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Grupos Pequeños

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GRUPOS PEQUEÑOS

UNA FORMA APASIONANTE DE PARTICIPAR


LB, 4 agosto 2020

Versículo de memoria: Mat 9:37-38: “A la verdad la mies es mucha, pero los obreros
pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.
Podemos añadirle esta otra escritura:
Juan 4:35: “¿No decís vosotros: “Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega”? Yo
os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”.
El diablo quiere hacernos creer que es inútil evangelizar, que nadie va a oír. Pero en vista
de lo que dijo Jesús, no faltan interesados, sino obreros.
No hay gran misterio en los grupos pequeños: tenemos más fuerza agrupados.
En esta reunión por Zoom somos un GRUPO PEQUEÑO. Las pocas iglesias que ahora nos
podemos reunir, lo hacemos en GRUPOS PEQUEÑOS.
Refrán: “Si quieres llegar antes, ve solo; si quieres llegar lejos, ve en compañía”.
Somos seres sociales. Fuimos creados por un Dios que es social (ES amor, que sólo puede
expresarse en la pluralidad). La Deidad está compuesta por tres Seres personales: Padre,
Hijo y Espíritu Santo (un grupo “pequeño” numéricamente hablando, si es que cabe
hablar de algo “pequeño” respecto a la Deidad). Los vemos trabajando juntos en la
creación, en la redención y hasta el final en el relato bíblico: “el Espíritu y la esposa dicen:
‘Ven’” (Apoc 22:17).
En la ciencia médica se considera que podemos vivir tres minutos sin respirar, tres días
sin beber, treinta días sin comer, y tres meses sin relacionarnos.
El aislamiento lleva a la infelicidad y a la depresión. En tiempo de pandemia existe un
aumento en la tasa de suicidios, que en parte se puede atribuir a las secuelas del
aislamiento social.
En este mundo todos estamos infectados por un virus: el pecado. Este mundo está en
cuarentena. Estamos:

• Aislados de Dios (excepto por Cristo, quien no temió tocarnos a los


contaminados, llevando nuestra enfermedad y muriendo en consecuencia, a fin
de restablecer el vínculo de la humanidad con la Divinidad).
• Estamos aislados del resto de seres creados en el universo (nos pueden
contemplar, pero no relacionarse con nosotros, excepto los ángeles
comisionados para nuestra salvación).
• El pecado también nos aísla entre nosotros. Es el enemigo del amor, de la
amistad, de la familia y de las comunidades (organizaciones, países, etc).

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En la restauración volveremos a estar en comunión con la Divinidad, con el resto del
universo inteligente (ángeles incluidos), y entre nosotros. No habrá necesidad de
aislamiento, no habrá soledad, tristeza ni depresión. Mientras esperamos ese desenlace,
Dios quiere que los que lo conocemos y seguimos nos relacionemos entre nosotros:
siempre se tratará de GRUPOS PEQUEÑOS respecto a la masa del mundo.
Ahora, a fin de favorecer la solución divina de esa pandemia que dura ya unos seis mil
años, hemos de observar las normas epidemiológicas aislándonos del “mundo” (no de
las personas en el mundo, sino de lo que este mundo significa y ofrece)
1 Juan 2:15-17: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama
al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que hay en el mundo —
los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del
Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre”.
Hemos de cuidar nuestra salud espiritual (lavarnos las manos, mascarilla: aquí, el símil
de la armadura espiritual se transforma en el símil del EPI), de forma que no
contribuyamos a empeorar la “pandemia de los siglos” expandiendo una atmósfera
infectante a los demás. Y hemos de hablar al mundo del gran remedio de Dios en Cristo.
1/ El plan de la restauración comenzó con GRUPOS PEQUEÑOS:

• Adán y Eva
• Noé y su reducida familia
• Abraham
• Jesús y sus discípulos.
Jesús no sólo eligió a un grupo reducido de discípulos (más tarde apóstoles), sino que en
Getsemaní, en su hora crítica, eligió a un grupo aun más reducido: Santiago, Pedro, Juan,
y él mismo (también en la transfiguración). Él había enviado a sus discípulos en grupos
de dos (a veces de tres: Pablo, Bernabé y Marcos). Los Testigos de Jehová, si bien con un
mensaje equivocado, se acercan al ideal bíblico respecto al método, al operar en grupos
de dos. Cuando una de sus iglesias se acerca a los 300 miembros, disponen la creación
de otro grupo que será el germen de una nueva iglesia.
En el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús reunió a la multitud en
grupos de cien y de cincuenta (Mar 6:39).
2/ La iglesia de Dios sobrevivió y se desarrolló mediante PEQUEÑOS GRUPOS:

