33 Relatos Cortos
33 Relatos Cortos
33 Relatos Cortos
Dedicatoria:
escuchó su canto.
Verá la aurora y el ocaso, las hojas que amarilleaban y reverdecían,
los ríos arrastrando los recuerdos de las ciudades por donde pasan.
En este segundo modo está lo hermoso y placentero de las cosas.
Así hay que ver la vida entre la realidad y la imaginación.
La vida está ahí, a veces oculta, escondida, como un tesoro.
Hay que saber mirarla, descubrirla.
Disfruta de estos relatos cortos y jugosos. Te los ofrezco con gusto para ti,
querido lector.
Espero que alguno te abra la mente, el corazón y te trasporte a otra
realidad profunda, que no se ve, ni se toque, que no se oiga y sí se sienta en lo
más íntimo del ser.
Suerte, amigo, lo mejor, para ti, amiga.
Blog: jmburgui.es
Roma-Noviembre 2014
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INDICE
01.-Reflejo de tus actos
02.-Camión basura
03.-Historia de Pepe
04.-Era una mañana agitada
05.-Bella lección de amigos
06.-Se venden cachorrillos
07-Los mil espejos
08.-Cruzando el río.
09-¿Con qué ojos miramos?
10-La historia de Pepe
11.- Fábula persa
12.-El anillo
13.-El corazón perfecto
14-El regalo
15.-La balanza
16.-¡Amigos!
17.-El zar y la camisa
18.-Las dos tinajas
19.-Escuchar lo que no se oye
20.-La piedra de hacer sopa
21.-No te veo
22.-El girasol
23.-¿Dónde está la felicidad?
24.-La madre que enseña a rezar a su hijo
25.-Amor para siempre
26.-La bolsa de agua caliente
27.-Un desayuno con sonrisa
28.-El violinista
29.-El gusanito y la mariposa
30.-La niña tartaja con idioma secreto
31.-El espejo
32.-¡Grábatelo bien!
33.-Los dos amigos
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Voy en taxi y el coche de atrás, casi nos da, ya que el que va delante
nuestra frena de golpe. El conductor grita, despotrica, insulta al taxista y la
respuesta de este amable hombre es una sonrisa.
En cuanto arranca de nuevo, le pregunto: “¿Por qué ha hecho eso de
darle como respuesta a su grosería una sonrisa?” Él me respondió: “Se trata del
camión de la basura, muchas personas son como él, van llenas de desperdicios,
enojos, frustraciones, desalientos...y cuando han acumulado mucha basura
necesitan descargarla”.
-“Gracias, muchas gracias querido taxista por la lección vivida”. Pagué y me
despedí.
Enseguida pensé si yo era basurero y luego saqué esta conclusión:
Debo sonreír a los insatisfechos, malhumorados y frustrados, que parece
abundan. Debo sonreír a quienes me roban las llaves, la cartera y desearles lo
mejor, debo devolverles bien por mal y así vivir el evangelio de Jesús a tope. Me
va a costar. Creo que esta es la mejor medicina para cualquier conductor de
camión de basura.
Descargaré mi basura en la confesión de mis males al Señor, y ya lo sé,
siempre me va a perdonar. De este modo no descargaré basuras en las
personas.
y estiércol me echaren.
Difícil es este gesto
de devolver bien por mal;
de cristianos es hacerlo
como el Señor enseñó y así vivió,
dar rosas blancas a cambio de basuras.
El corazón lleno de sinsabores
vuelca siempre malos olores
y el repleto de bienes y flores
da y devuelve perfumes y bienes.
El amo de una tienda estando clavando este letrero fuera se le acerca un niño y
le pregunta a bocajarro, “¿Sí?, ¿vende Ud. cachorrillos?
-“Así es.
Y el muchacho entró,
-¿Cuánto cuestan?
-Entre 30 y 50 €, replicó el dueño
-Sólo tengo 2,37€, ¿puedo verlos?
El señor sonrió, dio un silbido y salió Linda, er ala madre de 5
preciosos cachorrillos que le seguían como locos, su pelaje era plateado. Uno de
ellos se retrasaba.
