Armas Rodríguez R
Armas Rodríguez R
Armas Rodríguez R
en la mujer con
Síndrome de Ovario Poliquístico
Trabajo de Fin de Grado
Por Robin Armas Rodríguez
2. Entrenamiento
2.2. ¿Por qué incluir la actividad física como tratamiento para el SOP?
4.1. Conclusiones
5. Bibliografía
-2-
1. Introducción
Se cree que existe una predisposición genética a sufrir SOP debido a varios puntos que
se han ido observando a lo largo de estos últimos años. Por un lado, varias mujeres dentro
de una misma familia padecían SOP, también se han observado similitudes fenotípicas
entre mujeres con SOP y otros síndromes, donde la resistencia a la insulina e
hiperandrogenismo están presentes, pudiendo indicar que existan mutaciones en los
receptores de insulina en SOP. Asimismo, se ha encontrado que en cultivos celulares
seguía habiendo resistencia a la insulina, aún sin intervención de un efecto ambiental en
la aparición de IR, sugiriendo que puede haber predisposición genética en estas células.
Por último, se han observado aumentos en la producción adrógena en hermanos de
mujeres con SOP. Así como un aumento de síntomas de IR e hiperandrogenismo entre
hermanas donde una o varias padece SOP, aunque existe una heterogeneidad fenotípica
entre ellas. (Diamanti-Kandarakis y Dunaif, 2012).
Al igual que en el párrafo anterior, ciertas investigaciones concuerdan en que puede haber
diversos orígenes ambientales, a parte de la predisposición genética, a sufrir SOP debido
a factores que abarcan desde la etapa prenatal hasta la niñez, donde se ha podido producir
una predisposición ambiental que, sumada a una supuesta predisposición genética,
podrían aumentar en gran porcentaje la probabilidad de sufrir SOP en un futuro si los
hábitos de vida no son adecuados. De esta manera, hay tres supuestos orígenes (Diamanti-
Kandarakis y Dunaif, 2012):
-3-
la aromatasa de la placenta debería actuar como barrera ante el hiperandrogenismo
materno.
Podríamos decir que existen 4 tipos de fenotipos cuando hablamos de SOP (siguiendo el
consenso de Rotterdam), según (Lizneva et al., 2016):
-4-
También, este tipo de mujeres tiene más ciclos de menstruación regulares
combinados con irregulares en comparación con los otros fenotipos.
Como ya hemos mencionado anteriormente, existen varios tipos de SOP, cada tipo con
diferente prevalencia para diferentes patologías. De esta manera, el SOP es una
enfermedad metabólica que puede, y generalmente suele, conllevar comorbilidades en la
mujer.
Antes de atender a sus efectos en la salud de la mujer, debemos explicar como funciona
el ciclo menstrual y sus distintas fases, ya que se hablará de esto a lo largo del trabajo.
Antes de nada, es necesario explicar que “No todas las mujeres responden igual a sus
fluctuaciones hormonales, habiendo mujeres que experimentan cambios drásticos en el
apetito, el humor y/o el rendimiento deportivo durante su periodo, hasta mujeres que no
presentan ninguno de estos. Esto resulta importante para la planificación real de los
objetivos” (Muñoz López et al., 2019).
-5-
Para comenzar, los ovarios y el eje hipotálamo-hipofisario (ambas estructuras
controladoras de hormonas que actúan en conjunto para estimular o inhibir la secreción
de estas) son las estructuras principales que se encargan de controlar el ciclo menstrual,
vía control hormonal. Existen dos principales protagonistas en los cambios en la
composición corporal y estado de ánimo durante el ciclo menstrual, en primer lugar, la
concentración de estrógenos (producidos por los ovarios (en mayor cantidad) y glándulas
adrenales (en menor cantidad), en situación de no embarazo (donde la placenta produciría
estrógenos a su vez), una concentración de estrógenos procura una correcta sensibilidad
a la insulina y funcionamiento lipídico. Por otro lado, una segunda protagonista sería la
progesterona, producida por el cuerpo lúteo y la placenta, con función de transformar el
útero para albergar un cigoto. Así, acumula grasa para asegurar la nutrición del futuro
feto (Muñoz López et al., 2019).
1. Fase folicular: ocurre los primeros días del ciclo y a su vez tiene dos fases:
2. Días intermedios u ovulación: a partir del día 12-14 del ciclo tiene lugar una
concentración máxima de estrógenos y LH en un periodo de 16-24h. Se secreta
colegenasa (enzima encargada de romper la pared del folículo dominante para que
el óvulo se deposite en la trompa uterina).
3. Fase lútea: se preparan las condiciones para la fecundación del óvulo y a su vez
tiene dos fases:
3.1. Fase temprana: se genera el cuerpo lúteo en el óvulo a través de células del
folículo. El cuerpo lúteo actúa como señalizador para la secreción de
estrógenos y progesterona (que actúa en el desarrollo del endometrio). En esta
fase se produce el pico más alto de testosterona.
-6-
Figura 2. Principales hormonas del ciclo menstrual. Adaptado de “Entrenamiento y nutrición
adaptados al ciclo menstrual”, por Muñoz López et al. (2019) NATISS, Número 7, p.56-74.
-7-
examinar la cantidad de testosterona que se lleva a los tejidos.
También, se mide la testosterona libre en sangre.
