Posibles Dioses Vol. 2
Posibles Dioses Vol. 2
Posibles Dioses Vol. 2
Contemporáneo
Vol. 2
Natalia Toledo
Subsecretaria de Diversidad Cultural
y Fomento a la Lectura
Contemporáneo
Vol. 2
Nick Cave
1 Con obras de: Roberto Briceño Figueras, Teresita Sánchez Reyna, Sergio J. Monreal,
ϕ
José Luis Pineda Servín, Hasam Díaz Hierro, Verónica Villicaña Cisneros y Manuel
Barragán Moreno.
10 Sr. Tarántula
puestos un producto cultural, uno de literatura y, mejor aún: de drama-
turgia michoacana. No les conozco ni me conocen, pero con el corazón
les agradezco su gestación de alas para este anhelo colectivo.
En físico habrá 300 incitaciones para leer que sabemos serán mul-
tiplicadas a la enésima potencia gracias al favor de los internautas. En-
terados de lo anterior, ¿aún desean preguntar por qué, por lo regular,
siempre me la paso tranquilo y tropical?
Quizá, sólo quizá, es por contar con tanta buena vibra a mi alrededor.
Sr. Tarántula
Primavera mmxix
Ciudad de la Cantera Iridiscente
¿Bailamos?
Fernando Ortiz Rojas 91
El Cazador de Ilusiones
Antonio Jairo Gómez Campos 97
¡Viva la Revolución!
J. Jesús Del Río Ramírez 131
Diego Diccionario
Ana Perusquía Suárez 157
No es temporada de flores
Larissa Torres Millarez 235
Apuntes hacia la conformación
de una historia del teatro en Michoacán
Roberto Calasso
1 Agradecimientos. A todos los autores incluidos en este libro (en especial a los en-
ϕ
trevistados dos veces), al editor de este texto Miguel Ángel García Guzmán, a Nurivan
Viloria Martínez y a Alfredo Durán Torres, por sus comentarios de la primera antolo-
gía; pero, particularmente, a José Luis Rodríguez Ávalos y a Ruth del Río Ramírez, por
guardar memoria de lo vivido y compartirlo a manos llenas.
Hizo una técnica de construcción del personaje bajo su intuición, pero esa téc-
nica le funciona a los rusos. Lee Strasberg estudia el método pero lo traduce:
“porque los estadounidenses ven otra nieve, se lavan los dientes de otra manera,
oyen otras canciones, se emborrachan de otra manera, lloran de otra forma; en
consecuencia, sus emociones no son iguales”. Lee Strasberg entendió perfec
tamente eso. En México, Héctor Mendoza tradujo ese método; entendió que los
mexicanos sentíamos de otra manera, que no íbamos a entender eso leyendo a
un ruso. Jean Vilar hizo lo propio en Francia (Arriaga, 2019d).
Esto me lo han refutado –expresa Fernando Ortiz Rojas [1951], con 50 obras
dirigidas y 15 escritas–, pero no hay una tradición teatral en el país; no hay
gente que haya creado escuela... Puedes hablar de un teatro alemán, uno espa-
ñol, pero el teatro mexicano es algo que se reinventa cada determinada época
(Arriaga, 2018b).
El teatro cumple una función específica en el ser humano, no es que sea mexi-
cano o europeo; no podemos decir que los bailes y rituales de los senegaleses
sean ajenos al teatro, lo que pasa es que mucha gente cree que poner una obra
de teatro europeo es mejor que poner otra cosa. Sin embargo, siempre ha habido
teatro en Morelia (Arriaga, 2019c).
En lo tocante al contexto local y a las raíces del fenómeno, durante una en-
trevista con Mónica Ruth Rodríguez del Río de 2005, Luis de Tavira respon-
de que en contraste con las ciudades con más arraigo de Puebla, Yucatán,
San Luis Potosí o Veracruz, Michoacán no tiene una tradición teatral. Expo-
ne que, en todo caso, se trataría de “una tradición olvidada, interrumpida”:
Lo que tuvo Michoacán muy importante fue una profunda tradición en el teatro
de evangelización, eso es innegable, es el proyecto de los franciscanos y de don
Vasco, por un lado y, en el caso de Valladolid, el teatro jesuítico. No olvidemos que
Miguel Hidalgo es discípulo de los jesuitas y, a través de ellos, conoce la tradición
del teatro ilustrado; él es el traductor de Molière, él escenifica en México el estreno de
El Tartufo y casi le cuesta la excomunión (Rodríguez del Río, 2017: 8-9).
El Tenorio revisitado
A pesar de que desde 1977 en Morelia cada noviembre se efectúa tempo-
rada, hay quien supone que Don Juan Tenorio: drama religioso-fantástico
en dos partes [1844] de José Zorrilla es obra del Siglo de Oro español. Ar-
gumentos no les faltan. Incluso, Don Juan es considerado una apropiación
de El burlador de Sevilla y convidado de piedra [1630] de Tirso de Molina.
Pero fuera de toda observación sobre autorías, Antonio Jairo Gómez
Campos [1953], quien tiene más de 25 obras dramatúrgicas escritas, con-
sidera que aun cuando el teatro en general no tiene excesiva afluencia, el
Tenorio permanece, si bien se trata de una costumbre discutible: “Sólo
van a ver el Don Juan Tenorio porque es una tradición, la montan que
por el Día de Muertos pero nunca me ha gustado: es muy misógina y la
presentan como una maravilla. Es una mala herencia española” (Arriaga,
2018a), advierte, quien coincide con José Luis Pineda Servín en su valo-
ración del texto.ϕ Para Gunnary Prado Coronado [1981], quien ha diri-
2
2
El también dramaturgo, dice al respecto: “es darle valor a un personaje que mantene-
ϕ
mos vivo y es asesino de mujeres y traficante, un corrupto que maneja el dinero como
quiere, que convierte un jardín bellísimo en un panteón; así tenemos varios y median-
te la cultura –que está llena de violencia– reiteramos y actualizamos esos patrones”
(Arriaga, 2018d: 37).
[...] la obra fue traída por primera vez en los años 70 desde la Ciudad de México
por un programa del gobierno federal: Fonapas (Fondo Nacional para Activida-
des Sociales). La obra traía como protagonista a Luis Couturier y en el reparto,
si bien recuerdo, como Capitán Centellas traía a Manuel Guízar... se representó
por dos años consecutivos y fue entonces que José Manuel siguió la tradición,
tomando la adaptación o los cortes, como se quiera llamar, que le hizo Salvador
Novo cuando lo presentó en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México
(Durán, 2018).
Según la versión del actor Jesús Pérez Gallardo [1942-2014], quien fue
parte del reparto original, el montaje de la Ciudad de México se habría
realizado un solo año, el de 1976 (Olivo, 2009) y, a decir de J. Jesús Del
Río Ramírez [1954], quien tiene 73 obras escritas, 43 ya publicadas y
decenas dirigidas, fue el propio José Manuel Álvarez quien adaptó el
texto de Zorrilla sin utilizar otra adaptación o cortes: “Le metió cuchilla,
la tasajeó, pero nunca notabas dónde estaban los cortes; estaba en verso,
de eso sabía mucho” (Arriaga, 2018c). Con todo, la de la capital del país
tampoco fue la primera versión del Don Juan que se llevó a escena en
Michoacán, ya que en la década del 50 Alfredo Mendoza adaptó la obra
para acudir a las comunidades rurales; el creador de Crefalito le dijo a
José Luis Rodríguez:
[...] tenía interés en escribir obras mías, pero decidí comenzar haciendo algunas
adaptaciones del teatro clásico para introducirlo en el gusto de esta gente, de la
gente campesina, de los indígenas. Empecé con Don Juan Tenorio, pero no qui-
se hacer una parodia, sino algo serio, respetando el guion, el texto de Zorrilla...
hicimos la adaptación viendo si podíamos cortarle algo para hacerla más ágil
pero sin modificar el diálogo, sin afectar el verso (Rodríguez, 2014: 13).
¿Cuánto nos costó montar Don Juan Tenorio? Nos costó 20 pesos y eso porque
teníamos que hacer las apariciones en el cementerio por lo menos de uno de los
difuntos, ya fuera Don Diego Tenorio, el Capitán Centellas o Doña Inés, así que
hicimos tres ataúdes y tres cruces, fue el único gasto que hicimos” (Rodríguez,
2014: 14).
Por José Quintero se sabe también que las hermanas Gómez optaban por
montajes de época, que compraban las telas para el vestuario que ellas
mismas diseñaban y que conseguían en préstamo el Teatro Ocampo
para las representaciones, aunque corrían con el resto de los gastos, así
como con los insumos y honorarios generados por el uso del inmueble.
Ello, porque aun cuando el público ocupaba las más de mil 300 butacas
que había, lo obtenido iba a la beneficencia:
A veces nos quedábamos a dormir en el foro sin qué cobijarnos, sin cenar, y
cuando traíamos dinero ya a esas horas no había dónde comprar porque todo
cerraba temprano; si no había alguna familia que nos invitara algo, aunque fue-
ra una taza de café o un jarro de atole, nos tocaba dormir con el estómago vacío
(Villarreal, 2017: 7).
En los festejos por los 400 años de la ciudad, en 1941, además de invitar
a Alfredo Mendoza Gutiérrez, el Comité del Cuarto Centenario trajo al
director Seki Sano con su adaptación de La rebelión de los colgados, de Otto
Feige, más conocido por su pseudónimo B. Traven, que había estrenado
en esa época, viniendo José Gelada como uno de sus asistentes (Tanaka,
1994).ϕ “En 1954 hubo un renacimiento de las actividades teatrales en la
3
epba, propiciado por la presencia del maestro José Gelada”, asienta Raúl
Arreola Cortés (2001: 61). Gelada, como el japonés, impartía actuación
con el sistema Stanislavski, “desafortunadamente, no se podía trabajar mu-
cho a causa de que el maestro padecía asma y, cuando se le venían los ata-
ques, teníamos que suspender”, externó José Quintero (Villarreal, 2017: 9).
Aun así se pusieron varias obras, esta de El pobre Barba Azul fue para un con-
curso en el que participamos y ganamos en Guadalajara, se encargó de la di-
rección Jorge Rodríguez. Pusimos otra que fue El color de nuestra piel pero no
recuerdo el año (Villarreal, 2017: 9).
3
Ahí, Tanaka agrega que la idea original para esa adaptación “puede haber sido sugeri-
ϕ
Quiero recordar algunos tiempos que José Manuel y yo vivimos juntos, pero us-
tedes no, porque estaban naciendo. Me refiero a la época en que había concursos
de teatro, que fue una idea del maestro Gorostiza, que consiguió encampanar a
todos los gobernadores de la República para que se hicieran, primero, encuentros
regionales; después, los ganadores iban a encuentros nacionales, donde el grupo
ganador recibía el ‘premio’, consistente en que su estado fuera la sede el siguien-
Mi papá, Víctor Manuel Gómez Posada –un músico al que le gustaban todas las
artes, sobrino lejano de Esperanza Iris, una teatrera–, le dio hospedaje a un señor
que venía con el grupo [del Teatro Tayita]. Tocaba la batería y el sax, y hacía papas.