-¿Qué le pasa a ese perrito preguntó el niño señalando al perro que cojeaba.
El señor d el atienda le dijo que siempre estaría cojo, así se lo había comunicado
el veterinario. El niño se emocionó y le dijo:
-Ése es el cachorro que yo quiero comprar.
-No lo tienes que comprar, si realmente lo quieres, te lo regalaré.
El niño, algo molesto, miró a los ojos del tendero y le dijo:
-No quiero que me lo dé. Este perrito vale tanto como los demás y pagaré su
valor, así que hoy le doy los 2,37€ y cada semana iré aportando la cantidad
correspondiente hasta que pague todo..
-No creo que quieras comprar este perrito precisamente, nunca va a poder
correr ni jugar ni saltar contigo como los demás, le replicó el dueño.
En este momento, el pequeño se agachó, arremangó su pantalón y mostró su
pierna con la abrazadera de metal.
-Bien, bien, replicó con suavidad el niño al tendero-
Yo tampoco corro muy bien, y el cachorrillo va a necesitar a alguien que lo
entienda.
A los días apareció otro perrillo callejero entró en el mismo lugar pero a
diferencia del anterior, éste se sintió amenazado ya que lo miraban de manera
agresiva. Y comenzó a dar ladridos
Con una cierta rabia y los otros mil perrillos le ladraron también.
Cuando este perrito salió de allí se dijo: “¡Qué lugar más desagradable! Nunca
más volveré a él”.
+++
Ninguno de los dos perrillos se había dado cuenta que en la portada de
aquella casa había un viejo letrero que rezaba: “La casa de los mil espejos”.
08.-CRUZANDO EL RÍO
Había dos hombres que estaban enfermos, ambos estaban en una misma
habitación de un hospital. La cama de uno de ellos estaba junto a la ventana y
se le permitía estar sentado en la misma cama y durante una hora cada día. El
otro debía estar siempre tumbado. Los dos hombres hablaban y hablaban, se
contaban el uno al otro su vida entera.
El que podía sentarse y estaba junto a la ventana, le contaba todo lo que
iba viendo a través de ella. El otro señor vivía con alegría al escucharle cuanto
veía a través e los cristales, era como si su mundo se agrandara y saliera a
pasear. Desde la ventana se divisaba un hermoso lago, cisnes, plantas acuáticas,
niños jugando y correteando, jóvenes abrazados y muy enamorados y todo ello
rodeado e hermosas flores de todos los colores y luego los árboles, grandes,
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11.-FÁBULA PERSA
azucena.
12.-EL ANILLO
-“Lo siento, papá, ha sido imposible poderlo vender por el precio que me
dijiste. Aquí tienes tu anillo”.
-“Es muy importante esto que tu me dices, hijo” contestó el padre
sonriendo.
“Debíamos haber ido primero a un joyero y así saber y conocer con
exactitud el valor de este anillo; así que ya sabes, vamos a seguir, vete a la
joyería y comprueba por ti mismo su verdadero valor, no se lo vendas,
simplemente entérate de su precio por boca de un experto”.
El muchacho llegó al joyero; éste lo examinó bien y muy detenidamente;
lo llegó a mirar con un monóculo y después le dijo: “Dile a tu padre que si lo
desea vender ahora no puedo darle menos de 58 monedas de oro”
“¡58 monedas de oro!” exclamó el joven casi gritando.
“Sí” le dijo el joyero, “pero más adelante podré ofrecerle alrededor de 70
monedas de oro”
El joven, loco de contento, voló y llegó, casi sin aliento, a donde estaba su
padre, le contó lo ocurrido y éste le contestó:
-“Buen trabajo, hijo, muy bien, escúchame bien ahora: Tu eres ese anillo,
y eres una joya más valiosa y única. Sólo puedes ser valorado por un
especialista. ¿Creías que iba a ser cualquiera el que pudiera descubrir tu
verdadero valor?”
Y diciendo esto, el padre se colocó la valiosa joya en el dedo de su mano.
El hijo le abrazó y le dio un cariñoso beso.
+++
Más que esta joya vale este joven, vale cualquier persona y muchos
andan buscando por los mercados de la vida gentes y compradores inexpertos
que los valoren.
