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Tesis 2 Marco Teorico

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UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE ODONTOLOGÍA
DEPARTAMENTO DEL NIÑO Y ORTOPEDIA DENTOMAXILAR

ASOCIACIÓN ENTRE PREVALENCIA DE SIGNOS Y SÍNTOMAS DE


TRASTORNOS TEMPOROMANDIBULARES Y PARAMETROS DE
MORFOLOGÍA FACIAL EN PACIENTES INGRESADOS AL POSTÍTULO DE
ORTODONCIA Y ORTOPEDIA DENTO MAXILO FACIAL DE LA FOUCH ENTRE
LOS AÑOS 2013 Y 2015.

Catalina Piroska Morales Anabalón

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

REQUISITO PARA OPTAR AL TÍTULO DE

CIRUJANO-DENTISTA

TUTOR PRINCIPAL

Prof. Dr. Cristian Vergara Núñez

TUTOR ASOCIADO
Prof. Dra. Marie-Claire Hempel Leyton

Adscrito a Proyecto 06/016


Santiago – Chile
2017
UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE ODONTOLOGÍA
DEPARTAMENTO DEL NIÑO Y ORTOPEDIA DENTOMAXILAR

ASOCIACIÓN ENTRE PREVALENCIA DE SIGNOS Y SÍNTOMAS DE


TRASTORNOS TEMPOROMANDIBULARES Y PARAMETROS DE
MORFOLOGÍA FACIAL EN PACIENTES INGRESADOS AL POSTÍTULO DE
ORTODONCIA Y ORTOPEDIA DENTO MAXILO FACIAL DE LA FOUCH ENTRE
LOS AÑOS 2013 Y 2015.

Catalina Piroska Morales Anabalón

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

REQUISITO PARA OPTAR AL TÍTULO DE

CIRUJANO-DENTISTA

TUTOR PRINCIPAL

Prof. Dr. Cristian Vergara Núñez

TUTORES ASOCIADOS
Prof. Dra. Marie-Claire Hempel Leyton

Adscrito a Proyecto 06/016


Santiago – Chile
2017
A Miriam, Froilán, Nibaldo y Lunita
AGRADECIMIENTOS

Mis más sinceros agradecimientos al profesor Cristian Vergara por permitirme ser
parte de este proyecto, por su compromiso y apoyo constante, pero principalmente
por haberme dado la oportunidad de reconciliarme con este proceso simbólico tan
importante en mi vida universitaria. De la misma forma agradezco a la profesora
Marie-Claire Hempel por su compromiso con nuestro trabajo.

Nada hubiese sido lo mismo sin el apoyo incondicional de mi familia: padres,


abuelita, tíos, hermanos, sobrinos y mi querido compañero, que siempre creyeron
en mí y me entregaron su inmenso amor sin esperar nada a cambio.

Papá, muchas gracias por enseñarme valores fundamentales que tanto me sirvieron
para sortear los obstáculos que se me presentaron. Mamá, no podría haber
conseguido nada de esto si no fuese por ti, por tus consejos en los momentos más
difíciles, o tu incansable preocupación llena de hermosos detalles en el día a día.
Los amo profundamente.

A cada uno de mis amigas y amigos, que sin duda alguna hicieron que esta etapa
fuese la más hermosa e inolvidable, atesorare cada recuerdo, pero más aún la
amistad sincera que tuve el privilegio de recibir.

Y para finalizar quiero darle las gracias a la Danza por enseñarme una nueva forma
de ver la vida, por ser mi refugio y mi gran inspiración.
INDICE

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 1
MARCO TEÓRICO .................................................................................................. 3
1. Sistema Estomatognático y Articulación Temporomandibular. ............................ 3
1.1. Anatomía funcional de la ATM. ......................................................................... 4
1.2. Biomecánica de la ATM. ................................................................................... 7
2. Trastornos temporomandibulares (TTM). ............................................................ 8
2.1. Terminología y clasificación de los TTM. .......................................................... 8
2.2. Epidemiología de los TTM. ............................................................................... 9
2.3. Etiología de los TTM. ...................................................................................... 10
2.4. Signos y síntomas de los TTM. ....................................................................... 12
3. Generalidades de oclusión dentaria y morfología facial. .................................... 15
3.1. Clase Esqueletal. ............................................................................................ 17
3.2. Biotipo Facial. ................................................................................................. 21
4. Morfología facial y TTM. .................................................................................... 28
HIPÓTESIS. ........................................................................................................... 31
OBJETIVO GENERAL. .......................................................................................... 31
OBJETIVOS ESPECÍFICOS. ................................................................................. 31
METODOLOGÍA. ................................................................................................... 32
RESULTADOS....................................................................................................... 35
1. Características demográficas de la muestra. ..................................................... 35
2. Características de morfología facial de la muestra. ........................................... 36
3. Prevalencia de signos y síntomas de TTM. ....................................................... 36
4. Asociación entre prevalencia de signos y síntomas de TTM y parámetros de
morfología facial..................................................................................................... 41
DISCUSIÓN ........................................................................................................... 57
CONCLUSIONES .................................................................................................. 61
LIMITACIONES Y SUGERENCIAS ....................................................................... 63
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS....................................................................... 64
ANEXOS ................................................................................................................ 71
Anexo N°1: Acta de aprobación de protocolo de investigación. ............................ 71
Anexo N°2: Consentimiento informado pacientes de Postítulo de Ortodoncia y
Ortopedia Dento Maxilo Facial de la FOUCH. ....................................................... 73
Anexo N°3: Cuadro resumen de estudios que investigan la relación entre los
signos y síntomas de TTM y parámetros de morfología facial. .............................. 74
RESUMEN

INTRODUCCIÓN: Los trastornos temporomandibulares (TTM) son un conjunto de


desórdenes que comprometen el sistema estomatognático: la articulación
temporomandibular (ATM), la musculatura masticatoria y las estructuras asociadas.

La etiología de los TTM aún no está bien definida, aunque existe consenso en
considerarla de origen multifactorial con un fuerte componente biopsicosocial.

Algunos autores han descrito como factores etiológicos de los TTM las alteraciones
a nivel estructural y funcional del complejo cráneo-facial, acotando que ciertas
morfologías faciales podrían ser menos adecuadas para soportar sobrecargas,
debido a los vectores de fuerza muscular desfavorables que actúan sobre la ATM.

OBJETIVO: Conocer la prevalencia de signos y síntomas de TTM y su asociación con


parámetros de morfología facial; Clase Esqueletal y Biotipo Facial, de los pacientes
ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial de la Facultad
de Odontología de la Universidad de Chile (FOUCH) entre los años 2013 y 2015.

MATERIALES Y METODOS: La muestra estuvo compuesta por 903 fichas clínicas


de pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial
de la FOUCH entre los años 2013 y 2015. Los datos obtenidos (sexo, edad, Clase
Esqueletal y signos y síntomas de TTM) fueron tabulados en el programa Excel®
2013, y analizados en el programa Stata® versión 14 S/E.

Se determinó prevalencia de las Clases Esqueletales, Biotipos Faciales, y signos y


síntomas de TTM. Se evaluó la asociación entre signos y síntomas de TTM y Clase
Esqueletal, y signos y síntomas de TTM y Biotipo Facial a través de la prueba
estadística Odds Ratio considerando que existe asociación cuando es mayor de 1,
y con significación estadística con un valor de p<0,05.

RESULTADOS: La Clase Esqueletal más prevalente fue la Clase II, perteneciendo


un 47,5% del total de la muestra a este patrón. Y El Biotipo más prevalente fue el
Dólicofacial alcanzando el 40,9% del total de la muestra.
La presencia de al menos 1 signo y/o síntoma afectó al 45,07% de la muestra, el
sexo femenino fue afectado en mayor proporción con un 51,93% del total de
mujeres, comparado con un 35,91% del total de hombres.

La prevalencia de al menos un signo o síntoma fue proporcionalmente más


frecuente en la Clase II esqueletal y el Biotipo Mesofacial

Se encontró asociación no estadística en la prevalencia de Dolor y Clase III


esqueletal, también en la prevalencia de Dinámica alterada y Clase III esqueletal,
y Dinámica alterada y Biotipo Mesofacial.

CONCLUSIONES: Podemos concluir que, si bien en algunos casos los signos y


síntomas de TTM fueron más prevalentes en una Clase Esqueletal y/o Biotipo Facial
determinado, las pruebas estadísticas no demostraron asociación estadística, por
lo que no podemos sugerir que estos patrones morfológicos determinan un mayor
riesgo de desencadenar TTM.
1

INTRODUCCIÓN

Los Trastornos Temporomandibulares (TTM) son un conjunto de desórdenes que


comprometen el Sistema Estomatognático: la articulación temporomandibular
(ATM), la musculatura masticatoria y las estructuras asociadas. Los signos y
síntomas característicos incluyen ruidos articulares, alteración o limitación de los
movimientos mandibulares y dolor orofacial, siendo considerado este último como
la causa más frecuente de dolor no dentario en la región orofacial (Diaz y cols.,
2012).

Estos desordenes son muy frecuentes en la población, donde aproximadamente el


80% de la población general puede presentar al menos un signo de TTM y cerca
del 30% un síntoma. Sin embargo, estas cifras varían de estudio en estudio, debido
probablemente a la falta de definición y caracterización de los TTM, deficiencias
metodológicas de los diferentes estudios disponibles, y a la falta de métodos de
examen estandarizados y confiables (Grau y cols., 2005; Corsini y cols., 2005).

La etiología de los TTM aún no está bien definida, aunque existe consenso en
considerarla de origen multifactorial con un fuerte componente biosicosocial, donde
los rasgos de personalidad y el estrés emocional desempeñarían un importante
papel (Taboada y cols., 2004).

Los factores oclusales durante años han figurado como una causa significativa en
el desarrollo de los TTM, sin embargo, actualmente los múltiples estudios han
permitido llegar al acuerdo de que estos factores tienen cada vez menos relevancia
en la etiología de los TTM (Firmani y cols., 2013).

En cambio, las alteraciones a nivel estructural y funcional del complejo cráneo-facial


si bien han sido descritas por algunos autores como factores etiológicos de los TTM
(Carlsson y Magnusson,1999) acotando que ciertas morfologías faciales podrían ser
menos adecuadas para soportar sobrecargas, debido a los vectores de fuerza
muscular desfavorables que actúan sobre la ATM (Manfredini y cols., 2015), existen
escasos estudios disponibles que aborden esta relación, y las diversas
2

metodologías empleadas y variables resultados encontrados no han permitido llegar


a una conclusión.

Este trabajo tiene como objetivo conocer la prevalencia de signos y síntomas de TTM
y su asociación con parámetros de morfología facial; Clase esqueletal y Biotipo facial,
de los pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial
de la FOUCH entre los años 2013 y 2015. Con el fin de aportar información relevante
en la etiología, prevención y protocolo terapéutico de estos desordenes.
3

MARCO TEÓRICO

1. Sistema Estomatognático y Articulación Temporomandibular.

El sistema estomatognático es una unidad morfofuncional constituida por un


conjunto heterogéneo de tejidos y órganos que comprenden estructuras óseas,
dientes, músculos, articulaciones, glándulas y componentes vasculares, linfáticos y
nerviosos asociados. Se localiza en la región cráneo - facial, en la región delimitada
por el plano frontal que pasa por el proceso mastoides y dos líneas horizontales que
pasan por los rebordes supraorbitarios y el hueso hioides. (Manns, 2000).

Okeson distingue cinco componentes fisiológicos básicos que componen este


sistema, que son regulados y coordinados a nivel del sistema nerviosos central
(2002):

• Componente esquelético
• Componente neuromuscular
• Articulación temporomandibular (ATM)
• Oclusión
• Periodonto

Participando en conjunto en diferentes funciones, entre sus principales:


masticación, deglución, respiración y fonoarticulación.

Cuando existe compatibilidad y armonía morfofuncional entre estos componentes,


el resultado es una función normal del sistema estomatognático, que por sí misma
crea las condiciones que preservan la integridad morfológica de sus componentes
y estimulan el funcionamiento óptimo del sistema (Manns, 2000).
4

1.1. Anatomía funcional de la ATM.

La ATM es el área donde se produce la conexión craneomandibular, está


conformada por el cóndilo mandibular que se ajusta por medio del disco articular a
la fosa mandibular del hueso temporal. Es considerada funcionalmente una
articulación compuesta donde el disco articular actúa como un hueso sin osificar
permitiéndole realizar movimientos complejos. Además, es clasificada como una
articulación gínglimo - artrodial ya que realiza movimientos de bisagra en un plano
y de deslizamiento, respectivamente (Okeson, 2008).

Esta articulación está compuesta por los siguientes elementos anatómicos:


superficies articulares, disco articular, aparato ligamentoso, sinoviales (Figura N°1).

Figura N°1: Articulación temporomandibular y sus componentes anatómicos: CI = cavidad articular


inferior, CS = cavidad articular superior, LRI = ligamento retrodiscal inferior, LRS = ligamento
retrodiscal superior, TR = tejido retrodiscal, SA = superficie articular, LCA = ligamento capsular
anterior, PLS = músculo pteigoídeo lateral superior, PLI = músculo pterigoideo lateral inferior. Okeson
(2008).