Tenía un chamaco que en el intermedio le ayudaba a venderlas (Arriaga, 2018a).
Así que Jairo Gómez, con ese niño que era como de su edad, se puso a
platicar, primero, y después empezó a vender papas él mismo en la carpa:
“Entré al teatro por la parte de atrás, vi el escenario, los actores, los ca-
merinos, las sillas vacías; acababa de conocer un teatro de carpa. Me dejó
asombrado. Veía todo muy real, me daban ganas ya de irme” (Arriaga,
2018a). No era el único en Michoacán. A los seis años, es decir, en 1949,
fecha de la fundación del Teatro Portátil Tayita, en el que actuaba la Gran
[...] iba de cuando en cuando al Teatro Tayita, que era lo único que se conocía
en relación al teatro y los espectáculos musicales. Llegaba el Tayita y se insta-
laba una temporada, digamos, un mes, para ofrecer sus diferentes repertorios,
desde sketches hasta teatro clásico y mi padre, amante del teatro porque había
sido actor en Aguililla en su juventud, me empezó a llevar a la carpa del Tayita
desde los seis años. Creo que fue allí donde me nació la vocación, me pareció
un mundo maravilloso y quedaron impresas en mí las obras, los actores, las
actrices, los fin de fiesta de cada obra (Rodríguez, 2018c: 4).
Tal era el Teatro Tayita que cerró, luego de más de dos décadas, con
función en el puerto.
Teatro y vida
“Otro de los aficionados de aquella época fue Mario Enríquez, un señor
que trabajaba en el correo; también formó un grupo y yo trabajé con él en
varias obras; nuestro escenario era el Teatro Ocampo” (Villarreal, 2017:
9), indica José Quintero, momento que también evoca J. Jesús Del Río:
En ese tiempo sólo había dos grupos de teatro en Morelia; estaba uno de Mario En
ríquez y el de José Manuel Álvarez. El de Mario era en el Club Mayab, un club
social de niños ricos, enfrente de El sol de Morelia, donde ahorita hay un hotel.
Se juntaban a dialogar, a perder el tiempo, y Enríquez dijo: “No, hay que hacer
un grupo de teatro”. Hacía un concurso anual. Para eso ya estaban las figuras
de ese momento: Víctor Ordorica, Elena Rodríguez, Alma Aída Varela, Manuel
Guízar, Leopoldo Meza, Guillermo Ibarra, Dalia Coria. Claudia [Del Río] gana-
ba siempre Mejor Actriz (Arriaga, 2018c).
El mayor éxito del teatro clásico, le dijo a José Luis Rodríguez en 1998, fue
obtener lo que había invertido. Con todo, por muchos años el promotor
Figaredo continuó su tarea: “traje más de 600 espectáculos de teatro, mú-
sica, danza; compañías de ballet de muchas partes del mundo, espectácu-
los de España, Brasil, Estados Unidos, Rusia, etc.” (Rodríguez, 2017: 10).
Otro personaje de relevancia para el teatro en Michoacán es Conrado
Leyva González, nacido en 1939 en Zináparo, Michoacán, quien estudió
en la Escuela de Arte Teatral del inba con Seki Sano, André Moreau,
Juan José Arreola, Dagoberto Cervantes, Fernando Wagner, Joana Pe-
reira, Enrique Ruelas o Genaro M. González. Instalado en Zamora, en
1965 fue cofundador del Teatro en Provincia del Movimiento Estudiantil
Profesional, que se convertiría, primero, en Centro Cultural de Estudios
Teatrales Autónomo y, después, en el Taller de Teatro y Cine de Zamora,
donde impartió clases por 11 años. “De 1971 a 1975 fue coordinador de
El Grupo, agrupación artística literaria-teatral del Café El Quijote” (Ro-
dríguez, 2018a: 4). Sin dejar de lado su actividad teatral e incursionando
en el cine, en 1991 creó un centro cultural y, a la par, el organismo Conra-
do pro Artes, Ciencia y Cultura Institución Independiente (Caccini), de
formación teatral, donde también se presentaban obras escénicas. Con
Caccini, participó en la Muestra Estatal de Teatro de 1995 y, en 2007,
editó Teatro y... vida. Vida y... teatro, un libro en el que habla de su ma-
gisterio y labor teatral a lo largo de varias décadas en Zamora y Jiquilpan,
en las facetas de actor, dramaturgo, escenógrafo, iluminador, vestuarista
o historiador del arte teatral. Recibió un homenaje en 2014 en el Teatro
Obrero de Zamora por esa trayectoria.
[...] hacia el fondo en esa cuadra vivía Octavio Sosa, a un lado Chela Mora-
les –que creo que fue compañera de Ruth [Del Río] en la escuela–, José Luis
Rodríguez vivía enfrente, Marco Gómez –que era ya más grande– vivía una
cuadra adelante. Nos conocíamos todos, como en los barrios. Cuando Claudia
entró Chela dijo: “Yo también quiero ir”. Luego entraron Ruth y José Luis, luego
Octavio Sosa (Arriaga, 2018c).
Vena de la que acaso le viene a José Luis Rodríguez su afán por guardar
memoria y levantar registro de lo que se hace en el estado. El director
del Colectivo Artístico Morelia a. c. inició un cineclub en la epba y, con
Álvarez Martínez, organizó exposiciones de pintores locales, conciertos,
hasta convertir en un centro cultural importante de Morelia a la insti-
tución, tal como lo había sido hasta ese instante el Museo Michoacano,
bajo la dirección de José Luis Magaña. “En un momento Bellas Artes te-
nía más público que el Ocampo, que junto al Rubén Romero era el único
teatro”, evoca J. Jesús Del Río (Arriaga, 2018c), que recuerda a Sigfrido
Aguilar como uno de los actores de base de José Manuel Álvarez, aunque
se ausentaba por periodos, yéndose al extranjero a estudiar pantomima.
Claudia Del Río emigró a la Ciudad de México y para 1967 trabajaba
ya en televisión, hacía fotonovelas y teatro clásico, donde conocería a
Pepe Gálvez, Ofelia Guilmáin, Augusto Benedico o Alejandro Bichir. El
magisterio de José Manuel Álvarez no había hecho sino comenzar. Los
compañeros de Ruth del Río y Rodríguez Ávalos alimentarían a diver-
sas generaciones de teatristas hasta hoy. Él dejaría la epba en 1975 para
Tanto él como José Manuel Álvarez dijeron, en un acto de sinceridad, que ellos
no tenían problemas de dinero, sabían cómo resolverlo. Pero eran casos excep-
cionales. Mendoza buscaba cómo le financiaran. José Manuel tenía presupues-
tos de la Universidad Michoacana y del Seguro (Arriaga, 2019c).
[...] se crean unas divisiones muy fuertes por los maestros. El artista debe hacer
lo que le toca y lo demás es lo de menos. El teatro no es para pelearme o para
competir, para eso están las carreras de caballos o el automovilismo, el deporte
Los grupos de teatro cobraban sin tener una idea clara de cuánto debería co-
brarse. Era para establecer un criterio de cobro por función. Se planteó en ese
momento que los grupos cobrarían por lo menos mil pesos; todos estuvimos de
acuerdo, y de ahí para arriba porque había grupos que invertían más (Arriaga,
2019c).
Dalia Coria impartía clases de teatro infantil y Guillermo Ibarra, que ha-
bía ingresado el mismo día que Del Río, daba teatro. “Le pedí a Álvarez
La Capilla y me dijo: ‘Es tuyo si lo limpias’. Quité los cachivaches. Era
el salón con más espacio” (Arriaga, 2018c). El dramaturgo cuenta que
entonces la Casa de la Cultura recibía los grandes eventos nacionales e
internacionales de la ciudad. Cuando se presentó un ballet de Rusia en
1984, aproximadamente, maestros y alumnos ayudaron a desmontar por
la noche. Iban sacando las tarimas al patio trasero del edificio carmelita.
Del Río tuvo una idea. Tan pronto como dejaron el primer patio con una
nueva tarima, el director les dijo que la metieran en la oficina de Álvarez
Martínez; la segunda la llevaban afuera y la siguiente dentro del foro,
hasta que un escenario estuvo completo. “Le cerramos y no se veía. ‘Si
va a ser un teatro le tenemos que poner un nombre’, dijo Álvarez. ‘Ya sé,
Magnífica herencia legas a los teatreros que al recrearse y recrear lo tuyo, ala-
barán la esencia de tu dramaturgia y mecerán sus lianas en la silvestre belleza
de tus descripciones, de tu poesía, de tus entornos carismáticos de fidelidad
a tu iluminada sencillez y franqueza como galardones de tu presencia y de tu
alcurnia de magistral modestia (Elizalde, 2000: 13).
Esa herencia por la que Juan Carlos Arvide le pregunta en 1997 por su
medio siglo de trayectoria:
Vaya este libro dedicado a los teatristas michoacanos de todas las épocas, a
todos los actores y directores que han enriquecido nuestro quehacer con su
presencia. A los primeros porque hemos aprendido juntos; a los segundos por-
que me han enseñado el valor de la amistad, la unidad y la fraternidad que debe
existir entre todos los teatreros de este mundo. Y también del otro. Allá nos
vemos pronto (Álvarez, 1996: 8).
Sin saber que existía, a los 19 años llegué al teatro. Se abrió la Casa de la Cul-
tura. Esto lo he contado mil veces. Había un señor ahí ensayando con unos
muchachos, diciéndoles cosas. Fue muy curioso, no sabía qué hacían. Me quedé
en la puerta y me dice el señor: “Sal o pásate, pero cierra la puerta”. Me pasé.
Terminó el ensayo. Me llama, yo sin conocer a nadie. “Mañana llegas 15 minu-
tos antes de las siete o no te dejo entrar”. Volví al día siguiente, era un espacio
nuevo en la Casa de la Cultura, que entonces estaba muy abandonada. A las seis
de la tarde ya estaba yo ahí. Tampoco sabía qué era un libreto, pero vi que leían
algo y se lo aprendían. Y continué yendo, hasta que un día el maestro me dice:
“Fulanito no vendrá, te toca hacer Polichinela” (Arriaga, 2019d).
Yo no sabía quién era ese pinche viejo enojón que nos regañaba. Nos enseñó a
hacer teatro y a beber Bacardí. Era un hombre muy honrado con su saber, ce-
loso de venderse, de que ultrajaran sus obras los directores de teatro (Arriaga,
2019d).
[...] pero no estaba muy a gusto; una cosa es ser actor o director y otra es ser
un administrador, ser burócrata. Ahí hay mucha grilla. Y la gente de teatro
no son hermanitas de la caridad. Como en todas las áreas del arte. El trabajo
administrativo es otra cosa. No es lo mismo dirigir una obra de teatro que una
dependencia (Arriaga, 2019c).
Como quiera que sea, Luis de Tavira situó el desencuentro del autor de
Los signos del zodiaco con el contexto local en un momento previo:
Entre los grandes dramaturgos del país podemos mencionar a Sergio Magaña
como el más ilustre michoacano que haya aportado una dramaturgia impor-
tante al país, pero curiosamente es un michoacano que, para poder hacer su
teatro, tiene que emigrar de Michoacán, ante el oscurantismo de la sociedad
represora que también hay en Michoacán; hay una presencia de la más oscura
ultraderecha vinculado a la acción del clero, intolerante, que florece en ciertas
partes del estado. Zamora es un ejemplo claro de esto y, sin embargo, también
forma parte de la pluralidad michoacana (Rodríguez del Río, 2017: 9-10).
