Tipos de Oratoria
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La Militar: las arengas o discursos breves y fogosos, que los jefes dirigen
a sus tropas, generalmente con el fin de encender su ánimo e incitarlos al
cumplimiento del deber.
La política monetaria o política financiera es una rama de la política económica que usa la
cantidad de dinero como variable para controlar y mantener la estabilidad económica. La
política monetaria comprende las decisiones de las autoridades monetarias referidas al mercado
de dinero, que modifican la cantidad de dinero o el tipo de interés. Cuando se aplica para
aumentar la cantidad de dinero, se le denomina política monetaria expansiva, y cuando se
aplica para reducirla, política monetaria restrictiva.
Es común para las autoridades monetarias declarar cuatro objetivos básicos de la política
monetaria, que pueden ser enunciados de diferentes formas:
Mecanismos
El banco central puede influir sobre la cantidad de dinero y sobre la tasa de interés, a través de:
Política de descuento
Los bancos comerciales acuden al banco central para conseguir liquidez mediante el descuento
de títulos normalmente de deuda pública que los bancos comerciales tienen en su cartera. En la
política de descuento el banco central establece cuales son las condiciones por las que está
dispuesto a conceder créditos a los banco comerciales a corto plazo. el alcance de esta política
depende de las necesidades y comportamiento que tengan los bancos comerciales. Mediante la
variación del tipo de descuento, que es el tipo de interés de los préstamos que concede el banco
central a los bancos comerciales. Un banco pide préstamos al banco central cuando tiene una
cantidad de reservas inferior a la que necesita, bien porque ha concedido demasiados préstamos,
bien porque ha experimentado recientes retiradas de dinero. Cuando el banco central concede un
préstamo a un banco, el sistema bancario tiene más reservas y estas reservas adicionales le
permiten crear más dinero.
El banco central puede alterar la oferta monetaria modificando el tipo de descuento. Una subida
del tipo de descuento disuade a los bancos de pedir reservas prestadas al banco central. Por lo
tanto, una subida del tipo de descuento reduce la cantidad de reservas que hay en el sistema
bancario, lo cual reduce, a su vez, la oferta monetaria. En cambio, una reducción del tipo de
descuento anima a los bancos a pedir préstamos al banco central, eleva la cantidad de reservas y
aumenta la oferta monetaria.
El Banco Central utiliza los créditos por los que cobra el tipo de descuento no sólo para
controlar la oferta monetaria, sino también para ayudar a las instituciones financieras cuando
tienen dificultades.
El coeficiente de caja (o encaje bancario o coeficiente legal de reservas) indica qué porcentaje
de los depósitos bancarios ha de mantenerse en reservas líquidas, o sea, guardado sin poder
usarlo para dejarlo prestado. Se hace para evitar riesgos.
Si el banco central decide reducir este coeficiente a los bancos (guardar menos dinero en el
banco y prestar más), eso aumenta la cantidad de dinero en circulación, ya que se pueden
conceder aún más préstamos. Si el coeficiente aumenta, el banco se reserva más dinero, y no
puede conceder tantos préstamos. La cantidad de dinero baja.
Con este nombre se conoce a las operaciones que realiza el banco central con títulos de deuda
pública en el mercado. La política de mercado abierto consiste en la compra y venta del banco
central de activos que pueden ser oro, divisas, títulos de deuda pública y en general valores con
tipos de renta fija.
Efecto cantidad. Cuando la autoridad monetaria compra o vende títulos está alterando la
base monetaria, al variar la cuantía de las reservas de dinero de los bancos comerciales,
bien en sentido expansivo o contractivo. Si el banco central pone de golpe a la venta
muchos títulos de su cartera y los ciudadanos o los bancos los compran, el banco central
recibe dinero de la gente, y por tanto el público dispone de menos dinero. De esta forma
se reduce la cantidad de dinero en circulación. En cambio, si el banco central decide
comprar títulos, está inyectando dinero en el mercado, ya que la gente dispondrá de
dinero que antes no existía.
Efecto sobre el tipo de interés. Cuando el banco central compra o vende títulos de renta
fija o deuda pública, influye sobre la cotización de esos títulos y consecuentemente
sobre el tipo de interés efectivo de esos valores.
