Clase 1 Diversidad Curso
Clase 1 Diversidad Curso
Clase 1 Diversidad Curso
inclusión.
Como trabajo final, les propondremos que diseñen una clase de dos horas de duración como
máximo donde muestren los aspectos más relevantes del enfoque. Podrán presentarla en registro
audiovisual o narrativo, que será objeto de reflexión. A lo largo de las clases nos iremos preparando
para poder elaborar esta producción.
En esta primera clase vamos a reflexionar sobre la idea del “respeto por la diversidad” en la
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educación. Nos preguntaremos cómo es que este mandato ha ganado tanta centralidad en el
campo pedagógico. ¿De dónde viene la idea de respetar la diversidad? ¿Cómo es que pasamos de
un sistema educativo que promovía la homogeneización de las prácticas escolares, de los docentes
y estudiantes a uno que valora la diversidad?
Creemos importante que ustedes, como docentes que se ven enfrentados cotidianamente con los
desafíos de educar a nuestros niños, niñas y jóvenes, tengan la oportunidad de reflexionar sobre
estas cuestiones que son fundamentales para poder tener un abordaje ético de la enseñanza. Pero
es importante destacar que nuestra idea no es dar respuestas cerradas y definitivas a estas
preguntas, sino más bien abrir un espacio de reflexión para que sean ustedes los que puedan
desarrollar sus propias perspectivas sobre cómo abordar el respeto por la diversidad en sus aulas.
Como ya todos sabemos, en los orígenes de nuestros sistemas educativos la diversidad era vista
como un problema a ser superado. Lo que se esperaba de la escuela era que homogenice a la
población. Existía un molde, un ideal de cómo debía ser un ciudadano de nuestro país y el objetivo
era lograr que todos los niños, niñas y jóvenes se adecuaran a ese molde. Para eso se usaron
distintos mecanismos. Las regulaciones del estado definían en mucho detalle qué se debía enseñar
y cómo, cómo se celebraban los actos patrios, cómo debían ir vestidos los alumnos e incluso
cuestiones muy específicas como el modo en que debía agarrarse el lápiz o el formato exacto de
cada letra. También se decía que la formación docente debía ser exactamente la misma en cada
institución, de modo que los docentes fueran “intercambiables”. En definitiva, lo que se buscaba
era que todos los alumnos que pasaran por la escuela en Argentina tuvieran experiencias escolares
muy similares. La homogeneidad era lo deseable y la diversidad un obstáculo en el camino del
progreso social y educativo. Para ver en más detalle la historia de lo que se conocía como la
“escuela común” pueden ver el siguiente video.
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Iguales pero diferentes – Capítulo 4: “Historias de la escuela (no tan)
común”
https://www.youtube.com/watch?v=039sjCKE_mk
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cuando estos grupos “diferentes” eran aceptados en las escuelas, su escolarización consistía en un
proceso de conversión a una cultura uniforme.
Por otro lado, otra corriente crítica complementaria a la anterior sugiere que darles lo mismo a
todos no es lo más justo porque no todos empiezan “la carrera de la vida” desde el mismo punto de
partida. Por el contrario, un sistema educativo que le da lo mismo a todos lo que hace es aumentar
las diferencias sociales, ya que quienes están en mejor situación pueden apropiarse de los bienes
culturales que provee la escuela con más facilidad, mientras que los grupos en desventaja tienen
más dificultades para apropiarse de las herramientas que ofrece la escuela. Este problema con la
igualdad de oportunidades fue demostrado en muchas investigaciones en muchas partes del
mundo asociadas a lo que se conoce como las teorías de la reproducción.
Si le damos lo mismo a todos, la escuela funciona como un instrumento que no solo reproduce las
desigualdades, sino que además puede ampliarlas. Esto ocurre tanto a nivel del sistema educativo
en general como dentro de cada aula. Si yo como docente le ofrezco exactamente la misma
actividad a todos los alumnos, habrá algunos que podrán apropiarse mejor de esa actividad y
aprender más. Otros aprenderán menos. Si esta misma lógica se repite en otras aulas a lo largo del
tiempo las distancias se ampliarán cada vez más. Por ejemplo, si mi propósito es saber si mis
alumnos/as comprenden las ideas importantes de un texto, típicamente les propongo a todos/as
que escriban las tres ideas principales. Una alternativa sería ofrecer modos diferentes de dar cuenta
de su comprensión, dándoles a elegir entre la elaboración de una red conceptual, la descripción de
un ejemplo o un dibujo, etc.
