1° Mes Act. 4
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Filosofía y
epistemología de la
educación
Unidad 3 parte 2
Filosofía de la
educación.
Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción total o parcial sin
la autorización de cada autor.
3.3. Ética y educación
En temas pasados hemos abordado el tema del conocimiento, señalando que en
los siglos recientes se ha impulsado sobre todo una visión cientificista sobre el
conocimiento. Es decir, se ha sostenido que para adquirir conocimientos válidos y
verdaderos sobre el mundo es necesario hacerlo desde la ciencia y sus métodos.
Este es el paradigma positivista.
Como todo paradigma, sus implicaciones permean en todos los ámbitos
sociales, incluyendo la ética. La palabra ética proviene del vocablo griego
ethos: “uso y costumbre, norma de vida. Designa el conjunto de ideas y concepto
que conciernen a la conducta humana, los que se reflejan y encarnan en
formas de vida personal y colectiva” (Ander-Egg, 2014, p. 110).
Pon atención a que la definición habla de ideas y conceptos sobre la conducta humana,
no sobre la realidad de lo bueno y lo malo. Se dice por ello que es prescriptiva, no
descriptiva. Esto significa que propone líneas de actuación acordes a las ideas que
cierto grupo humano tenga respecto al mundo, el hombre, la virtud, etc. (sus paradigmas),
pudiendo variar entre culturas.
Así pues, la ética es una característica de los grupos humanos, señala los modos
mínimos para permitir la convivencia y subsistencia del grupo, lo que es aceptable o
reprochable, y dependerá en buena medida del contexto, la tradición y las necesidades
presentes. Al respecto, considera la siguiente cita:
Somos un animal que no nace preparado; tenemos que ser formados. (…) Como no
nacemos preparados, seremos formados a partir de un principio básico que es la
libertad de elección que podrá ser benéfica o maléfica en relación a mi comunidad
(Cortella, 2017, pp. 21-23).
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Entonces, independientemente de los valores que sean promovidos en una cultura
específica, la ética parte del hecho de la libertad de elección. Si no hay elección
posible, entonces no es necesario considerar lo que será bueno o malo.
A fin de cuentas, la ética está ligada a la idea de libertad. La ética es cómo decido
mi conducta. Y el término “decido” debe remarcarse porque señala cuáles son
los criterios y valores que uso para conducirme en la vida colectiva. No existe una
ética individual (Ibídem, 2017, p. 21).
Surge la ética cuando no estoy solo, cuando estoy frente a otro. Aunque no existe
una ética individual, sí existe un abanico de posibilidades ante lo que podemos considerar
una comunidad, ante nuestra definición del otro. Para los griegos no todos eran
otro como yo, por lo que su ética justificaba la esclavitud de muchos y promovía la
libertad de la élite.
Hoy surgen cambios en respuesta a necesidades globales. Si vivo solo en una isla,
¿no hay consideraciones éticas? Algunos pueden pensar que no, pues no hay otro
ser humano, sin embargo hoy se habla fuertemente sobre el mundo, la naturaleza y la
vida como el otro. ¿Quemar el único bosque de la isla es bueno o malo, considerando
a los animales y las plantas en él, al ecosistema?
Las cuestiones éticas son y siempre han sido tema de debate entre los pensadores,
hoy lo es más por el complejo panorama social que vivimos en el que culturas disímiles
se encuentran y conviven, no solo física sino ideológicamente. Considera el siguiente caso:
Alemania ha dado acogida a un gran número de migrantes que huyen de las cruentas
guerras en Oriente medio. Su religión y ética son diferentes. ¿Qué hacer cuando algo
es malo o incorrecto según los ideales alemanes (pero no es ilegal) pero es bueno y
correcto según la cultura y religión de los refugiados?, ¿debiera el gobierno intervenir
o no?, ¿debiera proporcionárseles educación acorde a sus ideas éticas?, ¿por qué?
