TRASTORNO de La Niñez y La Adolescencia
TRASTORNO de La Niñez y La Adolescencia
TRASTORNO de La Niñez y La Adolescencia
- Terapia de grupo con los compañeros: La terapia de grupo con los compañeros a
menudo se enfoca en desarrollar y utilizar las capacidades sociales e interpersonales.
Los niños con este trastorno padecen deterioros significativos en diversos ámbitos tales
como la vida social y en la escuela. Suelen presentar niveles bajos de empatía,
ignorando los derechos y sentimientos de los demás. También es habitual que den
sensación de dureza de carácter, así como que tengan ideas preconcebidas respecto a la
sociedad y el rechazo. También se caracterizan, por lo general, por actuar sin pensar en
las consecuencias y de manera impulsiva, con comportamientos arriesgados y con baja
capacidad de demora de gratificación y tolerancia a la frustración.
Generalmente sus actos no suelen pasar desapercibidos por el entorno, algo que también
puede conducir a que presenten problemas de socialización y tengan frecuentes
problemas a nivel escolar y con la justicia. Pese a ello, algunos comportamientos suelen
pasar inicialmente desapercibidos, siendo ocultados o poco visibles (como la tortura de
animales). Pueden presentar despreocupación por su rendimiento, afecto superficial,
falta de empatía y un bajo o inexiste nivel de remordimiento ante las consecuencias de
sus actos, si bien estas características no ocurren en todos los casos.
Posible causas
Desde una perspectiva biológica, se ha planteado la posible existencia de problemas de
inhibición conductual derivados de una falta de desarrollo o infraactivación del frontal
junto con un exceso de activación del sistema límbico y el sistema de recompensa
cerebral. También se valora la existencia de una falta de desarrollo moral, de la
capacidad de empatía e inmadurez, que puede venir dada en parte por elementos
intrínsecos a su biología y en parte por una socialización deficiente.
A un nivel más psicológico y social, se ha observado que muchos de estos niños parten
de hogares en los que existen problemas de conducta y marginalidad. La presencia de
conflictos intrafamiliares continuados puede ser asociado por los menores como una
forma natural de proceder, actuando como modelo, a la vez que puede condicionar que
el niño aprenda a no confiar en los demás. El rechazo social también se ha visto
vinculado al surgimiento de este trastorno, observándose que suelen tener problemas
para relacionarse y resolver problemas.
TRASTORNO INTERNALIZADO
Los niños que los padecen pueden referir que se sienten tristes, tímidos, retraídos,
miedosos o desmotivados. Así, mientras que en el caso de los trastornos externalizantes
suele decirse que “combaten contra el mundo”, en el de los internalizantes más bien
“huyen de él”.
En general, los trastornos mentales que puede presentar un niño se agrupan en dos
grandes categorías: internalizantes y externalizantes. El criterio mediante el que se hace
semejante distinción alude a si se manifiestan a un nivel conductual (o externo) o
cognitivo (o interno), siendo más evidentes para el observador los primeros que los
segundos. No obstante, pese a esta disección de la realidad psicopatológica infantil, hay
que tener en cuenta que los unos y los otros pueden presentarse a la vez en un mismo
niño.
Tanto los padres como los profesores son muy sensibles a la expresión conductual
propia del trastorno externalizante, puesto que genera un sustancial impacto sobre el
entorno e incluso compromete la convivencia en el hogar o en el colegio. Algunos de
los problemas que se incluyen en esta categoría serían el trastorno negativista desafiante
o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (sobre todo en lo concerniente a
los excesos motrices).
Ansiedad
La ansiedad es un síntoma invalidante que se puede manifestar durante la infancia.
la presencia de ideas desproporcionadas respecto a un suceso que el niño siente como
amenazante y que ubica en algún momento relativamente próximo del futuro
(probabilidad de que un día se produzca la separación de sus padres, por ejemplo).
En la ansiedad infantil puede apreciarse una agudización de los miedos que son propios
de los distintos periodos de edad, y que resultan adaptativos en un primer momento. Lo
más común es que se desvanezcan a medida que progresa la maduración neurológica y
social, pero este síntoma puede contribuir a que muchos de ellos no se superen
totalmente y acaben acumulándose, ejerciendo un efecto sumativo que implica un
estado permanente de alerta (taquicardia, taquipnea, etc.).