¡Engarza, amigo, cada día que pasa y haciendo siempre el bien a todos,
un zafiro, una esmeralda en tu persona, irás subiendo de precio!
No hay nada más hermoso que tu mismo ya que Dios que es la misma
belleza se ha enamorado de ti.
¿Quién puede mencionar algo muy importante y de mucho valor y que
no existiera hace 100 años? Ese eres tú.
¡No te vendas ni por más de 70 monedas de oro, vales bastante más!
14.-EL REGALO
Un tal señor, llamado Antonio no veía con buenos ojos a otra persona,
compañera de trabajo llamada Mario. Llegó el día del santo de Mario y Antonio
le preparó una bella caja envuelta en papel de regalo con un bonito lazo y
dedicatoria de felicidades, la lleva a la hora del trabajo. Mario recibe varios
detalles de distintos compañeros y los va abriendo públicamente.
Antonio había metido dentro en una bandeja, ciemo, estiércol y
basura mal oliente. Todos esperan ver qué regalo le hace, ya que bien sabían no
se llevaban bien.
Lo abrió, todos los presentes pusieron cara de sorpresa al mismo tiempo
que se tapaban la nariz, en Mario se dibujó una leve sonrisa y la cara de
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15.-LA BALANZA
Amalia Domingo Soler-Lima (Perú)
Una pobre mujer llena de tristeza, entró en una tienda, se acercó al dueño
y de modo humilde y con mucha vergüenza le preguntó si podía llevarse
algunos alimentos, no se los podía pagar ahora, sí más adelante. Su marido
estaba enfermo y tenía 7 hijos que dar de comer.
El dueño le rogó que abandonara inmediatamente la tienda.
La mujer insistió y le volvió a repetir que se lo pagaría en cuanto pudiera.
De nuevo se lo volvió a negar el dueño y además con malos modos.
Cerca, estaba un cliente que había escuchado toda la conversación.
El cliente se acercó y le dijo al dueño que le atendiera, que él se lo
pagaba en el acto.
Entonces el dueño le preguntó a la señora que ya salía por la puerta con
la cabeza gacha, si tenía la lista de la compra; a lo que la mujer respondió,
cambiando el rostro: sí señor.
-“Ponga su lista en al balanza, aquello que pese su lista se lo daré en
comestibles”
La mujer buscó un trozo de papel en su bolso y escribió y luego lo dejó,
como le había ordenado el dueño, sobre uno de los platos de la balanza.
Los ojos del dueño y del cliente se llenaron de estupor al comprobar que
el plato en el que había dejado el papel se hundió hasta el fondo y así
permaneció.
-“No lo puedo creer” Dijo el dueño.
Entonces el cliente, según la palabra del dueño comenzó a poner comestibles en
el otro plato y más comestibles. Llenó la bandeja.
Los dos seguían pasmados y por fin el dueño tomó por curiosidad el papelito
dejado por la señora y lo leyó en silencio; su cara se quedó más “boba” todavía,
No se trataba de una lista de compras, decía: “Querido Señor, Tú conoces mis
necesidades, te las dejo en tus manos”
El dueño de la tienda le dio los comestibles y se quedó sin aliento y en
silencio.
La mujer se lo agradeció una y mil veces y abandonó la tienda y el cliente le
alargó un billete de 50 € para pagarle diciéndole: “Ahora, señor, sabemos
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16.-¡AMIGOS!
Tendría unos 13 años, era a la salida del colegio, por la tarde. Delante de
mí iba otro compañero, al cual no le conocía, era de mi misma edad, veo con
asombro que lleva la mochila llena de libros, muy cargada.
Al rato pasan delante de él otros tres muchachos, los cuales de quitan su
pesada mochila, le sacan todos los libros y los tiran por la acera, luego lo tiran a
él al suelo, sus gafas salieron disparadas y lejos y ellos corrieron veloces calle
abajo.
Me acerqué, le cogí las gafas y se las doy, veo que en sus ojos brillan las
lágrimas. Le recogí los libros y le ayudé en todo. Le pregunté por qué llevaba
todos sus libros a casa y no los dejaba en el colegio, le insistí y no recibí ninguna
respuesta. Me lanzó una dulce mirada y me dijo con voz trémula: “gracias,
muchas gracias”.