Superficies articulares: corresponde a la cabeza del cóndilo mandibular, y la


eminencia articular y fosa mandibular del hueso temporal.
5

La vertiente anterior y polo medial de la cabeza del cóndilo, junto a la eminencia


articular (vertiente posterior principalmente) y la pared medial de la fosa mandibular
son las superficies óseas funcionales. Estas superficies se encuentran revestidas
por una capa de tejido fibroso avascular con escasas células cartilaginosas
denominado fibrocartílago, un tejido conectivo adaptado para resistir altas
presiones. Y las superficies articulares no funcionales están recubiertas por un fino
periostio (Manns, 2000).

Ambas superficies funcionales de la ATM son convexas, y lo que permite una


dinámica articular eficiente es la interposición del disco articular entre ambas
estructuras.

Disco articular: es una lámina ovalada formada por tejido conectivo fibroso y
denso, desprovisto de inervación e irrigación, a excepción de la porción más
periférica que se encuentra ligeramente inervada. Su superficie antero - superior es
de forma cóncavo - convexa, acomodándose a la eminencia articular y fosa
mandibular respectivamente. Y su superficie postero - inferior es cóncava y está en
relación al cóndilo mandibular. Sus bordes externos se encuentran conectados a la
capsula articular, dividiendo la articulación en dos compartimentos: uno superior o
supradiscal, y otro inferior o infradiscal (Manns y Diaz, 2000; Okeson, 2008).

La morfología del cóndilo y la fosa mandibular determinan la forma exacta del disco,
y su flexibilidad durante el movimiento le permite adaptarse a las exigencias
funcionales de estas superficies articulares sin alterar su forma. Sin embargo,
fuerzas destructoras o cambios funcionales en la articulación pueden alterar de
forma irreversible la morfología del disco, produciendo cambios biomecánicos
durante su función (Okeson, 2008).

Se describen en el plano sagital tres zonas según su grosor (Figura N°2):

Zona anterior: tiene un espesor de 1 – 2 mm, se extiende hasta el plano anterior de


la eminencia articular. En su porción media se inserta el haz superior del músculo
pterigoideo externo.
6

Zona intermedia: localizada entre la vertiente posterior de la eminencia articular y el


cóndilo, posee entre 0,2 – 0,4 mm de espesor. Posee gran resistencia a presiones
elevadas realizadas durante la masticación y/o apriete dentario.

Zona posterior: con 3-4 mm de grosor es la zona más gruesa de todas, situada en
el fondo de la fosa mandibular.

Figura N°2: Disco articular proyección lateral; ZP = zona posterior, ZI = zona intermedia, ZA = zona
anterior. Okeson (2008).

Hacia posterior el disco se encuentra unido a un tejido conjuntivo laxo altamente


vascularizado e inervado denominado tejido retrodiscal, que se encuentra
íntimamente relacionado en posterior con un plexo venoso que se llena de sangre
cuando el cóndilo se desplaza o bien se traslada hacia adelante. Este tejido está
limitado en superior por la lámina retrodiscal superior rica en fibras elásticas que
otorgan libertad de movimiento anterior al disco articular, y en inferior por la lámina
retrodiscal inferior rica en fibras colágenas que confieren al disco una firme inserción
posterior al cóndilo.

Aparato ligamentoso: constituido por la capsula articular, ligamentos colaterales


(discales) y ligamento temporomandibular (TM). Estos ligamentos tienen un
importante rol en la protección de las estructuras, si bien no intervienen activamente
en la función de la ATM, mantienen la individualidad funcional de la articulación y
7

actúan como dispositivos de limitación pasiva del movimiento articular (Manns y


Diaz, 2000; Okeson, 2008).

Sinoviales: las superficies internas de los compartimentos supra e infradiscales


están revestidas por las membranas sinoviales; tejido conectivo laxo con células
endoteliales especializadas que secretan el líquido sinovial que tiene como función
lubricar la articulación, y proporcionar los nutrientes necesarios para los tejidos
avasculares.

1.2. Biomecánica de la ATM.

Como mencionamos anteriormente, el disco articular unido en sus bordes externos


a la capsula articular, separa dos compartimentos que se comportan como dos
articulaciones funcionalmente distintas:

• En el compartimento infradiscal el cóndilo se encuentra fuertemente unido al


disco articular mediante los ligamentos discales, permitiéndole a este
complejo realizar movimiento de rotación del cóndilo respecto al disco.
• Y en el compartimento supra discal el complejo cóndilo-discal se desliza
libremente en relación a la superficie de la fosa mandibular, desplazando la
mandíbula hacia delante y generando el movimiento de traslación (Manns y
Diaz, 2000; Okeson, 2008).

La estabilidad de la articulación se mantiene gracias al contacto constante de las


superficies articulares que es posible por: la constante actividad de los músculos
que controlan los movimientos mandibulares incluso cuando estos se encuentran
en reposo, por la morfología del disco articular y por su dinámica (Okeson, 2008).

Cuando la boca está cerrada la tracción que genera la lámina retrodiscal superior
sobre el disco articular es mínima. A medida que se inicia la apertura mandibular el
cóndilo es traccionado hacia eminencia articular y la lámina retrodiscal superior se
distiende y la vez crea fuerzas de retracción sobre el disco, las que en posición
mandibular completamente avanzada se vuelven máximas. Sin embargo, la
retracción excesiva del disco durante su retorno es impedida por dos factores: la
8

morfología del disco, y la presión interarticular causada por el aumento de la


actividad muscular que permite el intimo contacto del cóndilo con el disco articular
y de este con la fosa mandibular (Okeson, 2008).

También es importante conocer los mecanismos que provocan el desplazamiento


anterior del disco en conjunto con el cóndilo. El músculo pterigoideo externo superior
posee fibras que se insertan en el disco actuando como un protráctil de este, sin
embargo, esto solo sucede cuando este músculo se encuentra activo, es decir, en
cierre mandibular o al morder con fuerza. En movimientos traslación, la morfología
del disco y la presión interarticular desplazan el disco hacia delante en conjunto con
el cóndilo, manteniendo el cóndilo en la zona intermedia del disco (Okeson, 2008).

Por lo que, si la morfología discal se ve alterada los ligamentos comenzarán a


participar en la función articular alterando la biomecánica de la articulación,
pudiendo así surgir signos y síntomas de disfunción (Okeson, 2008).

2. Trastornos temporomandibulares (TTM).

2.1. Terminología y clasificación de los TTM.

Es bien sabido que las alteraciones patológicas de la ATM son bastante


controversiales, ya que se presentan de forma muy variada, los signos y síntomas
no siempre están limitados a la ATM, y además existen diversos criterios en relación
con su etiología, diagnóstico y tratamiento.

James Costen en el año 1934 describió el síndrome, conocido popularmente con su


propio nombre, como una serie de signos y síntomas referidos al oído y a la ATM.
A él le siguieron otros autores añadiendo términos como: síndrome de disfunción de
la articulación temporomandibular, alteraciones funcionales de articulación
temporomandibular, trastorno oclusomandibular, etc (Okeson, 2008).

Pero es en el año 1982 que Bell acuña el término trastornos temporomandibulares


para denominar las alteraciones que afectan la función del sistema masticatorio en
9

su totalidad (Grau y cols., 2005). Seguido de esto, la American Dental Association


en 1983 incorpora el término trastorno temporomandibular (TTM) para referirse a
las diferentes afecciones de la ATM, así como a todos los trastornos asociados a la
función del sistema masticatorio (Griffiths, 1983), es decir, incluyendo la
musculatura masticatoria y sus estructuras asociadas.

Del mismo modo, con el fin de estandarizar los criterios diagnósticos y así aumentar
la coherencia entre los diferentes estudios a realizar, en el año 1992 se introducen
los Criterios Diagnósticos de investigación (CDI/TTM). Los CDI/TTM abordan estos
trastornos a través de dos ejes: El Eje I clasifica según el diagnóstico físico de TTM,
y el Eje II evalúa el aspecto conductual, psicológico y social del paciente.
Permitiendo por ejemplo que un individuo reciba más de un diagnóstico especifico
(Dworkin y LeResche, 1992).

Los diagnósticos se subdividen en tres grupos:

1. Diagnóstico de músculos
a. Dolor miofascial
b. Dolor miofascial con limitación de apertura
2. Desplazamiento del disco
a. Desplazamiento del disco con reducción
b. Desplazamiento del disco sin reducción, con limitación de apertura.
c. Desplazamiento del disco sin reducción, sin limitación de apertura
3. Artralgia, artritis, artrosis
a. Artralgia
b. Osteoartritis de la ATM
c. Osteoartrosis de la ATM

2.2. Epidemiología de los TTM.

A pesar de la amplia disponibilidad de estudios epidemiológicos acerca de los TTM,


el poco acuerdo respecto a su terminología y clasificación, en conjunto con la
diversa metodología y/o diseño de los estudios ha llevado a encontrarse con una
10

gran variabilidad en sus cifras, sin embargo, todos concuerdan en la alta prevalencia
de sus signos y síntomas encontrados en la población general (Egermark-Eriksson
y col., 1997; Wahlund y cols., 1998).

Los desórdenes de la ATM pueden llegar a ser la causa más común de dolor facial
después del dolor dental, afectan con mayor frecuencia al sexo femenino en una
relación que va desde 2:1 a 4:1, y el rango de edad predominante comprende los
20 a los 40 años (Grau y cols., 2005).

En niños y adolescentes estudios internacionales relatan una prevalencia que varía


entre el 6% y 68% (List y cols., 1999; Krogstad y cols., 1992). Estudios nacionales
realizados en la ciudad de Temuco mencionan que un 85.3% y un 77,6% de los
pacientes presentó uno o más signos y síntomas de TTM, respectivamente. (Corsini
y cols., 2005), y en la ciudad de Santiago, un 12,3% fue diagnosticado con algún
tipo de TTM según los CDI/TTM (Casassus, 2007).

En población adulta los porcentajes varían aún más. En la publicación de Grau y


cols. concluyen que cerca del 80% de la población general tiene al menos un signo
clínico, y un 33% un síntoma de TTM. Otros autores describen que la prevalencia
de síntomas fluctúa de un 16% a un 50%, y los signos de un 33% a un 86% (Salonen
y cols., 1990). En lo que respecta a estudios nacionales realizados en población
adulta, se determinó que un 53,51% presento algún diagnóstico de TTM utilizando
los CDI/TTM, siendo el de mayor prevalencia el dolor miofascial, y afectando
mayormente al sexo femenino (Díaz y cols., 2012).

2.3. Etiología de los TTM.

El sistema masticatorio en condiciones ideales tiene la capacidad de desarrollar


diferentes funciones básicas para el funcionamiento del organismo como
previamente mencionamos: la masticación, deglución y fonación. De presentarse
alteraciones que interrumpan este funcionamiento, probablemente el sistema
responderá adaptándose, sin embargo, cuando estas alteraciones superan la
tolerancia fisiológica del individuo, el sistema responderá manifestando signos y
11

síntomas clínicos asociados a TTM. Es importante mencionar que la tolerancia


fisiológica varía entre un individuo y otro, ya que diversos factores locales y
sistémicos pueden influir en el desarrollo de estas alteraciones.

La etiología de los TTM es considerada de origen multifactorial, actualmente se


describen cinco factores asociados a TTM (Okeson, 2008):

Traumatismos: los traumatismos sufridos a nivel de las estructuras faciales pueden


provocar alteraciones funcionales en el sistema estomatognático, generando
principalmente alteraciones a nivel intracapsular. Están los macrotraumatismos,
definidos como cualquier fuerza brusca que pueda provocar una alteración
estructural, y los microtraumatismos que son consecuencia de la acción de fuerzas
de poca magnitud, que actúan sostenidamente en el tiempo.

Estrés emocional: cerca del 75% de los pacientes con algún trastorno en la ATM
ha demostrado tener alguna alteración psicológica significativa. Esto se explicaría
porque el aumento del estrés emocional actúa de forma sistémica aumentando la
tonicidad muscular a nivel global, y reduciendo la capacidad de tolerancia fisiológica
del paciente, por lo que la ansiedad, el estrés y otros trastornos emocionales pueden
exacerbar los síntomas de TTM, especialmente en pacientes con dolores crónicos
(Okeson, 2008; Buescher, 2007).

Dolor profundo: estímulos dolorosos como una odontalgia, dolor sinusal, otalgia o
incluso un dolor localizado en otra parte del cuerpo tienen la capacidad de excitar a
nivel central el tronco encefálico, produciendo una co-contracción protectora a nivel
muscular, lo que podría manifestarse clínicamente como una limitación de la
apertura bucal y por consiguiente un TTM (Okeson, 2008).

Actividades parafuncionales: hábitos no funcionales como el bruxismo, morder


labios y/o mejillas, mascar chicle, onicofagia, son alteraciones locales que
incrementan la actividad articular y muscular generando microtraumas y actuando
como factores desencadenantes o perpetuantes de TTM (Larenas, 2016; Buescher,
2007).
12

Condiciones oclusales: Modificaciones en el estado oclusal de un paciente


pueden inducir una respuesta de co-contracción muscular dando paso a un cuadro
de dolor muscular, que si bien pueden puede resolverse espontáneamente al
desarrollar nuevos engranes que permitan la adaptación del paciente, también estos
síntomas pueden persistir.

