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Velar y Orar

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VELAR Y ORAR

• Lucas 11, 1
Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando
terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar,
como también Juan enseñó a sus discípulos.
• Lucas 17, 1
Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.

Orar es tener compañerismo íntimo con Dios. Es fundamental para


nuestra alabanza, crecimiento espiritual y madurez. Al igual que las
relaciones terrenales necesitan comunicación para poder crecer y
madurar, tu relación con Dios crece y madura por medio de la
disciplina de la oración.

• Mateo 26, 37-38


Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les
dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y
velad conmigo.
- Les dice a los discípulos velad.
- Es interesante como Jesús relaciona el velar con la oración.
- En el Getsemaní cuando Jesús les dice a sus discípulos velar, la
única vez que Jesús le pide a sus discípulos que oren por Él.
¿Por qué velar?
• Habacuc 2, 1
Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y
velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante
a mi queja.
• Mateo 26, 41
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
• Mateo 24, 42
Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro
Señor.
¿Qué encontró Jesús?
• Mateo 26, 41
Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a
Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
V42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si
no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu
voluntad. V43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los
ojos de ellos estaban cargados de sueño.

Vírgenes con lámparas


Mateo 25, 1-13
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes
que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco
de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas,
tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus
lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se
durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: !!Aquí viene el
esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a
las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo:
Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los
que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras
ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: !!Señor,
señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo,
que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la
hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Levítico 24, 2
Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado
aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas
continuamente.

¿Tienes lampara, pero no aceite?


¿No eres lo que aparentas?
Proverbios 6, 23
Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y
camino de vida las reprensiones que te instruyen.

Mateo 5, 16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está
en los cielos.

Lucas 12, 35-37


Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;
y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su
señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le
abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales
su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se
ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.

Lucas 26, 26-29


Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos,
haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os
maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en
una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa,
ni aun la túnica le niegues.

Siervo fiel
1 tesalonicenses 5: 5-6
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos
de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como
los demás, sino velemos y seamos sobrios.

Apocalipsis 16, 15
He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y
guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su
vergüenza.

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