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Bioetica

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ImportancIa bIomédIca

El agua es el componente químico predominante de los organismos vivos. Sus singulares


propiedades físicas, que incluyen la capacidad para solvatar una amplia gama de moléculas
orgánicas

e inorgánicas, se derivan de su estructura bipolar y de su excepcional capacidad para formar


enlaces de hidrógeno. La manera

en que el agua interactúa con una biomolécula solvatada influye sobre la estructura de ambas,
tanto de la biomolécula como

del agua. El agua, un excelente nucleófilo, es un reactivo o un

producto en muchas reacciones metabólicas. La regulación del

equilibrio del agua depende de mecanismos hipotalámicos que

controlan la sed, de la hormona antidiurética (ADH), de la retención o excreción de agua por


los riñones, y de la pérdida por

evaporación. La diabetes insípida nefrogénica, que comprende

la incapacidad para concentrar orina o para hacer ajustes a cambios sutiles de la osmolaridad
del líquido extracelular, se produce por falta de capacidad de respuesta de los
osmorreceptores de

los túbulos renales a la ADH.

El agua tiene una propensión leve a disociarse hacia iones

hidróxido y protones. La concentración de protones, o acidez,

de soluciones acuosas por lo general se reporta usando la escala

de pH logarítmica. El bicarbonato y otros amortiguadores en circunstancias normales


mantienen el pH del líquido extracelular

entre 7.35 y 7.45. Las alteraciones sospechadas del equilibrio

acidobásico se verifican al medir el pH de la sangre arterial y el

contenido de CO2

de la sangre venosa. Las causas de acidosis (pH

sanguíneo <7.35) son cetosis diabética y acidosis láctica. La alcalosis (pH >7.45) puede
presentarse después de vómitos de contenido gástrico ácido.

El agua Es un solvEntE

bIológIco IdEal

Las moléculas de agua forman dipolos

Una molécula de agua es un tetraedro irregular, un tanto asimétrico, con oxígeno en su centro
(figura 2-1). Los dos hidrógenos

y los electrones no compartidos de los dos orbitales sp3


hibridados restantes ocupan los ángulos del tetraedro. El ángulo de 105

grados entre los hidrógenos difiere un poco del ángulo tetraédrico ideal, de 109.5 grados. El
amoniaco también es tetraédrico,

con un ángulo de 107 grados entre sus hidrógenos. El átomo de

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8 CAPÍtULO 2 Agua y pH

oxígeno fuertemente electronegativo en el agua empuja los electrones en dirección contraria a


los núcleos de hidrógeno, lo que

los deja con una carga positiva parcial, mientras que sus dos pares de electrones no
compartidos constituyen una región de carga negativa local.

Una molécula con carga eléctrica distribuida de manera

asimétrica alrededor de su estructura se denomina un dipolo.

La constante dieléctrica alta del agua depende de su dipolo

fuerte. Como se describe de manera cuantitativa mediante la ley

de Coulomb, la fuerza de la interacción F entre partículas que

tienen carga opuesta es inversamente proporcional a la constante dieléctrica ε del medio


circundante. La constante dieléctrica

para un vacío es la unidad; para el hexano es 1.9; para el etanol,

24.3, y para el agua, 78.5. Por ende, el agua disminuye mucho la

fuerza de atracción entre especies cargadas y polares en comparación con ambientes libres de
agua que tienen constantes dieléctricas más bajas. Su fuerte dipolo y constante dieléctrica alta

permiten al agua disolver grandes cantidades de compuestos cargados, como las sales.