Carpe diem
El único director que ha dominado la escena de manera semejante a
como lo hacía José Manuel Álvarez, de acuerdo a Sergio Monreal, fue
Rodrigo Villamil, al que Ortiz Rojas define como uno de los tres punta-
les del teatro michoacano, el mejor director de teatro que ha habido en
la entidad. Alfredo Durán Torres ha escrito de él:
Llego un día a La Capilla y veo Los perros de Elena Garro. Era alucinante su
teatro, estaba muy adelantado, siempre tenía una imaginación por encima de los
textos... Cualquier persona puede dirigir –“y dice: tocan a la puerta”–, pero lo
más importante de la dirección es lo que le pasaba a Rodrigo, uno de los ar-
tistas más chingones que he conocido: el texto es un mero pretexto para decir
algo, con su estilo, una manera particular de decidir cómo quiero eso. Villamil
montaba las cosas como se le ocurrían, pero como era un tipo inteligente no
se barría; tenía orden, un orden mental que te permite salir de la obra y ver la
condición humana de los personajes (Arriaga, 2018b).
En el Hospital Infantil fue internado el director, pero Jesús Del Río –en
palabras de Berenice Reyes– “gestionó para que fuera asegurado en el
imss” y trasladado a la clínica de la Avenida Nocupétaro. Al respecto,
Fernando Ortiz recuerda:
Villamil falleció hace más de 25 años, estuve con él en el hospital un día antes. Y
en la noche, a las cuatro de la mañana, me desperté: “Rodrigo, Rodrigo”. No ha-
bía celulares, salí y bajé de Trincheras como pude. Ya no estaba en la camilla, había
fallecido. Por lo que sentí, pensé que sólo había podido ser Rodrigo, conectado
como estaba con él. “Algo pasó”, dije. Se despidió el Rodrigo (Arriaga, 2018b).
La Mueca, La Casona del Teatro y Contrapeso son tres nodos del teatro. Con La
Mueca era un trabajo demandante en términos del hacer; tenían una formación
intelectual cercana a Severo Iglesias y una formación teatral cercana a Antonio
González Caballero; eran muy rigurosos con esa técnica (Arriaga, 2019b).
De Contrapeso, Prado Coronado asevera que “es otro giro, teatro más
experimental, la vanguardia”, con un numeroso taller los sábados en la
Casa de la Cultura de las 12 a las cuatro:
Una vez finalizado el taller físico, se leían textos por dos horas o Roberto
Briceño exponía algún particular: “Y con toda su formación filosófica
Los últimos años me tocaba cuarto año. Ya tengo dando clase como 26, enton-
ces te preguntas cómo es dar clase y cómo aprende el otro. Un día dije “basta
de tanta teoría, van a salir al mundo y no es tan fácil”. En los últimos años
implementé que los alumnos hicieran el servicio social con mi materia [Taller
de Montaje]. Para servicio social en la universidad se permite que des 30 fun-
ciones de teatro gratis. Ocurrió y fue muy afortunado. Empezamos a montar
libros para niños (Arriaga, 2019a).
Somos un grupo de mujeres y nuestro trabajo tiene que ver con encontrar esas
cosas que nos mueven desde nuestro lado femenino... Iniciamos hace siete años
de una manera muy azarosa. Nos invitaron a una lectura de Ay hombres para
la Feria del Libro de 2011, luego se dio la oportunidad de que diéramos una
breve temporada en Uruapan. Empezamos a trabajar y dar muchas funciones y
a replantearnos que fuera un proyecto de un solo montaje. Quisimos continuar
con el proyecto. Abrir nuestro propio espacio fue una necesidad. Trabajábamos
de manera itinerante en distintos lugares, pero llegó un momento en que era
necesario un espacio propio donde programarnos... También por ese entonces
acababan de cerrar La Bodega Alterna y nos quedamos sin foros. Fuera de Foro
Eco y de La Ceiba, no había para dónde correr (Arriaga, 2019g).
Con una propuesta escénica de teatro cabaret, única en la capital del es-
tado, La Coregía mezcla el humor y la sátira con la crítica social y políti-
ca, habiendo producido a la fecha cinco trabajos originales, en los cuales
Paulina Rosas tiene un papel activo en cuanto a dramaturgia se refiere:
Ay hombres, Mujeradas, Desencantadas, Burlesque Show. Manifiesto de
El teatro ha ido encontrando sus voces. Es algo que hizo La Mueca hace mu-
cho. Algo muy bonito es ver a los egresados de Bellas Artes hacer el teatro de
Morelia; no puedo decir que de Michoacán. Empezaron a encontrar su voz y les
valió madre lo que dijeran los demás, lo cual tenía que suceder... Lo que hicie-
ron las chavas de El Foro con el “Don Juan Charrasqueado” en respuesta al Don
Juan Tenorio me parece muy válido, parten de una preocupación propia. Fue su
cuestionamiento, su manera de tomar el texto y manipularlo (Arriaga, 2019a).
Sin embargo, acota: “Si lo comparo con lo que se hace en ciudades más
grandes hace falta limpieza técnica; tiene que consolidarse en una cues-
tión escénica más limpia, con más recursos, pero no los tienen. Espero
En Morelia ha sido verlos abrir sus espacios, tomar un camino por el que la
generación anterior no se atrevió. Y eso fue padrísimo. Tener un espacio teatral
es un triunfo, ir contra todo: han abierto espacios, han sabido autogestionarlos,
se autoemplean. Ya el teatro es de ellos. Ya no hay nada que sus maestros les
podamos decir porque nos superaron con creces (Arriaga, 2019a).
Obviamente hay un trabajo por descubrirse y propuestas que hace falta que
detonen, y dependerá de muchas cosas. No hay que pensar que la Secum (Se-
cretaría de Cultura de Michoacán) sea la única posibilidad de resolver, que den
el salto. Falta el último impulso (Arriaga, 2018b).
Nota final
Distintas son las deudas y diversos los análisis que deben hacerse del
teatro en Michoacán, del de siglos pasados y del de las últimas décadas;
desde discutir por qué no se ha creado una Compañía Estatal de Teatro o
escrito un Diccionario del teatro michoacano –proyecto del cual se habla-
ba a mediados del 2000–, pasando por la necesaria generación de públi-
cos que mucho tiene que ver con la exclusión del teatro de la educación
básica, el reconocimiento de figuras, grupos y montajes que han sido
parteaguas, la carencia de infraestructura teatral y de edición de las obras
de dramaturgos, la posibilidad de evaluar la labor de instituciones cultu-
rales en la producción y difusión del teatro, hasta el registro de la forma
de hacer y concebir el arte teatral por parte de los propios teatristas. Sin
Referencias
De la obra
Fue escrita en 1994 para Luis Mariano Rodríguez del Río y Selene Romero Tinoco,
quienes la estrenaron ese mismo año en la Universidad Don Vasco, de Uruapan; la re-
pusieron en el Teatro Ocampo de Morelia en 1995, fue publicada en 1997 en el N° 19 de
la Colección Libretos, del Colectivo Artístico Morelia a. c. Mónica Ruth Rodríguez del
Río y Pedro Cortez Lorenzo la presentaron en la Casa de la Cultura de Lázaro Cárdenas,
Michoacán, en mayo de 1999 y en julio del mismo año en Acapulco. En 2010, Ingrid
Linuet Nava Tovar y Quetzalcóatl Rodríguez del Río hicieron una gira de lecturas de
esta obra en varios espacios de Morelia y del estado.
Personajes
• La Adelita.
• El Valiente.
• Comparsa.
• Músicos.
Estampas.
Pretexto para fiestas patrias y de las otras
2
“El Águila Negra”. Cuco Sánchez.
Ora sí ya me despido,
no se te olvide cantar,
sólo una cosa te pido:
invítame a emborrachar.3
3
“Canto borracho”. J. L. Rodríguez Ávalos.
5
“Morir por tu amor”. Belisario de Jesús García.
Lo conocí en la batalla
y entre tanta balacera
que el que es revolucionario
puede morir donde quiera.
Si me vienen a buscar
para otra revolución
les digo: estoy ocupado
sembrando para el patrón.
6
“Corrido de Juan sin Tierra”. Jorge Saldaña.
Adelita: ¿Cómo la ve, don Valiente? Ahí tiene para que vea qué tan
antiguos son los corridos.
Valiente: Y si le sigue por allí, los corridos vamos a ser nosotros.
Adelita: El miedo no anda en burro.
Valiente: ¡Otra vez la burra al trigo! ¿No le digo? No, si está visto que
las mujeres son indinas.
Adelita: ¿Pos no que éramos buenotas, abnegadas y no sé qué más?
Valiente: ¡Eran! (Busca al Comparsa, que está tiradote entre los tiliches.)
Ya pasa la botella, no te quedes con ella. (Bebe.)
Adelita: Ja, cada oveja con su pareja.
Valiente: No me hable al tiro, Adelita, que se me va por otro lado.
Adelita: ¡Válgame! ¿Qué ni para eso es bueno?
Valiente: ¿Que no? ¡A las pruebas me remito! Usted es la rejega. A ver,
tómele.
Adelita: Ni loca que estuviera.
Valiente: ¿Le saca a la mexicanísima alegría?
7
“Coplas a Morelos. Dominio público.
A la mañana siguiente
Juana se fue a presentar:
han matado a mi marido,
váyanmelo a levantar.
Le trasculcaron la casa
como demanda la ley:
le hallaron una pistola
y una navaja de muey.
8
“La palma real”. Dominio público.
9
“La Adelita”. Dominio público.
Adelita: No, no, espere. Ese tema de la tomadera ya nos tiene hasta el
gorro. Búsquese otro.
Valiente: Pos otro, no faltaba más. Este... a ver, déjeme ver. ¿Una de
amor?
Adelita: Una de amor.
Valiente: Ya le va. (Canta.)
Yo me enamoré, ranchera,
tú no me quisiste amar.
Ay, chirriones, ya quisieras,
vale más irme a tomar.11
10
“La Semana Santa”. Dominio público.
11
“La ranchera”. Dominio público.
12
“Sábado Distrito Federal”. “Chava” Flores
Adelita: ¡Fíjese nada más! Si así es con los mandamases, cómo será con
la infantería.
Valiente: Pos no sé dónde le ve lo malo.
Adelita: Cuando ande usted sobrio se lo digo.
Valiente: Pa’ mí que usted es medio rara, o a lo mejor de gustos medio
exóticos. (Canta.)
La cucaracha, la cucaracha
ya no puede caminar
porque no tiene, porque le falta
marihuana qué fumar.14
Valentina, Valentina,
yo te quisiera decir
que una pasión me domina
y es la que me hizo venir.18
16
“El vaquerito”. Dominio público.
17
“El solterito”. Dominio público.
18
“La Valentina”. Dominio público.
La autopista es de agrarismo
allá un cerrito se ve
son la vaca y el buey de
Secretaría de Turismo.
