El documento resume un sermón sobre 1 Juan 2: 8-14. Explica que este es un nuevo mandamiento para los creyentes de amar a los hermanos, y que odiar a otros creyentes indica que uno está en tinieblas. Distingue entre tres niveles de creyentes: padres maduros, jóvenes que han vencido al maligno, e hijitos que solo saben que Dios es su Padre. Exhorta a los oyentes a aplicar la prueba de amar a los hermanos para verificar si viven en la luz.
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El documento resume un sermón sobre 1 Juan 2: 8-14. Explica que este es un nuevo mandamiento para los creyentes de amar a los hermanos, y que odiar a otros creyentes indica que uno está en tinieblas. Distingue entre tres niveles de creyentes: padres maduros, jóvenes que han vencido al maligno, e hijitos que solo saben que Dios es su Padre. Exhorta a los oyentes a aplicar la prueba de amar a los hermanos para verificar si viven en la luz.
El documento resume un sermón sobre 1 Juan 2: 8-14. Explica que este es un nuevo mandamiento para los creyentes de amar a los hermanos, y que odiar a otros creyentes indica que uno está en tinieblas. Distingue entre tres niveles de creyentes: padres maduros, jóvenes que han vencido al maligno, e hijitos que solo saben que Dios es su Padre. Exhorta a los oyentes a aplicar la prueba de amar a los hermanos para verificar si viven en la luz.
El documento resume un sermón sobre 1 Juan 2: 8-14. Explica que este es un nuevo mandamiento para los creyentes de amar a los hermanos, y que odiar a otros creyentes indica que uno está en tinieblas. Distingue entre tres niveles de creyentes: padres maduros, jóvenes que han vencido al maligno, e hijitos que solo saben que Dios es su Padre. Exhorta a los oyentes a aplicar la prueba de amar a los hermanos para verificar si viven en la luz.
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1 JUAN 2:8-14
EL NUEVO MANDAMIENTO
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por la
Primera Epístola Universal del Apóstol Juan. en la sección de este capítulo que hemos titulado "Cómo los hijos amados de Dios pueden tener una relación de comunión los unos con los otros", que se extiende desde el versículo 3, hasta el 14. Vamos a leer nuevamente el versículo 8, para retomar el hilo de nuestro pensamiento:
Versículo 8: "Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo,
que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya alumbra." Ahora, ¿por qué es éste un nuevo mandamiento para los creyentes que son regenerados y en los que mora el Espíritu Santo? Porque fue un mandamiento que fue dado del otro lado de la cruz, antes de la venida del Espíritu Santo. Desde este lado, desde esta perspectiva, es nuevo. Los creyentes tienen que hacer la voluntad de Dios; y la voluntad de Dios es primordialmente amarle. Este sentimiento identifica a un creyente. Un creyente es alguien que se deleita, que disfruta cumpliendo la voluntad de Dios.
versículo 9 dice: "El que dice que está en la luz y odia a su
hermano, está todavía en tinieblas." Es imposible que, como un hijo de Dios, usted viva en la luz y odie a su hermano. Si usted odia a otro hermano, significa que hay algo radicalmente mal en su confesión de fe. Esto no significa que no haya algunas personas cuya conducta y hábitos le resultan desagradables o inaceptables. No significa que no habrá ciertos hábitos que usted no apruebe y ello es comprensible. Pero odiar a esos creyentes revela que usted se encuentra en la oscuridad espiritual. El odio hacia hermanos en la misma fe es una evidencia de que una persona no está viviendo en la luz. En este sentido hay algo que tenemos que recordar. Hay una oscuridad natural en la cual nacen todos los seres humanos, El apóstol Pablo habló sobre este tema en su carta a los Efesios 4:18, donde escribió: 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Esta es la condición natural de la humanidad. Pero nuestra condenación no se debe a lo que somos por naturaleza. El Apóstol Juan dijo en el capítulo 3, versículo 19 de su evangelio: Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Esto es algo muy importante y esperamos que usted no lo pase por alto. Nosotros no somos responsables porque nacimos en la oscuridad y por nuestro entendimiento oscurecido; somos responsables si rechazamos la luz que viene hasta nosotros por medio de la Palabra de Dios.
Ahora, si usted vive en la luz, ésta ahuyentará todas las
tinieblas. En vez de apartarse de sus rayos escrutadores, permita que ellos examinen su corazón. Si una persona persiste en rechazar esa luz, llegará un día en que Dios quitará completamente esa luz. esa persona resultará quemada, afectada. Esaú, el hermano de Jacob, era esa clase de individuo. Era un hombre bronceado por el sol. No solo había quemado su piel físicamente, sino que también se había quemado espiritualmente. ¿Qué significa estar bronceado por el sol? Bueno, esto quiere decir que la piel absorbe todos los rayos de luz con excepción de un rayo en particular, y ese es el que quema la piel. El alma que no acepta al Señor Jesucristo como Salvador, la luz del mundo, será quemada de la misma manera en que lo fue Esaú. Juan colocó aquí una prueba para ver si estamos en la oscuridad.
