide al artista, o sea, en cuanto a sus reglas,
patrones o convenciones formales se refiere).
222
fines, aun a riesgo de vivir en l a pobreza, y de rechazar los compromisos que
105
suponía trabajar por dinero”.
223
incuestionable, nunc a se han hecho más retratos y p or t an distintas
razones y m edios. E n c ierta m anera, s e puede a firmar q ue el r etrato
como género reconvirtió en el principal agente democratizador del arte,
lo c ual no s ólo d ebe i nterpretarse c omo q ue “ hacerse un r etrato” s e
convirtiese en al go, simbólica y materialmente, el alcance de cualquiera
– piénsese en la f otografía-, s ino q ue s u t rivialización t ransformó s u
identidad, esto es: la cantidad afectó a la calidad. En cualquier caso, la
extrema divulgación de la retratística no pu ede ser valorada, ni siquiera
desde un pu nto de v ista es trictamente s ociológico, c omo un a
simplificación estética. A ntes, por el contrario, ha aguzado y sofisticado
el retrato artístico, sea cual sea su medio de materialización. De manera
que, s ea por l a i nfluencia de s u us o s ocial m asivo, s ea p or otros
condicionales más estrictamente estéticos”. 106
Por l o dem ás, y l legados a es te pun to, c onviene hac er un i nciso par a
subrayar al go que ha bitualmente s e s uele s oterrar: t odos l os c ambios q ue,
desde c ualquier per spectiva, s e han pr oducido en el r etrato d urante nu estra
época, no nec esariamente han invalidado l as pr ácticas t radicionales. A sí, por
ejemplo, subsiste hoy en dí a – y no s ólo de forma inercial – el retrato pictórico
convencional, que ha evolucionado acometido mediante otras nuevas técnicas,
materiales o soportes.
106
CALVO SERRALLER, F. El espejo y la máscara. El retrato en el siglo de PICASSO. Madrid:
Fundación Caja de Madrid y Museo Thyssen-Bornemisza. 2007, p. 6.
224
representación de s u imagen, a s us r asgos m orfológicos ex teriores, ni estos
caben en una interpretación que no sea dinámica.
107
AMORÓS BLASCO, L. Abismos de la mirada. La experiencia límite en el autorretrato último.
Murcia: CENDEAC, 2005, p. 96.
225
Patrimonio, q ue ev oluciona hacia un bi en c omún ( “bien” m aterialmente
hablando) y q ue s e v a m aterializando e n l a c reación d e l os primeros m useos
(como el Louvre), donde se comienzan a l levar colecciones de arte, antaño en
manos ociosas, c omo un peq ueño at esoramiento s umamente privado, v iniera
de donde viniera el material (desde objetos de expolios de la antigüedad hasta
obras del momento).
226
señor de l a i magen de un r etratado. D e t ener q ue s er s umamente det allista,
cuidadoso, políticamente correcto, decoroso, etc. A poder citar las condiciones
y los resultados de la imagen “prestada” por el modelo (o modelos).
227
Como herencia del sentimiento sobre poseer un r etrato, del siglo XIX a
principios d el X X, aun existen l os r etratistas c allejeros, e n l as c iudades
importantes ( como P arís, V enecia, M adrid…) q ue r ealizan i n s itu un r etrato
(que da i gual q ue no s ea m uy bue no mientras el r etratado v ea s ignos de
parecido c onvencionales) par a el t urista, o l os r etratos, basándose en
fotografías, d e carnet, i ncluso, q ue se s uelen e ncargar en t iendas de m arcos,
por ejemplo. Sin entrar a valorar la calidad, normalmente, de es tos retratos, el
hecho es que sigue existiendo la demanda y el consumo de este tipo de retrato
y ello es algo significativo para nuestro estudio.
El modelo deja que se le trate como marioneta al antojo del artista y deja
que su esencia sea representada como el autor crea conveniente.
228
espera del artista un alarde de originalidad especial, y que saque más de lo que
pudiera haber en el, o los, retratados.
108
FRANCASTEL, GALIENNE Y PIERRE: El retrato. Madrid, Cátedra, 1978, p. 230.
229
antropomórfico y nos c entráramos en el c ontenido, valorando e l “trasfondo”
sobre la f orma, de m anera que estamos p lenamente de ac uerdo con Rosa
Martínez-Artero, de n uevo, cuando afirma que los pintores han sabido siempre
que el r etrato es u n a rtificio, de forma q ue “ si r ecordamos esto n os r esultará
más f ácil t ratar el asunto en s u c omplejidad y de p aso anticipar a quí ya al go
que v eremos pr ogresivamente, q ue en el d evenir del g énero s e ha da do u n
nuevo nombre al sujeto: "yo", y en c onsecuencia también otro aspecto. (...) El
cuerpo es ahora la metáfora de uso s imbólico que se amplía a l a par que las
señas de i dentidad, s iendo un t erreno más i ndefinido y por tanto c apaz de
mostrar al individuo de forma más compleja en la representación plástica" 109
109
MARTÍNEZ-ARTERO, R.: El retrato. Del sujeto en el retrato. Ed. Montesinos. 2004. pp. 18-19.
230
DAVID HOCKNEY, 2005. FREUD. Óleo sobre lienzo. LESLIE, 1972-1973. CHUCK CLOSE. Acuarela sobre
Colección privada del autor. papel y lienzo. Colección particular. Nueva York.
110
Pintor que también ha retratado a varios miembros de la Familia Real y otras personalidades.
231
En l os a nteriores r etratos de CLOSE y F REUD, por ej emplo,
observamos es a falta de c onexión formal (el pr imero un óleo d e pi ncelada
descompuesta y p ostimpresionista, pero c álida, y el s egundo c on un es tilo
fotográfico más frío o di stanciado), pero a l a vez encontramos esa semejanza
intrínseca, del r etrato c ontemporáneo, di recto y des mitificador, ent re ot ras
cuestiones en las que iremos entrando poco a poco y que detallaremos más en
las conclusiones al final de esta tesis.
232
márgenes c reativos ( las Vanguardias l o h acen, pero a hora s e as ume po r
completo como nueva característica común en el arte) a la hora de abordar un
retrato por parte del artista. Se amplía su libertad y con ello el hecho artístico
en el c ampo d el retrato. Y q uizás g racias a ello el r etrato n o muere c omo
género, sino que se mantiene en alza.
233
nombre del r etratado s ustituye al par ecido r eal; s e c apta l a I dea del s er
concreto.
AUTORRETRATO, 1968. MARC CHAGALL. Óleo sobre lienzo. Galería Uffizi, Florencia.
234
Pero, esto sí debemos subrayarlo, no desaparece el retrato, sino que se
transforma, d ando u na nuev a ap ariencia a l a per sona r etratada, c omo es el
caso de Gertrude Stein, de PICASSO, donde se dé un tratamiento de máscara
al rostro concreto.
235
nombre al autor y por el cual sus personajes cobran existencia aun a pesar de
la pérdida de rasgos particulares.
A. Retrato comercial.
111
RUIZ DE SAMANIEGO, A. “La pérdida de nuestros rostros: Retrato”. Cuadernos del IVAM, nº 04,
Valencia. 2005, pp. 40-51.
236
1. Retrato de encargo personal y autorretratos; de us o d oméstico,
particular, donde el retratado o retratados son de la familia o allegados, incluido
el propio autorretrato, normalmente.
B. Retrato público.
237
realizados en s u mayoría m ediante la fotografía (dado que se realizan copias
para nu merosas i nstituciones y ent idades c omo c olegios, al caldías, et c.),
teniendo en pi ntura un v alor a ñadido, por l o i nusual de no s er r ealizado
fotográficamente, dada su finalidad divulgativa.
112
Enmarcamos este tipo de retrato dentro del grupo del retrato público, porque realmente, hoy día, no es
un tipo muy representativo, aunque si lo fuera en siglos anteriores. Además, creemos que es más cercano
a un tipo de retrato corporativo e institucional, más que religioso en sí mismo, porque ya no contienen el
misticismo que apelaba directamente a la fe del creyente, como antaño hacían los retratos de Zurbarán o
Ribera, por ejemplo. Ni por supuesto, están sujetos a los complejos programas iconográficos de antaño,
repletos de símbolos, atributos y signos que hoy día no se valorarían o comprenderían del todo.
238
(gubernativa), c omo l os r etratos de t odos l os A ustria a c aballo, par a
conmemorar u n t riunfo pol ítico o militar, o par a agasajo pr opio i ncluso ( y
muchas v eces, pr incipalmente), y q ue s e ubi caban es tratégicamente en
salones r eales do nde s e recibía a ot ras per sonalidades, funcionarios de l
régimen monárquico y demás gentes de la corte.
Hoy día, los retratos realizados al presidente del gobierno, por ejemplo,
se enc argan p ara espacios par lamentarios y g ubernamentales, nu nca
adornarán estancias personales, e n pr incipio, y t ampoco, s alvo que el pi ntor
pase a la historia del arte futuro, estarán en un museo.
239
impresas en rotativos. Algo nunca pensado por los pintores del siglo XIX y los
anteriores ( por l a i nexistencia c ámaras de f otografía, a unque y a ex istía l a
“camera o bscura”, ut ilizada por Leo nardo o V ermeer s egún numerosos
estudios 113).
HENDRICKJE STOFFELS modelo DORA Y EL MINOTAURO, 1936. PICASSO. SENTADO, 1983. BACON.
para escena bíblica de Sara
esperando a Tobías (detalle),
1954. REMBRANDT.
113
Estudios como los que aparecen en el libro del pintor David Hockney, por ejemplo, El conocimiento
secreto, Madrid: Destino, 2001. O en el libro, numerosas veces editado ya, Historia de la fotografía, de
Marie- Loup Sougez. Madrid: Cátedra, 1999, pp. 15-21, donde la historiadora habla de los visores y
marcos con que se ayudaban los pintores desde el siglo XV para la perspectiva (como Piero Della
Francesca, Durero o Alberti) hasta la “cámara lúcida” en el siglo XIX, y la “cámara oscura”, utilizada ya
desde Aristóteles, y más adelante, por ejemplo, por Leonardo Da Vinci, y hasta principios del siglo XIX.
240
personaje principal (y presenta un m ayor decoro a nuestros ojos actualmente),
y el de BACON es el más descarnado, solo, frente al deseo de la carne, como
parece decirnos.
114
PRENDEVILLE, B. Realismo en la pintura del siglo XX. Barcelona: Destino, 2001, p. 8.
241
El Realismo, al igual que otros movimientos ha existido implícito en toda
la hi storia del ar te, por ej emplo en l os bod egones de Sánchez Cotán,
Meléndez, o Claesz.
242
a la difusión de ideas, productos o actitudes, esto es, los lenguajes del cine, la
televisión, el cómic y la prensa escrita, donde lo fotográfico y lo gráfico, si nos
fijamos, tienen un referente directo.
115
WALTHER, I. F. y RUHRBERG, K. Pintura. Arte del siglo XX. Vol. I. Madrid: Taschen, 2005, p.
324.
243
Por otra parte, y dentro de es as nuevas formas de expresar la realidad
en la pintura, BACON y FREUD 116 pertenecen al mismo entorno artístico, a l a
Escuela de Londres, y esto será un nexo puesto de manifiesto reiteradamente
por su apego al Realismo.
116
Recordemos que en el apartado 10.5.2. hablaremos del Realismo en FREUD, p. 379 de la presente
tesis.
117
Esto no es de extrañar, puesto que él comentaba que la idea en la obra, para él, siempre estaba en el
aire, y mientras durara el proceso creador esta podía estar cambiando, no era inamovible. O sea, que no
trabajaba bajo la presión de una idea preconcebida única o inalterable.
118
WALTHER, I. F. y RUHRBERG, K. Op. cit., p. 341.
244
siempre al ser humano en g eneral, más que su concreción o p articularidad, lo
que los une.
245
10. IDENTIDADES METAFÓRICAS, TRANSFORMACIONES,
TRANSGRESIONES Y ANTIRRETRATOS
246
10.1. Introducción.
119
ALARCÓ, P. El espejo y la máscara. El retrato en el siglo de PICASSO. Madrid: Museo Thyssen
Bornemisza. Fundación Caja Madrid, 2007, p. 230.
247
tiempos, d onde t iene c abida “ todo es o q ue l lamamos l a domesticación d el
público”, y nos pr esenta u na v isión pes imista: e n v ez de ent ender el nu evo
lugar del retrato, de la representación del rostro, como algo ampliado en valor,
conceptualizado y con mayor libertad creativa, lo cree una especie de pér dida
cuando dice, como cita Samaniego en s u artículo de l os Cuadernos del IVAM,
en 2 005: “ Cualquiera q ue hay a s eguido l as av enturas de l a i magen habrá
asistido, en l os últimos di ez, v einte, t reinta años , a l a extraña “ retirada” d el
rostro hu mano(…).Las es trellas s e m architan, l a c irugía es tética ( o s ea, l a
publicidad) se ex tiende, el cuerpo f luctúa en un m ercado desregulado d e
prótesis y de signos”.
120
RUIZ DE SAMANIEGO, ALBERTO. “La pérdida de nuestros rostros: Retratos”, Cuadernos del
IVAM, nº 04, 2005, Valencia, p. 45.
248
Así pues , obs ervamos q ue l o q ue un os po demos entender como
ampliación o l iberación de l os c orsés e n l a r epresentación d e l a es encia
humana a través del rostro, en el retrato (hoy y en otro tiempo, cada época en
sus f ormas t ípicas), ot ros l o ent ienden, c omo R uiz de S amaniego, c omo algo
negativo, como ese “acoso al rostro”, por ejemplo. Y aunque no nos guste esta
visión un tanto apocalíptica, si es interesante reflexionar sobre su visión de tal
deformación del rostro y sus variantes.
1. Lo explosivo/ implosivo:
2. La disgregación
3. El retorcimiento
4. El desenfoque
249
5. La ampliación
La subjetivización
Pero antes, y para ampliar, tras nuestro propio estudio, esta relación de
los r ecursos q ue dot an de c arácter nov edoso al r etrato en n uestros dí as,
podríamos incluir la transformación del rostro original mediante la suplantación
de otros rostros, o con añadidos (de collage u otras técnicas) sobre ellos, que
impiden ver el r ostro t al c ual, o q ue o bstruye s us r asgos pr opios, per sonales,
que lo amalgaman como una parte más de la obra sin carácter propio, con la
finalidad de restarle importancia al propio rostro o con la finalidad contraria, de
250
que precisamente resalte de forma misteriosa, como en el caso de los rostros
de Carmen Calvo (en sus propios autorretratos) Susy Gómez (que emborrona y
tapa o t acha l os r ostros) o A rnulf R ainer; a rtistas q ue no trataremos aq uí en
profundidad, pero que son dignos de mencionar en este sub-apartado.
BUNDLE IN FAC, 1974. Arnulf Rainer. AUN SONRÍEN SUS LABIOS, 2002. SIN TÍTULO, 1964. Susy Gómez.
Collection SFMOMA. Impresión en gelatina Carmen Calvo. Técnica mixta sobre soporte
de plata, con tinta y ceras de color. fotográfico. (Ambas imágenes).
SIN TÍTULO. 1998. RICHTER. Colección privada. 121 SIN TÍTULO 144, 2003. Susy Gómez.
121
Imagen tomada de la web oficial de la Fundación Telefónica, de Gerhard Richter. Exposición de 2009,
Fundación Telefónica y PHotoespaña 2009. Madrid.
251
En es a l ínea, y r eferente a l a deformación del r etrato c onvencional en
aras de su evolución conceptual, y en c uanto a oc ultar el rostro de una u otra
forma, en mascarando l a r ealidad e n de finitiva, c omo en el di sfraz, t enemos
referentes anteriores en el tiempo, partiendo por ejemplo de Archimboldo, con
su retrato manierista, por ejemplo, al Rey Rodolfo II, de la Praga del S. XVI, y a
quien retrató con su peculiar estilo, para nosotros, hoy día, surrealista, a base
de verduras, raíces y frutas principalmente. Archimboldo es uno de los primeros
artistas q ue s uplantado el r ostro del r etratado es , en es te c aso p or l o q ue s e
definió como “caprichos” alegóricos, por las naturalezas muertas.
122
ECO, UMBERTO. “Manierismo y Barroco”. Historia de la fealdad. Barcelona: Lumen, 2007, p. 169.
252
Como v eremos e n e l punt o 10.3.1. (p.281), P ICASSO ta mbién s e
autorretrató en varias ocasiones disfrazado, al estilo de G OYA, como con sus
ropas.
253
Aunque m ás a delante, t rataremos de ello, t ambién encontramos en
WARHOL ese g usto por el disfraz, por t ravestirse en ot ro y m ostrando a ot ra
persona, no a sí mismo. Como en el caso en que se maquilla y peina como una
mujer, recordando a algunas de las famosas mujeres que él mismo retrató con
su polaroid y en los fotomatones, como el caso de la actriz Jane Fonda.
RODOLFO II, Pintado como AUTORRETRATO COMO ZEUXIS, SIN TÍTULO, 1989. Cindy
Vertumnus, dios romano de las 1669. REMBRANDT. Sherman.
verduras. c. 1590-91. Archimboldo.
Una cuestión interesante a señalar brevemente, pues esta tesis trata del
retrato actual, pero reconocible dentro del género, son las tendencias que han
derivado del r etrato “ convencional” ( en c uanto a t enido c omo tal), y s on l os,
muchas v eces, aut orretratos, q ue l os i nternautas ( por s ituar mejor a s us
usuarios y hasta “creadores”) colocan en los actuales; por ejemplo, perfiles en
las redes sociales, l os avatares, q ue r ealizan p ersonas q ue no son ar tistas
exactamente, pero que significan un intento de personalización y búsqueda de
identidad dentro de la gran Red de comunicación que significa Internet hoy día.
En este medio virtual surge un i nterés nuevo por la imagen propia, influido por
la Net Art y las artes digital (sus técnicas y el medio), pero que se observa, más
que en pr ocesos o técnicas artísticas 123, en l os r esultados. Imágenes d e
123
Como programas fotográficos, como “Photo-booth” que juega con la imagen como una instantánea
polaroid, o las imágenes captadas por las webcam. En este sentido exposiciones como “Other mirrors”, en
el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (Junio-Julio 2011) muestran las preguntas que el
254
personas q ue c rean ellas m ismas, estableciendo tendencia s in ser s iempre
conscientes de ello, y m arcando nuevos caminos para el Género del Retrato
del futuro.
actual retrato anónimo o no, público normalmente, coral o individual, con artistas de por medio o no, está
suscitando en estos momentos.
124
LIPOVETSKY, GILLES. La era del vacío. Ensayo sobre el individualismo contemporáneo.
Barcelona: Ed. Anagrama. 1992.
255
cultos s olares y t erapéuticos), etc. Indiscutiblemente, l a r epresentación s ocial
del cuerpo ha sufrido una mutación cuya profundidad puede comparase con el
desmoronamiento d emocrático d e l a r epresentación del prójimo; el
advenimiento de ese nu evo i maginario s ocial del c uerpo pr oduce el
narcisismo”125. E l c uerpo pi erde s u función m uda de r ecipiente para
identificarse con el “ser-sujeto”, con la persona. “El cuerpo ya no designa una
abyección o una m áquina, designa nuestra identidad profunda de la que ya no
cabe a vergonzarse y q ue p uede exhibirse des nudo e n l as pl ayas o en l os
espectáculos, en su verdad natural”126
125
LIPOVETSKY, GILLES. Op. cit. p. 60.
126
LIPOVETSKY, GILLES. Op. cit. p. 61.
256
(hijas del ps icologismo), par a c ontrolar mejor nues tros s entimientos y s aber
defendernos de lo de los demás, lo que en principio serviría para relacionarnos
mejor y comprender m ejor al o tro, l o utilizamos par a manipular al ot ro y
autocontrolarnos, c on lo q ue pes e a q ue hay m ás aper tura h acia fuera no e s
mejor o d e m ás c alidad, s ino q ue n os hac e m ás v ulnerables c uando al go no
sale bien, y reaccionamos más violentamente.
257
supuestas. O como en el caso del Apocalipsis, donde los cuerpos representan
un as pecto g lorioso, l a per fección del S er H umano, p ara m ayor m uestra del
esplendor de los que se salvarán.
RELIEVE CON LOS CONDENADOS, lado derecho del tímpano JUICIO FINAL, detalle de los Condenados en la parte
(a la izquierda de Dios), S. XII. Gislebertus. Portada de la baja de los Mártires. 1536-41. Miguel Ángel
Catedral de San Lázaro de Autum, Francia. Buonarotti. Capilla Sixtina. San Pedro del Vaticano.
Roma.
MARTIRIO DE SAN SEBASTIÁN, 1577-78. El Greco. Catedral MARTIRIO DE SANTA ÁGUEDA, detalle central,
de Palencia. 1755. Tiepolo.
258
Pero v olviendo al ac tual marco de nar cisismo ex tremo y e l c ulto al
cuerpo en s í, l as r eglas s ociales c onvencionales, aq uellas por l as q ue n os
regíamos, han cambiado, se ha tergiversado los códigos y las funciones, con lo
que s e as imila c uerpo a al ma como an taño 129. P ero, e n v ez de l iberarnos d e
corsés p ara s er mejores, e n b usca de l a a nhelada y s obrevalorada felicidad,
tan s ólo al canzamos una banalización de l a r ealidad, representado e n es e
sentimiento de vacío que expresan los cuerpos del presente.
259
lo i ntuimos m ucho más em pleado en el lo, como a WARHOL, por ejemplo, en
quien más se exterioriza esa íntima disputa entre lo banal y lo transcendental.
En P ICASSO y en B ACON, y en m uchas obras de R ICHTER y F REUD, por
ejemplo, s e o bserva l a l ucha i nterna, pero de otra c ondición, más bi en p or
cuestiones p ersonales e i ntimas. P ero e n WARHOL, j unto al m iedo a s er y
parecer, surge el miedo a sí mismo desde su sexualidad. BACON sufre por su
situación amorosa con s us a mantes en m asculino, per o as ume s u
homosexualidad, sin embargo WARHOL no, porque parece sufrir directamente
el estar contenido en el cuerpo de un hombre, y además ese cuerpo de hombre
precisamente, y l ucha c ontinuamente c ontra s u i magen ( de ahí s us
travestismos, y sus obras sobre la sombra o sus cambios de look).