Al turista da lo mismo
si el campo no es de verdad
sólo busca novedad
y que le prendan el sol
Adelita: No, pos sí. Es muy triste que uno tenga que abandonar su
campito para irse a batallarle a la ciudad, pero qué remedio, ya no
hay con qué sembrar, ni modo que el campesino regale su trabajo
si de pilón nadie le echa la mano, ni que no tuviera familia, ni que
la semilla fuera gratis. Luego se le ocurre enfermarse, él, la fami-
lia, la cosecha, lo mismo da, y todo se va al carajo mientras en la
ciudad se les va en decir discursos, declaraciones a los periódicos,
enseñar el traje en la tele y pelearse como perros por el dinero.
Todo el dinero se queda en la ciudad.
Valiente: Pérese, pues, Adelita, ya está echando un rollo politiquero.
Adelita: Perdón, me ofusqué.
Valiente: Pero lo dijo usted bien, está cabrón.
Adelita: ¡Oiga! Yo no dije eso, no me eche la culpa de su trompabulario.
Valiente: Éita, éita, no se me alebreste. Mejor vamos a volver a las can-
ciones alegres.
Comparsa: (Entra, angustiado.) ¡Nooooo por favor! Más canciones ya
no, ni que fuera película de Luis Aguilar.
Valiente: ¿Qué tienen de malo?
Comparsa: Nada, pero parece que para no tener que actuar mejor se
ponen a cantar.
Adelita: ¿Entonces qué hacemos?
Comparsa: ¿Cómo qué? ¿Pos a qué vinieron? ¡O hacen la obra o se van
mucho a la... calle! (Sale.)
Valiente: ¡Y sigue la mata dando! Ya no quiero saber más de obras,
mejor ya vámonos.
Adelita: Pero a poco nos vamos a ir así nomás.
Valiente: Pos qué quiere, no vamos a arreglar nada.
Adelita: No vinimos a arreglar nada. Yo dizque a actuar y usted dizque
a cantar.
19
“Campo y ciudad”. J. L. Rodríguez Ávalos.
La despedida es de a mil
a ver a quién le conviene
el cabronazo se viene...
yo ya tengo mi fusil.20
20
“Lo vendieron”. J. L. Rodríguez Ávalos.
Mi abuelo y mi padre
murieron por la justicia
yo pienso que esa señora
los jacales no visita.
A mi abuelo lo enterraron
en olla de barro negro
a mi padre en un petate
más no hay derecho pa’l pueblo.
México de loterías
albures, carretonadas
mi México de alegrías
que tan sólo con tonadas
y suertes de monerías
cura pieles agrietadas.
21
“Mi abuelo”. Mario López.
22
“Sextas a México”. J. L. Rodríguez Ávalos.
Personajes
• Rodrigo: hombre de 30 años.
• Anabel: mujer de 25 años.
Lugar
• Casa de Anabel.
¿Bailamos?
Acto único
En escena, Anabel termina de vestirse y se mira al espejo, mientras entra
Rodrigo que la contempla enamorado.
Anabel: (Mientras se pone los zapatos.) Sí. Hoy va pasar todo, te lo pro-
metí. ¿Sabes...? Siempre lo he querido.
Rodrigo: (Pensativo.) Hoy va pasar todo y estaremos juntos.
Anabel: (Termina de colocarse los zapatos y se acerca a Rodrigo.) Pero
deberías estar feliz (baja un poco la voz), me lo has pedido siempre
desde el día que nos conocimos...
Rodrigo: Tuvieron que pasar tres meses para que te decidieras.
¿Bailamos? 93
Anabel: (Nostálgica, rememorando.) Estaba platicando con mi primo
en el cumpleaños de su hijo y entonces te acercaste y me sacaste a
bailar. Me dijiste: “Anabel, yo quiero todo contigo”.
Rodrigo: Y hoy pasará todo.
Anabel: Tenía que estar segura... ¿sabes?, y hoy estoy feliz de que pase
todo.
Rodrigo: En todas las fiestas nos miraban bailar y eso me gusta, que
nos miren cómo disfrutábamos... pero hoy (con voz grave), baila-
mos solos.
Anabel: ¿Algo está mal? Te veo preocupado. Déjame cambiar la música
y poner algo más alegre. ¿Te sirvo un mezcal?
Rodrigo: ¿Sabes?, desde muy chico aprendí que las cosas pasan muy
rápido. Tenía 12 años y un día mi madre sufrió una caída, se raspó
una rodilla y un mes después falleció. (Muy pensativo.) La vida
pasa muy rápido.
Anabel: (En el mismo tono pensativo de Rodrigo.) Un día mi padre salió
a trabajar y nunca volvió, lo asaltaron en la calle... murió solo, tira-
do en un callejón. (Se sirve un tequila y lo bebe.) Pero no hablemos
de cosas tristes, mejor sigamos bailando. Deja le subo a la música.
Rodrigo: Anabel, no lo entiendes. Es que hoy va a pasar todo.
Anabel: Por eso, vamos a estar felices, tendrás lo que siempre has que-
rido y yo lo que siempre he deseado, estar juntos desde hoy y para
siempre.
Rodrigo: Sí, para siempre... Anabel, dame la pistola que te di a guardar.
Anabel: Rodrigo, esa pistola me asusta, desde que me la diste me asusta.
Es como tener al diablo escondido en una caja de zapatos, ¿para
qué la quieres? Mejor vamos a seguir bailando.
Rodrigo: Necesito revisarla y cargarla.
Anabel: Me estás asustando mucho, ¿para qué la necesitas en este mo-
mento? Por favor, vamos a seguir bailando, mañana te la doy, ¿sí?
Rodrigo: Mañana es mucho tiempo, Anabel, la vida es un suspiro. Ape-
nas comienza cuando ya se te acabó... hoy va a pasar todo.
Anabel: Dime qué es eso de que va pasar todo... yo creí que hablabas
de nosotros.
¿Bailamos? 95
Rodrigo: Voy a poner una cumbia colombiana, esa que te gusta tanto...
Anabel: (Entra a escena con una maleta y la pistola.) Vámonos... ya está,
ten la pistola y este dinero que tenía guardado para las emergencias.
Rodrigo: Tic tac... qué rápido pasa el tiempo...
Anabel: Vámonos…
Rodrigo: ¿Sabes? Tú me enseñaste a bailar de brinquito como se baila
en Tepito.
Anabel: El tiempo corre... corramos nosotros para que no nos alcance.
Rodrigo: El tiempo ya nos alcanzó... ¿Sabes?, siempre me gustó un chin-
go bailar... de chiquito me subía a los pies de mamá o de mi papá
para seguir sus pasos... bailaba encima de ellos... y cuando te conocí,
pues dije: de aquí soy.
Anabel: Rodrigo, ¡por favor!, cada minuto es muy valioso, ¿sabes?
Rodrigo: Claro, cada minuto es valioso... por eso bailemos.
Se apaga la luz del escenario, se escuchan dos disparos, luego muchos más,
mientras la cumbia sigue sonando.
Personajes
• Juglar.
• Muñeco.
• Naturaleza.
• Trovador.
El Cazador de Ilusiones
Acto I
Escena: un bosque fantástico. El Juglar despierta de un largo sueño.
El Cazador de Ilusiones 99
Muñeco: Yo insisto
que haces mal y ya no insisto.
Juglar: Haces bien en no insistir,
en este entierro no hay vela
fabricada para ti.
Muñeco: De todos modos...
Juglar: Te callas,
y te me vas a dormir.
Muñeco: Si apenas va amaneciendo
y en verdad dormir no quiero.
Juglar: Donde manda capitán,
no gobierna marinero.
Muñeco: Ah, ¡cómo serás...!
Juglar: Silencio (lo guarda),
por fin me ha dejado en paz,
ya no existe quien lo aguante,
a estos juglares de ahora
ya no los hacen como antes,
siempre replican por todo,
no son buenos ayudantes;
y lo peor es que se ganan
al público con bobadas,
con sus burlas y desplantes
provocan las carcajadas;
siempre sucede lo mismo,
quiere que hable de pesares,
de males y cataclismos
que en otros lugares pasan,
cosas que no me agradan
y prefiero no contarlas,
cuantimás si son ajenas,
mejor es callar y olvidarlas.
Naturaleza: Será mejor hablar y recordarlas
para que en otra parte no lastimen,
ocultar la verdad también es crimen,
te ruego aprendas a contarlas.
Personajes
• Lucrecia.
• Capitán.
• Mariana.
¡Viva la Revolución!
I
La acción transcurre en una celda de prisión. Es de noche. Mariana duer-
me recostada en un rincón. Lucrecia, subida en un cajón se asoma por una
ventanita enrejada. Baja. De un envoltorio de papel saca un trozo de pan,
se cubre con el rebozo y come discretamente.
II
Cambio de ambiente. Es de mañana. Poca luz se filtra por la ventanita. Al
pasar el tiempo irá cambiando por luz más clara. Mariana duerme en su
rincón. Lucrecia se incorpora.
III
Cambio de ambiente. Es de noche. Suena una guitarra y voces melancóli-
cas que cantan como un lamento.
IV
Cambio de ambiente. Es de día. Lucrecia en su lugar. Mariana en el rin-
cón. Se escucha un toque de clarín, ambas se incorporan. Lucrecia se aso-
ma por la ventanita.
Neftalí Coria
Acerca del autor
Huaniqueo, Mich. México, 1959. Poeta, Dramaturgo, novelista y director de teatro. Ha
publicado 20 libros de poesía y teatro, entre los que destacan: Cuaderno para detener
un río (Tierra Adentro, México, 1990); El libro de los duraznos (Secretaría de Cultura
de Jalisco, 1994); LunaMía (unam, 1994); Cuaderno infiel (conaculta / Instituto de
Cultura de Chiapas, 1996); Adoración de San Juan (uam, 1996); Bestiario de Viento y
Fuego (Verdehalago, 1998); Javiera en el acuario de los peces rotos (imc, Teatro, 1988);
Comienza el Tango (imc, Teatro, 1992). Otras publicaciones son: Camas de Espesura y
Jade (Bilingüe, Art Alliance, New York, 2003); 2ª. Edición Cuaderno para detener un río
(Tierra Adentro / Secum, 2005); Cuatro poemas bajo la Sombra mirada, Catálogo de la
exposición Sombra mirada, de Arturo Rivera (Proart, 2009); Tejer la luna con las manos
(Tisser la lune de ses mains, bilingüe, traducida al francés por Nayelli Castro Ramírez).
Desde 1989 coordina talleres de escritura poética y narrativa. Ha sido coordinador
del suplemento Cultural Acento, de La Voz de Michoacán; editor de la Colección de libros
Luna de Río, de la Universidad Michoacana; coeditor de la revista Ventana Interior y di-
rector de la revista de poesía LunaMía. Sus artículos, crónicas y columnas han aparecido
en múltiples revistas del país y el extranjero desde 1986 a la fecha. Director y autor del
cortometraje Si Lito Domínguez fuera Kalimán, que participó en el Festival Internacional
de Cine de Morelia, 2008. Ha escrito ocho novelas y siete obras de teatro. Fue becario del
foescam en el área de Letras (Dramaturgia) en el periodo (2002-2003). Su columna
Figuraciones mías aparece los lunes en: La Voz de Michoacán y 24HoraPuebla. Sus dos
últimos libros son: Bestiario íntimo (LunaMía Ediciones, 2015); y 68 Voces. Vivos Retratos
(La Voz de Michoacán, 2016). Es director de la Editorial LunaMía Ediciones.
