Opera
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Nessun dorma
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Nessun dorma, aria de la ópera Turandot (1926), de Giacomo Puccini
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La historia de la ópera tiene una duración relativamente corta dentro del contexto
de la historia de la música en general: apareció en 1597, fecha en que se creó la
primera ópera, La Dafne, de Jacopo Peri. Desde entonces se ha desarrollado de forma
paralela a las diversas corrientes musicales que se han sucedido a lo largo del
tiempo hasta nuestros días, ligada por lo general al actual concepto de música
clásica.
La ópera (del latín opera, plural de opus, «obra») es un género musical que combina
música sinfónica, interpretada generalmente por una orquesta, y un texto escrito de
corte dramático —expresado en forma de libreto— interpretado vocalmente por
cantantes de diversa tesitura: principalmente, tenor, barítono y bajo para el
registro masculino, y soprano, mezzosoprano y contralto para el femenino, además de
las llamadas voces blancas (las de niños) o en falsete (castrato, contratenor). Por
lo general, la obra musical contiene oberturas, interludios y acompañamientos
musicales, mientras que la parte cantada puede ser en coro o en solitario, dúo,
trío o diversas combinaciones, en diversas estructuras como el recitativo o el
aria. Existen diversos géneros, como la ópera clásica, la ópera de cámara, la
opereta, el musical, el singspiel y la zarzuela.1 Por otro lado, al igual que en
teatro, existe una ópera dramática (ópera seria) y otra cómica (ópera bufa), así
como un híbrido entre ambas: el dramma giocoso.2
La ópera nació a finales del siglo xvi, como iniciativa de un círculo de eruditos
(la Camerata Fiorentina) que, al descubrir que el teatro griego antiguo era
cantado, tuvieron la idea de musicalizar textos dramáticos. Así, Jacopo Peri creó
La Dafne (1597), a la que siguió Euridice (1600), del mismo autor. En 1607, Claudio
Monteverdi compuso La favola d'Orfeo, donde añadió una introducción musical que
denominó «sinfonía», y dividió las partes cantadas en «arias», dando estructura a
la ópera moderna.
La evolución posterior de la ópera ha corrido en paralelo a las diversas corrientes
musicales que se han ido sucediendo en el tiempo: entre el siglo xvii y la primera
mitad del xviii se enmarcó en el Barroco, un período en que la música culta estaba
reservada a las élites sociales, pero que produjo nuevas y ricas formas musicales,
y que vio establecer un lenguaje propio para la ópera, que fue ganando riqueza y
complejidad no solo en los métodos compositivos y vocales sino en la producción
teatral y escenográfica. En la segunda mitad del siglo xviii se dio el Clasicismo,
un período de gran creatividad marcado por la serenidad y armonía de sus
composiciones, con grandes figuras como Mozart y Beethoven. El siglo xix estuvo
marcado por el Romanticismo, caracterizado por la individualidad del compositor,
considerado ya como un genio iluminado y cada vez objeto de mayor veneración, al
igual que las mayores figuras vocales del canto, que se convirtieron en estrellas
de una sociedad donde la burguesía relegó a la aristocracia en la preeminencia
social. Esta centuria vio surgir las variantes musicales de numerosas naciones
hasta entonces sin apenas tradición musical, en lo que se vino a llamar
nacionalismo musical. Cerraron el siglo algunas corrientes como el impresionismo
francés y el verismo italiano. En el siglo xx la ópera, al igual que el resto de la
música y de las artes en general, entró en la vanguardia, una nueva forma de
concebir la creación artística en que surgieron nuevos métodos y técnicas
compositivos, que se expresaron en una gran variedad de estilos, en una época de
mayor difusión de los medios de comunicación que permitían llegar a un público más
amplio por diversos canales, no ya solo el presencial (radio, televisión), y en la
que todavía era valorado el amplio repertorio musical de períodos anteriores, que
siguió vigente en los principales teatros de ópera del mundo.
Índice
1 Antecedentes
2 Orígenes
3 Barroco
3.1 Ópera veneciana
3.2 Ópera francesa
3.3 Desarrollo en Europa
3.4 Ópera napolitana
4 Barroco tardío: ópera seria y bufa
4.1 Francia
4.2 Alemania y Austria
4.3 Otros países
5 Música galante y reforma gluckiana
6 Clasicismo
7 Siglo XIX
7.1 Romanticismo
7.1.1 Francia
7.1.2 Italia
7.1.3 Países germánicos
7.1.4 Otros países
7.1.5 Cantantes del Romanticismo
7.2 Nacionalismo
7.2.1 Rusia
7.2.2 Checoslovaquia
7.2.3 Hungría
7.2.4 Polonia
7.2.5 Escandinavia
7.2.6 Bélgica y Países Bajos
7.2.7 Países anglosajones
7.2.8 Países bálticos
7.2.9 Países balcánicos
7.2.10 Turquía y países caucásicos
7.2.11 Portugal
7.2.12 España
7.2.13 Latinoamérica
7.3 Verismo
7.4 Posromanticismo
7.5 Impresionismo
7.6 Cantantes de fin de siglo
8 Siglo XX
8.1 Expresionismo
8.2 Dodecafonismo
8.3 Neoclasicismo
8.4 Posguerra mundial: tradición y vanguardia
8.4.1 Reino Unido
8.4.2 Francia e Italia
8.4.3 Alemania y Austria
8.4.4 Estados Unidos
8.4.5 España y Latinoamérica
8.4.6 Otros países
8.5 Cantantes del siglo XX
9 Véase también
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Antecedentes
Escenario diseñado por Bernardo Buontalenti para el tercer intermedio (de seis)
para conmemorar la boda de Fernando I de Médici y Cristina de Lorena (1589):
Victoria de Apolo sobre la Pitón. El libreto era de Ottavio Rinuccini, que volvió a
usar parte del material en la primera ópera, La Dafne, en 15975
La ópera tiene sus antecedentes en las diversas formas de teatro cantado o
musicalizado que se han producido a lo largo de la historia en todo el mundo. Tanto
la representación dramática como el canto, la música, el baile y otras
manifestaciones artísticas son formas de expresión consustanciales al ser humano,
practicadas desde la prehistoria. En la Antigua Grecia, el teatro era uno de los
espectáculos favoritos de la sociedad. Allí nacieron los principales géneros
dramáticos (comedia y tragedia) y se sentaron las bases de la escenografía y la
interpretación. Por diversos testimonios, se sabe que las representaciones
dramáticas eran cantadas y acompañadas de música, aunque actualmente apenas se
conservan vestigios de música griega. Los principales dramaturgos de la época,
Esquilo, Sófocles y Eurípides, sentaron las bases del arte dramático, cuya
influencia sigue vigente hoy día.6
Orígenes
Artículo principal: Orígenes de la ópera
Así, uno de los miembros de la Camerata, el compositor Jacopo Peri, creó La Dafne
(1597),16 con libreto de Ottavio Rinuccini, basada en el mito de Apolo y Dafne, con
un prólogo y seis escenas; de esta obra solo se conserva el libreto y pequeños
fragmentos de la música. Peri, que también era cantante, representó a Apolo. A esta
siguió, en 1600, Euridice, de los mismos autores, la primera ópera que se conserva
completa, sobre el mito de Orfeo y Eurídice. Fue compuesta con motivo de la boda
entre Enrique IV de Francia y María de Médici, celebrada en Florencia en 1600. Peri
interpretó a Orfeo.17
Una de las principales novedades de esta nueva forma de expresión artística fue su
laicidad, en una época en que la producción artística y musical era
mayoritariamente de signo religioso. Otra fue la aparición de la monodia, el canto
a una sola voz, frente a la polifonía medieval y renacentista; era una línea vocal
acompañada de un bajo continuo de clavicordio o laúd.21nota 2 Así, las primeras
óperas tenían partes cantadas por solistas y partes habladas o declamadas en
monodia, lo que se conoce como stile rappresentativo.12
Orfeo - Toccata
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Toccata, de La favola d'Orfeo, una de las primeras óperas (1607), compuesta por
Claudio Monteverdi
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Estas primeras experiencias tuvieron un gran éxito, especialmente entre la nobleza:
los Médici se convirtieron en patrocinadores de estos espectáculos y, desde
Florencia, fueron extendiéndose por el resto de Italia. Los Gonzaga de Mantua
encargaron entonces al famoso compositor de madrigales Claudio Monteverdi una
ópera: en 1607 compuso La favola d'Orfeo, con libreto de Alessandro Striggio, una
obra ambiciosa compuesta para orquesta de cuarenta y tres instrumentos —incluyendo
dos órganos—,23 con prólogo y cinco actos. En esta obra se imprimieron por primera
vez los libretos para que el público pudiese seguir la representación.24 Monteverdi
añadió una introducción musical que denominó «sinfonía», y dividió las partes
cantadas en «arias», dando estructura a la ópera moderna.25 Estas arias se
alternaban con el recitativo, una línea musical que incluía partes habladas y
cantadas.26 También introdujo el ritornello, una estrofa instrumental repetida
entre los cinco actos.26 En cuanto a las voces, aunque dejó algunas partes en
polifonía, diferenció las principales voces solistas: Orfeo era tenor, Eurídice
soprano y Caronte bajo.23 En 1608, Monteverdi estrenó L'Arianna, con libreto de
Rinuccini, de la que no se ha conservado la música, excepto un fragmento: el
Lamento d'Arianna.23
Otro introductor del estilo monódico en Roma fue Paolo Quagliati, que adaptó
antiguos madrigales suyos en forma de ópera: Il carro di fedeltà d'amore (1606), La
sfera armoniosa (1623).30 En la escuela romana destacó también Luigi Rossi, quien
trabajó para los Barberini. En 1642 estrenó en su teatro Il palazzo incantato, una
suntuosa producción que tuvo un gran éxito. Cuando en 1644 los Barberini tuvieron
que exiliarse a París, Rossi los acompañó, y consiguió la protección del cardenal
Mazarino, con lo que ayudó a introducir la ópera en Francia. Allí compuso su Orfeo
(1647), con prólogo y tres actos, una gran producción que contó con numerosos
efectos visuales.31 Cabe mencionar también a Domenico Mazzocchi, empresario además
de compositor, que inició el contrato de cantantes para la ópera. Fue autor de La
catena d'Adone (1626).32 Otro exponente fue Michelangelo Rossi (Erminia sul
Giordano, 1633; Andromeda, 1638).33
En estas primeras obras destacó a nivel vocal uno de los primeros cantantes de
ópera de reconocido talento: Francesco Rasi, un tenor que ya era famoso antes del
surgimiento de la ópera, que participó en las primeras representaciones de la
Euridice de Peri. En 1598 entró al servicio de los Gonzaga de Mantua, por lo que
representó en esta ciudad el Orfeo de Monteverdi en 1607; al año siguiente
participó en la Dafne de Gagliano. Fue también compositor, autor de Cibele ed Ati
(1617), cuya música se ha perdido.20
Barroco
Artículo principal: Música del Barroco
La música barroca destacó en general por el contraste, los acordes violentos, los
volúmenes móviles, la ornamentación exagerada, la estructura variada y contrastada.
Pese a ello, no toda la música barroca entra en la exageración: Bach es un autor de
armónico equilibrio, Vivaldi crea melodías sencillas y radiantes. La base de la
música barroca es serena y equilibrada, aunque adolece del gusto del adorno
excesivo: arpegios, mordentes, trémolos, arabescos sonoros que son la sal del
músico barroco. También fue en esta época cuando se introdujeron los tempos para
regular la velocidad de interpretación: largo, adagio, andante, allegro y presto; o
bien la intensidad: forte y piano. Pese a todo, más que un estilo homogéneo en el
tiempo y en el espacio, el Barroco fue un período en que se suelen englobar las
obras producidas en esos años.37
Durante este período, los principales centros musicales se hallaban en las cortes
monárquicas, círculos aristocráticos y sedes episcopales. La instrumentación
alcanzó cotas de gran perfección, especialmente en el violín —donde destaca la
producción de Antonio Stradivari—, lo que permitió una mayor expresividad
musical.38 La orquesta barroca era de reducidas dimensiones, por lo general apenas
una orquesta de cámara, o bien de unos cuarenta instrumentos, como mucho. La
mayoría eran instrumentos de cuerda, además de algunos oboes, flautas, fagots y
trompetas. Junto a estos había una sección para el bajo continuo, compuesta
generalmente de uno o dos clavicordios con acompañamiento de violonchelo,
contrabajo, laúd, viola o tiorba.39
En la primera mitad del siglo xvii se fueron fijando las normas de los libretos
operísticos, que sufrirían pocas variaciones hasta casi el siglo xx: diálogos
simples y lenguaje convencional, estrofas de formas rigurosas, distinción entre
«recitativo» —partes declamadas que hacen desarrollar la acción— y «número» (o
«pieza cerrada») —partes ornamentales en forma de aria, dúo, coro u otros formatos
—. Pese a todo, durante esta centuria se prestaba poca atención en general a los
textos, mientras que tenían mayor protagonismo el virtuosismo musical y vocal, la
escenografía y los efectos visuales.43
Ópera veneciana
Claudio Monteverdi
En las décadas centrales del siglo xvii el mayor centro productor de ópera fue
Venecia, el primer lugar donde la música se desligó de la protección religiosa o
aristocrática para ser representada en lugares públicos: en 1637 se fundó el Teatro
San Cassiano (demolido en 1812), primer centro operístico del mundo, ubicado en un
palacio que pertenecía a la familia Tron.44 La primera ópera representada fue
L'Andromeda, de Francesco Mannelli.45 El teatro fue fundado por Domenico Mazzocchi,
que tras perder el favor papal se trasladó de Roma a la ciudad véneta.3446 Al
convertirse en un negocio, la ópera empezó a depender cada vez más de los gustos
del público, ya que con su asistencia a los espectáculos podía favorecer una
determinada línea compositiva o relegarla al olvido.47 Una de las primeras
consecuencias fue que el público mostró cada vez más su gusto por las voces agudas,
las de tenores, sopranos y castrati, mientras que decayó el uso de los coros y las
orquestas grandes, ya que se prefería un acompañamiento de pocos instrumentos,
entre diez y quince, generalmente. Al popularizarse el género, se fueron
introduciendo más elementos cómicos y los textos se fueron simplificando, hasta
llegar al punto en que, sobre todo en las arias, importaba más la interpretación
que no las palabras que se expresaban.48 Tras el San Cassiano, floreció la apertura
de nuevos teatros en Venecia: San Giovanni e Paolo (1639), San Moisè (1640),
Novissimo (1641), San Samuele (1655) y Santi Apostoli (1649).45 Fue en estos
teatros donde comenzó la disposición en forma de plaza rodeada de palcos, típica de
los teatros de ópera.49
En la ópera veneciana tuvo una especial influencia el teatro español del llamado
Siglo de Oro —especialmente Lope de Vega—, perceptible en la confluencia argumental
entre fantasía y realidad —camino iniciado con el Don Quijote de Cervantes—, el
abandono de las unidades aristotélicas, la convivencia de personajes cómicos y
trágicos, las relaciones entre señores y siervos, el gusto por el enredo y por los
disfraces y los personajes travestidos. En el ambiente operístico veneciano estos
rasgos se denominaban all'usanza spagnuola.51
En el ámbito vocal destacó Anna Renzi, la primera soprano que alcanzó el estatus de
prima donna. Interpretó a Octavia, la esposa de Nerón, en L'incoronazione di Poppea
de Monteverdi.20 El castrato Siface también causó sensación entre el público, y
contó entre sus admiradores con Cristina de Suecia y Henry Purcell.20
Ópera francesa
Artículo principal: Ópera francesa
Jean-Baptiste Lully
Uno de los primeros países donde se introdujo la ópera tras Italia fue Francia —
donde se la llamaba «tragédie en musique»—.57 En 1645 se presentó en París la
primera ópera italiana, la pastoral La finta pazza, de Francesco Sacrati.58 Dos
años más tarde se representó el Orfeo de Luigi Rossi, que causó gran sensación.59
Pier Francesco Cavalli estrenó en París en 1662 su Ercole amante, en el recién
estrenado Palacio de las Tullerías, un encargo del cardenal Mazarino para la
celebración de la boda de Luis XIV con María Teresa de Austria. La obra no gustó
mucho, ya que era en italiano y con castrati, un fenómeno extraño para el público
francés, más aficionado a los ballets de cour.60
Enfin
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Enfin, de la ópera Armide (1686), de Jean-Baptiste Lully
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Otro exponente fue Marc-Antoine Charpentier, quien musicalizó algunas obras de
Molière (Le mariage forcé, 1672; Le malade imaginaire [El enfermo imaginario],
1673) y compuso diversas obras para la Comédie-Française, como Les amours de Vénus
et d'Adonis (1678), David et Jonathas (1688) y La noce du village (1692). Su obra
maestra es la tragedia Médée (Medea, 1693), sobre una obra de Pierre Corneille.68
Tras las óperas de Lully, y a causa de la afición francesa por el ballet, surgió la
«ópera-ballet», un género híbrido de ambos, en que partes cantadas con música se
alternaban con intermedios danzados, con temáticas generalmente cómicas y amorosas.