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Sin embargo, el rol reproductor de la escuela no implica determinismo. Es decir, puede ser de otra
manera, pero para que sea de otra manera tenemos que cambiar el modo en que se abordan las
diferencias en el aula y en la escuela.
Este tipo de reflexiones llevaron a que el principio de igualdad de oportunidades sea reemplazado
por el de equidad. La equidad como principio ético implica darle a cada uno lo que necesita para
que todos puedan obtener resultados equivalentes. El concepto de igualdad se complejiza. Ya no se
trata de ignorar las diferencias, sino de considerar al otro (a nuestros alumnos/as) como un
semejante que necesita que tengamos en cuenta sus particularidades para poder tratarlos de forma
justa. Así, la diversidad deja de ser un problema a ser superado para ser entendida como parte
constitutiva de la sociedad y de la humanidad. Es así que en la actualidad la diversidad es
interpretada como un valor que agrega riqueza a nuestro entorno y que por lo tanto debe ser
respetada y estimulada.
Queda claro entonces que, en Occidente en general y en nuestro país en particular, ha habido un
cambio de filosofía política en el cual el respeto por la diversidad se ha convertido en un principio
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ético fundamental para vivir en armonía con otros. ¿Pero qué significa esto a nivel de la escuela y
del aula?
Una vez que empezamos a ver las diferencias en nuestros alumnos, ¿implica esto que tenemos que
adaptar nuestras estrategias de enseñanza a cada uno de ellos? Seguramente no, ya que no parece
ser una alternativa viable. Pero al menos hay dos cuestiones importantes que quisiéramos destacar.
Por un lado, podemos pensar estrategias de enseñanza que planteen distintas maneras de
organizar los espacios, los tiempos, los agrupamientos de los alumnos, los canales de comunicación
y el uso de los recursos. Por ejemplo, habrá alumnos/as que tengan más facilidad para expresarse
en forma escrita, otros/as en forma oral y otros/as en lenguaje audiovisual. Esto es lo que aquí
llamamos el enfoque de aulas heterogéneas y que analizaremos en más detalle en las próximas
clases. La otra cuestión tiene que ver con la formación ética de nuestros estudiantes, que implica
que tenemos que formar personas que tengan una actitud de respeto hacia la diversidad y que
valoren las diferencias.
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Respecto de este segundo objetivo nos parece importante destacar aquí que el respeto por la
diversidad es un abordaje ético que debe procurar formar una actitud general en todos nuestros
estudiantes para influir en las decisiones éticas y las experiencias de encuentro con las diferencias
que nuestros estudiantes tengan a lo largo de su vida. Es decir que respetar la diversidad en el aula
no es hacer algo con “el diferente” sino un trabajo que se debe hacer con todos y todas para
promover una actitud de apertura y valoración de las diferencias. Promover el respeto por la
diversidad tampoco implica un relativismo ético, es decir la idea de que todo debe ser aceptado.
Por el contrario, promover el principio del respeto por la diversidad implica tomar decisiones éticas,
señalar que hay actitudes que son inaceptables (la discriminación, el no estar abierto al diálogo y a
escuchar lo que otros piensan, los estereotipos) y otras que son deseables (la apertura, el interés y
el respeto por las diferencias). Por supuesto que no se trata de una tarea fácil. No hay recetas
mágicas ni infalibles. Como siempre que abordamos la formación ética en la escuela se trata de un
desafío complejo pero a la vez fundamental, ya que se trata de un rol irreemplazable de la escuela.
