El Joven Heidegger
El Joven Heidegger
El Joven Heidegger
Basado en los trabajos de los primeros años de docencia de Heidegger en Friburgo (1919-1923) y Marburgo(1924-1928)
en los cuales se ve un constante diálogo con las obras de Aristóteles, Escudero se pregunta si la analítica existenciaria
de ser y tiempo no tendrá sus primeros gérmenes en la hermenéutica de la vida fáctica que se inicia en estos años de
juventud: “Esto Sucede en la órbita de una apropiación de temas de filosofía griega que, desde la óptica
metodológica, se somete a un proceso de destrucción encaminado a elaborar una investigación fenomenológica y
hermenéutica de la vida fáctica. La metafísica aristotélica, al equiparar ser y presencia, favorece a una interpretación
onto-teo-logica que eleva a Dios a causa final, última e inmóvil, al mismo tiempo que provoca un efecto de
desmundizacion y deshistorizacion de la fisonomía de la vida humana. Heidegger contrarresta este impulso
metafísico universal con la filosofía práctica de la Ética a Nicómaco.”
Escudero hace notar que en el Libro Sexto de la Ética a Nicómaco cuando se exponen los diferentes tipos de verdades,
Heidegger piensa haber encontrado una experiencia originaria similar a la del kairós del cristianismo primitico.
En esta particular apropiación se perfilan tres temas fudamentales para el pensamiento heideggeriano: la cuestión del
significado del ser, el estatuto ontológico de la verdad, la importancia de la vida humana(se-ahí).
Aquí Heidegger trata sobre la difícil relación entre filosofía y vida: La cuestión de cómo salvar el abismo entre los valores
ideales del neokantismo y la historicidad concreta de la vida de la que hablaba Dilthey. El resultado es la formulación
metodológica de una hermenéutica fenomenológica que expone el doble programa de una destrucción de la historia de
la metafísica y de una ontología fundamental. El objetivo es lograr una aproximación auténtica y directa a los textos de
Aristóteles: El objeto del examen fenomenológico es la vida fáctica interrogada por su ser. El primordial rasgo
ontológico del Dasein es su capacidad de preocuparse por su ser y es esa comprensión del ser una determinación del
ser ahí. Por eso la filosofía debe realizar una tarea de explicitación categorial que indique formalmente cómo la vida
se comprende reflexivamente a sí misma. Esa “indicación hacia el cómo se comprende la vida” es un indicación de la
situación hermenéutica que se lleva a cabo mediante la enumeración de un conjunto de elementos de los que cabe
tener una noción previa y despojada del manto conceptual de la tradición teológica.
Para despojarse de esos conceptos Heidegger realiza una destrucción fenomenológica que poné al descubierto los
principales rasgos ontológicos del fenómeno vida:
Cuidado: rasgo principal, es la capacidad de desenvolverse practica y familiarmente (lo cual le da significatividad) en
el mundo en tres direcciones básicas:
Selbfwelt: mundo subjetivo (mis vivencias);
Mitwelt: mundo social con otros;
Umwelt: mundo de las cosas.
La vida fáctica se da siempre en este marco de comprensión previa: “el mundo siempre está ahí en y para la vida”
La Caída: Cierta inclinación a quedar totalmente absorbido por el mundo. Anulación de la capacidad de decisión de
una vida que no es consciente de su situación. La filosofía abre los ojos a esta situación que se da en 4 modalidades:
Tentación
Tranquilidad
Alienación
Anihilacion
“La tentación consiste en simplificar las cosas y hacerlas fáciles. Una vez situadas correctamente, la vida se
tranquiliza ante la ausencia de perturbaciones. Sin embargo, esa caída ruinante hacia la nada, alimentada por la
tentación, provoca la alienación, ya que la gradual inmersión anónima en el mundo limita cada vez más las
posibilidades de una elección propia y prefigura heterónomamente el ámbito de expectativas vitales, hasta el
punto de anula la capacidad de deliberar y decidir propia de la existencia humana”
Si bien es cierto que toda existencia se haya limitada por las posibilidades de su época, de manera que la vida se
entrega paulatinamente a sus hábitos, Heidegger rescata la intrínseca potencialidad del Ser-ahí:
“La existencia en tanto que contramovimiento de la caída tiene una particular temporalidad kairológica anclada
en el cuidado. La vida fáctica, por tanto, discurre por los vericuetos de un doble movimiento de caída y
reapropiación. Precisamente, la filosofía debe estar al servicio de esta autointerpretación de nuestra facticidad y
colocarnos ante esa posibilidad de reapropiación. De ahí que también reciba el nombre de hermenéutica.”