Adicionalmente, la inestabilidad ortopédica, descrita como una discrepancia mayor


a 3 mm entre la posición de máxima intercuspidación y la posición
musculoesquelética estable de los cóndilos en las fosas articulares, combinada con
cargas de gran magnitud aplicadas sobre el sistema también pueden desencadenar
un cuadro de TTM (Okeson, 2008).

Algunos autores prefieren utilizar el concepto de factores de riesgo, clasificando los


diferentes factores en (Okeson, 2008):

• Factores predisponentes: aquellos que aumentan el riesgo de generar TTM.


• Factores desencadenantes: tienen el potencial de desencadenar un TTM.
• Factores perpetuantes: estos factores imposibilitan la mejoría y favorecen el
avance de los TTM.

Los diversos factores pueden tener al mismo tiempo más de un efecto, esto en
respuesta a los diferentes niveles de tolerancia fisiológica de los individuos. Y el
éxito del tratamiento dependerá de la correcta identificación y control de estos
factores (Okeson, 2008).

2.4. Signos y síntomas de los TTM.

En función de las estructuras afectadas, agruparemos los diferentes signos y


síntomas en dos categorías: alteraciones a nivel muscular y a nivel articular.

Alteraciones musculares: El síntoma más frecuentemente relatado por los


pacientes con TTM es sin duda el dolor muscular o mialgia, este se debe a un
aumento de la actividad muscular y frecuentemente está asociado a la sensación
de fatiga o tensión muscular. En algunos casos, el dolor estará asociado a una
13

limitación de los movimientos mandibulares, ya que la misma contracción o


distención muscular pueden intensificar el cuadro doloroso (Okeson, 2008).

Existen diferentes alteraciones a nivel muscular que pueden producir dolor:

Dolor miofascial: Dolor regional asociado a áreas sensibles o puntos gatillo, a la


palpación de estos puntos se reproduce el dolor y en algunos casos también puede
remitirse a áreas distantes, como por ejemplo el dolor en el área temporal es referido
en la región frontal y el masetero en el oído. Este tipo de dolor muscular es el más
frecuente representando cerca del 60% de los cuadros de dolor de la ATM (Upton y
Scott, 1984; Clark, 1987), y estaría relacionado con micro y macrotraumas que
actúan sobre la musculatura normal, debilitada, o que se encuentra en una
contracción mantenida como en el caso del bruxismo (Aragon y cols., 2005).

Miositis: Alteración aguda provocada por la inflamación del músculo y tejido


conectivo que se manifiesta con dolor e hinchazón de la zona afectada, y se
intensifica con el movimiento. Es una lesión poco común, donde no se ven
involucrados puntos gatillo ni actividad electromiográfica aumentada. Puede ser
séptica o aséptica, y producirse por infecciones de origen dental o traumatismos
(Aragon y cols., 2005).

Espasmo muscular: Trastorno agudo caracterizado por la contracción transitoria


involuntaria y tónica de un músculo, evidenciando un aumento de la actividad
electromiográfica en reposo, y produciendo un acortamiento doloroso del músculo
que limitara los movimientos mandibulares. Esto puede ocurrir por un
sobreestiramiento del músculo que se encuentra debilitado por causas como el uso
agudo o excesivo (Aragon y cols., 2005).

Contractura muscular: Lesión crónica que es resultado de la debilidad persistente


del músculo. A pesar de que el dolor puede ser atenuado por el reposo muscular, si
el musculo se mantiene en estado acortado, la alteración podría mantenerse
durante varios meses. Esto puede ser provocado por un trauma o cuadros de
hipomovilidad prolongada (Aragon y cols., 2005).
14

Alteraciones articulares: La disfunción de la ATM se puede manifestar con una


alteración del movimiento normal de cóndilo-disco, con consecuente alteración en
la dinámica mandibular pudiendo producir ruidos articulares. En otros casos la
disfunción puede manifestarse con una sensación de agarrotamiento en apertura
bucal, incluso cuadros de dolor articular o artralgia. A pesar de la gran prevalencia
de estos signos y síntomas, la mayoría de los cuadros se presentan de manera
indolora, por lo que los pacientes no suelen buscar tratamiento (Okeson, 2008).

Las alteraciones articulares pueden ser agrupadas de la siguiente forma:

Alteraciones del complejo cóndilo-disco: Se producen por la modificación de la


relación entre el cóndilo y el disco articular. A diferencia de una articulación sana, si
se modifica la morfología del disco, los ligamentos comenzarán a participar en la
función articular y como consecuencia se elongarán de forma irreversible, por lo que
el disco se deslizará a través de la superficie articular del cóndilo modificando el
funcionamiento normal de la atm. El grado de movimiento dependerá de las
alteraciones producidas en la morfología del disco y del grado de elongación de los
ligamentos (Okeson, 2008).

Además, en posición de cierre o reposo la presión interarticular es muy baja, por lo


que si los ligamentos se encuentran elongados el disco puede moverse libremente
sobre la superficie articular del cóndilo. Adicionalmente la tonicidad del musculo
pterigoideo lateral superior facilitará que el disco adopte una posición más avanzada
sobre el cóndilo, y si esta tracción persiste el borde posterior del disco se tornará
más delgado y se desplazará en un sentido anteromedial, situando el cóndilo sobre
el borde posterior del disco. El resultado es un movimiento de traslación del cóndilo
sobre el disco cuando se inicia el movimiento (Okeson, 2008).

El disco también se puede adherir o fruncir ligeramente, provocando un movimiento


abrupto del cóndilo sobre el mismo al pasar a la relación cóndilo-disco normal. Este
movimiento abrupto a menudo se acompaña de un chasquido o clic (ruido articular).
En casos más severos incluso se puede comprometer la dinámica mandibular,
desplazando la línea media hacia el lado afectado (desviación mandibular).
15

Estas alteraciones pueden considerarse un espectro continuo de trastornos


progresivos que alteran la biomecánica de la articulación.

Incompatibilidad estructural de las superficies articulares: Estas alteraciones se


deben a problemas entre las superficies de la articulación, ya sea por una
lubricación deficiente, por la aparición de adherencias en las superficies, o por
alteraciones en la morfología de las superficies articulares.

Si por cualquier motivo se reduce la cantidad de líquido sinovial, aumenta el roce


entre las superficies articulares, pudiendo erosionarlas y dando lugar a rupturas o
adherencias de las mismas. Si estas adherencias son reversibles al separarse podrá
notarse un chasquido o clic único que denota el retorno al movimiento mandibular
normal, si las adherencias persisten se puede formar tejido fibroso entre las
estructuras articulares y desarrollar una verdadera adhesión, limitando la función
normal de la ATM (Okeson, 2008).

Otro es el caso de protuberancias óseas que pueden estar presente en el cóndilo o


fosa articular pudiendo bloquear el disco en ciertos grados de apertura, causando
alteraciones de la función e incluso en casos más extremos perforando el disco.
Estos cambios en la morfología pueden causar chasquidos y enganches de la
mandíbula (Okeson, 2008).

Trastornos articulares inflamatorios: Alteraciones inflamatorias que afectan los


diversos tejidos que forman parte de la estructura articular, como resultado de
alguna lesión o ruptura. Entre estas alteraciones encontramos: sinovitis, capsulitis,
retrodisquitis y artritis (Okeson, 2008).

3. Generalidades de oclusión dentaria y morfología facial.

Una oclusión ideal además de una adecuada relación dentaria también estará
acompañada de una distribución normal de las fibras periodontales y de las
estructuras óseas alveolares, de un crecimiento armónico de los huesos maxilares,
de un apropiado funcionalismo y de un sistema neuromuscular equilibrado. Estas
16

estructuras deben estar integradas y coordinadas para permitir un correcto


funcionamiento del sistema estomatognático, y que así la dentición perdure en
condiciones óptimas de salud (Canut, 2000).

Strang en el año 1958 describió la oclusión normal mediante cinco características


que mencionaremos a continuación:

• La oclusión dentaria normal es un complejo estructural compuesto por


dientes, membrana periodontal, hueso alveolar, hueso basal y músculos.
• Un crecimiento y desarrollo favorable del macizo óseo facial, en relación
armónica con el resto de las estructuras craneales son condiciones
esenciales para una oclusión normal.
• Los dientes considerados tanto individualmente y como arcadas superior e
inferior, deben exhibir una posición correcta en equilibrio con las bases óseas
en las que están implantadas y con el resto de las estructuras óseas
cráneofaciales.
• Las inclinaciones axiales y relaciones proximales de cada uno de los dientes
con sus vecinos deben ser correctas.
• Los llamados planos inclinados que forman las caras oclusales de las
cúspides y bordes incisales de todos y cada uno de los dientes deben guardar
unas relaciones reciprocas definidas que soporten la función oclusal,
permitiendo un óptimo contacto y deslizamiento en la dinámica mandibular.

Podemos inferir entonces que cualquier desviación de la oclusión normal puede ser
calificada como “maloclusión”, sin embargo, lo normal y lo “maloclusivo” debe
entenderse como un hecho biológico que difícilmente puede separarse. Por lo que
entre lo normal y lo anormal existirá un matiz individual para cada paciente (Canut,
2000).
17

Existen diversas clasificaciones de maloclusión que buscan normar y describir las


relaciones dentarias, pero con el desarrollo de la telerradiografía lateral de cráneo
fue posible clasificar las maloclusiones desde un punto de vista esquelético.

La telerradiografía lateral de cráneo es un examen complementario imagenológico


que permite efectuar un estudio denominado cefalometría, que consiste en un
trazado de puntos cefalométricos con el fin de obtener medidas craneofaciales del
paciente que luego son comparadas con un grupo de referencia, permitiendo
detectar diferencias en las relaciones óseas, dentoalveolares y estéticas (Barahona
y Benavides, 2010).

3.1. Clase Esqueletal.

El concepto de “Clase Esqueletal” busca describir la relación sagital del maxilar con
la mandíbula, y la clasifica en tres tipos diferentes (Figura N°3):

Clase I esqueletal: es la Clase Esqueletal descrita como ideal, donde


encontraremos una relación máxilo mandibular y sistema muscular equilibrado.
Podemos encontrar los maxilares respecto a la base craneal en 3 posibles
posiciones: ambos maxilares en posición normal, avanzada o retruida respecto a la
base craneal (biprotrusión).

Clase II esqueletal: en esta relación esquelética se observa una discrepancia


anteroposterior caracterizada por la distoposición de la mandíbula respecto al
maxilar, esto debido a: la retrusión de la mandíbula, la protrusión del maxilar, o de
ambas situaciones.

Clase III esqueletal: encontraremos la mandíbula en mesioposición respecto al


maxilar, provocado por: protrusión mandibular, retrusión maxilar, o ambas
(Gregoret, 1998).
18

Figura N°3: Clases Esqueletales, de izquierda a derecha: Clase I Esqueletal, Clase II Esqueletal,
Clase III Esqueletal. Gregoret (1998).

Clase Esqueletal según el análisis de Steiner.

Mediante este análisis Steiner busca realizar un análisis cefalométrico simplificado


reduciendo el número de mediciones, pero entregando la mayor cantidad de
información clínica posible (Zamora, 2010). Para la determinación de la clase
Esqueletal consideró los siguientes puntos cefalométricos:

• Silla (S): punto localizado en el centro de la silla turca del hueso esfenoides.
• Nasion (N): intersección de la sutura nasal y nasofrontal.
• Punto A: punto localizado en la zona de mayor concavidad de la curva que
une la espina nasal anterior y la cresta del proceso alveolar maxilar.
• Punto B: punto más posterior sobre la curvatura anterior de la mandíbula, se
sitúa verticalmente entre Pogonion y el reborde alveolar inferior.

Se utiliza el plano SN (Silla – Nasion) como base para medir otros ángulos, por su
fácil localización y la pequeña variación de sus puntos en el cefalostato.

La Clase Esqueletal se determina mediante la medición de la relación entre el


maxilar y la mandíbula en sentido anteroposterior a través del ángulo ANB (Punto A
19

– Nasion – Punto B), que resulta de la diferencia encontrada entre los ángulos SNA
(Silla – Nasion – Punto A) y SNB (Silla – Nasion – Punto B), que se describen a
continuación (Figura N°4):

Ángulo SNA: Este ángulo describe la posición del maxilar. El valor establecido
como normal es 82° ± 2°, un ángulo mayor indica una protrusión maxilar, y un ángulo
menor indica retrusión maxilar.

Ángulo SNB: Ángulo que describe la posición mandibular. El valor establecido


como normal es 80° ± 2°, un ángulo mayor indica protrusión mandibular, un ángulo
menor indica retrusión mandibular.

Ángulo ANB: Indica la relación sagital máxilo/mandibular, determinando la Clase


Esqueletal. Un ángulo mayor a 2° indica tendencia a clase II, y un ángulo menor
indica tendencia a clase III.

