¿El Caímán Académico
¿El Caímán Académico
¿El Caímán Académico
19 y 20 de Julio de 2016
Promoción
Sazkia Montagna
Buenos días (tardes)... Mi saludo fraterno a los integrantes del Consejo Directivo de la
UPTAEB presentes... a los miembros del Consejo Académico, a padrinos y madrinas de
promoción, a homenajeados, invitados especiales, amigos y amigas, pero muy
especialmente a ustedes, integrantes de las promociones de TSU, licenciados,
licenciadas, ingenieros e ingenieras, de esta casa de estudios, cuya edición este año
lleva por nombre José Humberto Castillo “El Caimán de Sanare”, representante genuino
de la cultura oral de nuestro pueblos latinoamericanos.
Sobre él y su legado vengo a hablarles en esta Clase Magistral que me corresponde hoy
dirigir, oportunidad que agradezco muchísimo porque me permite compartir con Ustedes
la alegría de celebrar, lo que la academia define, la última clase que recibirán en
condición de estudiantes de pregrado, excepto para los Técnico Superior Universitario
que decidirán quedarse en la universidad para culminar sus estudios...a ustedes, mi
reconocimiento por aprovechar la oportunidad que ofrecen los Programas Nacionales de
Formación y obtener un certificado y dos títulos durante cuatro años de formación
profesional.
Bien, comencemos...
Así, he querido titular la clase de hoy, y agradezco esta pregunta -posiblemente irónica-
que me hiciera un amigo colega, docente universitario, cuando se enteró que esta
promoción rendiría homenaje a José Humberto Castillo “El Caimán de Sanare”...Sin
pensarlo, su apreciación, me motivó a ponerle más corazón y tiempo a estas lineas,
conversar con quienes convivieron con él y confirmar lo que creía: este hombre forma
parte de la historia cultural del país, del estado Lara... de la historia oral y de la historia
escrita. Pudiera parecer una contradicción, pero resulta que José Humberto Castillo se
convirtió en un puente entre la tradición oral y la tradición escrita. Trascendió su mundo
vivo de la oralidad, no porque lo anduvo buscando, sino porque demostró que no se
puede hablar de cultura sino se reconoce que lo escrito es hijo de lo oral.
La universidad, que también es Cultura, es uno de los idóneos espacios donde tienen
que encontrarse las distintas manifestaciones: la música, el teatro, la oralidad y otras que
enaltecen las raíces de nuestros pueblos; no hacerlo, sería contradictorio. Negarnos a
este momento es negarnos la posibilidad de conocer a un narrador popular, de la calidad
humana, espiritual como la de José Humberto Castillo...
Para efectos de ser coherente y consona con la humildad que le caracterizó, llamaré a
José Humberto Castillo como lo llamó su pueblo, su gente, su familia: El Caimán.
“Mi nombre completo es José Alberto Castillo, la madrina mía Sixta Puerta me puso
Humberto como su hijo, por eso me dicen también Humberto. Lo del Caimán fue nuevo,
del 50 pa lante, no me gustaba que me dijeran así porque veía al Caimán muy jocicon,
pero después... sí me gustó. Ese nombre me lo pusieron durante un corte de papa en
Monte Carmelo, fue por una papa de dos kilos que me comí”... así tan sencillo
respondía cuando surgía la inquietud del origen de su apodo, sobre todo en tierras donde
ni en cuento aparece un caimán.
Para ellos, fue un hermano, un padre. Para otros, el familiar cercano de cultores y
creadores espirituales de Sanare... Dice Juan Ramón Escalona que también fue un
familiar de la tierra, les enseñó a quererla y a defenderla... Para el profesor Franz
Castañeda la escuela campesina le enseñó a El Caimán una concepción del mundo, de la
vida, de la realidad, por eso tanto amor y conocimiento sobre los árboles, las flores y los
animales.