-8-
o Diabetes Tipo 2 (T2D): este tipo de patología está relacionada con el SOP
donde se presenta en mayor medida: la resistencia a la insulina, alto IMC
(sobrepeso/obesidad) y anovulación entre otros. Se ha observado que la
prevalencia de T2D en mujeres con SOP y que presentan resistencia a la
insulina sin hiperglicemia en 2-3 años es de 1/3, mientras que las mujeres
presentarán diabetes a lo largo de 10 años, la prevalencia será mayor al
50%. (Bates & Legro, 2013). Asimismo, se ha observado que las mujeres
que tengan progenitores que padecen de diabetes tipo 2, tienen una mayor
probabilidad de tener esta patología. También, se reportó que aquellas
mujeres que tenías ciclos irregulares o largos entren los 18 y 22 años,
tenían el doble de probabilidades de padecer T2D que el grupo control
(obesidad). Asimismo, las mujeres que padecían obesidad, aumentaban las
probabilidades, entre 3 y 4 veces más, de sufrir T2D en comparación con
mujeres sin SOP u obesidad. Parece ser que el IMC por si solo no es un
buen indicador de la prevalencia de diabetes en mujeres con SOP. (Bates
& Legro, 2013).
o Estado emocional alterado: las mujeres con SOP suelen tener un estado
psicológico alterado, no son pocos los estudios que demuestran que hay
una alta prevalencia de mujeres con SOP de padecer ansiedad o síntomas
depresivos, sobretodo en edad adolescente (Pericleous & Stephanides,
2018; Teede et al., 2018). Asimismo, la escases de control (o el mal
control) del peso y los marcadores de salud en mujeres con SOP son un
factor de riesgo de sufrir, a lo largo del tiempo, disrupción de la
alimentación; depresión y ganancia de peso (Moran et al., 2017).
-9-
Si bien es cierto que debemos individualizar la planificación de entrenamiento a cada
persona que contrate nuestros servicios, sobretodo, para evitar poner en riesgo la salud de
estas.
2. Entrenamiento
En este punto vamos a realizar una revisión enfocada a como afecta el entrenamiento en
mujeres con SOP, si es un tratamiento recomendado y, por ende, si es eficaz en este tipo
de patología. Es necesario destacar el rol de la dieta y la actividad física en el tratamiento
del SOP y las comorbilidades que se presentan junto con esta condición. Asimismo, la
pérdida de peso en mujeres con sobrepeso u obesidad y el mantenimiento de este en
mujeres dentro de rangos saludables es un factor clave en el desarrollo de esta patología,
así como, la reducción de la resistencia a la insulina que parece ser clave en el tratamiento
del SOP (Lin et al., 2019).
Así pues, se ha investigado el efecto del entrenamiento, tanto de fuerza como aeróbico y
de alta intensidad, en este tipo de población, considerándose una estrategia viable y
necesaria para tratar esta patología. Si bien es cierto, los estudios enfocados al efecto del
entrenamiento en SOP han tenido como estrategia de entrenamiento la realización de
actividad física aeróbica o de alta intensidad no enfocada a la fuerza. Por tanto, aunque
existe evidencia de que el trabajo de fuerza es una buena estrategia para abordar esta
patología, se ha estudiado menos que otros tipos de entrenamiento en esta población. Aún
así, se explicarán todos los abordajes posibles para el tratamiento del SOP por mediación
del ejercicio físico.
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de salud (SF-36), tanto antes como después de la intervención, asimismo, se
observaron mejoras tanto en la capacidad física como en la salud cardiovascular.
En otro estudio realizado en mujeres con SOP (Orio et al., 2016), realizó un programa
de actividad física centrado en el aspecto aeróbico, donde se trabajó 45’ en
cicloergómetro a una intensidad del 60-70% del VO2máx por 3 días a la semana
durante 6 meses. El objetivo del estudio fue comparar los efectos de la actividad física
y la toma de pastillas anticonceptivas en la efectividad de cada tratamiento para la
reducción del riesgo cardiovascular. En este estudio la dieta estuvo controlada tanto
en el grupo de actividad física, como en el grupo de pastilla anticonceptiva y grupo
control (sin pastilla ni ejercicio). Al final del programa se observó que el grupo de
actividad física había reducido notablemente el parámetro IMT (“Intima-Media
Thickness”), que era el objetivo principal, aún así, este grupo también redujo el
parámetro de WHR (Índice cintura-cadera), relacionado con la pérdida de grasa
visceral que a su vez se relaciona con la resistencia a la insulina (lo explicaremos más
adelante), también, se redujo la resistencia a la insulina por una mejora del
metabolismo muscular (también los explicaremos más adelante) y por último, una
reducción de los parámetros de LDL (Lipoproteína de baja densidad) y TC (Colesterol
Total) así aumentaron los niveles de HDL (Lipoproteína de alta densidad) aún así,
cabe recalcar que la regulación de estas lipoproteínas no es tan simple dado que la
mejora en la salud se consigue por alcanzar un balance correcto de todas ellas, no
centrándonos en subir o bajar el valor de una en concreto. Por otra parte, se observó
que el grupo de pastillas anticonceptivas no mejoró WHR ni parámetros
antropométricos, así, este grupo aumentó de peso debido a que las pastillas
anticonceptivas (por mediación del sistema renina-angiotensina-aldosterona) creaban
una retención de líquidos extracelular, también, este grupo aumentó el riesgo
cardiovascular (CVD). Por último, no hubo una mejora en el parámetro de resistencia
a la insulina. De otra manera, se observó un resultado similar al grupo de actividad
física en la mejora del balance de lipoproteínas (probablemente debido al efecto de
los estrógenos), así como, una reducción de la testosterona libre (por una inhibición
en la actividad de las enzimas estereidogénicas) y una regulación del ciclo menstrual
(que más bien sería un ciclo suprimido, debido a que no es que se regule el ciclo
menstrual, es que el ciclo está suprimido por un ciclo artificial de 28 días donde la
semana de placebo se produce un sangrado por abstinencia que no una menstruación
como tal).
