HIPERTENCION
HIPERTENCION
HIPERTENCION
La prevalencia de hipertensión arterial (HTA) varía enormemente, a mayor edad más aumenta.
Así, por ejemplo, en países desarrollados y con una población de mayor edad, más de dos
tercios de los adultos mayores padecen de hipertensión arterial (HTA), principal factor de riesgo
para enfermedad cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
Uno podría suponer entonces que la correcta medición de la presión arterial (PA) estaría en la
parte superior de la lista de competencias de los estudiantes de medicina y del personal de
salud. Sin embargo, un reciente estudio efectuado en Estados Unidos sugiere lo contrario. Solo 1
de cada 159 estudiantes de medicina realizó correctamente las 11 etapas en un desafío de
medición de la PA con pacientes simulados, y el número promedio de etapas realizadas
adecuadamente fue alarmantemente bajo.
Sin embargo, mucho menos de la mitad de los estudiantes realizó correctamente las otras
tareas: asegurarse de que los pies de los pacientes estuvieran planos en el suelo, pedirles a los
pacientes que no usen sus teléfonos celulares durante la medición, revisar la presión arterial en
ambos brazos y registrar el brazo con la lectura más alta, que debiese usarse para mediciones
futuras. Muy pocos estudiantes midieron la PA después de 5 minutos de reposo. Por otro lado,
un componente fundamental para lograr un mejor control de la HTA, es decir que los pacientes
hipertensos tengan cifras de PA menores de 140/90mmHg en la consulta, es hacer que los
profesionales de la salud midan con precisión la PA.
La PA corresponde a la tensión en la pared que genera la sangre dentro de las arterias, y está
determinada por el producto de dos factores: el débito cardíaco y la resistencia periférica total.
El débito cardíaco depende de la contractibilidad miocárdica y del volumen circulante
intratorácico. La participación de la frecuencia cardiaca es menor en el débito cardiaco, excepto
cuando está en rangos muy extremos. A su vez, la resistencia periférica depende del tono del
árbol arterial y de las características estructurales de la pared arterial.
El latido cardíaco sólo inyecta sangre en el árbol arterial durante la fase de la sístole ventricular.
Esto determina un flujo pulsátil sobre las paredes de las arterias. Gracias a que la aorta y
grandes arterias son distensibles, almacenan en su zona distendida parte de la sangre recibida
durante la sístole, la cual es devuelta a la circulación durante la diástole. El hecho anterior
determina que también fluya sangre por las arterias durante la diástole, a pesar de que el
corazón no expulsa sangre en esa fase.
El valor máximo de la presión durante la sístole se conoce como PA sistólica (PAS), y el valor
mínimo durante la diástole se conoce como PA diastólica (PAD). La PAS depende
fundamentalmente del débito cardíaco y la distensibilidad de la aorta y grandes arterias, esta
última se expresa a través de la onda de pulso retrógrada. En cambio, la PAD depende
fundamentalmente de la resistencia periférica
La PA es una variable biológica y por ende continua, por lo tanto, no existe un claro e
indiscutible punto de corte para definir el umbral bajo el cual los valores de PA son normales. Sin
embargo, sí existe una relación entre la PA y riesgo cardiovascular (CV) en que aumenta
progresivamente éste último al aumentar los niveles de PA, de tal manera que, según estudios
epidemiológicos, el valor óptimo de PA sería de 115/75mmHg.
La hipertensión esencial o primaria, en los primeros años, no suele dar ningún síntoma. En
ocasiones, en personas jóvenes, podemos encontrar palpitaciones y cierto grado de fatiga o
sensación de falta de aire con el esfuerzo. Con respecto a los dolores de cabeza o cefaleas,
achacables a la hipertensión, suelen ser matutinos y occipitales, de dos o tres horas de duración.
La hipertensión mantenida en el tiempo dará lugar a diferentes síntomas según el órgano
afectado y el grado de afectación.
