Serna, E. 2018. Ingeniería y Ciencia
Serna, E. 2018. Ingeniería y Ciencia
Serna, E. 2018. Ingeniería y Ciencia
Editor
INGENIERÍA:
Realidad de una disciplina
Investigación Científica
ISBN: 978-958-59127-8-6
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INGENIERÍA:
Realidad de una disciplina
ISBN: 978-958-59127-8-6
1. INTRODUCCIÓN
Hace casi tres siglos la humanidad inició una de las más importantes
revoluciones de la historia, una que modificó el contexto del planeta: la
Revolución Industrial. El resultado fue una producción nunca antes vista de
descubrimientos científicos que alimentó el desarrollo de las culturas, y cuya
escala hizo palidecer lo que se había alcanzado en siglos anteriores. Los
cambios fueron radicales y alteraron todos los aspectos de la vida del hombre,
pero uno de los más sorprendentes impactos se materializó en la
transformación del modo de pensar de las personas y en las tendencias que
orientaron el pensamiento subsiguiente. A partir de entonces la vida
industrializada aceleró los deseos humanos por satisfacer sus necesidades, un
proceso en el que, mientras algunos aspectos se enriquecieron y
revolucionaron otros se mantuvieron estáticos y, en ciertos casos, anularon
algunas funciones vitales del cerebro. Pero todo esto no se dio por casualidad,
1 Ingeniero de Sistemas, Ms.C. en Ingeniería, Ph.D. en Pensamiento Complejo, Científico Computacional Teórico. eserna@eserna.com
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fue la sumatoria de una serie de acontecimientos acumulados en la historia y
producto de una simbiosis compleja entre Ingeniería, Filosofía y Ciencia, que
hoy continúa presente en el desarrollo de la humanidad. En este capítulo de
presenta y analiza esta relación desde el punto de vista de la ingeniería y la
ciencia.
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clásicas, sino con desarrollos ingenieriles que revelaron el mundo subatómico
y cuántico para permitir el progreso del cuerpo de conocimiento existente. Esto
marco un punto de inflexión, porque los físicos más brillantes comenzaron a
trabajar con ingenieros para crear y utilizar tecnologías e idear experimentos
ingeniosos. Durante este período se dieron descubrimientos brillantes que
revolucionaron la comprensión de la naturaleza cuántica de los átomos, pero
la clave de estos logros fueron los espectaculares experimentos diseñados y
construidos por científicos e ingenieros. Para ese entonces no se presentaba
retrasos temporales entre los desarrollos de la ingeniería y su aplicación a la
investigación y el descubrimiento, porque los ingenieros trabajaban
simultáneamente con los científicos, a la vez que estos abordaban desafíos de
la ingeniería.
Otro de los desarrollos que se originó en esta armonía se logró por 1870,
cuando se diseñó un tubo de vidrio al vacío con electrodos en cada extremo,
en el que al perforar el ánodo los electrones pasaron a través de él para excitar
un colorante fluorescente. El primer aporte de este desarrollo fue el
descubrimiento de los rayos catódicos como corrientes de electrones. Unos 30
años después, cuando utilizaban este tubo, notaron un fenómeno antes no
observado: comprobaron que la corriente de electrones pasaba a través de
obstáculos que se colocaban antes del colorante, y concluyeron que el tubo
generaba algún tipo de rayo que podía viajar a través de ellos y excitar el tinte
fluorescente. Posteriormente, al colocar la mano entre el rayo y el tinte el
resultado fue una imagen fotográfica que mostraba los huesos. El experimento
demostró que esos rayos pasaban a través del tejido, pero que eran
bloqueados por los huesos para crear una imagen detallada de la mano. De
esta manera se descubrió los rayos X, un esfuerzo entre ingeniería y ciencia
que, hasta el momento, es una herramienta crítica en el arsenal de equipos
que la medicina utiliza para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.
