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Salmo 130

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Salmo 130: PERDÓN Y

RESTAURACIÓN ABUNDANTE
Mientras llegamos en nuestras Biblias al Capítulo 130, el libro de los Salmos es
un libro compuesto por 150 capítulos, teniendo uno de los capítulos más largos
de toda la Biblia… el capítulo 119, un capítulo que dedica 176 versículos a
exaltar la Palabra de Dios. Uno de sus versos dice así:

La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples


(sencillos, ignorantes (PDT))

Cada uno de nosotros somos ignorantes, amados hermanos. Y necesitamos de


la exposición de la Palabra de Dios para ser vivificados (Pedro lo dijo: ¿A quién
iremos Señor si solo tú tienes palabras de vida eterna?), es la Palabra de Dios
la que nos da luz para conocer y comprender cada día a nuestro Señor, sin ella
no lo lograremos, sin ella no deberíamos llamarnos cristianos.

ORACIÓN
Que seamos inclinados en nuestros corazones a la Palabra de Dios.
Que la exposición de la Palabra de Dios nos alumbre para conocer a nuestro
Dios.

1. De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.


2. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
3. JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4. Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.
5. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su Palabra he esperado.
6. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas de la mañana, más que los
vigilantes a la mañana.
7. Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, y abundante
redención con Él;
8. Y Él redimirá a Israel de todos sus pecados.
Contexto:
Este Salmo 130 es parte de los llamados Canticos de Ascenso Gradual o
Canticos de Peregrinación. La palabra literal para ‘‘gradual’’, es gradas o
escalinatas. Tiene la idea de que se cantaban mientras se subía por
escalinatas o gradas a un lugar determinado. Estos cantos de peregrinación
que encontramos en el libro de los Salmos son 15, que van desde el capítulo
120 al 134.

La Escritura en el libro de 1 Pedro 1:17 dice: conducíos en temor todo el


tiempo de vuestra peregrinación. Somos peregrinos también en esta
tierra, Filipenses 3:20 nos dice: nuestra ciudadanía está en los cielos.
Vamos camino a nuestro hogar verdadero con Cristo, y estos Samos son un
consuelo para nuestro camino largo de peregrinaje hacia nuestra eternidad con
Cristo, pero también esperanzadoras por la seguridad que Él nos da con su
Palabra.

Estos salmos se cantaban mientras los peregrinos subían a Jerusalén


comúnmente para las tres grandes fiestas anuales (Dt. 16:16; La fiesta de la
pascua, la fiesta de pentecostés y la fiesta de los tabernáculos)
Y allá subieron las tribus, las tribus de Jah, conforme al testimonio dado a
Israel, para alabar el nombre de Jehová. (122:4)
Un dato interesante es que Jerusalén se tiene una altitud de más de 750
metros sobre el nivel del mar.

Estructura de los Salmos graduales:


La colección de Salmos de peregrinación empieza:
1. Con el deseo de salir del territorio del enemigo (Sal 120),
2. Preocupación en cuanto al viaje (Sal 121);
3. Termina con bendiciones de despedida desde Sion (Sal 133,134).
4. Salmo 122:2 describe a los peregrinos de pie en Jerusalén y
5. Sal 122-132 incluyen detalles que se enfocan en la adoración en Sion.

ENCABEZADOS

I. Un clamor desde lo profundo


II. Seguridad de perdón
III. Confianza en la redención (restauración)
IV. La experiencia de perdón y restauración (redención) compartida
I. Un clamor desde lo profundo
1. De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.

El salmista nos revela que no se encontraba en un estado tranquilo en su ser,


estaba inquieto ante algo que lo apremiaba y lo hacían sentirse en lo profundo.
El salmista se encontraba en la profundidad de la culpabilidad de su pecado.
Esta era su condición espiritual, lo describe como lo profundo. Y desde esta
profundidad clamaba a Dios por ayuda.
El verso 3 es una imagen de cuan profundo se encontraba. Que si Dios tan
solo lo mirara con sus ojos santos sería fulminado. Que si Dios tan solo tomara
en cuenta sus pecados, sería exterminado, consumido, como una hoja seca
que al ser quemada es desintegrada al punto de no quedar nada.
La profundidad del salmista estaba compuesta por la profundidad de su
convicción de pecado y de darse cuenta de que si Dios tuviera que tratar con
estricta justicia su pecado, todo estaría acabado para él.