Las moléculas de agua forman

enlaces de hidrógeno

Un núcleo de hidrógeno parcialmente desprotegido, unido de

manera covalente a un átomo de oxígeno o de nitrógeno que extrae electrón, puede


interactuar con un par de electrones no compartidos sobre otro átomo de oxígeno o nitrógeno
para formar

un enlace de hidrógeno. Dado que las moléculas de agua tienen

estas dos características, la formación de enlaces de hidrógeno

favorece la autoasociación de moléculas de agua hacia disposiciones ordenadas (figura 2-2). La


formación de enlaces de hidrógeno ejerce una profunda influencia sobre las propiedades

físicas del agua, lo que explica su viscosidad, tensión superficial


y punto de ebullición excepcionalmente altos. En promedio,

cada molécula en agua líquida se asocia por medio de enlaces de

hidrógeno con otras 3.5. Estos enlaces son hasta cierto punto

débiles y transitorios, con una vida media de unos pocos nanosegundos o menos. La rotura de
un enlace de hidrógeno en agua

líquida sólo requiere alrededor de 4.5 kcal/mol, menos de 5% de

la energía necesaria para romper un enlace O—H covalente.

La formación de enlaces de hidrógeno permite al agua disolver muchas biomoléculas orgánicas


que contienen grupos

funcionales que pueden participar en la formación de enlaces de

hidrógeno. Los átomos de oxígeno de aldehídos, cetonas y amidas, por ejemplo, proporcionan
pares solitarios de electrones

que tienen la capacidad de servir como aceptores de hidrógeno.

Los alcoholes, los ácidos carboxílicos y las aminas pueden servir

como aceptores de hidrógeno y como donadores de átomos de

hidrógeno desprotegidos para formación de enlaces de hidrógeno (figura 2-3).

la IntEraccIón con agua

InfluyE sobrE la Estructura

dE bIomoléculas

Los enlaces covalentes y no covalentes

estabilizan moléculas biológicas

El enlace covalente es la mayor fuerza que mantiene juntas a las

moléculas (cuadro 2-1). Las fuerzas no covalentes, aunque son

de menor magnitud, hacen contribuciones importantes a la estructura, estabilidad y


competencia funcional de macromoléculas en

2e

105˚

2e

fIgura 2–1 La molécula de agua tiene geometría tetraédrica.

fIgura 2–2 izquierda: asociación de dos moléculas de agua


dipolares mediante un enlace de hidrógeno (línea punteada).

Derecha: agrupación de cuatro moléculas de agua con enlaces de

hidrógeno. Note que el agua puede servir de manera simultánea como

donador y como aceptor de hidrógeno.

CH3 CH2 H OO

CH3 CH H OO

CH2 CH3

OH

II

III

RI

fIgura 2–3 Los grupos polares adicionales participan

en la formación de enlaces de hidrógeno. Se muestran los enlaces

de hidrógeno formados entre alcohol y agua, entre dos moléculas de

etanol, y entre el péptido carbonilo oxígeno y el péptido nitrógeno

hidrógeno de un aminoácido adyacente.

HH

O
H

HH

HHO

HH

cuadro 2–1 energías de enlace para átomos

de importancia biológica

tipo

de enlace

energía

(kcal/mol)

tipo de

enlace

energía

(kcal/mol)

o—o 34 o==o 96

S—S 51 C—H 99

C—N 70 C==S 108

S—H 81 o—H 110

C—C 82 C==C 147

C—o 84 C==N 147

N—H 94 C==o 164

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CAPÍtULO 2 Agua y pH 9

las células vivas. Estas fuerzas, que pueden ser de atracción o de


repulsión, comprenden interacciones tanto dentro de la biomolécula como entre la misma y el
agua, que es el principal componente del ambiente circundante.

Las biomoléculas se pliegan

para colocar a grupos polares

y cargados sobre sus superficies

Casi todas las biomoléculas son anfipáticas; esto es, poseen regiones con alto contenido de
grupos funcionales cargados o polares, así como regiones con carácter hidrofóbico. Las
proteínas

tienden a plegarse con los grupos R de aminoácidos con cadenas laterales hidrofóbicas en el
interior. Los aminoácidos con

cadenas laterales de aminoácidos cargadas o polares (p. ej., arginina, glutamato, serina) por lo
general están presentes sobre la

superficie en contacto con agua. Un modelo similar prevalece en

una bicapa de fosfolípidos, donde los grupos con cabeza cargada

de fosfatidil serina o fosfatidil etanolamina tienen contacto con

agua, mientras que sus cadenas laterales de ácido (acilo) graso

hidrofóbicas se agrupan juntas y excluyen el agua. Este modelo

maximiza las oportunidades para la formación de interacciones

de cargadipolo, dipolodipolo, y formación de enlaces de hidrógeno, favorables desde el punto


de vista energético entre grupos polares sobre la biomolécula y el agua. También minimiza

contactos desfavorables desde el punto de vista energético entre

el agua y grupos hidrofóbicos.