Por tanto en el caso de compra de títulos por el banco central, que inyecta más liquidez al
sistema, hay que añadirle un efecto igualmente de carácter expansivo derivado de la caída del
tipo de interés.[1]
Instrumentos cualitativos
Junto a los métodos de intervención estudiados anteriormente existen también una serie de
medidas que puede tomar el banco central, denominadas instrumentos cualitativos entre los que
destaca el denominado "efecto anuncio" que consiste en hacer público las opiniones del banco
central y ejercer influencia así sobre el comportamiento de los operadores económicos y las
expectativas empresariales.[1]
Cuando en el mercado hay poco dinero en circulación, se puede aplicar una política monetaria
expansiva para aumentar la cantidad de dinero. Ésta consistiría en usar alguno de los siguientes
mecanismos:
Reducir la tasa de interés, para hacer más atractivos los préstamos bancarios e
incentivar la inversión, componente de la DA.
Reducir el coeficiente de caja (encaje bancario), para que los bancos puedan prestar más
dinero, contando con las mismas reservas.
Comprar deuda pública, para aportar dinero al mercado.
Referencias:
r tasa de interés, OM oferta monetaria, E Tasa de equilibrio, DM demanda de dinero.
Según los monetaristas, el banco central puede aumentar la inversión y el consumo si aplica esta
política y baja la tasa de interés. En la gráfica se ve cómo al bajar el tipo de interés (de r1 a r2),
se pasa a una situación en la que la oferta monetaria es mayor (OM1).
Referencias:
r tasa de interés, OM oferta monetaria, E Tasa de equilibrio, DM demanda de dinero.
De OM0 se puede pasar a la situación OM1 subiendo el tipo de interés. La curva de demanda de
dinero tiene esa forma porque a tasas de interés muy altas, la demanda será baja (cercana al eje
de ordenadas, el vertical), pero con tasas bajas se pedirá más (más a la derecha).
Para iniciarlo, el banco central toma medidas destinadas a reducir las reservas
bancarias, por ejemplo vendiendo títulos del Estado en el mercado abierto. Esta
operación altera el balance consolidado del sistema bancario provocando una reducción
de las reservas bancarias totales.
Cada reducción de las reservas bancarias en una unidad monetaria, origina una
contracción múltiple de los depósitos a la vista, reduciendo así la oferta monetaria.
Como la oferta monetaria es igual al efectivo más los depósitos a la vista, la
disminución de estos últimos reduce la oferta monetaria.
La reducción de la oferta monetaria tiende a elevar los tipos de interés y a endurecer las
condiciones crediticias. Si no varía la demanda de dinero, una reducción de la oferta
monetaria eleva los tipos de interés. Por otra parte, disminuye el volumen de crédito y
los préstamos de que dispone el público. Suben los tipos de interés para los que
solicitan créditos hipotecarios para adquirir viviendas y para las empresas que desean
ampliar sus factorías, comprar nueva maquinaria o aumentar las existencias. La subida
de los tipos de interés también reduce el valor de los activos financieros del público,
reduciendo el precio de los bonos, acciones, del suelo y de la vivienda.
La subida de los tipos de interés y la disminución de la riqueza, tiende a reducir el gasto
sensible a los tipos de interés, especialmente la inversión. La subida de los tipos de
interés, unida al endurecimiento de las condiciones crediticias y a la reducción de la
riqueza, tiende a disminuir los incentivos para realizar inversiones y para consumir.
Tanto las empresas como las familias reducen sus planes de inversión y los
consumidores deciden comprar una vivienda más pequeña o reformar la que tienen
cuando la subida de los tipos de interés de las hipotecas hace que las cuotas mensuales
sean elevadas en relación con su renta mensual y en una economía cada vez más abierta
al comercio internacional, la subida de los tipos de interés puede elevar el tipo de
cambio de la moneda y reducir las exportaciones netas. Por lo tanto, el endurecimiento
de la política monetaria eleva los tipos de interés y reduce el gasto en los componentes
de la demanda agregada que son sensibles a los tipos de interés.
Por último, la presión del endurecimiento de la política monetaria, al reducir la
demanda agregada, reduce la renta, la producción, el empleo y la inflación. En el
análisis de la oferta y la demanda agregadas muestran que un descenso de la inversión y
de otros gastos autónomos podía reducir considerablemente la producción y el empleo.