¿Cuántos de nosotros nos hemos podido encontrar en la misma situación que


el salmista al pecar?
Cuando pecamos, ¿nos sentimos en la misma situación de profundidad de
convicción de pecado?

La mayoría de veces, cuando pecamos, somos insensibles al pecado que lo


tratamos con tanta superficialidad que no entendemos la profundidad del
pecado.
 Que por el pecado, LUCIFER FUE DESTERRADO DEL CIELO.
 Que por el pecado, EL HOMBRE PERDIÓ TOTAL COMUNIÓN CON
DIOS EN EL EDÉN Y FUE EXPULSADO DEL PARAÍSO.
 Y que por el pecado, DIOS MISMO TUVO QUE BAJAR A LA TIERRA
ENCARNADO EN CRISTO PARA MORIR POR NUESTROS PECADOS
PARA SALVARNOS Y HACER POSIBLE DE NUEVO LA COMUNIÓN
CON DIOS.
Creo que el salmista al ver su culpabilidad, llegó al punto de sentirse en lo
profundo del infierno. Porque eso merecía.
Eso merecíamos y merecemos cada uno de nosotros, amados hermanos. Dios
nos ayude a cada día ser conscientes de que el pecado no es algo superficial,
que el pecado es tan grave, tan terrible, que EL HIJO DE DIOS TUVO QUE
DAR SU VIDA EN RESCATE DE NOSOTROS.
Cuando pecas, ¿te sientes en lo profundo del infierno?
(No digo con esto, que pierdas tu salvación al pecar, porque Dios nos da
profunda seguridad de la salvación que Él mismo ha hecho posible y el mismo
nos ha dado)
Con esto me refiero al estado de consciencia de que el pecado no es algo
simple. Es profundo, tan profundo que el salmista estaba desesperado que
clamaba a Dios.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el libro de Jonás. Que tras pecar al
desobedecer directamente a Dios, y ser llevado a lo profundo en consecuencia
de su pecado, clamo en oración:

Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó. Desde el seno del Seol clamé,


y mi voz oíste.

Jonás al igual que el Salmista describe su condición espiritual con si estuviese


en el propio infierno y en la desesperación, pero Dios allí en lo profundo de su
estado espiritual lo escuchó.
Es importante el cómo accionamos cuando cometemos pecado, cómo nos
sentimos ante este.
Si estás siendo insensible ante el pecado es porque entonces aún no has
entendido la magnitud de tu culpabilidad. Es importante que vayas a la
Escritura y seas entendido por ella de que el pecado se pagaba con muerte
antes de Cristo y Cristo pagó con su muerte nuestro pecado.
El pecado, es una caída profunda sin fin, al punto que el salmista suplicaba a
Dios por ayuda.

2. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.


Aquí encontramos una verdad consoladora. Cualquiera que sea la situación en
que nos encontremos, por más profundos que sea nuestros pecados, Dios
estará atento a escuchar el clamor de un corazón arrepentido.
Daniel saliendo del foso de los leones.
Jonás saliendo del vientre del gran pez.
Aunque en ocasiones creamos que Dios no nos escucha, Él SÍ NOS
ESCUCHA. Y Él responderá a su tiempo y hará todo en su tiempo.
La oración no es para cambiar y torcer el brazo de Dios, nunca lograremos eso.
Es más, es un error pensar eso. La oración es para que nosotros descansemos
en la voluntad de Dios.
Dios siempre atenderá la voz suplicante de un corazón arrepentido. (Sal. 51:17)
II. Seguridad de perdón
3. JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?

Jah, es una abreviación poética de Yavéh o Jehová. Es usado 26 veces en la


escritura.
El salmista conoce la justicia de Dios. Que nuestro Dios santo no pasa por alto
el pecado y al pecador (Sal. 5:5). Dios nos pasa por alto a aquél que no se
arrepiente y mucho menos ningún acto de justicia humano puede satisfacer la
justicia perfecta y divina de Dios.