Figura N°4: De izquierda a derecha: ángulo SNA, SNB y ANB. Cauvi y cols. (2007).
20

Clase Esqueletal según la evaluación Wits.

En 1975 Alex Jacobson sugirió valorar la discrepancia entre el maxilar y la


mandíbula directamente en el plano oclusal utilizando esta medida que denominó
evaluación “Wits”, término que corresponde a la abreviatura de su Universidad de
Witwatersrand en Johannesburgo Sudáfrica.

Utiliza los puntos A y B por ser próximos y representativos de las bases apicales, y
los proyecta en el plano oclusal. De este modo no interfieren la inclinación y longitud
de la base del cráneo en la interpretación de la convexidad facial (Fernández y Da
Silva, 2009).

Esta medida cefalométrica describe el comportamiento sagital entre las bases


apicales, y permite ratificar la clasificación que el ángulo ANB entrega en el análisis
de Steiner, sobreponiéndose en los casos particulares en que ambos resultados no
coincidan.

Para obtener esta medida, se trazan líneas perpendiculares a partir de los puntos A
y B hasta el plano oclusal, determinado por la línea de máxima intercuspidación de
los dientes posteriores, formando los puntos AO y BO. La distancia entre estos dos
puntos en el plano oclusal representa la evaluación Wits. Cuando el punto AO se
encuentra delante del punto BO Wits toma un valor positivo, como en los casos de
retrusión mandibular. Por el contrario, cuando el punto AO se encuentra detrás de
BO el valor de Wits se considera negativo, describiendo una protrusión mandibular
(Figura N°5).

El autor recomienda valores normales de Wits -1 mm para e sexo masculino y 0 mm


para el sexo femenino.
21

Figura N°5: Evaluación Wits AO-BO, de izquierda a derecha: Clase I Esqueletal, Clase II Esqueletal,
Clase III Esqueletal. Cauvi y cols. (2007).

3.2. Biotipo Facial.

El biotipo facial clasifica a los individuos según ciertas variaciones en la proporción


esqueletal de la cara en el sentido transversal y vertical, y dependiendo de esta
clasificación describe las características esqueléticas y musculares, y permite
predecir la magnitud y dirección de crecimiento en sentido vertical (Ricketts y
cols.1983; Gregoret, 1998).

Si bien las diferentes anomalías pueden presentarse en un mismo biotipo facial,


ciertas maloclusiones se presentan con mayor frecuencia en un determinado biotipo
(Gregoret, 1998).

Existen 3 Biotipos faciales básicos (Figura N°6):

Biotipo Mesofacial: En este biotipo facial los diámetros vertical y transverso de la


cara suelen ser proporcionales, con una relación maxilomandibular normal y
musculatura y perfil blando armónicos. La dirección de crecimiento es hacia abajo y
hacia delante, de carácter favorable. Y la anomalía que suele asociarse a este
patrón es la clase I de Angle. (Gregoret, 1998).
22

Biotipo Braquifacial: Corresponde a caras cortas y anchas con mandíbulas fuertes


y cuadradas, arcadas dentarias amplias y musculatura fuerte. Predomina el
crecimiento horizontal, y es un patrón característico de anomalías Clase II División
2 de Angle con sobremordidas profundas (Gregoret, 1998).

Biotipo Dólicofacial: Este patrón describe caras largas y estrechas con perfil
convexo, y arcadas triangulares. Posee musculatura débil y dirección de crecimiento
vertical bastante desfavorable, y se asocia con maloclusiones Clase II División 1 de
Angle (Gregoret, 1998).

Figura N°6: Biotipos faciales, de izquierda a derecha: dólicofacial, mesofacial y braquifacial.

Biotipo facial según Ricketts.

Para la determinación del biotipo facial Ricketts crea el índice VERT, que es un
coeficiente de variación que establece numéricamente el tipo y cantidad de
crecimiento vertical del tercio inferior del rostro, provocado por la rotación posterior
o anterior de la mandíbula (Del Villar, 1980). Para esto utiliza 5 ángulos que
relacionan la posición mandibular, y para determinarlos se utilizan los siguientes
puntos y planos cefalométricos:
23

• Nasion (Na): Explicado anteriormente.


• Basion (Ba): Es el punto más posteroinferior del hueso occipital en el margen
anterior de la silla turca.
• Porion (Po): Es el punto más superior del orificio del conducto auditivo
externo.
• Orbitario (Or): Es el punto más inferior del reborde infraorbitario.
• Pterigoideo (Pt): Es el punto ubicado en la intersección de las paredes
posterior y superior de la fisura pterigomaxilar.
• Espina nasal anterior (ENA): Punto ubicado en el extremo anterior de la
espina nasal anterior.
• Protuberancia menti (Pm): Es el punto donde la curvatura del borde anterior
de la sínfisis pasa de ser cóncava a convexa.
• Pogonion (Pg): Punto más anterior de la sínfisis en el plano medio sagital.
• Mentoniano (Me): Punto más inferior de la sínfisis mandibular.
• Plano de Frankfort: Va desde el punto Po al punto Or. Es la línea horizontal
básica en el trazado cefalométrico.
• Plano Ba – Na: Va desde Na a Ba y constituye el límite entre la cara y el
cráneo.
• Plano facial: une el punto Na con Pg y debe prolongarse unos milímetros
para facilitar su entrecruzamiento con el plano mandibular.
• Plano mandibular: es una tangente al borde inferior de la mandíbula que
une el punto Me con el punto más inferior de la rama.
• Eje facial: se traza desde el punto Pt al Gn. Describe la dirección del
crecimiento del mentón. En la cara promedio, forma un ángulo recto con el
plano Ba-Na.
• Vertical Pterigoidea (PtV): Línea perpendicular al plano de Frankfort que
pasa tangente al punto pterigoideo (Pt).
• Xi (figura N°7): Corresponde al punto localizado en el centro de la rama
ascendente mandibular. Se ubica geométricamente con respecto al plano de
Frankfort y a la PtV de acuerdo al siguiente procedimiento:
- Se trazan planos perpendiculares a Frankfort y PtV formando un rectángulo.
24

- Estos planos deben ser tangentes a los puntos R1 - R2 - R3 y R4 que se


ubican en los bordes anterior, posterior, superior e inferior de la rama,
respectivamente. Específicamente, R1 corresponde al punto más profundo
del borde anterior de la rama. R2 es la proyección horizontal del punto R1,
paralela al plano de Frankfort, sobre el borde posterior de la rama. R3 está
localizado en la porción más inferior de la escotadura sigmoidea y R4 es la
proyección vertical de R3, perpendicular al plano de Frankfort, sobre el borde
inferior de la rama.
- Se trazan las diagonales del paralelogramo formado.
- En la intersección de estas diagonales se ubica el punto Xi.

Figura N°7: Determinación punto Xi.

• Dc: Punto que representa el centro del cóndilo sobre el plano Ba – Na.
• Gnation (Gn): Punto ubicado en la intersección del plano Na-Pg con el plano
mandibular.
• Gonion (Go): Intersección de la tangente al borde posterior de la rama y la
tangente al borde inferior del cuerpo mandibular.
• Eje del cuerpo mandibular: Línea que va desde el punto Xi al punto Pm. Es
de referencia para evaluar el tamaño y morfología mandibular.
• Eje del Cóndilo: Línea que va desde el punto Xi al punto Dc. Se utiliza para
describir la morfología de la mandíbula.
• Plano Xi – ENA: Línea que une ambos puntos.
25

Los cinco ángulos utilizados para definir el biotipo facial son:

Eje facial (Figura N°8): Describe la dirección del crecimiento del mentón y expresa
la relación de altura facial con la profundidad de la cara. Corresponde al ángulo
formado por el plano eje facial y plano Ba-Na.

Tiene un valor promedio de 90° ± 3° y es constante con la edad. Valores mayores a


90° corresponden al biotipo braquifacial y menores al biotipo dólicofacial.

Profundidad facial (Figura N°8): Ubica el mentón horizontalmente en la cara,


determinando la profundidad facial, y si las clases II o III esqueletales se deben al
maxilar inferior. Está formado por la intersección del plano facial y el plano de
Frankfort.

Su valor promedio es de 87° ± 3° a los 9 años, aumentando 1° cada 3 años. Valores


mayores a 87° corresponden al biotipo braquifacial y menores al biotipo dolicofacial.

Figura N°8: Ángulo eje facial y profundidad facial. Tillería (2011).

Plano mandibular (Figura N°9): Es un indicador de la altura facial posterior, se


forma por la unión del plano mandibular y el plano de Frankfort. Un ángulo mayor
indica que hay predominio del crecimiento vertical, y un ángulo menor indica
predominio del crecimiento horizontal, ambos de origen mandibular.
26

Su norma es de 26° ± 3.5° a los 9 años, disminuyendo 1° cada 3 años. Valores


menores a 26° corresponden al biotipo braquifacial y mayores al biotipo dolicofacial.

Altura facial inferior (Figura N°9): Describe la divergencia vertical y horizontal de


las bases óseas. El ángulo está formado por el plano Xi-ENA y el eje del cuerpo
mandibular.

Su valor normal es 47° ± 4°, es constante con la edad, y valores menores a 47°
corresponden al biotipo braquifacial y mayores al biotipo dolicofacial.

Arco mandibular (Figura N°9): Este ángulo describe el tipo de crecimiento


mandibular. Formado por el eje del cuerpo mandibular y el eje del cóndilo.

Su norma es de 26° ± 4° a los 9 años y aumenta 0.5° por año. Valores mayores a
26° corresponden al biotipo braquifacial y menores al biotipo dolicofacial.

Figura N°9: Ángulo del plano mandibular, altura facial inferior y ángulo del arco mandibular. Tillería
(2011).

Estos ángulos se comparan con los valores de la norma que está ajustada a la edad
del paciente. Si los valores tienden a dolicofacial se coloca un signo negativo, si
tienden a braquifacial se coloca un signo positivo, y si está en la norma se coloca
cero. Luego se calcula la diferencia entre la norma y la medida del paciente, cifra
que se acompaña del signo correspondiente, luego es dividida por la desviación
27

estándar de la medida analizada. Finalmente se suman los valores obtenidos y se


dividen por 5 para así obtener un promedio de los valores, el resultado corresponde
al VERT del paciente, el que se compara con las cifras dadas por Ricketts,
conociendo el biotipo facial y su severidad, como se ilustra en la Tabla 1 (Gregoret,
1998; Azenha, 2008).

Tabla 1: Identificación del biotipo facial según VERT de Ricketts.

Clasificación Dolicofacial Dolicofacial Mesofacial Braquifacial Braquifacial


facial suave severo

Valor -1 -0.5 0 +0.5 +1

Para obtener un VERT más exacto, pasado los 9 años se puede individualizar la
norma según la edad del paciente, ya que tres de los cinco factores descritos sufren
variaciones con la edad (Tabla 2). Este ajuste se realiza hasta los 14 años en
mujeres y hasta los 16 años en varones, edades en que se considera prácticamente
finalizado el crecimiento (Gregoret, 1998; Ricketts y cols.1983).

Tabla 2: Norma individualizada por edad, para determinar el índice de VERT.

Ángulos Media Para 9 años más cambio

Eje facial 90°± 3° No cambia con la edad

Profundidad facial 87° ± 3° Cambio: + 1° cada 3 años

Plano mandibular 26° ± 3.5 Cambio: - 1° cada 3 años

Altura facial inferior 47° ± 4° No cambia con la edad

Arco mandibular 26° ± 4° Cambio: 0.5° por año


28

4. Morfología facial y TTM.

El equilibrio en el funcionamiento del sistema estomatognático depende de un


óptimo crecimiento y desarrollo de sus componentes, por lo que alteraciones
estructurales y funcionales pueden sobrepasar su tolerancia fisiológica y
desencadenar un desequilibrio patológico del sistema (Escobar, 1992).

Algunos autores destacan entre los diferentes factores etiológicos de los TTM las
características estructurales y funcionales, dándole relevancia a condiciones que no
suelen mencionarse en las clasificaciones más usadas (Carlsson y
Magnusson,1999). Respecto a los factores estructurales, los cambios en el tamaño
y forma de los componentes craneofaciales influirían directamente en la función del
sistema masticatorio, por lo que diversos estudios han sugerido una asociación
entre patrones de crecimiento vertical craneofacial, asimetrías mandibulares, y
desarrollo de signos y síntomas de TTM (Ramirez y Espinosa, 2015; Fuentes y cols,
2006).

Costen realizó estudios enfocados en conocer el rol que los factores oclusales
tienen en el desarrollo de las alteraciones de la ATM. La primera asociación describe
un cuadro de síntomas que incluían otalgia, tinitus y/o dolor a nivel del seno maxilar,
asociado a una pérdida de soporte oclusal dentario y consecuente cambio
anatómico de la ATM (Costen 1934, García-Fajardo y cols., 2007). A pesar de que
este estudio se basó en un número muy reducido de casos, la profesión
odontológica comenzó a tratar pacientes con terapia de planos oclusales para la
reducción de síntomas.