Este género fue introducido por André Campra con L'Europe galante (1689), a la que
siguieron numerosas obras de este autor, entre las que destaca Les fêtes
vénitiennes (1710).13 Campra también realizó óperas convencionales, como Tancrède
(1702) e Idoménée (1712).69
Desarrollo en Europa
El principal compositor de esta época fue Reinhard Keiser, el primero que elaboró
óperas enteramente en alemán. Compuso varias óperas que gozaron de gran éxito, como
Adonis (1697), Claudius (1703), Octavia (1705) y Croesus (1710). Fue director del
Theater am Gänsemarkt, donde estrenó como promedio unas cinco óperas por temporada;
se estima que su producción puede estar entre setenta y cinco y cien óperas, aunque
solo se conservan diecinueve completas.73 Otros autores del período fueron: Johann
Wolfgang Franck (Die drey Töchter Cecrops [Las tres hijas de Cécrops], 1679)74 y
Christoph Graupner (Dido, Königin von Cartago [Dido, reina de Cartago], 1707;
Bellerophon, 1708).75
Henry Purcell
En Austria, el emperador Leopoldo I del Sacro Imperio Romano Germánico fomentó la
ópera tras escuchar Il pomo d'oro (1668) de Cesti. Su representación se efectuaba
en el Palacio Imperial de Hofburg de Viena, al que solo tenía acceso la corte.76 La
mayoría eran óperas italianas, aunque poco a poco se fueron incorporando
compositores austríacos, entre los que destacó Heinrich Ignaz Biber: Applausi
festivi di Giove (1686), Chi la dura la vince (1687), Arminio (1692).77 En 1748 se
inauguró el Burgtheater, ubicado también en el Hofburg. El primer teatro público
fue el Theater am Kärntnertor, inaugurado en 1761, que con el tiempo se convirtió
en el teatro oficial de la corte.76
Lamento de Dido
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Lamento de Dido, aria final de la ópera Dido and Aeneas (1689), de Henry Purcell
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En Inglaterra existía un precedente de la ópera, la masque (mascarada), que
combinaba música, danza y teatro en verso.78 Durante la revolución puritana de
Oliver Cromwell se prohibió la música. Pese a ello, en 1656 se dio la primera ópera
inglesa, The Siege of Rhodes (El asedio de Rodas), con libreto del dramaturgo
William Davenant y música de cinco compositores: Henry Lawes, Matthew Locke, Henry
Cooke, Charles Coleman y George Hudson. Posteriormente, el reinado de Carlos II vio
un renacer de los espectáculos teatrales y operísticos.79 El primer compositor de
ópera de relevancia fue John Blow, organista y compositor de la Chapel Royal.
Compuso preferentemente música religiosa y de entretenimiento para la corte y fue
autor de una ópera, Venus and Adonis (1682), una obra corta que incluía ballets de
influencia francesa.18 Destacó especialmente su alumno, Henry Purcell, autor de
Dido and Aeneas (Dido y Eneas, 1689), de influencia francesa, con arias cortas y
danzas.80 Fue un encargo para un colegio de señoritas, que debían interpretar ellas
mismas, con un pequeño conjunto instrumental. Es una obra corta, de una hora, pero
que Purcell resolvió con brillantez: su aria final, el llamado «lamento de Dido»
(When I am laid in earth), goza de justa fama.81 También compuso varias semióperas
inspiradas en las mascaradas, que incluían divertissements, canciones, coros y
danzas, como Dioclesian (1690), King Arthur (1691), The Fairy Queen (1692), Timon
of Athens (1694), The Indian Queen (1695) y The Tempest (1695).42 En este período
vivió el dramaturgo William Shakespeare, cuyas obras fueron adaptadas a la ópera en
numerosas ocasiones desde su época hasta la actualidad.82
Ópera napolitana
Artículo principal: Escuela napolitana de ópera
Alessandro Scarlatti
Su principal representante fue Alessandro Scarlatti, que fue maestro de capilla de
Cristina de Suecia y del virrey de Nápoles, así como director del Teatro San
Bartolomeo de Nápoles.89 En sus obras introdujo numerosas novedades: creó el aria
en tres partes (aria da capo), con una estructura tema-variación-tema (ABA);90
redujo las ornamentaciones vocales y suprimió las improvisaciones que realizaban a
menudo los cantantes; también redujo los recitativos y alargó las arias, en una
alternancia recitativo-aria, y añadió un tipo de arias más cortas (cavatina) para
dar mayor rapidez a la obra, interpretadas por personajes secundarios;91 por otro
lado, junto con su libretista habitual, Apostolo Zeno, eliminó los personajes
cómicos y los argumentos intercalados, siguiendo únicamente la historia original.
La melodía scarlattiana era en general más sencilla que la de Monteverdi, pero
dotada de un encanto especial, que llevó a Luigi Fait a comentar que «con
Scarlatti, la ópera italiana alcanza la cumbre de su belleza».90 Se conocen 114
óperas de Scarlatti, entre las que destacan: Il Mitridate Eupatore (1707), Tigrane
(1715), Il trionfo dell'onore (1718) y Griselda (1721).92 Su hijo Domenico
Scarlatti también compuso óperas: L'Ottavia restituita al soglio (1703), La
Dirindina (1715).93
Nicola Porpora fue profesor de canto —tuvo como alumnos a Farinelli y Caffarelli— y
composición —entre sus discípulos se encuentra Johann Adolph Hasse—. Fue uno de los
primeros en musicalizar libretos de Pietro Metastasio. Entre sus primeras óperas se
encuentran Agrippina (1708), Arianna e Teseo (1714) y Angelica (1720). En 1726 se
trasladó a Venecia y, en 1733, a Londres, donde fue director musical de la Ópera de
la Nobleza ubicada en el King's Theatre, donde estrenó Arianna in Nasso (1733). Más
tarde trabajó en Dresde, donde estrenó Filandro (1747), así como Viena, antes de
regresar a Nápoles, donde murió en la pobreza.94
En torno al segundo cuarto del siglo xviii la ópera se fue dividiendo en dos
géneros contrapuestos: la ópera seria y la ópera bufa.104 Los temas de la ópera
seria se extraían generalmente de la mitología clásica, con un componente
moralista, en que se mostraba el lado más virtuoso de los héroes de la
antigüedad.105 Por lo general, se centraba la acción en los recitativos y se
dejaban las arias para incursiones líricas de los cantantes, con preferencia por el
aria da capo, que vivió su época dorada.106 La ópera seria quería despojar los
dramas líricos de las extravagancias y los argumentos enrevesados utilizados hasta
entonces, con un estilo más sobrio inspirado en el antiguo teatro griego. Uno de
sus mayores teóricos fue Giovanni Vincenzo Gravina, cofundador de la Academia de la
Arcadia.107
Pietro Metastasio
Algunos de los elementos característicos de la ópera bufa fueron: empleo del
recitativo accompagnato, mayor uso de coros y ensembles, y utilización junto al
aria de la cavatina y el aria con pertichini, una modalidad que tenía como base un
aria —generalmente da capo— a la que se añadían comentarios en recitativo de
personajes que contemplaban la escena desde fuera, generando una forma de ensemble.
También cobraron mayor relevancia la introduzione y el finale, escenas que solían
reunir todo el conjunto de personajes de la obra, cantando en ensemble.112
Antonio Vivaldi
Venecia siguió siendo uno de los principales centros operísticos. Destacó Antonio
Vivaldi, el principal representante de la escuela tardobarroca italiana. Fue
maestro de capilla del Ospedale della Pietà de Venecia, donde pudo contar con los
huérfanos del hospicio para formar una amplia orquesta, por lo que se le considera
el primer gran maestro de la música orquestal.116 Se dedicó a la ópera tanto como
compositor como empresario. En 1739 aseguró haber escrito noventa y cuatro óperas,
aunque solo se conservan unos cincuenta libretos y veinte partituras. Entre sus
obras destacan: Ottone in villa (1713), Orlando finto pazzo (1714), La costanza
trionfante degl'amori e degl'odii (1716), Teuzzone (1719), Tito Manlio (1719), Il
Giustino (1724), Farnace (1727), Orlando furioso (1727), Bajazet (1735), Ginevra
(1736) y Catone in Utica (1737).95
Tomaso Albinoni fue un brillante compositor, famoso por su Adagio, aunque también
incursionó en la ópera. Preocupado por la armonía del conjunto vocal, proporcionó
serenidad y equilibrio a los movimientos lentos, con una especial atención en las
voces bajas.117 Entre sus obras destacan: Zenobia, regina dei Palmireni (1694),
Pimpinone (1708) y Didone abbandonata (1724).118 Otros compositores venecianos de
la época fueron: Ferdinando Bertoni (Orfeo ed Euridice, 1776; Quinto Fabio,
1778)119 y Francesco Gasparini (Roderico, 1694; Ambleto, 1705; Il Bajazet,
1719).120
Domingo Terradellas
Se considera de la escuela napolitana al español Domingo Terradellas (también
conocido en italiano como Domenico Terradeglias). Estudió en Nápoles, donde fue
alumno de Francesco Durante. En 1736 estrenó su primera ópera, Giuseppe
riconosciuto. Se trasladó a Roma, donde fue maestro de capilla de San Giacomo degli
Spagnoli y estrenó Astarto (1739), Merope (1743) y Semiramide riconosciuta (1746).
Pasó luego a Londres, donde compuso Mitridate (1746) y Bellerofonte (1747). De
vuelta a Italia, estrenó en Turín Didone (1750), en Venecia Imeneo in Atene (1750)
y en Roma Sesostri (1751).123
Cabe destacar también a Gian Francesco de Majo y Davide Perez. El primero se inició
con Ricimero, re dei Goti (1759) y L'Almeria (1761). Estuvo un tiempo en Mannheim,
donde estrenó Ifigenia in Tauride (1764), que influyó en Gluck. De vuelta a
Nápoles, realizó L'Ulisse (1769) y L'eroe cinese (1770).124 Perez, de origen
español, compuso algunas óperas bufas (La nemica amante, 1735), pero principalmente
serias: Siroe (1740), Astarto (1743), Merope (1744), La clemenza di Tito (1749),
Demofoonte (1752), Olimpiade (1754), Solimano (1757).125 Otros representantes de la
escuela napolitana fueron: Girolamo Abos (Artaserse, 1746; Alessandro nell'Indie,
1747),126 Pasquale Cafaro (La disfatta di Dario, 1756; Creso, 1768),127 Ignazio
Fiorillo (L'Olimpiade, 1745),128 Pietro Alessandro Guglielmi (L'Olimpiade, 1763;
Farnace, 1765; Sesostri, 1766; Alceste, 1768),129 Giacomo Insanguine (L'osteria di
Marechiaro, 1768; Didone abbandonata, 1770)130 y Antonio Sacchini (La contadina in
corte, 1765).131
Del resto de Italia cabe reseñar a Antonio Caldara. Fue maestro de capilla en
Mantua y Roma antes de ser nombrado vicemaestro de capilla del emperador Carlos VI
en Viena, donde permaneció unos veinte años. Colaboró habitualmente con los
libretistas Zeno y Metastasio. En su obra destaca el uso de amplias corales. Entre
sus obras destacan: Il più bel nome (1708), Andromaca (1724), Demetrio (1731),
Adriano in Siria (1732), L'Olimpiade (1733), Demofoonte (1733), Achille in Sciro
(1736) y Ciro riconosciuto (1736).96 Cabe citar también al milanés Giovanni
Battista Lampugnani (Candace, 1732; Antigono, 1736).132
Otros autores de ópera bufa fueron: Pasquale Anfossi (La finta giardiniera, 1774;
La maga Circe, 1788),136 Gennaro Astarita (Il corsaro algerino, 1765; L'astuta
cameriera, 1770),137 Francesco Coradini (Lo 'ngiegno de le femmine, 1724; L'oracolo
di Dejana, 1725),138 Domenico Fischietti (Il mercato di Malmantile, 1756),139
Giuseppe Gazzaniga (Don Giovanni Tenorio, 1787),140 Nicola Logroscino (Il
governatore, 1747)141 y Giacomo Tritto (La fedeltà in amore, 1764).137
En esta época apareció también el pasticcio, una ópera compuesta conjuntamente por
varios compositores. La primera fue Muzio Scevola (1721), que constaba de tres
actos compuestos cada uno por Filippo Amadei, Giovanni Bononcini y Georg Friedrich
Händel. Por lo general, más que colaborar en un mismo conjunto homogéneo, la
mayoría de los pasticci eran un conglomerado de músicas, canciones, danzas, arias y
corales, que se podían ir añadiendo sucesivamente.107
En el ámbito vocal, en esta época cabe recordar a las sopranos Francesca Cuzzoni,
Margherita Durastanti y Anna Maria Strada, y la mezzosoprano Faustina Bordoni, que
actuaron todas ellas en Londres para Händel. Bordoni y Cuzzoni mantuvieron una
fuerte rivalidad entre ellas, hasta el punto de que llegaron a las manos en la
representación de Astianatte de Bononcini en 1727. Por otro lado, esta fue la época
dorada de los castrati, entre los que destacaron Giovanni Carestini, Carlo Broschi
"Farinelli", Nicolò Grimaldi "Nicolini", Francesco Bernardi "Senesino" y Antonio
Maria Bernacchi. El más famoso fue Farinelli, quien actuó por toda Europa con gran
éxito. Se retiró a los treinta y dos años, en la cúspide de su fama, y entró al
servicio de Felipe V de España.142
Francia
Artículo principal: Ópera francesa
Alemania y Austria
Artículo principal: Ópera alemana
Ombra mai fù
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Ombra mai fù, aria de la ópera Serse de Händel, interpretada por Enrico Caruso en
1920
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Otros exponentes fueron Johann Adolph Hasse, Johann Joseph Fux y Johann Mattheson.
Hasse estudió en Nápoles con Scarlatti. Su primera ópera fue Antioco (1721), a los
veintidós años, a la que siguieron Sesostrate (1726) y La sorella amante (1729). En
1730 estrenó en Venecia Artaserse, que resultó innovadora por sus contrastes
expresivos que permitían un gran lucimiento de los cantantes. Ese año fue nombrado
director de la Ópera de Dresde, donde fue uno de los principales promotores de la
ópera seria.150 Dejó unas setenta óperas.166 Fux fue autor de dieciocho óperas, la
mayoría con libretos de Pietro Pariati, aunque también de Zeno y Metastasio. Su
mayor éxito fue Costanza e Fortezza (1723), estrenada en Praga en la coronación del
emperador Carlos VI como rey de Bohemia.96 Mattheson fue tenor además de
compositor. Trabajó como ayudante de otros operistas, entre ellos Keiser, antes de
componer las suyas propias. En 1715 fue nombrado director de música de la catedral
de Hamburgo. Entre sus obras destaca Cleopatra (1704).96
Otros países
Con todo, con el paso del tiempo el público empezó a cansarse de las óperas
händelianas, lo que explica el éxito de The Beggar's Opera (La ópera del mendigo,
1728), una especie de antiópera italiana con música de Johann Christoph Pepusch y
libreto de John Gay, una reacción a la solemnidad algo pomposa de Händel.168 Esta
obra inauguró el género ballad opera, equivalente a la opereta, la zarzuela
española o el singspiel alemán. Eran obras basadas en baladas y canciones breves,
con danzas y melodías populares.169 También surgieron los afterpieces, unas obras
cortas que se representaban en los descansos de obras teatrales, al estilo de los
intermezzi italianos.122 Algunos exponentes fueron: Samuel Arnold (The Maid of the
Mill, 1765),170 Charles Dibdin (The Waterman, 1774),135 Stephen Storace (The
Haunted Tower, 1789; The Pirates, 1792)122 y William Shield (The Magic Cavern,
1784; The Enchanted Castle, 1786; The Crusade, 1790).122
Durante esta época se dio también el género de la tonadilla, unas obras de carácter
lírico-teatral y de signo satírico y picaresco, que se representaban en los
intermedios teatrales junto con sainetes o entremeses. Se dio sobre todo en la
segunda mitad del siglo xviii. La primera obra de este género fue Una mesonera y un
arriero (1757), de Luis de Misón. Otros autores fueron: Antonio Guerrero, Blas de
Laserna, Pablo Esteve y Fernando Ferandiere.176
En Portugal, la ópera contó con el respaldo del rey Juan V, que favoreció la
instalación de compositores italianos, como Domenico Scarlatti.177 Entre los
compositores portugueses cabe destacar a Francisco António de Almeida, autor de
óperas italianas: La pazienzia di Socrate (1733) y La Spinalba, ovvero Il vecchio
matto (1739).178
Música galante y reforma gluckiana
Artículos principales: Música galante y Christoph Willibald Gluck.
