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Ensayo - Cristología

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BREVE HISTORIA Y PENSAMIENTO DE LA KENOSIS Y UN CORRECTO

ANÁLISIS BÍBLICO DE FILIPENSES 2:6-7 SOBRE EL DESPOJO DE CRISTO

ESTUDIANTES:
GUIDO YUNAPANTA
LUIS ALARICO

DOCENTE: Dr. PAUL BANKSON

SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO


CURSO: CRISTOLOGÍA

MEDELLÍN, 29 DE AGOSTO DE 2020


Contenido

Introducción

I. Breve historia y pensamiento de la teoría de la kenosis

II. Análisis bíblico y teológico de Filipenses 2:6-7 para un correcto entendimiento del

despojo de Cristo

Conclusión

Bibliografía
Introducción

La reciente teoría de la kenosis que ha sido postulada por algunos teólogos luteranos

alemanes ha causado grandes estragos a la cristología bíblica, sosteniendo que Cristo dejó

en algún grado de ser divino para así hacerse hombre.

Lo anterior hace pertinente mostrar el mal entendimiento de la teoría de la kenosis a

través de una breve historia de su origen y el pensamiento de la misma, para luego

evidenciar a través de un análisis bíblico de Filipenses 2:6-7 que el apóstol Pablo al

describir que la segunda persona de la trinidad se despojó de sí mismo para hacerse

hombre, no dejó de ser Dios en ninguna manera, sino que muestra una transición del Logos

de su estado glorioso a un estado de humillación voluntaria siendo Dios mismo.


I. Breve historia y pensamiento de la teoría de la kenosis

Desde el concilio de Nicea (325 d.C.) se ha abordado la cristología con el fin de

tener un común entendimiento de la persona de Cristo, pero siglos posteriores se

presentaron distintas controversias en cuanto a la persona de Cristo, ya sea por un mal

entendimiento o por un énfasis en cualesquiera de las dos naturalezas de Cristo. Estos

debates produjeron un sin número de teorías, entre ellas figura un pensamiento que es

llamado la teoría de la kenosis, la cual está relacionada con la naturaleza divina de Cristo

cuyo énfasis es el vaciamiento o el despojo de los atributos divinos de la segunda persona

de la trinidad.

El origen de la teoría de la Kenosis se ubica a comienzos del siglo XIX, la cual

figura entre los teólogos luteranos vinculados a las universidades de Giessen y Tubinga, 1 la

raíz del problema se da en base al supuesto de que Cristo no utilizó la omnisciencia durante

su ministerio en la tierra, lo cual es interpretado como un vaciamiento de dicho atributo.

Según McGrath la omnipotencia y omnipresencia en Cristo no fueron negados por ninguno

de los dos grupos de Giessen y Tubinga.2 Los escritores luteranos presentaron dos opciones

para solucionar este aparente problema con el debido cuidado, y para no salirse de la

ortodoxia afirmaron lo siguiente: “o Cristo había usado sus poderes divinos en secreto, o se

había abstenido por completo de usarlos”.3

1
Alister E. McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica, trad. de Marisa K. A. de Siqueira Lopes
(São Paulo, Brasil: Shedd Publicações, 2010), 434.
2
McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica, 434.
3
McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica, 434.
Una vez fueron planteadas las dos suposiciones anteriores, buscaron la solución a

dicho cuestionamiento, lo cual dio como resultado dos grupos con postulados diferentes.

Según McGrath:

La primera opción, que llegó a conocerse como krypsis, fue vigorosamente


defendido por el grupo de Tubingan; el segundo, que llegó a conocerse como
kenosis (kenosis), fue defendida con igual vigor por el grupo de Giessen.4
Este último pensamiento se tornaría en la base para acercarse hacia la naturaleza

humana de Cristo de una manera más radical durante el siglo XIX, y esto continuaría

creciendo con respecto a la apreciación de la naturaleza de Jesús, hasta el punto de

considerar a Jesús como a alguien que “entró en la historia de la humanidad como un nuevo

hecho religioso con el poder de inspirar fe”. 5 Como resultado, el énfasis en la naturaleza

humana trajo muchas más preguntas que respuestas y una reducción de la divinidad de

Cristo.