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Resolver las cuestiones éticas que nos presenta nuestro panorama globalizado es
difícil, pues no hay una respuesta única y correcta a qué es definitivamente bueno
y qué es malo, sobre todo porque hay infinidad de matices, causas, atenuantes y
condicionantes de la conducta humana.
Por ello se hace una diferencia entre ética y moral: “mientras que la ética es el conjunto
de valores y principios que orientan mi conducta en sociedad, la moral es la práctica
de esos valores en las acciones cotidianas” (Cortella, 2017, p. 24).
La ética se cuestiona sobre la naturaleza del bien y del mal, de lo correcto y lo incorrecto
desde una perspectiva filosófica; la moral es la concreción de determinadas ideas
éticas en un tipo de moral que será llevada a la práctica. Podemos decir que algo es
amoral cuando no se apega a la moral desde la que juzgamos, pero sigue siendo un
tema ético en cuanto a objeto de estudio.
Una vez abordados el concepto de ética y su relación con los paradigmas, volvamos
al tema de la epistemología en relación con la ética. Hemos dicho que en nuestra
cultura occidental predomina el paradigma positivista. Si el conocimiento deriva de la
ciencia, entonces importan los valores y matices éticos que nacen de ese concepto
de ciencia y su realización.
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Atendiendo a esto, Robert K. Merton propuso un ethos de la ciencia, una serie de
valores para orientar el quehacer científico. Estos valores fueron los siguientes (Otero,
2016, p. 101): universalismo, comunalismo (conocimiento científico como bien común),
desinterés, escepticismo organizado (escrutinio imparcial y lógica de las creencias),
racionalidad, individualismo, neutralidad emocional, humildad y originalidad.
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Ciertamente podemos obtener cifras y compararlas. También es cierto que nos dan
criterios de referencia para evaluar y tomar decisiones. No obstante se ha cuestionado
ampliamente la capacidad de esos números para representar el aprendizaje de los
alumnos y su habilidad para aplicarlo y hacerlo útil en su vida.
Surge así el reconocimiento de que pueden coexistir múltiples perspectivas sin que
estas sean mutuamente excluyentes. El coeficiente intelectual de un niño puede, en
efecto, decirnos algo sobre él, sin embargo no nos dice todo sobre su inteligencia en
la práctica y en cuanto a medio para la felicidad, la autorrealización y sus aportaciones
a la sociedad.
La ética, dijimos, surge en la libertad de elección y en la presencia del otro. Así, como
profesionista de la educación, es importante que consideres más de una perspectiva en
tu trabajo con los alumnos y que lo hagas como una elección responsable y consciente,
acorde a las ideas de lo bueno y lo malo que te propongas tener (y que te hayan sido
enseñadas y te sean exigidas en tu labor).
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Para ver un ejemplo de postura ética convertida a lineamientos morales, por favor
consulta la lectura complementaria Código de Conducta para las Personas Servidoras
Públicas de la Secretaría de Educación Pública publicada por la SEP en 2019.
Hemos dicho que el positivismo como paradigma ha hecho grandes aportes a la ciencia,
pero que no es útil para el estudio de todo. Es importante conocer y reflexionar sobre
la adopción del monismo metodológico. Este puede ser definido así:
Tesis de lo positivista lógico que afirma la existencia de un método común
y el mismo para todas las ciencias empíricas. De este modo rechazaron
de plano la pretensión de que las ciencias sociales requirieran métodos
diferentes a aquellos de las ciencias naturales (Otero, 2016, p. 178).
Por ciencias empíricas entendemos aquellas que no son exactas, sino experimentales;
dentro de ellas se dividen en naturales y sociales. De esta forma debiera utilizarse el
mismo método para el estudio de fenómenos químicos, educativos, biológicos, eco-
nómicos, etc., puesto que si no se hace así, no se estará generando conocimiento válido.