Leamos los versículos 10 y 11: "El que ama a su
hermano, permanece en la luz y en él no hay tropiezo. Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han segado los ojos." Cuando el Señor Jesús estaba aquí en la tierra dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (como podemos leer en Juan. 8:12). Estimado oyente, necesitamos aplicar este test a nuestras propias vidas. ¿Ha confiado usted realmente en Cristo? ¿Es Él su luz? ¿Es Él quien le está guiando a usted para que no deteste a su hermano?
Ahora, por supuesto, hay otros creyentes cuyos hábitos
a usted le desagradan. Puede que usted sienta aversión hacia algunas de sus expresiones. Puede que usted incluso tenga una personalidad que choque con la de otro hermano. Pero eso no significa que tenga que odiarle. En este pasaje el apóstol Juan nos ha dejado la siguiente gran declaración: Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han segado los ojos. Si usted desea saber con total seguridad si usted es un hijo de Dios, aplique este test a su propia vida. Si usted está detestando a su hermano, entonces está viviendo en la oscuridad. Si usted está amando a su hermano, se encuentra viviendo en la luz. La vida cristiana puede, en realidad, representarse como un triángulo. Dios está situado en el vértice del triángulo y desde allí la luz, el amor y la vida de Dios descienden por los lados del triángulo hacia ambos extremos de la base del mismo, en uno de cuyos extremos se encuentra usted, y desciende sobre su corazón y vida. Su amor hacia Dios asciende desde ese extremo de la base del triángulo hacia el vértice, pues usted lo ama porque El le amó primero. Si usted está viviendo en la luz aquí en la tierra, ello significa que usted también va a amar a su hermano, que se encuentra en el otro extremo de la base del triángulo. Usted no puede decir que ama a Dios, y que odia o detesta a su hermano. Esto es absolutamente imposible, y el apóstol Juan, más adelante, dejará bien en claro esta verdad, En este punto nos parece que el escritor se apartara del tema que Juan había estado siguiendo. Así, el apóstol comenzó a hablar sobre tres diferentes niveles de creyentes.
Leamos entonces el versículo 12: "Os escribo a
vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre." La palabra para "hijitos" en el original es "teknia", y se refiere a niños recién nacidos, y creemos que es una referencia a todos los creyentes, indiferentemente de su edad o de su madurez como creyentes. La base sobre la cual se apoyan todos los cristianos es el perdón de los pecados a causa de la sangre derramada de Cristo. También hay que destacar que algunos creyentes permanecen en esa condición de niños pequeños, y nunca salen de ese estado. Ahora veremos que el apóstol Juan se refirió a otro grupo.
Leamos el versículo 13: "Os escribo a vosotros, padres,
porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre." Los padres en este versículo son aquellos creyentes que han conocido al Señor Jesús por muchos años, han crecido, y han madurado. Nuestra opinión personal es que David escribió el Salmo 23 cuando era ya una persona anciana. Él nunca podía haber escrito este salmo siendo un joven pastor de ovejas, porque este salmo fue una obra poética que surgió de las vicisitudes de la vida. El rey David se había enfrentado con toda clase de problemas, dificultades y peligros, ya había tenido una relación de comunión con Dios. El era un hijo maduro de Dios y con toda seguridad podría ser incluido en la categoría de padres mencionada por Juan. Hemos descrito al Salmo 23 como el Salmo de un anciano rey. Creemos que David lo escribió cuando estaba sentado en su trono, dirigiendo una mirada hacia atrás, a su propia vida. Recordó a aquel niño pastor que condujo al rebaño a los verdes pastos de las colimas de Belén, y como los protegería a todos de los osos y de los leones. Con todos esos eventos por los que paso en su vida y que además quedaron grabados en su memoria, el anciano rey escribió, en el primer versículo de su Salmo 23, El Señor es mi pastor, nada me faltará. Como hijo maduro de Dios, relató como Dios lo condujo hacia los pastos verdes y lo llevó junto a aguas de reposo, y como restauró su alma. Y así, fue a personas como David que Juan incluyó en la categoría de padres. Pero observemos que el versículo 13 también dice: Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Los jóvenes que aquí fueron mencionados no eran tan maduros como los llamados padres, es decir, que no tuvieron la experiencia que habían acumulado sus padres, pero ellos habían aprendido el secreto de cómo vencer al enemigo por medio de la sangre de Cristo. Habían