La teoría de la kenosis fue desarrollada por el teólogo alemán Gottfried Thomasius

(1852-1861), quien sostenía que la encarnación necesariamente implica la kenosis, el cual

como un acto voluntario y parte de la humillación de Cristo fue dejar los atributos divinos,

por lo tanto, Cristo abandonó voluntariamente todas las prerrogativas de la divinidad, 6 y de

esta manera concuerda con el sufrimiento como ser humano. Para Thomasius, los atributos

de la divinidad de Cristo fueron puestos a un lado durante todo el período que estuvo en la

tierra, desde su nacimiento hasta la resurrección.7

4
McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica, 434.
5
McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica. 434.
6
McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica. 435.
7
McGrath, Teología sistemática, histórica y filosófica. 435.
Algunos teólogos ven el origen de la teoría kenótica en el texto de Filipenses 2:6-8,

enfatizando la palabra griega ekenwsen (se despojó) en el verso 7, la cual ha sido

interpretada como un despojo o vaciamiento de los atributos divinos, lo cual condujo a que

la segunda de la trinidad pasara de ser un rey a un siervo. Sin embargo, debe entenderse

bien lo que implica esta teoría kenótica a la cristología ortodoxa.

Pensamiento de la kenosis

El teólogo Mackintosh afirma que el pensamiento de la teoría kenótica no proviene

de una exégesis del texto de Filipenses 2:6-8, sino de suposiciones ortodoxas basadas en un

intento de comprender como el Verbo entró en la vida humana, y como resultado pudo

tener experiencias genuinamente humanas que pueden ser observadas en los evangelios. 8

La afirmación de Mackintosh deja ver que los teólogos de la kenosis no hacen una

consideración de los textos bíblicos desde su idioma original, lo cual produce que su

interpretación sea errada y simplemente especulativa.

Según Berkhof, Thomasius hace una diferencia entre los atributos absolutos o

esenciales, y los atributos relativos, a este segundo grupo pertenecen los atributos de

omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia, de los cuales se despoja la segunda persona

de la trinidad, aunque retiene su propia conciencia de ser divino, puso esto a un lado para

tomar una naturaleza verdaderamente humana.9 Se debe notar que Thomasius pone a estos

atributos en la categoría de los no esenciales, ya sea por escapatoria o para no tener

problemas posteriores en la hora de argumentar el despojo de estos.

8
Philip S. Watson, ‘‘Books on the person of Christ: The kenosis doctrine in H.R. Mackintosh’s The person of
Jesus Christ,’’ The Expository Times 64, n.° 2 (1952): 68, doi: https://doi.org/10.1177/001452465206400302.
9
Louis Berkhof, Teología Sistemática, trad. de Felipe Delgado Cortés (Gran Rapids, MI: Desafío, 2009), 388.
Al categorizar los atributos divinos que Thomasius considera como no esenciales, es

fácil removerlos y reducir a la segunda persona de la trinidad como un mero hombre, el

cual deja entrever el pensamiento que se asemeja a los ebionitas del siglo II d.C. Sin

embargo, los atributos que él considera no esenciales, la Escritura sí los evidencias como

esenciales de la divinidad.

Los kenotistas pensaban que los atributos no estaban operantes en la segunda

persona de la trinidad, es decir, cesaron y junto a Él el conocimiento eterno que poseía, es

por ello que no era más que cualquier mortal. Berkhof cita a la Touche sobre este asunto lo

siguiente:

La conciencia del Logos se hizo absolutamente la de un alma humana, y,


consecuentemente, pudo tomar y tomó el lugar del alma humana en Cristo. De esta
manera la verdadera humanidad de Cristo quedó defendida hasta los límites de la
impecabilidad.10
Este pensamiento puede ser comparado con el apolinarianismo del siglo IV que veía

al hombre como un ser compuesto de cuerpo, alma y espíritu, del cual el Logos ocupó el

alma humana y pudo así ser hombre y divino. Touche comprende que de la misma manera

la segunda persona de la divinidad se rebajó de su estado de gloria para hacerse parte de un

cuerpo físico.

