CAPITULO6 El Proceso de Enseñanza Aprendizaje y Los Valores
CAPITULO6 El Proceso de Enseñanza Aprendizaje y Los Valores
CAPITULO6 El Proceso de Enseñanza Aprendizaje y Los Valores
CAPÍTULO 7
La importancia de educar al hombre en los valores que sustenta la sociedad en que vive y el
significado de ello en la conservación de la propia humanidad, es objeto de discusión, análisis y
reflexión en foros y eventos, tanto de carácter nacional como internacional. Este problema de
atención multifactorial, tiene su referente en toda actividad que se realiza en la escuela y en todos
los factores que en ella intervienen. En el presente trabajo serán abordados sólo algunos aspectos
relativos al: proceso de enseñanza aprendizaje y el currículo escolar.
En muchos países, el estudiante pasa cerca de 1 000 horas cada año en la escuela,
particularmente en el aula, recibe la influencia de las diferentes ramas del saber, algunas de las
cuales aparecen como asignaturas ante el alumno durante unos 12 años, desde que ingresa hasta
que se convierte en bachiller o en técnico medio. Para otros esta posibilidad puede reducirse en
cualquier cantidad de años, por los graves problemas económicos que en muchos países llevan al
hombre a abandonar la escuela desde niño. Sin embargo, la influencia del tiempo que pasó en la
escuela deja una importante huella en su vida, no sólo en el conocer o el saber hacer en
cualesquiera de las asignaturas que cursó, sino también en su comportamiento, su
responsabilidad, en su laboriosidad, en el amor a su Patria, en la solidaridad, entre otros.
Hace años los pedagogos hablamos de la necesidad de dar un vuelco a la formación de valores en
la escuela, hace años también se viene planteando la necesidad de su fortalecimiento en la
concepción y diseño de los currículos escolares, así como en la concepción del proceso de
enseñanza - aprendizaje, mas parece que aún no hemos dado satisfactoriamente en la diana, pues
seguimos insatisfechos con el acontecer pedagógico que diariamente transcurre en la escuela.
Si registramos qué acontece en el aula es muy probable que termine un turno de clase e inicie otro
y termine el día y muy pocos alumnos hayan sido llamados a la reflexión y al debate en clase,
posiblemente también, en muy pocos casos, se haya hecho referencia a los problemas de
comportamiento, a lo que piensan, sienten y aspiran.
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Muchas más preguntas pueden realizarse, pero quizá sería preferible irlas introduciendo en un
análisis que transite por las vías de solución y las polémicas que alrededor de ellas ocurren.
¿DÓNDE ESTA LO COMÚN Y LO DIVERSO? Seguramente para este docente, entre las
primeras preguntas que se formule, estará aquella que lo define.
Posiblemente, hallemos diferentes respuestas para una misma pregunta, pero también que tienen
un punto de partida común.
Toda sociedad aspira a formar un determinado modelo de hombre, entre diferentes sociedades
seguro que habrá valores comunes como es la honestidad, la sinceridad, el patriotismo, entre
otros, pero no quiere decir ello que las costumbres, las leyes, las normas le den igual connotación,
lo cual está además asociado al momento histórico concreto de que se trate. Al igual que habrá
sociedades que le den un peso muy grande a determinados valores, como la justicia, la
solidaridad, por citar algunos, cuya extensión entonces sea también algo diferente.
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Sin embargo, no quiere esto decir que todos pensamos de esta forma, hay una tendencia que
hablan de la integración o de la mundialización de la cultura. Algunos hacer referencia a una
escuela nueva, adecuada a un humanismo planetario
( Yus Ramos 1995), bien de un sujeto reconocedor de la unidad global y finita de la aldea Tierra
(Sebastián L. 1992), o de un sujeto “mundialista”, correspondiente a una concepción orgánica del
crecimiento de la humanidad, o el coherente con un nuevo orden social humano de la sociedad
( Rodríguez R. 1996), o en otro sentido quienes sin dejar de reconocer lo general, común,
necesario, nos enfrascamos en la lucha por preservar la identidad nacional.
Ese modelo de hombre a formar en cada sociedad existe, y será siempre el punto de referencia de
la educación, lo que no es más que la exigencia de la sociedad respecto al hombre a formar.
Un modelo que se ajuste a las posibilidades y característica de las diferentes edades y que sirva
de referente al docente, al padre y al propio estudiante. Así, un ideal al alcance de todos, permitirá
el contraste con lo real que se da en cada individuo, como orientación para el docente y el propio
estudiante, de las metas a trazar en la formación.