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grupo de actividad física como en el grupo de actividad física y metmorfina
(sensibilizador de insulina, hablaremos de esto en el punto 3)(Tiwari et al., 2019). De
esta manera, un estudio de Palomba et al. (2008) citado por Tiwari et al. (2019)
demostró que el grupo de actividad física en comparación a un grupo de dieta
(hiperproteica) mejoró la frecuencia de ciclos menstruales naturales y la ovulación,
sin diferencias en la mejora de la función sexual entre ambos procedimientos. De
igual manera, en el estudio de Tiwari et al. (2019) concluyen que el tratamiento más
importante para el SOP es la actividad física y que se puede acompañar o no de
sensibilizadores de insulina. De esta manera, el entrenamiento no debe sustituirse por
otras estrategias aunque si que debería complementarse con estas (dieta,
sintetizadores de insulina, etc.) (Woodward et al., 2019).
- 12 -
Antes de hablar sobre los diferentes resultados, es necesario saber si el trabajo de
fuerza afecta de la misma manera a mujeres y hombres, y en casi contrario, de qué
manera afecta a las mujeres y cuales son las diferencias, esto es importante para
elaborar una pauta de entrenamiento ya que si tenemos en cuenta que la mayoría de
estudios de trabajo de fuerza se realizan en hombres ya sean entrenados o no,
necesitamos ver la aplicabilidad que esos estudios tienen en la población femenina.
Gracias a un estudio reciente podemos observar las diferencias, o no, que tiene el
trabajo de fuerza enfocado a la mujer en relación al género masculino (M. Roberts et
al., 2020).
Roberts et al. (2020) realizaron una revisión sistemática con metaanálisis donde se
vio que, referido al ciclo menstrual, las mujeres tenían mas ganancias de fuerza e
hipertrofia durante la fase folicular y una peor recuperación durante la fase lútea. Si
bien cierto que la mayoría de los estudios no tuvieron en cuenta el momento en el que
se encontraban las mujeres en torno al ciclo menstrual. Por otro lado, los autores
concluyen que las mujeres han mostrado ganancias de fuerza e hipertrofia más rápidas
en torso y brazos en comparación con los hombres, sin embargo, las ganancias en el
tren inferior se equiparan en ambos grupos. Podemos concluir que el entrenamiento
de fuerza en mujeres, no tendría porqué variar en exceso del entrenamiento de fuerza
de un hombre enfocado a los mismos objetivos, sin embargo, debemos tener en cuenta
el ciclo menstrual a la hora de distribuir las cargas, así como el tipo de cargas para
llegar al fallo mecánico muscular, entre otros parámetros.
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conclueyentes a favor del entrenamiento de fuerza. Hablaremos de pautas y
recomendaciones para la planificación en esta población en el punto 2.4.
Sabemos que el ejercicio físico mejora algunos parámetros bioquímicos de este síndrome,
sin embargo, no hemos explicado la mejora sintomatológica de los distintos procesos que
lo conforman. En este punto, trataremos de explicar, sencilla y fluidamente, los procesos
por los que se producen mejoras sintomatológicas en el SOP, producidas por el ejercicio,
y las diferentes relaciones entre unos procesos y otros, se hará hincapié en los más
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importantes, los cuales son: mejora de la resistencia a la insulina e hiperandrogenismo,
reducción del riesgo cardiovascular y mejora de la Oligo o anovulación.
En necesario destacar que las mujeres con SOP, en su mayoría, tiene una glucemia
postprandial (es decir, los niveles de glucosa se ven aumentados en las horas posteriores
a una comida, predominantemente alta en carbohidratos), esto quiere decir que la
resistencia a la insulina es periférica, predominantemente, del músculo esquelético, al
contrario que si tuviesen una glucemia en ayunas que indicaría que la producción
endógena de glucosa está aumentada (Diamanti-Kandarakis & Dunaif, 2012). También,
se ha observado que la hiperinsulinemia en ayunas puede darse debido a que el
“aclaramiento” de insulina en el hígado está reducido en comparación con la producción
basal de insulina.