Otro pensamiento destacado de la kenosis fue el de Martensen, cuyo pensamiento

sobre el Logos fue que las dos naturalezas eran independientes y no tenían comunicación la

una con la otra.11 De esta manera el Logos aun estaría en la presencia de Dios sin ninguna

variación en la Trinidad y sin ningún efecto negativo en la actividad de sustentar la

10
Louis Berkhof, Teología Sistemática, 389.
11
Louis Berkhof, Teología Sistemática, 389.
creación. Pero al mismo tiempo Jesús, como el Logos despotencializado, unido con una

naturaleza humana,12 permanecía consciente únicamente de que Él era Dios.

Finalmente, la teoría de la kenosis ha nacido no por una correcta exégesis bíblica

como afirma el mismo Mackintosh, sino por supuestos de los mismos teólogos que la

sostienen pretendiendo enfatizar la humanidad de Cristo, pero olvidando que la Escritura

muestra a Cristo como verdadero hombre. La teoría kenótica, como se ha podido mostrar,

reduce la divinidad de Cristo a una despotencialización de su estado de gloria,

despojándose de sus atributos para así hacerse siervo de los hombres, pero es lamentable

que sus intenciones aparentemente correctas buscando mostrar la humanidad de Cristo los

llevó a destruir a la persona de Cristo, el cual fue verdadero hombre y verdadero Dios.

II. Análisis bíblico y teológico de Filipenses 2:6-7 para un correcto entendimiento

del despojo de Cristo

Al analizar los postulados de la teoría kenótica se puede notar los grandes estragos

que causa a la cristología ortodoxa, ya que despoja a Cristo de su deidad reduciéndolo a una

especie de semi-dios griego. Esto hace pertinente el comprender de manera correcta a que

se refiere lo que el apóstol Pablo escribió en Filipenses 2:6-7 en cuanto a que Cristo siendo

en forma de Dios se despojó a sí mismo.

El texto de Filipenses 2:6-7 es principalmente usado para proponer toda una

doctrina contraria a la ortodoxia bíblica sobre la cristología, y también a lo que se ha

enseñado en la iglesia cristiana por más de mil años hasta el siglo XVIII. Es interesante

notar que los postulados de la teoría kenótica surgen de un solo texto, y no abarcan todo el
12
Louis Berkhof, Teología Sistemática, 389.
contexto mismo de la Biblia, como por ejemplo Colosenses 2:9, donde el apóstol Pablo

declara que en Jesucristo habita la plenitud de la deidad.

El Dr. Wallis, mencionado por Oliver Buswell, sostiene que en Filipenses 2:6 la

palabra griega para ‘siendo’ es el participio uparcwn (huparchon), el cual significa existir o

ser, pero aquí en este verso no indica meramente ‘existir siendo en forma de Dios’, sino

más bien ‘seguir subsistiendo en forma de Dios’. 13 Lo anterior evidencia que Jesús no

abandonó en ninguna manera su divinidad en la encarnación como sostienen los que

abrazan la teoría kenótica, sino que mantuvo de manera plena la naturaleza divina, y no

parcialmente, durante su vida terrenal. Él fue completo Dios con todos sus atributos, sin

olvidar que también fue completo hombre, durante toda su vida en la tierra.

El teólogo Benjamin Warfield, mencionado también por Buswell, sostiene que la

representación de Cristo Jesús como ‘siendo en forma de Dios’ es exactamente lo mismo

que llamarlo Dios y se evidencia no solo por la insinuación que se da de inmediato en el

mismo verso, que el que está en forma de Dios es igual a Dios, sino además por la

connotación de la misma fraseología. 14 La palabra griega aquí para forma es la palabra

morfh (morphe), según Lightfoot citado por Buswell, no implica los accidentes externos

sino los atributos esenciales; y debe aplicarse a los atributos de la deidad.15 Si morfe sólo

implicara apariencia externa, como dice Chafer, entonces sería muy poco lo que Cristo dejó

al bajar a la esfera humana.16 Lo cual demuestra que el apóstol Pablo está teniendo

claramente en su mente al escribir esto que Jesús siendo en forma de Dios o igual a Dios,
13
J. Oliver Buswell, Teología Sistemática, vol. III (Miami, FL: Logoi, 1983), 18-19.
14
Buswell, Teología Sistemática, 20.
15
Buswell, Teología Sistemática, 20.
16
Lewis Sperry Chafer, Teología Sistemática, vol. 1, trad. de Evis Carballosa, Rodolfo Mendieta P., M.
Francisco Liévano R. (Dousman, WI: Publicaciones Españolas, 1986), 382.
no pasó por un proceso de despojo de su deidad, sino que está describiendo como una

transición de Jesús como permaneciendo en forma de Dios eternamente se rebajó a ser

siervo de los hombres.

