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Las Tres Caras Del Amor

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1

Josh McDowell
y Paul Lewis

Respuestas francas y directas en cuanto


Al plan de Dios para el amor y la sexualidad

1980 por Josh McDowell y Paul Distribuida en Cuba por:


Lewis. Originalmente publicado en Comisión Bíblica – CIC
Inglés con el título: Givers, Takers,
and Other Kinds of Lovers por
Tyndale House Publishers, Inc, Citas bíblicas tomadas de la “Biblia
Wheaton, Illinoi 60187. de las Américas”

A
Jim y Vivian Simpson
quienes han gozado y compartido
el secreto de amar
2

por más de cuarenta años


CONTENIDO

1. ¿Qué clase de amor tú deseas? 3

2. ¿Qué pasa con la libertad sexual? 4

3. ¿Quién inventó las relaciones sexuales? 8

4. ¿Cómo es el verdadero amor? 15

5. ¿Cuál es tu órgano sexual más importante? 20

6. ¿Se puede empezar de nuevo? 28

7. ¿Responden los hombres en forma distinta que 36


las mujeres?

8. ¿De qué depende que una cita sea placentera? 40

9. ¿Procurarás lograrlo?
48
3

Capítulo 1 ¿Qué clase de amor tú deseas?

Un amor sano… fuerte… perdurable y lleno de satisfacción. Tú lo deseas


así. Yo lo deseo también. Sin él nuestras vidas son, en el mejor de los
casos, incompletas; en el peor, desesperadas. El ansia de dar y recibir
amor firme y permanente late en el corazón de todos nosotros.
El apóstol Pablo describió ese amor que anhelamos cuando dijo:
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso,
no es arrogante, no se porta indecorosamente; no busca lo suyo
no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia,
sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
1 Corintios 13:4-7
Y después de transcurridos dos mil años, nadie ha superado a este amor.
Sigue siendo el amor que todos buscamos.
Esta búsqueda del amor ha producido más sufrimientos que todas las
enfermedades y las guerras de la historia. No hay límite a lo que tú y yo
haríamos para expresar el verdadero amor… y por supuesto, sentirlo
nosotros mismos. No podemos vivir sin ese amor.
Desafortunadamente, tampoco parece que podemos vivir con esta clase de
amor. Al menos, no con el amor que hasta ahora hemos experimentado. La
idea predominante es que el amor tiene que venir parejo con las relaciones
sexuales. Y efectivamente, esta parece ser el complemento ideal –la puerta
para un amor sincero y satisfactorio. ¿Qué mejores asociados que el amor
y el sexo? Tanto el amor como el sexo despiertan las maravillosas pasiones
que están en lo profundo de nuestro ser.

¿El secreto es el sexo?


Los amantes existen en una gama increíblemente amplia de
combinaciones. ¿Y por qué no? Para algunos es un enredado y desafiante
juego, y están muy ocupados aprendiendo todas las reglas. Hay quienes
llegan a ser muy buenos jugadores. Otros todavía andan buscando el
punto de partida. ¿Cómo estás tú? Quizás te encuentres en medio de
ambos extremos.
Hace algunos años conocí a Paul Lewis, en ese tiempo ambos salíamos con
hermanas gemelas. Nuestra amistad se ha mantenido a través de los años
de forma profunda y perdurable. En ese tiempo en que nos conocimos,
también comenzó a ocurrir otra cosa. Ambos empezamos a descubrir y
entender de qué se trata el verdadero amor. Aquellas hermanas, y sus
padres, nos dieron un ejemplo de amor que cualquiera envidiaría. Es por
eso que este libro está dedicado a Mamá y Papá Simpson.
4

Al cabo de unos años, Paul se casó con una de aquellas hermanas, Leslie.
Después de muchos años de matrimonio han profundizado su
comprensión de cómo mantener y alimentar el verdadero amor. Es por eso
que le pedí a Paul que escribiera este libro conmigo.
Más tarde Dottie, mi mejor amiga y también mi novia, se convirtió en mi
esposa. A través de los años hemos disfrutado de un amor igualmente
creativo y hermoso.
El título de este libro es Las tres caras del amor, por una razón particular.
Las personas tratan por todos los medios de descubrir ese amor rico,
fuerte y que crece cada día. En muchas ocasiones se nos dice que el
secreto es liberarse de las restricciones puritanas del pasado. Estoy
contento de anunciar que todos hemos sido liberados desde hace mucho
tiempo. Incluso, ni recordamos esos días represivos que se han evaporado.
De todo el país recibo cartas, tanto de jóvenes como de adultos casados,
donde señalan que ese amor dinámico es algo de lo que todavía carecen.
Su ansia sigue insatisfecha. Tal vez a ti te suceda lo mismo.
¿No deberíamos preguntarnos por qué? ¿Por qué, en medio de una libertad
de expresión sexual donde no existen límites y que hace tanto tiempo
disfrutamos, seguimos tan insatisfechos como siempre? ¿Por qué es que
algo tan hermoso y natural como es el sexo produce relaciones tan pobres?
¿Qué anda mal? ¿Es el sexo el secreto del amor?

Capítulo 2 ¿Qué pasa con la libertad sexual?

Hace unos años la revista Time hizo una caricatura cómica para ilustrar
un artículo sobre “La nueva moralidad”. El dibujo mostraba a dos
estudiantes universitarias conversando, mientras caminaban por el
parque. Una de ellas le decía a la otra: “Para ser sincera, me hubiera
encantado haber nacido antes de que existiera el sexo”.
Aunque es un comentario ridículo, hay un momento cuando todos nos
sentimos así. Estamos bombardeados excesivamente de información
sexual. De día en día nos azotan los vientos de imágenes y palabras,
algunas sutiles, otras descaradas. En las revistas que llegan a nuestros
hogares encontraremos siempre algún artículo sobre las relaciones
sexuales. En una de ellas podemos leer sobre “Los placeres de la libertad
sexual” junto a “Los problemas de la libertad sexual”. En otra, una
psicóloga encara “La soledad sexual del hombre”. Y, por si eso fuera poco,
en el próximo número habrá un psicólogo masculino que hablará a las
mujeres sobre “La autoconfianza y el atractivo sexual”. Podemos leer sobre
“La importancia de las relaciones sexuales en el matrimonio”, o “Cómo
obtener más satisfacción en las relaciones sexuales”. Solteros, casados,
jóvenes o ancianos, ¡el sexo es para todos, que viva el sexo!
5

Y la televisión y el cine insisten en el mismo mensaje. Ya sean los


programas de mayor audiencia, anuncios de automóviles basadas en la
sexualidad, o lociones “románticas” para después de afeitarse (“Estimule
algo más que su rostro”), el mensaje es claro: la libertad sexual.
Escritores al igual que los lectores, los productores y espectadores; todos
se interesan en la libertad, la satisfacción, el placer, los temores y los
gustos sexuales. Masters y Johnson, quienes llegaron a ser los más
afamados en problemas familiares, tienen una organización dedicada
exclusivamente a la investigación sexual. Y otros “expertos” con métodos
menos científicos y conclusiones más sensuales inundan el mercado con
libros que describen lo último en técnicas para el “amor” y las mejores
posiciones del cuerpo.
Pero las discusiones sobre el sexo no son exclusivas de la prensa o de las
pantallas del cine y la televisión. En cualquier lugar donde se reúna la
gente, se habla de sexo: en los hogares, en las universidades, en las
habitaciones de hotel y en los automóviles. Y a pesar de todas las
preguntas y comentarios, las “respuestas” casi siempre son inciertas y
dudosas.

¿Es la actuación sexual lo único que importa?


Con todas esas investigaciones y énfasis en el sexo, las estadísticas han
tenido para divertirse. La Oficina de Censos nos informa que en los
Estados Unidos actualmente hay más de un millón de parejas no casadas
que viven como si lo estuvieran –un aumento del 600 por ciento en la
última década. Los encuestadores han descubierto que en el día de hoy
hay más personas que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, y
que cada vez son más jóvenes las que participan. Hace veinte años lo que
era un sencillo beso de buenas noches, hoy se ha convertido en una noche
llena de revelación. Todas estas conversaciones, libertad y
experimentación han dado como resultado que los jóvenes se encuentren
bajo la presión de tener que actuar constantemente.
Para algunos la sexualidad incrementada ha sido liberadora, para otros ha
sido abiertamente devastadora.

¿Es feliz la mujer sexualmente liberada?


Pero en verdad, ¿qué ocurre bajo esa perspectiva? ¿Esta trae realmente
felicidad y satisfacción? Las relaciones sexuales tomadas como “juego” y
como “algo divertido”, ¿generan un sentimiento de valor personal? Tener la
compañía de muchos hombres, ¿soluciona la realidad de la soledad?
¿Ocupa el lugar de una relación permanente y firme?
De acuerdo a las investigaciones, la respuesta es no. Theodore I. Rubin,
doctor en medicina, dice:
Las mujeres a menudo participan en actividades sexuales por motivos no
sexuales. Si las personas se involucran libremente en actividad sexual
cuando no están preparadas para ello, antes de que tengan suficiente
autoaceptación para poder decidir si lo quieren hacer con una persona en
6

particular o sencillamente porque se les ha dicho que está bien, esto puede
ocasionarles un aumento del propio rechazo.
¿Los sentimientos de ira, de culpa y de sentirse usado, unidos al
autorrechazo, son las consecuencias de la liberación? El doctor Rubin no
es el único que está lanzando señales de advertencia. La psicóloga Lonnie
Garfield Barbach, autora de “Para usted: la satisfacción de la sexualidad
femenina” admite que probablemente la presión sea mayor para las
mujeres jóvenes. Muchas de las pacientes de la doctora Barbach piensan
que todo el mundo tiene que ser “libre, casual, sensual, multiorgásmico, y
sin inhibiciones sexuales”. Cuando no pueden lograr esas expectativas, se
resienten “tremendamente consigo mismas”. Ella enfatiza:
Las mujeres entre los veinte y los treinta años se ven bombardeadas entre
los mensajes conservadores que sus padres les inculcan y la filosofía de la
revolución sexual.

Los hombres en la trampa sexual.


No sólo las mujeres sufren. La doctora Karen Shanor, una sicóloga que
estudió la sexualidad masculina durante años y publicó sus
descubrimientos en The Shanor Study, dice:
Al igual que la mujer norteamericana, el hombre norteamericano está hoy
reexaminando su imagen tradicional (la cual es –según ella- la del hombre
conocido por llevar una vida sexual muy activa), y está descubriendo que
limita severamente su potencial como ser humano.
Más de la mitad de los hombres que Shanor examinó admitieron lo
siguiente:
Que en lugar de pasarla bien se sentían insatisfechos con su vida sexual.
¿Por qué? Había muchos motivos, pero puedo llegar a la conclusión que
con demasiada frecuencia los hombres norteamericanos se ven atrapados
entre el mito –que ya no es real, si es que alguna vez lo fue- y el sueño que
aún no se ha hecho realidad, el sueño de una amorosa intimidad que nunca
se logra en un encuentro de una noche. En un sentido, los hombres se
mueven desde un lugar desagradable a otro mejor, pero no han alcanzado
todavía su meta, y se están haciendo cada vez más conscientes de la
soledad del camino.
La popular sicóloga, la doctora Joyce Brothers, comentó acerca de este
peregrinaje sexual en a revista Time en un artículo sobre “La nueva
moralidad”. Ella dijo:
No somos personas tan liberadas y despreocupadas como creemos. La
gente ha descubierto que las relaciones sexuales casuales satisfacen tanto
como un estornudo. Toma mucho tiempo e implica muchas dificultades
tener relaciones sexuales con muchas personas, y así terminan
descubriendo que ni siquiera vale la pena tomarse el trabajo de planearlo.
Bárbara Seaman, autora de La mujer liberada, es más descriptiva todavía.
La reacción se ha vuelto en contra de la actividad sexual casual, porque
muchas personas han sido heridas. Es como si un tren nos hubiera estado
alejando gradualmente de la moralidad victoriana, pero que luego,
repentinamente, en las últimas décadas, el tren se hubiera descarrilado y
muchos pasajeros resultaron heridos. Recién ahora se le están arreglando
los frenos.
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Evaluando el tema después del hecho.


Una persona que se descarriló pero que no resultó herida de gravedad
(según su propio diagnóstico) fue Gretchen Kurz. Como estudiante de la
Universidad San José State, Gretchen fue sincera y honesta cuando habló
para la revista Mademoiselle publicada en agosto de 1977. Ella dice que
entró a la Universidad lista para la “vida decadente”:
Allí estaba yo, bien equipada con mi lápiz número dos, la tarjeta para los
beneficios estudiantiles y una buena cantidad de anticonceptivos. Pero de
alguna manera, perdí el tren en el viaje de placer hacia la actividad sexual
despreocupada y libre de culpa. En realidad, ahora pienso que todo es un
mito perpetuado por muchos estudiantes desilusionados demasiado
temerosos de decir la verdad. Pero, ¿cómo se puede admitir que es una
tontería, después que no se podía esperar para salir a romper con todas las
normas?
Gretchen nunca dudó que cuando arribara a la Universidad de San José
“compartiría el sexo”. Pero dice:
Es suficiente decir que ese “compartir” era un nombre totalmente
inadecuado. Mi primer encuentro con el señor “La-variedad-es-el-gozo-de-
la-vida” me dejó totalmente confundida por muchas razones. Me
preguntaba: ¿Me voy ahora, o paso toda la noche? ¿Está bien que le pida
prestada su bata de baño? ¿Lo habré hecho bien? La verdad es que él no
lo estuvo. ¿Significará esto que hemos comenzado una relación más o
menos permanente?
Descubrió que no era así. Y continúa diciendo:
Decir que me sentía agobiada por la culpa sería una mentira, pero la
experiencia estaba lejos de ser satisfactoria. La descripción más positiva
que podría usar para nombrar al intercambio sería “aburrido, monótono”.
Carecía de emoción, o tal vez todo rastro de emoción estaba hábilmente
disfrazado con una indiferencia de primera clase. Pronto descubrí que este
trato frío y sin sentido alguno sería característico de todos los encuentros
futuros. Esta falta de emoción no sólo me desconcertó, sino que me
enfureció. Quería saber por qué ocurría y por qué era un instrumento eficaz
en la liberación sexual de mis amigos de la universidad. Obviamente esto
era demasiado ordinario, común para una vida sexual activa…
Molesta, Gretchen comenzó a preguntarle a los muchos hombres que
pasaban por su vida por qué se daba esa falta de emoción. ¿Cómo
encaraban las relaciones sexuales? Sus respuestas eran similares. Las
relaciones sexuales son “juego y diversión”… “una reacción natural”…
adultos que se ponen de acuerdo para pasar un buen momento”. “Palabras
como amor, compartir y feliz, nunca se hacían presentes en la
conversación”. Entonces ella decidió volver a su “estilo de vida célibe, pero
feliz”.
Poco después de haber tomado esa decisión habló con un amigo íntimo
que le expuso sus quejas acerca del ambiente sexual libre y fácil de la
universidad. Al describir lo que pensaba que era el sentimiento de la
mayoría de sus compañeros, él dijo:
8

La mayoría de las veces que me encontré en la cama con alguna


muchacha, deseé nunca haber llegado tan lejos. Al llegar al punto en que
sabía que pasaría la noche con ella, todo iba cuesta abajo. Simplemente,
hacía lo que se esperaba que hiciera. Hubo oportunidades en que todo lo
que deseaba era terminar el asunto rápido. Finalmente, dejé de andar
haciendo locuras cuando comprendí que el acto sexual no tiene sentido a
menos que haya verdadero amor y confianza de por medio. Sin eso,
sencillamente no vale la pena el esfuerzo.
Gretchen terminó su artículo con las siguientes palabras:
Ahora, con todo esto de la libertad sexual, resulta un poco difícil ponerse de
pie y admitir que no es lo que todos se imaginan, especialmente frente a un
mundo ansioso que se niega a dar por terminado el asunto. Por
consiguiente, aquí estamos, mudos, y demasiado avergonzados para decir
que no hemos encontrado la libertad sexual. No lo podemos admitir frente a
todos, y peor aún, tampoco nos lo podemos admitir a nosotros mismos. Tal
vez deberíamos comenzar a poner la cosas en su lugar, diciendo que sin
amor y confianza, “sencillamente no vale la pena el esfuerzo.

¿Y ahora, en qué lado estamos?


Es interesante, ¿verdad? En medio de todo lo que se dice y se practica la
liberación sexual y la satisfacción, aquí, en medio mismo de la revolución
sexual, encontramos muchas víctimas, y frases como “un tren que se ha
descarrilado”, “tan satisfactorio como un estornudo”, “tan poco
emocionante como un lápiz número dos”. ¿Podrá ser eso el acto sexual,
esa experiencia gloriosa, orgásmica, que la gente adora? Algo tiene que
haber salido mal. ¿Habrá algo más en lo máximo del sexo que un juego
divertido, “un asunto entretenido”, una sucesión de amantes y
experiencias de una sola noche, o matrimonios amargados?
Tal vez el amor y la confianza son importantes. Pero, ¿basado en qué? ¿Y
dónde encaja el sexo? Tal vez el sexo no sea el secreto del amor.
Afortunadamente, hay una respuesta, y es completa y realista, a la vez que
positiva y feliz. Es hora de considerar el principio.

Capítulo 3 ¿Quién inventó las relaciones sexuales?