De la obra
Escrita en 1984 después de un viaje a Veracruz, revisada por Vicente Leñero y editada
en 1984 en la revista de San Luis Potosí El rinoceronte enamorado. Publicada en 1988
por el imc, así como por el periódico El informador, de Guadalajara. El monólogo fue
estrenado en León en 1986 por Arsenio López e interpretado por Carmen Calderón;
desde entonces, en más de tres décadas ha sido montado por diferentes directores en:
Xalapa, Saltillo, Tabasco, Guanajuato, Monterrey, San Luis Potosí, Puebla, Torreón y el
estado norteamericano de Colorado.
Personaje
• Javiera.
Javiera en el acuario de los peces rotosϕ 1
Neftalí Coria
Dramatis personae
Javiera Ramos. Puede ser que tenga más de 40 años, o menos, no estoy
seguro. Lo que sí puedo decir con seguridad y firmeza es que: Javiera es
una mujer hermosa. También sé que nació en una ciudad porteña y que
ahora viste un vestido que no le va tan mal. Sus manos son largas y tal vez
el cuello le dé a su apariencia algo una especie de garbo, que las mujeres
poseen cuando miran el horizonte. No es tan alta y le gusta apretar la taza
del café entre sus manos, por ese calor que siempre ha creído que le hace
falta. Yo no podría decir nada más de esta mujer, a la que he visto llorar a
lo largo de las calles de su destino.
Cuadro primero
Sala de apartamento en condominio. Pocos muebles. Los sillones se han
recorrido hacia los lados para dar espacio al centro. La mesa está al fondo.
Los muebles forman una semiluna. Al centro, sobre unos cajones, cubierto
1
ϕ
Monólogo en un acto dividido en dos cuadros.
Cuadro segundo
El mismo decorado que en el primer cuadro, a diferencia de que la luz
será un poco más diluida y en algunos momentos se sugiere que se utilicen
colores violentos. Son casi las 10 de la noche del domingo siguiente. Javie-
ra está muy pálida, tiene puesto el vestido largo a pesar de las numerosas
desgarraduras que ya tiene. El radio está encendido, el locutor en algún
momento dirá la hora. ella está sumamente agitada y jadeante, ojerosa,
tal vez lloro hace un momento. Se advierte claramente la violencia a la
que se ha sometido el departamento: un sillón roto y caído, los cuadros
mal colgados, estrellados, sobre el piso. El espejo tal vez está estrellado. La
sábana que cubre a José Luis ha sido manchada de ron y algo verdusco.
Hay también dos vasos rotos y la botella de ron vacía sobre el piso. Otra
sobre la cantina, semivacía. Por todo el escenario hay pedazos de papel
desparramados; éstos fueron cortados con tijeras: fotos, cartas sobre todo,
libros, ropa; el uniforme de marino y una gorra. Las tijeras sobre el piso.
Javiera está sentada junto a donde yace José Luis. Ha bebido, aunque a
veces no lo parezca por su forma tan clara de hablar, cosa que no ya no
sucederá en las últimas partes de este cuadro.
Telón rápido.
Personajes
• Diego.
• Darina.
• Sebastián.
• Isidore Isou.
• Casavettes.
• Briseida.
• Arzurbanipal.
• Himnopaedia.
• Rinopael.
Diego Diccionarioϕ 1
Personajes
Diego: tiene unos 9 o 10 años y es popular en la escuela. Siempre va
muy arreglado y cree saberlo todo. Lo que le ha valido el apodo de
Diego Diccionario.
Darina: tiene la misma edad que Diego y viste un tutú rosa y desgasta-
do. No tiene amigos porque todos la consideran “rara”.
Sebastián: es amigo de Diego y amante del fútbol. Este papel es inter-
pretado por el mismo actor que hace Rinopael.
Isidore Isou: es la mujer barbona del circo y la madre y el padre de
Darina al mismo tiempo. Él/ella es la máxima autoridad del circo.
Casavettes: es el abuelo de Darina, y a la vez, el hombre más joven
y guapo del circo. Es el mejor equilibrista del mundo y aunque
causa admiración a todos los que lo que rodean, es indiferente y
egoísta.
Briseida: es la abuela de Darina, una mujer hermosa y sensual. Lleva
un vestido escotado y coquetea con todo mundo. Sin embargo,
de la misma manera en que es capaz de amar puede odiar. Está
considerada dentro de las 10 mejores lanza cuchillos del mundo.
Arzurbanipal: es el tío de Darina, famoso payaso científico, con una
enorme joroba y una nariz roja y redonda que suele ponerse cuan-
do está nervioso.
1
ϕ
Obra infantil en un acto inspirada en Las aventuras de Alicia, de Lewis Carroll.
Diego: ¡Eh! ¡No se vayan! ¡No me dejen solo! Ni siquiera sé dónde es-
toy ni cómo llegué... ¿Darina? ¡Darina! Desátame. ¡Darinaaa! Eso
me pasa por tener amigas como ella. Por eso no tiene con quien
juntarse en la escuela. ¿Quién quiere tener una amiga que te aban-
dona cuando más lo necesitas?
Darina: ¡Dámela!
Diego: No, no, es mía.
Darina: Yo la compré.
Diego: Ni la pagaste.
Darina: Qué importa. Ese es mi tío. Esta es mi botella.
Diego: Pero tiene mi risa.
Darina: Así ya no te puedes volver a burlar de mí en frente de tus amigos.
Diego: Yo no me estaba burlando.
Darina: ¿Ah, no? Entonces nada más te estabas divirtiendo un poco.
Diego: Shhh...
Darina: ¿Qué?
Música ligera y suave. Sopla una brisa. Aparece Himnopaedia que parece
que flota con su vestido de gasa. Se acerca a Rinopael y a Diego.
Himnopaedia: ¡Amorcito!
Arzurbanipal: (Quien aparece arrastrando una mesa que no son sino
barriles transformados. Está servida para siete personas de la ma-
nera más incongruente e ilógica posible.) ¡Alma mía!
Himnopaedia: ¡Ya tenías todo arreglado!
Arzurbanipal: Me gusta ser prevenido.
Himnopaedia: ¿Tú crees que ese niño va a llegar puntual?
Arzurbanipal: Es más listo de lo que parece a primera vista.
Himnopaedia: Me preocupa que tu hijo Rinopael ya se haya hecho su
amigo.
Arzurbanipal: Tu hijo es un caso perdido.
Himnopaedia: Es un buen muchacho, Ar.
Arzurbanipal: ¡Un buen muchacho no saldría volando por los aires
cada vez que se emociona por algo!
Himnopaedia: Pero recuerda que las alas las heredó de tu abuelo.
Arzurbanipal: Yo no tengo la culpa que el pobre viejo fuera un buitre.
Y además, gracias a él soy un notable científico.
Himnopaedia: ¿Y tú crees que sea sumamente necesario ponerle ese
grillete a Rinopael?
Arzurbanipal: ¿No te acuerdas que la vez pasada lo tuve que bajar de
un árbol porque se le ocurrió ponerse a leer Romeo y Julieta?
Himnopaedia: Lo sé, lo sé, yo tuve que quitarle el libro. Y ya lo perdí.
No me lo va a perdonar.
Arzurbanipal: Es igualito a ti. Tiene la cabeza en otro lado y nunca
tendrá los pies en la tierra.
Por fin, después de un gran esfuerzo, sale de Rinopael una nota hermosí-
sima que se transforma poco a poco en la nota de un aria de Mozart (La
flauta mágica). Rinopael canta llevado por la música y sin poderse contro-
lar. La emoción lo lleva hacia arriba y se eleva, pero el grillete lo ancla a la
tierra. Cierra el aria majestuosamente, con lágrimas en los ojos. Todos lo
miran impasibles, excepto Diego, quien no puede creer lo que ha visto, y
Cierra los ojos y se tapa los oídos. Cuando los abre está solo frente a Darina.
Isidore Isou: Creo que le debes una disculpa, Darina. Y debes devol-
verle su risa.
Darina: ¿Yo, mamá? ¿Yo, por qué? Él fue el primero en burlarse de mí
en el patio de la escuela. Por su culpa me jalaron el pelo y...
Isidore Isou: Pero creo que es tiempo de devolverle su risa.
Darina: ¡Pero si es un niño grosero y mal educado, papá! Primero quie-
re ser mi amigo y después se le olvida que me conoce.
Isidore Isou: Darina...
Darina: (Sale corriendo con lágrimas en los ojos.) ¡Nunca jamás le voy a
devolver su risa!
Diego: Tiene razón. Sí me burlé de ella. Y negué ser su amigo.
Isidore Isou: Ahora tienes que recuperar esa botella.
Diego: Imposible, como está ahora, nunca me la va a regresar.
Isidore Isou: Yo sé a dónde la fue a esconder.
Diego: ¿En serio?
Isidore Isou: Hay un lugar donde se guarda todo lo que uno pierde en
esta vida: las llaves del coche, el chupón del bebé, el primer amor
y ahí, entre todas las botellas del mundo que se han perdido, entre
todas las botellas que los náufragos echan al mar, ahí escondió
Darina tu botella.
Diego: ¿Y cómo le hago para llegar?
Isidore Isou: Durmiendo.
Diego: ¿Está seguro? ¿Segura?
Isidore Isou: Cuando sueñes, fíjate bien en la puerta que hay a tu dere-
cha y métete por ahí. Ah, y ten cuidado. Todo, absolutamente todo
puede salir de una botella...
Durante la escena del juego del críquet, Rinopael servirá de arcos, poniendo
las manos y los pies en el suelo. El juego se vuelve confuso, pues Casavettes
y Briseida siempre lo están llamando para que se vuelva arco y Rinopael
trata de hablar con Diego, aunque son constantemente interrumpidos.
Diego: ¡Uf! Quién iba a decir que la gente perdía todas estas cosas: un
chocolate, una cebra, una foto, una muñeca y... aquí deben estar
guardadas absolutamente todas las botellas del mundo. A ver, esta
dice: “Soy un genio bueno, abre por favor”. ¿Y qué tal que es malo?
No, mejor no. Esta dice: “Estoy perdido en una isla del Océano
Atlántico y”... Tampoco es. Esta solamente dice: “Abre”.
Diego: Uy, esta dice que tiene mis lágrimas. ¡Qué miedo! La voy a abrir
un poquito solamente. A ver qué pasa.
Diego: Mira, esta botella dice: “Mi mamá me encerró aquí por desobedecer”.
Darina: Y esta: “Yo tengo todas las lágrimas del mundo”.
Diego: Uy, aquí dice que tiene guardada una pelota de fut que anota
goles solita.
Darina: Ni se te ocurra abrir una botella que no te corresponde. Ya viste
lo que puede pasar.
Diego: Oye, Darina...
Darina: Mira, esta dice: “Tómame”.