El Caimán fue escuela, universidad, libro viviente, maestro pueblo... Enseñó una
filosofía de vida... Días antes de morir decía “yo no tengo muerte, yo soy el ahijado de
Doña Catalina”... Saben quién es Doña Catalina... es la muerte y está con nosotros para
arriba y para abajo sin identificarla, sin sentirla, ella pasa desapercibida para muchos,
pero para los duendes de las montañas de Sanare, la muerte es parte de la vida, y a ella
llaman Doña Catalina.
“No tenemos muerte, la muerte es sólo el hecho de olvidar que somos como el maíz, que
cuando va para la tierra no muere sino que germina y da vida”, me explicó el Morocho
Escalona cuando insistí en saber quién era esa señora que tanto nombraban y que
significado tenía en la filosofía caimanera.
Su versión inmediatamente me conectó con el relato épico del Popol Vuh, que a través
de leyendas extraordinarias de la civilización maya-quiché explica la creación del
mundo. El Popol Vuh relata que antes de la creación del hombre, crecieron árboles y
vegetación, y luego los animales, y así después de varios elementos se ensayó el
material perfecto para hacer al hombre: el maíz.
Si yo le digo a mi amigo colega que desestimó este bello acto, que El Caimán tiene
currículo de vida, no me lo creería... Haré el esfuerzo de resumirlo para no correr el
riesgo de que me llegue la hora y no haya terminado:
El Caimán nació en el sector Las Rositas, caserío Palo Verde el 03 de enero de 1937.
Siempre orgulloso de sus raíces. Su residencia estuvo en el sector La Alcabala Vieja, de
Sanare, y -actualmente- en el planeta Marcelino para donde lo llevó Doña Catalina.
Recibió clases de primaria entre los poblados Paso Real y Palo Verde. Fue obrero
agrícola, crió chivos y vendía de todo, “a mucha honra”.
Autor y recreador de cuentos como “El perro minero”, “La tapa de zinc”, “El duende de
la auyama”, “El pollo mágico”, “El burro”, “La cooperativa de tío conejo”, “Los dos
perros que se comieron”, “Juan Salvajito”, “Pedro el bueno y Pedro el malo”, “La
Llorona” “El Toro Candelito”, “Doña Catalina”, entre muchos otros.
La primera compilación de sus cuentos fue en 1996 recogida en un trabajo titulado “Sin
decir una garra de mentira, cuentos de El Caiman”, a cargo de los “Morochos” Escalona
y de Renato Aglagiate, director de la Biblioteca Pública “Andrés Bello” de Sanare...un
trío perfecto enamorado de la palabra popular. Este libro luego fue editado por la
Asamblea Legislativa del estado Lara y reeditado en el año 2008 por la editorial El Perro
y la Rana.
Hay otra pequeña edición que se llamó “Los cuentos del Caimán” y fue publicada en
español y francés, así como portadas especiales que la CANTV también le dedicó.
El Caimán recibió el Premio Nuevo Joven en 1990. El mismo año fue Padrino de la XV
Promoción de Bachilleres de la UE Sanare, y la Unión Nacional de Narradores Orales y
Escénicos -UNOES- también lo condecoró.
En 1989 se celebró en su nombre, en Sanare, el Primer Encuentro Nacional de
Narradores Orales, encuentro que continúa organizándose con muchísimo esfuerzo;
recibió el Premio Chamán de narración oral y escénica del Centro Latinoamericano de
Creación e Investigación Teatral en 1989.
Recibió el Honor al Mérito Andrés Eloy Blanco, del Concejo Municipal en 1989. Fue
Miembro honorario, vitalicio, de la Juventud Incansable pro desarrollo de Sanare desde
1992. Recibió en Caracas una Distinción por la Oralidad, medalla al mérito, en el año
2010 otorgada por la Embajada de España. Recibió la Orden Ciudad de Barquisimeto en
su Tercera Clase en el 2009 y la Orden 22 de Septiembre, primera clase, por la UCLA
en el año 2011 luego de su partida.