Desde hace algún tiempo la Administración Federal de Drogas de los


Estados Unidos ha dispuesto que todos los productos de consumo lleven
una etiqueta que informe al consumidor los ingredientes que contienen.
¿No sería bueno que las relaciones sexuales llevaran una etiqueta así, que
hubiera un manual del fabricante que explicara cómo funcionan y cómo
podemos obtener el mejor resultado de ellas?
¡Buenas noticias! Existe tal manual. Pero no lo busquemos en las librerías
locales entre los montones de libros dedicados a técnicas sexuales que se
amontonan en los estantes. La información más amplia sobre la
9

sexualidad y el amor que jamás se haya impreso se originó hace 3500


años, con un hombre llamado Moisés. Escribiendo por mandato divino del
propio “Fabricante”, registró la palabra autorizada sobre los orígenes y
funciones del sexo. Su libro se llama el Génesis. Y en la cumbre de ese
proceso, escribe:
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya,
a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Génesis 1:27
Ahí está: La sexualidad ha sido fundamental para el hombre desde el
comienzo, creada por Dios el creador del hombre. No se puede ser humano
sin ser hombre o mujer.
Un poco más adelante, en el capítulo dos, vemos la forma única en que el
hombre y la mujer fueron hechos el uno para el otro. Después de
conceptuar al resto de sus actos creativos como “buenos”, Dios dijo que
“no era bueno” que el hombre estuviera solo. Y eso es algo sorprendente.
Si hubo alguien que tuvo un medio ambiente perfecto, ése fue el primer
hombre, el último ejemplo de la creatividad de Dios, puesto en la
atmósfera perfecta de Dios, caminando con Él en la frescura de la tarde,
dotado de suficiente creatividad para poder dar nombre a todos los
animales que Dios había creado. Pero faltaba algo. Ese hombre estaba
solo. En su interior tenía el impulso a unirse. Y ninguna medida de
perfección podría apagarlo.

El complemento perfecto.
Moisés nos dice que hizo dormir a Adán y formó una mujer de una de sus
costillas. Y para Adán tampoco fue una cuestión secundaria. En el
versículo 23, Adán se despierta, ve a la mujer y dice:
Esta es ahora hueso de mis huesos,
y carne de mi carne…
Génesis 2:23
Una traducción más moderna del hebreo sería un sorprendido:
“¡Caramba…! ¿Dónde habías estado todo este tiempo?”
El hombre y la mujer fueron creados por Dios de manera que están
incompletos el uno sin el otro. Por eso moisés dijo:
Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre
y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Génesis 2:24
Al investigar sobre el secreto de la sexualidad, hay que agarrase
fuertemente a esta frase. La expresión sexual es una de las formas claves
en que el hombre y la mujer llegan a ser “una sola carne”.
Pero, ¿qué es lo que tiene tan particular la mujer que la hace tan
indispensable para el hombre? Hay dos ideas en la frase que usó Moisés:
“ayuda” e “idónea”. La idea es que la mujer es la compañera fundamental y
perfecta para el hombre, destinada a proveer para su plenitud, y para la
suya propia también. Ese complemento básico fue creado para satisfacer
las ansias individuales de tal modo que cuando un hombre y una mujer se
10

unen, tienen la capacidad de satisfacer las necesidades sicológicas y


emocionales básicas el uno del otro, para permitir que cada uno llegue a
ser verdaderamente humano de acuerdo al plan original de Dios.

Una prueba de amor verdadero.


Si tú tienes duda de que la persona con la que sales, o si el hombre o la
mujer de quién estás enamorado o enamorada, es la persona adecuada
para ti, pregúntate: “¿Tengo el deseo y la capacidad de satisfacer sus
verdaderas necesidades? ¿Esa persona es capaz de algo más que satisfacer
mi necesidad sexual, o criar mis hijos, o de proveer para el hogar?
¿Parecemos hechos para complementarnos mutuamente?” Cundo salimos
con una persona, no debiéramos buscar alguien con quien se pueda vivir
simplemente, más bien debiéramos buscar la persona sin la cual no
podamos vivir.
En el primer capítulo de este libro, dije que Paul Lewis y yo nos conocimos
cuando salíamos con hermanas gemelas. Yo salí con Paula durante más de
dos años mientras asistía a la Universidad. A medida que creció nuestra
amistad, nos convertimos en los mejores amigos. Disfrutamos tanto de
estar juntos, que enamorarnos fue algo imposible de evitar. Paula era una
ayuda tremenda para mí. Me apoyaba en los estudios; me ayudaba en mi
ministerio; compartía mis sueños, y yo los de ella. Tenía un maravilloso
sentido del humor, era atractiva, era todo lo que yo siempre había
esperado que fuera mi esposa. Pero a medida que continuamos la relación
y comenzamos a hablar de matrimonio, ambos comenzamos a dudar en
nuestra mente. No teníamos la paz perfecta que Dios provee cuando las
cosas están bien. Al final, vimos claramente que no debíamos casarnos.
Dar por terminada esa relación fue una de las cosas más dolorosas de mi
vida. Pero, por más perfecta que fuera la relación, Paula no llenaba todos
los espacios vacíos de mi vida como lo hace ahora Dottie, mi esposa. Dottie
es el complemento de Dios para mí. Paula no lo era.
Fue interesante que Paul tuviera una experiencia similar durante la época
en que estudió en la universidad. Salió con Carolina durante casi cuatro
años. Todo el mundo suponía que se casarían. Eran la pareja perfecta.
Compartían los mismos intereses, trabajaban juntos en la dirección
estudiantil, y tenían las mismas metas. Su relación era feliz y positiva.
Pero, cuando llegó el momento de tomar la decisión final del compromiso
matrimonial, algo no andaba bien. Paul no sentía la paz de Dios. Carolina
no llenaba todos los vacíos personales en su vida en la forma que ahora lo
hace Leslie. Y no me refiero a la sexualidad, sino de la forma en que las
personalidades, los dones, las necesidades intelectuales y las emocionales
logran una relación total las veinticuatro horas del día.

¿Qué significa la relación de “una sola carne”?


Cuando Moisés dijo:
Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre
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y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.


Usó las palabras hebreas posiblemente más fuertes para describir ese
“dejar” y ese “unirse”. Dejar, significaba la idea de abandonar y renunciar
a la intimidad de una relación padre-hijo, y reemplazarla con la intimidad
de la relación esposo-esposa. Esta unión tendría que ser tan inseparable
como lo era la unión padre-hijo. ¿Alguna vez has pensado cómo sería el no
“haber nacido” de tus padres naturales? Ese es el concepto que hay detrás
de la palabra hebrea “unirse”: una atadura a prueba de separación. Y la
evidencia de esa unión sería la relación sexual, un recordatorio continuo
de que el hombre y la mujer se convierten en “una sola carne”.
Jesús reafirmó esto 1500 años después en un debate con las autoridades
religiosas judías. Lo estaban probando sobre el tema del divorcio. Estaban
sondeando acerca de las bases legales en que un hombre podía dejar a su
mujer. Y Jesús, conociendo sus intenciones dijo:
¿Qué os mandó Moisés?... los dos serán una sola carne;
por consiguiente ya no son dos, sino una sola carne.
Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.
Marcos 10:3, 8,9
Un poco más adelante, el apóstol Pablo reafirmó el mismo principio, en
una carta que escribió a los cristianos de la iglesia de Corinto, molesto por
lo que estaban haciendo algunos de los diáconos y ancianos. Corinto era
una ciudad llena de templos paganos. Sus cultos de adoración
probablemente la hacían una de las ciudades más “religiosas” de mundo.
En esos templos, constituía un acto de adorar tener relaciones sexuales
con las prostitutas del templo.
Pablo estaba disgustado porque algunos de los cristianos estaban
volviendo a sus viejas costumbres y asistían al templo los miércoles por la
noche para “adorar”. Y esto no era precisamente para tener una reunión
de oración.
Pablo les escribió diciendo:
¿O no sabéis que el que se une a una ramera es un cuerpo con ella?
Porque Él dice: Los dos vendrán a ser una sola carne.
1 Corintios 6:16
Se convierten en una unidad de la misma manera que la fe en Cristo
produce un lazo de unión entre el Espíritu de Dios y el del hombre. Dios
usa muchas veces la relación matrimonial como una analogía para
describir la unión que existe entre Él y los creyentes.

¿Cuál es el verdadero propósito del sexo?


¿Qué había en la mente de Dios, el “Fabricante”, al inventar la sexualidad,
al crear los órganos sexuales masculinos y femeninos, cuando creó los
impulsos y pasiones que conducen a la unión sexual? En la mente de este
Creador del sexo, el propósito básico era crear unidad. La relación sexual
está destinada a ser una demostración de la unión entre un hombre y una
mujer.
12

“Espera un momento” –me dices-, “yo creía que la Biblia enseñaba que el
propósito principal del sexo era la procreación, tener hijos”.
¡No! Ese es el mito que los mal informados críticos del cristianismo han
propagado para servir a sus propios intereses. La procreación no es la
razón primordial del sexo. Es una razón secundaria y muy importante,
pero no es la razón principal por la cual Dios creó la sexualidad.
La unidad es el factor principal. Es para dar a un hombre y a una mujer
la condición de “una sola carne”, una experiencia en la esfera física que
ilustra la intensidad de la relación espiritual que un hombre o una mujer
tienen con Dios, cuando él o ella han nacido de nuevo en Cristo Jesús.
Esta unidad en la relación sexual provee a un hombre y a una mujer el
gozo más exquisito y perdurable y la mayor plenitud que puedan llegar a
conocer. Es por eso que el acto sexual en el momento oportuno, con la
persona adecuada, y en la relación correcta, ¡es tan increíblemente
perfecto! Y es por eso que el abuso de las relaciones sexuales al final
produce tal desilusión.

El mensaje equivocado.
Muchas personas han entendido mal el mensaje acerca de las relaciones
sexuales. Nunca lo han escuchado correctamente por causa de las
caricaturas erróneas que se han pintado acerca de la visión cristiana del
sexo. La filosofía de la revista Playboy, entre muchos otros, ha conducido a
millones de personas a creer que Dios está en contra de las relaciones
sexuales, y que la Biblia rechaza el placer y la satisfacción sexual. Han
llegado a la conclusión de que para ser un cristiano verdadero, hay que
negar y reprimir los impulsos sexuales.
Nada podría estar más lejos de la verdad. Algunas de las palabras más
hermosas que jamás se hayan escrito sobre el amor entre un hombre y
una mujer se encuentran en la Biblia, en el Cantar de los Cantares de
Salomón. La poesía sobre dos que se aman, y se entregan totalmente a la
satisfacción mutua; ¡es una increíble poesía de galanteo amoroso!
Dios no está en contra de la sexualidad. Está tan a favor que quiere que
todo hombre y mujer comprendan cómo obtener lo mejor de ella. Él desea
que sepamos que no es un juego ocasional, sino que es un placer
fundamental que debe protegerse cuidadosamente, no importa lo
gratificante que pueda parecer tener una relación fuera del matrimonio.
La verdad es que se han dicho muchas cosas ridículas en contra del sexo
en nombre del cristianismo. Y al unir todas esas imágenes equivocadas, se
puede crear una caricatura muy lamentable, y que a la vez es falsa. Tal vez
esa parezca ser la “visión cristiana del sexo”, pero ni siquiera se le
aproxima. Y cuando se destruye esa falsedad, como es el hecho de la
filosofía de la revista Playboy, en realidad no se ha destruido nada. Los
hechos son que la sexualidad viene de Dios. Él la creó para satisfacer y
llenar los hondos impulsos que Él mismo puso en cada hombre y cada
mujer, y nada podrá jamás cambiarlo.
13

Cuando nos detengamos por un tiempo suficientemente largo en nuestra


búsqueda de la máxima satisfacción sexual, empezaremos a comprender lo
estúpido que es tratar de escribir nuestro propio “manual del diseñador”.
Sólo el Creador original sabe realmente cómo hacer que la experiencia
sexual sea la expresión definitivamente satisfactoria que queremos que
sea. Cuando finalmente aceptemos esta verdad, encontraremos aquello
que hemos estado buscando. Descubriremos el secreto.

La relación sexual es más que un impulso físico.


Muchas personas me dicen: “Mira, Josh, el sexo es solamente un acto
físico. Tener relaciones sexuales es algo meramente físico, la simple
satisfacción de un impulso biológico”. Bueno, quiero decirte que eso puede
ser cierto para los gatos de tu vecindario. Pero por la forma en que Dios la
hizo, la relación sexual para ti y para mí implica todo lo que somos. Es un
compartir total de nosotros mismos, una vulnerabilidad total, una entrega
total sin retener nada. Así es una relación espiritual total con Dios. Y la
relación sexual que se ha descrito como una imagen de esa relación
espiritual, es también así. No importa el placer que pueda dar, cualquier
cosa que no alcance este compartir total, no es la experiencia sexual
máxima que Dios creó para ti y para mí.
Estaba hablando sobre este tema en Daytona Beach, Florida, durante la
Semana Santa. Cada vez que hablo sobre este tema, generalmente ofendo
a algunas personas –supongo que es porque les toco un punto débil-. Esa
noche realmente escandalicé a un individuo. Se puso como loco. Vino a mi
habitación en el hotel, golpeó a la puerta, y cuando abrí, entró y comenzó
diciendo:
- No estoy de acuerdo con algunas de las cosas que dijo esta noche.
- Está bien, no me molesta –le dije.
- Bueno, pero quiero hablar sobre eso –contestó.
- Yo también.
- ¿Qué tiene de malo tener una relación física seria con alguna muchacha?
(Las mujeres quizás conocen bien esa frase “una relación duradera y
seria”. Una mujer me dijo: “Sí, tuve cuatro de ellas el mes pasado”.)
Pues bien, este individuo dijo:
- ¿Qué hay de malo en una relación duradera y seria con una muchacha si
uno la quiere, si no se le hace daño a nadie, y si sólo se intenta disfrutar el
uno del otro? Yo he tenido relaciones sexuales con veintiséis mujeres.
- Caramba, ¡qué capacidad para amar! Dime, cuando te cases, ¿quieres
casarte con una mujer que ha sido una de las veintiséis compañeras de
relaciones sexuales de otro individuo? –le pregunté.
- No –dijo.
- Mira –dije entonces-, tú solamente eres un hipócrita. ¿Eso es lo que para
ti significa la relación sexual seria? No quieres que alguien se lleve de la
mujer con quien te cases lo mismo que tú les estás quitando a esas otras
mujeres.
14

Como podemos notar, a la mayoría de los individuos no les agradan los


muebles usados, pero les gusta estar en el negocio de las antigüedades.

¿Es la relación sexual la prueba del amor?


La relación sexual como fue creada por Dios tiene mucho significado. No
es algo que se “tiene” o se “hace” o se “consigue”. La expresión sexual crece
y se desarrolla como resultado de la unión permanente, continua y en
creciente maduración entre un hombre y una mujer. Es la máxima
evidencia de la unidad que Dios creó para expresar.
Algunas personas usan esa idea como argumento para las actividades
sexuales premaritales. Dicen: “Tenemos que tener relaciones sexuales
antes de casarnos para ver si somos compatibles”. Pues bien, tengan por
seguro que tendrán que tener muchas relaciones sexuales en esas
condiciones, porque el asunto de la compatibilidad no es física. La relación
física casi siempre anda bien. El problema de la compatibilidad es el de la
unidad definitiva –el complementarse mutuamente en una forma que lleva
a alcanzar llegar a ser una persona en toda su plenitud y que sabe darse a
sí misma. Y eso implica la totalidad de quien eres, la dimensión espiritual
(sensible a Dios), emocional (sensible al hombre) y física. En los planes de
Dios, cuanto más unidad espiritual y emocional tiene una pareja, mejor
será su vida sexual al ir madurando y desarrollándose con el tiempo.
En una universidad de los Estados Unidos hay un profesor cristiano de
ochenta y cuatro años. Un día, en una clase de sociología, un alumno le
preguntó:
- Dígame, profesor, ¿cuándo se deja de disfrutar de las relaciones
sexuales?
- No lo sé, pero debe ser en algún momento después de los ochenta y
cuarto años –contestó.
Y así es como fue creado. La relación sexual debe ir siempre creciendo,
madurando, desarrollándose en la máxima unidad y la unión definitiva.
Esta clase de unidad, gozo y unión nunca se puede lograr en una relación
ocasional de una noche. En realidad, puede crecer sólo dentro de un
compromiso matrimonial que sea definitivo y permanente.
La sexualidad se originó en el acto creativo de Dios que puso al hombre
sobre la tierra. Puedes elegir no creerlo. En lugar de ello puedes decidir
que la sexualidad humana es simplemente una función biológica, no
diferente de la atracción sexual entre dos perros que corren por el parque.
Puedes experimentar y jugar todos los juegos mentales y sociales que
quieras. Pero cualquier otra función para la sexualidad, fuera de la que
Dios tuvo en mente, está condenada a no alcanzar la plenitud de la
necesidad de ser correspondido y el anhelo sexual que Dios puso en ti. La
relación sexual es como cualquier otro proceso, sólo tiene éxito cuando se
siguen las instrucciones del fabricante.
A pesar de todo su aparente poder permanente y atractivo, la relación
sexual es algo frágil. Toma tiempo y necesita seguridad. En realidad, sólo
florece cuando se la disfruta en el contexto de un amor sincero e
15

incondicional. Nunca descubrirás la verdadera relación sexual hasta que


hayas aprendido a dar y recibir el verdadero amor.
A menudo se dice que si se ama a alguien, se le expresará ese amor de
forma sexual. Pero la verdad es que, si no se puede expresar el amor fuera
de la relación sexual, no es verdadero amor.

Capítulo 4 ¿Cómo es el verdadero amor?

Si me dieran sólo doce minutos para hablar en una clase de psicología


sobre la máxima expresión de la sexualidad, hablaría del amor. Porque lo
que decidamos acerca del amor, las actitudes que se tengan, la forma en
que se exprese, y cómo se responda a todos los juegos psicológicos que se
juegan en nuestra sociedad en nombre de este sentimiento, determinará si
encontraremos alguna vez la plenitud sexual anhelada. Lo que mi esposa y
yo disfrutamos en nuestro matrimonio, creo, es el resultado de lo que
ambos preparamos durante nuestra vida de solteros.
Hace algunos años, muchas personas me llamaban timorato. Pensaban
que estaba chapado a la antigua. Decían que mis ideas acerca del sexo y el
matrimonio estaban fuera de moda. Pero ahora, muchos de ellos darían
cualquier cosa por lograr los beneficios que yo estoy obteniendo por las
actitudes hacia el amor que desarrollé cuando era soltero. Una frase
conocida dice: “Serás lo que has venido siendo”. Y en ninguna cosa es más
cierta que en las esferas del amor y del sexo. Los patrones de amor que
practicas ahora determinarán la calidad del amor que experimentarás más
tarde.