A través de una interpretación crítica y reflexiva sobre este estado de ruina y abandono Heidegger se propone que
la filosofía logre una comprensión transparente de las estructuras ontológicas de la vida humana.
La hermeneútica como programa filosófico apunta a una autorreflexión ética en la cual el Ser-ahí acceda a la
libertad de sus posibilidades y de esa forma evitar el extrañamiento y la autoaliencion que conllevan la pérdida en el
uno cotidiano. En ese sentido hay que destacar que la filosofía no aporta un contenido concreto ni reglas de acción,
sino que se limita a señalar una dirección. En Ser y Tiempo vuelve a aparecer esta cuestión como vocación o llamado
de la conciencia a asumir sus posibilidades. Pero ¿cómo hacer para comprender auténticamente el ser de la vida
humana, a partir de que instancia? La respuesta de Heidegger en este texto es similar a la que da en la analítica
existeciaria de Ser y Tiempo: Tener presente la muerte nos provee de cierta visión de la vida que nos coloca ante
nuestro presente y pasado más propios e inalienables. En contraposición a la cotidianeidad que ignora
voluntariamente la muerte la anticipación de la muerte reconcilia al Ser-ahí con su finitud. Escudero lo expresa de la
siguiente forma:
“Lo que totaliza al ser-ahí es la perspectiva que rompe con la ilusión forjada en la vida cotidiana de una
continuidad ininterrumpida en un tiempo homogéneo”
EL FENÓMENO DE LA VERDAD
Deconstrucción de la tradición ontológica La verdad como aletheia (la actividad pre teórica).
Heidegger se sirve de la aproximación fenomenológica hecha por Husserl pero la profundiza: para Heidegger al ser el
punto de partida de su maestro el concepto de verdad como adequatio no permite enfocar de manera ontológica el
problema de la verdad. Por eso se propone partir de “lo dado”, del “estado de abierto” o “des-ocultamiento”. La verdad
se pasa a considerar en ese sentido como des-ocultamiento, es decir, como condición de posibilidad de la verdad
proposicional. Heidegger piensa que esta consideración genuinamente ontológica de la verdad es propia de Aristóteles.
De esta forma le disputa a la tradición la interpretación del filósofo griego como autor y responsable de las tesis sobre la
verdad proposicional y como correspondencia entre pensamiento y cosa. En esa disputa Heidegger pugnará por
reinterpretar el genuino sentido aristotélico de la dimensión desocultante del logos frente a la tendencia dominante de
tradición metafísica que restringía y reducía el logos a su dimensión categorial y proposicional asignándole una primacía
a la predicación y al juicio.
El primer paso de esa interpretación es reubicar el lugar de la verdad: “La proposición no es el lugar de la verdad, sino la
verdad el lugar de la proposición”
Como segundo paso hacer notar que el logos tiene una estructura doble: capaz de ser verdadero y falso. Esa doble
estructura de la proposición es anterior a la afirmación y a la negación. Formular un juicio, es exponer algo, es decir algo
de algo. Pero esa misma operación predicativa es secundaria respecto al estar ya en el mundo de la existencia humana.
