Sobre Picardo 2.
Sobre Picardo 2.
Sobre Picardo 2.
«Abundancia/vértigo de palabras».
Poesía y pensamiento en
Una complicidad que sobrevive,
de Osvaldo Picardo
Resumen 123 { lucifora
Este trabajo se propone explorar uno de los poemarios del poeta argentino Os-
valdo Picardo, Una complicidad que sobrevive (2001), según los presupuestos de la
modalidad poética llamada «Poesía del pensamiento». Para ello, se abocará a considerar
cómo, en concordancia con esta línea, Picardo explora a través de sus poemas, la
relación entre términos tan complejos como lenguaje, realidad y verdad.
Palabras clave
{ Picardo, poesía, pensamiento, realidad poética }
Abstract
This paper intends to explore one of the collections of poems written by the argentinian
poet Osvaldo Picardo: Una complicidad que sobrevive (2001), from the postulates of
«Poetry of thought». It considers how Picardo explores, through his poems, the relation
between very complex terms as lenguage, reality and truth.
Key words
{ Picardo, poetry, thinking, poetic reality }
La poesía ofrece un modo de pensamiento particularmente propio, que no se da en
ninguna de las otras actividades racionales del hombre: la intuición de una realidad,
que el poeta construye a través del lenguaje. Por eso, Miguel Casado afirma que «el
pensamiento poético: sólo se da en el poema y no se explica fuera de él; esa entidad
cuaja en un cuerpo inseparable de pensamiento–escritura» (2003:15). Lenguaje y
contenido se hayan entrelazados y construyen el pensamiento que discurre por los
versos, sugiriendo más que explicando, proponiendo realidades, que sólo existen en
esa combinación de palabras, en esa combinación de versos y de estrofas, en la voz
de ese poeta.1
De este modo, la poesía lleva en sí la posibilidad de darle forma, a través de las
figuras discursivas —principalmente de la metáfora—, a las intuiciones que el hombre
tiene sobre lo real y sobre sí mismo, sin necesidad de responder a la lógica o a los
parámetros de verdad–falsedad, propios del pensamiento científico o filosófico.2
Leer Una complicidad que sobrevive (2001), de Osvaldo Picardo nos permite ingresar
poco a poco en esta modalidad de una poesía que piensa. Una poesía que, partiendo
de una emoción original, toma distancia luego para meditar sobre ella y producir el
texto. Desde una «inteligencia serena» —tal como afirma Picardo—, la experiencia
recordada se transforma en poesía y esta última produce conocimiento:
I
No es la memoria, seguro
Pero esta vez una afirmación contundente zanja la cuestión desde el primer verso:
«La realidad no es la verdad. No coinciden». La imposibilidad de encastrar una en la
otra produce un agujero que huele de modo particular: a muerto escondido. Esta
imagen resulta muy sugerente al momento de pensar dos términos cuya relación no
se logra resolver. Lo escondido implica el enigma, pero lo muerto ¿no sugiere aquello
que resulta ya perdido, infecundo antes de ser encontrado?
Sin embargo, esta primera estrofa tiene otro significado, pues la frase que la inicia es
una cita. Fue dicha por Paco Urondo, contradiciendo una expresión que Perón decía
frecuentemente y que había tomado de Aristóteles: «La única verdad es la realidad».
En este caso, el poeta condensa en esta frase toda la historia de desaparecidos, de
encarcelados de nuestro país, la «otra historia» que Lito Nebbia menciona en su can-
ción «Quien quiera oír que oiga».6 El juego es entre las palabras verdad y realidad y lo
que se denuncia es el hecho de que la realidad puede ser tergiversada y manipulada
de tal forma que termine siendo totalmente ajena a la verdad. El hueco hediondo que
supone al muerto escondido es metáfora de ese espacio entre el recuerdo y el olvido,
entre la vida y la muerte donde se sitúa la imagen de los desaparecidos.