260
el ens ayo de Li povetsky, ha al canzado al r etrato c ontemporáneo d e pl eno,
sumiéndolo en la total subjetivización.
TRANSGRESIONES
261
ANTIRRETRATOS
262
10.3. Relación de artistas: PICASSO (1881-1973) y BACON
(1909-1992). Cara a cara, la deformación como destino en sus
retratos.
Así pues , par ece que t écnicas, estilo e i deología, t ienen una
consecución l ógica p or l a f uerte r elación ent re s í des de l as Vanguardias
históricas. Y PI CASSO y BAC ON, ent re ot ros m uchos, da n m uestra de el lo.
Ambos desde planteamientos y recursos distintos, dotan de retórica, de historia
y de s ignificado a s us r etratos, no v iendo en el los solamente unas t écnicas
concretas y pr opias a s u es tilo, s ino q ue c onforman un mundo c ompleto y
complejo de s ignificación. O s ea, q ue forma y f ondo, forma y c ontenido, y
lectura ex terna, c onsiguen un a c oherencia específica, concreta q ue l os hac e
grandes retratistas de su momento y de todos los tiempos.
130
MARTÍNEZ-ARTERO, R. El retrato, del sujeto en el retrato. Barcelona: Montesinos, 2004, pp. 201-
202.
263
BUSTO DE MUJER CON SOMBRERO (Dora Maar), ESTUDIO PARA CABEZA DE ISABEL RAWSTHORNE,
1939. PICASSO Fundación Beyeler, Riehen, Basilea. 1967. BACON, Colección privada Cortesía de MaxmArt,
Mendrisio.
264
admiraron y aprendieron de l a obra de Velázquez, y ambos se interesaron por
los toros en su obra, por ejemplo.
Los toros (el toro, el torero y el ruedo) son algo que podemos ver como
un el emento de i nspiración m ás q ue r esaltable en l a obra de PICASSO y
BACON, p ero t ambién d e G OYA, principalmente en s us g rabados ( como l as
Tauromaquias). Y pod emos decir q ue l os t res r etrataron al fiero animal c omo
un s ímbolo, n o c omo un el emento es tético s olamente, o t emático. Q uizás
GOYA y P ICASSO a maran o c omprendieran mejor este s ímbolo t an
marcadamente hispano, p ero B ACON no s e q ueda at rás: “ Si uno ha visto
alguna vez una corrida,” dice B acon, “no la olvida jamás”. S egún c uenta el
anticuario Giulio Canterini, amigo de Bacon: "Francis era un hombre muy, muy
privado. T enía un a v ida s ecreta. Y ahí nadi e ent raba. U n dí a l e pr egunté p or
qué le gustaba tanto España. ¿Y qué contestó? Que había buenos toros" 131.
Pero, sin duda, lo que pone en contacto a BACON con la fiesta brava, la
corrida en sí, con el toro en la arena y en acción (como lo representa siempre),
es l a i magen d e l a v iolencia pura y el an uncio de pos ible muerte r odeada d e
sangre, de c arnalidad y de r otundidad -como en “ El buey des ollado” de
REMBRANDT, o en los que el propio BACON pinta-.
131
CARRIZO, RODRIGO. “Bacon y Picasso se ponen cara”. El País, 16/08/2007, p. 19.
265
escena pr incipal, c omo un mero es pectador. P ara BACON l a t auromaquia es
contemplada como una ceremonia trágica, como una crucifixión, pero en vivo y
en directo, actualizada.
DIVERSIÓN EN ESPAÑA, 1824-27. GOYA. CORRIDA, 1934. PICASSO. ESTUDIO PARA UNA CORRIDA,
1969. BACON.
266
generaciones di stintas, hay una c ontinuidad q ue s e pu ede v er en el g ran
respeto q ue l e t ienen a la t radición”; “ Ambos han a bsorbido y a nalizado e n
profundidad la historia del arte para ir, cada uno a su manera, más allá. Los dos
conocían en profundidad el trabajo d e sus pr edecesores y t uvieron l a
inteligencia necesaria para citar. Es decir, sin utilizar las citas para copiar, sino
enriquecer su obra”132.
132
BACON & PICASSO: vis-à-vis. Catálogo de exposición. Museo de Arte de Lucerna. Edit.Peter Von
Fischer. Lucerna. 2007, p. 36.
133
LÉAL, BRIGITTE: For Chaming Dora: Portraits of Dora Maar, Nueva York/ París, 1996-1997,
p.385.
267
FRANCIS B ACON, figura des collante de l a pi ntura br itánica y de l a
denominada Nueva Figuración Contemporánea, se refiere a su anhelo pictórico
como " Torturar la naturaleza hasta que suelte todos sus secretos". E n s us
obras, v aciadas d e t oda posibilidad d e c onciencia, l a figura nos g olpea el
sistema n ervioso. La concepción Baconiana d e l a pi ntura c omo un c onflicto
donde sale a r elucir la condición última, elemental de l o humano, hasta lindar
con aquello que Deleuze definió como devenir animal.
134
RUIZ DE SAMANIEGO, A. Blanco y Negro Cultural, 5-09-02, p. 35.
268
En un sentido meramente formal, lo nuevo es secundario para BACON, porque
en él pr ima el pr incipio de l as v ariaciones, c omo po demos obs ervar en s us
propios autorretratos: las variaciones difieren una d e otra, pero conservan a l a
vez un al go que es común a ellas, un algo común, o sea, la esencia buscada
de un tema o, en el caso de BACON, el yo principal de su rostro.
269
AUTORRETRATO, 1972. BACON.
270
SERIE AUTORRETRATO, Tríptico, 1980. BACON.
135
DELEUZE, GUILLES. Francis Bacon. Lógica de la sensación. (Traducción Herrera, Isidro) Madrid:
Arena Libros, 2002, p. 73.
271
vuelve m uy pr esente en l os tremendos r etratos s obre negro d e l os añ os 5 0.
(…) has ta el pu nto en q ue, des identificada, arruinada, es a ar quitectura o
máscara superpuesta que se proyectó como imagen perenne de la persona ha
sido arrojada o v iolentamente retirada para pasar a mostrar el poso elemental,
el estremecimiento abismático de la carne” 136.
136
SAMANIEGO. Op. cit., p.36.
272
con el Impresionismo). E n B ACON, poc o a poco, l a r elación en tre f igura y el
espacio pictórico se va definiendo; como por ejemplo al hacer su aparición los
cubos lineales que, como jaulas transparentes, aíslan la figura del entorno.
137
“La retrospectiva reúne unas sesenta de obras, entre ellas quince trípticos importantes y numerosa
documentación proveniente de su taller”, como indica MERCÈ IBARZ en su artículo sobre dicha
exposición publicado en el dominical Magazine: “El Prado se abre al siglo XX con Francis Bacon”,
1/2/2009, pp. 36-37.
273
contemporáneos, q ue v ino aq uí c on t anta pas ión y q ue, adem ás, c omo é l
decía, debía tanto a Velázquez y a Goya", y también: “(…) aquellos que acuden
a m useos d e ar te c ontemporáneo y v ean a B ACON en el P rado s e dar án
cuenta de que hay una uni ón absoluta entre el arte del pasado y el actual. No
hay di ferencias. N o h ay bar reras. La g ente t iene q ue v enir c on l os oj os muy
abiertos y dejarse llevar por las reacciones que le provoca la obra de arte" 138.
138
LUZÁN, JULIA. “Viaje póstumo de Bacon a Madrid” .El País Semanal, 25/01/2009, pp. 64-71.
139
RIAÑO, PEIO H. En las tripas de Bacon, Público. Madrid - 21/01/2009, p. 34.
274
palabra). E l c uerpo s e c ontrae, s e ex pande también; l os órganos se m ezclan
hasta confundirse en un caos. Hay algo barroco, deseable y tremendo, en todo
cuerpo tomado por la enfermedad de vivir." 140
140
RUIZ DE SAMANIEGO, A. Blanco y Negro Cultural, Madrid. 5/4 /2002, p. 35.
141
ALARCÓ, P. Identidades metafóricas. El retrato en el siglo de PICASSO. Madrid, Museo Thyssen
Bornemisza Fundación Caja Madrid, 2007, p. 227.
275
Y en efecto, en el retrato de Dora Maar, “Busto de mujer con sombrero”,
1939, podemos observar una mayor transformación. Sus facciones y fisonomía
alcanzan el grado máximo de di slocación para el espectador. El pintor emplea
un c olorido m uy ag resivo y el r ostro de D ora apar ece r epresentado b ajo d os
puntos de v ista diferentes por lo que la retratada nos mira de frente al tiempo
que dirige su mirada hacia el mundo exterior.
276
individual” . Con l o q ue hay una “individualidad” que se distingue en s us
retratos y “sólo s e r esienten de es ta f alta d e ni tidez des criptiva l os nom bres,
pero no de la presencia ni del e fecto”. O rdenados cronológicamente, s us
retratos: “profundizan en lo circunstancial, la expresión fugaz la representación
del m ovimiento, el i nstante, y s in em bargo c on t odo el lo, m inuciosa e
intuitivamente seleccionado, dan de pleno en la diana del carácter esencial." 142
142
MARTÍNEZ-ARTERO, R. El retrato. Del sujeto en el retrato. Ed. Montesinos, 2004, p. 202.
277
“La obs ervación an alítica de P ICASSO es v erdadera obs ervación
filosófica con herramientas de cirujano. El uso de la línea, la figura geométrica,
el volumen, los recursos técnicos de frotado, fundido, empastado, las técnicas
elaboradas o directas, el m anejo d el c olor en s us es calas t onales y de
saturación, s e a finan con l a s ensibilidad del v irtuoso par a l a descripción m ás
exacta del modelo y del sujeto del cuadro, en su hondura como seres y desde
la gracia pictórica más increíble. Con su obra se dice que la unidad de la forma
se r ompió, pero ¿qué unidad?, ¿ la d e l a ap ariencia del s ujeto? L a u nidad d el
cuerpo c omo órgano sensorial s e p ercibe elíptica, per o s e percibe, y s e l a
nombra d esde l as partes r econstruidas s egún un funcionamiento fisiológico
pictórico impuesto por la visión "radiactiva" primordial y sinestésica de la forma:
lo curvo y las diagonales, por ejemplo en los retratos de Dora Maar. Aunque se
pueda d ecir q ue el estilo es s u firma y po r t anto el p ersonaje r etratado es
siempre el propio PICASSO, cada secuencia de retratos empieza, se desarrolla
y l lega a r esultados ex igentes t ras c omprometidas pi stas y ar duas
investigaciones. S e p odría i maginar al pi ntor dan do v ueltas al rededor de su
modelo, durante horas, días, pincel en mano” 143.
278
rostro en el cuerpo y ojos del retratado, como si de una apropiación de lo ajeno
controlada se tratara.
279
DESNUDO DE MUJER CON LOS BRAZOS LEVANTADOS, 1908. PICASSO. Museo Picasso.
280
10.3.1. Picasso y sus autorretratos.
281
En A utorretrato c on peluca, de P ICASSO, s e apr ecia c on fuerza s u
penetrante m irada, al go m uy pr esente e n sus aut orretratos. Y c omo apunta
Josep Palau i F abre r especto a es ta obra, P ICASSO hac e aquí us o, por
primera v ez, “ de es a f acultad s uya de transformar las per sonas e n
personajes”. A unque dada l a g randeza pos terior de PICASSO y s u ev olución
en el retrato (que hace avanzar a toda una generación en s u época), también
se da en é l el proceso inverso, convierte a per sonajes en personas, humanas,
cercanas y universales, pues hay parte de él mismo en ellas.
282
su propia pintura pre cubista). La fotografía, nacida a r aíz del juego de l uces y
sombras esencialmente, tiene en esta representación de género una presencia
conceptual, más q ue pl ástica, ac entuando s u c aracterística de s ombra
espectral.
283
LA SOMBRA SOBRE LA MUJER, 1953. PICASSO. Óleo sobre lienzo. Art Gallery of Ontario,
Toronto.
284
YO, PICASSO, 1901. PICASSO, Colección privada.
285
En los dos autorretratos de PICASSO mostrados anteriormente, de 1901
y de 1972, vemos las marcas de su estilo primero y último, y cómo se veía a sí
mismo; s iempre fijando el pu nto de atención s obre s us oj os y un í mpetu c asi
insolente; pero entre ambos autorretratos media casi una vida entera, larga, y
que pas ó por numerosas y v ariadas et apas: d e l a pobreza e inestabilidad
existencial a la riqueza y tranquilidad económica; de la búsqueda de un nombre
y estilo propios al reconocimientos internacional; de la juventud a las puertas de
la muerte; quizás sea esta última sensación la que más destaque en el retrato
de 19 72 frente al de 1901, el s egundo es el r etrato de l a m uerte m isma; el
primero no s abe aun q uién es , j ugando a s er G OYA, f igurándose ot ro, el de
1972 es un retrato casi caricaturesco de su persona, un concepto de sí mismo,
el último PICASSO puro, y rabiosamente moderno en su contemporaneidad.
286
10.3.2. PICASSO y sus referentes - PICASSO como referente de BACON.
145
“El Museo del Prado de Pablo Picasso” ABC del Arte, Nº 749, 2006, pp. 32-33.
287
mencionar algunos), hasta el pu nto de r ecordarnos l a es tupenda frase d e
Robert Rosenblum de que PICASSO llega a ser su mejor historiador del arte.
146
“Los enanos y los gigantes”, ABC del Artes, Nº 749, 2006, p. 34.
288
Su “Gran desnudo”, por ejemplo, conversa directamente con el retrato de
“La m aja d esnuda”; donde par ece q uerer dec irle a G OYA, uno de s us
maestros, q ue a hí es tá él, PICASSO, en el s iglo X X, r ecordando s u
grandiosidad, s u m odernidad y a pr ecursora, y s u d esfachatez. G OYA s ería
uno de l os artistas al q ue s in duda habría q uerido t ener c omo contertulio y
colega, como hizo con tantos otros pintores de su época en su mocedad.
147
Como explica el crítico Victor I. Stoichita, sobre esta exposición, "Francis Bacon and the Tradition of
Art", en la web Masdearte.com, se trataba de “una interesante exposición razonada que explora las
conexiones de la obra descarnada de Bacon con toda la tradición del arte. Pinturas de Velázquez,
Rembrandt, Tiziano, Ingres, Degas, Schiele, Giacometti o PICASSO, junto a fragmentos de las películas
Un perro andaluz de Buñuel y El Acorazado Potemkin de Eisenstein; en confrontación con las conocidas
fieras de Francis Bacon”.
289
FIGURA CON TROZOS DE CARNE, 1954. F. BACON. ESTUDIO PARA INOCENCIO X. F. BACON, 1953, Museo
Instituto de Arte de Chicago. Des Moines Art Center.
290
ISABEL RAWSTHORN (fotografía), 1965. DEAKIN, J.
RETRATO DE ISABEL RAWSTHORN (detalle), 1967.
Dublín City Gallery, Para el estudio de Isabel
BACON.
Rawsthorne.
291
DISTINTOS ESTUDIOS PARA EL RETRATO DE ISABEL RAWSTHORNE, Tríptico. BACON.
148
Respecto a esta frase, creemos que no habla de que su ideal sea realizar una Action Painting, sino que
él querría ver su obra realizada en un instante, con unos brochazos cargados de pintura nada más, sin
tener que elaborar y darle vueltas para que pudiera intuirla-verla enseguida. Creemos pues, que se refiere
a la inmediatez y al esfuerzo en realizar sus obras (cargadas de ese sufrimiento al que aludimos en otros
momentos), y no a la técnica para realizarlas.
292
determinado movimiento (ya sugerido también gracias al arrastre de la brocha y
las salpicaduras con las que crea las formas), y dota a la serie de una narrativa
y r ecogimiento especiales. D e m anera q ue pod emos pal par u na peq ueña
historia en c ada t ríptico. También encontramos en referentes del t ríptico de
BACON en los trípticos del Barroco, como por ejemplo, el Triple retrato del rey
Carlos I de Inglaterra, de 1635 , de V an D yck (en l a R oyal A rt C ollection, e n
Londres), o el Triple retrato del Cardenal Richelieu, de Philippe d e
Champaigne, de 1642 (hoy en la National Gallery de Londres).
293
pues, c omo apunta M ercè I barz 149 respecto a l a g ran m uestra i tinerante del
Prado de febrero de 2009, BACON estaba muy influenciado, antes que por los
grandes maestros de la pintura en los que se fijó posteriormente, en el cine en
blanco y negro de las primeras Vanguardias, sobre todo en el del director ruso
Eisenstein ( con E l ac orazado P otemkin, de 1957 , por ej emplo, en q uien s e
inspiró además para una obra), Buñuel (Un perro andaluz, codirigida por Dalí)
y, sobre todo, y lo que más nos llama la atención para nuestro estudio, en Abel
Ganze, el di rector francés q ue ex perimentó en s u pel ícula N apoleón, c on l a
proyección, ante público, de t res grandes pantallas a l a vez. Aquí la narración
se complementa, se enriquece y puede llegar a ser un espectáculo maravilloso,
sobre todo para el público original (aunque también hoy día, por lo desusado de
la propuesta) del momento.
BACON pretende “ser capaz de poner una trampa para captar el hecho
en su punto más vivido”, s egún s us pr opias pa labras, do nde r esume s u
estrategia pictórica-emocional, q ue r enuncia a c ualquier t ipo de s imbolismo, a
cualquier i ntención pr evia q ue g uíe el pi ncel; s us c uadros no s ignifican nada
según él, no g eneran iconos o e mblemas, sólo imágenes, cuya interpretación,
en el sentido estricto de la palabra, no es procedente de una idea sublime, sino
que s e asiste a ellos como a u na matanza ritual o s e s ufre un ac cidente. Su
sobrecogedor i mpacto r adica en es a c ondición d e obscenos fragmentos d e
existencia a los que es imposible permanecer ajeno.
149
IBARZ, MERCÈ. El Prado se abre al siglo XX con Francis Bacon, Magazine. 01/02/09, pp. 36-37.
294
cual aq uel s abe q ue asiste a u na experiencia v ivida. E sos hábitat, pintados
siempre con tintas planas y brillantes, en l os que se reconoce la presencia de
muebles y obj etos i ntrascendentes, c omo u na bo mbilla o un i nterruptor, s on
como o bjetos r eales de l os collage cubistas a l os q ue Braque llamaba “ mis
certidumbres”, l as a nclas figurativas par a el es pectador q ue h acen v erosímil,
por c ontraste di aléctico, el hor ror c ontenido en l as f iguras t ortuosas y
distorsionadas.
295
frente y la boca entreabierta con los dientes a l a vista y una m ueca que, más
que el grito que emiten sus personajes entonces, parece intentar expresar una
congelada sonrisa.
AUTORRETRATO (parte del tríptico) ,1956. BACON. Modern Art Museum of For Worth, New York.
296
AUTORRETRATO (parte de la derecha), 1991. BACON. Museo de Arte Moderno de Nueva York.
297
habitaciones q ue alguien al quila dur ante u nas poc as h oras p ara beb erse un a
botella y en las que la presencia de unos pocos objetos desnudos se confronta
con éx ito a l a fugaz pr esencia h umana, pr evalece s obre el la, l a r odea en un
asedio inmóvil, la expulsa. Un espejo, un l avabo, una c ama que es poco más
que un c olchón ar rimado a l a p ared, l a t aza de un r etrete, el c able de una
bombilla, u n t aburete, una s uperficie de l inóleo s obre l a q ue s e escuchará e l
susurro p egajoso d e l os pi es desnudos o de l as s uelas de goma d e l as
zapatillas. Habrá un silencio de cámara acorazada congelado por la frialdad de
la pi ntura pl ástica: r ojos feroces, m arrones d e moqueta, t enues azules
sanitarios que, sin embargo, tienen a v eces la tonalidad exacta de un az ul de
medio dí a. A ntes de q ue el i nquilino o el hués ped s e marchen de ella l a
habitación ya parece estar nuevamente vacía. Se parece a la celda de uno de
aquellos m onjes del irantes de l as nov elas g óticas y a l as c eldas definitivas y
asépticas de una moderna prisión dotada de los más recientes adelantos de la
tecnología peni tenciaria. E n l ugares as í vive y m uere l a g ente, s e apar ea, s e
aburre, duerme con la boca abierta, habla en sueño, se inclina sobre el lavabo
para echarse agua fría sobre la cara y cuando levanta la mirada encuentra en
el es pejo una c ara d e r asgos i nseguros, medio borrada p or la resaca o l a
soledad, una c ara q ue s e deshace c omo pulpa en tre l os dedos o q ue l leva
151
colgada como una máscara una mancha de sombra”.
151
MUÑOZ MOLINA, A. Francis Bacon. Pinturas 1981-1991. Marlborough, Madrid. 1992, p. 9.
298
declaran y af irman c on l a m isma i nmediata v erdad q ue l as f otografías de l os
muertos d e u na g uerra q ue p ublica c ualquier m añana u n p eriódico y q ue l as
imágenes turbulentas de los noticiarios de la televisión". 152
152
MUÑOZ MOLINA, A. "El gabinete del doctor Bacon". Francis Bacon. Pinturas 1981-1991. Galería
Marlborough S.A. Nueva York: Ed. Lerner and Lerner, 1993, pp. 9-10.
299
BUEY DESOLLADO, 1655. MAÑANA SOLEADA, OCHO DOS FIGURAS, 1953. BACON.
REMBRANDT. PIERNAS, 1997. FREUD.