El docente, podrá entonces decir conozco cuál es la aspiración social a alcanzar en mis alumnos,
en estas edades, también conozco cómo son mis alumnos, cuáles son sus aristas más y menos
logradas respecto a los valores a alcanzar.
Como se aprecia se esta haciendo referencia a una dirección pedagógica en la formación del
hombre a que se aspira. En la práctica, acercarse a ella es problema de conocerla bien, de conocer
a los alumnos y de saber como es el abordaje metodológico de esta tarea pedagógica. Sucede,
que de una forma u otra cada educador, implícita o explícitamente, actúa según un modelo de
cómo considera que debe ser el niño, adolescente o joven. De igual forma actúa la familia. Sin
embargo, no quiere decir que todos estemos educando hacia los mismos fines y con determinada
unidad de criterios, ello sería muestra de un importante problema pedagógico:
En la literatura se recogen otros modelos diferentes que de una forma u otra parece que han
operado en la práctica pedagógica, modelo de valores absolutos, modelo relativista de los valores,
y un modelo basado en la construcción racional y autónoma de valores ( Buxarrais M. y otros,
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1997). Estos muestran posiciones extremas, y ante ellas siempre alguna que toma de uno y de
otro, y que asume una posición posiblemente más racional.
El docente reconocerá rápidamente la existencia del componente cognoscitivo, que por supuesto
existe respecto a cada valor, que define qué es la honestidad, el patriotismo, la solidaridad y así
respecto a cada uno, pero además estará seguro que no es suficiente, y que incluso habrá unos
que lo sepan definir bien y que su comportamiento sea contrario a lo dicho.
Por supuesto, que ese componente hay que hacerlo evidente, lograr claridad en cuanto a lo que es
y sus formas de manifestación. Desde el punto de vista pedagógico es lograr no sólo que el alumno
pueda identificar el contenido, sino ir más allá. Es ir a la valoración personal, la cual tendrá aristas
positivas y negativas, pero esto aún no sería suficiente, detengámonos momentáneamente en ello.
Esta proyección del alumno, este decir qué piensa y por qué, permite a los otros estudiantes y al
docente interactuar, entonces pudiéramos plantearnos:
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Pudiéramos decir que sí, y que es muy importante, precisamente porque contribuye al desarrollo
de
¿ ES LA VALORACIÓN DEL CONOCIMIENTO UN COMPONENTE una
IMPORTANTE EN LA FORMACIÓN DE ORIENTACIONES
VALORATIVAS?
actitud crítica ante el conocimiento, así como lo es la autovaloración respecto a uno mismo, y de la
actividad colectiva.
Tienen un peso esencial los sentimientos y cualidades, que hay quienes las consideran (Amador,
A, 1998), como la “célula” en estos procesos formativos. Así, el conocimiento, los sentimientos y
las cualidades, el cumplimiento consciente de las normas de comportamiento social, el ideal
aspirado, los motivos e intereses de la persona, interactúan en el complejo proceso de formación
de valores.
Diversos puntos de vista nos hacen llamar la atención hacia lo siguiente:
Los sentimientos y cualidades para unos son un objeto de aprendizaje, para otros formaciones
complejas que se logran por lo general en un largo proceso en el que hay aprendizaje del
componente cognoscitivo, pero además hay un proceso formativo en el que interactúa lo
cognoscitivo con lo afectivo y lo volitivo, donde hay motivos, aspiraciones, ideales, valoraciones,
que en gran medida van conformando los valores, como núcleo central de la personalidad humana.
Con ellos no nace el niño, se forman en un largo proceso de interacción social, donde la familia
primero y luego la escuela y la sociedad en general desempeñan papeles decisivos cuando son
portadores de los modelos sociales que se desean transmitir. La formación de los cuales se inicia
en los niños más pequeños a partir de la imitación, hasta convertirse, en momentos posteriores, en
procesos más complejos que implican la participación cada vez más consciente del individuo y en
los que juega un papel de gran importancia el componente afectivo motivacional.
La posición asumida tendrá en cierta medida que ver, respecto a cómo se atiende a la formación
de valores, en este caso se dirige el problema al aspecto metodológico.
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Si los objetivos y características del contenido son determinantes respecto a los métodos, entonces
¿SON VÁLIDOS PARA LA FORMACIÓN DE CUALIDADES,
SENTIMIENTOS Y ORIENTACIONES VALORATIVAS, LOS
MÉTODOS QUE SE EMPLEAN EN LA ENSEÑANZA- APRENDIZAJE
DE LAS ASIGNATURAS CUANDO SE PRECISA LA FORMACIÒN
DE UN CONCEPTO O EL DESARROLLO DE ALGUNA HABILIDAD
ESPECÍFICA?
