3 Minicuentos
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Algunos de los autores más representativos de este género literario son Jorge Luis Borges,
Julio Cortázar, Rubén Darío, Augusto Monterroso, entre muchos otros que encontrarás en
el siguiente artículo.
En constante negociación con otros géneros literarios, como el poema o el ensayo breve,
del norte de México al sur argentino podemos encontrar numerosos cuentos cortos llenos de
vitalidad. Enseguida veremos una selección de 10 cuentos escritos por distintos autores
latinoamericanos, incluyendo un breve comentarios sobre ellos.
Cuento del escritor mexicano Juan José Arreola, galardonado con numerosos premios
debido a su inigualable estilo anecdótico. El cuento La Jirafa pertenece a la colección de
cuentos titulada “Bestiario”, publicada en 1972. El personaje principal es una
representación de varias aspiraciones vitales del ser humano.
Al darse cuenta de que había puesto demasiado altos los frutos de un árbol predilecto, Dios
no tuvo más remedio que alargar el cuello de la jirafa.
Cuadrúpedos de cabeza volátil, las jirafas quisieron ir por encima de su realidad corporal y
entraron resueltamente al reino de las desproporciones. Hubo que resolver para ellas
algunos problemas biológicos que más parecen de ingeniería y de mecánica: un circuito
nervioso de doce metros de largo; una sangre que se eleva contra la ley de la gravedad
mediante un corazón que funciona como bomba de pozo profundo; y todavía, a estas
alturas, una lengua eyéctil que va más arriba, sobrepasando con veinte centímetros el
alcance de los belfos para roer los pimpollos como una lima de acero.
Con todos sus derroches de técnica, que complican extraordinariamente su galope y sus
amores, la jirafa representa mejor que nadie los devaneos del espíritu: busca en las alturas
lo que otros encuentran al ras del suelo.
Pero como finalmente tiene que inclinarse de vez en cuando para beber el agua común, se
ve obligada a desarrollar su acrobacia al revés. Y se pone entonces al nivel de los burros.
¿Qué soñará el indescifrable futuro? Soñará que Alonso Quijano puede ser don Quijote sin
dejar su aldea y sus libros. Soñará que una víspera de Ulises puede ser más pródiga que el
poema que narra sus trabajos. Soñará generaciones humanas que no reconocerán el nombre
de Ulises. Soñará sueños más precisos que la vigilia de hoy. Soñará que podremos hacer
milagros y que no los haremos, porque será más real imaginarlos. Soñará mundos tan
intensos que la voz de una sola de sus aves podría matarte. Soñará que el olvido y la
memoria pueden ser actos voluntarios, no agresiones o dádivas del azar. Soñará que
veremos con todo el cuerpo, como quería Milton desde la sombra de esos tiernos orbes, los
ojos. Soñará un mundo sin la máquina y sin esa doliente máquina, el cuerpo.
Álvaro Mutis, poeta y novelista colombiano radicado en México hasta su muerte en 2013,
es uno de los escritores más importantes de la época contemporánea. Su estilo es
también anecdótico y el contenido de varios de sus escritos refleja parte de las
preocupaciones políticas y personales, entre las que se encuentra el dolor y el sufrimiento
humano.
Mi labor consiste en limpiar cuidadosamente las lámparas de hojalata con las cuales los
señores del lugar salen de noche a cazar el zorro en los cafetales. Lo deslumbran al
enfrentarle súbitamente estos complejos artefactos, hediondos a petróleo y a hollín, que se
oscurecen en seguida por obra de la llama que, en un instante, enceguece los amarillos ojos
de la bestia.
Nunca he oído quejarse a estos animales. Mueren siempre presas del atónito espanto que les
causa esta luz inesperada y gratuita. Miran por última vez a sus verdugos como quien se
encuentra con los dioses al doblar una esquina. Mi tarea, mi destino, es mantener siempre
brillante y listo este grotesco latón para su nocturna y breve función venatoria. ¡Y yo que
soñaba ser algún día laborioso viajero por tierras de fiebre y aventura!
De uno a otro extremo de la Cámara, grita el diputado aristócrata: —¡Dese usted por
abofeteado! Y el demócrata, encogiéndose de hombros, le contesta: —¡Dese usted por
muerto en duelo!
A pesar de que se trata de un escritor con menos reconocimiento del que su obra merece,
Juan Carlos Onetti, de origen Uruguayo, ha sido considerado como uno de los autores
más originales en latinoamérica. Su estilo es principalmente existencialista, por el
contenido pesimista y cargado de negatividad, aunque personal y coherente.
Los había conocido y extrañado de su madre. Besaba en las dos mejillas o en la mano a
toda mujer indiferente que le presentaran, había respetado el rito prostibulario que prohibía
unir las bocas; novias, mujeres le habían besado con lenguas en la garganta y se habían
detenido sabias y escrupulosas para besarle el miembro. Saliva, calor y deslices, como debe
ser. Después la sorpresiva entrada de la mujer, desconocida, atravesando la herradura de
dolientes, esposa e hijos, amigos llorones suspirantes. Se acercó, impávida, la muy puta, la
muy atrevida, para besarle la frialdad de la frente, por encima del borde del ataúd, dejando
entre la horizontalidad de las tres arrugas, una pequeña mancha carmín.
Gabriel García Márquez fue un escritor y periodista nacido en Colombia en el año de 1927.
Su obra guarda una estrecha relación con el realismo mágico y promueve el pensamiento
crítico e innovador en distintas áreas, como las artes y las ciencias. Aborda temas como la
soledad, la violencia, la cultura, la vida y la muerte. Fue galardonado con el Premio
Nobel de Literatura en 1982.
…El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que
caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias
domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían
llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el
pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había
llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa
valía la pena de ser vivida.
De una casa cercana salía un ruido metálico y acompasado. En un recinto estrecho, entre
paredes llenas de hollín, negras, muy negras, trabajaban unos hombres en la forja. Uno
movía el fuelle que resoplaba, haciendo crepitar el carbón, lanzando torbellinos de chispas
y llamas como lenguas pálidas, áureas, azulejas, resplandecientes. Al brillo del fuego en
que se enrojecían largas barras de hierro, se miraban los rostros de los obreros con un
reflejo trémulo.
Tres yunques ensamblados en toscas armazones resistían el batir de los machos que
aplastaban el metal candente, haciendo saltar una lluvia enrojecida. Los forjadores vestían
camisas de lana de cuellos abiertos y largos delantales de cuero. Acanzábaseles a ver el
pescuezo gordo y el principio del pecho velludo, y salían de las mangas holgadas los brazos
gigantescos, donde, como en los de Anteo, parecían los músculos redondas piedras de las
que deslavan y pulen los torrentes.
El señor Ga había sido tan asiduo, tan dócil y prolongado paciente del doctor Terapéutica
que ahora ya era sólo un pie. Extirpados sucesivamente los dientes, las amígdalas, el
estómago, un riñón, un pulmón, el bazo, el colon, ahora llegaba el valet del señor Ga a
llamar al doctor Terapéutica para que atendiera el pie del señor Ga, que lo mandaba llamar.
Finalizamos esta selección con uno de los más famosos microrrelatos latinoamericanos. De
hecho, hasta hace poco, este cuento era considerado el microrrelato más corto de la
literatura universal, por la complejidad y la riqueza estética que contiene. Su autor es
Augusto Monterroso, escritor de origen hondureño, nacionalizado guatemalteco y radicado
en la Ciudad de México.