Thompson en 1964 involucra la ortodoncia en el campo de los TTM mencionando


que las maloclusiones provocarían el desplazamiento posterior y superior del
cóndilo mandibular, por lo que era necesario liberar el cóndilo llevando la mandíbula
hacia una posición más adelantada y descendida.

Pero es en 1988 que Green y Laskin publican una lista de 10 mitos en este campo
que aún después de 20 años, es motivo de controversias entre los ortodoncistas:
29

1. Los pacientes adultos que presentan una desarmonía oclusal y que


presentan síntomas de TTM deberán requerir terapia oclusal.
2. Se deben tomar radiografías pretratamiento de ambas ATM. Se debe
conseguir una buena relación cóndilo- fosa al final del tratamiento.
3. La ortodoncia bien realizada reduce el desarrollo de TTM.
4. Finalizar los casos de acuerdo a, por ejemplo, directrices gnatológicas reduce
la aparición de TTM.
5. El uso de ciertos aparatos ortodóncicos tradicionales puede incrementar la
probabilidad de desarrollar TTM.
6. Cuando la mandíbula se distaliza, el disco es desplazado hacia adelante del
cóndilo.
7. Guía incisiva muy inclinada o falta completa de guía incisiva (mordida abierta)
son más propensas a desarrollar TTM.
8. Oclusiones de clase II división 2, son más propensos a los TTM.
9. Grandes desarmonías maxilo-mandibulares son más propensas a los
TTM.
10. La retrusión de la mandíbula cualquiera sea su causa es el mayor factor
de TTM.

Si bien a la fecha existe un acuerdo ante el reconocimiento de que los factores


oclusales tienen cada vez menos relevancia en la etiología de los TTM (Firmani y
cols., 2013), diversos estudios sugieren que ciertas morfologías faciales pueden ser
menos adecuadas para soportar sobrecargas, debido a los vectores de fuerza
muscular desfavorables que actúan sobre la ATM (Manfredini y cols., 2015).

Más específicamente aún, la revisión sistemática de Manfredini y cols sugiere una


asociación entre los perfiles esqueléticos de clase II y biotipos dólicofaciales, con
una mayor frecuencia de alteraciones en la ATM como, por ejemplo:
desplazamientos discales y trastornos degenerativos. Lo que coincide con lo
encontrado por Dibbets y cols en un estudio longitudinal de crecimiento realizado
en adolescentes con síntomas de TTM, quienes presentaban con mayor frecuencia
clase II esqueletal y biotipo dólicofacial, a diferencia de los pacientes asintomáticos
(1985).
30

En estudios realizados en pacientes con síntomas de desplazamiento bilateral del


disco articular, se ha evidenciado una mayor frecuencia del patrón esqueletal de
Clase II en comparación con los pacientes sin desplazamiento discal. Mencionando
que la posición adelantada del disco podría variar la posición condilar llevando la
mandíbula a una retroposición y pudiendo alterar las medidas cefalométricas (Bósio
y cols., 1998).

Este hallazgo en la alteración del ángulo ANB también fue descrito en pacientes con
enfermedad degenerativa bilateral de la ATM (Gidarakou y cols., 2003a), y con
desplazamiento discal bilateral con y sin reducción (Gidarakou y cols., 2002;
Gidarakou y cols., 2004a). A diferencia de lo encontrado en pacientes con
desplazamiento discal unilateral con reducción donde ambas bases dentales se
encontraron retroposicionadas, acompañado de otras alteraciones en la morfología
craneofacial (Gidarakou y cols., 2004b).

En concordancia con lo anterior, Gidarakou y cols. no evidenciaron alteraciones en


la morfología esquelética de pacientes sintomáticos con ATM normal al ser
comparados con pacientes asintomáticos. (2003).

Otros estudios realizados con resonancia magnética si bien relacionan alteraciones


internas de la ATM como dolor masticatorio y disfunción mandibular, con
mandíbulas y maxilares significativamente menores, no distinguen variaciones
significativas en parámetros cefalométricos (Brand y cols., 1995).

En conclusión, los estudios publicados que relacionen la morfología facial con la


prevalencia de TTM son escasos, y la asociación entre la Clase Esqueletal, el
Biotipo Facial y riesgo de generar un TTM no ha sido claramente demostrada,
debido a la variedad de resultados encontrados y las diversas metodologías
utilizadas.

Descrito lo anterior, se hace interesante estudiar la relación entre los parámetros de


morfología facial, más precisamente aun, entre Clase Esqueletal, Biotipo Facial y
los signos y síntomas de TTM en pacientes examinados en el Postítulo de
Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial de la FOUCH entre los años 2013 y 2015.
31

HIPÓTESIS.

Existe una asociación entre la prevalencia de signos y síntomas de TTM y parámetros


de morfología facial en los pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia
Dento Maxilo Facial de la FOUCH entre los años 2013 y 2015.

OBJETIVO GENERAL.

Conocer la prevalencia de signos y síntomas de TTM y su asociación con parámetros


de morfología facial de los pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia
Dento Maxilo Facial de la FOUCH entre los años 2013 y 2015.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS.

1. Determinar la prevalencia de la Clase Esqueletal y Biotipo Facial.


2. Determinar la prevalencia de signos y síntomas de TTM.
3. Asociar la prevalencia de signos y síntomas de TTM con la Clase Esqueletal y
el Biotipo Facial.
32

METODOLOGÍA.

Tipo de estudio

Se realizó un estudio de tipo observacional descriptivo, de corte transversal, en el


marco del PRI-ODO 06/016: “Asociación de mordida cruzada con signos y síntomas
de TTM en pacientes derivados a Ortodoncia de la FOUCH”.

Universo y muestra

El universo de este estudio está constituido por todas las fichas clínicas de los
pacientes que ingresaron al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial
de la FOUCH entre los años 2013 y 2015, lo que corresponde a 1216 fichas clínicas.

La muestra a conveniencia estuvo constituida por 903 fichas clínicas de pacientes


de ambos sexos, que cumplieron los siguientes criterios:

Criterios de inclusión:
• Fichas clínicas de pacientes ingresados entre los años 2013 y 2015.
• Fichas clínicas completas, en las cuales los datos se pudieron leer con
claridad.
• Fichas clínicas de pacientes sin historia previa de ortodoncia.
Criterios de exclusión:
• Fichas clínicas de pacientes en dentición temporal.
• Fichas clínicas de pacientes que presentaron factores de riesgo de TTM:
bruxismo, trauma en región maxilomandibular y enfermedades sistémicas
que pudieron afectar el funcionamiento articular (artritis, artrosis,
osteoporosis, reumatismo, lupus, etc).
• Fichas clínicas de paciente que presentaron algún síndrome que
comprometía la ATM (Síndrome de Goldenhar, microsomía hemifacial).
33

Aspectos éticos

Este estudio cabe en el marco del PRI-ODO 06/016 que fue aprobado por el Comité
de Ética Científico de la Facultad de Odontología (Anexo N°1).

Asimismo, los pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento


Maxilo Facial firmaron el Consentimiento informado de la clínica de Ortodoncia (Anexo
N°2) el cual autoriza el acceso y recopilación de información con fines de docencia y
extensión de la FOUCH.

Procedimientos

Las fichas clínicas de los pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia


Dento Maxilo Facial entre los años 2013 y 2015 fueron revisadas y traspasadas a una
base de datos Excel® por la Dra. Claudia Larenas durante el año 2016 en su trabajo
de Tesis para optar al título de Cirujana Dentista de la Universidad de Chile. Las fichas
clínicas fueron llenadas según el protocolo de ficha clínica de Ortodoncia por los
alumnos del Postítulo.

De la información previamente recolectada se contempló:

• Sexo: Masculino o femenino.


• Grupo etario (según clasificación de la OMS):
- Escolar: entre 6 y 9 años cumplidos.
- Adolescente: entre 10 y 19 años cumplidos.
- Adultos joven: entre 20 y 40 años cumplidos.
- Adultez: entre 41 y 60 años cumplidos.
• Clase Esqueletal: Clase I - Clase II - Clase III.
• Biotipo Facial: Mesofacial - Braquifacial - Dolicofacial
• Presencia de signos o síntomas de TTM, tanto en apertura como en cierre:
- Dinámica mandibular alterada: Considerando positivo para este signo cuando
hubo presencia de desviación a la derecha y/o desviación a la izquierda.
34

- Ruidos articulares: Considerando positivo para este signo cuando hubo


presencia de ruido articular y/o salto articular.
- Dolor.

Análisis de resultados

Los datos requeridos de las fichas clínicas para este estudio fueron extraídos de la
planilla Excel® original, considerando la siguiente información: identificación del
paciente, sexo, edad, Clase Esqueletal y signos y síntomas de TTM. Se realizó la
tabulación en el programa Excel® 2013, y el análisis estadístico de los datos en el
programa Stata® versión 14 S/E.

Se determinó prevalencia de signos y síntomas de TTM, Clase esqueletal y Biotipo


Facial. Y se evaluó la asociación entre signos y síntomas de TTM y Clase
Esqueletal, y signos y síntomas de TTM y Biotipo Facial a través de la prueba
estadística Odds Ratio, considerando esta asociación con significancia estadística
cuando p<0,05.
35

RESULTADOS

De un universo total de 1.216 fichas clínicas correspondiente a los pacientes


examinados en él Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial de la
FOUCH entre los años 2013 y 2015, se seleccionaron 903 que cumplieron con los
criterios de inclusión y exclusión.

1. Características demográficas de la muestra.

De un total de 903 fichas clínicas, 516 fichas correspondieron a pacientes del sexo
femenino equivalente al 57,1% de la muestra, y 387 a pacientes del sexo masculino
equivalente al 42,9% (Gráfico N°1).

El rango de edad de los pacientes fluctuó entre los 6 y los 60 años, con un
promedio de 16,9 años. El mayor número de pacientes se concentró en el
grupo de adolescentes entre los 10 y 19 años y el menor en el grupo de adultez
entre los 41 y los 60 años (Gráfico N°2).

Distribución por sexo Distribución por grupo etario

1,43% 9,29%
Escolar (6-9 años)

42,90 Adolescente (10-


% 26,69% 19 años)
57,10
Adulto joven (20-
% 62,56% 40 años)
Adultez (41 y 60
años)

Masculino Femenino

Gráfico N°1 y Gráfico N°2: Distribución de la muestra de fichas clínicas de pacientes examinados
en el Postítulo de Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial entre los años 2013 y 2015, según
sexo y grupo etario.
36

2. Características de morfología facial de la muestra.

La muestra se distribuyó según Clase Esqueletal de la siguiente forma: el 19,6% de


los pacientes correspondieron a Clase I, el 47,5% a Clase II, y el 32,9% fueron Clase
III (Gráfico N°3). Siendo la Clase II esqueletal la más prevalente.

Según el Biotipo Facial, 40,9% de los pacientes correspondieron al Biotipo


Dólicofacial, 27% correspondieron al Biotipo Mesofacial, y un 32,1% al Biotipo
Braquifacial (Gráfico N°4). Siendo el Biotipo Dólicofacial el más prevalente.

Distribución según Clase Distribución según Biotipo facial


esqueletal 40,90%
47,50%
32,10%
32,90% 27%

19,60%

Clase I Clase II Clase III Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Gráfico N°3 y N°4: Distribución de la muestra según Clase Esqueletal y Biotipo Facial.

3. Prevalencia de signos y síntomas de TTM.

El Dolor corresponde al síntoma descrito por el paciente como un dolor espontaneo


o provocado que se localiza en la región cráneo - facial. La prevalencia de dolor del
total de la muestra corresponde al 2,1% lo que corresponde a 19 pacientes.
Afectando en mayor proporción al sexo femenino con un 2,9% del total de mujeres,
comparado con un 1,03% del total de hombres (Gráficos N°5 y N°6, Tabla N°III y
N°IV). Para las variables Dolor y Sexo se encontró una asociación estadística con
un OR de 2,86 y un p = 0,04.
37

Prevalencia de dolor Prevalencia de dolor según sexo

97,89% 98,96%
97,09%

2,90% 1,03%
2,10% Femenino Masculino

con dolor sin dolor Con dolor Sin dolor

Gráfico N°5 y N°6: Prevalencia de dolor del total de la muestra, y distribuida según sexo.

Los Ruidos articulares corresponden a los signos consignados como ruido articular
y salto articular en la ficha clínica, detectados en apertura y/o cierre, tanto en ATM
derecha como izquierda. La prevalencia de ruidos articulares en el total de la
muestra fue de 17,82% lo que corresponde a 161 pacientes. De este total un 61,49%
presento ruidos articulares, 27,95% presento saltos articulares y un 10,55%
presento ambos signos.

Afectó en mayor proporción al sexo femenino con un 22,09% del total de mujeres,
comparado con un 12,14% del total de hombres (Gráficos N°7 y N°8, Tabla N°III y
N°IV). Para las variables Ruidos articulares y Sexo se encontró una asociación
estadística con un OR de 2,05 y un p = 0,00.