Tres clases de amor.


Si te sientes un poco confundido acerca del amor, probablemente no te
has dado cuenta de que en realidad hay tres clases de amor. Al
describirlas, quiero usarlas como un espejo para evaluar las relaciones de
amor que tienes en este momento con tus amigos, tu familia y los
miembros del sexo opuesto.
La primera clase de amor es el único amor que muchas personas han
conocido. Es lo que yo llamo “amor Si” (“si” condicional). Es el amor que tú
y yo damos o recibimos cuando se cumplen ciertos requisitos. Hay que
hacer algo para conseguirlo. “Si te portas bien, papá te amará”. “Si
satisfaces mis expectativas como amante… Si satisfaces mis deseos… Si
estás dispuesta a acostarte conmigo… te amaré”. Los padres comunican
esta clase de amor con frecuencia cuando les dicen a sus hijos: “Si
obtienes buenas notas en la escuela… si eliges bien a tus amigos… si te
vistes o te portas de tal forma, te vamos a amar”. El amor se ofrece a
16

cambio de algo que el amante desea. Su motivación es básicamente


egoísta. Su propósito es obtener algo a cambio del amor.
He conocido a tantas mujeres que no conocen otra clase de amor que
aquel que dice: “Te amaré si te entregas a mí”. No comprenden que el amor
que quieren ganar al satisfacer demandas sexuales es un amor sin valor
alguno que no puede darles satisfacción y que nunca vale el precio que
pagan por él. Esta clase de amor se evidencia en las palabras de un
estudiante que me dijo: “¿Para qué quiero el amor si puedo tener
relaciones sexuales? El amor implica renunciar. El sexo, conquistar”.
El “amor si” siempre trae un sarta de limitaciones consigo. Mientras se
cumplan las condiciones, las cosas andan sobre ruedas. Cuando hay
cierta resistencia a tener relaciones sexuales, a hacerse un aborto, el amor
deja de fluir. Lamentablemente, tarde o temprano, uno de los dos no podrá
cumplir las exigencias del otro.
Muchos matrimonios se separan porque fueron construidos sobre esta
clase de amor. El esposo o la esposa se enamora, no de la verdadera
personalidad del cónyuge, sino más bien de una imagen romántica,
fantasiosa e imaginaria del mismo. Cuando llega la desilusión, o dejan de
cumplirse las expectativas, el “amor si” a menudo se convierte en
resentimiento y, desafortunadamente las personas involucradas quizás
nunca sepan el motivo.

Menos que lo mejor.


La segunda clase de amor (y creo que la mayoría de las personas se casan
basados en éste) es el “amor por”. En este amor, se ama a una persona por
algo que es, por algo que tiene, o por algo que hace. En otras palabras, el
amor es producto de cierta condición o cualidad en la vida de la persona
amada.
El “amor por” con frecuencia suena así: “Te amo porque eres bella”. “Te
amo porque eres rico”. “Te quiero porque me das seguridad”. “Te amo
porque eres diferente de los demás, tan popular, tan famoso, etcétera”.
Quizás conozcas a una mujer que ama a un hombre porque es un
superdeportista. Sencillamente, no puede imaginarse a sí misma
conformándose con algo menos que lo mejor. En realidad, no importa
tanto quién es ese deportista. No está enamorada realmente de él, está
enamorad de su posición, su nivel social y su popularidad.
Muchas veces me dicen: “Pues el amor por me parece perfectamente
aceptable. Me gusta que me quieran por lo que soy, por mis talentos y
cualidades y por lo que tengo en mi vida. ¿Qué tiene de malo?” Tal vez
nada. A todos nos gustan que nos amen por algo de nuestra vida, y esta
forma de amar es preferible al “amor si”. En la clase de “amor si” al amor
hay que ganarlo, y requiere mucho esfuerzo. Que alguien nos quiera por lo
que ya somos es menos difícil. Sabemos que hay algo en nosotros por lo
cual podemos ser amados.
17

Sin embargo, ser amados de esta forma pronto llega a ser tan poco positivo
como tratar de ganar la clase de “amor si”. Y es una base movediza para
fundar un matrimonio, o cualquier otra relación sobre él.
Consideremos, por ejemplo, el problema de la competencia. ¿Qué ocurre
cuando aparece alguien que tiene más talento que nosotros y esta es la
cualidad por la cual se nos ama? Supongamos que eres mujer, y tu belleza
es una de las razones del amor de tu esposo. ¿Qué ocurre cuando entra en
escena una mujer más bella que tú?
Si el amor de tu novia o tu esposa está basado en lo que percibes de
salario, o en las cosas o experiencias que se pueden comprar con dinero,
¿qué ocurre si pierdes tu trabajo, o quedas inhabilitado para trabajar, o
por cualquier motivo pierdas la posibilidad de ganar el dinero que antes
ganabas? O, ¿qué ocurre cuando entra en escena alguno con más dinero o
más poder de conseguirlo? ¿Te pondrá nervioso la competencia? ¿Sentirás
amenazado tu amor? Si es así, entonces tu amor es de la clase de “amor
por”.
Y aún hay otro problema con el “amor por”. Está basado en que la mayoría
de nosotros somos dos tipos de personas. Una es la persona exterior, el
Josh McDowell o el Paul Lewis que el público ve, y la otra es esa persona
interna que está muy en el fondo, que muy pocos, o ninguno, realmente
conocen. He descubierto al aconsejar a personas cuyas relaciones están
basadas en la clase de “amor por”, que uno o ambos miembros de la pareja
están temerosos de que la otra persona sepa cómo es realmente en su
interior. Temen que, si se conociera la verdad, serían menos aceptables, o
menos amados, o quizás hasta serían totalmente rechazados.
¿Hay algo en tu vida que no puedes compartir con tu cónyuge por temor
siquiera a una leve incomodidad o rechazo? Si es así, te resultará difícil
experimentar la plenitud sexual, porque una profunda intimidad sexual
requiere cien por ciento de confianza y entrega. Si hay alguna inseguridad
en tu amor, si hay algún temor, el primer lugar donde se manifestará es en
esta esfera, porque en la expresión máxima de la verdadera sexualidad,
nos hacemos completamente vulnerables, estamos totalmente entregados
sin reservas uno al otro. Es esta misma entrega lo que hace posible la
máxima gratificación y unidad sexual, y esta misma entrega causa el dolor
más profundo si no somos totalmente aceptados. De manera que en una
relación del tipo “amor por”, nunca se puede llegar a una entrega total de
uno mismo al compartir el amor físico, porque es muy grande el riesgo de
ser herido.
Estaba compartiendo estas ideas con un grupo, cuando una de las
muchachas del público comenzó a llorar. Había sido una joven bella, y
estaba comprometida para casarse. En un accidente automovilístico, un
lado de su cara había quedado terriblemente desfigurado. Tuvo que
someterse a la cirugía plástica. Pero su relación era del tipo “amor por”.
Inmediatamente la invadió el temor, y toda la relación se deterioró. Era un
caso típico de “amor por”. Se reflejaba claramente en la frase “Te quiero y
18

me gustas por…”. Mucho del amor que tenemos en nuestra vida es de esta
clase, y estamos totalmente inseguros respecto a su duración.

Amor sin condiciones.


Afortunadamente, hay otra clase de amor. Un amor tan maravilloso y tan
hermoso que quisiera que todo el mundo pudiera aceptarlo. Es un amor
sin condiciones.
Este amor dice: “Te quiero, a pesar de lo que puedas ser en lo profundo de
tu ser. Te quiero, no importa lo que pueda cambiar tu manera de ser. No
puedes hacer nada para apagar mi amor. ¡Te quiero y punto!”
El “amor y punto” no es un amor ciego. Al contrario, puede llegar a saber
mucho de la otra persona. Puede conocer sus limitaciones. Este amor
conoce los errores de la otra persona, sin embargo, la acepta sin exigir
nada a cambio. No hay manera de ganar este amor. No se puede hacer
nada para aumentarlo. No se le puede apagar. No tiene condiciones. Es
diferente del “amor por” en que no está basado en alguna cualidad
atractiva de la persona que se ama. Esta clase de amor amaría sin lugar a
dudas a la persona más inútil como si fuera de un valor extraordinario.
El “amor y punto” sólo lo puede experimentar una persona completa y
realizada, una que no necesita estar constantemente tomando algo de las
relaciones de la vida para llenar vacíos en su propia vida. Este tipo de
persona es verdaderamente libre para entregarse en una relación sin exigir
nada a cambio.
Ya sea que lo veas o no, el “amor y punto” es más importante que ninguna
otra cosa. Si en la actualidad no estás experimentando esta clase de amor,
es probable que todavía estés anhelando experimentarlo algún día, o te
estás aferrando al recuerdo de un pasado cuando te amaban de esa
manera. La vida sin algo que se parezca a esta clase de amor, con el
tiempo conduce a la desesperación. El “amor y punto” es una relación de
entrega. No se puede esperar para dar. Las otras dos clases de amor no
pueden esperar para recibir. La manera de deletrear el “amor y punto” es
D-A-R. Es un dar libremente de sí mismo. Y en esta relación, no hay lugar
para el temor, la frustración, la presión, la envidia y los celos.

Una nueva motivación para actuar.


Cuando mi esposa Dottie y yo nos comprometimos, ella me escribió una
carta. En ella decía:
Querido: Sé que me aceptas tal como soy. No tengo que actuar frente a ti.
No tengo que hacer o ser ninguna cosa en particular… sencillamente me
amas.
Y luego añadió:
¿Sabes lo que eso produce en mí? Simplemente, me produce un mayor
deseo de ser mucho mejor de lo que soy.
En relación a esto, algunas personas me dirán: “Pues fíjate, si yo quisiera
a mi novia a pesar del aspecto que tuviera, a pesar de la forma en que
hiciera las cosas, sencillamente se abandonaría”. No, no lo haría. Porque el
19

“amor y punto” es un amor que da. En realidad es el amor de Dios


derramado a través de otra persona, y es tan atractivo, tan irresistible, que
produce lo mejor en el otro individuo. Logra cosas buenas en la otra
persona. No se exigen cambios, pero éstos se dan simplemente como una
respuesta natural a un amor incondicional.
Mi esposa me ama de tal forma que no tengo que fingir frente a ella. Su
amor sin límites desata en mí un deseo natural de ser la clase de persona
que ella sabe que yo debiera ser. No tengo que ser así. Simplemente deseo
serlo. Es la respuesta a su amor y punto” por mí.
De esto se trata el amor divino. Dios, hablando por medio del profeta
Jeremías, dice:
Con amor eterno te he amado, por eso
te he atraído con misericordia.
Jeremías 31:3b
Dios me amaba aun cuando yo no creía que Él tuviera algo que decir
acerca de mi vida. Me amó a pesar de mis pecados. Y lo curioso es que
desató en mí una respuesta natural. Respondí a su amor. Esa es la verdad
que me llevó a entregarle mi vida a Cristo.
Estaba hablando sobre la sexualidad, el amor y el noviazgo en la
Universidad Purdue cuando un estudiante de Alemania se puso en pie.
Tenía el Informe Kinsey en la mano (por supuesto que está un poco pasado
de moda), y me dijo:
- Mire, señor McDowell, queremos hechos, no toda esta charla filosófica
sobre el amor. Queremos hechos. El Informe Kinsey está basado en los
hechos y es secular, y recomienda que las muchachas tengan varias
experiencias sexuales premaritales para lograr una buena relación
matrimonial.
Por cierto esto le cayó bien a la mayoría de los hombres que se
encontraban en el salón, y se merecían por ello una respuesta directa. Le
dije al joven:
- Usted tal vez esté en lo cierto, pero, ¿ha leído el por qué? En el libro La
conducta sexual en la mujer, dice que es conocido que muchas muchachas
no tienen experiencias agradables las primeras veces. Generalmente, lleva
varias semanas, meses, o incluso un año para que la mujer disfrute
totalmente del sexo. Y luego el doctor Kinsey continúa y demuestra la clase
de amor que muchos hombres tienen por su esposa. Dice que la mayoría
de los hombres no tienen paciencia con su esposa en esa esfera. En
consecuencia, recomienda que las mujeres tengan varias experiencias
sexuales premaritales con diversos individuos, porque el hombre que se
supone que la ama, no tendrá paciencia con ella.
“No puedo imaginarme una razón más pervertida para hacer algo. Espero
que ustedes, muchachas, se hagan un favor a sí mismas y esperen a que
llegue la persona que las ame por lo que son y con un amor que da sin
exigir nada en cambio. Esperen por el hombre que les diga: “Te amo y
punto”, quien no les privará de la oportunidad de expresarse el uno al otro
el amor que se tienen en el matrimonio, sino que tendrá la paciencia
20

necesaria para esperar que juntos logren los ajustes necesarios. No hay
otra forma en que un hombre pueda demostrar mejor su amor por su
esposa que siendo paciente y tierno con ella en la esfera de los ajustes
sexuales.

La elección es suya.
¿Cuál de estas tres clases de amor quisieras experimentar? Muy pocas
personas eligen la clase de “amor si”, pues esto requiere un esfuerzo y una
actuación continuos e ilimitados. Quedan otras dos clases de amor. Y,
sorprendentemente, muchas personas eligen el “amor por”. Tal vez es más
placentero ser amado de esta manera. Tal vez ser amado por algo que
tenemos o somos, produce satisfacción. Ayuda a que nos formemos una
buena autoimagen. Pero es una postura frágil y, en definitiva,
contraproducente.
El secreto de amar reside en la tercera clase de amor: “amor y punto”. No
es muy frecuente. Porque la única fuente inagotable de ese amor es Dios
mismo. Ninguna persona puede desplegar continuamente esta clase de
amor sin que el Espíritu Santo de Dios more en ella y controle su vida. Y
Dios implanta libremente este amor en el corazón mismo de la persona que
está dispuesta a admitir que lo sea, y que necesita la ayuda de Dios para
amar de esa forma.
¿Por qué es tan escaso este amor? ¿Por qué es tan secreto? Porque arranca
de raíz al orgullo humano. No queremos admitir que no podemos ser
aquello que queremos por pura fuerza de voluntad y propia determinación.
Y nos conviene ignorar esta clase de “amor y punto” porque cuando se
refiere a las relaciones sexuales, requiere disciplina y autocontrol.
Requiere que pongamos nuestras emociones e impulsos físicos a nuestro
servicio, y no lo contrario, que nosotros les sirvamos a ellos.
¿Estás cansado de los amores “si” y “por”? Puedes encontrar el “amor y
punto”. Es el secreto de amar. Y si quieres comenzar a experimentarlo en
tus relaciones con el sexo opuesto, probablemente tendrás que realizar
algunos ajustes en tu manera de pensar. Tendrás que reeducar al órgano
sexual más importante.

Capítulo 5 ¿Cuál es tu órgano sexual más importante?

Cada vez que hablo de la visión cristiana de la sexualidad y del amor, no


es raro que los estudiantes me digan: “Espere un momento, las relaciones
sexuales son un acto puramente físico. No difieren de tomarse un vaso de
agua”.
21

Pues bien, permíteme decirte que hay una tremenda diferencia entre las
relaciones sexuales y el tomarse un vaso de agua. Ya sea que se tengan
relaciones por algún tipo de utilidad o no, las relaciones sexuales implican
todo lo que se es como individuo. La relación sexual nunca es un acto
puramente físico. Y como dijimos al comienzo, el aspecto físico de la
sexualidad casi siempre funciona bien. Las disfunciones casi siempre
están en la mente. ¡Tu mente es el órgano sexual más importante!
A esta altura, espero que estés comenzando a comprender que las
relaciones sexuales fueron creadas por Dios como un instrumento para el
placer y para la expresión de la máxima unión entre un hombre y una
mujer dentro de los lazos de una relación permanente y continua como
debe ser el matrimonio. Espero que estés comenzando a ver que las
relaciones sexuales casuales nunca pueden ser definitivamente
satisfactorias o plenas; que cualquier gratificación que se pueda
experimentar en un encuentro ocasional, o incluso en relaciones algo más
duraderas, sólo sirve para impedir la posibilidad de un amor firme y
satisfactorio. Sin embargo, todo esto es exactamente lo opuesto a lo que la
sociedad está constantemente diciéndonos.
Estamos constantemente bombardeados por mensajes y presiones que
basados en una ética y una práctica sexual falsas e incompletas. Cuando
el doctor Kinsey entrevistó a las mujeres acerca de su vida sexual en la
década de los 40, encontró que entre la mitad y las dos terceras partes de
las mujeres casadas afirmaron tener orgasmos regulares o frecuentes.
Treinta años después, un estudio acerca de la mujer ha revelado que tres
cuartas partes de las mujeres norteamericanas “siempre o casi siempre”
experimentan orgasmos durante las relaciones sexuales. El número de
mujeres que logran satisfacción física ha aumentado mucho. En vista de
esto, Jody Gaylin Heyward, escribiendo en la revista Ladies Home Journal
de mayo de 1978, pregunta:
¿Por qué, entonces, van las mujeres a clínicas de disfunciones sexuales en
un número nunca antes visto? ¿Y por qué hay tantas historias sobre la
desilusión y el desencanto proveniente de los terapeutas que tratan a
mujeres de todas las edades? Tal vez porque hay algo más que es
necesario para sentirse satisfecho, que el simple placer físico. Tal vez
porque la frecuencia del orgasmo no mide la plenitud sicológica.

Las relaciones sexuales.