En el ámbito germánico fue la época dorada del singspiel: en 1778, José II renombró
el Teatro Francés de Viena como Deutsches Nationaltheater (actual Burgtheater) y lo
dedicó a este género, que se estrenó con Die Bergknappen (Los mineros), de Ignaz
Umlauf.188 Los más destacados compositores de singspiel fueron Johann Adam Hiller
(Der Teufel ist los [El diablo anda suelto], 1766; Der Jagd [La caza], 1770)189 y
Georg Anton Benda (Der Dorfjahrmarkt [La feria del pueblo], 1775; Romeo und Julie,
1776).190 Otros exponentes fueron: Karl von Ordonez (Diesmal hat der Mann den
Willen [Esta vez la decisión es del hombre], 1778),191 Johann André (Erwin und
Elmire, 1775),192 Christian Gottlob Neefe (Adelheit von Veltheim, 1780), Carl
Ditters von Dittersdorf (Doktor und Apotheker [Médico y farmacéutico], 1786),193
Anton Eberl (Die Marchande des Modes, 1787),192 Paul Wranitzky (Oberon, König der
Elfen [Oberon, rey de los elfos], 1789),194 Johann Friedrich Reichardt (Erwin und
Elmire, 1790),195 Johann Baptist Schenk (Der Dorfbarbier [El barbero de pueblo],
1796)192 y Wenzel Müller (Die Teufelmühle [El molino del diablo], 1799).196
Entre sus obras destacan: Orfeo ed Euridice (1762), Alceste (1767) y Paride ed
Elena (1770), estrenadas en Viena; e Iphigénie en Aulide (1774), Armide (1777),
Iphigénie en Tauride (1779) y Écho et Narcisse (1779), estrenadas en París. Su
libretista habitual fue Raniero di Calzabigi.203 Durante su estancia en Francia
surgió la llamada querella de gluckistas y piccinnistas (1775-1779) entre los
partidarios de la reforma de Gluck y los partidarios de la ópera italiana.204 Cabe
señalar que Gluck no se limitó a su Reform-Opern («ópera renovada»), sino que hizo
algunas obras cómicas al estilo italiano, como L'ivrogne corrigé (El beodo
corregido, 1760) y La rencontre imprévue (El encuentro imprevisto, 1764).192
Clasicismo
Artículo principal: Música del Clasicismo
La ópera siguió gozando de gran popularidad, aunque fue sufriendo una paulatina
evolución acorde a las novedades introducidas por el clasicismo. Junto a las voces
solistas había dúos, tríos, cuartetos y otros ensembles —hasta un sexteto en Le
Nozze di Figaro de Mozart—, así como coros, aunque no tan grandiosos como los
barrocos. La orquesta se amplió y la música instrumental fue cobrando cada vez
mayor protagonismo respecto a la línea vocal.208 En 1778 se inauguró el Teatro de
La Scala de Milán, uno de los más famosos del mundo, con un auditorio de 2800
espectadores.209 Igualmente, en 1792 abrió el Teatro La Fenice de Venecia, que
también ha gozado de gran prestigio.210
Los principales compositores del clasicismo fueron Franz Joseph Haydn, Wolfgang
Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven. Haydn, considerado el padre de la
sinfonía,206 fue un gran innovador en el terreno de la música. De formación
autodidacta, en su juventud tocó en bandas callejeras, hasta que entró al servicio
del príncipe Pál Antal Esterházy, en cuyo palacio de Eisenstadt vivió durante
treinta años. Creó una orquesta cercana a la moderna, con una correlación entre
cuerdas y vientos. Haydn dio a la sinfonía la llamada «forma sonata», en cuatro
movimientos. La ópera no fue el principal interés de Haydn, pero compuso varias
para la corte de los Esterházy, generalmente cómicas; hoy día no suelen estar en el
repertorio operístico.211 Entre ellas destacan: Acide e Galatea (1763), La
canterina (1766), Lo speziale (1768), Le pescatrici (1770), L'infedeltà delusa
(1773), L'incontro improvviso (1775), Il mondo della luna (1777), La vera costanza
(1779), L'isola disabitata (1779), La fedeltà premiata (1781), Orlando paladino
(1782), Armida (1784) y L'anima del filosofo (1791).115
En el ámbito germánico cabe hacer mención igualmente a: Franz Seraph von Destouches
(Die Thomasnacht [La noche de Tomás], 1792; Das Mißverständnis [El malentendido],
1805),145 Anton Reicha (Argene, regina di Granata, 1806; Natalie, 1816),195 Joseph
Weigl (La principessa d'Amalfi, 1794; Die Schweizerfamilie [La familia suiza],
1809)230 y Peter von Winter (Das unterbochene Opferfest [La fiesta de ofrenda
interrumpida], 1796; Der Sturm [La tempestad], 1798; Maometto, 1817).231
Domenico Cimarosa
En Italia, destacó la obra de Giovanni Paisiello y Domenico Cimarosa. Paisiello se
inició en la ópera bufa (L'idolo cinese, 1767). En 1776 fue invitado a San
Petersburgo, donde compuso Lucinda ed Armidoro (1777), Nitteti (1777) e Il barbiere
di Siviglia (1782), sobre la obra de Beaumarchais, que también versionaría más
adelante Rossini. En 1784 volvió a Viena, donde compuso Il re Teodoro in Venezia y,
poco después, fue nombrado maestro de capilla del rey Fernando IV de Nápoles, para
el que compuso su mayor éxito Nina, o sia La pazza per amore (1789). Compuso unas
ochenta óperas, en género serio y bufo, aunque este último más dramático que el
habitual, con lo que ayudó a prestigiarlo.149 Cimarosa fue un prolífico compositor,
que a los treinta y cinco años había compuesto quince óperas, cuando en 1787 fue
nombrado maestro de capilla en San Petersburgo, donde estrenó La vergine del sole
(1788) y La Cleopatra (1789). En 1791 fue nombrado maestro de capilla en Viena,
donde al año siguiente cosechó su mayor éxito con Il matrimonio segreto. Su
producción final fue de unas sesenta óperas, en las que denotó una gran intensidad
vital y calidez melódica.135
Antonio Salieri fue discípulo de Florian Gassmann, quien le llevó a Viena en 1766,
cuando contaba dieciséis años. A los veinte años compuso Le donne letterate (1770),
que fue un gran éxito, por lo que en 1774 fue nombrado compositor de la corte del
emperador José II. En 1784 fue nombrado director de la Ópera de París, donde
sucedió a Gluck. Compuso aquí varias óperas de estilo gluckiano: Les Danaïdes
(1784) y Tarare (1787). En 1788 fue nombrado maestro de capilla de la corte
vienesa, encargado de la ópera italiana. Compuso unas treinta óperas, tanto serias
como bufas, entre las que destacan: La fiera di Venezia (1772) y Falstaff ossia Le
tre burle (1799). Gozó de gran éxito en vida, pero tras su fallecimiento su
popularidad decayó.232
En esta época surgió en Italia el género de la farsa, una variante de la ópera bufa
de menor formato y argumento generalmente fantasioso, poco realista. Cimarosa
compuso alguna farsa, como I matrimoni in ballo (1776) y L'impresario in angustie
(1786). Algunos de sus principales exponentes fueron: Giuseppe Farinelli (Teresa e
Claudio, 1801; Pamela, 1802), Pietro Generali (Pamela nubile, 1804) y Giuseppe
Mosca (I tre mariti, 1811). Se desarrolló hasta comienzos del siglo xix, en que,
con el advenimiento del Romanticismo, prácticamente desapareció, aunque Rossini,
Donizetti y Mayr aún produjeron alguna farsa.240
En Francia se vivió un período de transición, ya que el ambiente generado por la
Revolución francesa favoreció un cierto prerromanticismo en el género lírico
francés. Cabe destacar en este período a Pierre Gaveaux (Léonore, ou l'amour
conjugal, 1798)241 y Rodolphe Kreutzer (Lodoïska, 1791; Astianax, 1801; Aristippe,
1808; Abel, 1809).242
En Polonia, los reinados de Augusto II, Augusto III y Estanislao II vieron florecer
la ópera con el patrocinio real. Numerosos nobles polacos contrataban compañías
italianas para sus palacios. En 1765 se inauguró el Teatr Narodowy (Teatro
Nacional) de Varsovia. En 1778 se estrenó la primera ópera en polaco, Nedza
Uzazesliwiona (El dolor convertido en alegría), de Maciej Kamieński. Tras la
partición de Polonia, el gusto por la ópera continuó, con compositores como Jan
Stefani (Krakowiacy Górale [Cracovianos y montañeses], 1794).253
Siglo XIX
Artículo principal: Música del siglo XIX
La ópera se desarrolló en este siglo de una manera cada vez más grandilocuente, en
grandes escenarios y con grandes montajes escenográficos, con orquestas cada vez
más grandes que interpretaban una música más potente y sonora. Ello obligó a los
intérpretes vocales a incrementar su potencia de canto, para llenar todo el teatro
y hacer que se les escuchase por encima de los instrumentos. Para ello aparecieron
nuevas técnicas de potenciamiento de la voz y surgieron nuevos registros, como el
«tenor robusto», el «tenore di forza» y la «soprano dramática».263
Romanticismo
Artículo principal: Música del Romanticismo
En esta época se desarrolló notablemente la ópera, sobre todo en Italia, donde fue
la época dorada del bel canto. Destacó por el brillo de sus voces, la coloratura,
la ornamentación, ganando importancia el papel de la soprano, mientras que para el
tenor se puso de moda desde 1840 el do de pecho. La ópera romántica tuvo dos
vertientes: la cómica –o bufa– y la dramática, sobre los grandes dramas literarios
románticos. Se fue diluyendo la diferencia entre recitativo y aria, predominando la
melodía cantabile sobre el resto de elementos.201 Por otro lado, la ópera romántica
destacó por su gusto folclorista y la utilización de temas basados en la historia y
mitología propias del país.270 También surgió un nuevo gusto por los temas llamados
«góticos», que en ópera dio una variante denominada morte («muerte»), provocada por
los hechos lúgubres de la Revolución francesa; un buen ejemplo sería Lucia di
Lammermoor, de Gaetano Donizetti.272
En este período los libretos variaron en cuanto a temas y argumentos, pero tuvieron
pocas transformaciones estructurales, por lo que predominó como en épocas
anteriores el lenguaje convencional y la simplificación de diálogos y
situaciones.43 Uno de los novelistas de más éxito de la época fue Walter Scott,
diecinueve de cuyas novelas fueron adaptadas en sesenta y tres óperas.266 Otro fue
Johann Wolfgang von Goethe, cuyos textos fueron musicalizados en 122 óperas, veinte
de ellas sobre su obra Fausto. También escribió personalmente ocho libretos para
singspiel.273 Sobre textos de Friedrich von Schiller se compusieron también
cincuenta y seis óperas.274 Otros escritores que también inspiraron numerosas
óperas fueron Victor Hugo y Aleksandr Pushkin.275
Francia
Artículo principal: Ópera francesa
Gaspare Spontini
Paradójicamente, entre los primeros exponentes de la ópera romántica francesa se
encuentran dos compositores italianos establecidos en Francia: Luigi Cherubini y
Gaspare Spontini. El primero se instaló en París en 1787, cuando ya había compuesto
trece óperas en Italia. En Démophon (1788) inició el rumbo de la que sería la ópera
romántica francesa, que encarrilaría con Lodoïska (1791), donde introdujo
personajes más reales y situaciones más dramáticas, con una orquestación más rica y
potente, y efectos basados en la naturaleza, en este caso un incendio. Su obra
maestra fue Médée (Medea, 1797), basada en una tragedia de Pierre Corneille.279
Spontini se trasladó a París en 1800, donde cultivó preferentemente el género
trágico. Su primer éxito fue Milton (1804), al que siguió La vestale (1807). Fue el
introductor de numerosos componentes de la grand-opéra, como los grandes coros, las
procesiones o las bandas en el escenario, que culminaron en su Fernand Cortez
(1809), sobre el conquistador español Hernán Cortés, que incluía una carga de
caballería y el fuego de la flota.280
Ballet de las monjas, del acto III de Robert le diable de Giacomo Meyerbeer (1831),
pintura de Edgar Degas (1876)
El mayor adalid para el inicio de la grand-opéra fue el alemán Giacomo Meyerbeer.
Se instaló en París en 1831, cuando tuvo su primer éxito con Robert le diable,
ambientada en la Sicilia medieval. Su obra maestra fue Les Huguenots (1836), sobre
la persecución de los protestantes franceses (hugonotes) en el siglo xvi, que
destacó por su fastuosa escenificación. Su tercer gran éxito fue Le Prophète (El
profeta, 1849).284 Cabe señalar que Robert le diable incluía un ballet —el Ballet
de las Monjas— en el que las bailarinas, en el papel de unos espíritus surgidos de
las tumbas, iban vestidas de tul blanco, lo que se convirtió en el clásico
vestuario de ballet (el tutú); esta obra se considera el primer ballet moderno de
la historia.285
Fantasía sobre Fausto, de Mariano Fortuny (1866), óleo inspirado en la ópera Faust
de Charles Gounod
Ambroise Thomas fue un clasicista, ferviente detractor de Wagner y de la música
«moderna». Compuso nueve óperas, estrictamente basadas en la tradición francesa. Su
primer éxito fue La double échelle (La doble escalera, 1837). Trató el género
cómico con Le songe d'une nuit d'été (El suelo de una noche de verano, 1850), no
basada en Shakespeare pese al título. Recibió la influencia de Gounod, como se
aprecia en Mignon (1866) y Hamlet (1868).292
Barcarola
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Barcarola, de Les Contes d'Hoffmann (1881), obra de Jacques Offenbach
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Otro alemán, Jacques Offenbach, destacó en el género cómico. Inició su carrera
musical como chelista, hasta que pasó a la composición. Dotado de un agudo sentido
del arte dramático y buen conocedor de los gustos del público francés, se dedicó a
la opereta, para lo que alquiló el Théâtre Marigny, que renombró como Bouffes-
Parisiens, donde estrenó obras suyas y de otros compositores. En 1858 compuso
Orphée aux enfers (Orfeo en los infiernos), una irreverente reinterpretación de los
mitos clásicos griegos, que escandalizó al público purista de la grand-opéra. Le
siguieron La belle Hélène (1864) y La vie Parisienne (1866). Con Les Contes
d'Hoffmann (1881) intentó algo más serio, pero murió durante los ensayos.293 Contó
como libretistas con Henri Meilhac y Ludovic Halévy, sobrino del compositor
Fromental Halévy —autores también del libreto de Carmen de Bizet—.275 Otros
exponentes de la opereta fueron: Edmond Audran (Le Grand Mogol, 1877; La Mascotte,
1880)294 y Alexandre Charles Lecocq (La fille de Madame Angot, 1872; Le petit duc,
1878).295
Jules Massenet fue alumno de Ambroise Thomas, hecho que le decantó hacia la ópera.