Por otro lado, al disminuir éstos más de lo que ocurriría en caso contrario, los precios
tienden a subir menos deprisa o incluso bajan. Retroceden las fuerzas inflacionistas. Si
el diagnóstico del Banco central sobre la situación inflacionista es acertado, la
disminución de la producción y el aumento del desempleo atenuarán las fuerzas
inflacionistas.[2]
En los apartados anteriores, se ha expuesto la forma en que la política monetaria afecta, a corto
plazo, a las distintas variables de una economía, en el que una variación de los tipos de interés
inducida por las autoridades monetarias de un país, repercuten en la evolución de distintas
variables económicas, como la producción y los precios. Sin embargo, a largo plazo, existe un
amplio consenso entre las distintas doctrinas económicas, acerca de la denominada neutralidad a
largo plazo del dinero, por cuanto un cambio en la cantidad del dinero en circulación en la
economía de un país, manteniéndose constante las demás variables, repercutirá directamente en
una variación del nivel general de precios, por cuanto supone una modificación de la unidad de
cuenta, sin que afecte a las variables reales, es decir, sin que afecte a la producción real o al
desempleo. A largo plazo las variables de carácter real de la economía como pueden ser la renta
real de los ciudadanos o el nivel de desempleo están determinados, fundamentalmente, por
factores reales del lado de la oferta, como pueden ser la tecnología o el crecimiento
demográfico. De esta manera las actuaciones de las autoridades monetarias no pueden influir en
el crecimiento económico a largo plazo[3]
Los mecanismos de transmisión monetaria de gran parte de las economías mundiales han
evolucionado en las dos últimas décadas del siglo XX, al abrirse más la economía y al
modificarse el sistema de tipos de cambio.
En el período entre 1979 y 1982, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió frenar el
crecimiento del dinero para combatir la inflación. Este proceso elevó los tipos de interés de los
activos denominados en dólares americanos. Los inversores de todo el mundo, atraídos por los
mayores tipos de interés de este país, compraron títulos en dólares, elevando el tipo de cambio
de esa moneda. El elevado tipo de cambio del dólar animó a los ciudadanos estadounidenses a
incrementar su importaciones y perjudicó las exportaciones de las empresas norteamericanas.
Disminuyeron las exportaciones netas, descendiendo la demanda agregada, lo que redujo tanto
el PIB real como la inflación.
El comercio exterior ha abierto otro nexo en el mecanismo de transmisión monetaria. Pero el
sentido del efecto de la política monetaria es el mismo en el caso del comercio que en el de la
inversión interior: el endurecimiento de la política monetaria reduce la producción y los precios.
El efecto en el comercio refuerza el efecto en la economía interior. Pero las cuestiones de la
apertura de la economía plantean más complicaciones a las autoridades económicas.
La primera complicación se debe a que las relaciones cuantitativas entre la política monetaria, el
tipo de cambio, el comercio exterior y la producción y los precios son sumamente complejas,
especialmente en el caso de la primera relación. Los modelos económicos actuales no pueden
predecir con exactitud la influencia de las modificaciones de la política monetaria en los tipos
de cambio. Por otra parte, incluso aunque se conozca la relación entre el dinero y el tipo de
cambio, la influencia de los tipos de cambio en las exportaciones netas es compleja y difícil de
predecir: Además, los tipos de cambio y los flujos comerciales resultan afectados
simultáneamente por la política fiscal y monetaria de otros países, por lo que no siempre se
puede distinguir las causas y los efectos de los cambios de los flujos comerciales. En conjunto,
en los últimos años ha disminuido la confianza en nuestra capacidad para saber cuál es el mejor
momento para adoptar medidas monetarias y cuáles son sus efectos probables.
La política monetaria está desarrollada entre otros por economistas como Knut Wicksell, Irving
Fisher; Clark Warburton (quien fue descrito como “el primer monetarista en el periodo que
siguió la Segunda Guerra Mundial [4] ) y Milton Friedman quienes enfatizaron el papel de la
política monetaria en la estabilidad macroeconómica y se consideran representantes del
monetarismo, basandose en ideas de economistas clásicos (especialmente John Stuart Mill,
quien introdujo su "principio de la dependencia general de los precios sobre la cantidad del
dinero en circulación” que sugiere que el nivel general de precios se relaciona con la cantidad
de dinero multiplicada por su `velocidad de circulación' [5] ). En contra posición al monetarismo,
está el keynesianismo (John Maynard Keynes) y su énfasis en la importancia política fiscal en la
estabilidad macroeconómica.
En cuanto a la adecuación empírica de las políticas recomendadas por ambas escuelas sigue
existiendo debate. Se acepta mayoritariamente, que en el caso del crack de 1929, la política
monetaria falló. Los clásicos creían que al haber caído la cantidad de dinero, también bajarían
los precios y los salarios, y se volvería automáticamente al pleno empleo. Pero resultó que tanto
precios y salarios son rígidos a la baja; o sea, que los empresarios se negaban a bajar los precios,
y los trabajadores a cobrar menos. Si bien la popularidad del intervencionismo entre los
economistas es más pequeña ahora que a mediados del siglo XX, recientemente en la crisis
económica de 2008-2009 la mayoría de gobierno para salir de la crisis aplicaron esencialmente
medidas de estímulo económico, más en la línea keynesiana que en la línea monetarista.