300
Hay en l os tres además, ese gusto por lo formalmente desagradable, y
ese des precio a l os cánones y a l o c onvencional ( curiosamente, B ACON y
FREUD s on l os d os pintores más c otizados en l as s ubastas del mercado del
arte recientemente, eran amigos y ahora son “competidores”) que los conducen
por c aminos v isuales i nsospechados, prohibidos y has ta abyectos e n
ocasiones. La deg radación del cuerpo, la des composición del H ombre, s u
putrefacción formal y decadencia conceptual.
301
AUTORRETRATO, 1992. BACON.
Pero estas carnes en sus obras no nos llaman la atención sólo de forma
temática o r epresentativa, s ino q ue t ambién es l lamativa l a her mosura de l a
composición, el tratamiento f ormal pi ctórico, y el t écnico, c omo un c anto del
302
cisne, con un virtuosismo extremo; en este autorretrato de BACON, lo barroco
lo impregna todo, y la luz rembrandtiana también; es como si la pieza fuera de
índole di vina, y B ACON l a es tuviera ador ando, env uelta en es a l uz dor ada
principal en mitad d e l a os curidad. S i n os f ijamos bien, el r ostro del pr opio
BACON es iluminado, parece, por el haz de luz que emana del costillar.
303
costillares que nos remite a su vez, no sólo a la anterior obra de 1992, sino al
Inocencio de 1954 titulado “Figura con trozos de carne” 153.
153
De la que hablamos en la página 252 de este capítulo 10.
304
partir de i mágenes reales y no d e figuras i nexistentes. Posteriormente
combinará uno y otro sistema pero ya siempre tendrá en c uenta este aspecto
de l os m odelos y l as f otografías par a c omenzar s u pr oceso artístico. E l
colorido, en c ontraste c on obr as ant eriores, s e hac e m ás s obrio y los f ondos
aparecen oscuros, resaltando así, en es te caso, las sábanas y las dos figuras
que producen un fuerte impacto visual y psicológico por la intensidad y vigor de
las anat omías, t rabajadas a g olpe d e pi ncel y a i mitación del " non f inito" de
Miguel Ángel, artista a quien admira.
154
DELEUZE, GILLES. Francis Bacon. Lógica de la sensación. Arena libros, 2002, p. 57.
305
ESTUDIO DEL CUERPO HUMANO. Tríptico, 1970. BACON. Colección privada.
306
arrastran, y en l os que no c abe pensar otra cosa que en s ufrimiento, a l a vez,
nos dé una s ensación, en c onjunto, d e c alma, pr incipalmente por l a
composición, la limpieza de formas en cuanto a volumen y, sobre todo, por ese
color m alva pl ano c on l igerísima g radación; c alma, eso sí, a punto de
romperse, puesto q ue el t ríptico r evela l a pr oximidad de un encuentro, un
encuentro que nuestra propia imaginación se encarga de llevar a término, y que
es posible gracias al corte entre los tres cuadros, a la sensación de sucesión de
escenas en par alelo creadas po r l a el ección del formato en tríptico . B ACON
consigue c rear una t ensión i mportante, e n r elación a quién y c ómo mire su
tríptico. Somos los espectadores los que terminamos la escena, como si de un
film se tratara, somos nosotros los que le imprimimos el ritmo de más o menos
velocidad, y quienes imaginaremos un final feliz o no en es e intuido encuentro
de las solitarias y enigmáticas figuras.
Según Luigi Ficacci, con los grandes trípticos realizados a partir de 1964,
Bacon l ogra abs orber en l a pintura t odo el espacio de l o v isible: “ Esta n ueva
concepción d el t ríptico es un elemento i ntrínseco de l a forma y, por t anto,
queda vinculada al resto de componentes de la obra, como las relaciones entre
espacio, t iempo, figuras y c olores. E sto s upone una i nnovación radical en l o
más profundo de la poética de Bacon”155.
155
FICACCI, L. Bacon. Colonia: Taschen, 2003. p. 58.
307
ESTUDIOS DEL CUERPO HUMANO (detalle tríptico), 1960. BACON.
308
10.4. ANDY WARHOL (1928-1987). RETRATOS Y
AUTORRETRATOS
309
10.4.1. ANDY WARHOL, popularización del arte.
156
MONTES, J. “Una forma de estar” Revista ABC de las letras, Nº 827. Madrid: Ed. Diario ABC, SL.,
2007, p. 35.
310
EEUU. Podemos considerar que se trataba de un arte que nos daba una visión
desencantada y crítica, en cierto modo, de la realidad social de cada país.
157
MONTES, J. “Una forma de estar” Revista ABC de las letras, Nº 827. Madrid: Ed. Diario ABC, SL.,
2007, p. 35l.
311
observar en frases como esta: "Pienso que la pintura no es lo que siempre ha
sido. Me llena de confusión que la gente espere que el pop-art haga un
comentario o diga que sus practicantes aceptan simplemente su medio
ambiente. He visto la mayoría de las pinturas que amo, Mondrian, Matisse,
Pollock, como algo más bien inexpresivo en este sentido. Toda la pintura es un
hecho y esto es suficiente; las pinturas están cargadas con su propia
presencia. Pienso que la situación, las ideas físicas, la presencia física son el
comentario... Si quieres saber algo de ANDY WARHOL, tan sólo mira la
superficie de mis pinturas, mis películas y a mí; yo estoy allí, no hay nada
escondido". 158
DOBLE AUTORRETRATO, 1967. WARHOL. Instituto De arte de Detroit, Amigos de la Fundación de Arte
Moderno.
158
CAMON AZNAR, J. Pintura moderna. Ed. Nauta, SA. Vol. 6. Barcelona, 1984, p. 42.
312
En l os autorretratos WARHOL e ncontramos una c ontinua recreación y
creación de su propia imagen, un tanto parecida a REMBRANDT, en el sentido
de que hace una especie de autobiografía a base de sus imágenes, donde se
explora, s e estudia y analiza, per o n o d onde, n ecesariamente, s e r econoce o
representa sin más. Porque los autorretratos de R EMBRANDT dan a ent ender
una per sona, u n c reador, c ontento c onsigo m ismo, per o n o t enemos, en
general, o al menos no hasta pasados los 70, la sensación de que WARHOL (y
ya s e enc argan l os t extos s obre el nor teamericano de resaltar s iempre es te
asunto) s e q uiera; c omo s e s uele c ontar s obre s u i magen, l e c ostó enc ontrar
una imagen acorde consigo mismo, no fue hasta primeros de l os años 60 q ue
dio c on s u look personal, un as pecto que l e ac ompañó p ara s iempre
(adaptándose en matices por las sucesivas modas)159.
159
CIRLOT, L. Andy Warhol. Hondarribia (Guipúzcoa): Editorial Nerea, 2001, pp. 13-14.
313
feo, porque el efecto de la fealdad, su fuerza ahuyentadora queda anulado por
el di nero (…). Basta, pues, a plicar es ta r eflexión s obre el dinero al po der en
general y s e e ntenderán al gunos r etratos de monarcas de s iglos p asados,
cuyas f acciones fueron d evotamente i nmortalizadas p or pi ntores
160
cortesanos.”
Lo más curioso del caso de WARHOL es, que haya dotado de un sello
tan personal y propio algo basado en lo estandarizado. Durante largos años, lo
que m ás h a l lamado l a at ención e n l os r etratos d el ar tista a mericano es q ue
éste realizaba s us r etratos ut ilizando l as i mágenes de l os g randes m itos d e
masas del m omento, c omo famosos d e c ine, c antantes, músicos o l íderes
políticos y s ociales, y t odo aq uel o aquella per sona c onsiderada c omo
“especial” o importante en su época.
160
ECO, UMBERTO. Historia de la fealdad. Barcelona: Lumen, 2007, p. 12.
314
Respecto a esto, Castro Flórez dice: "Lo cierto es que WARHOL vendía
el r etrato d e l a s ociedad g lamurosa al m ismo t iempo q ue e mbalsamaba c asi
melancólicamente el tiempo". Y es c ierto, c omo po dríamos añadir, envasaba
también, c omo producto a l al cance de l as m asas, l a i magen de l os m itos
retratados por él , c onsiguiendo as í una r eciprocidad ent re mito-glamur y
producto-consumo. Una i nteresante paradoja, q ue par a WARHOL
indudablemente n o p asaría des apercibida, l a de c onvertir en producto d e
consumo de m asas aq uello que todos de sean por ser úni co, e l glamur al
alcance de t odos a parentemente, per o s in poder ac ceder a el lo r ealmente, l a
imagen de J. Dean o Marilyn retratados por WARHOL "en serie" y en pos tales
a la venta para "todos los públicos".
Pero esta ironía de la que habla Eco, forma parte de la gran paradoja del
Arte contemporáneo, porque, como él mismo comenta en el libro anteriormente
mencionado, l a contradicción q ue encontramos e n q ue un objeto nor mal y d e
uso c otidiano s e c onvierta en obj eto ar tístico y obj etivo de c oleccionismo o
161
ECO, UMBERTO. “De las formas abstractas a la profundidad de la materia”. Historia de la belleza.
Barcelona: Lumen. 2004, p. 409.
315
museístico, forma p arte del m ás g enuino s iglo XX ( y hoy lo heredamos).
Encontramos c ontradicción en el A rte p orque ex iste en l a C ultura, es un a
consecuencia directa de la alcanzada y madura Democracia de Occidente 162.
Para todo esto WARHOL empleaba diferentes técnicas entre las cuales
podemos mencionar:
162
ECO, UMBERTO. “La belleza de los media”. Historia de la belleza. Barcelona: Lumen. 2004, p. 418.
316
5. E l cine (él solía tener archivo de imágenes, audiovisual y fotográfico
de todos los momentos vividos, tanto más personales como de la Factory y su
“troupe”. M uchas v eces er a s u propio o bjeto pr incipal a tomar, per o t uvo una
incesante producción c inematográfica de nominada “ underground” en t odo
momento; en l os a ños 80 r ealizó i ncluso e spacios, programas d e t elevisión
para la televisión estadounidense).
317
casi diríamos que “ideológica” y no sólo práctica, en la Historia del Arte siempre
ha existido el producto artístico seriado, Andy no lo creó, no lo sacó de la nada,
o sólo de los pr ocesos industriales. É l solamente utilizó ( subrayando l a
intencionalidad en el verbo utilizar) para su interés y actividad artística, l o qu e
recordemos, y a s e c reaba en s erie d esde, por ej emplo, l a producción de l as
tumbas eg ipcias, o d e l os v asos o c ofres canopos163, l a m anufactura de l os
iconos y exvotos íberos, l a cerámica azul pr oveniente de china, la fabricación
de monedas, o, mucho antes, en la fabricación de los cilindros mesopotámicos,
con su negativo y positivo para el sellado de cuestiones oficiales.
318
la i magen en s us r etratos es her edera d el pi xelado, c omo v eremos m ás
adelante, pero t ambién de l a fragmentación po p q ue pr omovió A NDY
WARHOL. E n l as s iguientes dos o bras de am bos, p odemos o bservar di cha
influencia claramente.
319
KATE MOSS, 2003. Composición de fotografías en 2005. CHUCK CLOSE. Daguerrotipos.
320
cuatro c omposiciones j ugando c on l a c uatricromía), o l os ps eudo r etratos d e
famosos a modo de souvenirs, en distintos y variados soportes, para tiendas
de decoración y regalo barato.
164
LUZÁN, JULIA “Obsesión desconocida: Andy Warhol”. Madrid: El País 18/11/2007, p. 32. Sobre la
exposición comisariada por Estrella de Diego junto a José Guirao: Warhol sobre Warhol, en la Casa
Encendida de Madrid, en 2007.
321
Pero, ¿ Quién fue r ealmente A NDY WARHOL?, ¿ Hasta q ué pu nto s u
figura y s u ob ra han s upuesto una r eferencia c onstante p ara generaciones
posteriores?, ¿ Qué j ustifica el hec ho de q ue hoy s ea, entre otros, uno de l os
artistas m ás s eductores de c ara a l os ens ayos c ríticos y a l os proyectos d e
exposiciones que desean revisar su legado? Sin duda, fue una figura esencial,
casi de c ulto, p or l a des treza c on l a q ue s upo pas earse a s us a nchas por e l
territorio c omplejo y es tratificado de l os l enguajes del arte, el c onocimiento y
control de los iconos, el dominio de los nuevos medios, y su ironía a la hora de
burlarse de la misma posición del artista y su autoría.
165
DE DIEGO, ESTRELLA. Warhol sobre Warhol. Madrid: Casa Encendida, 2007-2008, p. 11.
166
SANTANA, A. "WARHOL sobre WARHOL", Revista Museomanía. Madrid: Ed. E-Cultura, Nº 13,
2007, p. 28.
322
casi dec idido a dej ar t odo por el c ine. S u p osición y m irada es , a l a par q ue
reflexiva por s u c arácter i ntrovertido, la d el espectador q ue d ecide q ué q uiere
mirar, o s ea, la de un director de c ine, o c omo en sus películas preferidas, los
musicales, la de un director de orquesta y escena.
323
MICK JAGGER, 1975. A. WARHOL. Distintas composiciones.
324
CORNELIA GUEST, 1983. ANDY WARHOL.
325
AUTORRETRATOS (“Autorretratos con peluca electrizada”), c. 1986. WARHOL.
326
polillas. E l t iempo es preservado en l a r epetición, e n l a c harlatanería de l as
películas de la Factory, en la utopía del "tiempo real" filmado. En el fondo, nada
le per mite a WARHOL apar tar l a i dea d e que él es una persona her ida, un
solitario por pr opia d ecisión, al guien para q uien el s exo v a as ociado c on u na
nostalgia inexplicable: "¿Cuánto tiempo te puedes pasar chupándole la polla a
alguien?...No sé, supongo que me he perdido muchas cosas en la vida. Nunca
he ligado en la calle, ni nada. A veces tengo la sensación de que la vida me ha
pasado de largo". WARHOL par ece i nmóvil, hi erático, mientras t odo pasa s in
rozarle: la máscara soñada del glamour paraliza como la Gorgona. " 167
167
CASTRO FLÓREZ, F. Warhol sobre Warhol, Op. cit., p. 22.
168
MERGIER, ANNE MARIE. “Picasso y su pasión por los periódicos”, México DF: Diario Proceso.
29/06/03. (Edición electrónica).
327
personajes -y d e sí mismo- en un a imagen c ongelada y des personalizada a
través de l a manipulación de la fotografía. Su manera de transferir f otografías
ampliadas a s us l ienzos a t ravés de l a t écnica de l a s erigrafía -combinándola
con l a pi ntura al ó leo y c on el ac rílico- aplicada al s oporte c on un pol ímero
sintético, l e per mitía e liminar c ualquier n ota subjetiva. I ncluso el a rtista podí a
estar ausente en l a r ealización de la obr a, y s u i ntervención p odía l imitarse a
dar i nstrucciones para q ue ot ros o peraran por él . WARHOL el imina as í l a
intervención manual del artista, pero también anula al personaje y le confiere el
valor de un espectro.
169
Es de destacar esta utilización del fotomatón como forma de expresión, y no como mero reproductor
de fotografía de carnet, que ya habían usado otros artistas antes, como Raymond Queneau, poeta y
novelista francés de principios de siglo XX. De quien veremos unas instantáneas de sí mismo, como
Autorretrato bufo, tomadas con fotomatón, en la página 372, tras una similar de WARHOL, y junto a
otra de Kate Moss, utilizando el mismo recurso para mostrarla desenfadada y sin glamour (como ellos).
170
Fundación Andy Warhol para las Artes Visuales. Una empresa neoyorquina sin fines de lucro, fue
fundada en 1987 para promover las artes visuales, y en concordancia con el testamento de Warhol.
328
RETRATO DE LEO CASTELLI, 1973, A. WARHOL. Leo Castelli Gallery.
329
JANE FONDA, años 80. ANDY WARHOL.The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts, Inc. Polaroid.
TRUMAN CAPOTE, años 80. MARTA GRAHAM, años 80. ANDY ROBERT RAUSCHENBERG,
ANDY WARHOL. Polaroid. WARHOL. Polaroid. años 80. ANDY WARHOL. Polaroid.
330
Imagen de la obra mural LOS 13 HOMBRES MÁS BUSCADOS en el pabellón New York State, 1964. WARHOL.
331
crear un a al arma espectacular s obre un g rupo étnico d e es a manera. En s u
lugar, WARHOL r ecubrió c on pi ntura pl ateada l os r ostros, n o s in an tes
proponer q ue ap areciera en s u l ugar el r etrato del di rector de l a ex posición,
persona non grata para él ( algo que di ce m ucho de s u i ronía y s entido de l
humor en general).
171
HOPKINS, DAVID, “Crímenes y Desastres: Weegee y WARHOL”, en: Exit, nº 1: Delitos y faltas,
Madrid: Editores: Rosa Olivares y Asociados SL. 2001, p. 59.
332
muy g uiados s iempre por l a i ntuición, e hi jos de emigrantes a A mérica,
siempre se interesaron por el voyeurismo, el trauma, la fama y la criminalidad,
según s eñalaba H opkins, y en l a o bra de WARHOL, s iempre ha h abido
alusiones directas a la de Weegee.
333
de p untos d el m aterial or iginario ( las fichas pol iciales) e n s u producción d e
impresión rotativa.
EL HOMBRE MÁS BUSCADO, Ulrike Meinhoff, Banda Baader- “Desastres de la guerra”, GOYA.
(serie Los 13 hombres más Meinhoff, RICHTER.
buscados). WARHOL.
Para l os tres, está claro, es un t ema importante, pero según las claves
del t iempo do nde ha n t rabajado, s us o bras di fieren y s e r elacionan c on l os
334
espectadores: G OYA des de el inicio d el Ro manticismo d el X IX y RI CHTER
desde un r omanticismo d e l os oc henta, per o en pl ena p ostmodernidad;
WARHOL desde el frío y kitsch Pop-Art.
335
II.81: SILLA ELÉCTRICA, 1971. WARHOL. Detalle de fotograma, del recorte, del grito en El
Acorazado Potemkin y detalle de uno de los INOCENCIO
X de BACON.
172
Artista del graffiti, cuyo verdadero nombre es Robin Gunningham (Bristol, 28 de julio de 1973). Se
caracteriza por realizar obras muy críticas, incluso satíricas sobre cuestiones políticas, sociales y
artísticas.
336
o foto de estudio, como es el caso de Elvis Presley, o la esposa del presidente
Kennedy, o l a misma M arilyn ( en un a d e l as fotos q ue l a pr ensa s acó para
anunciar l a m uerte d e l a ac triz), por que r emite directamente a l a m uerte, y
forma parte d e l as i mágenes q ue g uardaba r especto al t ema, j unto a l as d e
accidentes aéreos o de au tos, y c atástrofes y as esinatos, anteriormente
mencionados.
337
MAO TSE TUNG, 1972. WARHOL.
338
10.4.3. WARHOL - BEUYS (1921-1986).
El artista alemán, filósofo, pensador global del Arte, crítico, activista del
arte social y profesor, Josep Beuys, nació en Krefeld en 1921, unos siete años
antes que WARHOL, y estudió tras su participación en la II Guerra Mundial, en
la A cademia E statal de A rte d e D üsseldorf ent re 1947 y 19 52 ( pagando s us
estudios él m ismo); m urió en l a m isma c iudad en 19 86, y un año ant es q ue
WARHOL. Du rante s u colaboración en l a II G uerra M undial, fue h erido e n
Crimea 173, c omo po demos l eer en l a no ta de pr ensa s obre l a ex posición e n
Valladolid: “Joseph Beuys. Elementos para una creación”174, pero, sin duda, las
peripecias que dur ante es a etapa vivió f ueron para él un c úmulo de
experiencias que utilizó en las distintas ramificaciones de su expresión artística
y su pensamiento.
173
“Con 17 años fue reclutado por las juventudes hitlerianas y más tarde como piloto de bombardero de
la Luftwaffe fue destinado al frente ruso hasta que en 1943 se estrelló en Crimea, donde una tribu de
tártaros lo recogió y lo salvó utilizando para ello el fieltro y la grasa, dos materiales que utilizará muy a
menudo en sus creaciones. Después de participar en diversas misiones de combate, fue hecho prisionero
en Gran Bretaña desde 1945 hasta 1946”.
174
EUROPA PRESS. Nota de prensa de la exposición Joseph Beuys. Elementos para una creación, Sala
de exposiciones de Iglesia de los Franceses. Valladolid, febrero de 2008. Ed. Diario social digital de
Europa Press.
339
En 1961 fue contratado en Düsseldorf para dar clases de escultura, su
especialidad ( en un principio), per o fue ex pulsado en 1 972 al apoyar a
estudiantes radicales, aunque fue readmitido seis años más tarde.
340
Todo l o mencionado has ta ahora s obre la obr a d e B EUYS puede
hacernos c omprender por q ué WARHOL se s intió a traído por s u figura,
rompedora y vanguardista dentro de l os años 60 y 70, principalmente, aunque
lo analizaremos en profundidad más adelante.
JOSEPH BEUYS, pretendía superar la antítesis entre arte y vida por esa
raíz ant ropológica q ue obs erva en t oda s u obr a, de t al forma q ue el Arte l o
utiliza como vehículo para intervenir en l a Sociedad. Así creó, y vemos aquí lo
que principalmente une a WARHOL, un concepto fundamental para el Arte del
siglo XX, el de q ue: "cada persona es un artista" 175, con lo que quería explicar
que “ todas l as personas s on c reativas c uando p onen en funcionamiento s us
pensamientos, s us s entimientos y des eos c omo "criterios v erdaderamente
estéticos" par a apl icarlos a s us ac tividades sociales, ec onómicas o pol íticas.
Más que objetos, Beuys busca acciones, en una suerte de movimiento continuo
que lo relaciona con los nómadas de cualquier parte del mundo, como aquellos
que le salvaron la vida” 176 en Crimea.
175
BEUYS, J., BODENMANN-RITTER, C. Joseph Beuys: cada hombre, un artista: conversaciones en
Documenta 5-1972, Editorial Visor: Madrid, 1995.