Su primer éxito fue Le roi de Lahore (1877). Le siguieron Hérodiade (1883) y Manon
(1884). Tras recibir un encargo de la Ópera de París compuso Le Cid (1885). Tras
Esclarmonde (1889) tuvo varios fracasos, hasta alcanzar de nuevo el éxito con
Werther (1892), sobre la obra de Goethe. Gozó de igual fortuna con Thaïs (1894), de
gusto orientalista, cuya Meditación es una de sus melodías más conocidas. Su
siguiente éxito fue La Navarraise (1894), que incluía sonidos de cañón. Entre sus
últimas obras destacan Sapho (1897), Cendrillon (1899), Chérubin (1905) y Don
Quichotte (1909).298
Meditación
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Meditación, de Thaïs (1894), ópera de Jules Massenet
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Emmanuel Chabrier estudió Derecho, pero con el tiempo se volcó en su mayor afición,
la música. Gran admirador de Wagner, en 1886 estrenó Gwendoline, donde utilizó el
leitmotiv wagneriano.299 Posteriormente se encaminó, sin embargo, hacia la música
ligera de tono cómico, con la que consiguió su mayor éxito, Le roi malgré lui (El
rey a su pesar, 1887).300
Otros compositores del Romanticismo francés fueron: Adolphe Adam (Le Chalet, 1834;
Le Postillon de Lonjumeau, 1836; Le toréador, 1849; Si j'étais roi, 1852),301
Félicien David (La perle du Brésil, 1851; Lalla-Roukh, 1862; Le Saphir, 1965),302
Vincent d'Indy (Le Chant de la cloche, 1886; Fervaal, 1897; L'Étranger, 1903),172
Benjamin Godard (Les Bijoux de Jeannette, 1878; Pedro de Zalaméa, 1884; Jocelyn,
1888; La Vivandière, 1893),303 Ferdinand Hérold (Zampa, 1831; Le Pré aux Clercs,
1832),304 Nicolas Isouard (Cendrillon, 1810; Jeannot et Colin, 1814),305 Édouard
Lalo (Le Roi d'Ys, 1888),306 Jean-François Lesueur (Ossian, ou les Bardes, 1804)307
y Ernest Reyer (Sigurd, 1882; Salammbô, 1890).308
Italia
Artículo principal: Ópera italiana
Gioachino Rossini
En Italia, el Romanticismo tuvo un componente marcadamente populista y
nacionalista, en que la ópera fue un medio de reivindicación política para la
unificación de la península, que tendría lugar en 1870.309 Fue la época del bel
canto, del lucimiento de las voces, especialmente de soprano. Compositores como
Rossini, Bellini y Donizetti fueron acérrimos defensores del bel canto, en una
época en Europa en general en que cada vez cobraba mayor protagonismo la
orquesta.310 Sin embargo, el bel canto clásico tuvo su final prácticamente con
Rossini, mientras que Bellini y Donizetti introdujeron algunas innovaciones, como
la sustitución del canto fiorito por el canto declamato, y la reserva de pasajes
belcantistas para momentos de intensidad, como en la cabaletta o las llamadas arias
«de locura», en todo caso con menor ornamento vocal.311
Largo al factotum
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Largo al factotum, aria de Il barbiere di Siviglia (1816), de Gioachino Rossini
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El primer gran nombre del período fue Gioachino Rossini, un compositor a caballo
entre el clasicismo y el Romanticismo. Estudió en el Liceo de Bolonia. Siguiendo
los pasos de Paisiello y Cimarosa, enriqueció la orquesta con más instrumentos de
viento. En 1810 estrenó en Venecia La cambiale di matrimonio, una farsa cómica en
un acto, deudora de la ópera napolitana, pero con el nuevo espíritu romántico, más
dinámico, con un ritmo más marcado y con las gradaciones tonales introducidas por
la escuela de Mannheim. Esta obra gustó tanto a los tradicionales como a los
partidarios de la innovación, a quienes agradó su agilidad tímbrica y su ritmo
vivaz.312 Le siguieron L'equivoco stravagante (1811), L'inganno felice (1812), La
scala di seta (1812), L'occasione fa il ladro (1812) e Il signor Bruschino (1813).
Tras una ópera seria, Ciro in Babilonia (1812), en Tancredi, estrenada al año
siguiente en el teatro La Fenice de Venecia, abandonó los esquemas clásicos y dio
la estructura de la ópera bufa a la seria, con arias, cabalette y recitativo con
orquesta.313 También introdujo cambios en la estructura habitual de la ópera bufa,
en La pietra del paragone (1812) y L'italiana in Algeri (1813).314 Il turco in
Italia (1814) es una farsa teatral, donde aparece el libretista haciendo ver que
escribe la ópera mientras se desarrolla.315 Ese año compuso su última ópera seria
al estilo tradicional: Aureliano in Palmira, que aún incluía un castrato en su
reparto, el cual añadió diversas ornamentaciones que no agradaron al compositor,
por lo que desde entonces compuso él mismo los ornatos musicales, cerrando las
puertas a las improvisaciones de los cantantes.316 Con esta obra, Rossini abandonó
los temas históricos y mitológicos propios de la ópera seria tradicional y empezó a
elaborar obras de corte contemporáneo, basadas en la nueva literatura romántica; un
primer caso sería Elisabetta, regina d'Inghilterra (1815).317
Casta Diva
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Casta Diva, aria de la ópera Norma (1831), de Vincenzo Bellini, interpretada por
Claudia Muzio
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Donizetti alcanzó su primer éxito con su octava ópera, Zoraida di Granata (1822),
gracias a la cual consiguió un contrato para componer óperas para varios teatros de
Nápoles. Se decicó entonces a componer óperas generalmente cómicas, que denotaban
la influencia de Rossini y Bellini, como L'ajo nell'imbarazzo (1824) y Viva la
mamma! (1827).330 También abordó el género serio con Emilia di Liverpool (1824) e
Il castello di Kenilworth (1829). Con Anna Bolena (1830) tuvo su primer éxito
internacional, e inició una línea argumental basada en personajes de carácter
humano —especialmente mujeres en el papel de heroína—, tratados psicológicamente.
Esta obra le abrió las puertas para otras ciudades: así, compuso para Milán
L'elisir d'amore (1832), una comedia sentimental con libreto de Felice Romani,
donde humanizó de igual manera los personajes de la ópera bufa; incluye el aria Una
furtiva lagrima, una de las más famosas de la ópera.331 Probó entonces con el
género dramático con la sombría Lucrezia Borgia (1833), basada en una historia de
Victor Hugo.332 Le siguieron Parisina d'Este (1833), Torquato Tasso (1833) y Maria
Stuarda (1834).333 Poco después se inspiró en la grand-opéra francesa para Lucia di
Lammermoor (1835), basada en una novela de Walter Scott (con libreto de Salvatore
Cammarano). Le siguieron Il campanello (1836), Belisario (1836), Pia de' Tolomei
(1837), Roberto Devereux ossia il conte d'Essex (1837), Maria di Rudenz (1838) y
Poliuto (1838).334 Viajó a París, donde estrenó La Fille du régiment (1840) y La
favorite (1840), en la que introdujo el do de pecho e inició la época dorada de los
tenores. Pasó por Viena, donde fue nombrado Kapellmeister. En 1841 estrenó Maria
Padilla y, al año siguiente, Linda di Chamounix. Le siguió Maria di Rohan
(1843).335 De vuelta a su país retomó el género cómico con Don Pasquale (1843).336
Entre sus últimas obras destacan: Caterina Cornaro (1844) y Dom Sébastien, roi de
Portugal (1843).337 Compuso en total sesenta y siete óperas. En sus obras están
presentes los adornos musicales del bel canto, pero compuso escenas dramáticas
vibrantes, donde la música potencia el efecto de la voz. Sus melodías eran
cristalinas, vivaces, con un magnetismo vigente hoy día.338
Los hermanos Luigi y Federico Ricci compusieron diversas obras tanto juntos como
por separado, y se les recuerda como autores de la última ópera bufa tradicional:
Crispino e la comare (1850).341
Giuseppe Verdi
El Romanticismo tardío estuvo dominado en Italia por la figura de Giuseppe Verdi.
Se inició en la ópera romántica de aire bufo, con su estructura recitativo-aria-
cabaletta, con temas inspirados generalmente en la Italia medieval. Su obra inicial
denotó la influencia de Rossini y continuó las formas típicas del bel canto. Sin
embargo, paulatinamente fue evolucionando hacia las formas del drama musical,
restando protagonismo al aria —de la que no llegó a desprenderse, como hizo Wagner—
y potenciando la melodía.342 Las óperas de Verdi tenían un fuerte componente
nacionalista, que convirtieron sus obras en alegatos contra la ocupación extranjera
de varias regiones de Italia, hecho que lo convirtió en un símbolo del
Risorgimento, el proceso que condujo a la unificación de Italia.343
La donna è mobile
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Enrico Caruso interpreta La donna è mobile, de la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi
(1908)
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Tras una primera ópera que nunca se representó (Rocester, 1836), con Oberto, Conte
di San Bonifacio (1839) tuvo un clamoroso éxito en La Scala de Milán. En cambio, su
siguiente obra, Un giorno di regno (1840), fracasó. Repitió el éxito con Nabucco
(1842), con la que se inició su vinculación con la política: el argumento basado en
el cautiverio hebreo en Babilonia fue comparado con los italianos, bajo dominio
extranjero en buena parte de sus territorios. Incluye el famoso coro Va,
pensiero.344 Le siguió I Lombardi alla prima crociata (1843).345 Ernani (1844) fue
su obra más plenamente romántica, basada en una obra de Victor Hugo.346 Las
siguientes óperas que compuso fueron: I due Foscari (1844), Giovanna d'Arco (1845),
Alzira (1845), Attila (1846) e I masnadieri (1847).345 En Macbeth (1847) introdujo
una soprano de voz fea, acorde con el personaje de Lady Macbeth, con lo que rompió
con el bel canto.347 Fue su primera obra basada en Shakespeare, del que era un gran
admirador.348 Con Luisa Miller (1849) y Stiffelio (1850) abandonó el Romanticismo
en busca de un mayor realismo.349
Rosa Ponselle y Enrico Caruso interpretando La forza del destino de Giuseppe Verdi
Su siguiente obra fue Les vêpres siciliennes (Las vísperas sicilianas, 1855),
estrenada en París, basada en un libreto de una ópera que Donizetti dejó inacabada
al morir (Le duc d'Albe). Le siguió Simon Boccanegra (1857), basada también en una
obra de García Gutiérrez, una ópera oscura que no gustó al público.353 Un ballo in
maschera (1859) estaba inspirado en el asesinato de Gustavo III de Suecia durante
un baile de máscaras; al contener un regicidio fue censurada en Nápoles, por lo que
tuvo que estrenarla en Roma.354 La forza del destino (1862), basada en textos de
Ángel de Saavedra y Friedrich von Schiller, fue un encargo del Teatro Imperial de
San Petersburgo, donde fue estrenada.355 Don Carlo (1867) se basó en el drama Don
Carlos de Schiller, sobre el trágico destino del hijo primogénito de Felipe II de
España.356 Aida (1871), ambientada en el Antiguo Egipto, fue una de sus
producciones más grandiosas. Fue un encargo del jedive de Egipto, Ismail Pachá,
para inaugurar el Teatro Real de la Ópera de El Cairo, construido en conmemoración
de la apertura del canal de Suez; sin embargo, Verdi no llegó a tiempo y no fue
estrenada hasta dos años más tarde.357 Sus dos últimas óperas se basaron en obras
de Shakespeare: Otello (1887) y Falstaff (1893), ambas con libretos de Arrigo
Boito. La primera fue la culminación de sus grandes óperas, mientras que Falstaff —
basada en Las alegres comadres de Windsor y Enrique IV— la compuso como
entretenimiento, su segunda obra cómica tras el fracaso de Un giorno di regno.358
Verdi trabajó con varios libretistas (Temistocle Solera, Salvatore Cammarano,
Francesco Maria Piave, Eugène Scribe), con los que a menudo tuvo conflictos, ya que
era muy exigente con los textos que musicalizaba. En ocasiones, escribió sus
propios argumentos, que luego pasaba a un libretista solo para que los
versificara.359
Tras Verdi destacó la labor de dos compositores que ya preludiaban un cierto cambio
de estilo que se concretaría a finales de siglo con el verismo: Arrigo Boito y
Amilcare Ponchielli. Boito fue compositor y libretista, autor de los libretos de
las últimas óperas de Verdi. Su primera ópera fue Mefistofele (1868), basada en el
Fausto de Goethe, que fracasó, por lo que abandonó temporalmente la composición y
se dedicó a la escritura. Sin embargo, tras unas revisiones y gracias al apoyo de
Verdi, en 1875 la reestrenó, y esta vez sí cosechó un éxito. Dos años después
empezó Nerone, en la que trabajó durante cuarenta años hasta su fallecimiento.
Completada por Vincezo Tommasini y Arturo Toscanini, fue estrenada en 1924.360
Ponchielli compuso nueve óperas, aunque solo triunfó con una, La Gioconda (1876),
basada en una obra de Victor Hugo adaptada para libreto por Arrigo Boito. Su
primera obra, I promessi sposi (1856), tuvo escaso éxito. I Lituani (1874) tuvo
buena acogida, pero no permaneció en el repertorio operístico. Probó el
orientalismo con Il figliuol prodigo (1880) y el género cómico con Marion Delorme
(1885).361
Países germánicos
Artículo principal: Ópera alemana
En los inicios del Romanticismo alemán cabe destacar la obra de Johann Simon Mayr,
Ludwig Spohr y Heinrich Marschner. Mayr estudió en Italia, donde Piccinni le animó
a componer ópera. Su primer éxito fue Saffo (1794), a la que siguió Ginevra di
Scozia (1801). Su obra maestra fue Medea in Corinto (1813), tras lo que sus óperas
se representaron por toda Europa y en Nueva York. Su obra influyó en Rossini.377
Spohr obtuvo un primer éxito con Faust (1816), la primera adaptación operística de
la obra de Goethe. Director musical de la Ópera de Fráncfort, estrenó allí Zemire
und Azor (1819). Posteriormente pasó a Kassel, donde desarrolló el resto de su
carrera: Jessonda (1823), Der Berggeist (El espíritu de la montaña, 1825), Pietro
Albano (1827), Der Alchymist (El alquimista, 1830).378 Marschner tuvo la suerte de
que Weber estrenase su primera ópera en Dresde: Heinrich IV und d'Aubigné (1818).
Tras algunos fracasos, cosechó un gran éxito con Der Vampyr (1828), basado en El
vampiro (1819) de John William Polidori, que denota la influencia de Der Freischütz
de Weber. Su tercer éxito fue Hans Heiling (1833), basada en una leyenda
bohemia.377
Franz Schubert
El austríaco Franz Schubert fue uno de los más destacados compositores románticos,
famoso por sus lieder. A los diecisiete años compuso la «ópera mágica» Des Teufels
Lustschloß (El palacio de placer del demonio, 1814). Le siguió la opereta Die
Zwillingsbrüder (Los hermanos gemelos, 1819). Pasó al melodrama con Die Zauberharfe
(El arpa mágica, 1820), que fue un fracaso. Alfonso und Estrella (1822) y
Fierrabras (1823) no llegaron a estrenarse en vida del compositor, pese a la
belleza de sus melodías; en general, a Schubert le solían fallar los argumentos,
que no estaban a la altura de su música. Su mayor éxito fue Die Verschworenen (Los
conspiradores, 1823), basada en la Lisístrata de Aristófanes.280
Richard Wagner
En una segunda generación destacó la figura de Richard Wagner. Fue compositor,
director de orquesta y crítico musical en la Gazette musicale. Dio a la ópera cotas
de gran brillantez, con la pretensión de hacer una «obra de arte total»
(Gesamtkunstwerk) que aunase música, poesía, drama, filosofía, escenografía y otras
artes, teoría que plasmó en su ensayo Ópera y drama (1851). A Wagner no le gustaba
el término ópera, prefería el de «drama musical» (Musikdrama).386 Abandonó el
singspiel por la orquesta sinfónica, siguiendo el modelo de la ópera grandilocuente
de Giacomo Meyerbeer. Renovó la orquesta operística, a la que añadió la tuba
wagneriana. En su tetralogía de los Nibelungos llegó a conformar una orquesta de
ciento quince instrumentos.387 Tal potencia orquestal presentaba serias
dificultades a la voz humana para estar a la altura, por lo que sus intérpretes
necesitaron un entrenamiento especial, lo que conllevó la aparición de dos nuevas
figuras vocales: la soprano wagneriana y el tenor heroico o wagneriano
(heldentenor).388 Crítico con la ópera italiana, que consideraba artificiosa y
convencional, en sus obras suprimió el aria, así como el concepto de «números
cerrados», de episodios aislados del resto, creando en cambio obras de una fluencia
continua, un todo integrado que discurría de principio a fin con un único concepto
musical; incluso los intermedios estaban conectados con el resto de la composición.