Otra cuestión a considerar es cómo el mandato del respeto por la diversidad se relaciona con otros
principios éticos como la inclusión y la justicia (ya vimos su relación con la equidad). Por ejemplo,
nuestra normativa actual plantea que hay que respetar la diversidad, pero que hay que luchar
contra la pobreza. Aunque a nivel abstracto las diferencias entre estos dos principios son evidentes
y todos las defendamos, en la cotidianeidad de las relaciones sociales el límite entre estos dos
principios es mucho más difuso. Dussel y Southwell nos dan algunas pistas para pensar el asunto:
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Se trata de preguntas fundamentales, que nos debemos hacer, pero a la vez entendiendo que no
tienen una respuesta clara, contundente y definitiva, sino que deben guiar la reflexión permanente
sobre nuestras acciones y sus consecuencias para la construcción de sociedades justas.
¿Cómo pensar esta cuestión en el aula? El primer paso es tener en cuenta las necesidades
especiales que nuestros/as alumnos/as puedan tener. Por ejemplo, si tengo estudiantes que vienen
de otros países es probable que tengan alguna dificultad para seguir la clase, por no estar
acostumbrados a nuestros acentos o a modismos propios de nuestro lenguaje. También hay que
tener en cuenta que vienen de estudiar otro currículum, tal vez no estén familiarizados con los
modos en que docentes y alumnos se relacionan en nuestro país. Si identificamos estas dificultades
podemos entonces acercarnos a ellos/as y ofrecerles ayuda por si no entendieron una consigna,
pedirle a un/a compañero/a que los ayude, explicarles elementos de nuestra historia, geografía u
otras particularidades de nuestro currículum que desconozcan. Se trata de pensar en pequeños
ajustes de adaptación a las necesidades de cada uno/a para que todos/as puedan apropiarse del
conocimiento y de la experiencia educativa de la mejor manera posible.
En definitiva, lo que todos estos temas nos muestran es que la cuestión del respeto por la
diversidad en la escuela es compleja, que no tiene respuestas claras y definitivas, sino que requiere
de respuestas contextualizadas y de la reflexión permanente acerca de los efectos que nuestras
decisiones e intervenciones tienen sobre nuestros alumnos y alumnas.
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En las próximas clases seguiremos intercambiando ideas sobre estos temas y sobre estrategias
concretas vinculadas a lo que llamamos el enfoque de aulas heterogéneas.
Mientras tanto, los invitamos a realizar la próxima actividad y participar del foro para conversar
sobre cómo aparece la cuestión de la homogeneidad/diversidad en la situación de clase que allí
aparece y a la vez reflexionar sobre las situaciones que se dan en nuestras propias aulas.
Actividades
Los/as invitamos a ver este video sobre el uso de la hiyab en una escuela en
España. Nos interesa leer sus reflexiones sobre el caso. Para ayudarlos/as a pensar
les proponemos algunas preguntas disparadoras: ¿Cómo aparece el problema de la
homogeneidad y la diversidad en el aula? ¿Podemos decir que hay diversidades
que son aceptadas, mientras que otras no lo son? ¿Les parece que hay una
situación de injusticia? ¿Por qué? O si les parece justa la decisión de la maestra
¿Cómo la justificarían?
Este sea tal vez un caso extremo, pero… ¿se les ocurren ejemplos tal vez más
sutiles de situaciones similares que se dan en nuestras escuelas?
“Hiyab”
https://www.youtube.com/watch?v=rPj7kSJhe88
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Material de lectura obligatoria
Beech, J. (2008) “El malestar en la docencia: lidiando con los nuevos discursos acerca de la identidad
nacional”, en Brailovsky D. (Ed.) Sentidos perdidos de la experiencia escolar: angustia, desazón, reflexiones.
Buenos Aires: Novedades educativas.
Material de referencia
América sin fronteras
● https://www.youtube.com/watch?v=RmJzWjfBx2c
La civilización Empática. Jeremy Rifkin
● http://flacso.org.ar/noticias/iguales-pero-diferentes/
Créditos
Beech, Jason (2018). Clase Nro. 1: El origen del respeto por la diversidad en la educación y los
desafíos que nos plantea. Enfocar la enseñanza desde la diversidad: una alternativa para la
inclusión. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0
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