176
VÁZQUEZ ROCCA, ADOLFO. Joseph Beuys, cada hombre, un artista. Documenta de Kassel o el
Arte abandona la galería. ESCÁNER CULTURAL, Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº
99, Santiago. 09/ 2007.
177
CIRLOT, LOURDES. Andy Warhol. Hondarribia (Guipúzcoa): Editorial Nerea., 2001, pp. 63-65.
341
Así comienza una relación que terminaría con la muerte de ambos, con
un año de diferencia tan sólo. Tras su primer contacto, decidieron colaborar en
la 39º Bienal de Venecia y BEUYS invitó a que WARHOL expusiera, alrededor
de s u i nstalación, “Espacio c apital 19 70-1977”, v arios de l os r etratos q ue l e
había dedicado: una serie de pinturas con rostros de BEUYS de frente y con su
característico s ombrero de fieltro, r ealizadas a bas e de ac rílico y pol vo de
diamante ( de ahí s u no mbre: “Diamond Dust J oseph B euys”). E n el los l a
mirada d el pintor “ subyuga al es pectador c on l a fuerza de s u mirada”, c omo
dice Lourdes Cirlot: “En algunas obras de la serie el rostro de BEUYS aparece
repetido sobre la superficie de la tela hasta casi cien veces, mientras que en él
otras se ve un solo rostro centrado”178.
178
CIRLOT, LOURDES. cita del Catálogo Joseph Beuys, 1994-293. Op. cit., pp. 64-65.
342
JOSEPH BEUYS, CAMUFLAJE, 1986, WARHOL. Acrílico sobre lienzo, Galería Berud Kluser, Munich.
343
metodología radicalmente distinta...de algún modo él mismo es un es píritu,
tiene espiritualidad (…). A lo mejor la tábula rasa que practica Andy Warhol,
ese v acío y depur ación de c ualquier v estigio de es critura tradicional...nos
abre la posibilidad de dejar entrar otros puntos de vista radicales” 179
179
CIRLOT, LOURDES. cita del Catalogo Joseph Beuys, 1994-293. Op. cit., p. 64.
180
Escritora, teósofa y ocultista rusa. (Yekaterinoslav, 1831-Londres, 1891). Contribuyó a la Teosofía
moderna.
344
destacado artistas tan importantes como Kandinsky” 181.
181
CIRLOT, LOURDES. Op.cit., p. 65.
345
Con su madre, Julia Warhola (con el apellido originario de s u esposo, y
verdadero ap ellido, p or t anto, de s u p adre) Andy t enía una r elación es pecial
que dur ó has ta l a m uerte de é sta ( incluso pod ríamos dec ir q ue t enía una
relación para psicoanalizar de forma freudiana), ya que su padre murió cuando
el contaba con 14 años solamente.
346
10.4.4. La muerte para WARHOL.
AUTORRETRATOS (con cráneo), 1977, WARHOL, Casa de la fotografía, Colección FC, Gundlanch.
347
AUTORRETRATO CON LA MUERTE QUE TOCA LA VIOLA, 1872. ARNOLD BÖCKLIN. Nationalgalerie,
Staatliche Museen Berlín.
348
AUTORRETRATO CON CALAVERA, 1978. WARHOL. Colección Mevil, Houston.
349
En l a obr a de D URERO, en s u S an Jerónimo, t ambién c on l a mirada
triste a l destino, h ay una c lara al usión a l a m uerte, c uando s eñala el c ráneo,
como era costumbre en la época (y principalmente durante el Barroco), en los
temas sobre la dicotomía en tre l a vida y l a m uerte (vanitas), memento mori
(“recuerda q ue v as a m orir”), y c omo a tributo en l as obras s obre sabios, y
santos recluidos para el estudio, como es el caso. Así pues, no sólo tenemos el
caso de l a calavera como representación de la consciencia de la muerte, sino
de la sabiduría o el conocimiento (algo que se adquiere, po r otro lado, con el
paso de l os añ os), al go q ue par ece q ue WARHOL r espetaba pr ofundamente
como estamos viendo durante este estudio.
Está claro ante esta serie de a utorretratos con calavera, que W ARHOL
conocía m ás la Historia del Arte del viejo m undo de l o q ue s e sospechaba
hasta hace poco, c on l o q ue pued e s er t anto un g uiño i ntelectual como una
satírica y dolorosa mueca de mofa hacia el tema y el símbolo de la muerte (el
cráneo), pero q ue no deja de t ener s u t rascendencia c omo t ampoco dej a d e
mostrar l os v erdaderos s entimientos q ue hay det rás en WARHOL s egún
creemos.
182
CIRLOT, LOURDES. Andy Warhol. Ed. Nerea, Hondarribia, Guipúzcoa, 2001. p. 45.
350
Por otro lado, respecto a s u rictus y su actitud seria, y continuando con
las líneas anteriores de influencias cinematográficas, también vemos, tanto en
estas representaciones de WARHOL con las calaveras, como en casi todos sus
autorretratos en g eneral, el rostro y la mirada al estilo de J. Francis (“Buster”)
Keaton 183, el ac tor d e cine m udo a mericano que n unca m ostraba s us
emociones ( por pr opia dec isión y por c ontrato) s iempre irónicamente serio y
como di stante. A sí es c omo WARHOL par ece q ue q uiere q ue l e recordemos,
circunspecto e inalcanzable, como un pequeño dios.
No obstante, no es raro que alguien que vivió la vida de una forma tan
intensa c omo ANDY W ARHOL t uviera m iedo a l a m uerte, s obre t odo t ras
haberla v ivido de c erca t ras el g rave disparo que s ufrió en 19 68,
inesperadamente, de manos de u na feminista de s u c írculo de c onocidos.
Estuvo a l as p uertas de l a muerte, y realmente f ue m ilagroso (con un a
actuación de horas por parte del equipo médico que le atendió) que escapara
vivo.
183
Con el “estilo Keaton” nos referimos ha llamado “Síndrome de Keaton”, llamado así por este actor.
351
que él no murió en el atentado que sufrió, pues habría que tenido que compartir
las cabeceras de los periódicos con la muerte de Kennedy, algo que no habría
soportado. Encontramos en este negro sentido del humor una defensa al terror
que suponemos que le tuvo siempre a este hecho ineludible.
184
BAILLY, JEAN. “La partida del rostro”. La llamada muda. Ensayo sobre los retratos de El Fayum.
Madrid: Akal, 2001, p 11.
352
AUTORRETRATO, 1986. WARHOL, Cortesía Van de Weghe Fine Art, Nueva York.
353
CALAVERA (detalle), 1976. WARHOL.
354
10.4.5. La sombra en WARHOL.
185
ALARCÓ, P. El espejo y la máscara. Op.cit., p. 299.
355
Autorretrato travestido (de frente), Autorretrato travestido (pelo Autorretrato travestido (de lado),
1981. WARHOL. corto), 1981. WARHOL. 1981. WARHOL.
356
LA SOMBRA, 1981. WARHOL.
LA SOMBRA, 1981. WARHOL. Propiedad Ronald Fieldman Fine Arts, Nueva York. Serigrafía sobre papel.
357
Dentro de es e pos ible escapar de la realidad hacia una apar iencia o
entidad di stinta de l a or iginaria, c on s us t ravestismos y c ambios de look, el
artista p op tuvo u na gran q uerencia p or r etratarse con su sombra y j ugar c on
ella. Le da valor plástico y metafórico, porque su inconsistencia y misterio, así
como su ambigüedad, tienen un gran valor en la obra warholiana.
358
sombras, s u v alor pl ástico y m etafórico, l o espectral ( como c omentábamos al
principio del sub capítulo dedicado a él), su inconsistencia y misterio, así como
su ambigüedad, ya mencionada, y le sirvieron para plasmar unas imágenes en
las q ue el p ersonaje y s u dobl e ( o s u antagónico o “ alter ego”) s e c argan d e
significados simbólicos.
186
Dentro de los significados más utilizados tenemos, por un lado, físicamente, el tramo de oscuridad
donde se obstaculiza la luz. Por otro lado, y basado en lo anterior, sirve de analogía con lo oscuro del ser
humano o la vida. Según los estudios, en el campo de la psicología analítica, de Carl Gustav Jung, la
Sombra es uno de los “Arquetipos” más comunes del “Inconsciente Colectivo” donde se contiene la
totalidad del Inconsciente. Por otro lado, también dentro del Corpus teórico de Jung, la Sombra representa
lo que hay de inconsciente en el propio “Yo” individual.
187
PLINIO EL VIEJO (Cayo Plinio Cecilio Segundo). Naturalis Historiae, Liber XXXV.
359
cual es capa s u s ombra s iempre q ue pue de, c omo s ímbolo d e s u r ebeldía e n
las convenciones sociales.
188
En este caso la sombra se utiliza como metáfora del más allá.
189
STOICHITA, VÍCTOR I; ARBURG, H. G.; ESPARZA, J. R.; MARÍAS, F. La sombra. Madrid:
Museo Thyssen –Bornemisza y Fundación Caja Madrid., 2009.
190
En apartado 10.4.2. Los retratos en serie como producto artístico. p. 316
191
CIRLOT, LOURDES. Andy Warhol. “El retorno a la pintura”, p. 63.
360
Fotografía realizada a WARHOL y De Chirico, c. 1974. (Durante inauguración de una exposición).
361
AUTORRETRATO COMO SOMBRA. Fotografía. LA SOMBRA, 1981, WARHOL. Ronald Fieldman Fine
PICASSO. Arts, Nueva York.
362
encuentra en la sombra proyectada por el personaje principal en la película de
terror m uda, “Nosferatu”, del c ineasta expresionista alemán M ournau. En
aquella película, la sombra adelanta o delata, al público, que el monstruo va a
hacer su aparición, y que se mueve entre las sombras, en la oscuridad, entre la
vida y la muerte, entre la luz y el terror de la noche. A lo largo de los dos siglos
y pico de existencia del cine, las sombras (de claros contornos, o más difusas)
han s ido p arte d e l os c ontenidos v isuales de m uchos films, c omo r ecurso
metafórico, a necdótico, es tético, e i ncluso p ara s uplir c iertas c arencias
materiales ( la i luminación c ontrarrestaba l a es casez de pr esupuesto en l as
películas de ciencia ficción, monstruos y serie B, por ejemplo). En “El Gabinete
del Dr . Caligari”, t odas l as es cenografías s e hac en a bas e de l as s ombras
proyectadas, exageradamente y desde per spectivas f orzadas (al estilo
Rodchenko) de los edificios recortados como si fueran papel. En la película de
1942, “Cat People”, las alusiones a una mujer pantera se realizan siempre con
sombras, nunca aparece realmente; en “El tercer hombre” (1949, Carol Reed),
la c iudad do nde t rascurre l a t rama es una c iudad dec adente en pl ena
postguerra, y lo más inquietante ocurre durante la noche y es marcado por las
sombras de l as farolas da ndo el c lima d e s uspense nec esario al film, e
iluminando rostros de los “malos” que salen de la sombra, literalmente, a la luz
del bien para ser juzgados.
363
es la parte monstruosa que todos podemos llevar dentro, sigilosa, silenciosa y
siempre presente aunque no la percibamos en todo momento, salvo cuando se
la obl iga a s alir, o c ircunstancialmente “ aparece” por m otivos ar tísticos, c omo
en este caso.
364
El t riple r etrato “Autorretrato”, de 197 8, que f orma par te de toda una
serie de aut orretratos en l a m isma t écnica, s erigrafía s obre pol ímero s obre
lienzo, juega también con la idea de la identidad, en este caso, triple; o c on la
idea de l a a pariencia de i dentidad, por que al es tar r ealizado a bas e de l
negativo de una fotografía t riplicada, c on u na pos tura ( de s emi p erfil a per fil)
simulando el movimiento, que remite a las s ombras también (pese a q ue es
anterior a l a S erie Sombras, de la que antes hemos hablado) y a un s er ultra
terrenal, no de este mundo.
192
STOICHITA, V. I. Breve historia de la sombra. (Traduc.: Anna M. Coderch). Madrid: Ediciones
Siruela. 2006, p. 228.
365
En t odo c aso, y r esumiendo l as diversas i deas ex puestas, es te
autorretrato es de los más explícitos sobre su forma de ser y aparecer ante los
demás: e nigmático, t riste, c omo c onfuso, mostrando el l ado oscuro de s us
rostros m últiples en el c omplejo m undo q ue s e c reó y q ue er a ac lamado
públicamente. Q uizás, por l as fechas q ue b arajamos en este aut orretrato,
vuelto a nacer tras el atentado que sufrió y habiendo conseguido todo lo que se
había propuesto al comienzo de su carrera artística, sentía, y así lo transmitía,
que r ealmente n o h abía c onseguido n ada r ealmente i mportante, o n ada, a l
menos, q ue r ealmente l e l lenara de pl eno. O q uizás, s implemente h abía
madurado y se encontraba en una etapa de búsqueda de significados, mayor
trascendencia y espiritualidad.
366
Para finalizar este apartado sobre la sombra y la muerte para WARHOL,
podemos relacionar, en las siguientes obras, los autorretratos con la muerte de
cada uno de sus autores:
367
superficiales, l os humanos son s educidos p or l a i dea de l o q ue está oculto ( y
una cortina, pintada, también, ocultaba el bodegón).
193
Ver Autorretrato de 1992, tres meses antes de morir, en página 302 de este capítulo.
194
Ver imagen en la página 285.
368
Junto al tema de la muerte y los miedos personales, sin duda, este, el de
la sexualidad, se mezcla en gran medida en la obra de WARHOL y de BACON
y s us t emáticas, p ara dar nos una v isión g lobal, a t ravés de s us r etratos y
autorretratos, de los sufrimientos del ser humano a las puertas del siglo XXI. Y
aunque d e ot ro m odo, t ambién l a s exualidad ( lo s ensual, m ás o m enos
evidente y con más o menos excusas) está presente en las obras de DURERO,
REMBRANDT, G OYA, F REUD, RI CHTER y CL OSE, a parte de e n lo s dos
pintores citados anteriormente.
369
si de un bo degón se tratara. WARHOL se autorretrata con su polaroid, a modo
de moderno atributo del ar tista del momento ( como l os pi ntores c on s us
pinceles o p aleta). N o s abemos s i al autorretratarse d e es ta manera, e ran
conscientes q ue s us retratos q uedarían pa ra l a pos teridad, o er an un j uego
consigo m ismos, o a mbas c osas a l a v ez, per o han l legado h asta nos otros y
nos muestran parte de su Yo más intimo queremos creer. Los dos artistas, muy
alejados estéticamente y conceptualmente, se tocan sin embargo en es e fatal
narcisismo que hace que hasta en sus peores momentos (como REMBRANDT,
PICASSO, FREUD o BACON) necesiten mostrarse o exhibirse.
370
AUTORRETRATO (en fotomatón), 1986. WARHOL.
371
Lo q ue no s abemos es s i c onocía es ta i magen d el po eta R aymond
Queneau, donde el sentido del humor predomina por encima del autorretrato en
sí.
Autorretratos en fotomatón, 1928. Raymond KATE MOSS SIN MAQUILLAJE, 2007. Corinne Day.
Queneau. París. Fotografía y cartel de exposición en la National Portrait
Gallery, Londres.
195
Fotógrafa inglesa (1962-2010), del mundo de la moda, cuya obra se ve expuesta actualmente en la
National Portrait Gallery, por su singularidad a la hora de hacer retrato de moda. Trabajó para numerosas
revistas, entre las que estuvo Vogue.
372
10.5. LUCIAN FREUD (1922 - ). RETRATOS y AUTORRETRATOS
373
10.5.1. La obra plástica de FREUD.
Ejemplar de L. Freud de J.H. Breasted, GESCHICHTE AEGYPTENS, Phaidon Press, Viena, 1936.
374
En 19 33 LUCIAN F REUD em igró a I nglaterra adq uiriendo l a
nacionalidad, donde fijó su residencia en Londres hasta nuestros días.
375
MUJER CON TULIPÁN. 1945. FREUD. Colección particular, Londres.
376
MUCHACHA CON GATITO. 1947. FREUD. MUCHACHA CON HOJAS, 1948. FREUD. The Museum of
Colección particular. Modern Art, Nueva York.
En las primeras pinturas que elaboró pintaba con gran delicadeza: ojos
líquidos y a grandados, l abios sensuales y nar ices en t ensión, entre s us
principales características, pero además, podemos observar:
377
Hacía f inales d e l os años 1950, podemos m encionar q ue LU CIAN
FREUD c ambia s u t écnica pi ctórica y q ue em pieza el segundo periodo. E l
pintor ab andona el pi ncel fino y bus ca un a nuev a ex presividad. La pi ntura
pierde su rigidez, se hace más táctil y todavía más provocadora. Actualmente el
artista mantiene la misma línea.
Para obtener los colores londinenses (los grises claros de l a lluvia y los
cielos g rises) el pi ntor m achacaba el c arbón en u n m ortero pa ra m ezclarlo
pulverizado con las pinturas.
196
Un tipo de plantas herbáceas muy decorativa, normalmente silvestre y con flores de colores, que
suelen refrescar mucho el ambiente. Son sencillas, pero vistosas. Quizás FREUD las utiliza por ser
silvestres, normales, no unas flores con tanta carga simbólica como otras más representadas (la rosa, el
clavel, margaritas, etc.), más recurrentes en la pintura históricamente.
378
• Utiliza ahor a pinceles m ás g randes de t amaños pl anos y d e
punta.
197
CORNWELL, JOHN. El retrato de Lucian Freud. El Semanal. ABC, 2005, n. 921, p. 50.
379
Las p ersonas están c omo aus entes e implican al es pectador de
observar, an alizar y p ensar. Es u na par ticipación activa de r eflexión y es tudio
entre pi ntor y es pectador, ambos s on obs ervadores de l as es cenas
representadas.
380
axonométrica. E stos puntos d e v ista pr oducen distorsiones ag resivas q ue
refuerzan el sentimiento de extrañeza ante el mundo.
1. Manifiesta un profundo deseo de hacer que sean reales para los demás sus
sentimientos más profundos y sobre todo lo que importa.
381
4. El hom bre apar ece en un ex trañamiento abs oluto, l a i ndividualidad s e
encierra en sí mismo y sólo la percibimos gracias a c iertas claves visuales
externas.
382
Como y a h emos c omentado anteriormente en l as obr as desde
DURERO, has ta el pr esente F REUD, l a p asión ( por l a v ida, en c ualquiera d e
sus formas, como el sexo, o en el arte) es el factor dominante en todos estos
artistas es tudiados; aunque estas cuestiones s on importantes e n l a obr a de
Freud, sabemos que es capaz de trabajar catorce horas diarias, pues según ha
declarado “quiere morir con el pincel en la mano”. Eso nos da una clara idea de
un LUCIAN FREUD apasionado, trabajador, investigador, creador incansable y
uno de los grandes pintores de nuestro siglo XX-XXI. Lejos de ser un artesano,
vive el acto de pintar, se emociona y siente la pintura dentro de su piel.
A par tir de 19 51, y t ras una primera e tapa de bús queda d e s u propio
modo de expresión, FREUD encuentra en la pintura una forma de reflexión.
383
espera u n enc argo pa rticular o c orporativo de m ayor o m enor i nterés par a e l
artista, como antaño.
198
FEAVER, W. LUCIAN FREUD. Catálogo de la exposición organizada por la Tate Britain. Londres.
Fundación la CAIXA, 2002, pp. 36-37.
384
personas en tanto que animales. Parte de mi inclinación a trabajar con
personas sin ropa es esta razón. Porque así veo más cosas; también es muy
interesante ver como las formas se repiten por todo el cuerpo y a menudo
también en la cabeza. Me gusta que las personas se muestren tan naturales y
cómodas físicamente como los animales, como Pluto, mi perra de caza”.
3. Los autorretratos.
385
MUCHACHA CON ROSAS, 1947-1948. FREUD. British Council, Londres.
386
FRANCIS BACON, 1952. FREUD. (Actualmente se desconoce su paradero).
387
RETRATO DE SU MADRE, 1975. FREUD. Colección particular, Londres.
388
posibilidad de la pintura de reflejar una imagen real, la retórica visual realista no
resultará suficiente para representar un individuo y, como veremos, este nuevo
Realismo esconderá una cierta i mpostura, un el emento di storsionador, q ue
puede resultar tan subversivo como la osadías más vanguardistas.
En casi todos sus retratos el artista empieza a trabajar con la cara, para
él es el c entro de i nterés y des pués t rabaja el r esto de par tes y det alles.
389
También el pintor se interesa por tener información y saber algo de sus
modelos, o q uiere t ener al gún t ipo de relación c on el los. C omo pr ecedentes
podemos mencionar el retrato doble alemán, los del autor Anton Van Dyck y los
retratos dobles de REMBRANDT.
390
FEAVER, W. afirma que LUCIAN FREUD en 1992 había pintado por lo
menos unos veinte autorretratos. En este año el artista cumple setenta años y
se h ace un autorretrato d e c uerpo e ntero, c ompletamente desnudo. E l
elemento psicológico le resulta muy difícil y el pintor afirma que: “pinto todo tipo
de expresiones y luego las tapo”.
391
1. La c oncepción ant iacadémica del G énero Retrato. F REUD per tenece a
la Escuela de Londres, llamada “Pinturas del desastre”, también Kitaj, a
parte d e BACON o Auerbach fueron miembros. E l ar tista n o q uiere l a
apariencia ni b usca el par ecido d el r etratado, pr etende s acar el “ yo
secreto” para reforzar el mensaje.
2. Los rostros ocupan casi todo el espacio del cuadro y el artista elimina el
ambiente.
392
10.6. GERHARD RICHTER (1932- ). RETRATOS y
AUTORRETRATOS
393
10.6.1. La primera generación de Neoexpresionistas.
394
realismo i mperialista y c apitalista, a l concretismo, al naturalismo y al l lamado
German Pop." 199
199
WISE VON, S. "Düsseldorf, Punt de confluència, una crònica", en Punt de confluència, Joseph
Beuys. Düsseldorf. 1962-1988, p.19.