¿EXISTEN OTRAS EXIGENCIAS METODOLÓGICAS, MÉTODOS
ESPECÍFICOS, DIRIGIDOS A LOS PROCESOS FORMATIVOS?
pudiera justificarse la necesidad de incluir otros métodos que permitan trabajar en el campo
formativo.En la literatura pedagógica son bastante citada diferentes exigencias como la necesidad
de la reflexión, el debate, la discusión y el comportamiento en situaciones concretas de la vida
social.
necesidad de que la persona identifique los modelos del deber ser, en correspondencia con
la formación de ideales,
poner en práctica las formas correctas de actuar, mediante la propia actividad en la clase, en
la propia vida del grupo docente, en las actividades sociales de carácter productivo, laboral,
culturales y deportivas que se generan en la escuela y en la comunidad,
Estos métodos presentan exigencias dirigidas a los procesos formativos, pueden incluir diferentes
procedimientos que estimulan la interacción sujeto - sujeto, propician la concreción en la actividad
práctica y los procesos valorativos, todo lo cual se vincula con los métodos de enseñanza
aprendizaje, se pueden insertar, interrelacionar, unos con otros y dirigirlos hacia el logro de los
propósitos formativos planteados .
Es muy rica la experiencia de la escuela cubana en la inclusión de la actividad laboral como parte
del propio currículo escolar, que va desde la sencilla actividad productiva que hace el niño en el
aula, en el jardín, en el huerto o en el autoservicio en el comedor escolar, por citar algunas, hasta
la incorporación al trabajo agrícola o a otras diferentes variantes según la comunidad, dosificado y
adecuado para adolescentes y jóvenes.
La actividad laboral es potencialmente muy útil y necesaria en función de la formación del hombre.
Desde el ángulo de la escuela, es enfrentar al estudiante con la actividad productiva que exige
disciplina, esfuerzo, responsabilidad, resultados y ofrece la posibilidad de que verdaderamente se
aprenda a valorar el fruto del trabajo humano. Este tipo de actividad posibilita la propuesta de
pequeñas metas alcanzables, con un significado social útil, de la misma manera que se van
planteando diferentes niveles de exigencia que conduzcan a un comportamiento acorde con el
ideal propuesto, según las diferentes edades. Precisa de la vinculación de la teoría con la práctica,
propicia la vinculación de la escuela con la vida y la preparación del hombre para el trabajo, para la
vida.
Como puede apreciarse, la organización de la actividad escolar constituyen otro factor pedagógico
que requiere de nuevas formas, que permitan dirigir a los alumnos hacia un tipo de tarea que
demanda una mayor apertura a su actividad, que puedan interactuar, sientan su protagonismo,
que vivencien positivamente lo que hacen, que lo puedan valorar. Son múltiples actividades que
pueden ofrecer esta apertura, entre otras el trabajo socialmente útil.
Otro nivel en este análisis lo ocupan el colectivo de docentes, como pequeño claustro interactuante
con un grupo de alumnos y el colectivo estudiantil como tal, respecto al grupo.
El colectivo de alumnos que forma un grupo docente puede ser de gran utilidad, constituirse en sí
en una organización estudiantil, que pueda dirigir la propia actividad del grupo y tenga total
participación en el gobierno de la escuela. ¿Contrarrestará ello en algo los efectos del currículo
oculto?
El colectivo estudiantil posee una fuerza capaz de reorientar a los más difíciles, de ejercer la crítica
fuerte a lo mal hecho, de estimular y hacer vivir la alegría ante el éxito, de generar nuevos motivos
para alcanzar una meta, de ejercer justicia, ser colectivista y solidario. Muchas metas se alcanzan,
sí y sólo sí, cuando pasan a ser motivos, intereses y responsabilidades de los propios alumnos,
cuando estos sienten el sentido de pertenencia por su institución.
Este fuerte pilar es de gran apoyo, desde el aula hasta la comunidad, pasando por las familias, de
especial potencialidad, para cambiar su dinámica, para apoyar o exigir a quien lo necesita, lograr
la formación de ideales y el comportamiento social esperados.
¿Y EL CURRÍCULO? ,además de la importancia que merecen los problemas del currículo oculto,
antes citado, y las múltiples investigaciones al respecto realizadas, es necesario detenerse en los
problemas de su diseño y en los aspectos que más se debaten.