La teoría cuantitativa del dinero tal como fue formalizada por Irving Fisher (1911) sugiere que
la masa monetaria, el nivel de precios, la cantidad de bienes y servicios y la velocidad de
circulación del dinero están relacionadas por la "ecuación de intercambio":
En la cual:
M: Masa monetaria
P: Nivel de precios
Esta ecuación se considera válida siempre y cuando sea el caso que la velocidad de circulación
del dinero (V) sea constante.
Liquidez
Keynes dice que en un caso de recesión y con tipo de interés muy bajo, puede pasar que la
demanda de dinero sea totalmente inelastica (curva vertical en las gráficas de arriba). En ese
caso, una política expansiva que aporte dinero al mercado no hará cambiar el tipo de interés, por
tanto será inefectiva.
Para los keynesianos, el hecho de bajar los tipos de interés no implica necesariamente un
aumento en las inversiones; consideran que la inversión depende más de las necesidades y
expectativas que del tipo de interés.
La velocidad de circulación del dinero (V) se supone constante en la relación M*V=P*Q, pero
de hecho, aumenta cuando hay expansión y se reduce si hay recesión.
La política monetaria es más efectiva para restringir el gasto agregado (política restrictiva) que
para generarlo (política expansiva). Esto se debe a tres motivos:
1. A las autoridades les resulta más fácil presionar a la alza las tasas de interés que a la
baja.
2. El banco central puede llevar a cabo una política expansiva posibilitando con ello una
mayor concesión de préstamo y por lo tanto, aumentando la oferta de dinero; pero no
puede obligar a los bancos a que presten más cuando, por ejemplo, los empresarios se
niegan a invertir ante expectativas negativas.
3. Mediante la política restrictiva se puede incluso racionar el crédito, de forma que las
empresas sean incapaces de obtenerlos para financiar sus inversiones. Sin embargo lo
contrario no es así, ya que no se puede forzar a que las empresas soliciten más créditos
de los que desean.
Los desfases y retrasos de la política monetaria
Los efectos de la política monetaria se pueden ver distorsionados por los retrasos de su acción.
Milton Friedman al discutir las características de las medidas de política discrecionales frente al
automatismo, señala como factor negativo de las primeras los desfases a que se encuentran
sujetas. Estos desfases pueden ser de tres tipos:
Las actividades del Sistema Europeo de Bancos Centrales se desarrollan de conformidad con el
Tratado constitutivo de la Comunidad Europea y con los Estatutos del Sistema Europeo de
Bancos Centrales y del Banco Central Europeo. En la medida en que se considere posible y
adecuado y se garantice la eficiencia operativa, el BCE puede recurrir a los bancos centrales
nacionales para realizar las operaciones que forman parte de las funciones del Eurosistema. Las
operaciones de política monetaria del Eurosistema se ejecutan de manera uniforme en todos los
Estados miembros.
DEMANDA DE DINERO
La demanda de dinero explica los motivos por los que los individuos deciden guardar una parte
de su riqueza en forma de dinero, renunciando a la rentabilidad que podrían obtener si colocaran
tales recursos en otros activos. Cuando el dinero es un bien sin un valor intrínseco en sí mismo,
puede parecer paradójico que exista una demanda de dinero en vez de, en todo caso, de los
bienes que se pueden adquirir con ese dinero. [1] Para entender la demanda de dinero, es preciso
recordar que la liquidez de un activo es la facilidad con que puede convertirse en el medio de
cambio de la economía. La definición de dinero es precisamente la de medio de cambio de la
economía, por lo que es por definición el activo más líquido que puede existir, la demanda de
dinero es por tanto demanda de liquidez frente a otros activos más rentables pero menos
líquidos.
Para el pensamiento económico neoclásico, las razones para demandar dinero son dos:
1. Atender a las necesidades ordinarias sin incurrir en dificultades por falta de numerario.
2. Hacer frente a circunstancias imprevistas.
En esta corriente de pensamiento, los motivos para demandar dinero no están ligados al tipo de
interés existentes y están únicamente asociados a la conveniencia del sujeto económico.