Así como hablaba, chichiquero decía él mismo, así, con esa misma humildad se movió
en escenarios locales, nacionales, regionales y fuera del país. Recibió homenajes y
reconocimientos. Pero como duende mayor de la literatura oral sanareña, el público era
su mejor condecoración... El Caimán sabía cuando le estaban prestando atención, decía
que el placer de ver a su público concentrado era como si se estuviera comiendo un
dulce de leche, pero cuando no le prestaba atención era como si se estuviera tomando
algo muy ácido, amargo, desagradable... “Yo sé leerle los ojos, la mirada, a la gente “yo
soy psicológico”.
Tenía oraciones para que se fuera el invierno, para correr las malas influencias, atraer la
suerte, sacudir la energía negativa. Él es un ejemplo de nuestra Diversidad Cultural,
religiosa y de creencias.
Entre los episodios de El Caimán en Sanare, se cuenta que fue campeón de las
comilonas... En las fiestas patronales en honor a Santa Ana que se celebran en el mes de
julio, él era quien comía cantidades incalculables de comidas, hasta que Otilio Soto le
ganó en velocidad y viveza. A esa anécdota él contaba que Otilio le ganó porque se
comió una panela de jabón, “y jabón yo si no como”.
No había otro como él. Tenia su propios cuentos, pero también escuchaba los cuentos de
los viejos y los recreaba, por eso fue un cuidador de la tradición oral. Impulsó la
conformación del Movimiento de Estudio y de Trabajo “12 de Febrero” en la época de la
Unión Cultural de los Barrios, del Grupo “Papel”, del movimiento “Rebelión” en la
década de los 70. Era una época de movimientos culturales, de propulsores de una nueva
sociedad, de un nuevo tipo de convivencia, más humana, más respetuosa con la
naturaleza y la vida .
El Caimán conquistó la cultura oficial y la popular, a ésta última reivindicó frente a
quienes la despreciaron y excluían del discurso cultural. Se metió en la casa de los niños,
logró romper el propio veto que le tenían en los hogares sanareños.
Rompió ese cerco racista, clasista y excluyente que existía hacia la cultura popular. Y
logró que los niños en las calles le pidieran que echara cuentos, que fuera a sus casas,
que compartiera con ellos.
“Caimán échame un cuento, caimán échame un cuento”, decían los niños y las niñas; y
a veces era tanta la insistencia que les decía “no puedo, voy a echarle comía a los
gatos”, y entonces tuvo que inventar los cuentos cortos para no dejar a su pequeño
público embarcado ... “No muchacho vengo en las alas de un mosquito de La
Fumarola”, y eso era suficiente para arrancar carcajadas en niños y niñas.
También disfrutaron -y todavía lo hacen- de los niños y las niñas que recrean a este
personaje, y de adultos que inspirados en él pintan, cantan y hacen hermosas esculturas,
poetas, cuentistas, periodistas que dedican pluma y tiempo para difundir y no dejar morir
el legado que dejó El Caimán en la escuela, en la esquina, en las calles del pueblo...
II
Dice que hubo una pelea
entre dos perros muy bravos
que se comieron entriambo
y quedaron jue los dos rabos.
III
Cuando el toro Candelito
casi que lo había cachao
Caimán cortó el chorro de agua
y el toro cayó acostao.
IV
Dice que el Rey de los Duendes
al que tale la montaña
lo agarra y como castigo
lo mete dentr’una auyama....
Mi amigo Francisco dice que aún no ha terminado de escribir éste y otros textos donde
se expresa la magia popular, y particular, de Sanare con personajes pintorescos como:
nuestro Caimán, las loceras de Yay, y Teodora Torrealba; Bernabé Alvarado con su
Velorio de la Cruz, la Niña Benita (talladora de madera), Rafael Helena Yépez, cultor
del Carángano; Los Hermanos Rojas y Estanislao Cortéz, tamunangueros y maestros en
la cantauría de velorios a San Antonio, a la Cruz de Mayo; la Señora Dominga y su
sancocho los días de la Zaragoza, el violinista Juan de Mata del caserío Los Potreritos, el
poeta Guadalupe Díaz, la emblemática cooperativa La Alianza, ejemplo de unión y
trabajo; el profesor Renato en la Biblioteca de Sanare y hasta el Carángano, instrumento
autóctono del pueblo, son música, sabores, olores y cuentos que identifican este pedacito
de Lara.
