Ochy Curiel
Ochy Curiel
Ochy Curiel
Ochy Curiel2
En los últimos tiempos el tema del género ha estado presente en los análisis
teóricos y políticos del feminismo, no solo en los espacios académicos, sino
también en los espacios en donde se construye movimiento social. Han sido
varias las publicaciones que nos ofrecen muchas feministas de diferentes
corrientes y posturas en torno a este debate. Lo han abordado las materialistas,
las estructuralistas y postestructuralistas, las desconstruccionistas, las
psicoanálistas, las del black feminism, las chicanas, las postcolonialistas etc, sin
embargo parece que sigue siendo necesario profundizar en el tema como una
forma de consolidar nuestras propuestas de cara a fortalecernos como
movimiento social así como a las teorías que sostienen nuestro accionar político.
1
Conferencia presentada en el Coloquio “El género. ¿Una categoría útil para las ciencias sociales?
Organizado por la Escuela de Estudios de Género y el Centro de Estudios Sociales de la Universidad
Nacional de Colombia. Abril, 2006. Bogotá.
2
Ochy Curiel nació en Dominicana. Luego de vivir en Brasil, México y Buenos Aires reside actualmente
en Bogotá, Colombia. Feminista, especialista en Ciencias Sociales. Investigadora y Consultora
independiente. Docente de la Universidad Nacional de Colombia. Contacto: ochycuriel@yahoo.com
1
En las próximas líneas me propongo aportar algunas ideas que sirvan para el
debate en este Coloquio, no como un simple ejercicio académico, el cual creo
importante y fundamental para saber cómo y desde dónde elaboramos nuestros
discursos políticos, con cuales perspectivas analizamos nuestras realidades,
sino también como una llamada de atención a la pérdida de horizontes políticos
feministas.
Hay que establecer una diferencia entre término y categoría El término es una
definición de un vocablo que se podría encontrar en cualquier diccionario,
puede hacerse desde el punto de vista gramatical, lingüístico, psicológico, social
etc. La categoría es un mecanismo heurístico, es decir, de producción de
conocimiento que tiene funciones ya sean estas positivas o negativas en el
campo de la investigación. Estas funciones sugieren hacer preguntas,
problematizar, explorar (Hawkesworth, 1999).
Como término, el género viene del latin genus y tiene diferentes definiciones
según el idioma. En inglés gender se relaciona con sexo, en francés genree, en
castellano género y en italiano, genere, refiere a clasificación de especies,
clases de cosas. Como sugiere Mary Hawkesworth habría que analizar si las
diferencias del término en los diferentes idiomas, de sus diversas acepciones
gramaticales y lingüísticas tienen algo que ver con los orígenes del simbolismo
de género. Lo que si se ha podido identificar, según las investigaciones de la
autora, es que desde el punto de vista gramatical hay un denominador común en
muchos idiomas y es la concordancia: adjetivos, adverbios, sujetos y verbos
definen los géneros gramaticales por su concordancia. (Hawkesworth, 1999).
2
Podría parecer un poco anacrónico hacer un paralelo entre esta relación de
concordancia gramatical y lingüística con lo que propone la teoría de los
géneros, sin embargo sería interesante profundizar por qué hay tantas
concordancias entre sexo y género, hombre y mujer, masculino y femenino,
categorías que en la teoría feminista han estado relacionadas al análisis del
género, pero estas cuestiones no serán abordadas por mí en esta presentación,
me interesa más que todo hacer un análisis del género como categoría analítica
y como herramienta teórica para el feminismo.
El concepto de género aparece por primera vez en las ciencias sociales en los
años 50 en Estados Unidos en el ámbito de la psicología. Robert Stoller en su
texto Sex and Gender utilizó la oposición sexo/género en su estudio de los
transexuales para distinguir entre la identidad sexual (gender) y el sexo biológico
(sex). Stoller analizó la diferencias de estos conceptos en casos más
individuales (Friaisse, 2002),
3
planteamiento de Gayle Rubin apuntaba a que el sexo humano es moldeado por
intervención social, en ese sentido la subordinación de las mujeres es producto
de las relaciones que organizan y producen la sexualidad y el género. Analizó
cómo el matrimonio está articulado con arreglos políticos y económicos. Abordó
cómo el parentesco asigna un espacio determinado a las mujeres en tareas de
género, reglamenta las funciones reproductivas de las mujeres y restringe sus
áreas productivas y su participación pública3.