Asimismo, las mujeres con SOP que presenten obesidad, tienen mayores probabilidades
de padecer una irregularidad en la producción de glucosa endógena, aumentando sus
niveles. Este efecto es un factor importante en la relación de la obesidad con la resistencia
a la insulina, de esta manera, sabemos que el tejido adiposo en esta población presenta
anormalidades funcionales, por ejemplo, el efecto lipolítico de las catecolaminas
(neurohormona precursora de neurotransmisores como la dopamina, adrenalina, etc.) en
el tejido adiposo subcutáneo está disminuido, sin embargo, se encuentra aumentado en el
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tejido adiposo visceral (Diamanti-Kandarakis & Dunaif, 2012). Esto perjudica la
movilización de grasas procedentes de los depósitos de grasa subcutánea (aumentado el
tamaño de los adipocitos) y, por tanto, aumentando la liberación de ácidos grasos del
tejido adiposo, que irán al hígado y contribuirán a un empeoramiento de la resistencia a
la insulina. También, en un metaanálisis de Mannerås-Holm et al. (2011) citado por
Diamanti-Kandarakis & Dunaif (2012) encontraron que la adiponectina (hormona que
controla la regulación de la glucosa y ácidos grasos, segregada por el tejido adiposo)
estaba disminuida en mujeres con SOP y esto aumentaba la resistencia a la insulina en
estas mujeres. Por otro lado, en la obesidad está presente un grado bajo de inflamación
que puede contribuir a aumentar la resistencia a la insulina por la acción de
adipocitoquinas (TNF-alfa), sin embargo, falta de evidencia al respecto, ya que los
estudios tienen una muestra pequeña y heterogeneidad en la misma (Diamanti-
Kandarakis & Dunaif, 2012).
Por último, es necesario recalcar que cuando entrenamos un grupo muscular aislado
parecer que los otros grupos musculares reducen su sensibilidad a la insulina, debido a
que hubo una reducción de la absorción de glucosa mediada por insulina en estos, al no
ejercitarse (Steenberg et al., 2020). De otra manera, si existe un daño muscular severo, en
una primera fase se captará menos glucosa en este músculo (debido al daño del sarcolema
y degradación del citoesqueleto) por empeorar la translocación de GLUT4, sin embargo,
esto tendrá un efecto supercompensatorio en una segunda fase desde 6 a 24h.
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si es la resistencia a la insulina (hiperinsulinismo) lo que genera el hiperandrogenismo, u
otros factores. Sin embargo, se sabe con certeza que la resistencia a la insulina se va
afectada por el hiperandrogenismo y viceversa, por eso mencionamos que son procesos
que se retroalimentan entre sí
Figura 4. Diagrama de flujo sobre la relación entre la resistencia a la insulina y los andrógenos
en el SOP. Adaptado de “Androgens in Polycystic Ovary Syndrome: The Role of Exercise
and Diet”, por Giallauria et al. (2009), Seminars in Reproductive Medicine, Volume 27, p.306.
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Asimismo, la insulina, más que los esteroides sexuales, parece ser el mayor regulador de
la producción de SHGB (reduciendo su producción y aumentado la testosterona libre) en
las mujeres con SOP, en comparación con un grupo control (Diamanti-Kandarakis &
Dunaif, 2012).
En conclusión, dado los mecanismos que hemos explicado anteriormente y sabiendo que
el ovario parece tener una resistencia a la insulina selectiva, como en el músculo
esquelético y en los fibroblastos del tejido conectivo (Diamanti-Kandarakis & Dunaif,
2012). Por esto, podemos deducir, que al igual que el músculo, los ovarios tienen
receptores de GLUT4 y por ello, se puede inducir, mediante ejercicio físico, a una
captación de la glucosa por estos órganos reduciendo la hiperglucemia. El ejercicio físico
mejoraría esto mediante varios aspectos:
El ejercicio físico en este punto, va a realizar varias funciones, antes de explicar esas
funciones es necesario saber, resumidamente, porqué mecanismos aumenta el riesgo
cardiovascular en la población.
Uno de los factores que provocan un aumento del riesgo cardiovascular es la obesidad.
La obesidad puede conllevar a la hipertensión, debido a un funcionamiento incorrecto del
sistema renina-angiotensina, que, sumado a un aumento del sistema simpático, crea un
ambiente de hipertensión en este tipo de personas. De esta manera, la hipertensión hace
que el ventrículo izquierdo del corazón trabaje en mayor medida, hipertrofiándose y
culminando en una función disminuida del miocardio, inicio del fallo cardíaco. Como la
función miocárdica está disminuida, el sistema cardiovascular se encuentra dañado y, en
consecuencia, existe una restricción del flujo sanguíneo, por lo que el transporte de
oxígeno y nutrientes no pueden suplir las necesidades fisiológicas del organismo, y el
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corazón se ve forzado a trabajar más rápido (taquicardias y fatiga) que puede concluir con
congestión pulmonar, retención de líquidos y arritmias (Pinckard et al., 2019).
Otra causa que podría afectar al aumento del riesgo cardiovascular por exceso de tejido
adiposo (sobrepeso u obesidad) sería la sobrecarga metabólica del corazón que puede
ocurrir sin aparición de hipertensión. Se cree que, en presencia de resistencia a la insulina,
existe una ineficiencia de la ß-oxidación (proceso de obtención de energía de los ácidos
grasos) en la matriz mitocondrial y una acumulación de ácidos grasos en el miocardio.
Debido a esto, se crea una lipotoxicidad por exceso de ácidos grasos y metabolitos
lipídicos que conlleva a una disfunción cardíaca. Así, la resistencia a la insulina hace que
el tejido muscular cardíaco tenga dificultades a la hora de obtener energía a través de la
glucosa (Pinckard et al., 2019).