Jody tiene razón. Veamos por qué las relaciones sexuales son tan a
menudo insatisfactorias, incluso dentro del matrimonio. Es porque la
sexualidad, como Dios la creó, implica una unidad en tres dimensiones. Si
falta alguna de estas tres dimensiones, se experimenta una relación
diluida.
 La primera dimensión es obvia. Es la dimensión física. Es aquella en
la que dos personas se convierten en una físicamente. Una unión
biológica básica.
22

 La segunda dimensión es la del alma. En ella, el verdadero ser de la


persona, como sus ideas, deseos y sentimientos, se hace uno con la
otra persona.
 La tercera dimensión es la espiritual, aquella en la que dos personas
se hacen una espiritualmente.
El acto sexual es un acto tridimensional, y si falta alguna de estas
dimensiones, siempre se experimentará una relación pobre, y no se
alcanzará la plenitud máxima.
La mayoría de nosotros crecemos sin conocer estas tres dimensiones
fundamentales. Comenzamos a amar con la actitud de: “Si funciono bien
en la esfera sexual, si realmente logro satisfacer físicamente a mi cónyuge,
no importa que surjan otros problemas, podremos superarlos”. Esta es
una de las mentiras más grandes que se han propagado en estos días. Una
buena vida sexual muy rara vez produce una buena relación. Pero una
cosa sé: Un buen matrimonio sí produce una vida sexual fantástica,
porque las relaciones sexuales gratificantes son el resultado de una buena
relación más bien que la causa de ellas. Sin embargo, muchas personas
luchan por encontrar la verdadera unión únicamente a través del acto
físico.

¿Pueden las relaciones sexuales resolver un problema?


Permíteme darte un ejemplo de cómo piensan algunos hombres. Si surge
algún problema en su relación con una mujer, lo primero que quiere el
hombre es ir a la cama con ella. ¿Por qué? Porque piensa: “Si puedo
agradar físicamente a mi cónyuge, el problema, cualquiera que sea, se
resolverá solo”. Pero, generalmente, la mujer no desea que el hombre la
toque hasta que hayan conversado sobre el problema. La relación sexual
es lo último que quiere. Eso, sin embargo, no disuade a muchos hombres.
Y comienzan a presionar a la mujer hasta que ésta acepta. Como
consecuencia, la mujer desarrolla actitudes negativas hacia la sexualidad.
Es por esto que insisto en el hecho de que si no se desarrollan las
dimensiones emocionales y espirituales de la vida, tú y tu cónyuge se
roban a sí mismos en la esfera de sus relaciones físicas.
Entonces, ¿cuál es la importancia de la dimensión física? Pienso que es
sumamente importante. Pero creo que en una relación total la dimensión
física es sólo una doceava parte de la relación matrimonial. ¡Pero es una
gran doceava parte! Sin embargo, hay que mantenerla en su verdadera
perspectiva. ¡Es por eso que la mente es el órgano sexual más importante!
Conozco a muchas parejas que han destruido hermosas relaciones porque
han programado hechos y actitudes falsos en su mente en cuanto a las
relaciones sexuales.
Al preparar el material para este libro, mi esposa y yo recopilamos
información de un buen número de fuentes confiables, de personas que
constantemente están aconsejando e investigando en la esfera de la
sexualidad y el matrimonio. Muchas de estas fuentes señalan que ochenta
y cinco o noventa por ciento de los problemas que parecen estar
23

relacionados con la sexualidad, en realidad son problemas de las


dimensiones emocionales y espirituales de la vida. Como la dimensión
física es la parte más tangible de la relación, a menudo, es el primer lugar
donde se ponen de manifiesto los problemas.
Al decir esto, algunas personas se vuelven críticas y defensivas. Y son esas
mismas personas las que me dicen que las relaciones sexuales son “como
beber un vaso de agua”. Vienen a mí después de alguna conferencia y me
dicen: Josh, no todas las relaciones sexuales tienen significado. Con
algunas personas lo tiene, con otras no”.
Creo que esa actitud es totalmente equivocada. Cada vez que se tiene un
encuentro físico, por más frívolo que sea, tiene significado. Implica todo lo
que uno es como persona, incluyendo la mente.

Programando para el éxito.


¿Y cuál es el problema en nuestra mente? La dificultad es que muchos
hemos sido programados erróneamente. Se nos ha bombardeado con
información falsa. Se nos ha enseñado que la clave para la satisfacción
sexual plena es seguir a la revolución, desprenderse de la vieja moralidad,
y disfrutar de la nueva; experimentar con diversas personas, estar
constantemente cambiando para satisfacer las propias necesidades. Se
nos dice que la disciplina no cuenta, que lo que cuenta es la gratificación.
En el lenguaje de las computadores, es como el conocido refrán: “garbaje
in, garbaje out” (Si metes información sin sentido, obtendrás conclusiones
sin sentido). Si hemos sido programados (o hemos dejado que nos
programen) con información incorrecta, llegaremos a conclusiones
incorrectas. Y eso es lo que hemos hecho muchos de nosotros. Hemos
puesto énfasis en lo físico en lugar de lo mental. Y para redescubrir el
amor que nos llena y las relaciones sexuales que nos satisfacen, tenemos
que reprogramarnos.
Cuando hablaba en la Universidad Stanford, tuve la oportunidad de
entrevistar a un hombre famoso, el doctor Gerhard Dirks. Es uno de los
hombres que colaboró con la invención de la computadora. He leído que
Einstein tenía un I.Q. (coeficiente intelectual) de 207. ¡Dirks tiene uno de
206! Es un hombre brillante, y en la actualidad ha patentado más inventos
para la IBM que cualquier otro hombre.
Durante una conversación de cuatro horas y media, compartió conmigo
cómo la computadora se desarrolló a partir del modelo del cuerpo humano.
Es sorprendente. Hablamos de cómo se programan la mente y el cuerpo
humano. Y descubrí que la programación se realiza en tres formas:
1. Visualmente (por lo que ve).
2. Audiblemente (por lo que oye).
3. Mecánicamente (por lo que hace).
Le pedí al doctor Dirks que me dijera específicamente cómo se programan
la mente humana y el cuerpo en la esfera de la sexualidad. Compartió
conmigo sus propias convicciones acerca del tema.
24

Cuando una muchacha tiene relaciones sexuales con un individuo –dijo-:


ese hombre la programa para responder visual, audible y mecánicamente a
un determinado conjunto de acciones.
El doctor Dirks continuó diciendo:
Creo que lo que ocurre es lo siguiente: una muchacha es programada por
uno o dos individuos (o veinte). Luego conoce al hombre con quien se
casa, y no puede responder totalmente a su programación a causa de sus
experiencias previas.
Luego añadió:
Realmente, creo que para llegar a la plenitud de las relaciones sexuales, es
mejor que dos personas se programen juntas.

¿Qué es lo que te programa a ti?


Luego el doctor Dirks trajo a colación la perspectiva masculina. Cuando
un hombre tiene una experiencia sexual, nunca la olvida. Queda
programada directamente en su mente. Las mujeres se programan
básicamente por el tacto. Un hombre por la vista. Mientras que las
mujeres se ven estimuladas principalmente por el tacto, todo lo que
necesita un hombre es ver. A una mujer se la estimula físicamente sobre
todo por las caricias. Todo lo que tiene que hacer un hombre es mirar, y
¡listo!, está con su capacidad sexual al ciento diez por ciento.
Es por eso que la mente es tan importante: es el órgano sexual más
importante que tenemos. Y la forma en que programemos nuestra mente
es fundamental. Nosotros los hombres tenemos que tener especial cuidado
con lo que miramos. Las mujeres deben ser cuidadosas en cuanto a la
ropa que usan y en la forma en que se dejan tocar. Y supongo que en el
contexto de la sociedad en que vivimos y amamos, lo que estoy diciendo
bordea al ridículo. Pero, si la forma en que programamos nuestra mente
afecta directamente la futura satisfacción sexual, bien vale la pena hacer el
esfuerzo de tomar las precauciones necesarias.
Muchos hombres y mujeres no le dan importancia a lo que ven, o a la
forma en que se dejan tocar. Como consecuencia, entorpecen las mismas
esferas que Dios ha creado para despertarlos y satisfacerlos sexualmente.
Para expresar su actitud de libertad y liberación, un hombre puede
rodearse de fotografías de muchachas hermosas y muchos otros estímulos
visuales. Tal vez frecuente las películas sexualmente estimulantes. El
resultado a largo plazo será una pérdida de sensibilidad por las mismas
cosas que Dios ha creado para satisfacerlo dentro de la seguridad de una
relación matrimonial. A causa de esa pérdida, constantemente necesitará
estímulo sexual más y más intenso para producir el mismo nivel de
tensión.
Si una mujer permite y estimula a los hombres a que la acaricien de forma
casual, ella también se programa para tener una respuesta diluida hacia el
hombre a quien un día querrá entregarse completamente.
Y solamente para mostrarte el lado positivo de este principio de
programación, consideremos su efecto entre un hombre y una mujer
casados.
25

Si la programación inicial de un hombre es con su esposa, y la de ella es


con su esposo, el primer encuentro amoroso provee una explosión inicial
de datos y de respuestas placenteras en ambos. Esos patrones de
iniciación y respuesta se archivan en sus mentes. Su próximo encuentro
sexual se agrega a ellos y los intensifica. Y las miles de experiencias de la
vida y la interacción y el compartir físico que siguen, continúan
construyendo y refinando sus programas mentales.
No es difícil entender por qué las relaciones sexuales dentro del
matrimonio no se vuelven aburridas, sino más y más satisfactorias
durante toda la vida. Cuando ha sido adecuadamente programada,
nuestra mente es un órgano increíble para nuestra satisfacción sexual.

Podemos ser reprogramados.


Para experimentar personalmente el máximo de realización en el amor y en
la esfera sexual, la mayoría de nosotros necesitamos una reprogramación
un tanto fundamental y seria. Y creo que puedo hablar de esto con
confianza, porque yo fui reprogramado recién cuando era estudiante en el
Kellogg College.
Durante mi vida de estudiante, estaba dispuesto a destruir el cristianismo.
Pensaba que era una gran farsa, y quería que otros estuvieran tan
conscientes como yo de lo que era esa parodia. Pero a medida que traté de
hacerlo, no pude refutar intelectualmente la verdad cristiana. Y, como
resultado de una intensa investigación, llegué a la conclusión de que
Cristo Jesús era quien afirmaba ser, el Hijo de Dios, el Mesías.
De manera que en 1959, durante mi segundo año en la universidad, decidí
confiar en Cristo como mi Señor y Salvador. Lo invité a entrar en mi vida,
y Él comenzó a cambiar mi mente y mi manera de pensar. Después de un
año y medio, me dio plenitud desde adentro hacia fuera. Por consiguiente,
me cambió y me renovó tanto que también cambió toda mi perspectiva
sexual. Hizo posible que yo pudiera “dar” verdaderamente en una relación,
sin exigir nada a cambio. Fue entonces que aprendí la diferencia básica
entre el “amor si” y el “amor por” por una parte, y el “amor y punto” por la
otra.
Creo firmemente que este es el primer paso en la renovación de la mente y
de la vida: dejar que Cristo comience a rehacernos. Y cuando estamos en
el proceso de la renovación –cuando la vida está en construcción-, creo que
significa que ejercemos algo de disciplina en las relaciones con los
miembros del sexo opuesto.
Estoy cansado de escuchar las frases que se dicen en los predios
universitarios: “Si me quieres, accederás”. O, “No puedo evitarlo”. Cuando
oigas esas frases, o las uses tú mismo, recuerda que se trata únicamente
del “amor si” o del “amor por”.
Por supuesto, está el viejo recurso de: “Todo el mundo lo hace”. Qué razón
más débil para hacer algo –simplemente porque algún otro lo hace. Le
estoy muy agradecido a Jesucristo porque me dio un carácter nuevo y la
26

capacidad de evitar hacer algo simplemente porque es popular o porque


algún otro lo hace.
Y finalmente, está la gastada afirmación de: “Sólo por esta vez”. He visto
tantas relaciones continuas de “sólo por esta vez”, que he perdido la
cuenta de ellas. Todos estos “recursos” y motivaciones están basados en
una clase de amor muy barato y condicional. La renovación de la mente
comienza con Cristo Jesús y continúa por el cambio de nuestros recursos
y enfoques para lograr relaciones del tipo “amor y punto”.

¿Por qué esperar hasta el matrimonio?


Siempre que comienzo a hablar sobre la renovación mental y sobre Cristo
Jesús, hay alguien que dice: “¿Cuál es el problema? ¿Por qué tengo que
esperar hasta el momento adecuado y por la persona adecuada? ¿Por qué
piensa usted que Dios quiere que reservemos las relaciones sexuales para
el matrimonio? ¿Qué pasa si se está enamorado y comprometido, pero
sencillamente no se ha pasado por el procedimiento formal de una
ceremonia de casamiento?”
Mi respuesta es la siguiente: Dios inventó la sexualidad y tiene mucho que
decir sobre ella. Una de las cosas que dice en la Biblia es “huid de la
fornicación”. Fornicación es la palabra bíblica para el sexo premarital –el
sexo fuera del matrimonio. La primera vez que escuché esto, antes de ser
cristiano, me molestó. Tuve ganas de decir: “¿Quién crees que eres, Dios o
algo por el estilo?” Más tarde descubrí que eso es exactamente lo que Él es.
Pero cuanto más estudiaba este mandato, cuanto más hablaba a la gente
joven, y más reflexionaba sobre las Escrituras y la experiencia personal,
más me convencía de que cada vez que Dios da un mandamiento negativo
en la Biblia, siempre hay dos motivos positivos detrás de ellos. El primero
es para protegernos. El segundo es para nuestra provisión. En esencia,
Dios me estaba diciendo: “Josh, espera. Porque te quiero mucho, te voy a
proteger y voy a proveer para ti para que tengas una relación máxima,
plena, con tu futura esposa”.
Pero esperar, ¿por qué? Creo que una de las razones es para producir
autocontrol, algo de lo cual todos necesitamos un poco más. Hay muchas
oportunidades después de casados en que no se pueden tener relaciones
sexuales debido a enfermedades, separaciones, o algunas etapas durante
el embarazo. Cuando aprendemos a controlar nuestra propia vida sexual
antes del matrimonio, la podemos controlar también después. Y este
autocontrol añade el elemento de confianza a la relación.
Si mi esposa sabe que antes de casarnos yo podía controlar mi vida
sexual, esto produce en ella confianza y refuerza nuestra relación cuando
estoy de viaje. Usted dirá: “¡Pero eso es infantil!” Tal vez. Pero nos da a
nosotros y a nuestro matrimonio una ventaja. Por la forma en que Dios
creó la relación sexual, hace falta un total abandono de sí mismo a la otra
persona. Y eso requiere una confianza del cien por ciento. Cuando hay
desconfianza en una relación, hay problemas. La disciplina previa al
27

matrimonio hace posible disfrutar más tarde la plenitud en el amor y en


las relaciones sexuales.

Volviendo al punto de partida.


Muchas personas dirán: “Josh, quiero esperar el momento y a la persona
adecuada para tener relaciones sexuales. Pero, ¿cómo puedo hacerlo?”
Otros añadirán: “Hasta ahora no he esperado para mis relaciones físicas,
pero de ahora en lo adelante quiero esperar. ¿Cómo se lo explico a mi
novio cuando hasta ahora hemos tenido relaciones sexuales?”
Soy el primero en admitir que detenerse después que se ha comenzado es
un verdadero problema. Es sumamente difícil renunciar. Pero creo que es
necesario hacerlo. Y aunque mi respuesta a estas preguntas es sencilla, no
es fácil. Sugiero que le digas a tu amante un simple y llano: “No”, y le
expliques los motivos. Si él (o ella) persiste, no es alguien que te ama de
verdad. Lo que ha venido aparentando ser amor, era sólo el deseo de
satisfacción sexual. No importa si es un hombre contra una mujer, o una
mujer contra los valores de un hombre en esta esfera. Creo que cualquiera
que intenta comprometerte en una esfera, tiene la capacidad de intentar
comprometer tus valores o deseos en otras. La esfera puede ser la mentira,
la trampa, o cualquier otra. Y esta clase de persona no es un buen partido
para el matrimonio. Recuerda, el matrimonio es donde se puede disfrutar
la plenitud del sexo y del amor. No me gustaría que alguien que se acerque
a mí intentando presionarme, llegara a ser la madre de mis hijos.

Algunas sugerencias prácticas.