3
El famoso e histórico ensayo de Gayle Rubin publicado en 1976: El tráfico de mujeres: notas sobre la
economía política del sexo”, puede leerse en castellano en: Marta lamas (comp.), El género: la construcción
cultural de la diferencia sexual, Miguel Angel Porrúa. PUEG, México, 1996, pp. 35-96
4
Margaret Mead desde la antropología en su famoso ensayo titulado Sex and Temperament in Three
Primitive Societies—analizó cómo la división sexual del trabajo y las estructuras de parentesco explicaban
los distintos papeles de género de las etnias arapesh, mundugumor y tchambouli, diferentes a los de las
sociedades occidentales. Según lso estudios de Mead hombres y mujeres asumían practicas consideradas
masculinas en occidente pro ejemplo, la guerra.
Para profundizar sobre este tema consultar: Mead, Margaret. Sex and temperament in three primitive
societies, Mentor Book, USA (1950).
Otras visiones las podemos encontrar en Colette Guillaumin y Paola Tabet. Guillaumin ha profundizado en
cómo la ideología naturalista ha legitimado la apropiación de las mujeres en su interesante trabajo Práctica
de Poder e Idea de la Naturaleza (1978). Tabet en su trabajo titulado Las manos, los instrumentos, las
armas ( 1998) demuestras cómo las sociedades de caza y recolección no son menos igualitarias que las
sociedades agrícolas demostrando cómo la división sexual del trabajo entre los sexos esta basado en los
diferentes accesos que hombres y mujeres han tenido a las herramientas, a las armas y al conocimiento.
Ambos trabajos se encuentan publicados al español en: O. Curiel y J. Falquet.(comps) (2005) El
Patriarcado al Desnudo. Tres Feministas Materialistas. Brecha Lésbica. Buenos Aires.
4
Independientemente de que tanto Beauvoir, Mead, y otras más, habían ya
abordado en sus análisis la construcción social de los roles de sexo, es a partir
de los años 70 influenciado por el feminismo anglosajón, que el género se
convirtió en una categoría importante en los análisis teóricos y en las prácticas
políticas feministas. Los estudios de género sustituyeron los estudios de la
mujer, cuya razón fundamental fue que el género era más amplio para analizar
la situación de las mujeres, se asumía como más “científico”, no obstante, como
dice Joan Scott el género no nombra el mando oprimido, hasta entonces
invisible. Incluye a las mujeres sin nombrarla y así no parece plantear amenazas
críticas. Desde estos años, la acogida del tema también tuvo que ver con la
necesidad de legitimación de muchas feministas tanto en los espacios
académicos como en otros institucionales, pues los términos feministas, estudios
feministas, perspectivas feministas sonaban y aún suenan como dice la autora,
estridentes. (Scott, ). Es desde mediados de los años 80, que el género se
populariza. Su entrada de lleno en el ámbito político tiene lugar en la
Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Pekín en 1995.
El género, fue la clave para que el tema de “la mujer”, pasara sin problemas y
llegara a formar parte de los discursos oficiales, que parte de las
reinvindicaciones de las mujeres estuvieran hoy en espacios institucionales y
que desde esta perspectiva se crearan hasta Ministerios de la Mujer en muchas
partes del planeta. Hoy quien no asume la perspectiva de género, a pesar que
aún hay resistencias por parte de muchos sectores, se ve mal, desactualizada-
o, poco moderna-o y antidemocrática-o. Es innegable que como categoría
teórica ha logrado desafiar supuestos andrócéntricos, el sesgo sexista de las
5
instituciones y relaciones sociales y la construcción de identidades individuales
enmarcadas en la masculinidad y feminidad .pero en medio de este boom del
género, de la perspectiva de género, ¿podríamos nosotras, feministas estar
satisfechas con su acogida? ¿Hasta dónde sí, hasta dónde no? ¿cuáles son las
limitaciones teóricas y políticas de género?