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científicos necesitaban mayor energía para acelerar partículas más grandes,
por lo que el tamaño de la máquina también se incrementó. Esto dio como
resultado la fabricación del primer ciclotrón a gran escala, que hoy se conoce
como acelerador de partículas, y que se lograran sintetizar elementos nuevos,
conocidos como transuránicos: neptunio, plutonio, americio, curio y californio.
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Paralelo a estos avances en ingeniería y algo de ciencia, las comunidades
conocieron los metales y sus bondades, al punto que sustituyeron a la piedra
como herramienta y arma. Este proceso le dio un nuevo empuje al desarrollo
de la ciencia y la ingeniería, porque la metalurgia y la metalmecánica
incorporan un conjunto complicado de tecnologías y cuestiones ingenieriles,
tales como minería, fundición, moldeo, hornos y control de temperatura. Otro
impacto que generan estos avances fue el de la producción y la especialización
ocupacional, porque el trabajo artesanal dejó de ser una cuestión familiar para
convertirse en negocio en el que se empleaba quienes tenían el conocimiento
de fabricación, es decir, los primeros ingenieros. Estos empleados
especializados comenzaron a controlar el sistema de producción y a buscar
maneras de mejorarlo, entonces se preocuparon por nuevas fuentes de energía
y de potencia para realizar el trabajo. De esta manera ataron los carros al
caballo, con lo que innovaron el carro de guerra, y aprovecharon la energía
eólica para mover los barcos, con lo que mejoraron las comunicaciones y los
medios de transporte; pero también se dieron cuenta que podían aprovechar
la fuerza humana, con lo que se da inicio a la esclavitud.
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conocimiento de forma plana, en lugar de en cualquier sistema analítico de
teoremas o generalizaciones, caracterizada por una notable falta de
abstracción o generalidad y sin ninguna teoría naturalista u objetivo del
conocimiento como un fin en sí mismo. Como el conocimiento se incrementa
gracias al comercio y el intercambio, surgió la necesidad de crear escuelas
como instituciones, donde se enseñaba formalmente la escritura y donde los
ingenieros y conocedores de ciencia se convirtieron en instructores.
Debido a esto, en las últimas décadas diferentes autores [4] han incluido un
tercer término para analizar esa relación: la tecnología, y su objetivo es
estudiar la relación entre la ingeniería, la ciencia y la tecnología. Aunque desde
una cuestión metodológica existen diferentes tipos de relaciones que se
pueden estudiar, en este trabajo y desde una perspectiva general, se hará un
análisis a tres enfoques: empírico, conceptual y evaluativo. El primero puede
incluir un relato histórico de las relaciones o un estudio del papel problemático
de lo social en ellas.
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muy poco de ese conocimiento y, cuando se hacía, por lo general era de forma
visual. Pero en los tiempos modernos tempranos algunas de esas diferencias
se comenzaron a superar, y los cambios sociales, económicos y culturales de
comienzos del siglo XIX condujeron a la aparición de conceptos más o menos
modernos para definir la ciencia y la ingeniería. El concepto de ciencia se
asoció con la filosofía mecánica y experimental, mientras que ingeniería se
definía como ciencia de las artes prácticas, con lo cual se inició un conjunto
más amplio de interacciones entre ambas.
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Por otro lado, en el enfoque empírico-nominalista se asume que cualquier
investigación empírica se puede considerar como científica o ingenieril. Esto
constituye un antídoto contra aquellos que simplemente proclaman un fin
específico para cada una de ellas, sin pruebas o reflexiones. Sin embargo, y
aunque esta estrategia parece simple, al igual que la teórico-conceptual
también tiene problemas. En primer lugar, cualquier identificación empírica de
la ciencia o de la ingeniería necesita un pre-entendimiento, por ejemplo, de lo
que cuenta como actividad básica. Por lo que al centrarse en un subconjunto
específico de las actividades y despreciar otras, el enfoque empírico-
nominalista presupone una interpretación teórico-conceptual de lo que es
ciencia e ingeniería, y la cuestión de si es posible hacer este pre-entendimiento
más explícito, o incluso definirlo, todavía está en discusión. En segundo lugar,
el enfoque parece olvidar que diferentes lenguas y culturas utilizan diferentes
definiciones para actividades que podrían ser muy similares. Por lo tanto, para
saber si esas actividades pueden ser esenciales, básicas, o en gran medida,
similares, nuevamente se necesita una aclaración teórico-conceptual de las
mismas.