Como hicimos referencia, ya son viejas las críticas a los currículos centrados en el conocimiento de
las asignaturas y con poca atención a los problemas formativos del hombre. A tales efectos han
aparecido en muchos currículos los valores como un tipo de contenido, lo que no deja de ser cierto,
y que generalmente está apareciendo diferenciado de otros tipos de contenidos, que a veces son
concretados en acciones a lograr o en actividades. Asimismo, aparecen como en una nueva
dimensión, los ejes transversales.
Antes de abrir estas dos direcciones es importante hacer alguna referencia a los objetivos. Al leer
un programa es muy probable que encontremos entre sus objetivos generales a cumplir en la
disciplina o asignatura, en particular en el grado o año, un conjunto de objetivos dirigidos a la
formación de cualidades, sentimientos, actitudes y valores. Sin embargo, ha sido muy común
encontrar que estos objetivos desaparezcan al concretarse los objetivos específicos de las
unidades, situación que puede haber generado diferentes conflictos o limitado el peso del trabajo
pedagógico en lo formativo. Resulta de todas formas polémico:
El hecho de que el contenido del programa, o del libro, se haya convertido muchas veces en la
práctica, en categoría rectora, pudiera ser una causa de la desatención a este tipo de contenido:
los valores. Sin embargo, el análisis desde el ángulo pedagógico parece indicar la necesidad de
que ese modelo de hombre a formar tenga salida en los objetivos y en los contenidos. Se aprecia
en los últimos años la inclusión de los valores en los programas, unido a lo cual se concretan
actividades, surge al respecto la interrogante siguiente:
Si bien estos se forman en la actividad humana, esta deberá ser diseñada y dirigida a dichos
propósitos, lo que la convierte en un problema metodológico, que dejarlo a la espontaneidad sería
dar cabida a la desatención, a que prolifere cualquier tipo de conducta, concepción, deseada o no.
Este sería un momento muy importante y necesario en el diseño curricular para cada tipo de
escuela, es decir para la escuela primaria, la secundaria, y así para cada nivel o tipo de centro,
que se contextualizaría en cada institución, en correspondencia con las características de esta y de
la comunidad.
Si bien las prioridades en el currículo han estado históricamente determinadas por los objetivos, así
como las vías y formas de aprendizaje, en correspondencia con estos, por las didácticas de las
diferentes disciplinas, se ha acudido, en diferentes momentos y desde diferentes ángulos a
establecer otro tipo de prioridades y de recomendaciones metodológicas mediante los hoy más
populares EJES TRANSVERSALES DEL CURRÍCULO, reportados también como ejes colaterales,
líneas directrices, posiblemente también como programas directores.
En los casi últimos 40 años han ido tomando fuerzas estas posiciones, en la literatura se reflejan
estudios realizados a principios de los años 60 dirigidos a la Lengua, en Inglaterra, también en
Canadá y seguramente en otros países. En Cuba toman fuerza a partir de los años 75 en adelante
e incluyen entre otras temáticas aquellas relativas al politecnismo, a la formación científica del
mundo, a la formación patriótica, a la protección del medio ambiente.
Hoy en día, no obstante existir puntos de vista diferentes, continúa siendo un tema de actualidad.
Pero, quizá lo más significativo no sea que existan o no, sino que se habla en términos de que es
una vía para la integración de las culturas, para crear condiciones para una formación moral
genérica en repuesta a la globalización.
Seguro que muchos pedagogos estamos en contra de pensar en pérdidas tan sensibles, que, hoy
en día, desnaturalizarían a nuestras poblaciones, por el contrario se trata de fortalecer el
patriotismo y fomentar la solidaridad.
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Al enfocar el problema desde el ángulo de los ejes transversales en el diseño curricular, sería
como sobredimensionar las posibilidades que los “llamados ejes” pudieran tener en la formación
de las nuevas generaciones y en el problema de la integración.
Sin embargo, volviendo a las dos primeras preguntas hoy en día, en medio de la desatención que
desde las didácticas de las disciplinas, se ha dado a los problemas formativos, pudieran estos ejes,
que ya trazan objetivos, contenidos y concepciones metodológicas, servir como vía de concreción
del modelo de hombre a formar, en correspondencia con el tipo de escuela. Concebidos de forma
abierta, de manera que se contextualicen en cada centro y se tengan en cuenta por los docentes
en la concepción de todo el quehacer pedagógico desde sus asignaturas, así como por la escuela
en la concepción de las múltiples actividades formativas que cada día se realizan. No obstante, la
polémica y la búsqueda del perfeccionamiento de esta vía continúan.