interacciones hidrofóbicas

El término “interacción hidrofóbica” (o hidrófoba) alude a la tendencia de compuestos no


polares a autoasociarse en un ambiente

acuoso. Tal autoasociación no está impulsada por atracción mutua ni por lo que a veces es
denominado de manera incorrecta

como “enlaces hidrofóbicos”. La autoasociación minimiza la disrupción de interacciones


desfavorables desde el punto de vista

energético entre las moléculas de agua circundantes.

Dado que los hidrógenos de grupos no polares —como los

grupos metileno de hidrocarburos— no forman enlaces de hidrógeno, afectan la estructura del


agua que los rodea. Las moléculas

de agua adyacentes a un grupo hidrofóbico tienen restricción en

cuanto al número de orientaciones (grados de libertad) que les


permiten participar en el número máximo de enlaces de hidrógeno favorables desde el punto
de vista energético. La formación

máxima de múltiples enlaces de hidrógeno, que maximiza la entalpía, sólo puede mantenerse
al aumentar el orden de las moléculas de agua adyacentes, con un decremento acompañante
de

la entropía.

La segunda ley de la termodinámica establece que la energía libre óptima de una mezcla de
hidrocarburoagua está en

función tanto de la entalpía máxima (por formación de enlaces

de hidrógeno) como de la entropía mínima (grados máximos de

libertad). De este modo, las moléculas no polares tienden a formar gotitas a fin de minimizar el
área de superficie expuesta y

reducir el número de moléculas de agua cuya libertad de movimiento se restringe. De modo


similar, en el ambiente acuoso de

la célula viva las porciones hidrofóbicas de biopolímeros tienden

a estar sepultadas dentro de la estructura de la molécula o dentro de una bicapa lípida, lo que
minimiza el contacto con agua.

interacciones electrostáticas

Las interacciones entre grupos cargados ayudan a dar forma a la

estructura biomolecular. Las interacciones electrostáticas entre

grupos con carga opuesta dentro de biomoléculas o entre las

mismas se denominan puentes de sal, los cuales tienen fuerza

comparable a la de los enlaces de hidrógeno, pero actúan en distancias mayores; por ende, a
menudo facilitan el enlace de moléculas y iones cargados a proteínas y ácidos nucleicos.

Fuerzas de van der Waals

Surgen por atracciones entre dipolos transitorios generados por

el movimiento rápido de electrones de todos los átomos neutros.

Las fuerzas de van der Waals —mucho más débiles que los enlaces de hidrógeno, pero
abundantes— disminuyen en términos

de la sexta potencia de la distancia que separa a los átomos (figura 2-4). De este modo, actúan
en distancias muy cortas, por lo

general de 2 a 4 Å.

Fuerzas múltiples estabilizan

biomoléculas

La doble hélice de DNA ilustra la contribución de múltiples


fuerzas a la estructura de biomoléculas. Si bien cada cadena de

DNA individual se mantiene junta por medio de enlaces covalentes, las dos hebras de la hélice
se mantienen unidas de manera exclusiva mediante interacciones no covalentes. Estas últimas

comprenden enlaces de hidrógeno entre bases de nucleótido

(formación de pares de bases de WatsonCrick) e interacciones

de van der Waals entre las bases de purina y pirimidina apiladas.

La doble hélice presenta los grupos fosfato cargados y grupos

hidroxilo polares de los azúcares ribosa del esqueleto del DNA a

agua mientras que sepulta dentro las bases nucleótido relativamente hidrofóbicas. El
esqueleto extendido maximiza la distancia entre fosfatos que tienen carga negativa, lo que
minimiza

interacciones electrostáticas desfavorables.

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