Seguimos juntos el camino, no vivía muy lejos de mi casa, según pude
comprobar, nunca le había visto y era natural, pues se había cambiado de
colegio hacía unos días.
Le invité para que le fin de semana viniera a jugar con mis amigos a fútbol,
Jugamos al fútbol, conoció a mis amigos. Vi que era un buen chaval y así
floreció la amistad en nosotros y para siempre.
Pasaron los años y ambos fuimos a la universidad, él estudió medicina y
un servidor derecho. Nos veíamos de vez en cuando. Él era un ligón, llevaba a
las chicas loquillas, yo casi le envidiaba. Llegó el día de su graduación. Le
encargaron el discurso de apertura del acto. Minutos antes le pude ver, ya que
me había invitado a este acto, estaba muy nervioso. Le di una palmadita y le
deseé suerte.
Llegó el momento del discurso y comenzó con mucha serenidad y
firmeza, agradeció a profesores, compañeros, familiares y asistentes en general
su presencia y la ayuda recibida para llegar a esta meta. Se detuvo en un
apartado, a quien más agradeció fue a los amigos, hizo como una pequeña
canción a la amistad y prosiguió: “Yo estoy aquí por un amigo que me salvó la
vida”. Narró el hecho de los libros por tierra y continuó:” Yo llevaba todos mis
libros en mi cartera porque, desesperado, me iba a quitar la vida y así mi madre
no tendría que ir al colegio a buscarlos, pero ese amigo...” y me lanzó una
mirada cariñosa; yo me puse rojo como un tomate, sentí también sobre mí la
mirada de sus padres., “pero ese amigo me salvó la vida”.
Finalizó su jugosa y breve intervención con palabras de aliento y
acentuando el valor de la amistad. Se acercó donde un servidor estaba y
señalando al público congregado y levantando voz y el brazo dijo: “Aquel
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amigo está aquí, es éste” y me dio un fuerte abrazo al mismo tiempo que
sonaron los aplausos.
Naturalmente que por mis mejillas rodaron dos lagrimones.
Entonces todos los sabios se reunieron para ver de curarle, pero no encontraban
el medio.
Uno de ellos, sin embargo, declaró que sabía cómo podía curarse el zar.
-Si se encuentra un hombre feliz sobre la tierra – dijo-, que le quiten su camisa y
se la pongan al zar. Entonces quedará curado.
El zar mandó buscar un hombre feliz por todo el mundo. Los enviados
del soberano recorrieron todos los países, pero no hallaron lo que buscaban. No
encontraron un solo hombre que estuviera contenido con su suerte.
El uno era rico, pero enfermo; el otro estaba sano, pero era pobre; aquel
rico y sano, se quejaba de su mujer; éste de sus hijos: todos deseaban algo más y
no eran felices.
Un día el hijo del zar, que pasaba por delante de una pobre choza, oyó
que en su interior alguien exclamaba:
-Gracias a Dios he trabajado y comido bien. Soy feliz, ¿qué más puedo desear?
El hijo del zar se sintió lleno de alegría e inmediatamente mandó por la
camisa de aquel hombre, a cambio de todo cuanto quisiera.
Los enviados se presentaron a toda prisa en la choza del hombre feliz
para quitarle la camisa; pero el hombre era tan pobre que ni siquiera tenía
camisa.
León Tolstoi
18.- LAS DOS TINAJAS
hirviendo, yo haría la mejor sopa del mundo, que el puchero sea muy grande,
por favor”.
A la señora le picó la curiosidad y así lo hizo. Para cuando el agua
comenzó a hervir ya estaba allí todo el vecindario para ver aquel fenómeno. El
señor extraño dejó caer la piedra al agua hirviendo y probó una cucharadita
exclamando a continuación:
-“Deliciosa, pero necesita alguna patata”
-“Yo tengo patatas en mi casa! Saltó una mujer y salió dispara a por ellas.
Al rato está de regreso y echa las patatas al puchero.