Retraimiento social
El retraimiento social puede estar presente en la depresión y en la ansiedad infantil,
como un síntoma inherente a ellas, o presentarse de un modo independiente. En este
último caso se manifiesta como falta de interés por mantener relaciones con los
compañeros de su misma edad, por la sencilla razón de que no motivan su curiosidad.
Esta dinámica es común en el trastorno del espectro autista, que debería ser uno de los
primeros diagnósticos a descartar.
La depresión infantil suele ser el resultado de una pérdida, del aprendizaje social a partir
de la convivencia con alguno de los padres que padece un cuadro del mismo tipo y del
fracaso al tratar de establecer relaciones constructivas con niños de la misma edad. El
abuso físico, psíquico y sexual es también una causa muy frecuente, así como la
presencia de sucesos estresantes (mudanzas, cambios de escuela, etc.). Algunas
variables internas, tales como el temperamento, también pueden aumentar la
predisposición a padecerla.
SE PUEDEN TRATAR
Cada caso requiere un abordaje terapéutico individualizado que adopte un enfoque de
tipo sistémico, en el que se exploren las relaciones que el niño mantiene con sus figuras
de apego o con cualesquiera otras personas que formen parte de sus espacios de
participación (como la escuela, por ejemplo). A partir de este punto se podrán trazar
análisis funcionales dirigidos a comprender las relaciones que existen en el núcleo
familiar y las causas/consecuencias de la conducta del niño.
Por otra parte, es también importante ayudar al niño a detectar cuáles son sus
emociones, para que pueda expresarlas en un ambiente seguro y definir qué
pensamientos se pueden hallar detrás de cada una de ellas. A veces los niños con
trastornos internalizantes conviven con ideas sobrevaloradas sobre una cuestión que les
preocupa particularmente, y es posible animarles a debatir sobre este mismo extremo y a
encontrar alternativas de pensamiento que se ajusten mejor a su realidad objetiva.
En el supuesto de que los síntomas del niño se expresen a nivel físico, se puede articular
un programa dirigido a minimizar la activación del sistema nervioso simpático, para el
que se incluyan distintas estrategias de relajación. Es importante considerar la
posibilidad de que el niño juzgue adversamente las sensaciones que suceden en su
propio cuerpo (es habitual cuando sufren ansiedad), por lo que en primer lugar será
clave hablar con él sobre el riesgo real que representan (reestructuración). De lo
contrario, la relajación puede transformarse en una herramienta contraproducente.
Por otra parte, es también interesante enseñar a los niños habilidades que faciliten su
forma de relacionarse con los demás, en el caso de que no dispongan de ellas o no sepan
cómo aprovecharlas. Las más relevantes son las de tipo social (iniciar una conversación)
o las de asertividad, y además pueden ser practicadas en consulta a través de un role-
playing. En el caso de que ya disponga de estas estrategias, será necesario profundizar
en qué emociones pudieran estar inhibiendo su adecuado uso en el contexto de sus
relaciones cotidianas.
BIBLIOGRAFIA
Lozano, L. y Lozano, L.M. (2017). Los trastornos internalizantes: un reto para padres y
docentes. Padres y Maestros, 372, 56-63.
Trastorno que provoca que un niño experimente una ansiedad excesiva al estar separado
de sus padres.
Los niños suelen ser más propensos a la ansiedad de separación durante los momentos
de estrés.
La ansiedad por separación no es lo mismo que el apego normal. Los niños con el
trastorno no pueden pensar en otra cosa que el miedo constante de la separación. Pueden
tener pesadillas o malestares físicos regulares. Es posible que no quieran ir a la escuela
u otros lugares.
El tratamiento incluye psicoterapia y, en algunos casos, medicamentos ansiolíticos.
