Salamandra
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Antig�edad y medioevo
Este es tan frio, que tocando el fuego le apaga, de la misma suerte que el hielo.
Tocando cualquier parte del cuerpo humano con la ponzo�a de este animal, que vomita
como leche por la boca, se caen todos los pelos, y el lugar que fue tocado muda el
color y se llena de lepra
Plinio el Viejo, Historia Natural1?
Por su parte Isidoro de Sevilla, no solo se hizo eco de los asertos de aquellos
tratadistas, sino que los amplific�, aseverando que una salamandra es capaz "de
emponzo�ar y secar un �rbol frutal, y envenenar los pozos de agua potable". Algunos
escritores, como el obispo alem�n Rabano Mauro, a mediados del siglo IX,
reproducir�n con bastante fidelidad las afirmaciones del obispo hispalense, que
ser�n inspiradoras de las primeras representaciones gr�ficas del animal.
El propio San Agust�n (siglos IV-V) recurrir� tambi�n a la salamandra, como s�mbolo
del condenado que sufrir� las llamas eternas del Infierno, sin consumirse.
Al comp�s de las cada vez m�s ex�ticas descripciones que van surgiendo, los
bestiarios jugar�n un papel decisivo en esta diversificaci�n, adem�s de adjudicarle
las m�s sorprendentes morfolog�as, represent�ndola con apariencia, ya canina, ya
porcina, o incluso con rasgos humanos.