De nuevo el señor prueba la sopa y dice:
-Sí, buena, buena pero si tuviéramos un poco de carne...”
Otra ama de casa salió corriendo y trajo la carne
Volvió el señor a probar la sopa y añadió:
-“Está muy sabrosa, pero si tuviéramos unas verduras, quedaría mejor”.
Va a ser otra señora que rápidamente vuelva con una cesta con judías
verdes, zanahorias y más.
Una vez probada dijo a la dueña de la casa:
-“La sal, por favor”.
A continuación exclamó: “Preparen paltos” Trajeron platos y hubo
gentes que portaron incluso pan y frutas.
Se sentaron todos y disfrutaron de aquella riquísima sopa, cocido o caldo
Era la sopa de piedra.
En medio de la comida, el señor extraño desapareció sin que nadie se
diera cuenta de ello, dejando tras de sí la milagrosa piedra de hacer sopa que
estas gentes podrían usar siempre que quisieran.
21.-NO TE VEO
Érase una familia feliz que vivía en una casita de barriada. Pero una
noche estalló de improvisto en la cocina un incendio espantoso.
Cuando las llamas comenzaron a propagarse, padres e hijos salieron
fuera corriendo. Se abrazaron e, impotentes contemplaban desconsolados su
hogar envuelto en llamas y humos.
Con horros y pena indescriptibles, cayeron en la cuenta de que faltaba el
más pequeño, un niño de cinco años.. En el momento de salir, asustado por el
crepitar de las llamas y sintiéndose ahogar por la acidez del humo, volvió atrás
y subió al piso de arriba.
¿Qué hacer? El padre y la madre se miraron desesperados e impotentes,
las dos hermanitas comenzaron a llorar: lanzarse a aquel horno era imposible.
Llegan los bomberos.
Pero he aquí que arriba, en lo alto, se abrió la ventana del desván, y el
niño se asomó gritando con fuerza: “¡Papá, papá!”
El padre, esperanzado, respondió: “¡Salta, hijo, salta!”
Debajo de sí el niño sólo veía fuego y humo, pero oyó la voz de su padre
y la de los bomberos que también le animaron a saltar ya que habían puesto
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Estamos en el Olimpo, allí están reunidos todos los dioses. Llevan entre
manos una fuerte decisión: crear a un ser llamado hombre y mujer pero con
unas determinadas características, a su imagen y semejanza, como ellos…pero
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intervienen dioses y dioses oyendo su voz. Hay miedo. Si lo hacen como ellos
podrían quitarles el puesto. Así que después de mucho hablar deciden hacer, sí
a su imagen y semejanza pero con una condición: sin felicidad. Deberá estar
buscándola toda su vida.
Pero habrá que esconderla, mas ¿dónde? E interviene el dios de los
mares, Neptuno: “Yo lo sé, en mis profundidades” La respuesta del resto es
negativa, los humanos son inteligentes y darán con ella. Desisten de esta feliz
intervención del dios de los mares.
De inmediato surgen otras voces y ahora es el dios de los vientos Eolo que dice
sabe dónde puede esconderse la felicidad, ¿dónde? Él conoce los más altos
Va a ser la diosa Minerva, una mujer la que proponga aquello que todo el
mundo está de acuerdo, veamos lo que dice: “es un sitio que nunca dará con él
y está bien próximo a él y a ella; en lo más profundo de su ser, allí nunca la
encontrarán” Todos acceden a esta profunda y bella propuesta.
Y así lo hicieron, crearon al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza
faltándoles la felicidad. Y nunca, nunca, porque pasaron los siglos a nadie se le
ocurrió buscarla dentro de sí mismo
+++
Alerta, atento amigo, amiga, jóvenes. No busques fuera de ti la felicidad, no la
vas a encontrar y te doy pistas, no la vas a encontrar ni en los € ni en el placer ni
en la vagancia ni en la fama ni en el deporte ni en belleza física ni en la
simpatía. Sólo la podrás gustar dentro de ti, siendo fiel a ti mismo.
