Juan El Castorcito
Juan El Castorcito
Juan El Castorcito
riachuelo que proporcionaba agua a todos los animalitos que vivían en ese alegre
lugar.
Juan era un pequeño castorcito a quien su papá castor le enseñaba con mucha técnica
-Juan, ya es tiempo que hagas tu propio dique. Irás a la parte baja del río y
trabajarás allí por las mañanas, y por las tardes tendrás tiempo para jugar con tus
amigos.
una gran responsabilidad. Tan pronto llegó, empezó su obra recolectando pequeñas
ramas de árboles, pero al poco rato se distrajo. Se sumergió en el agua, vio a los
peces nadar de un lugar a otro y eso le dio una idea. Rápidamente fue a buscar a sus
amigos.
-¡Sí juguemos!, -le contestó el conejito-, pero tan pronto termine de ayudar a mi
-¡Me encantaría, Juan! -le contestó la ardilla-, pero en esta época caen muchas
Juan fue a buscar a sus otros amigos, pero todos estaban ocupados. Entonces
regresó al riachuelo y se puso a jugar con los peces. Se divertía tanto que se olvidó
a colocar rama tras rama muy a la ligera, sin tener en cuenta lo que había aprendido
Le pareció genial jugar, jugar y jugar. Esto se repitió todos los días. El
Poco a poco el cauce del río creció, por lo que aumentaba el peligro en los
hogares y sembríos de ellos. Los animales rogaban para que los diques de papá
Juan se sentía muy nervioso, pues sabía que su dique no estaba bien hecho.
El dique de papá castor no resistió. El agua pasó por encima, por abajo, por
todos lados. Entonces las esperanzas estaban en el dique de Juan. Este, al ver la
hacerlo me puse a jugar, sin pensar en lo importante que era para todos el que yo
desviaba hacia otro lado. Por fin dejó de llover, y el nivel del agua descendió.
-Sabíamos que optaste por jugar y no fuiste responsable. Así que, mientras tú