• Apoc 12:14: “Se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila para que volara
de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un
tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo”. Valdenses, Cátaros, Reforma.
• Apoc 12:16: “La tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y se tragó el
río que el dragón había echado de su boca”. Protestantismo en EEUU.
• Apoc 12:17: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer
la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los

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mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”: otro GRUPO
PEQUEÑO (la “manada pequeña”).
3/ En tiempos modernos, el evangelio se ha abierto paso mediante PEQUEÑOS GRUPOS:
“Una gran obra les ha sido confiada a los que presentan la verdad en Europa... La población
que reside dentro de los límites de esta misión es cuatro veces mayor que la de los Estados
Unidos. Se ha hecho una buena obra en estos países. Los que han recibido la verdad están
diseminados como portaluces en casi todos los países. En Suiza tenemos casi 300
observadores del sábado. Hay grupos pequeños en Francia, Alemania e Italia, y doscientas
almas en Rusia que obedecen la ley de Dios; hay, además, una iglesia de 40 miembros en el
lejano oriente, casi en las fronteras de Asia. Se han echado los cimientos para levantar una
iglesia en Holanda. En Rumania y Córcega existe un puñadito de personas que tratan de
guardar los mandamientos de Dios, y que esperan la llegada de su Hijo desde los cielos” {
EGWE 362.4; EGWE.316.2 } (escrito en 1887).

La propia iglesia es un grupo. La familia es otro grupo pequeño destacable. La mayor


parte de quienes formamos parte de la iglesia tenemos una familia, pero ese no es el
caso para todos: para algunos, la iglesia es su única familia en este mundo, y para
muchos más, la iglesia es su única familia real los sábados (y en su vida devocional, en
su adoración y en su propósito en este mundo).
“Grupo” conlleva la idea de organización. Moisés escuchó el consejo de su suegro Jetro,
sacerdote de Madián (no era un “mundano”, ver Éxodo 18:1 y 12), consistente en
organizarse en grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez (jueces).
El Espíritu Santo reparte a cada uno dones diversos (1 Cor 12:12) a fin de edificar a la
iglesia y permitir el desarrollo de su misión. Puesto que Dios nos ha hecho distintos, el
Espíritu Santo nos ha dado dones distintos, y hemos de alcanzar a personas diferentes,
tiene que haber grupos diferentes. Por ejemplo:

• pastores
• evangelistas
• administradores
• ancianos
• diáconos
• jóvenes
En las iglesias tiene que haber necesariamente GRUPOS PEQUEÑOS básicos, por
ejemplo:

• consejo de ancianos
• consejo de iglesia
• consejo de evangelismo
Además, el Señor nos anima a no conformarnos con esos mínimos imprescindibles. Es
su voluntad que existan otros grupos pequeños con diversos propósitos, que podemos
ver en estas citas del Espíritu de profecía:

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“Reúnanse PEQUEÑOS GRUPOS para estudiar las Escrituras. No perderán nada y
ganarán mucho. Los ángeles del cielo asistirán a sus reuniones y al alimentarse con el
pan de vida recibirán fortaleza espiritual. Se estarán alimentando, por así decirlo, con
las hojas del árbol de la vida. Sólo así mantendrán su integridad” —Cada Día con Dios,
11. { MPa 314.1; PaM.274.1 }
“La formación de PEQUEÑOS GRUPOS como base de esfuerzo cristiano, es un plan que
ha sido presentado ante mí por Aquel que no puede equivocarse. Si hay un gran número
de hermanos en la iglesia, organícense en GRUPOS PEQUEÑOS, para trabajar no
solamente por los miembros de la iglesia, sino por los no creyentes también” —Boletín
de la Unión Australasiana, 15 de agosto de 1902. { Ev 89.1; Ev.115.2 }
“Se me ha instruido que GRUPOS PEQUEÑOS que han recibido una preparación
adecuada en los ramos misioneros evangélicos y médicos, deben salir a hacer la obra
por la cual Cristo designó a sus discípulos. Trabajen como evangelistas, esparciendo
nuestras publicaciones, hablando de la verdad a quienes encuentren, orando por los
enfermos, y si es necesario, tratándoles, no con drogas, sino con los remedios de la
naturaleza, comprendiendo siempre que dependen de Dios. Mientras participen en la
obra de enseñar y sanar, cosecharán una rica mies de almas” { CM 454.3; CT.469.2 }
La Guía de estudio cita varias razones de ser para los GRUPOS PEQUEÑOS:

• Oración (Hechos 12:12)