Prevalencia de ruidos articulares Prevalencia de ruidos articulares


82,17% según sexo
87,85%
77,90%

22,09%
12,14%
17,82%
Femenino Masculino

con ruidos articulares sin ruidos articulares Con ruidos articulares Sin ruidos articulares

Gráficos N°7 y N°8: Prevalencia de ruidos articulares del total de la muestra, y prevalencia de
ruidos articulares distribuidos según sexo.
38

La Dinámica alterada corresponde al signo consignado en la ficha clínica como


desviación mandibular a la apertura y/o cierre, tanto hacia la derecha como hacia la
izquierda. La prevalencia de la dinámica alterada en el total de la muestra
corresponde al 37,2% lo que corresponde a 336 pacientes. Afectando en mayor
proporción al sexo femenino con un 43,41% del total de mujeres, comparado con
un 28,94% del total de hombres (Gráficos N°9 y N°10, Tabla N°3 y N°4). Para las
variables Dinámica alterada y Sexo se encontró una asociación estadística con un
OR de 1,88 y un p = 0,00.

Prevalencia de dinámica alterada Prevalencia de dinamica alterada


62,79% según sexo
71,05%
56,58%
37,20% 43,41%
28,94%

Femenino Masculino

Dinámica alterada Sin dinámica alterada Dinamica alterada Dinamica sin alteración

Gráficos N°9 y N°10: Prevalencia de dinámica alterada del total de la muestra, y prevalencia de
dinámica alterada distribuida según sexo.

Tabla N°3: Distribución de la muestra según presencia o ausencia de signos y síntomas de TTM,
en número y porcentaje.

Signo o N° de Prevalencia de N° de % de N° total de


síntoma pacientes con pacientes con pacientes pacientes pacientes
signo o signo o síntoma sin signo o sin signo o
síntoma síntoma síntoma
Dolor 19 2,10% 884 97,89% 903
Ruidos 161 17,82% 742 82,17% 903
articulares
Dinámica 336 37,20% 567 62,79% 903
alterada
39

Tabla N°4: Distribución de la muestra según presencia o ausencia de signos y síntomas de TTM
distribuidas según sexo, en número y porcentaje.

Signo o N° de Prevalencia de N° de % de pacientes sin


síntoma pacientes pacientes con signo o pacientes signo o síntoma
con signo o síntoma sin signo o
síntoma síntoma
Sexo F M F M F M F M
Dolor 15 4 2,90% 1,03% 501 383 97,09% 98,96%
Ruidos 114 47 22,09% 12,14% 402 340 77,90% 87,85%
articulares
Dinámica 224 112 43,41%% 28,94% 292 275 56,58% 71,05%
alterada

La presencia de al menos un signo y/o síntoma estuvo presente en 45,07% de la


muestra, y el sexo femenino fue afectado en mayor proporción con un 51,93% del
total de mujeres, comparado con un 35,91% del total de hombres (Tabla N°5 y
Gráficos N°11). Para las variables Signos y síntomas de TTM ≥1 y Sexo se
encontró una asociación estadística con un OR de 1,92 y un p = 0,00.

Tabla N°5: Presencia o ausencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM distribuido según
sexo, en número y porcentaje.

Total de N° con ≥1 signo % con ≥1 signo y/o N° sin signo % sin signo y/o
individuos y/o síntoma síntoma y/o síntoma síntoma
903 407 45,07% 496 54,92%

F M F M F M F M F M
516 387 268 139 51,93% 35,91% 248 248 48,06% 64,08%
40

Presencia de al menos un signo o síntoma distribuido


según sexo

48,06%
64,08%

51,93%
35,91%

Femenino Masculino

≥ 1 Signo o síntoma Sin signo o sintoma

Gráficos N°11: Presencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM, distribuido según sexo.

Al asociar la presencia de al menos un signo o síntoma con él grupo etario, el grupo


de Adultez fue afectado en mayor proporción con un 61,53% del total, seguido del
grupo de Adulto joven con un 56,01%, siendo el grupo Escolar el menos afectado
con un 25%. (Tabla N°6 y Gráficos N°12). Para las variables ≥1 Signos y síntomas
de TTM y Grupo etario se encontró una asociación estadística con un OR de 1,78
y un p = 0,00.

Tabla N°6: Presencia o ausencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM distribuido según
grupo etario, en número y porcentaje.

Grupo etario N° con ≥1 % con ≥1 N° sin signo % sin signo Total de


signo y/o signo y/o y/o síntoma y/o síntoma individuos
síntoma síntoma
Escolar 21 25% 63 75% 84

Adolescente 243 43% 322 56,99% 565

Adulto joven 135 56,01% 106 43,98% 241

Adultez 8 61,53% 5 38,46% 13


41

Presencia de al menos un signo o síntoma distribuido


según grupo etario

43,98% 38,46%
56,99%
75%

56,01% 61,53%
43%
25%
Escolar Adolescente Adulto Adultez

≥ 1 Signo o síntoma Sin signo o síntomas

Gráficos N°12: Presencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM, distribuido según grupo
etario.

4. Asociación entre prevalencia de signos y síntomas de TTM y parámetros


de morfología facial.

Signos y síntomas de TTM y Clase Esqueletal:

La presencia y ausencia de dolor en el total de la muestra, organizada según Clase


Esqueletal se distribuyó como en la Tabla N°7 y Gráfico N°13 se indica.

Tabla N°7: Distribución de presencia y ausencia de dolor en el total de la muestra, organizada


según Clase Esqueletal, en número y porcentaje.

Clase N° de pacientes % de pacientes N° de pacientes % de pacientes


Esqueletal con dolor con dolor del total sin dolor sin dolor del total
de la muestra de la muestra
Clase I 3 0,33% 174 19,26%
Clase II 8 0,88% 421 46,62%
Clase III 8 0,88% 289 32%
42

Distribución de presencia o ausencia de dolor, organizado


según Clase Esqueletal
46,62%

32%

19,26%

0,33% 0,88% 0,88%

Clase I Clase II Clase III

Con dolor Sin dolor

Gráfico N°13: Distribución de presencia y ausencia de dolor del total de la muestra, organizada
según Clase Esqueletal.

Al dividir los pacientes según sus respectivas Clases Esqueletales, podemos


evaluar la prevalencia del dolor de cada clase. Como en la Tabla N°8 y el Gráfico
N°14 lo indican, la prevalencia del dolor fue más alta en los pacientes Clase III
Esqueletal con un 2,68%, seguido de los Clase II esqueletal con un 1,86%.

Para las variables Dolor y Clase Esqueletal se encontró una asociación con un
Odds ratio (OR) de 1,3 sin significancia estadística con un p = 0,41.

Tabla N°8: Prevalencia de dolor según Clase Esqueletal.

Clase N° Total de N° de Prevalencia de N° de % de pacientes


Esqueletal pacientes de pacientes pacientes con pacientes sin dolor según
cada Clase con dolor dolor según sin dolor Clase
Clase Esqueletal Esqueletal

Clase I 177 3 1,69% 174 98,3%


Clase II 429 8 1,86% 421 98,13%
Clase III 297 8 2,68% 289 97,3%
43

Prevalencia de dolor según Clase Esqueletal

98,30% 98,13% 97,30%

1,69% 1,86% 2,68%


Clase I Clase II Clase III

Con dolor Sin dolor

Gráfico N°14: Prevalencia de dolor según Clase Esqueletal.

La presencia y ausencia de ruidos articulares en el total de la muestra, organizada


según la Clase Esqueletal se distribuyó como en la Tabla N°9 y Gráfico N°15 se
indica.

Tabla N°9: Distribución de presencia y ausencia de ruidos articulares en el total de la muestra,


organizada según Clase Esqueletal, en número y porcentaje.

Clase N° pacientes % de pacientes N° de pacientes % de pacientes


Esqueletal con ruido con ruido del total sin ruido sin ruido del total
de la muestra de la muestra

Clase I 30 3,32% 147 16,27%


Clase II 80 8,85% 349 38,64%
Clase III 51 5,64% 246 27,24%
44

Distribución de presencia o ausencia de ruido articular


organizado según Clase Esqueletal
38,64%

27,24%

16,27%
8,85%
3,32% 5,64%

Clase I Clase II Clase III

Con ruido Sin ruido

Gráfico N°15: Distribución de presencia y ausencia de ruidos articulares en el total de la muestra,


organizada según Clase Esqueletal.

Al dividir los pacientes según sus respectivas Clases Esqueletales, podemos


evaluar la prevalencia de los ruidos articulares en cada clase. Como en la Tabla
N°10 y el Gráfico N°16 lo indican, la prevalencia del dolor fue más alta en los
pacientes Clase II Esqueletal con un 18,64%, seguido de los Clase III Esqueletal
con un 17,17%.

Para las variables Ruidos articulares y Clase Esqueletal no se encontró una


asociación con un OR de 0,99 y un p = 0,96.

Tabla N°10: Prevalencia de ruidos articulares según Clase Esqueletal.

Clase N° Total de N° de Prevalencia de N° de % de pacientes


Esqueletal pacientes pacientes pacientes con pacientes sin ruidos
de cada con ruidos ruidos articulares sin ruidos articulares
Clase articulares según Clase articulares según Clase
Esqueletal Esqueletal
Clase I 177 30 16,94% 147 83,05%
Clase II 429 80 18,64% 349 81,35%
Clase III 297 51 17,17% 246 82,82%
45

Prevalencia de ruidos articulares según Clase Esqueletal

83,05% 81,35% 82,82%

16,94% 18,64% 17,17%


Clase I Clase II Clase III

Con ruido Sin ruido

Gráfico N°16: Prevalencia de ruidos articulares según Clase Esqueletal.

La presencia y ausencia de dinámica alterada en el total de la muestra, organizada


según el Clase Esqueletal se distribuyó como en la Tabla N°11 y Gráfico N°17 se
indica.

Tabla N°11: Distribución de presencia y ausencia dinámica alterada en el total de la muestra,


organizada según Clase Esqueletal, en número y porcentaje.

Clase N° pacientes % de pacientes con N° de pacientes %de pacientes sin


Esqueletal con dinámica dinámica alterada sin dinámica dinámica alterada
alterada del total de la alterada del total de la
muestra muestra
Clase I 62 6,86% 115 12,73%
Clase II 157 17,38% 272 30,12%
Clase III 117 12,95% 180 19,93%
46

Distribución de presencia o ausencia de dinámica


alterada organizado según Clase Esqueletal

30,12%

19,93%
17,38%
12,73% 12,95%
6,86%

Clase I Clase II Clase III

Dinamica alterada Dinamica sin alteración

Gráfico N°17: Distribución de presencia o ausencia de dinámica alterada en el total de la muestra,


organizada según Clase Esqueletal.

Al dividir los pacientes según sus respectivas Clases Esqueletales, podemos


evaluar la prevalencia de la dinámica alterada en cada Clase Esqueletal. Como en
la Tabla N°12 y el Gráfico N°18 lo indican, la prevalencia de la dinámica alterada
fue más alta en los pacientes Clase II Esqueletal con un 17,38%, seguido de los
Clase III con un 12,95%.

Para las variables Dinámica alterada y Clase Esqueletal se encontró una


asociación con un OR de 1,1 sin significación estadística con un p = 0,31.

Tabla N°12: Prevalencia de dinámica alterada según Clase Esqueletal.

Clase N° Total de N° de Prevalencia de N° de % de pacientes


Esqueletal pacientes pacientes pacientes con pacientes sin dinámica
de cada con dinámica sin alterada según
Clase dinámica alterada según dinámica Clase
alterada Clase Esqueletal alterada Esqueletal
Clase I 177 62 35,02% 115 64,97%
Clase II 429 157 36,59% 272 63,40%
Clase III 297 117 39,39% 180 60,60%
47

Prevalencia de dinámica alterada según Clase Esqueletal

64,97% 63,40% 60,60%

35,02% 36,59% 39,39%

Clase I Clase II Clase III

Dinamica alterada Dinamica sin alteración

Gráfico N°18: Prevalencia de dinámica alterada según Clase Esqueletal.

Al asociar la presencia de al menos un signo o síntoma con la Clase Esqueletal, la


Clase II sería la más afectada en un 45,68% (Gráfico N°19), seguida de la Clase III
con un 45,45% y la Clase I con un 42,93%. Para estas variables se encontró
asociación no estadística con un OR de 1,04 y un p = 0,64.

Presencia de al menos un signo o síntoma distribuido


según Clase Esqueletal

57,06% 54,31% 54,54%

42,93% 45,68% 45,45%

Clase I Clase II Clase III

≥1 signo o síntomas Sin signo o síntomas

Gráfico N°19: Presencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM distribuido según Clase
Esqueletal.
48

En resumen, se detalla la prevalencia de signos y síntomas distribuidos en relación


a las Clases esqueletales en la Tabla N°13 y Gráfico N°20.

Tabla N°13: Resumen de prevalencia de signos y síntomas de TTM distribuidos según Clase
Esqueletal.

Signo o síntoma Clase I Clase II Clase III OR p

Dolor 1,69% 1,86% 2,68% OR de 1,3 sin


significancia estadística
con un p = 0,41.
Ruidos 16,94% 18,64% 17,17% OR de 0,99 y un p =
articulares 0,96.
Dinámica 35,02% 36,59% 39,39% OR de 1,1 sin
alterada significación estadística
con un p = 0,31.
≥ 1 signo o 42,93% 45,68% 45,45% OR de 1,04 sin
síntoma significación estadística
con un p = 0,64.