Entonces, una vez que conocemos los mecanismos por los que se aumenta el riesgo
cardiovascular en la población, ahora vamos a explicar los mecanismos por los cuales el
ejercicio físico mejora esta condición (Pinckard et al., 2019):
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Figura 5. El ejercicio físico mejora la salud cardiovascular mediante tres mecanismos principales Adaptado de
“Effects of Exercise to improve Cardiovascular Health”, por Pinckard et al. (2019), Frontiers in Cardiovascular
Medicine 6:69.
Parece ser que uno de los mecanismos por los que el ejercicio físico afecta a la ovulación
es vía modulación del eje hipotalámico-pituitario-gonadal (HPG) debido al incremento
de actividad en el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA). En mujeres obesas (con o
sin SOP) se ha visto que el ejercicio físico reduce los niveles de glucosa e insulina
causando una restauración del eje HPA que regula la ovulación (Hakimi & Cameron,
2017).
Se ha observado que la asociación entre IMC, ejercicio físico y ovulación es una relación
de U invertida, de tal manera que, las mujeres que se encuentren en los extremos
(sedentarismo y/o malos hábitos, y mujeres con síndrome de sobreentrenamiento) tendrán
irregularidades en la ovulación (Oligo o anovulación) (Hakimi & Cameron, 2017).
Hay dos vías por las que el ejercicio físico actúa en la ovulación, una de manera negativa
y otra de manera positiva, las mencionan Hakimi y Cameron (2017) en su metaanálisis:
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2. El ejercicio físico puede ser un tratamiento efectivo de la Oligo o Anovulación:
a. Todos los estudios en mujeres con SOP, comparadas con un grupo control
que no realizaba actividad física, que realizaban AF como tratamiento
mejoraban significativamente en el parámetro de ovulación (recuperando
una “regularidad” en el ciclo menstrual).
c. Otro punto clave que se vio en este metaanálisis fue que los programas de
actividad física, comparados con los de solomente déficit calórico
inducido por la dieta, tenían una tasa de abandono mucho menor que el de
dieta únicamente.
En primer lugar, debemos saber que la resistencia a la insulina parece ser la culpable de
que se produzco Oligo o anovulación, debido a que se ha observado que, mejorando la
sensibilidad a la insulina, se restaura el correcto funcionamiento de la esteroidogénesis a
rangos normales. Como ya hemos explicado antes, la actividad física mejora la
sensibilidad a la insulina consiguiendo dicho resultado, de esta manera podemos
establecer una relación entre la mejora de la resistencia a la insulina y la mejora o
restauración del ciclo menstrual (Hakimi & Cameron, 2017):
- 21 -
En la figura de la derecha,
encontramos como una mejora del
IMC y una mejora de la sensibilidad
a la insulina, mejora la SHGB y
restaura el funcionamiento correcto
de la esteroidogénesis, de esta
manera, se restaura el ciclo menstrual
y se mejora la ovulación.
Si bien es cierto que existe evidencia sobre la actividad física y la mejora del SOP, ya
este el grupo de actividad física comparado con un grupo control (que no realiza
tratamiento); un grupo de dieta sin actividad física (normalmente donde se consigue un
déficit calórico); un grupo de dieta y actividad física o una comparación de varios grupos
de los anteriores, existen limitaciones graves en muchos de los estudios publicados.
Dentro de las diversas limitaciones de los estudios, encontramos muchas que son graves,
siendo difícil confiar en los resultados de dichos estudios, estas limitaciones, donde
también entrarían los sesgos, serían:
- 22 -
- Otro problema que surge en prácticamente todos los estudios, es que no se
controla la dieta, ni en el grupo control ni en el de actividad física. Esto supone
un problema, ya que, los parámetros pueden verse afectados por la dieta, y por
esto mismo, los grupos que obtienen mejores resultados son los que combinan
dieta y actividad física.
Una vez comentados los puntos anteriores, en mi opinión, los nuevos estudios sobre el
abordaje de la actividad física en esta patología, pueden tener varias futuras direcciones.
Una de ellas, sería la de comparar grupos de actividad física de distintos tipos (con dieta
controlada) y sacar conclusiones sobre cual sería la mejor estrategia a seguir. Otra, sería
el estudio del efecto que tiene la actividad física en el tejido adiposo, ya que es el más
metabólicamente activo de estos tipos de tejidos y el que causa mayores problemas en la
salud, también en los parámetros de resistencia a la insulina e hiperandrogenismo en la
mujer con SOP. Asimismo, se deben estudiar los efectos de los sensibilizadores de
insulina (de los que hablaremos más adelante) más la realización de actividad física en
comparación con los sensibilizadores de insulina únicamente. Por otro lado, no utilizar la
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actividad física autoreportada como estrategia a seguir en los estudios, esto hace que la
confianza en dichos estudios baje drásticamente, mucho más cuando no se controla la
dieta.
En resumen, la evidencia es muy favorable a que la actividad física sea uno de los
tratamientos que deben aplicarse para mejorar o revertir la sintomatología del Síndrome
de Ovario Poliquístico, sin embargo, es necesario mejorar la cantidad y calidad de los
estudios para evitar, en la medida de los posible, que estos no tengan limitaciones y
podamos confiar en sus resultados.
Para poder realizar una planificación de entrenamiento donde las variables de este
(volumen, frecuencia e intensidad) estén controladas, debemos saber cuál será el abordaje
de estas variables durante la duración de un mesociclo, que en esta propuesta será de 4
meses y 2 semanas, donde mezclaremos una periodización lineal con una de bloques.