395
En el pr oceso de ej ecución de es os t rabajos c orrespondientes a l os
primeros añ os de l a d écada de l os s esenta, G . R ICHTER pr oyectaba s obre
telas t ransparencias o c uerpos o pacos c on es cenas de l a v ida c otidiana,
retratos, p aisaje, etc., ex traídos de ál bumes de familia, r evistas i lustradas,
periódicos o enciclopedias ( "algunas fotos de a ficionados s on m ejores q ue el
mejor C èzanne", a firmó en alguna oc asión el artista), q ue manipulaba
pictóricamente -borrados, desenfoques, r epintados, et c.-, po r l o c omún c on
gamas de bl ancos, n egros y g rises f otográficos para ev itar r espuestas de
carácter e mocional o i nterpretativo: " El gris –afirmó RICHTER- garantiza la
indiferencia y evita afirmaciones definitivas".
396
En la grisura de la mayoría de estos retratos las piernas de las mujeres
destacan luminosamente y juegan un papel central a nivel compositivo." 200
200
NASGAARD, R.; RICHTER, G. Paintings, Nueva York: Thames and Hudson., 1988, p. 79.
397
RETRATO DE DIETER KREUTZ, 1971. RICHTER.
398
En “Retrato D e D ieter K reutz”, G. R ICHTER, r epresenta al r etratado
como u na mancha, el iminando l a ex presión e i dentidad pr opia y quedándose
con una sombra a modo de huella. También puede parecer q ue el retratado,
se hunde, en medio de un paisaje al atardecer, pero a la fuerte abstracción del
conjunto s e c ontrapone el t ítulo, el dar nos a c onocer y a ent ender q ue no es
una m era abstracción, s ino q ue a hí hay un a per sona c oncreta. E s el ej emplo
del nuevo romanticismo que muchos críticos e investigadores de la Historia del
Arte han i ntuido en este per iodo ar tístico. D e m anera q ue obs ervamos en
RICHTER a uno de los precursores del Nuevo Romanticismo Contemporáneo,
al igual que GOYA lo fue en su momento, con retratos como “La familia de los
duques de Osuna”.
399
objetivos de l as c ámaras f otográficas a v eces s on t an pr ecisos q ue es di fícil
captar la atmósfera de, por ejemplo, la penumbra, sin dar la sensación de q ue
la i magen n o es tá ní tida o es tá di rectamente b orrosa, o c on u na t onalidad
rojiza, et c. P ero l a técnica experimentada por GERHARD consigue, s in
embargo, t ransmitirnos una “ instantánea” f otográfica de a mbiente di fuso y
oscuro al estilo pictórico, no fotográfico, aunque se base en la fotografía. Con lo
que Ema ha sido inmortalizada de una forma única, experimental y novedosa.
RETRATO DE EMA -DESNUDO EN UNA ESCALERA-, 1966. Museo Ludwig de Colonia. RICHTER.
400
influenciado, a s u v ez, t ambién p or M uybridge, c omo r esulta e vidente, y a
continuación mostraremos.
401
la m ayoría de s us c uadros, ( algo en l o q ue ent raremos m ejor en el apar tado
dedicado a las conclusiones y relaciones entre los artistas aquí estudiados).
DESNUDO BAJANDO UNA ESCALERA, 1911-1912. M. Duchamp reproduciendo el cuadro anterior en una
Duchamp. fotografía, 1922. M. Duchamp.
201
GRONERT, S. Gerhard Richter, Retratos. London: Hatje Cantz. 2008, p. 74.
402
412), así como en otros desnudos de esta época.
403
la representación se vuelve absurda. Como cuadros adquieren, pues, otros
significados y proporcionan otras informaciones.
202
RICHTER, G. "Notizen 1964-1965", Text, Insel Verlag, Frankfurt, 1993, pp. 22-96.
404
pathos enmascarado por lo homogéneo, igualitario, pero cargado de tensiones
al segundo vistazo y, por supuesto, en un análisis más profundo.
405
En c uanto a R ICHTER, en s u r etrato a l a R eina I sabel I I, s igue
mostrándonos su afán por la experimentación técnica y visual, y sus influencias
de o tros ar tistas c ontemporáneos, q ue n o l e dej aban i ndiferente, c omo es e l
caso, s in d uda, d e WARHOL e n l o r eferente al empleo de las a rtes g ráficas,
pese a estar en polos opuestos en estéticas e ideologías seguramente.
406
LA REINA ELIZABETH, 1967. REINA ISABEL II, 1985. WARHOL. REINA ISABEL II, 2001. FREUD.
RICHTER.
407
GILBERT. 1975. RICHTER, Colección particular de
AUTORRETRATO, 1969. BACON.
Antonio d`Offay, Londres.
408
BETTY. 1987. RICHTER. Colección particular.
En Betty podemos ver a una madonna del Cinquecento por la finura con
que han s ido delimitados sus rasgos y por la propia belleza formal del rostro y
la fuerza de la mirada, sobre la que gira el epicentro del cuadro, donde una vez
más r esplandece l a piel, c omo fuente de l uz q ue em ana des de dent ro del
cuadro, contrastado con el claroscuro donde se sumerge parte del rostro, como
dándonos un toque de misterio anti renacentista y más conceptual.
409
La pose y el color rojo carmín de l os labios y de l a camiseta nos hacen
olvidar q ue es tamos ant e el r etrato de u na ni ña, l a hija de R ICHTER, p ara
contemplar un retrato contemporáneo de extraña belleza sensual.
410
10.6. 2. Contrapintura.
BAKER (su hija), 1965. RICHTER. Museo Frieder Burda, Colección Baden-Baden, Alemania.
411
LA MAJA DESNUDA, 1797-1800. GOYA. Museo del Prado. ESTUDIANTE, 1967, RICHTER. Colección
Madrid. Olbricht, Alemania.
412
LOS DESASTRES DE LA GUERRA, GOYA. Grabado. SIN TÍTULO, 1966. RICHTER. Colección particular.
Berlín. Fotografía (Puede ser un autorretrato).
En la obra “Sin título”, de 196 6, RICHTER nos muestra una cara oculta
cuyo significado puede ser el de l a asfixia ( literalmente) la falta de libertad, la
opresión (como la que se experimentaba al otro lado del muro de Berlín, donde
vivió) o pued e r elacionarse también c on l os horrores de la g uerra, el d olor, el
miedo o la muerte, y encontramos otra aproximación a la obra de GOYA en sus
Desastres de la g uerra. G ERHARD RI CHTER puede ex perimentar par ecido
dolor t ras l a I I G uerra M undial (1940-45) y nos o frece este t estimonio,
asfixiante. Posiblemente es el artista mismo quien se tapa la cara y manifiesta
así s u hor ror, c omo un r etrato-autorretrato, de nu evo, pl enamente
contemporáneo. Una especie de retrato del sentimiento colectivo de gran parte
de la sociedad occidental ante la impotencia de u na guerra de tal magnitud en
pleno siglo XX. Lo que siguió a l a guerra en es tado puro, tampoco fue mucho
mejor c on la g uerra f ría, a l a que t ambién puede q ue al uda l a obr a por l as
fechas en que está realizada y sabiendo que vivió durante un t iempo en zona
afectada, en tan convulso momento.
413
Esta ex presión d e h orror t ambién po demos v erla en D URERO, en
algunos de sus grabados, como estos que mostramos a continuación:
414
RICHTER c reció físicamente en D resde e i deológicamente entre
Nietzsche y Marx, recibió educación artística en l a escuela de Bellas Artes de
aquella c iudad, don de s e es pecializó en pi ntura m ural. E n 196 1 em igró
definitivamente a A lemania F ederal. E n l a Academia de B BAA de D üsseldorf
completaría sus estudios, que finalizaría en 1963.
Como Lebrero Stals dice sobre R ICHTER, y nos sirve para ahondar en
su f orma de p ensar y s er: es un : "pintor pol ifacético, de disciplina f érrea e
insólita coherencia que a principio de los sesenta tomó la decisión de destruir la
mayoría de la obras que hasta entonces había realizado en Alemania del Este.
Únicamente conservó un álbum fotográfico que confeccionó al poco de llegar a
Düsseldorf y que doc umenta metódicamente g ran par te de l o ex perimentado
hasta entonces. Este volumen constituye testimonio y aviso del compendio que
hasta hoy ha ido acumulando en su extenso archivo fotográfico conocido por el
nombre de Atlas. L a f otografía, m edio de r eproducción pr opio de l as
tecnologías c ontemporáneas y p or l o t anto r eflejo i ntenso d e l a r ealidad, l e
sirvió par a l iberarse d el pes o de l a hi storia del ar te. V er, fotografiar, y pi ntar
valiéndose de l a c ámara c omo herramienta c atalizadora ha sido des de
entonces uno de l os principios m etodológicos es enciales d e s u trabajo. S e
trata, p ues, d e enc ontrar al go y de i ntentar c ontrolarlo: ac eptándolo,
cambiándolo o i ncluso destruyéndolo. Para RICHTER, el cuadro es en pr imer
lugar un obj eto q ue el ar tista manipula manualmente. E ste r econocimiento
personal de la artefactualidad de la obra de arte, aunque sea pintada, le acerca
a la idea del " ready-made" de D uchamp. A demás d e c onstituirse c omo
manifestación de un a apar iencia, en s u opinión, l a t ela pi ntada s e enc uentra
más c erca d e l a r ealidad q ue l a fotografía, debi do a s u mayor m aterialidad
física. E s su procedimiento artesanal lo que casi la convierte en una realidad.
Constituida e n modelo g racias al pr oceso i ntelectual q ue c onsiste en el mero
hecho de s eleccionar i ndividualmente un fragmento del m undo m aterial y
transformarlo en c uadro ( imagen-objeto) c ontribuye a esclarecer l o
inexplicable." 203
203
LEBRERO STALS, J.: Gerhard Richter. En catálogo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Madrid: Grupo 3, Barcelona. 1994, pp. 7-9.
415
En el c aso de R ICHTER, l a ut ilización de l a f otografía l e per mite
objetivizar la observación, corrigiéndola. Así trata de evitar la estilización y las
alteraciones q ue s u punto d e v ista par ticular y s u pr oyección m emorística
podrían provocar en e l sujeto es tudiado: " cuando pinto una foto -decía y a en
1972- puedo olvidar todos los criterios de referencia y, por decirlo así, pintar en
contra de mi voluntad; algo que creo enriquecedor” ( …). Y c omo s eñala el
autor L ebrero S tals: “ Formalmente, el pr oceso q ue a plica no c onsiste
meramente en pi ntar l a foto, c omo s ería el c aso de s us c oetáneos
fotorrealistas. L e c aracteriza una premeditada al teración d e l os c ontornos del
original. En l os t rabajos f oto -pictóricos d e s u obr a c ompleta, l a i magen
resultante a parece desenfocada y l evemente m ovida, c ontradiciendo
voluntariamente la c apacidad de al ta r esolución r eproductiva i nherente a l
propio pr oceso fotográfico. A sí s e pud o al ejar de l a pi ntura, acercándose a l a
fotografía y a la vez falseándola" 204.
204
LEBRERO STALS, J. "Gerhard Richter". Op. cit., p. 8.
416
racionalidad y pr e-reflexión. R ICHTER, c onsigue ex tirpar el " alma" del l ienzo
para sentir la libertad de expresarse matéricamente, en una comunión con su
estado ps íquico del m omento. P ero a l a vez l lama l a at ención s u f actura
minuciosa y precisa, "la preciosista mecánica de c onfección de la imagen o e l
delicado g usto c ompositivo que c aracterizan s u t rabajo" hac ia u n s ignificado
central; "sin ser m eramente f ormalista" -nos acerca Lebr ero- "su o bra
ejemplifica l a desviación forzada d el c ontenido más allá d e l a pr opia i magen
ante la dramática falta de t rascendencia de un aura que el autor encuentra en
el cuadro" 205.
205
LEBRERO STALS, J. "Gerhard Richter". Op. cit., p. 9.
417
desmitificación d e l os es tamentos y bas tiones del A rte t al c omo s e c oncebía
hasta las primeras Vanguardias.
418
Por ot ro l ado, deb emos i ncidir en ot ro par ámetro d entro de l a ob ra de
RICHTER ( y de ot ros ar tistas desde l os años 70 principalmente, c omo
WARHOL c laramente, por ej emplo): s e t rata del pú blico y s u m irada s obre l a
obra de arte n ueva. " Un as pecto es encial de es ta c aída en g rado c ero d el
significado atañe di rectamente al es pectador y a s u pos ición de mirar como
elemento constitutivo del sentido de la obra. Artista o no, la audiencia empezó a
entender definitivamente la cultura como un archivo, la biblioteca en la que los
valores ac umulados en l as m ás di spares es tanterías g anan o pi erden
206
relevancia en función del lugar desde donde se miren y lean."
206
GRAVITY, GRACE. Nuevos tiempos, nuevos pensamientos, nueva escultura. Catálogo. Galería
Solen Thompson, Hayward. 1993, p. 34.
207
GRAVITY, GRACE. Op.cit., p. 36.
419
a base de es as imágenes-retratos fotográficos; en esta especie de collage de
retratos desaparece l a j erarquización en un m agma homogeneizarte; don de
los r ostros s e " vulgarizan" i ntentado parecerse un os a ot ros, di ferenciándose
tan sólo por sus propios rasgos fisonómicos, pero con un tratamiento idéntico e
igualitario de grises, que llega a una "conformidad" así mismo ideológica.
420
Instalación de los 48 retratos, Bienal de Venecia, 1972. Pabellón de República Federal de Alemania.
421
momento de f alsedad (la hipostización 208 de es te hecho hi stórico en una
"esencia" del arte)." 209
208
Hipostización: tomar como realidad algo que sólo existe como concepto.
209
BÜRGER, PETER, Teoría de la vanguardia. Península, Barcelona, 2000, pp. 99-100.
422
acumulativo y masificado (exhibirlos uno tras otro en hilera, de la misma forma,
tamaño y colorido).
423
Al igual que los retratado deben ser tratados en s u justa nueva medida,
el retrato, como representación de alguien, también debe serlo, y RICHTER lo
consigue, q uizás no d e forma explícita, per o s i al analizar el c onjunto de s u
obra, su pensamiento y su compromiso con el saber a través de su arte.
424
Detalle de los 48 RETRATOS, 1971-72. RICHTER.
425
Detalle de los 48 RETRATOS, 1971-72. RICHTER.
426
En “48 Retratos”, a demás, R ICHTER deja l a m irada del es pectador
indefensa e n l a s oledad y r udeza del ai slamiento; p or s u forma y c ontenido,
pues, podríamos calificarlos de Retratos "neutros", donde prima, simplemente,
el " factor hu mano" o el " factor i ndividuo", p or enc ima d el t ípico r etrato al us o
donde se intenta captar algo especial del retratado. A quí el significado último,
según nosotros lo vemos, es un compendio de los significados individuales. Lo
característico de un r etrato, s e multiplica e n s u búsqueda, y s e divide en s u
propio ser dejando d e i mportar c omo r etratos en s í mismos. Trasciende de l a
mera suma de retratos, no la propia trascendencia del ser individual.
210
LEBERO STALS, J. "Contrapintura". Op.cit., p. 25.
427
Opinamos t ambién, que q uizás R ICHTER j uegue al des concierto,
pareciendo q ue n os d a unas c laves s obre a lgunos t emas, p ero n o s iendo así
realmente. P orque, l o que en oc asiones nos par ece es q ue q uiere s eguir
investigando a t ravés de c iertas pi stas, d esmontando el u niverso de l a c rítica
del arte y a la propia crítica en sí misma.
Así como los “Ready mades” de D uchamp terminaron entre las paredes
de los museos, los trabajos de GERHARD RICHTER se han revalorizado en el
Mercado del arte, y tanto como las obras de un WARHOL o un B ACON a día
de hoy.
211
Ver en p.331 del presente estudio.
428
Desde los años 90, en su última, o más reciente, etapa, G. R ICHTER,
se ha i ntroducido más en una es tética a bstracta, c on c reaciones de g ran
belleza y serenidad, pero dentro, siempre, de su tónica experimental. Además,
sus úl timos c uadros, del 20 05, m edían u nos nueve metros, por ej emplo,
poniéndose al día respecto a los formatos que más se han puesto de moda (o a
lo que él mismo ha contribuido a poner de moda, pues es ya un decano del arte
en el panorama actual).
Los hechos de los que habla con sus pinturas RICHTER, el tema en sí,
es l o s uficientemente es tremecedor c omo par a c onmovernos ya ant es de
429
observar l as pi nturas con de tenimiento. En este c aso, t emática y forma están
perfectamente acompasados:
Hacia finales de los años 60, dentro del clima contestatario de los hijos
de l a úl tima Guerra Mundial, muchos j óvenes s e e ncontraban huérfanos d e
ideales, en es te c aldo de c ultivo s urgió l a de nominada R .A.F., “Facción d el
ejército rojo” e n es pañol, e n el s eno de l a aun dolida A lemania del M uro d e
Berlín. Debido a los apellidos de dos de los cabecillas más importantes de este
grupo, l a ba nda fue conocida po pularmente c omo " La b anda d e B aader -
Meinhof", que comenzó a reivindicar cambios políticos y sociales desde el seno
estudiantil y des de l a i zquierda r adical m ás ac tivas de l a R epública F ederal
Alemana, y t erminó expresándose m ediante l as ar mas y l a violencia ( con
numerosas v íctimas ent re y f uera de s us filas) t ras dec idir f ormarse j unto a
terroristas palestinos. Pero, en un principio no tenía carácter terrorista, la RAF
sólo pretendía ser un grupo de resistencia al estilo de las guerrillas urbanas de
Sudamérica; e ntendían l a g uerra de g uerrillas como una l ucha c ontra e l
sistema, el c apitalismo y el i mperialismo de l os E stados U nidos e n un a
contienda i nternacional de l iberación. H asta la det ención d e l os 5 primigenios
cabecillas, la banda, nunca había matado a nadie, siendo ellos los que habían
sido s iempre dur amente r eprimidos ( llegando a l a m uerte de v arios de el los
antes de c onvertirse en t erroristas v iolentos) en s us pr otestas, encierros y
actividades anti-sistema.
430
protesta i nterna e n l a pr isión, en un a huel ga de ham bre) l os c uatro r estantes
miembros fundadores de la Fracción del Ejército Rojo aparecieron muertos en
sus celdas de alta s eguridad en la pr isión de S tuttgart-Stammheim, por
separado y c omo h echos ai slados unos de o tros. La versión o ficial f ue el
suicidio para cada uno de ellos, pero al ser la prisión de alta seguridad y ser lo
hechos poco claros (ella, Ulrike Meinhof apareció ahorcada con una toalla, dos
de ellos con varios balazos y otro acuchillado de forma que difícilmente podía
haberse infligido sus pr opias h eridas) p ocas per sonas c reyeron l a v ersión
oficial.
431
BAADER-MEINHOFF, 1988. RICHTER.
“Desde que soy capaz de pensar he sabido que toda regla u opinión, en
tanto que estén motivadas por una ideología, son una falacia, un estorbo, una
amenaza o un crimen".
432
“neutralizadas” ( que no ne utras). D urante s us años e n l a A lemania
Democrática, s in em bargo, habí a apos tado por la l lamada “ tercera v ía”, que
abogaba p or un s ocialismo más hu mano, al ejado t anto d el s ocialismo de
Honecker c omo del c apitalismo oc cidental más s alvaje. A unque,
paradójicamente es a hora uno de l os pintores al emanes más c otizados en e l
mercado del arte actual, junto a Polke.
212
OLIVEROS, A. Gerhard Richter: “Cuarenta años de pintura”. Verbigracia, Caracas: El Universal., Nº
30, Año V, 27/04/2002.
433
En las 15 pi nturas sobre " Baader-Meinhoff”, o bservamos una
inmaterialidad reiterada por el dramatismo de lo representado, como en t odas
sus a nteriores y pos teriores pi nturas “ fotográficas” ( por as í de cirlo). P ero
además s e e nriquecen c on es a s ensación de c ompilación de c onocimiento
analítico, c omo s i l as i mágenes fueran de un es tudio forense ( dotado de un
halo de romanticismo, pero con pretensión científica); como si quisiera aunar lo
creativo c on l o ar chivístico, s i es to fuera posible den tro d e l o contradictorio a
priori. P ero es tos r epresentados s on m uertos de v erdad, en un l ugar y
momento c oncretos d e s u pr esente, y , ni siquiera, el velo de l a neut ralidad
romántica que RICHTER ha derramado sobre esos rostros y cuerpos ya inertes
pueden cambiar un hecho político de tal calibre, algo de lo que, nos atrevemos
a afirmar, es totalmente consciente el artista.
434
Museo de Arte M oderno d e N ueva Y ork: “ Gerhard R ichter: C uarenta años d e
pintura”213.
213
OLIVEROS, ALEJANDRO. Gerhard Richter: Cuarenta años de pintura. Op. cit., p. 38.
435
focalizar la pintura en lo importante. En este caso RICHTER sólo “es”, aparece
en esencia y estado puro según su propia visión, sin alardes detallistas.
436
incluso CLOSE. Sobre todo, los mencionados en pr imer lugar, todos coinciden
en captar de forma fugaz en lo espacio-temporal sus rostros (sus autorretratos),
a m odo d e pr esencia efímera; podríamos t omarlos c omo u n “ ensayo” l iterario
de s í m ismos, u n ensayo v isual, c laro, c on s us pr opios l enguajes, l os m ás
personales, no los que les dan fama o dinero, sino quizás los más veraces para
consigo mismos.
437
ATLAS (detalle de edición), 1964 -1997. RICHTER.
214
Un repertorio de 345 plafones se expuso por primera vez en el Museum Hedendaagse Kunst de
Utrecht. Desde 1997 Atlas es propiedad de la Städtische Galerie im Lenbachhaus de Munich.
438
10.6.3. El Romanticismo en GERHARD RICHTER. Relación con DURERO,
REMBRANDT y GOYA.
439
fotopintura (dentro de un m ovimiento en c ierto modo r econocido, p ero de
difusos contornos estilísticos, y de difícil enmarcación ciertamente).