5
Para profundizar sobre este interesante análisis recomendamos el trabajo de esta autora titulado
¿Identidad sexual/ sexuada/ de sexo?. Tres modos de conceptualización de la relación sexo y género. En O.
Curiel y J. Falquet (comps). ( 2005). El Patriarcado al Desnudo. Tres feministas materialistas, Brecha
Lésbica. Buenos Aires
6
como la fundadora de la identidad personal, del orden social y también
simbólico. Aquí se adecua el género al sexo o lo contrario ( Ibid, 135-141)
7
un modo de vida, un asunto de preferencia sexual. A esta política Mathieu llama
la “anatomización de lo político”. (Ibid, 141-157)
8
El género, ya no es un marcador simbólico de la diferencia natural, sino que es
un operador de poder de un sexo sobre otro, la relación entre sexo biológico y
sexo social es un hecho social, histórico.
Estos tres modos expuestos por N.C. Mathieu nos ubican en el tipo de política
que hoy tanto el feminismo como los movimientos socio-sexuales han asumido
en torno a la relación sexo –género. Lamentablemente lo que más encontramos
son los dos primeros modos, los cuales implican varios peligros.
Si bien la idea de género hasta ahora mayormente asumida por los espacios
académicos y el movimiento social de mujeres, desnaturaliza los roles de sexo,
sigue dejando intacta la idea funcionalista de complementariedad entre los sexos
y pasa por alto las dimensiones políticas y las relaciones de poder que
estructuran los roles de sexo y que contribuyen a su reproducción. Ambas
tendencias además tienen como base la diferencia sexual como aquello que
organiza el género.
9
(Lauretis, 2000) Es actuar en las mismas lógicas del amo y como nos dijo la
afroamericana Audre Lorde: “las herramientas del amo nunca desmontan la casa
del amo” (Lorde, 2003:115). Para Lauretis el género es una representación que
tiene implicaciones concretas sociales y subjetivas en la vida material de los
individuos y la representación del género es su construcción y esta se realiza a
través de su propia destrucción. Es decir, debemos entender que la
masculinidad y la feminidad son mecanismos por los cuales se imponen roles,
estereotipos y funciones impuestos por una ideología de supremacía masculina
por lo tanto deben desaparecer.
10
3- No evidencia las relaciones de poder, jerarquías, dominación, opresión
que ejercen los hombres hacia las mujeres, sea en el orden material o
simbólico, sea que nosotras mismas reproduzcamos roles de género en
cualquier relación social.
4- Asume la heterosexualidad como la única posibilidad de establecer
relaciones erótico-amorosas. No se cuestiona por ejemplo la construcción
del deseo sexual como un mecanismo del patriarcado, ni se analiza como
un sistema que explota a las mujeres, que las hace depender de los
hombres económica, emocional y sexualmente. En esta visión las
lesbianas no existimos ni los gays tampoco.
5- Fortalece la política de la igualdad en el marco de las lógicas masculinas
sin cuestionar de fondo las estructuras que le sostienen. Ejemplo de ello
son los Planes de Igualdad de Oportunidades, el sistema de cuotas, las
acciones afirmativas, que más que cuestionar por ejemplo los sistemas
políticos jerárquicos y verticales, hacen que las mujeres se incluyan en
esos planes, se promueve la representación por la representación y no
cuestiona de fondo las desigualdades políticas, económicas y sociales ni
promueve otras formas de la política no jerarquicas ni desiguales. Esto
hace que nos quedemos con la política de lo posible, con las reformas, lo
cual es sabido que no desconstruye las bases del Patriarcado.
Otra de las limitaciones que ha tenido el género como categoría analítica, teórica
y política teórica es su carácter universal, como si esa categoría analizara todo
lo que tiene que ver con las mujeres. No evidencia en cuáles contextos se
ubican y cuál ha sido su experiencia concreta, por tanto el género se hace
ahistórico. Si el género es visto como un sistema de relaciones sociales que se
crea en base a relaciones históricas y no solo en base a diferencias sexuales, no
puede por sí mismo explicar todas las subordinaciones que sufren las mujeres,
11
sino que es sólo una categoría entre otras como la raza, la clase, la sexualidad.