aprendido como vivir para Dios. Aun considerando todas las circunstancias que rodean a la juventud, nadie podría decir hoy que un joven no puede vivir para Dios en estos tiempos difíciles. En este versículo 13 destacamos también la siguiente frase: os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. El término "hijitos" en este caso proviene de la palabra Griega "paidia", que se refiere a pequeños inmaduros. Ellos son los que saben que son hijos de Dios, pero esto es todo lo que saben e incluso algunos de ellos creen que esto es todo lo que tienen que saber. ¡Cuántos hijos de Dios caen dentro de esta clasificación! ¡En algunos círculos cristianos usted podrá tener la sensación de que se encuentra en una guardería espiritual! Aunque los incluidos dentro de este grupo se han desarrollado físicamente, y algunos incluso tienen el cabello gris, son espiritualmente inmaduros. No parecen crecer en ningún momento. Ahora veremos que Juan tuvo que añadir algo más y entonces repasó nuevamente cada uno de estos niveles antes mencionados,
Leamos el versículo 14: "Os he escrito a vosotros, padres,
porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno." La primera frase, es igual a la del versículo 13 y en ella el apóstol no añadió nada a lo dicho anteriormente, porque uno no puede ir más lejos en este tema, Como lo expresó el apóstol Pablo en su carta a los Filipenses 3:10, Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte, Ese mismo conocimiento es lo que convierte a alguien en un "padre" en la esfera de Cristo.
Estimado oyente, ¿cómo llega uno a conocer a alguien?
conviviendo con esa persona día tras día. Ese es el conocimiento que alcanzan, por ejemplo, algunos matrimonios de cierta antigüedad, ya que la convivencia diaria es una fuente de conocimiento que aumenta progresivamente con el transcurso de los años. Ahora bien, ¿cómo vamos a conocer al Señor Jesucristo? Estimado oyente, la única forma en que usted puede conocerle es en la Palabra de Dios. Allí es donde El se revela. Muchos piensan que por asistir a un estudio Bíblico una vez por semana o de vez en cuando ya están activamente implicados en el camino que conduce a la santidad. Pero la Palabra de Dios es como el alimento. Así como uno no puede alimentarse físicamente comiendo una vez por semana, porque se producirá un grave decaimiento en su cuerpo, en el ámbito espiritual sucede lo mismo. Por tal motivo insistimos en la necesidad de estudiar un poco la Biblia todos los días, por supuesto, cada uno dentro del tiempo y posibilidades de que disponga. En el versículo anterior Juan dijo que los jóvenes eran fuertes y eran capaces de vencer al maligno. Pero en este versículo 14, añadió el secreto: la palabra de Dios permanece en vosotros. Estimado oyente, ¿cómo podemos usted y yo vencer al maligno? Pues con la Palabra de Dios. En la carta a los Efesios 6, el apóstol Pablo presentó la armadura del cristiano, detallando cada una de sus partes, y el arma ofensiva es la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (como podemos leer en Efesios 6:17). Si usted va a ser capaz de defenderse a sí mismo del diablo, tendrá que poseer un buen conocimiento de la Palabra de Dios. La razón por la cual tantos creyentes sucumben ante los pecados del sistema de valores del mundo es que no están estudiando la Palabra de Dios. Y ahora llegamos a una sección que podemos titular
LOS HIJOS AMADOS NO DEBEN AMAR AL
SISTEMA DEL MUNDO El apóstol ha venido tratando el tema de cómo los hijos de Dios pueden saber que son realmente Sus hijos. Ha dicho que la manera en que lo podemos saber es a través del hecho de que le amamos, y que obedecemos Sus mandamientos. Más adelante, Juan nos diría que los mandamientos del Señor no son gravosos, es decir, que no son difíciles de cumplir. La forma en que podemos tener seguridad, certeza, y presentar una prueba, no solo a nuestros vecinos, sino que también sea una prueba para nosotros mismos de que somos hijos de Dios genuinos, es por medio de nuestra obediencia a Él, y en nuestro deseo de agradarle en todo lo que hagamos. Recordemos nuevamente que el Señor Jesús dijo: Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15). Debemos poner, por hoy, punto final a nuestro estudio. Estimado oyente, le agradecemos la atención prestada al mismo, y le invitamos cordialmente a continuar acompañándonos durante nuestro próximo encuentro. Por tal motivo, le sugerimos que lea anticipadamente y por sí mismo los versículos 15 y 16 de este segundo capítulo de la primera carta de Juan, para que pueda estar más familiarizado con las reflexiones y meditaciones de nuestro próximo programa.