215
Puede traducirse, literalmente, por “tormenta e ímpetu”, el nombre de este grupo de escritores
alemanes de mitad del siglo XVIII, como Goethe, Schiller o Herder, que pusieron el acento de lo artístico
en lo creativo, en la subjetividad y el dejarse llevar por la naturaleza de lo más personal o sentimental, en
contraposición al racionalismo y enciclopedismo de la Ilustración.
440
RICHTER, como continuador de l a tradición romántica en l a plástica de
los s iglos X X y X XI s e de finiría por l as s iguientes características que
encontramos en él:
216
OLIVEROS, A. Op. cit. p.13.
441
WACHENFELD, 1965. RICHTER. LIZ KERTELGE, 1966. RICHTER.
Los rostros que mostramos sobre estas líneas nos muestran esa especie
de idealización del r ostro de l a mujer. Y au nque t ras o bservar l os r etratos d e
WARHOL, podríamos encontrar una misma tendencia a resaltar los rasgos más
femeninos y , po dríamos de nominarlo as í, superficiales, no e ncontramos l a
misma finalidad o motivación en ambos.
442
SASKIA CON FLOR ROJA, 1641. LA DUQUESA DE ABRANTES, LEYENDO, 1994. RICHTER. MOMA, San
1816. GOYA. Museo Nacional del
REMBRANDT. Gemäldegalerie de Francisco.
Prado. Madrid.
Dresde.
443
enlaza, n o sólo con l a g ran c antidad d e g rabados er óticos d e R EMBRANDT,
sino con PICASSO, p rincipalmente en sus g rabados de los úl timos tiempos,
donde m uestra a l a mujer, e n s u a bstracción c ubista o d eformación fauvista,
casi como un objeto de deseo continuo, como un elemento material más de su
estudio de pintor (como un caballete o silla); en RICHTER podemos encontrar,
a mujeres de sexualidad desinhibida , así como una nueva imagen de la mujer,
la m ujer m oderna, q ue pu ede m ostrarse claramente como f etiche, aunque e n
RICHTER podemos poner en duda que sea la mujer que desea, sino más bien,
retrata a la mujer como no querría verla en esta sociedad, como un objeto más
de uso y consumo. En este caso creemos que actúa como con el retrato de la
reina I sabel I I, c on u na c rítica s oterrada, pero q ue es tá a hí y va s aliendo
conforme más miramos obras como las que a continuación mostramos.
444
clásico de bel leza y dot ada de un g esto universal a u na madonna j oven,
cargada d e s entimientos p uros. A demás, l os r asgos q ue vemos se r epiten en
algunos otros rostros para mujer, por ejemplo en “María rezando”, también de
facciones y oj os net amente r edondeados, tez al go s onrosada y una pi el m uy
blanca, además de una expresión dulce y beatifica, nada parecidas (en estética
y ex presión) a ot ras m ujeres de s us retratos, dibujos y g rabados, d onde
predomina el carácter y los rasgos duros, e incluso feos y algo grotescos.
CHICAS WEEN, 1967. RICHTER. OLYMPIA, 1967. RICHTER. PEQUEÑO DESNUDO, 1967.
RICHTER.
445
Para c orroborar es ta hi pótesis s obre s us dos v isiones de l a m ujer
contemporánea mostramos las dos obras de abajo (al igual que los rostros de
la pág ina 442), u na d e una mujer c on s u h ija, y ot ra de l a hi ja de él , B etty,
nuevamente retratada, en la visita a un museo.
446
Betty de espalda representa a la hija del artista, pero lo sabemos por el
título, y a q ue en este r etrato ( realmente un ant irretrato) l a pr otagonista da l a
espalda al es pectador y al aut or, c omo hi ciera en 1818 J uan B auzil c on s u
“Retrato de Carlos IV, de es paldas217”. E n es ta o bra podríamos d ecir q ue s e
está n egando el r etrato y R ICHTER hac e frente as í a l as nor mas
convencionales del retrato.
217
Ver imagen en p. 33.
218
Un movimiento este, al fin y al cabo, entre la línea pura del Neoclasicismo y el sentimentalismo del
Romanticismo, pero ambas corrientes bebiendo de las fuentes de la Antigüedad grecolatina, aunque por
distintos motivos; tomando temáticas los primeros y estéticas los segundos del clasicismo antiguo.
447
EVA, 1507. DURERO. EMA-DESNUDO EN UNA ESCALERA, 1966. RICHTER.
448
Pese a que ambos desnudos están cargados de s ensualidad y belleza,
los dos gozan, sin embargo, de cierta frialdad, Eva por el detallismo y su visión
nórdica donde las redondeces de la musculatura es casi escultórica, y Ema por
la gama grisácea de color, pese a q ue ambas están realizadas con una paleta
cálida, pero de tonalidades oscuras a excepción de los cuerpos luminosos que
antes c omentamos, q uedando as í más en marcados y c entradas, por el lo,
dentro de la composición de cada obra. Además, Ema es una mujer distante o
demasiado t ímida q ue v iene hac ia nos otros s in c onocer bien sus motivos, y
Eva está a punto de darle la manzana a Adán, de la serpiente que tiene al lado,
por lo que tampoco puede congratularse del todo con el espectador.
449
10.7. CHUCK CLOSE (1940- ). RETRATOS Y AUTORRETRATOS.
450
10.7.1. Los principios del Fotorrealismo.
219
"(...) no fue hasta 1972 cuando las tendencias fotorrealistas, que empezaban a difundirse en Europa
con el nombre de hiperrealismo (y en EEUU también se le llamó Sharp Realism, Superrealism y Radical
Realism) recibieron un importante reconocimiento en el marco de las sección "Trivial Realism" de la
Documenta V de Kassel", en GUASH, A.M. El arte último del siglo XX. Del postminimalismo a lo
multicultural. Alianza. Madrid. 2000, p. 201.
451
Nunca antes s e había ut ilizado l a fotografía d e u na m anera t an
sistemática como herramienta artística; se buscaba un al to grado de libertad y
precisión que convirtió a l a cámara en aliado; la fotografía podía fijar de forma
exacta y m ás obj etiva un f ragmento de r ealidad bi dimensionalizándolo,
inmovilizándolo y c ongelando el movimiento v ivo. H asta el pu nto d e
observaciones como las que realiza CHUCK CLOSE: "la cámara fotográfica no
es consciente de lo que observa. Se contenta en registrar el todo, tal cual. Es
sobre esta imagen que quiero trabajar (...), una imagen en dos dimensiones" 220
GRAN AUTORRETRATO, 1967-68 CHUCK CLOSE, Colección del Walter Art Center.
(273,1 x 212,1 cm.) Óleo sobre lienzo.
220
NEMSER, C. "An interview with CHUCK CLOSE", en Artforum. Enero, 1980, p. 51.
452
AUTORRETRATOS, 1967-1968. CHUCK CLOSE. Fotografía en b/n para GRAN AUTORRETRATO.
453
para el C atálogo del R eina S ofía: “ Chuck C lose, pi nturas ( 1968-2006)” 221,
CLOSE: “(…) posaba con el torso desnudo pero no tanto como para llamarlo
“desnudo”, y encaraba la cámara a través de la cual capturaba la imagen sobre
la q ue s e i ba a bas ar l a pi ntura c omo s i s e es tuviese c onfrontando a u n
fotógrafo de l a p olicía par a s u fichaje e n u na c omisaría”. A sí pues , el pi ntor
juega a representar, a r epresentarse a sí mismo, como si él fuera una cámara
en un a ac ción ( como un happening, paradójicamente, sin p úblico), donde
reconstruye l os hec hos t ras l a s esión fotográfica. D icha s esión fotográfica es
desde d onde parte un a es pecie de dr amatización artística, y e s de sde d onde
parte el proceso artístico para CHUCK, que culmina en el retrato pintado. Otra
observación i nteresante de S torr s obre es ta obr a es q ue el a utor q uiere
aparentar que se reproduce en una fotografía de ficha policial, pero donde se
note que no está, realmente, hecha de una forma mecánica; por ello aparece,
suponemos, c on l a a ctitud del p ersonaje d e un a ficha p olicial, p ero c on un
cigarro, y semidesnudo, apelando a un sentido del humor implícito en el acto de
posar de es a m anera t an i nformal. A lgo en l o q ue al pr incipio no r eparamos
ante el choque que produce el ver a alguien en una pintura en blanco y negro y
aparentemente tan serio y desafiante.
221
STORR, R. De la manera más difícil. Catálogo. Chuck Close. Pinturas. 1968-2006. Madrid: Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 2007, pp. 31-32.
222
Recordemos que WARHOL trata el tema de la violencia policial en sus obras sobre las fotos de
descargas policiales ante manifestaciones y disturbios, y en algunos de sus films underground, donde
muestra la cara B de la sociedad y la violencia policial, como parte de la nueva forma de vida de la
población joven norteamericana.
454
sus c onocidos. A unque es ta forma de preparar l os r etratos t erminó t ras l os
años 70.
455
Como s eñala William C . S eitz e n u n artículo e n el q ue analizó l as
diferencias ent re el N ew R ealism y el Photo R ealism, “ los f otorrealistas
sustituyen el ojo humano por el objetivo fotográfico y sus consecuciones, para
aproximarse al mundo contemporáneo, sea el de l a realidad banal y cotidiana
de c ualquier anó nimo c iudadano, o s ea el de l as i mágenes m ediáticas
apropiadas d e l os per iódicos, de l os c arteles o de l as pr opias fotografías, o ,
incluso, y r edundando en l a i dea, en e l m undo d e l as " imágenes d e
imágenes”223.
223
SEITZ, W. C. "Art in the Age of Aquarius", 1955-1970, en Post Pop and Photorealism. Londres:
Smithsonian Institution Press, 1992, pp. 185-200.
456
caso, con pincel utilizado de tal manera que consiguiese los mismos efectos de
"distanciamiento" que el aerógrafo." 224
Boceto para GRAN AUTORRETRATO. CHUCK CLOSE. 1968. Museo de Arte Moderno de Nueva York
(donación de Norman Dubrow). 47,3 x 34 cm.
224
GUASCH, A. M. Op cit, p. 201.
457
de ironía (...)." 225. Aunque en el tema de la ironía y sentido del humor, CLOSE,
según n uestra opinión, s i q ue s e i mplica, h aciendo g ala d e el lo en t odos s us
autorretratos.
225
GUASCH, A. M. Op. cit., p. 202.
226
GUASCH, A. M. Op. cit., p 203.
458
Con es ta última es tética b asada e n l a i magen g enerada p or ordenador
(un paso más en la re-visión de la imagen virtual hacia donde hoy caminamos),
CLOSE define una renovada nueva realidad donde él mismo opina: "Me parece
que la figura puede ser usada como una fuente de nueva información, pero
sólo si las nuevas estrategias y técnicas hacen posible nuevas maneras de
crear formas" 227.
227
NEMSER, C. "An Interview with CHUCK CLOSE", pp. 51-55.
459
hace p erder hu manidad a l a figura. R ichard A vedon y a habí a e mpleado l a
ampliación del rostro en sus retratos, una práctica que el pintor CHUCK CLOSE
practica has ta l os l ímites ex istencialistas d e es ta ex presión y l a c uriosidad
sobre l a i nteracción e ntre el ar tista y el m odelo 228. T odo r ostro ag igantado s e
diferencia del rostro ordinario en que éste fundamentalmente comunica, puede
eventualmente seducir, pero su papel es hacer circular palabras: contraseñas,
mientras el r ostro en primer pl ano i mpresiona, fascina, i mpone su m undo. U n
rostro en pr imer plano despliega siempre un aspecto totalitario de la visión: el
espectador no s e p uede dedi car a v er m ás q ue u na c osa a l a vez, ol vidando
todo lo demás. Se trata de v er una c osa y sólo una, lo esencial es que no s e
vea nada más q ue e ste peq ueño mundo cerrado. C on el r ostro ag igantado
sucede aquello que dijera Eisenstein respecto al primer plano: "una cucaracha
filmada en pr imer plano parece más terrible que una manada de e lefantes en
plano general." 229
GRAN DESNUDO, 1967. CHUCK CLOSE. Colección particular de J.M. Shirley (3 m x 6,50 cm.).
228
De hecho CLOSE llama a sus retratos, “Heads” (cabezas), algo que nos lleva a las famosas “Cabezas
colosales” del arte precolombino, aunque estos rostros son anónimos para nosotros a día de hoy.
229
RUIZ DE SAMANIEGO, A. "La pérdida de nuestros rostros" en Retratos. Cuadernos del IVAM, nº
04. 2005, p.4.
460
Este c uadro d e g ran formato es tá r ealizado u niendo fotografías, q ue
combinan, ya de por sí, diversas técnicas.
230
STORR, R. Op.cit., p. 31.
461
10.7.2. Reinventar el retrato.
PHILIP GLASS (Phil), 1969-83. CHUCK CLOSE. Óleo sobre lienzo. 274,3 x 213,4 cm.
462
BILL, 1990. CHUCK CLOSE.
463
distancia al cuadro, el rostro está a punto de desaparecer pero no desaparece,
las pequeñas piezas que se acumulan traen en este caso, no trágico contraste
sino c olores, c olores cada v ez m ás c erteros par a l a t rama pictórica de l a
ilusión. O tra v ez l a pi ntura c omo objeto de l a mirada p ero d entro de l os
parámetros des prestigiados d el g énero del r etrato: uni dad de forma y
elocuencia del sujeto con el oficio pictórico capaz de c rear matices cromáticos
como R embrandt, V an G ogh o C ézanne." 231 Y también c onsiguió uno de l os
efectos más buscados en s u t rabajo, el efecto all over 232 de J ackson P ollock,
ganando importancia la impresión de la superficie pictórica.
231
MARTÍNEZ ARTERO, R. El retrato. Del sujeto en el retrato. Montesinos. Madrid. 2004, pp. 234-235.
232
Podemos traducida el nombre de esta técnica en inglés por “cobertura total”, o sea, “totalmente
cubierto” de pintura, en este caso.
464
libertad tal con la imagen que amenaza con perderse y no permitir que se lea
como un todo." 233
233
VICENTE, Mercedes: "Entrevista con CHUCK CLOSE. Reinventar el retrato". Revista Lápiz. nº 145,
2000, p. 68.
234
SHIFF, R. "Conversación con CHUCK CLOSE" Catálogo CHUCK CLOSE. Pinturas. 1968-2006.
Museo Nacional Centro de arte Reina Sofía. Madrid. 2007, p. 73.
465
Daguerrotipo de CHUCK CLOSE. Bill Clinton siendo Fotografía. SIN TÍTULO (Bill Clinton). 1996.
fotografiado en la Casa Blanca. Agosto de 1996. CLOSE.
PRESIDENTE BILL CLINTON. CLOSE. 1995. Óleo sobre lienzo. 275,6 x 213,4 cm.
466
Como podemos observar en el retrato del ex presidente de los Estados
Unidos, B ill C linton, C LOSE d omina u na a mplia g ama d e t écnicas g ráficas y
plásticas para la producción de sus inmensos retratos. Hay que reconocerle su
gran l abor y s u af án de ex perimentación, dond e dos d e s us her ramientas
principales son (algunas ya mencionadas):
- Las técnicas aplicadas: como el acrílico, acuarela, lápiz, óleo, tinta, linóleo o
pasta de papel.
235
El daguerrotipo es un aparato fotográfico inventado por Daguerre en 1839, mediante el cual obtenía
imágenes por daguerrotipia. Con este procedimiento se fijaba químicamente, en una lámina de plata pura
dispuesta sobre un soporte de cobre, la imagen obtenida en la cámara oscura. No se podía obtener copias.
Quedaba revelada y fijada una sola imagen.
467
Actualmente, l os r etratos q ue C HUCK C LOSE r ealiza a f amosos, l os
ejecuta con estas técnicas, primero las tomas en f otografías con daguerrotipo,
para captar todos los matices posibles de la luz y las sombras (unas fotografías
de gran calidad) y luego, tras el procesado en ordenador, la imagen de imprime
en l os grandes t elares, a m odo de g randes t apices d e ant año, y c on el
evolucionado sistema del antiguo y famoso telar belga 236; mientras que en l os
antiguos r etratos, en pintura ( a m ano, p or as í dec irlo), r epresentaba a s us
amigos y familiares.
BRAD, 2009. CHUCK CLOSE. Ta piz d e BRAD PITT. 2009. CHUCK CLOSE. Daguerrotipo para
J a c qu ar d. 1 04 x 7 8 pul ga da s . Ed ic ión d e tapiz, en revista W Magazine, edición de Febrero de 2009.
10.
236
El telar de Jacquard, el telar mecánico inventado por Joseph Marie Jacquard en 1801, basado a su vez
en otras máquinas de tejer, que utilizaba tarjetas perforadas para poder tejer patrones en la tela,
permitiendo que casi cualquiera pudiera entretejer diseños complejos.
468
LESLIE (su mujer), 1972-1973. CHUCK CLOSE. Acuarela sobre papel y lienzo (184,2 x 144,8cm.).
Colección particular. Nueva York.
469
Aquí m ostramos, tres r etratos c ercanos en esa “ pureza” a l a q ue nos
referimos c omo a portación a nu estra t esis. T ras un pr imer v istazo pued en
parecernos fríos, per o l uego i ndagamos en el los p orque no nos dej an
inmutables, nos perturban, n os “ acosan” e n s u l impieza, s on “ autónomos” y
“neutrales”, sobre todo los dos segundos. El gran rostro de “ BACON”, pintado
por FREUD, inicia el camino de este retrato “puro”, neutro”, auténtico, directo,
y r abiosamente c ontemporáneo, q ue marca el c amino p ara el r etrato
postcontemporáneo h asta n uestros días, s in dud a. A unque aún hay c arga
emocional, nos transmite la difícil vida interior de BACON, no como Betty (cuyo
retrato he mos g irado 90 g rados par a c ompararlo c on l os ot ros d os) o Les lie,
que t enemos q ue i maginar c ómo s on, p ues l os r espectivos a utores han
intentado solamente transmitir un a s ensación s util, no u na c arga ps icológica
tan fuerte como en el Barroco o en el Romanticismo.
BACON, 1952. FREUD. LESLIE, 1972-73. CLOSE. BETTY, 1987. RICHTER. (Original en
posición horizontal).
470
Si PI CASSO o BACON t rasladan t odas s us “ distorsiones” mentales a
sus retratados (deformando formalmente a sus retratados), RICHTER y CLOSE
(sobre t odo es te úl timo) i ntenta h acer t odo l o c ontrario, distanciarse par a
mostrar solamente a alguien pintado, alguien que conocen bien, pero a los que
no quieren “traicionar” observándolos desde su propio yo, de ahí la “pureza”, en
parte, de la que hablamos en estos últimos capítulos.
GEORGIA (hija del artista), 1985. CHUCK CLOSE. Pasta mojada sobre lienzo.
Colección particular de John y Mary Shirley.
471
CINDY, 1988. CHUCK CLOSE. Óleo sobre lienzo. 102 x 84 cm.
472
CINDY II, 1988. CHUCK CLOSE. Óleo sobre lienzo. 72 x 60 cm.
473
MAGGIE (detalle), 1996. CLOSE. Colección particular.
474
FANNY (Abuela de Leslie), 1985. CHUCK CLOSE. Pintura con los dedos. National Gallery of Art, Washington.
475
En este retrato de F anny, 1985, podemos observar un r ostro donde las
arrugas son los caminos recorridos en el tiempo, su rostro es como un recorrido
visual del t iempo, u n mapa q ue nos e nseña l a edad, l a v ejez, y también u na
forma de predecir que se acerca la muerte, aunque de forma afable.
237
STORR. R. Op cit. p. 35.
476
de nuevo aparece el sentido de performance en la obra de CHUCK CLOSE, de
la obr a r esultado de es a r eproductibilidad i mperante. C LOSE copia d e l a
realidad, per o i mpone s u pr opio “ enfoque” para s alirse de l a c adena de un a
simple r eproducción. Hace u na do ble pirueta h omenajeando a l a c opia, p ero
siendo superior a ella, por el componente humano, manual, de experimentación
y reflexión que conlleva.
MAGGIE, 2005-2006. CLOSE. Colección particular. Nueva York. Óleo sobre lienzo. (259, 1 x 213 cm).
477
Como podemos observar en varios de los retratos mostrados, CLOSE no
solamente ha pintado c on t écnicas c onvencionales, s ino i ncluso c on s us
propias h uellas dactilares, y ha em pleado t oda s uerte d e t écnicas her edadas
del grabado y la litografía, como comentábamos en la página 467 del presente
capítulo.
AUTORRETRATO, 1980. Stamp-pad ink on paper Maqueta para AUTORRETRATO, 1975. Polaroid en
(estampación con huellas dactilares sobre papel). blanco y negro ("fotografía realizada con lápiz y
líquido enmascarador, pasado y tapado con
plástico").
478
En 1988 el artista sufrió una tetraplejía incompleta, dejándolo paralizado
de c uello hacia a bajo, epi sodio d e s u v ida q ue C LOSE c alificó de " un
acontecimiento". E sto l o pued e e mparentar, en c ierto m odo, a G OYA, quien
sufrió la terrible sordera que lo aisló aun m ás de l a sociedad y ambiente en e l
que v ivía y que t anto le hi zo s ufrir. P ero l a pi ntura, l a p asión p or el la, pue de
más que la enfermedad y el dolor físico, y quizás, para ambos, el arte ha s ido
su forma de no empeorar o de curar parte de sus males.
CHUCK CLOSE, sin duda, es uno de los que más se ha acercado a esa
neutralidad y autonomía contemporáneas al autorretratarse continuamente. En
un intento, tal vez, de autoconocimiento y afirmación, consigue una visión de sí
cargada d e “ pureza”, l a q ue l e da el ac ercamiento d esde l a autobiografía
pintada, p ero s in aut odestrucción ( como e n WARHOL, P ICASSO o B ACON),
sino con reconocimiento.