Cuando es el corazón, los síntomas serán de dolor en tórax si están afectadas las arterias
coronarias encargadas del riego sanguíneo cardiaco. A esta enfermedad la denominamos
cardiopatía isquémica. También puede aparecer disnea (asfixia) y edemas (hinchazón), si hay
afectación del músculo cardiaco. A esta enfermedad la denominamos insuficiencia cardiaca.
Otros síntomas que pueden aparecer son palpitaciones por arritmias. Cuando el órgano
afectado es el cerebro, podemos encontrarnos con síntomas inespecíficos como la cefalea, los
vértigos, los zumbidos de oídos y los mareos.
Síntomas por afectación de las grandes arterias: pueden existir diversos grados de parálisis
debido a los accidentes vasculares cerebrales (infartos cerebrales) y manifestaciones por
afectación de pequeños vasos arteriales, como pueden ser las demencias y las hemorragias
cerebrales.
Síntomas por lesiones de las arterias periféricas: puede aparecer frialdad, palidez y ausencia de
pulso en extremidades, que son manifestaciones agudas. Como manifestación crónica tenemos
el dolor en las pantorrillas al caminar, denominada esta afección “claudicación intermitente”. El
aneurisma de aorta, como afectación de grandes arterias, es asintomático si no se complica.
En caso de obesidad se tiene que favorecer una educación para el control de peso. Disminuir el
consumo de sodio a menos de 100 mmol/día (6 g de NaCl). Practicar en forma regular el
ejercicio físico de tipo aeróbico de 30 a 40 minutos/día la mayor parte de la semana. Suspender
el uso del tabaco. Reducir la ingesta de grasa poliinsaturada y de alimentos ricos en colesterol.
Por cada kilogramo que se logre reducir de peso corporal se traducirá en una disminución de la
presión arterial de 1.6 a 1.3 mm Hg en número considerable de pacientes.
El alcohol puede producir una elevación aguda de la presión arterial mediada por activación
simpática central cuando se consume en forma repetida y puede provocar una elevación
persistente de la misma. Si se limita el consumo de alcohol, no se produce una elevación de la
presión arterial y pueden mejorar el nivel de colesterol de HDL (lipoproteínas de alta densidad).
El mecanismo por el cual la restricción de sodio disminuye la presión arterial parece estar
asociado a una reducción moderada en la cantidad de catecolaminas circulantes. El consumo de
sodio por día recomendado en una dieta normal debe ser de 100 mmol/día, lo que equivale a
dos gramos de sodio o seis gramos de sal de mesa. Los principales condimentos ricos en sodio
son: Sal de ajo y cebolla, ablandadores de carne, consomé en polvo, polvo para hornear, salsa de
soya, catsup, salsa inglesa, aderezos ya preparados, otros como alimentos embutidos, productos
de salchichonería y enlatados
El tabaco es un poderoso factor que acelera la aterosclerosis y el daño vascular producido por la
hipertensión arterial. El tabaco incrementa los niveles de colesterol sérico, la obesidad y agrava
la resistencia a la insulina.
Comer demasiada grasa, especialmente las grasas sobresaturadas elevan los niveles de
colesterol en sangre, las grasas saturadas se encuentran principalmente en los alimentos de
origen animal como: carne, leche entera, quesos y mantequilla, limitar el consumo de
margarina, aderezos, carnes rojas, de pollo y pescado a 6 onzas diarias y aumentar el consumo
de fibra alimenticia ayuda a reducir el colesterol
Existen dos tipos de obesidad, ginoide (más frecuente en las mujeres) y androide (más frecuente
en los hombres). En la segunda, la grasa tiende a distribuirse por la zona intraabdominal,
mientras que en la ginoide es mayoritariamente subcutánea y a la altura de las caderas. La grasa
intraabdominal
Complicaciones
En conclusión, se debe tener en cuenta todos los factores de riesgos para mantener una vida
saludable y de presentar algo signo o síntoma descrito consultar a un médico para un
tratamiento oportuno, ya que ya se explicaron las enfermedades que pueden ocasionar y en los
parámetros que se debe encontrar la presión arterial.