Es decir, que este tipo de análisis debe partir de una perspectiva interpretativa
de lo que se debería considerar aspectos básicos de la ciencia y la ingeniería,
por lo que se necesitan ambos enfoques. Una vez establecida esa
interpretación adquiere cierta fuerza normativa, y las actividades que no se
ajusten a ella no se deberían nombrar como científicas o ingenieriles. Entonces,
para asumir una interpretación particular primero debe cubrir lo que se pueda
considerar casos interesantes e importantes, entre las dimensiones de la
ciencia y la ingeniería. En este sentido, un modelo conceptual debería estar
respaldado por estudios empíricos de la práctica, y un modelo empírico
debería basarse en un pre-entendimiento interpretativo plausible [25]. Por lo
tanto, el enfoque teórico y el empírico no deberían separarse al analizar las
relaciones entre ciencia e ingeniería.
Por último, desde el enfoque evaluativo, y a primera vista, la idea de que las
relaciones entre ciencia e ingeniería están cargadas de valor, apenas parece
controvertida. Después de todo la ingeniería se relaciona con la creación de
artefactos útiles, que tienen ciertas funciones intencionalmente diseñadas y,
por lo tanto, son buenos para ciertos fines. Al parecer, esta visión básica le
añade una dimensión evaluativa a la ingeniería y, aunque algunos sostienen
que el valor de la ingeniería es neutral, no niegan su utilidad ni su valor, sino
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que solamente es un medio para un fin. Por eso presumen que puede ser
valiosa como medio para los fines y determinan un valor instrumental o de
utilidad, aunque su valor final depende del uso particular que cada usuario le
otorgue. Es decir, la tesis de que la tecnología es neutra con relación a su valor
se basa en la suposición de que, en últimas, el valor instrumental no es valor.
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parece no serlo tanto, en parte porque son más sutiles y requieren mayor
explicación [26]:
Dada la complejidad de los problemas actuales y, como en casi todas las áreas
del conocimiento, la ingeniería y la ciencia desarrollan una estrecha relación
con otros campos para estructurar soluciones transdisciplinares. Por ejemplo,
a medida que se avanza en los desarrollos tecnológicos, la ingeniería y la
filosofía se van uniendo más estrechamente. En general, la filosofía ayuda a
reflejar ideas y extraer problemas, mientras la ingeniería se orienta a
encontrarles una solución eficiente y eficaz. En esta relación los ingenieros
están más direccionados a través de algoritmos sistemáticos, modelos
numéricos, software, modelaciones y simulaciones, mientras que los filósofos
dependen del lenguaje para encontrar inferencias lógicas. Por eso es que la
mayoría de estudiosos de este tema concluyen que el punto común entre ellos
son los aspectos lingüísticos; desafortunadamente, muy pocos programas de
ingeniería incluyen en sus contenidos el tema del racionalismo filosófico [29],
es decir, del lenguaje, que les permitiría a los ingenieros abordar los problemas
con conocimiento de las proposiciones filosóficas necesarias.
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precedentes. Actualmente, las cosas han cambiado respecto a lo que se vivió
en cuanto a velocidad y potencia a finales del siglo XX; una época dominada
por la física, la electrónica, las comunicaciones a gran velocidad y el transporte
de alta velocidad a largas distancias. Este siglo es bastante diferente porque,
al parecer, el dominio lo tiene la biología y la gestión de la información,
permeadas paralelamente por cuestiones de escala macro, tales como la
energía, el agua y la sostenibilidad. Estos son los problemas en los que la
ingeniería y la ciencia se unen para encontrarles solución, y los ingenieros y
los científicos deben desarrollar fortalezas para enfrentarlos.