(Para ilustrar esto Heidegger se sirve del ejemplo de la figura difusa que se confunde con un ciervo en bosque)
Hasta aquí: El estado de descubierto vale como condición de posibilidad de una proposición falsa como de una
verdadera. Es decir que es condición necesaria pero no suficiente de la verdad. Lo fundamental a destacar aquí es que la
adecuación entre la proposición y el objeto será factible o no sobre el trasfondo de un mundo ya siempre
precomprendido: toda proposición depende de la comprensión fáctica del ser que se tenga en cada caso.
En un tercer paso se adentra en la cuestión de la verdad propiamente dicha. Este paso de la interpretación se basa en la
lectura de Metafísica IX, 10 con la cual Heidegger intenta responder ¿Qué significa ser para qué verdad pueda
comprenderse como carácter del ser? La respuesta comienza a responderse atendiendo a la definición del ser como
presencia, lo cual significa comprenderlo desde el tiempo. Puntualmente desde el tiempo presente. Por lo tanto, “a la
luz de la verdad el ser se revela como temporal relacionándose fundamentalmente con el tiempo presente” De esta
forma queda explicitada la relación entre tiempo y ser que la historia de la metafísica no ha pensado y que para
Heidegger será central a la hora de elaborar su ontología fundamental ya que posibilita la convergencia de la pregunta
qué es la verdad con el tema del ser-ahí.
El análisis del fenómeno de la verdad puso de manifiesto que la teoría solo respeta una de las diferentes
posibilidades y modalidades por las que el ser humano aprehende los entes y puede desvelar el ser. En
cambio, la exposición de las virtudes intelectuales en la Ética a Nicómaco ofrece un amplio abanico de
comportamientos de la vida humana que Husserl, en su proyecto de filosofía como ciencia estricta, no llego a
tener en consideración.
“¿Cuál es el hilo conductor de la investigación ontológica? La verdad, la aletheia en el sentido del
desocultamiento ¿Cuál es el modo de acceso apropiado? El ser ahí, que al estar ontológicamente
determinado por la verdad permite la apertura del mundo y el desvelamiento del ser.”
Heidegger analiza las cinco formas en que para Aristóteles el alma se relaciona con la verdad:
Aristóteles Heidegger
techné ARTE Saber práctico
epistéme CIENCIA Conocimiento científico
phrónesis PRUDENCIA Opinión Moral
sophía SABIDURIA Sabiduría filosófica
noûs INTELECTO Entendimiento intuitivo
Heidegger trata de averiguar cuál de estos modos logra una mayor transparencia del mundo y la
manifestación del ser. Con ese propósito analiza las tres formas fundamentales de desvelamiento del alma
que pueden ser entendidas como conductas o actitudes que asume la vida humana. Estas son: theoría,
poíesis y prâxis y sus respectivas formas de conocimiento que serían la ciencia, el saber práctico y la
prudencia.
Escudero destaca la correspondencia entre esos términos aristotélicos y las determinaciones existenciarias de
Ser y Tiempo:
El cuidado y la phronesis
1. Aristóteles desarrolla únicamente el aspecto activo de este conducirse respecto a la propia existencia.
Heidegger añade el aspecto fáctico, necesario y pasivo del tener que ser: Posibilidad y necesidad
codelimitan la conducta práctica del ser-ahí. Se trata de un proyecto arrojado: el yo es tanto posible
como necesario.
2. En Heidegger el sentido del ser es diferente al de la mera presencia y constatación de las cosas. Para el
alemán se trata de un carácter derivado frente al originario poder desocultante del ser.
3. Que el ser-ahí se cuide y comporte primariamente de modo práctico coloca al modelo epistemológico
sujeto-objeto en un segundo plano. Se puede pensar que la crítica heideggeriana al concepto
tradicional de conciencia, como una realidad flotante sin anclaje en el mundo, tiene unas profundas
raíces aristotélicas.