Diego: Oye, Darina...
Darina: Y acá esta tiene el fuego de la estatua de la libertad.
Diego: Darina...
Darina: ¿Qué quieres?
Diego: ¿De verdad crees que echarse a nadar con los cocodrilos ham-
brientos es muy malo?
Darina: La verdad, sí. Pero creo que te debo una disculpa.
Diego: No te preocupes. Igual y un día de estos jugamos en recreo, ¿no?
Darina: Tal vez. Pero yo odio el fútbol.
Diego: Y yo no sé darme marometas.
Darina: Mira.
Diego: “Risa de Diego Diccionario”.
Darina: La encontramos. ¿Estás listo?
Diego: ¿Rinopael?
Rinopael: Ay, ¿encontraste mi libro?
Diego: Se me olvidó.
Rinopael: Ay, ay, ay. Seguramente para ahorita, mi Julieta ya se suicidó.
Briseida: Entonces no vale la pena seguir amándola.
Himnopaedia: Hay muchas mujeres guapas que vienen al circo, querido.
Casavettes: Quien sabe, igual esta noche conoces a tu media naranja.
Rinopael: ¿De verdad lo creen?
Briseida: Un muchacho como tú no debe tener problemas para encon-
trar novia.
Darina: Miren, esta botella también tiene risa: “La risa de Lewis Carroll”.
¿Por qué no la rompemos?
Isidore Isou: Maravillosa idea, hija.
Casavettes: Riámonos de nuevo.
Diego: Supongo que todo debe tener un final. Adiós, Isidore. Adiós, Brisei-
da y Cassavettes. Adiós, Arzurbanipil, no, Arzurbanipal y tía Him-
nopaedia. Adiós, amigo Rinopael. Y a ti, Darina, no te digo adiós
porque nos veremos mañana. Puntualmente a la hora del recreo.
De la obra
Estreno: Teatro Ocampo de la ciudad de Morelia, Michoacán, 3 de marzo del 2017. Partici-
pación en la Primera Muestra Regional de Teatro Histórico de la Región Centro-Occidente:
Teatro de la República de la ciudad de Santiago de Querétaro, Querétaro, 9 de marzo del
2017. Función: Colegio de Morelia, 31 de julio del 2017. Temporada: Foro Eco de la ciudad
de Morelia, Michoacán, los días jueves, viernes y sábados del 09 al 30 de septiembre del 2017.
¡Muera la Constitución! ¡Viva la Constitución!
Personajes
• Presentador.
• Madre Patria.
• Ricardo Flores Magón.
• Superintendente de una mina.
• Juan Galaviz.
• Esposa de Juan Galaviz.
• Varios mineros.
• Señora de la limpieza.
• Francisco I. Madero.
• Venustiano Carranza.
• Francisco Villa.
• Emiliano Zapata.
• Boletero de tren.
• Gringo.
• Francisco J. Múgica.
• Capataz de una hacienda.
• Varios campesinos.
• Varios mineros.
Presentador: ¡Madre Patria! ¡Madre Patria! Son $100 pesos por la ti-
rada. (Sale tras ella. En la cabina escuchamos “Tercera llamada”.)
Cuadro II1
Taller de impresión del periódico Regeneración. Aparece Ricardo Flores
Magón en penumbras, lleva consigo su máquina de escribir y un montón
de ejemplares del periódico Regeneración. De vez en vez balbucea, ha-
blando consigo mismo. Se dispone a escribir. Con la máquina sobre las
piernas se dispone a teclear. Duda un momento. Finalmente se decide y al
momento que teclea repite en voz alta lo que va escribiendo.
1
Esta escena está basada en un relato de Ricardo Flores Magón en Regeneración, Núm.
197, 25 de julio de 1914.
Esposa: Juan...
Galaviz: Sí...
Esposa: Escucha, Juan. Es que... ya no tengo frijoles pa’cocer y los niños
me piden pan. Ya ni en la tienda me quieren fiar, que porque la
deuda que tenemos ya es mucha.
Galaviz: Lo sé. Hoy le voy a pedir al jefe un adelanto. No te preocupes
mujer, me deben $7.85 pesos. Verás que con eso cubrimos las deu-
das y compramos comida. Confía en mí.
Esposa: Yo confío, Juan... No te olvides de nosotros.
Galaviz: Imposible...
Sale en la misma dirección que los mineros. Entre tanto Flores Magón
aparece sentado en la mesa con su máquina de escribir y continúa.
Ricardo: (De pie, fumando.) ¿Para qué demonios sirve entonces ese
libraco que se llama Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos? [...] sois tan necios de luchar por la Constitución en
lugar de empuñar el rifle para conquistar vuestra libertad econó-
mica, tomando posesión de la tierra, de la maquinaria y de los me-
dios de transporte sin esperar a que nadie os dé esos bienes, sino
tomándolos como hombres. [...] Por el mismo hecho de apoyar la
Cuadro III
El Presentador comienza a introducir los letreros de “Constitución de
1857”, “Revolución de Ayutla”, “Constitución de 1917”, “Reforma Agraria
y Artículo”, y los coloca a cada extremo del espacio. Únicamente no logra
poner de pie el letrero que dice “Partido Liberal Mexicano y Anarquismo”.
Aparece la señora de la limpieza. Barre, sacude aquí y allá. Encuentra en
el suelo el letrero de “Partido Liberal Mexicano y Anarquismo”. Ella tam-
bién intenta colocarlo en su lugar nuevamente pero se cae una y otra vez,
jamás muestra al público el contenido de ese letrero. Finalmente se rinde y
lo deja donde lo encontró. Sale.
Larga pausa. Aparece Francisco I. Madero con maleta y mapa en
mano. Está visiblemente perdido. No sabe en qué dirección va, ni a dónde
2
Cf. Ricardo Flores Magón, X Regeneración (1914), Dirección General de Publicacio-
nes, conaculta, México, 2014, pp. 60-72.
5
Ibíd., p. 46.
Cuadro IV
La estación de tren. De fondo musical escuchamos “La marcha de Za-
catecas”. Observamos a Carranza y Villa que juegan póker sentados en
huacales. A mitad de la mano, Villa pierde la paciencia y derriba el huacal
donde se encuentran las cartas desperdigándolas por el piso. Carranza ríe
con sorna.
6
Felipe Ángeles, “Diario de la batalla de Zacatecas”, en Patricia Galena (Pról.), El triun-
fo del constitucionalismo, Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional de Estu-
dios Históricos de las Revoluciones de México, 2017, p. 33.
Se oye el sonido del tren que se acerca, pasa y se va. Ellos lo siguen con la
mirada pero no hacen el menor intento de subirse o alcanzarlo.
7
Ibíd., p. 36.
8
Ibíd., p. 37
9
Martín Luis Guzmán, Memorias de Pancho Villa. México: Compañía General de Edi-
ciones, 1950, p. 37.
Cuadro V
Sobre el fondo se proyectarán las imágenes de la Asamblea Constituyente
de Querétaro, realizada entre noviembre de 1916 y febrero de 1917. Sobre
proscenio aparece en el costado derecho Venustiano Carranza con car-
tulinas en mano, y en el costado izquierdo el Gral. Francisco J. Múgica,
también con cartulinas en mano. Los personajes alternándose presentan
sus cartulinas donde leemos lo siguiente:
Cartulina 1
Vengo a poner en vuestras manos el
proyecto de Constitución reformada.
Cartulina 1
¿Cuál de los dos caminos debe adop-
tar la Asamblea? El más radical; pero
por parejo.
Cartulina 2
La Constitución política de 1857, lle-
va en sus preceptos la práctica cons-
tante y pacífica que de ellos ha hecho
por dos de los pueblos más grandes y
más poderosos de la tierra: Inglaterra
y los Estados Unidos.
Cartulina 3
No hay mexicano que no conozca
todos los escándalos causados por las
violaciones flagrantes a la Constitu-
ción de 1857.
Cartulina 4
Dichas reformas sólo se reducirían
a quitarle lo que la hace inaplica-
ble, a suplir sus deficiencias, a disi-
par la obscuridad de algunos de sus
Cartulina 2 preceptos.
Yo quiero que los ciudadanos que va-
mos a votar la nulidad o la validez
[del proyecto de Constitución] tenga-
mos presente este criterio: proceder
con entera independencia.
Cartulina 6
Los pueblos de que se trata, han nece-
sitado y necesitan todavía de Gobier-
Cartulina 4 nos fuertes.
Deseo se escriba en la Historia la ver-
dad en el cumplimiento del deber
Cartulina 7
Enséñese al pueblo a que no es posi-
ble que pueda gozar de sus libertades
si no saben hacer uso de ellas.10
10
Hilario Medina (Introd.). Diario de los debates del Congreso Constituyente 1916-1917,
Tomo I. México: Ediciones de la Comisión Nacional para la Celebración de Sesqui-
centenario de la Proclamación de la Independencia Nacional y del Cincuentenario de
la Revolución Mexicana, 1960, pp. 68-70.
Gringo: Hello... hello... are you there, Mr. Múgica? Oh... wait a minute,
this a call to Uruguay o Mexico? (Desde el interior del escenario se
oye una voz que dice: “México. México. ¡Es el General Francisco J.
Múgica!”.) Ohhh... sorry, Mr. Múgica, are you there?
Múgica: Esteee… sí soy yo, ¿quién habla?
Gringo: Oooh, Mr. Múgica, thank you. Dont worry about me. I’m just
a voice, doesn’t matter.
Múgica: Señor, señor, no entiendo el inglés. En español, por favor.
Gringo: Oooh... ok, ok. Disculpe, Sr. Múgica, gracias por tomar esta lla-
mada. Queremos darle las gracias por su acalorada participación.
Es usted digno ejemplo de lo que se espera de los mexicanos. Pero
ya no son necesario sus servicios.
Múgica: ¿De qué servicios me habla?
Gringo: Es decir, ya no es necesario su participación en la Asamblea
Constituyente. Sus reformas serán derogadas en 100 años. Creí-
mos que era pertinente advertirle de una buena vez.
Múgica: ¿Cómo sabe eso?, ¿usted me está hablando desde el futuro?
Gringo: Eeeh sí... Yes, well more or less. This is a fiction, a play in a the-
atre, it’s the same for this case.
Múgica: En español... en español.
11
Presidente en el periodo 2012-2018.
Cuadro VII12
La escena está vacía. Desde el fondo al extremo derecho observamos en
procesión trágica un grupo de campesinos que avanza en diagonal lenta-
mente hacia el centro del espacio. Sus cuerpos quebrados por una espanto-
sa jornada de trabajo parecen empujados o arrastrados más que llevados
por su propio pie. Cantan muy bajo “El soldado desconocido”, su tonada
aumentará conforme se acercan.
El capataz de la hacienda está en el extremo superior izquierdo obser-
vando a este rebaño humano con los instrumentos de labranza al hombro,
venir hacia él. Su actitud es desafiante. Finalmente llega el grupo de cam-
pesinos frente a él. Se detienen sin levantar la mirada.
12
Esta escena es un homenaje a la obra La venganza de la gleba, de Federico Gamboa.