Por lo general, se puede realizar un autodiagnóstico
Las personas pueden sufrir:
Estado de ánimo: ansiedad o temor
Psicológicos: depresión o miedo
También comunes: llanto, palpitaciones, pesadillas o respiración corta
Un psiquiatra infantil u otro profesional de salud mental calificado generalmente
diagnostica los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes luego de una evaluación
psiquiátrica integral. Los padres que notan señales de ansiedad grave en sus hijos o
adolescentes pueden ayudar buscando evaluación y tratamiento tempranos. El
tratamiento temprano puede a menudo evitar problemas futuros
El proveedor de atención médica de su hijo determinará el tratamiento específico para el
trastorno de ansiedad por separación con base en:
La edad de su hijo
Su salud general y sus antecedentes de salud
La gravedad de su enfermedad
Qué tan bien pueda manejar su hijo tratamientos, procedimientos o medicamentos
específicos
Cuánto se espera que dure la afección
Su opinión o preferencia
Los trastornos de ansiedad se pueden tratar efectivamente. El tratamiento siempre debe
estar basado en una evaluación integral del niño y de la familia. Las recomendaciones
de tratamiento pueden incluir terapia conductual cognitiva para el niño. El foco debe ser
ayudar al niño o adolescente a aprender destrezas para manejar su ansiedad. El objetivo
también es ayudarle a dominar las situaciones que contribuyen a la ansiedad. Algunos
niños también se pueden beneficiar del tratamiento con antidepresivos o medicamentos
contra la ansiedad para ayudarles a sentirse más calmados. Los padres juegan un papel
de apoyo vital en cualquier proceso de tratamiento. También es posible que se
recomienden terapia familiar y una consulta con la escuela del niño.
Prevención del trastorno de ansiedad por separación
No se conocen todavía las medidas para reducir la incidencia de los trastornos de
ansiedad por separación en niños. Sin embargo, la detección e intervención tempranas
pueden reducir la gravedad del trastorno, mejorar el crecimiento y desarrollo normales
del niño y mejorar la calidad de vida experimentada por niños o adolescentes con
trastornos de ansiedad por separación.
FOBIA SOCIAL
Trastorno mental crónico en el que las interacciones sociales causan una ansiedad
irracional.
Para las personas con trastorno de ansiedad social, las interacciones sociales cotidianas
son motivo de ansiedad irracional, miedo, timidez y vergüenza.
Los síntomas incluyen miedo excesivo a situaciones en las que uno puede ser juzgado,
inquietud por pasar vergüenza o sufrir una humillación, y preocupación por ofender a
alguien.
La terapia conversacional y los antidepresivos pueden aumentar la confianza y mejorar
la capacidad de interactuar con otras personas.
Es el trastorno de ansiedad más común y uno de los más comunes entre los trastornos
psiquiátricos. Muchos de los síntomas más frecuentes del TAS se encuentran también
en el trastorno de personalidad por evitación y existe la posibilidad de que ambas sean
conceptualizaciones alternativas de un mismo trastorno.
En la mayoría de los casos, los síntomas físicos del trastorno son: ruborización,
sudoración excesiva, temblor, palpitaciones y náusea. Por otro lado, pueden presentarse
respuestas conductuales a las situaciones temidas, como es el caso del habla acelerada, y
otras estrategias de afrontamiento. También pueden ocurrir ataques de pánico. Algunas
personas utilizan el alcohol y otras drogas para reducir sus temores e inhibiciones en
eventos sociales. Por lo anterior, las personas con este trastorno pueden sufrir
alcoholismo y otros tipos de abuso de sustancias.
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)
BIBLIOGRAFIA
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/generalized-anxiety-
disorder/symptoms-causes/syc-20360803
En el trastorno negativista desafiante pude ver que si todos los padres supieran
como manejar los niños desde pequeños con terapias adecuada pueden mejorar
su vida y la de sus padres.
También en los trastornos por ansiada que puede pasar en los bebes también
debido a la falta de la madre o el padre y generar esa inseguridad.
Cada día son más los adolescentes que se unen a bandas delictivas porque sus
familia lo echan a la calle debido a su comportamiento, si tan solo ellos
supieran que pueden ser tratados y así tener un funcionamiento normal y vivir
acorde las normas no fueran tantos los actos delictivos que suceden en nuestro
país s causa de adolescentes mal encaminados.