A este sistema se le denomina «transcomposición» (en alemán, Durchkomposition), y
fue utilizado por numerosos compositores desde Wagner.389 Era tan meticuloso con
sus representaciones que fue el primero en oscurecer la sala y focalizar la
atención del espectador en el escenario. Igualmente, prohibió los aplausos durante
la representación, que estaban permitidos solo al final.386 Otra de las
innovaciones de Wagner fue el leitmotiv, un pasaje donde asociaba un determinado
motivo musical con una idea recurrente (un personaje, un sentimiento, un objeto,
una situación escénica).201 Desarrolló este concepto mientras componía las tres
primeras partes de El anillo del nibelungo y lo aplicó desde entonces a todas sus
óperas.390 Cabe destacar que Wagner escribía sus propios libretos, por lo que
controlaba todos los aspectos de la obra.388
Entre las últimas figuras destaca Peter Cornelius. Era un admirador de Wagner, pero
rechazó su influencia y se empeñó en buscar un camino propio. Se centró en la ópera
cómica, con la intención de crear un nuevo género cómico alemán más serio y
profundo que el singspiel tradicional. Inspirándose en los cuentos tradicionales
árabes de Las mil y una noches compuso y escribió Der Barbier von Bagdad (El
barbero de Bagdad, 1858), que fracasó. Posteriormente hizo el drama histórico Der
Cid (El Cid, 1865).399
Obertura
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Obertura de Die Leichte Kavallerie (Caballería ligera, 1866), de Franz von Suppé
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Cabe nombrar también entre los compositores de ópera romántica del ámbito germánico
a: Franz Joseph Gläser (Des Adlers Horst [El nido de las águilas], 1832),400 Karl
Goldmark (Die Königin von Saba [La reina de Saba], 1875),401 Conradin Kreutzer (Das
Nachtlager in Granada [El hostal de Granada], 1834)242 y Johann Peter Pixis (Der
Zauberspruch [El cuento mágico], 1822; Bibiana, 1829; Die Sprache des Herzens [El
lenguaje del corazón], 1836).402
Otros países
Ludwig y Malwine Schnorr von Carolsfeld como Tristán e Isolda, Múnich (1865)
En España, la ópera vivió la influencia directa de Italia, hasta el punto de que la
producción de autores locales fue en idioma italiano. Destacó la obra de Ramón
Carnicer, autor de óperas de influencia rossiniana, aunque con alguna reminiscencia
mozartiana: Adele di Lusignano (1819), Elena e Costantino (1821), Don Giovanni
Tenorio (1822), Elena e Malvina (1829), Cristoforo Colombo (1831), Eufemio di
Messina (1832), Ismailia (1838).409 Igualmente, Marià Obiols fue discípulo de
Saverio Mercadante y escribió en italiano Odio ed amore (1837), que estrenó en La
Scala de Milán. Posteriormente fue director del Conservatorio del Liceo de
Barcelona y compuso Laura Debellan y Edita di Belcourt (1874).410 Baltasar Saldoni
fue el último compositor en utilizar libretos de Metastasio: Ipermestra (1848),
Cleonice, regina di Siria (1840).411 Cabe mencionar también a: Vicente Cuyás (La
Fattuchiera, 1838),412 Eduard Domínguez (La dama del castello, 1845),413 Nicolau
Manent (Gualtiero di Monsonís, 1857) y Nicolau Guanyabens (Arnaldo di Erill,
1859).414
El inglés John Fane, fundador de la Royal Academy of Music de Londres, dejó obras
en italiano: Fedra (1824), Il torneo (1829), L'assedio di Belgrado (1830).415
En Polonia, Józef Ksawery Elsner, profesor de Frédéric Chopin, fue autor de algunas
óperas, entre las que destaca Andromeda (1807), compuesta en honor a Napoleón
Bonaparte.417 Karol Kurpiński fue director de la Ópera de Varsovia de 1824 a 1840.
Compuso más de veinte óperas, entre las que destaca Zamek na Czorsztynie (El
castillo de Czorsztyn, 1819).418
Nacionalismo
Artículo principal: Nacionalismo musical
Actuación en el Teatro Bolshói de Moscú (1856)
En la segunda mitad del siglo xix —especialmente desde las revoluciones liberales
de 1848— numerosas naciones que hasta entonces no habían destacado en la música
vivieron un renacer musical, potenciado por los sentimientos nacionalistas
aparejados al Romanticismo y al liberalismo político. En general, la mayoría de
estas composiciones estuvieron vinculadas al Romanticismo musical, aunque a menudo
con un componente nacional basado en la tradición folclórica y popular de cada uno
de estos países.422 La mayoría de argumentos eran históricos y nacionales —Rimski-
Kórsakov dedicó trece de sus quince óperas a temas rusos— y se introdujeron las
lenguas vernáculas en los textos operísticos. Varias de estas naciones no gozaban
en la época de autonomía política, por lo que la ópera —y el conjunto de la cultura
en general— fueron factores identitarios de reivindicación nacional. Estos
movimientos duraron en muchos casos hasta los inicios del siglo xx.423
Rusia
Fiódor Chaliapin como Ivan Susanin en Zhizn za tsaryá (Una vida por el zar, 1836),
de Mijaíl Glinka
La música rusa destacó por el colorido de los timbres, la preferencia por
instrumentos de metal, la tendencia al modo menor y un espíritu melancólico y
expresivo, así como una fuerte influencia orientalista, sobre todo árabe y china.
También gustaban de ballets y danzas populares.424 En el siglo xix la ópera rusa
atravesó tres fases: durante el reinado de Nicolás I, de signo absolutista, la
ópera debía estar al servicio de la propaganda monárquica, como en la obra de
Glinka; durante el reinado de Alejandro II, en que se introdujeron ciertas
reformas, la ópera presentó un componente más popular y tendente al realismo
social, cuyo paradigma fue el Boris Godunov de Músorgski; la tercera, con la vuelta
a la autocracia de Alejandro III, coincide con la obra de Chaikovski. Por otro
lado, en Rusia surgió la opéra dialogué, un género de canto recitativo elevado
ocasionalmente hasta el arioso, pero renunciando al aria, los coros y los
ensembles.425nota 9
Mijaíl Glinka está considerado el «padre de la música rusa».432 Su primer éxito fue
Zhizn za tsaryá (Una vida por el zar, 1836), la historia de un héroe popular ruso,
Iván Susanin. Presentaba influencias francesa e italiana, pero introducía melodías
claramente rusas, basadas en el folclore popular, como en el uso de la balalaica.
En 1842 estrenó Ruslán y Liudmila, sobre un poema de Aleksandr Pushkin, que
inauguró el género de la llamada «ópera mágica» rusa.433
Giuseppe Bonfiglio y Rosina Galli en las Danzas polovtsianas de la ópera Kniaz Ígor
(El príncipe Igor), de Aleksandr Borodín (1915)
El siguiente impulso vino de un grupo de compositores conocidos como Los Cinco,
interesados en componer una música específicamente rusa. Estaba formado por Mili
Balákirev, Aleksandr Borodín, César Cui, Modest Músorgski y Nikolái Rimski-
Kórsakov, si bien el primero no incursionó en la ópera. Borodín era químico y
practicó la música como afición. Solo completó una ópera, Bogatyri (1867), y dejó
inacabada la que sería su obra maestra, Kniaz Ígor (El príncipe Igor, 1869-1870,
completada entre 1874 y 1887 y estrenada en 1890).434 César Cui era ingeniero de
profesión. Fue autor de varias óperas, como Kavkazski plénnik (El prisionero del
Cáucaso, 1883) y Kot v sapogaj (El gato con botas, 1915), no representadas en el
repertorio operístico actual.435 Modest Músorgski, de origen aristocrático, inició
la carrera militar, que abandonó para dedicarse a la música. Entre 1868 y 1869
compuso su obra maestra, Boris Godunov, basada en un texto de Aleksandr Pushkin, en
la que introdujo su característico estilo declamatorio basado en el lenguaje
coloquial ruso. Entre 1872 y 1880 compuso Jovánschina (El caso Jovanski), que fue
terminada por Rimski-Kórsakov.436 Ambas son óperas de difícil representación, por
lo que a menudo se ofrecen únicamente en su versión orquestal.437 Su última ópera
fue Soróchinskaya yármarka (La feria de Sorochinets, 1876-1881), de género cómico,
que también dejó inacabada.438 Rimski-Kórsakov fue oficial naval y compositor
aficionado. Fue alumno de Balakirev, y destacó por su dominio de la orquesta y sus
evocadoras armonías, pese a lo que no triunfó mucho en Occidente. Después de óperas
como Snegúrochka (La doncella de nieve, 1882), Mlada (1892), Noch péred Rózhdestvom
(La noche de Navidad, 1895), Mozart y Salieri (1898), Sadkó (1898), Tsárskaya
nevesta (La novia del zar, 1899), Tsaré Saltane (El zar Saltan, 1900) y Skazániye o
nevídimom grade Kítezhe (La ciudad invisible de Kítezh, 1907), su mayor éxito fue
Zolotói Petushok (El gallo de oro, 1909), basado en una obra de Pushkin, estrenada
tras su muerte.439440
Carta de Tatiana
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Escena de la carta de Tatiana de la ópera Evgeni Onegin (1878), de Piotr
Chaikovski, interpretada por Claudia Muzio (1920)
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Otro destacado exponente fue Piotr Chaikovski, un personaje atormentado por su
homosexualidad y con tendencia a la depresión, pero de una gran sensibilidad como
compositor. Su primera ópera fue Voivoda (1868), de la que no quedó satisfecho. Con
Opríchnik (El guardia, 1874) y Kuznets Vakula (Vakula el herrero, 1876) inició su
personal estilo dramático, caracterizado por la música lírica, los bailes y las
melodías folclóricas, con cierto gusto orientalista. Con esos parámetros compuso
Evgeni Onegin (1879), su obra maestra. Le siguieron Orleanskaya deva (La doncella
de Orleans, 1881), Mazepa (1884), Charodeyka (La hechicera, 1887), Píkovaya dama
(La dama de picas, 1890) e Iolanta (1891).441 Chaikovski fue el más europeísta de
los compositores rusos de la época, así como el más romántico —se le suele
denominar «el último romántico»—.442
Otros exponentes fueron: Aleksandr Aliábiev (Burya, 1835; Rusalka, 1843),180 Antón
Arenski (Son na Volge, 1891; Rafael, 1894),443 Mijaíl Ippolítov-Ivánov (Ruth,
1887),444 Antón Rubinstein (Demon, 1875)445 y Aleksandr Serov (Judith, 1863;
Rogneda, 1865).446
Checoslovaquia
Bedřich Smetana
Bohemia (actual República Checa) y Eslovaquia formaban parte en el siglo xix del
Imperio austrohúngaro. Las revoluciones liberales de esta época —especialmente la
de 1848— despertaron el anhelo independentista de estas regiones, que fue sofocado.
Hasta el fin de la Primera Guerra Mundial no se conformó el estado de
Checoslovaquia, actualmente dividido entre la República Checa y Eslovaquia.448 La
ópera checa partió del singspiel alemán, con un componente popular y folclórico.449
Su primer exponente fue František Škroup, autor de la primera ópera en checo:
Dráteník (El calderero, 1829).450
Antonín Dvořák fue un destacado sinfonista, autor de diez óperas que continuaron el
camino iniciado por Smetana. Se inició con obras cómicas, como Šelma sedlák (El
campesino astuto, 1877). Su obra maestra fue Rusalka (1901), con libreto del
también compositor Jaroslav Kvapil, una historia de amor de tono lírico alejada de
los explosivos dramas realistas que triunfaban por entonces.297
Zdeněk Fibich aunó la música tradicional checa con la influencia de Wagner, Weber y
Schumann. Musicalizó obras de Schiller, Byron y Shakespeare, así como de la
mitología griega (Hippodamia, 1889) y checa (Šárka, 1897).452
Otros compositores fueron: Karel Bendl (Černohorci [Los montenegrinos], 1881; Karel
Škréta, 1883),454 Eduard Nápravník (Nizhegorodski, 1868; Harold, 1886; Dubrovski,
1895; Francesca da Rimini, 1902),455 Vítězslav Novák (Karlstejn, 1916; Lucerna [La
linterna], 1923)456 y Otakar Ostrčil (Vlasty Skon [La muerte de Vlasta], 1904;
Honzovo království [El reino de Juanito], 1934).457
Hungría
Ferenc Erkel está considerado el padre de la ópera nacional húngara. Fue director y
pianista además de compositor y, en 1853, fundó la Orquesta Filarmónica de
Budapest. Su primera ópera fue Bátori Mária (1840), a la que siguió Hunyadi László
(1844). En estas obras incorporó bailes folclóricos (csárdás, verbunkos) y adaptó
los recitativos a las inflexiones del idioma húngaro. Su mayor éxito fue Bánk bán
(1861), donde incorporó el címbalo, la cítara húngara. De sus obras posteriores
destaca Brankovics György (1874).291
Con posterioridad, Béla Bartók aunó un estilo propio con melodías tradicionales del
folclore húngaro, a los que adaptó los patrones asimétricos del lenguaje de su
país. Compuso una sola ópera, A kékszakállú herceg vara (El castillo de Barbazul,
1918), basada en una obra de Maurice Maeterlinck, de un solo acto con prólogo.460
Zoltán Kodály triunfó en 1926 con Háry János (1926), a la que siguieron Székely
fond (Las hilanderas, 1932) y el singspiel Czinka Panna (1948).461 Otros miembros
de la escuela nacional húngara fueron: Emil Ábrányi (Monna Vanna, 1907; Paolo és
Francesca, 1911; Don Quixote, 1917),126 Imre Kálmán (Die Csárdásfürstin [La
princesa gitana], 1915; Gräfin Maritza [La condesa Maritza], 1924; Die
Zirkusprinzessin [La princesa del circo], 1926)462 y Mihály Mosonyi (Szép Ilonka
[La bella Elena], 1861).463
Polonia
Stanisław Moniuszko
Polonia pertenecía en esta época a Rusia. El pionero de la ópera polaca moderna fue
Stanisław Moniuszko. Compuso varias operetas hasta que pasó al género grande con
Halka (1847), su mayor éxito. En esta, como en casi todas sus obras, mostraba las
relaciones entre la nobleza polaca y la gente del pueblo como víctimas de su
crueldad. En sus obras introdujo danzas populares polacas, como la mazurca o la
polonesa.464 Tras él, por un tiempo se hizo sentir la influencia wagneriana, como
en la obra de Władysław Żeleński (Konrad Wallenrod, 1885) y Ludomir Różycki
(Meduza, 1912).465
Escandinavia
Noruega perteneció a Dinamarca hasta 1814, y a Suecia hasta 1905. La primera ópera
noruega fue Fjeldeventyret (Una aventura del campo, 1824), de Waldemar Thrane. Por
su parte, Martin Andreas Udbye fue autor de la ópera Fredkulla (1858) y algunas
operetas. Otros exponentes fueron: Ole Olsen (Stig Hvide, 1876; Lajla, 1893;
Stallo, 1902), Catharinus Elling (Kosakkerne [Los cosacos], 1897), Johannes
Haarklou (Marisagnet [La leyenda de María], 1910) y Christian Sinding (Der heilige
Berg [La montaña sagrada], 1914).471
Finlandia estuvo ligada a Suecia hasta 1808, año en que fue anexionada por Rusia,
hasta que se independizó tras la Primera Guerra Mundial. Las primeras obras
autóctonas fueron escritas en sueco: Kung Carls jakt (La cacería del rey Carlos,
1880), de Fredrik Pacius; Jungfrun i tornet (La muchacha de la torre, 1896), de
Jean Sibelius. Las primeras obras en finés aparecieron tras la independencia, con
compositores como Oskar Merikanto (Pojhan neiti [La muchacha de Botnia], 1908) y su
hijo Aarre Merikanto (Juha, 1922), así como Leevi Madetoja (Pohjalaisa [Los
botnianos del este], 1924).472
Países anglosajones
Sin embargo, en el terreno de la ópera cómica hubo más fortuna, en consonancia con
el éxito que desde hacía tiempo gozaba la ballad opera, que fue renovada por un
nuevo tipo de operetas elaboradas por el tándem Arthur Sullivan (compositor)-W. S.