Por otro lado, se sugiere la cuestión del lenguaje que se antepone a la realidad y la
suplanta: «…hablaban/ desde la orilla de un lenguaje empecinado/ donde la eme de
mar salpica/ con sus olas diminutas» (76). Y de hecho, esto se repite, no sólo porque
el poema presenta múltiples referencias a la noción de versión o versiones hechas
de lenguaje —mentiras, charlas del mercado, palabras, canto, idioma de la broma, otra
historia—, sino porque el presente de la enunciación —evocado únicamente a través
de los deícticos aquí y ahora en el penúltimo verso— queda desplazado del poema y
reemplazado por la literatura. Si bien no está explícita la situación que constituye el
presente de la enunciación, podemos suponerla a partir de la referencia que obser-
vamos en la primera estrofa, de modo que el «aire de la tragedia» del aquí y el ahora
resignifica las referencias a historias literarias que se entretejen en el devenir de los
versos: Hamlet, de Shakespeare y quizá La Odisea de Homero, en la figura de una mujer
que espera. Historia de muertos, desaparecidos, esperas, tragedia, todo se reúne en
la trama de un poema que rodea la cuestión, sin explicitarla, que pone de manifiesto
130 { texturas 13 la incapacidad de las palabras para hacerse cargo del presente y de la experiencia que
permanece «en perpetua aproximación» (tal como expresara Picardo).7
Así, en un mismo poema, Picardo pone en relación su propia escritura y la historia
de su país con la tradición literaria universal; hace eco de ella y se la apropia, la rees-
cribe y le otorga un nuevo significado que resulta común a todos, pues la tragedia a
la cual se refiere no es exclusiva de la historia argentina. Así, en este espacio de rees-
critura y diálogo, a partir de esta noción ya mencionada de «experiencia compartida»
—reforzada por la antítesis entre el sintagma «otra historia» y la palabra que cierra el
poema «mismo»—, donde diferentes tiempos históricos —nuevamente la confluencia
entre pasado y presente— y diferentes espacios, se condensan y actualizan en los
dos deícticos que nivelan la realidad y la ficción en una misma situación que también
nos iguala en nuestra condición humana.
Del mismo modo en que el poema anterior produce la nivelación entre realidad y
ficción en el ámbito de la memoria primero y de la escritura después desde el espacio
de la vida cotidiana, este texto lo hace poniendo en juego la tradición literaria, la cual
en ocasiones tendrá más fuerza incluso que la propia realidad:
«Por ejemplo, cuando se viaja a una ciudad de Europa cada rincón participa
de la llamada “historia universal” de ahí que nos maravillen a veces como
estúpidos, las ruinas y las inscripciones… Hay una sensación de realidad
histórica mezclada con lo espectacular, que personalmente me hace dudar y a
veces, pensar si eso sucedió o es parte de la venta de ilusiones. Como cuando
en España tomás un tour por la ruta del Quijote y te muestran los molinos
contra los que combatió… La literatura está ahí antes que la historia.
Es escritura heredada que invita a transformarnos en lectores del mundo».
(Gruia, 2008:110)
Notas
1
El poeta argentino del cual trata este trabajo, Osvaldo Picardo, afirma: «Nunca hubiera sido
posible ese mundo [el que constituye el poema] sin el texto» (Picardo 2002: 79).
2
Marta Ferrari afirma en su artículo «Poesía del pensamiento en la España contemporánea»:
«En la literatura de habla hispana, se puede situar el origen de esta práctica poética en el
barroco español; sin embargo, es una constante lírica transhistórica que cruza diversos es-
pacios literarios en distintos tiempos, desde los místicos y barrocos españoles, pasando por
los metafísicos y románticos ingleses, los alemanes Novalis, Rilke y Hölderlin, hasta Cernuda,
Valente y Brines en la España contemporánea u Octavio Paz, Macedonio Fernández y Jorge
Luis Borges en nuestra América, entre muchos otros» (Ferrari, 2010:8).
3
De acuerdo con el interés de Picardo en el modo de concebir el conocimiento que proponía
Nicolás de Cusa (Cf. Romano, 2009:117) —de hecho uno de sus poemarios es Pasiones
de la línea. Poemas de Nicolás Cusa (2008)—, esta escritura puede considerarse un ejercicio
del pensamiento que, en un movimiento circular se aproxima cada vez más a un núcleo que
está ahí, que intuye pero al que nunca llega.
4
Desde aquí, también se abrirá la dimensión ética de la poesía del poeta argentino.
5
Considerando en este caso, que la memoria recuerda a partir de hechos sucedidos pero
también inventados; es una especie de reservorio donde se entremezcla la realidad y la
ficción sin que sea posible determinar claramente cuál es el límite —si es que existe). Dice
Laura Scarano: «la memoria como flujo intermitente, que crea una experiencia con materiales
seleccionados del pasado, vale decir, reconstruidos en una versión lingüística» (2007: 91). Sin
embargo, en Picardo, la memoria es más ficción que realidad, pues el pasado resulta inasible
desde el discurso de la verdad y requiere una reconstrucción imaginaria para ser salvado del
olvido, lo mismo que requiere el sujeto.
6
La canción de Nebbia menciona justamente una vez más los términos historia y verdad,
reafirmando la versión de aquellos que han sido silenciados por los vencedores: «Si la historia
la escriben los que ganan,/ eso quiere decir que hay otra historia: /la verdadera historia».
7
Se podría pensar aquí en otros versos de la canción de Nebbia: «nos quitan las palabras…
Nos queman las palabras, nos silencian».
134 { texturas 13