El Distintivo Cristiano
El Distintivo Cristiano
El Distintivo Cristiano
La nota distintiva del líder, en el concepto tradicional popular, puede asumir distintas formas. La imagen
puede variar de acuerdo con el tiempo, las circunstancias y la historia y la cultura del pueblo.
Imágenes Populares del Líder
Históricamente, la imagen del líder en la cual se piensa con más facilidad es la del hombre excepcional,
dotado con la facultad de mando. Lo primero que nos viene a la mente son los reyes, emperadores, papas,
generales, obispos, presidentes, gobernadores, capitalistas, líderes laborales y otros por el estilo.
Su cargo los inviste de autoridad y su jefatura es la que les concede su posición oficial.
Otra imagen del líder es la del activista. El se gana por derecho propio el puesto de líder porque él es el
que resuelve las cosas. El es el que ve una necesidad y procede a organizar los recursos de que se dispone
para resolverla.
Puede tratarse de una necesidad material ya sea el mejoramiento de relaciones entre las personas, con
libertad y justicia para todos. O la necesidad puede ser moral: hacer depuración de las condiciones que
provocan la delincuencia, la inmoralidad o el crimen También la necesidad puede ser educacional; más
escuelas y mejores y una mayor igualdad de oportunidades educacionales. O pudiera ser que se trate de
necesidades espirituales: de destruir las barreras del pecado y aumentar el amor a Dios y al prójimo. Las
personas que necesitan que haya acción a su al rededor vuelven los ojos a un activista de esta clase para
reconocerlo como su jefe y se convierten en sus seguidores y le brindan su apoyo.
Otra imagen que nos hacemos del líder es la del hombre de superior inteligencia y originalidad. En el
campo de las ideas se le acepta como guía.
En este campo de dirección, cuando pensamos en mentes directoras, recordamos a los filósofos, teólogos,
novelistas, dramaturgos, científicos e inventores, los iniciadores de nuevas maneras de pensar y de creer.
Sus ideas no siempre son aceptadas al principio y frecuentemente se ven perseguidos.
Sin embargo, en último término, si no al principio, atraen un número de seguidores y llegan a ocupar un
lugar en el salón de la fama como guías del pensamiento. Algunas veces el hereje de ayer se convierte en
el pensador ortodoxo del mañana y el innovador de hoy puede ser más tarde rechazado por sus más
afortunados sucesores.
La imagen del líder puede ser la del idealista. La función del idealista es la de conseguir el mejoramiento
de la realidad. El ve lo que los demás ven pero ve más allá. Más allá de la fealdad, él alcanza a percibir la
belleza, por encima del mal, él ve el bien, más allá de la falsedad, él ve la verdad. El puede comunicar su
percepción interior por medio de la literatura, la música, la arquitectura, la pintura, o la oratoria — por
cualquier medio artístico, en fin, en que le sea posible buscar y encontrar expresión. El puede combinar su
percepción interior con su habilidad, de manera que su maestría se hace evidente al oyente y al que le
contempla. Con el tiempo, lo que él produce llega a ser reconocido como “clásico”, es decir: de primera
clase. Hasta puede ser que llegue a ser el fundador de una “escuela” de seguidores que aceptan sus ideales
y se esfuerzan por imitarlos y perpetuarlos.
La imagen del líder puede ser la del hombre que se destaca en el campo espiritual. Su mayor interés se
concentra en las cosas del espíritu, los valores invisibles de la vida, las relaciones entre lo humano y lo
divino. En esta categoría pueden colgarse a los grandes fundadores de las religiones étnicas:
Buda Confucio, Lao-Tse, Mahoma.
Cuando pensamos en los líderes espirituales, incluimos a los patriarcas del Antiguo Testamento: Moisés,
Samuel, David, los videntes y los profetas de Israel. Concedemos el puesto supremo de la lista de los
idealistas a Jesucristo y después de él colocamos en la lista a los apóstoles, especialmente a Pablo. Lalista
entonces se convierte en una larga narración de los guías del espíritu en la historia cristiana, desde el
primer siglo hasta el día de hoy. Se les recuerda porque ellos se esforzaron para que los hombres oyesen y
siguiesen el llamamiento del Señor.
¿Qué nos revelan estas imágenes tradicionales y populares del líder? Engeneral, cinco cosas: Que él (o
ella),
(1) es una persona excepcional;
(2) que posee cualidades de autoridad;
(3) que posee una capacidad y maestría poco comunes;
(4) que exhibe rasgos de personalidad que llaman la atención; y
(5) que ejerce influencia sobre los demás, que los convierte en sus seguidores voluntaria o involuntariamente.
Con mucha frecuencia, si no siempre, se combinan varias de estas características en la misma persona,
aunque una cualidad sea generalmente la predominante. Por regla general, el líder es aceptado porque
ayuda a sus seguidores a conseguir lo que quieren o a ser lo que ellos desean. La medida de su grandeza
se calibra en términos del éxito de sus logros o de sus perfecciones personales o por ambas cosas. Un guía
de esa clase se destaca por encima de los hombres y mujeres ordinarios como un individuo extraordinario,
al cual se debe seguir porque en su posición o en su campo, él va a la cabeza de la multitud.