Ahora, si tú deseas programar tu mente positivamente, te voy a sugerir
algunas ideas prácticas. Además de la base esencial de una relación vital
con Cristo Jesús, y de tener cuidado con los “recursos” que uses o a los
que respondas, éstas son otras sugerencias que puedes usar.
Hace más de 2700 años, el autor del libro de Proverbios escribió acerca del
hombre:
Pues como piensa dentro de sí, así es.
Proverbios 23:7
(De paso, eso también se aplica a las mujeres.) El asunto es: Aquello en lo
que tú piensas, determina quién eres.
Pensamientos = actitudes = acciones = resultados; ésa es la secuencia. Y
750 años después, Pablo, bajo la inspiración de Dios, añadió estas
palabras:
Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la
renovación de vuestra mente…
Romanos 12:2
Entonces, el principio es: Tú te conviertes en aquello que piensas. La
manera de cambiar las acciones es cambiar la mente.
Mencioné anteriormente la frase de las computadoras: “Si metes
información errónea, sacas conclusiones sin sentido”. Aclaremos. Cuida lo
que lees. Tú sabes lo que es bueno para ti y lo que no lo es. Si hay alguna
28

revista o libro en particular que te provoca fantasías eróticas, será mejor


que dejes esa revista o libro. Las fantasías eróticas pueden producir
expectativas irreales que quizás nunca se satisfagan más adelante en el
matrimonio.
Si descubres que las películas que estás viendo están determinando
lentamente (o rápidamente) tus nuevas convicciones, tal vez convenga que
dejes de verlas. Tú no eres tonto. Sabes muy bien lo que te afecta, y eres
tú quien tiene que tomar la decisión. No puedo darte valores estilo
vestidura de hierro que se adecuen satisfactoriamente a tus
requerimientos. Pero puedo decirte: “Tal como piensa una persona, así es”.
Y puedo decir inequívocamente que todos necesitamos ser transformados
por medio de la renovación de nuestra mente a través de Jesucristo.
Otra esfera crucial para la renovación es lo que hablamos. Lo que decimos
tiene un efecto casi tan grande como lo que hacemos, como lo que
pensamos. Si constantemente estás involucrado en bromas de tono
subido, insinuaciones sexuales o charlas provocativas, eso influirá sobre ti
y sobre los que te rodean. No estoy diciendo que está mal hablar de la
sexualidad, pero hay que tener cuidado con el contexto. ¿Estás
sencillamente repitiendo la visión de la sociedad de que las relaciones
sexuales son un juego, un “asunto divertido”? ¿O tu conversación está
reforzando la belleza, la importancia y los valores de una relación personal
total disfrutando de la plenitud sexual dentro de la plenitud matrimonial?
Y finalmente, observa la forma en que tratas al sexo opuesto. Una vez que
se ha cruzado cierto punto físicamente, es muy difícil regresar. De modo
que decide por adelantado la cantidad de estímulo físico que se permitirán
tú y tu novio o novia. Y ten cuidado con el escenario. Por más “renovada”
que esté tu mente, el estar tendidos sobre el asiento del automóvil
escuchando música a las dos de la mañana, es totalmente estúpido si uno
realmente cree en la santidad de las relaciones sexuales.
Pero los “no” son solamente la mitad de la respuesta. Necesitas volver a
llenar los espacios de tu mente que has vaciado. La renovación implica
reprogramación.
El salmista tuvo una idea que sigue siendo verdadera hoy en día.
¿Cómo puede el joven guardar puro su camino?
Guardando tu palabra.
Salmo 119:9
Estoy firmemente convencido de la importancia de los estudios bíblicos.
Alimentarse de la Palabra de Dios contrarrestará toda la programación que
recibes del sistema del mundo. (Sugiero, si no has tenido mucha lectura
bíblica antes, que busques una traducción moderna de la Biblia y empieza
a leerla. Comienza con el evangelio de Juan en el Nuevo Testamento, más
adelante lee el Antiguo Testamento.) Al responder con obediencia a la
Palabra de Dios, descubrirás que tu vida encuentra un significado
increíble y parte del vacío que antes tratabas de llenar con actividades
sexuales, será llenado con el propio amor de Dios hacia ti. De eso se trata
29

la renovación mental. Después de todo, tu mente es tu órgano sexual más


importante.

Capítulo 6 ¿Se puede empezar de nuevo?

A estas alturas, seguramente te has formado una de las tres opiniones


siguientes en relación a lo que te he dicho sobre las relacione sexuales y el
amor. O bien dices: “Josh, tú tienes razón. Estoy de acuerdo, y he venido
tratando de vivir y de amar de la manera que has descrito”. O dices: “Josh,
tú has perdido la razón, eres una reliquia del siglo dieciocho. Yo voy a vivir
como lo hacen las personas del siglo veinte”.
Y otros de ustedes dirán: “Todo esto es muy nuevo para mí, pero el
mensaje parece tener sentido. Mi estilo de vida ni siquiera se aproxima a lo
que has descrito. Por momentos me he sentido un poco molesto por
algunos de mis patrones sexuales; a veces me he sentido como un
perdedor. Ahora me siento directamente culpable. Quiero una vida nueva.
Quiero limpiar mi vida sexual. Me gustaría experimentar el “amor y
punto”, pero no sé por donde comenzar a cambiar”.
Creo que aquellos de ustedes que están en la primera categoría ya
entienden el secreto del amor, y aquellos que están en la segunda
categoría no tienen interés en él. Ahora me gustaría hablar por unos
momentos a todos los que están en la tercera posición. Y permítanme decir
desde el comienzo, que hay muchísimas esperanzas. Puedes cambiar y
encontrar el tipo de vida que buscas. He aquí como:
Algunos de los que componen este tercer grupo no son creyentes en Cristo.
Me dirijo a ustedes primero. Y luego quiero hablar a los que ya son
cristianos pero que todavía se encuentran lejos de la meta. He conocido a
cientos y oído a miles que tienen un profundo sentimiento de culpa por su
conducta sexual.

He aquí el punto de partida.


Si tú eres uno de aquellos que no tienen una relación personal con Cristo
Jesús, la respuesta a tus sentimientos de culpa no es una larga lista de
tabúes sexuales. Ni se encuentra la respuesta diciendo: “Está bien para ti
que tengas relaciones sexuales sin restricciones”. Creo que el verdadero
punto de partida para ti y cualquier otro es lo que fue para mí en 1959 el
descubrimiento de Cristo Jesús. Eso es, un encuentro personal, que
cambia la vida, con la interesante persona de Cristo Jesús. Ahora, antes
de que cortes la comunicación conmigo, permíteme que te dé dos motivos
básicos para ello.
Primero, está la esfera del perdón, el lavado de la conciencia. Creo que uno
de los primeros pasos hacia el control en el plano de la sexualidad, y en
30

cualquier otro si vamos al caso, es la experiencia del perdón y el lavado de


la culpa. Dios es el que se encarga del asunto del perdón. Una de las
principales razones por las que Jesús vino a la tierra fue para perdonar a
los hombres y lavar su conciencia. Es por eso que la Biblia dice:
…aunque vuestros pecados sean como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos.
Isaías 1:18
Esa es la principal razón por la que Jesús murió en la cruz: para
perdonarte a ti y para perdonarme a mí. Todos necesitamos su perdón.
El director de una institución mental dijo en un seminario que cincuenta
por ciento de sus pacientes podrían volver a sus hogares si supieran que
estaban perdonados. Cuando el doctor Billy Graham estaba dando una
conferencia en Honolulu, fueron enviados allí un grupo de sicólogos para
criticar sus ideas. Sólo pudieron estar de acuerdo unánimemente en una
cosa: cuando el doctor Billy Graham llamó al arrepentimiento y a recibir el
perdón de Dios por medio de Cristo, era una jugada sicológicamente
razonable porque la gente necesita el perdón.
¿Sabes por qué las personas se sienten culpables? Porque son culpables.
La Biblia enseña que todos hemos pecado y hemos perdido la gloria de
Dios. “Todos” nos incluye a ti y a mí. Y si acudes a Jesús ahora mismo y le
pides que se convierta en tu Señor y Salvador, (y le da la autoridad para
gobernar su vida), Jesús inmediatamente te perdonará y limpiará tu
conciencia.
Cuando le dije esto a un estudiante, contestó: ¿Cómo sabe que Dios me
perdonará? Usted ni siquiera sabe lo que he hecho”. No me interesa lo que
hayas hecho, no me interesa lo malo que hayas sido. Dios te ama, te
perdonará, y harás “borrón y cuenta nueva”.
¿Cómo puedo saberlo? ¿Qué me da esa seguridad? Primero, está escrito en
el libro de Dios, la Biblia. Y Dios no miente. Por numerosas razones, tengo
confianza en su Palabra. Segundo, recuerdo claramente esa noche en la
universidad cuando acepté a Cristo como mi Salvador. Esa noche me fui a
la cama y dormí como un bebé, y desde entonces, jamás he vuelto a
quedarme despierto de noche por el sentimiento de culpa.

Libertad sin esclavitud.


La segunda razón por la que creo que es importante acudir a Cristo
involucra toda la esfera de la libertad. La vida cristiana es una vida
sobrenatural. De acuerdo a las Escrituras, y de acuerdo a mis
experiencias, y a las de millones de cristianos a través de la historia,
cuando alguien confía en Cristo, el Espíritu Santo entra a la vida de esa
persona de una forma sobrenatural y comienza a cambiar a esa persona
desde adentro hacia fuera. Literalmente, está “en construcción”.
Y esa libertad que Cristo da es totalmente diferente de la idea de libertad
del mundo. El mundo nos dice que tenemos libertad sexual mediante la
complacencia, a tolerancia. Lo que dice Jesús tiene mucho más sentido.
Dice: “EN la sexualidad se es libre mediante el control”. Con Cristo
31

podemos controlar esta esfera de nuestra vida. Y hasta que podamos


controlarla, no somos realmente libres, sino que somos esclavos de
nuestras pasiones.
La razón por la que tanta gente tiene que adherirse a las relaciones
sexuales sin restricciones es que aparentemente no tienen otra alternativa.
No se pueden controlar. Pero, si tú acudes a Cristo y lo confiesas como
Señor y Salvador, él te perdona, te limpia, entra en tu vida y te cambia
desde adentro, como me ha cambiado a mí. Te da la capacidad de decir
“No” en las esferas de la vida en que hace falta decir “No”, y “Sí” en las que
requieren un “Sí”.
He descrito esta relación dinámica con Jesús, pero en realidad no he
explicado cómo comenzar esa relación. Tal vez digas: “No sabía que el
cristianismo consistía en una relación con Cristo Jesús. Me gustaría
conocer personalmente a Cristo. Me gustaría saber que estoy perdonado,
tener la conciencia limpia. Me gustaría tener la seguridad de que Jesús
vive en mí”.
Recuerdo cuando yo mismo tuve esa actitud, pero no sabía qué hacer. Un
amigo mío me dijo: “Josh, voy a repetir la oración que hice para confiar en
Cristo, tal vez mis palabras te ayuden a expresar a Dios tu deseo de
confiar en Cristo”.
Y desde que Jerry hizo eso por mí, he estado muy agradecido y he querido
hacerlo por otros.
De modo que voy a compartir contigo lo que Jerry compartió conmigo. Si
quieres orar ahora mismo donde estás, te animo a que lo hagas. Y al orar,
recuerda que Dios dice en Juan 1:12:
Pero a todos los que le recibieron,
les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios,
es decir, a los que creen en su nombre.
Esta es la oración que yo hice:
Señor Jesús, te necesito. Perdóname y límpiame. En este
mismo momento confío en ti como Salvador y Señor. Ocupa el
trono de mi vida, cámbiame por dentro. Gracias porque puedo
confiar en ti. En el nombre de Cristo. Amén.
No es la oración más complicada que habrás oído. Pero es la más
significativa. Con esa oración, tú puedes comenzar una nueva relación con
Dios, una relación permanente.

Alimentando el nuevo comienzo.


Si has hecho esa oración, quiero sugerirte que leas el tercer capítulo del
evangelio de Juan tres veces antes de acostarte esta noche. Y antes de
leerlo, hagas una oración más o menos como la siguiente: “Dios, si eres
Dios y Cristo es tu Hijo, y si lo que leo en este libro es verdad, y realmente
has entrado en mi vida en respuesta al pedido que hice para que me
perdones, por favor, dame la convicción de ello. Ayúdame a saber que es
verdad en mi interior”. Luego, lee Juan, capítulo tres, tres veces. En los
32

días y meses siguientes, busca cambios en tu vida en dos esferas: la de las


actitudes y la de las acciones.
Cuando ha ocurrido un cambio fundamental en el centro mismo de tu ser,
es totalmente natural que se manifieste en diferentes formas. Muchas
veces existe una sensación inmediata de paz interior, el sentimiento de
inseguridad es reemplazado por uno de calma y seguridad. Te encontrarás
comenzando a responder a las circunstancias de la vida de una manera
diferente. Las cosas que normalmente te asustaban o te enojaban, ya no lo
hacen. Comenzarás a expresar un amor más desinteresado que el que
expresabas antes.
Tal vez haya otros cambios en actitudes o acciones que Dios te dará a ti en
forma muy particular. Para ampliar el panorama y la comprensión de tu
nueva vida, lee el resto del evangelio de Juan en tu Biblia, y también
busca un grupo de cristianos con los que te puedas comunicar y aprender
más sobre tu nueva fe.

Los cristianos también tienen problemas.


Ahora quiero dirigirme a los cristianos, a los que ya han invitado a Cristo a
vivir en sus vidas. Por extraño que parezca, los cristianos pueden tener
más dificultades en la esfera del control sexual que los que no lo son.
Como he dicho antes, la actividad sexual implica nuestra dimensión física,
emocional y espiritual. Por eso, cuando un hombre y una mujer creyentes
entran en una relación muy estrecha, comienzan con un lazo espiritual
común. Y si sus personalidades se integran con facilidad, habrá una
tendencia natural de progresar hacia la esfera física. A menos que
comprendan esto, les podrá resultar muy difícil ejercer el control.
Charlie Shedd ha escrito a menudo sobre este tema en forma graciosa:
No animo a las parejas que están saliendo, a que oren juntas. La buena
oración conduce a la buena relación sexual…
Y tiene razón; con la persona adecuada, y en la situación adecuada (el
matrimonio), la relación sexual es buena y maravillosa. Y lo mismo sucede
con la oración. Creo firmemente en la verdad de que cuanto más firme es
el lazo espiritual, más firme será el lazo sexual.
Hace algunos meses, una revista hizo un estudio sobre hombres y mujeres
que profesaban ser religiosos y llegó a la conclusión de que “la convicción
religiosa aumenta el placer sexual”. Descubrieron que donde existían
firmes convicciones religiosas, había más satisfacción sexual. Creo que la
principal razón para este paralelismo entre las convicciones religiosas y el
disfrute de las relaciones sexuales es que Jesús enseña que las personas
son valiosas. No se usa a las personas. Primero se piensa en lo que se
puede dar a la persona en lugar de lo que se puede obtener de ella. Y en el
matrimonio, esta actitud de dar en lugar de obtener, elimina muchos de
los problemas sexuales. Antes del matrimonio, puede originar algunos
problemas, porque el “amor y punto” es tan encantador que las personas
naturalmente tienden a una mayor proximidad física.
33

Ahora, si tú eres un cristiano que ha fracasado en la esfera del control


sexual y te sientes culpable, permíteme explicarte cómo quitarte para
siempre ese sentimiento de culpa.
El primer paso e la confesión. El perdón es tan importante para un
cristiano como para uno que no lo es. Cuando Cristo murió en la cruz hace
casi dos mil años, murió por cada uno de los pecados que tu hayas
cometido, o cometerás, pasado, presente o futuro. Tal vez digas: “Un
momento, ¿y qué me dice de mis pecados futuros?” Bueno, hace dos mil
años, todos tus pecados eran futuros. Pero Cristo murió por ti.
Tal vez preguntes: “Entonces, si he sido perdonado, ¿por qué debo
confesarlos?” Creo que hay dos motivos. Uno, porque la Biblia dice que
debemos hacerlo. En la primera carta de Juan, el apóstol le escribe a los
cristianos:
Si confesamos nuestros pecados,
Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados,
y para limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:9
La segunda razón es personal y práctica. Animo a los creyentes a confesar
para que puedan seguir experimentando lo que ya tienen: el perdón.
Muchos cristianos andan como si tuvieran libertad bajo fianza cuando en
realidad han sido perdonados. Y no se dan cuenta de la diferencia entre
ambas cosas. Cuando uno está en libertad bajo fianza, tiene que
presentarse ante el tribunal o su representante en forma regular. El
crimen sigue registrado. Hay toda una serie de restricciones para la vida.
Se vive bajo ciertas obligaciones, constantemente en guardia, con la duda
de si se está haciendo algo malo. Pero cuando uno ha sido perdonado, es
totalmente libre. No hay restricciones. No hay oficiales responsables de la
fianza; es como si nunca se hubiera cometido el crimen.
Para entender el perdón mejor aún, veamos la palabra griega para
“confesión”. La Biblia fue escrita en griego y en hebreo, y para entenderla
mejor, muchas veces es importante descubrir el significado verdadero de
las palabras originales. La palabra griega para confesión se compone de
dos raíces: una significa “lo mismo” y la otra significa “decir”. En
consecuencia, confesar significa decir lo mismo que Dios dice sobre el
pecado. ¿Y qué dice Dios? Dice:
1. Que el pecado es muerte.
2. Que el pecado está perdonado.
Cuando confesamos nuestros pecados, el Espíritu Santo aplica el perdón
que Cristo ya ha obtenido para nosotros en la cruz, y comenzamos a
experimentarlo. Entonces, lo primero que insto a hacer a los cristianos que
tienen problemas con la sexualidad, es confesar sus pecados a Dios. Lo
segundo que los insto a hacer, es poner a Cristo como el centro de su vida
sexual. ¿Qué significa eso?
Cristo está más interesado en tu vida sexual más que tu mismo. Sé que a
algunos les costará creerlo, pero es verdad. El poner a Cristo en el centro
significa confiar en Cristo en todas las esferas de tu vida. Significa permitir
34

que el Espíritu Santo, la fuente de su poder, te dé el poder para decir “No”


y para controlar tu vida. Significa permitir que Dios te dirija para cultivar
la mentalidad sexual cristiana como la describimos en el capítulo cinco. Y
cuando el Espíritu lo haga, encontrarás el éxito sexual antes del
matrimonio (en el control) y durante el matrimonio (en la libertad).

Perdón en tres niveles.