El teólogo Oliver Buswell sostiene que ‘ser igual a Dios’ es una frase que designa

la consecuencia de Cristo ‘en forma de Dios’; esta frase habla de la expresión exterior, en

griego schma (schema), que significa, la apariencia externa y la forma de sus atributos

esenciales.17 La schma (schema), que podría entenderse mejor como la ‘condición’ de su

subsistencia anterior a la encarnación era de igualdad con el Padre y el Espíritu Santo, y fue

esta ‘condición’ la que Jesús no consideró como algo a que aferrarse. 18 Por lo anterior, se

puede comprender que el apóstol no pretende hacer una distinción entre ‘ser en forma de

Dios’ con ‘ser igual a Dios’, sino que está haciendo uso de su forma de escritura para

describir que Cristo permaneció siendo plenamente Dios, con todos sus atributos cuando se

encarnó para hacerse siervo en rescate de hombres pecadores.

Todo lo anterior es importante al observar el verso 7 que es sostenido como un

despojo de la segunda persona de la trinidad de sus atributos divinos para hacerse hombre

por parte de aquellos que abrazan la teoría kenótica. Sin embargo, como declara Wayne

Grudem, el texto no dice que Cristo se despojó de algunos de sus poderes o atributos

divinos, sino que más bien el texto describe lo que Cristo hizo, afirmando que tomó la

naturaleza de siervo.19 El verso 7 no describe lo que haya sucedido en la divinidad

concerniente a dejar sus atributos, sino que relaciona el despojo de Cristo con el encarnarse,

17
Buswell, Teología Sistemática, 21.
18
Buswell, Teología Sistemática, 21.
19
Wayne Grudem, Teología Sistemática, trad. de Miguel Mesías, José Luis Martínez, Omar Díaz de Arce
(Miami: Vida, 2009), 576.
vivir como un hombre y humillarse a sí mismo y ser obediente hasta la muerte de cruz (Fil.

2:8).

El contexto mismo del capítulo 2 ayuda a poder observar que Pablo no está

intentado describir un abandono de atributos de la deidad, sino llamando la atención de los

filipenses a la humildad tomando como ejemplo a Cristo. Esto puede ser observado en el

llamado a la humildad del apóstol en el verso 3, describiendo que debe ser Cristo el

ejemplo a seguir el cual es mencionado en el verso 5. Pablo desea que los creyentes imiten

a Cristo en su humildad, que no tomó su condición de igualdad eterna con Dios como algo

a qué aferrarse, sino que siendo Dios mismo se despojó a sí mismo en el sentido de hacerse

hombre para ser el mediador entre Dios y los hombres. La palabra despojarse en el pasaje,

como Gordon Fee afirma, no es un despojo literal, sino una metáfora, pura y simple. 20 Sería

un error caer en el literalismo de la palabra ‘despojarse’ sin tener en cuenta que el mismo

verso 7 lo relaciona con tomar forma de siervo.

Sin embargo, no debe tomarse a la ligera el despojo de Dios relacionándolo con su

encarnación y su estado servil, sino que deben notarse las implicaciones que su humanidad

trajo consigo. El teólogo Hendriksen sostiene que Cristo renunció a su relación favorable

con respecto a la ley divina, ya que mientras estaba en el cielo ninguna carga de

culpabilidad pesaba sobre sus hombros, pero en su encarnación tomó la culpabilidad sobre

sí para quitarla de sus escogidos.21 Cristo renunció a su gloria celestial y a la autonomía de

su autoridad rebajándose a un lugar de siervo para entregarla en rescate de hombres

20
Gordon D. Fee, Comentario de la Epístola a los Filipenses, trad. de Dorcas Gonzáles e Ismael López
(Barcelona: CLIE, 2004), 278.
21
William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: Filipenses (Grand Rapids, MI: Desafío, 2006), 79.
rebeldes.22 Es cierto como se ha dicho anteriormente que el acto de despojo de Cristo en la

mente del apóstol Pablo era causar una reacción a seguir por parte de los filipenses, pero

ellos debieron comprenderlo con mucha probabilidad las implicancias que traía que Cristo

se hiciera hombre no como un simple acto, sino una humillación a lo sumo por parte de su

salvador.