Gilbert (dramaturgo), que inauguraron un género denominado ópera del Savoy —por el
teatro donde se representaban—.264 Su colaboración empezó con Thespis (1871) y
tuvieron un primer éxito con Trial by Jury (1875). Sus mejores obras fueron The
Mikado (1885) y The Gondoliers (1889), que ya reflejaron sus desavenencias, hasta
que poco después se separaron. Sullivan probó la ópera seria con Ivanhoe (1891),
sobre la obra de Walter Scott.484
En Irlanda, durante el siglo xix triunfó sobre todo la ópera italiana, así como
alguna en inglés. Compositores como Michael Balfe, Vincent Wallace y Charles
Stanford se establecieron en Londres y escribieron en inglés. No fue hasta el siglo
xx que se compusieron óperas en irlandés, la primera de las cuales fue obra de
Robert O'Dwyer (Eithne, 1910). Posteriormente destacó Geoffrey Molyneux Palmer
(Sruth na Maoile [El mar de Moyle], 1923).485
Representación de Porgy and Bess de George Gershwin, New York Harlem Theatre (2009)
En Estados Unidos fue creciendo la afición por la ópera europea a lo largo del
siglo xix. En 1883 se inauguró la Metropolitan Opera House de Nueva York, el teatro
más prestigioso del país, que en 1966 se cambió a un nuevo edificio en el Lincoln
Center.486 En el siglo xix predominó la ópera italiana, pese a intentos de óperas
en inglés como los de George Frederick Barstow (Rip van Winkle, 1855) y Silas
Gamaliel Pratt (Zenobia, Queen of Palmyra, 1882). En el siglo xx se fueron
introduciendo influencias de músicas populares, especialmente el jazz.487 Frederick
Converse fue autor de The Pipe of Desire (1906), la primera ópera estadounidense
estrenada en el Metropolitan.488 Scott Joplin, un músico de color exponente de los
ritmos ragtime, fue autor de la ópera Treemonisha (1911).489 Al año siguiente,
Horatio Parker estrenó Mona, que pasó sin mayor trascendencia.490
Países bálticos
Lituania, más próxima a Polonia, recibió como esta el influjo inicial de la ópera
italiana. En 1922 se fundó el Teatro Nacional Lituano (Lietuvos Tautas Teatras) en
Vilnius. La primera ópera lituana fue Biruta (1906), de Mikas Petrauskas.
Posteriormente destacaron Antanas Račiūnas (Trys talismanai [Tres talismanes],
1936) y Jurgis Karnavičius (Gražina, 1932).496
Países balcánicos
Croacia fue parte integrante del Imperio austrohúngaro, hasta que en 1918 se formó
el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (desde 1929, Yugoslavia). Se
independizó en 1991.500 En 1895 se inauguró el Teatro Nacional de Zagreb.501 El
primer compositor que escribió en su lengua fue Vatroslav Lisinski: Ljubav i zloba
(Amor y malicia, 1846).502 Posteriormente, Krešimir Baranović fue autor de óperas
cómicas, como Nevjesta od Cetingrada (La novia de Cetingrada, 1942).503 Otros
autores fueron: Blagoje Bersa (Der Eisenhammer [El martillo de hierro], 1911; Der
Schuster von Delft [El zapatero de Delft], 1914),504 Jakov Gotovac (Ero s onoga
svijeta [Ero del otro mundo], 1935)505 e Ivan Zajc (Nikola Šubić Zrinjski,
1876).506
Eslovenia tuvo la misma evolución histórica que Croacia. En 1892 se fundó la Ópera
de Liubliana. La primera ópera en esloveno se debe a Jakob Frančišek Zupan (Belin,
1782), hoy perdida. A lo largo del siglo xix algunos compositores eslovenos se
dedicaron ocasionalmente a la ópera, con escasos resultados. En la transición con
el siglo xx destacó Risto Savin (Lepa Vida [Hermosa Vida], 1907).507
En Armenia, cuyo territorio estuvo repartido entre Turquía y Rusia, la ópera gozó
de gran popularidad. La primera ópera armenia fue debida a Tigran Chukhacheán
(Arshak Erkrod, 1868). Posteriormente destacaron Armen Tigranian (Anusha, 1912) y
Alexander Spendiaryan (Almast, 1928).511
Portugal
En Portugal, durante el siglo xix predominó la ópera italiana, con escasas
producciones locales. En 1793 se inauguró el Teatro São Carlos de Lisboa. El primer
compositor destacado fue José Augusto Ferreira Veiga (L'elisir di giovinezza, 1876;
Dina la derelitta, 1885).247 En un tardorromanticismo destacó Alfredo Keil (Dona
Branca, 1883; Irene, 1893; Serrana, 1899).514
España
Artículo principal: Ópera española
Representación de Norma de Vincenzo Bellini en el Gran Teatro del Liceo de
Barcelona (1847)
En España no se puede hablar de nacionalismo propiamente dicho: no se reivindicó
una nacionalidad española frente a un dominador extranjero, no se afirmaron
identidades patrias o esencias culturales perdidas, no se buscaron fórmulas del
pasado, no se recurrió a las leyendas populares ni al folclore tradicional. Sí se
recurrió en cambio a las diversas modalidades regionales de la música popular
(andaluza, asturiana, aragonesa, catalana, vasca, gallega), aunadas a una cierta
influencia orientalista de moda en Europa y que aquí se consideraba como más
genuina por el pasado andalusí de la península ibérica.515 Durante prácticamente la
primera mitad del siglo continuó la influencia de la ópera italiana, especialmente
la rossiniana. Algunos compositores siguieron esa línea, como Baltasar Saldoni e
Hilarión Eslava. En 1832 se inauguró el Teatro Principal de Valencia, en 1847 el
Gran Teatro del Liceo de Barcelona y, en 1850, el Teatro Real de Madrid.13
El pionero de la ópera en España fue Felipe Pedrell, uno de los padres —con
Francisco Asenjo Barbieri— de la musicología moderna española. En sus primeras
obras, algunas de ellas en italiano, mostró la influencia de la ópera italiana,
como en L'ultimo abenzerraggio (El último abencerraje, 1874), Quasimodo (1875) y
Cleopatra (1878). Más tarde denotó la influencia wagneriana: I Pirinei (Los
Pirineos, 1902), La Celestina (1904).516
Intermedio
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Intermedio de Goyescas (1916), de Enrique Granados
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Entre los grandes compositores del período se encuentran Isaac Albéniz, Enrique
Granados y Manuel de Falla. Albéniz se inició en la zarzuela, hasta que firmó un
contrato con un banquero inglés para escribir óperas, fruto del cual fueron The
Magic Opal (1893), Henry Clifford (1895), Pepita Jiménez (1896) y Merlin (1897-
1902), esta última sobre un ciclo basado en el rey Arturo del que solo efectuó este
primer título.520 Granados alcanzó la fama con sus piezas para piano. En 1898
estrenó su ópera María del Carmen, cercana a la zarzuela. Posteriormente, adaptó
varias composiciones para piano en su ópera Goyescas (1916), que estrenó en el
Metropolitan de Nueva York.521 Falla, uno de los mejores compositores españoles
modernos, aunó el nacionalismo musical —con cierta influencia del noruego Edvard
Grieg— con el impresionismo, que conoció en una estancia en Francia.522 Aunque no
se prodigó mucho en la ópera dejó dos obras notables: La vida breve (1913) y El
retablo de Maese Pedro (1923). Inició una adaptación de La Atlántida de Jacinto
Verdaguer, que finalizó Ernesto Halffter y fue estrenada en 1962 como Atlántida.523
Otros exponentes fueron: Enric Morera, que se inició en la ópera con La fada
(1897), de estilo wagneriano. En 1906 estrenó dos obras en el Liceo de Barcelona,
Bruniselda y Emporium, a las que siguieron Titaina (1912) y Tassarba (1916).524
Amadeo Vives fue alumno de Pedrell y, junto con Lluís Millet, fundador del Orfeón
Catalán. En 1897 estrenó su primera ópera, Artús, a la que siguieron Euda d'Uriac
(1900), Colomba (1910), Maruxa (1914) y Balada de Carnaval (1919).525 Jesús Guridi
fue profesor de órgano en el Conservatorio de Madrid. Compuso dos óperas: Mirentxu
(1910, en euskera) y Amaya (1920).526 Jaume Pahissa, alumno de Enric Morera,
escribió varias óperas en catalán, como Gal·la Placídia (1913), La morisca (1919),
Marianela (1923) y La princesa Margarida (1928).527 Joaquín Turina conoció a Falla
y Albéniz en París, por cuya influencia se orientó hacia la música nacional
española, con cierta influencia impresionista. Su ópera más relevante es Jardín de
Oriente (1923).528
Cabe citar también a: Conrado del Campo (Fantochines, 1923; Lola, la piconera,
1950),529 Óscar Esplá (La bella durmiente, 1909),530 Joan Lamote de Grignon
(Hesperia, 1907),531 Juan Manén (Giovanna di Napoli, 1903; Acté, 1904),532 Manuel
Penella Moreno (El gato montés, 1917; Don Gil de Alcalá, 1932),533 Emilio Serrano
(Doña Juana la Loca, 1890; Irene de Otranto, 1891)534 y Eduard Toldrà (El giravolt
de maig, 1928).176
Hacia finales de siglo estuvo más de moda el «género chico», obras de un acto, con
más recitativo, con cierta influencia de la opereta vienesa.536 Cabe destacar a:
Tomás Bretón (La verbena de la Paloma, 1884),518 Federico Chueca (La Gran Vía,
1886; El año pasado por agua, 1889; Agua, azucarillos y aguardiente, 1897),540
Ruperto Chapí (La Revoltosa, 1897; El puñao de rosas, 1902),517 Manuel Fernández
Caballero (El dúo de La africana, 1893; Gigantes y cabezudos, 1898),541 Gerónimo
Giménez (El baile de Luis Alonso, 1896; La boda de Luis Alonso, 1897; La
tempranica, 1900),542 Amadeo Vives (La balada de la luz, 1900; Bohemios, 1903; Doña
Francisquita, 1923),525 José Serrano Simeón (La Reina mora, 1903; Moros y
cristianos, 1905; La canción del olvido, 1916; Los claveles, 1929; La dolorosa,
1930),543 Vicente Lleó Balbastre (La corte de Faraón, 1910),544 Pablo Luna (Molinos
de viento, 1910; Los cadetes de la reina, 1913; El asombro de Damasco, 1916; El
niño judío, 1918),545 José María Usandizaga (Las golondrinas, 1914),546 Francisco
Alonso (La linda tapada, 1924; Las Leandras, 1931),547 Jacinto Guerrero (Los
gavilanes, 1923; El huésped del sevillano, 1926; La rosa del azafrán, 1930),129
José Padilla Sánchez (La bien amada, 1924),237 el tándem Juan Vert-Reveriano
Soutullo (La leyenda del beso, 1924; La del Soto del Parral, 1927; El último
romántico, 1928),548 Jesús Guridi (El caserío, 1926; La meiga, 1928; Peñamariana,
1944),526 Federico Moreno Torroba (Luisa Fernanda (1932)524 y Pablo Sorozábal (La
del manojo de rosas, 1934; La tabernera del puerto, 1936; La eterna canción, 1945;
Los burladores, 1948; La ópera del mogollón, 1954).245 Cabe mencionar también Cançó
d'amor i de guerra (1926), de Rafael Martínez Valls, zarzuela escrita en
catalán.549
Tras la Guerra Civil Española, la zarzuela fue decayendo, hasta su práctica
desaparición en los años 1960. Hoy día se siguen representando los clásicos del
género, pero no existe nueva producción.536
En Colombia, la primera producción fue Ester (1874), de José María Ponce de León.
En Chile, Telésfora (1841), de Aquinas Ried.553
En Venezuela, cabe citar a: José Ángel Montero (Virginia, 1873) y Reynaldo Hahn (Le
Marchand de Venise, 1935).553
Verismo
Artículo principal: Verismo
Intermezzo
Intermezzo, de Cavalleria rusticana, ópera de Pietro Mascagni (1890)
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Giacomo Puccini
El compositor más destacado de esta corriente fue Giacomo Puccini. Alumno de
Ponchielli, tenía un gran instinto para las melodías sugerentes y los argumentos
apasionados, así como para aunar en perfecta armonía la música y el drama, siempre
con la voz como eje central de su composición. Admirador de Wagner, utilizó el
leitmotiv en varias de sus obras.566 Tuvo un primer éxito con Le Villi (Las Willis,
1884), pero por diversos motivos se retrasó su siguiente trabajo operístico, Edgar
(1889), que no fue bien acogida. Sí obtuvo un gran éxito con Manon Lescaut (1893),
que le proporcionó fama y fortuna. En colaboración con los libretistas Giuseppe
Giacosa y Luigi Illica creó sus tres óperas más relevantes: La Bohème (1896), Tosca
(1900) y Madama Butterfly (1904). La primera, sobre la vida bohemia parisina,
mezclaba tragedia, pasión y humor, junto con una música seductora que gustó en gran
medida al público. Tosca presentó un argumento igualmente trágico potenciado por
disonancias musicales y retorcidas armonías, con uno de los papeles femeninos más
complejos esbozados hasta entonces. Su aria E lucevan le stelle es una de las más
famosas de la ópera, también conocida como el «adiós a la vida». Madama Butterfly
está ambientada en Japón, en consonancia con el gusto exótico de la época. Aunque
en su estreno no fue bien acogida, con el tiempo se ha valorado su colorido tonal y
lenguaje armónico. Incluye la famosa aria Un bel dì, vedremo.567
Otros destacados compositores del verismo fueron Umberto Giordano, Alfredo Catalani
y Francesco Cilea. Giordano se inició en el concurso de Sanzogno con la ópera de un
acto Marina (1889). Le siguieron Mala vita (1892) y Regina Diaz (1894). Logró su
mayor éxito con Andrea Chénier (1896), con libreto de Luigi Illica. Repitió éxito
con Fedora (1898), a la que siguieron una serie de fracasos, hasta que renovó fama
con La cena delle beffe (La cena de las burlas, 1924).452 Catalani evolucionó desde
una primera influencia wagneriana hacia el verismo. Su primera ópera, La falce
(1875), fue con libreto de Arrigo Boito. Vino a continuación Elda (1880),
transformada diez años después en Loreley. Su mayor éxito fue La Wally (1892), de
estilo germanizante, con libreto de Luigi Illica.569 Cilea abandonó el Derecho por
la música. Consiguió un primer éxito con Gina (1889), a la que siguieron La tilda
(1892), L'arlesiana (1897) y su obra maestra, Adriana Lecouvreur (1902), una mezcla
de tragedia y comedia,570 en la que combinó verismo con cierto belcantismo.571
E lucevan le stelle
E lucevan le stelle, aria de Tosca (1900), de Giacomo Puccini
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Otros exponentes fueron: Franco Alfano (Risurrezione, 1904),572, Alberto Franchetti
(Cristoforo Colombo, 1892; Germania, 1902),573 Franco Leoni (L'oracolo, 1905;
Francesca da Rimini, 1914),574 Giacomo Orefice (Chopin, 1901; Il Mosè, 1905)575 y
Antonio Smareglia (Nozze istriane, 1895; La Falena, 1897).576
En los años 1910 este estilo evolucionó hacia un llamado posverismo, caracterizado
por la fuerte influencia del escritor Gabriele D'Annunzio y una mayor vinculación
al nacionalismo italiano.578 En esta corriente destacaron Italo Montemezzi y
Riccardo Zandonai. El primero, compositor y director de orquesta en buena parte
autodidacta, tuvo un gran éxito con sus dos primeras óperas, Giovanni Gallurese
(1905) y L'amore dei tre re (1913). Posteriormente realizó La nave (1918), La notte
di Zoraima (1931) y L'incantesimo (1943).579 Zandonai llamó la atención del editor
Ricordi con La coppa del re (1907), por lo que le encargço una ópera, Il grillo del
focolare (1908), sobre un cuento de Dickens. Su primer gran éxito fue Francesca da
Rimini (1914), basada en un episodio de la Divina Comedia de Dante. Desarrolló un
estilo más original en Giulietta e Romeo (1922), a la que siguió I cavalieri di
Ekebù (1925). Dejó inacabada su última ópera, Il bacio.580 Cabe mencionar también a
Alfredo Casella, un compositor de estilo cosmopolita que recibió también la
influencia del posromanticismo y el impresionismo, autor de La donna serpente
(1929).581
El checo Josef Bohuslav Foerster se inició en un estilo verista con sus dos
primeras óperas: Debora (1893) y Eva (1899). Posteriormente fue autor de Jessika
(1905), basada en El mercader de Venecia de Shakespeare, así como Nepřemožení (Los
invencibles, 1919), Srdce (El corazón, 1923) y Bloud (El tontorrón, 1936).586
Posromanticismo
Artículo principal: Posromanticismo
Richard Strauss
Entre finales del siglo xix y principios del xx se dio el posromanticismo, que como
su nombre indica fue una evolución del Romanticismo en base a premisas más
modernas, pero manteniendo el mismo espíritu que caracterizó ese movimiento. La
principal influencia de este estilo fue la de Wagner, por lo que a veces también se
le llama poswagnerismo.588
Oración vespertina
Oración vespertina, de la ópera Hänsel und Gretel (1893), de Engelbert Humperdinck
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El austríaco Erich Wolfgang Korngold fue considerado un niño prodigio, y despertó
la admiración de Mahler, Puccini y Strauss. Sus primeras óperas fueron Der Ring des
Polykrates (El anillo de Polícrates, 1916), Violanta (1916) y Die Tote Stadt (La
ciudad muerta, 1920), de un romanticismo tardío. Das Wunder der Heliane (El milagro
de Heliane, 1927) fue una obra de cierto erotismo con una partitura concebida en
escala épica que crea una gran dificultad para los intérpretes. Con la instauración
del Anschluss en 1938, emigró a Estados Unidos, donde compuso bandas sonoras de
películas y ganó dos Oscars.593
En el ámbito germánico cabe citar también a: Wilhelm Kienzl (Der Evangelimann [El
evangelista], 1895),594 Max von Schillings (Moloch, 1900; Mona Lisa, 1915),595
Siegfried Wagner —hijo de Richard Wagner— (Der Bärenhäuter [La piel de oso], 1899;
Der Kobold [El duende], 1904; Der Schmied von Marienburg [El herrero de
Marienburg], 1923)596 y Hugo Wolf (Der Corregidor, 1895).597
Impresionismo
Artículo principal: Impresionismo musical
Claude Debussy inició varios proyectos operísticos que dejó inacabados —un par
sobre historias de Edgar Allan Poe y uno sobre el Cid titulado Rodrigue et Chimène
—, hasta que encontró un proyecto que le fascinó: Pelléas et Mélisande (1902),
sobre una obra de Maurice Maeterlinck. Fue sú única ópera, pero una obra maestra.