Explicaremos cada bloque por separado, de esta manera, tendremos 3 meses de un bloque
de acumulación (recordemos que esta planificación posee características de una
planificación de bloque y una tradicional), 1 mes de un bloque de intensificación y 1 o 2
semanas de un bloque de realización. En el bloque de volumen se creará una base técnica
de los ejercicios a realizar, junto con una base aeróbica y de fuerza para poder realizar un
bloque de intensificación donde las cargas serán más altas. Por último, la semana o
semanas de realización tienen como objetivo medir el progreso de la carga durante este
mesociclo para poder establecer los nuevos objetivos y para que la persona observe su
progreso durante esta etapa.
BLOQUE DE ACUMULACIÓN
En este bloque que durará 3 meses vamos a realizar un aumento progresivo del volumen
de entrenamiento, el volumen se medirá en series por grupo muscular por semana
(gp/semana). La intensidad se medirá por medio del método RIR (repeticiones en reserva)
que es un modelo que incluye la RPE (percepción del esfuerzo) y se planifica en torno a
la fatiga central que genera un ejercicio, como periférica (fallo mecánico muscular). Este
método es el más efectivo cuando los objetivos de la planificación son la ganancia de
masa muscular o pérdida de peso, que realmente “van de la mano” sobretodo cuando
hablamos de actividad física enfocada a la salud. Asimismo, la frecuencia de
entrenamiento será de 5 días en semana donde se mezclarán 2 días de Full-Body
(explicaremos más adelante porqué se utiliza este método y no se realiza un método de
rutinas divididas), 2 días de actividad física aeróbica y 1 día de HIIT (Entrenamiento
Interválico de Alta Intensidad). Hemos escogido los tres tipos de actividad física porque
tienen estímulos diferentes y en esta población parece lo más adecuado, sin embargo,
como comentaremos más adelante, si el objetivo de la persona fuera tanto en salud como
en estética podríamos cambiar la planificación (en caso de que los síntomas del SOP estén
controlados o hayan remitido) hacia una enfocada a la hipertrofia, donde se trabajaría
rutinas divididas en consonancia con otros métodos de hipertrofia.
Una vez explicado en que consistirá este bloque, vamos a pasar a describir como sería la
progresión en volumen del mismo:
- 24 -
§ Full-Body
En cuanto al volumen, las primeras dos semanas trabajaríamos 12 series por gp/semana
(aproximado ya que la rutina incluirá muchos ejercicios globales) que aumentaríamos a
14 series por gp/semana de la semana 3 a la 5, y un último aumento a 16 series por
gp/semana de la semana 6 a la 8.
La intensidad por otra parte, estará situada en un RIR 3-4 (que sería un valor de RPE
equivalente al 6-7) durante todo el bloque.
La frecuencia de entrenamiento será de dos días por semana como hemos hablado
anteriormente.
§ Actividad aeróbica
§ HIIT
La sesión única de HIIT a la semana tendrá como objetivo que la persona realice dicha
sesión en poco tiempo debido a su alto componente anaeróbico. Se conseguirá mediante
un circuito de rango 1:3, donde el descanso durará el triple que la parte activa, durante las
4 primeras semanas y 1:2 durante las 4 últimas de este bloque.
BLOQUE DE INTENSIFIACIÓN
§ Full-Body
Al contrario que en el bloque de volumen, cada semana bajaremos una serie por
gp/semana durante las 4 semanas. Así, en la semana 4 de este mes de intensificación,
volveremos a 12 series por gp/semana como al principio del bloque de acumulación.
- 25 -
Sin embargo, la intensidad aumentará en las dos primeras semanas a RIR 2-3 (RPE 7-8)
y en las dos últimas a RIR 1-2 (RPE 8-9). Sin llegar al fallo muscular, pero estando muy
cerca de él (lo explicaremos más adelante).
§ Actividad aeróbica
§ HIIT
Realizaremos los mismos ejercicios que la vez anterior, pero con un rango 1:1 durante
todo el bloque.
BLOQUE DE REALIZACIÓN
§ Full-body
§ Actividad aeróbica
Una vez explicado el programa de entrenamiento, no podemos obviar cuales son los
objetivos que preceden esta planificación. Estos son varios, ya hemos comentado
anteriormente parámetros que se mejoran con la realización de actividad física y nosotros
deberíamos conseguirlos con nuestras deportistas, de esta manera, los objetivos serían:
- 26 -
- Mejorar la composición corporal mediante una reducción del tejido adiposo y un
aumento de la masa muscular, mediante el entrenamiento de fuerza
preferentemente, acompañado de ejercicio aeróbico.
Por último, debemos adaptar tanto la planificación del entrenamiento, como los
entrenamientos mismos, al ciclo menstrual y a los diversos efectos de la etapa pre-
menstrual en la mujer. A modo de resumen, la siguiente tabla propuesta por Muñoz López
et al. (2019) puede servir de guía para ello:
- 27 -
§
PLANIFICACIÓN
*el entrenamiento aeróbico no aparece debido a que está explicado en la parte anterior.
- 28 -
§
Segunda parte del bloque de volumen
- 29 -
*en la semana 5 se empezaría la programación de HIIT ratio 1:2 que se expondrá en el punto siguiente.
