Cap - 2
Cap - 2
Cap - 2
G. H. PEMBER
2
Las primeras eras de la Tierra
Capítulo II
La Creación
1Por lo tanto, la expresión tiene en este caso un sentido muy diferente del que lleva en el
primer verso de Juan. Aquí se usa como el principio del tiempo; pero allí de las incontables
edades de la eternidad antes de que fuera el tiempo. El tercer versículo de Juan, “Todas las
cosas por Él fueron hechas”, nos llevan al período del principio de Génesis.
4
Las primeras eras de la Tierra
esto pone fin a las especulaciones sobre la eternidad de la materia. Dios fue
antes de lo que se ve, y por Su voluntad suprema, llamó las cosas a la
existencia. Y una vez más, esta breve frase aplica un golpe mortal a todos los
panteístas que intentan identificar a Dios con la naturaleza. La naturaleza es
sólo una más de Sus muchas creaciones, una de las obras de sus manos: sus
años pueden contarse, así como es conocido el día de su nacimiento. Sin
embargo, Él es Dios desde la eternidad hasta la eternidad.
5
Las primeras eras de la Tierra
Por tanto, Dios, en el principio, creó los cielos y la Tierra, no sólo las
materias primas de los cuales fueron formados posteriormente. Cómo se
realizó este maravilloso trabajo no se nos relata: pero es posible que el poder
creador de Dios tenga una analogía con los seres que se han hecho a Su
imagen, una analogía que ilustra muy bien la distancia entre la criatura y el
Creador. Sabemos que con la fuerza de la imaginación, no sólo podemos
poner ante nuestros ojos escenas que nos interesaban desde hace mucho
tiempo, lugares que con placer visitaríamos en cuerpo, las formas de seres
queridos que partieron, tan queridos para nosotros como nuestra propia vida,
sino también imaginar eventos futuros, tal como nos gustaría que fueran. Sin
embargo, la visión es a menudo borrosa, efímera y profana. Pero tal vez, de
alguna manera, al tiempo que producimos este cuadro oscuro y caído, los
6
Las primeras eras de la Tierra
2 Véanse las observaciones sobre el Cuarto Día en el capítulo IV, y también la exposición
de Génesis 2:4, en la última parte del mismo capítulo.
7
Las primeras eras de la Tierra
(Gn. 19:26). Este sentido, es sin lugar a dudas, el mejor para nuestro
contexto. Por lo tanto, podemos adoptarlo y traducir así: “La Tierra se volvió
(convirtió) asolada y vacía, y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo”.
Pero, si necesitamos más evidencias para probar que nuestro versículo no
describe una masa caótica creada en principio por Dios y a la que después se
le dio forma, entonces, tenemos una declaración directa y positiva en el
capítulo 45 de Isaías: “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios,
el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para
que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro” (45:18). Vemos,
entonces, que Dios no creó la Tierra un “tohu”. Esta palabra, por lo tanto, sea
cual sea el significado que se le asigne, no puede ser una descripción de la
condición más primitiva de la Tierra. Sin embargo, nuestros traductores han
oscurecido el hecho mediante la traducción de tohu por “sin forma” (o
“desordenada”). Ni siquiera han comparado los pasajes en que aparece,
porque si lo hubieran hecho, habrían visto la conveniencia de traducir la
referencia manifiesta a la creación de Isaías igual que en Génesis.
9
Las primeras eras de la Tierra
10