Hasta este punto, he hablado individualmente a aquellos de ustedes que
no son cristianos, y luego a los que son cristianos. Ahora quisiera hablar
con más detalle sobre el perdón. Muchos consejeros que conozco piensan
que el problema número uno en las esferas de la autoaceptación, la
autovaloración y las relaciones personales, es la falta de perdón –el perdón
en tres niveles:
 Dios
 Uno mismo
 Y los demás.
Ya hemos hablado del perdón de Dios. Él ha prometido perdonarnos.
Cristo Jesús pagó el precio de nuestros pecados. El asunto del perdón está
arreglado, y podemos experimentarlo. Dios lo dice y yo lo creo, porque lo
he leído, lo he oído, lo he experimentado personalmente. Este es el primer
nivel.
El segundo nivel es uno mismo. A muchas personas les resulta difícil
perdonarse a sí mismas. Sienten que han arruinado tanto su vida, que ya
nadie puede perdonarlas. Examinemos esta actitud. Si el Creador del
universo dice que hemos sido perdonados, que ha borrado el registro,
entonces somos perdonados. Dios te perdona. Hazte entonces un favor a ti
mismo, perdónate. Dios todavía te ama; todavía te acepta, y te dice que
estás perdonado.
Si te es de ayuda, escribe la afirmación:
Estoy perdonado, Dios me ha perdonado, y yo me perdono a mí mismo.
Dios me ha dado una nueva vida limpia. Dios me ama, y yo también me
amo.
Luego repite en alta voz la afirmación. Lo que lees, oyes y dices, puede –y
efectivamente lo hace-, afectar tu vida. El escribir, leer, y hablar del perdón
puede proveerte el impulso que necesitas para aceptar el perdón. Si deseas
hacerlo, consulta los pasajes de la Biblia sobre este tema. Lee 1 Juan 1:9;
Salmo 103:12; Isaías 43:25; Hebreos 10:16-18; 1 Juan 2:1,2.
El tercer nivel se refiere a los demás. Y en este nivel, hay dos partes. Una
es el perdón a los demás, aquellos que tal vez te han herido o han abusado
de ti en el amor, la sexualidad o de cualquier otra manera. No sólo
tenemos autoridad para hacerlo, sino que también tenemos la
responsabilidad de hacerlo. El Padre Nuestro dice: “Perdónanos nuestras
deudas (pecados), como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores”. ¿Sabes lo que estás diciendo con estas palabras? Le estás
pidiendo a Dios que sea tan bondadoso, amante y perdonador contigo,
como tú eres bondadoso, amante y perdonador con los demás. Si después
35

de haber orado seguimos con un espíritu no perdonador hacia los demás,


es una hipocresía espiritual.
En el evangelio de Mateo, Cristo habla sobre el perdón. Cuando Pedro
pregunta cuántas veces tiene que perdonar a alguien, Jesús le contesta
que no debe perdonarlo siete veces, sino setenta veces siete. La respuesta
multiplicada de 490 no es tan importante; el asunto es el principio que hay
detrás de esto. Perdona a una persona hasta que hayas perdido la cuenta
de las veces que lo has hecho.
Un corazón que no perdona produce amargura. Cuanto más tiempo pasas
sin perdonar, más crece la “raíz de falta de perdón” en ti, hasta que
finalmente termina consumiéndote. Y eso te destruirá a ti y a tus
relaciones con los que te rodean.
Ahora, estoy seguro de que algunos de ustedes han sido profundamente
heridos por algunos otros que ni siquiera se han molestado en venir
pedirles perdón. Dios quiere que perdones a esas personas de todos
modos. En ningún lugar de la Biblia dice: “Perdónalos sólo si vienen a
pedirte perdón; de lo contrario, no los perdones”. A esta altura, tu perdón
te beneficia más a ti que a esa persona. Despeja tu vida para que puedas
seguir con la tarea de vivir y amar. El perdón te libera de la amargura
para participar de la vida abundante de Dios.

La otra cara de la moneda.


La segunda parte del perdón hacia los demás es recibir su perdón. Jesús
enseñó que si tenemos algo en contra de un hermano o hermana, hay que
dejar lo que se está haciendo e ir a arreglar el asunto. Si hemos hecho mal
a alguien, creo que en la mayoría de los casos lo importante es pedir
perdón, y luego aceptarlo. Digo “la mayoría de los casos” porque creo que
hay algunas oportunidades en el que el perdón puede abrir viejas heridas.
Como volver a una antigua novia a la que no se ha visto durante doce años
y está casada y feliz, y sacar a relucir un recuerdo desagradable que
quizás ella misma nunca ha compartido con su esposo. Creo que el
Espíritu Santo y tú tienen que tomar una decisión conjunta en estos
casos.
El perdón es importante. El perdón es bíblico. Algunos de los grandes
personajes de la Biblia eran personas que tenían una desesperada
necesidad de perdón. David, a quien Dios llamó un hombre conforme a su
corazón, cometió adulterio con Betsabé y luego hizo que mataran al esposo
de ella en la guerra para poder casarse con ella. La confesión de su pecado
que hizo David a Dios, está registrada en el hermoso Salmo 51. Dios lo
perdonó, y siguió usándolo y bendiciéndolo.
El apóstol Pedro negó a Cristo tres veces en un momento fundamental de
la historia. Sin embargo, Dios lo perdonó y lo hizo miembro integrante de
la primera Iglesia. El apóstol Pablo fue responsable de la muerte de cientos
de creyentes antes de su propia conversión. Pero dios lo perdonó. Y éstos
son sólo tres de los muchos casos que se registran en las Escrituras. Dios
está dispuesto a perdonar y necesitamos aceptar su amor y su gracia.
36

Pero aunque hayamos sido perdonados, es indudable que tal vez habrá
algunas consecuencias de nuestro pecado que queden sin resolver. Si tú
eres responsable de una mujer que haya quedado embarazada y haya
dado al bebé en adopción, siempre sabrás que en algún lugar hay un hijo
tuyo. Si tú has perdido tu virginidad hace tanto tiempo que ya no
recuerdas cuándo, algunos de esos recuerdos seguramente persistirán.
Pero Cristo tiene una sorprendente manera de curar incluso esos
recuerdos, de manera que las consecuencias de los pecados pasados no te
inmovilicen.
R. C. Sproul, un amigo mío que trabaja con estudiantes en la zona de
Pittsburg, dice que se puede recuperar la virginidad o la castidad perdida.
Así es; se las puede recobrar. Obviamente, no se las puede reclamar en
sentido fisiológico o histórico, pero sí en sentido espiritual y psicológico.
Porque cuando Dios dice que perdona nuestros pecados, los olvida. Dios
los arroja a lo profundo del mar, y para Él, volvemos a ser castos. Y gracias
a eso, no tenemos que seguir arrastrando nuestro pesar a causa de
nuestra conducta sexual pasada. Quedamos libres para seguir andando
como personas nuevas. Dios ha perdonado y ha olvidado.
Ese es otro de los grandes atributos de Dios. No sólo perdona, ¡0lvida!
Limpia tu vida. Puedes sentirte renovado, limpio y nuevo, no importa lo
terrible que haya sido tu pasado. Tus buenas intenciones recién
adquiridas pueden convertirse en una realidad gracias al amor de Cristo y
a los favores inmerecidos que pone en nuestro camino. El tener un nuevo
comienzo es un sueño posible. Por medio de la confesión y del sacrificio de
Cristo en la cruz, puede ser tu propia realidad.
Ahora que estás comenzando de nuevo, veamos hacia dónde ir a partir de
aquí. En los próximos dos capítulos, consideraremos el asunto de las citas
con las personas del sexo opuesto y nuestras relaciones de desposados.

Capítulo 7 ¿Responden los hombres en forma distinta que


las mujeres?

¿Recuerdas tu primera cita con una persona del sexo opuesto? Yo sí.
Estaba tan emocionado que comencé a bañarme a las cuatro de la tarde.
Tomé el aceite de burbujas de mi hermana, llené la bañera hasta el tope, y
literalmente me di un baño de primera. Ponerme la corbata para la cita era
un asunto fundamental. Tuve que tomarme media hora para esa tarea. La
anudé siete veces, sólo para asegurarme que colgaba en la posición
perfecta. ¡Y el cabello! Cada cabello tenía que estar a la perfección. Tomé el
espejo de mi hermana (el que ella usaba para descubrir granitos en la
cara), lo ubiqué cuidadosamente detrás de mi cabeza, en busca de cabellos
sueltos que necesitaran una dosis extra de fijador de pelo.
37

Y luego la colonia. Hombre, eso sí que era importante. La primera vez que
me puse colonia no tenía la menor idea de cuánto usar. Tengo un hermano
mayor muy distinguido quien solía comprar colonias costosas, y en la
noche de mi primera cita, me metí en su cuarto (con la actitud de “si un
poco está bien, mucho será mejor”) y me dediqué a destapar una variedad
de frascos. Para cuando salí de casa olía a fábrica de colonias.
En mi primera cita, caminé desde mi casa a la de ella para recogerla.
Estaba tan nervioso que creía que vomitaría en el arbusto más próximo.
Parecía muy ancho y muy largo, y yo me sentía tan asustado que di una
vuelta más a la manzana antes de atreverme a caminar por ese sendero.
Recuerdo el momento en que llegué a la puerta y toqué el timbre. Allí
estaba yo, semiahogado en colonia, a punto de perder lo que tenía en el
estómago en los arbustos, y con la esperanza de que nadie saliera a
atenderme. Pero alguien lo hizo: su papá.
- Hola, soy Josh –dije dócilmente.
- Pasa –respondió. Supongo que él estaba tan nervioso como yo (era
también la primera cita de su hija) pero no lo demostró.
- Gracias, señor –dije.
Y allí nos sentamos en profundo silencio, interrumpido por preguntas
cortas y respuestas aún más cortas.
- ¿Cómo te va en el colegio?
- Muy bien, señor.
- ¿Qué tal el equipo de fútbol?
- Bueno… no tan bien, señor.
- ¿Cómo anda tu padre?
- Muy bien, señor.
Y luego entró ella. Era la chica más hermosa que yo había visto.
¡Seguramente había comenzado a prepararse a las tres y media de la
tarde!
Fuimos caminando hasta el teatro local. No fue la noche más espléndida
que yo haya tenido, a causa de mi nerviosismo; pero me sentí muy
orgulloso cuando abrí mi billetera con mis diez dólares (tenía el adelanto
de diez meses de mi asignación o mesada), y la sostuve, a la Rockefeller,
como si contuviera todo el valor de la Casa de la Moneda.
Estar sentado en el teatro me resultó incómodo. No sabía si había que
conversar con la muchacha durante la función, o no. Comencé a
transpirar profusamente. Susurré algo a la altura de su nariz, creyendo
que era su oído. Fue una noche inolvidable.
Pero, como todos sabemos, después de la primera cita se adquiere
experiencia y se avanza más. Se sueña toda la semana con tomarle la
mano. Y la segunda vez que se visita, ya uno no se siente tan nervioso. La
próxima vez en el teatro, se planea el ataque. Uno se acomoda hacia atrás
en la butaca, cruza la pierna derecha, levanta el hombro derecho, y con
aire de indiferencia pasa el brazo sobre los hombros de la joven. Y uno se
queda ahí sentado en esa posición terriblemente incómoda tratando de
mirar la película. Diez minutos después comienzan los dolores de hombro,
38

empezando por la parte superior, bajando luego por el brazo hasta que se
cree que se va a morir antes de que termine la película.
Pero, a medida que pasa el tiempo en el proceso de salir con chicas, lo
novedoso de “poner el brazo alrededor de los hombros” comienza a
gastarse, y hay que seguir adelante con otras cosas. Y sigue el proceso…

Una vez que se inicia el contacto físico.


Todos tenemos ese tipo de recuerdos. Me he visto obligado a contarles esto
desde la perspectiva masculina, pero seguro que ustedes las mujeres
tienen sus propias historias y sus propios sentimientos al respecto. Aparte
del hecho de dónde fue la primera cita, de con quién fue, o de lo que se
hizo en ella, hay una similitud entre todas: el progreso físico. Y ese
progreso implica lo que yo denomino la Ley de las respuestas decrecientes.
Un tipo de contacto físico satisface por un tiempo, luego comienza a no
satisfacer. Y entonces hay que tener un poco más, y también eso comienza
a “pasar la excitación”. Y luego un poco más, y antes de que uno se de
cuenta de ello, se ha ido demasiado lejos.
Salir con un novio o novia es natural. Y a causa de los sentimientos que
Dios nos ha dado en cuanto a tocar y a sentir, resulta natural querer tocar
a la otra persona. Pero hay peligros en salir en pareja y en tocar. Y como
personas que deseamos lo mejor de Dios para nuestra vida, tenemos que
estar alertas de este deseo físico y de la Ley de las respuestas decrecientes.
Cada vez que hablo de esta progresión y de la respuesta decreciente, la
gente me pregunta: “Entonces, díganos donde es demasiado lejos. ¿Hasta
dónde se puede llegar? ¿Puedo tocarle los nudillos, los puños, los codos?
¿Puedo llegar hasta los hombros, hasta…? ¿Hasta dónde se puede llegar?”
Muchas personas quieren que se le dé una norma. Pero, dar una norma a
alguien sería lo peor que podría hacer. Porque algunas personas se
pondrán a programar una cita, pasarán por alto todas las etapas
preliminares e irán directamente hasta el nivel más alto permitido por las
normas, y luego andarían buscando la manera de romper con ellas. Así
somos muchos de nosotros.
A esta altura, supongo que ya sabes que yo pienso que todos tenemos que
tener normas. Y creo que muchos de ustedes pueden adivinar cuál es la
mía. Si no, consulten el Nuevo Testamento. Pero, a lo que se reduce en
definitiva el asunto, es a la voluntad. ¿Qué es lo que realmente queremos
del amor, de la sexualidad, de la vida y del matrimonio? Eso determinará
hasta dónde lleguemos, y lo que hagamos. Y una vez que nos ponemos
una norma, hay que tener mucho cuidado con dos cosas: Una, recuerda
que una vez que se ha hecho algo dos o tres veces, es sumamente difícil
dejar de hacerlo. Y una vez que comienza a funcionar ese motor, es difícil
apagarlo. Recuerda la Ley de las respuestas decrecientes. Aquello que el
mes pasado te satisfizo, esta noche te puede resultar sumamente aburrido.

Poniendo sus propias normas.


39

Si quieres tener éxito en las relaciones con el sexo opuesto, en cuanto a las
citas, al principio de la progresión y a la Ley de las respuestas
decrecientes, tienes que involucrar tu órgano sexual más importante: tu
mente. Y por “éxito” no me refiero en absoluto a “puntaje”. Me refiero a
sentirte bien en cuanto a la experiencia de las citas: la ausencia de culpa,
y la presencia de sentimientos buenos y positivos en relación a la cita, a ti
mismo, a Dios y a tu futuro.
Significa sentarte de antemano en un contexto no sexual y decidir lo que
significa para ti el matrimonio. Significa mirar al verdadero propósito del
juego sexual, que debe preparar a cada uno para el encuentro definitivo –
la relación sexual. Significa planear de antemano la velada para no
terminar en una situación comprometedora, en algún lugar donde sería
mejor no estar. También significa comprenderte a ti mismo y al sexo
opuesto. A medida que vayas aumentando tu comprensión, también irán
aumentando tus normas.
En el capítulo cinco hablamos acerca de algunas de las diferencias
sexuales entre el hombre y la mujer. Recordemos algunas de estas
condiciones. Una de las grandes diferencias es aquello que los motiva.
Como me dijo el doctor Gerhard Dirks:
Las mujeres son programadas básicamente por el tacto, los hombres por la
vista.
Como dice mi amigo Ken Poure, un conferencista popular entre la
juventud:
Los senos son los símbolos femeninos en nuestro mundo. De manera que
una muchacha bien dotada, con una camiseta que dice: “Soy real,
pellízcame”, hace que sea muy difícil para un hombre mantener su
compostura.
Sin embargo, las mujeres no necesitan ser bien dotadas ni usar camiseta
para entusiasmar a un hombre.
Creo que la mayoría de las mujeres saben lo que es provocativo y lo que no
es. Saben que su aspecto colabora para incitar a un hombre. Y por eso,
sugiero que las mujeres piensen seriamente en cómo se visten cuando
salen en una cita. Lo que escogen produce una variedad de señales.
Y si un hombre está tratando de evitar que la relación se vuelva demasiado
física, tiene que estar alerta a lo que hace con sus manos. No estoy
abogando por una política de que te abstengas totalmente de usar las
manos. Pero, hombre, recuerda, el tacto es lo que excita a una mujer, y si
quieres ser un compañero de cita responsable, tienes que ejercer el
cuidado en esta esfera.
Otra diferencia ocurre en el plano de las relaciones sexuales y del amor.
De mis experiencias en aconsejar a hombres y mujeres, estoy convencido
de que el “sexo” domina más la mente de los hombres, mientras que el
“amor” es más importante en la mente de las mujeres. Déjame darte un
ejemplo que ocurre en el matrimonio.
Digamos que el esposo está en el trabajo y ve una mujer con una camiseta
bien ajustada. “BOOM” la mente se le dispara, sólo piensa en el S-E-X-O,
40

y las relaciones sexuales. Va a beber agua “sexo”, va al receso “sexo”, va a


almorzar “sexo”. Todo lo que puede pensar es llegar a su casa.
Va conduciendo a su casa con la “luz roja encendida”, entra por la puerta
apresurado y descubre que su mujer ha tenido un día malo. Golpeó el auto
con la puerta del garaje, quemó la camisa que estaba planchando, se le
cayó una docena de huevos al suelo, y tiene un tremendo dolor de cabeza
que ningún analgésico de los que anuncian en la televisión puede curar.
En lo menos que ella piensa en ese momento es en tener relaciones
sexuales, y si el marido no es paciente y tierno, y se da el tiempo de traer a
su esposa al grado de intensidad que él experimenta, se desarrollará la
tensión. Y dicho sea de paso, esa es la razón por la cual aprender control
personal antes de casarse, da buen resultado después en el matrimonio.
Ahora pongamos a la esposa en una situación similar. Ve un hombre en
su trabajo luciendo una camiseta apretada y esto no significa nada para
ella (quizás lo que le parezca es que luce ridículo). Pero quizás durante el
día se acuerda de una caricia tierna de su esposo, y empieza a sumergirse
en ese recuerdo, y comienza a pensar en el A-M-O-R. Va a beber agua
“amor”, va al receso “amor”, va a almorzar “amor”. No puede esperar que
se termine el día, y en el tiempo del almuerzo toma el auto y se dirige a la
casa, sólo para descubrir que el esposo ha tenido un día malo. Él derramó
la mezcla del “pancake” sobre el piso acabado de limpiar. Quemó la camisa
tratando de plancharla, y de su frustración arrancó la manigueta del
refrigerador. No puede ver su programa favorito, porque se descompuso el
televisor, en lo menos que él está pensando es en las relaciones sexuales,
pero con acento amoroso y suaves caricias la esposa le dice: “Cariño,
¿cómo estás?...” El esposo está listo.
Créalo o no, la ilustración pasada comunica dos realidades, el hombre a
través de la vista tiene la habilidad de entusiasmarse rápidamente; el
interés y la energía sexual de la mujer crecen a través del toque en el
tiempo adecuado. Los hombres se estimulan por lo que ven y la mujer a
través del toque, más lentamente.
Esto es importante desde dos puntos de vista. Las mujeres debieran
entender la naturaleza de los hombres, comprender que el hombre puede
llegar a sentir un alto grado de estímulo sexual mucho antes que ellas. Lo
que para la muchacha puede parecer totalmente inocente, puede excitar al
varón. Y creo que los hombres tienen que entender que las mujeres se
excitan con el tacto y las palabras cariñosas, y lo que puede parecer
inocente al varón (frases dulces que ha leído en una novela romántica), y
una caricia suave, puede estimularla más de lo que él imagina.
En resumen, permíteme decirte que el impulso sexual es bueno, creado
por Dios para permitir que un hombre y una mujer experimenten una
relación inigualable basada en la mutua confianza, el amor y el
compromiso. Pero cuando la sexualidad se maneja irresponsablemente,
surgen dificultades. Es mi oración que con la comprensión de los procesos
de progresión, de la Ley de las respuestas decrecientes, y de las diferencias
sexuales entre el hombre y la mujer, puedas controlar, en lugar de ser
41

controlado por este don de Dios. Ahora, veamos algunos detalles sobre las
salidas con su novio o novia.