Muchos la confunden con el confort, el placer o el bienestar. A la
felicidad no se llega es una manera de andar, no es un destino, es un síntoma
que aparece al caminar. Unos la persiguen y otros la crean. Amando y sin ruido,
cuidando lo esencial, brindando pellizcos de alegría a quienes te rodean y este
es el modo, al hacerlo se es feliz.
Te va a exigir el ser consecuente, eliges de este modo el camino estrecho,
no lo fácil ni el que te ofrece la sociedad ni la tele ni amigos…esta es la gran
pista y flecha que te va a señalar su escondite.
Si quieres llegar a ser alguien, deberás luchar, no te rindas y seguro que
darás en el clavo y encontrarás la felicidad. Ella está dentro, muy dentro de ti, la
vas a encontrar en la paz y profundidad de tu ser, de tu corazón.
Ánimo, si lo intentas, seguro, muy seguro que darás con ella y nada ni
nadie te la podrá arrebatar.
Te felicito ya de antemano porque estoy seguro que lo intentarás y más
seguro que lo conseguirás.
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dificultad.
A los pocos días falleció, se separó de ella físicamente, quedó lejos de sus
ojos pero siguió más cerca que nunca se su corazón.
Ya puedo hablar correctamente inglés, alemán o chino. Mover montañas
de sitio. Cruzar océanos a nado. Ser presidente de un estado importante. Haber
recibido el Oscar al mejor actor. Poseer el premio Nobel de la paz. Ganar una
mensualidad única. Tener posesiones en diversos continentes. Ser un personaje
de renombre mundial.
Amigo, amiga, si no tengo amor de nada me sirve.
Esta historia la relató un médico que trabajó varios años como voluntario
en el África ecuatorial.
Una noche trabajé duro con una madre en su parto, pero a pesar de todo
lo que pudimos hacer, ella falleció dejándonos un pequeño y prematuro bebé y
una niña de dos años que lloraba desconsoladamente. Tuvimos grandes
problemas para mantener vivo al bebé, no teníamos incubadora ni electricidad.
Tampoco teníamos alimento especial para estos casos. Aunque estábamos
sobre la línea del Ecuador, las noches a menudo eran frías con peligrosos
vientos. Una estudiante que me ayudaba fue a buscar algo de lana para
abrigarle un poco.
Otra fue a atizar el fuego y a cargar una bolsa con agua caliente. Ella volvió casi
inmediatamente muy preocupada para decirme que la bolsa se rompió al
llenarla. (las bolsas de agua caliente se rompen fácilmente en climas tropicales).
¡Y era nuestra última bosa. Éstas no crecen en los árboles, y no hay farmacias en
los bosques donde comprarlas.
“Muy bien” dije, “pon al bebé lo más cerca posible del fuego y acuéstate entre
el bebé y la puerta para evitar las corrientes de aire frío. Tu trabajo es mantener
con calor al bebé.”
Al mediodía, como hacía todos los días, fui a orar con los chicos. Les
daba sugerencias sobre cosas por las cuales orar, y también les conté lo del
pequeño bebé. Les expliqué nuestro problema de mantener al bebé con calor
suficiente, la bolsa de agua caliente que se había roto, y que el bebé podía
fácilmente morir si se enfriaba. También les conté de su hermana de dos años,
que lloraba porque su madre había muerto.
Mientras orábamos, una de las niñas, de nombre Ruth, hizo la usual
sincera oración que los niños hacen en África. “Dios, por favor, envíanos una
bolsa de agua caliente hoy, mañana será demasiado tarde porque el bebé habrá
fallecido, por favor envíala esta tarde”.
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Concluyo afirmando que Dios les da la comida a todas las aves, pero no
se la pone en sus nidos.
28.-EL VIOLINISTA.
29.-GUSANITO Y MARIPOSA
Érase que se era una niña que era tartaja y además se comía muchas
palabras. A duras penas se le podía entender.
No tenía amigos, incluso todos los niños y niñas de su edad se le
burlaban y además huían de su compañía; parecía como si fuera portadora de
una enfermedad contagiosa.
Nadie le quería, sólo para reírse. En el colegio era donde más sufría y se
veía todo esto.