Pese a su argumento sencillo —una rivalidad amorosa entre dos hermanos y una joven
—, Debussy creó una obra profunda y conmovedora, evocadora y sugerente, que aún
resulta novedosa hoy día.604 Con esta obra inició el género de la «ópera literaria»
(Literaturoper), un tipo de ópera basada en textos literarios respetados en su
integridad que, si bien pueden ser reducidos, no pueden ser alterados en su
esencia, y que son declamados al estilo de la opéra dialogué rusa y presentados con
forma transcompuesta.605
Enrico Caruso, uno de las más célebres tenores de todos los tiempos
En Francia destacaron también Maurice Ravel y Paul Dukas. Ravel fue un convencido
antiwagneriano, que buscó afanosamente un estilo propio. Era muy meticuloso e
inconformista en su trabajo, por lo que revisaba continuamente sus obras, lo que
explica su escasa producción. De madre vasca, sentía gran atracción por la cultura
española, lo que se denota en su primera ópera, L'heure espagnole (La hora
española, 1911), una obra cómica de un solo acto, con efectos sonoros de máquinas y
relojes. Su siguiente ópera fue L'enfant et les sortilèges (El niño y los
sortilegios, 1925), con libreto de Colette.606 Dukas acusó inicialmente la
influencia wagneriana, como se denota en Horn et Riemenhild (1892) y L'arbre de
science (1899), que dejó inacabadas. Solo completó una ópera, Ariane et Barbe-bleu
(Ariadna y Barbazul, 1907), basada en el texto de Maurice Maeterlinck, donde mezcló
el cromatismo wagneriano con la escala pentatónica utilizada por Debussy.499
Siglo XX
Artículos principales: Música clásica del siglo XX, Música modernista y Música
clásica contemporánea.
Ópera de Sídney, inaugurada en 1973, obra del arquitecto danés Jørn Utzon
En el siglo xx se produjo una gran revolución en la música, motivada por los
profundos cambios políticos y sociales acaecidos durante la centuria. El interés
transformador, experimental y renovador de las vanguardias artísticas se tradujo en
un nuevo lenguaje musical, al tiempo que se produjo una renovación técnica motivada
por la aparición de nuevas tecnologías, como la música electrónica. Todo ello se
tradujo en nuevos métodos compositivos y nuevas gamas sonoras, que se fueron
adaptando a los nuevos movimientos musicales que se fueron sucediendo en el
transcurso del siglo.611 La nueva música compuesta en esta centuria rompió
radicalmente con el pasado y buscó un lenguaje nuevo, rompiendo el esquema del
discurso musical tradicional: si era necesario, se rompía la armonía, la melodía,
la tonalidad. Numerosas de estas innovaciones causaron desconcierto, especialmente
la atonalidad, en un público acostumbrado a una jerarquía de notas donde dominaba
una nota fundamental; en la atonalidad, cada nota tiene igual relevancia que las
demás. Por ello, la música contemporánea no ha gozado de un gran éxito de público y
se ha visto circunscrita numerosas veces a un círculo cerrado de intelectuales.612
A comienzos de esta centuria surgió la ópera de cámara, una modalidad menor del
género compuesta por obras de un solo acto, con pocos personajes y una orquesta
reducida, un formato similar al género chico de la zarzuela española. Algunos
ejemplos serían L'heure espagnole de Ravel (1911), Arlecchino de Busoni (1917) e
Histoire du soldat de Stravinski (1918).63 En Viena, se fundó en 1953 la
Kammeroper, dedicada a este género.621 El compositor inglés Benjamin Britten llegó
a fundar su propia orquesta de ópera de cámara, la English Opera Group. Por otro
lado, el género tradicional de la opereta evolucionó hacia el musical, un género
renovado que apostó más por la música popular y el baile, en centros como los
teatros de West End de Londres o los de Broadway en Nueva York.622
Expresionismo
Artículo principal: Expresionismo
Erwin Schulhoff compuso en 1928 su ópera Flammen (Llamas), una obra de corte
fantástico, en la que el autor abandonó las reglas teatrales aristotélicas vigentes
hasta entonces en el teatro y la ópera en aras de un nuevo concepto de puesta en
escena, que entendía el teatro como un juego, un espectáculo, una fantasía que
desborda la realidad. Berthold Goldschmidt, alumno de Schrecker, fue director de la
Ópera de Darmstadt. En 1930 adaptó Der Gewaltige Hanrei (El poderoso Hanrei) de
Fernand Crommelynck, estrenada en 1932, si bien su condición de judío provocó que
fuese inmediatamente retirada, por lo que emigró a Reino Unido.551
Dodecafonismo
Artículo principal: Dodecafonismo
En 1927, Ernst Krenek estrenó su ópera Jonny spielt auf (Jonny empieza a tocar),
que consiguió un notable éxito y fue la ópera más representada del momento. Con
gran influencia del jazz, Krenek experimentó con las principales tendencias
musicales de la época: neorromanticismo, neoclasicismo, atonalidad, dodecafonismo y
otros estilos. En 1934 compuso Karl V con técnica serialista, que incluía escenas
filmadas y de pantomima. Con el advenimiento del nazismo emigró a Estados Unidos,
donde compuso Der goldene Bock (El vellocino de oro, 1964) y Der Zauberspiegel (El
espejo mágico, 1966).639
Neoclasicismo
Artículo principal: Neoclasicismo musical del siglo XX
Ígor Stravinski
El neoclasicismo supuso el retorno a los modelos musicales del clasicismo
dieciochesco, caracterizados por la contención, el equilibrio y la claridad formal.
Se desarrolló especialmente en el período de entreguerras (años 1920 y 1930). Sus
modelos fueron básicamente los clasicistas, pero también recuperaron formas
barrocas, así como diversas opciones expresivas como la disonancia.643 En general,
se buscaron formas musicales más objetivas y definidas, con una tímbrica más
contrastada y diáfana, ritmos repetitivos —con uso frecuente del ostinato— y una
armonía más diatónica, alejada del cromatismo wagneriano.644
Uno de los más países donde más se dio este estilo fue la Unión Soviética. Su
principal representante, Ígor Stravinski, se acercó al expresionismo, aunque en
ocasiones puede ser calificado de neoclásico, pero más que nada fue un genio
inclasificable con una sorprendente paleta de sonidos de gran variedad; él mismo
nunca quiso asociarse a ningún estilo determinado. En sus inicios, influido todavía
por el folclore ruso, y con cierta influencia del impresionismo francés, gozó de
gran éxito con sus ballets, representados por los Ballets Rusos de Serguéi
Diáguilev. Tras ellos, inició una nueva etapa de una musicalidad más sobria,
reduciendo los recursos instrumentales, lo que se evidencia en su primera ópera, Le
rossignol (El ruiseñor, 1914), sobre un cuento de Hans Christian Andersen, que
aunaba influencias neorrománticas y orientalistas. Su siguiente obras escénica fue
Mavra (1922), un homenaje a la escuela rusa de ópera tradicional. Un proyecto más
ambicioso fue Œdipus Rex (1927), con un libreto de Jean Cocteau traducido al latín,
de estilo neoclásico. Tras estas obras, todas cortas, su única ópera larga fue The
Rake's Progress (El progreso del libertino, 1951), basada en una serie de grabados
de William Hogarth que vio en el Instituto de Arte de Chicago, que fueron
dramatizados por el poeta Wystan Hugh Auden.645
Serguéi Prokófiev
Serguéi Rajmáninov recibió la influencia de Chaikovski. Se dedicó sobre todo a la
música sinfónica y de piano, pero abordó la ópera en obras como Aleko (1893),
Skupój rýtsar’ (El caballero avaro, 1906) y Francesca da Rimini (1907).648
El británico de origen sueco Gustav Theodor Holst estrenó en 1916 Savitri, una
ópera de cámara basada en el Mahābhārata indio, en la que empleó la bitonalidad.
Posteriormente compuso The Perfect Fool (1923), At the Boar's Head (1925) y The
Tale of the Wandering Scholar (1934).186
Ralph Vaughan Williams fue autor en 1924 de una ballad opera, Hugh the Drover (Hugh
el ganadero). En 1929 estrenó Sir John in Love, sobre el personaje shakespeariano
de Falstaff. Tras la opereta The Poisoned Kiss (El beso envenenado), compuso Riders
to the Sea (Jinetes al mar), de filiación entre verista y wagneriana. Su última
obra fue The Pilgrim's Progress (El progreso del peregrino, 1951).649
Bohuslav Martinů
El alemán Carl Orff fue autor de las óperas Der Mond (La luna, 1939), Die Kluge (La
astuta, 1943), Antigonae (1949) y Oedipus der Tyrann (Edipo rey, 1959).650 Su
cantata Carmina Burana (1937), basada en unos poemas goliárdicos medievales, pese a
no ser ópera suele representarse en teatros de ópera.651
El checo Bohuslav Martinů fue un músico ecléctico que aglutinó el neoclasicismo con
cierta tendencia neobarroca, el impresionismo y la música popular estadounidense
(jazz y gospel). Instalado en París, realizó obras como Le Soldat et la danseuse
(El soldado y la bailarina, 1927), Les Trois Souhaits (Los tres deseos, 1929) y Hry
o Marii (Los milagros de María, 1934). Posteriormente compuso dos óperas para la
radio: Veselohra na mostě (Comedia en el puente, 1935) y Julietta (1937). Sus
últimas obras fueron Ariane (1958) y Řecké pašije (La pasión griega, 1959).655
Otros exponentes fueron: Werner Egk (Die Zaubergeige [El violín mágico], 1935;
Irische Legende [Leyenda irlandesa], 1954; Der Revisor [El revisor], 1957),656
Dmitri Kabalevski (Colas Breugnon, 1938),657 Albert Roussel (Padmâvatî, 1923),658
Othmar Schoeck (Penthesilea, 1927),659 Heinrich Sutermeister (Die schwarze Spinne
[La araña negra], 1936; Romeo und Julia, 1940; Die Zauberinsel [La isla mágica],
1942; Raskolnikoff, 1948)405 y Rudolf Wagner-Régeny (Der Günstling, 1935; Die
Bürger von Calais [Los burgueses de Calais], 1939).660
En los años 1960, la ópera fue resurgiendo y los compositores se lanzaron a obras
más ambiciosas y de mayor envergadura. Junto a producciones de carácter más
tradicional, siguió la antiópera con elementos experimentales y aleatorios, sin
ningún carácter narrativo; algunos ejemplos serían: Glossolalie de Dieter Schnebel
(1961), Votre Faust de Henri Pousseur (1969) y Staatstheater de Mauricio Kagel
(1970). Como reacción, entre los años 1970 y 1980 surgió la «anti-antiópera», que
recuperaba el texto narrativo y los recursos tradicionales de la ópera, aunque con
un lenguaje contemporáneo y un cierto componente irónico y satírico; algunos
exponentes serían: We Come to the River de Hans Werner Henze (1976), Le Grand
Macabre de György Ligeti (1978), Jakob Lenz de Wolfgang Rihm (1979) y Un re in
ascolto de Luciano Berio (1984).663
Reino Unido
Benjamin Britten
En este período, uno de los compositores de ópera más prolíficos fue Benjamin
Britten. Los temas más recurrentes en sus obras fueron la soledad y el dolor, sus
mayores preocupaciones existenciales, como se deonta en su primera obra, Peter
Grimes (1945). Incursionó entonces en la ópera de cámara, como en sus obras The
Rape of Lucretia (La violación de Lucrecia, 1946) y Albert Herring (1947). Para
ello fundó la orquesta English Opera Group y el Festival de Aldeburgh (Sussex). En
1951, la Royal Opera le propuso componer una segunda parte de Peter Grimes, lo que
dio por resultado Billy Budd, basado en un texto de Herman Melville. Para la
coronación de Isabel II compuso Gloriana (1953). Trató el drama psicológico con The
Turn of the Screw (Otra vuelta de tuerca, 1954), sobre una obra de Henry James. En
1960 se basó en Shakespeare para A Midsummer Night's Dream (El sueño de una noche
de verano). Tras unas obras de inspiración religiosa, Owen Wingrave (1971) se
centró en el pacifismo, una de las preocupaciones de Britten, cuyo estreno se
produjo en televisión. Su última obra fue Death in Venice (Muerte en Venecia,
1973), sobre la novela de Thomas Mann. Fue pareja del tenor Peter Pears, con el que
colaboró en numerosas obras.664
Michael Tippett se inspiró en Die Zauberflöte de Mozart para su primera ópera, The
Midsummer Marriage (El matrimonio del solsticio de verano, 1955). Sus siguientes
proyectos fueron todos diferentes en temática y estructura: King Priam (1962), The
Knot Garden (El jardín intrincado, 1970), The Ice Break (Rompiendo el hielo, 1977)
y New Year (Año Nuevo, 1989). En esta última introdujo algunos elementos de rap.666
Harrison Birtwistle obtuvo un gran éxito con su primera ópera, Punch and Judy
(1968), que destacó por su ausencia de narración directa, al ser una historia
contada desde varios puntos de vista. Repitió la misma fórmula en The Mask of
Orpheus (La máscara de Orfeo, 1984). Otras obras suyas fueron: Yan Tan Tethera
(1986), Gawain (1991), The Second Mrs. Kong (1994) y The Last Supper (La última
cena, 2000).667
Mark-Anthony Turnage desarrolló una obra innovadora, con gran influencia del jazz y
gusto por la percusión. En Greek (1988) requirió de los cantantes una declamación
vocal que debía sonar como si no fuese ópera. En 1997 adaptó la obra de H. G. Wells
The Country of the Blind (El país de los ciegos) y, en 2002, una obra de Sean
O'Casey, The Silver Tassie.666
En el minimalismo destacó Michael Nyman, autor de The Man who mistook his Wife for
a Hat (El hombre que confundió a su esposa con un sombrero, 1986) y Facing Goya
(Enfrentándose a Goya, 2000).668
Otros exponentes fueron: Lennox Berkeley (Ruth, 1956; The Castaway [El náufrago],
1967),669 Arthur Bliss (The Olympians, 1949; Tobias and the Angel, 1960),475 Alan
Bush (Wat Tyler, 1950; The Man of Blackmoor, 1955; The Sugar Reapers [Los segadores
de azúcar], 1964),670 Peter Maxwell Davies (Taverner, 1962; The Lighthouse [El
faro], 1980),671 Thea Musgrave (Mary, Queen of Scots [María, reina de los
escoceses], 1977; A Christmas Carol [Cuento de Navidad], 1978)672 y John Tavener
(St. Mary of Egypt [Santa María Egipcíaca], 1992). Más recientemente cabe reseñar a
Thomas Adès (Powder Her Face [Empolvarse la cara], 1995; The Tempest [La
tempestad], 2004),673 Judith Weir (A Night at the Chinese Opera, 1987)674 y George
Benjamin (Written on Skin [Escrito sobre piel], 2012).675
Francia e Italia
Olivier Messiaen
En Francia, uno de los músicos más destacados del período fue Olivier Messiaen.