13
Federico Gamboa, La venganza de la gleba, 1915. Recuperado el 25 de enero de 2017
en http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020028241/1020028241.PDF
Paulina Rosas
Acerca de la autora
Paulina Rosas. 1985, Morelia, Michoacán. Actriz, directora, dramaturga y productora.
Egresada de la Licenciatura en Teatro de la Escuela Popular de Bellas, ahora Facultad
Popular de Bellas Artes, de la umsnh. Como actriz ha participado en más de 20 monta-
jes. Como directora tiene en su haber montajes como Voces de familia, de Harold Pinter;
La caja de la luz, de David Hurtado y Paulina Rosas; y Mujeres Anónimas, de su autoría
–obra apoyada por los programas Michoacán Territorio de Teatro 2013 (secum) y Mé-
xico Cultura para la Armonía 2015 en su primera emisión en el estado de Michoacán–.
Dentro de la dramaturgia, su texto Extraños en la casa –que formó parte del proyecto El
camino de las tortugas... apoyado por el Sistema Estatal de Creadores a través del Progra-
ma del Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Michoacán, Emisión 2011–. En
la producción: Chita, una abuelita para todos –seleccionada para 20° Ciclo del Programa
Nacional de Teatro Escolar, Michoacán 2014–; y, Cena de Compromiso, del grupo Vaso
Teatro. Ha participado en diversos encuentros y festivales, tal es el caso de: Encuentro
Nacional de Creadores; 6° Congreso Iberoamericano de Teatro Universitario en la Cd.
de Chihuahua; primer cita (Coloquio Internacional de Teatro Alternativo) en Monte-
rrey, Nuevo León; Primer foro de Estética y Artes Escénicas de la umsnh; fitea (Festival
Internacional de Teatro Escena Abierta) 2014 y 2016; y en muestras estatales de teatro en
Michoacán. Forma parte de la Cía. La Coregía desde noviembre del 2011 a la fecha. Co-
labora con el grupo Vaso Teatro desde el 2014. Actualmente administra El Foro, espacio
cultural independiente, ubicado en el centro histórico de Morelia, Michoacán.
De la obra
Se estrenó en junio del 2015 en Foro La Bodega, de Morelia, Michoacán, dentro de la
Muestra de Teatro Joven para Jóvenes apoyada por Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, Alas y Raíces Michoacán. Interpretada por los alumnos del taller de teatro de la
Preparatoria Federal por Cooperación Felipe Carrillo Puerto, de Pátzcuaro, Michoacán.
Boom.
Un minuto antes de la explosión
Paulina Rosas
Personajes
• Elena.
• Oss.
• Day.
• Otto.
• Mamá.
• Soc.
I
Elena: Es un sueño recurrente.
Subo en ella y la aguja no se detiene...
80... 190...
Llega a dos mil… ¡tengo el récord Guinness!
Oficialmente soy la más gorda del mundo.
Otto: ¡Cabrón! Me caga. ¡Me caga! Que la pinche gente se ponga nom-
brecitos pendejos y no la puedas encontrar.
Prin cess forever. Enter.
Elena seguro la tiene de amiga.
Sigue buscando. Mientras abre una bolsa tamaño jumbo de chatarra. Sólo
alcanzamos a ver su cara que es alumbrada por la pantalla de una laptop
que tiene sobre sus piernas.
Elena: Ya voy.
Sí, ya sé que ya es tarde.
¡Mamá! Ya te oí.
Deja de molestarme ¿quieres?
...
¡No puedo!
Con esa presión, ¡no!
II
Otto: A Day. Mi gordita. Qué temprano llegaste.
Day: Me caga que me digas gordita.
Otto: Sabes que es de cariño.
Day: Me cagan tus cariños.
Otto: Estás en tus días o qué.
Day: Déjame sola, Otto.
Otto: ¿Sola? Odias estar sola, cariñito.
Day: Con una chingada. ¿Qué parte no entendiste?
Otto: ¡Uy! (A Oss.) ¿Qué pedo con las hormonas femeninas?
III
Mamá: Elena, ya sal de ese baño.
¿Qué tanto haces ahí?
...
Ven y acompáñame a comer. Sabes que detesto comer sola. Sólo
tengo estas dos horas para estar contigo. Y te encierras en ese baño.
Qué ideas, niñita.
V
Elena: Hay una liberación. Siempre que pasa siento que salen piedras,
piedras enormes, convertidas en fina arena. Siento ligereza. Vuelo.
Cuando me muera y tenga que regresar a este lugar, quiero ser un
ave. Y ver todo desde las alturas, ser tan ligera que pueda posarme
en la rama más delgada de cualquier árbol. Ver todo lo que ahora
no puedo...
En el celular.
Elena: Claro que sólo lo ponen para alarmarnos. ¿Cómo va a tener tan-
tas consecuencias esto?
Alteraciones digestivas, pérdida de esmalte dental y aparición de
caries, se puede padecer ronquera crónica, infecciones pulmona-
res... (Sigue leyendo. No es audible.) Pueden aparecer crisis con-
vulsivas –epilepsia–, es posible que se presenten irregularidades
menstruales... (sigue leyendo.)
Esta página es una porquería.
VI
Soc: ¿Tambor? ¿Qué clase de nombre es ese?
Claro, a los 5 no se piensan buenos nombres.
¿La mía? ¿Segura?
Ahí está. Se llama... en realidad no tiene nombre. Cuando la com-
pré era bastante mayor como para ponerle un nombrecito como
Rocky o así...
Sí, es una serpiente. Estás de acuerdo que una mascota de éstas no
puede tener un nombre cualquiera...
VII
Otto: Dejaste la puerta abierta.
Day: Debiste haber esperado a que te abriera.
Otto: Quise evitarte la molestia, gordis.
Day: ¿En qué quedamos? Quítate, ¡apestas!
Otto: Será porque me vine corriendo.
Day: Te dicho mil veces que...
Otto: Sí, ya sé. Pero si estuviera gordo de verdad, seguramente no me
querrías ¿o sí?
Day: Obvio, tú jamás serías gordo, gordis.
Otto: ¿En qué quedamos?
Day: Ya, como sea.
Otto: Deja de portarte como tonta. ¿Qué tienes?
Day: Nada.
Otto: ¿Qué estabas haciendo?
Day: Nada. Tarea.
Otto: Oye, ¿tú qué sabes del problemita de Elena?
Day: ¿Cuál?
Otto: No te hagas.
Day: En serio, ¿cuál?
Otto: El otro día, te estaba buscando. Y pasé por los baños, los que es-
tán atrás de la bodeguita. Escuché algo y me quedé ahí, esperando.
Vi salir a Elena.
Day: ¿Y?
X
Elena: (A lo lejos.) Te escucho. Siempre te escucho. Siempre lo he hecho.
...
Cuando era niña sólo quería que me leyeras un cuento de prin-
cesas cada noche, quería que fuéramos las princesas del cuento.
Nunca me dormía hasta que escuchaba que llegabas a casa. El so-
nido de tus tacones me daba toda la tranquilidad que necesitaba
para poder dormir. Un día, una noche más bien, soñé que papá
regresaba, tú lo recibías con beso, él me tomaba y me cargaba en
XI
Oss: ¿Con qué sueñas?
Day: Qué hueva me dan estos test.
Elena: Con ser un ave.
Otto: ¿Y esa qué opción es?
XII
Otto: Yo sólo quiero ser un rockstar porque esos son importantes en
donde sea. Quiero llevarte a cenar a donde tú quieras, al lugar más
lindo. Quiero dejar de ser un don nadie, como dice mi abuelo.
Dejar de ser el hijo de un don nadie.
Quiero ser famoso, que a donde vaya la gente diga “Sí, es él” y que
quieran tener una foto, un autógrafo. Que quieran saber de mí, mi
vida, mis gustos. Que me quieran tanto aunque no me conozcan...
o a pesar de que sepan que soy el más enfadoso del mundo. Que
hagan todo, todo por estar cerca de mí, por tocarme...
Quiero que tú estés orgullosa de estar a mi lado, que viajemos a
donde se te antoje, comprar un carro convertible, como el que vi-
mos en la revista. Que nos vean juntos.
...
Quiero ser el amor de tu vida, Day.
Quiero...
Rompe el cigarro.
XIII
Oss: He querido hablar contigo desde el otro día que...
Perdón por no haberme conectado antes. He pensado mucho en
ti... en mí. Quiero pedirte, si no te molesta, que me envíes otra foto
tuya. Esta que tengo ya me la sé de memoria, podría hacer una
copia en dibujo.
Yo sé que la cámara de tu lap no sirve y que no tienes otra manera
de hacerlo. Pero si tienes algún número de cuenta, pásamelo y yo
puedo depositarte. Estuve viendo unas que venden en una página,
son usadas pero muy baratas.
Así, por fin, podremos hacer una video-llamada.
O si prefieres pásame tu dirección para mandártela directo.
Hace rato fui a un parque que queda cerca de la casa a leer. Me
tomé esta foto para ti.
También escribí algo, espero que te guste. Me da un poco de pena.
Léelo y ya.
Hoy voy a hablar con mi papá. Quiero que sepa quién eres y todo
lo que significas para mí. Tengo mucho miedo. No puedo dejar de
temblar. Siento que en cuanto empiece a hablar se me va a quebrar
Enter.
XIV
Day: Ahí está.
Otto: ¿A dónde vas a ir?
Day: Ya te dije que con mis papás.
Otto: ¿Y tus papás?
Day: No tardan en llegar. ¡Ya vete!
Otto: ¿Y esto?
Day: Pues eso.
Otto: ¿Qué es?
Day: Ahí dice.
Otto: Sí, ya vi lo que dice. ¿Qué vas a hacer?
Day: (Deja de maquillarse.) ¿Qué voy a hacer?
Otto: Day, yo no puedo. ¿Cuándo has visto que un aspirante a rockstar
tenga hijos?
Day: Por eso ni la molestia me tomé de hablar contigo.
Otto: ¿Y qué esperabas? Day, somos unos niños.
Day: ¿Unos niños? ¡No mames!
Otto: Day, entiende. Lo único que tengo es este puto sueño. Espera un
poco. Vamos a tener una tocada con la banda, tal vez de ahí nos lla-
men para otras cosas. Y cuando sea famoso, entonces sí podremos...
Day: ¡Jódete!
Otto: ¿A dónde vas?
Day: Ya te había dicho.
Otto: ¿Y tus papás?
Otto: (Lee.) ¡Ay, Day! ¡Qué tonta eres! ¿Por qué harías algo así?
...
Contesta. ¡Contesta! ¡Maldita sea!
...
Day ¿dónde estás? Márcame en cuanto puedas. Estoy preocupado
por ti. ¡Te quiero, hermosa!
Cuelga.
XV
Soc: Oss, no había podido contestarte.
Primero quiero que sepas que... todo lo que hemos hablado... todo
ha sido real. Para mí tú eres real. Y lo que pase después de esto no
significa nada. No dejarás de ser especial.
No sé cómo decirte que... no puedo. ¡No puedo, Oss! Yo... habla-
mos muy bien, me siento realmente yo cuando estamos aquí, sen-
tados, sin mirarnos pero diciendo todo lo que somos y lo que no.
Yo quisiera... de verdad quisiera, Oss. Pero a mí no me gustan...