Muchos de los grandes logros del siglo XX fueron posibles gracias al trabajo
de ingenieros y científicos. Entre ellos se puede mencionar al desarrollo
generalizado, cobertura en electricidad y agua limpia, automóviles y aviones,
radio y televisión, naves espaciales, láser, antibióticos, imágenes médicas,
Ciencias Computacionales e Internet, entre muchos otros, con los que se
revolucionó y mejoró virtualmente todo aspecto de la vida humana. Sin
embargo, estos mismos avances plantean desafíos formidables para este siglo,
porque el crecimiento acelerado de la población, y por ende de sus
necesidades, plantean el problema de sostener el progreso continuo de la
civilización, a la vez que mejorar su calidad de vida; las amenazas a la salud
exigen tratamientos más eficaces y de amplia disponibilidad; las
vulnerabilidades a las enfermedades pandémicas, la violencia y los desastres
naturales exigen innovación permanente para encontrar nuevos métodos de
protección y prevención; además, cada día el ser humano busca nuevas
maneras de divertirse, exigiendo nuevos productos para lograrlo.
Aunque esta visión no es cierta en todos los casos, es fácil simpatizar con ella,
porque los ingenieros y científicos de hoy no son percibidos como creativos o
innovadores. Actualmente, no se escucha que los ingenieros y científicos
inventen autos, motores o computadores, sino que los arreglan o modifican,
al menos esa es la percepción pública. Por eso es evidente que se necesita
espacio en los planes de estudios para incluir contenidos que les permita a los
estudiantes comprender, desarrollar y aplicar creatividad e innovación.
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En todo caso, las discusiones acerca de las relaciones entre la ciencia y la
ingeniería parecerían no tener fin. Inclusive se llegó a hablar de la elevación
cultural posmoderna de la ingeniería sobre la ciencia, como una contradicción
a las valoraciones culturales del modernismo en las que se daba prioridad a la
ciencia. De acuerdo con esas valoraciones la ciencia tiene primacía porque las
personas reconocen su dependencia de un método sobrio, desinteresado y
razonado [31].
A comienzos del siglo XX surgió una nueva filosofía para relacionar ciencia e
ingeniería, que transformó la visión de la segunda en una disciplina
firmemente arraigada en la ciencia. Entonces, y gracias a los éxitos de las
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ciencias naturales de ese momento, el método científico se comenzó a utilizar
en ingeniería, un movimiento que se convirtió en la tendencia dominante en el
trabajo ingenieril. Luego de la Segunda Guerra Mundial se intentó apartar de
los planes de estudios en ingeniería los contenidos vocacionales, con el
objetivo de incrementar los estudios fundamentales de la ciencia; pero
progresivamente esta idea se fue diluyendo gracias a una oposición pasiva en
todos los niveles del sistema educativo.
Sin duda, este es uno de los temas más centrales y controvertidos en las
comunidades: algunas lo consideran una cuestión antigua, porque ciencia e
ingeniería son actividades que se complementan desde hace mucho tiempo
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para adaptar principios, leyes y teorías a proyectos determinados por
condiciones materiales y sociales contextuales.
Otras sostienen que es una cuestión actual porque consideran que el contexto
está en el centro de las reflexiones contemporáneas sobre una relación que se
intensificó con la globalización; y otras manifiestan que en realidad es tanto
un tema antiguo como actual, porque consideran que ingeniería y ciencia son
cuestiones totalmente diferentes y que se internalizaron cuando se obligó a
ingenieros y científicos a tener en cuenta los aspectos culturales, los valores y
las demandas particulares de la sociedad. Entonces, tuvieron que pasar de
responder a necesidades particulares o zonales a mirar el contexto de manera
sensible, a planificar cuidadosamente, a considerar diferentes perspectivas y a
adaptar sus desarrollos a circunstancias particulares del mundo.
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matemático del problema. Con el tiempo, y gracias a la expansión y perfección
del conocimiento científico y a la masificación de la educación en ingeniería,
se logró la unificación.
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