Pero ella, siempre estaba atenta para ayudar a quien fuera y cuando
fuera, acompañaba, prestaba atenciones, sus cosas; este era su verdadero
lenguaje, el oculto.
No tenía otro modo para comunicarse. Callaba y sólo actuaba en bien de quien
fuere.
Un día, cerca del hospital por donde pasaba camino del colegio, atropelló
un coche a un compañero, pidió ayuda y se quedó en la sala de espera para
saber algo de su estado.
Al rato apareció muy nervioso un enfermero pidiendo sangre para el
niño. Era urgente. Ella se prestó inmediatamente y sin dudarlo. Le hicieron la
transfusión y gracias a ello pudo salvarse. Todas las tardes iba un ratito, al salir
del colegio a visitarle.
Los compañeros se enteraron de este hecho, eran aquellos que se
burlaban siempre de ella y entre todos decidieron darle una sorpresa, se
pusieron de acuerdo y le compraron varios regalillos y no faltó una rosa roja –
color sangre-, le colgaron el nombre de la niña, con letras bonitas, decía:
SILVIA, una cintita roja la sujetaba. Le Hicieron un pasillo, aplaudieron y le
entregaron los regalos y la rosa. Cada uno le dio un beso. Un compañero, en
nombre de todos le dijo casi gritando: “De ahora en adelante usaremos el
idioma sin palabras que tú nos has enseñado”.
El aplauso fue sonado y corrieron muchas lágrimas. También por las
mejillas de SILVIA la cual sólo pudo decir: “Gracias, gracias, amigos, os
quiero”. Al tiempo que absorbía el amargor de unas gotas de sus lágrimas.
31.-EL ESPEJO
Soy el espejo del cuarto de baño y pertenezco a una joven chica y que
para colmo es muy guapa, su cuerpo es perfecto.
Tengo una gran suerte. Soy el primero que ve sus preciosos ojos después
que se abren a un nuevo día. Los veo, sin amanecer todavía y son dos soles:
grandes, abiertos y azules.
Nada más levantarse se acerca a mí, así la miro y así se ve, sin aditivos ni
maquillajes.
¿Por qué me mira así?
¿Me mira a mí o se mira ella en mí?
Al dibujarse en mi superficie se rompe la barrera que nos separa, su imagen
entra en mí y yo soy muy feliz.
Soy afortunado sólo al pensar cuando aquella mano me colgó en este lugar.
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El mayor se llamaba Javi y tenía 20 años y el pequeño era Juan, que tenía
dieciocho. Siempre estaban juntos y eran muy amigos desde los primeros años de
primaria. Juntos decidieron alistarse como voluntarios al ejército. Y al marchar
prometieron a sus padres que se cuidarían y apoyarían el uno al otro.
Tuvieron suerte y los dos fueron destinados al mismo cuartel y al mismo
batallón. Aquel batallón fue destinado a la guerra. Una guerra terrible en medio de las
arenas ardientes del desierto. Al principio y durante unas semanas Javi y Juan quedaron
acampados en la retaguardia y protegidos de los bombardeos. pero una tarde llegó la
orden de avanzar en el territorio enemigo. Los soldados avanzaron durante toda la
noche, siempre amenazados por un fuego infernal. Al amanecer el batallón se replegó
en una aldea.
Pero Juan no estaba. Javi lo buscó por todas partes, entre los heridos, entre los
muertos. Al fin encontró su nombre en la lista de los desaparecidos. Se presentó al
comandante.
-Vengo a solicitarle permiso para ir a buscar a mi amigo - le dijo.
- Es demasiado peligroso - respondió el comandante. Hemos perdido ya a tu
amigo. te perderíamos también a ti. Fuera siguen disparando.
Javi, sin embargo, partió. Tras unas horas de búsqueda angustiosa, encontró a
Juan herido mortalmente. Agonizaba. Lo cargó sobre sus hombros. pero un cascote de
metralla lo alcanzó. Siguió arrastrándose hasta el campamento.
- ¿Crees que valía la pena arriesgarse a morir por salvar a un muerto? le gritó el
comandante.
- Sí, murmuró Javi -, porque antes de morir, Juan me dijo: “Javi, sabía que
vendrías.”
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