Resumen prevalencia de signos y síntomas según Clase Esqueletal


45,68%
39,39% 42,93% 45,45%
36,59%
35,02%

18,64%
16,94% 17,17%

1,69% 1,86% 2,68%

Dolor Ruidos articulares Dinámica alterada ≥ 1 signo o síntoma

Clase I Clase II Clase III

Gráfico N°20: Resumen prevalencia de signos y síntomas según Clase Esqueletal.


49

Signos y síntomas de TTM y Biotipo Facial:

La presencia y ausencia de dolor en el total de la muestra, organizada según el


Biotipo Facial se distribuyó como en la Tabla N°14 y Gráfico N°21 se indica.

Tabla N°14: Distribución de presencia y ausencia de dolor en el total de la muestra, organizada


según Biotipo Facial, en número y porcentaje.

Biotipo Facial N° pacientes % de pacientes N° pacientes % de pacientes


con dolor con dolor del total sin dolor sin dolor del total
de la muestra de la muestra
Dólicofacial 9 0,99% 360 39,86%
Mesofacial 4 0,44% 240 26,57%
Braquifacial 6 0,66% 284 31,45%

Distribución de presencia o ausencia de dolor organizado


según Biotipo Facial.
39,86%
31,45%
26,57%

0,99% 0,44% 0,66%


Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Con dolor Sin dolor

Gráfico N°21: Distribución de presencia y ausencia de dolor del total de la muestra, organizada
según Biotipo Facial.

Al dividir los pacientes según sus respectivos Biotipos Faciales, podemos evaluar la
prevalencia del dolor de cada Biotipo. Como en la Tabla N°15 y el Gráfico N°22 lo
indican, la prevalencia del dolor fue más alta en los pacientes con Biotipo
Dólicofacial con un 2,43%, seguido de los Braquifaciales con un 2,06%.
50

Para las variables Dolor y Biotipo Facial no se encontró una asociación con un OR
de 0,9 y un p = 0,71.

Tabla N°15: Prevalencia de dolor según Biotipo Facial.

Biotipo N° Total de N° de Prevalencia de N° de % de pacientes


Facial pacientes pacientes pacientes con pacientes sin dolor
de cada con dolor dolor según sin dolor según Biotipo
Biotipo Biotipo Facial Facial
Dólicofacial 369 9 2,43% 360 97,56%
Mesofacial 244 4 1,63% 240 98,36%
Braquifacial 290 6 2,06% 284 97,93%

Prevalencia de dolor según Biotipo Facial

97,56% 98,36% 97,93%

2,43% 1,63% 2,06%


Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Con dolor Sin dolor

Gráfico N°22: Prevalencia de dolor según Biotipo Facial.

La presencia y ausencia de ruidos articulares en el total de la muestra, organizada


según el Biotipo Facial se distribuyó como en la Tabla N°16 y Gráfico N°23 se indica.
51

Tabla N°16: Distribución de presencia y ausencia de ruidos articulares en el total de la muestra,


organizada según Biotipo Facial, en número y porcentaje.

Biotipo Facial N° de % de pacientes N° de % de pacientes


pacientes con con ruidos pacientes sin sin ruidos
ruidos articulares del ruidos articulares del
articulares total de la muestra articulares total de la muestra
Dólicofacial 68 7,53% 301 33,3%
Mesofacial 47 5,2% 197 21,81%
Braquifacial 46 5,09% 244 27,02%

Distribución de presencia o ausencia de ruidos articulares


organizado según Biotipo Facial
33,30%
27,02%
21,81%

7,53%
5,20% 5,09%

Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Con ruido Sin ruido

Gráfico N°23: Distribución de presencia y ausencia de ruidos articulares en el total de la muestra,


organizada según Biotipo Facial.

Al dividir los pacientes según sus respectivos Biotipos Faciales, podemos evaluar la
prevalencia de los ruidos articulares en cada Biotipo. Como en la Tabla N°17 y el
Gráfico N°24 lo indican, la prevalencia de los ruidos articulares fue más alta en los
pacientes Mesofaciales con un 19,26%, seguido de los Dólicofaciales con un
18,42%.

Para las variables Ruidos articulares y Biotipo Facial no se encontró una


asociación con un OR de 0,92 y un p = 0,41.
52

Tabla N°17: Prevalencia de ruidos articulares según Biotipo Facial.

Biotipo N° Total N° de Prevalencia de N° de % de pacientes


Facial de pacientes pacientes con pacientes sin ruidos
pacientes con ruidos ruidos articulares sin ruidos articulares
de cada articulares según Biotipo articulares según Biotipo
Biotipo Facial Facial
Dólicofacial 369 68 18,42% 301 81,57%
Mesofacial 244 47 19,26% 197 80,73%
Braquifacial 290 46 15,86% 244 84,13%

Prevalencia de ruidos articulares según Biotipo Facial

81,57% 80,73% 84,13%

18,42% 19,26% 15,86%


Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Con ruido Sin ruido

Gráfico N°24: Prevalencia de ruidos articulares según Biotipo Facial.

La presencia y ausencia de dinámica alterada en el total de la muestra, organizada


según Biotipo Facial se distribuyó como en la Tabla N°18 y Gráfico N°25 se indica.
53

Tabla N°18: Distribución de presencia y ausencia dinámica alterada en el total de la muestra,


organizada según Biotipo Facial, en número y porcentaje.

Biotipo Facial N° de % de pacientes N° de % de pacientes


pacientes con con dinámica pacientes sin sin dinámica
dinámica alterada del total dinámica alterada del total
alterada de la muestra alterada de la muestra
Dólicofacial 128 14,17% 241 26,68%
Mesofacial 102 11,29% 142 15,72%
Braquifacial 106 11,73% 184 20,37%

Distribución de presencia o ausencia de dinámica


alterada organizado según Biotipo Facial
26,68%

20,37%
15,72%
14,17%
11,29% 11,73%

Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Dinamica alterada Dinamica sin alteración

Gráfico N°25: Distribución de presencia y ausencia de dinámica alterada en el total de la muestra,


organizada según Biotipo Facial.

Al dividir los pacientes según sus respectivos Biotipos Faciales, podemos evaluar la
prevalencia de la dinámica alterada en cada Biotipo. Como en la Tabla N°19 y el
Gráfico N°26 lo indican, la prevalencia de la dinámica alterada fue más alta en los
pacientes Mesofaciales con un 41,8%, seguido de los Braquifaciales con un 36,55%.

Para las variables Dinámica alterada y Biotipo Facial se encontró una asociación
con un OR de 1,04 sin significación estadística con un p = 0,54.
54

Tabla N°19: Prevalencia de dinámica alterada según Biotipo Facial.

Biotipo N° Total de N° de Prevalencia de N° de % de pacientes


Facial pacientes pacientes pacientes con pacientes sin dinámica
de cada con dinámica sin alterada según
Biotipo dinámica alterada según dinámica Biotipo Facial
alterada Biotipo Facial alterada
Dólicofacial 369 128 34,68% 241 65,31%
Mesofacial 244 102 41,8% 142 58,19%
Braquifacial 290 106 36,55% 184 63,44%

Prevalencia de dinámica alterada según Biotipo Facial

65,31% 58,19% 63,44%

34,68% 41,80% 36,55%

Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Dinamica alterada Dinamica sin alteración

Gráfico N°26: Prevalencia de Dinámica alterada según Biotipo Facial.

Al asociar la presencia de al menos un signo o síntoma con el Biotipo Facial, el


Mesofacial fue el más afectada con un 47,54% (Gráfico N°27), seguido del
Dólicofacial con un 44,40% y el Braquifacial con un 43,79%. Para estas variables
no se encontró asociación con un OR de 0,99 y un p = 0,91.
55

Presencia de al menos un signo o síntoma distribuido


según Biotipo Facial

55,55% 52,45% 56,20%

44,40% 47,54% 43,79%

Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

≥1 signo o síntomas Sin signo o síntomas

Gráfico N°27: Presencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM distribuido según Biotipo
Facial.

En resumen, se detalla la prevalencia de signos y síntomas distribuidos en relación


a los Biotipos Faciales en la Tabla N°20 y Gráfico N°28.

Tabla N°20: Resumen de prevalencia de signos y síntomas de TTM distribuidos según Biotipo
Facial

Signo o Dólicofacial Mesofacial Braquifacial Odds ratio y p


síntoma
Dolor 2,43% 1,63% 2,06% OR de 0,9 y un p = 0,71.

Ruidos 18,42% 19,26% 15,86% OR de 0,92 y un p =


articulares 0,41.

Dinámica 34,68% 41,8% 36,55% OR de 1,04 sin


alterada significación estadística
con un p = 0,54.
≥ 1 signo o 44,40% 47,54% 43,79% OR de 0,99 y un p =
síntoma 0,91
56

Resumen prevalencia de signos y síntomas según Biotipo Facial

47,54%
41,80% 44,40% 43,79%
34,68% 36,55%

19,26%
18,42% 15,86%

2,43%
1,63% 2,06%
Dolor Ruidos articulares Dinámica alterada ≥ 1 signo o síntoma

Dólicofacial Mesofacial Braquifacial

Gráfico N°28: Resumen prevalencia de signos y síntomas según Biotipo Facial.


57

DISCUSIÓN

La etiología de los TTM está definida como multifactorial y las alteraciones a nivel
oclusal han sido ampliamente estudiadas y descritas en la literatura como un factor
preponderante en el desarrollo de estos desordenes, sin embargo, actualmente los
múltiples estudios han permitido llegar al acuerdo de que estos factores tienen cada
vez menos relevancia en la etiología de los TTM (Firmani y cols., 2013).

Por el contrario, las alteraciones a nivel estructural y funcional del complejo cráneo-
facial si bien han sido descritas por algunos autores como factores etiológicos de
los TTM (Carlsson y Magnusson,1999) acotando que ciertas morfologías faciales
podrían ser menos adecuadas para soportar sobrecargas, debido a los vectores de
fuerza muscular desfavorables que actúan sobre la ATM (Manfredini y cols., 2015),
existen escasos estudios disponibles que aborden esta relación, y las diversas
metodologías empleadas y variables resultados encontrados no han permitido llegar
a una conclusión.

En relación con los factores estructurales, como mencionamos previamente,


alteraciones en el crecimiento y desarrollo del sistema estomatognático podrían
alterar el equilibrio en su funcionamiento al sobrepasar sus niveles de tolerancia
fisiológica (Escobar, 1992). Motivo por el cual este estudio consideró interesante
evaluar si las alteraciones en los patrones de morfología facial, como por ejemplo la
Clase esqueletal y el Biotipo facial, son alteraciones que potencialmente podrían
aumentar la prevalencia de los TTM.

Los estudios de prevalencia de clases esqueletales mencionan a la Clase II como


la más prevalente, como por ejemplo el estudio realizado en pacientes de la Clínica
de Ortodoncia de la Universidad de King Saud donde esta alcanza un 37,2%,
seguida de la Clase III con un 35,6% y la Clase I con un 27% (Abdullah, 2012), del
mismo modo el estudio realizado en la Cínica de Ortodoncia de la Universidad de
Talca señala una mayor prevalencia de la Clase II esqueletal con 44,6%, seguido
de la Clase III con un 31,5% y la Clase I con un 23,9% (Aguirre, 2011). Este último
estudio al ser realizado es una población de origen similar, se asemeja bastante a
58

los resultados obtenidos en nuestro estudio siendo la Clase II la más prevalente


representando un 47,5% del total de la muestra, seguido de la Clase III con un
32,9%, y la Clase I la menos prevalente con un 19,6%.

Suele referirse en la literatura al Biotipo Dólicofacial como el más prevalente, como


se describe en el estudio realizado a pacientes entre los 15 y 50 años, atendidos en
la Clínica de Ortodoncia de la Universidad de Guayaquil, donde alcanzan el 40% de
la muestra seguido del Biotipo Mesofacial con un 39% y el Braquifacial con un 21%
(Serrano y cols, 2016). Lo que concordaría con nuestro estudio realizado donde el
Biotipo Facial más prevalente también fue el Dólicofacial con un 40,9%, a
diferencia de que el segundo más prevalente sería Biotipo Braquifacial con un
32,1%, siguiéndole el Mesofacial con un 27%.

Por otro parte la prevalencia de signos y síntomas de TTM ha sido ampliamente


abordada en la literatura. Considerando estudios con metodologías similares en
donde fueron pesquisados signos y síntomas clínicos asociados a TTM, sin realizar
diagnósticos específicos de estos, podemos señalar que la presencia de al menos
1 signo o síntoma de TTM varía entre el 49% y el 80%, afecta en mayor proporción
al sexo femenino y se manifiesta generalmente en el grupo etario de adulto joven
(Salonen y cols., 1990; Gesh y cols., 2004; Grau I y cols., 2005).