Recordemos que este paradigma tiene sus orígenes históricos que reaccionan contra
los modos de hacer ciencia de la época medieval y que fue, de hecho, un avance
para la adquisición de conocimientos más rigurosos, objetivos y universales. Hay ra-
zones derivadas del momento y el contexto para la existencia del monismo metodológico,
pero su existencia no es razón suficiente para su persistencia.
Uno de los críticos principales a esta postura fue el filósofo alemán Paul Feyerabend, quien
afirmó que en el quehacer cotidiano de la ciencia no se aplica rigurosamente un método:
Según su parecer, la ciencia no presenta una estructura (…) Los científicos, cuando
tratan de resolver un problema, utilizan indistintamente un procedimiento u otro:
adoptan métodos y modelos en vez de considerar condiciones rígidamente establecidas
para cada solución (en el sentido de condiciones a priori, previamente determinadas)
(Otero, 2016, p. 111).
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Las condiciones a priori son el método mismo. En otras palabras: para que el monismo
metodológico funcione debe haber un método previamente establecido (a priori) que
aplicar en cada investigación, sin embargo la solución de los problemas científicos
no puede alcanzarse desde un único medio y no hay un método preestablecido que
sirva para resolverlos todos.
No existe ese método universal, y “la idea de un método fijo descansa en una concepción
ingenua del hombre y de su entorno social” (Ídem). De hecho, la ciencia se basa en
su realización en un pluralismo de ideas y, muchas veces, los cambios de perspectiva
y método son precisamente los que llevan a descubrimientos imprevistos.
A. La ciencia positiva racional afirma que solo mediante la aplicación del método
científico puede adquirirse conocimiento válido y cierto del mundo (incluso en
ámbitos sociales).
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La realidad no es simple, nunca lo ha sido, pero hoy en día la celeridad con que ocurren
los cambios y la cantidad de elementos en juego en los panoramas sociales, culturales,
económicos, políticos y demás han reafirmado la inadecuación del monismo metodológico
para responder a las exigencias de las ciencias sociales actuales.
Ante esto, podemos afirmar la necesidad de “la puesta al día de nuestros esquemas y
procesos de pensamiento, así como de los dispositivos metodológicos que, en conjunción,
hagan posible la producción de conocimiento sobre una realidad que, como hemos
afirmado, se revela progresivamente compleja” (Fontaines-Ruiz, 2016, p. 64).
• Un estudio histórico sobre el origen de esta propuesta desde los aspectos políticos
y económicos internaciones que llevaron a su adopción en Latinoamérica.
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En contraposición al monismo, el pluralismo admite que para el estudio de un objeto
o fenómeno se deben adoptar diversas perspectivas, múltiples ángulos de aproximación
que den cuenta de su complejidad. Esas aproximaciones pueden ser incompatibles
pero no necesariamente excluyentes.
En el caso del estudio sobre el modelo educativo por competencias no son compatibles
mis resultados cualitativos con mis estadísticas cuantitativas, pero eso es solo en
cuestiones metodológicas, pues los resultados no son mutuamente excluyentes, sino
que se suman para el conocimiento del fenómeno.
Uno de los pilares del positivismo es que la ciencia debe proporcionar una explicación
causal, respondiendo al porqué de los hechos (del Río, 2013, p. 285), y el monismo
se aplica en esa búsqueda causal. El problema con esta visión es que quedan fuera
del ámbito científico aquellos fenómenos humanos y sociales para los que las causas
no puedan ser descubiertas o dependan de múltiples factores no cuantificables
(cuantitativos).
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En el ámbito específico de la educación la multirreferencialidad permite analizar diversas
teorías y posturas a fin de determinar las más adecuadas a nuestro estudio (Hernández,
2017, p. 4), no para sesgar los resultados sino para adecuar la metodologías al
aspecto que estamos estudiando. Esto se vincula muy frecuentemente con el trabajo
multidisciplinario.