479
AUTORRETRATO, 1500. DURERO. Óleo sobre tabla. Detalle AUTORRETRATO, 2009. CHUCK CLOSE. Tapiz de
del rostro. Jacquard.
480
artistas también muestran su más profundo lado humano, terrenal o humilde, al
no idealizarse en los rasgos, pero eso, si, querer trascender con sus actitudes y
el hecho en sí, de inmortalizarse por sus propios medios, el Arte.
AUTORRETRATO, 1994. CLOSE. Colección particular. 259,1 x 213,4 cm. Óleo sobre lienzo.
481
AUTORRETRATO, composición de 9 polaroid, (años 80). CHUCK CLOSE. 259,1 x 213,4 cm.
482
MI MADRE, 1985. D. Hockney.
483
Los úl timos a utorretratos, de l as pág inas 480, 481 y 482, m uestran al
mismo C LOSE, pero cada u no r ompe l a i magen p erfecta de al guna f orma,
distorsionando s u pr opio r ostro, en u no a bas e del j uego d e s imular l a
fragmentación artificial del vidrio; otra, jugando con la recomposición a modo de
collage con polaroid de di stintas partes de l a c ara q ue c onforman el r ostro
(fragmentando l a c ara en c uadrados i guales), y la úl tima t ambién es un a
reconstrucción d el r ostro a base de polaroid rectangulares, pe ro, además,
simula el desenfoque hacia los lados del retrato, dando un toque desenfocado
al conjunto.
Son las di ferentes f ormas que pu ede ado ptar la realidad superando l a
perfección de l a t ecnología. La c arga s ubjetiva de l a visión de uno m ismo s e
muestra hasta en una estética de marcado realismo que paradójicamente, y a
primera instancia, nos lleva a pens ar en q ue es objetiva, volviendo a l a ficción
del retrato del siglo XV, por ejemplo.
484
AUTORRETRATO, Composición en seis partes, 2005. CHUCK CLOSE. Fotografía ( 183,8 x 309,9cm.). Colección
Fundación Walker Art Center. Minneapolis.
485
BLOQUE 4:
RELACIONES,
COMPARACIONES, ANÁLISIS
Y CRÍTICA
486
En es te bloque pondremos en r elación, c omparando s us o bras, l os
retratos de l os ar tistas s eleccionados y es tudiados en es ta t esis, bi en por
parejas, o e n g rupo (donde s e i ncluyen t odos o v arios de el los s egún) al
analizar de f orma crítica alguna t emática o elementos en c omún q ue l os
relacione.
487
más bi en pos a al es tilo de l as m odelos de Vanity Fair, Vogue, etc., c omo l as
han inmortalizado los grandes fotógrafos del mundo del diseño de moda).
BAÑO DE MUJERES (detalle), 1496 DURERO. Kunsthalle, Bremen. Grafito sobre papel.
488
FLORA CON LAS UÑAS DE LOS PIES AZULES, 2000-01.
GRAN DESNUDO, 1967. PICASSO. FREUD.
Serie DRAG QUEEN, 1980-81. WARHOL. GRAN DESNUDO, 1967. CHUCK CLOSE.
489
Estos cuerpo significan el ideal de belleza del momento para los autores
desde l a c ontorneada j oven c entral del baño de D URERO (que n os t rae a l a
memoria las famosas bañistas de I ngres, en concreto “El baño turco” con todo
un harén), y l a más robusta Dánae de REMBRANDT (prototipo de la mujer de
carnes r otundas de s u époc a), has ta l a h uesuda es posa d e C HUCK C LOSE,
prototipo de la m odelo de los años 60 ó 70, con m enos glamour, c on l as
marcas del bi kini y el v ello c orporal, u n desnudo “ desmitificador”, por as í
decirlo. O el ejemplo del hombre transexuado en m ujer de A NDY, que aunque
no es un desnudo total, creemos que en su peculiar mundo (donde no hallamos
apenas desnudo de mujer, ni de ho mbre al completo; sólo en s us r etratos d e
genitales, q ue p or pud or no m ostramos, aparecen mujeres y hom bres
parcialmente desnudos) puede encajar dentro de este apartado por su cercanía
a la muestra de deseo carnal (en este caso, deseo de ser una mujer sensual, a
lo M arilyn en l as úl timas fotos par a l as q ue po só) y de des inhibición q ue
significa este semi- desnudo.
490
desnudas, pero más recatadas, d e es paldas, c omo l a V enus d el es pejo d e
Velázquez, o algunas odalisca de I ngres, o “Mujer r ecostada”, de François
Boucher; i ncluso el au torretrato de WARHOL m uestra es a ac titud de deseo y
espera, pero en este caso, la espera como pose, como una modelo que espera
ser fotografiada par a una r evista do nde s e la des eará v er ( si f uera r ealmente
una mujer bella). En el caso de DURERO, las mujeres en el baño es un tema
clásico también, como la odalisca, y aprovecha esta temática para estudiar la
desnudez femenina y poder mostrarla. Algo que suele hacer, mostrar cuerpos
desnudos ( y m ás en m ujer) s obre t odo en es bozos, di bujos, ag uadas y
grabado, y escasas veces en pintura.
491
sería el q ue más as éptico s e muestra, de ntro d e s u es tética d e la ap arente
“neutralidad” conceptual. Y aun as í, lo que nos recuerda, más que llevarnos a
un minimalismo forzado, es a u n es tudio de pi ntor, c omo s i p osara par a un
escultura o boceto (como en m uchos dibujos y grabados de PICASSO). En el
caso de l as mujeres en el baño de DURERO 238, también están mostradas de
forma s ensual, i ncluso l a pr otagonista del centro mira hac ia el frente, h acia
nosotros ( y q uien l a r etrata) d e forma directa y has ta divertida. A demás,
aunque no esperan a sus amantes, pues están en un baño de mujeres quizás,
si q ue es tán en el previo pas o, e n el ac icalamiento y as eo per sonal, en l a
antesala del encuentro con sus hombres, o sus maridos, seguramente.
238
Posible antecedente, para Ingres, de su gran obra“El baño turco”(1859-63).
492
DESNUDO, 1495. DURERO. Museo Louvre, París. Dibujo sobre BETSABÉ CON LA CARTA DE DAVID, 1654.
papel. REMBRANDT. Museo Louvre, París.
LA MAJA DESNUDA, 1797- 1800. GOYA. Museo del Prado, DURMIENDO JUNTO A LA ALFOMBRA DEL
Madrid. LEÓN, 1996. FREUD. Colección privada.
493
belleza y la es casa i dealización de l os m odelos, el nat uralismo y , en l as t res
pinturas ( que no en el di bujo), un a c ierta influencia del R enacimiento, c uyo
modelo ayudó a forjar el propio DURERO.
494
por el Santo Oficio en su vejez, por haber pintado su “Maja desnuda”. En este
cuadro G OYA r epresenta u na j oven franca y s ensual, q ue a l a v ez s educe y
mide al público c on la m irada. Este des nudo pr ovoca al es pectador y es
diferente y nov edosa par a l a época. Aquí el pintor nos m uestra una m ujer
“moderna” y según Licht, F., ya no es una diosa, donde la cabeza no armoniza
bien c on el c uerpo. GOYA di vorcia l a s ensualidad del a mor, oficialmente l a
modelo es u na m ujer pública, pr ostituta, ( quizás l a am ante d e G odoy, P epita
Tudó), aunque h ay di ferentes o piniones, también p odría s er l a Duquesa d e
Alba, v iuda en tonces, pues a G OYA s e l e atribuye un a r elación secreta c on
ella, aunque no se sabe con certeza (como señalamos con anterioridad a estas
líneas).
495
1. Como enfermedad, el mal de la sociedad contemporánea. Las personas
sufren, tienen dolores, heridas en la piel, no respiran bien, tienen falta de
movilidad, etc. y puede causar la muerte
El autor, pretende hacer realidad, para los demás, sus sentimientos más
profundos sobre lo que realmente le importa.
496
representa la belleza concreta de la mujer joven y lozana que le gusta a él (y a
Godoy por extensión si es cierto lo que se dice del cuadro).
497
11.1.2. El desnudo masculino y el retrato.
498
atención por sus aptitudes, por su físico y por su actitud en sociedad, y que por
ello es tuvieron en el punto de mira s iempre. WARHOL p arece buscar es to
mismo, pero no sabremos has ta qué pu nto pud o s entirse i dentificado c on l a
imagen general que transmitía.
Primero de los TRES ESTUDIOS REFLEXIÓN (Autorretrato), 1985. AUTORRETRATO, 1968. CLOSE.
PARA AUTORRETRATO, 1975. FREUD.
BACON.
499
acostumbrados, en el los pr ima l a d escomposición de l os r asgos principales,
aunque l ogra m antener l o m ás i mportantes par a s u r econocimiento; a demás
prima l a c arnalidad, e l c olor c arne r osada del q ue t anto g ustaba, c omo para
enfatizar lo que somos, materia, carne desechable al fin y al cabo.
500
En estas tres obras podemos ver puntos de contacto entre DURERO,
FREUD y RICHTER:
CRISTO CORNADO DE ESPINAS, ESBOZO PARA REFLEJO CON CONFRONTATION I (Serie sobre
1503. DURERO. Dibujo. NIÑOS, 1965 (autorretrato). BAADER-MEINHOFF), 1988. RICHTER.
FREUD. Grafito. Fotografía pintada.
501
SATURNO DEVORANDO A SU HIJO, 1820 – 1830, MAÑANA SOLEADA, OCHO PIERNAS, 1997. Lucian
GOYA. Museo del Prado, Madrid. FREUD. Colección privada, Londres.
502
la planta baja a l as circunstancias personales de G OYA, quien las convirtió en
un terrible juicio sobre sí mismo, sobre su compañera y sus relaciones mutuas”.
503
pretexto par a ocultar l a v erdad. S obre l o q ue r ealmente q uiere ex presarse el
pintor es s obre l as “ barbaridades” q ue c ometemos l os s eres humanos e n l as
guerras, sobre el animal que hay dentro de nosotros, lo crueles y bestias que
somos: matando, decapitando, torturando, y lo horrible que son las guerras. El
artista, en el exilio al final de sus días, representa en ese cuadro La Guerra, y el
mal de l a humanidad y s u v ergonzoso c omportamiento. P odemos m encionar
como m etáfora, q ue “Saturno dev orando a s u hi jo” r epresenta un ac to de
animales (que se devoran unos a otros), y por tanto los hombres se comportan
como “animales” en las guerras.
GOYA vivió una dura etapa en la historia de España, vio cinco reinados
y l a i nvasión f rancesa por N apoleón en 1807. M anifestando su pr ofunda
reprobación c ontra l a c iega l ocura de t odo c onflicto, y t ambién s u f e en el
liberalismo, a t ravés d e l a d urísima de nuncia c ontra el poder c onstituido y l a
Iglesia, G OYA r enueva pr ofundamente el p anorama pi ctórico es pañol de s u
tiempo y su influencia se prolonga más allá de nuestras fronteras.
504
humano. L os dos d esgarbados c uerpos, c arentes de c ualquier v oluntad
estética, r esaltan l a m aterialidad d e l a c arne pr esentándola de f orma c asi
obscena. E sta es cena r epresentada des afía l as c onvenciones s ociales y
nuestras pr eguntas al r especto s on: ¿ Ocho pi ernas s on dos a mantes?, ¿ el
perro durmiendo en la cama es objeto de las fantasías sexuales del pintor y la
persona i nvisible de debaj o d e l a c ama, s iendo el des eo oc ulto d el ar tista de
ser él mismo el amante de su ayudante?, ¿es un mensaje erótico y provocador
con un mensaje homosexual? Nuestra respuesta como hipótesis es que “si”, y
que el pintor no s olamente quiere expresar “desorden” en s u cuarto y estudiar
los c uerpos d e manera c ientífico-analítico y l a ex presión pi ctórica de l as
“carnes v ivas” de ho mbre-animal y c ompararlas s implemente, s u m ensaje es
más profundo y oculto, pero habría que preguntárselo personalmente al artista.
239
KRISTEVA, Julia. Powers of Horror. An Essay on Abjection. New York: Columbia. University Press,
1982, p. 23.
505
“La aby ección es , e n de finitiva, el ot ro l ado d e l os c ódigos
religiosos, morales, ideológicos, sobre los cuales reposa el sueño de los
individuos y la tranquilidad de las sociedades”.
“El hombre está enfermo porque está mal construido”, según Artaud.
506
En un mismo sentido, es importante destacar la condición teatral de gran
parte de las obras del pintor.
507
difícil. Este autorretrato es a la vez un r eto y una s umisión; muestra su cuerpo
entero desnudo, c omo o frenda, p ero c omo s i es tuviera c ontemplando o
copiando s u r eflejo en el espejo; pero al ap arecer pintando con la m ano
derecha en realidad suponemos que se ha basado en una fotografía (porque si
no, s i c opiara di rectamente de u n es pejo ante s í, mostraría l a i nversión del
reflejo y pintaría con su mano izquierda, y no es zurdo que sepamos); blande la
espátula como un arma a l a altura del hombro a m odo de s aludo o de b urla, y
muestra su pal eta. Pero, ¿por q ué l leva unas bot as pues tas?, ¿ es par a
protegerse contra las astillas del suelo de madera de su estudio o el pintor nos
quiere transmitir que quiere morirse con las botas puestas?, es decir, pintando.
En este caso, las botas serían una metáfora de u n trabajador incansable de la
sociedad y l as po demos c omparar c on el c uadro de V an G ogh, “Las bo tas”,
que tenían un significado simbólico para demostrar al público lo duro que era el
trabajo de l os c ampesinos y t ambién er an un s igno de p obreza. De t odas las
maneras esta r epresentación, bajo nu estro c riterio r esulta c omo u na
performance, pero no en di recto. La imagen del pintor desnuda nos emociona
de una manera especial. Se le ve mayor, desamparado y nos desconcierta, nos
perturba, nos intriga, nos conmueve y nos i mplica de alguna manera total, de
cuerpo a c uerpo estamos, s olos, él y no sotros. F REUD s e presenta a nte
nosotros en cuerpo y alma. Es una autoafirmación radical. Nos convertimos en
“voyeurs”, intrusos de su intimidad.
508
eso intriga. ¿Son retratos las imágenes y rostros que vemos cuando miramos
un espejo?
509
12. DE LOS ROSTROS DE EL FAYUM A LA TECNOLOGÍA
DIGITAL.
ARTEMIDOROS, detalle del retrato MARILYN MONROE DORADA, AUTORRETRATO, 1991. CHUCK CLOSE.
funerario sobre sarcófago, de 1962. WARHOL. Serigrafía, acrílico 100 x 84cm. Óleo sobre bastidor.
madera, romano en El Fayum, S. II y óleo sobre tela. 211, 4 x 144, 7
d. C. Museo Británico de Londres. cm. The Museum of Modern Art, N.
Y. Donación de Philip Honhson.
510
Egipto, en l a z ona d e E l F ayum 240. Mira hac ia nos otros de forma abi erta,
directa y bella, como si de un retrato contemporáneo se tratara.
240
Como ya explicamos en el capítulo 3, los rostros que acompañan a las momias del valle de El Fayum
(siglos I a III d. C.) pueden considerarse como una de las puertas hacia el retrato individual, pero también
hacia el icono, apareciendo como máscaras sobre el sarcófago del difunto, que representaba el tránsito a
la posteridad y constituían la identificación del cadáver portante.
511
universo c elestial par a c ontemplación del h abitante c omún. L a r elación en tre
ambos está dada más desde el punto de vista de forma que de contenido.” 241
241
SIERRA RESTREPO, JUAN CAMILO. Op. cit. p. 23.
512
la r ecreación, l a pu esta e n es cena o l a performance (como y a hem os
mencionado en el anterior bloque, en el capítulo dedicado a él) de quien posa
para un a f oto utilitaria, par a un a doc umentación ex igida y m uchas v eces
engorrosa. No hay nada de m isticismo, no hay un componente de narcisismo
claro (coquetería), ni una idealización (como en el caso de Artemidoros, con la
corona y el pelo al modo patricio y noble), o mitificación (como en el caso de la
iconización de Marilyn). Solamente hay una sutil deformación (la fragmentación
que i mita al v idrio digitalizado) q ue no l lega a s er t ampoco c omo l os
distorsionados movimientos de BACON, ni la incisiva recreación en l os rasgos
anatómicos y carnales de F REUD, o el r omanticismo nuev o d e R ICHTER
difuminándose, o P ICASSO dividiéndose en v arios y as emejándose a un
monstruo.
513
polaroids, CLOSE se t ransforma en un ser “normal”, anónimo, para un a foto
que acompañará un número en cualquier ficha o documentación oficial.
Marilyn Monroe Dorada, 1962. WARHOL. Serigrafía, Leslie (su mujer), 1972-1973. CHUCK CLOSE.
acrílico y óleo sobre tela. 211, 4 x 144, 7 cm. The Acuarela sobre papel y lienzo (184,2 x 144,8cm).
Museum of Modern Art, N. Y. Donación de Philip Colección particular. Nueva York.
Hohnson.
514
Esta poética r omántica (neo-romántica), t ambién o bservada en
RICHTER a nteriormente c on m ás ev idencia, n o es c omparable no obstante,
(queremos puntualizarlo) al R omanticismo de l os r etratos de R EMBRANDT o
GOYA.
242
CIRLOT, L. Andy Warhol. Ed. Nerea: Hondarribia, Guipúzcoa. 2001, p. 27.
515
En otro plano de análisis, la Marilyn dorada es la m ujer inalcanzable, y
Lesly la m ujer que cualquier hombre podría tener como esposa. Y lo que nos
parece interesante de esta comparación es que ambos retratos son posibles (y
tuvieron éx ito) en el mismo s iglo X X, aun s iendo t an di ferentes en t écnica,
proceso artístico, concepto y estética.
LAS DOS MARILYNS, 1962. A. WARHOL. MARILYN MONROE´S LIPS, 1962. WARHOL.
Colección particular.
516
MARILYN MONROE DORADA, 1962. WARHOL. Serigrafía, acrílico y óleo sobre tela. 211, 4 x 144, 7 cm. The
Museum of Modern Art, N. Y. Donación de Philip Hohnson.
517
14. RELACIONES ENTRE LOS NUEVE ARTISTAS
518
cine y otros medios de comunicación, s on t emas c omunes para t odos l os
artistas seleccionados también, y su expresión plástica.
519
psíquico en s us r etratos y aut orretratos, y s us t ransgresiones l legan de forma
muy directa al público, especializado o no.
Ambos nos muestran una g ran t ensión e n s u obr a y has ta, podemos
decir, q ue nos t ransmiten hor ror y violencia de forma m uy c ontundente, algo
que nos r etrotrae ha cia l a o bra d e G OYA en s us últimas et apas ( de l os
grabados y l as pi nturas neg ras). U na vez m ás el dr ama hu mano es tán
presentes, las guerras están muy presentes en las obras de GOYA, PICASSO,
BACON y RICHTER, y por tanto afecta de forma considerable a su visión del
retrato, porque es una síntesis de su visión de la sociedad, singularizada en los
rostros concretos, pero que se universalizan en ellos a la vez.
520
Tras el es tudio específico de las a portaciones fundamentales de
WARHOL, G. RI CHTER y C. CL OSE al r etrato, nos hac emos la pr egunta
siguiente: ¿qué importancia puede tener el latido personal y concreto, cuando
la historia ya es, únicamente, historia de procesos comunitarios?
521
SASKIA CON FLOR ROJA, 1641. AUTORRETRATO, 1775. GOYA.
REMBRANDT. MUCHACHA CON ROSAS, 1947 -
1948. LUCIAN FREUD.
En pr imer l ugar pod emos o bservar q ue t anto G OYA c omo F REUD t oman
como referencia el Barroco.
522
contemporáneas; en segundo lugar, el tratamiento de la cara de la muchacha,
donde r esalta l a expresión de l os ojos, c omo el r esto d el c uerpo, e s
antiacadémica, s in l as pr oporciones t ípicas de l os c ánones d e bel leza y
armonía al uso (aunque nos resulte “extrañamente” bello); FREUD, además, no
está pr eocupado p orque el la ad opte u na pos tura el egante o es pecial,
ataviándola c on u n peinado y v estimenta n ormales; e n t ercer l ugar, l o
anteriormente comentado se ve reforzado con una visión innovadora y creativa,
sin ataduras a ot ras formas de r epresentación de r etratos, como si FREUD se
sintiera libre para representar casi simbólicamente, aunque cuidando detalles, a
su mujer; sin atisbos de pretensiones de realidad pura. Es como una metáfora
en sí misma. Las manos, los ojos o la boca parecen pintados de forma realista,
pero no oc upan el l ugar “ lógico” s egún l as nor mas d e l a ar monía m ás
académicas. Es la muchacha “idealizada”, según la visión de FREUD, con las
distorsiones q ue su mirada s elecciona. F REUD, en este r etrato, ensalza (casi
caricaturiza) l as f acciones q ue m ás l e l laman l a at ención y c ree que pued en
explicar a l a p ersona. Sentada d e forma un tanto hi erática, con un a flor en la
mano, en alto (que casi se aferra a la rosa) y la otra mano y rosa en el regazo,
con la iluminación no al uso también, parece que representamos a una v irgen
gótica q ue s ustituyera al ni ño p or una flor, per o de expresión fuerte, entre
asustada y dura a la vez.
En cuanto a qué tienen en común las tres obras, hemos de exponer que los
tres pintores c oinciden en s us pr imeras et apas e n l a ut ilización de es casa
pintura en l as c apas, l isas, a l as q ue l uego hac en s uperposiciones de otras
finas c apas de pi ntura. A demás, l os t res i luminan dr amáticamente
(teatralmente) a s us personajes y los dotan de una fuerte expresividad que no
deja indiferentes a l os observadores, retratan su psique y a la vez expresan lo
que sienten por ellos, es decir, los tres artistas nos narran sus sentimientos por
los m odelos ( incluido GOYA c omo a utorretratado) a l a v ez q ue m uestran l os
sentimientos de l os p ropios per sonajes. E sto nos hace v erlos eni gmáticos y
cargados de una doble fuerza.