Comparado con este estudio la prevalencia de al menos un signo y/o síntoma de


TTM fue registrado en un 45,07% de los pacientes, afectando en una mayor
proporción al sexo femenino con un 51,93% comparado con un 35,91% del sexo
masculino, y en mayor porcentaje a pacientes del grupo etario de adultez con un
61,53% seguido de los Adultos jóvenes con un 56,01%, lo que coincide con los
estudios antes mencionados a excepción del grupo etario. Ambas variables, sexo y
grupo etario mostraron asociación estadística.

Al evaluar la prevalencia de los signos y síntomas de TTM por separado en la


bibliografía disponible el dolor fue relatado entre el 5% y el 46% de los pacientes,
los ruidos articulares detectados variaron entre el 25% y 50%, y las alteraciones
en la dinámica mandibular entre un 8,6% y un 62% (Corsini y cols., 2005; Gesh y
cols., 2004; Taboada y cols., 2004).
59

En nuestro estudio el síntoma menos prevalente fue el dolor con un 2,1%, esto
puede deberse a que el principal motivo de consulta de los pacientes que acuden a
la Clínica de Ortodoncia son las malposiciones dentarias y no los signos y/o
síntomas que pueden generar los TTM, lo que también puede aplicarse para los
otros signos evaluados. Los ruidos articulares alcanzaron un 17,82%, y la
dinámica alterada fue el signo más prevalente con un 37,2%.

Todos los valores se acercan o se encuentran dentro de los rangos descritos en la


literatura disponible, sin embargo, no podemos establecer una verdadera relación
ya que la recopilación de los signos y síntomas y las muestras estudiadas difieren
entre los diferentes estudios.

Estos signos y síntomas se presentaron por separado en mayor proporción en el


sexo femenino, existiendo también asociación estadística entre estas dos
variables.

Al buscar en la literatura asociación entre parámetros de morfología facial y


prevalencia de signos y síntomas de TTM (explicado con mayor detalle en el cuadro
resumen del Anexo N°3), nos encontramos con múltiples estudios que pesar de
tener metodologías, muestras y criterios diagnósticos diversos la mayoría
correlacionó el patrón esqueletal Clase II y Biotipo Dolicofacial con una mayor
prevalencia en sintomatología de TTM (Dibbets y cols., 1985; Escobar y cols., 1992;
Inui y cols., 1999; Chung y cols., 2006; Fuentes y cols., 2006; Pereira y cols., 2007),
sin embargo, casi en la totalidad de los estudios esta relación no se consideró
suficiente para demostrar esta asociación (Manfredini y cols., 2015; Ramirez y cols.,
2015; Sonnesen y cols., 2001; Bosio y cols., 1998; Luther y cols., 2007; Brand y
cols., 1995; Jeon y cols., 2014). Lo que podría explicarse en la proporción de
individuos Clase II esqueletal, y Biotipo Dólicofacial del total de las muestras, que
en general y como mencionamos previamente son los patrones morfológicos más
prevalentes por lo que se esperaría encontrar una mayor cantidad de individuos con
sintomatología de TTM, sin necesidad de implicar una mayor proporción.
60

En este estudio, para evitar esta confusión dividimos la muestra por Clases
Esqueletales y Biotipos Faciales, para posteriormente evaluar la prevalencia de
signos y síntomas de TTM de cada subgrupo, obteniendo los siguientes resultados:

El dolor fue más frecuente en individuos Clase III esqueletal con asociación no
estadística, y en individuos con Biotipo Dólicofacial. Los ruidos articulares se
presentaron con mayor frecuencia en individuos Clase II esqueletal y en individuos
con Biotipo Mesofacial, y la Dinámica alterada se presentó en mayor proporción
en individuos Clase III esqueletal e individuos de Biotipo Mesofacial, ambos con
asociación no estadística.

Y a modo general, la prevalencia de al menos un signo y/o síntoma de TTM fue


proporcionalmente más frecuente en individuos Clase II esqueletal con un 45,68%,
e individuos de Biotipo Mesofacial con un 47,54%. Sin embargo, para estas
variables no existió asociación estadística.

Por lo que podemos destacar que, si bien en algunos casos los signos y síntomas
de TTM fueron más prevalentes en una Clase esqueletal y/o Biotipo Facial
determinado las pruebas estadísticas no demostraron asociación significativa, por
lo que no podemos sugerir que estos patrones morfológicos determinan un mayor
riesgo de desencadenar TTM.
61

CONCLUSIONES

La Clase Esqueletal más prevalente fue la Clase II, perteneciendo un 47,5% del
total de la muestra a este patrón. Le sigue la Clase III con un 32,9%, y la Clase I
alcanzó un 19,6%, siendo la menos prevalente.

El Biotipo Dólicofacial alcanzó el 40,9% del total de la muestra por lo que fue el
más prevalente, seguido del Biotipo Braquifacial un 32,1%, y del Biotipo
Mesofacial con un 27%.

El signo más prevalente fue la Dinámica alterada afectando a un 37,2% del total
de la muestra, seguido de los Ruidos articulares con un 17,82%, y el dolor con un
2,1% fue el menos prevalente. La presencia de al menos un signo y/o síntoma
afectó al 45,07% de la muestra, y el sexo femenino fue afectado en mayor
proporción con un 51,93% del total de mujeres, comparado con un 35,91% del total
de hombres, teniendo esta diferencia significancia estadística.

Al asociar la presencia de al menos 1 signo o síntoma con él grupo etario, el grupo


Adultez fue afectado en mayor proporción con un 61,53% del total, seguido del
grupo Adulto joven con un 56,01%, siendo el grupo Escolar el menos afectado con
un 25%. Siendo esta diferencia estadísticamente significativa por lo que esta
asociación si puede ser extrapolable a la población.

Se encontró asociación en la prevalencia de Dolor y Clase III esqueletal, también


en la prevalencia de Dinámica alterada y Clase III esqueletal, y Dinámica
alterada y Biotipo Mesofacial, y la prevalencia de al menos un signo o síntoma fue
proporcionalmente más frecuente en la Clase II esqueletal y el Biotipo Mesofacial.
Todas sin asociación estadística.

Para el resto de los signos y síntomas consignados no se encontró asociación


alguna. Por lo que podemos concluir que, si bien existe asociación entre la
prevalencia de algunos signos y síntomas de TTM y una Clase Esqueletal y/o
Biotipo Facial determinado en los pacientes ingresados al Postítulo de Ortodoncia y
62

Ortopedia Dento Maxilo Facial de la FOUCH entre los años 2013 y 2015, esta
asociación no es extrapolable a la población.
63

LIMITACIONES Y SUGERENCIAS

1. Es importante mencionar que los datos recopilados para este estudio podrían no
proceder de una fuente estandarizada, ya que la información consignada en las
fichas proviene de diferentes examinadores con criterios clínicos modelados por el
Postitulo, pero no necesariamente calibrados para este estudio.

2. Por lo anterior sería interesante incorporar a la ficha clínica del Postítulo de


Ortodoncia y Ortopedia Dento Maxilo Facial de la FOUCH un examen clínico y
funcional de ATM más completo que permita acercarnos a un diagnóstico más
certero. Por ejemplo, se podría evaluar a los pacientes a través de los CDI/TTM,
que utiliza un protocolo de diagnóstico estandarizado, confiable y válido,
permitiendo comparar con otros estudios de metodología similar para así entregar
un mayor nivel de evidencia.

3. Se sugiere incorporar a la ficha clínica una reevaluación del examen clínico y


funcional de la ATM a medida que transcurre el tratamiento ortodóncico, con el fin
de realizar un seguimiento de la salud articular de los pacientes, y determinar si en
los pacientes que presentaron sintomatología de TTM, el tratamiento ortodóncico
fue favorable o no.
64

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71

ANEXOS

Anexo N°1: Acta de aprobación de protocolo de investigación.


72
73

Anexo N°2: Consentimiento informado pacientes de Postítulo de Ortodoncia y


Ortopedia Dento Maxilo Facial de la FOUCH.
74

Anexo N°3: Cuadro resumen de estudios que investigan la relación entre los
signos y síntomas de TTM y parámetros de morfología facial.

Autor Muestra Método Asociación Conclusión

Dibbets y 122 niños entre Estudio Maxilar y mandíbula Ni los síntomas ni los
cols., 10 – 15 años. longitudinal de retruida en niños patrones se
1985. 9 años. con síntomas. mantuvieron
constantes, por lo
que no existe una
relación coherente.

Escobar y 22 pacientes Estudio Se observo un Existe una estrecha


cols., entre 20 – 70 prospectivo, mayor porcentaje de asociación entre la
1992. años con clínico y pacientes con Clase disfunción de la
disfunción de la radiográfico. II esqueletal. ATM y la Clase II
ATM. esqueletal.

Inui y 34 La muestra se Retrognatias en No se demostró


cols., cefalogramas comparó con pacientes con asociación.
1999. de pacientes de un grupo signos y síntomas
sexo femenino control. de TTM y mayor
entre 17 – 37 daño interno.
años con
asimetría facial
mandibular.

Chung y 111 pacientes La muestra se Cada sujeto Hubo una


cols., >18 años con comparó con experimental con un correlación
2006. síntomas de un grupo trastorno de ATM significativa entre la
TTM. control. tenía un perfil facial estructura de la
hiperdivergente. cara inferior y el
trastorno
temporomandibular
.

Fuentes y 331 Se evaluó Los pacientes Clase La diferencia fue


cols., telerradiografía ángulo ANB y II esqueletal estadísticamente
2006. s laterales de altura del tuvieron una mayor significativa.
sujetos entre 8 proceso prevalencia de
– 18 años. condilar. asimetría. Asimetría condilar
sería un factor de
riesgo de TTM.
75

Pereira y 30 pacientes Se evaluaron Signos y síntomas Este patrón no se


cols., entre los 12 – signos y de TTM tienen consideró predictor
2007. 18 años con síntomas de asociación con el de TTM
TTM. TTM, grosor de biotipo Dólicofacial.
músculos
masticatorios,
dimensiones
faciales y
fuerza de
mordida.

Brand y 24 mujeres con Se investigo la Los resultados No se encontró


cols., trastornos relación entre indicaron que los relación estadística
1995. internos de la el pacientes con entre las
ATM, desplazamient trastornos internos características
comparadas o del disco de tienen mandíbulas y morfológicas de la
con un grupo la ATM y la maxilares cara y los trastornos
control. forma facial significativamente internos de la ATM.
esquelética. menores.

Bosio y Pacientes Se analizaron Los pacientes con Ángulo ANB no varía


cols., sintomáticos sin parámetros de desplazamiento entre los tres grupos.
1998. desplazamiento morfología bilateral del disco
discal (DD), facial y se tenían una
pacientes compararon. mandíbula más
sintomáticos retroposicionada.
con DD
bilateral, y
pacientes
sanos (92
pacientes en
total).

Sonnesen 96 niños entre Se examinó las La sensibilidad No se pudo hacer


y cols., los 7 – 13 años asociaciones muscular se asoció una conclusión firme
2001. con entre las con un tipo de "cara sobre ninguna
maloclusión. dimensiones larga" de morfología morfología
craneofaciales, craneofacial y una craneofacial
la postura de la menor fuerza de particular en niños
cabeza, la mordida. con síntomas y
fuerza de la signos de disfunción
mordida, y los de la ATM.
síntomas y
signos de TTM.

Luther y Review. Se revisó cómo - No hay evidencia que


cols., la oclusión, el sugiera factores
2007. crecimiento oclusales estáticos
facial, la que causen DTM.
posición del
76

disco y la
maloclusión
pueden
relacionarse
con los TTM.

Jeon y 197 mujeres Se investigaron Los pacientes con Se sugiere que el DD


cols., divididas en dos los efectos de DD tenían se asocia con
2014. grupos: los síntomas mandíbulas alteración de la
sintomáticas y de TTM en las retroposicionadas y morfología
asintomáticas. morfologías mayor rotación en esquelética, pero los
esqueléticas de sentido horario en síntomas de la ATM
pacientes con comparación con no influyen
DD de la ATM. aquellos con ATM significativamente en
normales, las relaciones entre
independientemente la ATM y la
de la presencia de morfología
síntoma de ATM. esquelética.

Manfredin Review. Se revisó la Se sugiere que los La calidad de la


i y cols., relación entre perfiles esqueléticos literatura disponible
2015. las estructuras de Clase II y los no es adecuada para
esqueléticas biotipos Dólicofacial proporcionar una
faciales y los probablemente base de evidencia
trastornos de la estén asociados con sobre el tema.
ATM. una mayor
frecuencia de
desplazamiento del
disco de la ATM y
trastornos
degenerativos.

Ramirez y 46 pacientes Se aplicaron Se presentaron Las estructuras


cols., entre 10 – 16 los Criterios cambios en las craneofaciales no se
2015. años. relaciones asocian con el
Diagnósticos maxilomandibulares diagnóstico de
para la , (ubicación anterior
Investigación del maxilar con TTM en los
de los TTM respecto a la adolescentes.
(CDI/TTM) mandíbula)
para establecer provocando un .
los patrón esquelético
Clase II y una forma
casos y los alargada de la cara
controles. en pacientes con
TTM.
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