Capítulo 8 ¿De qué depende que una cita sea placentera?

Trata de pensar en el pasado por unos momentos, en las ocasiones en tu


vida y en las experiencias de salidas con un novio o novia que recuerdas
como las más placenteras, las más felices, las más satisfactorias, y las más
libres de preocupaciones. Te apuesto a que la mayoría de ellas han sido
ocasiones en que estaban implicadas otras personas, incluso adultos
mayores, en que había risas, y conversaciones amenas. Estas ocasiones no
eran como tus típicas citas, pero en realidad, ese es el asunto. Para que
una cita resulte placentera y tranquila, las estrategias y los “juegos”
sensuales no pueden ser el tema central. Una cita inolvidable y feliz es una
en que ambas personas pueden ser ellas mismas con toda libertad.
Las continuas respuestas que recibo de hombres y mujeres en mi
correspondencia y en las conversaciones personales, revelan que la
mayoría de las citas no alcanzan, ni se acercan al objetivo. Las estrategias
sensuales y la maestría en juegos sexuales, el amor explotador o que saca
ventajas son la regla, no la excepción. Con razón tantas personas
experimentan sufrimiento durante esas salidas. Se supone que las salidas
en pareja deben ser ocasión de alegría, y pueden serlo si tú entiendes los
propósitos de ellas y estableces algunas metas para ti mismo.

Los motivos correctos para las citas.


Una de las primeras cosas que debe hacer un hombre o una mujer es
pensar en el propósito que tiene para una salida con un miembro del sexo
opuesto. Pero hay muchos jóvenes y muchachas que no están realmente
preparados para el noviazgo, porque no han pensado seriamente acerca
del sentido de ello, y de lo que quieren que signifique en su vida.
Tal vez dirás: “Vamos, todo el mundo sale con alguien. Es simplemente
una cosa normal y natural”. Es verdad, pero, fuera de la intensa presión
del grupo de pares, ¿por qué hacerlo?
Uno de los primeros propósitos es la sociabilización. A medida que
crecemos, tenemos que madurar junto con nosotros nuestra destreza en
cuanto a las relaciones interpersonales, a la conversación y a la
comprensión. Las salidas en pareja son una tremenda oportunidad para
aprender más acerca de uno mismo, para adquirir la habilidad de captar
las necesidades y los sentimientos de la otra persona, y para aprender
cómo convertir esa captación en una acción que manifieste interés. Un
buen noviazgo lo prepara para un matrimonio feliz, que crece y es
duradero. Los hábitos inconvenientes en relación a las salidas en pareja
42

engendran los matrimonios frágiles y poco duraderos que todos


conocemos.
Por supuesto, el segundo motivo clave para las citas es la selección del
cónyuge. Y hay una cosa bastante obvia: la persona con que tú te cases
será una de aquellas con las que has salido. La progresión típica va desde
salidas casuales, a salidas amistosas, a salidas permanentes (noviazgo), al
compromiso y al matrimonio. Rara vez ocurre de otro modo. De manera
que las salidas en pareja sirven para cultivar y agudizar tus gustos, y
mejorar tu habilidad de reconocer el carácter y las cualidades personales
que mejor se combinan con las tuyas. Es una oportunidad para ver si la
clase de persona con que tú piensas que te gustaría pasar el resto de tu
vida, es realmente la clase de persona con que te gustaría pasar el resto de
tu vida. A esta altura en tu comprensión del secreto del amor, tiene que
ser bien obvio que el motivo o foco de las citas no es la exploración sexual,
el desarrollo de su técnica, o la conquista. Nada termina tan pronto con
una creciente amistad y una buena comunicación interpersonal, como un
compromiso físico prematuro. En Eros y el pecado sexual el autor John
White señala:
La excitación sexual premarital se hace sumamente importante con
demasiada frecuencia, como lo han descubierto muchas parejas no
casadas. La misma bloquea la comunicación que estaba destinada a
fomentar.
¿Por qué? –puedes preguntar-. Porque así ha creado Dios, el “Fabricante”,
al hombre. Cuando Dios hizo al hombre a su propia imagen, puso en él
una necesidad primaria de interacción y compañerismo divinos. Para
hacerlo posible, puso en el centro mismo del hombre la capacidad
espiritual, una habilidad y un impulso en el ámbito de los espiritual, tan
potente y natural como el impulso sexual del hombre en el ámbito de lo
físico. Esta capacidad espiritual es exclusiva del hombre. Ninguna otra
criatura de la creación tiene ese anhelo y esa capacidad.
La razón por la que a veces no reconocemos la importancia de esta
capacidad espiritual es que, en nuestra arrogancia, hemos elegido ignorar
a Dios y a sus principios y ponemos nuestros propios deseos y voluntad en
el lugar de Dios. El resultado siempre es una profunda separación y
desavenencia. La “luz espiritual” se apaga en el centro mismo de nuestro
ser. Y quedamos buscando la esencia de la vida a tientas. La búsqueda y
los anhelos religiosos que llenan las páginas de la historia humana
testifican de la realidad de esa increíble pérdida.
Entonces, sólo queda razonar que, si un hombre y una mujer quieren
experimentar lo supremo en cuanto a unidad, tendrán que incluir la
comunión mutua íntima en el nivel espiritual. Esa es una de las metas del
matrimonio. Y ya que el noviazgo es un proceso que prepara para el
matrimonio, eso también se convierte en una meta principal durante el
mismo. Sin la unidad espiritual, nunca puede haber unión sexual y
satisfacción completa. La relación sexual fue creada por Dios para ser una
expresión externa de esa realidad interior entre dos personas.
43

La relación o el intercambio de dos personalidades.


La segunda esfera de unión entre un hombre y una mujer es en el nivel
emocional. Ya lo hemos mencionado. Es la fusión de dos personalidades.
Es la integración de actitudes, valores, metas, gustos, desagrados,
idiosincrasias –todas estas facetas que hacen a la persona divertida,
simpática y única. Muchas de las cualidades del “amor por” que las
personas ven unas en otras, pertenecen a este nivel emocional. Y también
residen aquí las cualidades negativas indeseables que escondemos. Esas
son las desventajas personales que sólo se superan con el “amor y punto”.
El proceso del noviazgo, que conduce al compromiso, es el momento
óptimo para que la unidad emocional, además de la unidad espiritual,
comience a desarrollarse. A medida que dos personas se mueven hacia el
compromiso matrimonial, tienen una oportunidad inmejorable para
descubrir si el amor que se tienen es un verdadero “amor y punto”, un
amor que ve, pero decide aceptar los rasgos negativos que comienzan a
descubrirse entre sí. El compromiso físico prematuro nubla este proceso
de maduración.
Obviamente, la tercera área de unidad entre un hombre y una mujer es la
unión física –la relación sexual. Cuando la relación sexual es la
consumación de la unión espiritual y emocional que ha venido
desarrollándose desde antes, es la experiencia compartida definitivamente
satisfactoria, explosiva y creativa que todo el mundo busca, pero que tan
pocos disfrutan. Esta es la verdadera libertad sexual. Cualquier otro
camino no resulta. Como dice John White:
Vivimos en un mundo donde todo tiene un sentido y una función. No vemos
un pez fuera del océano (pobre pez, confinado y restringido) o un ave libre
de la necesidad de volar. Las aves fueron creadas para volar y los peces
para nadar. Son más libres cuando hacen aquello para lo cual fueron
creados. De la misma manera, su cuerpo no fue creado para el sexo
premarital, y nunca será verdaderamente libre. De la misma manera, su
cuerpo no fue creado para el sexo premarital, y nunca será
verdaderamente libre si lo compromete en ello.
Entonces, podríamos representar el proceso del noviazgo así:
A medida que se acentúa el foco de crecimiento y desarrollo espiritual de
cada persona, a medida que se aproximan en la comunicación individual
con Dios, automáticamente se aproximan el uno al otro.
44

La experiencia de esta verdad en tu vida de noviazgo producirá algunas de


las relaciones más satisfactorias que jamás hayas tenido. En realidad, al
comienzo tendrás que tener cuidado de no confundir los sentimientos
“espirituales” eufóricos que compartes con la otra persona, con el
verdadero amor del matrimonio. Puede ser que lo sean. Pero también
puede ser sencillamente tu primer encuentro con un hombre o una mujer
en una relación como Dios lo planeó.

Los papeles son diferentes.


Ahora, antes de que analicemos algunas de las actividades específicas que
pueden hacer tan placentero el proceso de las salidas o citas con personas
del sexo opuesto, tenemos que estudiar el patrón básico que Dios puso en
el hombre y la mujer cuando los creó. Dios destinó al hombre para ser el
líder espiritual en el matrimonio y a la mujer para ser el estímulo y la
compañera espiritual. La tarea del hombre es proveer un tipo de liderazgo
al que la mujer pueda responder con entusiasmo. Los papeles no son
competitivos, son complementarios. Él debe proveer un liderazgo saturado
de “amor y punto”. Ella debe ser liberada mediante ese liderazgo, para
ofrecer una respuesta feliz, consciente y creativa. Y, contrariamente al
horror que sienten por esa idea algunas de las mujeres del movimiento de
liberación, el plan de Dios provee para e desarrollo óptimo del valor
personal, el potencial y la originalidad, tanto del hombre como de la mujer.
En la relación de noviazgo, un individuo puede comenzar a practicar y a
entender el liderazgo y la iniciativa que agradan a Dios. Y una mujer
puede aprender cómo responder al hombre. Obviamente, si ya han
decidido reservar la relación sexual para su compañerismo de por vida en
el matrimonio, a la vez de eliminarla como foco de tensión en el proceso del
noviazgo, su relación de noviazgo puede ser verdaderamente libre,
fascinante y agradable.
Sorprendentemente, incluso la gente “sexualmente liberada” de hoy que no
podríamos tener menos en cuenta a la dimensión espiritual de la vida, está
aprendiendo que una amistad libre de juegos sexuales tiene muchas
recompensas. En un artículo de hace unos años de la revista
Mademoiselle, Blair Sabol relata con franqueza una conversación con una
amiga que le expresó su sorpresa porque Blair no se había acostado con
un hombre en la segunda salida. Blair comentó:
Yo me sentí pasmada. Habíamos tenido lo que yo consideraba una de las
veladas más íntimas, sencillamente conversando, y yo me había sentido
más satisfecha al compartir las luchas personales que al compartir la
cama… Antes, hubiera tachado esta velada como un fracaso, porque
conversar significaba simplemente avivar una buena amistad, y se suponía
que era lindo tener amistad, pero sólo entre uno y su perro. Pero entre
hombre y mujer, generalmente significaba que, una vez amigos, nunca
amantes… Yo sólo tengo interés en los hombres con quienes se puede…
tener una buena conversación… Tal vez mi nueva zona erógena sea mi
mente. Ahora me gusta sentir que se me estimula el cerebro.
45

¿Cuál es el foco principal del noviazgo?


El noviazgo es algo placentero cuando provee un clima en que dos
personas puedan hacerse amigas. Entonces, ir al cine en la primera salida
no es muy favorable. Ahí se está sentado durante dos horas, uno al lado
del otro en un salón oscuro, recibiendo entretenimiento desde afuera, pero
no comunicándose. Es un clima poco adecuado para conocerse. Reserve
las películas para más adelante.
Mejor sería visitar un museo o una exposición, dar un paseo por el
zoológico, o mirar los aparadores en una buena sección de la ciudad. Estas
actividades permiten conversar y dan lugar a descubrir los gustos de cada
uno, y a conocer las experiencias previas de la vida. Y no hace falta
transpirar para ser un conversador interesante. Los temas de conversación
salen solos.
Una de las salidas más placenteras que he tenido fue la visita a un
cementerio. Pasamos un tiempo agradable mirando los epitafios de las
viejas tumbas. Fue un momento muy grato que nunca olvidaré. Y en caso
de que no se te ocurran ideas para tener salidas creativas, permíteme que
te sugiera algunas. Algunas de la lista siguiente son muy comunes. Otras
te llamarán la atención, pero siempre recuerda que tus propias ideas serán
lo mejor de todo. Y las mejores ideas son aquellas que los ayuden a
comunicarse y a conocerse más. Una buena actividad para una salida es
aquella que les permite ver y gustar nuevas alegrías y profundizar en la
personalidad el uno del otro. Estas ideas también estimularán a las
parejas casadas que, espero, nunca dejarán de “salir” o tener citas el uno
con el otro.
 Jugar juegos de mesa, armar rompecabezas.
 Participar en juegos sencillos como el ping-pong, el croquet, etc.
 Ir a pasear en lancha, hacer esquí acuático, natación o cualquier otro
deporte acuático.
 Dar un paseo por el vecindario, una zona comercial, o algún barrio
nuevo de la ciudad.
 Hacer cosas cotidianas juntos, como hacer las compras juntos o lavar el
automóvil.
 Buscar niños de condiciones humildes, de orfanatos, o los niños del
vecino y llevarlos de picnic. Enseñarles alguna manualidad.
 Preparar juntos un almuerzo en la casa de uno de los dos.
 Hacer deportes tipo recreacional: golf, bolos, patinaje, etc.
 Comprometerse en algún proyecto de servicio comunitario, en relación
a los pobres, los lisiados, o las tareas de mantenimiento de la
comunidad local.
 Salir a pasear en bicicleta.
 Visitar algún parque nacional. Conversar con los guardabosques.
 Visitar exposiciones y otros lugares de interés, y salir a caminar.
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 Elegir un tema del que ninguno de los dos sabe nada y dedicar varias
horas a descubrir todo lo que se puede sobre el mismo en la biblioteca
pública.
 Identificar las habilidades que les gustaría aprender uno del otro, y
turnarse para enseñarse el uno al otro.
 Visitar alguna fábrica y observar el proceso de producción de la misma.
 Hacer alguna tarea artística juntos. Preparar regalos para la Navidad.
 Elegir un motivo para tomar fotografías, como edificios antiguos, niños
que juegan en la calle, automóviles poco usuales, ancianos, carteles con
anuncios extraños, etc.
 Construir y remontar un barrilete o cometa.
 Visitar un centro comercial llevando una grabadora con casetes y
entrevistar a algunos niños, adultos y ancianos.
 Dedicar un sábado a grabar sonidos extraños.
 Planear una fiesta juntos e invitar a un grupo de amigos de cada uno.
 Pensar en algún objeto difícil de encontrar y ponerse en la tarea de
localizarlo.
 Desenterrar el álbum de fotografías y familiarizarse con los antepasados
de cada uno.
 Asistir a un culto y a otras actividades de la iglesia juntos.
 Tomar un tren que lleva a un pueblo cercano e ir a almorzar o cenar
allí.
 Asistir a una función musical, a un concierto o al teatro.
 Asistir a una subasta.
Esta es apenas una fracción de las actividades que se pueden realizar para
lograr una salida agradable. Para encontrar otras ideas específicas del
lugar donde vives, consulta los siguientes lugares:
 Pide en la oficina de Turismo o en la Cámara de Comercio una lista de
los lugares que visitan los turistas.
 Consulta los museos, universidades y centros cívicos sobre el
programa de actividades, conferencias, exposiciones, etc.
 Lee la sección de “espectáculos” del diario.
 Llama por teléfono a la dirección de asuntos públicos de la radio o la
televisión para averiguar sobre algún acontecimiento especial que se
lleve a cabo en tu zona.
 Pide a tus amigos que te den sus propias sugerencias.
Como indiqué anteriormente, las mejores ideas son aquellas que tú mismo
piensas. Sé creativo, deja volar tu imaginación. Con toda seguridad, se te
ocurrirán ideas muy interesantes.

Superando los problemas.