Si Dios mirare nuestros pecados hoy, ¿Podríamos estar delante de su


presencia? ¿Podríamos pensar que Dios al ver nuestros pecados diría: Ah!
Este pecado no es tan malo, no te preocupes? ¿Podría algún hombre estar
delante de Dios en su propia justicia?
El salmista sabía que Dios era justo, y que su pecado era condenado por Dios
y que sería fulminado si Dios lo tomara en cuenta.

Cuando el salmista dice: si mirares, la traducción más concreta es: si


tomares. Si Dios tomara en cuenta nuestros pecados hoy hermanos y no
tuviéramos su perdón por medio de Cristo, ESTARÍAMOS MUERTOS EN
ESTE MISMO INSTANTE.
Veamos el caso de Moisés en Éxodo 33:1-3; 18-20

Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la


tierra de Egipto, a la tierra de la cuál juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo:
A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al
cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo (a la tierra
que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo
de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.

Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondió: Yo haré


pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová
delante de ti; tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente
para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no
me verá hombre, y vivirá.

Ningún hombre puede estar delante de Dios y vivir.


Amados hermanos, que gracia tan grande e infinita tenemos de que Dios no
nos ve a nosotros ya en nuestra propia justicia y condición, sino que ahora nos
ve en Cristo.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Romanos 8:1

Y el salmista conoce que en él no hay posibilidad alguna de perdón, sino


únicamente en Dios.

4. Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.

Por muy profundo que podamos estar en nuestra condición, en Dios hay
seguro perdón.
Por muy desesperante que sea nuestros problemas, en él hay perdón.
Por más que haya falta de perdón hacia nosotros, en Dios tenemos pronto
perdón.
Sólo en Cristo tenemos el perfecto perdón por medio de la fe. No hay ningún
otro medio más por el cuál tengamos perdón, sólo Cristo.
Él experimento la profundidad literal de nuestra culpa por el pecado, para que
nosotros podamos gozar de las alturas de la comunión con Dios.

Y sólo en Él hay perdón, para que sea reverenciado. Esto puede ser un poco
extraño a nuestro entendimiento común. ¿Cómo puede haber relación entre
recibir perdón para temer al Señor?
Pero si tú has recibido el perdón de Dios por medio de Cristo puedes
entenderlo. Puedes entender que al recibir un perdón gratuito esto no producirá
un descuido en tu vida, sino que más bien generará un temor verdadero y
genuino. Como Pablo escribe en Filipenses 2:12:

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi


presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en
vuestra salvación con temor y temblor
Teme ante la idea de pecar contra tu Dios que ha dado todo por ti.
Teme ante la idea de atentar su naturaleza santa que vive en ti.
Teme ante la idea de volver al pecado que Él ya destruyo.
Tiembla ante la idea romper tu comunión con Dios que Él mismo construyó.
Tiembla ante la idea de maltratar un preciado tesoro que Él te ha dado.
Tiembla ante la idea de pecar contra Dios mismo que habita en ti.

Pero recuerda también, que esto no nacerá de ti mismo, sino de Dios mismo

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad.
v. 13

Y es que esto Dios prometió en el Nuevo Pacto con Cristo, Jeremías 32:38-41,
les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente… y
pondré mi temor en el corazón de ellos.

Así como debemos estar en un estado de consciencia de la profundidad del


pecado, también debemos estarlo del perdón oportuno de Dios si clamas a él
por arrepentimiento.
NO DESCUIDEMOS ALGO TAN PRECIADO QUE ÉL NOS HA DADO POR
MEDIO DE UN INMENSO CASTIGO QUE ÉL CARGÓ POR NOSOTROS.

Estos versos 3 y 4 son el centro del Salmo. Y es tan similar en su escritura a


Romanos 3:1-2; 21-22

Jah, si mirares a los pecados,


¿Quién, oh Señor, podrá
No hay justo, ni aun uno; No hay
mantenerse?
quien entienda, no hay quien
busque a Dios.
Pero en ti hay perdón para que
seas reverenciado (temido)
Pero ahora…se ha manifestado la
justicia de Dios por medio de la fe
en Jesucristo, para todos los que creen en Él.

III. Confianza en la restauración


5. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su Palabra he esperado.