Yo no soy put...
Me caes muy bien, güey, de verdad. La paso muy bien hablando
contigo y todo, pero no me gustas... no como quisieras.
Oss: ¿Y las fotos? ¿Y todas las fotos me pediste y te mandé? ¿Y todo lo
que te confiado? ¿Y todo lo que hemos...?
¿Qué soy para ti? ¡Un pendejo! Eso he sido todo este tiempo. ¿Por
qué, cabrón?
Soc: ¿Estás ahí?
Oss: ¡Sí!
Soc: ¡Perdón! En serio, ¡perdón! No quise...
Oss: ¿Soc? Yo quería que todo esto fuera de verdad. Yo te quería, Soc.
¡Te quiero!
Sabes cómo ha sido esto desde que ella no está. Sabes que las cosas
en la casa cada vez van peor. Mi papá es un niño. ¡Un niño, Soc! Yo
quiero un padre, no hermano menor. Trato de entenderlo pero es
demasiado. He estado tratando desde los 11. ¿Sabes lo que es tener
un hermano menor? ¿Sabes lo que es ser hombre a los 11? Ahora,
cuando pienso en estos años siento que dejé de ser, siento que
todo se me cayó a pedazos, siento que cada vez soy más pequeño
y frágil que ese niño que crecía y soñaba con ser todo. Siento que
soy humo... negro... denso.... y que por más que trato de elevarme
y desaparecer con el viento, me quedo aquí, anclado. No puedo
subir. Ya no puedo.
Oss: Elena abrió esa puerta. Nunca lo pensé así. Tiene razón.
XVI
Elena: Siempre he tenido ese sueño. Subo. La aguja no se detiene. Llega
a los dos mil. ¡Tengo el récord! ¡La más gorda del mundo!
...
Yo lo único que he querido es que me quieran, como soy. Pero que
te quieran cuesta... y ser chula, duele. No quería ser chula a los 10,
prefería jugar con muñecas. Pero si no empezaba a serlo ¿cuándo
lo sería? “¿Mamá, soy chula?... No, mamá. ¡Soy chula! Dice Felipe
que soy chula. Y entre más cariñitos nos den, las niñas somos más
chulas”.
Cae al piso. Parece convulsionarse, tal vez debido al vómito que aún queda
en su boca.
XVII
Soc: En eso no habíamos quedado. Si tú venías conmigo, venías sola.
¡Carajo, Day! Echaste a perder todo. Este era el negocio de mi
vida. Y así no te va a querer nadie.
Day: ¿De qué hablas? ¿Cuál negocio?
Soc comienza a patear a Day en el abdomen. Cada vez con más rabia.
Day sangra. No se sabe si por los golpes que recibió de Soc o por lo que
introdujo. Se le ve cada vez más débil.
XVIII
Mamá: ¿Elena? ¿Qué tanto haces en el baño, niña?
...
Elena tengo que salir. Te dejo dinero en la mesa. También hay una
nota que quiero que leas. Pon mucha atención, Elena. ¡Te quiero!
A pesar de todo te quiero. No me vayas a mal interpretar.
¿Elena? ¿Me estás escuchando?
Elena, tengo que irme. ¿Entiendes? Tengo que hacerlo si no me voy
a volver loca.
...
No dejes de seguir la dieta. Compré bastante verdura para que no te
haga falta. A partir de ahora podrás comer un poco de atún, ahí
te dejo algunas latas. ¿Elena? Por favor, no vayas a ser la gorda de la
generación. Eres... eres linda hija. Graciosa, inteligente... linda a tu
manera. ¿Me entiendes?
¿Elena? ¿Sabes que te quiero, verdad? Todo lo que he hecho hasta
ahora ha sido por ti... por las dos. Pero quiero que ahora seas tú...
que... luches, Elena. La vida no es fácil. Quisiera poder decirte otra
cosa... decirte que la vida es bella y color de rosa. Pero no es así,
Elena. A donde vayas, te van a partir la cara si te dejas.
...
¿Elena? Yo siempre quise darte una familia y nunca supe cómo.
No las conozco. No sé cómo son. No sé si son buenas o malas.
XIX
Oss: Los días como hoy, tienen una particularidad extraña.
Deberían desvanecerse en la memoria.
Me voy. Lejos.
El miedo hace que uno no vaya a donde quiere. Hoy, por fin, lle-
garé a donde siempre he querido.
Mamá, si estás ahí, recíbeme. Sonríeme para saber que he llegado.
XX
Otto: Ese día me dio pena acompañarte al coche de tu papá.
Me daba pena decirte que te quería. ¡Te quiero tanto, Day! Cuando
supe que te encantaban los rockstar, desaliñados, mugrosos, esos
que dicen puras mensadas. Desde ese momento quise ser uno...
¡uno chingón! Famosón, fresón, uno de esos con los que soñabas
salir un día. Ese quería ser yo.
...
Me daba pena ser un don nadie... no supe qué hacer cuando vi ese
sobre. ¡No supe qué hacer!
Me dio tanta pena abrazarte y decirte que nunca los iba a dejar
solos.
Day... yo sólo quería ser el amor de tu vida.
De la obra
Tiene su génesis en Argentina, dentro de la Maestría en Dramaturgia que cursaba La-
rissa, quien comienza a escribir el texto en respuesta al sentimiento de miedo que le
provoca su regreso a México, a sabiendas de las circunstancias de extrema violencia que
se viven actualmente. La obra se estrena el 9 de febrero de 2018, en el Foro La Ceiba, de
Morelia, Michoacán, con la dirección de Valentín Orozco, actuaciones de Claudia Fra-
goso y Brenda Urbina, producción de Ateri Miyawatl y diseño gráfico de Francisco Villa;
tienen funciones al interior del estado, en cdmx y concluyen donde empezó, en Buenos
Aires, Argentina.
Personajes
• Alejandra: joven veinteañera.
• Doña Flora: mujer recia.
No es temporada de flores
I
Alejandra desde fuera mira por la reja cerrada del frente.
Doña Flora: Hay ciertas reglas que tienes, que tenemos que respetar
en este trabajo. Como en todos.
Alejandra: ¿Ok?
Doña Flora: Uno: puntualidad.
Alejandra: A las 3 termino. Me cambio y cruzo.
Doña Flora: Dos: permanecer siempre en el jardín.
Alejandra: Entonces me cambio, voy al baño y cruzo.
Doña Flora: Es por tu seguridad, a estas horas la casona es peligrosa.
Alejandra: ¿Por?
Doña Flora: No hay luz.
Alejandra: ¿Vive sin luz?
Doña Flora: Ehh... suele irse por las noches.
Alejandra: Ay, Doña, eso me suena raro. Estos terrenos tan grandes y tan
alejados son el lugar perfecto para los... ya sabe. Hace poco encontra-
ron otra fosa no muy lejos de aquí. Dicen que no han podido iden-
tificar los restos porque están quemados pero todos sabemos que...
Doña Flora: Tres: hablar menos.
Alejandra: ...
Doña Flora: Tienes que ser discreta. Piensa en estas flores como tus
pacientes. Son seres vivos con los que entablarás una relación, les
debes respeto.
Doña Flora cierra la reja y reza mientras se pierde en las penumbras del
jardín.
Doña Flora: San Jorge Bendito, bendice tu altar, bendice su cama que
ya se va a acostar. Desata a tus animalitos de tu cordón bendito
para que le vayan a picar.
II
Doña Flora está hincada sembrando entre los surcos. Alejandra la sigue de
pie con las semillas en la mano.
Alejandra: ¡Cállate!
Doña Flora: (Mueve las manos de Alejandra con violencia, de un lado
a otro.) Jajala, jajala, jala...
Alejandra: Ahhh, no, no. Déjame, ¡suéltame!
Doña Flora: Jajajajala, jajajajala, jajajala...
Alejandra logra zafarse del hocico de la perra y las semillas salen volando
esparciéndose en la tierra.
Transición.
Doña Flora toma las manos de Alejandra como en el sueño, ésta las retira
con incomodidad.
Alejandra: Buenas.
Doña Flora: ¡Tarde!
Alejandra: Sí, lo siento. Es que el hospital es un caos desde ayer.
Doña Flora: Ayer llegaron los chanates y se comieron casi la mitad del
sembradío.
Alejandra: Ah... (Ve la tierra sin importancia.) Se enteró de lo que pasó,
¿no? Aventaron unas granadas en la plaza, ahí en la manifestación.
Doña Flora: Por Dios...
Alejandra: Dicen que hay 12 muertos, pero son más. En el hospital
perdimos 13. Haga cuentas.
Doña Flora: ¿Y quién fue?
Alejandra: Que no saben...
Doña Flora: Habrán sido los fulanos esos.
Alejandra: No creo, ¿qué ganarían?
Doña Flora: Depende quién les pague.
Alejandra: Ay, Doña, está horrible. Todos encerrados, las calles reple-
tas de militares y el hospital, uf... no sabemos qué hacer, no tene-
mos manos para tantos heridos.
Doña Flora: ¡Dímelo a mí!
Alejandra: ¿Cómo? ¿Por qué?
Doña Flora: Porque yo solita tampoco puedo recuperar la floración.
Alejandra: ...
Doña Flora: Límpiate y ayúdame a regar.
Alejandra: Uy, ¿qué es esto?
Doña Flora: Agua. Los retoños necesitan agua especial para agarrarse
bien y que se animen a crecer, juntos.
Alejandra: Apesta, huele a... no, soy yo; traigo el olor de sangre metido
hasta el fondo.
Doña Flora: Empápalas bien, pasa de un lado a otro, como yo.
Alejandra: ¿Por qué de lado a lado?
Doña Flora: Ay, por Dios, ¿qué te pasó? Tranquila. ¿Qué pasó, qué
viste?
IV
Doña Flora inspecciona los brotes. Alejandra detrás de ella.
Alejandra mueve sin control la mano con la aguja y el hilo hasta que co-
mienza a coserse los ojos llena de terror.
Doña Flora espera a que Alejandra se vaya para recoger la aguja dorada,
la guarda en su mandil.
V
Doña Flora y Alejandra limpian los surcos que ya tienen pequeños brotes.
Están muy alejadas la una de la otra.
Alejandra ríe.
VI
Alejandra y Doña Flora están sacando prendas de vestir de una gran bolsa
negra.
Doña Flora: “Una puntada, otra puntada, no veo nada, vivo la vida
bien asustada...”.
Alejandra: ¿Y esa melodía?
Silencio. Transición.
VII
Alejandra y Doña Flora cosen las prendas armando una especie de cobija
grande, una picha.
Silencio total.
VIII
Doña Flora está cortando el cempaxúchitl, se lo pasa a Alejandra que va
juntándolos en una especie de ramo.
Doña Flora: Ustedes también se irán, algún día podrán ser libres. Algún
día. (Canta.) “Una puntada, otra puntada, no veo nada, vivo la vida
bien asustada. Y cuando duermo yo quiero soñar, que alguien de
arriba me va a rescatar. Pero es tan fea mi realidad que en la pesa-
dilla prefiero gritar. Y sigo gritando al despertar, que alguien de al
lado me pueda escuchar...”.
300 ejemplares.