§ Tercera parte del bloque de volumen
- 30 -
§ Bloque de intensificación
- 31 -
- 32 -
§
Bloque de realización
Como ya hemos explicado anteriormente, el bloque de realización sirve como deload (técnica donde
se reduce el volumen y, a veces, intensidad, para que el cuerpo descanse y no “caiga” en
sobreentrenamiento) con un AMRAP de los ejercicios señalados en la última semana a modo de ver
la progresión en la carga a lo largo del mesociclo. La columna de progreso es el porcentaje de carga
que se sube o se baja en el mismo ejercicio la semana siguiente.
- 33 -
• Consideraciones sobre el plan de entrenamiento
Este tipo de trabajo tienen algunos puntos fuertes, debido a lo hablado en el punto de
actividad física y resistencia a la insulina, puede ser que el trabajo de rutinas divididas
(ya sea dividiendo el entrenamiento en tren superior o inferior; o tracción y empuje, etc.)
no sea la mejor opción, en un principio, en la mejora de la sintomatología del SOP, debido
a que trabajar grupos musculares de manera aislada puede hacer que se aumente la
resistencia a la insulina en los grupos musculares no trabajados en la sesión. Por esto, se
propone una rutina full-body, en parte debido a que solo tenemos dos días para trabajar
fuerza, en una planificación de rutinas divididas tendríamos que aumentar la frecuencia
de entrenamiento. Por otra parte, el full-body nos permite aumentar el volumen de
entrenamiento semanal y trabajar la mayoría de grupos musculares en una sesión
mediante ejercicios globales, de esta manera, el aumento de la sensibilidad a la insulina
será mayor y no será selectivo.
Por otro lado, quizás no sea lo más adecuado llegar al fallo muscular durante muchas
sesiones debido a lo explicado en el punto de actividad física y la mejora de la resistencia
a la insulina, por esto, solo llegaremos al fallo durante los AMRAPs en la última semana
de realización, y solo en algunos ejercicios. Así, en las dos últimas semanas del bloque
de intensificación el RIR (que se encuentra con un “*”) ser de 1-2, en este RIR no se
debería llegar al fallo muscular, pero si estar cerca él. Se debería realizar un seguimiento
de la resistencia a la insulina durante esta fase, también, recordar que al terminar el
entrenamiento se produce un empeoramiento de la IR agudo pero que se recupera entre 6
y 24h.
Por otro lado, podríamos observar las mejoras que surgen de la actividad física mediante
la medición de los parámetros bioquímicos a lo largo del plan de entrenamiento. Sin
embargo, necesitaríamos de trabajo multidisciplinar, de manera que la persona que
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entrenemos mida, mediante el apoyo de otros profesionales de la salud, sus propios
parámetros de resistencia a la insulina, hiperandrogenismo y, sin necesidad de un
profesional médico en principio, la regulación de la ovulación.
La evidencia muestra que tanto el inositol como la metmorfina son sensibilizadores aptos
para el SOP, sin embargo, el myo-inositol muestra tener menores efectos secundarios en
relación a la metmorfina, siendo la mejor opción a día de hoy tanto por sus resultados
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como por el bajo precio que tiene en el mercado (Fruzzetti et al., 2017; Wojciechowska
et al., 2019; Zeng & Yang, 2018).
Dosis de hasta 18 g de myo-inositol parecen ser seguras, sin embargo, la dosis optima
para obtener sus efectos es de 2g de myo-inositol, se puede combinar con ácido fólico
(400mg) si se desea pero no es necesario (Kamenov et al., 2015; Pundir et al., 2018).
Por último, hace falta evidencia de calidad que compare los resultados de realizar
actividad física y toma de inositol frente a actividad física e inositol por separada, a poder
ser de myo-inositol. Sin embargo, ambos tratamientos en conjunto parecen ser el mejor
tratamiento a día de hoy sin incluir cambios en la dieta.
Aunque en este trabajo no se van a dar pautas nutricionales, es necesario hacer referencia
a los cambios en la dieta que mejoran las condiciones del Síndrome de Ovario
Poliquístico. Debido a que el entrenamiento y nutrición deben ir en consonancia a los
resultados que debemos obtener, pero de esto hablaremos en el punto siguiente.
La dieta cetogénica, así como una dieta baja en carbohidratos (menos del 45%) y baja en
grasas (menos 35%), han demostrado ser eficaz en revertir los síntomas del
hiperandrogenismo y resistencia a la insulina en mujeres con SOP (Zhang et al., 2019).
Sin embargo, esto no quiere decir que las dietas altas en carbohidratos sean perjudiciales
para todas las mujeres con SOP, debemos individualizar, ya que aquellas mujeres que no
presenten resistencia a la insulina (aunque a largo plazo es difícil encontrar este fenotipo)
no deberían tener problema con una dieta alta en carbohidratos y buenos hábitos de vida.
La actividad física que no se acompaña de buenos hábitos (salud mental, aumento del
NEAT “gasto calórico no empleado en realizar actividad física”, dieta saludable y en
consonancia a la actividad física y los objetivos personales) no alcanzará sus objetivos a
largo plazo. Es necesario que los profesionales de la salud, en especial los de la actividad
física y la nutrición tengan en mente que su trabajo debe complementar al otro, de esta
manera, los objetivos se cumplirán y, más importante, se mantendrán a lo largo del
tiempo.