Las condiciones históricas y socio-económicas, incluso las subjetivas no pueden
ser entendidas en polaridades u oposiciones fijas que generen universalidad y
esencialismo.
12
Las afronorteamericanas desde lo que denominaron “el feminismo negro” en los
70 fueron de las primeras que evidenciaron el problema de la universalidad entre
las mujeres y por ende el racismo que traspasaba las teorías feministas y sus
prácticas políticas y cotidianas.
“La supresión histórica de las ideas de las mujeres negras ha tenido una
marcada influencia en la teoría feminista. Vistas más de cerca, las teorías
presentadas como universalmente aplicables a las mujeres como grupo resultan,
en buena medida, limitadas por los orígenes blancos y de clase media de
quienes las propusieron” (Hill Collins. 1998:259).
13
las feministas decían que las mujeres debían ganar las calles y trabajar. Somos
parte de un contingente de mujeres con identidad de objeto. Ayer, al servicio de
frágiles señoritas y de nobles señores tarados, hoy, empleadas domésticas de
las mujeres liberadas” (Carneiro, 2005)
Así como Hill Collins, hooks, Angela Davis, Barbara Smith, Audre Lorde, entre
muchas otras han producido una serie de obras que analiza la subordinación de
las mujeres considerando el racismo en el contexto norteamericano.
Desde Gran Bretaña Avtar Brah, Julia Sudbury, Margaret Cooulson, Kum Kum
Bhavnani, entre muchas otras, también aportan análisis interesantes parándose
también desde el feminismo negro. A diferencia de las afroamericanas lo negro
en Gran Bretaña. “Mujeres negras” ha sido una categoría diversa que refiere a
cuestiones de clase, raciales, y género e incluye a mujeres que han migrado de
Africa, Asia y El Caribe.
14
de estas mujeres? Es necesario entender los procesos de colonización y
postcolonización conjuntamente con un análisis de las políticas neoliberales y su
relación con la guerra y cómo eso tiene efecto sobre las mujeres en el plano
material, social y en la subjetividades para las mujeres afrocolombianas y para
las indígenas.
15
mercancía potable, tolerante, pues hay una tolerancia a lo diferente siempre y
cuando esto no modifique el statu quo.
Las lesbianas feministas han sido otro de los sectores que también cuestionaron
la universalidad del género y sus limitaciones para explicar los sistemas de
opresión en los que nos encontramos las mujeres, como es el caso de la
heterosexualidad obligatoria.
16
una especie de trasvestismo, una parodia. Tener un género significa haber
establecido ya una relación heterosexual de subordinación. Buttler intenta
mostrar que lo que consideramos una esencia interna del género se fabrica
mediante un conjunto sostenido de actos de estilización del cuerpo basada en el
género” (Butler. 2000:16).
17
lesbianas no son mujeres” que cuestiona profundamante el trasfondo de la de la
categoría género. Dijo Wittig esta frase revolucionaria, porque ser mujer en esta
sociedad patriarcal se define en torno a los hombres, como categorías de sexo e
implica una dependencia económica, emocional y social de ellos. Las lesbianas
salen de esta lógica, por tanto para ella no son mujeres. En palabras de Wittig:
18
No obstante, esta frase de Wittig, simboliza todo un movimiento de lesbianas
políticas que cuestionamos la heterosexualidad como un sistema que explota,
excluye y discrimina a las mujeres, que no aceptamos la definición de la
feminidad y la masculinidad y que asume el lesbianismo no como una cuestión
ni de preferencia ni orientación sexual, ni tampoco una identidad como bien
puede entenderse desde el género, sino como una pocisión política.
19
mujeres considerando criterios raciales, de clase, situación migratoria, etc, a lo
cual que denomina política de ubicación. Plantea la necesidad de conocer,
estudiar y comprender las experiencias y epistemologías marginalizadas y desde
allí poder explicar las características de la sociedad capitalista contemporánea.