En cuanto a la enseñanza, según nuestra visión filosófica del hombre y nuestra postura
epistemológica nuestro deber ético en la educación será alcanzar ese fin por medio
de la formación del hombre. Será nuestra responsabilidad generar una moral educativa
acorde durante el ejercicio profesional.
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Finalmente, la evaluación del aprendizaje y de la correcta enseñanza será la consideración,
medición u observación de los procedimientos que llevaron o no a alcanzar el objetivo
de la educación. En todo caso, para que sea una evaluación éticamente responsable
debe ir acorde a las posturas filosóficas sobre el hombre, el conocimiento, el aprendizaje
y la enseñanza.
Al reconocer que el ser humano no solo es lo cognitivo, entonces queda implícito que
su aprendizaje no puede ser solo mental, sino también procedimental (habilidades
y destrezas) y reflexivo (valores, actitudes). La enseñanza, por lo tanto, debe aplicar
técnicas didácticas acordes a esa visión.
Es, en todo caso, una evaluación difícil de compatibilizar con el sistema de calificaciones
cuantitativas actuales, en el que todo ello debe reducirse a un número entre 0 y 10.
No es éticamente correcto evaluar alumnos con medios que no reflejan lo que realmente
les exigimos aprender, por lo que tenemos la responsabilidad como comunidad
profesional y académica de probar, proponer y exigir un sistema más acorde.
¿Estás de acuerdo con esta concepción filosófica del modelo por competencias y
sus implicaciones en la educación?, ¿qué mejora propondrías para el sistema de
evaluación?, ¿por qué?
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En el caso de países democráticos, como México, suele hacerse con cada gobierno
un programa de desarrollo que resume los objetivos a alcanzar y que establece
implícitamente la filosofía que se adopta para el periodo. Aunque normalmente no
señalan explícitamente un concepto de hombre, educación o sociedad, sí pueden
leerse entre líneas algunas de sus características.
Hoy vivimos un proceso progresivo de globalización que trae retos y reflexiones úni-
cos y que nos ha hecho reconsiderar el papel del conocimiento en el mundo. Existen
algunas contradicciones, por ejemplo, entre el valor universal del conocimiento que
debiera servir a la humanidad en general y los intereses económicos y políticos de
los países y las empresas.
Por otra parte, cada vez más personas ingresan a los niveles medio y superior de
educación, buscando capacitarse para tener un mejor nivel de vida e ingresos. En
especial el nivel superior se ha ido transformando de un privilegio para la formación
de las clases dirigentes en un derecho de los ciudadanos y un medio para producir
conocimiento que debiera ser útil para la resolución de problemas sociales.
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Como habrás notado en la lectura, las condiciones actuales del mundo social han
traído a la vista de nuevo los postulados del humanismo que, poco a poco, se habían
difuminado por los efectos de la industrialización y el progreso de los ideales positivistas
y cientificistas.
Los paradigmas adoptados tendrán influencia en todos los aspectos de una comunidad,
incluido el educativo. Sin embargo, ante un cambio de paradigma suele haber
resistencia (inconsciente o deliberada) por parte de los agentes e instituciones del
paradigma anterior.
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Referencias Bibliográficas
Ander-Egg, E. (2014). Diccionario de educación. España: Editorial Brujas. Recuperado
de https://ebookcentral.proquest.com/lib/ieusp/reader.action?docID=3227159&query=
diagn%2525C3%2525B3stico%252Bpsicopedag%2525C3%2525B3gico
Hernández Pérez, J.; Cuevas Ramírez, L. T. (2017). Formar en investigación desde una
perspectiva multirreferencial. Cinzontle. 9(19) pp. 4-10. Recuperado de http://revistas.
ujat.mx/index.php/Cinzontle/article/view/2136/1698
Otero, E.; Gilbert, J. (2016). Diccionario de epistemología. Chile: RIL editores / UDD.
Recuperado de https://ebookcentral.proquest.com/lib/ieusp/reader.action?docI
D=4850232&query=epistemolog%25C3%25ADa#
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