• Estudio de la Biblia
• Capacitación para dar testimonio
• Compañerismo cálido
• Crecimiento espiritual
• Resolución de problemas
En realidad, la razón fundamental para toda nuestra vida devocional, sea personal o en
grupo —grande o pequeño— es el evangelismo. “Evangelismo” no es lo mismo que
“hacer crecer la iglesia” en sentido numérico, especialmente, no al precio que sea.
Nuestra tarea no es hacer crecer numéricamente la iglesia. Esa es la tarea del Señor.
Leemos que, en Pentecostés, “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser
salvos” (Hechos 2:47). Nuestra tarea es testificar, presentar el evangelio por amor y con
amor. Los discípulos, en la época de la lluvia temprana, tuvieron un fruto abundante,
pero no lo hicieron sacrificando la verdad mediante un mensaje desprovisto de poder.
Pedro, en la predicación a la que se refiere el texto, había dicho a su auditorio: “A este
Jesús a quien vosotros crucificasteis”, y “Arrepentíos” (Id, vers. 36 y 38). Tampoco el
propio Jesús puso el crecimiento numérico de su iglesia por encima de la sublime verdad
(Juan 6:67-68).
¿Cómo se puede asegurar la armonía de propósito y acción entre los diversos GRUPOS
PEQUEÑOS? El plan divino para asegurar tal cosa no consiste en que unos controlen a
otros, sino en que el mismo Espíritu Santo dirija a todos.

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Tanto en la historia antigua como en la contemporánea, ha habido quienes se han
opuesto a la existencia de GRUPOS PEQUEÑOS que no estuvieran bajo el control de los
dirigentes de su época (y no cabe dudar de su mejor intención al sentir así). Estos son
algunos ejemplos:
Núm 11:25-29: “Entonces Jehová descendió en la nube y le habló. Luego tomó del
espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta hombres ancianos. Y en cuanto se
posó sobre ellos el espíritu, profetizaron; pero no volvieron a hacerlo. En el campamento
habían quedado dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad, sobre los cuales
también reposó el espíritu. Estaban estos entre los inscritos, pero no habían venido al
Tabernáculo. Y profetizaron en el campamento. Un joven corrió a avisar a Moisés, y le
dijo: —Eldad y Medad profetizan en el campamento. Entonces respondió Josué hijo de
Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y le dijo: —Señor mío Moisés, no se lo
permitas. Moisés le respondió: —¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová
fuera profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos”.
Marcos 9:37-39: “El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el
que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió. Juan le respondió diciendo:
—Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos
sigue, y se lo prohibimos porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: —No se lo prohibáis,
porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda hablar mal de
mí”.
“Algunos de nuestros hermanos dirigentes se inclinan a manifestar el espíritu que
manifestó el apóstol Juan cuando dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera
demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros’. Lucas 9:49.
La organización y la disciplina son esenciales, pero hay ahora gran peligro de apartarse
de la sencillez del Evangelio de Cristo. Lo que necesitamos es depender menos de las
meras formas y ceremonias, y mucho más del poder de la verdadera piedad. Si su vida y
carácter son ejemplares, trabajen todos los que quieran, cualquiera que sea su
capacidad. Aunque no se conformen exactamente a vuestros métodos, no debéis decir
una sola palabra para condenarlos o desalentarlos. Cuando los fariseos deseaban que
Jesús hiciese callar a los niños que cantaban sus alabanzas, el Salvador dijo: ‘Si éstos
callaren, las piedras clamarán’ Lucas 19:40.
La profecía debía cumplirse. Así en estos días, la obra debe ser hecha. Hay muchos ramos
en la obra: desempeñe cada uno una parte lo mejor que pueda. El hombre que tiene un
talento no debe ir a enterrarlo. Dios ha dado a cada uno su trabajo, según su capacidad.
Aquellos a quienes han sido confiados cometidos y capacidades mayores, no deben
tratar de hacer callar a otros que son menos capaces o expertos. Los hombres que tienen
un talento pueden alcanzar una clase de personas que aquellos que tienen dos o cinco
talentos no pueden alcanzar. Grandes y pequeños por igual, son vasos elegidos para
llevar el agua de la vida a las almas sedientas. No repriman los predicadores al obrero
más humilde, diciendo: ‘Usted debe trabajar en este ramo, o no trabajar en absoluto’.
Dejadlos libres, hermanos. Haga cada uno en su propia esfera, con su propia armadura
puesta, cuanto pueda en su manera humilde. Fortaleced sus manos en la obra. Este no

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es un tiempo en que haya de predominar el farisaísmo. Dejad trabajar a Dios por medio
de quienes quiera. El mensaje debe pregonarse” { 2JT 162.3; 2TT.163.1 }

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