Durante los días más delicados de la enfermedad de El Caimán, varias veces se informó
que había muerto, y ese hecho produjo (en pocas horas) una cantidad de dibujos, de
poesías, de décimas que han sido compiladas por los “Morochos” Escalona... Hoy a, casi
6 años de su partida con Doña Catalina, todavía y con más fuerza El Caimán sigue vivo
en la memoria colectiva... en la creatividad de los niños y las niñas.
“Ah mundo se fue un cultor, se murió el fiel artista, Venezuela se quedó sin el cuentista.
Señor, nuestro el país queda con aquel dolor. No es verdad fue falso rumor, con su
chivita dijo un chivo, el de La Rosita es muy esquivo y a la muerte él ni la mira, ayer al
verla murió de mentira y amaneció pero más vivo”... (Esto se produjo el 16 de marzo
del 2010).
El día que cambió de paisaje, el 27 de septiembre del 2010, esto se escribió: El Caiman
que hacía reír con Doña Catalina se fue a vivir. José Alberto Castillo nació en La Rosita
y con verdades y mentiritas a Sanare le dio brillo, El Caimán de Sanare era Humberto y
José Alberto, cuenta y vive aún muerto, entre Yacambú y Guanare renace como tallo de
Bucare, Caimán nuevo y sin colmillo, reposa y canta cual potrillo... Sin decir una garra
de mentira publicó “El Perro y La Rana” un libro donde la magia gana con el cuento
vivo que estira y hasta García Márquez se admira; perros leen en la escuelita, duendes
encantando señoritas.
El Caimán visitó los planetas volando en una chaqueta y con verdades y mentiritas
tambien fue periodista. Humberto, leía noticias arriba de un mamón “un zamuro chocó
con un avión”, vive el negrito y el avión muerto, quien comía vivo y despierto naturista
y amigo de grillo, con cuentos y escobas de millo, 73 años nos hizo reír con quien
Catalina se fue a vivir, a Sanare le dio brillo...
Como acuerdo de familia, el pueblo decretó, sin necesidad de oficialismos, que el Día de
la Imaginación se celebrará el 27 de septiembre de cada año. Y así es: creadores,
músicos, poetas, innovadores populares, periodistas, escritores, teatreros, soñadores,
cuentistas, pintores, cocineros se encuentran para mantener viva la palabra de El
Caimán, historia y humor en el cuento y en la poesía.
Se trata de una convocatoria abierta y espontánea, a veces se activa radio bemba para
que cada año haya mayor participación sobre todo de niños y niñas de las escuelas,
educadores y ecologistas. Todos y todas caminan desde la plaza Bolívar hasta la Casa de
la Cultura José Nemecio Godoy...todo el día leen cuentos y “gozan una caimanera”.
Esto escribió la niña Karina Pineda, cuando tenía 9 años, sobre este personaje: “Había
una vez un señor mayor llamado José Alberto Castillo pero lo conocían como El Caimán
de Sanare, contaba muchos cuentos, era muy mentiroso, hacia reír a los niños, ponía a
volar la imaginación, era poeta, cuentacuentos, le decía a la muerte Doña Catalina... un
día Doña Catalina lo llamó y le dijo Caimán te voy a llevar, ya se acabó tu tiempo, el
dijo no chica de aquí no me llevas ni a palo, pero así fue se lo llevó un 27 de
septiembre.. pero, ah se me olvidaba decirles algo El Caimán no se murió está vivo en
espíritu...”
En realidad este museo lo que necesita es muchos editores que publiquen cuentos,
poesías, dibujos e historias, pero también historiadores que escriban la historia de los
pueblos de cada municipio del país. Si se escribe la historia de nuestros pueblos,
podemos hablar de ua Historia Nacional...Y que ahora no me señalen de apasionada. Lo
decía el mismo maestro historiador venezolano, Federico Brito Figueroa, “¿Neutralidad
en la historia? No, no hay ni siquiera en la selección del tema ... mucho menos en la
construcción del pasado y la comprensión del presente”.