Con estos propósitos e ideas en mente para las salidas, hablemos por
unos momentos sobre los problemas más comunes y los aspectos difíciles.
Por ejemplo, he conocido a muchachas y jóvenes que se quejan de que en
sus salidas, por el esfuerzo de mantener las cosas bajo control y de ser
47

espirituales, todo se espiritualiza. Aprecio su preocupación, y sé que el


desequilibrio nunca es positivo. Si el Espíritu de Dios está vivo en tu vida y
Cristo Jesús es alguien importante para ti, sencillamente es natural que
hablen de ello. Pero probablemente no sea natural que este tema ocupe
todo el tiempo que pasan juntos. Muchas parejas encuentran que tomar
un momento para orar juntos es una forma hermosa de comenzar o
terminar una cita. Y encarar actividades que se centren en valores,
compromisos o metas espirituales que ambos sustentan, es un aspecto
importante del noviazgo. Después de todo, los valores que se basan en la
Palabra de Dios son el meollo de la vida.
Otro punto importante para el noviazgo es involucrar a tu familia y a tu
círculo de amigos en tus actividades. Si la relación se encamina hacia el
matrimonio, no sólo te casarás con la persona; tendrás que vincularte con
su familia. Y si te sientes incómodo allí, es mejor que lo sepas y entiendas
las causas antes de pensar en una unión permanente. Observar cómo se
relaciona una persona con los tuyos revela mucho sobre la manera en que
él o ella maneja las relaciones íntimas y los conflictos en dichas relaciones.
Lo que aprendas entonces puede ahorrarte mucho sufrimiento más
adelante.
Y hay otra sugerencia especialmente útil si no estás interesado en
comenzar una relación con una muchacha o un joven en particular, o no
te invitan a salir con frecuencia, pero quieres tener amistades con
personas del sexo opuesto. Si eres una muchacha, reúnete con algunas
de tus amigas y planea un paseo o una velada especial. Inviten a cuatro o
cinco muchachos. O a la inversa, los jóvenes pueden invitar a varias
muchachas. Trata de que el número sea impar para evitar la tensión de las
parejas. Concéntrate sencillamente en que todos juntos pasen un
momento agradable.

Un descubrimiento sorprendente.
Antes de aceptar a Jesús como mi Salvador, no era indecoroso (aunque
algunas mujeres me llamaban “pulpo”). Después de aceptar a Cristo,
comencé a salir con una muchacha cristiana, y después de la sexta o
séptima salida, decidí que necesitaba algo a cambio, de manera que
comencé a presionarla un poco. Y ella dijo: “No. Pensé que bromeaba, de
modo que insistí. Y ella dijo: “No”. Bueno, eso me molestó, porque no
muchas personas me habían dicho “No” a mí. De modo que le dije: “¿Quién
te crees que eres?” A lo que ella me contestó: “¿Y quién te crees tú que
eres?” Y en ese mismo momento, esta muchacha cristiana liberada
comenzó a enseñarme una lección.
A medida que comencé a madurar en mi relación con Cristo, comencé a
comprender que, en primer lugar, mi pareja era mi hermana en Cristo. Y
muchas cosas que solía hacer al salir con otras chicas, no las haría nunca
con mi “hermana”. En efecto, no pasó mucho tiempo antes de que esta
perspectiva se ampliara hacia una actitud de siempre pensar cómo podría
ayudar a madurar a la joven con la que estaba saliendo. ¿Cómo podría
48

ayudarla a ser una persona mejor por medio del tiempo que pasábamos
juntos? Y permítanme decirles, hombres y mujeres, cuando uno tiene una
actitud así para una salida, el asunto es mucho más emocionante. Es más
placentero de lo que jamás se hayan imaginado.
Una buena salida tiene un comienzo, un desarrollo y un fin premeditado. Y
toda la ocasión es de puro gozo cuando se trata a la otra persona de la
manera que a ti te gustaría que otro tratara a la persona con quien algún
día te casarás. No encontrarás una manera mejor de amar a tu novio o
novia que ésta. Y en ese proceso te estarás haciendo un enorme favor a ti
mismo. Estarás aprendiendo a amar con el amor de Dios, el “amor y
punto”. Te estarás desarrollando en la persona “ideal”, aquella a quien
Dios pueda confiar su querido hijo o hija como compañero de matrimonio
de por vida.
Esa promesa, ¿vale todo el compromiso? Esa recompensa, ¿vale todo el
esfuerzo y la espera? Consideremos el costo.

Capítulo 9 ¿Procurarás lograrlo?

Un conocido actor, famoso por sus papeles románticos, fue entrevistado


en un programa de televisión. El anfitrión le preguntó qué habilidades
consideraba esenciales para ser un “gran amante”. La respuesta del actor
fue tan profunda como sorprendente:
Un amante es aquel que puede satisfacer a una mujer toda su vida, y que
puede ser satisfecho por la misma mujer toda su vida. Un gran amante no
es quien puede ir de una mujer a otra. Cualquier perro puede hacer eso.
A esta altura ya tendría que ser perfectamente claro que yo creo que el
secreto del amor consiste principalmente en poseer y compartir la clase de
amor “te amo y punto” de Dios. En segundo lugar, e secreto del amor
consiste en convertirse en una persona madura a través de las salidas con
tu novio o novia, y de las experiencias de crecimiento de la vida, para que
en el momento adecuado, en la relación adecuada, Dios pueda traerte a la
persona adecuada, aquella que pueda complementarte en forma única. Y,
finalmente, el secreto del amor es compartir íntimamente con tu pareja, en
la seguridad de la relación matrimonial, la expresión última del amor
multifacético: la relación sexual.
Sencillamente, esa es la meta. Esas son las reglas del juego. A eso
debemos apuntar. Entonces, ¿por qué algo tan simple, profundo y
atrayente es tan difícil? ¿Por qué es que el camino hacia la meta está tan
sembrado de los despojos de vidas y relaciones que no se lograron? ¿Por
qué tantas buenas personas se desviaron del camino?

Cuatro razones por las que las personas fracasan.


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Hay varias razones importantes, pero quiero que consideremos cuatro de


ellas.
La primera es tonta o estúpida. Algunas personas son inconscientes,
necias y estúpidas acerca del amor y la sexualidad. Ciegamente se meten
en una situación sin pensar en las consecuencias. Y antes de que se
despierten a lo que está sucediendo, caen en la trampa.
Recientemente, vi un artículo científico sobre el tema de los terremotos.
Tenía un tema interesante: si usted construye su casa sobre una grieta de
la tierra, es culpa suya.
Aquí hay un principio importante. Laurence J. Peter, autor del famoso
Principio de Peter, lo dice de la siguiente manera:
Si usted hace cosas estúpidas, cosechará resultados malísimos.
Enseñamos a los niños a que si juegan con fuego se quemarán… que si
cruzan por delante de un automóvil en marcha, perecerán. Hace falta la
misma advertencia en la esfera del amor y de la sexualidad. Si no
pensamos, si basamos nuestra vida en principios falsos, si violamos la
función y los propósitos de Dios en relación a las relaciones sexuales,
recogemos los resultados. Generalmente, estos consisten en mucho
sufrimiento, dolor y una relación aguada, si es que no totalmente
arruinada. La estupidez no es una excusa. Dios nos ha dado a cada uno
una mente y la capacidad para usarla. Meternos sin cuidado y sin pensar
en la poderosa arena de la sexualidad –permitiendo que nuestras
glándulas nos manejen-, es peligroso. Es estúpido. Adentrarse
inconscientemente en un pantano es la mejor forma de encontrarse
rodeado de cocodrilos hasta el cuello.
La segunda razón es la deliberación. Hay muchas personas que se precian
de ser inteligentes. “No soy estúpido”, dicen ellos. Estas personas conocen
lo que Dios ha establecido, pero deliberadamente deciden seguir sus
propios deseos. Son demasiado inteligentes para caer en la trampa de las
consecuencias, o al menos así lo creen. Claro, conocen las promesas de la
Biblia, tanto las positivas como las negativas. Pero el señor Deliberado ha
decidido que es un caso especial. Lo que pueda ocurrir, sólo le ocurre a
otras personas. “A mí no me va a pasar. Soy especial, no me va a pasar
nada. No me voy a contagiar de ninguna enfermedad. No voy a arruinar mi
futuro. No la voy a dejar embarazada. Me puedo controlar. Soy más listo
de lo normal. Puedo jugar con fuego sin quemarme”.
Hay un solo problema con esta posición: nunca da resultado. Por más
intenso que sea el espejismo, no puede alterar los principios y las
prioridades que Dios ha puesto en ti y en mí. Las consecuencias de estos
principios son tan reales como el impulso sexual que se busca satisfacer al
violarlos. Tal vez tú te pienses que te estás saliendo con la tuya –por el
momento. Pero el evitar deliberadamente el camino de Dios,
definitivamente conduce al desastre. ¡Siempre!
Hay una tercera razón: la confusión y la falta de discernimiento. Como
vimos en el capítulo 2, estamos constantemente bombardeados con
información excesiva en lo sexual. Algunos estímulos son más fuertes que
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otros. Pero, aparte de lo descarado o sutil del mensaje, el asunto siempre


es el mismo: “Eres una persona que tiene derecho a la satisfacción
sexual… Haz lo que te parezca bien. Está mal que otro, incluso Dios, te
diga que no lo hagas”.
El escritor Tom Wolfe llama a esta atmósfera, “La década del yo”. Todo se
centra en mí. Otros la han llamado “la era del narcisismo”, un término
tomado de la leyenda griega en que un joven se embelesó tanto de su
propia imagen reflejada en el agua, que se olvidó de comer y beber,
muriendo finalmente. Y eso es lo que creo que muchos de nosotros
hacemos hoy en día. Estamos tan embelesados con nosotros mismos que
nos estamos muriendo en vez de vivir. Esta “era del narcisismo” promueve
los mensajes “yo”. Ya sean los libros para la superación personal o los
mensajes menos directos emitidos por las películas y las propagandas
comerciales de la televisión, estamos continuamente bombardeados por
imágenes sexuales y la idea: “Si le parece bien, hágalo; usted no tiene que
darle cuenta a nadie más”.
Y como no podemos escapar totalmente a nuestra cultura, es importante
que desarrollemos el discernimiento. Una manera de contrarrestar los
mensajes negativos que recibimos, con los positivos que encontramos en la
Palabra de Dios.
Tengo un amigo que escribe críticas cinematográficas para revistas. En los
últimos seis meses ha tomado conciencia de la sutil influencia sobre su
mente y sus valores, de los mensajes mundanos sustentados en las
películas. No pasa todo el tiempo analizando las películas no autorizadas
para menores, pero tiene conciencia de que el punto de vista del mundo
sobre las relaciones sexuales es sumamente permisivo. Y mi amigo ha
comprendido que si va a continuar mirando y analizando alrededor de
setenta películas por año, tendrá que dedicar un tiempo
proporcionalmente igual a la Biblia y al compañerismo cristiano. El
equilibrio es fundamental. Tenemos que llenar nuestra mente con el bien
para poder sobrevivir sexualmente en la “década del yo”.
La cuarta razón por la que la gente se desvía, es el deseo y la falta de
disciplina. Probablemente, la razón más frecuente para desviarse del
camino de Dios es que los beneficios de esperar parecen demasiado
distantes y los placeres de ceder son inmediatos. Seamos sinceros, se
puede disfrutar de las relaciones sexuales fuera del matrimonio: El
apasionado juego previo, el clímax explosivo, los sentimientos de conquista
o de manipulación del amante. He conocido algunas parejas que
sinceramente creen que se quieren uno al otro con “amor y punto”, y que
se comprometen el uno al otro fuera del matrimonio. Pero estoy
convencido, por miles de entrevistas con estos jóvenes y por lo que he leído
de la Biblia, que los resultados a largo plazo son negativos. Ya sea la
culpa, el remordimiento, o la tristeza que acompañan la ruptura con ese
compañero, los resultados a largo plazo fuera del matrimonio no son nada
en comparación con los beneficios que se pueden disfrutar en el contexto
del amor matrimonial.
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El problema es que esperar requiere autodisciplina. Y a muchos de


nosotros nos falta práctica en el arte de la disciplina. Tal vez nos hemos
disciplinado durante meses cuando tomábamos lecciones de piano o
jugábamos al fútbol. Pero al ir creciendo hemos caído en la trampa de la
insistencia en la gratificación inmediata.
¿Cuál es el secreto de la disciplina? No hay respuestas fáciles, pero te voy
a proporcionar una serie de respuestas sencillas. Una es concentrarte en
las metas que deseas para tu matrimonio. Visualízalas, habla sobre ellas,
escríbelas y revísalas con frecuencia. Encontrarás que tus acciones se van
adaptando a lo que hablas, escribes o imaginas. Lo opuesto también es
verdad. Si escribes, hablas e imaginas “hacerlo” con cualquiera de las
jóvenes con quienes estés saliendo, encontrarás que tu cuerpo se dirige sin
trabas en esa dirección. Los sociólogos le llaman a esto “teleología”, el
principio de que las metas producen acciones.
Una segunda sugerencia es poner la mente el mayor tiempo posible en
Cristo y en sus palabras. Cuanto más cercanos a Cristo andemos, más
autodisciplinados nos volveremos. Cuanto más íntima sea tu relación con
Él, más buscarás agradarle y será menor el tiempo y la energía que
dediques a tus propios impulsos. Santiago habla sobre esto en la Biblia:
Veamos Santiago 4: 7,8:
Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues,
al diablo y huirá de vosotros.
Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros.
He descubierto que cuanto más cercanos andamos a Dios, Él nos da más
autodisciplina y guía. Es casi como una cuestión de causa y efecto.

La relación sexual en el matrimonio.


El deseo y la intensidad sexual se modificarán algo con la edad. Pero la
necesidad de autodisciplina en las muchas esferas de la vida, continuará.
Anteriormente, me referí al hecho de que la relación sexual es sólo una
doceava parte de la relación matrimonial. Quiero profundizar un poco más
sobre esto. Hace algunos años la revista Ebony entrevistó a varias parejas
sobre el tema “Las relaciones sexuales en el matrimonio”. He aquí lo que
algunos de ellos dijeron: El doctor Richard Tyson y su esposa, codirectores
del Instituto para el enriquecimiento matrimonial y estudios sexuales, de
Columbia, Maryland, dijeron:
Las relaciones sexuales no se pueden separar de los otros elementos en la
relación total. La relación sexual es importante a lo largo de todo el
matrimonio, aunque parece que la cantidad es más importante en los
primeros años. Pero, a medida que pasa el tiempo y la relación comienza a
madurar, la calidad de la relación sexual parece ser más importante para la
pareja. Una pareja puede tener relaciones sexuales diez veces en la
semana y ser molesto para la mujer y fantástico para el hombre. Ella
probablemente prefiera tener una sola relación sexual buena en toda la
semana.
Roebuck Staples ha estado casado con su esposa, Oceola, por cuarenta y
tres años, y dijo:
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La relación sexual juega un papel grande y bueno en un matrimonio feliz,


pero ningún matrimonio puede andar prescindiendo de ella, ni con ella sola.
Hace falta algo más que eso. Lo primero que hace falta es comprensión.
También respeto. Debe existir amor y preocuparse el uno por el otro. Pero
no sé como se puede lograr eso si hay incompatibilidad sexual. Un hombre
y una mujer tienen que atraerse mutuamente. Hace falta tener buenas
relaciones sexuales en el matrimonio. Mucha gente joven piensa que la
relación sexual es todo en el matrimonio. Pero después, con la experiencia,
se dan cuenta de que hay muchas otras cosas igualmente importantes.
Otra observación excelente fue la de Shirley Robinson, una recepcionista
de la Iglesia Luterana del Sínodo de Missouri en San Luis. Ella dijo:
El matrimonio tiene que estar basado en la amistad y el amor, y si Dios está
primero en la vida, todas las demás cosas caerán en su lugar. Si somos
compatibles en muchas maneras, tendremos una vida sexual muy buena.
No hay problemas de comunicación como ocurre en muchos casos.
Podemos hablar libremente acerca de las relaciones sexuales o de
cualquier otra cosa, y eso es importante. Un matrimonio no se basa
solamente en el amor o la belleza física. ¿Qué pasaría si uno de los dos se
vuelve físicamente incapacitado o desfigurado? Un buen matrimonio puede
soportar esas tormentas y todavía encontrar la luz del sol.
Estas ideas resumen mi punto de vista: la cantidad de actividad sexual tal
vez disminuya con los años, pero la necesidad de calidad continuará. Y,
para tener relaciones sexuales buenas, hay que tener amor, paciencia y
autodisciplina –el deseo de dar más que de recibir. Los deseos pueden
disminuir, pero la necesidad de autodisciplina no. Y los modelos de
autodisciplina que te proporcionarán relaciones sexuales dinámicas,
satisfactorias y con significado, son los modelos que estás forjando ahora
mismo en tus salidas con tu novio o novia. Al considerar las razones de
por qué no logramos lo que Dios ha planeado para nosotros en el amor y
en las relaciones sexuales, vemos muchas cosas negativas: la tontería o
estupidez; la deliberación y el ponerse por encima del plan de Dios; la
confusión y la falta de discernimiento; los deseos abrumadores y la falta de
disciplina. Pero permíteme asegurarte que estas cosas negativas pueden
volverse positivas.
Cuando el teólogo Karl Barth estaba hablando en Norteamérica, un grupo
de teólogos le preguntó cuál era el descubrimiento más significativo de su
vida. Como esperaban escuchar una respuesta complicada, se
sorprendieron cuando dijo: “La verdad más importante que he aprendido
es: Que Cristo me ama, bien lo sé, pues la Biblia lo dice así”.
Si hay una afirmación que quisiera que retuvieras es la siguiente: Dios te
ama. Jesús vino al mundo para demostrarlo y para quitar el pecado, para
que podamos experimentar el más alto plan de Dios para nosotros: una
vida abundante y definitivamente satisfactoria. Dios quiere que
conozcamos diariamente y personalmente su amor, que lo disfrutemos y
que lo compartamos con otros. Y quiere que maduremos de la manera que
originalmente planeó. Nos ha comunicado sus principios de conducta para
protegernos y para proveer para nuestro bienestar.
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Ha llegado hasta el punto de ocuparse de nuestros fracasos cuando los


confesamos y aceptamos su perdón. A través de una relación personal con
Cristo somos transformados. Se renueva nuestra mente. Cambiamos. Ya
no tenemos que ser estúpidos, egoístas, confundidos o indisciplinados. Se
nos ha hecho libres para amar, servir y vivir una vida inigualable, ya sea
en el dormitorio o en cualquier otra habitación de la vida.
Ese es el secreto del amor. No hay otro.
No te lo pierdas. Te reto a que… te atrevas a lograrlo.

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