(Mohanty : 19)
20
afectan. Esta perspectiva de análisis articulada se logra siempre y cuando nos
paremos desde el feminismo como teoría política, como propuesta filosófica,
como propuesta de transformación del mundo, como movimiento social y
político. No debemos dejar que el género, una categoría analítica con tantas
limitaciones, sea sinónimo del hacer y pensar feminista y de todo lo que tiene
que ver con las mujeres. Creo que nosotras tenemos una responsabilidad
histórica de transformar de fondo este mundo que en tantas épocas ha sido tan
cruel y nefasto para las mujeres. El feminismo, a pesar de la resistencia de
tantos y tantas sigue siendo una de las propuestas más transformadoras de la
vida humana, no dejemos transformar nuestros discursos y prácticas políticas
por las propuestas más potables para el sistema patriarcal.
BIBLIOGRAFIA:
Butter, Judith (2001): El género en disputa; Programa Universitario de Estudios de Género.
UNAM. México.
Espinosa Miñoso, Yuderkys. 2003. La Política Educativa perforada por la política de identidad en
la era pos-identitaria. Cuando al fin nos acomodamos en el barco ya tenemos que bajarnos.
Identidades. Vol.1. Número 1. Agosto, 2001. Buenos Aires. Argentina.
Falquet, Jules .2004. Breve Reseñas Algunas Teorías Lésbicas. Fem-e-libros. México. D.F
Fraser, Nancy. 1997. Iustitia Interupta. Reflexiones críticas de la posición post socialista. Siglo
del Hombre Editores. Universidad de los Andes.
Hawkesworth, Mary. 1999. Confundir el género, en Debate Feminista. Año 10, volumen 20.
Octubre. México. D.F.
Hernández Castillo, Aida. 2001. Entre el etnocentrismo feminista y el esencialismo étnico. Las
mujeres indígenas y sus demandas de género. Debate Feminista. Año 12. Vol.24.Octubre.
México. D.F
21
Hill Collins, Patricia. 1998. “La política del pensamiento feminista negro”. En ¿Qué son los
estudios de mujeres?. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Hooks, Bell. 1996. Devorar al Otro: deseo y resistencia; México. Debate Feminista. Año 7. Vol.13
Hooks, bell. 2004. Mujeres Negras. Dar forma a la teoría feminista. In Otras Inapropiables.
Feminismos desde la Frontera. Eskalera La Karakola. Traficantes de Sueños. Madrid, España.
Fríase Geneviere. 2002. Le genre. Vocabulaire European des Philosophies. Editions du Seuil.
Paris
Rubin, Gayle "The Traffic in Women. Notes on the 'Political Economy' of Sex"
Curiel, Ochy y Jules Falquet (comps). 2005. El Patriarcado al Desnudo. Tres Feministas
materialistas. Collete Guillaumin, Paola Taber y Nicole Claude Matheu. Brecha Lésbica. Buenos
Aires
Lauretis Teresa. 2000. Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo. Cuadernos
Inacabados. Cuadernos Inacabados. No. 35. Editorial Horas y Horas. Madrid.
Mohanty, Chandra Talpade. De vuelta a” Bajos los Ojos de Occidente” Ander Weastern Eyes
Revised. Feminist Solidarity Through Anticapitalist Struggle in Feminism Withouth Borders
Mouffe, Chantal. 1996. Por una política cultural nómada. Debate Feminista, Año 7.Vol 14.
Octubre Octubre. México. D.F.
Rich, Adrienne 1998. “ La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana” En ¿Qué son los
estudios de mujeres?. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica,
Wittig, Monique. 2001. La pensée straight. Paris : Balland. 157 pp. (El libro recoge, entre otros,
los dos artículos mencionados : « Straight mind », Feminist Issue, n°1, 1980; primera publicación
en francés en 1980 bajo el título : “La pensée straight”. Questions Féministes n°7, 1980, Du
mouvement de libération des femmes, Tierce, y « On ne naît pas femme », Questions Féministes
n°8, 1980.
22