Finalmente, la teoría kenótica no sólo no comprende de manera incorrecta la deidad

de Cristo, sino que destruye la divinidad de Cristo mutilándolo al afirmar que Cristo se

despojó de su deidad. Como sostiene Louis Berkhof, esto es subversivo a la doctrina de la

inmutabilidad de Dios, la cual enseña con total claridad la Escritura. 23 Con lo anterior, el

Cristo que proponen los kenotistas no es el de las Escrituras, ya que separa a Cristo de sus

perfecciones como verdadero Dios, pero también destruye la trinidad de Dios rompiendo a

la segunda persona de la deidad haciéndolo menos o rebajándolo a una especie de semi-dios

de la mitología griega, ya que en algún grado la segunda persona de la divinidad dejó de ser

Dios de alguna manera al despojarse de sus atributos. Sin embargo, la Escritura demuestra

claramente que Jesús fue siempre Dios y en su encarnación no dejó de ser lo que Él es, sino

que al hacerse hombre se despojó de sí mismo de sus beneficios de divinidad para entregare

en sacrificio por los pecadores.

Conclusiones

Como se ha podido observar, la teoría de la kenosis es un pensamiento reciente en la

historia de la teología. Sus proponentes reconocen que no hacen uso de la exégesis bíblica,

ya que el texto de Filipenses 2:6-7 que es el principalmente usado es claro para ellos al
22
Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: Filipenses, 79.
23
Louis Berkhof, Teología Sistemática, 390.
declarar que Cristo siendo igual a Dios se despojó a sí mismo para hacerse hombre. Y de la

misma forma se apoyan sobre este texto para enfatizar la humanidad de Cristo cometiendo

los mismos errores de herejías del pasado como la de los apolinaristas y ebionitas.

Sin embargo, la importancia de hacer un análisis bíblico de Filipenses 2:6-7

conlleva a ver el texto de la misma manera como el apóstol Pablo quería hacerlo cuando

escribió a los creyentes en Filipos. Pablo al afirmar que Cristo ‘siendo en forma de Dios’,

no dejó de ser divino en ningún momento, y al sostener que ‘se despojó a sí mismo’ siendo

igual a Dios no pretendía mostrar que Cristo dejó de ser omnisciente, omnipresente y

omnipotente, sino que no consideró su estado divino como algo a qué aferrarse, sino que se

humilló a sí mismo para hacerse siervo en rescate de sus escogidos.

Bibliografía

Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Trad. de Felipe Delgado Cortés. Gran Rapids, MI:

Desafío, 2009.

Buswell, J. Oliver. Teología Sistemática. Vol. III. Miami, FL: Logoi, 1983.
Fee, Gordon D. Comentario de la Epístola a los Filipenses. Trad. de Dorcas Gonzáles e

Ismael López. Barcelona: CLIE, 2004.

Grudem, Wayne. Teología Sistemática. Trad. de Miguel Mesías, José Luis Martínez, Omar

Díaz de Arce. Miami, FL: Vida, 2009.

Hendriksen, William. Comentario al Nuevo Testamento: Filipenses. Grand Rapids, MI:

Desafío, 2006.

McGrath, Alister E. Teología sistemática, histórica y filosófica. Trad. de Marisa K. A. de

Siqueira Lopes. São Paulo, Brasil: Shedd Publicações, 2010.

Sperry Chafer, Lewis. Teología Sistemática. Vol. 1. Trad. de Evis Carballosa, Rodolfo

Mendieta P., M. Francisco Liévano R. Dousman, WI: Publicaciones Españolas,

1986.

Watson, Philip S. ‘‘Books on the person of Christ: The kenosis doctrine in H.R.

Mackintosh’s The person of Jesus Christ.’’ The Expository Times 64, n.° 2 (1952):

68-71. Doi: https://doi.org/10.1177/001452465206400302.

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