523
14.1.2. La mujer (de la mujer ideal a la mujer cotidiana).
243
Desde la p. 487 de la presente tesis doctoral.
524
A propósito de los retratos femeninos en l os pintores recientes (y vivos)
tenemos q ue destacar el s ingular c aso de una mujer ( retratada) que par ece
haber comprendido la importancia del retrato pictórico (no sólo del fotográfico)
por parte de los grandes pintores de nuestro tiempo, como antaño. Se trata de
la modelo inglesa Kate Moss. De ella mostramos aquí las distintas visiones que
se muestran en múltiples retratos. El último no es de ninguno de los pintores de
nuestra investigación, el graffitero Banksy, pero debido a la clarísima alusión a
la obr a d e WARHOL y s us r etratos de M arilyn M onroe, h emos c reído
interesante ap ortarlo a es tas c onclusiones por s u s ignificativa c arga de t riple
fetichismo ( por l a alusión a M arilyn, al es tilo w arholiano, y por l a m odelo d el
retrato en sí); el primero es el conocido y cotizado retrato (por popular y aireado
en l os distintos m edios de c omunicación d el c orazón y de l as s ubastas) q ue
FREUD h izo d e la modelo c uando es taba embarazada ( uno de v arios
realizados), y el del centro es parte de la serie de los seis daguerrotipos, como
retratos dec onstruidos, de C HUCK C LOSE, y que s olemos v er f ormando
distintas c omposiciones ent res s us p artes, c omo l a q ue m ostramos en el
capítulo 10, en el apartado dedicado al serialismo y WARHOL 244:
244
En la p. 316 de la presente tesis.
525
RETRATO DESNUDO (Kate Moss), 2002. KATE MOSS, 2003. CLOSE. SEIS RETRATOS DE KATE
FREUD. Serie de seis daguerrotipos. MOSS (serie), 2005. Banksy.
526
La Kate Moss de CLOSE, el más joven de los artistas aquí estudiados,
aporta l a i nnovación t écnica. T ecnológica en es te c aso. P ero s igue s us
procedimientos de los 60 en esencia.
527
Fotografías superpuestas de obra realizadas en Horta Intervención sobre fotografía de revista. PICASSO.
del Ebro, c. 1909. PICASSO.
528
Material del estudio de BACON, c. 1950. Recortes fotográficos recopilados por RICHTER en
ATLAS.
529
WARHOL trabaja serigrafías repetidas sobre telas a partir de fotografías
periodísticas de accidentes de t ráfico, a utos v olcados, des trozados; fotos de
gente s altando h acia l a m uerte, fotografías pintadas de s illas el éctricas, d e
hospitales, d e e ntierros, q ue ut ilizó en series c omo " Muerte y D esastre". L as
imágenes s eleccionadas d e l a ambulancia y el c oche volcados, de s us s eries
de los años 60 sobre estas temáticas, muestran hasta qué punto se basaba en
los recorte de prensa para conformar una obra.
530
NUEVE JACKIES (Composición), 1964. WARHOL. PRESIDENTE JOHNSON CONSUELA A MRS.
KENNEDY, 1963. RICHTER.
531
MOVIMIENTO, HOMBRE SUBIENDO ESCALERAS. Duchamp bajando escalera. Reproduciendo su cuadro
1878-1887, Muybridge. Cronofotograma. Desnudo bajando una escalera. 1922. Fotografía de M.
Duchamp.
532
serigrafía final, el t ríptico de B ACON, expresa un a elipsis t emporal, per o q ue
parece q uerer desmentirse por l a c ontinuidad de l a l ínea d el es cenario
(decimos escenario a conciencia, pues muchas de las o bras de B ACON,
parece s ituarnos dentro d e u na es cena t eatral, o de u n es pectáculo c omo u n
monólogo, donde un foco centra la importancia de tal escena).
ANIMAL LOCOMOTION (serie), 1878-1887. Muybridge. NIÑO PARALITICO ANDANDO A GATAS, 1961.
Cronofotograma. BACON. Colección Gemeentemuseum Den Haag,
La Haya.
533
de BACON basada exactamente en la serie de los estudios del movimiento de
los animales (en este caso un niño con malformaciones).
534
Ficha de estudio de cráneos C. 1919.
Álbum de antropometría de asesinos. 1910. Bertillon.
Bertillon.
LOS 13 HOMBRES MÁS BUSCADOS PALERMO (en Atlas), 1971. RICHTER. Autorretratos, 1967-1968.
(imagen del Pabellón, de prensa), CHUCK CLOSE. Contactos de
WARHOL. fotografías en b/n para GRAN
AUTORRETRATO.
535
Hemos querido exponer juntas estas tres imágenes para mostrar el uso
recurrente e n WARHOL, R ICHTER y C LOSE, de l a s erie en s us r etratos,
anónimos menos en CLOSE, y bas ada en fichas p oliciales (así c omo en e l
álbum y fichas de los estudios de antropometría de Bertillón). RICHTER utiliza
esta estética del retrato de ficha policial en otras fotografías que aparecen en
Atlas, y t ambién e n s u f orma d e c omponer s us 48 r etratos d e per sonajes
ilustres. E ste formato, es ta estructuración de l os r etratos d a a es tas obr as u n
halo de experimentalidad y de estudio; aparta a estas obras de la obra de arte
al uso para enclavarlas en una nueva dimensión de la plástica contemporánea.
Abre un c amino al mundo de la rutina, y al lado oscuro de l a sociedad, la otra
cara de l a popularidad también. De nuevo recordamos, en el caso de CLOSE
su apuesta irónica en la performance de su autorretrato como ficha policial.
536
14.1.5. Homenajes, revisión del pasado, utilización de los clásicos.
537
14.2. El autorretrato como punto en común:
Autorreconocimiento
Autorretrato con flor de cardo, AUTORRETRATO CON SOMBRERO AUTORRETRATO, 1775. GOYA.
1493. DURERO. EMPLUMADO, 1629. REMBRANDT.
538
AUTORRETRATO, 1979. WARHOL.
AUTORRETRATO, 1971. BACON.
AUTORRETRATO, 1940. PICASSO. Polaroid.
Centro Pompidou.
539
Como ya hemos ido analizando caso por caso no volveremos a entrar en
lo q ue s upone para c ada un o el hec ho de autorretratarse, per o es d e s umo
interés o bservarlos a quí, j untos, c orrelativamente, y or denados por ed ades
cronológicas de los autores (no por la fecha de la obra).
540
14.2.1. Relación entre DURERO y FREUD en sus autorretratos.
541
En estas obra se muestran ambos desnudos y desafiantes, como si
no i mportara na da l o q ue s e pi ense de el los, m olestos o e nfadados c on e l
espectador o con la vida, pero mostrándola aun así.
DURERO señalando su costado por el dolor, h. 1520. AUTORRETRATO “con el ojo morado”,
DURERO. h. 1970. FREUD.
542
HOMBRE CON DOLOR (último autorretrato a los PINTOR TRABAJANDO. REFLEJO (Autorretrato), 1993. FREUD,
51 años). 1522, DURERO. Colección privada, Londres.
543
BLOQUE 5:
CONCLUSIONES GENERALES
544
15.1. INTRODUCCIÓN
545
iconográficas en el j udaísmo y e n el I slam está prohibida toda r epresentación
humana.
546
15.2.2. Conclusiones sobre WARHOL.
547
autorretratarse, travistiéndose, di sfrazándose, po niendo c aras ex trañas, c on
sombras, volviéndose otro, etc.
548
9. Busca y consigue, que sus retratos, sus obras, expongan la vida realmente, no
que se parezcan a lo vivo.
1. Muestra g ran c apacidad r eflexiva, que c omienza por c uestionar l a nat uraleza
de l a pr opia r epresentación, a par tir de l a r elación ent re l a fotografía y l a
pintura, en una búsqueda del “pintor sin pintura”.
2. Realiza una o bra c rítica, per o no de forma di recta, pues no l e i nteresan l os
mensajes claros o concretos, sino ir más allá.
3. Es una muestra de intento de retrato puro.
4. Se mueve e ntre distintos c ampos y es tilos pictóricos, des de lo f igurativo (el
realismo “ imitado” d e l a fotografía o s u pr opio “ fotorrealismo”) has ta l a
abstracción o el expresionismo tanto figurativo como abstracto. Siempre en una
línea continua de experimentación.
5. Se mueve en los nuevos ámbitos de la obra de arte, donde existe un “proyecto”
a priori. O sea, la obra concreta (el óleo, la serie, etc.) no es el objeto artístico y
punto, sino que sus obras se enmarcan dentro de un pr oyecto artístico global,
como en s u c aso “ Atlas”, do nde v a r ecopilando y or denando por fechas,
técnicas y categorías (temas, por ejemplo) sus obras. Y además, lo muestra de
forma continuada y actualizada (de ahí que lo denomine “work in progress” (un
proceso de trabajo en sí además), tanto en publicaciones de Atlas (catálogos,
etc.), como en su actual página web oficial.
6. Su t écnica s iempre a nda a v ueltas c on l a i magen fotográfica; u tiliza di versas
formas de trasformación de la imagen fotográfica, porque parte de su interés es
la del cuestionamiento de la veracidad otorgada a las imágenes fotográficas de
la prensa, etc., la comunicación de las imágenes y sus posibilidades.
7. Podríamos decir, a raíz del punto anterior, que RICHTER trabaja en torno a la
imagen, más q ue e n t orno a u nas t écnicas, t emáticas o l íneas es téticas
concretas. E so s í, c on s u s ello per sonal como he mos v isto e n el a nterior
estudio.
8. Su estilo o es tética preponderante pa rece f ría, sobre todo por el uso, durante
años (algo que actualmente ha ido cambiando) de las tonalidades grises, y por
la s imilitud c on la fotografía y el e fecto congelado d e l as m ismas. P ero al ver
549
toda su obra (o gran parte) observamos que no siempre es así, acercándose en
ocasiones al claroscuro barroco (en la temática de l as velas, o e n sus retratos
de B etty, por ejemplo) o al r omanticismo n uevo, c omo y a h emos obs ervado
también, en l a eliminación d e l o “ insignificante” y c ercano y a al “ antirretrato”,
una d e l as c aracterísticas en pr ogresión de l os r etratistas des de l as
Vanguardias históricas hasta hoy.
9. Con sus reflexiones, obras y actitud ante la pintura y el arte en general, ha sido
uno de los pintores actuales que ha contribuido a desmitificar y “desacralizar” el
Arte tal como intentaran ya movimientos vanguardistas como el Dadaísmo.
10. Pone en cuestión la realidad, la verdad y la veracidad de la fotografía, la pintura
y l a pr opia imagen e n s í, y el v alor de l a m isma c omo s oporte del mundo
artístico plástico y visual.
1. Ha creado tendencia, poco a poco, desde que comenzó con el retrato, en una
época en la que no estaba de moda, hasta nuestros días, en los que está en
plena vigencia de nuevo CHUCK CLOSE, partiendo del retrato más “clásico” en
la pi ntura ( con t écnicas muy di versas, t anto t radicionales c omo
contemporáneas) d onde l e ha i mportado l a v erosimilitud, c ercana al
hiperrealismo estético, ha llegado al “antirretrato”, un término representativo de
las úl timas t endencias e n el g énero, y de ahí a l a c reación d e u n r etrato
personal y vanguardista en nuestros días, como hemos ido explicando en esta
tesis.
5. Sus r etratos par ten de q uerer r eflejar per sonas anónimas ( amigos í ntimos y
familia) y pasan a representar personajes famosos, unos porque se han hecho
550
conocidos a t ravés de s us pr opios r etratos, y ot ros por que s iendo am igos y a
eran conocidos, dentro de los círculos artísticos (como Richard Serra, Elizabeth
Murray, E ric F ischl o C indy S herman), l o que hac e q ue c ambie s u i dea de
anonimato en el r etrato ( buscada p or él en u n pr incipio) hasta llegar a B ill
Clinton, Kate Moss o Brad Pitt.
551
3. Con P ICASSO, el r etrato y el aut orretrato rompen fuerte, y c laramente, con
todo su bagaje anterior.
4. Actualmente vemos cómo ese giro iniciado tras las Vanguardias históricas, nos
trae un retrato donde podemos observar múltiples formas de transformaciones:
deformaciones, transgresiones s obre l os r ostros y s us c uerpos y has ta
antirretratos.
5. Existen nuev as ac titudes hac ia l a pr opiedad o el enc argo del r etrato, per o el
espectador sigue aceptando los gestos de las caras de las personas y siguen
observando a los retratados con la misma expectación o intriga (respecto a que
nos i nducen, normalmente, a q uerer s aber quiénes s on, por q ué o q uién l os
retrató, el por q ué d e s u pos e, etc.) q ue antes, c omo en un a es pecie de
gustoso aut orreconocimiento c omo s er hum ano. C omo un a f orma d e
reencontrarse con lo que fue y siguen siendo.
552
9. Sigue v igente el i nterés c omún p or ap arecer r etratado, y s igue h abiendo
vínculos, au nque y a no l o ú nico, entre ar tista y c omprador: r etratista y
retratado.
11. Dentro d el r etrato, el aut orretrato aparece c on fuerza, c omo una forma d e
conocimiento, de reconocimiento pr opio; forma parte de l a e xhibición y
expresión del propio ser y del ar tista. Los nueve a utores aquí e studiados s e
han autorretratado dando muestras tanto de su capacidad de i nvestigación en
sí m ismos, des de s u lado o c ara m ás t rágica has ta s u forma más s imple y
cómica otras veces.
553
psicológica en s us r etratos y aut orretratos sea C LOSE. P ero a un as í, t iene
autorretratos donde se muestra “pasota”, o furioso también.
15. Todos parecen querer mostrarnos la realidad, en sus diversos estilos, estéticas
y per sonalidad ar tística, y hu yen de l o ban al, l o es tereotipos o l o f ácil,
incluyendo a WARHOL q uien h ace de todo es to una m oda en s í y un s ello
propio, más r eflexionado c omo es tilo q ue c omo ar te fácil de l o q ue s e
imaginaba respecto a su obra en los años noventa, por ejemplo.
18. PICASSO, WARHOL y BACON, tuvieron que luchar aun en el campo de lo que
se “ debía” r epresentar en un r etrato o un autorretrato, s altándose t odas l as
normas posibles, como hicieron otros desterrados de l os gustos generales del
Gran P úblico, per o s iendo, el los s í, fueron a ceptados, y as imilados, a s u vez,
como c lásicos de s u pr opia ép oca. F REUD ( principalmente), RICHTER y
CLOSE es tán r econocidos y as imilados p or el m ercado del ar te plenamente,
pero q uizás aun no s abemos q ué p eso t endrán en tre l a m asa o g ran
consumidor del arte general, en el futuro.
554
19. Sus i deas y t rasgresiones, el v alor de s u obr a en c onjunto, unido a s u
sensibilidad y c oncepto del ar te s on s uficientemente v aliosos c omo par a q ue
sus retratos y autorretratos hayan tenido gran influencia en los artistas del siglo
XX hasta nuestros días.
22. Han sido renovadores del lenguaje de su momento, uniendo a su estilo propio
las c orrientes e mergentes, o i ntroduciéndolas y c ontribuyendo a s u
características t al c omo l as c onocemos hoy: D URERO i ntroduciendo el
Renacimiento en el Norte de E uropa, en A lemania en c oncreto; REMBRANDT
uniendo a s u pr opio es tilo el t enebrismo barroco e i ntroduciendo el
expresionismo m atérico; G OYA pr econizando el R omanticismo y
adelantándose t ambién al Expresionismo y a l a pi ncelada s uelta de l
Impresionismo; P ICASSO ap ortando el C ubismo y ot ros m ovimientos d e l as
Vanguardias; WARHOL i ndustrializando ( y av anzando en l a d emocratización
del Arte) el proceso y resultado (“producto”) artístico; BACON con la distorsión
psicológica y f ormal de s us r etratos; F REUD c on s u i mpudicia ( en c ómo
mostrar a sus retratados o a sí mismo) y descarnado Realismo (abre camino a
la l ibertad s in c ensuras en el A rte, c omo B ACON o P ICASSO t ambién);
RICHTER c on s u c oncepción de l a obra d e ar te, y s u forma d e t rabajo en
progreso y obra como un todo (en Atlas, al unir y mostrar la “materia prima” con
la obr a final, p or ej emplo); y C LOSE por s us ap ortaciones de l os nuev os
medios técnicos de arte al retrato.
24. Todos han v ivido é pocas de g uerra y m uerte, c risis y dol or, d esde
REMBRANDT has ta RICHTER c on l a I I Guerra M undial, a unque l o q ue
555
verdaderamente v ivió f ue l a l lamada G uerra F ría ent re N orte A mérica y l os
países del otro lado del Telón de Acero. A excepción de C LOSE, ya hijo de l a
postguerra, pero que lleva su personal “guerra” con su invalidez, todos saben
qué es pasar épocas de carestías.
556
PICASSO, F REUD, L . WARHOL, B ACON, RI CHTER y CLOSE. E n e llos no
vemos un país, una época, un grupo o un estilo tan sólo (que en otros artistas
ya es suficiente e importante), vemos un sello propio de identidad y de creación
máxima.
29. Pero a su vez, y esto lo que lleva a hacerlos grandes pintores de su tiempo, en
sus aportaciones al género hasta nuestros días, vemos que representan el gran
rostro de l a humanidad, el rostro de la sociedad, y su evolución, y el rostro de
su pr opio g remio y es tado de l a c uestión d el A rte del t iempo y l ugar en q ue
cada uno ha vivido.
33. Porque, según hemos podido comprobar, el retrato muestra el rostro del ser
humano ( más q ue a l a i nversa, c omo c onvencionalmente s e nos ens eña)
hasta llegar a representarlo del todo, y todos los cambios del ser humano se
experimentan en el rostro ( miradas, gestos, ex presión, l enguajes d el
557
cuerpo) s iendo fuente de c onocimiento c onstante par a nos otros mismos,
sus modelos.
34. Porque, por otro lado, todo aquello que nos habla de nosotros mismos, nos
gusta, nos deleita, nos conquista y nos apetece explorarlo.
35. Porque caminamos hacia formas nuevas de Humanismo, donde todo vuelve
a t ener escala humana, como contrapunto al cambio climático, las guerras
(al us o, frías y c omerciales), l a g lobalización, etc. Y hay un fuerte
hedonismo y nar cisismo, a unque t ambién hay c onciencia ec ológica
(activismo en de fensa del medio a mbiente), c olectiva ( aparición de l as
ONGs) o, frente al i ndividualismo y c onsumismo, l a c omunicación masiva
con l as r edes s ociales o Internet. Y d e t odo es to n os s iguen h ablando l os
rostros ac tuales, po rque, en el fondo, añor amos el perpetuarnos,
permanecer.
36. Porque, además, el retrato en pintura también sigue vigente, porque sigue
abriendo campos de experimentación y dando sorpresas, ya que la pintura
está plenamente abierta a l a imaginación y no hay límites (y m enos ahora
con las técnicas híbridas y nuevos soportes).
37. De m anera q ue, e l retrato pi ctórico s igue vigente p orque, a s u vez, apar te de
seguir v ivo c omo medio y t écnica, nos c onecta con l a r epresentación
tradicional, algo nec esario por que c onstituye nues tra m emoria, t anto ar tística
como emocional y personal.
38. Los retratos del pasado son lo que fuimos, así como los retratos de hoy, serán
los r ostros de l o q ue s eremos en el futuro. E l r etrato es tá pl enamente
conectado con nuestra historia, a las vivencias del pasado y a las actuales.
39. La vigencia plena del retrato y del interés en é l, además, podemos verlo en l a
cantidad de exposiciones, como mencionábamos desde la introducción de esta
tesis, q ue s e r ealizan des de finales d e l os añ os 90 hasta n uestro días,
dedicados al retrato o a pi ntores que han dad o una pr ioridad excepcional al
retrato, y también en la presencia de grandes centros especializados, como la
relanzada National Portrait Gallery, en L ondres (tras s u m ayor do nación
558
económica en 2008), o la National Portrait Gallery de Washington (renovada y
ampliada e n 20 06), con r etratos de per sonajes i lustres am ericanos, cosa q ue
da i ndicio del v alor en al za q ue s upone el r etrato. E ste museo, por ej emplo,
nace como exclusivo lugar preocupado por el legado del retrato en el pasado,
pero pr incipalmente del c ontemporáneo, c on g ran número de r etratos
fotográficos ( en s í, o de fotografías del acto de r etratar, c omo l os c asos d e
Hockney posando para Freud, o muchos de los retratos a WARHOL, etc.).
43. Pero ha habido avances, como que el arte ha llegado a l as masas y todo tipo
de pú blico v a a g alerías y m useos, ferias o bi enales. S e h a brindado al
espectador un espacio propio de interpretación abierta; hay una nueva posición
del público porque ahora tienen un “rol” activo y son parte del juego del artista y
del mercado del arte actual.
559
en pr imera i nstancia; s ería una prolongación d e l a c ámara s ubjetiva en l a
fotografía o de la voz en off en el cine, una narración fuera del plano del propio
creador en una transfiguración de un posible “genio”, (creador moderno).
46. Pensando en el r etrato del futuro: l os r obots o andr oides, l os ciborg (mitad
humanos y m itad t ecnología) s erán l os r ostros de l a h umanidad del futuro.
Nuestros r ostros s erán r ediseñados, o perados o transformados por l a nano
ciencia y l a g enética en c onstante ev olución, y serán para l os a rtistas un a
fuente de i nvestigación y e xperimentación aún. E l r etrato t omará un r umbo
desconocido e i mposible d e pr edecir, pero y a m arcado, q uizás, por nuestra
imagen del “perfile” en las redes sociales, o nuestros “avatares” virtuales en l a
Red. Pero el misterio y lo que nos intriga actualmente del rostro visible del alma
humana se mantendrá seguramente en nuestras mentes por mucho tiempo.
560
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