Realizar actividad física sin estar en déficit calórico no va a reducir el peso corporal de la
persona y, por lo tanto, tampoco el tejido adiposo, adiposo visceral, etc. Sí, sabemos que
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la actividad física tiene grandes efectos de mejora en la salud, pero esos efectos deben
verse potenciados por la nutrición y los hábitos de vida, no reducidos por estos.
De la misma manera, como hemos mencionado a lo largo del trabajo, los síntomas del
SOP pueden derivar en síntomas psicológicos graves como depresión, baja percepción de
la imagen corporal, trastornos alimenticios, etc. Por ello, el trabajo multidisciplinar entre
el psicólogo o terapeuta con el profesional de la actividad física y el dietista o nutricionista
es de vital importancia para mejorar y, con suerte y trabajo, remitir los síntomas del
Síndrome de Ovario Poliquístico en la medida de lo posible en cada caso.
4.1. Conclusiones
Después de haber realizado una amplia revisión sobre el entrenamiento, de diversos tipos,
y su efecto en la mejora del Síndrome de Ovario Poliquístico, podemos decir que un
tratamiento principal para la mejora de este síndrome sería la actividad física acompañada
de cambios en los hábitos de vida, ya mencionados anteriormente. Pese a que el SOP se
considere una enfermedad crónica (muchas veces lo es) la mejora de estos hábitos de vida
(donde se incluye la actividad física) es una forma de que esta enfermedad pueda diluirse
en el día a día de las mujeres que lo sufren, pudiendo llegar a revertir la sintomatología.
Por un lado, hemos visto que independientemente del tipo de actividad física que se
realice, la sintomatología del SOP mejora, sin embargo, no está realmente claro si se
debería optar por un tipo de actividad física. Como se ha podido observar en la
planificación, se trabajarían tres tipos de actividad física que tienen estímulos diferentes
para que la persona se beneficie de ellos, ya que estos tres tipos mejoran la salud de
manera diferente, y si el objetivo es la mejora de la salud (que es el objetivo principal de
este trabajo) no deberíamos trabajar solamente un tipo de actividad física, aunque le
dediquemos más tiempo al tipo que más adherencia nos produzca.
Este trabajo ha seguido un plan de acción para poder terminar siendo lo más completo
posible. El plan de acción se estableció de manera que se explicaran los fundamentos
detrás de este síndrome, se explicara la posición de la evidencia en torno a la mejora de
estos fundamentos, más adelante, se explicaran los mecanismos por los que se producen
estas mejoras y, por último, un ejemplo de planificación donde se plasmara la información
aprendida a lo largo del trabajo. Si bien es difícil realizar un programa de entrenamiento
de varios mese sin feedback de la persona que lo va a llevar a cabo y sin un contexto
individual, creo que la planificación realizada puede servir perfectamente como guía,
aunque lo ideal sería haber propuesto una situación inicial que fuera específica para poder
establecer una propuesta más detallada del plan de entrenamiento dentro del trabajo.
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4.2. Desempeño y desarrollo profesional
En un principio era reacio a realizar este proyecto debido a que se necesitan amplios
conocimientos de fisiología humana, específica a cada ámbito, cuando tratamos de
explicar una patología, en este caso el SOP. Al final decidí ponerme a ello, ya que me iba
a aportar muchos conocimientos sobre el SOP y sus comorbilidades y, de esta manera,
me “abriría” puertas para aplicarlo en mi marco de actuación como profesional de la
actividad física en un futuro, ya que esta patología no es conocida en el mundo del
deporte, aunque la prevalencia se alta en relación a otras enfermedades dentro de la
población general.
He podido realizar este proyecto gracias a lo aprendido durante el grado, pero sobretodo
gracias al trabajo de revisión de artículos relacionados con esta patología, la actividad
física y los mecanismos de actuación. También, debido al aprendizaje de nuevos
conceptos en fisiología durante esta última etapa para poder explicar correctamente los
procesos que se han redactado a lo largo del trabajo. Debido a estas necesidades, es
necesario que, de ahora en adelante, a parte de realizar mi trabajo como profesional de la
actividad física, me documente y aprenda a realizar planes de entrenamiento que mejoren
distintas enfermedades en relación, siempre, a la evidencia actual y el marco fisiológico
específico en dicho ámbito. Esto hará que mi posición como profesional aumente en
calidad y esté capacitado para dar el mejor servicio a aquellas personas que lo necesiten.
Por esto, me queda mucho por delante que debo aprender, sobre esta patología, pero
sobretodo por otras patologías que se benefician del efecto de la actividad física. De esta
manera, mis objetivos al acabar la carrera serán de aprendizaje y de adquisición de
experiencia que me ayuden a mejorar como profesional en el ámbito de la actividad física
enfocada a la salud y rendimiento en deportes de fuerza y desarrollo muscular, sobre todo.
De otra manera, debido al “Efecto Dunning - Kruger”, ahora, que voy a terminar el grado,
debo acompañar los conocimientos aprendidos durante estos 4 años a la puesta en práctica
por medio de situaciones reales y a nuevos conocimientos que me capaciten para realizar
mi trabajo como profesional con la mejor calidad y honestidad posible.
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Para finalizar, he de decir que me siento capacitado para realizar un programa de
entrenamiento para una mujer con Síndrome de Ovario Poliquístico, controlando diversas
variables que ayuden a la persona, principalmente, a mejorar la salud en torno a este tipo
de patología, así como otras relacionadas, sin poner en riesgo su salud en el proceso.
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