Podemos esperar muchas cosas del mundo, pero esta esperanza es fallida,
pronta a desilusionarnos cuando no suceda lo esperado. Pero en Dios tenemos
una esperanza confiable y consoladora.
El salmista pone su confianza en Dios, estando aun estando en las profundas
consecuencias de su pecado aguardaba en Dios confiando en su perdón
perfecto.
El pecador perdonado nunca es pasivo, sino activo en reivindicar su comunión
con Dios por medio de su Palabra (Jn. 17:17).
Aun cuando pueda parecer retardarse, no lo es, el salmista espera en la
Palabra de Dios.
Es pues su Palabra consuelo a nuestra alma, es pues su Palabra la que afirma
el perdón de Dios por más que en tu emoción no sientas esto, su PALABRA ES
VERDAD, esto importa más que lo que tu sientas.

Se deshace mi alma de ansiedad; SUSTÉNTAME (fortaléceme LBLA) SEGÚN


TI PALABRA.
119:28
La espera en el Señor, por muy tardía que pueda parecer, es muy consolante
porque SUS PALABRAS SON VERDADERAS Y FIELES (1 Tim. 4:9).
6. Mi alma espera a Jehová más que los centinelas de la mañana, más que los
vigilantes a la mañana.
Los centinelas, los vigilantes de la mañana aguardan la salida del sol que
esclarece todo. Todo centinela tiene mayor tranquilidad cuando el sol sale
porque todo está a la vista, su esperanza es esta, la salida pronta del sol. Pero
aún este no es confiable, porque un día se acabará.
Pero el creyente tiene una mayor esperanza, el creyente aguarda en las
PALABRAS DE SU SEÑOR, porque estas permanecen para siempre, no sea
acaban sus Palabras, en un sentido de cantidad, sino de fidelidad, son siempre
fieles, eternamente fieles.
ESTO ES CONSUELO Y VERDADERA ESPERANZA PARA NOSOTROS.
Si como creyente que profesar serlo, no estás leyendo la Escritura,
meditándolas y estudiándolas, tu esperanza está vacía, tu cristianismo está
vacío y también puede que ni aún seas salvo.
Clama por esto: INCLINA MI CORAZÓN A TUS TESTIMONIOS, OH SEÑOR.
(119:36)
IV. La experiencia de perdón y restauración (redención) compartida
7. Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia, y abundante
redención con Él;

Tal efecto tiene la esperanza en la Palabra de Dios, que ahora el Salmista


anima a esperar en Dios, a depender y a confiar en Él.
Y la fuente para esperar confiadamente y en dependencia de Dios, es su
misericordia. Misericordia podría definirse de manera sencilla como el no
recibir lo que merecemos. Él salmista merecía el castigo, pero al clamar a
Dios desde la profundidad de su condición pecadora en arrepentimiento, sabía
que Dios escucharía.
¿De dónde pudo conocer que la fuente de la esperanza del creyente es la
misericordia de Dios?
Él esperó en la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios la que le dio luz para
conocer la fuente de la esperanza, confianza y dependencia de Dios.
Pero también, le dio a conocer que en Dios hay abundante redención. En él
hay abundante perdón. En Él abundante vida para hombres muertos en
pecados.
8. Y Él redimirá a Israel de todos sus pecados.
Tras haber experimentado lo mismo cuando se encontraba en lo profundo de
sus pecados, el salmista afirma lo mismo ahora para la iglesia de Dios.
Él afirma que nuestro Señor nos redimiría de todos nuestros pecados, nos
haría nuevas criaturas, nos haría nuevos hombres y mujeres en Él. Y vemos
que todo esto se ha cumplido en nuestro precioso Salvador, Jesucristo.
En Jesucristo hemos ‘‘obtenido’’ el perdón de TODOS nuestros pecados, no
hay pecado en nosotros por el cual Cristo no haya muerto. Pero no nos
equivoquemos, esto que hemos obtenido, en sí se nos ha sido dado, por pura
gracia y misericordia de Dios.
Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir... 1 P. 1:18
En Él hay abundante perdón y profundo perdón para almas profundamente
perdidas. Tan abundante que perdonó TODOS nuestros pecados.
En Él hay perdón consolador para nuestras almas sufrientes y agonizantes al
pecar.
En Él hay redención, un nuevo ser creado, para empezar a vivir para la
GLORIA DE DIOS.

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