Ahora bien, en una Universidad Territorial como ésta, que nace en el marco de una
propuesta de formación para dar respuestas, con el conocimiento, con la producción
intelectual y trabajo de vinculación con las comunidades, a las demandas de nuestro
entorno, necesita mucha filosofía “caimanera”, en honor a nuestro Caimán, o de una
Pedagogía de la Descolonización en palabras del prof Luis Bigott, quien también nos
abandonó hace poco, pero dejó luces para la discusión sobre los retos de la “nueva
educación”.
En palabras de El Caimán, la idea está más clara aún: “Necesitamos para la nueva vida,
una nueva escuela”.
El Caimán tuvo la claridad suficiente del conflicto de identidad que padecen los pueblos
latinoamericanos, colocándose con imaginación y creatividad en sintonía con los
problemas de nuestro Continente... Frente a sombríos panoramas sociales, también
decía: “Uno es la luz de la tierra, no le vamos a dejar nada a los niños, no nos llevarán
flores sino piedras, Venezuela y el mundo es de todos. Uno es la luz de la tierra, así lo
dijo Jesús. Este es el mensaje que les doy: que los niños y niñas aprendan... aprendiendo
y leyendo no se acaba la cultura; a los jóvenes les digo que estudien, dejen las drogas y
el cocuy porque acabándose ellos, se acaba Venezuela...Ya hay demasiado malos
ejemplos”...
Fue voluntad de este sencillo hombre, duende de montañas verdes-azules, que su cuerpo
reposara en el cementerio de Sanare rodeado de muchas flores: “Cuando me despidan
(dijo) les pido que me lleven música y alegría, que vayan los niños con flores, que ese
día echen mis cuentos, voy a estar alegre, bailando. Si no hay gente me pongo a llorar”...
A seis años de su partida con Doña Catalina no se ha levantado una lápida decente en su
nombre. Hay propuestas como construir el mirador de El Caimán viendo hacia La
Rosita, donde la gente vaya a echar cuentos... y está el deseo de reeditar con las
caricaturas de los niños su libro y también publicar uno nuevo con más cuentos.
Sin dudas, en la UPTAEB debe comenzar -a partir de este momento- la ruta para que la
obra de El Caimán se incorpore al proceso de educación formal e integral de nuestra
institución en su condición de Universidad Territorial. Sin detrimento, segura estoy, del
legado de otros importantes larenses que también han dejado una obra para ser
visibilizada, socializada, estudiada y discutida en estos espacios.
En lo personal, les confieso que esta Clase fue posible por el apoyo de personas que
movidas por la pasión del tema me acompañaron en su construcción: Juan José y Juan
Ramón Escalona, Francisco Cañizales Lomelli, Franz Ortiz Castañeda, Marco Sarmiento
y mi equipo de trabajo de la Sala Territorial... a todxs, gracias!
“Nuevos profesionales del nuevo mundo, de la nueva vida, con nuevas alas, con nuevo
cielo, gradúense de personas útiles, querendonas de la madre tierra para que sean de
verdad luciérnagas y cocuyos de la vida. No seamos puro acumuladores de título, que el
título no sea nuestro techo sino una herramienta para descubrirnos como personas, como
seres en común, seamos hormigas y descubramos la globalización de las hormigas
frente a la globalización de las cadenas que nos explotan a todos por iguales,
haciéndonos consumidores y máquinas. Necesitamos liberarnos y para eso necesitamos
nuevos profesionales y nuevas profesiones”...
Como buena “caimanera” despidamos este hermoso encuentro con música, que es
palabra y melodía. Disfrutemos un tema de la banda venezolana De Khalafary’s, nacida
en Lara hace dos décadas e integrada por guaros que inspirados en la vida de El Caimán
de Sanare y su rol de protector de la naturaleza, interpretaron esta pieza, escrita y
compuesta por su director, fundador de la agrupación, Marco Sarmiento. Al parecer es el
único testimonio sonoro con la voz de El Caimán, en una composición dedicada a él.