Fue formulada por primera vez por David Hume, que formuló una identidad fundamental: M x
V = P x T donde:
M: es la masa monetaria
V: la velocidad de circulación del dinero
P: el nivel de precios de la economía
T: la cantidad de transacciones realizadas en una economía en un determinado período.
La velocidad de circulación del dinero se define precisamente como el resultado de PT/M, con
lo que la ecuación de Fisher se convierte en una identidad. Sin embargo, esta teoría propugna
que a medio y a corto plazo, V tiende a ser una constante, con lo que, dada una determinada
cantidad de transacciones en la economía, existe una relación directa entre la masa monetaria y
el nivel de precios, es decir que M = k x P, donde k es una constante a corto plazo, que
definimos como T/V. Por lo tanto, existe una relación directa entre la inflación y el incremento
de la masa monetaria.
Friedman y otros monetaristas reescribieron dicha teoría haciendo una importante distinción
entre los efectos a corto y a largo plazo de las variaciones del dinero. Afirman que, a largo
plazo, el dinero es neutral. Las variaciones de la cantidad de dinero, después de haber actuado a
través de la economía, no producen efectos reales y sólo alteran los precios. Sugieren, por tanto,
un incremento constante y reducido de la masa monetaria que no produzca inflación.
La ecuación, fue formulada por Pigou de la siguiente forma: M/P = k.R, o lo que es lo mismo,
M = k x R x P , donde:
P es el nivel de precios,
M la masa monetaria,
R, los recursos totales de la economía (la riqueza total de la economía)
k, la proporción de los recursos totales de la economía que los sujetos económicos
desean mantener en forma de dinero.
Sustituyendo k por 1/V y R por T, tendríamos la misma ecuación que la teoría cuantitativa del
dinero, pero la equiparación entre T y R es imposible porque son cosas totalmente distintas: T
expresa el número de transacciones que se realizan en una economía y R la riqueza total de la
economía. Arthur Pigou hablaba en términos de una economía con un único bien, el trigo.
Keynes reformuló esta teoría, generalizándola para una economía con multitud de bienes,
sustituyendo R por Y convirtiendo la ecuación en M = k x P x Y
Keynes clasificaba en tres los motivos por los que los sujetos económicos desean mantener
saldos líquidos:
1. Motivo transacción: abarca la liquidez necesaria para poder hacer frente a las
transacciones cotidianas. Las personas necesitan conservar una cierta cantidad de dinero
para realizar las transacciones ordinarias. Como norma general, el saldo monetario
medio que una persona debe mantener para fines de transacción, disminuye al aumentar
la frecuencia de sus ingresos. También se puede afirmar que el saldo monetario que los
ciudadanos, en conjunto, desean mantener con fines transacción depende directamente
del nivel de renta. No parece ser muy sensible a los tipos de interés.
2. Motivo precaución: para hacer a contingencias imprevistas. Keynes pensaba que no
dependía del tipo de interés, aunque posteriormente algunos discípulos suyos como
Harrod han puesto en cuestión esta afirmación.
3. Motivo especulación: el inversor que espera que el tipo de interés suba a corto plazo y
por tanto, disminuya la cotización de los bonos, preferirá mantener sus ahorros en forma
de dinero a la espera que se produzca efectivamente ese aumento del tipo de interés.
Siempre que el interés esperado sea mayor que el vigente, los inversores mantendrán
sus ahorros en forma de dinero, por lo que la demanda de dinero por motivo
especulación estará inversamente relacionado con el tipo de interés. Cuanto mayor sea
este, menos probable será que el inversor espere que el tipo de interés vaya a subir en el
futuro. Este motivo de demanda de dinero fue una completa innovación de Keynes que
no era contemplado por los clásicos, que negaban por tanto cualquier relación de la
demanda de dinero con los tipos de interés.
Existe un interés crítico por debajo del cual ningún inversor espera que el tipo de interés vaya a
bajar, sino que por el contrario espera que en todo caso va a subir, por lo que todos los
inversores deciden mantener sus ahorros en forma de dinero a la espera que el tipo de interés
vuelva a subir. En esa situación, por más dinero que se emita, no hará descender el tipo de
interés, puesto que los inversores mantendrán el nuevo dinero en forma líquida, a la espera que
vuelva a subir el tipo de interés: se entra en una situación que se ha denominado "trampa de la
liquidez" en la que por más dinero que se inyecte a la economía, el tipo de interés no puede
bajar.
Combinando todos los factores estudiados se llega a la conclusión de que la demanda de dinero
es un función que básicamente depende de dos factores, la renta monetaria y los tipos de interés.