Alumno de Paul Dukas, integró en su estilo diversas influencias, desde las clásicas
hasta el serialismo y la música oriental. Compuso una sola ópera, Saint-François
d'Assise (San Francisco de Asís, 1983), una obra de gran puesta en escena, que
incluía tres ondas Martenot.676
Luigi Nono se inició en el serialismo para pasar luego a la música electrónica. Fue
autor de Intolleranza 1960 (1961), a la que siguieron Al gran sole carico d'amore
(1975) y Prometeo. Tragedia dell'ascolto (1984).678
Otros exponentes fueron: Franco Mannino (Vivì, 1957; Il diavolo in giardino, 1963;
Il ritratto di Dorian Gray, 1982),679 Jacopo Napoli (Miseria e nobiltà, 1945;
Massaniello, 1953),455 Goffredo Petrassi (Il cordovano, 1949; Morte dell'aria,
1960),369 Renzo Rossellini (La guerra, 1956; Il vortice, 1958; Uno sguardo dal
ponte, 1961)370 y Nino Rota (Il cappello di paglia di Firenze, 1944).680 Más
recientemente, cabe citar a: Lorenzo Ferrero (Salvatore Giuliano, 1986; La
Conquista, 2005; Risorgimento!, 2011)681 y Salvatore Sciarrino (Luci mie
traditrici, 1998).682
Alemania y Austria
Karlheinz Stockhausen
En Alemania, Karlheinz Stockhausen fue uno de los representantes más destacados del
serialismo y la música electrónica. Abordó uno de los más complejos proyectos
operísticos, Licht: Die Sieben Tage der Woche (Luz: los siete días de la semana),
un ciclo de siete óperas compuestas entre 1977 y 2003.466 Fue estrenada
íntegramente en 2011, aunque cada parte se había estrenado ya por separado. La
pretensión de Stockhausen era realizar un «teatro cósmico» que aunase música y
religión, en búsqueda una visión trascendental del ser humano.683
Bernd Alois Zimmermann fue un músico vanguardista que recibió la influencia del
dodecafonismo de Schönberg y de compositores como Stravinski, Honegger, Poulenc y
Milhaud. En su obra aglutinó sonidos acústicos y electrónicos, y utilizó la
grabación como recurso adicional. Compuso una sola ópera, Die Soldaten (Los
soldados, 1965), que fue considerada una de las mejores óperas alemanas de la
segunda mitad de siglo. Fue una obra innovadora, que presentaba un escenario de
cinco niveles en los que se podían representar hasta tres escenas de forma
simultánea.591
Wolfgang Rihm fue alumno de Stockhausen, aunque procuró superar los lenguajes
experimentales en busca de una mayor expresividad. Influido por el «teatro de la
crueldad» de Antonin Artaud, buscó una mayor comunión entre el espectáculo musical
y el público, a través de una orquesta con más texturas, una vocalidad matizada y
una música lírica y dinámica. Compuso seis óperas: Faust und Yorick (1976), Jakob
Lenz (1978), Die Hamletmaschine (1986), Oedipus (1987), Die Eroberung von Mexico
(La conquista de México, 1992) y Séraphin (1994).606
Wolfgang Fortner fue autor de dos óperas basadas en obras de Federico García Lorca:
Bluthochzeit (Bodas de sangre, 1958) e In seinem Garten lebt Don Perlimplín mit
Belisa (Don Perlimplín con Belisa en su jardín, 1962). Compuso también la ópera
bufa Corinna (1958) y Elisabeth Tudor (1972).685
Otros compositores alemanes fueron: Boris Blacher (Fürstin Tarakanowa, 1945; Die
Flut [La inundación], 1947; Preußisches Märchen [Cuento de hadas prusiano],
1949),686 Paul Dessau (Die Verurteilung des Lukullus [La condenación de Lúculo],
1951; Puntila, 1966; Einstein, 1974),687 Giselher Klebe (Die Räuber [Los
bandoleros], 1957; Figaro lässt sich scheiden [Figaro se divorcia], 1963),688
Helmut Lachenmann (Das Mädchen mit den Schwefelhölzern [La cerillera], 1996)689 y
Aribert Reimann (Ein Traumspiel [Fantasmagoría], 1965; Lear, 1978; Bernarda Albas
Haus [La casa de Bernarda Alba], 2000).690
Estados Unidos
Samuel Barber
En Estados Unidos, Samuel Barber destacó como melodista, con un estilo conservador
calificado en ocasiones de posromántico. Colaboró en ocasiones con Gian Carlo
Menotti, quien escribió el libreto de su primera y más famosa ópersa, Vanessa
(1957), basada en una obra de Isak Dinesen, por la que obtuvo un premio Pulitzer.
Más grandilocuente fue Antony and Cleopatra (1966), encargada para la Metropolitan
Opera.692 Por su parte, el italoestadounidense Menotti fue un talento precoz, que a
los trece años ya había escrito dos óperas. Influido por el verismo italiano, su
obra destaca por su melodramatismo: Amelia Goes to the Ball (Amelia va al baile,
1937), The Medium (La médium, 1946), The Telephone (1947), The Consul (1950), Amahl
and the Night Visitors (Amahl y los visitantes nocturnos, 1951), The Saint of
Bleecker Street (1954).655
Carlisle Floyd compuso dos óperas durante su etapa de estudiante: Slow Dusk (1949)
y The Fugitives (1951). Con Susannah (1955), que aunaba un cierto posromanticismo
con elementos del folclore estadounidense —especialmente los himnos cuáqueros—,
obtuvo un gran éxito y excelentes críticas. Sus siguientes obras no gozaron de
tanto éxito: Wuthering Heights (Cumbres borrascosas, 1958), sobre la obra de Emily
Brontë; y Of Mice and Men (De ratones y de hombres), 1969), sobre un texto de John
Steinbeck.693
Philip Glass fue uno de los más destacados representantes del minimalismo, un
estilo que, frente a las densas estructuras utilizadas por entonces en Europa,
pretendía elaborar música con pocos elementos, utilizando por ejemplo patrones
repetitivos en distinta velocidad, duración y volumen, en alteraciones escalonadas
o superpuestas. También estuvo influido por la música oriental —especialmente india
— y norteafricana. En 1967 formó el grupo Philip Glass Ensemble. Su primera ópera,
Einstein on the Beach (Einstein en la playa, 1976), le catapultó a la fama. Le
siguieron Satyagraha (1980) y Akhnaten (1984). Tras su ópera The Voyage (1992)
realizó una trilogía basada en películas de Jean Cocteau: Orphée (1993), La Belle
et la Bête (1994) y Les enfants terribles (1996). En 1998 estrenó una ópera digital
en 3-D, Monsters of Grace.694 Otro exponente del minimalismo fue Steve Reich (Three
Tales, 2002).695
Cabe mencionar también a: Mark Adamo (Little Women [Mujercitas], 1998; Lysistrata,
2005),301 George Antheil (Volpone, 1953; The Brothers, 1954; The Wish, 1955),696
Marc Blitzstein (Regina, 1949; Idiots First, 1963),475 William Bolcom (Casino
Paradise, 1990; A View from the Bridge, 1999)697 y Aaron Copland (The Tender Land,
1954).698
España y Latinoamérica
Alberto Ginastera
Latinoamérica entró en esta época en la plena modernidad. En Argentina, Alberto
Ginastera compuso en un estilo neoexpresionista heredero del serialismo, como se
denota en sus óperas Don Rodrigo (1964), Bomarzo (1967) y Beatrix Cenci (1971).
Bomarzo fue prohibida en Argentina por sus escenas de sexo y violencia.694 Mauricio
Kagel se movió entre el neoclasicismo y la música aleatoria, con un estilo
ecléctico, anticonvencional, en el que destacan el sentido del humor y la ironía.
En Sur Scène (1962), considerada una «antiópera», hizo un ejercicio rupturista con
una deconstrucción de la ópera tradicional. Repitió con Staatstheater (1970), una
ópera experimental sin libreto ni argumento, con la música orquestal grabada, un
ballet sin baile y un coro de sesenta voces que cantan en solitario. En Aus
Deutschland (1981) presentó a Schubert y Goethe cantando un espiritual negro.615712
Otros autores argentinos fueron: Juan José Castro (La zapatera prodigiosa, 1943;
Bodas de sangre, 1953)713 y Astor Piazzolla (María de Buenos Aires, 1968, ópera-
tango).714 Ya en el siglo xxi cabe citar a Osvaldo Golijov (Ainadamar, 2003).715
En Chile cabe citar a Juan Orrego-Salas, autor de El retablo del rey pobre (1952).
Ecuador tuvo como exponente a Luis Humberto Salgado (Cumandá, 1940; El centurión,
1959-1961; Eunice, 1956-1962). En México cabe nombrar a Carlos Chávez (Pánfilo y
Laurita, posteriormente renombrada como The visitors, 1957).553
Otros países
En Hungría, György Ligeti desarrolló una obra ecléctica en que cada una de sus
composiciones era independiente respecto al resto, aunque se percibía una cierta
tendencia neodadaísta. Compuso una sola ópera, Le Grand Macabre (1976), con una
partitura algo caótica que incluía fragmentos alusivos a otros compositores, así
como diversos sonidos heterodoxos, tanto guturales como de instrumentos como
bocinas y silbatos.593
El polaco Krzysztof Penderecki fue un virtuoso del violín además de compositor, con
un estilo vanguardista heredero del atonalismo. Compuso cuatro óperas, de difícil
interpretación vocal por la densidad orquestal —con glissandos y vibratos— y los
sonidos guturales integrados en sus composiciones: The Devils of Loudun (1969),
Paradise Lost (1978), Die Schwarze Maske (1986) y Ubu Rex (1991).592
El eslovaco Eugen Suchoň mostró cierta influencia de Leoš Janáček, en óperas como
Krútňava (El remolino, 1949) y Svätopluk (1960).723
En Israel, Marc Lavry compuso la primera ópera en hebreo: Dan ha-shomer (Dan el
guardia, 1945). Posteriormente cabe citar a Menachem Avidom (Aleksandrah, 1961).726
John Haddock fue autor de la primera ópera australiana: Madelin Lee (2004).727
El chino afincado en Estados Unidos Tan Dun destacó por su música para cine y
eventos como los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, y fue autor de varias óperas:
Marco Polo (1996), Tea: A Mirror of Soul (2002) y The First Emperor (2006).728
Véase también
Ver el portal sobre Música clásica Portal:Música clásica. Contenido relacionado con
Música clásica.
Historia de la música
Historia del arte
Historia del teatro
Historia de la danza
Ópera y drama
Ópera alemana
Ópera española
Ópera francesa
Ópera inglesa
Ópera italiana
Ópera en América Latina
Repertorio operístico
Anexo:Cronología de la ópera
Anexo:Festivales de ópera
Anexo:Óperas más importantes
Anexo:Compositores de ópera más importantes
Anexo:Glosario de terminología musical
Notas
También dramma per musica.14
El bajo continuo estaba generalmente formado por un instrumento de teclado
(espineta, clavicémbalo, órgano) y uno o varios de cuerda o viento (laúd, tiorba,
chitarrone, viola da gamba, violonchelo, violone, fagot, trombón).22
El término «barroco» proviene de un vocablo de origen portugués (barrôco), cuyo
femenino denominaba a las perlas que tenían formas irregulares (como en castellano
el vocablo «barruecas»). La palabra surgió en el contexto de la crítica musical: en
1750, el ensayista francés Noël-Antoine Pluche comparó la forma de tocar de dos
violinistas, uno más sereno y otro más extravagante, comentando de este último que
«trata a toda costa de sorprender, de llamar la atención, con sonidos desaforados y
extravagantes. No parece sino que de esta manera se tratase de bucear en el fondo
de los mares para extraer berruecos [baroc en francés] con grandes esfuerzos,
mientras en tierra firme sería posible encontrar con mucha más facilidad joyas
valiosas».35
La última ópera en que cantó un castrato fue Il crociato in Egitto, de Giacomo
Meyerbeer (1824). Su presencia continuó en el ámbito de la Iglesia católica hasta
principios del siglo xx: la voz del último castrato, Alessandro Moreschi, pudo ser
grabada en fonógrafo.41
Aunque hoy día se suele generalizar como «música clásica» la música sinfónica de
tipo orquestal, en realidad hace referencia a un período concreto de la historia de
la música, caracterizado por el clasicismo, correspondiente al último tercio del
siglo xviii y principios del xix. El término «música clásica» apareció por primera
vez en el Oxford English Dictionary en 1836, donde describía la música elaborada el
siglo anterior. Con el tiempo, vino a ser sinónimo de música culta o académica, lo
opuesto a la música popular.205
Con el término vaudeville existen dos conceptos: como se ha visto cuando se
hablaba de la opéra-comique, es un tipo de canción con estribillo que solía
utilizar melodías populares; por otra, como en el caso de El rapto en el serrallo
mozartiano, era una escena final donde se agrupaban todos los personajes de la
obra.221
Inspirada en la habanera El arreglito, de Sebastián Iradier.289
George Bernard Shaw, en su ensayo The Perfect Wagnerite. A Commentary on the
Nibelung's Ring (1923), fue el primero en señalar una «doble estructura» en El
anillo del nibelungo, donde el mito de origen medieval sería una alegoría del
sistema capitalista y una crítica de la economía liberal y la lucha por el poder,
al tiempo que señalaría la muerte de la religión y el triunfo del ateísmo.395
Sus dos principales exponentes fueron: Kámenni gost (El convidado de piedra), de
Aleksandr Dargomizhski, y Zhenitba (La boda), de Modest Músorgski, ambas
inconclusas. También tenía este formato parcialmente la primera versión del Boris
Godunov de Músorgski (el Ur-Boris o «Boris inicial»).426
Sobre todo desde Giordano y Puccini, mientras que, en los inicios del verismo,
Mascagni y Leoncavallo aún mostraron en sus obras números compactos.561
La primera grabación parcial de ópera en gramófono fue una selección de éxitos de
Caruso, registrada en Milán en 1902, mientras que la primera ópera grabada fue Il
trovatore de Verdi, grabada entre 1903 y 1906.616
En 1920 se retransmitió la primera ópera completa por radio, Parsifal de Richard
Wagner, desde el Teatro Colón de Buenos Aires;618 en 1951 se compuso la primera
ópera para televisión, Amahl and the Night Visitors, de Gian Carlo Menotti.619
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